ZENIT? publica el comentario que ha escrito para el semanario "Alfa y Omega" monse?or Juan Antonio Mart?nez Camino, obispo auxiliar de Madrid y secretario general de la Conferencia Episcopal, al segundo volumen de Benedicto XVI sobre "Jes?s de Nazaret".
Cuando el cardenal Ratzinger fue elegido Papa, en abril de 2005, hac?a dos a?os que hab?a empezado a escribir un libro sobre Jes?s. Ten?a una gran ilusi?n en aquella obra, que habr?a de ser como el fruto maduro de una vida dedicada no s?lo al estudio cient?fico de la teolog?a, sino tambi?n a la b?squeda creyente del rostro de Dios. Para entonces, ten?a ya escritos cuatro cap?tulos. En dos a?os m?s, aprovechando todos los ratos libres que le dejaba el exigente oficio de Papa, consigui? publicar el primer resultado: Jes?s de Nazaret. Primera parte: Desde el Bautismo en el Jord?n hasta la Transfiguraci?n (abril de 2007). Apenas cuatro a?os despu?s, hoy, jueves, 10 de marzo de 2011, se presenta en Roma la Segunda Parte: Desde la Entrada en Jerusal?n hasta la Resurrecci?n. En realidad, ya hace un a?o que el Papa ha terminado esta segunda entrega, cuyo pr?logo lleva fecha de 25 de abril de 2010. Pero ha sido necesario esperar que estuvieran preparadas las traducciones a las diversas lenguas.
Ser cristiano es tocar al Resucitado
?Es admirable! Todo el mundo conoce la apretada agenda del Papa: viajes, audiencias, celebraciones lit?rgicas, enc?clicas y dem?s escritos magisteriales, etc. Se sabe tambi?n que sus innumerables homil?as, catequesis, discursos y otras intervenciones llevan el inconfundible sello de su pluma. Sin embargo, ha buscado el tiempo para terminar el libro sobre Jes?s en un plazo muy breve. Solo queda una tercera entrega, presumiblemente menos voluminosa, que versar? sobre la infancia del Se?or.
No es dif?cil adivinar la raz?n de este empe?o tan digno de admiraci?n como de inmensa gratitud. El Papa mismo la ha explicado.
Ser cristiano es tocar al Resucitado, como quer?a la Magdalena aquel primer d?a de la semana, seg?n comenta el Papa en el ?ltimo cap?tulo del libro. Ella lo quer?a tocar, porque lo conoc?a, lo quer?a y lo hab?a acompa?ado hasta la cruz. Cristiano es quien se ha encontrado de modo semejante con Jes?s, sabiendo que ya no es posible tocar su cuerpo mortal, pero s? su cuerpo glorioso, que est? junto al Padre y que est? tambi?n con nosotros, en la Eucarist?a, de un modo no menos real que estuvo colgado de la cruz. Ser cristiano es haber tenido la gracia de haberse encontrado con el Amor infinito de Dios en su Hijo eterno, hecho carne, crucificado, resucitado y vivo en su Iglesia.
Eso significa que no se puede ser cristiano sin conocer la historia de Jes?s de Nazaret. Si ?l no hubiera nacido de Mar?a, si no hubiera predicado el Reino de Dios, si no lo hubiera hecho con una autoridad divina -no simplemente como un profeta o un maestro m?s-, si con su muerte no hubiera llevado a su cumplimiento y a su superaci?n definitiva todos los sacrificios de Israel, instaurando una Alianza nueva y eterna con Dios, si todo ello no hubiera sido corroborado por el Padre con su resurrecci?n de entre los muertos, la fe cristiana no ser?a m?s que el producto de alg?n tremendo malentendido o de un alg?n miserable enga?o. ?Fue aquello as?? ?Es a?n as??
?Fue aquello as??
He ah? la doble pregunta a la que el Papa se propone responder con su obra sobre Jes?s. Es una tarea especialmente urgente. Si no se responde bien, la fe cristiana se desvanecer? o se adulterar?. Si se responde bien, es posible el encuentro con Jesucristo, es posible la fe en ?l. Comprendemos, pues, por qu? el Papa se ha impuesto la ardua tarea de su obra sobre Jes?s. Es un libro personal, no un documento oficial del magisterio pontificio. Pero el Papa te?logo -Benedicto XVI-, con este libro personal, est? prestando un valios?simo apoyo a su ense?anza oficial como papa. ?l es capaz de entrar en el debate teol?gico especializado para dar respuesta a esas preguntas, ofreciendo al pueblo de Dios una respuesta sencilla y rigurosa que act?a como precioso complemento o -si se quiere- como providencial pre?mbulo de su propio magisterio pontificio.
