ZENIT? nos ofrece el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigi? a los miembros de la Guardia Suiza Pontificia y sus familiares, con ocasi?n del juramento de nuevos reclutas.
Se?or Comandante,
Monse?or Capell?n,
Queridos oficiales y miembros de la Guardia Suiza,
?Queridos hermanos y hermanas!,
Estoy particularmente contento de reunirme con vosotros en ocasi?n de esta jornada de celebraci?n y deseo dirigir un cordial saludo especialmente a los nuevos reclutas, que siguiendo el ejemplo de muchos compatriotas, han elegido dedicar algunos a?os de su juventud al servicio del Sucesor de Pedro. La presencia de vuestros padres, parientes y amigos, que han venido a Roma a participar de estos d?as de fiesta, expresa, no s?lo el v?nculo de muchos cat?licos suizos con la Santa Sede, tambi?n la ense?anza, la educaci?n moral y el buen ejemplo, mediante los cuales los padres han transmitido a los hijos, la fe cristiana y el sentido del servicio desinteresado.
La actual jornada constituye la ocasi?n para dirigir una mirada al glorioso pasado de la Guardia Suiza Pontificia. Recuerdo particularmente el suceso -recordado muchas veces porque es fundamental para vuestra historia- del famoso ?Saqueo de Roma? donde los Guardias Suizos, comprometidos hasta el extremo en la defensa del Papa, dieron la vida por ?l. El recuerdo de aquel saqueo terreno nos debe hacer reflexionar en el hecho de que existe tambi?n la amenaza de un saqueo m?s peligroso, el que podemos definir como espiritual. En el actual contexto social, muchos j?venes corren el riesgo, de hecho, de caer en un empobrecimiento progresivo del alma, porque siguen ideales y perspectivas de vida superficiales, que colman s?lo las necesidades y las exigencias materiales.
Haced posible que vuestra estancia en Roma constituya un tiempo propicio para disfrutar al m?ximo las muchas posibilidades que esta ciudad os ofrece, para dar un sentido cada vez m?s s?lido y profundo a vuestra vida. Esta ciudad es rica en historia, cultura y fe; aprovechad, por tanto, las oportunidades que se os dan para ampliar vuestro horizonte cultural, ling??stico y, sobre todo, espiritual. El periodo que vivir?is en la ?Ciudad eterna? ser? un momento excepcional en vuestra existencia: vividlo con esp?ritu de sincera fraternidad, ayud?ndoos los unos a los otros a llevar una vida ejemplarmente cristiana, que se corresponda a vuestra fe y a vuestra peculiar misi?n en la Iglesia.
[En franc?s dijo]
Cuando alguno de vosotros juren desarrollar fielmente el servicio en la Guardia Suiza Pontificia y otros renueven este juramento en su coraz?n, pensad en el rostro luminoso de Cristo, que os llama a ser aut?nticos hombres y verdaderos cristianos, protagonistas de vuestra existencia. Su pasi?n, muerte y resurrecci?n son una llamada elocuente a afrontar con consciente madurez los obst?culos y los retos de la vida, sabiendo, como nos ha recordado la Liturgia de la Vigilia Pascual, que el Se?or Resucitado es ?Rey eterno que ha vencido las tinieblas del mundo?. S?lo ?l es la Verdad, el Camino y la Vida. ?l debe convertirse, cada d?a m?s, en el par?metro de nuestra vida y de nuestro comportamiento, as? como ?l ha elegido la plena y total fidelidad a la misi?n de salvaci?n confiada por el Padre, como medida y objetivo de su vida. El Se?or, queridos j?venes, camina con vosotros, os sostiene y os anima a seguirlo en la misma fidelidad: os deseo que sint?is siempre la alegr?a y la consolaci?n de su presencia luminosa y estimulante.
Este encuentro me da la oportunidad de manifestar a los nuevos reclutas, mi profunda gratitud por su elecci?n de ponerse, durante un periodo de tiempo, a disposici?n del Sucesor de Pedro y su contribuci?n a garantizar el orden necesario y la seguridad dentro de la Ciudad del Vaticano. Aprovecho de buen grado la oportunidad de extender mi reconocimiento a todo el Cuerpo de la Guardia Suiza Pontificia, llamado a desarrollar, entre otros deberes, el de acoger con cortes?a y amabilidad a los peregrinos y visitantes del Vaticano. Esta obra de vigilancia que vosotros realiz?is con diligencia, amor y solicitud es ciertamente considerable y delicada: requiere, a veces, mucha paciencia, perseverancia y disponibilidad a escuchar.
Queridos amigos, vuestro servicio es muy ?til al desarrollo tranquilo y seguro de la vida cotidiana y de las manifestaciones espirituales y religiosas de la Ciudad del Vaticano. Vuestra significativa presencia en el coraz?n de la cristiandad, donde multitudes de fieles llegan sin descanso para reunirse con el Sucesor de Pedro y para visitar las tumbas de los Ap?stoles, suscite cada vez m?s, en cada uno de vosotros, el prop?sito de intensificar la dimensi?n espiritual de la vida, como tambi?n el compromiso de profundizar en vuestra fe cristiana, siendo testigos gozosos de ella con una conducta de vida coherente. Os prometo mi ferviente oraci?n y de coraz?n os imparto a cada uno de vosotros y a cuantos os rodean en esta celebraci?n, la Bendici?n Apost?lica.
[Traducci?n del original italiano por Carmen ?lvarez
?Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT? nos ofrece el texto de la audiencia que el Papa Benedicto XVI concedi? hoy a los miembros del Pontificio Instituto Lit?rgico San Anselmo, con motivo del 50 aniversario de su fundaci?n.
Eminencia,
Reverendo Padre Abad Primado,
Reverendo Rector Magn?fico,
Ilustres Profesores,
Queridos Estudiantes,
Os acojo con alegr?a con ocasi?n del IX Congreso Internacional de Liturgia que celebr?is en el ?mbito del quincuag?simo aniversario de fundaci?n del Pontificio Instituto Lit?rgico. Os saludo cordialmente a cada uno de vosotros, en particular al Gran Canciller, el Abad Primado Notker Wolf, y le doy las gracias por las corteses palabras que ha querido dirigirme en nombre de todos vosotros.
El Beato Juan XXIII, recogiendo las instancias del movimiento lit?rgico que pretend?a dar un nuevo empuje y un nuevo respiro a la oraci?n de la Iglesia, poco antes del Concilio Vaticano II y durante su celebraci?n quiso que la Facultad de los Benedictinos en el Aventino constituyese un centro de estudios y de investigaci?n para asegurar una s?lida base a la reforma lit?rgica conciliar. En la vigilia del Concilio, de hecho, aparec?a cada vez m?s viva en el campo lit?rgico la urgencia de una reforma, postulada tambi?n por las peticiones realizadas por varios episcopados. Por otra parte, la fuerte exigencia pastoral que animaba al movimiento lit?rgico requer?a que se favoreciese y suscitase una participaci?n m?s activa de los fieles en las celebraciones lit?rgicas a trav?s del uso de las lenguas nacionales, y que se profundizase en el tema de la adaptaci?n de los ritos en las diversas culturas, especialmente en tierra de misi?n. Adem?s, se revelaba clara desde el principio la necesidad de estudiar de modo m?s profundizado el fundamento teol?gico de la Liturgia, para evitar caer en el ritualismo o favorecer el subjetivismo, el protagonismo del celebrante, y para que la reforma estuviese bien justificada en el ?mbito de la Revelaci?n y en continuidad con la tradici?n de la Iglesia. El Papa Juan XXIII, animado por su sabidur?a y por esp?ritu prof?tico, para acoger y responder a estas exigencias cre? el Instituto Lit?rgico, al que quiso atribuir en seguida el apelativo de "Pontificio" para indicar su v?nculo particular con la Sede Apost?lica.
Queridos amigos, el t?tulo elegido para el Congreso de este A?o Jubilar es de lo m?s significativi: ?El Instituto Pontificio, entre memoria y profec?a". En lo que concierne a la memoria, debemos constatar los frutos abundantes suscitados por el Esp?ritu Santo en medio siglo de historia, y por esto debemos dar gracias al Dador de todo bien, a pesar tambi?n de los malentendidos y los errores en la realizaci?n concreta de la reforma. ?C?mo no recordar a los pioneros, presentes en el acto de fundaci?n de la Facultad: Cipriano Vagaggini, Adrien Nocent, Salvatore Marsili y Burkhard Neunheuser, quienes, acogiendo las instancias del Pont?fice fundador, se empe?aron, especialmente despu?s de la promulgaci?n de la Constituci?n conciliar Sacrosanctum Concilium, en profundizar ?el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificaci?n del hombre, y as? el Cuerpo M?stico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto p?blico ?ntegro" (n. 7).
Pertenece a la "memoria" la propia vida del Pontificio Instituto Lit?rgico, que ha ofrecido su contribuci?n a la Iglesia comprometida en la recepci?n del Vaticano II, a trav?s de un cincuentenio de formaci?n lit?rgica acad?mica. Formaci?n ofrecida a la luz de la celebraci?n de los santos misterios, de la liturgia comparada, de la Palabra de Dios, de las fuentes lit?rgicas, del magisterio, de la historia de las instancias ecum?nicas y de una s?lida antropolog?a. Gracias a este importante trabajo formativo, un elevado n?mero de diplomados y licenciados prestan ya su servicio a la Iglesia en varias partes del mundo, ayudando al Pueblo santo de Dios a vivir la Liturgia como expresi?n de la Iglesia en oraci?n, como presencia de Cristo en medio de los hombres y como actualidad constitutiva de la historia de la salvaci?n. De hecho, el Documento conciliar pone en viva luz el doble car?cter teol?gico y eclesiol?gico de la Liturgia. La celebraci?n realiza al mismo tiempo una epifan?a del Se?or y una epifan?a de la Iglesia, dos dimensiones que se conjugan en unidad en la asamblea lit?rgica, donde Cristo actualiza el Misterio pascual de muerte y de resurrecci?n y el pueblo de los bautizados bebe m?s abundantemente de las fuentes de la salvaci?n. En la acci?n lit?rgica de la Iglesia subsiste la presencia activa de Cristo: lo que realiz? en su paso entre los hombres, ?l sigue haci?ndolo operante a trav?s de su acci?n personal sacramental, cuyo centro lo constituye la Eucarist?a.
Con el t?rmino "profec?a", la mirada se abre a nuevos horizontes. La Liturgia de la Igleisa va m?s all? de la propia "reforma conciliar" (cfr Sacrosanctum Concilium, 1), cuyo objetivo, de hecho, no era principalmente el de cambiar los ritos y los gestos, sino m?s bien renovar las mentalidades y poner en el centro de la vida cristiana y de la pastoral la celebraci?n del Misterio Pascual de Cristo. Por desgracia, quiz?s, tambi?n por nosotros Pastores y expertos, la Liturgia fue tomada m?s como un objeto que reformar que no como un sujeto capaz de renovar la vida cristiana, desde el momento en el que "existe un v?nculo estrech?simo y org?nico entre la renovaci?n de la Liturgia y la renovaci?n de toda la vida de la Iglesia. La Iglesia toma de la Liturgia la fuerza para la vida". Nos lo recuerda el el beato Juan Pablo II en la Vicesimus quintus annus, donde la liturgia es vista como el coraz?n latiente de toda actividad eclesial. Y el Siervo de Dios Pablo VI, refiri?ndose al culto de la Iglesia, con una expresi?n sint?tica afirmaba: "De la lex credendi pasamos a la lex orandi, y esta nos lleva a la lux operandi et vivendi" (Discurso en la ceremonia de la ofrenda de los cirios, 2 de febrero de 1970).
Culmen hacia el cual tiende la acci?n de la Iglesia y al mismo tiempo fuente de la que brota su virtud (cfr Sacrosanctum Concilium, 10), la Liturgia, con su universo celebrativo, se convierte as? en la gran educadora en la primac?a de la fe y de la gracia. La Liturgia, testigo privilegiado de la Tradici?n viviente de la Iglesia, fiel a su deber original de revelar y hacer presente en el hodie de las vicisitudes humanas la opus Redemptionis, vive de una relaci?n correcta y constante entre sana traditio y legitima progressio, l?cidamente explicitada por la Constituci?n conciliar en el n. 23. Con ambos t?rminos, los Padres conciliares quisieron consignar su programa de reforma, en equilibrio con la gran tradici?n lit?rgica del pasado y el futuro. No pocas veces se contrapone de manera torpe tradici?n y progreso. En realidad, los dos conceptos se integran: la tradici?n es una realidad vive, que por ello incluye en s? misma el principio del desarrollo, del progreso. Es como decir que el r?o de la tradici?n lleva en s? tambi?n su fuente y tiende hacia la desembocadura.
Queridos amigos, conf?o en que esta Facultad de Sagrada Liturgia siga con renovado impulso su servicio a la Iglesia, en plena fidelidad a la rica y preciosa tradici?n lit?rgica y a la reforma querida por el Concilio Vaticano II, seg?n las l?neas maestras de la Sacrosanctum Concilium y de los pronunciamientos del Magisterio. La Liturgia cristiana es la Liturgia de la promesa realizada en Cristo, pero es tambi?n la Liturgia de la esperanza, de la peregrinaci?n hacia la transformaci?n del mundo, que tendr? lugar cuando Dios sea todo en todos (cfr 1Cor 15,28). Por intercesi?n de la Virgen Mar?a, Madre de la Iglesia, en comuni?n con la Iglesia celeste y con los patronos san Benito y san Anselmo, invoco sobre cada uno la Bendici?n Apost?lica. Gracias.
[Traducci?n del original italiano por Inma ?lvarez
?Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT? nos ofrece el mensaje que el Papa Benedicto XVI envi? al cardenal William J. Levada, presidente de la Pontificia Comisi?n B?blica, con ocasi?n de su Asamblea Plenaria, que este a?o lleva por tema ?Inspiraci?n y Verdad en la Biblia?.
Al Venerado Hermano
Se?or cardenal William Levada
Presidente de la Pontificia Comisi?n B?blica
Me es grato enviarle a usted, al secretario y a todos los miembros de la Pontificia Comisi?n B?blica mi cordial saludo con ocasi?n de la Asamblea Plenaria anual. Esta Comisi?n se ha reunido por tercera vez, ocup?ndose del tema que se le ha confiado: ?Inspiraci?n y Verdad en la Biblia?.
Este tema constituye uno de los puntos principales de mi Exhortaci?n apost?lica postsinodal Verbum Domini, que lo trata en la parte inicial (cfr n. 19). ?Un concepto clave ? escrib? en este Documento ? para tomar el texto sagrado como Palabra de Dios en palabras humanas es ciertamente el de la inspiraci?n? (ibid.). Precisamente la inspiraci?n, como actividad de Dios hace que en las palabras humanas se exprese la Palabra de Dios. En consecuencia, el tema de la inspiraci?n es ?decisivo para el acercamiento adecuado a las Escrituras y para su correcta hermen?utica? (ibid.). De hecho, una interpretaci?n de los Sagrados escritos que descuida u olvida su inspiraci?n no tiene en cuenta su m?s importante y preciosa caracter?stica, la de su procedencia de Dios.
Una interpretaci?n semejante no deja acceder a la Palabra de Dios y pierde, por tanto, el inestimable tesoro que la Sagrada Escritura contiene para nosotros. Este tipo de aproximaci?n se ocupa de palabras meramente humanas, aunque puedan ser, de modo diverso y seg?n los diferentes escritos, palabras de extraordinaria profundidad y belleza. En la discusi?n sobre la inspiraci?n, se trata de la naturaleza ?ntima y del decisivo y distintivo significado de las Sagradas Escrituras, es decir de la calidad de la Palabra de Dios.
En la misma Exhortaci?n Apost?lica, recordaba adem?s que ?los Padres sinodales han destacado la conexi?n entre el tema de la inspiraci?n y el de la verdad de las Escrituras. Por eso, la profundizaci?n en el proceso de la inspiraci?n llevar? tambi?n sin duda a una mayor comprensi?n de la verdad contenida en los libros sagrados.(ibid). Seg?n la Constituci?n conciliar Dei Verbum, Dios nos dirige su Palabra para ?revelarse a s? mismo y hacernos conocer el misterio de su voluntad (cfr?Ef?1,9)? (n.2). Mediante su Palabra, Dios nos quiere comunicar toda la verdad sobre S? mismo y sobre le proyecto de salvaci?n para la humanidad. El compromiso de descubrir cada vez m?s la verdad de los Libros Sagrados equivale, por tanto, a intentar conocer mejor a Dios y al misterio de su voluntad salv?fica.
?Ciertamente, la reflexi?n teol?gica ha considerado siempre la inspiraci?n y la verdad como dos conceptos clave para una hermen?utica eclesial de las Sagradas Escrituras. Sin embargo, hay que reconocer la necesidad actual de profundizar adecuadamente en esta realidad, para responder mejor a lo que exige la interpretaci?n de los textos sagrados seg?n su naturaleza? (ibid). Afrontando el tema ?Inspiraci?n y Verdad dela Biblia?, la Pontificia Comisi?n B?blica est? llamada a ofrecer su contribuci?n espec?fica y cualificada a esta profundizaci?n necesaria. De hecho, es esencial y fundamental para la vida y la misi?n de la Iglesia que los textos sagrados sean interpretados seg?n su naturaleza: la Inspiraci?n y la Verdad son caracter?sticas constitutivas de esta naturaleza. Por esto vuestro compromiso tendr? una utilidad verdadera para la vida y misi?n de la Iglesia.
Finalmente querr?a mencionar el hecho de que no es posible, en una buena hermen?utica, aplicar de modo mec?nico el criterio de la inspiraci?n, como tambi?n el de la verdad absoluta, extrapolando una frase o expresi?n. El contexto en el que es posible percibir la Sagrada Escritura como Palabra de Dios, es el de la unidad en la que los elementos individuales se iluminan rec?procamente y se abren a la comprensi?n.
En el deseo de que todos vosotros continu?is vuestro trabajos fruct?feramente, querr?a manifestar mi gran aprecio por la actividad desarrollada por la Comisi?n B?blica para promover el conocimiento, el estudio y la acogida de la Palabra de Dios en el mundo. Con estos sentimientos conf?o a cada uno de vosotros a la materna protecci?n de la Virgen Mar?a, a la que, con todo la Iglesia, invocamos como Sedes Sapientiae, y de coraz?n le imparto a usted, Venerado Hermano, y a todos los Miembros de la Pontificia Comisi?n B?blica, una especial Bendici?n Apost?lica.
En el Vaticano, 2 de mayo de 2011
BENEDICTUS PP. XVI
[Traducci?n del original italiano por Carmen ?lvarez
?Libreria Editrice Vaticana]
Homil?a de monse?or Juan Rub?n Mart?nez, obispo de Posadas para el segundo domingo de Pascua (1 de mayo de 2011). (AICA)
SOBRE EL BEATO JUAN PABLO II?????????????
Durante varias semanas estaremos celebrando el tiempo pascual. Es un tiempo para animarnos en la esperanza, porque Cristo resucit? y la vida triunf?, sobre la muerte. Esta es la experiencia gozosa de los Ap?stoles que nos presenta el Evangelio de este domingo (Jn 20, 19-31). Ellos estaban reunidos en un lugar de Jerusal?n y llenos de temor. No era para menos, lo hab?an matado a quien ellos segu?an y no sab?an que pod?a pasarles. El texto b?blico nos dice: ?Jes?s poni?ndose en medio de ellos, les dijo: ?La paz est? con Ustedes! Como el Padre me envi? a m?, yo tambi?n los env?o a Ustedes? (Jn 20, 19-20). Esta experiencia de fe era fundamental para que los Ap?stoles reciban el mandato de evangelizar.
Quiz?s nos venga bien repensar estos textos pascuales, para ubicarnos sobre cu?l es el aporte que nuestro tiempo necesita de los cristianos. Este encuentro pascual fue fundamental para que los Ap?stoles sobrelleven las dificultades de su tiempo. Nosotros tambi?n necesitamos de esta experiencia de Fe Pascual y de una espiritualidad m?s profunda, para ser ?testigos? en medio de tantos problemas que nos rodean.
Este domingo estamos viviendo un acontecimiento muy importante para la Iglesia. En? este segundo domingo de Pascua, se celebra la beatificaci?n del Papa Juan Pablo II. De diversas maneras durante su largo pontificado hemos tenido la posibilidad de conocer a este hombre tan querido por todos. En mi caso he sido ordenado sacerdote y posteriormente Obispo cuando Juan Pablo II era Papa. Siendo Obispo he tenido la posibilidad de tener dos audiencias privadas con ?l, en donde he experimentado su paternidad y cercan?a. Todos hemos conocido que Juan Pablo II fue un hombre totalmente donado a Dios y a la gente, para vivir sin l?mites la misi?n conferida. Los argentinos especialmente tenemos que agradecer su mediaci?n que evit? una guerra absurda con nuestros hermanos chilenos. Recordamos sus visitas a la Argentina y su especial carisma con los j?venes.
Espont?neamente j?venes de nuestra Di?cesis han querido realizar una vigilia de oraci?n para unirse a la beatificaci?n del Papa Juan Pablo II. Hoy celebrar? la Santa Misa del segundo domingo de Pascua a las 20:00 hs en nuestra Catedral, teniendo especialmente presente la beatificaci?n del Papa.
En este tiempo de Pascua, estamos llamados a profundizar nuestro encuentro con el Se?or Resucitado y ser disc?pulos, testigos y misioneros. Podemos se?alar que siempre la evangelizaci?n se realiz? fundamentalmente desde la irradiaci?n de ?varones ?y mujeres que por su santidad fueron instrumentos de Salvaci?n. Este es el caso del ?Beato Juan Pablo II?. ?l mismo en el inicio del siglo y del milenio nos dec?a en su Carta Apost?lica, ?Novo Millennio Ineunte? refiri?ndose a la santidad: ?En primer lugar, no dudo en decir que la perspectiva en la que debe situarse el camino pastoral es el de la santidad? (30).
Recordar esta verdad elemental, poni?ndola como fundamento de la propagaci?n pastoral que nos ata?e al inicio del nuevo milenio, podr?a parecer, en primer momento algo poco pr?ctico. ?Acaso se puede ?programar? la santidad? ?Qu? puede significar esta palabra en la l?gica de un plan pastoral? En realidad, poner la programaci?n pastoral bajo el signo de la santidad es una opci?n llena de consecuencias. Significa expresar la convicci?n de que el Bautismo es una verdadera entrada en la santidad de Dios por medio de la inserci?n en Cristo y la inabitaci?n de su Esp?ritu, ser?a un contrasentido contentarse con una vida mediocre, vivida seg?n una ?tica minimalista y una religiosidad superficial. Preguntar a un catec?meno, ??Quieres recibir el Bautismo??, significa ?Quieres ser santo???(31)
En este domingo pascual podemos pedir al Beato Juan Pablo II, que interceda para que vivamos nuestro bautismo, como testigos que creen en Aquel que muri? y ?Resucit?.
Les env?o un saludo cercano y hasta el pr?ximo domingo.?
Monse?or Juan Rub?n Mart?nez, obispo de Posadas?
Lectio divina para el mi?rcoles de la sexta semana de Pascua 2o11, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:?????????????????Juan 16, 12‑15?
En aquel tiempo, dijo Jes?s a sus disc?pulos: ?Muchas cosas me quedan por deciros, pero no pod?is cargar con ellas por ahora; cuando venga ?l, el Esp?ritu de la verdad, os guiar? hasta la verdad plena. Pues lo que hable no ser? suyo: hablar? de lo que oye y os comunicar? lo que est? por venir. ?l me glorificar?, porque recibir? de m? lo que os ir? comunicando.
Todo lo que tiene el Padre es m?o. Por eso os he dicho que toma de lo m?o y os lo anunciar?.?
MEDITACI?N:??????????????Hasta la verdad plena?
??????????? Hay afirmaciones tuyas, Se?or, que me llenan de gozo y, al mismo tiempo de tristeza. De gozo, porque tu palabra me abre siempre horizontes. Me asegura realidades que yo no alcanzo, pero que t? me haces accesible. Porque todo aquello que no alcanza mi realidad finita, pero que de alguna manera clama conseguir, est? en ti.
??????????? Y me da tristeza porque teniendo en ti una respuesta, parece que nos es m?s f?cil, incluso preferimos, quedarnos en nuestros l?mites. Sentimos la experiencia de nuestros vac?os y, m?s all? de desear llenarlos, nos cerramos en ellos, nos bloqueamos, y negamos la posibilidad de sentido a la que nos abres.
??????????? Lo cierto es que hemos manipulado tantas veces palabras hermosas, incluso en tu nombre, que hemos terminado por desconfiar de ellas, o las hemos vaciado de sentido, hemos conseguido no hacerlas cre?bles.
??????????? Pero necesitamos esa palabra. Necesitamos saber que hay una verdad, por encima de nuestras verdades parciales, hacia la que caminar. Es la verdad del amor que nos abre a lo mejor de ti, a lo mejor de nosotros, a lo mejor de lo que puede intuir nuestra realidad condicionada y limitada.? Buscamos el amor de verdad, tal vez por eso fracasan tantos amores parciales que cultivamos con despreocupaci?n. Ay?danos, Se?or, ay?dame, gu?ame, sin miedos, hasta la verdad plena. ??
ORACI?N:?????????????????Gu?ame, Se?or?
??????????? Se?or, que la verdad sea m?s fuerte que mis miedos e incertidumbres, gu?ame hacia ella. Gu?ame, Se?or, hasta la verdad plena del amor, y ens??ame y ay?dame a dar los primeros pasos desde aqu?.
??????????? Las dificultades no son pocas, dentro y fuera de m?. Dame tu fuerza y gu?ame, Se?or, para que pueda pasar por encima de ellas, y ser siempre, con tu Esp?ritu, un buscador de la verdad.???
CONTEMPLACI?N:?????????????????Me gu?as?
Camino desorientado
empujado por muchas voces
que quieren dirigir mis pasos
y cerrar mis horizontes.
S?lo t? me abres caminos,
llenas de plenitud mis vac?os,
y respondes a mis ansias de amor.
Me gu?as y me llevas m?s all?
de mis limitaciones,
abres mis ansias de amor
y haces posible
que me sienta plenamente humano.
Reflexi?n de Jos? Antonio Pagola al evangelio de la solemnidad de la Ascensi?n del Se?or, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Ense?anza de la di?cesis de Tenerife.
ESCUELA DE JES?S?
???????? La situaci?n que se vive hoy en nuestras comunidades cristianas no es nada f?cil. En nuestro coraz?n de seguidores de Jes?s surgen no pocas preguntas: ?d?nde reafirmar nuestra fe en estos tiempos de crisis religiosa? ?qu? es lo importante en estos momentos? ?qu? hemos de hacer en las comunidades de Jes?s? ?hacia d?nde hemos de orientar nuestros esfuerzos?
???????? Mateo concluye su relato evang?lico con una escena de importancia excepcional. Jes?s convoca por ?ltima vez a sus disc?pulos para confiarles su misi?n. Son las ?ltimas palabras que escuchar?n de Jes?s: las que han de orientar su tarea y sostener su fe a lo largo de los siglos.
???????? Siguiendo las indicaciones de las mujeres, los disc?pulos se re?nen en Galilea. All? hab?a comenzado su amistad con Jes?s. All? se hab?an comprometido a seguirlo colaborando en su proyecto del reino de Dios. Ahora vienen sin saber con qu? se pueden encontrar. ?Volver?n a verse con Jes?s despu?s de su ejecuci?n?
???????? El encuentro con el Resucitado no es f?cil. Al verlo llegar, los disc?pulos ?se postran? ante ?l; reconocen en Jes?s algo nuevo; quieren creer, pero ?algunos vacilan?. El grupo se mueve entre la confianza y la tristeza. Lo adoran pero no est?n libres de dudas e inseguridad. Los cristianos de hoy los entendemos. A nosotros nos sucede lo mismo.
???????? Lo admirable es que Jes?s no les reprocha nada. Los conoce desde que los llam? a seguirlo. Su fe sigue siendo peque?a, pero a pesar de sus dudas y vacilaciones, conf?a en ellos. Desde esa fe peque?a y fr?gil anunciar?n su mensaje en el mundo entero. As? sabr?n acoger y comprender a quienes a lo largo de los siglos vivir?n una fe vacilante. Jes?s los sostendr? a todos.
???????? La tarea fundamental que les conf?a es clara: ?hacer disc?pulos? suyos en todos los pueblos. No les manda propiamente a exponer doctrina, sino a trabajar para que el mundo haya hombres y mujeres que vivan como disc?pulos y disc?pulas de Jes?s. Seguidores que aprendan a vivir como ?l. Que lo acojan como Maestro y no dejen nunca de aprender a ser libres, justos, solidarios, constructores de un mundo m?s humano.
???????? Mateo entiende la comunidad cristiana como una "escuela de Jes?s". Seremos muchos o pocos. Entre nosotros habr? creyentes convencidos y creyentes vacilantes. Cada vez ser? m?s dif?cil atender a todo como quisi?ramos. Lo importante ser? que entre nosotros se pueda aprender a vivir con el estilo de Jes?s. El es nuestro ?nico Maestro. Los dem?s somos todos hermanos que nos ayudamos y animamos mutuamente a ser sus disc?pulos.
Jos? Antonio Pagola?
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
5 de junio de 2011
Ascensi?n del Se?or (A)
Mateo, 28,16-20
ZENIT nos ofrece el mensaje que el Papa Benedicto XVI ha dirigido a la presidenta de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales, Mary Ann Glendon, con motivo de su sesi?n plenaria con el t?tulo ?Derechos universales en un mundo diversificado. La cuesti?n de la libertad religiosa?.
A Su Excelencia Profesora Mary Ann Glendon
Presidenta de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales?
Me complace saludarla a usted y a los miembros de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales, mientras celebran su d?cimo s?ptima sesi?n plenaria sobre el tema: ?Derechos universales en un mundo diversificado. La cuesti?n de la libertad religiosa?.
Como he observado en muchas ocasiones, las ra?ces de la cultura occidental cristiana siguen siendo profundas; fue una cultura que dio vida y espacio a la libertad religiosa y que sigue nutriendo la libertad garantizada constitucionalmente a la libertad religiosa y a la libertad de culto que muchos pueblos disfrutan hoy. Debido en parte a su negaci?n sistem?tica por parte de los reg?menes ateos del siglo XX, estas libertades fueron reconocidas y consagradas por la comunidad internacional en la Declaraci?n Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Hoy estos derechos humanos b?sicos est?n de nuevo amenazados por actitudes e ideolog?as que impedir?an la libre expresi?n religiosa. En consecuencia, el desaf?o de defender y promover el derecho a la libertad religiosa y a la libertad de culto debe ser aceptado una vez m?s en nuestros d?as. Por esta raz?n, doy las gracias a la Academia por su contribuci?n a este debate.
El anhelo de verdad y de sentido y la apertura a lo trascendente est?n profundamente inscritos en nuestra naturaleza humana; nuestra naturaleza nos pide buscar las cuestiones de la mayor importancia para nuestra existencia. Hace muchos siglos, Tertuliano acu?? el t?rmino libertas religionis (cf. Apologeticum, 24, 6). Subray? que a Dios se le debe dar culto libremente, y que est? en la naturaleza de la religi?n no admitir coerciones, "nec religionis est cogere religionem" (Ad Scapulam, 2, 2). Dado que el hombre goza de la capacidad de una elecci?n libre y personal en la verdad, y dado que Dios espera del hombre una respuesta libre a su llamada, el derecho a la libertad religiosa debe ser considerado como inherente a la dignidad fundamental de toda persona humana, que relaci?n con la innata apertura del coraz?n humano a Dios. De hecho, la aut?ntica libertad religiosa permitir? a la persona humana alcanzar su plenitud,contribuyendo as? al bien com?n de la sociedad.
Consciente de la evoluci?n en la cultura y la sociedad, el Concilio Vaticano II propuso una fundamentaci?n antropol?gica renovada de la libertad religiosa. Los Padres Conciliares afirmaron de que todas las personas son ?est?n impulsados por su misma naturaleza y est?n obligados adem?s moralmente a buscar la verdad, sobre todo la que se refiere a la religi?n" (Dignitatis Humanae, 2). La verdad nos hace libres (cf. Jn 8,32), y esta misma verdad debe descubrirse y asumirse libremente. El Concilio fue cuidadoso al aclarar que esta libertad es un derecho del que cada persona goza naturalmente, y que, por lo tanto, tambi?n debe ser protegido y fomentado por la legislaci?n civil.
Por supuesto, cada Estado tiene el derecho soberano de promulgar su propia legislaci?n y de expresar las diferentes actitudes hacia la religi?n en la ley. Por ello, hay algunos Estados que permiten una amplia libertad religiosa seg?n nuestra comprensi?n de la palabra, mientras que otros la restringen por varias razones, entre ellas la desconfianza hacia la propia religi?n. La Santa Sede sigue apelando por el reconocimiento del derecho humano fundamental a la libertad religiosa por parte de todos los Estados, y les insta a respetar, y si fuese necesario, proteger a las minor?as religiosas que, aunque ligadas por una fe diferente de la mayor?a en torno a ellas, aspiran a vivir con sus conciudadanos con toda tranquilidad y participar plenamente en la vida civil y pol?tica de la naci?n, en beneficio de todos.
Por ?ltimo, perm?tame expresar mi sincera esperanza de que vuestras experiencias en los campos del derecho, de las ciencias pol?ticas, de la sociolog?a y de la econom?a se dar?n cita estos d?as para aportar nuevos puntos de vista sobre esta importante cuesti?n y as? traiga mucho fruto ahora y en el futuro. Durante este tiempo santo, invoco sobre vosotros la abundancia de alegr?a y paz de la Pascua, y le imparto a usted, a monse?or S?nchez Sorondo y a todos los miembros de la Academia mi Bendici?n Apost?lica.??
En el Vaticano, a 29 de abril de 2011
BENEDICTUS PP. XVI
[Traducci?n del original ingl?s por Inma ?lvarez
ZENIT? nos ofrece la catequesis que el Papa Benedicto XVI ofreci?el mi?rcoles 4 de?Mayo de 2011?durante la Audiencia General, celebrada en la Plaza de San Pedro.
Queridos hermanos y hermanas,
hoy quisiera iniciar una nueva serie de catequesis. Tras las catequesis sobre los Padres de la Iglesia, sobre los grandes te?logos de la Edad Media, sobre las grandes mujeres, quisiera elegir ahora un tema muy importante para todos nosotros: es el tema de la oraci?n, de manera espec?fica la cristiana, es decir, la oraci?n que nos ense?? Jes?s y que sigue ense??ndonos la Iglesia. Es en Jes?s, de hecho, donde el hombre se capacita para acercarse a Dios, con la profundidad y la intimidad de la relaci?n de paternidad y de filiaci?n. Junto a los primeros disc?pulos, con humilde confianza nos dirigimos ahora al Maestro y Le pedimos: ?Se?or, ens??anos a orar? (Lc 11,1).
En las pr?ximas catequesis, acerc?ndonos a la Sagrada Escritura, a la gran tradici?n de los Padres de la Iglesia, a los Maestros de espiritualidad, a la Liturgia, queremos aprender a vivir a?n m?s intensamente nuestra relaci?n con el Se?or, casi una ?Escuela de Oraci?n?. Sabemos bien que, de hecho, la oraci?n no se da por descontado: es necesario aprender a rezar, casi adquiriendo de nuevo este arte; incluso los que est?n muy avanzados en la vida espiritual sienten siempre la necesidad de entrar en la escuela de Jes?s para aprender a rezar con autenticidad. Recibimos la primera lecci?n del Se?or a trav?s de Su ejemplo. Los Evangelios nos describen a Jes?s en di?logo ?ntimo y constante con el Padre: es una comuni?n profunda de aquel que ha venido al mundo, no para hacer su voluntad, sino la del Padre que lo ha enviado para la salvaci?n del hombre.
En esta primera catequesis, como introducci?n, querr?a proponer algunos ejemplos de oraci?n presentes en las culturas antiguas, para revelar como, pr?cticamente siempre y en todas partes se han dirigido a Dios.
En el antiguo Egipto, por ejemplo, un hombre ciego, pidiendo a la divinidad que se le restituyese la vista, demuestra algo universalmente humano, como la pura y simple oraci?n de petici?n de quien se encuentra en el sufrimiento. Este hombre reza: ?Mi coraz?n desea verte... T? que me has hecho ver las tinieblas, crea la luz para m?. ?Que yo te vea! Inclina hacia m? tu rostro amado? (?) (A. Barucq ? F. Daumas, Hymnes et pri?res de l?Egypte ancienne, Paris 1980, trad. it. en Preghiere dell?umanit?, Brescia 1993, p. 30).
En las religiones de Mesopotamia dominaba un sentido de culpa arcano y paralizador, no falto de la esperanza de la redenci?n y liberaci?n por parte de Dios. Podemos apreciar as?, esta s?plica de parte de un creyente de aquellos antiguos cultos: ?Oh Dios que eres indulgente incluso con las culpas m?s graves, absuelve mi pecado... Mira Se?or a tu siervo agotado, y sopla tu brisa sobre ?l: sin demora perd?nale. Levanta tu severo castigo. Disueltos estos lazos, permite que yo vuelva a respirar; rompe mis cadenas, lib?rame de mis ataduras? (M.-J. Seux, Hymnes et pri?res aux Dieux de Babylone et d?Assyrie, Paris 1976, trad. it. in Preghiere dell?umanit?, op. cit., p. 37). Son expresiones que demuestran como el hombre, en su b?squeda de Dios, ha intuido, aunque confusamente, su culpa por una parte y tambi?n aspectos de misericordia y de bondad divinas. Dentro de la religi?n pagana de la Antigua Grecia, se asiste a una evoluci?n muy significativa: las oraciones, aunque contin?an invocando la ayuda divina para obtener el favor celestial en todas las circunstancias de la vida cotidiana y para conseguir beneficios materiales, se dirigen progresivamente a peticiones m?s desinteresadas, que consienten al hombre creyente, profundizar en su relaci?n con Dios y mejorar. Por ejemplo, el gran fil?sofo Plat?n relata una oraci?n de su maestro S?crates, considerado justamente uno de los fundadores del pensamiento occidental. Oraba as? S?crates: ?Haced que yo sea hermoso por dentro. Que yo considere rico a quien es sabio, y que posea de dinero s?lo cuanto pueda tomar y llevar el sabio. No pido m?s? (Obras I. Fedro 279c, trad. it. P. Pucci, Bari 1966). Querr?a ser sobre todo hermoso por dentro y sabio, no rico en dinero.
En aquellas obras maestras de la literatura de todos los tiempos que son las tragedias griegas, todav?a hoy, despu?s de veinticinco siglos, le?das, meditadas y representadas, contiene oraciones que expresan el deseo de conocer a Dios y de adorar su majestad. Una de estas recita as?: ?Sost?n de la tierra, que sobre la tierra tienes tu sede, seas quien seas, es dif?cil saberlo, Zeus, sea tu ley por naturaleza o por pensamiento de los mortales, a ti me dirijo: ya que t?, procediendo por caminos silenciosos, gu?as las vicisitudes humanas seg?n justicia" (Eur?pides, Troiane, 884-886, trad. it. G. Mancini, en Preghiere dell?umanit?, op. Cit., p. 54). Dios siguen siendo un poco nebuloso y sin embargo el hombre conoce a este Dios desconocido y reza a aquel que gu?a los caminos de la tierra.
Tambi?n los romanos, que constituyeron aquel gran imperio en el que naci? y se difundi?, en gran parte, el Cristianismo de los or?genes, la oraci?n, aunque se asociaba a una concepci?n utilitaria y fundamentalmente ligada a la petici?n de la protecci?n divina sobre la comunidad civil, se abre a veces, a invocaciones admirables por el fervor de la piedad personal, que se transforma en alabanza y agradecimiento. De esto es testigo un autor de la ?frica romana del siglo II despu?s de Cristo, Apuleyo. En sus escritos manifiesta la insatisfacci?n de sus contempor?neos hacia la religi?n tradicional y el deseo de una relaci?n m?s aut?ntica con Dios. En su obra maestra, titulada Las metamorfosis, un creyente se dirige a una divinidad femenina con estas palabras: "T? s? que eres santa, t? eres en todo tiempo salvadora de la especie humana, t?, en tu generosidad, ofrecer siempre auxilio a los mortales, t? ofreces a los miserables en aprietos el dulce afecto que puede tener una madre. Ni d?a ni noche ni momento alguno, por breve que sea, pasa sin que t? lo colmes de tus beneficios" (Apuleyo de Madaura, Metamorfosis IX, 25, trad. it. C. Annaratone, en Preghiere dell?umanit?, op. cit., p. 79).
En el mismo periodo, el emperador Marco Aurelio -que tambi?n era un fil?sofo que pensaba en la condici?n humana- afirma la necesidad de rezar para establecer una cooperaci?n fruct?fera entre acci?n divina y acci?n humana. Escribe en sus Recuerdos: ??Qui?n te ha dicho que los dioses no nos ayuden tambi?n en lo que depende de nosotros? Comienza a rezarles y ver?s? (Dictionnaire de Spiritualit? XII/2, col. 2213). Este consejo del emperador fil?sofo fue, efectivamente, puesto en pr?ctica por innumerables generaciones de hombres antes de Cristo, demostrando que la vida humana sin la oraci?n, que abre nuestra existencia al misterio de Dios, se queda sin sentido y privada de referencias. En toda oraci?n, de hecho, se expresa siempre la verdad de la criatura humana, que experimenta por una parte debilidad e indigencia, y por esto, pide ayuda al Cielo, y por la otra est? dotada de una dignidad extraordinaria, porque se prepara a acoger la Revelaci?n divina, se descubre capaz de entrar en comuni?n con Dios.
Queridos amigos, en estos ejemplos de oraci?n de las distintas ?pocas y civilizaciones, surge la conciencia del ser humano de su condici?n de criatura y de su dependencia de Otro, que es superior a ?l y fuente de todo bien. El hombre de todos los tiempos reza porque no puede hacer otra cosa que preguntarse cual es el sentido de su existencia, que permanece oscuro y descorazonador, si no se pone en relaci?n con el misterio de Dios y de su dise?o sobre el mundo. La vida humana es una mezcla del bien y del mal, de sufrimiento inmerecido y de la alegr?a y belleza, que espont?nea e irresistiblemente nos empuja a pedir a Dios la luz y la fuerza interior que nos socorra en la tierra y se abra a una esperanza que va m?s all? de los confines de la muerte. Las religiones paganas siguen siendo una invocaci?n que desde la tierra espera una palabra del Cielo. Uno de los ?ltimso grandes fil?sofos paganos, que vivi? ya en plena ?poca cristiana, Proclo de Costantinopla, da voz a esta espera, diciendo: ?Incognoscible, nadie te contiene. Todo lo que pensamos te pertenece. Son tuyos nuestros males y nuestros bienes, de ti cada h?lito nuestro depende, oh Inefable, que nuestras almas sienten presente, elev?ndote un himno de silencio" (Hymni, ed. E. Vogt, Wiesbaden 1957, en Preghiere dell?umanit?, op. cit., p. 61).
En los ejemplos de oraci?n de las distintas culturas, que hemos considerado, podemos ver un testimonio de la dimensi?n religiosa y del deseo de Dios inscrito en el coraz?n de todo hombre, que se realiza completamente y llega a su plena expresi?n en el Antiguo y Nuevo Testamento. La Revelaci?n, de hecho, purifica y lleva a su plenitud el original anhelo del hombre de Dios, ofreci?ndole, en la oraci?n, la posibilidad de una relaci?n m?s profunda con el Padre celeste.
En el inicio de nuestro camino en la Escuela de Oraci?n, queremos ahora pedir al Se?or que ilumine nuestra mente y nuestro coraz?n, para que la relaci?n con ?l en la oraci?n sea siempre m?s intensa, con un afecto constante. Y de nuevo Le decimos: ?Se?or, ens??anos a orar? (Lc 11,1). ?Gracias!
[En espa?ol dijo]
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua espa?ola, en particular a los formadores y alumnos del Seminario Menor de la Asunci?n de Santiago de Compostela y a los dem?s grupos provenientes de Espa?a, M?xico y otros pa?ses latinoamericanos. Os invito a que experimentando el anhelo de Dios que est? en el interior del hombre, pid?is al Se?or que ilumine vuestros corazones para que vuestra relaci?n con ?l en la oraci?n sea cada vez m?s intensa. Muchas gracias.
[En italiano dijo]
Deseo dirigirme finalmente, como es habitual, a los j?venes, a los enfermos y a los reci?n casados. Ha comenzado desde hace poco el mes de mayo, que en muchas partes del mundo, el pueblo cristiano dedica a la Virgen. Queridos j?venes, entrad todos los d?as en las escuela de Mar?a Sant?sima para aprender de Ella a cumplir la voluntad de Dios. Contemplando a la Madre de Cristo crucificado, vosotros, queridos enfermos, sabed acoger el valor salv?fico de todo sufrimiento vivido junto a Jes?s. Y vosotros, queridos reci?n casados, invocad su protecci?n materna, para que en vuestra familia reine siempre el clima de la casa de Nazaret.
[Traducci?n del original italiano por Carmen ?lvarez
?Libreria Editrice Vaticana]?
Lectio divina para la martes de la sexta semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:????????????????Juan 16, 5‑11?
En aquel tiempo, dijo Jes?s a sus disc?pulos: ?Ahora me voy al que me envi?, y ninguno de vosotros me pregunta: "?Ad?nde vas?" Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el coraz?n. Sin embargo, lo que os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendr? a vosotros el Defensor. En cambio, si me voy, os lo enviar?.
Y cuando venga, dejar? convicto al mundo con la prueba de un pecado, de una justicia, de una condena. De un pecado, porque no creen en m?; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me ver?is; de una condena, porque el Pr?ncipe de este mundo est? condenado.?
MEDITACI?N:???????????????Y cuando venga?
??????????? No es un tema del que solamos hablar mucho, tal vez porque lo veamos distante, o porque se nos escapa esa realidad en el modo, en la forma en que podemos entender esa realidad. Pero m?s all? de la forma, que se nos puede escapar, est? la verdad del mensaje: habr? un fin, y ese fin manifestar? la consumaci?n de la creaci?n en ti. La victoria del amor.
??????????? Tal vez no nos preocupa demasiado porque adem?s de escap?rsenos su realizaci?n, la sentimos distante. Nos pilla m?s cerca nuestra confrontaci?n personal y cercana en el momento de nuestro paso a la otra orilla, al menos para los que creemos en ella.
??????????? Pero creo que m?s all? de esa realidad personal, resulta un mensaje esperanzador creer que estamos llamados a experimentar la totalidad de una creaci?n nueva, en la que ya no haya dos mundos, el de los de aqu? y el de los de all?, sino una nueva realidad para todos. Tal vez nos parece ten incre?ble que eso pueda darse en la realidad, dada la experiencia que tenemos de nosotros y de nuestro mundo, que eso mismo sea lo que nos la haga m?s distante y, puede ser que, hasta ficticia.
??????????? Pero, gracias. Gracias, Se?or, porque es un anuncio de esperanza. Porque es, de alguna manera, la respuesta a los mejores anhelos que llevamos dentro y que vivimos de manera frustrada en nuestro aqu?. Que este anuncio sea un est?mulo para colaborar en mi hoy a hacerlo realidad porque, al fin y al cabo, no ser? sino una continuaci?n, una culminaci?n, de nuestro trabajo por sembrar, a pesar de nuestras contradicciones, amor y paz.????????
ORACI?N:???????????????Env?anos tu Esp?ritu?
??????????? Env?anos tu Esp?ritu, Se?or, para que sea la fuerza a?adida a nuestra debilidad.
??????????? Env?anos tu Esp?ritu que derrame en nosotros la corriente de tu amor y haga nuestro coraz?n m?s humano.
??????????? Se?or, env?anos tu Esp?ritu, que nos de la ilusi?n y el coraje que necesitamos para ser hoy testigos de tu presencia.???
CONTEMPLACI?N:?????????????Tu Esp?ritu?
Irrumpe la soledad
?y la tristeza en mi coraz?n,
a?n cuando s? que t? est?s
y caminas a mi lado.
Me pesan mis vac?os
?y mis et?reas saciedades.
Y en tu empe?o divino
de amarme,
siembras el aliento de tu Esp?ritu
en mis entra?as.
Y desde ah? me gimes
con ternura,
y me empujas,
con fuerza y con dulzura
hacia ti.
Reflexi?n de monse?or Mons. Pedro Daniel Mart?nez, obispo de San Luis. (29 de abril de 2010). (AICA)
La Semana Santa finaliza con el hecho m?s portentoso de la historia de la humanidad: la Resurrecci?n del Se?or. Esto es ocasi?n de hacerles llegar mi deseo de que la Pascua de Resurrecci?n les otorgue abundantes gracias y bendiciones.? Tan importante es el Misterio que celebramos que ?si Cristo no resucit?, vana es nuestra Fe?. En efecto, sin resurrecci?n toda vida termina con la muerte.
En general en el mundo se vive como si todo terminara con la muerte. Se ense?a a gozar aquello que ofrece cada d?a sin limitaciones. Si todo terminara con la muerte, no tendr?a sentido el esfuerzo personal ni la superaci?n moral.? San Pablo les dec?a a sus fieles que si fuera as?, si no hubiera vida eterna, se vivir?a seg?n la m?xima de los paganos: ?comamos y bebamos, total ma?ana moriremos?. Por el contrario, Dios nos ha revelado y lo profesamos en el Credo que existe la vida eterna, que despu?s de la muerte est? la eternidad: ?Creo en la resurrecci?n de los muertos y en la vida eterna?.
Por ello, el Misterio de la Resurrecci?n de Cristo nos invita a vivir en este mundo de un modo nuevo. Es decir, asumiendo nuestros quehaceres cotidianos pero sabiendo que la ?figura de este mundo pasa? ya que es s?lo un caminar hacia la vida eterna y definitiva.
No tengamos miedo ante las dificultades que se nos puedan presentar.? Recordemos que los mismos ap?stoles que vivieron con miedo la Pasi?n fueron testigos de algo portentoso: la Resurrecci?n de Cristo. Estuvieron tan seguros de este hecho sobre-natural que prefirieron morir, antes que? negar lo que vieron.? Hoy mismo, muchos cristianos padecen persecuci?n y tambi?n ellos prefieren morir antes que traicionar su fe.? Fe que se ha mantenido incorrupta, en la Iglesia cat?lica, a lo largo de dos mil a?os, a pesar de las debilidades de los cristianos y hasta de sus propios ministros.
La Resurrecci?n afirma que la muerte no es el fin sino el comienzo. Desde la encarnaci?n del Hijo de Dios, hasta su gloriosa ascensi?n a los cielos, todo es sobre-natural. La Resurrecci?n de Cristo es la victoria sobre la muerte: Su victoria es nuestra victoria. ?D?nde est? muerte tu victoria, d?nde tu aguij?n? (1 Cor 15, 55).? La Resurrecci?n nos llena de alegr?a y nos inunda de esperanza, pues implica nuestra victoria frente al m?s temible enemigo: la muerte (la propia y la de las personas que amamos).
Esta celebraci?n tiene la mayor trascendencia porque todo lo sobre-natural en que creemos, se afirma en la Resurrecci?n del Se?or quien nos dice: ?Yo soy la resurrecci?n y la vida: el que cree en M?, aunque haya muerto, vivir? (Jn 11,25). Vivamos en este mundo, pero no seg?n los criterios de este mundo.? Estamos en ese mundo, pero no somos de este mundo.
Que la felicidad sobre-natural que fluye cada a?o de esta Solemnidad de la Resurrecci?n de Cristo nos estimule tambi?n a ser testigos de alegr?a en nuestros hogares y en un mundo tan lleno de tristezas e injusticias. Feliz Pascua! Que Dios me los bendiga a todos. (SDAM)??
Mons. Pedro Daniel Mart?nez, obispo de San Luis
San Luis, 29 de abril de 2011.??
Lectio divina para el lunes de la sexta semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Litugia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA?????? ?Juan 15, 26‑16, 4??
En aquel tiempo, dijo Jes?s a sus disc?pulos: ?Cuando venga el Defensor, que os enviar? desde el Padre, el Esp?ritu de la verdad, que procede del Padre, ?l dar? testimonio de m?; y tambi?n vosotros dar?is testimonio, porque desde el principio est?is conmigo.
Os he hablado de esto, para que no tambale?is. Os excomulgar?n de la sinagoga; m?s a?n, llegar? incluso una hora cuando el que os d? muerte pensar? que da culto a Dios. Y esto lo har?n porque no han conocido ni al Padre ni a m?.
Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acord?is de que yo os lo hab?a dicho.?
MEDITACI?N:????? ????????El Esp?ritu de la verdad?
??????????? Me parece muy importante que tengamos presente este anuncio que nos haces. Nos da un poco de miedo hoy hablar de la verdad, porque parece que hace referencia a posturas cerradas y recalcitrantes, que en nombre de una ?supuesta verdad? asume posturas agresivas, totalizantes, cerradas, violentas, condenatorias.
??????????? Y no, no es eso lo que est? en tu pensamiento. Si hubiese sido eso, t? mismo hubieses sido violento y t? no quitaste la vida a nadie, sino que la diste. T? verdad no es otra que la del amor. El Esp?ritu de la verdad que nos env?as es tu Esp?ritu de amor, por eso da testimonio de ti que has amado. ?l ha sido tu fuerza para amar, para poner tu vida en juego, para hablar de vida que est? llamada a brotar de todas las esquinas, y nos has hablado de alegr?a y de ser portadores de paz. Y todos esos valores no se pueden vivir desde el enga?o, desde la superioridad, desde la imposici?n, sino desde la compasi?n, la misericordia, el perd?n, la ternura, la justicia, la solidaridad, en una palabra, desde el amor. Y todo lo que viene de ah?, entra en la verdad, lo dem?s no.
??????????? Se?or, necesitamos abrirnos, sin miedo, a tu Esp?ritu de la verdad. Necesitamos potenciar un coraz?n puro, sencillo, aut?ntico. Un coraz?n que no manipule los valores y llame belleza a lo que no lo es, o amor a lo que no es, o vida a lo que no es. Nuestra capacidad para dar la vuelta a las cosas es poderosa, y de enga?arnos a nosotros mismos, y de justificar lo injustificable. Ay?dame a abrirme sin miedo a este Esp?ritu que nos das.
ORACI?N:??????????????Que d? testimonio?
??????????? Se?or, que d? testimonio de la bondad de tu verdad. Porque ella no se impone, s?lo se ofrece.
??????????? Que d? testimonio, Se?or, con alegr?a, de que en mi vida t? s?lo me abres a lo bueno. Potencias lo mejor de m? y me permites descubrir y no justificar mis errores.
??????????? Ay?dame, Se?or. Que d? testimonio del amor que derrochas en m?. Que mis gestos y mis palabras lo pongan de manifiesto.?????????
CONTEMPLACI?N:??????????????Defensor?
Camino en medio
de muchas incertidumbres
que me hacen tambalear.
S? y siento que est?s ah?,
a mi lado,
pero no soy capaz de evitar
mis cansancios y miedos.
Pero est?s,
y s?lo saberlo
me ofrece la paz
y la fuerza que necesito.
Eres mi Defensor
en lo profundo de mi alma,
y as? eres fuerza que arranca
de mis entra?as profundas,
remanso de paz
en el que desembocan
mis inquietudes y mis deseos.
?
Lectio divina para el domingo sexto de Pascua - A, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:??????????????????Juan 14, 15‑21?
En aquel tiempo, dijo Jes?s a sus disc?pulos: Si me am?is, guardar?is mis mandamientos. Yo le pedir? al Padre que os d? otro Defensor que est? siempre con vosotros, el Esp?ritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conoc?is porque vive con vosotros y est? con vosotros.
No os dejar? desamparados, volver?. Dentro de poco el mundo no me ver?, pero vosotros me ver?is, y vivir?is, porque yo sigo viviendo. Entonces sabr?is que yo estoy con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ?se me ama; al que me ama, lo amar? mi Padre, y yo tambi?n lo amar? y me revelar? a ?l.
MEDITACI?N:?????????????Yo estoy con vosotros??
??????????? ?sta es la afirmaci?n m?s importante que nos puedes decir y es la que necesito escuchar. No, no te pido que me digas m?s, ni que ?se estar suponga que ya no hay problemas, ni dolores, ni tristezas en mi vida, no. Me s? criatura, formando parte de una realidad condicionada y limitada y, por lo tanto, supeditada a la precariedad, al dolor, a la muerte. Pero, al mismo tiempo, inmerso en un mundo maravilloso, que nosotros, eso s?, nos estamos encargando de deteriorar a pasos agigantados; en medio de un mundo hermoso que cada vez facilita el que nos sintamos m?s familia, pero que estamos haciendo que sea familia enfrentada y con m?s signos de violencia; en un mundo de iguales, pero que cada vez suscita m?s desigualdades; en un mundo que proclamamos libre, pero donde no somos capaces de respetarnos y crear juntos desde las diferencias, que empleamos para enfrentarnos en lugar de para enriquecernos.
??????????? Nuestro mundo est? cargado de posibilidades, de potencialidades, para construir y para destruir, y t?, que fuiste v?ctima de todas esas fuerzas oscuras, nos sigues invitando a aportar luz, a construir vida, y lo haces desde dentro, no desde fuera. T? est?s con nosotros, vives con nosotros y en nosotros. Nos amas y nos has revelado todo tu proyecto de amor que nos abre a la potencialidad de nuestra esperanza y de nuestro amor.
??????????? Gracias, porque est?s aqu?. Gracias porque tu Esp?ritu es la garant?a de tu estar con nosotros. Desde ?l recibimos tu empuje, tu cercan?a, tu fuerza, tu presencia, tu amor. Gracias, Se?or. Sigue ah?, a nuestro lado. Porque t? eres la garant?a de nuestra salvaci?n.
ORACI?N:???????????????No me dejes?
??????????? No me dejes, Se?or, caer en la desesperanza, mant?n vivos mis sue?os de un mundo y de un hombre cada vez m?s humano.
??????????? No me dejes, Se?or, a pesar de mis frivolidades; a pesar de que en muchas ocasiones no estoy a la altura de tu amor.
??????????? No me dejes, Se?or, en medio de las dificultades, de las incertidumbres que nosotros mismos hemos creado. Que la certeza de tu presencia sea mi apoyo y mi fortaleza.
CONTEMPLACI?N:???????????????Est?s?
Est?s y me amas,
Son palabras que como un grito
y como un susurro,
me estremecen.
Y s?lo deseo,
que ellas,
modelen mi coraz?n
al tuyo.
Que contigo, Se?or,
tambi?n yo,
est? y ame.
ZENIT??nos ofrece el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigi? a los miembros de la Asamblea de Emisoras de Radio de la European Broadcasting Union, a quienes recibi? en audiencia el s?bado 30 de abril de 2011, horas antes de la beatificaci?n de Juan Pablo II.
Queridos amigos,
estoy muy contento de daros la bienvenida a todos vosotros, miembros y participantes en la 17? Radio Assembly de la European Broadcasting Union, que este a?o hospeda Radio Vaticano, con ocasi?n del 80 aniversario de su fundaci?n. Saludo al arzobispo Claudio Maria Celli, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales. Doy las gracias al presidente de la European Broadcasting Union, Jean Paul Philippot, y al padre Federico Lombardi, director general de Radio Vaticano, por las corteses palabras con las que han ilustrado la naturaleza de vuestro encuentro y los problemas que ten?is que afrontar.
Cuando mi predecesor P?o XI se dirigi? a Guglielmo Marconi para que dotase al Estado de la Ciudad del Vaticano de una emisora de radio a la altura de la mejor tecnolog?a disponible en aquel tiempo, demostr? haber intuido con agudeza en qu? direcci?n se estaba desarrollando el mundo de las comunicaciones, y qu? potencialidades pod?a ofrecer la radio para el servicio de la misi?n de la Iglesia. Efectivamente, a trav?s de la radio, los Papas pudieron transmitir m?s all? de las fronteras mensajes de gran importancia para la humanidad, como los justamente famosos de P?o Xii durante la segunda guerra mundial, que dieron voz a las aspiraciones m?s profundas hacia la justicia y la paz, o como el de Juan XXIII en el momento culminante de la crisis entre Estados Unidos y la Uni?n Sovi?tica en 1962. Tambi?n a trav?s de la radio, P?o XII pudo hacer difundir centenares de miles de mensajes de las familias para los prisioneros y desplazados durante la guerra, llevando a cabo una obra humanitaria que le gan? gratitud imperecedera. A trav?s de la radio, adem?s, se apoyaron durante mucho tiempo las esperanzas de creyentes y pueblos sometidos a reg?menes opresores de los derechos humanos y de la libertad religiosa. La Santa Sede es consciente de las extraordinarias potencialidades que tiene el mundo de la comunicaci?n para el progreso y el crecimiento de las personas y de la sociedad. Se puede decir que toda la ense?anza de la Iglesia sobre este sectos, a partir de los discursos de P?o XII, pasando a trav?s de los documentos del Concilio Vaticano II, hasta mis m?s recientes mensajes sobre las nuevas tecnolog?as digitales, est? atravesado por una vena de optimismo, de esperanza y de simpat?a sincera verso hacia aquellos que trabajan en este campo para favorecer el encuentro y el di?logo, servir a la comunidad humana, contribuir al crecimiento pac?fico de la sociedad.
Naturalmente, cada uno de vosotros sabe que tambi?n en el desarrollo de las comunicaciones sociales se esconden dificultades y riesgos. Permitidme por ello que os manifieste a todos mi inter?s y mi solidaridad en la importante obra que llev?is a cabo. En las sociedades actuales est?n en juevo valores b?sicos para el bien de la humanidad, y la opini?n p?blica, en cuya formaci?n vuestro trabajo tiene tanta importancia, se encuentra a menudo desorientada y dividida. Vosotros sab?is bi?n qu? preocupaciones nutre la Iglesia cat?lica a prop?sito del respeto de la vida humana, de la defensa de la familia, del reconocimiento de los aut?nticos derechos y de las justas aspiraciones de los pueblos, de los desequilibrios que causan subdesarrollo y hambre en muchas partes del mundo, de la acogida de inmigrantes, del paro y de la seguridad social, de las nuevas pobrezas y marginaciones sociales, de las discriminaciones y de las violaciones de la libertad religiosa, del desarme y de la b?squeda de soluci?n pac?fica de los conflictos. A muchas de estas cuestiones hice referencia en la Enc?clica Caritas in veritate. Alimentar cada d?a una informaci?n correcta y equilibrada y un debate profundo para encontrar las mejores soluciones compartidas sobre estas cuestiones en una sociedad pluralista, es tarea tanto de las radios como de las televisiones. Es un deber que requiere alta honradez profesional, correcci?n y respeto, apertura a las perspectivas distintas, claridad al afrontar los problemas, libertad ante las barreras ideol?gicas, conciencia de la complejidad de los problemas. Se trata de una b?squeda paciente de esa ?verdad cotidiana? que mejor traduce los valores en la vida y mejor orienta el camino de la sociedad, que debe buscarse al mismo tiempo con humildad.
En esta b?squeda, la Iglesia cat?lica tiene una contribuci?n espec?fica que dar, y quiere darla dando testimonio de su adhesi?n a la verdad que es Cristo, pero al mismo tiempo con apertura y esp?ritu de di?logo. Como afirm? en el encuentro con los cualificados representantes del mundo pol?tico y cultural brit?nico en la Westminster Hall de Londres el pasado septiembre, la religi?n no quiere actuar con prepotencia hacia los no creyentes, sino ayudar a la raz?n al descubrimiento de los principios morales objetivos. La religi?n contribuye a ?purificar? la raz?n, ayud?ndola a no caer en distorsiones, como la manipulaci?n por parte de la ideolog?a, o la aplicaci?n parcial que no tenga plenamente en cuenta la dignidad de la persona humana. Al mismo tiempo, tambi?n la religi?n reconoce tener necesidad del correctivo de la raz?n para evitar los excesos, como el integrismo o el sectarismo. "La religi?n no es un problema, sino un factor que contribuye de modo vital al debate p?blico en la naci?n". Os invito por ello tambi?n a vosotros, ?en el ?mbito de vuestras esferas de influencia, a intentar promover y alentar el di?logo entre fe y raz?n? en la perspectiva del servicio al bien com?n nacional.
El vuestro es un ?servicio p?blico?, servicio a la gente, para ayudarla cada d?a a conocer y comprender mejor lo que sucede y por qu? sucede, y a comunicar activamente para participar en el camino com?n de la sociedad. S? bien que este servicio encuentra dificultades, con diferentes aspectos y proporciones en los diversos pa?ses. Pueden ser el desaf?o de la competencia por parte de las emisoras comerciales; el condicionamiento de una pol?tica vivida como reparto del poder en lugar de como servicio al bien com?n; la escasez de recursos econ?micos acentuada por situaciones de crisis; el impacto de los desarrollos de las nuevas tecnolog?as de comunicaci?n; la b?squeda afanosa de la audiencia. Pero son demasiado grandes y urgentes los desaf?os del mundo actual de los que deb?is ocuparos, como para dejaros desanimar y rendiros ante estas dificultades.
Hace veinte a?os, en 1991, cuando el Venerable Juan Pablo II, a quien ma?ana tendr? la alegr?a de proclamar Beato, recib?a a vuestra Asamblea general en el Vaticano, os animaba a desarrollar vuestra mutua colaboraci?n, para favorecer el crecimiento de la comunidad de los pueblos del mundo. Hoy, pienso en los procesos en curso en pa?ses del Mediterr?neo y en el Oriente Pr?ximo, varios de los cuales son tambi?n miembros de vuestra Asociaci?n. Sabemos que las nuevas formas de comunicaci?n han tenido y tienen un papel no secundario en estos procesos. Os auguro que sep?is poner vuestros contactos internacionales y vuestras actividades al servicio de una reflexi?n y de un compromiso para que los instrumentos de las comunicaciones sociales sirvan al di?logo, a la paz y al desarrollo solidario de los pueblos, superando las distancias culturales, las desconfianzas o los miedos.
Finalmente, queridos amigos, mientras os deseo a todos vosotros y a vuestra Asociaci?n un fecundo trabajo, deseo expresar de nuevo mi gratitud por la colaboraci?n concreta que en muchas ocasiones hab?is dado y dais a mi ministerio, como en las grandes celebraciones de Navidad y de la Pascua, o con ocasi?n de mis viajes. Tambi?n para m? y para la Iglesia cat?lica sois por tanto aliados y amigos importantes en nuestra misi?n. En este esp?ritu me alegro de invocar sobre todos vosotros, sobre vuestros seres queridos y sobre vuestro trabajo la Bendici?n del Se?or.
[Traducci?n de la versi?n italiana por Inma ?lvarez
?Libreria Editrice Vaticana]
Homil?a de monse?or H?ctor Aguer, arzobispo de La Plata, con ocasi?n de la beatificaci?n del Siervo de Dios Juan Pablo II (Iglesia catedral, 1 de mayo de 2011). (AICA)
JUAN PABLO II, EL GRANDE????????????
Hoy es el d?a octavo de la Pascua. La resurrecci?n del Se?or fue vivida por los disc?pulos de manera siempre nueva en cada una de las apariciones del Resucitado. Desde muy antiguo, la semana que segu?a al domingo de Pascua prolongaba el gozo de la Iglesia, que en esos d?as instru?a a los ne?fitos, bautizados en la santa vigilia, sobre los misterios en los cuales hab?an sido iniciados. Era esa la semana in albis, porque los nuevos miembros de la Iglesia llevaban las t?nicas blancas con las que hab?an sido revestidos al salir del ba?o bautismal. La octava de Pascua es algo as? como la continuidad de un ?nico d?a, que se extender? todav?a, abarcando una cincuentena, hasta la solemnidad de Pentecost?s. Dec?a ya San Ambrosio en el siglo IV que los cincuenta d?as son festejados como la Pascua, y son como un ?nico domingo.
Desde hace algunos a?os, al t?tulo de este segundo Domingo de Pascua ?o Domingo de la octava de Pascua? se le ha a?adido la denominaci?n de la Divina Misericordia. La raz?n es que en la muerte y resurrecci?n del Hijo de Dios, en su misterio pascual, se revela plenamente la bondad y ternura del Se?or, su misericordia, que se extiende de generaci?n en generaci?n abriendo a los hombres el acceso a la vida eterna. La Iglesia profesa y proclama la misericordia divina, la recibe como el don m?s precioso, la experimenta y se empe?a en practicarla; recurre constantemente a la misericordia de Dios, en especial ante las m?ltiples formas del mal que pesan sobre la humanidad.
El 2 de abril de 2005, d?a de la muerte de Juan Pablo II, era la v?spera del Domingo de la Divina Misericordia; resulta particularmente significativo que se haya elegido la fecha de hoy, en coincidencia con la misma conmemoraci?n lit?rgica, para su beatificaci?n. El itinerario can?nico prescrito para el reconocimiento de la vida ejemplar de un cristiano se inici? r?pidamente en el caso del gran pont?fice porque de inmediato se manifest? su fama de santidad. En todo caso es este un requisito fundamental para encaminar un proceso de beatificaci?n: la opini?n generalizada entre los fieles sobre la integridad de vida y sobre la pr?ctica continua de las virtudes cristianas en un grado superior al com?n, de tal manera que la persona as? considerada suscita admiraci?n, como ejemplo a imitar. M?s todav?a, los fieles se encomiendan espont?neamente a su intercesi?n, visitan su sepultura, difunden los hechos salientes de su vida y muchas veces experimentan gracias, favores celestiales y aut?nticos milagros que constituyen la respuesta y el sello con que Dios confirma la santidad de sus servidores. Sin embargo, esa fama de santidad debe ser examinada y evaluada positivamente por la Iglesia a trav?s de un proceso mediante el cual debe constar la heroicidad de las virtudes del siervo de Dios y la autenticidad de los milagros atribuidos a su intercesi?n. Cumplido puntualmente ese procedimiento, hoy la Iglesia ha ratificado, respecto de Juan Pablo II, lo que percibi? el sentido de la fe del pueblo de Dios.
Lo que hoy se afirma, ante todo, de Karol Wojtyła, es su condici?n, su cualidad de hombre de Dios. Un rasgo que han podido intuir las muchedumbres en los masivos encuentros durante los viajes apost?licos, pero que se hac?a especialmente evidente para quienes pod?an tratarlo m?s de cerca. Transmit?a, en efecto, la impresi?n de vivir en continua uni?n con el Se?or; era impresionante, por ejemplo, ver al Papa rezar. Abundan los testimonios al respecto, de un modo particular acerca de su adoraci?n eucar?stica y de su devoci?n mariana. Era un contemplativo, pero tambi?n un hombre de acci?n; de su intimidad con Dios brotaba la fortaleza apost?lica. Esta dimensi?n sobrenatural de su vida se fue aquilatando, seguramente, con el paso del tiempo al comp?s de una progresiva maduraci?n: desde los a?os de su juvenil ministerio sacerdotal, en dos d?cadas de episcopado en Polonia y en su extenso pontificado romano y universal.
La personalidad espiritual de ese gran hombre de fe que fue Karol Wojtyła inspir? el prop?sito pastoral de su ministerio petrino: hacer de la fe una experiencia de vida, o dicho de otro modo, orientar a los fieles y a las comunidades eclesiales y animarlos a lograr una asimilaci?n subjetiva de la fe. Pensemos en la subjetividad de las personas ?pero tambi?n en la subjetividad de las sociedades. Para Juan Pablo II, tal como ?l mismo lo ha ense?ado repetidamente, la fe no arraiga del todo en un pueblo si no se hace cultura.
En el comienzo de su pontificado arreciaba fieramente la crisis posconciliar: crisis de fe, de verdad, de identidad cat?lica, con sus consecuencias necesarias de decadencia de la vitalidad de la Iglesia, de apostas?a inmanente y esterilidad pastoral. En la ense?anza del Papa polaco cobr? nuevo brillo la expresi?n del contenido fundante del anuncio cristiano: Cristo, Redentor del hombre que ilumina el destino de la humanidad, el amor misericordioso del Padre ofrecido a un mundo necesitado de perd?n y reconciliaci?n, la presencia y la acci?n del Esp?ritu Santo en la vida de la Iglesia y en la historia de los hombres. En las d?cadas de 1980 y 1990 se lleva adelante una obra de recuperaci?n doctrinal y de correcci?n de numerosos errores teol?gicos en materia dogm?tica y moral, sobre todo mediante las intervenciones de la Congregaci?n para la Doctrina de la Fe, presidida por el entonces Cardenal Ratzinger, estrecho colaborador del pont?fice. La publicaci?n del Catecismo de la Iglesia Cat?lica proporcion? a los pastores de la Iglesia un texto de referencia seguro y aut?ntico para la ense?anza de la doctrina y a los fieles un instrumento para conocer mejor las riquezas insondables de la revelaci?n divina. Un componente neur?lgico de la crisis era la erosi?n de la identidad sacerdotal, ?mbito en el cual se manifestaba crudamente la mundanizaci?n de la Iglesia y la p?rdida del sentido de lo sagrado; las cartas que todos los a?os Juan Pablo II dirig?a a los sacerdotes con ocasi?n del Jueves Santo, as? como muchos discursos y otros documentos solemnes sobre el tema constituyeron un cuerpo de teolog?a y espiritualidad del ministerio sacerdotal del valor insustituible para la formaci?n permanente del clero. Algo semejante podemos reconocer respecto de la formaci?n y compromiso apost?lico de los fieles laicos, los aportes original?simos sobre la teolog?a del amor conyugal, la defensa de la santidad del matrimonio y la familia, la afirmaci?n del derecho a la vida desde la concepci?n hasta la muerte natural, la luminosa ense?anza sobre la objetividad y trascendencia de los valores morales.
Otro aspecto capital de la obra del nuevo beato ha sido la proyecci?n del anuncio evang?lico ?del misterio de Dios Trino y de Cristo Redentor- y de la necesaria acci?n de los cristianos en el plexo de la vida social y pol?tica de los pueblos. Su aporte a la actualizaci?n de la doctrina social de la Iglesia nos ha ofrecido una visi?n completa del trabajo y de su valor humano y cristiano, una ilustraci?n de la problem?tica del desarrollo incorporando las realidades econ?micas y sociales m?s recientes, la interpretaci?n bien ponderada de la ca?da de los reg?menes comunistas, sus causas y consecuencias, una cr?tica de la falsa alternativa vigente en las sociedades occidentales que abandonaron su referencia a las ra?ces cristianas. Siguiendo la huella abierta por los papas del siglo XX, Juan Pablo II ilumin? con la luz del Evangelio las m?s diversas realidades humanas y los avances de la ciencia y la cultura; lo hizo con sus numerosos discursos y mensajes, pero sobre todo con ocasi?n de sus viajes apost?licos. La presencia de la Iglesia en los acontecimientos del mundo quedaba as? personalizada en el pont?fice, cercano a todos, que se comunicaba directamente con el pueblo cristiano y concitaba asimismo el respeto y la admiraci?n de los no cat?licos. Su palabra transmit?a verdades liberadoras para orientar al hombre de hoy hacia Cristo Redentor en quien se encuentra la garant?a y el reaseguro de la aut?ntica humanidad. Esa palabra convencida, vibrante, llegaba al coraz?n, especialmente cuando se dirig?a a los j?venes, que e identificaban espont?neamente con ?l.
