ZENIT? nos ofrece la carta que Juli?n Carr?n, responsable internacional del movimiento Comuni?n y Liberaci?n, ha hecho p?blica con motivo de la pr?xima beatificaci?n del papa Juan Pablo II.
Queridos amigos:
Me imagino la conmoci?n y el entusiasmo con el que cada uno de vosotros ? al igual que yo? ha recibido el anuncio de la Beatificaci?n de Juan Pablo II, fijada por Benedicto XVI para el pr?ximo 1 de mayo, fiesta de la Divina Misericordia. Tambi?n nosotros hemos exclamado, junto al Papa: ??Estamos felices!? (Angelus del 16 de enero de 2011).
Nos unimos a la alegr?a de toda la Iglesia dando gracias a Dios por el bien que ha supuesto su persona, por su testimonio y su pasi?n misionera. ?Qui?n de nosotros no ha recibido much?simo de su vida? ?Cu?ntas personas han recobrado la alegr?a de ser cristianos viendo su pasi?n por Cristo, su humanidad que brotaba de la fe y su entusiasmo contagioso! En ?l hemos reconocido enseguida a un hombre con un temperamento y un acento marcados por la fe, en cuyos discursos y gestos se hac?a patente el m?todo que Dios ha elegido para comunicarse: un encuentro humano que hace fascinante y persuasiva la fe.
Todos somos bien conscientes de la importancia de su pontificado para la vida de la Iglesia y de la humanidad. En un momento particularmente dif?cil, con una audacia que s?lo puede proceder de Dios, volvi? a proponer ante todos qu? significa ser cristiano hoy en d?a, ofreciendo a todos las razones de la fe y promoviendo incansablemente las semillas de renovaci?n del cuerpo eclesial sembradas por el Concilio Vaticano II, sin ceder a ninguna de las interpretaciones parciales que quer?an reducir su alcance en un sentido u otro. Su contribuci?n a la paz en el mundo y a la convivencia entre los hombres pone de manifiesto que una fe vivida integralmente en todas sus dimensiones es decisiva para el bien com?n. Conocemos bien el estrecho v?nculo que, desde el principio del pontificado, uni? a Juan Pablo II con don Giussani y CL, en virtud de la mirada de fe que compart?an hacia toda la realidad y de la pasi?n por Cristo, ?centro del cosmos y de la historia? (Redemptor hominis). Su ense?anza ha sido muy valiosa para comprender y profundizar en nuestro carisma, en las distintas y m?ltiples ocasiones en las que habl? a todos los movimientos, que ?l calific? como ?primavera del Esp?ritu?, destacando que la dimensi?n carism?tica de la Iglesia es ?coesencial? a la institucional. Tambi?n se dirigi? muchas veces directamente a nosotros, remitiendo conmovedoras cartas a don Giussani en los ?ltimos a?os de sus vidas, unidas tambi?n por la prueba de la enfermedad.
En el discurso con ocasi?n del treinta aniversario del movimiento, celebrado en 1984, nos dijo: ?Jes?s, el Cristo,Aquel en quien todo fue hecho y todo subsiste, es, pues, la clave interpretativa del hombre y de su historia. Afirmar humildemente, pero con igual tenacidad, a Cristo principio y motivo inspirador del vivir y del actuar, de la conciencia y de la acci?n, significa adherirse a ?l, para hacer presente adecuadamente su victoria sobre el mundo. Actuar a fin de que el contenido de la fe se convierta en inteligencia y pedagog?a de la vida es la tarea cotidiana del creyente, que se realiza en cada situaci?n y ambiente donde est? llamado a vivir. Y en esto est? la riqueza de vuestra participaci?n en la vida eclesial: un m?todo de educaci?n en la fe para que incida en la vida del hombre y de la historia [?] La experiencia cristiana, comprendida y vivida as?, engendra una presencia que pone en cada una de las circunstancias humanas a la Iglesia como lugar donde el acontecimiento de Cristo [?] vive como horizonte pleno de verdad para el hombre. Nosotros creemos en Cristo, muerto y resucitado, en Cristo presente aqu? y ahora, el ?nico que puede cambiar y de hecho cambia, transfigur?ndolos, al hombre y al mundo? (Roma, 29 de septiembre de 1984). ?Son palabras de una actualidad impresionante!
Con una paternidad sorprendente y ?nica, Juan Pablo II abraz? nuestra joven historia reconociendo can?nicamente la Fraternidad de Comuni?n y Liberaci?n, los Memores Domini, la Fraternidad Sacerdotal de losMisioneros de San Carlos Borromeo y las Hermanas de la Caridad de la Asunci?n, como frutos diversos que han brotado del carisma de don Giussani para el bien de toda la Iglesia. Elmismo Papa nos hizo comprender la importancia de tal gesto: ?Cuando un movimiento es reconocido por la Iglesia, se convierte en un instrumento privilegiado para una adhesi?n personal y siempre nueva al misterio de Cristo? (Castelgandolfo, 12 de septiembre de 1985).
Por tanto, si alguien tiene una enorme deuda de reconocimiento hacia Juan Pablo II, somos precisamente nosotros.
Y no podemos encontrar un modo m?s adecuado de mostrar nuestro reconocimiento que seguir incansablemente su llamamiento lleno de autoridad: ?No permit?is jam?s que en vuestra participaci?n anide la carcoma de la costumbre, de la ?rutina?, de la vejez. Renovad continuamente el descubrimiento del carisma que os ha fascinado y ?l os llevar? m?s poderosamente a haceros servidores de esta ?nica potestad que es Cristo Se?or? (Castelgandolfo, 12 de septiembre de 1985).
Por este motivo, acudiremos todos a la cita del pr?ximo 1 demayo.Y por eso, los Ejercicios espirituales de la Fraternidad, que hab?amos programado desde el 29 de abril al 1 de mayo, terminar?n el s?bado 30 de abril por la tarde, de modo que podamos ir en peregrinaci?n a Roma con todos los dem?s amigos del movimiento ?los bachilleres, los universitarios y los adultos que no estar?n en Rimini? para unirnos al Papa y a la Iglesia en acci?n de gracias a Dios, que nos ha dado un testigo tan aut?ntico de Cristo. Queremos unirnos de coraz?n a Benedicto XVI, que en su clarividencia ha querido se?alar a todo el mundo al beato Juan Pablo II como ejemplo de lo que puede hacer Cristo en un hombre que se deja aferrar por ?l.
Pido a don Giussani y al nuevo beato Juan Pablo II que acompa?en desde el Cielo nuestra fidelidad a Pedro, cauce seguro para nuestra vida de fe. Pido tambi?n a la Virgen que cumpla en cada uno de nosotros el deseo de santidad, motivo por el que existe nuestra Fraternidad.
Os saludo de todo coraz?n.
Don Juli?n Carr?n