Homil?a ?de monse?or Juan Rub?n Mart?nez, obispo de Posadas para el Domingo de Ramos. (AICA)
(17 de abril de 2011)
Con la celebraci?n del domingo de Ramos entramos decididamente en la Semana Santa. Jesucristo, el Se?or entra en Jerusal?n. Es ah? donde vivir? la intensidad de sus ?ltimas horas. En este domingo leeremos los textos de la pasi?n seg?n San Mateo. Jes?s montado sobre un pobre burro, es el rey humilde que contradice el poder romano y religioso de los jud?os de la ?poca que no entendieron la presencia de Dios. Con la lectura de estos textos nos prepararemos para celebrar el jueves, la cena del Se?or, la instituci?n de la Eucarist?a y del sacerdocio ministerial. La celebraci?n del ?v?a crucis? el Viernes Santo. El s?bado por la noche la Misa empezar? en la oscuridad y el cirio ser? la luz de Cristo, la esperanza y la Vida que ilumina las tinieblas. Los aleluyas expresar?n el triunfo de la Vida, sobre la muerte, porque Cristo, resucit?. La liturgia Pascual nos invitar? a que nosotros tambi?n subamos a Jerusal?n para vivir nuestra Pascua.
Muchos al escuchar hablar de Semana Santa o Pascua, lo asocian solamente a vacaciones o a diversi?n. Como algunos contempor?neos de Jes?s, no captan, ni entienden el sentido profundo y la posibilidad que Dios quiere regalarnos de vivir la conversi?n y la Pascua. Hoy corremos el riesgo que el secularismo nos lleve a vaciar de contenido de aquello que celebramos. El secularismo, es una forma de ate?smo pr?ctico. No est? mal que en estos d?as algunos quieran tomarse un descanso de la rutina diaria, pero esto debe convivir con nuestro compromiso cristiano de participar y vivir la Pascua y las celebraciones, para renovar la fe.
Esta Semana Santa es un tiempo en donde podremos encontrarnos con Jesucristo, en toda su intimidad, realidad y plenitud. Si ?l es el Camino, la Verdad y la Vida, podremos reconocer en la Cruz, y en nuestras cruces, las opciones v?lidas para encaminarnos a ?la vida nueva? de los hijos y amigos de Dios. El Papa Juan Pablo II nos dec?a en su ?ltima Semana Santa: ?No se sorprendan despu?s si en su camino se encuentran con la cruz. ?Acaso Jes?s no les ha dicho a sus disc?pulos que el grano de trigo tiene que caer en tierra y morir para dar mucho fruto? (Jn. 12,23-26). Despu?s de la resurrecci?n de Cristo, la muerte no tendr? m?s la ?ltima palabra. El amor es m?s fuerte que la muerte. Si Jes?s ha aceptado la muerte en cruz, haciendo de ella el manantial de vida y el signo del amor, no es ni por debilidad ni por gusto al sufrimiento. Es para obtener la salvaci?n y hacernos part?cipes de su vida divina?.
Como cristianos sabemos que la conversi?n tiene una dimensi?n personal y social. Tambi?n necesitamos insertar la Pascua, el morir y vivir en nuestra sociedad y cultura. En definitiva las estructuras de pecado, ll?mese el negocio de la droga, el alcohol?, o tantas situaciones que siempre da?an la dignidad del hombre tienen su ra?z en el pecado personal, de cada var?n o mujer que no se disponen a realizar una opci?n por el bien com?n y social. Una sociedad podr? ser m?s ?pascual? y generar esperanza cuando en la vida p?blica y privada se cuente con gente que en lo personal haga una opci?n que rechace toda forma de tolerancia con la injusticia, e instale opciones donde el bien de la gente est? en el centro.
En un texto denominado ?Para que renazca el pa?s?, los obispos argentinos dec?amos: ?El misterio de la muerte y resurrecci?n de Jesucristo que nos disponemos a celebrar nos dice que hemos de morir a todo lo que haya de malo en nosotros para resurgir a la Vida nueva. Nada m?s mortal que el pecado en todas sus formas, personal y social. Cada cristiano debe morir a su pecado para poder ser hombre nuevo. Nuestra Sociedad debe morir a concepciones sociales corruptas de la vida pol?tica, econ?mica, social y cultural, para que pueda nacer un pa?s regido por la verdad, la justicia, el amor y la solidaridad? (9). La celebraci?n de esta Pascua pr?xima de 2011, nos invita a tener esperanza.
Queridos amigos, a todas las personas de buena voluntad, a los cristianos y especialmente a nuestros j?venes, al finalizar esta reflexi?n no dudo en pedirles que nos dispongamos a compartir con Jes?s, el Se?or, estos d?as, a vivir la Pascua, para renovarnos en la fe y podamos ser fermento de transformaci?n social e instrumento de esperanza.
Unidos en el Caminar de ?sta Semana Santa les env?o un saludo cercano.?
Mons. Juan Rub?n Mart?nez, obispo de Posadas?