Hay que reconocer que el mundo secularizado experiment? una cierta fascinaci?n por este gran pont?fice, pero que su actitud fue ambivalente en lo que hace a la aceptaci?n del mensaje que el Papa proclamaba. Se recib?a con benepl?cito la ense?anza referida a la justicia social, a la libertad pol?tica, a la paz mundial y sus condiciones de realizaci?n, pero se rechazaba el fundamento ?tico de esos valores y sobre todo la afirmaci?n coherente de un humanismo pleno, referido al orden natural de la creaci?n y a la ley de Dios. Esta afirmaci?n pon?a en evidencia el descarr?o de la cultura moderna que exalta al hombre y su libertad pero lo mutila y degrada porque le escamotea la verdad, la verdad sobre le propio hombre y la verdad sobre Dios. En su enc?clica Dives in misericordia escribi? Juan Pablo II: Cuanto m?s se centre en el hombre la misi?n desarrollada por la Iglesia; cuanto m?s sea, por decirlo as?, antropoc?ntrica, tanto m?s debe corroborarse y realizarse teoc?ntricamente, esto es, orientarse al Padre en Cristo Jes?s. Mientras las diversas corrientes del pasado y del presente del pensamiento humano han sido y siguen siendo propensas a dividir, e incluso a contraponer el teocentrismo y el antropocentrismo, la Iglesia en cambio, siguiendo a Cristo, trate de unirlos en la historia del hombre de manera org?nica y profunda. En estas palabras se concentra una clave de su pensamiento y de su inspiraci?n pastoral. Estas convicciones en ?l se hicieron vida, acci?n y plegaria: abrazaba con amor y pon?a en el Coraz?n del Se?or las necesidades del mundo entero, especialmente el sufrimiento de los pobres y de los crucificados por el dolor.
Hoy contemplamos a Juan Pablo II en la gloria de Cristo y nos confiamos a su intercesi?n. ?l fue un gran misionero, que abri? nuevos caminos para la difusi?n del Evangelio en los are?pagos del mundo contempor?neo. Su magisterio, su ejemplo personal en el heroico ejercicio del ministerio petrino y ahora su presencia celestial nos inspiran y animan para ofrecer a los hombres y mujeres de hoy un testimonio l?cido y valiente de Cristo Redentor. Su cercan?a espiritual nos infunde confianza. Al concluir el gran jubileo dec?a el admirado y amado pont?fice: No sabemos qu? acontecimientos nos reservar? el milenio que est? comenzando, pero tenemos la certeza de que ?ste permanecer? firmemente en las manos de Cristo, el ?Rey de Reyes y Se?or de los Se?ores? (Ap. 19, 16) y precisamente celebrando su Pascua, no solo una vez al a?o sino cada domingo, la Iglesia seguir? indicando a cada generaci?n lo que constituye el eje central de la historia, con el cual se relacionan el misterio del principio y del destino final del mundo (Novo millennio ineunte, 35). Hoy le pedimos que ?l nos consiga? perseverar en esa inalterable confianza y ser fieles al compromiso con el Se?or que hemos ratificado en esta Pascua. ?Beato Juan Pablo II, ruega por nosotros!?
Mons. H?ctor Aguer, arzobispo de La Plata?
ZENIT publica el comentario al Evangelio del sexto domingo de Pascua (Juan 14, 15-21), 29 de mayo, redactado por monse?or Jes?s Sanz Montes, ofm arzobispo de Oviedo.
Evangelio del domingo: No una ley, sino seguir a una Persona
Tantas veces nos encontramos con una comprensi?n de la moral, de la forma de entender un comportamiento ante tantas cosas de la vida, como quien sigue el dictado de una normativa dada. Podr?a parecer que esto es tambi?n la ?tica cristiana: secundar nuestras reglas morales. De esto trata el evangelio de este domingo a prop?sito de los mandamientos. Tambi?n nos mete en la cena ?ltima de Jes?s con sus disc?pulos, en la que ?l har? la gran s?ntesis de su revelaci?n: el Padre amado, el Esp?ritu prome?tido, el amor hasta la entrega total como su manifestaci?n suprema. Jes?s propone un extra?o modo de comprobar el amor verdadero hacia su Persona: guardar sus mandamientos, es decir, todo lo que su Palabra y su Persona han ido desvelando de tantas formas. No se trata de un ?c?digo de circulaci?n? ?tica o religiosa, sino un modo nuevo e integral de vivir la existencia ante Dios, ante los dem?s, ante uno mismo.
???????No nace de la curiosidad por lo que ?l hizo y dijo. Muchos vieron y escucharon al Maestro en su andadura humana, y tantos de ellos no entendieron nada. Era necesario que este nuevo modo de vivir la existencia, naciera de lo Alto, del Esp?ritu, como explicar? el mismo Jes?s en otra noche de confidencias al inquieto Nicodemo. Por eso el Se?or, tras haber dicho a los m?s suyos que amarle y guardar sus mandamientos es la fidelidad cristiana, les prometer? el env?o de ese Esp?ritu. No hacemos una selecci?n de sus ense?anzas en un cristianismo ?a la carta?, en un c?modo ?s?rvase Ud. mismo? dentro del bazar religioso. Para entender a Jes?s hay que amarle, pero s?lo ama quien no censura ninguno de los factores que componen la vida y la palabra de la persona amada.
???????Dif?cilmente se pueden contar como propias las cosas que no hemos experimentado ni saboreado. Quien hace as?, no s?lo no contagia nada, sino que siembra el aburrimiento. No contar un historia ajena y prestada, sino relatar lo que ha supuesto el paso de Dios por todos nuestros entresijos. Y esto es anunciar a Cristo. Y llenar de alegr?a el terru?o que a diario pisan nuestros pies.
???????El cristiano que anuncia a Jes?s, m?s de demostrar a su Se?or lo que sencillamente hace es mostrarle. Porque la raz?n de nuestra esperanza no es un discurso te?rico de fr?a apolog?tica, sino un anuncio sencillo y fuerte de lo que nos ha sucedido: la oscuridad, la indiferencia, la violencia, el pecado y la muerte, han sido desplazadas y arrancadas en nosotros por el paso liberador de la Pascua de Jes?s en nuestra vida. Y esa liberaci?n que nos ha sucedido a nosotros deseamos que suceda tambi?n absolutamente a todos. Los mandamientos cristianos son vivir la vida de Jesucristo por la fuerza del Esp?ritu de la Verdad. Predicamos a Cristo siendo testigos de la luz, de la misericordia, de la paz, de la gracia y de la vida que ha acontecido y acontece en nosotros tras el encuentro con ?l. ?l es nuestra regla y nuestra ley.
Reflexi?n a las lecturas del domingo sexto de Pascua - A, ofrecida por el sacerdote don Juan Manuel P?rez Pi?ero bajo el ep?grafe "ECOS DEL DIA DEL SE?OR".????????????????????????
ECOS DEL DIA DEL SE?OR
Domingo 6? de Pascua A?
La marcha de Jes?s, como ya sabemos, despierta en los disc?pulos una gran turbaci?n. Era imposible para un israelita aceptar la idea de que el Mes?as, en quien ten?an puestas todas sus esperanzas, tuviera que ?marcharse??, tuviera que? padecer y morir en una cruz. ?C?mo aqu?l que ven?a para vencer y reinar iba a ser derrotado de ese modo?
Jes?s lo sabe y trata de ?prepararles?. Lo ha hecho muchas veces a lo largo del tiempo. Ahora lo intensifica en la ?Cena de despedida?: ?En la Casa de mi Padre hay muchas estancias?. ?Me voy a prepararos sitio?? ?Volver? y os llevar? conmigo?.?
Lo hemos escuchado y contemplado el domingo pasado.
Y en el Evangelio de hoy dice el Se?or: ?Yo le pedir? al Padre que os d? otro Defensor, el Esp?ritu de la Verdad??
?Qu? t?tulo m?s hermoso! El Esp?ritu de la Verdad!
Por tanto, en la ausencia visible de Cristo, no van a quedar solos y desamparados, porque el Padre les va a enviar ?otro Defensor? que est? siempre con ellos, el Esp?ritu de la Verdad??
?Es el Esp?ritu! ?Por eso?es tan f?cil despistarse!
Nos dice el Libro de Los Hechos de los Ap?stoles que, ?mientras Apolo quedaba en Corinto, Pablo atraves? la meseta y lleg? a ?feso. All? encontr? a unos disc?pulos y les pregunt?: ?Recibisteis el Esp?ritu Santo al aceptar la fe? Contestaron: Ni siquiera hemos o?do hablar de un Esp?ritu Santo?. (Hch 19, 1-2 ).
Aqu? y en otros lugares de este Libro constatamos el inter?s que ten?an los ap?stoles por dar el Esp?ritu Santo. Y, por otro lado, ?no podr?amos decir que un gran n?mero de cristianos se halla en nuestra ?poca, en una situaci?n parecida?: ?Del Esp?ritu Santo no sabemos nada??
Aunque tambi?n es verdad que en nuestro tiempo, en grandes sectores, ha ido creciendo m?s y m?s el conocimiento, la vivencia y la relaci?n con Esp?ritu Santo? Y, tantas veces, de una forma? entusiasta y alegre.
Ya sabemos que la presencia y la acci?n del Esp?ritu Santo en la Iglesia es fundamental e imprescindible. Ya dice S. Pablo: ?Nadie puede decir Jes?s es Se?or si no es bajo la acci?n del Esp?ritu Santo?. (1Co 12, 3).
Por algo Jesucristo ha querido garantizar la presencia y la acci?n de su Esp?ritu? en la Iglesia y en el coraz?n de los fieles median-te la existencia de dos sacramentos que operan, como ya sabemos, por su propia virtud: El sacramento del Bautismo y, m?s especialmente, el de la Confirmaci?n.
?Recibe por esta se?al el don del Esp?ritu Santo? dice el obispo al administrar la Confirmaci?n.
?Qu? importante es todo esto!
Por eso se observa con mucha preocupaci?n en la Iglesia de nuestro tiempo el desinter?s que existe? por recibir el sacramen-to del Esp?ritu Santo por parte de un gran n?mero de cristianos.
?Y se quedan muy tranquilos!
El Bautismo nos da el don del Esp?ritu Santo. Es verdad. ?Pero de un modo inicial, como un reci?n nacido que se asoma a la vida. ?Hace falta hacer crecer y desarrollar esa presencia! ?Es imprescindible la Confirmaci?n!
Sin este sacramento que pertenece a la ?Iniciaci?n Cristiana, es decir, que constituye al cristiano, no es posible una vida cristiana plena.
El no confirmado est? en una situaci?n tan lamentable que no puede admitirse ni siquiera como padrino de Bautismo.
?El que no tiene el Esp?ritu de Cristo no es de Cristo?. (Rom 8,9). Esta expresi?n del ap?stol tenemos que recordarla siempre, especialmente, en estas circunstancias.
Precisamente, en la primera lectura de hoy, se nos presenta la primera Confirmaci?n de la Historia de la que tenemos noticia.
No puede hacerlo el ?di?cono? Felipe? Tiene que ser por manos de los ap?stoles. Por eso, bajan desde Jerusal?n Pedro y Juan? Oran por ellos, les imponen las manos y reciben el Esp?ritu Santo. ?A?n no hab?a bajado sobre ninguno?, dice el texto.
Ahora, cuando nos disponemos a terminar la celebraci?n de la Pascua con la solemnidad de Pentecost?s, es una ocasi?n privilegiada para repensar estas cosas. A ello nos ayudan las lecturas de la celebraci?n diaria de la Eucarist?a de esta semana. Es una aut?ntica catequesis sobre el Esp?ritu Santo que hace Jes?s a los disc?pulos en la ?ltima Cena.
La primera Lectura, como siempre en Pascua, es de los Hechos de los Ap?stoles que se llama el ?Evangelio del Esp?ritu Santo?.
?Me voy a prepararos sitio????vendr? otro Defensor?,? constituye la respuesta fundamental de Jesucristo a la turbaci?n de los disc?pulos, sin excluir otras como, por ejemplo: ?Yo estar? con vosotros todos los d?as hasta el fin del mundo?.
Ahora s?lo queda fiarse del Maestro? Y ellos lo hacen. Muy pronto experimentar?n el cumplimiento de ?la promesa?.
Dice el Libro de los Hechos que el d?a de la Ascensi?n, los disc?pulos ?volvieron a Jerusal?n con gran alegr?a; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios? (Lc 24, 52 ? 53).
?C?mo puede ser eso? ?Se acaba de marchar el Se?or definitivamente al Cielo, y ellos se quedan muy contentos?
?Hab?a llegado la luz! Ser? m?s intensa despu?s de Pentecost?s.
Los cristianos suelen prepararse al terminar la Pascua, especialmente, despu?s del d?a de la Ascensi?n, para solemne-dad de Pentecost?s implorando de Dios Padre una especial efusi?n del Esp?ritu Santo.
En este contexto celebramos hoy, como cada a?o, ?la Pascua del Enfermo.??
?Cu?ntas cosas podr?amos decir!?
?l es el Esp?ritu de la fortaleza y del consuelo, el Esp?ritu del gozo y de la esperanza?? El Esp?ritu que se infunde en la Santa Unci?n, el sacramento de los enfermos. El Esp?ritu que anima y estimula los avances continuos de la medicina en su lucha contra la enfermedad y la muerte. El Esp?ritu de la luz y la fortaleza de los que trabajan y se esfuerzan, con el mejor esp?ritu, en el cuidado de los enfermos en los hospitales y en sus casas. ?l es, en fin, el Esp?ritu que hace presente a la Iglesia en los lugares donde se trabaja y se lucha intensamente por la salud integral de todos.???
Junto con estas reflexiones quiero hacerles llegar a todos mi saludo cordial, con mis mejores deseos. ?Feliz Domingo! ?Feliz D?a del Se?or.???????????????????????????????????????????
ZENIT nos ofrece la homil?a que pronunci?el lunes 2 de Mayo de 2011?el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado vaticano, durante la Misa de Acci?n de Gracias por la beatificaci?n de Juan Pablo II, celebrada por la ma?ana en la Plaza de San Pedro.
?Sim?n, hijo de Juan, ?me quieres? (?) Se?or, t? lo sabes todo; sabes que te quiero? (Jn 21,17). Este es el di?logo entre Jes?s Resucitado y Pedro. Es el di?logo precede al mandamiento: ?Apacienta mis ovejas? (Jn 21,17), pero es un di?logo que primero escruta la vida del hombre. ?No son estas, quiz?s, la pregunta y la repuesta que marcaron la vida y la misi?n del Beato Juan Pablo II? El mismo lo dijo en Cracovia, en 1999, afirmando: ?Hoy me siento llamado en un modo particular a dar gracias a esta comunidad milenaria de pastores de Cristo, cl?rigos y laicos, porque gracias al testimonio de su santidad, gracias a este ambiente de fe, que durante diez siglos formaron y forman en Cracovia, ha sido posible que al final de este milenio, en las mismas orillas del V?stula, a los pies de la catedral de Wawel, llegue la exhortaci?n de Cristo: 'Pedro, apacienta mis ovejas' (Jn 21,17). Ha sido posible que la debilidad del hombre se apoye sobre el poder de la eterna fe, esperanza y caridad de esta tierra y diese la respuesta: 'En la obediencia de la fe ante Cristo mi Se?or, confi?ndome a la Madre de Cristo y de la Iglesia -consciente de las grandes dificultades- acepto'?.
S?, es este di?logo de amor entre Cristo y el hombre que ha marcado toda la vida de Karol Wojtyla y lo ha conducido no s?lo al fiel servicio a la Iglesia, sino tambi?n a su personal y total dedicaci?n a Dios y a los hombres que ha caracterizado su camino de santidad.
Todos recordamos como el d?a de los funerales, durante la ceremonia, en un cierto momento el viento cerr? dulcemente el Evangelio colocado sobre el f?retro. Era como si el viento del Esp?ritu hubiese querido se?alar el fin de la aventura humana y espiritual de Karol Wojtyla, toda iluminada por el Evangelio de Cristo. Desde este Libro, descubri? los planes de Dios para la humanidad, para s? mismo, pero sobre todo conoci? a Cristo, su rostro, su amor, que para Karol fue siempre una llamada a la responsabilidad. A la luz del Evangelio ley? la historia de la humanidad y la de cada hombre y cada mujer que el Se?or puso en su camino. De aqu?, del encuentro con Cristo en el Evangelio, brotaba su fe.
Era un hombre de fe, un hombre de Dios, que viv?a de Dios. Su vida era una oraci?n continua, constante, una oraci?n que abrazaba con amor a cada uno de los habitantes del planeta Tierra, creado a la imagen y semejanza de Dios, y por esto digno de todo respeto; redimido con la muerte y resurrecci?n de Cristo, y por esto convertido verdaderamente en gloria viva de Dios (Gloria Dei Vivens Homo- San Ireneo). Gracias a la fe que expresaba sobre todo en su oraci?n, Juan Pablo II era un aut?ntico defensor de la dignidad de todo ser humano y no un mero luchador por ideolog?as pol?tico-sociales. Para ?l, toda mujer, todo hombre, era una hija, un hijo de Dios, independientemente de la raza, del color de la piel, de la proveniencia geogr?fica y cultural, y finalmente del credo religioso. Su relaci?n con cada persona se sintetiza con la estupenda frase que ?l escribi?: ?El otro me pertenece?.
Pero su oraci?n era tambi?n una constante intercesi?n por toda la familia humana, por la Iglesia, por toda la comunidad de los creyentes, en toda la tierra -tanto m?s eficaz, cuanto m?s se?alada por el sufrimiento que marc? varias fases de su existencia. ?No es quiz?s de aqu? -de la oraci?n vinculada a sus muchos acontecimiento dolorosos y de los dem?s- de donde nac?a su preocupaci?n por la paz en el mundo, por la pac?fica convivencia entre los pueblos y de las naciones? Hemos o?do en la primera lectura del profeta Isa?as: ??Qu? hermosos son sobre las monta?as los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz? (Is 52, 7).
Hoy damos las gracias al Se?or por habernos dado un Pastor como ?l. Un Pastor que sab?a leer los signos de la presencia de Dios en la historia humana y que anunciaba despu?s Sus grandes obras en todo el mundo y en todas las lenguas. Un Pastor que hab?a enraizado en s? mismo el sentido de la misi?n, del compromiso de evangelizar, de anunciar la Palabra de Dios por todas partes, gritarla desde los tejados... ??Qu? hermosos son sobre las monta?as los pasos (...) del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvaci?n, y dice a Si?n: '?Tu Dios reina!'?(ibid).
Hoy le damos gracias a Dios por habernos dado un Testigo como ?l, tan cre?ble, tan transparente, que nos ha ense?ado como se debe vivir la fe y defender los valores cristianos, a comenzar la vida, sin complejos, sin miedos; como se debe testimoniar la fe con valent?a y coherencia, adaptando las Bienaventuranzas a la experiencia cotidiana. La vida, el sufrimiento, la muerte y la santidad de Juan Pablo II son un testimonio de ello y una confirmaci?n tangible y cierta.
Le damos gracias al Se?or por habernos dado un Papa que ha sabido dar a la Iglesia Cat?lica no s?lo una proyecci?n universal y una autoridad moral a nivel mundial que antes no se hab?a dado, pero tambi?n, especialmente con la celebraci?n del Gran Jubileo del 2000, una visi?n m?s espiritual, m?s b?blica, m?s centrada en la Palabra de Dios. Una Iglesia que ha sabido renovarse, lanzando ?una nueva evangelizaci?n?, intensificando los lazos ecum?nicos e interreligiosos, y encontrar los caminos para un di?logo fruct?fero con las nuevas generaciones.
Y finalmente damos las gracias al Se?or por habernos dado un Santo como ?l. Todos hemos tenido el modo ? algunos de cerca, otros de lejos ? de comprobar como eran de coherentes, su humanidad, sus palabras y su vida. Era un hombre verdadero porque estaba inseparablemente ligado a Aquel que es la Verdad. Siguiendo a Aquel que es el Camino, era un hombre siempre en camino, siempre esforz?ndose el en bien para todas las personas, para la Iglesia, para el mundo y hacia la meta que para todo creyente es la gloria de Dios Padre. Era un hombre vivo, porque estaba lleno de la Vida que es Cristo, siempre abierto a su gracia y a todos los dones del Esp?ritu Santo.
C?mo se han verificado en su vida las palabras que hemos o?do en el Evangelio de hoy: ?Te aseguro que cuando eras joven t? mismo te vest?as e ibas a donde quer?as. Pero cuando seas viejo, extender?s tus brazos, y otro te atar? y te llevar? a donde no quieras? (Jn 21, 18). Todos hemos visto como se le fue quitando todo lo que humanamente pod?a impresionar; la fuerza f?sica, la expresi?n del cuerpo, la posibilidad de moverse y hasta la palabra. Y entonces, m?s que nunca, ?l le conf?o su vida y su misi?n a Cristo, porque s?lo Cristo puede salvar al mundo. Sab?a que su debilidad corporal hac?a presente todav?a m?s claramente a Cristo que obra en la historia. Y ofreci?ndole sus sufrimientos a ?l y a su Iglesia, nos dio a todos nosotros una ?ltima gran lecci?n de humanidad y de abandono en los brazos de Dios.
?Cantad al Se?or un c?ntico nuevo,
cantad al Se?or, hombres de toda la tierra.
Cantad al Se?or, bendecid su nombre?.
Cantamos al Se?or un canto de gloria, por el don de este gran Papa: hombre de fe y de oraci?n, Pastor y Testigo, Gu?a en el cambio entre los dos milenios. Este canto ilumina nuestra vida, para que no s?lo veneremos al nuevo Beato, sino que, con la ayuda de la Gracia de Dios, sigamos sus ense?anzas y su ejemplo.
Mientras dirigimos un pensamiento de gratitud al Papa Benedicto XVI, que ha querido elevar a su gran Predecesor a la gloria de los altares, me complace concluir con las palabras que el mismo, nuestro querido Papa Benedicto XVI, pronunci? en el primer aniversario de la desaparici?n del nuevo Beato. Dijo: ?Queridos hermanos y hermanas, (?) nuestro pensamiento vuelve con emoci?n al momento de la muerte de nuestro amado Pont?fice, pero al mismo tiempo nuestro coraz?n es empujado a mirar hacia delante. O?mos resonar en el ?nimo sus invitaciones repetidas a avanzar sin miedo sobre el camino de la fidelidad al Evangelio para ser heraldos y testigos de Cristo en el tercer milenio. Nos vuelven a la mente sus incesantes exhortaciones a cooperar generosamente en la creaci?n de una humanidad m?s justa y solidaria, a ser constructores paz y de esperanza. Quede siempre fija nuestra mirada en Cristo 'Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y lo ser? para siempre? (Heb 13, 8), que gu?a firmemente a su Iglesia. Nosotros hemos cre?do en su amor y es el encuentro con ?l 'que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientaci?n decisiva' (cfr Deus caritas est, 1).
Que la fuerza del Esp?ritu de Jes?s sea para todos, queridos hermanos y hermanas, como lo fue para el Papa Juan Pablo II, fuente de paz y de alegr?a. Y la Virgen Mar?a, Madre de la Iglesia, nos ayude a ser en toda circunstancia, como ?l, ap?stoles incansables de su Divino Hijo y profetas de su amor misericordioso?. ?Am?n!?
[Traducci?n del italiano por Carmen ?lvarez
?Libreria Editrice Vaticana]
Desgrabaci?n de la homil?a del cardenal Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires, con motivo de la misa de acci?n de gracias por la beatificaci?n de Juan Pablo II en la Catedral Metropolitana (1 de mayo de 2011). (AICA)
BEATIFICACI?N DE JUAN PABLO II??????????
Este pasaje del Evangelio que la Iglesia pone para este primer domingo despu?s de Pascua, nos trae la formulaci?n de un nuevo credo, del credo pascual. Ese acto de fe tan chiquito y tan denso que el esp?ritu Santo inspira al coraz?n incr?dulo de Tom?s:?Se?or m?o y Dios m?o?. Un credo sencillo pero hondo. Un credo que involucra toda la vida de Jes?s, su pasi?n, su muerte y su resurrecci?n: ?Se?or m?o y Dios m?o?.
Un credo que hoy les pido lo proclamen en el momento de la elevaci?n, haci?ndonos eco de este misterio gozoso de la Pascua y dici?ndole al Se?or, que comparti? su vida con nosotros y nuestra muerte, que El es el Se?or y el Dios: ?Se?or m?o y Dios m?o?. Todo el tiempo que sigue a la Resurrecci?n del Se?or lo ocupa El y sus ?ngeles en pacificar, en aquietar los corazones, en abrir las mentes, y el saludo pascual de los ?ngeles es un saludo de esperanza y de coraje: ?No tengan miedo?. Lo primero que le dicen los ?ngeles a las mujeres: ?No se espanten, no tengan miedo? porque el miedo era lo que se apoder? de los disc?pulos cuando el sepulcro estaba vaci?, cuando ven esos ?ngeles, o tambi?n cuando se aparece el Se?or, creen que es un fantasma y El les tiene que decir: ?Un fantasma no tiene cuerpo, t?quenme.? Y san Lucas tiene una frase muy bella sobre esto.
El miedo a la alegr?a. Era tal la alegr?a que ten?an que se resist?an a creer!! Porque ten?an miedo que les pasara los que les sucedi? con la primera alegr?a que termin? en frustraci?n. El miedo a la alegr?a. Y Jes?s dice: ?No tengan miedo a la muerte porque le gan?, la venc?.? No tengan miedo a los fantasmas porque yo estoy entre ustedes. No tengan miedo a la alegr?a, a la alegr?a de ese triunfo que ya poseemos? Y el acto de fe que la primera comunidad pone en boca de Tom?s encierra todo esto: ?Se?or m?o y Dios m?o.?
El beato Juan Pablo nos dijo, repetidas veces ya desde el comienzo: ?No tengan miedo? porque viv?a contemplando a su Se?or resucitado, ?l sab?a que su Redentor viv?a, ?l sab?a que esas llagas abrevaban su coraz?n de pastor, que en esas llagas encontraba refugio y coraje, y nos lo quiso transmitir de entrada: ?No tengan miedo?? Hace unos d?as, en una bell?sima expresi?n, el arzobispo de Cracovia, Cardenal Dziwisz, refiri?ndose a esta frase dijo: ?aquel no tengan miedo (que pronunci? el Papa) derrib? dictaduras.? El coraje, la firmeza, que nos da la resurrecci?n de Cristo, la serenidad de ser perdonados por la misericordia que encontramos en sus llagas, nos quitan el miedo.
Que hoy siga resonando en nuestros o?dos y en nuestro coraz?n esa frase de Jes?s, de los ?ngeles y del beato Juan Pablo: ?No tengan miedo?. Y que como respuesta nuestra, con el coraz?n de rodillas, le digamos a este Se?or resucitado: ?Se?or m?o y Dios m?o.? Que as? sea.??
Card. Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires
Buenos Aires, 1 de mayo de 2011?
Lectio divina para el s?bado de la quinta semana de Pascua 2011, ofrecidapor? la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:??????????????Juan 15, 18‑21?
En aquel tiempo, dijo Jes?s a sus disc?pulos: ?Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mi antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amar?a como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sac?ndoos del mundo, por eso el mundo os odia.
Recordad lo que os dije: "No es el siervo m?s que su amo. Si a m? me han perseguido, tambi?n a vosotros os perseguir?n; si han guardado mi palabra, tambi?n guardar?n la vuestra."
Y todo eso lo har?n con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envi?.?
MEDITACI?N:?????????????Tambi?n a vosotros?
??????????? Se?or, me parece importante que nos recuerdes esta realidad. Tenemos que ser conscientes de a qui?n seguimos, para tener presente que no podemos esperar m?s privilegios que los que t? tuviste.
??????????? A veces pensamos que las incomprensiones o las persecuciones fueron cosa del pasado o algo que les pasa a otros, y nos echamos las manos a la cabeza o contemporizamos, seg?n nos d?, cuando experimentamos las contradicciones o los rechazos de los otros.
??????????? Me parece importante que no olvidemos que somos disc?pulos de un crucificado por amar; de un rechazado y perseguido por anunciar fraternidad, de un ridiculizado y desechado por hablar de la verdad, de un condenado por poner al hombre por encima de la norma y de la ley, incluso religiosa. De alguien que urgi? a mirar hacia arriba y hacia alrededor, antes que al propio ombligo e invit? a coger la cruz de cada d?a y a llevarla detr?s de ?l.
??????????? Tal vez cuando seamos conscientes de todo ello podremos entender lo que significa ser cristiano y vivir desde la libertad profunda de los hijos de Dios, como t?.?????
ORACI?N:????????????Como t??
??????????? Se?or, dame la lucidez suficiente y con ella el valor necesario para asumir hoy tu seguimiento, dispuesto siempre a ser tratado como t?.
??????????? Se?or, ay?dame a ser coherente y libre, como t?, para que no me deje arrastrar ni condicionar por el qu? dir?n.
??????????? Ay?dame, Se?or, a ser como t?, en la realidad que he elegido vivir, un hombre para los dem?s, y que en ello encuentre el sentido de mi vida.
CONTEMPLACI?N:??????????????Escogido?
Gracias, Se?or, gracias
porque te has dignado
fijarte en m?.
No te he dado motivos especiales,
m?s bien tendr?as razones
para alejarte de m?
y pasar de largo.
Por puro amor me has hecho hijo,
me has escogido y llamado
por mi nombre.
No puedo esperar por ello
m?s privilegios que los que tuviste t?.
Pero con saber que me amas
me basta.
Gracias, Se?or.
ZENIT? nos ofrece la homil?a que el Papa Benedicto XVI pronunci? hoy durante la ceremonia de beatificaci?n de Juan Pablo II, en la Plaza de San Pedro.
Queridos hermanos y hermanas.
Hace seis a?os nos encontr?bamos en esta Plaza para celebrar los funerales del Papa Juan Pablo II. El dolor por su p?rdida era profundo, pero m?s grande todav?a era el sentido de una inmensa gracia que envolv?a a Roma y al mundo entero, gracia que era fruto de toda la vida de mi amado Predecesor y, especialmente, de su testimonio en el sufrimiento. Ya en aquel d?a percib?amos el perfume de su santidad, y el Pueblo de Dios manifest? de muchas maneras su veneraci?n hacia ?l. Por eso, he querido que, respetando debidamente la normativa de la Iglesia, la causa de su beatificaci?n procediera con razonable rapidez. Y he aqu? que el d?a esperado ha llegado; ha llegado pronto, porque as? lo ha querido el Se?or: Juan Pablo II es beato.
Deseo dirigir un cordial saludo a todos los que, en n?mero tan grande, desde todo el mundo, hab?is venido a Roma, para esta feliz circunstancia, a los se?ores cardenales, a los patriarcas de las Iglesias cat?licas orientales, hermanos en el episcopado y el sacerdocio, delegaciones oficiales, embajadores y autoridades, personas consagradas y fieles laicos, y lo extiendo a todos los que se unen a nosotros a trav?s de la radio y la televisi?n.
?ste es el segundo domingo de Pascua, que el beato Juan Pablo II dedic? a la Divina Misericordia. Por eso se eligi? este d?a para la celebraci?n de hoy, porque mi Predecesor, gracias a un designio providencial, entreg? el esp?ritu a Dios precisamente en la tarde de la vigilia de esta fiesta. Adem?s, hoy es el primer d?a del mes de mayo, el mes de Mar?a; y es tambi?n la memoria de san Jos? obrero. Estos elementos contribuyen a enriquecer nuestra oraci?n, nos ayudan a nosotros que todav?a peregrinamos en el tiempo y el espacio. En cambio, qu? diferente es la fiesta en el Cielo entre los ?ngeles y santos. Y, sin embargo, hay un solo Dios, y un Cristo Se?or que, como un puente une la tierra y el cielo, y nosotros nos sentimos en este momento m?s cerca que nunca, como participando de la Liturgia celestial.
?Dichosos los que crean sin haber visto? (Jn 20, 29). En el evangelio de hoy, Jes?s pronuncia esta bienaventuranza: la bienaventuranza de la fe. Nos concierne de un modo particular, porque estamos reunidos precisamente para celebrar una beatificaci?n, y m?s a?n porque hoy un Papa ha sido proclamado Beato, un Sucesor de Pedro, llamado a confirmar en la fe a los hermanos. Juan Pablo II es beato por su fe, fuerte y generosa, apost?lica. E inmediatamente recordamos otra bienaventuranza: ??Dichoso t?, Sim?n, hijo de Jon?s!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que est? en el cielo? (Mt 16, 17). ?Qu? es lo que el Padre celestial revel? a Sim?n? Que Jes?s es el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Por esta fe Sim?n se convierte en ?Pedro?, la roca sobre la que Jes?s edifica su Iglesia. La bienaventuranza eterna de Juan Pablo II, que la Iglesia tiene el gozo de proclamar hoy, est? incluida en estas palabras de Cristo: ?Dichoso, t?, Sim?n? y ?Dichosos los que crean sin haber visto?. ?sta es la bienaventuranza de la fe, que tambi?n Juan Pablo II recibi? de Dios Padre, como un don para la edificaci?n de la Iglesia de Cristo.
Pero nuestro pensamiento se dirige a otra bienaventuranza, que en el evangelio precede a todas las dem?s. Es la de la Virgen Mar?a, la Madre del Redentor. A ella, que acababa de concebir a Jes?s en su seno, santa Isabel le dice: ?Dichosa t?, que has cre?do, porque lo que te ha dicho el Se?or se cumplir? (Lc 1, 45). La bienaventuranza de la fe tiene su modelo en Mar?a, y todos nos alegramos de que la beatificaci?n de Juan Pablo II tenga lugar en el primer d?a del mes mariano, bajo la mirada maternal de Aquella que, con su fe, sostuvo la fe de los Ap?stoles, y sostiene continuamente la fe de sus sucesores, especialmente de los que han sido llamados a ocupar la c?tedra de Pedro. Mar?a no aparece en las narraciones de la resurrecci?n de Cristo, pero su presencia est? como oculta en todas partes: ella es la Madre a la que Jes?s confi? cada uno de los disc?pulos y toda la comunidad. De modo particular, notamos que la presencia efectiva y materna de Mar?a ha sido registrada por san Juan y san Lucas en los contextos que preceden a los del evangelio de hoy y de la primera lectura: en la narraci?n de la muerte de Jes?s, donde Mar?a aparece al pie de la cruz (cf. Jn 19, 25); y al comienzo de los Hechos de los Ap?stoles, que la presentan en medio de los disc?pulos reunidos en oraci?n en el cen?culo (cf. Hch. 1, 14).
Tambi?n la segunda lectura de hoy nos habla de la fe, y es precisamente san Pedro quien escribe, lleno de entusiasmo espiritual, indicando a los nuevos bautizados las razones de su esperanza y su alegr?a. Me complace observar que en este pasaje, al comienzo de su Primera carta, Pedro no se expresa en un modo exhortativo, sino indicativo; escribe, en efecto: ?Por ello os alegr?is?, y a?ade: ?No hab?is visto a Jesucristo, y lo am?is; no lo veis, y cre?is en ?l; y os alegr?is con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando as? la meta de vuestra fe: vuestra propia salvaci?n? (1 P 1, 6.8-9). Todo est? en indicativo porque hay una nueva realidad, generada por la resurrecci?n de Cristo, una realidad accesible a la fe. ?Es el Se?or quien lo ha hecho ?dice el Salmo (118, 23)- ha sido un milagro patente?, patente a los ojos de la fe.
Queridos hermanos y hermanas, hoy resplandece ante nuestros ojos, bajo la plena luz espiritual de Cristo resucitado, la figura amada y venerada de Juan Pablo II. Hoy, su nombre se a?ade a la multitud de santos y beatos que ?l proclam? durante sus casi 27 a?os de pontificado, recordando con fuerza la vocaci?n universal a la medida alta de la vida cristiana, a la santidad, como afirma la Constituci?n conciliar sobre la Iglesia Lumen gentium. Todos los miembros del Pueblo de Dios ?Obispos, sacerdotes, di?conos, fieles laicos, religiosos, religiosas- estamos en camino hacia la patria celestial, donde nos ha precedido la Virgen Mar?a, asociada de modo singular y perfecto al misterio de Cristo y de la Iglesia. Karol Wojtyła, primero como Obispo Auxiliar y despu?s como Arzobispo de Cracovia, particip? en el Concilio Vaticano II y sab?a que dedicar a Mar?a el ?ltimo cap?tulo del Documento sobre la Iglesia significaba poner a la Madre del Redentor como imagen y modelo de santidad para todos los cristianos y para la Iglesia entera. Esta visi?n teol?gica es la que el beato Juan Pablo II descubri? de joven y que despu?s conserv? y profundiz? durante toda su vida. Una visi?n que se resume en el icono b?blico de Cristo en la cruz, y a sus pies Mar?a, su madre. Un icono que se encuentra en el evangelio de Juan (19, 25-27) y que qued? sintetizado en el escudo episcopal y posteriormente papal de Karol Wojtyła: una cruz de oro, una ?eme? abajo, a la derecha, y el lema: ?Totus tuus?, que corresponde a la c?lebre expresi?n de san Luis Mar?a Grignion de Monfort, en la que Karol Wojtyła encontr? un principio fundamental para su vida: ?Totus tuus ego sum et omnia mea tua sunt. Accipio Te in mea omnia. Praebe mihi cor tuum, Maria -Soy todo tuyo y todo cuanto tengo es tuyo. T? eres mi todo, oh Mar?a; pr?stame tu coraz?n?. (Tratado de la verdadera devoci?n a la Sant?sima Virgen, n. 266).
El nuevo Beato escribi? en su testamento: ?Cuando, en el d?a 16 de octubre de 1978, el c?nclave de los cardenales escogi? a Juan Pablo II, el primado de Polonia, cardenal Stefan Wyszyński, me dijo: "La tarea del nuevo Papa consistir? en introducir a la Iglesia en el tercer milenio"?. Y a?ad?a: ?Deseo expresar una vez m?s gratitud al Esp?ritu Santo por el gran don del Concilio Vaticano II, con respecto al cual, junto con la Iglesia entera, y en especial con todo el Episcopado, me siento en deuda. Estoy convencido de que durante mucho tiempo a?n las nuevas generaciones podr?n recurrir a las riquezas que este Concilio del siglo XX nos ha regalado. Como obispo que particip? en el acontecimiento conciliar desde el primer d?a hasta el ?ltimo, deseo confiar este gran patrimonio a todos los que est?n y estar?n llamados a aplicarlo. Por mi parte, doy las gracias al eterno Pastor, que me ha permitido estar al servicio de esta grand?sima causa a lo largo de todos los a?os de mi pontificado?. ?Y cu?l es esta ?causa?? Es la misma que Juan Pablo II anunci? en su primera Misa solemne en la Plaza de San Pedro, con las memorables palabras: ??No tem?is! !Abrid, m?s todav?a, abrid de par en par las puertas a Cristo!?. Aquello que el Papa reci?n elegido ped?a a todos, ?l mismo lo llev? a cabo en primera persona: abri? a Cristo la sociedad, la cultura, los sistemas pol?ticos y econ?micos, invirtiendo con la fuerza de un gigante, fuerza que le ven?a de Dios, una tendencia que pod?a parecer irreversible. Con su testimonio de fe, de amor y de valor apost?lico, acompa?ado de una gran humanidad, este hijo ejemplar de la Naci?n polaca ayud? a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos, de pertenecer a la Iglesia, de hablar del Evangelio. En una palabra: ayud? a no tener miedo de la verdad, porque la verdad es garant?a de libertad. M?s en s?ntesis todav?a: nos devolvi? la fuerza de creer en Cristo, porque Cristo es Redemptor hominis, Redentor del hombre: el tema de su primera Enc?clica e hilo conductor de todas las dem?s.
Karol Wojtyła subi? al Solio de Pedro llevando consigo la profunda reflexi?n sobre la confrontaci?n entre el marxismo y el cristianismo, centrada en el hombre. Su mensaje fue ?ste: el hombre es el camino de la Iglesia, y Cristo es el camino del hombre. Con este mensaje, que es la gran herencia del Concilio Vaticano II y de su ?timonel?, el Siervo de Dios el Papa Pablo VI, Juan Pablo II condujo al Pueblo de Dios a atravesar el umbral del Tercer Milenio, que gracias precisamente a Cristo ?l pudo llamar ?umbral de la esperanza?. S?, ?l, a trav?s del largo camino de preparaci?n para el Gran Jubileo, dio al Cristianismo una renovada orientaci?n hacia el futuro, el futuro de Dios, trascendente respecto a la historia, pero que incide tambi?n en la historia. Aquella carga de esperanza que en cierta manera se le dio al marxismo y a la ideolog?a del progreso, ?l la reivindic? leg?timamente para el Cristianismo, restituy?ndole la fisonom?a aut?ntica de la esperanza, de vivir en la historia con un esp?ritu de ?adviento?, con una existencia personal y comunitaria orientada a Cristo, plenitud del hombre y cumplimiento de su anhelo de justicia y de paz.
Quisiera finalmente dar gracias tambi?n a Dios por la experiencia personal que me concedi?, de colaborar durante mucho tiempo con el beato Papa Juan Pablo II. Ya antes hab?a tenido ocasi?n de conocerlo y de estimarlo, pero desde 1982, cuando me llam? a Roma como Prefecto de la Congregaci?n para la Doctrina de la Fe, durante 23 a?os pude estar cerca de ?l y venerar cada vez m?s su persona. Su profundidad espiritual y la riqueza de sus intuiciones sosten?an mi servicio. El ejemplo de su oraci?n siempre me ha impresionado y edificado: ?l se sumerg?a en el encuentro con Dios, aun en medio de las m?ltiples ocupaciones de su ministerio. Y despu?s, su testimonio en el sufrimiento: el Se?or lo fue despojando lentamente de todo, sin embargo ?l permanec?a siempre como una ?roca?, como Cristo quer?a. Su profunda humildad, arraigada en la ?ntima uni?n con Cristo, le permiti? seguir guiando a la Iglesia y dar al mundo un mensaje a?n m?s elocuente, precisamente cuando sus fuerzas f?sicas iban disminuyendo. As?, ?l realiz? de modo extraordinario la vocaci?n de cada sacerdote y obispo: ser uno con aquel Jes?s al que cotidianamente recibe y ofrece en la Eucarist?a.
En el texto de la homil?a: ?Dichoso t?, amado Papa Juan Pablo, porque has cre?do! Te rogamos que contin?es sosteniendo desde el Cielo la fe del Pueblo de Dios. [E improvisando, Benedicto XVI a?adi?:] Tantas veces nos has bendecido desde esta plaza. Santo Padre, hoy te pedimos, bend?cenos. Am?n.
[Copyright 2011 - Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT? nos ofrece el breve extracto biogr?fico oficial ofrecido en el Libreto de la Celebraci?n editado por la Santa Sede para la ceremonia de hoy, y que, con algunas variaciones, fue le?da por el cardenal Agostino Vallini, Vicario General para la di?cesis de Roma, durante el rito de beatificaci?n.
Beato Juan Pablo II: Breve Biograf?a
Karol J?zef WoJtyła naci? en Wadowice (Polonia), el 18 de mayo de 1920.
Fue el segundo de los dos hijos de Karol Wojtyła y de Emilia Kaczorowska, que muri? en 1929. Su hermano mayor Edmund, de profesi?n m?dico, muri? en 1932 y su padre, suboficial del ej?rcito, en 1941.
A los nueve a?os recibi? la Primera Comuni?n y a los dieciocho el sacramento de la Confirmaci?n. Terminados los estudios en la escuela media de Wadowice, en 1938 se matricul? en la Universi?dad Jagell?nica de Cracovia.
Cuando las fuerzas de la ocupaci?n nazi cerraron la Universidad en 1939, el joven Karol trabaj? (1940-1944) en una cantera y en una f?brica qu?mica de Solvay para poder mantenerse y evitar la deportaci?n a Alemania.
Sintiendo la llamada al sacerdocio, a partir de 1942 sigui? los cursos de formaci?n en el seminario mayor clandestino de Cracovia, dirigido por el Card. Arzobispo Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del "Teatro Raps?dico", tambi?n ?ste clandestino.
Despu?s de la guerra, continu? sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teolog?a de la Universidad Jagell?nica, hasta su ordenaci?n sacerdotal, que tuvo lugar en Cracovia el 1 de noviembre de 1946. Seguidamente, fue enviado por el Card. Sapieha a Roma, donde obtuvo el doctorado en teolog?a (1948) con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de san Juan de la Cruz. En este per?odo -durante las vacaciones- ejerci? el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos en Francia, B?lgica y Holanda.
En 1948, regres? a Polonia y fue coadjutor, primero, en la parroquia de Niegowić, en los alrededores de Cracovia, y despu?s en la de San Flori?n, en la ciudad, donde fue tambi?n capell?n de los universitarios hasta 1951, cuando retom? sus estudios filos?ficos y teol?gicos. En 1953, present? en la Universidad Cat?lica de Lubl?n una tesis sobre la posibilidad de fundamentar una ?tica cristiana a partir del sistema ?tico de Max Scheler. M?s tarde, fue profesor de Teolog?a Moral y ?tica en el seminario mayor de Cracovia y en la Facultad de Teolog?a de Lubl?n.
El 4 de julio de 1958, el Papa P?o XII lo nombr? Obispo Auxiliar de Cracovia y titular de Ombi. Recibi? la ordenaci?n episcopal el 28 de septiembre de 1958, en la catedral de Wawel (Cracovia), de manos del Arzobispo Eugeniusz Baziak.
El 13 de enero de 1964, fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, que lo crear?a Cardenal el 26 de junio 1967.
Particip? en el Concilio Vaticano II (1962-65) dando una importante contribuci?n a la elaboraci?n de la constituci?n Gaudium et spes. El Cardenal Wojtyła particip? tambi?n en las cinco asambleas del S?nodo de los Obispos, anteriores a su Pontificado.
Fue elegido sucesor de San Pedro, con el nombre de Juan Pablo II, el 16 de octubre de 1978, y el 22 de octubre inici? su ministerio de Pastor universal de la Iglesia.
El Papa Juan Pablo II realiz? 146 visitas pastorales en Italia y, como Obispo de Roma, visit? 317 de las 332 actuales parroquias romanas. Los viajes apost?licos por el mundo -expresi?n de la constante solicitud pastoral del Sucesor de Pedro por todas las Iglesias- han sido 104.
Entre sus documentos principales, se encuentran 14 Enc?clicas, 15 Exhortaciones apost?licas, 11 Constituciones apost?licas y 45 Cartas apost?licas. Al Papa Juan Pablo II se le atribuyen tambi?n 5 libros: "Cruzando el umbral de la esperanza" (octubre 1994); "Don y
misterio: en el cincuenta aniversario de mi sacerdocio" (noviembre 1996); "Tr?ptico romano", meditaciones en forma di poes?a (marzo 2003); "?Levantaos, vamos!" (mayo 2004) y "Memoria e Identidad" (febrero 2005).
El Papa Juan Pablo celebr? 147 ritos de beatificaci?n -en los cuales proclam? 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Tuvo 9 consistorios, en los que cre? 231 (+ 1 in pectore) Cardenales. Presidi? tambi?n 6 reuniones plenarias del Colegio Cardenalicio.
Desde 1978, convoc? 15 asambleas del S?nodo de los Obispos: 6 generales ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994 y 2001), 1 asamblea general extraordinaria (1985) y 8 asambleas especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 [2] y 1999).
El 13 de mayo de 1981 sufri? un grave atentado en la plaza de San Pedro. Salvado por la mano maternal de la Madre de Dios, despu?s de una larga hospitalizaci?n y convalecencia, perdon? a su agresor y, consciente de haber recibido una nueva vida, intensific? sus compromisos pastorales con heroica generosidad.
En efecto, su solicitud de Pastor encontr? adem?s expresi?n en la erecci?n de numerosas di?cesis y circunscripciones eclesi?sticas, en la promulgaci?n de los C?digos de derecho can?nico latino y de las iglesias orientales, en la promulgaci?n del Catecismo de la Iglesia Cat?lica. Proponiendo al Pueblo de Dios momentos de particular intensidad espiritual, convoc? el A?o de la Redenci?n, el A?o Mariano y el A?o de la Eucarist?a, adem?s del Gran Jubileo de 2000. Se acerc? a las nuevas generaciones con las celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud.
Ning?n otro Papa ha encontrado a tantas personas como Juan Pablo II: en las Audiencias Generales de los mi?rcoles (m?s de 1.160) han participado m?s de 17 millones y medio de peregrinos, sin contar todas las dem?s audiencias especiales y las ceremonias
religiosas (m?s de 8 millones de peregrinos s?lo durante el Gran Jubileo del a?o 2000), y los millones de fieles con los que se encontr? durante las visitas pastorales en Italia y en el mundo; numerosas tambi?n las personalidades pol?ticas recibidas en audiencia: se pueden recordar a t?tulo de ejemplo las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con Jefes de Estado, e incluso las 246 audiencias con Primeros Ministros.
Muri? en Roma, en el Palacio Apost?lico Vaticano, el s?bado 2 de abril de 2005 a las 21.37 h., en la vigilia del Domingo in Albis y de la Divina Misericordia, instituida esta ?ltima por ?l. Los solemnes funerales en la Plaza de San Pedro y su sepultura en las Grutas Vaticanas fueron celebrados el 8 de abril.
ZENIT? nos ofrece una traducci?n al espa?ol realizada por ZENIT del himno oficial de la beatificaci?n, originalmente en italiano, que fue distribuido por la di?cesis de Roma a trav?s de la p?gina web oficial de la Beatificaci?n (www.karol-wojtyla.org).
Beato Juan Pablo II: Himno de la Beatificaci?n
Estribillo: ?Abrid, las puertas a Cristo,
no teng?is miedo!
Abrid de par en par
Vuestro coraz?n a Dios.?
Testigo de esperanza
para quien espera la salvaci?n,?
peregrino por amor
en los caminos del mundo. Est.
Verdadero padre para los j?venes
a quienes envista al mundo,?
centinelas de la ma?ana,?
signo vivo de esperanza. Est.
Testigo de la fe
que anunciaste con la vida,
firme y fuerte en la prueba
confirmaste a tus hermanos. Est.
Ense?aste a cada hombre
la belleza de la vida?
indicando a la familia?
como signo del amor. Est.
Portador de la paz
y heraldo de justicia,?
te hiciste entre las gentes
nuncio de misericordia.? Est.
El el dolor revelaste
el poder de la Cruz.?
Gu?a siempre a tus hermanos
en el camino del amor. Est.
En la Madre del Se?or
nos indicaste una gu?a,?
en su intercesi?n?
el poder de la gracia. Est.
Padre de misericordia,
Hijo nuestro Redentor,?
Santo Esp?ritu de Amor,?
a ti, Trinidad, la gloria. Am?n. Est.
DEPARTAMENTO DE COMUNICACI?N
38201. La Laguna. Tenerife.
Tfno. 922-25 86 40 / Extensi?n 8
e-mail: [email protected]
Bolet?n 436?
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El domingo 29 de Mayo se celebra la Pascua del Enfermo. Este a?o, el tema elegido por la Conferencia Episcopal Espa?ola para toda la campa?a lleva por t?tulo "Juventud y salud", coincidiendo con la celebraci?n del pr?ximo mes de agosto en Madrid la Jornada Mundial de la Juventud.?
A primera hora del mi?rcoles, 25 de mayo, fallec?a el sacerdote Antonio P?rez Garc?a, natural de Los Realejos, a los 83 a?os de edad. P?rez fue ordenado presb?tero el 19 de junio de 1950, por el obispo Domingo P?rez C?ceres. Entre otras encomiendas pastorales, fue p?rroco en La Guancha, en Valle de Guerra, en G??mar y en Garc?a Esc?mez, su ?ltimo destino. Adem?s, fue profesor del Seminario Diocesano, consiliario de Acci?n Cat?lica y Capell?n de San Juan de Dios.?
El pr?ximo d?a 5 de junio se celebrar? la Jornada Diocesana de las Familias, en el Seminario Diocesano, a partir de las 10:00 horas. El lema elegido para este a?o es: "FAMILIA, VIVE LA FE", en sinton?a con el Plan Diocesano de Pastoral.?
El d?a 29 de mayo, se conmemora en el Real Santuario Insular de Nuestra Se?ora de Las Nieves, en La Palma, la Fiesta de las Madres. La eucarist?a ser? a las 11:30 horas y estar? presidida por el p?rroco de Valle de San Lorenzo, Eduardo Rodr?guez. Dicha celebraci?n ser? retransmitida en directo por COPE La Palma.?
Tambi?n el 5 de junio se celebra la 45? Jornada de Medios de Comunicaci?n Social. El Concilio Vaticano II se?ala cuales son los objetivos esenciales de esta Jornada de las Comunicaciones Sociales para la iglesia: 1. La formaci?n de las conciencias ante las responsabilidades que incumben a cada individuo, grupo o sociedad, en la formaci?n de la opini?n p?blica y en uso y desarrollo de los medios de comunicaci?n. 2.- La invitaci?n a la oraci?n para ofrecer el testimonio de que el hombre depende en todo de su Creador, y para dar a los medios el car?cter religioso que, como dones maravillosos de Dios, les es debido. 3.- La generosa colaboraci?n econ?mica ?signo de solidaridad- para promover, sostener y fomentar las instituciones y las iniciativas promovidas por la Iglesia en esta materia.?
El Instituto Superior de Teolog?a junto con la Universidad de La Laguna, han organizado para el 6 de junio, en la sala de conferencias de Cajacanarias, una jornada que lleva por t?tulo ?Trabajo, econom?a y gesti?n familiar como factor anticrisis?. Diversos ponentes disertar?n sobre este tema en una mesa redonda moderada por el periodista, Mayer Trujillo.??
Por otro lado, el Instituto de Teolog?a de las Islas Canarias, ISTIC, Sede en Tenerife, ha iniciado su campa?a de oferta de formaci?n para el curso 2011-2012, que comenz? con "Formarse para ser Iglesia" y ahora contin?a con "No te quedes parado". El plan de estudios del ISTIC es extenso y abarca un gran elenco de profesiones y actividades. M?s informaci?n el 922252540 y en http://www.cettenerife.org/.?
Ya se conocen los cursos de verano del Instituto Superior de Teolog?a que se desarrollar?n del 4 al 6 de julio. ?Quiero ser cristiano?, ?Evangelizar en tiempos revueltos? o ?El ?xito en el matrimonio es posible son algunos de los t?tulos de esta oferta formativa. M?s informaci?n en la p?gina web: www.cettenerife.org.?
El Seminario Diocesano ha acogido con alegr?a el galard?n otorgado a los alumnos de 4? de la ESO por su cuento con formato period?stico ?En busca de la esperanza?, trabajo que presentaron varios alumnos de 4? al certamen ?Evita el fuego?, convocado por la Secretar?a de Estado de Cambio Clim?tico en esta edici?n correspondiente al curso 2010-2011. Su trabajo ?En busca de la esperanza? logr? el segundo puesto dentro de la categor?a ?Segundo Ciclo de la ESO Creaci?n Period?stica?.??
La vida sacerdotal que recoge la contraportada del Diario de Avisos de este martes es la de Fernando P?rez, actualmente delegado para el clero. Ha sido vicario de pastoral, delegado de catequesis, director espiritual del seminario y formador, entre otras responsabilidades.?
El primer certamen de fotograf?a foto-Pasi?n 2011, que ha organizado la Junta de Hermandades y Cofrad?as de La Laguna (JHC), ya tiene ganador, se trata de la fotograf?a, ?El Cristo y su primera parada?, de Juan Jos? Rodr?guez Mach?n.?
Un a?o m?s, la imagen de la llamada ?Virgen Peregrina? se encuentra recorriendo durante este mes de mayo, todos los barrios y algunas instituciones del municipio de Santa ?rsula, al norte de Tenerife.?
Miembros del Apostolado del Mar de la Di?cesis, con su delegado a la cabeza, participar?n en la Asamblea Nacional del Apostolado del Mar en Espa?a. En esta ocasi?n, la Asamblea tendr? lugar entre el 1 y el 4 de Junio, en la Di?cesis de Mondo?edo-Ferrol, bajo el t?tulo "Cultivar y transmitir la fe dentro de la Familia Marinera". Pinchando sobre la imagen podr?n encontrar el prorama de la Asamblea.?
Entreculturas invita a la charla que tendr? lugar el pr?ximo 8 de Junio, en el Seminario Diocesano, a las 20:00 horas, sobre ?Educaci?n en tiempo de espera. Un derecho vulnerado para millones de personas refugiadas y desplazadas?. Durante el acto se presentar? el informe que lleva el mismo nombre y que publica con motivo del 30 aniversario de la creaci?n del Servicio Jesuita a Refugiados. Intervendr?n Antonio Santos, delegado de Entreculturas en Tenerife y Ang?lica L?pez, subdirectora de Servicio Jesuita a Refugiados Colombia.?
Recientemente, se celebr? en la Casa Ema?s de Tegueste, la Convivencia de Pascua para j?venes del Arciprestazgo de Tacoronte. Bajo el lema: ?Arraigados en Cristo, firmes en la fe? una treintena de muchachos y muchachas de las parroquias de dicho arciprestazgo, se reunieron para trabajar, reflexionar, orar y compartir sus experiencias de fe.?
M?s de 300 delegados de las C?ritas nacionales de todo el mundo se han congregado esta semana en Roma, con motivo de la convocatoria de la 19? Asamblea General de Caritas Internationalis, en la que se celebrara el 60? aniversario de la fundaci?n de la Confederaci?n.?
El 19 de junio, a las 19:00 h, en el parque infantil de El Paso ser? ordenado presb?tero Jes?s Manuel Calero Perera. El mismo presidir? por vez primera la Eucarist?a al d?a siguiente, en el templo parroquial de Nuestra Se?ora de Bonanza, tambi?n en El Paso (La Palma).??
El tema de este mes del aula del pensamiento social cristiano, ?scar Romero, en Vallehermoso, ser?: ?Sanidad, ?derechos, deberes?? La disertaci?n correr? a cargo del Dr. Antonio Le?n Mendoza, de la unidad de Hematolog?a del Hospital Universitario Ntra. Sra. de la Candelaria. La cita ser? el viernes 27, de 20 a 23 horas, en la Casa de la Cultura Garc?a Cabrera del citado municipio gomero.?
La Asociaci?n de Amigos de la Catedral de La Laguna, bajo la direcci?n de Juli?n de Armas, ha organizado la ?Ruta de las Catedrales: Viena y Budapest?. Una iniciativa que se llevar? a cabo del 31 de julio al 7 de agosto.?
El Archivo Hist?rico Diocesano acoge hasta el 25 de junio la exposici?n ?Reverso?, una muestra que recoge piezas de 400 a?os de antig?edad despu?s de haber sufrido el devastador incendio del Palacio Episcopal el 23 de enero de 2006. Esta exposici?n se realiza con el objeto de que cualquier persona pueda adquirir una de las piezas expuestas. Son piezas para el recuerdo que, al mismo tiempo, pueden servir para el culto o como elemento de decoraci?n. Horario de exposici?n: Lunes-Viernes 10-13 h. y de 17-20 h.; S?bados 10-13 h.?
El Valle de Arriba, en el municipio de Santiago del Teide, celebra este domingo, desde las 10:00 horas, el traslado de la imagen del Cristo desde la Ermita de El Valle de Arriba hasta la zona conocida como Los Bald?os. A continuaci?n, Santa Misa cantada por el grupo folkl?rico San Antonio de Padua de Granadilla de Abona y, posteriormente, gran paella para todos los asistentes. A las 17:00 horas, retorno del Cristo a la Ermita. Finalmente el viernes 3 de junio, a las 19:00 horas, tendr? lugar el regreso del Santo Cristo a la Iglesia de San Fernando Rey de Santiago del Teide casco.?
La Asociaci?n Amigos de la Catedral invitan a la mesa redonda para conocer m?s en profundidad la labor que desarrolla C?ritas, que tendr? lugar en las Casas Capitulares (Calle Bencomo, n? 37), en La Laguna, el jueves 2 de junio, a las 20:00 horas.?
La Pastoral Juvenil de Gracia y Finca Espa?a ha organizado el primer campeonato de Baloncesto 3X3, en torno a la fiesta de la Virgen del Perpetuo Socorro. Ser? el s?bado 25 de junio, a partir de las 9 de la ma?ana, en el pabell?n Islas Canarias de Finca Espa?a. Una iniciativa destinada a j?venes entre 12 y 16 a?os.
Del 26 al 28 de mayo, se desarrollar?n las I Jornadas ?Mujeres en la religi?n?, en la parroquia Ntra. Sra. del Rosario de F?tima, Barrio Nuevo, en La Laguna. Las jornadas se inaugurar?n el jueves 26, a las 18:30 horas con la bienvenida y un cine forum.??
Lectio divina para el viernes de la quinta semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:??????????????Juan 15, 12‑17?
En aquel tiempo, dijo Jes?s a sus disc?pulos: ??ste es mi mandamiento: que os am?is unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor m?s grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hac?is lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su se?or: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he o?do a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me hab?is elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vay?is y deis fruto, y vuestro fruto dure.
De modo que lo que pid?is al Padre en mi nombre os lo d?. Esto os mando: que os am?is unos a otros.?
MEDITACI?N:??????????????Que os am?is?
??????????? Gracias, Se?or. Gracias porque tu mandato no consiste en el cumplimiento de un mont?n de normas y de leyes. Gracias porque nos simplificas la vida al m?ximo y centras nuestras fuerzas en lo esencial. Entrar en tu seguimiento implica algo tan sencillo como amarnos. Pero ?contradicciones de la vida! Parece que es el mandato m?s dif?cil que se te pod?a haber ocurrido.
??????????? Pero no pod?as pedirnos otra cosa. No pod?as pedirnos vivir m?s que aquello que supone el n?cleo de tu ser. T? eres el amor, t? nos amas y lo has demostrado dando tu vida hasta las ?ltimas consecuencias. T? s?lo sabes amar ?qu? otra cosa pod?as querer para nosotros? Sino que amemos como t?.
??????????? ?C?mo t?? Parece imposible, pero si nos invitas a ello es que podemos, por qu? no intentarlo. No s? si se trata tanto de intensidad como en el modo. T? nos amas gratuitamente, desinteresadamente, asim?tricamente; es decir, porque s?, porque quieres, sin esperar nada a cambio, encontrando en esa entrega el gozo del amor, porque el amor, para que sea tal, no puede sino ser as?, gratuito.
??????????? Se?or, no s? si es posible. La realidad es que parece una tarea ardua, pero merece la pena. T? nos has abierto el camino y desde ti, muchos se han metido en ello, y lo han conseguido. Dame fuerza para amar como t? y como ellos. A todos nos va mucho en ello.
ORACI?N:?????????????Que ame?
??????????? Se?or, llena mi coraz?n de tu fuerza, que ame como t? lo hiciste y lo sigues haciendo.
??????????? Que ame, Se?or, con todas mis fuerzas. El mundo necesita amor y yo lo he recibido de ti para darlo.
??????????? Hemos desvirtuado la palabra amor, pero en ti la podemos situar f?cilmente en su sitio. Que ame, Se?or, con la profundidad y la fuerza que tu has puesto con tu vida en esa palabra.
CONTEMPLACI?N:?????????????Me amas?
Me faltan muchas veces las fuerzas,
t? lo sabes, Se?or,
y necesito experimentar
el calor de tu presencia,
tu amor desbordado
en el silencio de mi alma.
Muchas veces soy yo mismo
quien coloca barreras
y cierra puertas.
Por eso, la certeza de saber
que me amas
mantiene viva la llama
de mi amor y mi esperanza
Juan Pablo, testigo de la misericordia, por monse?or Jos? Ignacio Munilla, obispo de San Sebasti?n.
ZENIT? A los seis a?os de su muerte, celebramos la beatificaci?n de Juan Pablo II. Su proceso de beatificaci?n ha sido r?pido, ciertamente, pero no ha tenido m?s privilegio que la dispensa de los cinco a?os exigidos tras la muerte para el inicio de la causa, tal y como ocurri? en el caso de la Madre Teresa de Calcuta. Benedicto XVI juzg? que el clamor popular en los funerales de Juan Pablo II ("?Santo Subito!"), hab?a que dirigirlo con prudencia. Su consigna fue: "Trabajad r?pido, pero sobre todo... ?trabajad bien!".
No pretendo hacer una semblanza neutral de la figura de Juan Pablo II, desde el momento en que me considero un hijo espiritual de su prolongado pontificado de m?s de 26 a?os. Me limito a subrayar las declaraciones de Slawomir Oder, postulador de la causa de beatificaci?n; un hombre por cuyas manos habr?n pasado muchos miles de folios que recopilan los testimonios de quienes le conocieron: "Una de las cosas que m?s me ha sorprendido es que no me ha sorprendido casi nada. Es decir, Juan Pablo II era transparente. Tal y como lo ve?amos, as? era. No existi? un "Wojtyla medi?tico" y un 'Wojtyla privado'". M?s a?n, se conserva documentaci?n de los Servicios Secretos de la Polonia comunista, en la que se advert?a de la peligrosidad que la figura de Karol Wojtyla supon?a para el r?gimen, precisamente porque entre las abundantes cualidades que le otorgaban un gran liderazgo, no hab?an descubierto ning?n episodio que lo hiciese vulnerable moralmente. ?Juan Pablo II fue, antes que nada, alguien transparente y aut?ntico!
En mi opini?n, la gran aportaci?n del pontificado de Juan Pablo II nace de la integraci?n de dos intuiciones que nuestra cultura ha solido contraponer equivocadamente: el humanismo y la apertura a la misericordia de Dios. Su carisma estaba lleno de frescura, alegr?a, proximidad, di?logo, cari?o, optimismo...; pero sin caer en el error de olvidar la profunda herida que el pecado ha infligido en la naturaleza humana y en las estructuras sociales. El pontificado de Juan Pablo II afront? el riesgo de ruptura por los dos extremos: el integrismo lefevrista y la teolog?a de la liberaci?n secularizada. Sus convicciones eran muy claras: La Iglesia no ha de limitarse a proclamar el dep?sito de la fe, sino que al mismo tiempo tiene que hacer un esfuerzo de di?logo con el mundo. Pero, por otra parte, el verdadero humanismo no debe caer nunca en la ingenuidad de ensalzar la autonom?a del hombre, hasta el punto de hacer innecesaria la gracia de Dios. ?No podemos alcanzar la felicidad ni la salvaci?n sin la gracia de Jesucristo! (cfr. Jn 15, 5).
La fecha elegida para la beatificaci?n de Juan Pablo II es muy ilustrativa: el segundo domingo de Pascua, solemnidad de la Divina Misericordia. Se trata de la fiesta lit?rgica instituida por ?l mismo, y en cuya v?spera falleci?.
Entender a Juan Pablo II, es adentrarse en su convicci?n de la necesidad que tiene el ser humano de misericordia. Karol Wojtyla hab?a experimentado los horrores de la Segunda Guerra Mundial y hab?a comprobado los l?mites a los que puede llegar el pecado del hombre, y tambi?n su santidad. Por ello, en los a?os de la recuperaci?n econ?mica y del progreso f?cil, no pudo por menos de levantar su voz contra el olvido de Dios en las sociedades del bienestar, as? como contra la riqueza acumulada sobre la pobreza de los m?s d?biles.
Insisto, la palabra clave es MISERICORDIA. Cercano ya el "atardecer" de su vida, Wojtyla no dud? en hacer el siguiente balance: "El mensaje de la Divina Misericordia ha formado la imagen de mi pontificado". El humanismo de Juan Pablo II -que irradia vitalismo- transmite a su vez la convicci?n de que el hombre moderno sigue siendo "mendigo de misericordia".
El broche de oro en la vida de Juan Pablo II fue el testimonio de su vejez y de su muerte, vividas ante los ojos del mundo. Aquello form? parte de la "escuela" de la misericordia: "...porque cuando soy d?bil, entonces es cuando soy fuerte" (2 Co 12, 10). Juan Pablo II gan? m?s almas y m?s corazones viviendo su debilidad y su decrepitud en pleno abandono en las manos de Dios, que con todos los esfuerzos que realiz? en sus a?os de plenitud.
Cuenta el postulador de la causa de beatificaci?n, que entre la multitud de cartas recibidas en su oficina, le llam? la atenci?n la de un ni?o que s?lo hab?a puesto en la direcci?n: "Juan Pablo II, Para?so". Esto quiere decir dos cosas: que el servicio de correos italiano es muy eficaz; y en segundo lugar, que desde la inocencia ya sab?amos que Juan Pablo II contin?a siendo nuestro padre y pastor desde el Cielo.
ZENIT nos ofrece las palabras de saludo que el Papa Benedicto XVI dirigi? en los distintos idiomas a los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro para la ceremonia de beatificaci?n de Juan Pablo II.
[En franc?s dijo]
Saludo con alegr?a a las Delegaciones oficiales, las Autoridades civiles y militares de los pa?ses franc?fonos, as? como a los cardenales, los obispos, los patriarcas, los sacerdotes y los numerosos peregrinos venidos a Roma para la beatificaci?n. ?Queridos amigos, que la vida y la obra del Bienaventurado Juan Pablo II sea fuente de un compromiso renovado al servicio de todos los hombres y de todo el hombre! Le pido a ?l que bendiga los esfuerzos de cada uno para construir una civilizaci?n del amor, en el respeto de la dignidad de cada persona humana, creada a imagen de Dios, con una atenci?n particular a la que es m?s fr?gil. ?Con ?l, marchad tras las huellas luminosas de los beatos y los santos de vuestros pa?ses! ?Que la Virgen Mar?a os acompa?e! Con mi bendici?n.
[En ingl?s dijo]
Saludo a los visitantes de habla inglesa presentes en la Misa de hoy. De modo particular, doy la bienvenida a las distinguidas autoridades civiles y representantes de todas las naciones del mundo que se unen a nosotros para honrar al Beato Juan Pablo II. Que si ejemplo de fe firme en Cristo, el Redentor del Hombre, os inspire para vivir plenamente la nueva vida que hemos celebrado en la Pascua, para ser im?genes de la divina misericordia, y para trabajar por un mundo en el que la dignidad y los derechos de todo hombre, mujer y ni?o sean respetados y promovidos. ?Confiando en sus oraciones, invoco de coraz?n sobre vosotros y sobre vuestras familias la paz del Salvador Resucitado!
[En alem?n dijo]
Con gran alegr?a os saludo a todos los hermanos y hermanas de lengua alemana, entre ellos a los hermanos en el Episcopado y a las distintas delegaciones gubernamentales. El beato Papa Juan Pablo II sigue todav?a vivo ante nuestros ojos, al igual que cuando nos anunci? la frescura del Evangelio, y encarn? a trav?s de su acci?n la misericordia de Dios y el amor de Cristo. Pidamos al nuevo beato que podamos ser testigos gozosos de la presencia de Dios en el mundo. La paz del Se?or Resucitado os acompa?e en todos vuestros caminos.
[En espa?ol dijo]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua espa?ola, y en especial a los cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos, seminaristas y numerosos fieles, as? como a las delegaciones oficiales y autoridades civiles de Espa?a y Latinoam?rica. El nuevo Beato recorri? incansable vuestras tierras, caracterizadas por la confianza en Dios, el amor a Mar?a y el afecto al Sucesor de Pedro, sintiendo en cada uno de sus viajes el calor de vuestra estima sincera y entra?able. Os invito a seguir el ejemplo de fidelidad y amor a Cristo y a la Iglesia, que nos dej? como preciosa herencia. Que desde el cielo os acompa?e siempre su intercesi?n, para que la fe de vuestros pueblos se mantenga en la solidez de sus ra?ces y la paz y la concordia favorezcan el progreso necesario de vuestras gentes. Que Dios os bendiga.
[En portugu?s dijo]
Dirijo una cordial saludo a los peregrinos de lengua portuguesa, de modo especial a los cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, y numerosos fieles, as? como a las Delegaciones oficiales de los pa?ses lus?fonos venidos para la beatificaci?n de el Papa Juan Pablo II. A todos deseo la abundancia de los dones del Cielo por intercesi?n del nuevo Beato, cuyo testimonio debe seguir resonando en vuestros corazones y en vuestros labios, repitiendo con ?l como en el inicio de su pontificado: ??No teng?is miedo! Abrid las puertas, mejor, abrid de par en par las puertas a Cristo!? ?Que Dios os bendiga!
[En polaco dijo]
Mi cordial saludo va a los polacos participantes en esta beatificaci?n, tanto en persona como a trav?s de los medios de comunicaci?n. Saludo a los cardenales, los obispos, los presb?teros, las personas consagradas y a todos los fieles. Saludo a las autoridades del Estado y de las regiones, empezando por el Se?or Presidente de la Rep?blica. Conf?o a todos a la intercesi?n de vuestro Beato compatriota, el papa Juan Pablo II. Que obtenga para vosotros y para su patria terrena el don de la paz, de la unidad y de toda prosperidad.
[En italiano dijo]
Dirijo finalmente mi cordial saludo al Presidente de la Rep?blica Italiana y a su s?quito, cn un especial agradecimiento a las Autoridades italianas por su apreciada colaboraci?n en la organizaci?n de estas jornadas de fiesta. Y c?mo podr?a aqu? dejar de mencionar a todos aquellos que han preparado, desde hace tiempo y con gran generosidad, este acontecimiento: mi Di?cesis de Roma con el cardenal Vallini, el Ayuntamiento de la Ciudad con su Alcalde, todas las Fuerzas del Orden y las diversas Organizaciones, Asociaciones, los numeros?simos voluntarios y cuantos, tambi?n individualmente, se han hecho disponibles para ofrecer su propia contribuci?n. Mi reconocimiento va tambi?n a las Instituciones y a las Oficinas vaticanas. En tanto empe?o veo un signo de gran amor hacia el Beato Juan Pablo II. Finalmente, dirijo mi m?s afectuoso saludo a todos los peregrinos ? reunidos aqu? en la Plaza de San Pedro, en las calles adyacentes y en otros diversos lugares de Roma ? y a cuantos se unen a nosotros mediante la radio y la televisi?n, cuyos dirigentes y operadores no se han escatimado para ofrecer tambi?n a los que est?n lejos la posibilidad de participar en este gran d?a. A los enfermos y a los ancianos, hacia quienes el nuevo Beato se sent?a particularmente unido, llegue un saludo especial. Y ahora, en uni?n espiritual con el Beato Juan Pablo II, nos dirigimos con amor filial a Mar?a, confi?ndole a ella, Madre de la Iglesia, el camino de todo el Pueblo de Dios.
