Homil?a de monse?or Luis H. Villalba, arzobispo de Tucum?n, en la misa de apertura del a?o lectivo (29 de marzo de 2011). (AICA)
APERTURA DEL A?O LECTIVO 2011?????????
Queridos educadores y educandos de todos los niveles:
1. Todos los a?os, el comienzo del ciclo lectivo coincide con el tiempo de Cuaresma.
La Cuaresma, como su nombre lo indica, abarca cuarenta d?as y nos prepara a celebrar los misterios centrales de nuestra fe: la Pasi?n, la Muerte y la Resurrecci?n del Se?or, que viviremos en la Semana Santa.
La Iglesia le da mucha importancia a este tiempo lit?rgico: es un tiempo de una particular intensidad espiritual.
Entonces, la Cuaresma es un tiempo para renovar nuestra vida cristiana. No se trata de un cambio exterior, sino de cambiar nuestro coraz?n, nuestra vida.
?Qu? tenemos que hacer en Cuaresma?
Entrar en nosotros mismos y reflexionar a la luz del Evangelio si mi vida es conforme a lo que Dios quiere. Tenemos que dedicarnos m?s intensamente a la oraci?n y a la penitencia, como hizo Jes?s en el desierto.
La Iglesia nos pide que oremos.
Que hagamos alguna penitencia.
Que nos ejercitemos en la caridad.?
2. Nuevamente nos encontramos iniciando un a?o lectivo.
Comenzamos un nuevo ciclo lectivo y nos reunimos junto al altar para participar de la Santa Misa y pedir al Se?or que bendiga y acompa?e la tarea que nos espera a lo largo de este a?o.
Saludo a todos los directivos, profesores, maestros y educadores en general, como as? tambi?n a todos los que trabajan en nuestras Escuelas Cat?licas. Una menci?n especial para nuestros ni?os y j?venes y a sus familias.
Reconozco y doy gracias por la gran tarea que realizan los Colegios Cat?licos, tanto parroquiales como congregacionales en bien de los ni?os, de los j?venes y de las familias.
Nuestras Escuelas Cat?licas est?n diseminadas a lo largo y a lo ancho de nuestra Arquidi?cesis, pero principalmente nuestras Escuelas atienden la educaci?n de hijos de empleados, obreros y familias de los barrios pobres.
Quiero expresarles mi agradecimiento y mi reconocimiento por la tarea ardua, dif?cil, pero a la vez hermosa, que realizan.?
3. Sabemos que estamos viviendo un tiempo complicado. Son muchos los problemas que afectan a nuestra sociedad.
Si de verdad queremos renovar nuestra Provincia, debemos ocuparnos de la educaci?n.
Todos los que de alg?n modo forman parte de la comunidad educativa, deben reflexionar sobre la importancia, belleza y trascendencia de la obra que realizan.
La escuela tiene que ser siempre esa fragua donde se colabore eficazmente con los padres en la tarea maravillosa de formar personas. Formaci?n que siempre debe tomar en cuenta la dignidad de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios.
La educaci?n es un servicio al hombre y, a trav?s de ?ste, a la sociedad que el hombre construye con sus semejantes. La educaci?n busca la formaci?n del hombre y la construcci?n de la sociedad.
El objetivo de la educaci?n es humanizar y personalizar al educando.
Para eso no s?lo es necesaria la preparaci?n t?cnico- pedag?gica, no basta s?lo el entusiasmo por la tarea, sino que es indispensable tener ideas claras sobre lo que se quiere realizar.
La escuela, el docente, debe tener en cuenta que est? ayudando a formar buenas personas e hijos de Dios.?
4. El estudio no es un camino f?cil. Hay que desarrollar la constancia y el esfuerzo. Para superar las dificultades hace falta esfuerzo y dedicaci?n. El facilismo en el estudio es un error. No ayuda al alumno, ni construye la sociedad. Con el facilismo no se prepara al ni?o ni al joven para enfrentar la vida.
El orden interior del hombre no es algo que se de espont?neamente.
Los que se dedican a la tarea de la educaci?n deben tener siempre presente la verdadera naturaleza del hombre y de la mujer y, por consiguiente, no ignorar que esa naturaleza humana est? herida por el pecado original y que, por lo tanto, hay que procurar robustecer la voluntad en lo meramente natural, pero principalmente acompa?ar al ni?o y al joven en su relaci?n con Dios, que es el que nos da la ayuda necesaria para alcanzar la perfecci?n.
Hay que formar la voluntad. El que educa su voluntad es m?s libre, pues conduce su vida y no es llevado por la propaganda y la moda. Ser? libre en la medida que sea se?or de s? mismo y en la medida que gu?e, encauce y domine sus pasiones. La educaci?n de la voluntad es un quehacer pedag?gico. Hay que educar a los alumnos a poseer una voluntad formada. El que no tiene formada la voluntad es inconsistente y fr?gil.
Se debe formar no s?lo en los conocimientos, sino tambi?n en las actitudes.
Formar la voluntad es formar personas que se muevan por el bien, personas que amen. La voluntad debe esta polarizada por el bien y el amor.
La educaci?n no se realiza al margen de la sociedad sino, al contrario, est? profundamente influida por los valores que se transmiten a trav?s de los medios de comunicaci?n social y por los que vive la sociedad. El educador tiene que formar a los alumnos en los verdaderos valores y ayudar a rechazar los antivalores que se presentan, en ocasiones, en la sociedad. Esta tarea es indispensable para ayudar al alumno a distinguir entre el bien y el mal, lo est?tico y lo grosero, la verdad y el error.
Una educaci?n sabia ense?a la virtud; preserva o sana del miedo, del ego?smo y del orgullo.
La educaci?n de la conciencia garantiza la libertad y engendra la paz del coraz?n.
A la Escuela le corresponde la tarea de ayudar a sus alumnos a discernir lo verdadero de lo falso, a valorar las verdades objetivas, a internalizar los verdaderos valores.
La Escuela debe ayudar a superar la fragmentaci?n, la adquisici?n de significados particulares y dar una visi?n global, una visi?n de conjunto.
Queridos docentes: a ustedes les toca la maravillosa responsabilidad de formar las conciencias de los alumnos para que sirvan al bien y nunca al mal, para que cultiven la verdad y no la mentira, para que practiquen la generosidad y la solidaridad y no el ego?smo, para que edifiquen el amor y no el odio, para que trabajen por la paz y no para la guerra.
Que Nuestra Se?ora de la Merced acompa?e y asista a todas las comunidades educativas a lo largo del a?o para poder cumplir eficazmente su tarea.?
Mons. Luis H. Villalba, arzobispo de Tucum?n?