Jueves, 12 de mayo de 2011

Homil?a de monse?or Andr?s Stanovnik, arzobispo de Corrientes en la misa de inauguraci?n del Cincuentenario de la Arquidi?cesis (10 de abril de 2011). (AICA)

CINCUENTENARIO DE LA ARQUIDI?CESIS CORRIENTES

Hoy se cumplen 50 a?os del acto en el que el beato Pont?fice Juan XXIII firmaba el decreto de elevaci?n a arquidi?cesis de la di?cesis de Corrientes, el 10 de abril del a?o 1961. Con este recordatorio hacemos una piadosa memoria, llena de afecto y gratitud, del primer arzobispo, Mons. Francisco Vicent?n, quien asumi? el gobierno de la di?cesis en el a?o 1935, sucediendo a Mons. Luis Mar?a Niella, primer obispo de Corrientes. Al ser la di?cesis elevada a la dignidad de arquidi?cesis, Mons. Vicent?n se convierte en el primer arzobispo de Corrientes, permaneciendo en el cargo durante doce a?os, hasta el a?o 1972.

En la fecha que se firm? el documento de elevaci?n a arquidi?cesis, erigida ya la di?cesis sufrag?nea de Posadas en la provincia de Misiones, se firmaba el decreto de la nueva di?cesis de Goya. Luego, el crecimiento de la Iglesia dio origen a la di?cesis de Santo Tom? en Corrientes, luego de Iguaz? en Misiones y, ?ltimamente, fue creada la di?cesis de Ober? tambi?n en la provincia de Misiones. Hoy, la arquidi?cesis de Corrientes, en su car?cter de Iglesia metropolitana, abarca cinco di?cesis que se las denomina con el apelativo de sufrag?neas, por estar unidas a la arquidi?cesis por lazos espec?ficos de unidad y de ordenaci?n eclesi?stica.

Con esas Iglesias, hijas y hermanas nuestras, nos unimos hoy en una petici?n com?n, que se prepar? para el momento de la oraci?n de los fieles. Mediante este gesto com?n queremos expresar el afecto colegial y los lazos de comuni?n que nos unen en la confesi?n de que ?hay un solo Se?or, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que est? sobre todos, lo penetra todo y est? en todos.? (Ef 4,5-6).

Estas referencias generales a la historia de nuestra arquidi?cesis nos mueven a dar gracias a Dios Padre, Dador de Vida y de todo Bien, que nos hizo el mejor regalo que pod?amos recibir: la familia de Dios en la Iglesia Cat?lica. En ella nos reconocemos hijos y hermanos en Cristo, peregrinos hacia el encuentro definitivo con Dios, meta de toda la familia humana y de la creaci?n entera. Esa Iglesia peregrina se hace visible en la realidad concreta de nuestra Iglesia arquidiocesana, que es espiritual y humana, y est? en plena comuni?n con las dem?s Iglesias de la ?nica Iglesia de Cristo, que es Santa y Cat?lica, y que es Una y Apost?lica, como leemos en el Catecismo. Para que esta Iglesia ?despierte en nuestras almas?, queremos pensar y orar durante el a?o del cincuentenario gui?ndonos con el lema: ?Iglesia arquidiocesana: Misterio de comuni?n misionera?.

La Iglesia es misterio porque tiene su origen en Dios, es creaci?n suya y a ?l le pertenece. Es tambi?n comuni?n, porque Dios es Amor, es decir misterio de unidad del Padre, del Hijo y del Esp?ritu Santo. Y es misi?n, porque tiene la tarea de anunciar y testimoniar la buena noticia del Evangelio, y contribuir a consolidar la familia humana en una civilizaci?n del amor y de la vida, a fin de que toda la creaci?n llegue a su plenitud en Cristo.

El Santo Padre Benedicto XVI quiso que este a?o fuera el A?o de la Vida. El cincuentenario nos ofrece un marco excepcional para agradecer a Dios el don de la vida, que en la Encarnaci?n nos revela con intensa luz y de modo sorprendente que toda vida humana tiene una dignidad alt?sima, incomparable, afirm? el Papa en la apertura del a?o dedicado a la vida. Al celebrar a Jesucristo ?don total de s? mismo a su Cuerpo que es la Iglesia? celebramos al mismo tiempo el sentido y valor de toda vida humana llamada por Dios a la existencia.

Cuando los creyentes celebramos la vida, siempre lo hacemos como vida en Cristo: ?l es la Vida en plenitud, por eso con san Pablo decimos, que no conocemos otra vida sino la que vivimos por Cristo con ?l y en ?l (cf. 2Cor 5,16-17). Para el cristiano la vida humana es inseparable de la vida que vive en Cristo. Esa vida nueva, que recibimos en el Bautismo, brota de la cruz, insondable misterio del Amor de Dios. La cruz es se?al de comuni?n, de vida y de misi?n, y es al mismo tiempo programa y camino para todo creyente.