[Traducci?n realizada por ZENIT - ?Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT? nos ofrece el testimonio del cardenal Agostino Vallini, vicario de Roma, durante la Vigilia de Oraci?n celebrada hoy por la noche en el Circo M?ximo de Roma, con motivo de la beatificaci?n del papa Juan Pablo II.
?Queridos hermanos y hermanas!
La Providencia nos da esta tarde la alegr?a de vivir una gran experiencia de gracia y de luz. Con esta vigilia de oraci?n mariana queremos prepararnos a la celebraci?n de ma?ana, la solemne beatificaci?n del Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II. Seis a?os despu?s de la muerte de este gran Papa sigue siendo muy fuerte en la Iglesia y en el mundo el recuerdo de quien fue durante 27 a?os Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal. Sentimos por el amado pont?fice veneraci?n, afecto, admiraci?n y profunda gratitud.
De su vida, aprendemos, en primer lugar, el testimonio de la fe: una fe arraigada y fuerte, libre de miedos y de compromisos, coherente hasta el ?ltimo aliento, forjada por las pruebas, la fatiga y la enfermedad, cuya ben?fica influencia se ha difundido en toda la Iglesia, m?s a?n, en todo el mundo; un testimonio acogido en todos los lugares, en sus viajes apost?licos, por millones de hombres y mujeres de todas las razas y culturas.
Vivi? para Dios, se entreg? por completo a ?l para servir a la Iglesia como una ofrenda sacrificial. Sol?a repetir esta invocaci?n: "Jes?s, Pont?fice, que te entregaste a Dios como ofrenda y v?ctima, ten misericordia de nosotros". Era su gran deseo ser cada vez m?s una sola cosa con Cristo Sacerdote mediante el sacrificio eucar?stico, que le daba fuerza y valor para su incansable actividad apost?lica. Cristo era el principio, el centro y la cima de cada uno de sus d?as. Cristo era el sentido y la finalidad de su acci?n; de Cristo sacaba energ?as y plenitud de humanidad. As? se explica la necesidad y el deseo que ten?a de rezar: todos los d?as dedicaba largas horas a la oraci?n, y su trabajo estaba imbuido y atravesado por la oraci?n.
Gracias a esa fe, vivida hasta lo m?s profundo de su ser, comprendemos el misterio del sufrimiento, que lo marc? desde joven y lo purific? como el oro se prueba con el fuego (cf. 1 P 1, 7). Todos est?bamos admirados por la docilidad de esp?ritu con que afront? la peregrinaci?n de la enfermedad, hasta la agon?a y la muerte.
Testigo de la ?poca tr?gica de las grandes ideolog?as, de los reg?menes totalitarios y de su ocaso, Juan Pablo II intuy? con antelaci?n el trabajoso pasaje, marcado por tensiones y contradicciones, de la ?poca moderna hacia una nueva fase de la historia, mostrando una atenci?n constante para que su protagonista fuese la persona humana. Del hombre fue defensor firme y cre?ble ante los Estados e Instituciones internacionales que lo respetaban y le rend?an homenaje reconoci?ndolo como mensajero de justicia y paz.
Con la mirada fija en Cristo, Redentor del hombre, ha cre?do en el hombre y le ha mostrado apertura, confianza, cercan?a. Ha amado al hombre y le ha impulsado a desarrollar dentro de s? el potencial de la fe para vivir como una persona libre y cooperar en la realizaci?n de una humanidad m?s justa y solidaria, como operador de paz y constructor de esperanza. Convencido de que s?lo la experiencia espiritual puede colmar al hombre, dec?a: "el destino de cada hombre y de los pueblos est?n ligados a Cristo, ?nico liberador y salvador".
En su primera enc?clica escribi?: "El hombre no puede vivir sin amor... Su vida est? privada de sentido si no se le revela el amor... Cristo Redentor... revela plenamente el hombre al mismo hombre...". Y la palabra vibrante con la que comenz? su pontificado: "?No teng?is miedo! ?Abrid de par en par las puertas a Cristo! ... Cristo conoce lo que hay dentro del hombre. ?S?lo El lo conoce!" demuestra que para ?l el amor de Dios es inseparable del amor por el hombre y por su salvaci?n.
En su extraordinario impulso de amor por la humanidad, ha amado, con un amor tierno, a todos los "heridos por la vida" - como llamaba a los pobres, enfermos, los sin nombre, los excluidos a priori-, pero con un amor muy singular ha amado a la gente joven. Las convocaciones de las Jornadas Mundiales de la Juventud ten?an como fin que los j?venes fueran protagonistas de su futuro, convirti?ndose en constructores de la historia. Los j?venes -dec?a-, son la riqueza de la Iglesia y de la sociedad. Y les invitaba a prepararse para las grandes decisiones, a mirar hacia adelante con confianza, confiando en las propias capacidades y siguiendo a Cristo y el Evangelio.
Queridos hermanos y hermanas, todos conocemos la singular devoci?n de Juan Pablo II a la Virgen. El lema del escudo de su pontificado,?Totus tuus, resume su vida totalmente orientada a Cristo por medio de Mar?a: "ad Iesum de Mariam". Como el disc?pulo Juan, el "disc?pulo amado", bajo la cruz, a la hora de la muerte del Redentor, acogi? a Mar?a en su casa (Jn 19: 26-27), Juan Pablo II quiso a Mar?a m?sticamente siempre a su lado, haci?ndola part?cipe de su vida y de su ministerio y se sinti? acogido y amado por Ella.
El recuerdo del amado Pont?fice, profeta de esperanza, no debe significar para nosotros un regreso al pasado, sino que aprovechando su patrimonio humano y espiritual, sea un impulso para mirar hacia adelante. Resuenan en nuestro coraz?n esta noche las palabras que escribi? en su Carta apost?lica "Novo millennio ineunte", al final del Gran Jubileo del A?o 2000: "?Caminemos con esperanza! Un nuevo milenio se abre ante la Iglesia como un oc?ano inmenso en el cual hay que aventurarse, contando con la ayuda de Cristo. El Hijo de Dios, ... realiza tambi?n hoy su obra. Hemos de aguzar la vista para verla y, sobre todo, tener un gran coraz?n para convertirnos nosotros mismos en sus instrumentos".
La Virgen Mar?a, Madre de la Iglesia, que ahora invocamos con la oraci?n del Rosario, que tanto le gustaba a Juan Pablo II, nos ayude a ser en todas las circunstancias, testigos de Cristo y anunciadores del amor de Dios en el mundo. Am?n.
Lectio divina para el jueves de la quinta semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:?????????????????Juan 15, 9‑11?
En aquel tiempo, dijo Jes?s a sus disc?pulos: ?Como el Padre me ha amado, as? os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guard?is mis mandamientos, permanecer?is en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegr?a est? en vosotros, y vuestra alegr?a llegue a plenitud.?
MEDITACI?N:?????????????????Mi alegr?a?
??????????? Se?or, c?mo necesito escuchar esta palabra, esta invitaci?n. Y, al mismo tiempo, que compleja se me hace. La necesito y, de la misma manera, me cuesta acogerla. Mi alegr?a, nuestra alegr?a, t? lo sabes, est? supeditada a nuestras cosas, a lo que tenemos, a los acontecimientos que nos ocurren. Y nuestros estados de ?nimo suben o bajan seg?n sean las circunstancias. Y eso, en parte, es normal. No podemos ser indiferentes a los sentimientos, t? tambi?n tuviste momentos de angustia, de tristeza y lloraste.
??????????? Pero todas esas realidades y esas vivencias concretas no deb?an apagar nunca nuestra actitud vital, la que est? en la base de nuestro ser, la que da raz?n de nuestra existencia. Y es ah?, donde creo que nos quieres colocar. Esa alegr?a profunda, que nada ni nadie nos puede quitar, y que est? llamada a plenificarse, s?lo se puede apoyar en ti.
??????????? Y el ejemplo nos lo ofreces en ti mismo. Has vivido desde la obediencia a Dios, a la luz de su palabra y sus mandamientos, ah? has experimentado su amor y en ese amor mutuo se ha apoyado la fuente de tu alegr?a. Y a eso mismo me invitas. Los mandamientos no son leyes que nos dejas y si las cumplimos nos quieres. Los mandamientos son amor y expresi?n del amor, que se apoya en ti y alcanza a todos. Eso s?lo puede ser, sean cuales sean las consecuencias, fuente y experiencia de alegr?a profunda. Ay?dame a entenderlo y vivirlo. Que en tu amor mi alegr?a pueda llegar a plenitud y la contagie.
ORACI?N:????????????????Guardar tus mandamientos?
??????????? Se?or, ay?dame a entrar en la corriente de tus mandamientos, a entrar en la corriente de tu amor.
??????????? Me invitas a guardar tus mandamientos, los puedo expresar en miles de gestos importantes y sencillos, pero no puedo olvidar que todos ellos parten y se encierran en el amor a ti y al pr?jimo.
??????????? Dame tu luz y tu fuerza, Se?or, para guardar tus mandamientos, y todo mi ser e aposente en esa alegr?a profunda que me llamas a expresar y que, un d?a, plenificar?s en ti.
CONTEMPLACI?N:???????????????Tu alegr?a?
Muchas cosas enturbian
mis sentidos y mi coraz?n.
Oscuridades que se ciernen
sobre m?,
o que surgen de m?.
Y t? me llamas
con el toque de tu amor
a descubrirte inserto en m?:
fuente de mi amor,
origen y meta de mi plenitud.
Y m?s all? de mis sombras
intuyo una sonrisa,
dibujada en el cielo azul
?en el canto de las aves,
y en mi interior confuso.
Y siento que tu alegr?a
me inunda, me llama y me env?a.
ZENIT? nos ofrece la oraci?n que ley? hoy el Papa Benedicto XVI, en conexi?n en directo con la Vigilia de Oraci?n celebrada hoy en el Circo M?ximo de Roma. La oraci?n fue compuesta por Juan Pablo II, originalmente para la Virgen de Lourdes.
?
Ave Mar?a, Mujer pobre y humilde,
?Bendita del Alt?simo!
Virgen de la esperanza, profec?a de los tiempos nuevos,
nosotros nos asociamos a tu canto de alabanza?
para celebrar las misericordias del Se?or,
para anunciar la venida del Reino
y la plena liberaci?n del hombre.
Ave Mar?a, humilde sierva del Se?or,
? gloriosa Madre de Cristo!
Virgen fiel, morada santa del Verbo,
ens??anos a perseverar en la escucha de la Palabra,
a ser d?ciles a la voz del Esp?ritu,
atentos a sus llamados en la intimidad de la conciencia y a sus manifestaciones en los acontecimientos de la historia.
Ave Mar?a, Mujer del dolor,
? Madre de los vivientes!
Virgen esposa ante la Cruz, nueva Eva,
s? nuestra gu?a por los caminos del mundo,
ens??anos a vivir y a difundir el amor de Cristo,
a permanecer contigo junto a las innumerables cruces
sobre las cuales tu Hijo est? a?n crucificado.
Ave Mar?a, Mujer fiel,
? Primera disc?pula!
Virgen Madre de la Iglesia, ay?danos a dar siempre
raz?n de la esperanza que est? en nosotros
confiando en la bondad del hombre y en el amor del Padre.
Ens??anos a construir el mundo desde dentro:
en la profundidad del silencio y la oraci?n,
en la alegr?a del amor fraterno,
en la fecundidad insustituible de la cruz.
Santa Mar?a, Madre de los creyentes,
Ruega por nosotros.
Am?n.
Juan Pablo II y la alegr?a pascual
Por monse?or Juan del R?o Mart?n*
(ZENIT.org).- La pr?xima Beatificaci?n del Siervo de Dios Karol Wojtyla ha suscitado gran alegr?a y gozo en toda la Cristiandad, comenzando por el mismo Benedicto XVI que se manifestaba de esta manera: ?Quienes le conocieron, quienes le estimaron y amaron, se alegrar?n con la Iglesia por este acontecimiento. ?Estamos felices!? (?ngelus 16.1.2011). La demanda de ??Santo s?bito!?, el d?a de su fallecimiento, 2 de abril de 2005, ha sido atendida con rigor y prontitud observando ?ntegramente las comunes disposiciones can?nicas referentes a las Causas de beatificaci?n y de canonizaci?n.
?Por qu? este j?bilo? Pues sencillamente porque estamos ante un testigo apasionado de Cristo desde su juventud hasta su ?ltimo aliento. Esta vida ejemplar la? percibieron no s?lo los cat?licos, sino tambi?n los cristianos de otras confesiones y los hombres y mujeres m?s alejados de la Iglesia. El secreto de la santidad de Juan Pablo II es: su fe firme en Dios, su ?amor y defensa de la verdad sobre el hombre, su confianza en Cristo como ?esposo de la Iglesia y Se?or de la historia, su c?lida devoci?n a la Mar?a (?Totus Tuus?), su carisma de comunicador misionero de la Buena Noticia, su liderazgo moral internacional, su alegr?a constante en medio de tanto sufrimientos personales y eclesiales.
Desde el comienzo del Pontificado de este hijo de Polonia (16.10.1978), todos percibimos que algo nuevo hab?a entrado en la Iglesia Cat?lica. Aquella primera exclamaci?n ?No teng?is miedo, ?abrid las puertas a Cristo!? marcar? el tercer pontificado m?s largo de la historia de la cristiandad. Las diecisiete Cartas Apost?licas, las catorce Enc?clicas, las once Exhortaciones, sus libros, y una multitud de discursos y homil?as, s?lo tienen un rostro: ?Cristo salvador del hombre!
Su esp?ritu apost?lico le llev? a realizar 104 viajes que cubrieron 130 pa?ses, adem?s de las visitas hechas a diversas ciudades italianas y a las distintas parroquias romanas. Con ?l iba siempre un mensaje de liberaci?n para el hombre, por eso condenar? el capitalismo salvaje, ser? palad?n de los oprimidos, de los derechos humanos y de la libertad religiosa, un gran luchador contra el nacionalsocialismo y el marxismo, de tal manera, que los historiadores reconocen el gran papel que? jug? en la ca?da del comunismo en Europa oriental en 1989. Habl? siempre con verdad y libertad evang?lica a los poderosos de la tierra fuesen del color pol?tico que fuesen. Como hombre pac?fico y constructor de la paz convocar? en As?s a los grandes l?deres religiosos del mundo para hacer patente que no se puede utilizar la religi?n para enfrentarse entre los hermanos. Tampoco andar? con ambig?edades cuando tenga que decir ?no a la guerra! como sucedi? en el 2003 en el caso de Irak. En su defensa por la justicia social reclamar? un papel m?s digno de la mujer en las diversas esferas sociales y laborales, denunciar? una globalizaci?n puramente econ?mica que olvida la solidaridad entre los pueblos.
Amonest? con dulzura a aquellos que se desviaban del camino de la fe de la Iglesia. No regalo los o?dos a los j?venes, sino que, con amor de padre, les predicaba las exigencias del Reino de Dios, por ello, le segu?an hasta congregar miles y millones en los diversos viajes y en las Jornadas Mundiales de la Juventud.
Hizo del perd?n su bandera. Todos vimos como perdonaba al agresor del atentado del 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro, y de c?mo no tuvo reparo de pedir perd?n por los pecados hist?ricos de los hijos de la Iglesia en el A?o Jubilar del 2000. Tambi?n su pasi?n por la Unidad de los Cristianos? y el Ecumenismo le llevar? a predicar en una Iglesia protestante, hablar en una sinagoga y a pisar una mezquita.
En una fecha tan significativa para el Papa Wytyla como es el domingo de la Divina Misericordia, que adem?s este a?o coincide con el 1 de mayo, su sucesor Benedicto XVI, proclamar? c?mo el gozo y la alegr?a de esta Pascua tiene un nombre: Beato Juan Pablo II, ?el Magno?.
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*Monse?or Juan del R?o Mart?n es el arzobispo castrense de Espa?a
Reflexi?n de Jos? Antonio Pagola al evangelio del domingo?sexto de Pascua- A, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Ense?anza de la di?cesis de Tenerife.
NO ESTAMOS HUERFANOS?
???????? Una Iglesia formada por cristianos que se relacionan con un Jes?s mal conocido, poco amado y apenas recordado de manera rutinaria, es una Iglesia que corre el riesgo de irse extinguiendo. Una comunidad cristiana reunida en torno a un Jes?s apagado, que no seduce ni toca los corazones, es una comunidad sin futuro.
???????? En la Iglesia de Jes?s necesitamos urgentemente una calidad nueva en nuestra relaci?n con ?l. Necesitamos comunidades cristianas marcadas por la experiencia viva de Jes?s. Todos podemos contribuir a que en la Iglesia se le sienta y se le viva a Jes?s de manera nueva. Podemos hacer que sea m?s de Jes?s, que viva m?s unida a ?l. ?C?mo?
???????? Juan recrea en su evangelio la despedida de Jes?s en la ?ltima cena. Los disc?pulos intuyen que dentro de muy poco les ser? arrebatado. ?Qu? ser? de ellos sin Jes?s? ?A qui?n le seguir?n? ?D?nde alimentar?n su esperanza? Jes?s les habla con ternura especial. Antes de dejarlos, quiere hacerles ver c?mo podr?n vivir unidos a ?l, incluso despu?s de su muerte.
???????? Antes que nada, ha de quedar grabado en su coraz?n algo que no han de olvidar jam?s: ?No os dejar? hu?rfanos. Volver?. No han de sentirse nunca solos. Jes?s les habla de una experiencia nueva que los envolver? y les har? vivir porque los alcanzar? en lo m?s ?ntimo de su ser. No los olvidar?. Vendr? y estar? con ellos.
???????? Jes?s no podr? ya ser visto con la luz de este mundo, pero podr? ser captado por sus seguidores con los ojos de la fe. ?No hemos de cuidar y reavivar mucho m?s esta presencia de Jes?s resucitado en medio de nosotros? ?C?mo vamos a trabajar por un mundo m?s humano y una Iglesia m?s evang?lica si no le sentimos a ?l junto a nosotros?
???????? Jes?s les habla de una experiencia nueva que hasta ahora no han conocido sus disc?pulos mientras lo segu?an por los caminos de Galilea: ?Sabr?is que yo estoy con mi Padre y vosotros conmigo?. Esta es la experiencia b?sica que sostiene nuestra fe. En el fondo de nuestro coraz?n cristiano sabemos que Jes?s est? con el Padre y nosotros estamos con ?l. Esto lo cambia todo.
???????? Esta experiencia est? alimentada por el amor: ?Al que me ama...yo tambi?n lo amar? y me revelar? a ?l?. ?Es posible seguir a Jes?s tomando la cruz cada d?a, sin amarlo y sin sentirnos amados entra?ablemente por ?l? ?Es posible evitar la decadencia del cristianismo sin reavivar este amor? ?Qu? fuerza podr? mover a la Iglesia si lo dejamos apagar? ?Qui?n podr? llenar el vac?o de Jes?s? ?Qui?n podr? sustituir su presencia viva en medio de nosotros??
Jos? Antonio Pagola?
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
29 de mayo de 2011
6 Pascua (A)
Lectio divina para el mi?rcoles de la quinta semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:???????????????Juan 15, 1‑8?
En aquel tiempo, dijo Jes?s a sus disc?pulos:?Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento m?o que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que d? m?s fruto.
Vosotros ya est?is limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en m?, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por s?, si no permanece en la vid, as? tampoco vosotros, si no permanec?is en m?.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en m? y yo en ?l, ?se da fruto abundante; porque sin m? no pod?is hacer nada.
Al que no permanece en m? lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanec?is en m?, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que dese?is, y se realizar?.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; as? ser?is disc?pulos m?os.?
MEDITACI?N:????????????????Permaneced en m?
??????????? No cabe duda de que cada rama da su fruto en la medida del ?rbol al que est? unido. Desgajada del tronco la misma rama muere, si el tronco est? enfermo tampoco le llegar? la fuerza de la savia.
??????????? No es ?ste tu caso, el ?rbol, la vid, eres t?, Se?or, no hay mejor tronco, ni mejor savia. Pero para poder gozar de tu fuerza s?lo hay una posibilidad, permanecer unido fuertemente a ti. Y a eso me invitas con una insistencia tremenda. A veces pretendemos estar contigo pero a distancia; queremos seguirte de lejos. Que tu savia no nos llegue del todo para que no altere nuestra comodidad y, as?, poco a poco, o muy deprisa, nos vamos languideciendo, secando. Nos pegamos a otros troncos y mientras nuestros frutos est?n a distancia de ser los tuyos, te miramos como queriendo flirtear un poco con todos, y eso no vale.
??????????? Se?or, seguirte a ti, estar unido a ti, no es un juego, porque est? llamado a poner en juego todo lo que somos y, desde ah?, nuestro modo de hacer, de creer, de sentir, de esperar. Permanecer unido al amor, supone generar amor; permanecer unido al que es la fuente de la vida, supone luchar por la vida; permanecer unido al que es perd?n, compasi?n, donaci?n, supone lo mismo. Tu invitaci?n tiene siempre la misma fuerza y contundencia, mi respuesta es la que sigue siendo condicionada, pero Se?or, quiero permanecer en ti. Ay?dame.
ORACI?N:??????????????Dar fruto?
??????????? S?, Se?or, quiero dar fruto, el tuyo, el que desprende de ti. Sea el que sea siempre ser? un fruto bueno, ay?dame.
??????????? Quiero dar fruto, Se?or, pero ens??ame antes a aferrarme a ti, a pegarme a ti, a dejar que tu vida se impregne en la m?a.
??????????? Me urges a dar fruto, Se?or. A veces me da miedo, sabes, no estar a la altura, hay en m? muchos obst?culos. A veces se me caen antes de llegar a su realizaci?n. Pero quiero dar fruto, Se?or. Que tu savia sea m?s fuerte que mi debilidad.
CONTEMPLACI?N:???????????????Permaneces?
Siento la insistencia de tu llamada
y tus ansias de volcar tu vida en la m?a.
Y mientras intento aferrarme a ti,
en una especie de juego
en el que no entro
con todas mis fuerzas,
t? sigues ah?,
esperando;
permaneces fiel,
con tus brazos abiertos,
dispuesto a abrazarme,
con todas tus fuerzas,
y transmitirme tu savia de amor.
ZENIT? publica el art?culo que ha escrito monse?or Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Crist?bal de Las Casas, con el t?tulo "Vivencias con Juan Pablo II".?
La lecci?n de la beatificaci?n de Juan Pablo II
VER
Al aproximarse la beatificaci?n del Papa Juan Pablo II, recuerdo varios momentos en que tuve la gracia de estar cerca de ?l y valoro los dones que Dios nos concedi? en su persona.
Siendo a?n presb?tero, cuando vino a M?xico la primera vez, en enero de 1979, estuve en su encuentro con los sacerdotes en la Bas?lica de Guadalupe. Acompa?? a los seminaristas de Toluca para estar con ?l en Guadalajara. En sus visitas posteriores, en las ?ltimas ya como obispo, pude estar m?s cerca. En el S?nodo Mundial de Obispos de 1990, sin serlo yo todav?a, casi a diario gozamos de su presencia; fui nombrado por ?l como experto en la formaci?n sacerdotal en los Seminarios de Am?rica Latina. Por grupos, nos invitaba a tomar los alimentos con ?l. Particip? en la IV Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo, en 1992, que ?l inaugur?. Durante la Visita Ad limina en 1994, convers? con ?l durante quince minutos. Estuve cerca de ?l durante el S?nodo para Am?rica, en 1997, delegado por mis hermanos obispos mexicanos. Lo salud? en algunas audiencias generales en Roma. Por su medio, el Esp?ritu Santo me llam? al episcopado en Tapachula, el 7 de febrero de 1991.
El 12 de enero del 2000, recib? una carta de su parte, firmada por el Prefecto de la Congregaci?n para los Obispos, en que me preguntaba cu?l era mi disponibilidad para ser trasladado de Tapachula a San Crist?bal de Las Casas, como sucesor de Mons. Samuel Ruiz Garc?a. Respond? que no me consideraba capaz para ese servicio y le di mis razones; le suger? a otros; pero le manifest? mi disposici?n a acatar la voluntad de Dios, manifestada en mis leg?timos superiores. Pasaron tres meses y parec?a que nada pasaba. El 12 de marzo, estando en Bogot? como Secretario General del CELAM, recib? una llamada en que se me ped?a ir a Roma, para hablar personalmente con el Papa y sus colaboradores sobre el asunto. Con toda bondad me recibi? y me escuch?; le repet? lo mismo que le hab?a dicho en mi carta. En ese momento, nada me resolvi?. El d?a 20 de marzo se fue a Israel, para celebrar el Gran Jubileo de la Encarnaci?n, y estando en Jerusal?n rumbo a Nazaret, entre el 24 y 25, d?as y lugares muy significativos, pidi? que la Nunciatura me preguntara por tercera vez si estaba dispuesto al cambio. Reiter? lo mismo y el 31 de marzo de 2000 se public? mi traslado a la di?cesis donde ya llevo once a?os de ministerio episcopal. Juan Pablo II, pues, ha sido una providencia muy especial para m?. Cuando voy a Roma, estoy un buen rato en su sepulcro, en conversaci?n familiar con ?l.
JUZGAR
M?s all? de an?cdotas personales, en Juan Pablo II nos regal? Dios un leg?timo Sucesor de Pedro, un sacrificado Vicario de Cristo, un diligente Pastor universal, un sol?cito Obispo de Roma, que hizo cuanto pudo para cimentarnos en un como tr?pode: Cristo, Iglesia, Hombre. Desde su mensaje inaugural en Puebla, lo deline? claramente. Su insistencia en la necesidad de una nueva evangelizaci?n en su ardor, en sus m?todos y en su expresi?n, nos acicate? para llevar a Cristo a la cultura y alentar una promoci?n humana integral, como nos dijo en Santo Domingo.
Me fascina su convicci?n de la centralidad de Cristo, y sobre todo de la necesidad de un encuentro vivo con El, como lo describe en su Exhortaci?n Postsinodal La Iglesia en Am?rica y en tantos otros momentos. Su preocupaci?n por la justicia para los pobres, por los derechos de los trabajadores, y en particular su defensa de los pueblos ind?genas; su tierno amor a la Virgen Mar?a, su entrega sacrificada y firme hasta el final de sus capacidades, sus sufrimientos por la Iglesia, su pasi?n misionera, son legados que no podemos olvidar.
ACTUAR
Lo podemos invocar como intercesor ante Dios, para pedir milagros y gracias; pero sobre todo hemos de cuestionarnos qu? nos quiso decir el Se?or por su medio. La gran fiesta por su beatificaci?n no debe quedarse en algo exterior y transitorio, sino ayudarnos a profundizar en su mensaje, que el Papa Benedicto XVI contin?a con toda profundidad. Que el reconocimiento eclesial a su testimonio de fidelidad al Evangelio, nos impulse a ser mejores disc?pulos y misioneros de Jes?s.
Homil?a de monse?or Carmelo Juan Giaquinta, arzobispo em?rito de Resistencia, para la misa del d?a de Pascua (24 abril 2011). (AICA)
PASCUA DE RESURRECCI?N 2011?????
Jn 20,1-9?
1. La lectura del Evangelio que se lee esta ma?ana, tomada de San Juan 20,1-9, no tiene, a primera vista, el marco de victoria como la que le?mos anoche, de San Mateo. Todo lo contrario. No se narra ninguna aparici?n de Jes?s. La tumba est? vac?a. Y hay una sensaci?n de que ?se han llevado del sepulcro al Se?or?. Sin embargo, la Iglesia la elige para esta ma?ana de Pascua. Sin duda esconde un misterio que, desentra?ado por la fe, ser? motivo de gran alegr?a.?
I. ?MAR?A MAGDALENA, CUANDO TODAV?A ESTABA OSCURO???
2. Los protagonistas son tres. La primera en aparecer es Mar?a Magdalena. El texto evang?lico dice: ?El primer d?a de la semana, de madrugada, cuando todav?a estaba oscuro, Mar?a Magdalena fue al sepulcro?. Agrega: ?vio que la piedra hab?a sido sacada?. Y concluye: ?corri? al encuentro de Sim?n Pedro y del otro disc?pulo al que Jes?s amaba?. Parece estar sola, pero el modo de hablar sugiere que est? acompa?ada: ?Se han llevado del sepulcro al Se?or ?dice? y no sabemos d?nde lo han puesto? (Jn 20,1-2). Pero ella es el personaje que importa.
3. ?Qui?n es Mar?a de Magdala? No es Mar?a de Betania, la hermana de Marta y de L?zaro, que ungi? los pies de Jes?s. Betania est? junto a Jerusal?n. Magdala est? en Galilea, al noroeste del lago de Tiber?ades. Tampoco es la pecadora perdonada por Jes?s, de la que habla Lucas, pues la Magdalena aparece m?s tarde, junto con otras mujeres, acompa?ando a Jes?s y a los Doce, a quienes sirven con sus bienes (cf Lc 8,2-3). Y no hay raz?n alguna para pensar que sea la mujer sorprendida en adulterio, a quien Jes?s salva de morir apedreada. Mar?a Magdalena es una mujer que, como otras, ha sido curada por Jes?s de una grave enfermedad y se ha hecho su disc?pula.
4. Pero m?s que identificar a Mar?a Magdalena, importa averiguar en qu? estado espiritual se encuentra. No ponemos en duda su amor a Jes?s. Lo muestran su seguimiento desde Galilea, su servicio, su estar junto a la cruz con Mar?a la madre de Jes?s, su ir de madrugada a la tumba. Pero Juan nos dice que ella va a la tumba ?cuando todav?a estaba oscuro?. ?Se trata s?lo de la penumbra de la madrugada? M?s bien de la penumbra de su fe incipiente. Como todo disc?pulo, Mar?a Magdalena ha de hacer todav?a un largo camino espiritual hasta llegar a la fe adulta. En la oscuridad del primer d?a de la semana, fue a visitar la tumba de Jes?s el Maestro muerto, para dar curso a sus sentimientos de dolor, que no hab?a podido expresar por la observancia del s?bado. Y, una vez que hubiese hecho el luto, retomar la vida de antes, en la misma penumbra de aquel doloroso d?a, para quedarse triste toda la vida, pues ahora ni siquiera tiene a d?nde ir a llorar. Al dolor por la muerte del Maestro, se agrega el robo de su cad?ver. En s?ntesis: Mar?a Magdalena ama a Jes?s el Maestro, pero todav?a no cree en Jes?s el Cristo, el que deb?a morir en cruz, ser sepultado y resucitar. Por lo mismo, su amor, si bien es intenso, es todav?a muy imperfecto.?
II. ?DESPU?S LLEG? PEDRO, Y ENTR? AL SEPULCRO; VIO???
5. Dejemos por un momento la figura de la Magdalena, pues la escena en que Jes?s se le aparece la leeremos reci?n el martes de Pascua. Y vengamos a Pedro. No hace falta explicar mucho qui?n es. Ci??ndonos al Evangelio de Juan: Pedro es uno de los primeros en ser llamado por Jes?s. Cuando, a ra?z del serm?n sobre el Pan de Vida, muchos de sus disc?pulos lo abandonan, ?l decide quedarse: ?Se?or, ?a qui?n iremos? T? tienes palabras de vida eterna. Nosotros hemos cre?do y sabemos que eres el Santo de Dios? (Jn 6,68-69). Es el que se resiste a que Jes?s le lave los pies, pero termina pidi?ndole que le lave las manos y la cabeza. Es el que promete dar la vida por Jes?s, pero en el huerto de los olivos pretende defenderlo con la espada. Es el que cuando lo apresaron lo sigui? hasta la casa de An?s, pero estando en el patio neg? por tres veces que lo conoc?a. Es aquel a quien Jes?s resucitado le preguntar? por tres veces si lo ama y le encomendar? el pastoreo de su reba?o.
6. El texto le?do dice que, ante la noticia que da Mar?a Magdalena: ?Pedro y el otro disc?pulo salieron y fueron al sepulcro. Corr?an los dos juntos, pero el otro disc?pulo corr?a m?s r?pido que Pedro y lleg? antes? Despu?s lleg? Sim?n Pedro, que lo segu?a, y entr? en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y tambi?n el sudario que hab?a cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte? (Jn 20,3-7). Tambi?n Lucas cuenta que, ante los dichos de las mujeres, ?Pedro se levant? y corri? hacia el sepulcro, y al asomarse, no vio m?s que las s?banas. Entonces regres? lleno de admiraci?n por lo que hab?a sucedido? (Lc 24,12).
Es decir, Pedro ve la tumba vac?a, pero no llega a creer en la resurrecci?n de Jes?s. Tambi?n ?l estaba envuelto en la misma penumbra de la Magdalena. Como le?mos en el pasaje: ?Todav?a no hab?an comprendido que, seg?n las Escrituras, ?l deb?a resucitar de entre los muertos? (Jn 20,9). Pedro llegar? ?a la fe en Cristo resucitado s?lo cuando ?ste se le aparezca, seg?n testimonian Lucas y Pablo (cf Lc 24,34; 1 Co 15,5).
7. En esta Pascua: ?qu? nos dicen las figuras de Mar?a Magdalena y de Pedro? ?No nos dicen algo sobre nuestro estado espiritual? Es probable que la mayor?a de los presentes seamos cristianos desde ni?os. Amamos a Jes?s. Lo seguimos y lo servimos. Tal vez realizamos alg?n apostolado, incluso con sacrificio. El m?s importante de todos, la educaci?n cristiana de los hijos. Pero tambi?n en la catequesis, en Caritas, en el colegio religioso, llevando la comuni?n a los enfermos, consagrados en alguna Orden o Congregaci?n religiosa, ejerciendo alguna de las Sagradas ?rdenes: di?cono, presb?tero, obispo. Pero ?no nos movemos en una fe que, m?s que una luz, es todav?a una penumbra? Vemos las cosas con nuestros ojos terrenos, y las interpretamos seg?n lo que ellos captan: ?Se han llevado del sepulcro al Se?or?. De esa manera, imposible que demos un testimonio convincente de la resurrecci?n de Cristo a los hombres de este mundo descre?do.?
III. ?EL OTRO DISC?PULO CORRI? M?S R?PIDO Y LLEG? ANTES? ENTR?, VIO Y CREYӔ?
8. El tercer protagonista es el disc?pulo amado: ?Corr?an los dos juntos, pero el otro disc?pulo corri? m?s r?pido y lleg? antes?? (Jn 20,4). Atribuir la rapidez del disc?pulo amado a su supuesta juventud, significa no conocer al evangelista Juan. ?Qui?n es el disc?pulo amado? Sin entrar en discusiones sobre si es el ap?stol Juan, hermano de Santiago, u otra persona, como podr?a ser L?zaro, que es designado por Marta y Mar?a como ?el que t? amas, Se?or, est? enfermo? (Jn 11,3): es, sin duda, el que en la ?ltima cena ?estaba reclinado muy cerca de Jes?s? (Jn 13,23); el que permaneci? junto a la cruz (Jn 19,26); el primero en reconocer a Jes?s resucitado en la orilla del lago (Jn 21,7); aquel de quien corri? la voz que no morir?a hasta la vuelta del Se?or (ib. vv. 20-23); el primer testigo de todo lo escrito en el cuarto evangelio (ib. v. 24; 19,35).
Todo ello indica la calidad de este disc?pulo y por qu? se lo llama ?el amado?. El amor a Jes?s ha llegado en ?l a un grado tal que le permite reconocer de inmediato la presencia del Se?or, a?n en la ausencia de la tumba: ?Luego entr? el otro disc?pulo, que hab?a llegado antes al sepulcro: ?l tambi?n vio (como Pedro, la tumba vac?a), y (adem?s) crey? (Jn 20,8). Lo reconoce a Jes?s, incluso, en la penumbra del amanecer. Mientras los otros disc?pulos responden con cierto desd?n al pregunt?n de la orilla del lago si tienen algo para comer, ?l lo reconoce enseguida y ?dijo a Pedro: ??Es el Se?or!?? (Jn 21,7), como leeremos el pr?ximo viernes de Pascua. La fe del disc?pulo amado es como la que ponder? Jes?s: ?Felices los que creen sin haber visto? (Jn 20,29).??
CONCLUSI?N?
9. El amor a Jes?s supone alg?n grado de fe. Pero la fe en ?l est? llamada a crecer. Esta, como si fuese una plantita, necesita cuidados. Si no, puede quedarse raqu?tica, y hasta morir. El principal cuidado que necesita es la oraci?n suplicante, fruto del amor. Como un d?a ?los ap?stoles le dijeron al Se?or: ?Aum?ntanos la fe?? (Lc 17,5).
Nosotros estamos acostumbrados a enumerar las virtudes teologales seg?n nos ense?? San Pablo: fe, esperanza y caridad. Pero a veces imaginamos que las tres se dan s?lo en orden sucesivo y lineal. Y que una vez que amamos a Dios, podemos despreocuparnos de la fe con que creemos en ?l. No nos damos cuenta de que la fe y el amor necesitan realimentarse rec?procamente. La fe en Dios da inicio al amor, pero el amor a Dios, a su vez, acrecienta la fe en ?l. As? se establece en el alma una ascensi?n sin fin: ?Te creo, te amo; te creo, te amo??, que concluir? en el abrazo definitivo con el Se?or, cuando el amor llegue al colmo, haga desaparecer la fe, y s?lo nos quede el gozar contempl?ndolo cara a cara ?tal cual es? (1 Jn 3,2; 1 Co 13,12-13).
10. Anoche, en la Vigilia Pascual, despu?s del anuncio de la Resurrecci?n seg?n San Mateo, hemos renovado las promesas bautismales. Por tres veces hemos renunciado al demonio y a toda forma de mal. Y por tres veces hemos profesado nuestra fe en Dios, Padre, Hijo y Esp?ritu Santo. Es decir, hemos recordado y renovado nuestra resurrecci?n espiritual en el bautismo.
Cuando el sacerdote nos pregunt? si creemos, no le hemos respondido s?lo que creemos que hay un solo Dios, porque eso, como dice el ap?stol Santiago (St 2,19), tambi?n lo pueden decir los demonios. Hemos dicho que le creemos a Dios, y que queremos que ?l sea nuestro ?nico Dios, porque ?l es nuestro sumo bien y toda nuestra esperanza. No hemos dicho s?lo que creemos que Jesucristo naci?, muri? y resucit?, y que ahora se lo llama ?Se?or?. Hemos dicho que le creemos de veras a Jesucristo, muerto y resucitado. Y que queremos que ?l sea nuestro ?nico Se?or, y que ansiamos sentir, pensar, querer y obrar como ?l. No hemos hecho un acto de fe s?lo mental, como lo pueden hacer los demonios. Hemos hecho un acto de fe amorosa, como s?lo lo pueden hacer los hijos de Dios. Fe y amor van juntos. Esta es la fe por la que morimos al pecado. Y por esta fe, resucitamos a una Vida nueva, a la Vida eterna, ya desde esta existencia terrena.
11. Esta ma?ana de la gloriosa Resurrecci?n de Jesucristo, no busquemos a Jes?s desde una fe incipiente, en la penumbra, como la Magdalena o Pedro. Sino desde una fe viva, como el disc?pulo amado, que ?vio y crey? (Jn 20,8). Y tendremos ?una alegr?a que nadie nos podr? quitar? (Jn 16,22). Y entonces, no s?lo hoy, sino siempre ser? Pascua de Resurrecci?n.?
Mons. Carmelo Juan Giaquinta, arzobispo em?rito de Resistencia?
Alocuci?n televisiva de monse?or H?ctor Aguer, arzobispo de La Plata en el programa ?Claves para un mundo mejor? (23 de abril de 2011). (AICA)
EL TRIPLE SIGNIFICADO DE LA PASCUA????????????
Queridos amigos estamos celebrando una nueva Pascua y cuando, en un d?a como hoy, nos decimos o nos deseamos ?felices pascuas? es importante que tengamos bien claro qu? es lo que expresamos con ese saludo y cu?l es el sentido profundo de nuestra celebraci?n.
En realidad, lo que celebramos es el misterio de la Resurrecci?n del Se?or. Pero ese misterio no solamente considerado como un hecho real, hist?rico, que ha sido la clave de la historia humana sino tambi?n como algo que ata?e concretamente a nuestra vida.
Por eso, cuando decimos ?felices pascuas? ?o ?Cristo ha resucitado?, que es lo mismo, estamos, en realidad, anunciando, proclamando, tres verdades de nuestra fe.
En primer lugar una verdad que ata?e a Jesucristo mismo. El hecho de que, a trav?s de la muerte, el Se?or, en su sant?sima humanidad, entra en la gloria del Padre. La Resurrecci?n de Cristo no es el retorno de Cristo a la vida que llevaba antes como, por ejemplo, en el caso de la resurrecci?n de L?zaro o del hijo de la viuda de Na?n, o de la hijita de Jairo, sino que Cristo entra en la dimensi?n definitiva, en el seno de la Trinidad. El hombre Jesucristo, la humanidad de Jesucristo, queda penetrada de la gloria de Dios y en ?l se anticipa el fin de los tiempos. ?l es la eternidad, ?l es cielo, fuente de Vida eterna para todos los que creen en ?l.
Entonces estamos afirmando algo maravilloso, un acontecimiento ?nico en la historia de la humanidad pero que es el principio de una edad sin fin a la cual los hombres estamos llamados a participar. Con la resurrecci?n del Se?or han comenzado ?los ?ltimos tiempos?.
La segunda dimensi?n de esta afirmaci?n ?felices pascuas; Cristo ha resucitado? es nuestra propia transformaci?n espiritual.
Ya la primera generaci?n cristiana advirti? esto: que la Muerte y la Resurrecci?n de Jesucristo son nuestra salvaci?n, nuestra justificaci?n. Que Cristo Resucitado nos comunica el Esp?ritu que nos da la vida de Dios.
Al decir que Cristo ha resucitado estamos diciendo que nosotros hemos resucitado con ?l, hemos resucitado espiritualmente con ?l. La vida cristiana, la vida en la gracia de Dios, es precisamente eso: es el efecto y la presencia en nosotros de la vida nueva? de Cristo Resucitado, con su Esp?ritu.
Esto aparece claramente en los escritos del Nuevo Testamento y la liturgia y la tradici?n de la Iglesia lo expresan de un modo cabal al establecer que en la Vigilia Pascual, en la Noche de Pascua, encuentran su lugar m?s propio los sacramentos de la Iniciaci?n Cristiana. En la Vigilia Pascual los catec?menos reciben el bautismo, la confirmaci?n y la eucarist?a, y nosotros bautizados ya, renovamos nuestro compromiso bautismal para que esa vida que Cristo nos ha dado se manifieste concretamente en nuestras obras.
Pero hay una tercera dimensi?n de esta verdad de fe ?felices pascuas; Cristo ha resucitado? que tiene que ver con el futuro de la humanidad y del cosmos; es el principio de la resurrecci?n de los muertos, que ser? la transformaci?n de nuestros cuerpos mortales y tambi?n la transformaci?n del universo entero.
Esto es lo que se llama la dimensi?n escatol?gica de la Resurrecci?n de Cristo. En el Credo afirmamos nuestra fe en que Jes?s volver? al fin de los tiempos para juzgar a vivos y muertos y su reino no tendr? fin. Creemos en un cielo nuevo y una tierra nueva, que no son obra del hombre sino obra de Dios. Este fin de los fines ha comenzado ya en el Se?or Resucitado.
La Pascua, entonces, es una fiesta de alegr?a y de esperanza; pero no hay que creer que esa alegr?a y esa esperanza tiene que tener un efecto autom?tico, casi m?gico, en la vida de todos los d?as.
Por ejemplo: si nosotros, argentinos, que tenemos tantas razones para vivir atribulados, pensamos que por celebrar la Pascua todo va a cambiar, va a mejorar, y que el d?a de ma?ana estaremos todos m?s contentos y felices y las cosas se van a ir acomodando solas, seguramente nos estar?amos enga?ando.
Las cosas se pueden ir mejorando, ciertamente, y los cristianos tenemos esa esperanza, en la medida en que nosotros vivamos en plenitud esa vida nueva que nos trasmite Cristo Resucitado. En la medida en que la fe se proyecte con coherencia en la conducta.
Por eso s?, efectivamente, el cristianismo es una fuente de continua esperanza en la renovaci?n del mundo, pero esa renovaci?n del mundo pasa por nosotros, pasa nuestra fe, por la profundidad y el vigor de nuestra fe, pasa por la coherencia entre nuestra fe y la vida y pasa por nuestro compromiso p?blico y social de dar pleno testimonio de la verdad cristiana.
Entonces s?, con paciencia, con esfuerzo, con dolor ?porque el misterio de la Cruz es insoslayable- podemos contribuir a una transformaci?n de las cosas. Nos anima esta esperanza. Y esta esperanza es la que hoy nosotros compartimos cuando nos decimos, como yo les digo a ustedes, felices pascuas.?
Mons. H?ctor Aguer, arzobispo de La Plata?
Lectio divina para el martes de la quinta semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:??????????????Juan 14, 27‑31??
En aquel tiempo, dijo Jes?s a sus disc?pulos: ?La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro coraz?n ni se acobarde. Me hab?is o?do decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegrar?ais de que vaya al Padre, porque el Padre es m?s que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sig?is creyendo.
Ya no hablar? mucho con vosotros, pues se acerca el Pr?ncipe del mundo; no es que ?l tenga poder sobre m?, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago.?
MEDITACI?N:?????????????La paz os dejo?
??????????? Podr?amos acoger con una sonrisa triste esta afirmaci?n si la entendi?semos mirando a nuestro alrededor, incluso a nuestro propio coraz?n en muchos momentos, y decirte que no, Se?or, que la paz no la tenemos, que no somos capaces de conquistarla, que nuestra historia sigue siendo una historia de violencias, de demasiadas violencias, y no vislumbramos un horizonte mejor.
??????????? Pero no, no te refer?as a esa paz externa. Sab?as de nuestra realidad e, incluso, vaticinaste guerras y revoluciones hasta el final. La paz que nos dejas es la tuya, no la del mundo. Es la paz que se apoya en ti, que tiene en ti su fuente, su causa y, que nada, ning?n acontecimiento por negativo que sea, puede nunca romper.
??????????? Es la paz que se asienta en la certeza de tu presencia, de tu amor. La paz que da el sabernos inmersos en el n?cleo de tu amor que nos ha insertado en la vida, en tu vida, que en ti alcanza sentido y plenitud. No es solamente la paz f?sica de nuestro coraz?n sereno, sino esa experiencia ?ntima, profunda, m?s all? de nuestros meros sentidos, que llegamos a experimentar como algo que est? m?s adentro y m?s all? de lo que podemos explicar. Es, sencillamente, tu paz, eres t? mismo en nosotros y con nosotros. Y ?sa, no cabe duda, est? en la base de nuestra armon?a que podemos aportar, trasmitir y ayudar a construir con ella y desde ella, contigo y desde ti.
ORACI?N:??????????????breme a tu paz?
??????????? Se?or, ?breme a la experiencia profunda de tu paz, que nada y nadie me pueda hacer turbar.
??????????? ?breme a tu paz para que, desde ella y con ella, pueda ser constructor de paz.
??????????? ?breme a tu paz, Se?or, para que encuentre en ella la fuerza y la serenidad que me permita ser testigo de tu presencia, de tu verdad, de tu amor.
CONTEMPLACI?N:????? ?Tu paz??
Cuando todo me turba
y se tambalean mis certezas
y mis seguridades.
Cuando mi vida se mueve,
como una barca tambaleada
por la fuerte tormenta,
vienes a m?.
Y en mi desconcierto,
tiendes tu manto suave,
como una mano que acaricia
el temblor de un ni?o
o el cuerpo fr?gil del que sufre
en silencio,
y derramas el b?lsamo de tu paz,
profunda y serena.
Entonces siento que no estoy solo,
que aqu? dentro, muy dentro,
est?s t?.
?
ZENIT? publica el mensaje que ha escrito monse?or Jes?s Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo, con motivo de la Pascua de Resurrecci?n que transmite al mismo tiempo los deseos de ZENIT para sus amigos.
Queridos hermanos y amigos: paz y bien.
Decimos de quienes se contrar?an, que est?n malhumorados. S?, que se les ha colado un mal humo en los adentros y les deja contrariados. Pero las cosas no tienen esas penurias ahumadas malamente, aunque la vida nos complique la andadura y nos haga fatigar y hasta afogarnos en las cuestas arriba, o nos precipite desbocados en las cuestas abajo. Hay un modo distinto de ver las cosas, que aunque ?stas no cambien, son otras si las miramos asomados desde otros ojos.
A veces la vida huele a azahar y sabe como a tomillo, y la tierra te llena de frescor ma?anero, tanto que parece reci?n ba?ada con matutino remojo. Y adem?s, si se la sabe mirar, m?s a?n, si se sabe amarla, ?entonces qu? f?cil es descubrir su ?ntimo secreto que te llena de paz y alegr?a el alma!
La Pascua florida nos trae esa canci?n. No se trata de una poes?a enajenante que nos saca del quicio y del huerto, que nos emboba distra?dos para no afrontar las cosas como la vida requiere. Pero la Pascua florida tiene esa belleza siempre nueva, que se estrena en esperanza y que se brinda con sonrisas, no como si nada hubiese pasado o como si nada estuviese pasando, sino precisamente en medio de todo esto.
Hemos vuelto a guardar nuestros capisayos semanasanteros, y hemos regresado a nuestros habituales asuntos tras la tregua piadosa de los d?as m?s cristianos del a?o. Y no se trata de volver cansinos a la carga, al hoyo o al bollo de lo cotidiano con una mueca de derrota como quien debe reemprender lo propio con enfado.
La Pascua florida nos dice que hay algo que realmente vuelve a comenzar rompiendo el maleficio que nos hace rehenes tristes de una inercia dif?cil de cambiar. Los inviernos y sus inclemencias, esos fr?os que congelan toda posible calidez, dejan paso inevitablemente a una primavera que de modo imparable nos explota fecunda la vida. Es lo que significa la palabra hebrea "pascua", el paso, lo que acontece sin que nada ni nadie lo pueda detener. Dios pasa y pasea su vida habiendo vencido de mil modos la parada acorralante de la muerte. Esta es la Pascua que en este d?a vemos florecer, como se abre la flor en lo que fuera semilla, como se abre la flor en lo que luego ser? fruto tambi?n.
Nos llena de santa alegr?a esta esperanza cierta, una esperanza cumplida que una y otra vez se hace hueco en medio de nuestras cuitas, de nuestros desconciertos, de nuestros cansancios y nuestros miedos. Hay algo que se hace rebelde en nosotros por dentro, cuando una extra?a y dulce fortaleza se resiste a que la vida se haga lenta, pesada, cansina y sin derrotero. Y esto es la exigencia de nuestro coraz?n que se hace demanda, se hace plegaria, se hace gracia en el encuentro. S?, un encuentro entre mis preguntas m?s m?as, y las respuestas del Se?or que me las revela.
Pascua florida, regreso estrenador de la vida, donde nuestros sepulcros quedan vac?os y la muerte vencida. La luz se demostr? m?s grande infinitamente que todas nuestras oscuridades juntas. La bondad se hizo hueco en medio de nuestras maldades. La gracia del Resucitado ha logrado hacer caducas a nuestras desgracias mortales. Y la vida misma, nos narra de tantos modos el regalo que Dios nos hace al abrazar nuestra realidad espesa y nuestra humanidad herida. Cristo ha vencido. Albricias es el canto. Nosotros los testigos y una alegr?a pascual nuestra se?a y nuestro santo. Nos inunda a raudales la Santa Pascua florida. Felicidades.
Recibid mi afecto y mi bendici?n.
+ Fr. Jes?s Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
ZENIT? publica las palabras que dirigi? Benedicto XVI el "Lunes del ?ngel" (Lunes de Resurrecci?n), en la residencia pontificia de Castel Gandolfo, al rezar la oraci?n mariana del Regina Caeli junto a varios miles de peregrinos.
Queridos hermanos y hermanas:
Surrexit Dominus vere! Alleluja! La Resurrecci?n del Se?or implica una renovaci?n de nuestra condici?n humana. Cristo ha vencido la muerte, causada por nuestro pecado y nos devuelve la vida inmortal. De este acontecimiento brota toda la vida de la Iglesia y la existencia misma de los cristianos. Lo leemos precisamente hoy: Lunes del ?ngel, en el primer discurso misionero de la Iglesia naciente: "A este Jes?s- proclama el ap?stol Pedro- Dios lo resucit?, y todos nosotros somos testigos. Exaltado por el poder de Dios, recibi? del Padre el Esp?ritu Santo prometido, y lo ha comunicado como ustedes ven y oyen" (Hechos 2, 32-33). Uno de los signos caracter?sticos de la fe en la resurrecci?n es el saludo entre los cristianos en el tiempo pascual, inspirado en el antiguo himno lit?rgico: "?Cristo ha resucitado! ? Verdaderamente, ha resucitado?". Es una profesi?n de fe y un compromiso de vida, tal y como les sucedi? a las mujeres descritas en el Evangelio de san Mateo: "De pronto, Jes?s sali? a su encuentro y las salud?, diciendo: "Alegraos". Ellas se acercaron y, abraz?ndole los pies, se postraron ante ?l. Y Jes?s les dijo: "No tem?is. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; all? me ver?n" (Mateo 28, 9-10). "Toda la Iglesia --escribe el siervo de Dios Pablo VI-- recibe la misi?n de evangelizar, y la obra de cada uno es importante para el todo. Esta queda como un signo junto a lo opaco y luminoso de una nueva presencia de Jes?s, de su partida y de su permanencia. Esta la prolonga y lo contin?a" (exhortaci?n apost?lica Evangelii Nuntiandi, 8 diciembre 1975, 15: AAS 68, 14)
?C?mo podemos encontrar al Se?or y hacernos cada vez m?s sus aut?nticos testigos? San M?ximo de Tur?n afirma: "Quien quiere alcanzar al Salvador, primero lo debe poner con la propia fe a la derecha de la divinidad y colocarlo con la persuasi?n del coraz?n en los cielos", por lo tanto, debe aprender a dirigir constantemente la mirada de la mente y del coraz?n hacia lo alto de Dios, donde Cristo ha resucitado. Entonces, en la oraci?n, en la adoraci?n, Dios encuentra al hombre. El te?logo Romano Guardini observa que "la adoraci?n no es algo accesorio, secundario....se trata del inter?s ?ltimo, del sentido y del ser. En la adoraci?n el hombre reconoce aquello que vale en sentido puro, simple, y santo". S?lo si sabemos dirigirnos a Dios, rezarle, nosotros podemos descubrir el significado m?s profundo de nuestra vida y el camino cotidiano es iluminado por la luz del Resucitado.
Queridos amigos, la Iglesia, en Oriente y en Occidente, hoy festeja a San Marcos evangelista, sabio anunciador del Verbo y escritor de las doctrinas de Cristo, como era definido en la antig?edad. ?l es tambi?n patrono de la ciudad de Venecia, adonde, si Dios quiere, ir? en visita pastoral el 7 y 8 de mayo pr?ximo. Invoquemos ahora a la Virgen Mar?a, para que nos ayude a cumplir fielmente y con alegr?a la misi?n que el Se?or Resucitado conf?a a cada uno de nosotros.
[Tras rezar el ?ngelus, el papa salud? a los peregrinos en varios idiomas. En espa?ol, dijo:]?
Dirijo mi cordial saludo a los peregrinos de lengua espa?ola que participan en esta oraci?n mariana. Que no deje de resonar en el mundo y en la Iglesia la alegre noticia de la resurrecci?n de Jesucristo de entre los muertos. Que la paz, que nace del triunfo del Se?or sobre el pecado, se extienda por toda la tierra, en particular por aquellas regiones que m?s la necesitan. Que la claridad victoriosa de su semblante ilumine vuestras vidas, vuestras familias y vuestras ciudades, y fortalezca tambi?n vuestros corazones con la esperanza de la salvaci?n que Cristo nos ha ganado con su pasi?n gloriosa. Feliz Pascua a todos.?
[Hablando en italiano a?adi?:]?
Dirijo un saludo especial a los representantes de la Asociaci?n "Meter", promotora de la Jornada Nacional para los Ni?os V?ctimas de la Violencia, el Abuso y la Indiferencia, y les aliento a continuar con su obra de prevenci?n y de sensibilizaci?n de las conciencias junto a las diferentes instituciones educativas: pienso en particular, en las parroquias, y en las dem?s realidades eclesiales que se dedican con generosidad a la formaci?n de las nuevas generaciones.??
[?Libreria Editrice Vaticana]
Lectio divina para el lunes de la quinta senama de pacua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana e Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:??????????????????Juan 14, 21‑26?
En aquel tiempo, dijo Jes?s a sus disc?pulos: ?El que acepta mis mandamientos y los guarda, ?se me ama; al que me ama lo amar? mi Padre, y yo tambi?n lo amar? y me revelar? a ?l.?
Le dijo Judas, no el Iscariote: ?Se?or, ?qu? ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo??
Respondi? Jes?s y le dijo: ?El que me ama guardar? mi palabra, y mi Padre lo amar?, y vendremos a ?l y haremos morada en ?l.
El que no me ama no guardar? mis palabras. Y la palabra que est?is oyendo no es m?a, sino del Padre que me envi?.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Esp?ritu Santo, que enviar? el Padre en mi nombre, ser? quien os lo ense?e todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.?
MEDITACI?N:??????????????El que me ama?
??????????? S?, es muy importante que lo descubra y que lo tenga en cuenta. Solemos empe?arnos en querer seguirte, en intentar cumplir lo que nos dices, por eso, porque nos empe?amos o porque queremos cumplir, y as? vamos caminando entre momentos ?lgidos y, otros, haciendo agua.
??????????? Y no, no se trata de empe?o, ni de querer poco o mucho algo, por bueno que sea, se trata de amar. T? hiciste lo que hiciste porque te sab?as y sent?as amado por el Padre, desde la experiencia de ese amor te metiste en la corriente de su voluntad. Porque s?lo cuando se ama se puede poner la vida en juego desde lo m?s profundo y aut?ntico.
??????????? T? nos has amado primero para que entremos en tu corriente de amor, s?lo desde esta relaci?n, desde esta experiencia de saberme y sentirme amado plenamente por ti, puedo adentrarme, puede surgir el anhelo, el deseo, la necesidad, la ilusi?n, el empe?o, de guardar, de cumplir tus palabras de vivir como t?. Ad?ntrame, Se?or, en la vivencia de tu amor.
ORACI?N:??????????????Quiero guardar?
??????????? A veces no s? si te lo digo en serio, pero quiero amarte, Se?or, con todas mis fuerzas. Quiero guardar tus palabras, dame capacidad de hacerlo.
??????????? Quiero guardar tu palabra, quiero amar como t?. S? y sabes de mis limitaciones, pero quiero, Se?or.
??????????? Se?or, quiero guardar tu palabra y sentir que formas parte de m?, que lates en lo m?s profundo de mi intimidad. Se?or, gracias por que me amas.
CONTEMPLACI?N:??????????????Me amas?
Quisiera decirte que te amo
y sentir la emoci?n de mis palabras
que brotan de mi sentimiento
m?s profundo,
cuando el muro amenazante
de mi pobreza
manifiesta, cruelmente, mi distancia.
Pero una honda emoci?n
recorre mis entra?as,
porque s? que, a pesar de todo,
me amas,
y que es ese amor sin fondo,
el que me salva.
Lectio divina para el domingo quinto de Pascua - A, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:?????????????San Juan 14, 1‑12?
En aquel tiempo dijo Jes?s a sus disc?pulos: No perd?is la calma, creed en Dios y creed tambi?n en m?. En la casa de mi Padre hay muchas estancias si no, os lo habr?a dicho, y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os prepare sitio volver? y os llevar? conmigo, para que donde estoy yo est?is tambi?n vosotros. Y adonde yo voy, ya sab?is el camino.
Tom?s le dice: Se?or, no sabemos ad?nde vas. ?C?mo podemos saber el camino?
Jes?s le responde: Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por m?. Si me conocierais a m?, conocer?ais tambi?n a mi Padre. Ahora ya lo conoc?is y lo hab?is visto.
Felipe le dice: Se?or, mu?stranos al Padre y nos basta. Jes?s le replica: Hace tanto que estoy con vosotros, ?y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a m? ha visto al Padre. ?C?mo dices t?: ?Mu?stranos al Padre?? ?No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en m?? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en m?, ?l mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en m?. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en m?, tambi?n el har? las obras que yo hago, y aun mayores. Porque yo me voy al Padre.
MEDITACI?N:?????????????No perd?is la calma, creed?
??????????? Necesito y necesitamos escuchar esta frase de tus labios, Se?or. Vivimos tiempos de inquietud en muchos sentidos. Tiempos de inseguridad, de superficialidad, de ausencia de valores, de incertidumbre, de muchos miedos y de mucha violencia, que se extiende por todos los ?mbitos de la sociedad pero que surge de un coraz?n inquieto y vac?o, y que se proyecta a todos.
??????????? Ante experiencias similares m?s de una vez llamabas a no tener miedo. Muchas veces no es f?cil. En ocasiones no vienen las dificultades de fuera, sino de nuestro propio mundo interior que se descubre en la imposibilidad de vivir la coherencia que anhela, y experimenta la propia contradicci?n, como si dos mundos se entrecruzasen en uno mismo.
??????????? En medio de todo ello una llamada y una invitaci?n, ?no perd?is la calma, creed?.? Creer en ti, fiarnos de ti, apoyarnos en ti, es garant?a de serenidad, experiencia profunda de paz. Gracias, Se?or.
ORACI?N:??????????????Creo, Se?or?
??????????? Se?or, creo en ti, espero en ti. Que t? seas siempre mi paz.
??????????? Creo, Se?or, que t? eres el verdadero camino para generar vida, para llegar a la vida. Ay?dame a caminar contigo y por ti.
??????????? Creo, Se?or, que en ti est? la plena verdad del amor, ay?dame a apoyarme en ti.
CONTEMPLACI?N:???????????????Calma profunda?
Siempre tengo motivos
para encontrar mi coraz?n inquieto.
Siempre hay algo que me turba
y vac?a la fuerza de mi interior.
Y siempre tu palabra
se me acerca serena,
como un beso suave
en medio del llanto desconsolado.
Y una calma profunda
inunda mi coraz?n de paz.
Homil?a del cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, en la Misa Crismal (Catedral metropolitana, 21 de abril de 2011). (AICA)
Cada Jueves Santo, en la Misa Crismal, regresamos al eterno presente de esta escena, en la que Lucas resume simb?licamente todo el ministerio de nuestro Se?or. Como en torno a una fuente nos reunimos para escuchar al Se?or que nos dice: Esta escritura que acaban de o?r se ha cumplido hoy.
El Se?or hace suyo el texto de Isa?as para iluminarnos acerca de su persona y su misi?n. Tiene la humildad de no utilizar palabras propias; simplemente asume lo que profetiza este hermos?simo texto que es continuaci?n del libro de la Consolaci?n.
Nosotros como sacerdotes participamos de la misma misi?n que el Padre encomend? a su Hijo y por eso, en cada misa Crismal, venimos a renovar la misi?n, a reavivar en nuestros corazones la gracia del Esp?ritu de Santidad que nuestra Madre la Iglesia nos comunic? por la imposici?n de las manos. Es el mismo Esp?ritu que se posaba sobre Jes?s, el Sumo Sacerdote e Hijo amado, y que hoy se posa sobre todos los sacerdotes del mundo y nos env?a y misiona en medio del pueblo fiel de Dios.
En el Nombre de Jes?s somos enviados a predicar la Verdad, a hacer el Bien a todos y a alegrar la vida de nuestro pueblo. La misi?n se desplega simult?neamente en estos tres ?mbitos. En los dos primeros es claro: todo anuncio del Evangelio se traduce siempre en alg?n gesto concreto de ense?anza, de misericordia y de justicia. Y esto no s?lo como una acci?n imperativa que vendr?a despu?s de la reflexi?n. En la matriz misma de la verdad evang?lica lo que ilumina es el amor, y la verdad que brilla m?s en las par?bolas del Se?or es la verdad de la misericordia de un Padre que espera a su hijo pr?digo, es la verdad que impulsa a salir de s? al coraz?n compasivo de un Buen Pastor, la verdad que hace el bien. El tercer ?mbito, el de la alegr?a, el de la Gloria que es la belleza de Dios, merece que le dediquemos un momento de reflexi?n para ?sentir y gustar? la Belleza de la misi?n. Lucas resume la belleza de la misi?n del Siervo con la imagen de poder vivir un ?a?o de gracia?. Imaginemos un momento lo que significar?a para un pueblo, conmocionado incesantemente por la violencia y la inequidad, poder vivir un a?o tranquilo, un a?o de celebraci?n y de armon?a. El profeta Isa?as desarrolla la belleza de la misi?n con tres im?genes hermosas que giran en torno a la palabra ?consolar?. Somos enviados a ?consolar a los afligidos, a los afligidos de nuestro pueblo?. Y la consolaci?n consiste en cambiar su ceniza por una corona, su ropa de luto por el ?leo de la alegr?a, y su abatimiento por un canto de alabanza.?El profeta habla de ?gloria? en vez de ?cenizas?, de ??leo de j?bilo? y de ?palio de alegr?a? en vez de ?esp?ritu de acedia? o esp?ritu sombr?o (cfr. Is. 61: 1-3).
La alegr?a y la consolaci?n son el fruto (y por lo tanto el signo evang?lico) de que la verdad y la caridad no son verso sino que est?n presentes y operativas en nuestro coraz?n de pastores y en el coraz?n del pueblo al que somos enviados. Cuando hay alegr?a en el coraz?n del Pastor es se?al de que sus movimientos provienen del Esp?ritu. Cuando hay alegr?a en el pueblo es se?al de que lo que le lleg? ?como Don y como Anuncio? fue del Esp?ritu. Porque el Esp?ritu que nos env?a es Esp?ritu de consolaci?n, no de acedia.
Sintamos y gustemos un instante estas im?genes de Isa?as. Imaginemos a la gente como en los d?as de fiesta, bien vestida con su mejor ropa, con los ojos contagiados del brillo de las flores con que adorna la imagen de nuestra Se?ora y de los Santos, cantando y bendiciendo con unci?n y j?bilo interior. ?Qu? bien pintan estas escenas el Esp?ritu con que Jes?s da se?ales de que habita en medio de su pueblo! No son meramente decorativas. Hacen a la esencia de la misi?n, a la ?dulce y confortadora alegr?a de evangelizar? que mencionaba Pablo VI, para que ?el mundo actual ?que busca a veces con angustia, a veces con esperanza? pueda recibir la Buena Nueva, no a trav?s de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos (el esp?ritu de la acedia), sino a trav?s de ministros del Evangelio cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en s? mismos, la alegr?a de Cristo? (Aparecida 552).
No basta con que nuestra verdad sea ortodoxa y nuestra acci?n pastoral eficaz. Sin la alegr?a de la belleza, la verdad se vuelve fr?a y hasta despiadada y soberbia, como vemos que sucede en el discurso de muchos fundamentalistas amargados. Pareciera que mastican cenizas en vez de saborear la dulzura gloriosa de la Verdad de Cristo, que ilumina con luz mansa toda la realidad, asumi?ndola tal como es cada d?a.
Sin la alegr?a de la belleza, el trabajo por el bien se convierte en eficientismo sombr?o, como vemos que sucede en la acci?n de muchos activistas desbordados. Pareciera que andan revistiendo de luto estad?stico la realidad en vez de ungirla con el ?leo interior del j?bilo que transforma los corazones, uno a uno, desde adentro.
El esp?ritu amargado y ensombrecido por la acedia, resume la actitud opuesta al Esp?ritu de la consolaci?n del Se?or. El mal esp?ritu de la acedia avinagra con el mismo vinagre tanto a los embalsamadores del pasado como a los virtualistas del futuro. Es una y la misma acedia, y se discierne porque trata de robarnos la alegr?a del presente: la alegr?a pobre del que se deja contener por lo que el Se?or le da cada d?a, la alegr?a fraterna del que goza compartiendo lo que tiene, la alegr?a paciente del servicio sencillo y oculto, la alegr?a esperanzada del que se deja conducir por el Se?or en la Iglesia de hoy. Cuando Jes?s afirma ?Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oir? est? invitando a la alegr?a? y a la consolaci?n del hoy de Dios. Y f?jense que de hecho es lo primero que acontece como gracia en el coraz?n de los presentes quienes, como dice Lucas, daban testimonio y estaban admirados de las palabras de gracia que sal?an de su boca. Pero la consolaci?n no es una emoci?n pasajera sino una opci?n de vida. Y los paisanos de Jes?s optaron por la acedia: ?Habla bien pero por qu? no hace aqu? entre nosotros lo que dicen que hizo en Cafarna?m?. Y vemos la misi?n universal del Siervo rebajada a una interna entre Nazareth y Cafarna?m. Las internas eclesiales son hijas de la tristeza y siempre generan tristeza.
Cuando digo que la consolaci?n es una opci?n de vida hay que entender bien que es una opci?n de pobres y de peque?os, no de vanidosos ni de agrandados. Opci?n del pastor que se conf?a en el Se?or y sale a anunciar el evangelio sin bastones ni sandalias de m?s y que sigue a la paz ?esa forma estable y constante de la alegr?a? dondequiera que el Se?or la haga descender.
Este Esp?ritu de consolaci?n no s?lo est? en el ?antes de salir a misionar?. Tambi?n nos espera, con su alegr?a abundante, en medio de la misi?n, en el coraz?n del pueblo de Dios. Y si sabemos mirar bien, en el ?mbito de la alegr?a, es m?s lo que tenemos para recibir que lo que tenemos para dar. Y cu?nto alegra a nuestro pueblo fiel poder alegrar a sus pastores. C?mo se alegra nuestra gente cuando nos alegramos con ella, y esto simplemente porque necesita pastores consolados y que se dejan consolar para que conduzcan no en la queja ni en la ansiedad sino en la alabanza y la serenidad; no en la crispaci?n sino en la paciencia que da la unci?n del Esp?ritu.
La Virgen, quien recibe en abundancia las consolaciones de nuestra gente ?que como Isabel, constantemente le est? diciendo ??feliz de Ti que has cre?do?, y ?bendita entre las mujeres? ?bendito el fruto de tu vientre, Jes?s!?? nos haga participar de este Esp?ritu de Consolaci?n para que nuestro Anuncio de la Verdad sea alegre y nuestras obras de Misericordia est?n ungidas con ?leo de j?bilo.?
Card. Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires
Buenos Aires, 21 de abril 2011?
ZENIT? publica el comentario al Evangelio del quinto domingo de Pascua (Juan 14.1-12), 22 de mayo, redactado por monse?or Jes?s Sanz Montes, ofm arzobispo de Oviedo.
Evangelio del domingo: Acompa?ados en el camino
Fueron tres a?os de andar de ac? para all?. Personas encontradas, palabras pronunciadas, signos y milagros realizados. Cu?ntas cosas en aquel vaiv?n del camino de la vida entre Jes?s y sus disc?pulos. El relato evang?lico de este domingo, narra el entra?able momento en el que ya se vislumbra la despedida. Y como todo adi?s, cuando ?ste se da entre personas que se han querido, que han sido vulnerables a su rec?proco amor, produce una resistencia, la amable rebeli?n de no querer aceptar una separaci?n insufrible. Ese ?no perd?is la calma? en labios de Jes?s sale al paso de la comprensible zozobra, miedo quiz?s, de la gente que m?s ha compartido con el Se?or su Persona y su Palabra.
Toda la vida del Se?or, fue una manifestaci?n maravillosa de c?mo llegar hasta Dios, c?mo entrar en su Casa y habitar en su Hogar. La Persona de Jes?s es el icono, la imagen visible del Padre invisible. Y esto es lo que tan provocatorio resultaba a unos y a otros: que pudiera uno allegarse hasta Dios sin alarde de estrategias complicadas, sin exhibici?n de poder?os, sin arrogancias sabihondas: que Dios fuera tan accesible, que se pudiera llegar a El por caminos en los que pod?an andar los peque?os, los enfermos, los pobres, los pecadores... Y esto ser? en definitiva lo que le costar? la vida a Jes?s.
Ya no es un Rostro tremendo el de Dios, que provoca el miedo o acorrala en una virtud hija de la amenaza y de la mordaza. Ya no es un Rostro tremendo el de Dios, que provoca el miedo o acorrala. Quien cree en Jes?s, cree en su Padre. El camino de Jes?s, es el camino de la bienaventuranza, el de la verdad, el de la justicia, el de la misericordia y la ternura. Pero tal revelaci?n no se reduce a un manifestar imposibles que nos dejar?an tristes por su inalcanzabilidad. Jes?s no s?lo es el Camino, sino tambi?n el Caminante, el que se ha puesto a andar nuestra peregrinaci?n por la vida, vivirlo todo, hasta haberse hecho muerte y dolor abandonado.
Jes?s no se limit? a se?alarnos ?otro camino? sino que nos abraz? en el suyo, y en ese abrazo nos posibilit? andar en bienaventuranzas, en perd?n y paz, en luz y verdad, en gracia. El es Camino y Caminante... m?s grande que todos nuestros tropiezos y ca?das, mayor que nuestras muertes y pecados. Los cristianos no somos gente diferente, ni tenemos exenci?n fiscal para la salvaci?n, sino que en medio de nuestras ca?das y dificultades, en medio de nuestros errores e incoherencias, queremos caminar por este Camino, adherirnos a esta Verdad, y con-vivir en esta Vida: la de Quien nos abri? el hogar del Padre haciendo de nuestra vida un hogar en la que somos hijos ante Dios y hermanos entre nosotros.
Mensaje de los obispos de la Comisi?n Episcopal de Pastoral de la Salud de la CEE para la Pascua del Enfermo 2011 a celebrar el 29 de Mayo, 6? domingo de Pascua, recibido en la parroquia con los materiales para su celebraci?n.
Juventud y salud
Campa?a del Enfermo 2011
Mensaje de los Obispos de la Comisi?n Episcopal de Pastoral
Los mismos j?venes la valoran como algo muy importante en su vida, junto con la familia y los amigos. La evoluci?n de la sociedad y el avance de las ciencias m?dicas nos permiten constatar que la salud de los j?venes nunca ha estado mejor que hoy.