?Fue aquello as?? Naturalmente la respuesta del libro del Papa es que s?, que as? fue: los Evangelios nos ofrecen la imagen m?s real de Jes?s, la ?nica verdaderamente hist?rica. Es una afirmaci?n simple, hasta hace cincuenta o sesenta a?os era tambi?n evidente para casi todos. Pero hoy hay que mostrarlo, frente a la llamada cr?tica hist?rica. Es lo que el Papa sabe hacer, adentr?ndose en el ?mbito de la hermen?utica hist?rica, es decir, aprovechando todo lo que se ha aprendido en los ?ltimos a?os con la aplicaci?n de los m?todos hist?rico-cr?ticos al estudio de la Sagrada Escritura y, al mismo tiempo, superando las limitaciones propias o concomitantes de esos m?todos.
Un ejemplo de este modo de aplicaci?n de la interpretaci?n hist?rica que se puede encontrar en el libro que acaba de aparecer es el de la cuesti?n de la fecha de la ?ltima Cena. Seg?n los evangelios sin?pticos, Jes?s reuni? a sus disc?pulos en Jerusal?n para celebrar la ?ltima Cena Pascual de su vida; por tanto, la noche del 14 al 15 del mes de Nis?n. En cambio, seg?n el Evangelio de San Juan, para ese momento Jes?s ya habr?a sido crucificado, pues el drama del Calvario habr?a ocurrido el d?a? de la preparaci?n. La cr?tica hist?rica puede de por s? resolver esta aparente contradicci?n. Pero de hecho tiende a enredarse en una cadena interminable de hip?tesis, que suele llevar a la suspensi?n del juicio (no sabemos lo que realmente pas?) o incluso al escepticismo hist?rico radical (demasiadas contradicciones como para no pensar que todo sea, al fin, una mera construcci?n ideal o interesada). El Papa, en cambio, repasando con el estudioso norteamericano John Meier todas las hip?tesis al respecto, encuentra una salida perfectamente razonable que hace justicia a las diversas dificultades y muestra que lo que dicen los Evangelios fue as?: Juan tiene raz?n en la fecha de la cena y de la crucifixi?n; los sin?pticos, por su parte, se centran en su significado pascual. No es necesario recurrir a la propuesta artificial de que lo pascual en los sin?pticos sea -como dice cierta critica- una interpolaci?n posterior; tampoco hay por qu? negar la historicidad de la cronolog?a jo?nica recurriendo al inexacto principio cr?tico general de que todo es en este evangelista teol?gico o simb?lico, en contraposici?n a hist?rico.
La actualidad de Jes?s
?Es aquello as? tambi?n ahora? Esta segunda pregunta es m?s propia de la hermen?utica de la fe. Ciertamente, nada ser?a real ahora si sus presupuestos no lo hubieran sido ya en su momento. Pero la fe no se queda en la discusi?n, o en el establecimiento de los presupuestos, sino que vive del valor perenne de los hechos divinos. Ve?moslo en el mismo ejemplo de la ?ltima Cena. Jes?s celebr? una cena de despedida que tuvo lugar un d?a antes de la Cena pascual ordinaria. Pero fue una cena que ?l convirti? en su Cena pascual. En ninguna tradici?n evang?lica se describe una Cena pascual ordinaria. Lo que se describe es que Jes?s se presenta a s? mismo como el Cordero, con cuyo sacrificio se va a sellar una Alianza nueva y eterna. Eso es lo realmente hist?rico y, al mismo tiempo, lo realmente teol?gico, es decir, lo que sigue teniendo un sentido de permanente actualidad, en cuanto manifiesta el actuar divino en la historia humana.
La segunda parte del libro del Papa sobre Jes?s de Nazaret, que se acaba de presentar, est? muy bien traducida y es, por eso, m?s f?cil de leer que la primera. En cambio, no es f?cil describir cu?l sea su g?nero literario, tan original. No es el propio de un manual de cristolog?a; ni el de una vida de Jes?s cl?sica; ni el de una meditaci?n sobre los misterios de la vida de Cristo; tampoco es el de una enc?clica o el de una instrucci?n magisterial. Tal vez pudiera describirse como una combinaci?n de cu?o propio entre la ex?gesis hist?rico-cr?tica y la meditaci?n del misterio del Se?or. De este modo, el Papa desea presentar los rasgos esenciales de la figura y del mensaje de Jes?s en su verdad hist?rica, que no es otra que su verdad teol?gica. S?lo con una combinaci?n de ese tipo se puede dar cuenta de la singularidad del Nazareno, en quien Dios se ha hecho historia y en quien la historia humana ha sido plenamente asumida en la vida divina. El nuevo libro del Papa lo consigue de un modo brillante. Pero que nadie se enga?e: para gustarlo de verdad, habr? que leerlo m?s de una vez.