La cruz -signo de vida, de unidad y de cercan?a con todos- nos recuerda dos cosas: primero: que somos miembros del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia; y segundo, que tenemos la tarea de construir la civilizaci?n del amor y luchar por una cultura de la vida, sin olvidar jam?s que el fin ?ltimo para el que fuimos creados es Dios, y hacia ?l debe tender todo lo que somos y hacemos. En consecuencia, hacerse la se?al de la cruz, es optar por la vida. Esta opci?n compromete a tener v?nculos de amor y de justicia con el pr?jimo, obliga a cuidar de los m?s d?biles y a brindar una protecci?n integral a la familia y a la vida humana desde la concepci?n y hasta la muerte natural.

La lectura del profeta Ezequiel describe la existencia humana sin Dios como un campo cubierto de huesos secos y sin vida. Sin embargo, cuando Dios act?a, esos huesos se cubren de carne y reviven. Tambi?n el Evangelio nos ense?a que el ser humano sin Dios es como si estuviera atado de pies y manos y con los ojos vendados: camina, pero no llega a ninguna parte; trabaja, pero no sabe bien porqu?, mira pero en realidad no ve. Se parece mucho a L?zaro en el sepulcro. En cambio, cuando el hombre se deja tocar por Jes?s, tiene o?dos para o?r su Palabra, se parece a L?zaro en el momento que Jes?s le grita: ??L?zaro, sal fuera!?. ?Y el muerto sali?, dice el texto con una sobriedad que impresiona. Una vez fuera, L?zaro recibe la orden de Jes?s: ??Des?tenlo y d?jenlo caminar!?. ?Cu?nta necesidad tenemos de escuchar ese grito y luego dejar que el Esp?ritu Santo d? cumplimiento en nosotros a la orden de Jes?s: ??des?tenlo y d?jenlo caminar!? Pensemos de qu? situaciones de muerte debemos salir, pero con la conciencia de que no podemos hacerlo solos, necesitamos la fuerza de la Palabra del Se?or, la ?nica que puede transformar radicalmente nuestra vida y nuestra historia.

Dios ha creado al hombre para la resurrecci?n y la vida, -nos record? el Papa en su mensaje de Cuaresma- y esta verdad da la dimensi?n aut?ntica y definitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y a su vida social, a la cultura, a la pol?tica, a la econom?a. Privado de la luz de la fe todo el universo acaba encerrado dentro de un sepulcro sin futuro, sin esperanza.

Que este aniversario nos ayude a mantener viva la fe en Jesucristo y acreciente nuestro amor a la Iglesia, Cuerpo de Cristo. El jubileo nos invita a retomar con nuevo ardor la tarea de construir la unidad y comuni?n en nuestras comunidades e impulsarlas hacia una renovada y decidida acci?n misionera. Procuremos que nuestras celebraciones lit?rgicas; los encuentros de catequesis y de formaci?n cristiana; la caridad pastoral y solidaria; la tarea educativa; y el compromiso ciudadano de los fieles laicos, sean expresi?n de una Iglesia viva y profundamente transformada por el amor de Dios.

El pr?ximo Encuentro del Pueblo de Dios en el mes de octubre, junto al santuario de la Virgen de Itat?, nos dar? el marco espiritual para celebrar el acto principal del Cincuentenario. Convoco, en primer lugar, a los p?rrocos y luego a todos los responsables de las comunidades, movimientos e instituciones, a motivar la oraci?n y la reflexi?n en el esp?ritu del aniversario; a caminar juntos estos meses de gracia, renovando el amor y la adhesi?n cordial a nuestra Iglesia arquidiocesana; queremos conocerla m?s, amarla mejor y vivirla plenamente como misterio de comuni?n y misi?n; y, al mismo tiempo, sentir una profunda gratitud a Dios Padre por habernos llamado a la santidad en esta hermosa porci?n del Pueblo de Dios.

Ante la Sant?sima Cruz de los Milagros y al amparo de Nuestra Se?ora de Itat?, inauguramos el Jubileo del Cincuentenario de nuestra Iglesia. Alegr?monos hermanos, esta Iglesia es de Dios y ?l le asegur? su presencia hasta el final de los tiempos (cf. Mt 28,20). As? sea.?

Mons. Andr?s Stanovnik OFMCap., arzobispo de Corrientes?


Publicado por verdenaranja @ 23:07  | Homil?as
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