Estas realidades son dignas de elogio y animamos por tanto a los responsables a seguir aportando nuevas iniciativas. Pero al mismo tiempo, junto a la alta valoraci?n de la salud, encontramos comportamientos y actitudes contradictorias. No podemos silenciar que sigue habiendo datos preocupantes en la salud de los j?venes, como son el aumento del estr?s mental, el abuso del alcohol, el tabaco, las drogas, la nutrici?n inadecuada, la escasa actividad f?sica, los accidentes y las enfermedades de transmisi?n sexual.
2. Disponemos de grandes avances en las ciencias m?dicas y de sofisticadas tecnolog?as, pero quiz? dependemos m?s de ellos y nos sentimos menos responsables de nuestra salud. La Campa?a del Enfermo y la celebraci?n de la Pascua son momentos importantes para una reflexi?n sobre la vida misma y los acontecimientos que le dan contenido, con sus luces y sus sombras, con su carga m?s humana y esa entra?a solidaria que se hace arte en el cuidar y curar, en el acoger y acompa?ar la salud en su dimensi?n m?s plena.
En este tiempo de Pascua resuena con fuerza la invitaci?n de Cristo Resucitado a vivir la vida, a sentirnos responsables de nuestra salud, a cuidarla como un tesoro que nos permite vivir humanamente, entreg?ndonos por amor al servicio de los necesitados.
Hemos de unir esfuerzos y aportar lo que a la Iglesia le es m?s propio, es decir, ayudar a los j?venes de hoy a vivir su salud de manera sana y responsable; estar cerca de los j?venes que sufren y acompa?arles a afrontar esa realidad y a vivirla como oportunidad para el crecimiento y la maduraci?n; reconocer y avivar la sensibilidad y solidaridad de los j?venes hacia las personas enfermas, con discapacidad, mayores o dependientes.
Una serena lectura de las p?ginas sobre la salud en el Evangelio nos ayudar? a descubrir que en Jes?s, su persona, sus intervenciones, sus gestos, toda su actuaci?n y su? vida despiertan y promueven la vida y la salud del ser humano: ?he venido para que tengan vida y la tengan abundante? (cf. Jn 10, 10). Jes?s es la salud y seguirle es una de las formas m?s sanas y gratificantes de vivir.
3. La enfermedad es una experiencia dolorosa y da origen a diversos tipos de sufrimiento. Duele el dolor f?sico pero tambi?n el sufrimiento espiritual, es decir, duele verse limitado y fr?gil, no valerse por s? mismo y tener que depender de los dem?s, hacer sufrir a los familiares, sentir la propia vida amenazada, sufrir sin saber por qu?, para qu? y hasta cu?ndo. Enfermedad, dolor y sufrimiento son experiencias personales, envueltas en el misterio, un misterio dif?cil de aceptar y de sobrellevar, dif?cil de expresar con palabras. Los j?venes sufren y tambi?n enferman. ?C?mo reaccionan? ?C?mo lo afrontan y lo viven? ?De qu? recursos disponen? ?Qu? es lo que les ayuda?? Jes?s pas? por esta experiencia humana y nos ense?? c?mo debemos vivirlo nosotros.
Sus actitudes nos ayudan a vislumbrar desde la fe el sentido de la vida, tambi?n en el sufrimiento. Nos ense?an el valor redentor del amor y, sobre todo, a descubrir que podemos buscar un para qu?. ?l vive la vida en plenitud, con una profunda alegr?a interior que le brota de la vivencia gozosa del Padre y de su dedicaci?n a la causa del Reino. Jes?s se somete a la cruz para cumplir la voluntad del Padre,
4. Estar junto al enfermo no resulta f?cil, complica a veces nuestra vida, nos plantea profundos interrogantes y nos recuerda cosas que no aceptamos con facilidad. Jes?s nunca pas? de largo ante los enfermos. Se acerc? a ellos, se conmovi? por su situaci?n, les dedic? atenci?n preferente y les libr? de la soledad y el abandono en que se encontraban, hasta reintegrarlos a la comunidad.
Los j?venes disponen de un enorme potencial interior para ayudar a los que sufren.
Y llegan a descubrir que su ayuda a los que sufren es un servicio a Jes?s: ?Estuve enfermo y me visitasteis? (Mt 25,36), un servicio a la humanidad y un servicio que revierte en ellos mismos.
5. O?r hablar de muerte en una ?etapa de la vida en la que desbordan las sensaciones de vivir no es agradable. Sin embargo, la muerte est? tambi?n presente en los j?venes, y la realidad de la vida les obliga a tener que encararla de frente: el amigo que se estrell? con la moto, el compa?ero que se despe?? en la sierra, el amigo al que? quieres tanto y que se va agotando por semanas con el c?ncer, el que no pudo dejar de pincharse, el compa?ero de clase que se cans? de vivir, la persona ya mayor, tan entra?able y querida, que muri? de repente....
Impacta entonces la muerte y nos deja sin palabras, remueve por dentro, provoca reacciones, suscita preguntas e interrogantes, etc. Ahora bien, como la muerte forma parte de la vida, ?es mejor soslayarla o mirarla de frente? ?Podemos hacerlo de forma madura y positiva? Jes?s ama la vida, se conmueve ante la muerte y llora. Sus gestos, sus palabras y su trayectoria nos muestran una forma de vivir la vida de manera intensa, con realismo, sin idealizarla ni envolverla en amargura y desesperanza.
Mirar la muerte, a la luz de Jes?s, ayuda a vivir m?s plenamente la vida y a valorar y agradecerla como don de Dios, don que se ha de vivir en actitud de agradecimiento y alabanza. Ayuda a vivir los peque?os tr?nsitos de cada d?a y acompa?ar a quienes est?n experimentando la muerte en su propia carne y necesitan alguien que les tienda su mano y les consuele; ayuda a combatir lo que aqu? y ahora est? generando muerte: hambre, violencia, guerras, deterioro de la naturaleza, reparto injusto de recursos, etc.
6. Ante estos grandes acontecimientos de la vida, vosotros, queridos j?venes, sois los grandes protagonistas de la Campa?a. Pod?is llegar, mejor que nadie, a vuestros compa?eros y amigos y compartir juntos puntos de vista, b?squedas, testimonios y experiencias. Hasta encontraros con Jes?s, para implicaros y apoyaros en actividades y? compromisos en este campo. Sois los j?venes los principales evangelizadores del mundo en el que viv?s. Como profesionales que trabaj?is en el mundo de la salud o como voluntarios en una asociaci?n, movimiento o equipo pastoral.
A todos nos incumbe la tarea y la responsabilidad de cuidar y curar la vida en sus momentos dif?ciles y trasmitir formas sanas de vida. Las comunidades cristianas, los servicios pastorales de los hospitales, los profesionales sanitarios cristianos, los educadores y formadores, los movimientos y voluntariados, todos en la Iglesia hemos de ayudar a descubrir los valores saludables que encierra el Evangelio. ?C?mo? Responsabiliz?ndonos del cuidado de nuestra salud y de la promoci?n de la salud de los otros.
Como testigos del Resucitado, vivamos curando la vida y aliviando el sufrimiento.
Que Mar?a, Madre de los J?venes y Salud de los enfermos, acompa?e nuestros d?as de Pascua y toda nuestra vida.
Los Obispos de la Comisi?n Episcopal de Pastoral
Sebasti? Taltavull Anglada, Obispo Auxiliar de Barcelona
Rafael Palmero Ramos, Obispo de Orihuela-Alicante
Francesc Pardo Artigas, Obispo de Girona
Jos? Manuel Lorca Planes, Obispo de Cartagena-Murcia
Jos? Vilaplana Blasco, Obispo de Huelva
Desde la Vicar?a General de la di?cesis de Tenerife se nos env?a la siguiente comunicaci?n:
"Estimados co-presb?teros.?Por expreso deseo del Papa, procuremos pedir el domingo en todas las Misas por la Iglesia en China, al tiempo que invitemos a los fieles a orar por esta intenci?n el 24 de mayo, e incluso se organice alguna oraci?n extraordinaria con tal motivo.
Les adjunto la catequesis del Santo Padre del pasado 18 de Mayo, en la que tambi?n se aborda esta cuesti?n. Tambi?n podemos ampliar la informaci?n pinchando este enlace: http://www.agenciasic.es/2011/05/18/el-papa-pide-a-los-catolicos-del-mundo-que-recen-por-los-catolicos-de-china/?Fraternalmente. Antonio P. Morales. ? Vicario General"?
Invitaci?n del Papa a rezar por China?
Hoy en la Audiencia General?
CIUDAD DEL VATICANO, mi?rcoles 18 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuaci?n la invitaci?n realizada hoy a toda la Iglesia cat?lica por el Papa Benedicto XVI, a rezar por los cat?licos de China, durante la Audiencia General.
Durante el tiempo pascual, la liturgia canta a Cristo resucitado de entre los muertos, vencedor de la muerte y del pecado, vivo y presente en la vida de la Iglesia y en las vicisitudes del mundo. La buena noticia del Amor de Dios manifestado en Cristo, Cordero Inmolado, Buen Pastor que da la vida por los suyos, se expande incesantemente hasta los confines de la tierra y, al mismo tiempo, encuentra rechazo y obst?culo en todas partes del mundo. Como entonces, a?n hoy, desde la Cruz a la Resurrecci?n.
El martes 24 de mayo es el d?a dedicado a la memoria lit?rgica de la Beata Virgen Mar?a, Auxilio de los Cristianos, venerada con gran devoci?n en el Santuario de Sheshan en Shanghai: toda la Iglesia se une en oraci?n con la Iglesia que est? en China. All?, como en otros lugares, Cristo vive su pasi?n. Mientras aumenta el n?mero de cuantos Le acogen como su Se?or, por otros Cristo es rechazado, ignorado o perseguido. ?Saulo, Saulo, ?por qu? me persigues?" (Hch 9, 4). La Iglesia en China, sobre todo en este momento, necesita de la oraci?n de la Iglesia universal. Invito, en primer lugar, a todos los cat?licos chinos a seguir y a intensificar su propia oraci?n, sobre todo a Mar?a, Virgen fuerte. Pero tambi?n para todos los cat?licos del mundo rezar por la Iglesia que est? en China debe ser un compromiso: esos fieles tienen derecho a nuestra oraci?n, tienen necesidad de nuestra oraci?n.
Sabemos por los Hechos de los Ap?stoles que, cuando Pedro estaba en la c?rcel, todos rezaron con fuerza y obtuvieron que un ?ngel lo liberase. Tambi?n nosotros hacemos lo mismo: rezamos intensamente, todos juntos, por esta Iglesia, confiando en que, con la oraci?n, podemos hacer algo muy real por ella.
Los cat?licos chinos, como han dicho muchas veces, quieren la unidad con la Iglesia universal, con el Pastor supremo, con el Sucesor de Pedro. Con la oraci?n podemos obtener para la Iglesia en China que sea una, santa y cat?lica, fiel y firme en la doctrina y en la disciplina eclesial. Esta merece todo nuestro afecto.
Sabemos que entre nuestros hermanos obispos hay algunos que sufren y est?n bajo presi?n en el ejercicio de su ministerio episcopal. A ellos, a los sacerdotes y a todos los cat?licos que encuentran dificultades en la libre profesi?n de fe expresamos nuestra cercan?a. Con nuestra oraci?n podemos ayudarles a encontrar el camino para mantener viva la fe, fuerte la esperanza, ardiente la caridad hacia todos e ?ntegra la eclesiolog?a que hemos heredado del Se?or y de los Ap?stoles y que se nos ha transmitido con fidelidad hasta nuestros d?as. Con la oraci?n podemos obtener que su deseo de estar en la Iglesia una y universal supere la tentaci?n de un camino independiente de Pedro. La oraci?n puede obtener, para ellos y para nosotros, la alegr?a y la fuerza de anunciar y de dar testimonio, con toda franqueza y sin impedimento, a Jesucristo crucificado y resucitado, el Hombre nuevo, vencedor del pecado y de la muerte.
Con todos vosotros pido a Mar?a que interceda para que cada uno de nosotros se conforme cada vez m?s estrechamente a Cristo y se done con generosidad siempre nueva a los hermanos. A Mar?a pido que ilumine a cuantos est?n en la duda, que llame a los extraviados, que consuele a los afligidos, que refuerce a cuantos son atrapados por los cantos de sirena del oportunismo. Virgen Mar?a, auxilio de los cristianos, Nuestra Se?ora de Sheshan, ?ruega por nosotros!
Reflexi?n a las lecturas del domingo quinto de Pascua - A, ofrecida por el sacerdote Don Juan Manuel P?rez Pi?ero bajo el ep?grafe "ECOS DEL DIA DEL SE?OR".
ECOS DEL DIA DEL SE?OR?
Domingo 5? de Pascua A?
Queridos amigos y amigas: Conoc? una vez en la catequesis a una ni?a a quien se le hab?a muerto su madre. Era preciosa, simp?tica y alegre. Ya ha pasado mucho tiempo? Alguien me dijo que su madre hab?a muerto, pero que, antes de morir, hab?a ?preparado? a la ni?a para su ausencia. ?Y lo hab?a hecho muy bien!
En el Evangelio de este domingo contemplamos c?mo el Se?or ?prepara?? a sus disc?pulos, que est?n tristes y abatidos ?por su marcha. ?Y su marcha es su muerte y su resurrecci?n!
Y les se?ala, entre otras, dos cuestiones fundamentales? sobre el sentido de su? marcha:
1.- No se trata de una hu?da ni de un abandono. No va a terminarse todo. Se trata de ir a prepararles sitio en la Casa del Padre?
2.- No les dejar? solos. El Padre, desde el Cielo ?va a enviarles ?"otro Defensor", el Esp?ritu Santo, que estar? siempre con ellos...?
El primer tema ser? objeto de nuestra atenci?n este domingo. El segundo, el pr?ximo.
?Y por qu? estos temas? ?Por qu? estos textos del evangelio y no otros que pudieran parecer, tal vez, m?s interesantes?
Porque el Tiempo de Pascua se va acercando a su fin. Y eso quiere decir que vamos a celebrar pronto dos solemnidades muy importantes: la Ascensi?n y Pentecost?s.
La Ascensi?n es la despedida definitiva del Se?or que vuelve al Cielo. No podemos verle hasta su Vuelta gloriosa.
Pentecost?s es la Venida del Esp?ritu Santo. Porque llega su hora. Seg?n el modo que tenemos los cristianos de atribuir las obras de Dios a las tres divinas Personas,? el Padre termina la obra de la Creaci?n y su designio de salvaci?n; el Hijo realiza la Redenci?n. Y sube al Cielo. ?Ahora toca al Esp?ritu Santo, que es el don m?s importante de la Pascua.
Estamos, por tanto en la ??poca? ?del Esp?ritu Santo.
Por todo ello, estas ?ltimas semanas, en la celebraci?n eucar?stica de cada d?a, la Lectura del Evangelio tiene acento de despedida. Y escuchamos textos de la ?ltima Cena que es la despedida fundamental de Jesucristo y que se refieren, en la otra semana, al Esp?ritu Santo.
El Evangelio de hoy nos trae una gran revelaci?n:
En la Casa del Padre hay muchas estancias y Jesucristo va a prepararnos una para cada uno, porque quiere que donde ?l est?, estemos tambi?n nosotros siempre, siempre, siempre?
?Qu? grandeza! ?Qu? futuro m?s hermoso ?nos ofrece el Se?or!
Y la pregunta de Tom?s es fundamental: ??Se?or, eso que nos dices es muy? grande, muy importante. Queremos estar contigo para siempre, pero ?c?mo podremos llegar hasta all?? ?Por d?nde se va? ?Cu?l es el camino??.
Y Jes?s responde a Tom?s: ? ??Yo soy el camino!? ?Es decir, la Palabra de Cristo, sus mandatos, su ejemplo? constituyen el camino para llegar a la Casa del Padre.
?Qu? dicha la nuestra! ?Conocemos el camino para llegar hasta all?, hasta la Casa del Padre!
?Y c?mo ser? la Casa donde vive Dios?
?Ese es nuestro destino definitivo!
Y a?ade algo sorprendente: ?Nadie va al Padre sino por m?.
Est? claro. ?Todo no vale?. No podemos hacernos ilusiones de llegar hasta all? por cualquier camino, con cualquier estilo vida. Es evidente que no. ?Si no vamos por el verdadero camino no llegaremos nunca al final? Por mucho que caminemos... ?
Si vamos por el camino, pero equivocados, en direcci?n contraria, cuanto m?s caminemos, m?s nos alejaremos del lugar a donde queremos ir.
Y enseguida nos asaltan interrogantes como ?stos: ?Cu?nta gente, m?s todav?a, cu?ntos cristianos, ir?n por ese camino?
?Y yo voy por ese camino? ?Siempre?
??????? ?Ah? est? la cuesti?n fundamental!
??????? Luego hay otras:
?No se puede ir por un camino sin conocerlo! ??Jes?s es tambi?n ?la verdad!
Y sin las provisiones necesarias ? comida, agua...- ?no se puede caminar mucho tiempo.?
Y el camino a la Casa del Padre es largo, muy largo. ?Y a qui?n se le ocurre caminar o, sencillamente, vivir sin alimentarse? ?Jesucristo es tambi?n la vida!?.
Por tanto, para ir a la Casa del Padre, nuestro objetivo fundamental, Jesucristo es ?el camino, la verdad y la vida?.
?Dichosos nosotros si nos fiamos de ?l!?
Con estas reflexiones, les deseo un feliz Domingo, un D?a del Se?or muy feliz.?
Gui?n lit?rgico para el d?a de la Pascua del Enfermo, 29 de Mayo de 2011, publicado por la Comisi?n para la Salud de la CEEy recibidos en la parroquia para la Jornada.
GUI?N LIT?RGICO? 29 de Mayo
6? domingo de Pascua. Pascua del enfermo
?
Sugerencias pastorales
? La Pascua del Enfermo es la celebraci?n gozosa y festiva que clausura la Campa?a ?del Enfermo.
? Durante la Campa?a, desde el 11 de Febrero, hemos intentado que nuestras comunidades aumenten su sensibilidad hacia los enfermos y todo lo concerniente a la salud.
? La celebraci?n de la Pascua del Enfermo es un buen momento para movilizar a la comunidad parroquial y traer a la iglesia a todos los enfermos dentro de sus posibilidades.
? Cuando la situaci?n del enfermo no lo permita, ser?a la comunidad la que tendr?a que hacerse presente a trav?s del p?rroco, de los equipos
El lenguaje de los s?mbolos
? Cartel de la Campa?a.
? El Pan y el Vino para el sacrificio: amor de entrega y comuni?n.
? Un crucifijo, expresi?n del amor de Dios y fuerza de la que brota la vida eterna.
? Si hay procesi?n de las ofrendas, pueden acompa?ar al pan y el vino unas cruces.
Han sido parte de la celebraci?n de la Jornada Mundial el d?a 11 de febrero y pueden recoger el trabajo de toda la Campa?a. Estas cruces, por las que nos unimos a la cruz de Cristo, expresan el dolor de los enfermos de la parroquia y, al mismo tiempo, la Luz que ilumina la vida en toda circunstancia. Al finalizar la Eucarist?a, ser?a un gesto bonito acercarlas al domicilio de quienes, por la enfermedad, no han podido participar. Su cruz ha estado presente en la celebraci?n y vuelve a casa como signo de comuni?n y de esperanza que ilumina su situaci?n.
Monici?n de entrada
Seguimos celebrando el gozo de la Pascua, de Cristo resucitado. ?l nos ha convocado para escuchar su Palabra y recibir su Esp?ritu. Su presencia y la fuerza de su Esp?ritu nos llenan de alegr?a y nos ayudan a dar testimonio de ?l.
Al celebrar en la Eucarist?a el misterio pascual de Cristo, recordamos la Pascua del Enfermo. En cada Eucarist?a nuestra comunidad hace presentes a los enfermos en la oraci?n; hoy nos hemos esforzado para que, aquellos cuya salud se lo permita, est?n presentes en la celebraci?n. Los que no hemos podido traer, tendr?n nuestra visita despu?s de la Eucarist?a. La comunidad se har? presente en su casa y en su dolor. En un peque?o recuerdo expresaremos nuestro cari?o y nuestra solidaridad.
Acto penitencial
Cristo, el Se?or, muri? por nuestros pecados para llevarnos a Dios y nos ofrece su perd?n. Reconocemos las limitaciones y faltas de amor y pedimos al Se?or su gracia y perd?n:
? T?, que venciste a la muerte y nos llamas a vivir siendo est?mulo y alegr?a para los dem?s, SE?OR, TEN PIEDAD.
? T?, que resucitaste y nos llamas a dar raz?n de nuestra esperanza en medio del mundo, CRISTO, TEN PIEDAD.
? T?, que derramas tu Esp?ritu en nuestros corazones y nos llamas a un amor que busque siempre el bien de los dem?s, SE?OR, TEN PIEDAD.
Monici?n a las lecturas
En la primera lectura escuchamos el relato en el que el di?cono Felipe, huyendo de la persecuci?n llega a Samar?a. All? predica el mensaje de Jes?s y lo confirma con sus obras, lo que provoca la fe y la alegr?a de todo el pueblo.
El Salmo 65 es un canto de acci?n de gracias, en el que la comunidad expresa su alabanza y reconocimiento al Se?or por todos los beneficios recibidos de sus manos.
En la segunda lectura, Pedro nos exhorta a dar raz?n de nuestra esperanza a todos cuantos nos pregunten, con mansedumbre y respeto, pero sin avergonzarnos de lo que somos y de lo que tenemos.
En el Evangelio, Jes?s anuncia que vuelve al Padre, pero que no nos deja solos, que nos deja su amor y sus mandamientos, que han de ser una expresi?n de vida y felicidad, de comuni?n para aquellos que quieran seguirlos y hacerlos suyos.
Oraci?n de los fieles
Unidos a Cristo resucitado, que intercede siempre por nosotros, con toda confianza presentamos nuestras plegarias y nuestras s?plicas al Padre:
? Para que Cristo resucitado conceda a la Iglesia ser testimonio perseverante de suresurrecci?n, y actualice la acci?n misericordiosa de Cristo con los enfermos, roguemos al Se?or.
? Para que Cristo resucitado, que dio su paz a los ap?stoles, conceda su paz enabundancia a todos los pueblos, roguemos al Se?or.
? Para que Cristo resucitado transforme los sufrimientos de los enfermos, de los moribundos y de todos los que sufren en aquella alegr?a que nunca nadie les podr? quitar, roguemos al Se?or.
? Por todos nosotros, especialmente por los j?venes, para que demos gracias a Dios por nuestra salud y seamos testigos de la misericordia de Cristo con los enfermos.
Se?or y Dios nuestro, que nos has redimido por Cristo, escucha nuestra oraci?n e inf?ndenos el Esp?ritu de la verdad, para que, llenos de su sabidur?a, sepamos dar? siempre raz?n de nuestra esperanza.
Sugerencias para la homil?a
1. Las lecturas del Domingo
? Hch 8, 5-8.14-17 Comienza la expansi?n del Evangelio fuera de Jerusal?n. El di?cono Felipe, hombre abierto y lleno del Esp?ritu, huyendo de la persecuci?n llega? a Samar?a y predica a Jesucristo con palabras y con signos, lo que provoca la fe y la alegr?a de todo el pueblo. Los ap?stoles se sienten responsables y, al mismo tiempo, preocupados por la marcha del cristianismo, y env?an a Pedro y Juan, quienes bendicen y ?confirman? la obra de Felipe con la fuerza del Esp?ritu. Los dos temas centrales del relato son la evangelizaci?n y el don de Dios, que es el Esp?ritu Santo y que significa plena comuni?n y solidaridad con la Iglesia del Nuevo Testamento.
? Sal 65 Canto de acci?n de gracias, con el que el pueblo alaba la bondad de Dios? que escucha su oraci?n y ofrece el perd?n, un Dios cuyo poder creador es admirado en la naturaleza a lo largo de la historia. El pueblo celebra al Se?or como fuente de vida fecunda y expresa su alabanza y reconocimiento.
? 1P 3,15-18 ?Dar raz?n de vuestra esperanza a todo el que os la pidiera?. Esta es la exhortaci?n que hace Pedro, testigo excepcional del Evangelio. Nos exhorta a vivir con esperanza, esperando a pesar de todo, para que nuestra vida sea la mejor denuncia ante un mundo cargado de ansiedad, que recapacita ante el testimonio con los que sufren y se ven marginados. Solo en la medida en que nuestra vida? est? comprometida en la construcci?n de un mundo que responda a la voluntad de Dios, da raz?n de su esperanza y hace crecer la esperanza de todos. Somos? responsables de la esperanza del mundo y ejerceremos esta responsabilidad con dulzura, respeto y el testimonio sereno de nuestra propia fe. Hay que dar raz?n de la esperanza que nace de la fe en Cristo muerto y resucitado.
? Jn 14,15-21 En el Evangelio Jes?s anuncia la promesa del Esp?ritu y recuerda a sus disc?pulos el gran mandamiento del amor. Vuelve al Padre, pero no los deja solos, permanecen su amor y sus mandamientos. Vivir en su amor les asegurar? que no se separar?n de Jes?s, sino que seguir?n unidos a ?l y viviendo en ?l, o ?l en ellos. La escena de hoy relaciona el Padre, el Hijo y el Esp?ritu Santo con los disc?pulos. Por la intervenci?n de Jes?s, el Padre enviar? a los disc?pulos el? Esp?ritu Santo. Esta vida es la nueva presencia de Jes?s. Cuando parece que todo acaba, se inicia una nueva relaci?n, una nueva vida basada en el servicio y en el amor; servir y amar gratuitamente, sin condiciones.
2. Pascua del Enfermo: ?Juventud y salud? (del Mensaje de los Obispos de la Comisi?n Episcopal de Pastoral)
La Campa?a del Enfermo nos ha invitado a reflexionar sobre los j?venes y la salud a la luz de la fe en Jesucristo, y a participar en la Sugerencias pastorales
? La Pascua del Enfermo es la celebraci?n gozosa y festiva que clausura la Campa?a del Enfermo.
? Durante la Campa?a, desde el 11 de Febrero, hemos intentado que nuestras comunidades aumenten su sensibilidad hacia los enfermos y todo lo concerniente? a la salud.
? La celebraci?n de la Pascua del Enfermo es un buen momento para movilizar a la comunidad parroquial y traer a la iglesia a todos los enfermos dentro de sus posibilidades.
? Cuando la situaci?n del enfermo no lo permita, ser?a la comunidad la que tendr?a que hacerse presente a trav?s del p?rroco, de los equipos de visitadores y, este a?o? se podr?a hacer una oferta a grupos de j?venes.
?C?mo se enfrentan hoy los j?venes a los acontecimientos fundamentales de la existencia,? es decir, a la salud y la enfermedad, a la vida y la muerte, al sufrimiento y la curaci?n?
La salud es uno de los bienes fundamentales del ser humano y constituye una de sus aspiraciones permanentes. Para los mismos j?venes la salud es algo muy importante en su vida. Pero junto a la alta valoraci?n de la salud, encontramos comportamientos y actitudes contradictorias. Ponemos nuestra salud en manos de los grandes avances de las ciencias m?dicas y quiz? nos sentimos menos responsables de nuestra salud.
La Iglesia ha de aportar aquello que le es m?s propio, es decir, ayudar a los j?venes de hoy a vivir su salud de manera sana y responsable; estar cerca de los j?venes que sufren y acompa?arles a afrontar esa realidad y a vivirla como posibilidad de crecimiento y de maduraci?n; reconocer y avivar la sensibilidad y solidaridad de los j?venes hacia las personas enfermas, con discapacidad, mayores o con dependencia. Cualquier ?poca de la vida, probablemente m?s a?n en la juventud, es importante tomar conciencia del valor y sentido de la salud. Jes?s es la salud y seguirle es una de las maneras m?s sanas y gratificantes de vivir.
Enfermedad, dolor y sufrimiento son experiencias personales, cargadas siempre de misterio, un misterio dif?cil de aceptar y de sobrellevar, dif?cil de expresar con palabras. Los j?venes sufren y enferman. Jes?s pas? por esta experiencia humana y nos ense?? c?mo debemos vivirlo personalmente. Las actitudes de Jes?s nos ayudan a vislumbrar desde la fe el sentido de la vida, tambi?n en medio del sufrimiento, y el valor redentor del amor. Pero, sobre todo, nos ense?an a descubrir que podemos buscar un para qu?.
Jes?s no pas? de largo ante los enfermos, se acerc? a ellos, se conmovi? ante su situaci?n, les dedic? una atenci?n preferente y los libr? de la soledad y abandono en que se encontraban reintegr?ndolos a la comunidad. Los j?venes disponen, por ello, de un enorme potencial interior para ayudar a los que sufren.
No es agradable o?r hablar del morir y la muerte y menos en una etapa donde lo que prima es la sensaci?n de vivir. Sin embargo, la muerte est? presente en los j?venes, y aunque de formas muy diversas, con frecuencia, la realidad de la vida les obliga a tener que encararla de frente. La muerte entonces impacta con fuerza, deja sin palabras, remueve por dentro, provoca reacciones, suscita preguntas e interrogantes, etc. La muerte forma parte de la vida.
Jes?s ama la vida, se conmueve ante la muerte y llora. A Jes?s no le deja indiferente la muerte. Mirar la muerte, a la luz de Jes?s, ayuda a vivir m?s plenamente la vida y avalorar y agradecer la vida como un don que se ha de vivir en actitud de agradecimiento y alabanza; ayuda a vivir las peque?as muertes de cada d?a y acompa?ar a quienes est?n experimentando la muerte en su propia carne y necesitan alguien que les tienda su mano y les consuele; ayuda a combatir lo que aqu? y ahora est? generando muerte: hambre, violencia, guerras, deterioro de la naturaleza, reparto injusto de recursos, etc.
A todos nos incumbe la tarea y la responsabilidad de cuidar y curar la vida en sus grandes acontecimientos y trasmitir formas sanas de vida. Como testigos de Cristo resucitado tenemos que vivir curando la vida y aliviando el sufrimiento.
Canciones para la celebraci?n
❖ Entrada: Cristo resucit?. Aleluya (CLN A 13); En medio de nosotros (2CLN, A6); Invoco al Dios alt?simo (CLN, 713).
❖ Salmo 65: El Se?or me libr? de todas mis ansias.
❖ Aleluya: 1CLN, E 2
❖ Preparaci?n de Ofrendas: Bendito seas, Se?or. (1CLN, H5); Ubi Caritas, o M?sica instrumental
❖ Santo 1CLN, I 5
❖ Comuni?n: Donde hay caridad y amor (1CLN, O 26); Peque?as aclaraciones
(CLN, 725); Fiesta del banquete (1CLN, O 23);
❖ Final: Regina coeli (gregoriano). Mar?a, madre del dolor (del disco ?Vive! De Kairoi); Canci?n del testigo (1CLN-404); Gracias, Se?or, por nuestra vida ?1CLN, 609); Una canci?n popular.
ORACI?N
Padre de bondad y misericordia, en la Cruz de tu Hijo has dado el mayor signo de amor y regalado la vida en plenitud.
El sufrimiento, cargado de misterio, es dif?cil de aceptar y sobrellevar.
Duele el dolor del inocente, nos cuestiona el sufrimiento del joven y su muerte, tronchando en flor,? proyectos y esperanzas.
Ay?danos, Se?or Jes?s, a contemplar la Cruz en la que bajaste a las profundidades del sufrimiento humano; en ella nos hiciste part?cipes de tu ?amor, para poder mirar con ojos de esperanza? los males que nos afligen.
All?, al pie de la cruz, Mar?a, desde el abismo de su dolor, acogi? la misi?n de ser madre de Cristo en todos sus miembros.
Que ella, estrella de la esperanza, nos ayude a verte y encontrarte? en el rostro del hermano que sufre, y, en el rostro del enfermo, sepamos ver
Lectio divina para el s?bado de la cuarta semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de? Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:???????????????Juan 14, 7‑14?
En aquel tiempo, dijo Jes?s a sus disc?pulos: ?Si me conoc?is a m?, conocer?is tambi?n a mi Padre. Ahora ya lo conoc?is y lo hab?is visto.?
Felipe le dice: ?Se?or, mu?stranos al Padre y nos basta.?
Jes?s le replica: ?Hace tanto que estoy con vosotros, ?y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mi ha visto al Padre. ?C?mo dices t?: "Mu?stranos al Padre"? ?No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en m??
Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en m?, hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en m?. Si no, creed a las obras.
Os lo aseguro: el que cree en m?, tambi?n ?l har? las obras que yo hago, y a?n mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pid?is en mi nombre, yo lo har?, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si me ped?s algo en mi nombre, yo lo har?.?
MEDITACI?N:????????????????Ya lo conoc?is?
??????????? Es un atrevimiento. Si tu vida no hubiese tenido la coherencia y la profundidad que manifestaste, habr?a que decir que son afirmaciones de un visionario. Te identificas con el Padre, con el mismo Dios, verte a ti es verle a ?l. Y eso, al mismo tiempo que un atrevimiento, es una maravilla.
??????????? Pod?amos tener hasta entonces una imagen de Dios con mil matices, que pasan de la c?lera a la mayor ternura. As? te vemos en el Testamento antiguo. Ahora en Jes?s te descubrimos en toda tu realidad, eres amor, eres misericordia, eres cercan?a, sensibilidad, lloras y r?es, eres vida, vida desbordante, luz, brisa, el aire que respiramos y que lo llena todo y lo fecunda todo.
??????????? Por eso el Padre act?a por ti y t? eres manifestaci?n del Padre. Pero, en tu locura de amor, todav?a vas m?s all?, porque esa realidad la podemos experimentar nosotros. Si eres uno con ?l te quieres hacer uno con nosotros, para que nosotros nos podamos convertir es expresi?n, en manifestaci?n de ti, con obras incluso mayores. Gracias por esta locura de amor. Gracias por acercarme a Dios, por acercarme a ti, por acercarme a m?, por acercarnos entre nosotros. Por romper barreras, por crear lazos con el cielo y en la tierra.?????
ORACI?N:?????????????En tu nombre?
??????????? Creo firmemente, Se?or, que me escuchas y me atiendes, aun cuando no experimente la respuesta, pero s? que mi oraci?n, la que brota de mi coraz?n en tu nombre, no cae en el vac?o.
??????????? Me desbordan tus ritmos, tu modo de responder, tu forma de hacer y de llevar la historia a su consumaci?n, pero s? que lo haces y quiero unirme a tu plan de amor en tu nombre.
??????????? En tu nombre, Se?or, me aferro a ti, de modo especial en mis momentos m?s confusos, y en ellos siempre me manifiestas tu paz. Gracias, Se?or.?????????
CONTEMPLACI?N:??????????????????En m?
Misterio de amor
que me desborda
en mi realidad limitada
que en ocasiones quiero abarcar
en mi finitud.
Misterio de amor
que en tu infinitud
te adentras en m?
hasta inundarme
con la inmensidad inconmensurable
de tu paz.
Vac?ame y ll?name,
de ti.
DOMINGO 5 DE PASCUA / A
22 de mayo de 2011
?
Que Jes?s, camino, verdad y vida plena, est? con todos vosotros.
- Con esp?ritu de acci?n de gracias, nos reunimos aqu? en la iglesia, convocados por Jes?s resucitado. Nosotros creemos en ?l, porque en ?l encontramos fuerza y vida. ?l va delante de nosotros y nos muestra un camino de felicidad.
-?En este tiempo de Pascua, celebramos que su camino, que lo llev? hasta morir en una cruz, es el camino de la resurrecci?n, el camino de la vida definitiva. Por eso nos reunimos aqu?, por eso venimos a escuchar su palabra y a recibirle como alimento de vida eterna.
Aspersi?n: Con la alegr?a de ser seguidores de Jesucristo, recordemos ahora nuestro bautismo, que nos hizo hijos de Dios y nos llen? de su Esp?ritu.
Aspersi?n por toda la Iglesia con un canto bautismal o con nuevas estrofas del canto de entrada. Misal, p?g. 1.096.
Que Dios todopoderoso nos purifique del pecado y, por la celebraci?n de esta Eucarist?a, nos haga dignos de participar del banquete de su Reino. Am?n.??
1. lectura (Hechos 6,7-7): Escuchemos ahora una historia de los primeros tiempos de la Iglesia. Hubo un problema dentro de la comunidad, y los ap?stoles intentaron resolverlo de manera que todas las partes fuesen escuchadas y tenidas en cuenta. Porque es as? como crece la Iglesia.
2. lectura (7 Pedro 2,4-9): San Pedro nos hablar? ahora de este pueblo que formamos los creyentes en Jesucristo, y de la gran dignidad que Dios nos da.
Oraci?n universal: A Jes?s resucitado, vida y esperanza de la humanidad entera, or?mosle diciendo: JES?S RESUCITADO, ESC?CHANOS.
En los lugares en que no hay elecciones auton?micas, en la plegaria 2, ser? conveniente tachar las palabras que est?n entre corchetes, para evitar errores. OREMOS:
Por los pastores de la Iglesia. Que vivan su misi?n con fe y esperanza, y ayuden a crear esp?ritu de paz y concordia en nuestra sociedad. OREMOS:
Por los que este domingo ser?n elegidos concejales de nuestro ayuntamiento [y diputados de nuestra comunidad aut?noma]. Que en todas sus actuaciones
busquen siempre servir al pueblo que los ha escogido. OREMOS:
Por las Iglesias de los pa?ses en los que es m?s dif?cil ser cristiano, y especialmente por los cristianos de China. Que Dios les d? su fortaleza para mantenerse fieles. OREMOS:
Por nosotros. Que encontremos en Jesucristo la luz para nuestro camino, y la alegr?a para nuestro coraz?n. OREMOS:
Escucha, Se?or Jesucristo, nuestras plegarias, y danos tu Esp?ritu Santo. T? que vives y reinas ... '
Padrenuestro: Unidos a Jesucristo resucitado, como hijos e hijas de Dios, nos atrevemos a decir:
Gesto de paz: En el Esp?ritu de Cristo resucitado, daos fratermalmente la paz.
Bendici?n solemne del tiempo de Pascua, p?g. 563.
CPL
Homil?a del cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, en la Vigilia Pascual (23 de abril de 2011). (AICA)
Amanec?a el domingo cuando estas mujeres que amaban tanto a Jes?s fueron a visitar el sepulcro. Ese sepulcro frente al cual hab?an estado sentadas (cfr. Mt. 27: 61) el viernes anterior y contemplaron la sepultura del Se?or; ese sepulcro del cual se alejaron porque comenzaba el descanso sab?tico prescripto por la Ley (cfr. Ju. 19: 42). Ese sepulcro clausurado por aquella piedra que Jos? de Arimatea hizo rodar y a la cual la inquietud de una mala conciencia mand? asegurar y sellar (Mt. 27:66). Esa piedra clausuraba definitivamente las expectativas de salvaci?n que hab?an creado la vida y la predicaci?n de Jes?s. Esa piedra, asegurada, sellada y custodiada por los guardias constitu?a un ?ment?s? a tantas promesas. Esa piedra proclamaba un fracaso contundente y esas debilitadas mujeres caminaban, tristes hacia ese monumento al fracaso.
Y luego Dios dice ?Basta!, viene el terremoto y el ?ngel del Se?or con la fuerza relampagueante de una verdad nueva hace rodar la piedra en sentido inverso; se abre ese sepulcro ya vac?o. Y le dice el ?ngel a las mujeres: ?no est? aqu? porque ha resucitado como lo hab?a dicho?? entonces ellas recordaron, recordaron aquella chispita de esperanza a la que no le hab?an dado lugar en el coraz?n. De aqu? en m?s, los seguidores de Jes?s sabemos que m?s all? de un sepulcro siempre hay esperanza. Lo que no pudo la piedra de nuestra autosuficiencia lo sembr? el poder de Dios en la carne escarnecida y renovada de su Hijo Jes?s. Hab?an querido ?asegurar? la muerte y ?sin saberlo ni creerlo- aseguraron la vida a toda la humanidad.
Se dan distintos sentimientos ante esta piedra removida hacia atr?s. Los guardias tiemblan de espanto y quedan ?paralizados, como muertos?. Las mujeres est?n aterrorizadas pero el anuncio del ?ngel las llena de alegr?a y ?se alejan r?pidamente del sepulcro?. A los guardias los paraliza su adhesi?n a la muerte; a ellas el anuncio de vida le colma la esperanza y les regala la alegr?a, esa alegr?a que las impele a salir corriendo para dar la noticia. La muerte paraliza, la vida impulsa a comunicarla.
Ellas son portadoras de una noticia: Jes?s no hab?a mentido, estaba vivo y lo hab?an visto. Los guardias, petrificados en su estrechez existencial, solo atinan andar el camino hacia la protecci?n fugaz y coyuntural de la coima. As? contin?a el texto b?blico: ?Mientras ellas se alejaban, algunos guardias fueron a la ciudad para contar a los sumos sacerdotes todo lo que hab?a sucedido. Estos se reunieron con los ancianos y, de com?n acuerdo, dieron a los soldados una gran cantidad de dinero, con esta consigna: Digan as?: sus disc?pulos vinieron durante la noche y robaron el cuerpo mientras dorm?amos. Si el asunto llega a o?dos del gobernador, nosotros nos encargaremos de apaciguarlo y de evitarles a Ustedes cualquier contratiempo. Ellos recibieron el dinero y cumplieron la consigna (Mt: 28: 11-15).
Contemplando los sentimientos opuestos que ten?an las mujeres y los guardias, nos cabe la pregunta sobre nosotros, que estamos hoy aqu? celebrando la Vida nueva, la que Jes?s Resucitado nos ofrece y regala. ?Qu? nos atrae m?s: la seguridad clausurada del sepulcro o esa alegre inseguridad del anuncio? ?D?nde est? nuestro coraz?n: en la certeza que nos ofrecen las cosas muertas, sin futuro, o en esa alegr?a en esperanza de quien es portador de una noticia de vida? ?Corremos en pos de la Vida con la promesa de hallarla? en esa Galilea del encuentro o preferimos la coima existencial que nos asegura cualquier piedra que clausura y anula nuestro coraz?n? ?Prefiero la tristeza o un simple contento paralizante, o me animo a transitar la alegr?a, ese camino de alegr?a que nace del convencimiento de que mi Redentor vive?
Mois?s, antes de morir, reuni? al pueblo y les dijo: ?Hoy pongo delante de ti la vida y la felicidad (o) la muerte y la desdicha? (Deut. 30:15). Hoy tambi?n, en esta celebraci?n lit?rgica junto a Jes?s Resucitado realmente presente en el altar, la Iglesia nos propone algo similar: o creemos en la contundencia del sepulcro clausurado por la piedra, la adoptamos como forma de vida y alimentamos nuestro coraz?n con la tristeza, o nos animamos a recibir el anuncio del ?ngel: ?No est? aqu?, ha resucitado? y asumimos la alegr?a, esa ?dulce y confortadora alegr?a de evangelizar? que nos abre el camino a proclamar que ?l est? vivo y nos espera, en todo momento, en la Galilea del encuentro con cada uno.
Que el Esp?ritu Santo nos ense?e y ayude a elegir bien.?
Card. Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires
Buenos Aires, 23 de abril de 2011?
ZENIT??Publica el art?culo que ha escrito monse?or Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Crist?bal de Las Casas, con el t?tulo "Qui?n es Jes?s para ti?".
?Qui?n es Jes?s para ti?
VER
Son m?ltiples las actitudes ante Jes?s en esta Semana Santa. Muchos se acercan m?s a ?l y a su Iglesia. Nuestros templos rebosan de fieles. Largas filas se forman para recibir el perd?n de sus pecados en el sacramento de la reconciliaci?n. En las parroquias de nuestra ciudad, obispos y sacerdotes organizamos ocho tardes para confesar, y en algunas estamos de ocho a diez confesores, tardamos cuatro y cinco horas para terminar, y la gente espera con paciencia su momento. Grupos de j?venes y familias se desplazan a otros lugares como misioneros. Otros buscan lugares de soledad para reflexionar y orar. Grandes muchedumbres siguen las celebraciones tradicionales como v?a crucis, visitas a las "siete casas o iglesias", rosarios, siete palabras, procesiones, etc.
Constatamos, por lo contrario, que para otros muchos estos d?as son s?lo motivo de vacacionar, de alejarse m?s de Dios, de pecar a?n m?s. Algunos no quieren ni siquiera llamarle "Semana Santa", sino semana mayor. Un grupo de ateos en Espa?a se empe?a en organizar una contra-semana santa, para burlarse de nuestra fe.
Para ti y para m?, ?qui?n es Jes?s? ?Qu? significa en nuestra vida? ?S?lo una tradici?n, una costumbre, una escenificaci?n teatral, una ceremonia?
JUZGAR
Jes?s le ha dado sentido pleno a mi vida. No s? qu? ser?a de mi existencia sin El, si no lo hubiera conocido, si no me hubiera atra?do y seducido, si no me convenciera plenamente su vida y su palabra. El es todo para m?. Es mi ?nico camino de vida. Es la luz que me ofrece criterios y actitudes muy definidos. Su estilo de vida me apasiona. Es quien me indica qu? hacer en los problemas y en las decisiones que debo tomar. Es quien me impulsa y alienta en mi vocaci?n, en mi decisi?n de desgastar mi vida para que otros la tengan en plenitud. Su presencia viva en la Eucarist?a, en su Palabra y en su Iglesia, es la que me sostiene en enfermedades, cruces y dolores, en las incomprensiones y persecuciones que no faltan. Esforzarme por seguir su ejemplo y su mandato de amar a todo ser humano como pr?jimo, de servirle en los que sufren, en particular en los pobres y en los que se sienten solos y desesperados, es lo que me hace profundamente feliz. Con El, por El y en El, vale la pena vivir, porque hay un plus: la vida eterna y definitiva cuando la presente termine. ?C?mo me angustia que otros no se apasionen por El!
El Papa Benedicto XVI, en continuidad con Juan Pablo II, ha dicho en varias ocasiones, y lo repite en su Exhortaci?n sobre la Palabra de Dios en la vida y misi?n de la Iglesia: ?Quien deja entrar a Cristo no pierde nada, nada -absolutamente nada- de lo que hace la vida libre, bella y grande. ?No! S?lo con esta amistad se abren las puertas de la vida. S?lo con esta amistad se abren realmente las grandes potencialidades de la condici?n humana... ?No teng?is miedo de Cristo! ?l no quita nada, y lo da todo. Quien se da a ?l, recibe el ciento por uno. S?, abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo, y encontrar?is la verdadera vida?.
Por ello, nos cuestiona: "Nosotros, ?qu? actitud asumimos ante Jes?s? En Cristo resplandece la novedad de la vida y la meta a la que estamos llamados. En El, fortalecidos por el Esp?ritu Santo, recibimos la fuerza para vencer el mal y obrar el bien. De hecho, la vida cristiana es una continua configuraci?n con Cristo, imagen del hombre nuevo, para alcanzar la plena comuni?n con Dios. El Se?or Jes?s es la luz del mundo, porque en El resplandece el conocimiento de la gloria de Dios que sigue revelando en la compleja trama de la historia cu?l es el sentido de la existencia humana. En el rito del Bautismo, la entrega de la vela, encendida en el gran cirio pascual, s?mbolo de Cristo resucitado, es un signo que ayuda a comprender lo que ocurre en el sacramento. Cuando nuestra vida se deja iluminar por el misterio de Cristo, experimenta la alegr?a de ser liberada de todo lo que amenaza su plena realizaci?n" (3-IV-2011).
ACTUAR
Que la Semana Santa sea ocasi?n de conocer m?s a Jes?s, de estar m?s cerca de El, de escuchar su Palabra, de encontrarnos con El en la oraci?n y en la Eucarist?a, se servirlo en los pobres, de ayudarle con su cruz en los que sufren.
DEPARTAMENTO DE COMUNICACI?N
38201. La Laguna. Tenerife.
Tfno. 922-25 86 40 / Extensi?n 8
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Bolet?n 435?
LAS NOTICIAS AMPLIADAS PUEDEN VERLAS ENTRANDO EN NUESTRO BLOG. Textos, sonidos, e im?genes los tienen en: http://www.comunicacionobispadodetenerife.blogspot.com/?
En la tarde del mi?rcoles falleci? en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital San Juan de Dios el padre Fernando Lorente, capell?n de dicha Orden en Tenerife durante los ?ltimos 27 a?os. "Por encima de todo era un hombre de Dios, dedicado en cuerpo y alma a aliviar el dolor y el sufrimiento de los enfermos", se?al? el superior de la Orden, Jos? Ram?n P?rez, quien titul? su necrol?gica: ?vive para siempre un gigante de la hospitalidad?. El padre Lorente fue, para el Hermano Ram?n,? ?siempre muy humano, acogedor, constante, con un demostrado amor a la Orden Hospitalaria y a la Iglesia, ejemplar sacerdote, siempre dispuesto a lo que le ped?an?hombre, en definitiva, de Dios". EL Obispo presidi? la Misa exequial en la Concepci?n de La Laguna.
El pr?ximo d?a 5 de junio se celebrar? la Jornada Diocesana de las Familias, en el Seminario Diocesano, a partir de las 10:00 horas. El lema elegido para este a?o es: "FAMILIA, VIVE LA FE", en sinton?a con el Plan Diocesano de Pastoral.?
El Instituto Superior de Teolog?a junto con la Universidad de La Laguna, han organizado para el 6 de junio, en la sala de conferencias de Cajacanarias, una jornada que lleva por t?tulo ?Trabajo, econom?a y gesti?n familiar como factor anticrisis?. Diversos ponentes disertar?n sobre este tema en una mesa redonda moderada por el periodista, Mayer Trujillo.??
Por otro lado, el Instituto de Teolog?a de las Islas Canarias, ISTIC, Sede en Tenerife, ha iniciado su campa?a de oferta de formaci?n para el curso 2011-2012, que comenz? con "Formarse para ser Iglesia" y ahora contin?a con "No te quedes parado". El plan de estudios del ISTIC es extenso y abarca un gran elenco de profesiones y actividades. M?s informaci?n el 922252540 y en http://www.cettenerife.org/.?
El obispo se ha reunido con los vicarios, delegados diocesanos y arciprestes, a fin de dar un paso m?s en el proceso de elaboraci?n del venidero Plan Diocesano de Pastoral que tendr? como texto b?blico de referencia 1Jn 1-3: 'Les anunciamos lo que hemos visto y o?do'. Los participantes trabajaron sobre un borrador de l?neas de acci?n para los objetivos pastorales se?alados.??
El 19 de junio, a las 19:00 h, en el parque infantil de El Paso ser? ordenado presb?tero Jes?s Manuel Calero Perera. El mismo presidir? por vez primera la Eucarist?a al d?a siguiente, en el templo parroquial de Nuestra Se?ora de Bonanza, tambi?n en el Paso (La Palma).
Contin?a desarroll?ndose la Campa?a a favor de marcar la X en la Declaraci?n de la Renta de este a?o. Con tal motivo en las comunidades parroquiales se est? repartiendo un peri?dico sobre la vida y misi?n de la Iglesia.??
El Archivo Hist?rico Diocesano acoge hasta el 25 de junio la exposici?n ?Reverso?, una muestra que recoge piezas de 400 a?os de antig?edad despu?s de haber sufrido el devastador incendio del Palacio Episcopal el 23 de enero de 2006. Esta exposici?n se realiza con el objeto de que cualquier persona pueda adquirir una de las piezas expuestas. Son piezas para el recuerdo que, al mismo tiempo, pueden servir para el culto o como elemento de decoraci?n. Horario de exposici?n: Lunes-Viernes 10-13 h. y de 17-20 h.; S?bados 10-13 h.?
Hasta el 22 de abril de 2012 se va a celebrar un ?A?o Jubilar? concedido por el Papa Benedicto XVI al cumplirse el cuarto centenario de la fundaci?n del monasterio lagunero de Santa Catalina de Siena (1611-2011). El acto m?s cercano est? previsto para el 24 de mayo, a las 19:30 horas en el referido monasterio. Se trata de la conferencia que llevar? a cabo Jes?s P?rez, doctor en Historia del Arte, titulada ?La ciudad de Dios, arquitectura de los monasterios femeninos?.?
Dos mil a?os despu?s, muchas personas seguimos recordando su nombre y celebrando su memoria. El cristianismo no se explica sin su Se?or, sin aquel profeta nazareno en el que su gente encontr? la presencia de Dios. ?Qui?n fue aquel hombre y qu? credibilidad nos merece su mensaje? Esta es la pregunta fundamental del primer m?dulo de cultura religiosa cat?lica: ?El Se?or del Cristianismo? que est? llevando a cabo Radio Ecca. Para m?s informaci?n, se puede acceder a la p?gina web www.radioecca.net.?
El pr?ximo lunes volver? a celebrarse la Eucarist?a a las 7,30 de la ma?ana de lunes a viernes en la capilla de las Siervas de Mar?a de la capital tinerfe?a, tras su reapertura.??
M?s de 300 delegados de las C?ritas nacionales de todo el mundo se dar?n cita en Roma, entre el 22 y el 27 de mayo con motivo de la convocatoria de la 19? Asamblea General de Caritas Internationalis, en la que se celebrara el 60? aniversario de la fundaci?n de la Confederaci?n.?
El d?a 29 de mayo, se celebra en el Real Santuario Insular de Nuestra Se?ora de Las Nieves, en La Palma, la Fiesta de las Madres. La eucarist?a ser? a las 11:30 horas y estar? presidida por el p?rroco de Valle de San Lorenzo, Eduardo Rodr?guez. Dicha celebraci?n ser? retransmitida en directo por COPE La Palma.?
Por otro lado, este a?o se cumpli? el setenta y cinco aniversario de la instituci?n de esta fiesta a las madres en el municipio palmero de Bre?a Baja. Con tal motivo, se celebr? una eucarist?a solemne presidida por el vicario general, Antonio P?rez, el cual destac? el papel de las madres y su contribuci?n a la creaci?n continua. Adem?s, subray? el hecho de generar vida, educar para la vida y ayudar a vivir. Durante la misa se repartieron rojas rojas y blancas, recuerdo y memoria de las madres vivas y difuntas. Igualmente se rindi? homenaje a la madre m?s anciana del municipio y a la m?s joven.?
La vida sacerdotal que recoge la contraportada del Diario de Avisos de este martes es la de Paco Arteaga, nacido en Vallehermoso, La Gomera, en 1937, y ordenado sacerdote en 1962. Durante sus siete primeros a?os pastorales, pas? por varias parroquias: Coadjutor de la Cruz del Se?or, Hermigua, San Pedro Daute de Garachico, Los cristianos y Granadilla. Posteriormente, permaneci? en la Cruz del Se?or, desde donde realiz? otros servicios: Cursillos de Cristiandad, Consiliario Diocesano del Movimiento Junior y de Mujeres de Acci?n Cat?lica, Director de la Casa de Ejercicios, Delegado Episcopal de C?ritas (1987-2000), etc.?
Alejandro Abrante ha sido instituido Lector, en la ermita de San Vicente Di?cono y M?rtir, en Los Realejos. La Eucarist?a estuvo presidida por el obispo nivariense, Bernardo ?lvarez, que en su homil?a destac? que Jesucristo es la ?Puerta? por la que podemos entrar para llegar a Dios y, a la vez, es puerta de salida hacia los hermanos, hacia el mundo y la misi?n.??
Se ha desarrollado una nueva sesi?n de la formaci?n permanente para el clero en el Seminario Diocesano. En esta ocasi?n los encargados de guiar la jornada fueron el obispo, Bernardo ?lvarez que disert? sobre ?El arte de perdonar: Consejo para confesores? y Mauricio Gonz?lez que habl? de la direcci?n espiritual y la penitencia sacramental.??
El barrio de Duggi, en Santa Cruz de Tenerife, ha comenzado sus fiestas patronales en honor de Mar?a Auxiliadora con un triduo pascual que finaliza el viernes, 20 de mayo. Las eucarist?as se celebran a las 19:30 horas. El s?bado, 21 de mayo, a las 19:00 se conmemorar? el XI Aniversario de la Deicaci?n del Templo Parroquial.?
La S. D. Tenisca y C. D. Mensajero disputar?n un partido amistoso solidario a beneficio de C?ritas Diocesana, la organizaci?n humanitaria perteneciente a la Iglesia Cat?lica. Los dos equipos cl?sicos del f?tbol palmero, representantes de la capital palmera en el grupo canario de la Tercera Divisi?n, se enfrentar?n en el estadio Silvestre Carrillo el s?bado 21 de mayo a las 17:00 horas. Previamente, a las 15:00 horas, se enfrentar?n los equipos cadetes de ambos clubes. Parte de la recaudaci?n de ambos encuentros ser? destinada a la obra social de C?ritas.?
Por otro lado, C?ritas de la parroquia de la Encarnaci?n, tambi?n en la capital palmera, est? dando a conocer un proyecto para conseguir fondos para ayudar a la poblaci?n infantil de la ciudad boliviana de Beni, donde trabaja una Hija de la Caridad palmera, Carmen Nieves Mart?n P?rez.?
El viernes 20 de mayo a las 20:00 en la parroquia de La Vera (arciprestazgo de La Orotava) los j?venes de la zona tendr?n un encuentro para celebrar la Pascua del Se?or.?
Del 26 al 28 de mayo, se desarrollar?n las I Jornadas ?Mujeres en la religi?n?, en la parroquia Ntra. Sra. del Rosario de F?tima, Barrio Nuevo, en La Laguna. Las jornadas se inaugurar?n el jueves 26, a las 18:30 horas con la bienvenida y un cine forum.??
Lectio divina para el viernes de la cuarta semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:?????? ???????Juan 14, 1‑6?
En aquel tiempo, dijo Jes?s a sus disc?pulos: ?Que no tiemble vuestro coraz?n; creed en Dios y creed tambi?n en mi. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera as?, ?os habr?a dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volver? y os llevar? conmigo, para que donde estoy yo, est?is tambi?n vosotros. Y adonde yo voy, ya sab?is el camino.?
Tom?s le dice:?Se?or, no sabemos adonde vas, ?c?mo podemos saber el camino??
Jes?s le responde: ?Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mi.?
MEDITACI?N:????????????Os llevar? conmigo?
??????????? Me gustan todas tus afirmaciones en las que pones de manifiesto tu cercan?a, tu caminar con nosotros, tu deseo de estar con nosotros y nosotros contigo. Me gusta porque me pone en relaci?n con algo vivo, con alguien que ha apostado por el amor y, eso, me da la garant?a, que all? donde nos lleves contigo ser? para experimentar plenamente la fuerza, la verdad, la vida en el amor.
??????????? Al mismo tiempo no es una afirmaci?n que me coloca de un salto en el m?s all?, aunque me abre el horizonte de mi sentido, de esa plenitud que, desde lo m?s ?ntimo de m?, anhelo. Esa afirmaci?n me coloca en el ahora. Y en este ahora de mi vida t? est?s, caminas conmigo, me acompa?as, me impulsas, me estimulas. Eres mi compa?ero de camino, de mi camino comenzado aqu? con anhelos de eternidad.
??????????? Y tambi?n quiero entender que, en este mi caminar, donde a veces me es f?cil perderme, t? me gu?as, porque t? s? conoces el sendero, sus espacios de reposo y sus peligros, y as? puedo hacerlo fiado de ti.
ORACI?N:????????????Ven conmigo?
??????????? No me atrever?a a hacer la petici?n si t? no me la hubieses adelantado. Se?or, ven conmigo en la andadura de mi vida, gu?ame a casa.
??????????? Se?or, ven conmigo. D?jame sentirte especialmente en los momentos de oscuridad. Que la certeza de que est?s ah? sea siempre mi fuerza.
??????????? Ven conmigo, Se?or, para que sepa poner en juego lo mejor de m?, para que contigo pueda aportar espacios de paz, de ternura, de acogida, de amor.
CONTEMPLACI?N:???????????????Contigo?
Desbordas los l?mites
de mi comprensi?n
y de mis sentidos,
y en medio de mi
aparente soledad
tu palabra me ofrece
tu presencia cercana,
y sin saber c?mo
me llevas con paso firme,
contigo, de vuelta a casa.
ZENIT? nos ofrece el Mensaje 2011 del Jueves Santo del cardenal Mauro Piacenza, prefecto de la Congregaci?n para el Clero, a todos los sacerdotes del mundo.
Es para m? un motivo de gran alegr?a dirigirme a los sacerdotes en el d?a del Jueves Santo. D?a maravilloso, en el que, por el dise?o imprescindible de la divina Providencia, nuestro Se?or instituy? conjuntamente el Sacramento del Santo Sacerdocio y el de la Sant?sima Eucarist?a. Esta instituci?n conjunta postula su absoluta indisolubilidad: donde est? el Sacerdocio cat?lico, all? est? la Eucarist?a, y donde est? la Eucarist?a, celebrada y adorada, florecen las Vocaciones al Sacerdocio.
Eucarist?a y Sacerdocio, despu?s, unidos, generan la Iglesia, en la que y por la que, a su vez, son celebrados en esta misteriosa y radical reciprocidad, que convierte el Cuerpo -la Iglesia- inseparable de sus gestos, los Sacramentos.
Introduzc?monos en el Gran Misterio del Jueves Santo, poniendo el coraz?n en la escucha de aquel suave mandamiento del Se?or: ?Haced esto en memoria m?a?. Desde hace dos mil a?os, toda la Iglesia, y en ella particularmente los sacerdotes, acoge el mandato del Se?or, reconociendo en ?l la descripci?n continua de la propia historia y sobre todo, de la identidad propia.
La Iglesia es el ?haced esto en memoria de ?l?, la Iglesia se identifica con la obediencia al mandato del Se?or y con la celebraci?n de la Eucarist?a, que ella ve nacer en su seno y de la cual, sin embargo, depende totalmente.
La santidad y la centralidad del Misterio Eucar?stico vuelven ahora m?s estridentes las palabras evang?licas en las que, en el mismo momento en el que Jes?s realizaba la ?ltima Cena con Sus disc?pulos, se habla de una traici?n; de la traici?n m?s grande de la historia: ?la de Judas!, ?M?s le valiese no haber nacido?.
La traici?n se consuma por un dram?tico error de valoraci?n, en el que se manifiesta la total incomprensi?n, por parte del traidor, de la identidad y de la verdad del Se?or: ??Qu? est?is dispuestos a darme, si os lo entrego??. Esta pregunta se repite todav?a hoy en toda traici?n al Se?or, en todo gesto de los hombres, que cambian a Dios con lo que no es Dios; ?en toda profanaci?n, falta de respeto y banalizaci?n de la Sant?sima Eucarist?a!: ??Qu? est?is dispuestos a darme, si os lo entrego??.
Cada vez que la Eucarist?a no es tomada en su justa consideraci?n, Que no se le da su lugar en la Iglesia, es decir el principal, cada vez que la adoraci?n debida a la Eucarist?a no se da, o que no son introducidos y educados los fieles, podemos ver como se pronuncian de nuevo, las palabras del traidor: ??Qu? est?is dispuestos a darme, si os lo entrego??.
Si la traici?n es siempre un acto personal, del que responde personalmente quien lo realiza, nos deja consternados cuando leemos el Evangelio seg?n san Mateo que narra como los Doce ?profundamente entristecidos, se pusieron a preguntarle uno detr?s de otro: '?soy yo acaso, Se?or?'?.
Frente a la profec?a segura del Maestro: ?Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar?, ninguno de los Doce se siente seguro, pero -afirma el texto- ?se pusieron a preguntarle uno detr?s de otro?.
La verdadera fe no puede ser separada de la humildad aut?ntica y profunda. Cuanto m?s profunda es la humildad m?s consciente es de que cualquier atisbo de fidelidad a Dios nace de Su gracia y est? alimentada, sostenida y nutrida, imprescindiblemente por la Sant?sima Eucarist?a.
El disc?pulo, tambi?n el llamado a la tremenda y sublime responsabilidad del Sacerdocio, es decir de consagrar el Cuerpo y la Sangre del Se?or y de absolver a los hermanos de sus pecados, se reconoce continuamente necesitado de la Misericordia del Se?or y del apoyo imprescindible de Su gracia. El disc?pulo, por esto, est? llamado a renovar continuamente el propio ?s?, a sentirse parte de este Cuerpo, la Iglesia, que desde hace dos mil a?os realiza los gesto de su Cabeza, Cristo y, en ellos y a trav?s de ellos, ofrece a la humanidad la Salvaci?n que ?l ha ganado.
La oraci?n por la santificaci?n de los Sacerdotes es muy ?til y necesaria en todas las ?pocas de la Iglesia, porque a ellos esta misteriosamente confiada la memoria y la presencia del Resucitado a trav?s del Memorial del Sant?simo Sacrificio de la Misa. La conciencia de esta alt?sima Vocaci?n hace profundamente agradecido al Pueblo santo de Dios; agradecido por el don de los Sacerdotes, agradecido por el don de la Eucarist?a, Presencia del Resucitado en medio de Su Pueblo, y agradecido por el don de las Vocaciones sacerdotales, por el ?s? libre y exultante de todos los que acogen la Llamada divina.
La profunda unidad entre memoria y presencia constituye el presupuesto teol?gico imprescindible de la adoraci?n eucar?stica. Aunque parecen totalmente superadas las pol?micas de las pasadas d?cadas que quer?an la prevalencia de la celebraci?n sobre la adoraci?n, sin embargo, hay todav?a mucho por recorrer para dar el paso posterior, fundamental paso que nuestra fe y las circunstancias nos exige.
No es suficiente la recuperaci?n de la adoraci?n junto a la celebraci?n de la Eucarist?a -que tambi?n es una cosa apropiada y recomendable-, pero es necesario que para todos, sean sacerdotes, sean fieles laicos, la misma celebraci?n Eucar?stica se convierta en adoraci?n.
En el respeto de la distinci?n del momento de la celebraci?n del de la adoraci?n -que tambi?n a nivel lit?rgico son regulados por diferentes textos-, parece evidente, como ?nico modo para evitar que la adoraci?n eucar?stica se reduzca a momentos de espiritualidad subjetiva, expuestos a las derivas sentimentales posibles, que la misma celebraci?n Eucar?stica comunitaria, es decir de la Iglesia, se comprenda y se viva como culto de adoraci?n a Dios.
Por lo dem?s, bien lo sabemos, la celebraci?n Eucar?stica es el culto perfecto, porque en Ella, Cristo mismo alaba al Padre, y el Sacerdote, que act?a en la Persona de Cristo Cabeza, es atra?do a este acto de alabanza te?ndrico, que abraza, en virtud de la communio sanctorum bautismal, a todo el pueblo de Dios.
Celebrar y adorar la Eucarist?a no son dos modos distintos de vivir el ?culto eucar?stico?, pero deben, de un modo progresivo y aut?ntico, coincidir tendencialmente. ?Se celebra la Eucarist?a, ador?ndola, y se la adora celebr?ndola!
Alejando, de este modo, de la misma celebraci?n o adoraci?n, cada actitud que pueda ser s?lo antropoc?ntrica: que pone el hombre al centro, en el lugar de Dios.
Tal precioso camino de unidad teol?gica y espiritualidad, entre celebraci?n y adoraci?n de la Sant?sima Eucarist?a, exige la multiplicaci?n, como florecimiento, en todo lugar, de verdaderos y propios ?Cen?culos de Oraci?n?, en los que son reeducados por Cristo mismo en la relaci?n con ?l y tambi?n en la escucha de Su palabra y de Su voluntad y sobre todo cuando esta no exige seguilo en la radicalidad de la apostolica vivendi forma, en la forma de vivir de los Ap?stoles.
Entramos as? en el Templo m?s santo de todo el A?o Lit?rgico, agradeciendo a la Santa Medre Iglesia, que en su tierna y eficaz pedagog?a, nos conduce todos los a?os a revivir los Misterios de nuestra fe. Misterios que, en toda celebraci?n Eucar?stica, se renuevan, representados al Pueblo como una aut?ntica y ?nica v?a de Salvaci?n. Sent?monos en la mesa con Jes?s en el Jueves Santo y adoramos su Divina Presencia; subamos con ?l al Calvario, uni?ndonos a la perfecci?n de Su ofrenda, imitando la disponibilidad al sacrificio vivido por ?l: ?Ofrec? mi espalda a los que golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retir? mi rostro cuando me ultrajaban y escup?an?, (Is 50,5), esperemos con la fe de Mar?a, en el silencio del S?bado Santo y, con Mar?a, exultemos, el Domingo en la alegr?a del Resucitado, ?que ha derrotado para siempre a la muerte y al pecado!
Del mismo evento de la Resurrecci?n, de la superaci?n de los l?mites espacio-temporales del Verbo encarnado, depende la posibilidad misma de su Presencia real en la Eucarist?a: El que est? presente en la Sant?sima Eucarist?a, celebrada y adorada, ?es exactamente el Resucitado!. No s?lo el Verbo encarnado, sino el Verbo encarnado y Resucitado.
Celebrando y adorando la Eucarist?a, entonces, ?nosotros celebramos y adoramos al Resucitado!Podemos decir, con los ojos de la fe, que vemos a Cristo Resucitado, y que ?l nos atrae a S?, hasta hacernos part?cipes de la intimidad de su Vida divina trinitaria, a trav?s de la Santa Comuni?n.
Imploremos a la Divina Misericordia que, en nuestra humilde vida, nada, nunca, por ninguna raz?n, pueda ser comparado con la grandeza y la sublimidad de la Eucarist?a, y pedimos a la Beata Virgen Mar?a, que acogi? en su Seno al Verbo hecho carne y que, como sugiere la tradici?n oriental fue la primera en ver a Cristo Resucitado, que nos sostenga y nos acompa?e para que nuestra existencia terrena sea toda eucar?stica y cristificada; a?n m?s, ?cristificada porque es eucar?stica y eucar?stica porque es cristificada!
[Traducci?n del italiano por Carmen ?lvarez]
ZENIT???nos ofrece a continuaci?n la catequesis que el Papa Benedicto XVI pronunci?el mi?rcoles 20 de Abril de 2011?ante los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, sobre el significado del Santo Triduo Pascual.
Queridos hermanos y hermanas,
hemos llegado ya al coraz?n de la Semana Santa, cumplimiento del camino cuaresmal. Ma?ana entraremos en el Triduo Pascual, los tres d?as santos en que la Iglesia conmemora el misterio de la pasi?n, muerte y resurrecci?n de Jes?s. El Hijo de Dios, despu?s de haberse hecho hombre en obediencia al Padre, llegando a ser del todo igual a nosotros, excepto en el pecado (cfr Hb 4,15), acept? cumplir hasta el final su voluntad, afrontar por amor a nosotros la pasi?n y la cruz, para hacernos part?cipes de su resurrecci?n, para que en ?l y por ?l podamos vivir para siempre, en el consuelo y en la paz. Os exhorto por tanto a acoger este misterio de salvaci?n, a participar intensamente en el Triduo pascual, culmen de todo el a?o lit?rgico y momento de gracia particular para cada cristiano; os invito a buscar en estos d?as el recogimiento y la oraci?n, para poder acceder m?s profundamente a esta fuente de gracia. A prop?sito de esto, ante las inminentes festividades, cada cristiano es invitado a celebrar el sacramento de la Reconciliaci?n, momento de especial adhesi?n a la muerte y resurrecci?n de Cristo, para poder participar con mayor fruto en la Santa Pascua.
El Jueves Santo es el d?a en el que se hace memoria de la instituci?n de la Eucarist?a y del Sacerdocio ministerial. Por la ma?ana, cada comunidad diocesana, reunida en la iglesia catedral en torno al obispo, celebra la Misa crismal, en la que se bendicen el sacro Crisma, el ?leo de los catec?menos y el ?leo de los enfermos. A partir del Triduo pascual y durante todo el a?o lit?rgico, estos ?leos ser?n utilizados para los Sacramentos del Bautismo, de la Confirmaci?n, de las Ordenaciones sacerdotal y episcopal y de la Unci?n de Enfermos; en esto se pone de manifiesto c?mo la salvaci?n, transmitida por los signos sacramentales, brota precisamente del Misterio pascual de Cristo; de hecho, somos redimidos con su muerte y resurrecci?n y, mediante los Sacramentos, acudimos a esa misma fuente salv?fica. Durante la Misa crismal, ma?ana, tiene lugar la renovaci?n de las promesas sacerdotales. En todo el mundo, cada sacerdote renueva los compromisos que asumi? el d?a de la Ordenaci?n, para ser totalmente consagrado a Cristo en el ejercicio del sagrado ministerio al servicio de los hermanos. Acompa?emos a nuestros sacerdotes con nuestra oraci?n.
En la tarde del Jueves Santo comienza efectivamente el Triduo Pascual, con la memoria de la ?ltima Cena, en la que Jes?s instituy? el Memorial de su Pascua, dando cumplimiento al rito pascual jud?o. Seg?n la tradici?n, toda familia jud?a, reunida a la mesa en la fiesta de Pascua, come el cordero asado, haciendo memoria de la liberaci?n de los Israelitas de la esclavitud de Egipto; as? en el cen?culo, consciente de su muerte inminente, Jes?s, verdadero Cordero pascual, se ofrece a si mismo por nuestra salvaci?n (cfr 1Cor 5,7). Pronunciando la bendici?n sobre el pan y el vino, ?l anticipa el sacrificio de la cruz y manifiesta la intenci?n de perpetuar su presencia en medio de los disc?pulos: bajo las especies del pan y del vino, ?l se hace presente de modo real con su cuerpo entregado y con su sangre derramada. Durante la ?ltima Cena, los Ap?stoles son constituidos ministros de este Sacramento de salvaci?n; a ellos Jes?s les lava los pies (cfr Jn 13,1-25), invit?ndoles a amarse unos a otros como ?l les am?, dando la vida por ellos. Repitiendo este gesto en la Liturgia, tambi?n nosotros somos llamados a dar testimonio con los hechos de nuestro Redentor.
El Jueves Santo, finalmente, se cierra con la Adoraci?n eucar?stica, en recuerdo de la agon?a del Se?or en el huerto del Getseman?. Dejando el cen?culo, ?l se retir? a rezar, solo, en presencia del Padre. En ese momento de comuni?n profunda, los Evangelios narran que Jes?s experiment? una gran angustia, un sufrimiento tal que le hizo sudar sangre (cfr Mt 26,38). Consciente de su inminente muerte en la cruz, ?l siente una gran angustia y la cercan?a de la muerte. En esta situaci?n aparece tambi?n un elemento de gran importancia para toda la Iglesia. Jes?s dice a los suyos: quedaos aqu? y vigilad; y este llamamiento a la vigilancia se refiere de modo preciso a este momento de angustia, de amenaza, en el que llegar? el traidor, pero concierne a toda la historia de la Iglesia. Es un mensaje permanente para todos los tiempos, porque la somnolencia de los disc?pulos no era solo el problema de aquel momento, sino que es el problema de toda la historia. La cuesti?n es en qu? consiste esta somnolencia, en qu? consistir?a la vigilancia a la que el Se?or nos invita. Dir?a que la somnolencia de los disc?pulos a lo largo de la historia es una cierta insensibilidad del alma hacia el poder del mal, una insensibilidad hacia todo el mal del mundo. Nosotros no queremos dejarnos turbar demasiado por estas cosas, queremos olvidarlas: pensamos que quiz?s no ser? tan grave, y olvidamos. Y no es s?lo la insensibilidad hacia el mal, mientras deber?amos velar para hacer el bien, para luchar por la fuerza del bien. Es insensibilidad hacia Dios: esta es nuestra verdadera somnolencia; esta insensibilidad hacia la presencia de Dios que nos hace insensibles tambi?n hacia el mal. No escuchamos a Dios ? nos molestar?a ? y as? no escuchamos, naturalmente, tampoco la fuerza del mal, y nos quedamos en el camino de nuestra comodidad. La adoraci?n nocturna del Jueves Santo, el estar vigilantes con el Se?or, deber?a ser precisamente el momento de hacernos reflexionar sobre la somnolencia de los disc?pulos, de los defensores de Jes?s, de los ap?stoles, de nosotros, que no vemos, no queremos ver toda la fuerza del mal, y que no queremos entrar en su pasi?n por el bien, por la presencia de Dios en el mundo, por el amor al pr?jimo y a Dios.
Despu?s, el Se?or empieza a rezar. Los tres ap?stoles ? Pedro, Santiago, Juan ? duermen, pero alguna vez se despiertan y escuchan el estribillo de esta oraci?n del Se?or: ?No se haga mi voluntad, sino la tuya". ?qu? es esta voluntad m?a, qu? es esta voluntad tuya, de la que habla el Se?or? Mi voluntad es que ?no deber?a morir?, que se le ahorre este c?liz del sufrimiento: es la voluntad humana, de la naturaleza humana, y Cristo siente, con toda la consciencia de su ser, la vida, el abismo de la muerte, el terror de la nada, esta amenaza del sufrimiento. Y ?l m?s que nosotros, que tenemos esta aversi?n natural contra la muerte, este miedo natural a la muerte, a?n m?s que nosotros, siente el abismo del mal. Siente, con la muerte, tambi?n todo el sufrimiento de la humanidad. Siente que todo esto es el c?liz que tiene que beber, que debe hacerse beber a s? mismo, aceptar el mal del mundo, todo lo que es terrible, la aversi?n contra Dios, todo el pecado. Y podemos comprender que Jes?s, con su alma humana, estuviese aterrorizado ante esta realidad, que percibe en toda su crueldad: mi voluntad ser?a no beber el c?liz, pero mi voluntad est? subordinada a tu voluntad, a la voluntad de Dios, a la voluntad del Padre, que es tambi?n la verdadera voluntad del Hijo. Y as? Jes?s transforma, en esta oraci?n, la aversi?n natural, la aversi?n contra el c?liz, contra su misi?n de morir por nosotros. Transforma esta voluntad natural suya en voluntad de Dios, en un ?s? a la voluntad de Dios. El hombre de por s? est? tentado de oponerse a la voluntad de Dios, de tener la intenci?n de seguir su propia voluntad, de sentirse libre s?lo si es aut?nomo; opone su propia autonom?a contra la heteronom?a de seguir la voluntad de Dios. Este es todo el drama de la humanidad. Pero en verdad esta autonom?a es err?nea y este entrar en la voluntad de Dios no es una oposici?n a uno mismo, no es una esclavitud que violenta mi voluntad, sino que es entrar en la verdad y en el amor, en el bien. Y Jes?s atrae nuestra voluntad, que se opone a la voluntad de Dios, que busca la autonom?a, atrae esta voluntad nuestra a lo alto, hacia la voluntad de Dios. Este es el drama de nuestra redenci?n, que Jes?s atrae a lo alto nuestra voluntad, toda nuestra aversi?n contra la voluntad de Dios y nuestra aversi?n contra la muerte y el pecado, y la une con la voluntad del Padre: "No se haga mi voluntad sino la tuya?. En esta transformaci?n del "no" en "s?", en esta inserci?n de la voluntad de la criatura en la voluntad del Padre, ?l transforma la humanidad y nos redime. Y nos invita a entrar en este movimiento suyo: salir de nuestro "no" y entrar en el "s?" del Hijo. Mi voluntad existe, pero la decisiva es la voluntad del Padre, porque ?sta es la verdad y el amor.
Un ulterior elemento de esta oraci?n me parece importante. Los tres testigos han conservado ? como aparece en la Sagrada Escritura ? la palabra hebrea o aramea con la que el Se?or habl? al Padre, le llam?: "Abb?", padre. Pero esta f?rmula, "Abb?", es una forma familiar del t?rmino padre, una forma que se usa s?lo en la familia, que nunca se ha usado hacia Dios. Aqu? vemos en la intimidad de Jes?s c?mo habla en familia, habla verdaderamente como Hijo con su Padre. Vemos el misterio trinitario: el Hijo que habla con el Padre y redime a la humanidad.
Una observaci?n m?s. La Carta a los Hebreos nos dio una profunda interpretaci?n de esta oraci?n del Se?or, de este drama del Getseman?. Dice: estas l?grimas de Jes?s, esta oraci?n, estos gritos de Jes?s, esta angustia, todo esto no es sencillamente una concesi?n a la debilidad de la carne, como podr?a decirse. Precisamente as? realiza la tarea del Sumo Sacerdote, porque el Sumo Sacerdote debe llevar al ser humano, con todos sus problemas y sufrimientos, a la altura de Dios. Y la Carta a los Hebreos dice: con todos estos gritos, l?grimas, sufrimientos, oraciones, el Se?or llev? nuestra realidad a Dios (cfr Eb5,7ss). Y usa esta palabra griega "prosferein", que es el t?rmino t?cnico para lo que el Sumo Sacerdote tiene que hacer para ofrecer, para elevar a lo alto sus manos.
Precisamente en este drama del Getseman?, donde parece que la fuerza de Dios ya no est? presente, Jes?s realiza la funci?n del Sumo Sacerdote. Y dice adem?s que en este acto de obediencia, es decir, de conformaci?n de la voluntad natural humana a la voluntad de Dios, se perfecciona como sacerdote. Y usa de nuevo la palabra t?cnica para ordenar sacerdote. Precisamente as? se convierte en el Sumo Sacerdote de la humanidad y abre as? el cielo y la puerta a la resurrecci?n.
Si reflexionamos en este drama del Getseman?, podemos tambi?n ver el gran contraste entre Jes?s, con su angustia, con su sufrimiento, en comparaci?n con el gran fil?sofo S?crates, que permanece pac?fico, imperturbable ante la muerte. Y parece esto lo ideal. Podemos admirar a este fil?sofo, pero la misi?n de Jes?s era otra. Su misi?n no era esta total indiferencia y libertad; su misi?n era llevar en s? mismo todo el sufrimiento, todo el drama humano. Y por ello precisamente esta humillaci?n del Getseman? es esencial para la misi?n del Hombre-Dios. ?l lleva consigo nuestro sufrimiento, nuestra pobreza, y la transforma seg?n la voluntad de Dios. Y as? abre las puertas del cielo, abre el cielo: esta cortina del Sant?simo, que hasta ahora el hombre cerraba contra Dios, se abre por este sufrimiento y obediencia suyas. Estas son algunas observaciones para el Jueves Santo, para nuestra celebraci?n de la noche del Jueves Santo.
El Viernes Santo haremos memoria de la pasi?n y de la muerte del Se?or; adoraremos a Cristo Crucificado, participaremos en sus sufrimientos con la penitencia y el ayuno. Volviendo ?la mirada a aquel que atravesaron? (cfr Jn 19,37), podremos beber de su coraz?n partido que mana sangre y agua como de una fuente; de ese coraz?n del que brota el amor de Dios por cada hombre recibimos su Esp?ritu. Acompa?emos por tanto tambi?n en el Viernes Santo a Jes?s que sube al Calvario, dej?monos guiar por ?l hasta la cruz, recibamos la ofrenda de su cuerpo inmaculado. Finalmente, en la noche del S?bado Santo, celebraremos la solemne Vigilia Pascual, en la que se nos anunciar? la resurrecci?n de Cristo, su victoria definitiva sobre la muerte que nos llama a ser en ?l hombres nuevos, Participando en esta santa Vigilia, la Noche central de todo el A?o Lit?rgico, haremos memoria de nuestro Bautismo, en el cual tambi?n nosotros fuimos sepultados con Cristo, para poder con ?l resucitar y participar en el banquete del cielo (cfr?Ap?19,7-9).
Queridos amigos, hemos intentado comprender el estado de ?nimo con el que Jes?s vivi? el momento de la prueba extrema, para captar lo que orientaba su actuaci?n. El criterio que gui? cada elecci?n de Jes?s durante toda su vida fue la firme voluntad de amar al Padre, de ser uno con el Padre, y de serle fiel; esta decisi?n de corresponder a su amor le impuls? a abrazar, en toda circunstancia, el proyecto del Padre, hacer suyo el designio de amor que le fue confiado de recapitular todas las cosas en ?l, para reconducir todo a ?l. Al revivir el Santo Triduo, dispong?monos a acoger tambi?n nosotros en nuestra vida la voluntad de Dios, conscientes de que en la voluntad de Dios, aunque parece dura, en contraste con nuestras intenciones, se encuentra nuestro verdadero bien, el camino de la vida. Que la Virgen Madre nos gu?e en este itinerario, y nos obtenga de su Hijo divino la gracia de poder emplear nuestra vida por amor a Jes?s, al servicio de los hermanos. Gracias.
[En espa?ol dijo]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua espa?ola, especialmente a los participantes en el encuentro UNIV, as? como a los venidos de Argentina, Colombia, Ecuador, Espa?a, M?xico y otros pa?ses latinoamericanos. Que la Virgen Mar?a nos ense?e a todos a acompa?ar en estos d?as a su Hijo, en los momentos decisivos de su misterio redentor.
[Traducci?n del original italiano por Inma ?lvarez
?Libreria Editrice Vaticana]
Desde Caritas de Tenerife nos env?an las bases para participar el el certamen de fotograf?as 2011.
?FOTOS CON CORAZ?N?
Las cosas importantes se hacen con coraz?n
Las cosas
importantes
se hacen con coraz?n
I erCERTAMEN FOTOGR?FICO
+ Bases del Certamen +
Participantes
Podr?n tomar parte en el presente certamen todas las personas mayores de 13 a?os que lo deseen.
Tambi?n se pueden presentar por grupos, clases, amigos, familias? pudiendo elegir, en este caso, entre presentar fotograf?as por persona o como colectivo.
Caracter?sticas de las obras
Las obras que se presenten al certamen tratar?n sobre el tema del voluntariado: ?Las cosas importantes se hacen con coraz?n?, pudiendo presentar cada concursante el n?mero de fotograf?as que considere oportuno.
Las mismas habr?n de ser originales, in?ditas y que no hayan sido presentadas en otros cert?menes de
fotograf?a.
Las fotos podr?n presentarse en color o en blanco y negro, en soporte digital JPG.
Los trabajos se acompa?ar?n de una breve descripci?n referida al contenido de las im?genes.
Tem?tica
Las fotograf?as presentadas, dando la necesaria libertad creativa al autor, deber?n ser relativas al tema del voluntariado bajo el lema ?Las cosas importantes se hacen con coraz?n?.
Los gestos sencillos que provocan sonrisa, afecto, entrega, servicio, cercan?a, gratuidad? son los gestos humanos, voluntarios, libres, que hacen que otro estilo de vivir, otro mundo mejor, sea posible para todos.
Plazos y lugar de presentaci?n
El plazo de presentaci?n de las obras ser? hasta el 28 de Mayo del 2011
Las fotograf?as se enviar?n al correo electr?nico [email protected] especificando en el asunto: ?fotograf?as con coraz?n?.
Los part?cipes deber?n aportar los siguientes datos: Nombre participante/s - Edad - Tel?fono - Correo electr?nico - T?tulo de la obra - Breve descripci?n referida al contenido de las im?genes.
Las cosas importantes se hacen con coraz?n
Derechos de autor/a y propiedad de las fotograf?as
Las fotograf?as presentadas quedar?n en poder de C?ritas Diocesana de Tenerife y podr?n ser utilizadas, sin limitaci?n de tiempo o lugar, en actividades sin fines lucrativos, como edici?n de tr?pticos, carteles, calendarios, exposiciones, divulgaci?n del certamen? entre otras. Su uso no implicar? el pago de derechos. El nombre del autor aparecer? junto a la fotograf?a siempre que se utilice para alguno de los fines anteriormente descritos..
Jurado
El jurado se reunir?, una vez finalizado el plazo de presentaci?n de los trabajos, para examinar el contenido de los mismos, valorando la calidad de las fotograf?as presentadas y velando que se ajusten a lo expresado en la tem?tica de esta convocatoria.
El jurado tendr? como uno de sus criterios principales elegir fotograf?as que muestren el sentido del voluntariado adem?s de la calidad art?stica y creativa.
Premio
Se seleccionaran doce fotograf?as, las cuales formar?n parte de una exposici?n itinerante denominada ?Fotos con coraz?n?. La inauguraci?n ser? en un acto institucional que C?ritas Diocesana de Tenerife celebrar? el 19 de Junio en La Plaza del Cristo de La Laguna en horario de 10:30 a 14:00.
El premio podr? declararse desierto si a juicio del jurado, cuyo fallo ser? inapelable, no se hubiera presentado ninguna obra merecedora del mismo.
C?ritas Diocesana de Tenerife se reserva el derecho a cambiar el n?mero de fotograf?as que componen la exposici?n.
Aceptaci?n
El hecho de concurrir a este certamen implica la total aceptaci?n de estas bases, siendo resuelta por el Jurado cualquier duda que surja en su interpretaci?n.
Para cualquier consulta o duda puede ponerse en contacto con nosotros:
C?ritas Diocesana de Tenerife
C/ Juan Pablo II, N? 23, entlo.
Tfno: 922 277 212 (Preguntar por Irene)
El Director de?C?ritas Diocesana de Tenerife nos env?a el siguiente art?culo? apelabndo a la generosidad de todos.
Desde C?ritas
?Leonardo Ruiz del Castillo*
El pasado mes de abril no ha sido uno de los que me pasan desapercibidos. Y lo digo por unas noticias que han llamado mi atenci?n dolorosamente. Porque la muerte de un ser humano, aunque no sea familiar, amigo o conocido me produce dolor. Pero en este caso ese dolor es mayor porque han sido dos las personas fallecidas de las muchas que tienen como ?nico techo la calle; y si esa muerte es porque ha perdido la ilusi?n por la vida, mi pesar es m?s profundo. Me estoy refiriendo a la persona rumana fallecida en las inmediaciones del Estadio y a la otra que muri? en la plaza Pr?ncipe Felipe; ambos en la capital tinerfe?a.
Manuel (as? se llamaba el segundo de los fallecidos) muri? en medio de muchas personas que trataban de convencerle para que se dejara llevar a un hospital. No lo lograron. Era imposible obligarle a ser atendido porque va en contra de la propia Ley. ?l muri? como quer?a: en la calle y solo. Manuel formaba parte de ese colectivo que vemos en diferentes lugares de cualquier ciudad, llamado ?los sin techo?. Esas personas que han escogido las calles para ?vivir? y se niegan a ser atendidas en un albergue o casa de acogida. Rechazan todo tipo de normas para la convivencia. Quieren ser libres y tienen las estrellas como techo (aunque a veces son negros nubarrones que les obligan a buscar refugio en cualquier portal abierto o zona que les proteja) y alg?n banco del mobiliario urbano como cama. ?Si huelo mal no se me acerque, yo no le he llamado?, ?nos dir? cualquiera de estas personas si le ofrecemos un lugar donde poder ducharse y cambiarse de ropa. Pero tambi?n hay otras personas que se les obliga a estar en la calle: quienes sufren un desahucio. Son familias que, no pudiendo pagar la hipoteca o el alquiler, el peso de la ley cae sobre ellas y les obliga a dejar su casa de toda la vida, por mor de una situaci?n que no se han buscado sino que les ha sobrevenido. Y, ?qu? hacer? El albergue municipal o Caf? y Calor de C?ritas, son para hombres; ?rompemos la unidad familiar enviando a los menores a la tutela social, al hombre a un centro y a la mujer a otro? Con total seguridad que se agrupar? la familia y decidir?n ?vivir? en la calle.
Otra de las dolorosas noticias la titulaban los peri?dicos as?: ?Andaluc?a y Canarias encabezan el ranking de paro juvenil en Espa?a?. Otro m?s de los records que tenemos en nuestro terru?o. Es muy preocupante y doloroso para m?, que ese paro juvenil siga aumentando, con el problema a?adido de que su crecimiento es superior que el del paro total, situ?ndose en Canarias en el 35% y superando en m?s de siete puntos la tasa media del desempleo.
Por otro lado La Caixa, dentro de su programa de ayudas que viene aplicando desde hace unos cinco a?os, informaba de que la mitad de los pobres ya no pueden comprar medicamentos ni seguir ning?n tratamiento m?dico. Que cuatro de cada diez personas viven por debajo de los ocho mil euros al a?o y sesenta mil menores de edad han pasado o pasan hambre con frecuencia, lo que significa que no comen casi nada durante el d?a y no cenan nunca por la noche? En el peri?dico tinerfe?o EL D?A, Esther Esteban, comentando esta noticia dec?a: ?Dicho as?, con la frialdad y crueldad con la que hablan los n?meros podr?amos pensar que tales afirmaciones se refieren a pa?ses lejanos, a esos hombres, mujeres y ni?os que habitan en lugares que parecen dejados de la mano de Dios; pero no es as?. Claro, esos datos son de Espa?a?
Por otro lado y habiendo comenzado ya el periodo para hacer nuestra declaraci?n de la Renta 2010, hago un llamamiento a todos y a todas ustedes para que nos ayuden econ?micamente y contribuyan as? con nuestra labor de atenci?n a quienes lo necesitan, sin costo alguno, de forma gratuita. ?C?mo? Pues simplemente, cuando haga su declaraci?n, marque con una X las casillas del 0,7% del IRPF destinadas a la ?Iglesia cat?lica? y a ?Otros fines de inter?s social?. Con ese simple gesto, C?ritas recibir? de la Iglesia ayudas para paliar las demandas de quienes acuden a nosotros solicitando alimentos o el pago de alquileres, recibos de agua, luz, medicamentos, etc. Y del IRPF, a trav?s del Gobierno del Estado, fondos para desarrollar proyectos espec?ficos, como casas de acogida para ese colectivo mencionado antes: ?los sin techo?. O colectivos de familias, infancia, mayores, enfermos de VIH/SIDA, inmigrantes, etc. Por ?ste concepto, a lo largo del presente 2011 estamos gestionando m?s de cuatrocientos mil euros.
Es triste, muy triste y doloroso saber que una ni?a de 7 a?os lleva tres d?as comiendo solamente pan. Pero es a?n m?s triste y m?s doloroso saber que si yo prescindo de alg?n capricho diario, podr?a hacer que esa ni?a desayune, almuerce, meriende y cene?
Muchas gracias amigas y amigos. Estoy seguro de su generosidad porque s? que ustedes prescinden de algo a diario para compartir con quienes no tienen. Por eso, comparte incluso lo necesario.
?*Director de C?ritas Diocesana de Tenerife??
Lectio divina para el jueves de la cuarta semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:????? ?Juan 13, 16‑20?
Cuando Jes?s acab? de lavar los pies a sus disc?pulos, les dijo: ?Os aseguro, el criado no es m?s que su amo, ni el enviado es m?s que el que lo env?a. Puesto que sab?is esto, dichosos vosotros si lo pon?is en pr?ctica. No lo digo por todos vosotros; yo s? bien a qui?nes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compart?a mi pan me ha traicionado." Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda cre?is que yo soy.
Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a m?; y el que a m? me recibe recibe al que me ha enviado.?
MEDITACI?N:????????????S? bien a qui?nes he elegido?
??????????? Esta frase me tranquiliza y, al mismo tiempo, me interpela. Me tranquiliza porque s? que no me puedo esconder de ti, sabes como soy, de mis cualidades y de mis limitaciones, tu amor pasa por encima de ellos, conf?as plenamente en m?, y conoces perfectamente mis capacidades para serte fiel o para traicionarte, pero eso no es inconveniente para que me llames, en tu llamada est? impl?cita toda tu confianza y la seguridad de que si quiero puedo responder a tu confianza.
??????????? Pero me inquieta, no por ti, sino por m?, porque tu elecci?n no es garant?a de mi fidelidad, ?sta estoy llamado a ganarla d?a tras d?a, y puedo potenciar mi respuesta o traicionarla, y s? que aqu? son muchas las fuerzas en contra que se hacen fuerte en m?. Pero s? tambi?n que cuento con tu fuerza y, eso, estimula mi empe?o.
??????????? S? que esto me exige sinceridad y decisi?n. No puedo contar con m?s ventajas que las que t? tuviste. El disc?pulo no es m?s que el maestro y si a ti no te lo pusieron f?cil no puedo esperar privilegios en m?. Pero t? me manifestaste que se pod?a ser fiel cuando nos arraigamos, como t?, en el Padre. Y ?se quiero que sea mi empe?o.?
ORACI?N:????????????En pr?ctica?
??????????? Es aqu? donde est? mi reto, Se?or, ay?dame a poner en pr?ctica tu palabra.
??????????? Se?or, que no me quede s?lo en el deseo, que tu fuerza me permita ponerlo en pr?ctica.
??????????? Que ponga en pr?ctica, Se?or, tu buena noticia. Que me sepa enviado y esto sea mi est?mulo y mi apoyo.
CONTEMPLACI?N:????????????Enviado?
T? eres el enviado
y el que env?as,
T? el testigo fiel
y yo elegido a serlo,
enviado del enviado.
Y en este atrevimiento de amor
me estremezco,
conmovido por tu peque?ez
y mi grandeza.
Homil?a de monse?or Carmelo Juan Giaquinta, arzobispo em?rito de Resistencia, sobre la Pasi?n? de Jesucristo, para el domingo de Ramos (17 de abril de 2011). (AICA)
LA PASI?N DE JESUCRISTO???????????
Mt 26,3-27,66?
I. EL DOMINGO DE RAMOS Y LA PROCLAMACI?N DE LA PASI?N?
1. La celebraci?n de este Domingo de Ramos, con que se inicia de la Semana Santa, es celebre desde antiguo por la procesi?n que remeda el ingreso triunfal de Jes?s en Jerusal?n. Eteria, una dama espa?ola, que a fines del siglo IV peregrina a Jerusal?n, la narra con emoci?n a sus amigas. Se la hac?a desde el monte de la Ascensi?n a la ciudad de Jerusal?n, terminando en la bas?lica de la Resurrecci?n.
Hoy, en nuestras parroquias se inicia, de ordinario, fuera del templo, e incluye: el anuncio del correspondiente pasaje evang?lico ? este a?o Mt 21,1-11 -, la bendici?n de los ramos, la procesi?n y el ingreso en el templo, donde se contin?a con la santa Misa.
2. Si bien el pueblo sigue con devoci?n esta liturgia, el centro de la celebraci?n del Domingo de Ramos es la proclamaci?n de la Pasi?n de Nuestro Se?or Jesucristo. Este a?o, seg?n San Mateo. El Viernes Santo se la leer? seg?n San Juan. De este modo, la Iglesia se?ala el centro de la Semana Santa: la muerte en la cruz de Nuestro Se?or Jesucristo por nuestros pecados, que culminar? en la vigilia del Domingo de Pascua con el anuncio de su Resurrecci?n.?
II. LA PASI?N DE JESUCRISTO ES SIEMPRE ACTUAL?
3. La pasi?n de Cristo es y ser? siempre actual, en m?ltiples sentidos. En el plano sacramental: porque en la Misa, cada domingo e incluso cada d?a, celebramos la memoria del Se?or muerto y resucitado. En el plano cotidiano de la vida cristiana, pues, como dijo Jes?s: ?El que quiera venir detr?s de m?, que reniegue a s? mismo, que cargue con su cruz y me siga? (Mt 16,24; cf 10,38). En el plano social, porque es inevitable que el cristiano y la Iglesia sufran contradicci?n y persecuci?n: ?Yo los env?o como a ovejas en medio de lobos? Cu?dense de los hombres, porque los entregar?n a los tribunales y los azotaran en las sinagogas. A causa de m? ser?n llevados ante gobernadores y reyes?? (Mt 10,16-18).
4. Tambi?n el cine le da una cierta actualidad a la Pasi?n de Cristo. As? era ya en mi infancia. La versi?n cinematogr?fica m?s famosa es la de Mel Gibson. Recientemente, la Pasi?n volvi? a la actualidad con el segundo tomo de ?Jes?s de Nazaret?, escrito por Benedicto XVI, pues los medios mostraron como una novedad lo que dice sobre la muerte de Jes?s. Pero al respecto el Papa repite lo ense?ado por el Concilio Vaticano en 1965: ?Aunque las autoridades de los jud?os con sus seguidores reclamaron la muerte de Cristo, sin embargo, lo que en su Pasi?n se hizo, no puede ser imputado ni indistintamente a todos los jud?os que entonces viv?an, ni a los jud?os de hoy. Y, si bien la Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios, no se ha de se?alar a los jud?os como reprobados de Dios ni malditos, como si esto se dedujera de las Sagradas Escrituras. Por consiguiente, procuren todos no ense?ar nada que no est? conforme con la verdad evang?lica y con el esp?ritu de Cristo, ni en la catequesis ni en la predicaci?n de la Palabra de Dios? (Nostra aetate 4).?
III. LOS PROTAGONISTAS DE LA PASI?N DE JES?S?
5. En la Pasi?n, que el evangelista Mateo describe como un gran drama, aparecen numerosos protagonistas, principales y secundarios. Entre los principales: los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo, con Caif?s a la cabeza; Judas, el ap?stol traidor; Pedro, el ap?stol renegado y convertido; Pilato, el gobernador romano. Entre los secundarios: los dem?s ap?stoles, el piquete que detiene a Jes?s, numerosos testigos falsos, dos sirvientas, la mujer de Pilato, Barrab?s, la multitud, los soldados del gobernador, Sim?n de Cirene, dos ladrones, los que pasan ante la cruz, el centuri?n, las mujeres que segu?an a Jes?s, Jos? de Arimatea.?
IV. PROYECCI?N UNIVERSAL DE LA MUERTE DE JESUCRISTO?
6. Mirando el reparto de este drama sacro, es imposible sustraerse a la impresi?n de que en la crucifixi?n de Jes?s intervino todo el mundo: los jefes del pueblo jud?o, el c?rculo ?ntimo de Jes?s, la autoridad del Imperio. Se descorre as? ante nuestros ojos el panorama espiritual del mundo que describe luego el ap?stol San Pablo en la carta a los romanos: ?Todos est?n sometidos al pecado, tanto los jud?os como los que no lo son. As? lo afirma la Escritura: No hay ning?n justo, ni siquiera uno? (Rom 3,10; Sal 14,3).
7. Por lo mismo, sin negar la responsabilidad de ninguno de los protagonistas inmediatos de la Pasi?n de Cristo, los escritos apost?licos ven m?s all? del hecho constatable por la justicia civil, y le dan una interpretaci?n teol?gica. En la carta citada, San Pablo escribe: ?Cuando todav?a ?ramos d?biles, Cristo, en el tiempo se?alado, muri? por los pecadores? La prueba de que Dios nos ama es que Cristo muri? por nosotros cuando todav?a ?ramos pecadores? (Rom 5,6.8). Todo el Nuevo Testamento est? atravesado por esta interpretaci?n de la muerte de Cristo. En el resumen que el ap?stol Pablo hace de su predicaci?n, les dice a los corintios: ?Les he trasmitido, en primer lugar, lo que yo mismo recib?: Cristo muri? por nuestros pecados, conforme a la Escritura?? (1 Co 15,3). Y as? los dem?s ap?stoles. Por ejemplo, San Pedro, que ve realizada en Jes?s crucificado la profec?a de Isa?as: ??l llev? a la cruz nuestros pecados, carg?ndolos en su cuerpo, a fin que muertos al pecado, vivamos para la justicia. Gracias a sus llagas, ustedes fueron curados? (1 Pe 2,24; cf Is 53,12.5). O San Juan: ?Ustedes saben que ?l se manifest? para quitar el pecado,? para destruir las obras del demonio? As? Dios nos manifest? su amor: envi? a su Hijo ?nico al mundo? como v?ctima propiciatoria por nuestros pecados? (1 Jn 3,5.8; 4,9.10).
8. S?lo una p?sima lectura del Nuevo Testamento pudo haber interpretado la muerte de Jesucristo como un mero hecho policial atribuible s?lo al pueblo jud?o. La carta a los Hebreos dice que los cristianos crucificamos a Jesucristo cuando volvemos a caer en la incredulidad: ?Porque a los que una vez fueron iluminados y gustaron el don celestial, a los que participaron del Esp?ritu Santo y saborearon la buena Palabra de Dios y las maravillas del mundo venidero, y a pesar de todo recayeron, es imposible renovarlos otra vez elev?ndolos a la conversi?n, ya que ellos por su cuenta vuelven a crucificar al Hijo de Dios y lo exponen a la burla de todos? (Hb 6,4-6). La apostas?a de un cristiano es como ?pisotear al Hijo de Dios?, ?profanar la sangre de la Alianza con la cual fue santificado?, y ?ultrajar al Esp?ritu de la gracia? (Hb 10,29).?
V. ACTUALIZACI?N DE LOS PERSONAJES?
9. Nos detendremos un instante a contemplar a cada uno de los protagonistas principales, procurando que los mismos nos interpelen y nos ayuden a entender cu?nto cada uno de nosotros contribuy? y contribuye a la crucifixi?n de Jesucristo.?
A. Pilato se lava las manos
10. Cuando consideramos a los protagonistas de la Pasi?n, f?cilmente nos detenemos en Pilato. Es la imagen del gobernante contradictorio. Conoce la rectitud de Jes?s, pero por una supuesta conveniencia pol?tica lo condena, alegando ser inocente de la injusticia que va a cometer: ??l sab?a que lo hab?an entregado por envidia?, pero ?hizo traer agua y se lav? las manos delante de la multitud, diciendo: ?Yo soy inocente de esta sangre?? Entonces, puso en libertad a Barrab?s, y a Jes?s, despu?s de haberle hecho azotar, lo entreg? para que fuera crucificado? (Mt 27,18.24.26).
L?gica demencial, pero muy frecuente en nuestra vida pol?tica y social. De all?, el proceso de raquitismo y enanismo que el Pa?s viene sufriendo desde d?cadas.??
B. Los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo
11. Con menos frecuencia nos detenemos a considerar la figura de los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo, que fueron determinantes en lograr la condena de Jes?s: "Cuando amaneci?, todos los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo deliberaron sobre la manera de hacer ejecutar a Jes?s. Despu?s de haberlo atado, lo llevaron ante Pilato, el gobernador, y se lo entregaron? (Mt 27,1-2).
?Por qu? consideramos poco estas figuras? ?Porque es m?s f?cil mirar a los que, como Pilato, est?n fuera de la Iglesia? ?Porque tememos caer en una lectura antijud?a de la Pasi?n? ?O tal vez porque los sumos sacerdotes y ancianos pertenecen al mismo ri??n de la religi?n, y ello nos interpela muy directamente a nosotros? Benedicto XVI dice que el principal origen de la persecuci?n que la Iglesia sufre hoy est? en la falta de coherencia con el Evangelio por parte de los cristianos, y en particular de algunos de los que somos pastores.??
C. Judas, el ap?stol traidor
12. En mi infancia y adolescencia se abusaba de la figura de Judas: el ap?stol traidor. ?Tiene la piel de Judas?, se dec?a de un chico travieso. Hoy, seg?n mi impresi?n, es un personaje que suele pasar desapercibido en los comentarios homil?ticos. Y esto desde mucho antes que la BBC, hace pocos a?os, promoviera un esc?ndalo medi?tico por el hallazgo hecho en Egipto en 1945 de un Evangelio gn?stico, cuya existencia era conocida desde antiguo, llamado ?Evangelio de Judas?, como si el mismo pusiese en cuesti?n la veracidad de los cuatro Evangelios can?nicos.
13. Judas, como todos los personajes de la Biblia, tambi?n los negativos, son figuras que contienen un mensaje prof?tico para nosotros. Y hemos de saberlo escuchar. Judas hab?a hecho un camino espiritual que lo hab?a llevado a ser ap?stol de Jes?s y hombre de confianza que administraba las finanzas del grupo. ?Cu?ndo y c?mo comenz? el camino regresivo, que lo llev? a segregarse afectivamente hasta traicionar a su Maestro, vendi?ndolo por treinta monedas? ?Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: ??Cu?nto me dar?n si se lo entrego??. Y resolvieron darle treinta monedas de plata. Desde ese momento, Judas buscaba una ocasi?n favorable para entregarlo? (Mt 26,14-16).
14. Judas es un misterio a desentra?ar. Desde que Ca?n mat? por envidia a su hermano Abel, todo es posible en el coraz?n humano. Jes?s, en el serm?n misionero, profetizando tiempos dif?ciles para sus ap?stoles, les dice: ?El hermano entregar? a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelar?n contra sus padres y los har?n morir? (Mt 10,21).
Mucho antes de Jes?s, el hombre justo se lamentaba de la traici?n del amigo: ?Hasta mi amigo m?s ?ntimo, en quien yo confiaba, el que comi? mi pan, se puso contra m? (Sal 41,10); ?Si fuera mi enemigo el que me agravia, podr?a soportarlo; si mi adversario se alzara contra m?, me ocultar?a de ?l. ?Pero eres t?, un hombre de mi condici?n, mi amigo y confidente, con quien viv?a en dulce intimidad: juntos ?bamos entre la multitud a la Casa de Dios!? (Sal 55,13-15).??
La traici?n entre cristianos
15. La traici?n es una dolorosa realidad humana. Y, por tanto, tambi?n puede darse en la Iglesia, que est? compuesta por hombres. Juan, en su primera carta, en la que escribe muy profundamente sobre el amor cristiano, toma nota de algunos que en la Iglesia traicionan abiertamente la fe y el amor que dicen profesar: ?Ya han aparecido muchos anticristos? Salieron de entre nosotros, sin embargo, no eran de los nuestros? (1 Jn 2,18.19).??
La denuncia medi?tica
16. La traici?n siempre cae de sorpresa. No sigue formas preestablecidas. Pero por experiencia deducimos algunas coordenadas en las que se mueve hoy. Una es la denuncia medi?tica. Duele, y mucho, que cada tanto aparezcan en los medios cl?rigos que respiran odio contra la Iglesia. Es mucho peor que la actitud de los cristianos de Corinto, denunciada por San Pablo, de ir a resolver sus problemas ante el tribunal civil (cf 1 Co 6,1-11).
?Que la Iglesia Madre tiene suciedades y defectos? Por cierto, y graves. Desde que nos tiene a nosotros en su seno, no puede menos que ser sucia y defectuosa. ?Acaso cada uno de nosotros no produce excrementos todos los d?as? ?Acaso no los producen las madres de tales cl?rigos? ?Pero se animar?an a definir a sus madres por los excrementos que ellas producen? Hablan de la Iglesia desde la vereda de enfrente como si no fuesen sus hijos y no aportasen nada a la suciedad que le reprochan. Dicen enfrentar a la Iglesia del poder. Ellos ser?an la Iglesia del pueblo. Distinci?n necia que invent? el rigorista y frustrado te?logo Tertuliano, a fines del siglo II, quien dec?a pertenecer a ?la Iglesia del Esp?ritu?, opuesta a ?la Iglesia de los obispos?. Distinci?n que, en las ?ltimas d?cadas, difundieron como una gran novedad algunas corrientes seudo-teol?gicas, incluso algunas que se presentan como si fuesen aut?ntica teolog?a de la liberaci?n. Muy distinta es la concepci?n de la Iglesia que tiene San Pablo. Para ?l la Iglesia por s? sola es la humanidad ro?osa, pero que es hermoseada por Cristo, quien la lava con su sangre: ?Cristo am? a la Iglesia y se entreg? por ella, para santificarla. El la purific? con el bautismo del agua y la palabra, porque quiso para s? una Iglesia resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ning?n defecto, sino santa e inmaculada? (Ef 5,25-27).?
El espionaje y la delaci?n
17. Otra forma de traici?n, que no rara vez se recubre con el manto de la piedad y de la ortodoxia, es el espionaje y la delaci?n en la Iglesia. Personas que est?n al acecho de cualquier posible herej?a, porque s?lo ellos tendr?an la verdad y se sienten constituidos en sus garantes. El que s?lo busca herej?as las va a encontrar, o las va a inventar, y las va a denunciar, as? sean calumniosas. ?Cu?nto se ha sufrido en la Iglesia por este tipo de traici?n! Ya desde los tiempos apost?licos. San Pablo la sufri? en carne propia. A quienes la practicaban no duda en calificarlos como ?falsos hermanos, infiltrados para coartar la libertad que tenemos en Cristo Jes?s? (Ga 2,4). Estaban bien posicionados en la Iglesia de Jerusal?n, en torno a Santiago, el primo de Jes?s, y le hicieron cometer un grave traspi? al ap?stol Pedro, el cual amedrentado por ellos se apart? de la comuni?n con los cristianos provenientes del paganismo (ib. vv. 11-13). A causa de las contradicciones soportadas de parte de estos cristianos, el ap?stol Pablo dice: ?llevo en mi cuerpo las cicatrices de Jes?s? (Ga 6,17).
18. ?Ecclesia semper est reformanda?, dijo recientemente con toda naturalidad un cardenal de la curia romana. Pero conviene recordar que la palabra ?reforma? era impronunciable en la d?cada del 50, porque ol?a a Lutero, a pesar de que se la recitaba todos los d?as en la Misa al mezclar un poco de agua con el vino para el ofertorio. ?Cu?nta contradicci?n tuvo que sufrir entonces el P. Yves Congar OP por el t?tulo de su libro ?Verdadera y falsa reforma en la Iglesia?! Era imposible encontrarlo en las librer?as.
Desde la d?cada del 40, conozco la existencia en la Argentina de peque?os grupos, compuestos casi siempre por gente benem?rita, pero un tanto enferma espiritualmente, que ve herej?as en todas partes. Y en vez de verificarlas primero en un t? a t? con el supuesto hereje, y sin respetar la autoridad del obispo local responsable de vigilar por la doctrina, lanzan la acusaci?n a los cuatro vientos. Incluso, usan medios muy traicioneros: ayer, buscaban en Roma alg?n padrino que les creyese; hoy, usan el Internet para difundir sus calumnias.
19. Que en la Iglesia hay errores: sin duda. Los hubo y los habr? siempre. Y tanto en el plano de la doctrina, como en el de la vida cristiana. No s?lo es error la herej?a doctrinal. Tambi?n lo es todo vicio que desnaturaliza las relaciones entre cristianos, que bien podemos llamar herej?a pr?ctica. La Iglesia tiene la obligaci?n grave de enmendar tales errores, porque su misi?n es conducir a las ovejas de Cristo a buenos pastos y a aguas cristalinas. Enmienda que ha de hacer conforme al Evangelio de Jes?s: en la verdad y en la caridad. Y en los dos niveles: en el te?rico y en el pr?ctico. Acostumbrados a ver s?lo los errores doctrinales, podemos olvidar los otros errores, los vicios arraigados en la vida de la Iglesia, que pueden ser grav?simos, como sucedi? en tiempos de la Reforma protestante. El espionaje y la delaci?n siempre son vicios muy graves, y deben ser erradicados de la Iglesia y sustituidos por la correcci?n fraterna que ense?? Jes?s (cf Mt 18,15-18; 7,1-5).?
D. Pedro, el ap?stol renegado y convertido, piedra visible sobre la que Jes?s edifica la Iglesia
20. De los Doce Ap?stoles, la figura m?s mencionada por San Mateo durante los hechos de la Pasi?n es la del ap?stol Pedro. Despu?s de terminada la cena, mientras Jes?s se dirige con los disc?pulos al monte de los Olivos, y les predice la pronta dispersi?n de ellos, Pedro protesta: ?Aunque todos se escandalicen por tu causa, yo no me escandalizar? jam?s?. A lo que Jes?s responde: ?Te aseguro que esta misma noche, antes que cante el gallo, me habr?s negado tres veces?. Pero Pedro insiste en su fidelidad: ?Aunque tenga que morir contigo, jam?s te negar?. Y todos los disc?pulos dijeron lo mismo?.
Llegados al huerto de Getseman?, Jes?s invita a Pedro, Santiago y Juan a acompa?arlo en la oraci?n: ?Qu?dense aqu?, velando conmigo?. Pero mientras Jes?s sufre angustias de muerte, Pedro y sus compa?eros se duermen profundamente: ?Jes?s dijo a Pedro: ??Es posible que no hayan podido quedarse despiertos conmigo, ni siquiera una hora? Est?n prevenidos y oren para no caer en tentaci?n, porque el esp?ritu est? dispuesto, pero la carne es d?bil?. La exhortaci?n de Jes?s fue deso?da: ?Al regresar los encontr? otra vez durmiendo, porque sus ojos se cerraban de sue?o?. Durante esa somnolencia se consuma la traici?n de Judas y el apresamiento de Jes?s: ?Entonces todos los disc?pulos lo abandonaron y huyeron? (Mt 26,33-35.38.40-41.43.56).
Sin embargo, fiel a su esp?ritu impetuoso, Pedro se arm? de coraje y ?lo segu?a de lejos hasta el palacio del Sumo Sacerdote; entr? y se sent? con los servidores, para ver c?mo terminaba todo? (v.58). Era cantada la suerte que le esperaba al que segu?a a Jes?s de lejos. Mientras adentro juzgaban a Jes?s: ?Pedro estaba sentado afuera, en el patio. Una sirvienta se acerc? y le dijo: ?T? tambi?n estabas con Jes?s, el Galileo?. Pero ?l lo neg? delante de todos, diciendo: ?No s? lo que quieres decir?. Al retirarse hacia la puerta, lo vio otra sirvienta y dijo a los que estaban all?: ?Este es uno de los que acompa?aban a Jes?s, el Nazareno?. Y nuevamente Pedro neg? con juramento: ?Yo no conozco a ese hombre?. Un poco m?s tarde, los que estaban all? se acercaron a Pedro y le dijeron: ?Seguro que t? tambi?n eres uno de ellos; hasta tu acento te traiciona?. Entonces Pedro se puso a maldecir y a jurar que no conoc?a a ese hombre?. Por fortuna, ?en seguida cant? el gallo, y Pedro record? las palabras que Jes?s hab?a dicho: ?Antes que cante el gallo, me negar?s tres veces?. Y saliendo, llor? amargamente? (vv. 69-75).
21. Mateo, si bien es el evangelista que trae la promesa de Jes?s de entregarle a Pedro las llaves del Reino de los Cielos (cf Mt 16,17-19), a partir de este momento calla sobre el ap?stol, como si todo el tiempo posterior lo hubiese pasado llorando amargamente la negaci?n de su querido Maestro. El que no quer?a que Jes?s le lavase los pies (cf Jn 13,6-10), tuvo que lavarse en l?grimas que, m?s que de sus ojos, brotaban del coraz?n de Jes?s mientras era condenado a muerte.
22. El evangelista Lucas es quien rescata la figura de Pedro. Lo muestra como el primero en ir al sepulcro cuando las mujeres anuncian a los ap?stoles que Jes?s se les apareci? resucitado (cf Lc 24,12). Incluso, atestigua una aparici?n especial de Jes?s a ?l (cf Lc 24,34), que era bien conocida por la primitiva comunidad cristiana (cf 1 Co 15,5). Adem?s, en los primeros quince cap?tulos de los Hechos de los Ap?stoles, Lucas le otorga a Pedro el protagonismo principal en la primera predicaci?n del Evangelio.
Pero quien mejor rescata la figura de Pedro es el evangelista Juan, en su magn?fico cap?tulo 21, donde Jes?s le pregunta por tres veces: ?Sim?n, hijo de Juan, ?me amas??. Y le encomienda el pastoreo de los corderos y de las ovejas (cf Jn 21,15-19). Si bien Pedro fue infiel a Jes?s, ?ste no fue infiel a Pedro, ?pues no puede renegar de s? mismo? (2 Tm 2,13).
23. En algunos ambientes, hoy est? de moda hablar mal del Papa, que es el sucesor del ap?stol Pedro en su misi?n de ser piedra visible sobre la que est? edificada la Iglesia (cf Mt 16,18). Este vicio, que se observa sobre todo entre consagrados, se desparrama luego hacia los laicos que los frecuentan. Nunca han hablado con Benedicto XVI. Quiz? nunca lo leyeron. ?Habr?n orado alguna vez por ?l, como hac?a la Iglesia cuando Pedro estaba prisionero y Herodes preparaba su deg?ello (cf Hch 12,5)? Sin embargo, se sienten autorizados a hablar con desprecio del Papa.
Entre tanto Benedicto XVI carga con paciencia con la cruz del supremo pontificado. Cruz m?ltiple y pesada. Baste recordar s?lo algunas de sus tareas m?s cruciales: abrir sendas para que los seguidores de Mons. Lefebvre puedan volver al seno de la Iglesia; abrirlas a los anglicanos deseosos de volver a la comuni?n con la Iglesia de Roma; asumir el caso trist?simo del fundador de los Legionarios de Cristo; ir con humildad a encontrarse en varios pa?ses con las v?ctimas del crimen de la pedofilia cometido por cl?rigos, lacra desconocida hasta ayer pero real, que Benedicto XVI puso de manifiesto en la severa carta al episcopado irland?s, a pesar del desprestigio que pudiere significar para la Iglesia.
Si Cristo no rechaz? a Pedro que lo neg?, ?por qu?, en un inmundo hostil, los cristianos habremos de avergonzarnos del Papa que confiesa la fe en Cristo? Mucho mejor: volvamos a la sensatez y oremos intensamente por ?l.?
CONCLUSI?N?
24. Pasi?n de Cristo. Pasi?n de los cristianos, especialmente de muchos que hoy est?n sufriendo por su fe hasta derramar su sangre, como Shahbaz Bhatti, ministro paquistan?, recientemente asesinado por defender a las minor?as religiosas. Pasi?n de Benedicto XVI.
Adoremos la Pasi?n de Jesucristo. Oremos por los cristianos perseguidos. Oremos con mucha fe y amor por Benedicto XVI.
Volvamos al Evangelio de Jes?s.
?Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu santa Cruz redimiste al mundo?. Am?n.?
Mons. Carmelo Juan Giaquinta, arzobispo em?rito de Resistencia?
Mensaje pascual de monse?or Luis Armando Collazuol, obispo de Concordia para la Pascua 2011. (AICA)
PASCUA, VIDA QUE BROTA DE LA MUERTE ???????
A toda la querida comunidad de la di?cesis de Concordia:
Pascua es la celebraci?n del Misterio de Jes?s que nos habla de cruz y de gloria.
Jes?s naci? pobre, en un establo, y muri? en la mayor de las pobrezas que fue la de la cruz. Esa muerte es el punto m?s bajo de la humillaci?n del Hijo de Dios hecho hombre. ?Se humill? hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz?. En la cruz clam? como los pobres en sus angustias: ?Tengo sed?; ?Dios m?o, Dios m?o, ?por qu? me has abandonado??.
Pero en el dolor extremo, la voz de Jes?s es tambi?n una voz de esperanza. Ante la pobreza del abandono de los amigos, en la Cena les anuncia: ?ustedes se dispersar?n cada uno por su lado, y me dejar?n solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre est? conmigo?. Y en el momento de expirar, Jes?s, con un grito, exclam?: ?Padre, en tus manos encomiendo mi esp?ritu?. Su confianza es el Padre Dios.
La cruz de Jes?s es signo de Salvaci?n. En su muerte en cruz Jes?s est? siendo levantado sobre la tierra por los hombres, pero ya es ?elevado? triunfalmente a la gloria por el Padre. Por eso desde la cruz atrae a todos hacia s?. No nos atraen el dolor y la muerte. Nos arrebatan hacia Jes?s el amor con que se entrega y la fidelidad al Padre hasta dar su vida por los pecadores, nos conquista el perd?n que nos ofrece, nos atrae la Vida que brota de su muerte.
La pobreza duele. Pero Jes?s la tom? de nosotros como compa?era de camino hasta el fin, y a cambio nos dio la riqueza suya, la Vida divina.
En este sepulcro de oscura muerte que tantas veces sufrimos, la soledad, la enfermedad, la pobreza, y sobre todo, el pecado, que es la pobreza de no tener a Dios, podemos escuchar al Se?or que como a L?zaro nos dice ??ven afuera!?. Jes?s, destruyendo el imperio de la muerte, dio a todo el mundo su resurrecci?n para la vida, vida digna en el presente, vida en Dios por la gracia, Vida eterna en la gloria.
La vida es hermosa si es nueva, si es generosa, si es fuerte, y sobre todo si es santa, es decir, si es Vida en Cristo, vencedor del pecado y de la muerte, dador del Esp?ritu Santo.
La voz de esperanza y el signo de Vida que Jes?s nos deja con su resurrecci?n nos empujan al encuentro de nuestros hermanos, especialmente los que sienten el dolor de la pobreza en cualquiera de sus formas. La solidaridad en gestos y acciones concretas, personales y comunitarias, es el signo de la Vida que se ha recibido y se comparte con largueza y amor, como Jes?s.
Ante las realidades de muerte que nos envuelven, ante todas las formas de exclusi?n de una vida digna en nuestra sociedad, Jes?s resucitado llega ofreciendo Vida plena, pero quiere hacerlo por medio de nuestros gestos, nuestras manos, nuestros corazones desbordantes de un amor que construya justicia y comuni?n. ?l, que pas? haciendo el bien, viene ahora a nuestro encuentro y nos compromete para ser sus disc?pulos y colaboradores en la promoci?n de la dignidad humana y de relaciones sociales justas y fraternas.
Cuando la pobreza nos toca, luchamos con la fuerza del Se?or que nos conforta. Cuando la pobreza del hermano nos duele, nos hacemos solidarios. Cuando la pobreza de la ausencia de Dios en los corazones y en la sociedad nos debilita, pedimos la fortaleza del Esp?ritu Santo para ser testigos de Jes?s Resucitado, misioneros de la Vida. Y siempre confiando en Dios, con ?alma de pobres?, de aquellos a quienes pertenece el Reino de los Cielos.
La Pascua es la verdadera Salvaci?n para la humanidad. Salvados en esperanza, caminamos junto a Jes?s para que la novedad de la Vida llegue a todos.
Les deseo una Santa Pascua de Resurrecci?n, bendecidos por el Se?or. Reciban el c?lido afecto de su obispo:?
Mons. Luis Armando Collazuol, obispo de Concordia?
Reflexi?n de Jos? Antonio Pagola al evangelio del domingo quinto de Pascua - A, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Ense?anza de la di?cesis de Tenerife.
NO OS QUED?IS SIN JES?S?
???????? Al final de la ?ltima cena Jes?s comienza a despedirse de los suyos: ya no estar? mucho tiempo con ellos. Los disc?pulos quedan desconcertados y sobrecogidos. Aunque no les habla claramente, todos intuyen que pronto la muerte les arrebatar? de su lado. ?Qu? ser? de ellos sin ?l?
???????? Jes?s los ve hundidos. Es el momento de reafirmarlos en la fe ense??ndoles a creer en Dios de manera diferente: ?Que no tiemble vuestro coraz?n. Creed en Dios y creed tambi?n en m??. Han de seguir confiando en Dios, pero en adelante han de creer tambi?n en ?l, pues es el mejor camino para creer en Dios.
???????? Jes?s les descubre luego un horizonte nuevo. Su muerte no ha de hacer naufragar su fe. En realidad, los deja para encaminarse hacia el misterio del Padre. Pero no los olvidar?. Seguir? pensando en ellos. Les preparar? un lugar en la casa del Padre y un d?a volver? para llev?rselos consigo. ?Por fin estar?n de nuevo juntos para siempre!
???????? A los disc?pulos se les hace dif?cil creer algo tan grandioso. En su coraz?n se despiertan toda clase de dudas e interrogantes. Tambi?n a nosotros nos sucede algo parecido: ?No es todo esto un bello sue?o? ?No es una ilusi?n enga?osa? ?Qui?n nos puede garantizar semejante destino? Tom?s, con su sentido realista de siempre, s?lo le hace una pregunta: ?C?mo podemos saber el camino que conduce al misterio de Dios?
???????? La respuesta de Jes?s es un desaf?o inesperado: ?Yo soy el camino, la verdad y la vida?. No se conoce en la historia de las religiones una afirmaci?n tan audaz. Jes?s se ofrece como el camino que podemos recorrer para entrar en el misterio de un Dios Padre. El nos puede descubrir el secreto ?ltimo de la existencia. El nos puede comunicar la vida plena que anhela el coraz?n humano.
???????? Son hoy muchos los hombres y mujeres que se han quedado sin caminos hacia Dios. No son ateos. Nunca han rechazado de su vida a Dios de manera consciente. Ni ellos mismos saben si creen o no. Sencillamente, han dejado la Iglesia porque no han encontrado en ella un camino atractivo para buscar con gozo el misterio ?ltimo de la vida que los creyentes llamamos "Dios".
???????? Al abandonar la Iglesia, algunos han abandonado al mismo tiempo a Jes?s. Desde estas modestas l?neas, yo os quiero decir algo que bastantes intu?s. Jes?s es m?s grande que la Iglesia. No confund?is a Cristo con los cristianos. No confund?is su Evangelio con nuestros sermones. Aunque lo dej?is todo, no os qued?is sin Jes?s. En ?l encontrar?is el camino, la verdad y la vida que nosotros no os hemos sabido mostrar. Jes?s os puede sorprender.
Jos? Antonio Pagola?
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
?22 de mayo de 2011
5 Pascua (A)
Juan, 14, 1-12
Lectio divina para el mi?rcoles de la cuarta semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:????? ?Juan 12, 44‑50?
En aquel tiempo, Jes?s dijo, gritando: ?El que cree en m?, no cree en mi, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a m? ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y as?, el que cree en m? no quedar? en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ?sa lo juzgar? en el ?ltimo d?a.
Porque yo no he hablado por cuenta m?a; el Padre que me envi? es quien me ha ordenado lo que he de decir y c?mo he de hablar. Y s? que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre?.
MEDITACI?N:????? ?He venido a salvar?
??????????? Esponja el coraz?n escuchar esta palabra, Se?or.? A veces no puede evitar ver con m?s fuerza la oscuridad que me rodea, es mucha. Tambi?n es cierto que hay much?simas gentes y cosas buenas, incluso s? que en el fondo, en lo profundo de todo ser humano su esencia est? aposentada en el amor con que t? le has creado. Pero hay una fuerza que nos subyuga y nos desliza, de la manera m?s sutil, y con los m?s h?biles argumentos, hacia gestos que no son de vida ni generan vida.
??????????? Sin embargo, a ti, que eres la fuente del amor y de la vida, se te llega a presentar como enemigo, es curioso y tremendamente triste, porque las consecuencias son terribles para nosotros. Por eso es necesario, que con todas nuestras fuerzas escuchemos y comuniquemos tu realidad. No, t? no eres enemigo de la vida, t? no condenas, t? s?lo salvas.
??????????? Necesitamos ser salvados, aunque digamos que no, como esos ni?os que patalean porque no quieren que se les ayude. Necesitamos ser salvados de nosotros mismos, de nuestro empe?o en cerrarnos en nuestra individualidad, de no querer ver m?s all? de nosotros mismos, de nuestros horizontes cerrados, de nuestras violencias, de nuestra cultura de muerte. Necesitamos que se nos recuerde que venimos del amor, que estamos llamados a amar y a desembocar en el amor. Esta es la luz que nos has tra?do, que nos ofreces y que necesitamos.
ORACI?N:????? ??breme a la luz?
??????????? Se?or, me gustar?a no tener que decirlo, pero vivimos un gran momento de confusi?n, de desconcierto, ?breme a la luz de tu vida para que genere vida.
??????????? ?breme a la luz de tu palabra, Se?or. Que ella esponje mi coraz?n, a veces marchito, y me abra de nuevo a la esperanza.
??????????? ?breme, Se?or, a la luz de tu amor, para que lo experimente y para que lo comunique. Qu? ?l gu?e mi vida y la transforme.
CONTEMPLACI?N:????? ?Luz?
Queremos llenar la vida
de risas artificiales,
apoyadas en las aguas
de la superficialidad
y la indiferencia,
donde nuestra barca zozobra
y f?cilmente pierde su rumbo.
En medio de este mar,
oscuro y encrespado,
necesito el faro de tu luz
que ilumine las rocas,
para no encallarme
o saltar hecho a?icos,
y abrirme el horizonte de mi existencia.
Mi mano se eleva hacia ti
para tocar la tuya,
sanadora y salvadora,
siempre.
Mensaje de los obispos de la Regi?n Patagonia-Comahue para la Pascua 2011. (AICA)
?SER?N MIS TESTIGOS EN JERUSAL?N, EN TODA JUDEA Y SAMAR?A, Y HASTA LOS CONFINES DE LA TIERRA????????????
1. Celebrar la Pascua es siempre motivo de fiesta y alegr?a por tomar parte y celebrar lo esencial de nuestra vida cristiana: la muerte y la resurrecci?n de Cristo. Efectivamente nuestra vida cristiana no se fundamenta en especulaciones, ideas u opiniones personales, sino en una persona, en Jesucristo que ?pas? su vida haciendo el bien?? (Hech 10,38). Aparecida nos recuerda: ?A todos nos toca recomenzar desde Cristo? que da un nuevo horizonte a la vida, y con ella, una orientaci?n decisiva? (DA 12)
De Cristo resucitado nace una realidad nueva: el pueblo de los pobres, el pueblo de los necesitados de Verdad y Vida, el pueblo de los que han abierto su coraz?n al Evangelio y se han convertido, y se siguen convirtiendo d?a a d?a. Nosotros somos este pueblo, cada Pascua debe renovar en nosotros esta realidad.
Hoy la certeza de que Cristo resucit? nos renueva la convicci?n que s?lo ?l puede colmar plenamente las expectativas de todo coraz?n humano y responder a los interrogantes m?s inquietantes, (el dolor, la injusticia y el mal, la felicidad, el destino, la muerte misma y el m?s all?). Esa fe debe transformarse en vida en cada uno de nosotros. ?l es la luz que nos hace ver ante tantas luces que encandilan y nos impiden ver a nuestro alrededor. S?lo ?l es el Camino, la Verdad y la Vida.?
2. La pascua de Jes?s nos llama a una respuesta de amor a quien nos am? primero y ?hasta el extremo? (Jn 13, 1). Ser disc?pulos de Jes?s es ser testigos de que Cristo es la verdadera Vida. La voz del profeta Isa?as anuncia con toda su fuerza nuestra responsabilidad: ?llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberaci?n a los cautivos y la libertad a los prisioneros, a proclamar un a?o de gracia del Se?or? (Is.61,1-2). Testigos y misioneros de Jes?s Resucitado ?en Jerusal?n, en toda Judea y Samar?a, y hasta los confines de la tierra?.
Mirando la Iglesia que nace de la Pascua nos encontramos con hombres y mujeres que se descubren llamados y enviados para ser testigos elegidos y responsables de una Buena Noticia, a la que est? vinculada la salvaci?n de la humanidad. La fe pascual llen? sus corazones de un ardor y celo extraordinario, que los llev? ?hasta los confines de la tierra? dispuestos a afrontar cualquier dificultad e incluso la muerte.?
3. Cuando pensamos hoy en el significado de la expresi?n testigos ?en Jerusal?n, Judea, Samar?a y los confines de la tierra?, debemos pensar en todos los ambientes donde se teje la vida humana: los lugares del poder, los lugares donde se deciden los rumbos de la historia, como as? los lugares del olvido, de la marginaci?n donde la vida de muchos no cuenta y es denigrada, los lugares de la vida cotidiana y familiar, los lugares del trabajo y de la educaci?n, como as? tambi?n los lugares de esparcimiento y descanso. La pascua nos lanza siempre a nuevos horizontes, nuevos caminos a recorrer, a ser testigos ?hasta los confines de la tierra?. Aparecida lanza este mensaje con insistencia: ?disc?pulos misioneros sin fronteras, dispuestos a ir a la otra orilla? (DA 376).??
4. Quisi?ramos compartir ahora con ustedes algunas reflexiones sobre dos dimensiones que hoy reclaman nuestra coherencia cristiana entre pensamientos, palabras y acciones, entre profesi?n de la Fe y pr?ctica de la vida que construye el Reino:?
1) La Vida como primer derecho de toda persona
Son demasiados los atropellos diarios que muchos sufren respecto a este primer derecho de toda persona humana: la vida. Basta pensar para cu?ntos hombres y mujeres se cierran hoy las posibilidades de trabajo o de un trabajo digno y justamente remunerado, como tambi?n el acceso al cuidado de su salud, o a la educaci?n de calidad, o una vivienda digna que estar? siempre lejos de sus reales posibilidades. Nos golpea constatar c?mo el derecho de muchos a nacer es sometido a decisiones simplistas y mezquinas. A??danse los cuadros de desnutrici?n infantil que se registran en nuestro pa?s, particularmente entre los ni?os abor?genes. Tambi?n la violencia que amenaza diariamente la vida de muchos; esa violencia que nace de la desesperanza o de buscar cada uno resolver sus intereses al margen del bien com?n; como as? mismo, la violencia que en cierta manera es ?tolerada y fomentada? por las mismas instituciones del estado. No podemos dejar de mencionar tambi?n el mundo de ?las adicciones? que destruye la vida de muchos.
La vida es un don, el don m?s precioso, que debe ser cuidado. Nadie puede excusarse de esta responsabilidad, todos tenemos mucho por aportar. Como cristianos el compromiso frente a la vida es impostergable. Por eso, cuando la vida es fr?gil en las madres embarazadas, en los pobres, en los adictos, en los ancianos, nos hacemos cargo, ya que cuidar la vida es la mejor tarea.?
5. Cabe entonces en esta Pascua preguntarnos como personas y como comunidad cristiana
Frente a la urgencia para muchos de trabajo, vivienda, salud y educaci?n: ?qu? podemos aportar?
Frente a la pobreza que amenaza la vida de tantos: ?hacemos efectiva nuestra solidaridad? ?crece en nosotros la pobreza evang?lica, la austeridad?
Frente a las propuestas de la ?despenalizaci?n del aborto? ?estamos convencidos que ?toda vida humana es un don??, ?qu? caminos recorremos para anunciar esta buena noticia? ?qu? podemos ofrecer para que cada ni?o y ni?a encuentren al nacer, cama, alimento y sobre todo unos brazos sanos y amorosos de padres y madres que los gu?en y acompa?en en su crecimiento? Y en el caso que los propios padres no pudieran acoger esa vida peque?a y fr?gil, ?qu? somos capaces de ofrecer para cuidar esa vida?
Frente a la violencia, ?buscamos descubrir y actuar sobre sus causas? o ?simplemente apoyamos respuestas que suman m?s violencia a?n, c?mo por ejemplo, ?m?s c?rceles?, ?baja de la edad de imputabilidad?, ?m?s polic?as en nuestras calles?, ?m?s alarmas y rejas??
Frente a las adicciones: ?cu?l es nuestra acci?n concreta?, ?exigimos a nuestras autoridades enfrentar el problema en sus ra?ces?
Asumir ser misioneros y testigos de la vida nos abre un panorama grande. All? queremos estar, creemos en la fuerza y la luz que nos trae Jes?s Resucitado para responder a estos desaf?os. Sabemos que el camino pasa por unirnos, unirnos entre familias, participando en juntas vecinales y asociaciones que asuman esta urgencia de Vida plena desde la honestidad y la justicia.?
2) La responsabilidad ciudadana de los destinos de la patria.
6. En este a?o tenemos la responsabilidad de elegir las autoridades de nuestra patria en todas sus instancias. No debemos eludir, ni minusvalorar, este momento de nuestra historia. Lo queremos vivir en el marco del bicentenario de nuestra patria (25 de mayo 2010 ? 9 de julio 2016), mirando nuestra historia con sus luces y sombras y asumiendo la responsabilidad que hoy nos compete. No queremos ser simplemente habitantes de esta tierra, sino verdaderos ciudadanos. Esta responsabilidad de elegir nuestras autoridades no puede ser ?algo m?s que hay que hacer?, ni tomarla como ?todo da lo mismo, de nada sirve?, estas expresiones que muchas veces surgen en las conversaciones cotidianas, pueden y deben revertirse.
Debemos entonces conocer a qui?n vamos a votar y cu?l es su proyecto para evitar sorpresas a futuro. A quienes se presentan como candidatos debemos exigirles que expresen sus proyectos sobre los grandes temas que hacen a la Patria con claridad, sin ambig?edades y con el compromiso de coherencia frente a ellos. Para esto debemos fomentar todos los caminos de encuentro, participaci?n e intercambio posibles. Esto nos compromete a formarnos s?lidamente en la Doctrina Social de Iglesia, mal podr?amos discernir si no conocemos. Los medios de comunicaci?n social en este campo pueden brindar un aporte muy valioso, buscando interpelar a los candidatos, poniendo de manifiesto sus proyectos, se?alando las definiciones ausentes, dando voz a quienes seguramente tienen ideas y proyectos valiosos y no pueden hacerse escuchar.
Tambi?n en este tiempo preelectoral no nos sumemos a tantos proselitismos, corrupci?n, agresiones, mentiras y dilapidaci?n de bienes, hechos que lamentablemente existen. Esto es ante todo responsabilidad de los candidatos, pero tambi?n de todos nosotros ciudadanos que, con nuestros silencios o poca participaci?n o intereses personales, nos hacemos c?mplices.??
7. Desde Jes?s Resucitado tenemos mucho que aportar; nuestra fidelidad a Jes?s no puede dejarnos ausentes. Adem?s de nuestra oraci?n por la patria y por quienes ser?n nuestras autoridades, debemos, con la fuerza y la luz de Jes?s, asumir nuestro protagonismo para proyectar un pa?s en justicia y verdad, y elegir con libertad e inteligencia quienes podr?n contribuir a la realizaci?n de este proyecto. El Papa Benedicto XVI nos confirma en este camino al decir: ?La Iglesia no tiene como tarea propia emprender una batalla pol?tica, sin embargo, tampoco puede ni debe quedarse al margen de la lucha por la justicia y bienestar de todos? (DA 546),
Pedimos al Se?or, por intercesi?n de Mar?a que fue fiel en toda su vida al proyecto salvador de su Hijo, que nos conceda la gracia de ser testigos y defensores cre?bles del don de la vida y constructores de la dignidad de esa vida.
Con nuestro afecto fraterno, los bendecimos y les deseamos ?Feliz PASCUA de RESURRECCI?N!?
Abril del 2011?
Virginio D. Bressanelli, scj, obispo coadjutor de Neuqu?n
Marcelo A. Cuenca, obispo de Alto Valle del R?o Negro
Miguel ?ngel D?Annibale, obispo auxiliar electo de R?o Gallegos
Joaqu?n Gimeno Lahoz, obispo de Comodoro Rivadavia
Esteban M. Laxague sdb, obispo de Viedma
Fernando C. Maletti, obispo de San Carlos de Bariloche
Marcelo A. Melani, sdb, obispo de Neuqu?n
Juan C. Roman?n, sdb, obispo de R?o Gallegos
Jos? Slaby, C.ss.r., obispo de la Prelatura de Esquel
Miguel E. Hesayne, obispo em?rito de Viedma
N?stor H. Navarro y Jos? Pedro Pozzi, sdb, obispos em?ritos de Alto Valle del R?o Negro?
Mensaje de monse?or Rub?n Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lan?s, para la Pascua 2011. (AICA)
ES VERDAD, CRISTO HA RESUCITADO???????????????
Hoy estamos presentes nuevamente ante el misterio de la vida y de la redenci?n. Cristo, que fue crucificado y muri?, ha resucitado. Con su resurrecci?n vence el pecado y la muerte. Tenemos que escuchar una vez m?s, pero con fuerza inusitada estas sus palabras: ?No teman, soy yo? (Jn. 6, 20). ?Yo estar? con Ustedes hasta el final de los tiempos? (Mt. 28, 19).
As? como el pecado inund? y trastoc? el equilibrio humano opac?ndolo y haci?ndolo caer en la desesperaci?n, en la oscuridad y en una terrible destrucci?n, ?l con su pasi?n, muerte y resurrecci?n, pag? todos nuestros errores, pecados y fragilidades. ?l hace nueva todas las cosas. Nos toca y por medio del bautismo, incorpor?ndonos a ?l, nos bendice para siempre y nos encuentra, y al encontrarnos, Cristo, nos regala su comuni?n, nos da la vida divina, nos llama a la conversi?n sincera y nos hace participar en esa muerte y resurrecci?n redentoras. ?Con el Bautismo, al participar en la muerte y resurrecci?n de Cristo, (los bautizados) comienzan con ?l la aventura gozosa y entusiasmante del disc?pulo? (Benedicto XVI. Homil?a en la fiesta del Bautismo del Se?or, 10 de enero del 2010).
El disc?pulo es llamado a ser testigo. El testigo es enviado. Su vida nueva por vocaci?n es misionera. Nadie puede ser misionero, ni enviado, sino pasa primero por la experiencia profunda del encuentro con Cristo, en otras palabras, si no vive con verdad, convicci?n, identidad y compromiso su bautismo. Este no es un rito que queda en el pasado sino que es el hecho fundamental que orienta nuestra vida de modo afectivo y efectivo en el accionar de nuestro apostolado. El ser llamados y enviados nos da fuerza para testimoniar, si no tenemos fuerza en el trabajo testimonial, es indudablemente por la falta de convicci?n, compromiso y amor.
Estos valores no vienen de afuera, surgen de la misma fuerza de la verdad. Esta verdad se amasa en el silencio de la oraci?n. Sin la Palabra de Dios uno pierde la orientaci?n, sin la Eucarist?a uno pierde la fuerza del amor, ya que ambas Palabra y Eucarist?a son las dos fuentes que alimentan y sostienen realmente la vida cristiana. La Palabra se escucha y se recibe. ?sta nos ilumina, nos poda y nos fortalece. La Eucarist?a, recibida con las debidas disposiciones, nos hace participar de la Vida y despeja todo vestigio de pecado, infidelidad, ego?smo y mentira.
Jes?s resucitado nos dice: no tengan miedo. Lev?ntense, Yo los ayudo a vivir, amar y servir como libres y no como esclavos. No tengan miedo, no vivan como cobardes. Dejen que el Esp?ritu los encienda con el fuego de su Amor. No vivan como derrotados, Yo me entregu? por cada uno de ustedes, ?todav?a no se dan cuenta del amor que les tengo? ?Qu? m?s quieren que haga por ustedes?
La vida nueva recibida se debe vivir responsablemente. Con madurez, con objetividad, sin caprichos y sin arbitrariedades. Con voluntad de decisi?n y no solamente con ?ganas?. Que no se apague en ustedes lo que da sentido a la vida: pensar, conocer, amar. Basta de echar la culpa a los dem?s. Cada uno, en su lugar, en su vida, en la sociedad, en sus tareas y funciones, debemos hacernos cargo de nuestra respuesta. Somos responsables de nuestra propia maduraci?n.
La Virgen Mar?a, los Santos, cada uno de ellos ha entendido, comprendido y asumido este mensaje. Que Mar?a al pie de la cruz, nos ayude tambi?n a nosotros a responder a Cristo y a vivir cuidando a la Iglesia, al hermano, al pobre, y al que comparte con nosotros la misma suerte, el mismo sentido de la vida.
El querido Papa Juan Pablo II, que ser? beatificado pr?ximamente, hace 10 a?os, el 24 de abril de 2001, nos modific? a todos nosotros, enriqueci?ndonos con esta nueva realidad de Avellaneda-Lan?s. Este acontecimiento nos invita a vivir renovadamente esta Pascua. Por eso, en este A?o Jubilar Diocesano, todos debemos hacer m?s cre?ble a la Iglesia, siendo testigos de la esperanza y anunciadores del mundo nuevo que ya ha comenzado, porque Cristo Redentor ha definido para siempre el rumbo de la historia de la humanidad.
Felices Pascuas de Resurrecci?n, ?l los bendiga a todos y les de la alegr?a de comenzar una vida nueva.?
Mons. Rub?n O. Frassia, obispo de Avellaneda-Lan?s?
Carta pastoral de monse?or Baldomero Carlos Martini, obispo de San Justo, para la Pascua 2011. (AICA)
LA BELLEZA DE LA PASCUA COMO LUZ, VIDA Y OFRENDA DE AMOR ???????
Mis queridos hermanos y hermanas: Vivamos con alegr?a este encuentro con Jes?s que resucita de entre los muertos y se deja ver y tocar , en su nueva dimensi?n .?Ha resucitado! Es el Hombre nuevo, que hace nuevas todas las cosas y nos regala el ser? hombres y mujeres renovadas, capaces de construir una nueva humanidad y darle un rostro nuevo a toda la realidad que nos rodea en estos tiempos dif?ciles.
Este misterio es el? nos da la gracia para descubrir la belleza de la Pascua, como fuente de luz, engendradora de vida y? que hace de nosotros y? de todo lo nuestro, una ofrenda de amor.
Dios tiene en cuenta, nuestra necesidad profunda de experimentarlo presente en nuestra vida, sac?ndonos de la oscuridad del ?pecado y de la muerte. Necesitamos? verlo y tocarlo con el coraz?n. En estos d?as santos que celebramos, en este S?bado Santo que hoy vivimos, al decir del Papa? Benedicto, ?como la ?tierra de nadie?, entre la muerte y la resurrecci?n; pero en esta ?tierra de nadie?, ha entrado Uno, el ?nico que lo ha recorrido con los signos de su Pasi?n por el hombre.? Su amor lo llev? hasta entrar en el lugar de la soledad absoluta del hombre a donde no llega ning?n rayo de amor, donde reina el abandono total, sin ninguna palabra de consuelo: ?los infiernos?. Jesucristo permaneciendo en la muerte, cruz? la puerta de esta soledad ?ltima, para guiarnos tambi?n a nosotros, a? atravesarla con ?l. En la hora de la m?xima soledad nunca estaremos solos. La Pasi?n de Cristo es la pasi?n del hombre. Este es el misterio del S?bado Santo. Precisamente desde all?, desde la oscuridad de la muerte del Hijo de Dios, ha surgido la Luz de una nueva esperanza, la luz de la Resurrecci?n?: la victoria de la vida sobre la muerte y del amor y la entrega, sobre el odio y el ego?smo. El S?bado del mundo encontrar? su plenitud en la luminosidad de la Pascua? de Cristo, la Luz que brill? en las tinieblas y su Presencia en cada uno.
Mis hermanos: Es una exigencia del amor,? que en la Pascua? nos encontremos con Cristo resucitado, descubriendo la belleza de sus signos, que nos interpelan y nos dicen a todos ?el Se?or est? aqu? y te llama? ?Qu? respuesta le damos? ?En qu? se nota? que hemos entrado en El y ?l entr? en nuestra vida? ??Cu?les son los signos de este luminoso d?a sin ocaso??
1. Cristo? ha resucitado y nos ilumina, una se?al, el cirio pascual
Un hermoso Cirio es bendecido y adornado con las cinco llagas, santas y gloriosas, para que se llene de alegr?a nuestro coraz?n y nos lleve? a reconocerlo a ?l, como el Se?or de la Historia y de nuestra vida. A ?l pertenecen? el tiempo y la eternidad y nos recuerda durante? el a?o, que El ha resucitado y disipa las oscuridades de la muerte en las que estamos sumergidos? y? ?las tinieblas de la inteligencia y del coraz?n que nos impiden vivir con alegr?a, amor y en paz.
Ruego que desde este primer a?o de la Novena de A?os, preparando el Jubileo Diocesano, el Cirio Pascual, que simboliza a Cristo Viviente y luminoso, no lo apaguemos? dentro nuestro y que la fuerza luminosa de su Cruz, nos atraiga? a todos como su Pueblo Santo. Si estamos cerca de su Luz, iremos acrecentado nuestra dignidad de seguidores suyos y escucharemos como Madre Teresa el llamado misionero: ?Se t? mi luz?? en los ambientes matanceros y? de la realidad argentina, sobre la que muchas oscuridades? impiden el encuentro de los? hermanos.
Pong?mosle nombres, a las tinieblas que nos quitan la alegr?a y ponen obst?culos a la justicia, al amor y a la paz. Cristo resucit? para? que entremos en su Coraz?n y el? pueda entrar en el nuestro y as? vivamos? el gozo de su fiesta, que? fundamenta el aut?ntico servicio al Bien com?n.
?Cu?l va a ser nuestro compromiso con Cristo: en la familia, en la Comunidad y en la Patria??
2. La Pascua tiene un? seno fecundo, en la fuente bautismal
En el desierto cuaresmal nos preparamos para hacer en esta noche,? memoria de nuestro Bautismo junto a la fuente bautismal. En ella nacimos, como hijos de Dios, miembros del Cuerpo de Cristo y? animados por el Esp?ritu ?para vivir en el mundo, como? testigos del Amor resucitado,? con capacidad de cambiar el mundo y ser los peregrinos? de la fe y de la luz, hacia la Casa del Padre.
El agua que llena la fuente, nos habla y tiene un grito triunfal. El cirio pascual se introduce en ella, para darle la fecundidad del Esp?ritu, que vivific? ?nuestros corazones y? nuestras vidas. Nos hace hoy, crecer en la fraternidad del amor y en la comuni?n que lleva a Dios como hijos y al encuentro del dem?s como hermanos. Esta agua se derrama para hacernos pasar de la muerte a la vida, de todo lo que es pecado a la vida en amistad con Dios. Nacemos a una dignidad que nos lleva a pasear con Dios en el para?so y nos vuelve testigos de una Alianza de amor, ?sellada con la Sangre redentora del Hijo, en? quien nos hacemos hijos y para que lo? escuchemos? de verdad.
Cuando alguien es bautizado nace un? disc?pulo-misionero de la resurrecci?n de Cristo y capaz de gritar? con valent?a su Evangelio, todo el Evangelio, no solo lo que nos conviene.
Mis hermanos: Que la Iglesia que peregrina en San Justo, se renueve con la gracia de esta Pascua. Comience, hoy, a la luz del Evangelio a vivir en estado de ?Asamblea Diocesana y caminando en comuni?n hacia el Jubileo de oro, encuentre siempre, nuevos impulsos de vida. Sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz. Que? todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando con fidelidad, amando ?y sirviendo como Cristo nos am?.
Por eso: ?Renueva, cristiano tu dignidad!?? ?Iglesia querida de San Justo qu? dices de ti misma??
3. La belleza de la? Pascua? se? concentra toda ella en el altar
Lo primero que vemos al entrar en una iglesia cat?lica es el Altar. Es el ?coraz?n? del Templo.
Dos mesas? se destacan: la de la Palabra de Dios y la del Sacrificio de Cristo. Cada una tiene su belleza, no tanto en como son, sino por lo que se hace en ellas y ?por lo que celebramos en ellas.
El encuentro con ?Cristo resucitado y viviente, se da al escuchar ?la Palabra, que proclama las maravillas de Dios para con nosotros y ?en la Eucarist?a que? hace viva y actual, toda su Pascua. En un poco de pan y de vino, nos regala su Amor sacrificado, su presencia como Cristo total, que nos atrae? y nos abraza a todos, ?para que hagamos con ?l una ofrenda de nuestra vida? al Padre.
La Celebraci?n de la Eucarist?a se hace en el Altar de la misa y en el altar de los corazones, para prolongarse en la vida? de cada d?a. La Misa es fuente y culminaci?n. En ella, Cristo, el Se?or, hace posible nuestro encuentro y nuestra experiencia en la fe, de su Misterio y de sus mismos sentimientos. Somos cambiados desde dentro, por la reconciliaci?n y por las? eficaces palabras de la Consagraci?n, para que lo irradiemos? en todo nuestro ser y obrar. ?l est? dentro? de nosotros para que hagamos de cada d?a ,donde estemos,? un espacio de encuentro, de di?logo y compromiso ciudadano, y siendo en esta rica? realidad matancera,? como la levadura, para ?que fermentemos de Evangelio los ambientes,? como luz al servicio de la Verdad completa y como la? sal?? seamos sabidur?a , para ?vivir? como ciudadanos respetados y no usados? por nada , ni por nadie.
En la Comuni?n hacemos pascua, nos asimila, para que? seamos m?s parecidos a ?l, como hombres nuevos con corazones renovados, para hacer una? Iglesia m?s fiel, una Matanza m?s fraterna y solidaria y una Argentina m?s consustanciada con la herencia? de nuestros padres y a nuestra matriz cultural cristiana y cat?lica, abierta? y ?al servicio de la dignidad humana de todos.
Dese?ndoles? Santa y Feliz Pascua de Resurrecci?n, los abrazo con mi Bendici?n Pastoral.?
?DIOS ES AMOR!
?RENOVEMOS EL ENCUENTRO Y EL ANUNCIO DE JESUCRISTO VIVIENTE??
Mons. Baldomero Carlos Mart?ni, obispo de San Justo?
Mensaje de monse?or Andr?s Stanovnik, arzobispo de Corrientes para la Pascua 2011. (AICA)
La resurrecci?n de Jes?s es el acontecimiento m?s extraordinario en la historia de la humanidad. El Papa, en su reciente libro Jes?s de Nazaret, se pregunta ?qu? fue lo que sucedi? esa noche? Dice el Papa que si la resurrecci?n de Jes?s no hubiera sido m?s que el milagro de un muerto reanimado y regresado a la vida, la cosa no tendr?a para nosotros en ?ltima instancia ning?n inter?s. Jes?s no despertar?a m?s inter?s que la de un hombre con ideas interesantes sobre Dios y sobre la vida y nosotros no estar?amos haciendo m?s que una solemne recordaci?n de un difunto. Si esto fuera as?, san Pablo nos advierte que ser?amos los hombres m?s dignos de l?stima (1Cor 15,19).
En cambio, ense?a el Papa, los testimonios del Nuevo Testamento no dejan duda alguna de que en la ?resurrecci?n del Hijo del hombre? ha ocurrido algo completamente diferente. Jes?s no ha vuelto a una vida humana normal de este mundo, como L?zaro y otros muertos que Jes?s resucit?. ?l ha entrado en una vida distinta, nueva; y, desde all?, ?l se manifiesta a los suyos. Los disc?pulos, despu?s de tanto titubeo y asombro inicial, ya no pod?an oponerse a la realidad: es realmente ?l; vive y nos ha hablado, ha permitido que lo toquemos. ?No teman ?les dijo el ?ngel a las mujeres- yo s? que ustedes buscan a Jes?s, el Crucificado. No est? aqu?, porque ha resucitado como lo hab?a dicho? (Mt 28,5-6). A Dios se le cree por su palabra. Cristo ha resucitado verdaderamente y sobre la verdad de su resurrecci?n hubo numerosos testigos que, sorprendidos de asombro, dieron testimonio de haberlo ?visto?, ?o?do?, ?tocado? y ?comido? con ?l (cf. Lc 24,41.42; Jn 21,12-13; 1Jn 1,1).
Este acontecimiento despierta una gran esperanza para toda la humanidad: es posible un mundo nuevo. No es algo ilusorio, un sue?o, creer, esperar y colaborar para hacer realidad el hombre nuevo. Pero no porque lo podamos hacer nosotros, o porque pueda obtenerse de alguna ideolog?a, de un sistema pol?tico, no. Es Dios quien lo hace, de ?l es la iniciativa y nosotros somos los primeros sorprendidos. ?l mismo lo revel? a un grupo de creyentes y desde entonces el rumor se expande a lo largo de la historia: Dios salva, ?l es quien libera, ?l se comprometi? a cambiarlo todo, a transformarlo desde dentro, a romper definitivamente con la corrupci?n, el pecado y la muerte. Pero lo inaudito y absolutamente in?dito, es que lo hace con incre?ble humildad, descendiendo ?l mismo hasta los abismos de la degradaci?n humana, sin temor a cargar sobre s? toda la suciedad y toda la noche de la humanidad; lo realiza estableciendo una alianza de vida y de amor con los que creen en ?l y se comprometen a ser sus disc?pulos. Y aqu? estamos nosotros, llenos de gozo, celebrando la resurrecci?n del Se?or. Con la resurrecci?n de Jes?s amanece un nuevo d?a para la humanidad, una esperanza cierta, una fuente de vida digna y plena que salta hasta la eternidad.
La Iglesia celebra este acontecimiento con el Triduo del Jueves, Viernes y S?bado Santo, y culmina en la Vigilia Pascual, donde lo primero que hace es bendecir el fuego nuevo en el atrio del templo. Con la luz nueva que es Cristo resucitado se inicia la peregrinaci?n hacia el interior del templo, luz que hace retroceder las tinieblas. El Resucitado es luz que ilumina la vida de todo hombre y de la humanidad, y le da sentido a su peregrinar por este mundo. En ?l, muerto y resucitado, la vida humana adquiere un valor incomparable y ?nico. En cambio, si Jesucristo hubiese sido s?lo una personalidad importante, alguien que nos hubiera dejado ideas interesantes sobre Dios y sobre la vida, entonces todo permanece en una dimensi?n puramente humana, dice el Papa. Estamos solos en el universo y los criterios de valoraci?n se reducen ?nicamente al individuo o a grupos de individuos, que se asocian entre s? mediante consensos ?inevitablemente transitorios e inestables- para organizarse y sobrevivir. As?, la vida humana que se torna relativa a los que dominan y deciden qui?nes tiene derecho a vivir y qui?nes son los que sobran. Pero no estamos solos en este mundo: Cristo venci? la muerte y vive resucitado entre nosotros. Por la Pasi?n de Jes?s, la vida y el amor triunfan sobre el odio y la muerte. Un mundo nuevo es posible, pero ahora hablamos de un mundo nuevo que se transforma por la extraordinaria fuerza de la fe, del amor y de la paz.
En el a?o cincuentenario de nuestra Arquidi?cesis, proclamamos gozosos nuestra fe en Jesucristo y en su Cuerpo que es la Iglesia. En ?l somos Iglesia viva que peregrina en comuni?n y se siente fuertemente interpelada a la misi?n. Esa misi?n consiste? en mostrar a Cristo y hacerlo cre?ble mediante el testimonio de una vida coherente y ejemplar. Es enorme la tarea que tenemos para humanizar nuestra vida social y pol?tica. El Santo Padre nos record? que en Jesucristo Resucitado es la principal fuerza impulsora del aut?ntico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. Ella nos libera de los ego?smos que nos tienen atados y nos da alas para desarrollar las enormes capacidades y talentos que Dios puso en nosotros. Pero para acceder a esas grandes posibilidades de vida, es necesario abrazar la cruz de Jes?s, aunque nos cueste creerlo y nos resulte dif?cil asumirlo. No se puede ?ver?, ?o?r? y ?tocar? a Jes?s si no estamos dispuestos a seguirlo por el camino de la cruz, porque ?no hay amor mas grande que dar la vida por los amigos? (Jn 15,13). En este camino nos alienta el gozoso anuncio del la Pascua: es verdad, Cristo muri? en la cruz, resucit? y ahora vive junto al Padre (cf. Rm 8,34). ?l prometi? que estar? siempre con nosotros hasta el fin del mundo (Mt 28,20).
A todos, gobernantes y pueblo, les deseo una santa y feliz Pascua de Resurrecci?n.?
Mons. Andr?s Stanovnik OFM Cap., arzobispo de Corrientes?
Lectio divina para el?martes de la cuarta semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesna de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:????? ????????Juan 10, 22‑30?
Se celebraba en Jerusal?n la fiesta de la Dedicaci?n del templo. Era invierno, y Jes?s se paseaba? en el templo por el p?rtico de Salom?n. Los jud?os, rode?ndolo, le preguntaban: ??Hasta cu?ndo nos vas a tener en suspenso? Si t? eres el Mes?as, d?noslo francamente.?
Jes?s les respondi?: ?Os lo he dicho, y no cre?is; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ?sas dan testimonio de mi. Pero vosotros no cre?is, porque no sois ovejas m?as. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecer?n para siempre, y nadie las arrebatar? de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.?
MEDITACI?N:??????????????Os lo he dicho?
??????????? No, el problema no es del mensaje ni del mensajero, el problema es nuestro, siempre ha sido nuestro. Hambreamos, o eso manifestamos, algo mejor, pero no estamos dispuestos a asumir las consecuencias y, por eso, preferimos no escuchar, cuando las respuestas no son las que nosotros queremos. Cu?ntas veces ten?as que repetir lo mismo para convencerles, ?os lo he dicho, pero no cre?is?.
??????????? Antes a?n que el no creer es que, en realidad, no escuchamos. Escucharte supone entrar en la din?mica del amor, de salir de nosotros mismos, de creer y trabajar por valores que nos humanizan y nos ayudan a salir al encuentro de los otros, pensar en clave de t?, y parece que no estamos por la labor. Luego nos extra?amos de las consecuencias, de la violencia, del vac?o, de la falta de valores. Queremos curar la fiebre en lugar de eliminar las causas que la produce.
??????????? Pero esta realidad no puede apagar la esperanza. Sigue habiendo quienes escuchan y desean escuchar tu voz; quienes te siguen con m?s o menos agilidad; quienes se empe?an en construir y aportar vida. Y esos, es importante, no est?n dejados a su suerte, t? est?s con ellos, y en su empe?o nadie conseguir? arrebatarlos de la mano de Dios. Gracias por esta palabra, Se?or.
ORACI?N:??????????????De tu mano?
??????????? Se?or, gracias por esta afirmaci?n, la necesito porque a veces me siento s?lo. Gracias por asegurarme que me tienes agarrado de tu mano.
??????????? Ay?dame, Se?or, para que no me suelte de tu mano. Gu?ame contigo por el camino del amor.
??????????? Se?or, necesito escuchar tu voz y saber que est?s siempre conmigo. Que de tu mano me adentre en la corriente de la vida y no me canse de ser hacedor de paz y de bien.
CONTEMPLACI?N:????? ?Me conoces?
No necesito decirte muchas cosas;
sabes de mis luces y de mis sombras,
y ?no necesito justificarme,
ni buscar excusas.
Me conoces en mis verdades,
?en mis mentiras
y en mis deseos .
Y desde esta mi verdad,
que no puedo ocultarte,
te extiendo mi mano,
a veces temblorosa,
esperando que t? me agarres
y me gu?es donde t? sabes.
Lectio divina para el lunes de la cuarta semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesisde Tenerife.
LECTURA:??????????????Juan 10, 1‑10?
En aquel tiempo, dijo Jes?s: ?Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ?se es ladr?n y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A ?ste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y ?l va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extra?o no lo seguir?n, sino que huir?n de ?l, porque no conocen la voz de los extra?os.?
Jes?s les puso esta comparaci?n, pero ellos no entendieron de qu? les hablaba. Por eso a?adi? Jes?s: ?Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de m? son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por m? se salvar? y podr? entrar y salir, y encontrar? pastos.
El ladr?n no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.?
MEDITACI?N:??????????????Para que tengan vida?
??????????? Pienso que esta frase la acoger?amos todos. El problema es entender, o ponerse de acuerdo, en lo que significa la vida y en d?nde se ponen los l?mites. Y si esa vida se entiende desde un valor m?o y del otro, que hay que respetar, o si esa vida la entendemos condicionada a los intereses particulares.
??????????? Es claro que, en circunstancias normales, todos queremos vivir, pero cuando la vida del otro nos molesta, trastorna mis intereses, buscamos la forma de deshacernos del otro de una u otra manera, incluso, violentamente. Luego, buscamos disculpas, derechos de nuestra ?libertad? a ultranza, y hasta derechos del otro que, en aras de su dignidad, es mejor eliminar.
??????????? Frente a una cultura de eliminaci?n f?cil, del derecho a vivir ?yo?, t?, Se?or, nos vienes a ofrecer vida, y vida en abundancia ?para todos! Y eso nos lleva a tener presente el derecho a la vida del otro, y a saber que mi derecho tiene un l?mite, el del derecho del otro. La clave es ser capaces de pensar desde ti. T? no viniste para reivindicar tu vida, sino para abrir el horizonte de la vida de los otros, de todos. Fue un atrevimiento, te cost? la vida. Pero no te la quitaron, la diste para que sigamos teniendo vida. Por eso vives y sigues gritando ?vida! ? ?para todos!??? ??????????
ORACI?N:?????????????Por la vida?
??????????? Parece un poco triste, Se?or, pero tengo que pedirte por la vida ?la quitamos con tanta facilidad! Para que nos convirtamos en defensores y creadores de vida.
??????????? Te presento, Se?or, a todos los que son eliminados desde antes de antes hasta ?antes de morir?, para que nos perdonen y su sacrificio nos termine convirtiendo el coraz?n de piedra en coraz?n de carne.
??????????? Se?or, ay?danos a salir de nuestro ego?smo justificado, de nuestras actitudes irresponsables y superficiales. Que contigo y desde ti luchemos por la vida, para que seamos constructores de vida abundante que salte hasta la eternidad.
CONTEMPLACI?N:???????????????Puerta abierta?
Necesito una puerta,
una puerta que me abra
los horizontes cerrados de mi coraz?n
y me permita librarme
de las voces uniformes
de quien canta a coro
las delicias f?ciles de todos y de nadie.
En medio de esa atm?sfera cargada,
una brisa suave y fresca,
que deja colar un rayo de luz
y un resquicio de limpio cielo azul,
penetra en lo m?s ?ntimo de m?.
Y, al mirar profundo,
te descubro puerta abierta,
vida abundante que fluye en m?,
y que se empe?a en saltar,
esperanzada y gozosa,
hasta la eternidad
Mensaje de monse?or Jos? Mar?a Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, para la Pascua 2011 (AICA)
Celebramos en la Pascua la fuente de una Vida Nueva que nos ha tra?do Jesucristo. La Pascua es semilla de lo nuevo, es comienzo y futuro. Es comienzo en cuanto don obtenido por Jesucristo, y es futuro como horizonte de vida ofrecida a todos. En esta din?mica de lo nuevo como algo ya adquirido, podemos comprender el significado de la Pascua y la responsabilidad que nos cabe.
Cuando la liturgia nos habla de los frutos de la Pascua lo hace utilizando la imagen del Reino de Dios, que es una realidad iniciada con Cristo pero en camino hacia su plena realizaci?n. Esta imagen nos habla de un Reino de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz. Este es el fruto de la Pascua. Cuando desde ella contemplamos la realidad que nos rodea no podemos dejar de ver la distancia y dolernos. La Pascua no nos permite sustraernos a esta realidad del mundo amado por Dios y para el cual ha venido Jesucristo. Celebrar la Pascua es alegr?a por el don recibido, pero tambi?n compromiso con la vida del hombre y del mundo. La fe en el Dios de la Vida es garant?a de fraternidad y de solidaridad.
Son muchas las condiciones de fragilidad en la que viven muchos hermanos nuestros. Pienso en los ataques que sufre la vida desde el embarazo, con el peligro del aborto, hasta los riesgos de una infancia carente del necesario acompa?amiento que garantice su futuro. En el flagelo de la droga que avanza y mata con la complicidad del silencio y la impotencia que manifiesta la autoridad. En la pobreza y marginalidad que hiere la dignidad del hombre y su familia, con consecuencias irreparables en la vida y desarrollo integral de sus hijos. En la mezquina construcci?n de una agenda pol?tica centrada en el poder, y la ausencia de un di?logo constructivo al servicio de un proyecto de pa?s que incluya a todos. La semilla de lo nuevo necesita de un suelo bien dispuesto para poder dar frutos.
Es de desear que la luz de la Pascua ilumine el camino de este a?o electoral. Ante todo, valoremos la pol?tica como la necesaria mediaci?n entre las ideas y la realidad. Ella pertenece al ?mbito de la ?tica y est? al servicio del bien com?n. Por ello el pol?tico, junto a su preparaci?n y competencia, debe abrevar y sentirse exigido por los valores morales. Alejado de todo enfrentamiento est?ril debe ser testigo de un di?logo maduro y ejemplar para la comunidad. Estas actitudes elevan a la pol?tica y hacen de ella un acto de docencia c?vica y de renovada esperanza para el pueblo. Ella necesita del poder, pero no como un bien absoluto que deba conservar a cualquier precio, sino como un tiempo oportuno de servicio en el marco de la Constituci?n. La obediencia a la ley es un l?mite que la preserva y ennoblece y que hace, adem?s, al nivel de la misma democracia.
Con la alegr?a de la celebraci?n de la Pascua reciban mis mejores deseos, junto a mi afecto y bendici?n en el Se?or que ha Resucitado y nos compromete a hacer realidad los frutos de esta Vida Nueva.?
Mons. Jos? Mar?a Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz?
Homil?a de monse?or Luis T. St?ckler, obispo de Quilmes para el Domingo de Ramos (17 de abril de 2011). (AICA)
EL MISTERIO DE LA REDENCI?N??????????????
La lectura de la Pasi?n de nuestro Se?or nos recuerda la ?ltima noche y el ?ltimo d?a de su vida: la cena pascual, la traici?n de Judas, la angustia de Getseman?, su arresto, el interrogatorio en el Sanedr?n, la condena por Pilatos, la burla de los soldados, la crucifixi?n, su muerte y su sepultura. Es delante del Sumo Sacerdote y del gobernador, donde Jes?s revela el secreto de su persona y su misi?n, como Hijo de Dios y Rey de los jud?os. El primero lo condena por blasfemo, el segundo por rebelde. Pareciera que Jes?s hubiera sido uno m?s de los que han terminado en los engranajes del poder. Sin embargo, su historia no qued? ah?. La Semana Santa nos revela el trasfondo misterioso de su muerte y de nuestra vida. Desde ?l nos comprendemos a nosotros; y a la inversa: conoci?ndonos a nosotros, lo podemos descubrir a ?l.
La actitud de Jes?s en el relato contrasta con la de todos los dem?s, incluyendo los ap?stoles que lo abandonan. ?l comparte la misma fuente con el que lo traicionar?; mientras ?l ora con angustia, los tres preferidos est?n durmiendo; mientras se abalanzan sobre ?l y lo detienen, Jes?s rechaza la violencia contra ellos; cuando levantan falso testimonio contra ?l, Jes?s se calla; cuando los sumos sacerdotes y ancianos insultan al crucificado, ?l invoca a Dios y le entrega su esp?ritu. Si bien la causa directa de su muerte fue la ceguera de los responsables del pueblo, no se comprende este desenlace sin el misterio del pecado, en el cual todos los hombres est?n involucrados. As? Jes?s lo expresa en la ?ltima cena, cuando les entrega la copa: ??sta es mi sangre, la sangre de la Alianza, que se ?derrama por muchos para la remisi?n de los pecados?. Frente a su bondad tomamos conciencia de la? dimensi?n de nuestra mezquindad y maldad. Los protagonistas inmediatos de su pasi?n han actuado en nombre de todos los hombres. Por eso, no busquemos qui?nes tienen mayor culpa. No hay nadie que sea inocente.
Cada uno, frente a este Cristo descubre, como en un espejo, ?su propia desfiguraci?n. Nuestra egolatr?a tiene tantas expresiones cuantos pecados se han hecho h?bito en nuestras personas. La sensualidad y la avaricia, ?la ira y la envidia, la pereza espiritual y la soberbia: ?Qui?n puede decir que est? libre de los vicios? Los programas informativos como de ficci?n en los medios, son un reflejo ya insoportable de esta realidad. Sentimos el vac?o interior que los h?bitos mal adquiridos nos causan como personas y como sociedad. ?Qui?n nos saca del enredo de tanta confusi?n? Solos no lo podemos lograr.
De esto tomamos conciencia en esta Semana. En nuestro lugar, Jesucristo se hizo obediente, para levantarnos y devolvernos nuestra dignidad como hijos de Dios. Para esto se humill? hasta aceptar la muerte en cruz. Nuestra culpa se aniquila al creer en ?l. Y nuestra vida recobra sentido y plenitud.?
Mons. Luis T. St?ckler, obispo de Quilmes?
Homil?a de monse?or Mart?n de Elizalde, obispo de Nueve de Julio, en la celebraci?n del Domingo de Ramos (Iglesia Catedral, 17 de abril de 2011). (AICA)
?RECIBIR AL SE?OR CADA D?A???????????????
Queridos hermanos y hermanas:
?Qu? significado tiene que nos hayamos encontrado esta ma?ana en la plaza, frente al templo, y desde all? ingres?ramos todos juntos en ?l, cantando con alegr?a y agitando los ramos en nuestras manos? ?Estamos reproduciendo un hecho del pasado, ?nico es verdad, con el cual queremos identificarnos, o m?s bien deseamos mostrarnos part?cipes, espiritualmente presentes en ese lugar y en ese tiempo, como lo estamos ahora en el nuestro? ?Somos conscientes, seriamente conscientes, de lo que significa cuanto estamos haciendo, que no es una mera representaci?n ni tampoco la entrega de los ramos bendecidos, solamente, para que los llevemos a nuestras casas, como una prenda de bienestar y de felicidad? En nuestra celebraci?n lit?rgica de hoy, en su mismo desarrollo y por los espl?ndidos textos que la Iglesia nos propone, podemos distinguir tres momentos, o pasos, que recorremos con fe. Ojal?, queridos hermanos, lo hagamos con la mayor atenci?n y dedicaci?n, para recibir su riqu?simo y tan necesario mensaje, la palabra que Dios nos dirige en esta ocasi?n a todos y a cada uno de nosotros.
Hemos comenzado congreg?ndonos en un punto central, como es la plaza y frente a la catedral, venidos de los cuatro horizontes de la ciudad. All? se bendijeron los ramos, primero, para que despu?s de la lectura del Evangelio que narra la entrada de Jes?s en Jerusal?n, ese signo de bienvenida y de gozo acompa?e la iniciaci?n del cumplimiento de las promesas mesi?nicas: Jes?s llega como Rey y Salvador, y nuestra acogida no es solamente para un encuentro humano o para recibir aquellos remedios y alivio que todos necesitamos. Los ramos benditos hablan de nuestra fe y de nuestro deseo de acoger al Se?or. Con ellos iniciamos la procesi?n; marchamos con Jes?s, nos identificamos con ?l, asumimos lo que ?l nos viene a traer, buscando ser c?mo ?l. El gesto de caminar encolumnados nos presenta a los ojos del mundo cubiertos con el manto de la fe que compartimos, del nombre de cristianos que llevamos, y haciendo este camino con ?l, nada de lo suyo podr? sernos ajeno. Nos disponemos a acompa?arlo, a tomar nuestra parte de cruz y entregar nuestro esfuerzo y nuestra sangre, como lo hizo ?l. Y al llegar junto al altar del sacrificio, ofrecemos la Eucarist?a, donde la Pasi?n, Muerte y Resurrecci?n de Jes?s son presentes y eficaces para borrar el pecado del mundo y abrirnos la puerta de la vida eterna. En este d?a tan grande, en el umbral de la Semana de Pascua, recibamos en el coraz?n el don que nos entrega el mismo Hijo de Dios, para alabanza del Padre, por la acci?n del Esp?ritu Santo. No reduzcamos esta celebraci?n al signo del ramo de olivo que llevamos a nuestra casa ? es solo un signo, que si no remite a la totalidad del acontecimiento salv?fico, nada significa, ni, en el otro extremo, separemos la bella y elocuente entrada procesional del sacrificio eucar?stico, como si busc?ramos el m?nimo de esfuerzo y de presencia, participando de la Misa sin encontrarnos entre quienes aclaman a Jes?s, y se unen a ?l con sinceridad.
Seguramente entre quienes salieron ese d?a a las calles de Jerusal?n hab?a diferentes actitudes y conductas. Estaban los curiosos, tal vez los m?s sabios seg?n la carne pero los m?s ignorantes acerca de los verdaderos caminos de Dios; estaban los sacerdotes y doctores, que ve?an con temor esta nueva predicaci?n que abr?a horizontes nuevos a la fe y a la pr?ctica religiosa; tambi?n estaban los que fueron testigos de sus milagros, hab?an experimentado su misericordia y su bondad, y quer?an conservarse cerca de la fuente de aquellos beneficios, tanto espirituales como tambi?n materiales. Y un grupo, seguramente reducido, de disc?pulos, preparados ya para ser testigos de la obra redentora, a?n en medio del temor y de la duda, y que reci?n con la efusi?n del Esp?ritu divino llegar?an a ser el fundamento de la Iglesia, trasmisores de la verdad del Evangelio y formadores de las conciencias. Por eso nuestra presencia aqu? exige la definici?n del amor de Dios, de la adhesi?n personal a Cristo y de la perseverante fidelidad al Esp?ritu Santo.
Desde esta perspectiva de fe la recepci?n de Jes?s por el creyente en este d?a de Ramos se despliega hasta cubrir la totalidad de la historia y tambi?n el conjunto de la vida de cada hombre y de cada mujer. Debemos recibir al Se?or como entonces lo hicieron aquellos jud?os presentes en Jerusal?n, que abrieron de verdad su coraz?n y reconoc?an el don que Dios les hac?a: el amor ofrecido desde el inicio del universo por el Padre Creador, expresado en el sacrificio que redime por la entrega del Hijo que obtiene para nosotros el perd?n. Por eso, la Semana Santa se abre con esta entrada, para que podamos expresar la acogida que hemos de tributar al Hijo de Dios. Recibirlo hoy, no como una simple representaci?n de algo que pas?, sino en el presente de la comuni?n y de la fidelidad: amor compartido con Jes?s y en la Iglesia, con todos los hermanos, en el signo sacramental de la Eucarist?a, con los lazos fraternos de la Iglesia, con el fermento del Pan de Vida y la saciedad espiritual del vino convertido en Sangre de Cristo, para desde all? vivir la unidad y lanzarnos a la misi?n. En fin, saber que nuestro encuentro de hoy con el Salvador que llega, manso y humilde, es para recibirlo siempre, y para siempre, desde ahora hasta la eternidad, para un encuentro que no ha de interrumpirse ni cesar: amor comprometido, en el cual los esfuerzos de este tiempo se convierten en semillas de eternidad, y son anticipo de lo que nos est? prometido en la vida del cielo, y se muestran en la fidelidad al Evangelio y en la santidad de la Iglesia.
Una simple consideraci?n final: ?Porqu? somos tantos hoy aqu? en este templo, y en los dem?s d?as de la Semana pascual, que son tan significativos como este, no nos reunimos con la misma fidelidad, con el mismo entusiasmo??Acaso apreciamos m?s la ramita de ?rbol que nos llevamos que la comuni?n al Cuerpo de Cristo, recordada el Jueves Santo, la adoraci?n de la cruz y el relato evang?lico de la Pasi?n, el Viernes, la manifestaci?n por el fuego, la luz y el agua, de los signos sacramentales que nos dan la vida, en la Vigilia pascual? Mar?a Sant?sima, que guardaba en su coraz?n virginal las palabras y los acontecimientos de la vida de su Hijo, que fue tal vez la ?nica capaz de comprender el significado cabal de la entrada en Jerusal?n del Mes?as, nos ayude a vivir con profundidad los misterios de estos d?as, y despierte a nuestras almas para que seamos constantes en la escucha del Verbo y en la aplicaci?n de sus ense?anzas, especialmente en estos d?as santos de la Pascua.?
Mons. Mart?n de Elizalde, obispo de Nueve de Julio?
Alocuci?n televisiva de monse?or H?ctor Aguer, arzobispo de La Plata en el programa ?Claves para un mundo mejor? (17 de abril de 2011). (AICA)
LA REALEZA DE CRISTO Y EL PAPEL DE LOS CRISTIANOS???????????????
La Semana Santa, queridos amigos, comienza con la celebraci?n de la entrada triunfal de Jes?s en Jerusal?n. Jes?s se dirig?a a la Ciudad Santa con sus disc?pulos. Era una peregrinaci?n y en el camino mucha gente se fue uniendo a ellos, muchos nuevos peregrinos hacia Jerusal?n.
Pero ocurre algo muy misterioso: Jes?s prepara esa entrada con algunos detalles que aparecen bien claros en los evangelios. Manda a buscar un burrito para subirse en ?l; los disc?pulos extienden sus vestidos sobre el camino para que el Se?or pase all? por una calle alfombrada y todos comienzan espont?neamente a aclamarle como Hijo de David.
Digo que es algo misterioso porque en ese momento parece que se concreta esa gran aspiraci?n del pueblo de Israel que esperaba al Mes?as, y se concreta en la persona de Jes?s. Lo aclaman diciendo: ?Bendito el que viene en nombre del Se?or?, ?Bendito el reino que viene, el reino de nuestro Padre David?.
All? se cumplen una serie de profec?as del Antiguo Testamento especialmente las que la liturgia ha recogido en el cap?tulo 9, vers?culo 9, del Libro de Zacar?as, que habla del rey que llega montado en un burrito, pac?fico, manso, tranquilo. El significado es muy profundo, porque la figura de Jes?s es todo lo contrario de un rey temporal. No entra a? caballo, no con un ej?rcito armado, sino que es una pac?fica y entusiasta peregrinaci?n la forma en que el Rey Mes?as entra serenamente en esa ciudad.
?Qu? significa este episodio? La Iglesia lo ha recogido en la liturgia y lo celebra como el comienzo de la semana en la cual nosotros revivimos el misterio pascual del Se?or?. La entrada triunfal en Jerusal?n es el preludio de su muerte y resurrecci?n.
Jes?s reina, pero reina desde la Cruz. Precisamente esa aclamaci?n al Rey Mes?as se va a transformar, pocos d?as despu?s, en el pedido de su muerte y all? se va a cumplir lo que Jes?s hab?a preanunciado: ?Cuando Yo sea elevado en lo alto atraer? a todos hacia m?.
Jes?s reina desde la Cruz. All? es donde se manifiesta el amor del Padre que lo entrega y el propio amor de Jes?s que se entrega por nosotros. Su realeza es, entonces, la realeza de la caridad.
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No es un recuerdo folkl?rico lo que nosotros evocamos en la Semana Santa reviviendo esta celebraci?n inicial, sino que aclamamos de hecho la realeza de Cristo que se ejerce tambi?n hoy.
Las palabras que recoge el Evangelio, pronunciadas por la muchedumbre en la entrada triunfal de Jes?s en Jerusal?n, son las que repetimos cada liturgia eucar?stica al final del prefacio, al comienzo de la gran plegaria de la consagraci?n. Nosotros decimos ?Bendito el que viene en el nombre del Se?or?, y estamos proclamando que la realeza de Cristo, muerto y resucitado por nosotros, se concreta en la Eucarist?a, en esa Eucarist?a que estamos celebrando, que es la actualizaci?n del misterio pascual.
Nosotros tambi?n en esta Semana Santa, en este Domingo de Ramos, aclamamos a Cristo como Rey, lo reconocemos como Rey.
Recordemos que el Magisterio de la Iglesia, especialmente en el ?mbito de lo social, de lo pol?tico, de lo econ?mico, ha hablado con frecuencia del reinado de Cristo. Cristo es Rey de todos los hombres, es Rey porque ?l ha venido para salvarnos, porque se ha hecho hombre y se constituy? en cabeza de la nueva humanidad y porque en su entrega en la Cruz nos ha rescatado para Dios. Es rey por derecho de nacimiento, siendo el Hijo de Dios, Dios verdadero, y por derecho de conquista, por ser nuestro Redentor.
Ahora bien, ese reinado de Cristo no se impone. No se impone por la fuerza de las armas, no se impone tampoco por la decisi?n de un Parlamento democr?tico, (sabemos muy bien que los Parlamentos democr?ticos suelen votar cosas que son disparatadas e ir a contramano de la Verdad). No, se impone simplemente por la fuerza de la fe y el amor.
Cristo reina ante todo en el coraz?n de aquellos que lo reciben como Rey. Pero los que lo recibimos como Rey no nos contentamos simplemente con creer en ?l, sino que el vigor y la profundidad de nuestra fe se manifiesta en nuestra conducta y se proyecta en todo lo que hacemos.
Entonces, son los cristianos los que est?n llamados, por el mismo ejercicio de la vida de fe, a ir transformando la realidad social de tal manera que esta se convierta en Reino de Cristo.
Cada Semana Santa, en este inicio admirable con la entrada de Jes?s en Jerusal?n, nos recuerda esta realidad fundamental de la fe y de la vida cristiana: Cristo es nuestro Rey. Cristo es el Rey Universal y, como decimos en el Credo, su reino no tendr? fin cuando ?l venga al fin de los tiempos a juzgar a los vivos y a los muertos. Pero ya, desde ahora, ?l reina en el coraz?n de los creyentes. Y son los creyentes, son los fieles, son los cristianos quienes por la proyecci?n de su vida en la realidad social, a trav?s de la actividad cotidiana, tienen que ir transformando las estructuras temporales para que estas se acomoden al designio de Dios. Ese es el camino de la verdadera paz y de la verdadera prosperidad de los pueblos.
Celebremos dignamente esta Semana Santa y que toda ella sea expresi?n de nuestra profesi?n de? la realeza de Cristo.?
Mons. H?ctor Aguer, arzobispo de La Plata?
Homil?a de monse?or Jorge Lugones, obispo de Lomas de Zamora en la solemnidad del Domingo de Ramos (17 de abril de 2011). (AICA)
?Bendito el que viene en el nombre del Se?or?, dice este breve canto, con el que el pueblo cortaba las ramas para alabar a Jes?s, porque entraba a Jerusal?n con gloria; se lo reconoc?a como el Mes?as, que quiere decir el Cristo. Y por eso hemos le?do el evangelio al inicio de esta celebraci?n.
Y trajimos el ramito que vamos a colocar en la entrada de nuestras casas o donde est? una cruz, porque la cruz es un signo de vida.
(..) Empezamos con esta fiesta la semana de la pasi?n; haremos la memoria de la Pasi?n de Jes?s, como le?mos en el evangelio, y desde esta memoria de muerte queremos recordar a Jes?s resucitado como Se?or de la vida.
Es importante que cada d?a tengamos esta memoria de vida que nos trae Cristo resucitado, porque padecemos muchas veces la memoria de la muerte; a veces nos resulta m?s f?cil meditar la Pasi?n y Muerte de Jes?s, que la Resurrecci?n y la Vida; parece que es m?s f?cil entristecerse el Viernes Santo que alegrarse el d?a de Pascua.
Tenemos que tener esta memoria de que Jes?s va a la pasi?n, y como las mujeres que lo acompa?aron con la cruz ya ten?an la memoria de su muerte, por eso van al sepulcro a ungirlo con perfumes, y sin embargo Jes?s les va a mostrar que vive: al que hab?an crucificado y sepultado, ahora vive.
(..) Por eso traemos el ramo, que es un signo de esperanza del resucitado; un signo de que Jes?s va a la pasi?n por nosotros, pero va a resucitar, o sea, vuelve a vivir. Entonces, Jes?s tiene que pasar por la cruz para resucitar y darnos vida.
El nos tiene que curar de esa herida que al principio de los tiempos el maligno nos hab?a provocado, y nos tiene que dar la gracia que nos sane y nos eleve a la categor?a de hijos, categor?a que perdimos con el pecado original; pero en ?l vamos a ser hijos. ?Somos hijos en el Hijo?, como dec?a San Pablo.
El Se?or es un Mes?as Rey que vienen en un animalito de carga, humilde; Jes?s viene en esta humildad; la memoria de vida es humilde, la muerte en cambio es soberbia; pero la memoria humilde respeta la dignidad, respeta a los mayores.
(..) Jes?s entra manso y paciente en un burrito; nosotros ?tenemos paciencia?
(..) Pidamos la paz para nuestras familias, para nuestro pueblo. En esta memoria de vida, hay un pueblo que quiere vivir en justicia, y a trav?s de ella, en la paz.?
Mons. Jorge Lugones, obispo de Lomas de Zamora?
Homil?a ?de monse?or Juan Rub?n Mart?nez, obispo de Posadas para el Domingo de Ramos. (AICA)
(17 de abril de 2011)
Con la celebraci?n del domingo de Ramos entramos decididamente en la Semana Santa. Jesucristo, el Se?or entra en Jerusal?n. Es ah? donde vivir? la intensidad de sus ?ltimas horas. En este domingo leeremos los textos de la pasi?n seg?n San Mateo. Jes?s montado sobre un pobre burro, es el rey humilde que contradice el poder romano y religioso de los jud?os de la ?poca que no entendieron la presencia de Dios. Con la lectura de estos textos nos prepararemos para celebrar el jueves, la cena del Se?or, la instituci?n de la Eucarist?a y del sacerdocio ministerial. La celebraci?n del ?v?a crucis? el Viernes Santo. El s?bado por la noche la Misa empezar? en la oscuridad y el cirio ser? la luz de Cristo, la esperanza y la Vida que ilumina las tinieblas. Los aleluyas expresar?n el triunfo de la Vida, sobre la muerte, porque Cristo, resucit?. La liturgia Pascual nos invitar? a que nosotros tambi?n subamos a Jerusal?n para vivir nuestra Pascua.
Muchos al escuchar hablar de Semana Santa o Pascua, lo asocian solamente a vacaciones o a diversi?n. Como algunos contempor?neos de Jes?s, no captan, ni entienden el sentido profundo y la posibilidad que Dios quiere regalarnos de vivir la conversi?n y la Pascua. Hoy corremos el riesgo que el secularismo nos lleve a vaciar de contenido de aquello que celebramos. El secularismo, es una forma de ate?smo pr?ctico. No est? mal que en estos d?as algunos quieran tomarse un descanso de la rutina diaria, pero esto debe convivir con nuestro compromiso cristiano de participar y vivir la Pascua y las celebraciones, para renovar la fe.
Esta Semana Santa es un tiempo en donde podremos encontrarnos con Jesucristo, en toda su intimidad, realidad y plenitud. Si ?l es el Camino, la Verdad y la Vida, podremos reconocer en la Cruz, y en nuestras cruces, las opciones v?lidas para encaminarnos a ?la vida nueva? de los hijos y amigos de Dios. El Papa Juan Pablo II nos dec?a en su ?ltima Semana Santa: ?No se sorprendan despu?s si en su camino se encuentran con la cruz. ?Acaso Jes?s no les ha dicho a sus disc?pulos que el grano de trigo tiene que caer en tierra y morir para dar mucho fruto? (Jn. 12,23-26). Despu?s de la resurrecci?n de Cristo, la muerte no tendr? m?s la ?ltima palabra. El amor es m?s fuerte que la muerte. Si Jes?s ha aceptado la muerte en cruz, haciendo de ella el manantial de vida y el signo del amor, no es ni por debilidad ni por gusto al sufrimiento. Es para obtener la salvaci?n y hacernos part?cipes de su vida divina?.
Como cristianos sabemos que la conversi?n tiene una dimensi?n personal y social. Tambi?n necesitamos insertar la Pascua, el morir y vivir en nuestra sociedad y cultura. En definitiva las estructuras de pecado, ll?mese el negocio de la droga, el alcohol?, o tantas situaciones que siempre da?an la dignidad del hombre tienen su ra?z en el pecado personal, de cada var?n o mujer que no se disponen a realizar una opci?n por el bien com?n y social. Una sociedad podr? ser m?s ?pascual? y generar esperanza cuando en la vida p?blica y privada se cuente con gente que en lo personal haga una opci?n que rechace toda forma de tolerancia con la injusticia, e instale opciones donde el bien de la gente est? en el centro.
En un texto denominado ?Para que renazca el pa?s?, los obispos argentinos dec?amos: ?El misterio de la muerte y resurrecci?n de Jesucristo que nos disponemos a celebrar nos dice que hemos de morir a todo lo que haya de malo en nosotros para resurgir a la Vida nueva. Nada m?s mortal que el pecado en todas sus formas, personal y social. Cada cristiano debe morir a su pecado para poder ser hombre nuevo. Nuestra Sociedad debe morir a concepciones sociales corruptas de la vida pol?tica, econ?mica, social y cultural, para que pueda nacer un pa?s regido por la verdad, la justicia, el amor y la solidaridad? (9). La celebraci?n de esta Pascua pr?xima de 2011, nos invita a tener esperanza.
Queridos amigos, a todas las personas de buena voluntad, a los cristianos y especialmente a nuestros j?venes, al finalizar esta reflexi?n no dudo en pedirles que nos dispongamos a compartir con Jes?s, el Se?or, estos d?as, a vivir la Pascua, para renovarnos en la fe y podamos ser fermento de transformaci?n social e instrumento de esperanza.
Unidos en el Caminar de ?sta Semana Santa les env?o un saludo cercano.?
Mons. Juan Rub?n Mart?nez, obispo de Posadas?
Reflexi?n a las lecturas de domingo cuarto de Pascua - A ofrecida por el sacerdote don Juan Manuel P?rez Pi?ero bajo el ep?grafe "ECOS DEL DIA DEL SE?OR".
ECOS DEL DIA DEL SE?OR?
Domingo IV de Pascua A
?Queridos amigos y amigas:
??Ha resucitado el buen Pastor que entreg? la vida por sus ovejas y se dign? morir por su grey! Aleluya?.
Esta es la exclamaci?n que surge hoy de los labios y del coraz?n de toda la Iglesia, exultante de gozo, al llegar al Domingo IV de Pascua, el Domingo del Buen Pastor.
Una de las im?genes m?s atrayentes de Jesucristo es ?sta, la que nos lo presenta como Buen Pastor.
Todos sabemos lo que es un pastor, lo que hace un pastor: cuida de las ovejas. De todas y de cada una. Las alimenta, las cura, las gu?a, las guarda en el aprisco?
?Qu? comparaci?n tan hermosa es ?sta que nos presenta la Liturgia de este domingo de Pascua!
Cu?ntas reflexiones podr?amos hacer sobre todo ello.
Precisamente, lo propio de la Pascua es contemplar a Cristo como el Pastor Bueno que no nos deja desamparados y huye, como un asalariado, sino que llega a entregar su vida por nosotros, su reba?o.
Y, adem?s, dice el Evangelio que ?las ovejas atienden a su voz, y ?l va llamando por su nombre a las ovejas y las sacas fuera. Cuando las ha sacado todas, camina delante de ellas y las ovejas le siguen porque escuchan su voz??
De esta forma el Se?or Jes?s se asemeja al Padre, al que contemplamos en el Antiguo Testamento como el Pastor de su pueblo, Israel.
En el salmo proclamamos llenos de confianza y de alegr?a: ?El Se?or es mi Pastor, nada me falta?.
?Dichosos nosotros que tenemos un Pastor as?!
En el Evangelio de hoy Jes?s se presenta tambi?n como ?la Puerta? del redil de las ovejas? "El que entre por m?, escuchamos en el Evangelio, se salvar? y podr? entrar ?y salir, y encontrar? pastos??? ?El que no entra por la puerta en el aprisco de las? ovejas, sino que salta por otra parte, ?se es ladr?n y bandido?.
La puerta es el lugar de acceso, por ejemplo, a una casa, a un aprisco?
Es hermoso tambi?n contemplar a Jesucristo resucitado como ?la Puerta?, el lugar de acceso a la salvaci?n, a la vida, a la dicha temporal y eterna.
El que quiera alcanzarlas ya conoce la Puerta, la ?nica Puerta.
Por eso, cuando el d?a de Pentecost?s, la gente pregunta a Pedro y a los dem?s ap?stoles qu? tienen que hacer, Pedro les contesta: ?Convert?os y bautizaos todos en nombre de Jesucristo?? ??
?Y aquel d?a se les agregaron unos tres mil?. (2? Lect.).
En este marco celebramos hoy la Jornada Mundial de? Oraci?n por las Vocaciones.
Y es que Jesucristo, para continuar siendo el Buen Pastor de su pueblo, ha querido tener necesidad de nosotros,? de todos y cada uno de nosotros, que estamos incorporados ?a su Cuerpo M?stico, que contemplamos ?hoy como ?el Cuerpo del Buen Pastor?.
As? toda la Iglesia ha quedado asociada a este misterio de vida y salvaci?n universal.
Y entre todos, elige a algunos y algunas para que entreguen toda su vida, todo su tiempo, toda su capacidad de amar?, al servicio de esta misi?n formidable. Para ello se consagran de un modo nuevo, al servicio del Reino de Dios. ?Por eso hablamos de ?vocaciones de especial consagraci?n al servicio de la Iglesia?. Son los sacerdotes, los religiosos y religiosas, los misioneros y misioneras, etc.
Y ya sabemos que en la vida de la Iglesia casi todo es don de Dios. Por eso la oraci?n es fundamental como nos ense?? el Se?or Jes?s: ?Rogad al Se?or de la mies que env?e operarios a su mies? (Mt 9, 37 - ? 38).
Y luego tenemos que colaborar con el Se?or que llama. Porque la vocaci?n, esa llamada divina, no se produce de forma extraordinaria, con voces y luces extra?as, ni hay un tel?fono divino para llamar, sino que Dios llama de una manera sencilla como cuentan, a veces, los que han seguido ?la llamada. A veces, incluso, se insin?a de un modo casi imperceptible, en lo m?s ?ntimo del coraz?n.
Y Dios quiere valerse de nosotros para ayudarle a transmitir su voz a cada ni?o, a cada joven, a cada adulto, porque Dios llama a diversas horas?
?Qu? impresionante es todo esto!
Y todo esto quiere decir algo muy importante: Que depende tambi?n de nosotros el que haya m?s o menos vocaciones. Se suele decir: ?Donde se trabaja hay vocaciones??
Descubrir la propia vocaci?n es algo fundamental en nuestra vida.
?Cu?nta m?rito tienen, cu?nta gratitud merecen los que nos ayudan a conseguirlo!
Suelo llamar al tema de las vocaciones la ?cuesti?n segunda?. Lo aprend? hace mucho tiempo de uno de nuestros obispos diocesanos. Explicaba ?l: ?La primera cuesti?n que se puede plantear a un ser humano es ?sta: ?Te interesa seguir a Jesucristo? ?Quieres avanzar por el camino de la salvaci?n?
Despu?s viene la segunda: Seguir a Jesucristo s?, est? bien. Pero ?Por qu? camino? Es la vocaci?n.?
Con estas reflexiones les deseo cordialmente a todos un feliz D?a del Se?or.?
ZENIT???Publica el comentario al Evangelio del cuarto domingo de Pascua (Juan 10.1-10), 15 de mayo, redactado por monse?or Jes?s Sanz Montes, ofm arzobispo de Oviedo.
Evangelio del domingo: El reba?o y su Pastor bueno
Tenemos una cierta dificultad para entender culturalmente algunas escenas b?blicas, por estar lejanos de lo que representaban humanamente, sociol?gicamente, y religiosamente determinadas realidades. Una de ellas es la que se esconde detr?s de la imagen del pastor. Israel era un pueblo n?mada, acostumbrado al mundo pastoril en su vida cotidiana, que fue ha?ciendo una meditaci?n religiosa sobre su relaci?n con Dios desde la me?t?fora del pastor y las ovejas. No obstante, esa reflexi?n no era siempre amablemente buc?lica, porque los pastores que guiaban a Israel, ense?ando los quereres de Dios, frecuentemente eran malos pastores que se aprove?chaban de su mi?si?n, convirtiendo su cargo de servicio en carga de pesar para los dem?s.
Jes?s es el Buen Pastor. Y para presentarse como tal, emplear? la imagen de los verdaderos pas?tores que dibuja el salmo 22: el Se?or es mi pastor, nada me falta; me hace recostar en praderas verdes y f?rtiles, me con?duce a fuentes tranquilas, donde restaura mis fuerzas; me gu?a por senderos justos, y aunque atravesemos ca?adas oscuras no tengo temor ni miedo ninguno, porque tu vas conmigo, y tu vara y tu cayado me sosiegan devolvi?ndome la paz.
Los pastores de Israel ten?an pocas ovejas, las suficientes para sobrevivir sus familias. Efectivamente, las conoc?an por su nombre, y a su nivel, formaban parte del conjunto familiar. Por ello eran queridas, y cuidadas, y protegidas. No se explicaba que un pastor abandonase sus ovejas, ni que ?stas fueran extra?as para ?l. Incluso en tra?mos dif?ciles y tenebrosos, las ovejas se sent?an serenadas cuando la voz del pastor y los peque?os golpes de su cayado sobre sus lomos, les permit?an entrever que efectiva?mente no estaban solas, que estaban acompa?adas por su propio pastor, aunque la niebla o la os?curidad no permitiesen ver su figura.
Este es Dios para su Pueblo: un pastor que nos conoce, que nos conduce, que nos quiere hasta dar su vida por nosotros (como los pastores que arriesgaban la suya en pasos dif?ciles del caminar con su reba?o). Conocer la voz de este Pastor (que es lo mismo que dar la vida por aquello que se escucha y por aquel que lo pronuncia), es lo que se nos pide como respuesta de fidelidad a quien tan fiel es a nuestra felicidad. El es el Pastor de nuestra felicidad, el que nos indica y nos conduce acompa??ndonos, por los caminos de justicia en los que esa felicidad es posible. Hay otras voces de sirena, voces de pre?tendidos pastores que pastorean su propio provecho, su personal promo?ci?n, su mantenimiento en po?deres que dominan y amordazan. Seguir a Jes?s, saberse ovejas de su redil, es vivir en paz y en luz, sere?namente y sin temores extra?os... aun?que la vida sea dura, aunque amenacen nubarrones o nos envuelva la oscuridad. ?l se aprendi? nuestros nombres, nos llama y nos gu?a hacia la tierra f?rtil y gozosa para la que nacimos.
Lectio divina para el domino cuarto de Pascua - A 2011, ofrecida por la Delegaci?n? Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:?????????????San Juan 10, 1‑10?
En aquel tiempo, dijo Jes?s a los fariseos: Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ?se es ladr?n y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A ?ste le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y ?l va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extra?o no lo seguir?n, sino que huir?n de ?l, porque no conocen la voz de los extra?os.
Jes?s les puso esta comparaci?n, pero ellos no entendieron de qu? les hablaba. Por eso a?adi? Jes?s: Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de m? son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por m? s? salvar? y podr? entrar y salir, y encontrar? pastos. El ladr?n no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.
MEDITACI?N:????? ?Yo soy la puerta?
??????????? Es una imagen que no solemos emplear mucho, tal vez no nos resulta muy elocuente y, sin embargo, es tremendamente significativa. Pero no una puerta cualquiera que da a un lugar oscuro. No es la puerta de una c?rcel que separa, cierra, aleja. Es una puerta que se abre y se cierra, por la que, libremente, se puede entrar y salir; una puerta que da acceso a la salvaci?n, a la vida, que abre horizontes, perspectivas. Tu puerta no es la de una habitaci?n con cuatro paredes, sino la que da acceso a un horizonte infinito.
??????????? Pero nos cuesta entenderte. A nosotros nos encanta los compartimentos cerrados, las propiedades privadas donde s?lo entran los permitidos. O creamos espacios de los que luego dif?cilmente se puede salir. O seg?n d?nde entres te se?alan con el dedo. Limitamos la vida o la cortamos, con una facilidad pasmosa. Nos hemos hecho a eso con tanta naturalidad que nos da v?rtigo escucharte eso de tener vida en abundancia.
??????????? Se?or, me gusta que te llames ?puerta?; puerta abierta al infinito de la vida, a los espacios amplios e insospechados del amor que se abre a los otros; que descubre el tesoro de mi interior, que a veces creo reducido, tremendamente limitado, y que t? me muestras pleno de potencialidades. Eres la puerta que me abre al horizonte de mi ser humano y al de los otros. Puerta estrecha y anch?sima, porque s?lo cabe el amor, y esto es lo m?s grande del coraz?n humano, lo m?s grande de lo que tengo y de lo que soy.
ORACI?N:????????????Quiero entrar?
??????????? Se?or, quiero entrar por ti y en ti. Quiero entrar y saborear contigo el tesoro de la vida.
??????????? Quiero entrar, Se?or, en la corriente de tu amor, y dejarme arrastrar por ?l, para ser capaz de poner un poco de calidez y ternura en este mundo doloroso y dolorido.
???????????? Quiero entrar por ti, Se?or, y saborear el horizonte de la esperanza a la que me abres y poder levantar, emocionado, la mirada de mi suelo y de mi barro.
?CONTEMPLACI?N:??????????????Abundancia?
Siento las ataduras hirientes
de mi libertad cautiva,
presa de la esclavitud
de quienes se dicen libres
pero me cierran puertas y horizontes
y hunden mi cabeza en el barro
de mis sentidos f?ciles.
Y t? me abres la puerta
de mis tesoros sin descubrir
y de la abundancia de tu amor
inscrito en m?.
Y una brisa suave y refrescante
recorre mi ser, despierta
mis anhelos dormidos
y deja volar mi humanidad truncada
Homil?a de monse?or Jos? Luis Mollaghan, arzobispo de Rosario en la misa del Domingo de Ramos a los j?venes (17 de abril de 2011). (AICA)
Queridos j?venes,
Queridos hermanos:
Acabamos de vivir en la liturgia de esta tarde la entrada de Jes?s en Jerusal?n, y luego la proclamaci?n de su Pasi?n. Dos momentos de la vida del Se?or, su entrada triunfante, y el camino de la cruz, que lo conducir?n a su muerte y a su gloriosa Resurrecci?n. Ustedes, queridos universitarios, profesores, decanos y autoridades, han querido sumarse a esta celebraci?n de Ramos en la Catedral, en la que nuestros fieles se acercan para seguir el camino de Jes?s.??
?Hosanna al Hijo de David!
Entonces, los que aclamaban a Jes?s, eran los ni?os y los j?venes; como tambi?n lo hacen hoy cada uno de ustedes, cantando ?Hosanna al Hijo de David. Hosanna en las alturas?.? Pero en seguida, al culminar este camino, el comienzo de su pasi?n nos muestran la dimensi?n infinita de su entrega y de su amor.
La lectura de la Pasi?n, que escuchamos con atenci?n, no tiene como finalidad que conozcamos una historia de lo que pas? hace dos mil a?os; sino que nos encontremos con una persona, con Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, y podamos recibir su mensaje de salvaci?n.
La Pasi?n de San Mateo, que acabamos de proclamar, nos permite conocer que con la muerte del Se?or se cumple lo que ya estaba anunciado en el Antiguo Testamento; de tal manera que conociendo lo que ya se hab?a profetizado, contemplamos que toda la revelaci?n alcanza su cumplimiento en ?l.
Los acontecimientos que reci?n escuchamos, y que suceden cuando muere el Se?or, por ejemplo, la oscuridad total que en horas del mediod?a cubrieron la regi?n, el temblor de la tierra, la quebradura de las piedras, la resurrecci?n de los muertos, ya hab?an sido profetizados. Ahora se cumplen con la muerte y la Resurrecci?n del Se?or; y ponen delante nuestro al Redentor que esperamos, y que Jes?s es el Se?or, el Mes?as, y viene a salvarnos.?
"Arraigados y edificados en Cristo. Firmes en la fe"
El lema de la Jornada de la juventud de este a?o, convocada por el Papa Benedicto XVI, tiene un lema que nos anima a confirmar nuestra fe, y nos permite renovar nuestra adhesi?n a Jes?s: "Arraigados y edificados en Cristo. Firmes en la fe".
Ustedes est?n aqu? porque quieren seguir al Se?or; porque la fe est? en medio de su coraz?n, o porque Dios los mueve a encontrarse con ?l, al comenzar esta Semana Santa. Esto lo descubrimos al comenzar la procesi?n, colmada de fieles ?como en tantas parroquias y capillas?, aclamando a Jes?s y recibiendo el ramo de olivo, que tambi?n llevar?n a sus hogares.??
Cimentar m?s hondamente nuestra vida en la verdad de la fe
Sin embargo, en relaci?n a la fe en Dios, a?n con la piedad y religiosidad que tienen tantos cristianos y hermanos nuestros; podemos decir que, a causa del llamado relativismo, vivimos en medio de una tierra movediza.
Aunque un conjunto de valores de nuestra vida que provienen del Evangelio, sean el fundamento de la vida en la sociedad, - como el sentido de la dignidad de la persona, de la solidaridad fraterna, de la familia -, no obstante, encontramos que algunos se van perdiendo, y no siempre se hace referencia a ?l. M?s bien, en muchos aspectos, como nos sigue diciendo el Papa, se constata una especie de ?eclipse de Dios? (cfr. Mensaje Jornada de la Juventud, 2011).
La cultura actual, sobre todo en Occidente, tiende a excluir a Dios en el ?mbito p?blico, o a considerar la fe como un hecho privado, como si no tuviera ninguna relevancia en la vida social. Se produce as? una cierta amnesia, m?s a?n, un verdadero rechazo del cristianismo y una negaci?n del tesoro de la fe recibida, con el riesgo de perder aquello que m?s profundamente nos caracteriza (ib).
De este modo, el reconocimiento de la dimensi?n religiosa del hombre y los valores que emanan de all?, por ejemplo en su historia, debe tener un profundo significado en la vida p?blica de la sociedad; y no solo para la cr?tica, como tantas veces se hace, sino para fomentar el crecimiento de una sociedad.
Por ello, como nos exhorta Benedicto XVI, necesitamos cimentar nuestra vida m?s hondamente en la verdad de la fe, ya que hay quienes quieren vivir ignorando o eliminando a Dios de la vida, inclusive con cierta indiferencia.
Debemos estar ?Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe? (cf. Col 2, 7), como nos dice el lema del Encuentro Mundial de los j?venes de este a?o. ?Arraigados? evoca al ?rbol y sus ra?ces que lo alimentan; son nuestros padres, es la familia, que nos debe entroncar y unir, es la cultura donde est? Dios. ?Edificados? se refiere a la construcci?n que somos cada uno de nosotros, as? como las ra?ces se trata ahora de los cimientos, consolidados y unidos vigorosamente a Cristo. ?Firmes?, alude al crecimiento de nuestra fuerza f?sica o moral; pero al mismo tiempo nos habla en relaci?n a una fe viva, que nos une a Cristo.
Pensemos que Pablo escribe a los Colosenses, que entonces eran tentados por toda clase de doctrina, necesitaban estar firmes en Cristo, como nosotros. Entonces comprendemos que es un contrasentido pretender eliminar a Dios para que el hombre viva. Dios es la fuente de la vida; eliminarlo equivale a separarse de esta fuente e, inevitablemente, privarse de la plenitud y la alegr?a: ?sin el Creador la criatura se diluye? (Con. Ecum. Vaticano. II, Const. Gaudium et Spes, 36; ibidem).??
Ser portadores de la fe en Jes?s
Por eso necesitamos ser portadores de la fe en Jes?s. Para ello debemos conocerlo m?s, buscarlo en esta Semana Santa; a?n con la sorpresa de saber que es ?l quien nos est? buscando a nosotros.
Queremos conocerlo, leyendo y orando la Palabra de Dios, para ahondar su ense?anza y tambi?n los valores que brotan de la Sagrada Escritura, para anunciarlos a los dem?s, particularmente a quienes no conocen a Cristo, o se han olvidado de ?l.
Necesitamos hacerlo, para llevar una palabra de fe a quienes piensan que pueden ser indiferentes o permanecen al margen del amor de Dios.
Sin embargo la dimensi?n de este anuncio no es solo un discurso. Debe ir unido a un testimonio de vida, una vida santificada por la gracia y por los sacramentos, sobre todo por la Reconciliaci?n, que nos perdona, y por la Eucarist?a, que nos alimenta en el camino; una vida de amor, que brota de la acci?n de Jesucristo, de su muerte y Resurrecci?n, a trav?s de la Iglesia en el mundo en que vivimos.
Para mantenernos firmes en la fe, y transmitirla a los dem?s, es fundamental recorrer el camino de la cruz, como hicimos al escuchar la Pasi?n; y as? vamos a seguir al Se?or reconociendo que ?no se comienza a ser cristiano por una decisi?n ?tica o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida, y, con ello, una orientaci?n decisiva? (Carta enc. Dios es caridad?,n? 1).
De este modo, queremos renovar en esta Semana el deseo de imitarlo, sobre todo en el amor, a trav?s de las obras de misericordia: dar de comer al que tiene hambre, dar de beber al que tiene sed, vestir al que no tiene ropa, alojar al que no tiene techo, visitar al que est? enfermo.
As?, vamos a comprender de alg?n modo que quien salva al mundo y a nosotros mismos es Jesucristo, crucificado y resucitado.
Le pedimos a la Sant?sima Virgen, que nos acompa?a a seguir a Jes?s en su dolorosa pasi?n; que nos lleve tambi?n de su mano hacia la Pascua de su Hijo.??
Mons. Jos? Luis Mollaghan, arzobispo de Rosario?
Texto del micro radial de monse?or Jos? Mar?a Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, emitido por LT 9 (16 de abril de 2011). (AICA)
DOMINGO DE RAMOS
Con el Domingo de Ramos iniciamos la Semana Santa. A lo largo de esta Semana acompa?aremos a Jes?s que ha venido para comunicarnos una Vida Nueva que nos permita vivir como hijos de Dios y hermanos entre nosotros. Los invito a disponernos a celebrar este camino de Dios. Pensar que Jesucristo ha venido para m?, es el mejor comienzo para vivir la Semana Santa. Con la entrada en Jerusal?n Jes?s inicia el camino de su hora definitiva, que se convertir? en el comienzo de su Vida para nosotros. ?l quiere hacernos hombres nuevos, capaces de crear un mundo nuevo.
Si bien la vida cristiana es algo personal que nace de un encuentro libre con Jesucristo, este encuentro, sin embargo, est? llamado a expresarse socialmente. Cuando Jes?s nos deja el mandamiento del amor: ??mense unos a otros como yo los he amado?, nos ha dejado el principio de la moral social que dice: ?todo hombre es mi hermano?. No podr?amos llamar a Dios Padre, si no tenemos una relaci?n fraterna entre nosotros. El nos dir?a no me llames Padre si has ofendido a tu hermano, que es tambi?n hijo m?o. El Padre Nuestro, la oraci?n que nos la ha ense?ado Jesucristo, no es s?lo un acto de di?logo con Dios, sino la puesta en pr?ctica de nuestra fe en Dios, que es el Padre de todos. Un buen comienzo de la Semana ser?a examinar, desde una sincera meditaci?n del Padre Nuestro, nuestra relaci?n con Dios y nuestros hermanos.
Adem?s de esta relaci?n fraterna, la vida cristiana tiene una dimensi?n m?s amplia. La vida cristiana tiene que expresarse en una vida coherente con lo que se cree. El cristiano est? llamado a cuidar y elevar desde el Evangelio este mundo que es obra de Dios. San Pablo nos dice: ?todo es de ustedes, es decir, la pol?tica, el trabajo, el amor, pero nos recuerda, ustedes son de Cristo? (1 Cor. 3, 22). Esto significa que hay una manera cristiana de vivir en este mundo, incluidas las cuestiones pol?ticas. Por ello la Iglesia nos recuerda que: ?la conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realizaci?n de un programa pol?tico o la aprobaci?n de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral? (Doctrina de la Fe). Es una grave responsabilidad del cristiano, o del pol?tico cristiano, ser claro y saber definirse en temas que hacen a la dignidad de la vida humana, por ejemplo, en el caso del aborto. Esto pertenece al ?mbito moral de la fe y hace a su responsabilidad social y pol?tica. ?
Ser cristiano, como vemos, no es algo que pueda quedar en nuestra? intimidad sino que se debe testimoniar en la vida de la sociedad. La fe tiene consecuencias pol?ticas que el cristiano debe saber asumir y comprometerse. Los invito en esta Semana a acercarse a su comunidad parroquial para vivir este camino de Jesucristo que es la fuente de esa Vida Nueva que nos tra?do. Reciban de su Obispo, junto a mi afecto y oraciones, mi bendici?n en el Se?or.?
Mons. Jos? Mar?a Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz?
ZENIT ?El Papa Benedicto XVI hoy no pronunci? ninguna meditaci?n al introducir la oraci?n mariana del ?ngelus, sino que directamente salud? a los peregrinos en los distintos idiomas.
[En espa?ol dijo]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua espa?ola y los animo a vivir las celebraciones de la pasi?n del Rey de la Gloria, para alcanzar la plenitud de lo que estas fiestas significan y contienen. Me dirijo ahora en particular a vosotros, queridos j?venes, para que me acompa??is en la?Jornada Mundial de la Juventud,?que tendr? lugar en Madrid el pr?ximo mes de agosto, bajo el lema: "Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe".
Hoy pienso tambi?n en Colombia, donde el pr?ximo Viernes Santo se celebra la?Jornada de Oraci?n por las V?ctimas de la Violencia. Me uno espiritualmente a esta importante iniciativa y exhorto encarecidamente a los colombianos a participar en ella, al mismo tiempo que pido a Dios por cuantos en esa amada Naci?n han sido despojados vilmente de su vida y sus haberes. Renuevo mi urgente llamado a la conversi?n, al arrepentimiento y a la reconciliaci?n. ?No m?s violencia en Colombia, que reine en ella la paz!
[En italiano dijo]
Y ahora nos dirigimos en oraci?n a Mar?a, para que nos ayude a vivir con fe intensa la Semana Santa. Tambi?n Mar?a exult? en el esp?ritu cuando Jes?s hizo su entrada en Jerusal?n, cumpliendo las profec?as; pero su coraz?n, como el de su Hijo, estaba preparado para el Sacrificio. Aprendamos de Ella, Virgen fiel, a seguir al Se?or tambi?n cuando el camino lleva a la cruz.
Angelus Domini?
[Traducci?n del original italiano por Inma ?lvarez
?Libreria Editrice Vaticana]
Lectio divina para el s?bado de la tercera semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:???????????????Juan 6, 60‑69?
En aquel tiempo, muchos disc?pulos de Jes?s, al o?rlo, dijeron: ?Este modo de hablar es duro, ?qui?n puede hacerle caso??
Adivinando Jes?s que sus disc?pulos lo criticaban, les dijo: ??Esto os hace vacilar?, ?y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Esp?ritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son esp?ritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.?
Pues Jes?s sab?a desde el principio qui?nes no cre?an y qui?n lo iba a entregar. Y dijo: ?Por eso os he dicho que nadie puede venir a mi, si el Padre no se lo concede.? Desde entonces, muchos disc?pulos suyos se echaron atr?s y no volvieron a ir con ?l.
Entonces Jes?s les dijo a los Doce: ??Tambi?n vosotros quer?is marcharos??
Sim?n Pedro le contest?: ?Se?or, ?a qui?n vamos a acudir? T? tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que t? eres el Santo consagrado por Dios.?
MEDITACI?N:??????????????Quer?is marcharos??
??????????? Esta pregunta tuya me interpela con fuerza cuando estamos viviendo unos momentos de tantas deserciones; unas claramente manifestadas y que nos hacen experimentar que somos menos; otras, encubiertas; porque si bien no se da una huida expl?cita, a la hora de la verdad, la vida camina por otros derroteros. T? ya est?s acostumbrado a que te hagan el vac?o, a quedarte s?lo. Te pas? cuando eras visible, cu?nto m?s f?cil ahora que no te vemos y que quienes ten?amos que ser ?otros cristos?, como nos insinuabas ayer, dejamos tanto que desear.
??????????? S?, Se?or, de mis incoherencias, y me duelen, y siento la fuerza de mi impotencia en muchos momentos para dar la talla de la fe que digo tener. Pero, Se?or, si no es a ti, ?a qui?n voy a ir? S?lo t? me ofreces una palabra de vida. S?lo t? mantienes viva mi esperanza. S?lo t? me descubres la grandeza de mi ser humano, a?n palpando mis incoherencias y frustraciones. S?lo t? me descubres los valores m?s nobles. S?lo t? eres quien me ofrece, una y otra vez, una palabra de perd?n y de est?mulo en mi caminar. S?lo t?.
??????????? Frente a tantos noes, frente a tantas sombras que oscurecen el horizonte de mi universo, s?lo t? me abres una luz y me sigues invitando a mirar a mi alrededor dolorido, y gozoso, y aportar mi peque?a semilla de amor condicionado, pero que no es otro que el m?o, y que s? que me viene de ti. S?, Se?or, a qui?n voy a ir. S?lo t? tienes palabras de vida, de vida eterna. Y yo, las necesito y las quiero.
ORACI?N:????????????Quiero quedarme?
??????????? S?, Se?or, quiero quedarme contigo, quiero quedarme a tu lado y seguir escuchando palabras de vida.
??????????? Quiero quedarme, Se?or, y con la fuerza de tu amor, unir el m?o al tuyo, y aportar un poco de calor humano.
??????????? Se?or, quiero quedarme, si me dejas, e introducirme en la corriente de tu paz y de tu vida, y hacerme contigo portador de vida y de paz.
CONTEMPLACI?N:??????????????Conc?deme?
Corrientes impetuosas
que con la belleza de fuegos de artificio
arrastran mis sentidos
al sentimiento fugaz
que s?lo acaba en lo oscuro del vac?o
y que a pesar de todo me cautiva.
Plenitud de amor,
que me llega como torbellino de luz
que me abre a la esperanza
de algo que no abarco,
pero llena mi pozo de paz serena.
Conc?deme el don que yo no alcanzo,
ni s? ni puedo,
pero con todas mis ansias quiero.
ZENIT publica el discurso que ha entregado este s?bado Benedicto XVI a Mar?a Jes?s Figa L?pez-Palop, embajadora de Espa?a ante la Santa Sede, durante la ceremonia de entrega de sus cartas credenciales.
Se?ora Embajadora:
Al recibir las cartas credenciales que acreditan a Vuestra Excelencia como Embajadora Extraordinaria y Plenipotenciaria de Espa?a ante la Santa Sede, le agradezco cordialmente las palabras que ha tenido a bien dirigirme, as? como el deferente saludo que me trasmite de Sus Majestades los Reyes, del Gobierno y el pueblo espa?ol. Correspondo gustosamente expresando mis mejores deseos de paz, prosperidad y bien espiritual para todos ellos, a quienes tengo muy presentes en el recuerdo y en la oraci?n. Reciba la m?s cordial bienvenida al iniciar su importante quehacer en esta Misi?n diplom?tica, que cuenta con siglos de brillante historia y tantos ilustres predecesores suyos.
He visitado recientemente Santiago de Compostela y Barcelona, y recuerdo con gratitud tantas atenciones y manifestaciones de cercan?a y afecto al Sucesor de Pedro por parte de los espa?oles y sus Autoridades. Son dos lugares emblem?ticos, en los que se pone de relieve tanto el atractivo espiritual del Ap?stol Santiago, como la presencia de signos admirables que invitan a mirar hacia lo alto aun en medio de un ambiente plural y complejo.
Durante mi visita he percibido muchas muestras de la vivacidad de la fe cat?lica de esas tierras, que han visto nacer tantos santos, y que est?n sembradas de catedrales, centros de asistencia y de cultura, inspirados por la fecunda raigambre y fidelidad de sus habitantes a sus creencias religiosas. Esto comporta tambi?n la responsabilidad de unas Relaciones diplom?ticas entre Espa?a y la Santa Sede que procuren fomentar siempre, con mutuo respeto y colaboraci?n, dentro de la leg?tima autonom?a en sus respectivos campos, todo aquello que suscite el bien de las personas y el desarrollo aut?ntico de sus derechos y libertades, que incluyen la expresi?n de su fe y de su conciencia, tanto en la esfera p?blica como en la privada.
Por su significativa trayectoria en la actividad diplom?tica, Vuestra Excelencia conoce bien que la Iglesia, en el ejercicio de su propia misi?n, busca el bien integral de cada pueblo y sus ciudadanos, actuando en el ?mbito de sus competencias y respetando plenamente la autonom?a de las autoridades civiles, a las que aprecia y por las que pide a Dios que ejerzan con generosidad, honradez, acierto y justicia su servicio a la sociedad. Este marco en el que confluyen la misi?n de la Iglesia y la funci?n del Estado, adem?s, ha quedado plasmado en acuerdos bilaterales entre Espa?a y la Santa Sede sobre los principales aspectos de inter?s com?n, que proporcionan ese soporte jur?dico y esa estabilidad necesaria para que las respectivas actuaciones e iniciativas beneficien a todos.
El comienzo de su alta responsabilidad, Se?ora Embajadora, tiene lugar en una situaci?n de gran dificultad econ?mica de ?mbito mundial que atenaza tambi?n a Espa?a, con resultados verdaderamente preocupantes, sobre todo en el campo de la desocupaci?n, que provoca des?nimo y frustraci?n especialmente en los j?venes y las familias menos favorecidas. Tengo muy presentes a todos los ciudadanos, y pido al Todopoderoso que ilumine a cuantos tienen responsabilidades p?blicas para buscar denodadamente el camino de una recuperaci?n provechosa a toda la sociedad. En este sentido, quisiera destacar con satisfacci?n la benem?rita actuaci?n que las instituciones cat?licas est?n llevando a cabo para acudir con presteza en ayuda de los m?s menesterosos, a la vez que hago votos para una creciente disponibilidad a la cooperaci?n de todos en este empe?o solidario.
Con esto, la Iglesia muestra una caracter?stica esencial de su ser, tal vez la m?s visible y apreciada por muchos, creyentes o no. Pero ella pretende ir m?s all? de la mera ayuda externa y material, y apuntar al coraz?n de la caridad cristiana, para la cual el pr?jimo es ante todo una persona, un hijo de Dios, siempre necesitado de fraternidad, respeto y acogida en cualquier situaci?n en que se encuentre.
En este sentido, la Iglesia ofrece algo que le es connatural y que beneficia a las personas y las naciones: ofrece a Cristo, esperanza que alienta y fortalece, como un ant?doto a la decepci?n de otras propuestas fugaces y a un coraz?n carente de valores, que termina endureci?ndose hasta el punto de no saber percibir ya el genuino sentido de la vida y el porqu? de las cosas. Esta esperanza da vida a la confianza y a la colaboraci?n, cambiando as? el presente sombr?o en fuerza de ?nimo para afrontar con ilusi?n el futuro, tanto de la persona como de la familia y de la sociedad.
No obstante, como he recordado en el Mensaje para la celebraci?n de la Jornada Mundial de la Paz 2011, en vez de vivir y organizar la sociedad de tal manera que favorezca la apertura a la trascendencia (cf. n. 9), no faltan formas, a menudo sofisticadas, de hostilidad contra la fe, que ?se expresan a veces renegando de la historia y de los s?mbolos religiosos, en los que se reflejan la identidad y la cultura de la mayor?a de los ciudadanos? (n. 13). El que en ciertos ambientes se tienda a considerar la religi?n como un factor socialmente insignificante, e incluso molesto, no justifica el tratar de marginarla, a veces mediante la denigraci?n, la burla, la discriminaci?n e incluso la indiferencia ante episodios de clara profanaci?n, pues as? se viola el derecho fundamental a la libertad religiosa inherente a la dignidad de la persona humana, y que ?es un arma aut?ntica de la paz, porque puede cambiar y mejorar el mundo? (cf. n. 15).
En su preocupaci?n por cada ser humano de manera concreta y en todas sus dimensiones, la Iglesia vela por sus derechos fundamentales, en di?logo franco con todos los que contribuyen a que sean efectivos y sin reducciones. Vela por el derecho a la vida humana desde su comienzo a su t?rmino natural, porque la vida es sagrada y nadie puede disponer de ella arbitrariamente. Vela por la protecci?n y ayuda a la familia, y aboga por medidas econ?micas, sociales y jur?dicas para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia tengan el apoyo necesario para cumplir su vocaci?n de ser santuario del amor y de la vida. Aboga tambi?n por una educaci?n que integre los valores morales y religiosos seg?n las convicciones de los padres, como es su derecho, y como conviene al desarrollo integral de los j?venes. Y, por el mismo motivo, que incluya tambi?n la ense?anza de la religi?n cat?lica en todos los centros para quienes la elijan, como est? preceptuado en el propio ordenamiento jur?dico.
Antes de concluir, deseo hacer una referencia a mi nueva visita a Espa?a para participar en Madrid, el pr?ximo mes de agosto, en la celebraci?n de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud. Me uno con gozo a los esfuerzos y oraciones de sus organizadores, que est?n preparando esmeradamente tan importante acontecimiento, con el anhelo de que d? abundantes frutos espirituales para la juventud y para Espa?a. Me consta tambi?n la disponibilidad, cooperaci?n y ayuda generosa que tanto el Gobierno de la Naci?n como las autoridades auton?micas y locales est?n dispensando para el mejor ?xito de una iniciativa que atraer? la atenci?n de todo el mundo y mostrar? una vez m?s la grandeza de coraz?n y de esp?ritu de los espa?oles.
Se?ora Embajadora, hago mis mejores votos por el desempe?o de la alta misi?n que le ha sido encomendada, para que las relaciones entre Espa?a y la Santa Sede se consoliden y progresen, a la vez que le aseguro el gran aprecio que tiene el Papa por las siempre queridas gentes de Espa?a. Le ruego as? mismo que se haga int?rprete de mis sentimientos ante los Reyes de Espa?a y las dem?s Autoridades de la Naci?n, a la vez que invoco abundantes bendiciones del Alt?simo sobre Vuestra Excelencia, su familia que hoy la acompa?a, as? como sobre sus colaboradores y el noble pueblo espa?ol.
[?Libreria Edtitrice Vaticana]
ZENIT? publica el mensaje que ha enviado monse?or Jes?s Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo, con motivo de la Semana Santa 2011.
Cuando la procesi?n va por fuera
Hemos llegado al domingo de Ramos. Una cita anual de nuestro Pueblo cristiano al comienzo de la Semana Santa, coraz?n de la liturgia cat?lica. Nuestras Cofrad?as y Hermandades se disponen a escenificar en nuestros pueblos y ciudades lo que con diferente acento tuvo lugar en la primera semana santa de la historia. Los preparativos de estas cinco semanas precedentes nos han ayudado a esperar y vivir estas fechas que se acercan con una renovada conciencia de que si bien Cristo ha resucitado, nosotros no, o al menos, no en todo. Tenemos necesidad, pues, de poner en nuestra vida el b?lsamo de la misericordia y del perd?n que Jesucristo nos ha tra?do. En los aleda?os del Coliseo de Roma, suele verse un grupo j?venes vestidos de romanos (de los de antes): casco, espada en ristre, lanza y escudo, capa roja y faldilla a la usanza imperial. Sorprende ver al t?pico grupo de turistas (de los de ahora) que se abalanzan euf?ricos hasta los romanos para hacerse todo un reportaje fotogr?fico, que deber?n pagar religiosamente. ?C?mo no presumir despu?s ante quien sea de unas fotos con los h?roes supervivientes de una campa?a de las Galias? De seguro que se permitir?n esta broma.
Me viene este pensamiento al recordar que dentro de unos d?as veremos por nuestras calles tambi?n a romanos y nazarenos, a ni?os hebreos y sibilas cantarinas. ?Se trata s?lo de eso: de una puesta en escena de cosas que sucedieron hace muchos siglos para que los paparazzi curiosos nos inmortalicen? ?Se trata, tal vez, de un piadoso recuerdo que exhibimos en nuestras calles y plazas a golpe de tambor?
Sin duda que nos podr?n hacer fotograf?as, y estaremos encantados. Tambi?n es cierto que recordamos piadosamente as? el mejor sentimiento religioso de nuestra devoci?n popular. Pero las procesiones de Semana Santa tienen un hondo calado y un mayor significado. Es aqu? en donde propiamente podemos cifrar la verdadera hondura de este gesto de procesionar: si lo hacemos simplemente por inercia costumbrista, por folclore de estos d?as, o como un recuerdo vivo lo que supuso aquella procesi?n hist?rica en la que Jes?s el Se?or recorri? nuestra v?a dolorosa para abrirnos a la v?a dichosa de la salvaci?n. No se contradicen estos tres motivos: podemos y debemos mantener nuestras costumbres y tradiciones, vivir con empe?o nuestro folclore religioso, y saber el por qu? y el por qui?n lo hacemos. El problema vendr?a cuando todo se reduce ?nicamente a costumbre y folclore sin que haya nada ni a Nadie que recordar.
Cuando logramos integrar estas razones, entonces resulta que somos ayudados para continuar de un modo nuevo en la procesi?n de la vida, esa que a diario recorremos vestidos con nuestros habituales atav?os, acompa?ados por las personas que nos rodean por motivos familiares, laborales o amistosos, en el vaiv?n de nuestras cosas. Tambi?n ah?, en la procesi?n de la vida, nos encontramos con v?as dolorosas y con v?as dichosas, sin romanos, aunque alg?n que otro turista pueda aparecer. Ser? la mejor se?al de que los cristianos hemos entendido el significado de nuestras procesiones de Semana Santa, si logramos caminar el resto del a?o al paso de Jes?s, convirti?ndonos en cireneos disponibles que ayudan a llevar el peso en tantos de nuestros pr?jimos hermanos, como hace el Se?or con cada uno de nosotros.
La procesi?n va por dentro, sin duda, y la liturgia de la Iglesia en estos d?as santos nos permite ahondar en el precio que Jes?s pag? para salvarnos, con una gracia que sigue siendo actual. Pero la procesi?n est? tambi?n en las afueras, y a esto nos ayudan las Cofrad?as y Hermandades con el trabajo esmerado que en estos d?as semanasanteros se intensifica. Son dos ayudas que salen a nuestro encuentro. Quiera el Se?or que los sepamos aprovechar por fuera e igualmente por dentro.
Homil?a de monse?or Andr?s Stanovnik, arzobispo de Corrientes en la misa de inauguraci?n del Cincuentenario de la Arquidi?cesis (10 de abril de 2011). (AICA)
CINCUENTENARIO DE LA ARQUIDI?CESIS CORRIENTES
Hoy se cumplen 50 a?os del acto en el que el beato Pont?fice Juan XXIII firmaba el decreto de elevaci?n a arquidi?cesis de la di?cesis de Corrientes, el 10 de abril del a?o 1961. Con este recordatorio hacemos una piadosa memoria, llena de afecto y gratitud, del primer arzobispo, Mons. Francisco Vicent?n, quien asumi? el gobierno de la di?cesis en el a?o 1935, sucediendo a Mons. Luis Mar?a Niella, primer obispo de Corrientes. Al ser la di?cesis elevada a la dignidad de arquidi?cesis, Mons. Vicent?n se convierte en el primer arzobispo de Corrientes, permaneciendo en el cargo durante doce a?os, hasta el a?o 1972.
En la fecha que se firm? el documento de elevaci?n a arquidi?cesis, erigida ya la di?cesis sufrag?nea de Posadas en la provincia de Misiones, se firmaba el decreto de la nueva di?cesis de Goya. Luego, el crecimiento de la Iglesia dio origen a la di?cesis de Santo Tom? en Corrientes, luego de Iguaz? en Misiones y, ?ltimamente, fue creada la di?cesis de Ober? tambi?n en la provincia de Misiones. Hoy, la arquidi?cesis de Corrientes, en su car?cter de Iglesia metropolitana, abarca cinco di?cesis que se las denomina con el apelativo de sufrag?neas, por estar unidas a la arquidi?cesis por lazos espec?ficos de unidad y de ordenaci?n eclesi?stica.
Con esas Iglesias, hijas y hermanas nuestras, nos unimos hoy en una petici?n com?n, que se prepar? para el momento de la oraci?n de los fieles. Mediante este gesto com?n queremos expresar el afecto colegial y los lazos de comuni?n que nos unen en la confesi?n de que ?hay un solo Se?or, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que est? sobre todos, lo penetra todo y est? en todos.? (Ef 4,5-6).
Estas referencias generales a la historia de nuestra arquidi?cesis nos mueven a dar gracias a Dios Padre, Dador de Vida y de todo Bien, que nos hizo el mejor regalo que pod?amos recibir: la familia de Dios en la Iglesia Cat?lica. En ella nos reconocemos hijos y hermanos en Cristo, peregrinos hacia el encuentro definitivo con Dios, meta de toda la familia humana y de la creaci?n entera. Esa Iglesia peregrina se hace visible en la realidad concreta de nuestra Iglesia arquidiocesana, que es espiritual y humana, y est? en plena comuni?n con las dem?s Iglesias de la ?nica Iglesia de Cristo, que es Santa y Cat?lica, y que es Una y Apost?lica, como leemos en el Catecismo. Para que esta Iglesia ?despierte en nuestras almas?, queremos pensar y orar durante el a?o del cincuentenario gui?ndonos con el lema: ?Iglesia arquidiocesana: Misterio de comuni?n misionera?.
La Iglesia es misterio porque tiene su origen en Dios, es creaci?n suya y a ?l le pertenece. Es tambi?n comuni?n, porque Dios es Amor, es decir misterio de unidad del Padre, del Hijo y del Esp?ritu Santo. Y es misi?n, porque tiene la tarea de anunciar y testimoniar la buena noticia del Evangelio, y contribuir a consolidar la familia humana en una civilizaci?n del amor y de la vida, a fin de que toda la creaci?n llegue a su plenitud en Cristo.
El Santo Padre Benedicto XVI quiso que este a?o fuera el A?o de la Vida. El cincuentenario nos ofrece un marco excepcional para agradecer a Dios el don de la vida, que en la Encarnaci?n nos revela con intensa luz y de modo sorprendente que toda vida humana tiene una dignidad alt?sima, incomparable, afirm? el Papa en la apertura del a?o dedicado a la vida. Al celebrar a Jesucristo ?don total de s? mismo a su Cuerpo que es la Iglesia? celebramos al mismo tiempo el sentido y valor de toda vida humana llamada por Dios a la existencia.
Cuando los creyentes celebramos la vida, siempre lo hacemos como vida en Cristo: ?l es la Vida en plenitud, por eso con san Pablo decimos, que no conocemos otra vida sino la que vivimos por Cristo con ?l y en ?l (cf. 2Cor 5,16-17). Para el cristiano la vida humana es inseparable de la vida que vive en Cristo. Esa vida nueva, que recibimos en el Bautismo, brota de la cruz, insondable misterio del Amor de Dios. La cruz es se?al de comuni?n, de vida y de misi?n, y es al mismo tiempo programa y camino para todo creyente.
La cruz -signo de vida, de unidad y de cercan?a con todos- nos recuerda dos cosas: primero: que somos miembros del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia; y segundo, que tenemos la tarea de construir la civilizaci?n del amor y luchar por una cultura de la vida, sin olvidar jam?s que el fin ?ltimo para el que fuimos creados es Dios, y hacia ?l debe tender todo lo que somos y hacemos. En consecuencia, hacerse la se?al de la cruz, es optar por la vida. Esta opci?n compromete a tener v?nculos de amor y de justicia con el pr?jimo, obliga a cuidar de los m?s d?biles y a brindar una protecci?n integral a la familia y a la vida humana desde la concepci?n y hasta la muerte natural.
La lectura del profeta Ezequiel describe la existencia humana sin Dios como un campo cubierto de huesos secos y sin vida. Sin embargo, cuando Dios act?a, esos huesos se cubren de carne y reviven. Tambi?n el Evangelio nos ense?a que el ser humano sin Dios es como si estuviera atado de pies y manos y con los ojos vendados: camina, pero no llega a ninguna parte; trabaja, pero no sabe bien porqu?, mira pero en realidad no ve. Se parece mucho a L?zaro en el sepulcro. En cambio, cuando el hombre se deja tocar por Jes?s, tiene o?dos para o?r su Palabra, se parece a L?zaro en el momento que Jes?s le grita: ??L?zaro, sal fuera!?. ?Y el muerto sali?, dice el texto con una sobriedad que impresiona. Una vez fuera, L?zaro recibe la orden de Jes?s: ??Des?tenlo y d?jenlo caminar!?. ?Cu?nta necesidad tenemos de escuchar ese grito y luego dejar que el Esp?ritu Santo d? cumplimiento en nosotros a la orden de Jes?s: ??des?tenlo y d?jenlo caminar!? Pensemos de qu? situaciones de muerte debemos salir, pero con la conciencia de que no podemos hacerlo solos, necesitamos la fuerza de la Palabra del Se?or, la ?nica que puede transformar radicalmente nuestra vida y nuestra historia.
Dios ha creado al hombre para la resurrecci?n y la vida, -nos record? el Papa en su mensaje de Cuaresma- y esta verdad da la dimensi?n aut?ntica y definitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y a su vida social, a la cultura, a la pol?tica, a la econom?a. Privado de la luz de la fe todo el universo acaba encerrado dentro de un sepulcro sin futuro, sin esperanza.
Que este aniversario nos ayude a mantener viva la fe en Jesucristo y acreciente nuestro amor a la Iglesia, Cuerpo de Cristo. El jubileo nos invita a retomar con nuevo ardor la tarea de construir la unidad y comuni?n en nuestras comunidades e impulsarlas hacia una renovada y decidida acci?n misionera. Procuremos que nuestras celebraciones lit?rgicas; los encuentros de catequesis y de formaci?n cristiana; la caridad pastoral y solidaria; la tarea educativa; y el compromiso ciudadano de los fieles laicos, sean expresi?n de una Iglesia viva y profundamente transformada por el amor de Dios.
El pr?ximo Encuentro del Pueblo de Dios en el mes de octubre, junto al santuario de la Virgen de Itat?, nos dar? el marco espiritual para celebrar el acto principal del Cincuentenario. Convoco, en primer lugar, a los p?rrocos y luego a todos los responsables de las comunidades, movimientos e instituciones, a motivar la oraci?n y la reflexi?n en el esp?ritu del aniversario; a caminar juntos estos meses de gracia, renovando el amor y la adhesi?n cordial a nuestra Iglesia arquidiocesana; queremos conocerla m?s, amarla mejor y vivirla plenamente como misterio de comuni?n y misi?n; y, al mismo tiempo, sentir una profunda gratitud a Dios Padre por habernos llamado a la santidad en esta hermosa porci?n del Pueblo de Dios.
Ante la Sant?sima Cruz de los Milagros y al amparo de Nuestra Se?ora de Itat?, inauguramos el Jubileo del Cincuentenario de nuestra Iglesia. Alegr?monos hermanos, esta Iglesia es de Dios y ?l le asegur? su presencia hasta el final de los tiempos (cf. Mt 28,20). As? sea.?
Mons. Andr?s Stanovnik OFMCap., arzobispo de Corrientes?
Lectio divina para el viernes de la tercera semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia dela di?cesis de Tenerife.
LECTURA:????????????Juan 6, 52‑59?
En aquel tiempo, disputaban los jud?os entre si: ??C?mo puede ?ste darnos a comer su carne??
Entonces Jes?s les dijo: ?Os aseguro que si no com?is la carne del Hijo del hombre y no beb?is su sangre, no ten?is vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitar? en el ?ltimo d?a. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en m? y yo en ?l.
El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivir? por m?.
?ste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivir? para siempre.?
Esto lo dijo Jes?s en la sinagoga, cuando ense?aba en Cafarna?n.
MEDITACI?N:????????????Habita en m? y yo en ?l?
??????????? Es una realidad desbordante, pero realidad. T?, Se?or, empe?ado en formar parte de nuestra m?s ?ntima intimidad. En el n?cleo de nuestro ser, ah? donde reside nuestra consistencia m?s humana, ah? est?s t?, fecund?ndome, alentando mi vida, ofreci?ndome lo m?s tuyo y lo m?s m?o, lo que me hace plenamente humano.
??????????? Y si es verdad desde la inmersi?n de tu Esp?ritu en m?, nos lo haces experimentar de forma m?s ?f?sica?, si cabe la expresi?n, desde la realidad de tu cuerpo y de tu sangre, asumidos como alimento en el pan y en vino de la eucarist?a. Eres t? mismo, muerto y resucitado, corriendo por mis venas, haci?ndote carne de mi carne y sangre de mi sangre. Eres t? dando vida a todos los poros de mi piel. Eres t? convirti?ndote en m? o, mejor, yo convirti?ndome en ti.
??????????? Desde ah? puedo entender m?s profundamente y m?s realmente eso de que ?el que me come vivir? por m?, me llamas, me invitas, me regalas, el ser tu presencia, el ser otro cristo. Desde la eucarist?a me cristificas, cristificas el pan y el vino, cristificas la creaci?n, la inundas de tu amor, del amor de Dios, y humanizas y divinizas el m?o.
ORACI?N:?????????????Que te acoja?
??????????? Se?or, gracias por el don desbordante de tu presencia, que te acoja con toda la fuerza de mis deseos.
??????????? Que te acoja, Se?or, en el don que me haces de la eucarist?a, y que te deje transformarme en ti.
??????????? Se?or, que te acoja en toda la fuerza de tu amor y que no se me apague nunca la fuerza de tu esperanza.
CONTEMPLACI?N:???? ???????Me vives?
Cuando siento que se apagan
mis esperanzas
y mis sue?os se diluyen
en la realidad triste y dura
que me absorbe,
t? surges con tu palabra de vida
y la potencia de tu presencia
hecha pan y vino,
cuerpo y sangre de amor donado.
Y as? siento
un aliento de vida que renace,
y que m?s all?
DEPARTAMENTO DE COMUNICACI?N
38201. La Laguna. Tenerife.
Tfno. 922-25 86 40 / Extensi?n 8
e-mail: [email protected]
Bolet?n 434?
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Este domingo se celebra la Jornada Mundial de Oraci?n por las Vocaciones. Este a?o el lema elegido es: ?Tu iglesia diocesana, fuente de vocaciones?. Se ha escogido como cartel las fuentes del Jord?n, con el deseo de evocar nuestro propio bautismo, verdadero don de Dios, de donde brotan todas las vocaciones.?
Con tal motivo, en la capilla del seminario, el s?bado d?a 14 a las 20 horas habr? una vigilia de oraci?n por las vocaciones. Ese mismo d?a tambi?n habr? una convivencia vocacional, de 10:00 a 15:00 h. en el Seminario Diocesano, para chicos a partir de 5? de primaria y monaguillos.?
Unos cien sacerdotes se han reunido el mi?rcoles en el Asilo de Ancianos de la capital tinerfe?a para festejar al patr?n del Clero, Juan de ?vila. En la celebraci?n eucar?stica el prelado nivariense reflexion? sobre tres aspectos entresacados de la carta de Juan Pablo II ?Novo Millennio Ineunte?: Ser consciente de que Dios, por amor al ser humano, realiza hoy tambi?n su obra; agudizar la vista para ver la obra del Se?or y, en tercer lugar, "tener un gran coraz?n para convertirnos, nosotros mismos como sacerdotes, en su instrumento".?
Tras la Misa hubo un almuerzo de fraternidad en el que se homenaje? a los sacerdotes que cumpl?an bodas de oro o de plata. Concretamente, el sacerdote claretiano Jos? Ramiro Gonz?lez y el padre pa?l, Jos? Vega Herrera (ausente por razones de salud), est?n celebrando sus bodas de oro sacerdotales. Asimismo, los sacerdotes diocesanos homenajeados por sus 25 a?os como presb?teros fueron: Jos? Ramiro Casta?o, p?rroco en Puntallana; Juan Fernando Gonz?lez Mart?n, p?rroco en La Perdoma; Pedro Jorge Ben?tez, p?rroco en San Juan en La Orotava; Francisco Jes?s Hern?ndez, p?rroco de en Fernando en Garc?a Esc?mez y Jes?s P?rez B?ez, p?rroco en Granadilla de Abona.
?Este s?bado, el seminario acoge una reuni?n del obispo con los vicarios, delegados diocesanos y arciprestes a fin de hacer propuestas de cara a la implementaci?n de las l?neas de acci?n del pr?ximo Plan Diocesano de Pastoral?
El pr?ximo 19 de junio, a las 19:00 h, en el parque infantil de El Paso ser? ordenado presb?tero Jes?s Manuel Calero Perera. El mismo presidir? por vez primera la Eucarist?a al d?a siguiente, en el templo parroquial de Nuestra Se?ora de Bonanza, tambi?n en el Paso (La Palma). Calero es religioso javeriano y ha elegido como texto b?blico para su ordenaci?n el de 1 Cor 9, 22-22: "Entre los d?biles me hice d?bil, a fin de ganar a los d?biles. Me hice todo para todos, a fin de salvar a algunos por todos los medios posibles. Todo esto lo hago por causa del evangelio, para participar de sus frutos".?
Contin?a desarroll?ndose la Campa?a a favor de marcar la X en la Declaraci?n de la Renta de este a?o. Con tal motivo en las comunidades parroquiales se est? repartiendo un peri?dico sobre la vida y misi?n de la Iglesia.??
El Archivo Hist?rico Diocesano acoge la exposici?n ?Reverso?, una muestra que recoge piezas de 400 a?os de antig?edad despu?s de haber sufrido el devastador incendio del Palacio Episcopal el 23 de enero de 2006. Esta exposici?n se realiza con el objeto de que cualquier persona pueda adquirir una de las piezas expuestas. Son piezas para el recuerdo que, al mismo tiempo, pueden servir para el culto o como elemento de decoraci?n. Horario de exposici?n: Lunes-Viernes 10-13 h. y de 17-20 h.; S?bados 10-13 h.?
El pr?ximo d?a 5 de junio se celebrar? la Jornada Diocesana de las Familias, en el Seminario Diocesano, a partir de las 10:00 horas. El lema elegido para este a?o es: "FAMILIA, VIVE LA FE", en sinton?a con el Plan Diocesano de Pastoral.?
El 14 de mayo se celebra el D?a del Comercio Justo en Tenerife. Por tal motivo. La tienda ?El Surco? ha organizado un programa de iniciativas que comenzaron el 10 de mayo con un Cine Forum en la sala multiusos de El Surco. El 11 de mayo se desarrollar? el??D?a twitter por el comercio justo?. Un d?a para que los twitteros visiten la tienda, prueben los productos y cuenten en twitter que les parece el comercio justo. Ser? de 10:00 h. a 13:30 h. y de 17:00 a 20.00 h. Por otro lado, el 12 de mayo habr? un nuevo Cine Forum y el s?bado 14, a partir de las 10:30, quienes asistan a la tienda podr?n disfrutar de un bizcocho y caf?. Adem?s se sortear? una cesta de productos de Comercio Justo.?
El espacio ?vidas sacerdotales? de la contraportada del Diario de Avisos ha estado dedicado, este martes, al sacerdote Lucio Gonz?lez. El Padre Lucio es p?rroco de Santo Domingo en La Laguna y Vicario Episcopal. El 4 de mayo de 1967 se ordena Sacerdote en San Crist?bal de La Laguna, posteriormente fue Capell?n y durante 20 a?os Rector del Seminario Diocesano (1985-2004). El art?culo destaca su preocupaci?n por la formaci?n al poner en marcha la escuela de agentes de pastoral o la formaci?n para laicos; igualmente subraya sus iniciativas en el di?logo fe-cultura, as? como su impulso a la pastoral de los movimientos apost?licos, de manera especial el de familias y el movimiento juvenil Hombre Nuevos.?
Entre el ocho de mayo de este a?o y el 22 de abril de 2012 se va a celebrar un ?A?o Jubilar? concedido por el Papa Benedicto XVI al cumplirse el cuarto centenario de la fundaci?n del monasterio lagunero de Santa Catalina de Siena (1611-2011).?
Las salesianas de Espa?a est?n celebrando el 125 Aniversario de su llegada a nuestro pa?s. El pr?ximo 13 de mayo se celebra la fiesta lit?rgica de Santa Mar?a Mazzarello, que junto con San Juan Bosco, dieron vida a las salesianas. En Tenerife, esta comunidad se encuentra en el Colegio HOGAR-ESCUELA ?MAR?A AUXILIADORA?, m?s conocido como "Hogar?-Escuela", situado en el popular barrio "El Toscal?. La llegada de las Hijas de Mar?a Auxiliadora a Tenerife tuvo lugar el 7 de septiembre de 1942.?
Dos Hijas de Mar?a Auxiliadora, S. M? Paz Fern?ndez y S. M? Lourdes Capote, celebrar?n el 16 de mayo, sus 50 a?os de Fidelidad. La celebraci?n ser? en el Hogar Escuela con un acto escolar en el marco del 125 aniversario de la llegada de las FMA a Espa?a. La Eucarist?a estar? presidida por el obispo Bernardo ?lvarez.?
El obispo presidi? los actos de apertura del IV Centenario de la Fundaci?n de la ?rden Dominica de las Monjas Contemplativas en La Laguna. El acto comenz? con una celebraci?n eucar?stica, concelebrada por el vicario general Domingo Navarro, por el Superior de la comunidad dominica de Sevilla y por el capell?n del monasterio, Vicente Cruz. Con esta celebraci?n se abre el A?o Jubilar que ser? clausurado el pr?ximo d?a 22 de abril de 2012.
?El pr?ximo domingo, 15 de mayo, a las 12:00 horas, se celebrar? en Bre?a Alta, la Eucarist?a en honor a San Isidro. A su t?rmino, procesi?n con el Santo Patr?n. A las 20:30 horas, habr? una celebraci?n de la Palabra y a su finalizaci?n procesi?n con el Santo Patr?n por el camino la Traves?a hacia la carretera general y regreso a la Plaza de San Isidro.??
Una nueva cruz de piedra, ahora en tierra, acompa?ar? a las 40 que en 1999 fueron depositadas en el fondo del mar, en la punta de Fuencaliente, en memoria de los jesuitas asesinados en 1570 en esas aguas, los Santos M?rtires de Tazacorte.?
El n?mero de la revista ?Iglesia Nivariense? de este mes lleva como ?nica noticia de portada ?Los seglares, la Iglesia en medio de la gente?. Tambi?n recoge una entrevista al nuevo obispo de Ebebiy?n, Juan Nsue y al director del Centro San Camilo, Jos? Carlos Bermejo sobre el sufrimiento y la humanizaci?n de la salud.?
Hasta el pr?ximo domingo 15 de mayo, se podr? visitar en la Casa Anchieta, una exposici?n que ense?a diversas instant?neas sobre la Hermandad de los Caballeros Anchietanos, as? como una muestra de sellos y libros. El domingo, a partir de las 13.00 horas se celebrar? una misa solemne en la parroquia matriz Nuestra Se?ora de la Concepci?n presidida por el de?n del Cabildo Catedral, Juli?n de Armas.??
C?ritas Arciprestal de Ofra ha editado un nuevo n?mero informativo con motivo del primer domingo del mes de mayo. En ?l se hace referencia a los servicios que presta la C?ritas Arciprestal, los dos proyectos que hay en la zona (HASSIDIM, centro de estancias diurnas y ATACAITE, que es un centro de acogida para mujeres monoparentales en situaci?n de riesgo). Adem?s, informan de las ayudas que prestaron durante el mes de Abril, con las que atendieron un total de 58 familias en diferentes conceptos.?
El Cabildo de Tenerife y el Obispado han firmado un convenio para la rehabilitaci?n del campanario de la Ermita de Nuestra Se?ora del Socorro, en el t?rmino municipal de G??mar. El documento fue suscrito por el presidente de la Corporaci?n insular, Ricardo Melchior y el obispo de la Di?cesis Nivariense, Bernardo ?lvarez, en un acto en el que tambi?n estuvo presente el coordinador general de Cultura y Patrimonio Hist?rico del Cabildo, Crist?bal de la Rosa.?
Adeje cerr? su A?o Lustral con la celebraci?n de la tradicional Rogativa de la Virgen de la Encarnaci?n en la que han participado m?s de 2.000 personas.?
Ha fallecido la hermana Mar?a del Pilar Bilbao, Misionera Eucar?stica de Nazaret. Ten?a 89 a?os de edad y era natural de Due?as (Palencia). La Misa Funeral tuvo lugar el mi?rcoles 11 de mayo, en la parroquia del Sagrado Coraz?n de Jes?s, de la capital tinerfe?a.?
El colegio de Las Dominicas de La Laguna celebr?, desde el pasado 28 de abril, la festividad de Santa Catalina de Siena y la Fiesta de La Familia. Como colof?n a las celebraciones, tuvo lugar una fiesta con todos los ni?os y ni?as del centro.?
En el Monasterio del C?ster, en La Palma habr? oraci?n ante el Sant?simo con el Oficio lit?rgico de Completas por: NUESTRAS VOCACIONES, el d?a 18, a las 19:00 horas.?
Cada Nochebuena y desde hace m?s de dos siglos la parroquia de Nuestra Se?ora de Las Nieves en Taganana revive la representaci?n del Arrullo, una tradici?n ?nica que re?ne a todo el pueblo en torno a la celebraci?n del Nacimiento del Mes?as. Es entonces cuando los tagananeros reconocen la llegada del sonido de la Navidad y la causante de conservar, transmitir y difundir esta labor cultural es la Parranda Los Divinos. As? comienza el reportaje que esta semana ha publicado el Diario de Avisos, sobre la manera de vivir la Navidad en Taganana.
ZENIT nos ofrece a continuaci?n el Mensaje hecho p?blico?el jueves 14 de ABril de 2011?por la Santa Sede al concluir la 4? Reuni?n Plenaria de la Comisi?n para la Iglesia cat?lica en China.
MENSAJE A LOS CAT?LICOS CHINOS
1. "Que el Dios de la esperanza os llene de alegr?a y de paz en la fe, para que la esperanza sobreabunde en vosotros por obra del Esp?ritu Santo. " (Rm?15, 13).
Del 11 al 13 del mes de abril corriente nos hemos reunido en el Vaticano para estudiar algunas cuestiones de mayor importancia, referidas a la vida de la Iglesia cat?lica en China.
Los encuentros han tenido lugar en un clima de fraternidad serena y cordial y han sido enriquecidos por contribuciones, que han tomado su eficacia tanto de la reflexi?n y de la experiencia de los Participantes como de las informaciones y de los testimonios llegados aqu? desde China.
Movidos por el amor por la Iglesia en China, por el dolor por las pruebas que est?is afrontando y por el deseo de animaros, hemos profundizado nuestro conocimiento de la situaci?n eclesial mediante una visi?n panor?mica de la organizaci?n y de la vida de las Circunscripciones eclesi?stica de vuestro pa?s. Hemos constatado el clima general de desorientaci?n y de ansiedad por el futuro, los sufrimientos de algunas Circunscripciones privadas de Pastores, las divisiones internas en otras, la preocupaci?n de otras que no tienen personal ni medios suficientes para afrontar los fen?menos de creciente urbanizaci?n y de despoblaci?n de las ?reas rurales.
De la lectura de los datos se han puesto de manifiesto, tambi?n, una fe viva y una experiencia de Iglesia, capaces de dialogar de modo fruct?fero con las realidades sociales de cada territorio. La acci?n conjunta de obispos, sacerdotes, di?conos, personas consagradas y fieles laicos viene a componer, en la mayor parte de los casos, un mosaico, en el que se refleja la imagen de cristo y de sus muchos disc?pulos. Muchas religiosas, con esp?ritu de abnegaci?n y viviendo no pocas veces en aut?nticas estrecheces econ?micas, se consumen diariamente en la cercan?a a las familias, a los j?venes, a los ancianos y a los enfermos. Varias asociaciones cuidan las obras de caridad y de asistencia, haci?ndose cargo de las necesidades de los m?s pobres y de aquellos que en estos a?os se han visto afectados por inundaciones y terremotos.
2. Alentamos a los obispos, junto con los sacerdotes, a conformarse cada vez m?s a Cristo Buen Pastor, a proveer para que a sus fieles no les falte la ense?anza de la fe, a estimular una justa laboriosidad y a arregl?rselas para erigir, all? donde faltan y son necesarios, nuevos lugares de culto y de educaci?n en la fe y, sobre todo, para formar comunidades cristianas maduras. Invitamos tambi?n a los Pastores a cuidar, con renovado compromiso y entusiasmo, la vida de los fieles, especialmente en sus elementos esenciales de la catequesis y de la liturgia. Exhortamos a los propios Pastores a ense?ar a los sacerdotes, con su propio ejemplo, a amar, a perdonar y a ser fieles. Invitamos tambi?n a las comunidades eclesiales a seguir anunciando el Evangelio con fervor cada vez m?s intenso, mientras que nos unimos a su agradecimiento hacia Dios por el bautismo de los adultos, que se celebrar? en los pr?ximos d?as pascuales.
3. Nos hemos detenido en particular en algunas dificultades, surgidas recientemente en vuestras comunidades.
En lo que respecta al triste episodio de la ordenaci?n episcopal de Chengde, la Santa Sede, en base a las informaciones y a los testimonios recibidos hasta ahora no tiene razones para considerarla inv?lida, mientras que la considera gravemente ileg?tima, porque ha sido conferida sin el mandato pontificio, y esto hace tambi?n ileg?timo el ejercicio del ministerio. Estamos adem?s doloridos porque ha tenido lugar despu?s de una serie de consagraciones episcopales consensuadas y porque los obispos consagrantes han sufrido varias presiones. Como escribe el Santo Padre en su carta de 2007, "la Santa Sede sigue con suma atenci?n el nombramiento de los Obispos, puesto que esto afecta al coraz?n mismo de la vida de la Iglesia, ya que el nombramiento de los Obispos por parte del Papa es garant?a de la unidad de la Iglesia y de la comuni?n jer?rquica. Por este motivo el C?digo de Derecho Can?nico (cf.canon 1382) establece graves sanciones tanto para el Obispo que confiere libremente la ordenaci?n sin mandato apost?lico como para quien la recibe; en efecto, dicha ordenaci?n representa una dolorosa herida para la comuni?n eclesial y una grave violaci?n de la disciplina can?nica. El Papa, cuando concede el mandato apost?lico para la ordenaci?n de un Obispo, ejerce su autoridad espiritual suprema: autoridad e intervenci?n que quedan en el ?mbito estrictamente religioso. No se trata por tanto de una autoridad pol?tica que se entromete indebidamente en los asuntos interiores de un Estado y vulnera su soberan?a" (n. 9).
Las presiones y constricciones externas pueden hacer que no se incurra autom?ticamente en la excomuni?n. Queda sin embargo una herida, provocada al cuerpo eclesial. Cada obispo implicado debe, por tanto, dar explicaciones a la Santa Sede y encontrar el modo de aclarar su propia postura a los sacerdotes y a los fieles, profesando nuevamente la fidelidad al Sumo Pont?fice, para ayudarles a superar su sufrimiento interior y para reparar el esc?ndalo exterior que se ha causado.
Estamos a vuestro lado en estos momentos dif?ciles. Invitamos a los sacerdotes, a las personas consagradas y a los fieles laicos a comprender las dificultades de sus propios obispos, a animarles, a apoyarles con la solidaridad y con la oraci?n. Para todos ser?, ciertamente, de consuelo lo que el Papa escribe en su Carta: ?Soy consciente de las graves dificultades que ten?is que afrontar [?] para manteneros fieles a Cristo, a su Iglesia y al Sucesor de Pedro. Record?ndoos ?como ya afirmaba san Pablo (cf.?Rm?8,35-39)? que ninguna dificultad puede separarnos del amor de Cristo, espero que sabr?is hacer todo lo posible, confiando en la gracia del Se?or, para salvaguardar la unidad y la comuni?n eclesial incluso a costa de grandes sacrificios" (n. 8).
4. En lo que respecta a la 8? Asamblea Nacional de los Representantes Cat?licos, son iluminadoras, una vez m?s, las palabras del Santo Padre: "Considerando 'el plan originario de Jes?s', resulta evidente que la pretensi?n de algunos organismos, que el Estado ha querido y que son ajenos a la estructura de la Iglesia, de ponerse por encima de los Obispos mismos y de dirigir la vida de la comunidad eclesial, no est? de acuerdo con la doctrina cat?lica, seg?n la cual la Iglesia es apost?lica, como ha reiterado tambi?n el Concilio Vaticano II. [?] La finalidad declarada de los mencionados organismos de poner en pr?ctica 'los principios de independencia y autonom?a, autogesti?n y administraci?n democr?tica de la Iglesia', es tambi?n inconciliable con la doctrina cat?lica" (n. 7).
5. La elecci?n de Pastores para la gu?a de las numerosas di?cesis vacantes es una necesidad urgente y, al mismo tiempo, fuente de viva preocupaci?n. La Comisi?n augura vivamente que no haya nuevas heridas a la comuni?n eclesial, y pide al Se?or fuerza y valor para todas las personas implicadas. Al respecto, se debe tener presente tambi?n lo que escribi? el Papa Benedicto XVI: "La Santa Sede desear?a ser completamente libre en el nombramiento de los Obispos; por tanto, considerando el reciente y peculiar camino de la Iglesia en China, deseo que se llegue a un acuerdo con el Gobierno para solucionar algunas cuestiones referentes tanto a la selecci?n de los candidatos al episcopado como a la publicaci?n del nombramiento de los Obispos y el reconocimiento ?en lo que sea necesario a efectos civiles? del nuevo Obispo por parte de las Autoridades civiles" (n. 9). Hagamos nuestros estos deseos y miremos con temblor y con temor al futuro: sabemos que ?ste no est? enteramente en nuestras manos y lanzamos un llamamiento para que los problemas no crezcan y las divisiones no se ahonden, a costa de la armon?a y de la paz.
6. En el examen de la situaci?n de las Circunscripciones han surgido tambi?n algunas dificultades a prop?sito de sus l?mites. Al respecto, se ha reconocido la necesidad de tomar nota de las nuevas condiciones, respetando la normativa eclesi?stica y teniendo siempre presente lo que se lee en la Carta Pontificia a los cat?licos en China: ?Durante los ?ltimos cincuenta a?os se han producido numerosos cambios administrativos en campo civil. Esto ha afectado tambi?n a muchas circunscripciones eclesi?sticas, que han sido eliminadas o reagrupadas, o bien modificadas en su configuraci?n territorial tomando como base las circunscripciones administrativas civiles. A este respecto, deseo confirmar que la Santa Sede est? disponible para afrontar toda esta cuesti?n de las circunscripciones y provincias eclesi?sticas en un di?logo abierto y constructivo con el Episcopado chino y ?en lo que sea ?til y oportuno? con las Autoridades gubernativas" (n. 11).
7. Nos hemos detenido, finalmente, en el tema de la formaci?n de los seminaristas y de las religiosas, dentro y fuera de China. Hemos considerado las dificultades que los seminaristas encuentran tanto para sus estudios en el extranjero como en su vida de seminario, apreciando tambi?n ejemplos de valent?a y paciencia. Se ha constatado, adem?s, la necesidad de utilizar instrumentos ulteriores y m?s eficaces para favorecer la formaci?n permanente del clero. Hemos notado con agrado que las comunidades cat?licas en China organizan, en su interior, iniciativas con fines formativos. Para todos resulta oportuno ofrecer propuestas educativas que desarrollen de modo integral la personalidad humana y cristiana de los diversos sujetos.
8. Auguramos que el di?logo sincero y respetuoso con las Autoridades civiles ayude a superar las dificultades del momento actual, para que tambi?n las relaciones con la Iglesia cat?lica contribuyan a la armon?a de la sociedad.
9. Hemos sabido con alegr?a la noticia de que la di?cesis de Shanghai puede iniciar la causa de beatificaci?n de Pablo Xu Guangqi, que se a?ade a la del padre Matteo Ricci, S.I.
10. Para superar las situaciones dif?ciles de cada comunidad, la oraci?n ser? de gran ayuda. Se podr?n organizar varias iniciativas, que os ayudar?n a renovar vuestra comuni?n de fe en Jes?s Nuestro Se?or y de fidelidad al Papa, para que la unidad entre vosotros sea cada vez m?s profunda y visible. Al mismo tiempo os aseguramos nuestra oraci?n cotidiana, de modo particular por aquellos que afrontan graves dificultades de diverso tipo, y por todos los enfermos y los sufrientes de vuestra naci?n.
11. En el encuentro que tuvo lugar al t?rmino de la Reuni?n Plenaria, Su Santidad reconoci? el deseo de unidad con la Sede de Pedro y con la Iglesia universal que los fieles chinos no dejan de manifestar, aun en medio de muchas dificultades y aflicciones. La fe de la Iglesia, expuesta en el Catecismo de la Iglesia Cat?lica y que hay que defender aun al precio de sacrificios, es el fundamneto sobre el que las comunidades cat?licas en China deben crecer en la unidad y en la comuni?n.
El Santo Padre ha recordado, adem?s, la importancia de la formaci?n, en particular la espiritual, para que la vida interior del cristiano, educada en la oraci?n personal y lit?rgica, haga frente a los retos del momento actual. Finalmente, confiando todo el reba?o de los fieles chinos a la intercesi?n de Mar?a Sant?sima, Reina de China, renov? la apremiante invitaci?n a toda la Iglesia a dedicar el d?a 24 de mayo, memoria lit?rgica de la Beata Virgen Mar?a, Auxilio de los Cristianos, a la oraci?n por la Iglesia en China.
13 de abril de 2011
[Traducci?n del italiano por Inma ?lvarez]
Texto del micro radial de monse?or Jos? Mar?a Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, emitido por LT 9 (9 de abril de 2011). (AICA)
Frente al don de la vida y la realidad de la muerte, sobre todo cuando estamos ante un ser querido, surgen preguntas cargadas de dolor e impotencia. Porqu? esta muerte? Porqu? ahora? Este mismo interrogante lo vemos en el evangelio del domingo que nos narra la muerte de L?zaro. Su hermana, Marta, le dice a Jes?s con algo de reproche: ?Se?or, si hubieras estado aqu?, mi hermano no habr?a muerto. Pero yo se que a?n ahora, Dios te conceder? lo que le pidas? (Jn. 11, 21-22).
La reacci?n de Marta es un reclamo a la presencia de Jes?s que hubiera impedido su muerte, o a que realice ahora el milagro de devolverlo a la vida. En este contexto aparece Jes?s que no deja de manifestar su dolor por un amigo, L?zaro lo era, pero su palabra se orienta hacia una verdad m?s plena, que sin negar el dolor por la muerte, la contempla desde la vocaci?n del hombre a esa Vida Nueva que no conoce la muerte como lo definitivo.
El di?logo de Jes?s con la hermana de L?zaro se mueve en dos niveles. Ella habla de la vida de su hermano como algo que pertenece a este mundo, por ello le pide que lo devuelva a esta vida. ?l, en cambio, partiendo de este hecho concreto la invita a Marta a mirar la vida desde otra perspectiva, desde la realidad de esta misma vida pero con destino de eternidad. No son dos planos que se opongan, al contrario, est?n llamados a encontrarse e iluminarse. Esto es lo propio de la fe que no se queda en el dolor de la muerte, sino que nos abre a la verdad m?s plena y ?ltima del hombre.
La fe no disminuye el valor de la vida en este mundo, ni el dolor por la ausencia del ser querido, sino que reconoce en el hombre el inicio de una vida que tiene horizontes de eternidad. Esta vida nueva a la que todos estamos llamados encuentra, en la resurrecci?n de Jesucristo, la certeza de un camino definitivo. Por ello Jes?s le dice a Marta: ?Yo soy la Resurrecci?n y la Vida. El que cree en m?, aunque muera, vivir? (Jn. 11, 25).
El sentido de esta Vida, que trasciende los l?mites de la muerte, Jes?s la presenta como un llamado a todo hombre cuando dice: ?todo el que vive y cree en m? no morir? jam?s? (Jn. 11, 26), es decir, ya participa de esa Vida nueva que un d?a ser? presencia eterna ante Dios. La Vida de la que nos habla Jes?s no es un volver a la vida terrena como en el caso de L?zaro. Con todo, ?l accede al pedido de realizar un milagro para que L?zaro recupere su vida f?sica, como una ocasi?n que revele ante ellos su misi?n en el mundo: ?Padre,?dice, Yo se que siempre me oyes, pero lo he dicho por esta gente que me rodea, para que crean que t? me has enviado? (Jn. 11, 42).
El milagro que Jes?s realiza afirma su divinidad y misi?n, pero es tambi?n un signo que busca orientar la fe a esa Vida que ?l nos trae y es el centro de su misi?n. No debemos quedarnos, por ello, s?lo en admirar un milagro. Es m?s, el aceptar con fe el no cumplimiento de un milagro que pedimos es un signo de esperanza en esa Vida Plena de la que nos habla Jes?s.
Creo que el relato de este Evangelio nos ayuda a comprender el sentido trascendente de nuestra vida, como el significado de la fe en cuanto camino que nos ilumina e introduce en la verdad profunda de nuestra vocaci?n. Reciban de su Obispo junto a mi afecto y oraciones, mi bendici?n en el Se?or.?
Mons. Jos? Mar?a Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz?
ZENIT? ofrece a?sus lectores la tercera entrega de la carta pastoral sobre el sacramento de la penitencia que ha escrito el obispo de Santander (Espa?a), monse?or Vicente Jim?nez Zamora, y en la que analiza el por qu? de la crisis en la pr?ctica de este sacramento.
5. Hacia la recuperaci?n de la pr?ctica del sacramento de la Penitencia.
No se nos ocultan las grandes dificultades con que nos encontramos en este campo de la recuperaci?n del sacramento de la Penitencia y la inmensa tarea que tenemos por delante. Por eso una de las prioridades pastorales debe ser trabajar para que el Pueblo de Dios redescubra este sacramento. En este apartado propongo y recomiendo algunas pistas para el camino, adaptadas a nuestra situaci?n,? que ya se indicaban de alguna manera en la Instrucci?n Pastoral de la Conferencia Episcopal Espa?ola sobre el sacramento de la Penitencia, Dejaos reconciliar con Dios (Madrid, 10-15 de abril de 1989).
Situar la pastoral de la Penitencia dentro de la evangelizaci?n
La relaci?n entre la fe y el perd?n de los pecados es una de las afirmaciones fundamentales del Nuevo Testamento, y una vivencia constante de la Iglesia. Desde los comienzos de la predicaci?n de Jes?s se manifiesta una identidad entre la conversi?n y la fe en el Evangelio (cfr. Mc 1,15).Jes?s mismo perdonaba los pecado al ver la fe de los que acud?an a ?l (cfr. Mc 2, 5). El proceso de la penitencia y de la conversi?n es un despertar de la fe y del amor hacia Dios, que siempre nos espera y nos busca para ofrecernos el perd?n en Jesucristo. Por eso toda la pastoral de la Penitencia tiene que estar apoyada en una predicaci?n de la ?palabra de la fe? (cfr. Rom 10, 8).
Una Iglesia evangelizada y evangelizadora se convierte en una Iglesia reconciliada y reconciliadora. Existe una conexi?n entre evangelizaci?n y conversi?n-fe. Por eso si falla la evangelizaci?n, falla tambi?n las dimensi?n de la reconciliaci?n y penitencia en la vida personal de los creyentes y de las comunidades cristianas. De ah? que impulsar una pastoral viva y fuertemente evangelizadora sea el mejor camino para promover una renovaci?n del sacramento de la Penitencia.
En este sentido, avivar las ra?ces de la vida cristiana, fortalecer la experiencia teologal y religiosa, intensificar la vida espiritual, la oraci?n, etc., son condiciones fundamentales para descubrir el don de Dios que? sale al encuentro de nosotros, esclavizados por el pecado. Sin experiencia teologal no hay sentido del pecado, ni urgencia de conversi?n, ni necesidad de conversi?n.
Catequesis sobre el sacramento
Otro camino para la renovaci?n de la pastoral del sacramento de la Penitencia es realizar una catequesis ?ntegra y clara, sin ambig?edades, sobre este sacramento, seg?n la doctrina de la Iglesia, que recoge el Catecismo de la Iglesia Cat?lica (cfr. CEC, 1422-1498). Los sacerdotes, padres, catequistas, profesores de Religi?n y educadores tienen aqu? una labor importante ante los ni?os, adolescentes, j?venes y adultos.
De este modo los fieles llegar?n a comprender, entre otras cosas, qu? nombres recibe este sacramento;? por qu? hay un sacramento del perd?n despu?s del Bautismo; qu? es el pecado, cu?l es la importancia y el valor del sacramento de la Penitencia en nuestro proceso de conversi?n y santificaci?n; c?mo este sacramento nos sana de las rupturas que produce el pecado con Dios, con los dem?s, con nosotros mismos y con la creaci?n; cu?les son los actos del penitente para una correcta confesi?n; c?mo hacer un buen examen de conciencia; qui?n es el ministro del sacramento y por qu?; cuales son los efectos de este sacramento, etc. No? olvidemos que una catequesis bien hecha, conducir? a nuestros fieles no s?lo a conocer el sacramento de la Penitencia, sino tambi?n a amarlo y despu?s a practicarlo.
Uno de los buenos actos, que se pueden programar durante la Cuaresma, es la realizaci?n en nuestras parroquias y comunidades cristianas de unas catequesis sobre el sacramento de la Penitencia, seg?n la doctrina de la Iglesia y? en el sentido que se indica en esta carta pastoral.
La Palabra de Dios en el sacramento de la Penitencia
La iniciativa y gratuidad del perd?n y de la misericordia de Dios en el sacramento de la Reconciliaci?n, como en todos los sacramentos, se manifiesta en el lugar central y primordial que la Palabra de Dios tiene en la celebraci?n lit?rgica, tal como ha puesto de relieve el Nuevo Ritual de la Penitencia. Esta importancia dada a la Palabra de Dios abre al sacramento y a su celebraci?n a nuevas posibilidades pastorales, que han de ser tenidas en cuenta.
El Papa Benedicto XVI, en la reciente Exhortaci?n apost?lica Verbum Domini ha puesto de relieve la relaci?n entre la Palabra de Dios y la Eucarist?a, pero subraya tambi?n la importancia de la Sagrada Escritura en los dem?s sacramentos, especialmente en los de curaci?n: Penitencia y Unci?n de los enfermos. Sobre este punto el Papa escribe: ?Con frecuencia, se descuida la referencia a la Sagrada Escritura en estos sacramentos. Por el contrario, es necesario que se le d? el espacio que le corresponde. En efecto, nunca se ha de olvidar que ?la Palabra de Dios es palabra de reconciliaci?n porque en ella Dios reconcilia consigo todas las cosas (cfr. 2 Cor 5, 18-20, Ef 1, 10). El perd?n misericordioso de Dios, encarnado en Jes?s, levanta al pecador?. ?Por la Palabra de Dios el cristiano es iluminado en el conocimiento de sus pecados y es llamado a la conversi?n y a la confianza en la misericordia de Dios?. Para que se ahonde en la fuerza reconciliadora de la Palabra de Dios, se recomienda que cada penitente se prepare a la confesi?n meditando un pasaje adecuado de la Sagrada Escritura y comience la confesi?n mediante la lectura o la escucha de una monici?n b?blica, seg?n lo previsto en el Ritual. Adem?s, al manifestar despu?s su contrici?n, conviene que el penitente use una expresi?n prevista en el Ritual, ?compuesta con palabras de la Sagrada Escritura?. Cuando sea posible, es conveniente tambi?n que, en momentos particulares del a?o, o cuando se presente la oportunidad, la confesi?n de varios penitentes tenga lugar dentro de celebraciones penitenciales, como prev? el Ritual, respetando las diversas tradiciones lit?rgicas y dando una mayor amplitud a la celebraci?n de la Palabra con lecturas apropiadas?[10].
Formaci?n de la conciencia y del sentido del pecado
En nuestra ?poca, a causa de m?ltiples factores, est? oscurecida gravemente la conciencia moral de muchos hombres. ??Tenemos una idea justa de la conciencia?. ?No vive el hombre contempor?neo bajo la amenaza de un elipse de la conciencia, de una deformaci?n de la conciencia, de un entorpecimiento o de una ?anestesia? de la conciencia??[11].
En la actual situaci?n de p?rdida del sentido del pecado, es necesario que los sacerdotes y los catequistas formen bien a los fieles cristianos en el aut?ntico sentido religioso del pecado como ruptura consciente, voluntaria y libre de la relaci?n con Dios, con la Iglesia, con nosotros mismos y con los dem?s y con la creaci?n.
Una exposici?n clara sobre el misterio del pecado la encontramos en la citada Exhortaci?n apost?lica Reconciliatio et Paenitentia, en el cap?tulo primero de la segunda parte, en que el Papa Juan Pablo II escribe sobre? la desobediencia a Dios; la divisi?n entre los hermanos; pecado personal y pecado social, mortal y venial; p?rdida del sentido del pecado[12].
Para la formaci?n de la conciencia moral reviste una importancia particular insistir en el sentido de la responsabilidad personal. En el origen de toda situaci?n de pecado hay siempre hombres pecadores con su responsabilidad personal. La conversi?n reclama la responsabilidad personal e intransferible de cada uno.
Trabajar en la formaci?n de la conciencia moral, especialmente de los ni?os y j?venes, es una acci?n decisiva para la recuperaci?n del sacramento de la Penitencia. Una falta de formaci?n? de la conciencia trae inevitablemente una p?rdida del sentido del pecado y con ello el abandono de la confesi?n sacramental. La formaci?n de la conciencia es imprescindible en nuestros d?as en que vivimos sometidos a m?ltiples influencias negativas y somos tentados a preferir nuestro propio juicio al plan de Dios y a la ley moral, que es el camino de nuestra libertad y de nuestra realizaci?n personal.
Respetar las normas? de la Iglesia
Una verdadera renovaci?n de la pastoral de la Penitencia exige respetar la disciplina penitencial de la Iglesia prescrita en el nuevo Ritual de la Penitencia promulgado por el Papa Pablo VI despu?s del Concilio Vaticano II.
Entre nosotros no faltan algunos abusos en el recurso a las absoluciones generales o colectivas en la celebraci?n del sacramento de la Penitencia. Consciente de mi responsabilidad de Obispo como moderador de la disciplina penitencial en la Iglesia particular[13], recuerdo a todos los diocesanos y especialmente a los sacerdotes, la doctrina y normas de la Iglesia sobre la celebraci?n del sacramento de la Penitencia, contenidas sint?ticamente en el Catecismo de la Iglesia Cat?lica (n. 1480-1484).
El Ritual de la Penitencia establece tres formas de celebraci?n: rito para reconciliar a un solo penitente; rito para reconciliar a varios penitentes con confesi?n y absoluci?n individual; y rito para reconciliar a muchos penitentes con confesi?n y absoluci?n general.
Por lo que se refiere al tercer rito (absoluciones generales o colectivas) hay que evitar toda arbitrariedad y abusos. Solamente al Obispo? corresponde valorar si existen en la Di?cesis en concreto las condiciones que la ley can?nica se?ala para el uso de la tercera forma (CIC, cn. 961).
La Conferencia Episcopal Espa?ola estableci? una serie de criterios, aprobados por la Santa Sede, seg?n los cuales ?estima que, en el conjunto de su territorio, no existen casos generales y previsibles en los que se den los elementos que constituyen la situaci?n de necesidad grave en la que se puede recurrir a la absoluci?n sacramental general? (CIC, cn. 961 &1.2)[14]. En nuestra Di?cesis tampoco existen casos generales y previsibles en los que se den los elementos constitutivos de necesidad grave. Por tanto, la forma ordinaria de reconciliaci?n sacramental que debe facilitarse por todos los medios a los fieles, es y seguir? siendo la confesi?n individual en las dos primeras formas establecidas en el ritual de la Penitencia.
La doctrina de la Iglesia volvi? a ser recordada por el Papa Juan Pablo II en la Carta apost?lica Misericordia Dei, en forma de ?motu proprio?, sobre algunos aspectos de la celebraci?n del sacramento de la Penitencia, publicada en el Bolet?n del Obispado de Santander[15].
En esp?ritu de profunda comuni?n con el Santo Padre y en corresponsabilidad con mis hermanos Obispos, dispongo que estas normas sobre la celebraci?n del sacramento de la Penitencia sean conocidas, tenidas en cuenta y observadas por todos en nuestra Di?cesis. ?Se trata de hacer efectiva y de tutelar una celebraci?n cada vez m?s fiel, y por tanto m?s fruct?fera, del don confiado a la Iglesia por el Se?or Jes?s despu?s de la resurrecci?n? (cfr. Jn 20, 19-23)[16].
La fidelidad siempre renovada a las normas y disciplina de la Iglesia es? una exigencia de la? comuni?n eclesial, que favorece la unidad entre los sacerdotes en las distintas parroquias y unidades pastorales de nuestra Di?cesis, la vida espiritual de los fieles y la santidad de la Iglesia.
Disponibilidad para o?r confesiones
Los sacerdotes debemos mostrarnos disponibles para celebrar el sacramento de la Penitencia cada vez que nuestros fieles nos lo pidan de manera razonable. Tengamos horarios fijos? en nuestras parroquias y comunidades cristianas, donde los fieles puedan encontrarnos con facilidad en los confesonarios. En una palabra, dediquemos tiempo y energ?as para escuchar las confesiones de los fieles.
El ejemplo del Santo Cura de Ars debe ser un est?mulo para nosotros los sacerdotes. El Papa Benedicto XVI, en su carta de proclamaci?n del A?o Sacerdotal, con motivo del 150 aniversario de la muerte de San Juan Mar?a Vianney, destacaba su? dedicaci?n continua? a este precioso y eficaz ministerio de la reconciliaci?n. ?Los sacerdotes? -escrib?a el Santo Padre Benedicto XVI -? no deber?an resignarse nunca a ver vac?os sus confesonarios ni limitarse a constatar la indiferencia de los fieles hacia este sacramento. En Francia, en tiempos del Santo Cura de Ars, la confesi?n no era ni m?s f?cil ni m?s frecuente que en nuestros d?as, pues el vendaval revolucionario hab?a arrasado desde hac?a tiempo la pr?ctica religiosa. Pero ?l intent? por todos los medios, en la predicaci?n y con consejos persuasivos, que sus parroquianos redescubriesen el significado y la belleza de la Penitencia sacramental, mostr?ndola como una ?ntima exigencia de la presencia eucar?stica. Supo iniciar as? un ?c?rculo virtuoso?. ?Con su prolongado estar ante el sagrario en la iglesia, consigui? que los fieles comenzasen a imitarlo, yendo a visitar a Jes?s, seguros de que all? encontrar?an tambi?n? a su p?rroco, disponible para escucharlos y perdonarlos. Al final, una muchedumbre cada vez mayor de penitentes, provenientes de Francia, lo reten?a en el confesonario hasta 16 horas al d?a. Se comentaba que Ars se hab?a convertido en ?el gran hospital de las almas?[17].
Recojo aqu? la severa advertencia del Cardenal Joachim Meisner, Arzobispo de Colonia: ?La p?rdida del sacramento de la Penitencia es la ra?z de muchos males en la vida de la Iglesia y en la vida del sacerdote. Y as? la llamada crisis del sacramento de la Penitencia no se debe s?lo a que la gente no vaya a confesarse, sino a que nosotros, sacerdotes, ya no estamos presentes en el confesonario. Un confesonario en el que est? presente un sacerdote, en una Iglesia vac?a, es el s?mbolo m?s conmovedor de la paciencia de Dios que espera. As? es Dios. ?l nos espera toda la vida [?] Si nos falta en gran parte este ?mbito esencial del servicio sacerdotal, entonces caemos f?cilmente en una mentalidad funcionalista o en el nivel de una mera t?cnica pastoral?[18].
Dignidad del confesonario en las iglesias y ornamentos
El sacramento de la Penitencia se administra en el lugar y la sede que determina el derecho (cfr. CIC, cn. 964). Ha de evitarse por todos los medios que las sedes para el sacramento de la Penitencia o confesonarios est?n colocados en los lugares m?s oscuros de las iglesias, como en ocasiones sucede. La misma estructura del confesonario tal y como es en bastantes casos no favorece la celebraci?n del sacramento, que es un encuentro con Dios, un tribunal de misericordia y una fiesta de la reconciliaci?n. Por eso y para dar todo el relieve necesario al encuentro penitencial, debe cuidarse la est?tica, funcionalidad y discreci?n de la sede para o?r confesiones. Con estos criterios ser? oportuna una revisi?n inteligente y respetuosa, sobre todo, cuando se trate de muebles con valor art?stico, de los confesonarios actuales en uso.
Es importante recordar el respeto que se debe tener a este sacramento y la dignidad con la que debe celebrarse, incompatible con algunos usos y costumbres que se manifiestan, a veces, en la manera de vestir o de comportarse el sacerdote durante la celebraci?n. En este sentido recuerdo que los ornamentos propios para celebrar la reconciliaci?n individual en la iglesia u oratorios son el alba y la estola.
Conclusi?n
Al escribir esta carta pastoral sobre el sacramento de la Penitencia dirigida a todos los diocesanos, especialmente a los sacerdotes, cumplo con mi deber de Obispo para contribuir a la fiel custodia de este sacramento en la Iglesia, ?sacramento de la uni?n ?ntima con Dios y de todo el g?nero humano?[19], y? para fomentar su celebraci?n digna y fructuosa.
Todos necesitamos de la conversi?n y del sacramento de la Penitencia, pues todos somos pecadores. Por eso ?en nombre de Cristo os pedimos que os reconcili?is con Dios? (2 Cor ?5, 20). Estas palabras siempre actuales resuenan con especial fuerza en el umbral y en los d?as de la Cuaresma, urgi?ndonos a abrir el coraz?n arrepentido para acoger la misericordia de Dios, el ?nico que puede obrar la reconciliaci?n en el hombre y en el mundo, para el nacimiento del hombre nuevo y la civilizaci?n del amor.
El sacramento de la Penitencia, que tanta importancia tiene para la vida del cristiano y para la renovaci?n de nuestras comunidades, actualiza la eficacia del misterio pascual de Cristo, centro de la reconciliaci?n.
Que Mar?a, ?refugio de los pecadores?, ?nos alcance de su divino Hijo la fuerza, el aliento y la esperanza para redescubrir y vivir la belleza y la rica realidad de la reconciliaci?n y de la penitencia.
??????????? Santander, 11 de febrero de 2011
Memoria lit?rgica de Ntra. Sra. de Lourdes??
+ Vicente Jim?nez Zamora
Obispo de Santander
[10] Benedicto XVI, Exhortaci?n apost?lica Verbum Domini, 61.
[11] Juan Pablo II, Exhortaci?n apost?lica Reconciliatio et Paenitentia, 18.
[12] Ibidem, 14-18.
[13] Cfr. Vaticano II, Lumen Gentium, 26.
[14] BOCEE, 6, 1989, 59.
[15] Cfr. Bolet?n Oficial del Obispado de Santander, mayo 2002, p?gs. 53-61.
[16] Juan Pablo II, Carta apost?lica, Misericordia Dei, introducci?n, g.
[17] Benedicto XVI, Carta en la proclamaci?n del A?o Sacerdotal (16 de junio de 2009), 11.
[18] Cardenal Joachim? Meisner, Arzobispo de Colonia, Conferencia Conversi?n y misi?n, en el Encuentro Internacional de sacerdotes en la conclusi?n del A?o Sacerdotal, 19 de junio de 2010, nn. 11 y 12.
[19] Concilio Vaticano II, Lumen Gentium, 1.
ZENIT nos ofrece el discurso que el Santo Padre Benedicto XVI dirigi? a los fieles reunidos en la plaza San Pedro , durante la Audiencia General celebrada?en la?ma?ana del mi?rcoles 13 de Abril de 2011.
Queridos hermanos y hermanas,
en las Audiencias Generales de estos ?ltimos dos a?os, nos han acompa?ado las figuras de muchos Santos y Santas: hemos aprendido a conocerles desde cerca y a entender que toda la historia de la Iglesia est? marcada por estos hombres y mujeres que con su fe, con su caridad, con su vida fueron los faros de muchas generaciones, y lo son tambi?n para nosotros. Los santos manifiestan de muchos modos la presencia potente y transformadora del Resucitado; dejaron que Cristo tomase tan plenamente sus vidas que pod?an afirmar como san Pablo ?no vivo yo, es Cristo que vive en m? (Ga 2,20). Seguir su ejemplo, recurrir a su intercesi?n, entrar en comuni?n con ellos, ?nos une a Cristo, del cual, como de la Fuente y la Cabeza, emana toda la gracia y toda la vida del mismo Pueblo de Dios? (Conc. Ec. Vat. II, Cost. Dogm. Lumen gentium 50. Al final de este ciclo de catequesis, quisiera ofrecer alguna idea de lo que es la santidad.
?Qu? quiere decir ser santos? ?Qui?n est? llamado a ser santo? A menudo se piensa que la santidad es un objetivo reservado a unos pocos elegidos. San Pablo, sin embargo, habla del gran dise?o de Dios y afirma: ?En ?l ? Cristo ? (Dios) nos ha elegido antes de la creaci?n del mundo, y
para que fu?ramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor? (Ef 1,4). Y habla de todos nosotros. En el centro del dise?o divino est? Cristo, en el que Dios muestra su Rostro: el Misterio escondido en los siglos se ha revelado en la plenitud del Verbo hecho carne. Y Pablo dice despu?s: ?porque Dios quiso que en ?l residiera toda la Plenitud? (Col 1,19). En Cristo el Dios viviente se ha hecho cercano, visible, audible, tangible de manera que todos puedan obtener de su plenitud de gracia y de verdad (cfr Jn 1,14-16). Por esto, toda la existencia cristiana conoce una ?nica suprema ley, la que san Pablo expresa en un f?rmula que aparece en todos sus escritos: en Cristo Jes?s. La santidad, la plenitud de la vida cristiana no consiste en el realizar empresas extraordinarias, sino en la uni?n con Cristo, en el vivir sus misterios, en el hacer nuestras sus actitudes, sus pensamientos, sus comportamientos. La medida de la santidad vienen dada por la altura de la santidad que Cristo alcanza en nosotros, de cuanto, con la fuerza del Esp?ritu Santo, modelamos toda nuestra vida sobre la suya. Es el conformarnos a Jes?s, como afirma san Pablo: ?En efecto, a los que Dios conoci? de antemano, los predestin? a reproducir la imagen de su Hijo? (Rm 8,29). Y san Agust?n exclama: ?Viva ser? mi vida llena de Ti (Confesiones, 10,28). El Concilio Vaticano II, en la Constituci?n sobre la Iglesia, habla con claridad de la llamada universal a la santidad, afirmando que nadie est? excluido: ?Una misma es la santidad que cultivan, en los m?ltiples g?neros de vida y ocupaciones, todos los que son guiados por el Esp?ritu de Dios ...siguen a Cristo pobre, humilde y cargado con la cruz, a fin de merecer ser hechos part?cipes de su gloria? (n?41).
Pero permanece la pregunta: ?C?mo podemos recorrer el camino de santidad, responder a esta llamada? ?Puedo hacerlo con mis fuerzas? La respuesta est? clara: una vida santa no es fruto principalmente de nuestro esfuerzo, de nuestras acciones, porque es Dios, el tres veces Santo ( (cfr?Is?6,3), que nos hace santos, y la acci?n del Esp?ritu Santo que nos anima desde nuestro interior, es la vida misma de Cristo Resucitado, que se nos ha comunicado y que nos transforma. Para decirlo otra vez seg?n el Concilio Vaticano II: ?Los seguidores de Cristo, llamados por Dios no en raz?n de sus obras, sino en virtud del designio y gracia divinos y justificados en el Se?or Jes?s, han sido hechos por el bautismo, sacramento de la fe, verdaderos hijos de Dios y part?cipes de la divina naturaleza, y, por lo mismo, realmente santos. En consecuencia, es necesario que con la ayuda de Dios conserven y perfeccionen en su vida la santificaci?n que recibieron? (ibid., 40). La santidad tiene, por tanto, su ra?z principal en la gracia bautismal, en el ser introducidos en el Misterio pascual de Cristo, con el que se nos comunica su Esp?ritu, su vida de Resucitado, san Pablo destaca la transformaci?n que obra en el hombre la gracia bautismal y llega a cu?ar una terminolog?a nueva, forjada con la preposici?n ?con?: con-muertos, con-sepultados, con-resucitados, con-vivificados con Cristo; nuestro destino est? vinculado indisolublemente al suyo. ?Por el bautismo fuimos sepultados con ?l en la muerte, para que as? como Cristo resucit? por la gloria del Padre, tambi?n nosotros llevemos una Vida nueva? (Rm 6,4). Pero Dios respeta siempre nuestra libertad y pide que aceptemos este don y vivamos las exigencias que comportan, pide que nos dejemos transformar por la acci?n del Esp?ritu Santo, conformando nuestra voluntad a la voluntad de Dios.
?C?mo puede suceder que nuestro modo de pensar y nuestras acciones se conviertan en el pensar y en el actuar con Cristo y de Cristo? ?Cu?l es el alma de la santidad? De nuevo el Concilio Vaticano II precisa; nos dice que la santidad no es otra cosa que la caridad plenamente vivida. ?Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos cre?do en ?l. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en ?l? (1Jn 4,16). Ahora, Dios ha difundido ampliamente su amor en nuestros corazones por medio del Esp?ritu Santo, que nos ha sido dado (cfr Rm 5,5); por esto el primer don y el m?s necesario es la caridad, con la que amamos a Dios sobre todas las cosas y al pr?jimo por amor a ?l. Para que la caridad como una buena semilla, crezca en el alma y nos fructifique, todo fiel debe escuchar voluntariamente la Palabra de Dios, y con la ayuda de su gracia, realizar las obras de su voluntad, participar frecuentemente en los sacramentos, sobre todo en la Eucarist?a y en la santa liturgia, acercarse constantemente a la oraci?n, a la abnegaci?n de s? mismo, al servicio activo a los hermanos y al ejercicio de toda virtud. La caridad, de hecho, es v?nculo de la perfecci?n y cumplimiento de la ley (cfr Col 3,14; Rm 13, 10), dirige todos los medios de santificaci?n, da su forma y la conduce a su fin. Quiz?s tambi?n este lenguaje del Concilio Vaticano II es un poco solemne para nosotros, quiz?s debemos decir las cosas de un modo todav?a m?s sencillo. ?Qu? es lo m?s esencial? Esencial es no dejar nunca un domingo sin un encuentro con el Cristo Resucitado en la Eucarist?a, esto no es una carga, sino que es luz para toda la semana. No comenzar y no terminar nunca un d?a sin al menos un breve contacto con Dios. Y, en el camino de nuestra vida, seguir las ?se?ales del camino? que Dios nos ha comunicado en el Dec?logo le?do con Cristo, que es simplemente la definici?n de la caridad en determinadas situaciones. Me parece que esta es la verdadera sencillez y grandeza de la vida de santidad: el encuentro con el Resucitado el domingo; el contacto con Dios al principio y al final de la jornada; seguir, en las decisiones, las ?se?ales del camino? que Dios nos ha comunicado, que son s?lo formas de la caridad. De ah? que la caridad para con Dios y para con el pr?jimo sea el signo distintivo del verdadero disc?pulo de Cristo. (Lumen gentium, 42). Esta es la verdadera sencillez, grandeza y profundidad de la vida cristiana, del ser santos.
He aqu? el porqu? de que San agust?n, comentando el cuarto cap?tulo de la 1? Carta de San Juan puede afirmar una cosa sorprendente: "Dilige et fac quod vis", ?Ama y haz lo que quieras?. Y contin?a: ?Si callas, calla por amor; si hablas, habla por amor, si corriges, corrige por amor, si perdonas, perdona por amos, que es t? en ti la ra?z del amor, porque de esta ra?z no puede salir nada que no sea el bien? (7,8:?PL?35). Quien se deja conducir por el amor, quien vive la caridad plenamente es Dios quien lo gu?a, porque Dios es amor. Esto significa esta palabra grande: "Dilige et fac quod vis", ?Ama y haz lo que quieras?.
Quiz?s podr?amos preguntarnos: ?podemos nosotros, con nuestras limitaciones, con nuestra debilidad, llegar tan alto? La Iglesia, durante el A?o Lit?rgico, nos invita a recordar a una fila de santos, quienes han vivido plenamente la caridad, han sabido amar y seguir a Cristo en su vida cotidiana. Ellos nos dicen que es posible para todos recorrer este camino. En todas las ?pocas de la historia de la Iglesia, en toda latitud de la geograf?a del mundo, los santos pertenecen a todas las edades y a todo estado de vida, son rostros concretos de todo pueblo, lengua y naci?n. Y son muy distintos entre s?. En realidad, debo decir que tambi?n seg?n mi fe personal muchos santos, no todos, son verdaderas estrellas en el firmamento de la historia. Y quisiera a?adir que para m? no s?lo los grandes santos que amo y conozco bien son ?se?ales en el camino?, sino que tambi?n los santos sencillos, es decir las personas buenas que veo en mi vida, que nunca ser?n canonizados. Son personas normales, por decirlo de alguna manera, sin un hero?smo visible, pero que en su bondad de todos los d?as, veo la verdad de la fe. Esta bondad, que han madurado en la fe de la Iglesia y para mi la apolog?a segura del cristianismo y la se?al de donde est? la verdad.
En la comuni?n con los santos, canonizados y no canonizados, que la Iglesia vive gracias a Cristo en todos sus miembros, nosotros disfrutamos de su presencia y de su compa??a y cultivamos la firme esperanza de poder imitar su camino y compartir un d?a la misma vida beata, la vida eterna.
Queridos amigos, ?qu? grande y bella, y tambi?n sencilla, es la vocaci?n cristiana vista desde esta luz! Todos estamos llamados a la santidad: es la medida misma de la vida cristiana. Una vez m?s san Pablo lo expresa con gran intensidad cuando escribe: ?Sin embargo, cada uno de nosotros ha recibido su propio don, en la medida que Cristo los ha distribuido... ?El comunic? a unos el don de ser ap?stoles, a otros profetas, a otros predicadores del Evangelio, a otros pastores o maestros. As? organiz? a los santos para la obra del ministerio, en orden a la edificaci?n del Cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo? (Ef?4,7.11-13). Quisiera invitaros a todos a abriros a la acci?n del Esp?ritu Santo, que transforma nuestra vida, para ser, tambi?n nosotros, como piezas del gran mosaico de santidad que Dios va creando en la historia, para que el Rostro de Cristo resplandezca en la plenitud de su fulgor. No tengamos miedo de mirar hacia lo alto, hacia la altura de Dios; no tengamos miedo de que Dios nos pida demasiado, sino que dejemos guiarnos en todas las acciones cotidianas por su Palabra, aunque si nos sintamos pobres, inadecuados, pecadores: ser? ?l el que nos transforme seg?n su amor. Gracias.
[En espa?ol dijo]
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua espa?ola, en particular a los profesores y alumnos del Colegio diocesano San Roque, de Valencia, al grupo de la Escuela de la Sant?sima Trinidad, de Barcelona, as? como a los fieles provenientes de Espa?a, M?xico, Argentina y otros pa?ses latinoamericanos. Les invito a que se abran sin miedo a la acci?n del Esp?ritu Santo, que con sus dones transforma la vida, para responder a la vocaci?n a la santidad, a la cual el Se?or nos llama a todos los bautizados. Muchas gracias.
[Traducci?n del original italiano por Carmen ?lvarez
?Libreria Editrice Vaticana]
Lectio divina para el jueves de la tercera semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:????????????????Juan 6, 44‑51?
En aquel tiempo, dijo Jes?s a la gente: ?Nadie puede venir a mi, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitar? el ?ltimo d?a.
Est? escrito en los profetas: "Ser?n todos disc?pulos de Dios." Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a m?. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ?se ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el man? y murieron: ?ste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de ?l y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivir? para siempre. Y el pan que yo dar? es mi carne para la vida del mundo.?
MEDITACI?N:?????????????El que escucha y aprende?
??????????? Hay muchas maneras de escuchar, no cabe duda. Se puede escuchar con indiferencia, con agresividad, con atenci?n, con ilusi?n, esperando palabras de est?mulo, de apoyo, de esperanza, con el deseo de aprender y seguir, o como quien oye llover. Y T?, a lo largo del evangelio, nos invitas continuamente a escuchar. A ese escuchar le pones hoy un matiz especial: escuchar para aprender.
??????????? Son dos palabras importantes pero que nos cuesta, al parecer, encajar. Nos cuesta escuchar. Tenemos bastante subida a veces la autosuficiencia. O al menos nos cuesta estar abiertos para escuchar todo y a todos. Es verdad que tenemos que aprender a filtrar, pero filtramos tanto que casi siempre s?lo dejamos pasar lo que nos interesa, sin m?s. Y desde ah?, nos cuesta o no nos interesa aprender.
??????????? T? escuchaste primero y ante todo, a tu Padre, a Dios. Aprendiste su palabra, su voluntad, que hiciste alimento y asimilaste hasta convertirla en vida de tu vida. Te metiste en la corriente de su vida, hasta hacerte su misma corriente, su misma vida. Y a esa misma experiencia me invitas a m?.
ORACI?N:??????????????Atr?eme hacia ti?
??????????? Digo que quiero, pero me vence continuamente mi impotencia, mis condicionamientos. Se?or, atr?eme hacia ti.
??????????? Atr?eme hacia ti, Se?or. Que deje resonar tu palabra en mi coraz?n y que aprenda. Convi?rteme en disc?pulo.
??????????? Se?or, atr?eme hacia ti para que sea tu testigo. Testigo del amor que derrochas en m?, testigo de la vida que has puesto en mi coraz?n.
CONTEMPLACI?N:??????????????Me atraes?
A veces quisiera huir de ti,
alejarme y esconderme
en los pliegues de mi sinraz?n
y de la oscuridad que recreo en m?.
Pero te has empe?ado
en salir a mi encuentro,
en ofrecerme el calor y la fuerza
de tu palabra y de tu vida,
y siento que me atraes hacia ti.
Y en ?sta mi lucha perdida
espero con ansia tu victoria.
Reflexi?n de Jos? Antonio Pagola al evangelio del domingo tercero de Pascua - A, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Ense?anza de la di?cesis de Tenerife.
LA PUERTA?
???????? Jes?s propone a un grupo de fariseos un relato metaf?rico en el que critica con dureza a los dirigentes religiosos de Israel. La escena est? tomada de la vida pastoril. El reba?o est? recogido dentro de un aprisco, rodeado por un vallado o un peque?o muro, mientras un guarda vigila el acceso. Jes?s centra precisamente su atenci?n sobre esa ?puerta? que permite llegar hasta las ovejas.
???????? Hay dos maneras de entrar en el redil. Todo depende de lo que uno pretenda hacer con el reba?o. Si alguien se acerca al redil y ?no entra por la puerta?, sino que salta ?por otra parte?, es evidente que no es el pastor. No viene a cuidar a su reba?o. Es ?un extra?o? que viene a ?robar, matar y hacer da?o?.
???????? La actuaci?n del verdadero pastor es muy diferente. Cuando se acerca al redil, ?entra por la puerta?, va llamando a las ovejas por su nombre y ellas atienden su voz. Las saca fuera y, cuando las ha reunido a todas, se pone a la cabeza y va caminando delante de ellas hacia los pastos donde se podr?n alimentar. Las ovejas lo siguen porque reconocen su voz.
???????? ?Qu? secreto se encierra en esa "puerta" que legitima a los verdaderos pastores que pasan por ella y que desenmascara a los extra?os que entran ?por otra parte?, no para cuidar del reba?o sino para hacerle da?o? Los fariseos no entienden de qu? les est? hablando aquel Maestro.
???????? Entonces Jes?s les da la clave del relato: ?Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas?. Quienes entran por el camino abierto por Jes?s y le siguen viviendo su evangelio, son verdaderos pastores: sabr?n alimentar a la comunidad cristiana. Quienes entran en el redil dejando de lado a Jes?s e ignorando su causa, son pastores extra?os: har?n da?o al pueblo cristiano.
???????? En no pocas Iglesias estamos sufriendo todos mucho: los pastores y el pueblo de Dios. Las relaciones entre la Jerarqu?a y el pueblo cristiano se viven con frecuencia de manera recelosa, crispada y conflictiva: hay obispos que se sienten rechazados; hay sectores cristianos que sienten marginados.
???????? Ser?a demasiado f?cil atribuirlo todo al autoritarismo abusivo de la Jerarqu?a o a la insumisi?n inaceptable de los fieles. La ra?z es m?s profunda y compleja. Hemos creado una situaci?n muy dif?cil. Hemos perdido la paz. Vamos a necesitar cada vez m?s a Jes?s.
???????? Hemos de hacer crecer entre nosotros el respeto mutuo y la comunicaci?n, el di?logo y la b?squeda sincera de verdad evang?lica. Necesitamos respirar cuanto antes un clima m?s amable en la Iglesia. No saldremos de esta crisis si no volvemos todos al esp?ritu de Jes?s. El es "la Puerta".
Jos? Antonio Pagola?
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
15 de mayo de 2011
4 Pascua (A)
Juan 10, 1-10
ZENIT? nos ofrece a nuestros lectores la segunda entrega de la carta pastoral sobre el sacramento de la penitencia que ha escrito el obispo de Santander (Espa?a), monse?or Vicente Jim?nez Zamora, y en la que analiza el por qu? de la crisis en la pr?ctica de este sacramento.
Carta pastoral sobre el Sacramento de la Penitencia (II)?
3. El sacerdote, ministro de comuni?n y de reconciliaci?n
Uno de los elementos centrales y esenciales de la Iglesia es el misterio? y la vivencia de la comuni?n. Aunque todo cristiano por raz?n del Bautismo est? llamado a ser constructor de comuni?n y reconciliaci?n, el sacerdote en virtud del sacramento del Orden est? llamado a ser ministro de comuni?n y reconciliaci?n.
No se puede definir la naturaleza y la misi?n del sacerdocio ministerial si no es bajo el multiforme y rico conjunto de relaciones que brotan de la Sant?sima Trinidad y se prolongan en la comuni?n de la Iglesia, como signo e instrumento, en Cristo, de la uni?n con Dios y de la unidad de todo el g?nero humano. Por ello la Eclesiolog?a de comuni?n resulta decisiva para descubrir la identidad del presb?tero, su dignidad original, su vocaci?n y su misi?n en el Pueblo de Dios y en el mundo.
El sacerdote debe esforzarse por orientar el don de su ministerio a ser signo e instrumento de comuni?n, sirviendo as? a la unidad en la vida de la Iglesia. Debe procurar en todo momento ser hombre del perd?n, mostr?ndose misericordioso y acogedor con todos; debe ser instrumento de concordia, siempre dispuesto a ayudar a sanar las rupturas entre los hermanos. El sacerdote es signo sacramental de Cristo, el Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza, que es misericordioso y fiel (cfr. Hb2, 17). El sacerdote es as? el rostro misericordioso de Cristo Buen Pastor, que busca la oveja perdida, del Buen Samaritano, que cura las heridas, y del Padre bueno que espera al hijo pr?digo y lo acoge a su vuelta, del justo Juez, que no hace acepci?n de personas y cuyo juicio es a la vez justo y misericordioso. En una palabra, el sacerdote es el signo y el instrumento del amor misericordioso de Dios con el pecador. Podemos afirmar que una de las razones de nuestro ministerio es la de ser ministros del perd?n de Dios: ?Todo procede de Dios, que nos reconcili? consigo por medio de Cristo y que nos encarg? el ministerio de la reconciliaci?n? (2 Cor , 5,18).
El Catecismo de la Iglesia Cat?lica nos ense?a que: ?puesto que Cristo confi? a sus Ap?stoles el ministerio de la reconciliaci?n, los obispos, sus sucesores, y los presb?teros, colaboradores de los obispos, contin?an ejerciendo este ministerio. En efecto, los obispos y los presb?teros, en virtud del sacramento del Orden, tienen el poder de perdonar todos los pecados ?en el nombre del Padre y del Hijo y del Esp?ritu Santo?. ?El perd?n de los pecados reconcilia con Dios y tambi?n con la Iglesia. El obispo, cabeza visible de la Iglesia particular, es considerado, por tanto, con justo t?tulo, desde los tiempos antiguos, como el que tiene principalmente el poder y el ministerio de la reconciliaci?n: es el moderador de la disciplina penitencial. Los presb?teros, sus colaboradores, lo ejercen en la medida en que han recibido la tarea de administrarlo, sea de su obispo (o de un superior religioso), sea del Papa, a trav?s del derecho de la Iglesia?[8].
4. De ministros de la misericordia a penitentes
No s?lo es decisivo para nuestros fieles redescubrir el valor y la belleza del sacramento de la Penitencia, tambi?n lo es para nosotros los sacerdotes, como instrumento fundamental en el camino de nuestra propia santificaci?n.
El Papa Juan Pablo II, en la Exhortaci?n apost?lica Pastores Dabo Vobis, recuerda las condiciones y exigencias, las modalidades y frutos de la ?ntima relaci?n que existe entre la vida espiritual del sacerdote y el ejercicio de su triple ministerio: la Palabra, el Sacramento y el servicio de la Caridad.
Con relaci?n al sacramento de la Reconciliaci?n el Papa Juan Pablo II escribe: ?Quiero dedicar unas palabras al sacramento de la Penitencia, cuyos ministros son los sacerdotes, pero deben ser tambi?n sus beneficiarios, haci?ndose testigos de la misericordia de Dios por los pecadores. Repito cuanto escrib? en la Exhortaci?n Reconciliatio et Paenitentia: ?La vida espiritual y pastoral del sacerdote, como la de sus hermanos laicos y religiosos, depende, para su calidad y fervor, de la asidua y consciente pr?ctica personal del sacramento de la Penitencia. La celebraci?n de la Eucarist?a y el ministerio de los otros sacramentos, el celo pastoral, la relaci?n con los fieles, la comuni?n con los hermanos, la colaboraci?n con el Obispo, la vida de oraci?n, en una palabra, toda la existencia sacerdotal sufre un inevitable decaimiento, si le falta, por negligencia o cualquier otro motivo, el recurso peri?dico e inspirado en una aut?ntica fe y devoci?n al sacramento de la Penitencia. En un sacerdote que no se confesase o se confesase mal, su ser como sacerdote y su ministerio se resentir?an muy pronto y se dar?a cuenta tambi?n la Comunidad de la que es pastor?[9].
Es hermoso poder confesar nuestros pecados, y sentir como un b?lsamo la palabra que nos inunda de misericordia y nos vuelve a poner en camino. S?lo quien ha sentido la ternura del abrazo del Padre, como lo describe el Evangelio en la par?bola del hijo pr?digo? - ?se le ech? al cuello y lo cubri? de besos? (Lc 15, 20) -? puede transmitir a los dem?s el mismo calor, cuando de destinatario del perd?n pasa a ser su ministro.
Adem?s, ?c?mo podemos pretender revalorizar la pastoral de este sacramento, si nosotros los sacerdotes, ministros del sacramento de la Penitencia, no nos confesamos frecuentemente?. El que el sacerdote se acerque con frecuencia a confesarse, constituye una condici?n favorable y un primer paso para proponer de manera convincente y eficaz la pr?ctica del sacramento de la Penitencia. Por otra parte, el sacerdote que se confiesa, se halla en inmejorable condici?n para mostrar a los dem?s fieles laicos y religiosos el valor y la belleza de este sacramento.
[8] Catecismo de la Iglesia Cat?lica, 1461-1462.
[9] Juan Pablo II, Exhortaci?n apost?lica Pastores Dabo Vobis, 26 e.
Homil?a de monse?or Carmelo Juan Giaquinta, arzobispo em?rito de Resistencia, para la quinto domingo de Cuaresma (10 de abril de 2011). (AICA)
LA RESURRECCI?N DE L?ZARO???????????????
Jn 11,1-45
I. CUARESMA: UN CAMINO PARA REAVIVAR LA FE?
1. Hoy contemplamos la escena del hombre ciego de nacimiento. Los protagonistas principales son Jes?s, el ciego y los fariseos. El evangelista Juan da mucha importancia a esta escena, pues la describe minuciosamente.
Ante el ciego, los disc?pulos se enredan en divagaciones sobre la causa de su ceguera. Para Jes?s es la ocasi?n para manifestarse y actuar como luz del mundo: ?Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo?. Despu?s que dijo esto, escupi? en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego, dici?ndole: ?Ve a lavarte a la piscina de Silo?, que significa "Enviado". El ciego fue, se lav? y, al regresar, ya ve?a? (Jn 9,5-9).
2. Es muy significativo que la piscina lleve uno de los t?tulos m?s frecuentes que el evangelista da a Jes?s: ?el Enviado?. La liturgia del Jueves Santo nos recordar? que es Jes?s, el Enviado del Padre, quien nos lava. Como le dijo a Sim?n Pedro: ??Si yo no te lavo, no podr?s compartir mi suerte? (Jn 13,8). Juan Bautista ya lo hab?a anunciado como el que lava de veras: ?Yo bautizo con agua? El que me envi? a bautizar con agua me dijo: "Aquel sobre el que veas descender el Esp?ritu y permanecer sobre ?l, ese es el que bautiza en el Esp?ritu Santo" (Jn 1,26.33).??
II. IDENTIDAD VERDADERA DEL BAUTIZADO?
3. El ciego lavado en la piscina del ?Enviado? tuvo un cambio fundamental. Ahora ve?a. Se parec?a al anterior, pero era tan distinto que ?unos opinaban: ?Es el mismo?. ?No, respond?an otros, es uno que se le parece?. El dec?a: ?Soy realmente yo? (9,9). El lavado que Jes?s le prescribi? le devolvi? al ciego su verdadera identidad. Ten?a luz en sus ojos y en su esp?ritu. Ve?a en profundidad.
4. Cabe preguntar si a partir del bautismo la gente advierte un cambio en el bautizado. Y cuando se trata de ni?os peque?os, si se lo advierte en sus pap?s y padrinos. Lo mismo, si a partir de la confirmaci?n se lo advierte en los confirmados. ?La catequesis preparatoria de ambos sacramentos apunta al cambio de vida?
En la Vigilia Pascual, San Pablo dir? que es absurdo que un bautizado no cambie: ??C?mo es posible que los que hemos muerto al pecado sigamos viviendo en ?l? ?No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jes?s, nos hemos sumergido en su muerte?... Para que as? como Cristo resucit? por la gloria del Padre, tambi?n nosotros llevemos una Vida nueva? (Rom 6,2-4).??
III. LA REINCIDENCIA EN EL PECADO?
5. Sin embargo, se da el hecho triste de la vuelta a la vida anterior al bautismo, seg?n lo comprob? el mismo Ap?stol en la comunidad de los corintios. Estos volv?an a caer en vicios que ni se estilaban entre los paganos, como cohabitar uno con la esposa del propio padre (cf 1 Co 5,1). Tal situaci?n le dol?a, pero no lo hac?a desistir del ideal que se hab?a propuesto: ?Yo estoy celoso de ustedes con el celo de Dios, porque los he unido al ?nico Esposo, Cristo, para presentarlos a ?l como una virgen pura? (2 Co 11,2). Tambi?n hoy se dan situaciones en las que una catequesis muy bien llevada pareciera que no hubiese servido para nada. ?Ello nos desanima a los pastores y catequistas? ?Nos hace perder el ideal al que tiende una verdadera catequesis?
?IV. LA CEGUERA DE LOS VIDENTES?
6. Lo m?s desconcertante del cap?tulo nueve es la ceguera espiritual de los hombres religiosos, llamados a ser luz: ?El que hab?a sido ciego fue llevado ante los fariseos. Era s?bado cuando Jes?s hizo barro y le abri? los ojos. Los fariseos, a su vez, le preguntaron c?mo hab?a llegado a ver. El les respondi?: ?Me puso barro sobre los ojos, me lav? y veo?. Algunos fariseos dec?an: ?Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el s?bado?. Otros replicaban: ??C?mo un pecador puede hacer semejantes signos??. Y se produjo una divisi?n entre ellos? (Jn 9,13-16).
7. La incredulidad del hombre religioso es un fen?meno presente desde el comienzo del Evangelio: ?La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre? Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron? (Jn 1,9.11). Jes?s fustiga tal incredulidad: ?Si ustedes fueran ciegos, no tendr?an pecado, pero como dicen: "Vemos", su pecado permanece? (Jn 9,41).
Ello ha de hacernos reflexionar a los hombres religiosos de hoy. Busquemos las ra?ces de la incredulidad en la cultura contempor?nea, pero no temamos constatar que, tal vez, las m?s resistentes se encuentren en nosotros mismos.?
V. ?CREO, SE?OR?, Y SE POSTR? ANTE ?L??
8. La escena evang?lica culmina en el encuentro con Jes?s del ciego curado: ?Jes?s se enter? de que lo hab?an echado y, al encontrarlo, le pregunt?: ??Crees en el Hijo del hombre??. El respondi?: ??Qui?n es, Se?or, para que crea en ?l??. Jes?s le dijo: ?T? lo has visto: es el que te est? hablando?. Entonces ?l exclam?: ?Creo, Se?or?, y se postr? ante ?l? (vv. 36-38).
Hagamos nuestra esta profesi?n de fe, repiti?ndola con fe y amor, una y otra vez. As? nos preparamos a la renovaci?n de las promesas bautismales en la Vigilia Pascual.?
Mons. Carmelo Juan Giaquinta, arzobispo em?rito de Resistencia?
Lectio divina para el mi?rcoles de la tercera semana de Pascua, ofrecidapor la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:????????????????Juan 6, 35‑40?
En aquel tiempo, dijo Jes?s a la gente: ?Yo soy el pan de la vida. El que viene a m? no pasar? hambre, y el que cree en m? nunca pasar? sed; pero, como os he dicho, me hab?is visto y no cre?is.
Todo lo que me da el Padre vendr? a mi, y al que venga a m? no lo echar? afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
?sta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el ?ltimo d?a.
?sta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en ?l tenga vida eterna, y yo lo resucitar? en el ?ltimo d?a.?
MEDITACI?N:???????????Yo lo resucitar?
??????????? Es importante que lo recuerde, la resurrecci?n no es un derecho, ni algo connatural al ser humano, es una gracia que se nos da, una gracia que me ofreces, Se?or, y que s?lo se puede recibir en la medida que se cree en ti. Pero no un creer te?rico, sin m?s, sino de esa manera en la que nuestra vida queda implicada.
??????????? Me gusta la expresi?n que empleas, ?el que viene a m?, me suena a palabra de amigo. Porque s?lo se va hacia alguien en quien se conf?a, a quien se quiere, en quien se cree que s?lo puede aportar algo bueno. Alguien que est? vivo y me mete con ?l en la corriente de la vida, que como dijiste en una ocasi?n, salta hasta la eternidad.
??????????? Tu resurrecci?n no es indiferente. No sigo a un muerto que paso haciendo el bien y cuyo proyecto al final fracas? ahogado por mil intereses humanos que siguen queriendo marcar el ritmo de la historia. Sigo a un vivo, m?s a?n, al que es autor de la vida, a quien est? en el n?cleo de mi propio ser fluyendo ansias y gestos comprometidos de vida, tan molestos para muchos que me amenazan con el rechazo y hasta con la muerte. Si estuvieses muerto no molestar?as, Se?or,? pero est?s vivo y tu resurrecci?n no s?lo es garant?a de eternidad lejana, sino grito de vida que quiere despertar y resucitar todo lo que genera vida aqu? y ahora.
ORACI?N:???????????????Tu voluntad?
??????????? Se?or, tu voluntad es que el hombre viva, viva como hombre, con la dignidad de ser humano, ay?dame a colaborar en ese empe?o.
??????????? Tu voluntad es la del Padre, en cuyo n?cleo late exclusivamente el amor. Ens??ame a hacer tu voluntad.
??????????? Mi fuerza de voluntad es muchas veces fr?gil y enga?osa, se deja llevar muchas veces con demasiada facilidad por lo f?cil y c?modo, fortal?ceme, que se haga tu voluntad en m?, Se?or.
CONTEMPLACI?N:??????????????Resuc?tame?
Es tu voluntad y es mi deseo,
resuc?tame, Se?or.
Resuc?tame en el ?ltima d?a,
pero empieza ya.
Resuc?tame de mis miedos,
y de mis cobard?as,
de mis orgullos y de mi suficiencia.
Resuc?tame de mis muertes,
que son muchas y crueles.
Resuc?tame con la fuerza
de tu amor,
para que viva y engendre vida.
S?, resuc?tame.
ZENIT? nos ofrece, en tres entregas, la carta pastoral sobre el sacramento de la penitencia que ha escrito el obispo de Santander (Espa?a), monse?or Vicente Jim?nez Zamora, y en la que analiza el por qu? de la crisis en la pr?ctica de este sacramento.
Carta pastoral sobre el sacramento de la penitencia (I)
EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA
Carta Pastoral ante? la Cuaresma
?Dichoso el que est? absuelto de su culpa? (Sal 31, 19??
Introducci?n?
Queridos sacerdotes, di?conos, miembros de vida consagrada, seminaristas y fieles laicos:
Llamada a la conversi?n y a la penitencia
La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone para la celebraci?n de la Pascua, que es un tiempo de gozo, porque se nos ofrece la salvaci?n plena en el misterio de la muerte redentora de Jesucristo y de su resurrecci?n gloriosa.
La Cuaresma es tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversi?n, de preparaci?n y de memoria del Bautismo, de reconciliaci?n con Dios y con los hermanos, de recurso m?s frecuente a las ?armas de la penitencia cristiana?: la oraci?n, el ayuno, la limosna (cfr. Mt 6, 1-6.16-18)[1].
?El periodo cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una sincera revisi?n de vida, la gracia renovadora del sacramento de la Penitencia y caminar con decisi?n hacia Cristo?[2].
En el itinerario de la Cuaresma ocupa un lugar importante la proclamaci?n del Evangelio de la reconciliaci?n, la llamada a la conversi?n y la celebraci?n fructuosa del sacramento de la Penitencia. El camino cuaresmal se abre con el gesto significativo de la imposici?n de la ceniza sobre nuestras cabezas y con las palabras con las que Jes?s inaugur? su predicaci?n: ?Convert?os y creed en el Evangelio? (Mc 1, 15).
Una prioridad pastoral
Consciente de que la penitencia y la reconciliaci?n est?n en el coraz?n del Evangelio, de la misi?n de la Iglesia y de que una buena pr?ctica del sacramento de la Penitencia es signo de renovaci?n y vitalidad de nuestras vidas y de nuestras comunidades cristianas, escribo esta Carta Pastoral, orientada fundamentalmente a afirmar la fe y la pr?ctica del sacramento de la Penitencia.
No pretendo exponer la doctrina ?ntegra sobre el sacramento de la Penitencia, sino proponer a todos los diocesanos, especialmente a los sacerdotes, algunas reflexiones doctrinales y orientaciones pastorales, que nos ayuden a redescubrir el valor y la belleza de este sacramento de la misericordia de Dios. Ojal? que juntos comprendamos, con la mente y el coraz?n, el misterio de este sacramento, en el que experimentamos la alegr?a del encuentro con Dios, que nos otorga su perd?n mediante el sacerdote en la Iglesia, crea en nosotros un coraz?n y un esp?ritu nuevos, para que podamos vivir una existencia reconciliada con Dios, con nosotros mismos y con los dem?s, llegando a ser capaces de pedir perd?n, perdonar y amar.
El Venerable Siervo de Dios, el Papa Juan Pablo II, en la Carta apost?lica Novo Millennio Ineunte, se?alaba como una de las prioridades pastorales al comienzo del nuevo milenio, el sacramento de la Reconciliaci?n.: ?Deseo pedir, adem?s, una renovada valent?a pastoral para que la pedagog?a cotidiana de la comunidad cristiana sepa proponer de manera convincente y eficaz la pr?ctica del sacramento de la Reconciliaci?n [?]?No debemos rendirnos, queridos hermanos sacerdotes, ante las crisis contempor?neas! Los dones del Se?or? - y los sacramentos son de los m?s preciosos -? vienen de Aqu?l que conoce bien el coraz?n del hombre y es el Se?or de la historia?[3].
1. Situaci?n del sacramento de la Penitencia
Todos somos conscientes de la larga y grave crisis que sufre el sacramento de la Penitencia.
Como s?ntoma de esta crisis, constatamos, en general, una disminuci?n cuantitativa de la celebraci?n de este sacramento: cada d?a es m?s escasa tanto entre los fieles laicos practicantes y comprometidos en nuestras parroquias como, incluso, entre los sacerdotes, religiosos y religiosas. Muchos j?venes no lo celebran casi nunca. Son muchos los cat?licos que comulgan, pero no se confiesan. Y los que se confiesan parece que no tienen de qu? acusarse.
Es verdad que hay aspectos positivos que, sin duda, se est?n dando entre nosotros: la dedicaci?n de bastantes sacerdotes al ministerio de la reconciliaci?n, los frutos de renovaci?n de la aplicaci?n fiel del Ritual renovado despu?s del Concilio Vaticano II; el redescubrimiento pastoral y existencial por parte de fieles y sacerdotes; los frutos de renovaci?n cristiana que se est?n dando en quienes celebran frecuentemente este sacramento, etc. Pero hemos de ser realistas y no ocultar una crisis? por grave que ?sta sea.
La crisis es una ?prueba? y una ?llamada? a purificar maneras y comportamientos que desdibujan su realidad y perjudican su celebraci?n; una llamada al crecimiento de la vida teologal en el seno de nuestras comunidades, sin el cual no hay posibilidad de una renovaci?n y revitalizaci?n de la pr?ctica sacramental.
El Papa Juan Pablo II, en la Exhortaci?n apost?lica Reconciliatio et Paenitentia, se?alaba la p?rdida del sentido del pecado como una de las causas principales de la crisis del sacramento de la Penitencia. Esta p?rdida del sentido del pecado ha sido provocada, entre otras causas, por el trasfondo de la cultura moderna (fermentos de ate?smo, secularismo, ciertos equ?vocos de las ciencias humanas y ?tica del relativismo) y por algunas tendencias en la doctrina y en la vida de la Iglesia (confusionismo en la exposici?n de cuestiones graves de la moral cristiana y defectos y abusos en la pr?ctica de la Penitencia sacramental)[4].
2. El don de la Reconciliaci?n
Uno de los caminos para superar la actual crisis de la Penitencia es la exposici?n positiva del misterio de la reconciliaci?n.?
Dios, Padre Santo, que hizo todas las cosas con sabidur?a y amor, y admirablemente cre? al hombre, cuando ?ste por desobediencia perdi? su amistad, no lo abandon? al poder de la muerte, sino que compadecido, tendi? la mano a todos para que le encuentre el que le busca[5].
La Sagrada Biblia nos muestra a un Dios compasivo y misericordioso. El salmo 102 es una bella meditaci?n sapiencial de la bendici?n de Dios, que perdona a su pueblo y protege a sus fieles desde el cielo. Esta bendici?n de Dios es retomada con mayor profundidad en el himno del comienzo de la carta de San Pablo a los Efesios (cfr. Ef 1, 1-14).
El sacramento de la Penitencia es un encuentro personal con el Dios de la misericordia, que se nos da en Cristo Jes?s y que se nos transmite mediante el ministerio de la Iglesia. En este sacramento, signo eficaz de la gracia, se nos ofrece el rostro de un Dios, que conoce nuestra condici?n humana sujeta a la fragilidad y al? pecado, y se hace cercano con su tierno amor.
As? aparece en numerosos encuentros salvadores de la vida de Jes?s: desde el encuentro con la samaritana (cfr Jn 4, 1-42) a la curaci?n del paral?tico (cfr. Jn 5, 1- 18); desde el perd?n de la mujer ad?ltera (cfr. Jn 8, 1-11) a las l?grimas ante al muerte del amigo L?zaro (cfr. Jn 11, 1- 44). Pero, sobre todo, se muestra la misericordia de Dios en las conocidas par?bolas de la misericordia, que recoge el Evangelio de San Lucas: la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pr?digo (cfr. Lc 15, 1- 31).
Todos y cada uno de nosotros tenemos necesidad de Dios, que se acerca a nuestra propia debilidad, que se hace presente en nuestra enfermedad, que, como buen Samaritano, cura nuestras heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza (cfr. Lc 10, 25-36).
Aunque deseemos sinceramente hacer el bien, la fragilidad humana nos hace caer en la tentaci?n y en el pecado. Esta situaci?n dram?tica la describe con todo realismo San Pablo: ?Pues s? que lo bueno no habita en m?, es decir, en mi carne; en efecto, querer est? a mi alcance, pero hacer lo bueno, no. Pues no hago lo bueno que deseo, sino que obro lo malo que no deseo? (Rom 7, 18-20). Es la lucha interior de la que nace la exclamaci?n y la pregunta: ?Desgraciado de m?! ?Qui?n me librar? de este cuerpo de muerte? ?Gracias a Dios, por Jesucristo nuestro Se?or! (Rom 7, 24).?
A esta pregunta responde de manera clara el sacramento de la Penitencia, que viene en ayuda de nuestro pecado y debilidad, alcanz?ndonos con la fuerza salvadora de la gracia de Dios y transformando nuestro coraz?n y los comportamientos de nuestra vida.
Por designio de Dios, la Iglesia contin?a la labor de curaci?n de los hombres de todos los tiempos. ?Dios, el lejano, en Jesucristo se convierte en pr?jimo. Cura con aceite y vino nuestras heridas? -en lo que se ha visto una imagen del don salv?fico de los sacramentos ? y nos lleva a la posada, la Iglesia, en la que dispone que nos cuiden y donde anticipa lo necesario para costear los cuidados?[6].
Cristo encomend? a su Iglesia el cuidado de sus hijos. Por ello, nos dice el Catecismo de la Iglesia Cat?lica: ?Cristo, m?dico del alma y del cuerpo, instituy? los sacramentos de la Penitencia y de la Unci?n de los enfermos, porque la vida nueva que nos fue dada por ?l en los sacramentos de la iniciaci?n cristiana, puede debilitarse y perderse para siempre a causa del pecado. Por ello, Cristo ha querido que la Iglesia continuase su obra de curaci?n y de salvaci?n mediante estos dos sacramentos?[7].
[1] Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia, 124.
[2] Benedicto XVI, Mensaje para la Cuaresma del a?o 2011, 3.
[3]? Juan Pablo II, Carta apost?lica Novo Millennio Ineunte, 37.
[4] Juan Pablo II, Exhortaci?n apost?lica Reconciliatio et Paenitentia, 18.
[5] Cfr. Plegaria Eucar?stica IV.
[6] Benedicto XVI, Jes?s de Nazaret, Madrid 2007, 242.
[7]? Catecismo de la Iglesia Cat?lica. Compendio, 295.
Carta de monse?or Juan Rub?n Mart?nez, obispo de Posadas para el quinto domingo de Cuaresma. (10 de abril de 2011). (AICA)
Desde este tiempo cuaresmal en el que queremos convertirnos a Jesucristo, el que muri? y resucit?, estamos llamados a ser testigos de la esperanza. El Evangelio (Jn 11, 1-45), nos ayuda a encontrar el fundamento de la misma, ya que nos plantea la centralidad de la ?Resurrecci?n? en nuestra vida cristiana: ?Yo soy la Resurrecci?n y la Vida. El que cree en m?, aunque muera, vivir?; y todo el que vive y cree en m?, no morir? jam?s. ?Crees en esto??(Jn 11,20).
Es cierto que a veces hacemos un mal uso de la palabra esperanza, la empleamos en frases enga?osas y evasivas, o bien lig?ndola a un falso optimismo, a una mera ilusi?n o a una utop?a idealista, o bien al ?tener buena onda?; ?fulano es el que nos va a salvar???tengamos buena onda y todo se arreglar?, ?vengan a mi grupo y dejar?n de sufrir?. En general hay muchas frases que pueden ser alentadoras, pero habitualmente son muy inconsistentes, porque delegan la propia responsabilidad a un ma?ana incierto, a un tercero, o son dichas simplemente para salir del paso. Lamentablemente este mal planteo de la esperanza nos va sumergiendo en nuevas y m?s profundas frustraciones.
La esperanza cristiana, teol?gica, est? fundamentada en el misterio de la ?Encarnaci?n? y ?La Pascua?, o sea en el hecho de que Dios quiso hacerse uno de nosotros y as? se ligo a la historia humana. Por eso hablamos de una fe comprometida con la historia, con el drama humano, con la b?squeda de transformaci?n, con la certeza de la din?mica de la Pascua, de la muerte y la Vida, que nos encamina a la eternidad.
Tenemos que tener los ojos abiertos para discernir y desechar a aquellos que postulan falsas promesas o bien una especie de esperanza humana f?cil, sin ninguna exigencia y responsabilidad en la construcci?n y en la tarea de transformar nuestra sociedad.
Ser?a hip?crita pretender salir de las dificultades personales y sociales, de la crisis de valores y de las formas de corrupci?n, y no tener la decisi?n de asumir el propio compromiso responsable y constructor de un ma?ana mejor.
La esperanza cristiana nos debe potenciar a defender nuestros derechos, pero sobre todo a asumir nuestros deberes ciudadanos. Esta tarea se inicia con el compromiso en las peque?as cosas cotidianas, en la participaci?n de base, en nuestro pueblo o barrio, escuela o capilla. Podemos decir que si existen dirigentes sociales, pol?ticos, religiosos inadecuados es por nuestra falta de responsabilidad y participaci?n habitual, incluyendo el uso del voto que tenemos los ciudadanos, y con el cual decidimos quienes son nuestros conductores.
Quiero se?alar algunos signos de esperanza en este domingo en que el Se?or en el Evangelio nos dice: ?Yo soy la Resurrecci?n y la Vida?. El camino de evangelizaci?n que vamos realizando en nuestra Di?cesis, a?n cuando hay tantas cosas por mejorar y consolidar, revelan el compromiso de tantos agentes de pastoral, sacerdotes, consagrados y laicos en querer profundizar el pedido de Aparecida y nuestro S?nodo, de ser una Iglesia mas discipular y misionera.
Entre otros signos de esperanza tambi?n debemos subrayar la organizaci?n que se va generando en diversos emprendimientos, que aunque peque?os, ayudan en la promoci?n y autoestima de muchas familias que viven en situaci?n de pobreza. Est?n formas de organizaci?n social superan ampliamente el asistencialismo, que solo se justifica en situaciones de real emergencia, y que nunca pueden sustituir la dignidad de aquello que se gana con el fruto del propio trabajo.
Tambi?n quiero agradecer los frutos que se van dando en la colecta del 1% cuaresmal. El ejercicio de la comuni?n de bienes como fruto del amor que Dios nos tiene, y que nosotros debemos a nuestros hermanos, nos ejercita en la caridad. Con ese gesto muchos de nuestros hermanos podr?n mejorar sus viviendas, ranchos, ba?os y letrinas.
La muerte y la vida, la esperanza del Se?or Resucitado nos debe motivar a trabajar para mejorar nuestra realidad.
Un saludo cercano y hasta el pr?ximo domingo.?
Mons. Juan Rub?n Mart?nez, obispo de Posadas?
Columna de opini?n de monse?or Jorge Lozano, obispo de Gualeguaych? y miembro de la Comisi?n Episcopal de Pastoral Social, publicada el 10 de abril de 2011. (AICA)
SIEMBRA VIENTOS???????????????
La vida se encuentra amenazada en muchas circunstancias. Tambi?n cuando est? empezando. Me cuesta ?me duele? poner en palabras esta realidad pero hay que decirlo sin vueltas.
Desde el comienzo del embarazo hay riesgos en las mam?s indigentes. Muy probablemente pagar?n las consecuencias sus hijos, siendo ni?os pobres y desnutridos, quienes al crecer y hacerse m?s grandes, enfrentar?n la violencia que desprecia la vida: las adicciones y los traficantes de la muerte. Ser?n los mismos que viven en la calle o hacinados sin vivienda digna, los ancianos abandonados por su familia y por la sociedad?
Perd?n por repetir, pero duele describir estas realidades, que son historias verdaderas con rostros concretos, con nombre y apellido, con DNI, como vos o yo.
Hay muchos que no pueden gozar de la belleza de la existencia, de lo lindo que es vivir. Las causas est?n ligadas a la pobreza y a lo que llamamos exclusi?n social. Son aquellos que han quedado ?fuera del sistema?. Para ellos no hay lugar. Son considerados sobrantes o descartables. Como si molestaran al conjunto social, se les hace sentir que est?n de m?s.
Hace poco particip? de una reuni?n acerca de la situaci?n en Am?rica Latina de los derechos humanos, y en particular de los m?s peque?os. Una mujer que consagra su vida a los ni?os en riesgo dijo algo as?: ?Lo que sembramos en los ni?os desde la concepci?n hasta que cumplan 6 a?os de vida es lo que? cosecharemos despu?s durante toda la vida?.
Y nos hac?a pensar en la propia experiencia, la?de cada uno.
Es un llamado de atenci?n a todos como sociedad, para redoblar el compromiso de sembrar ternura, verdad, justicia.
Podemos tambi?n preguntarnos por qu? estamos viendo y sufriendo tantas expresiones de violencia, adicciones, abusos. ?Acaso hemos sembrado para otra cosa? La sabidur?a popular dice que ?el que siembra vientos, cosecha tempestades?.
Nos duelen los ni?os que mueren en nuestro pa?s a causa de no haber recibido alimentaci?n adecuada la mam? durante el embarazo y el ni?o en sus primeros meses y a?os. ?Son muertes inevitables? ?O solamente estamos viendo un zarpazo m?s de las mellizas malditas, corrupci?n e impunidad, en las que muchas veces se sumen los organismos responsables del Estado?
La organizaci?n CONIN que preside el Dr. Albino de la provincia de Mendoza, dice en uno de sus estudios que en la Argentina sufren desnutrici?n 260.000 ni?os menores de 5 a?os. Una bofetada. Primero bofetada para ellos y sus familias; luego para quien quiera poner la cara.
Los desarrollos evolutivos que no se alcanzan a los 6 a?os quedan truncos para toda la vida. Hace unos meses, un funcionario del ministerio de Salud dec?a en un reportaje que en la Argentina el 8% de los ni?os no llegan a los 10 a?os de edad con la estatura f?sica que hubieran podido desarrollar si se hubieran alimentado bien. Una consecuencia dram?tica de la injusticia, la inequidad.
La muerte y la vida est?n en pugna, en lucha a brazo partido. Y no es s?lo una batalla individual; es de toda la sociedad, todos nosotros. Recordemos lo que nos contaba Patricia en su testimonio de hace algunos domingos de lo que dice el Talmud: ?Quien salva una vida, salva a la humanidad entera?.
Alguna vez, ante una obra de arte hermosa ?un cuadro o una escultura? me pregunt? imaginariamente ?qu? sentir?a el artista si pisotearan el cuadro delante suyo, el que hizo con tanto esfuerzo, talento, cari?o? ?Cu?nto mayor no ser? el sentimiento de dolor de Dios ante la vida despreciada y escupida y pisoteada en tantos de sus hijos!.
Por eso San Juan, en una de sus cartas que forman parte de la Biblia, fue tan contundente: ?El que dice: Amo a Dios, y no ama a su hermano, es un mentiroso?. (1 Jn. 4, 20)?
Mons. Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaych??
Lectio divina para el martes de la tercera semana de pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:????????????????Juan 6, 30‑35?
En aquel tiempo, dijo la gente a Jes?s: ??Y qu? signo vemos que haces t?, para que creamos en ti? ?Cu?l es tu obra? Nuestros padres comieron el man? en el desierto, como est? escrito: ?Les dio a comer pan del cielo."?
Jes?s les replic?: ?Os aseguro que no fue Mois?s quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.?
Entonces le dijeron: ?Se?or, danos siempre de este pan.? Jes?s les contest?: ?Yo soy el pan de la vida. El que viene a m? no pasar? hambre, y el que cree en m? nunca pasar? sed.?
MEDITACI?N:???????????????Yo soy el pan de la vida?
??????????? A veces da la sensaci?n de que estamos tan inmersos en una cultura de muerte que ya, escuchar un mensaje que habla de vida, parece que suena ingenuo. Y lo cierto es que no parece que resuene de modo especial, ni siquiera en nosotros.
??????????? O nos puede pasar que insertos en esta realidad, que parece que tenemos que asumir con resignaci?n y dolor, porque no vemos que haya voluntad de salida, por muchas palabras altisonantes que escuchemos, dados los intereses que nos mueven, ya s?lo nos d? la sensaci?n de que nos hablas de otra vida, de la otra vida, que a algunos nos supone un consuelo y a otros los deja indiferentes, porque es m?s sencillo quedarse aqu?.
??????????? Pero no es s?lo eso. No nos hablas de la vida futura sino de la presente. No has venido a hablarnos s?lo de la vida del m?s all?, sino de la de aqu?. Tu presencia es para anunciar vida abundante en toda la fuerza de su expresi?n, y t?, el alimento, la fuente que la hace posible. Pero nos da miedo comerte porque sabemos que eso puede trastocar todo lo que somos y hacemos. Las consecuencias pueden ser terribles, y el mundo, nuestro pobre y dolorido mundo, no est? preparado para soportarlo. El amor sigue siendo peligroso, algo de lo que defenderse, pero lo necesitamos y yo quiero, Se?or, caer mortalmente herido por ?l.????
ORACI?N:?????????????Se?or, dame tu pan?
??????????? Se?or, dame tu? pan, el pan de tu cuerpo y de tu palabra, que ellos sean el alimento en el camino de mi vida.
??????????? Dame tu pan, Se?or, para que sienta que tu vida corre por mis venas y sea contigo constructor de vida.
??????????? Se?or, dame tu pan, y que con mis gestos sea yo tambi?n, contigo, pan para la vida del mundo.
CONTEMPLACI?N:????????????????Mi pan?
Eres pan en abundancia,
insaciable saciador
de mis hambres m?s profundas
que ning?n otro pan puede alimentar.
T? eres el pan de la vida,
eres mi pan,
necesito y quiero comerte
hasta hacer de tu vida la m?a
hasta hacerme t?.
ZENIT publica las palabras que dirigi? Benedicto XVI?el domingo 10 de Abril de 2011 al rezar la oraci?n mariana del ?ngelus junto a varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Queridos hermanos y hermanas:?
Ya s?lo faltan s?lo dos semanas para la Pascua, y todas las lecturas b?blicas de este domingo hablan de la resurrecci?n. Pero no de la resurrecci?n de Jes?s, que irrumpir? como una novedad absoluta, sino de nuestra resurrecci?n, a la que aspiramos y que propiamente Cristo nos ha donado, resurgiendo de entre los muertos. La muerte representa para nosotros como un muro que nos impide ver mas all?; y sin embargo nuestro coraz?n se asoma mas all? de este muro, y aunque no podamos conocer lo que esconde, sin embargo, lo pensamos, lo imaginamos, expresando con s?mbolos nuestro deseo de eternidad.
El profeta Ezequiel anuncia al pueblo jud?o, en exilio, alejado de la tierra de Israel, que Dios abrir? los sepulcros de los deportados y los har? regresar a su tierra, para descansar en paz (Cf. Ezequiel 37, 12-14). Esta aspiraci?n ancestral del hombre a ser sepultado junto con sus padres, es el anhelo de una "patria" que lo reciba al final de sus fatigas. Esta concepci?n no implica la idea de una resurrecci?n personal de la muerte, pues ?sta s?lo apareci? hacia el final del Antiguo Testamento, y en tiempos de Jes?s a?n no era compartida por todos los jud?os. De hecho, incluso entre los cristianos, la fe en la resurrecci?n y en la vida eterna va acompa?ada con frecuencia de muchas dudas, y mucha confusi?n, porque se trata de una realidad que sobrepasa los limites de nuestra raz?n y exige un acto de fe. En el Evangelio de hoy --la resurrecci?n de L?zaro--, escuchamos la voz de la fe de labios de Marta, la hermana de L?zaro. Jes?s le dice: "Tu hermano resucitar?", ella responde: "s? que resucitar? en la resurrecci?n del ?ltimo d?a" (Juan 11, 23-24). Y Jes?s replica: "Yo soy la Resurrecci?n y la Vida. El que cree en m?, aunque muera, vivir?" (Juan 11, 25-26). ?Esta es la verdadera novedad, que irrumpe y supera toda barrera! Cristo derrumba el muro de la muerte, en ?l se encuentra toda la plenitud de Dios, que es vida, vida eterna. Por esto la muerte no ha tenido poder sobre ?l; y la resurrecci?n de L?zaro se convierte en signo de su dominio total sobre la muerte f?sica, que ante Dios es como un sue?o (cf. Juan 11,11).
Pero hay otra muerte, que cost? a Cristo la lucha m?s dura, incluso el precio de la cruz: se trata de la muerte espiritual, el pecado, que corre el riesgo de arruinar la existencia del hombre. Cristo muri? para vencer esta muerte, y su resurrecci?n no es el regreso a la vida precedente, sino la apertura a una nueva realidad, a una "nueva tierra", finalmente reconciliada con el Cielo de Dios. Por este motivo, san Pablo escribe: "si el Esp?ritu de aquel que resucit? a Jes?s habita en vosotros, el que resucit? a Cristo Jes?s tambi?n dar? vida a vuestros cuerpos mortales, por medio del mismo Esp?ritu que habita en vosotros" (Romanos 8,11).
Queridos hermanos, encomend?monos a la Virgen Mar?a, que ya participa en esta Resurrecci?n, para que nos ayude a decir con fe: "S?, Se?or, creo que t? eres el Mes?as, el Hijo de Dios" (Juan 11, 27), a descubrir que ?l es verdaderamente nuestra salvaci?n.?
[Tras rezar el ?ngelus, el papa salud? a los peregrinos en varios idiomas. En espa?ol, dijo:]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua espa?ola, y en particular a los fieles de diversas parroquias de la Di?cesis de Tenerife, a los profesores y alumnos de los Institutos de Arganda del Rey y de Fuensalida, Toledo. En el Evangelio de este quinto domingo de Cuaresma, contemplamos a Jes?s que devuelve a la vida a su amigo L?zaro, despu?s de haber llorado su muerte. En estos d?as, y ante la proximidad del comienzo de la Semana Santa, pidamos a la Virgen Mar?a que nos ayude en nuestro camino de preparaci?n espiritual, para que, a trav?s de la oraci?n, las obras de caridad y de penitencia cuaresmal, podamos participar con fruto en la Pascua de Aquel que es la resurrecci?n y la vida. Feliz domingo.
[Traducci?n del original italiano realizada por Jes?s Colina
?Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT? publica el art?culo que ha escrito monse?or Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Crist?bal de Las Casas, con el t?tulo "Perspectivas de teolog?a india".?
Perspectivas de teolog?a india
VER
Desconocida por unos, malentendida y atacada por otros, la llamada Teolog?a India se esfuerza por demostrar su validez y ofrecer su aporte a la teolog?a, a la inculturaci?n de la fe y a la encarnaci?n de la Iglesia. No ha elaborado tesis doctrinales como las que conocemos, pues su m?todo no procede a base de raciocinios especulativos, sino seg?n el modo cultural de los ind?genas, que es m?s simb?lico, m?tico, figurativo, concreto y contemplativo. Su inter?s fundamental es coadyuvar a una vida m?s digna y plena de los pueblos originarios. En Aparecida se discuti? incluir su nombre en el documento final, pero por falta de suficientes votos no prosper? la propuesta. Se le llama tambi?n teolog?a inculturada, reflexi?n cr?tica de la fe de los pueblos ind?genas.
En d?as pasados, nos reunimos en Lima, Per?, 43 personas, obispos, sacerdotes, religiosas y laicos, varios de ellos ind?genas, para el IV Simposio Latinoamericano de Teolog?a India. Fuimos convocados por el CELAM y estuvo presente la Congregaci?n para la Doctrina de la Fe. El tema fue la teolog?a de la creaci?n en la fe cristiana y en los mitos ind?genas, seg?n las variadas cosmogon?as de nuestras culturas abor?genes. Los mitos no son cuentos, leyendas o f?bulas, sino un una forma de expresar realidades trascendentes, a base de s?mbolos y lenguaje figurado, como lo hacen algunos textos de la Biblia, del G?nesis al Apocalipsis.
JUZGAR
Entre muchos otros frutos de este di?logo eclesial, consideramos necesario continuar el proceso de discernimiento de la Teolog?a India, que no es teolog?a de la liberaci?n, a la luz de la Palabra de Dios, la Patr?stica y el Magisterio eclesi?stico. Dejar de resaltar s?lo heridas pasadas y sistematizar los aportes ya consensuados, para socializarlos al servicio de las iglesias particulares.
Para que sea teolog?a cat?lica, su fuente y criterio de verdad ha de ser siempre la revelaci?n divina, que en Jes?s llega a su plenitud y cumplimiento. Estamos vinculados a la historia concreta de Jes?s y El es normativo para la Iglesia. Es el Logos en su totalidad, el ?nico Salvador, y se puede discernir su presencia en todos los pueblos y culturas. Cristo y el Esp?ritu estuvieron presentes en Am?rica antes de la evangelizaci?n; pero esta presencia del Verbo puede estar mezclada con elementos humanos de imperfecci?n y, por qu? no decirlo, de pecado. El Concilio Vaticano II nos pide elevar, purificar, llevar a cumplimiento lo que Dios ha hecho en los pueblos. Es clara la fijaci?n del canon del AT y NT y no hay m?s libros revelados. Cuidar el lenguaje para no poner en el mismo nivel la Palabra de Dios revelada y los mitos nativos.
Con el fundamento irrenunciable de nuestra fe cat?lica en un solo Dios creador, en Cristo ?nico Redentor y en la Iglesia como sacramento de salvaci?n, acercarnos con la mente y el coraz?n a los pueblos originarios, para conocer, valorar y discernir la presencia de Dios en sus mitos y ritos, y ofrecerles -sin imponerles- la plenitud de Cristo, ?nico camino de vida plena. Debemos aprender de la sabidur?a de los ind?genas; su aportaci?n es un bien para todos; pero debe quedar claro que nada a?aden a Cristo y a su plenitud, aunque s? pueden ayudar a nuestra percepci?n de su plena verdad.
Escuchar a los ind?genas y a los agentes de pastoral que desgastan su vida con ellos, para que expliquen a los no ind?genas el por qu? y el c?mo de sus mitos y ritos, y as? tener informaci?n confiable antes de emitir un juicio sobre su ortodoxia o heterodoxia. Un mito no puede ser propuesto a priori como semillas del Verbo, sino despu?s de un discernimiento oportuno.
ACTUAR
Continuar estos di?logos, para clarificar temas centrales de nuestra fe y las culturas abor?genes, como Trinidad, Soteriolog?a, Esp?ritu Santo, Eclesiolog?a, Sacramentos, etc., con apoyo del CELAM y la Congregaci?n para la Doctrina de la Fe.
Los candidatos al ministerio presbiteral y aspirantes a la vida consagrada que van a servir en esos pueblos, tengan oportunidad de acercarse a ellos, conocer su idioma y valorar sus tradiciones, para que la pastoral evangelizadora sea m?s inculturada.
ZENIT? publica el mensaje redactado por? el cardenal Llu?s Mart?nez Sistach, arzobispo de Barcelona, con el t?tulo "El sacramento del perd?n".
El sacramento del perd?n
La llamada a la penitencia y el anuncio del perd?n de los pecados es uno de los grandes temas de la predicaci?n de Jes?s y de los ap?stoles. Esto ya hab?a sido preparado por Juan el Bautista, quien predicaba un bautismo como signo de conversi?n para obtener el perd?n de los pecados. Jes?s reiter? la misi?n de anunciar a todas las naciones ?la conversi?n a Dios por el perd?n de los pecados?.
No podemos olvidar esto, pues comportar?a traicionar el Evangelio. Es Dios mismo, quien en Jesucristo, ha situado el momento del perd?n en la vida de todas las personas. Juan Pablo II recordaba que ?en el sacramento de la reconciliaci?n cada hombre puede experimentar de manera singular la misericordia, es decir, el amor que es m?s fuerte que el pecado?. Muy significativo es que para su beatificaci?n, Benedicto XVI haya elegido precisamente el segundo domingo de Pascua, fiesta que Juan Pablo II quiso que tambi?n fuera designada como ?domingo de la Divina Misericordia?, un atributo de Dios al que ?l era especialmente sensible, como lo demuestra su enc?clica titulada Dios, rico en misericordia.
Cristo ha instituido el sacramento de la penitencia para todos los miembros pecadores de su Iglesia, sobre todo para los que, despu?s del bautismo han ca?do en pecado grave, perdiendo as? la gracia bautismal, y han herido la comuni?n eclesial. Los padres de la Iglesia presentan este sacramento del perd?n como ?la segunda tabla de salvaci?n despu?s del naufragio que es la p?rdida de la gracia?.
El Catecismo de la Iglesia Cat?lica afirma que ?la confesi?n de los pecados, incluso desde un punto de vista simplemente humano, nos libera y facilita nuestra reconciliaci?n con los dem?s?. Por la confesi?n, ?la Iglesia mira cara a cara los pecados de que se ha hecho culpable, acepta la responsabilidad y se abre as? de nuevo a Dios y a la comuni?n de la Iglesia?.
Benedicto XVI ha centrado su mensaje para la Cuaresma de este a?o en la relaci?n entre este tiempo lit?rgico y el sacramento del bautismo y nos recuerda que este tiempo es una invitaci?n para llevar a cabo una conversi?n profunda de nuestra vida, a dejarnos transformar por la acci?n del Esp?ritu Santo, como San Pablo en el camino de Damasco, abri?ndonos a la caridad de Cristo. ?El per?odo cuaresmal ?nos dice Benedicto XVI- es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una revisi?n de vida completa, la gracia renovadora del sacramento de la penitencia y caminar con decisi?n hacia Cristo?.
Me parece muy significativa ?en especial para esta ?ltima etapa de la Cuaresma- esta invitaci?n a abrirnos al perd?n de Cristo y a renovarnos interiormente. Por ello, invito a los cristianos, en estos d?as cuaresmales y de preparaci?n inmediata a la celebraci?n de la Pascua, a recibir este sacramento del perd?n de Dios por la confesi?n de los propios pecados.
Durante el tiempo cuaresmal hemos de acoger la gracia que Dios no da en el momento del bautismo y que se ofrece en el sacramento del perd?n, como ?segunda tabla de salvaci?n?. Esto nos mover? a conversi?n para seguir a Cristo de una manera cada vez m?s generosa y aut?ntica y as? ser dignos de obtener la vida eterna.
"Mensaje de los Obispos a los Cat?licos y al Pueblo de Chile", documento de conclusi?n de la 101? Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile, que se ha celebrado en Punta de Tralca del 4 al 8 de abril de 2011.?
Autor: Los Obispos de la Conferencia Episcopal de Chile
Fecha: 08/04/2011
Pais :Chile
Ciudad: Punta de Tralca
Ref. Cech: 111 / 2011?
Mensaje de los Obispos a los Cat?licos y al Pueblo de Chile
Mensaje al concluir la 101? Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile. Punta de Tralca,
8 de abril de 2011.?
?Cristo am? a la Iglesia y se entreg? por ella para santificarla? (Efesios 5, 25-26).?
A. IGLESIA SANTA Y NECESITADA DE PURIFICACI?N?
1. Como fruto de nuestra reciente Asamblea Plenaria y ya en la cercan?a de la Semana Santa, los obispos de la Conferencia Episcopal dirigimos este Mensaje a los cat?licos y personas de buena voluntad.
2. Hemos reflexionado en el misterio de Cristo ?que am? a la Iglesia y se entreg? a s? mismo por ella para santificarla, purific?ndola por medio del agua y de la palabra? (Efesios 5, 25-26). Por eso el Concilio Vaticano II dice que: ?La Iglesia encierra en su propio seno a pecadores, y siendo al mismo tiempo santa y siempre necesitada de purificaci?n, avanza continuamente por la senda de la penitencia y de la renovaci?n? (Lumen Gentium, 8).?
B. EL TESTIMONIO QUE SE ESPERA DE NOSOTROS?
3. Expresamos nuestro profundo dolor por los casos pasados y recientes de abusos de menores y j?venes, cometidos por miembros del clero y personas consagradas. Reconocemos que no siempre hemos reaccionado con prontitud y eficacia ante las denuncias. Manifestamos nuestra cercan?a y solidaridad con las v?ctimas de estos abusos y con sus familias, y hacemos nuestros sus sufrimientos.
Les ofrecemos humildemente nuestra petici?n de perd?n, el apoyo que podamos darles, adem?s de nuestra oraci?n. Extendemos nuestra petici?n de perd?n a toda la comunidad eclesial por el mal ejemplo dado por algunos de sus ministros.?
4. El sacerdote tiene como principal misi?n ser testigo fiel y cre?ble del Evangelio. No serlo y, peor a?n, constituirse en un anti testigo es una traici?n a la vocaci?n recibida y a la misi?n encomendada por la Iglesia. Entre las situaciones m?s repudiables en la vida y el ministerio de un sacerdote, se encuentra el autoritarismo, el abuso de poder, y el abuso sexual contra menores y j?venes.?
5. Con el Papa Juan Pablo II, volvemos a afirmar: ?Quienes abusan de ni?os y j?venes no tienen lugar en el sacerdocio?. Una vez m?s, consideramos que el compromiso del celibato es un don de Dios a su Iglesia, pero a su vez una gran responsabilidad de fidelidad al Se?or, a la misi?n de la Iglesia y a las personas a quienes debemos servir con el amor de Cristo. As? nos comprometimos el d?a de nuestra ordenaci?n.?
6. A los sacerdotes que han fallado a su compromiso y han causado da?o a otros, les exhortamos a hacer un examen de conciencia personal y a responder de sus actos delante de Dios, de la sociedad y de sus superiores. El Papa Benedicto XVI les dice: ?La justicia de Dios nos llama a dar cuenta de nuestras acciones sin ocultar nada. Admitan abiertamente su culpa, som?tanse a las exigencias de la justicia, pero no desesperen de la misericordia de Dios? (Carta a los Cat?licos de Irlanda, 7).?
7. Al mismo tiempo, queremos alentar a tantos sacerdotes que, llevando ?el peso del d?a y del calor? (San Mateo 20,12), sirven a la gente de tan diversas formas, conduci?ndolas a una vida m?s plena en Cristo.
A ellos les renovamos nuestra gratitud y estima, sabiendo tambi?n que el Pueblo de Dios ora por sus sacerdotes y les apoya, perseverando en la fe y la esperanza, aun en medio de las dificultades. Nos comprometemos a perfeccionar la selecci?n y formaci?n de los candidatos al sacerdocio, y el acompa?amiento a los sacerdotes.?
C. TRANSPARENCIA, VERDAD Y JUSTICIA?
8. Hemos reflexionado acerca del cr?tico escenario que vive nuestra Iglesia tras la sentencia impuesta por la Santa Sede al presb?tero Fernando ?Karadima. Nos duele y preocupa que otros consagrados est?n siendo involucrados en presuntos abusos a menores, un pecado abominable para la conciencia cristiana.
De un modo especial nos estremece el impacto que, con toda raz?n, estas situaciones producen en nuestras comunidades y en la opini?n p?blica.?
9. Agradecemos la solicitud y prontitud de la Congregaci?n para la Doctrina de la Fe en emitir una resoluci?n en el caso del presb?tero Karadima, sobre la base de la documentaci?n enviada por el arzobispo em?rito de Santiago, cardenal Francisco Javier Err?zuriz. La palabra final de quienes tienen el ministerio de ejercer la justicia en nombre del Papa, nos alentar? a perseverar en el camino de la transparencia, la verdad y la justicia.
10. El arzobispo de Santiago, monse?or Ricardo Ezzati, ha realizado una petici?n de perd?n a las v?ctimas. Tambi?n lo han hecho otros pastores ante situaciones similares en sus di?cesis. Igualmente los obispos que forman parte de la Uni?n Sacerdotal del Sagrado Coraz?n han manifestado p?blicamente
?su cercan?a con las v?ctimas, sus familias y todas las personas que por estos tan tristes acontecimientos han sufrido y se han escandalizado?. Ahora, como Asamblea Plenaria, todos con humildad nos adherimos a esta petici?n de perd?n.?
D. ALGUNAS RESOLUCIONES
11. Para enfrentar este tipo de delitos aberrantes, hemos reformulado un Protocolo, elaborado el a?o 2003, estableciendo en forma pormenorizada los procedimientos del obispo diocesano y del promotor de justicia ante denuncias de abusos, conforme a la normativa de la Santa Sede. Este Protocolo se har? p?blico a trav?s de los conductos informativos regulares de la Conferencia Episcopal de Chile.?
12. Estableceremos un organismo de la Conferencia Episcopal que oriente y dirija nuestras pol?ticas de prevenci?n de abusos sexuales y ayude a las v?ctimas. Pediremos la colaboraci?n a organismos de nuestras Universidades Cat?licas, as? como a destacados profesionales para implementar programas concretos, como son:?
a) La atenci?n psicol?gica y espiritual a v?ctimas de abusos sexuales.
b) Un programa de prevenci?n que capacite a agentes pastorales para responder ante signos de abusos de un menor o joven y que genere ambientes sanos y seguros para todos. Los ni?os deben tambi?n ser ense?ados para reconocer situaciones de eventual abuso.
c) Luego de haber actualizado las pol?ticas comunicacionales de la Conferencia Episcopal y como un gesto de transparencia y disponibilidad al servicio de los medios de comunicaci?n, la Asamblea Plenaria ha solicitado al Sr. Jaime Coiro, periodista, profesor y director de Comunicaciones y Prensa de la Conferencia Episcopal, que asuma como portavoz de ?sta.?
E. SANTIDAD DE VIDA Y MISI?N?
13. Queremos alimentar y enriquecer nuestra fraternidad como obispos. Servimos a un ?nico Se?or en una Iglesia que es expresi?n plural de carismas. Desde esta realidad, la comuni?n misionera es tarea de todos, pastores y fieles laicos, especialmente en este tiempo de Misi?n Continental.?
14. En la Iglesia todos estamos llamados a la santidad de vida, y un signo elocuente de ello es la pr?xima Beatificaci?n de Juan Pablo II. S?lo permaneciendo en el amor de Cristo recuperaremos las confianzas mutuas y seremos capaces de seguir siendo luz que alumbra y da sentido a la vida de nuestro pueblo. Queremos pedirles oraciones especiales por los sacerdotes, di?conos y mujeres consagradas para que contin?en con alegr?a su vocaci?n de ser anunciadores del Evangelio de Cristo.?
15. La pr?xima Semana Santa nos urge a tomar parte con autenticidad en la pasi?n, muerte y resurrecci?n de Jesucristo con toda su eficacia purificadora y redentora. El Se?or llama a todos a la conversi?n y nos propone un camino de curaci?n, renovaci?n y reparaci?n. Este camino nos exige una creciente verdad, justicia, reconciliaci?n y perd?n.?
16. Confiamos que por medio de esta dolorosa experiencia de purificaci?n y conversi?n, el Se?or fortalezca el servicio que la Iglesia est? llamada a ofrecer al Pueblo de Dios y a la sociedad chilena. Nos encomendamos a la protecci?n maternal de la Virgen del Carmen, Madre de Chile e imagen de nuestra Iglesia.?
? H?CTOR VARGAS BASTIDAS
Obispo de Arica
? MARCO ANTONIO ?RDENES FERN?NDEZ
Obispo de Iquique
? GUILLERMO VERA SOTO
Obispo de Calama
? PABLO LIZAMA RIQUELME
Arzobispo de Antofagasta
? GASPAR QUINTANA JONQUERA
Obispo de Copiap?
? MANUEL DONOSO DONOSO
Arzobispo de La Serena
? LUIS GLEISNER WOBBE
Obispo Auxiliar de La Serena
? JORGE VEGA VELASCO
Obispo Prelado de Illapel
? CRISTI?N CONTRERAS MOLINA
Obispo de San Felipe
+ GONZALO DUARTE GARC?A DE CORT?ZAR
?bispo de Valpara?so
? SANTIAGO SILVA RETAMALES
Obispo Auxiliar de Valpara?so
? RICARDO EZZATI ANDRELLO
Arzobispo de Santiago
? ANDR?S ARTEAGA MANIEU
Obispo Auxiliar de Santiago
? CRISTI?N CONTRERAS VILLARROEL
Obispo Auxiliar de Santiago
? FERNANDO CHOMALI GARIB
Obispo Auxiliar de Santago
? JUAN IGNACIO GONZ?LEZ ERR?ZURIZ
Obispo de San Bernardo
? ENRIQUE TRONCOSO TRONCOSO
Obispo de Melipilla
? ALEJANDRO GOIC KARMELIC
Obispo de Rancagua
? HORACIO VALENZUELA ABARCA
Obispo de Talca
? TOMISLAV KOLJATIC MAROEVIC
Obispo de Linares
+ CARLOS PELLEGRIN BARRERA
Obispo de Chill?n
? PEDRO OSSAND?N BULJEVIC
Administrador Apost?lico de Concepci?n
? FELIPE BACARREZA RODR?GUEZ
Obispo de Santa Mar?a de los ?ngeles
? MANUEL CAMILO VIAL RISOPATR?N
Obispo de Temuco
? FRANCISCO J. STEGMEIER SCHMIDLIN
Obispo de Villarrica
? IGNACIO DUCASSE MEDINA
Obispo de Valdivia
? REN? REBOLLEDO SALINAS
Obispo de Osorno
? CRISTI?N CARO CORDERO
Arzobispo de Puerto Montt
? JUAN MAR?A AGURTO MU?OZ
Obispo de Ancud
? LUIS INFANTI DE LA MORA
Obispo Vicario Apost?lico de Ays?n
? BERNARDO BASTRES FLORENCE
Obispo de Punta Arenas
? JUAN BARROS MADRID
Obispo Castrense
Punta de Tralca, 8 de abril de 2011.
Lectio divina para el lunes de la tercera semana de Pascua? 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:????????????????Juan 6, 22‑29?
Despu?s que Jes?s hubo saciado a cinco mil hombres, sus disc?pulos lo vieron caminando sobre el lago.
Al d?a siguiente, la gente que se hab?a quedado al otro lado del lago not? que all? no hab?a habido m?s que una lancha y que Jes?s no hab?a embarcado con sus disc?pulos, sino que sus disc?pulos se hab?an marchado solos.
Entretanto, unas lanchas de Tiberiades llegaron cerca del sitio donde hab?an comido el pan sobre el que el Se?or pronunci? la acci?n de gracias. Cuando la gente vio que ni Jes?s ni sus disc?pulos estaban all?, se embarcaron y fueron a Cafarna?n en busca de Jes?s. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: ?Maestro, ?cu?ndo has venido aqu???
Jes?s les contest?: ?Os lo aseguro, me busc?is, no porque hab?is visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dar? el Hijo del hombre; pues a ?ste lo ha sellado el Padre, Dios.? Ellos le preguntaron: ?Y, ?qu? obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere??
Respondi? Jes?s: ?La obra que Dios quiere es ?sta: que cre?is en el que ?l ha enviado.?
MEDITACI?N:???????????????Que cre?is?
??????????? ?se es el secreto o la clave, como queramos llamarlo. El gran problema, el gran vac?o que hoy se palpa viene marcado, sencillamente, porque no somos capaces de creer. No solamente creer en algo m?s all? de nosotros, sino de creer en nosotros mismos. Parece que hemos perdido la capacidad de descubrir nuestro potencial y nuestras posibilidades de construirnos desde lo m?s noble que hay en nosotros. Nos cuesta mirar m?s all? de nosotros mismos y parece que todo lo que se opone a m?, todo lo que no entra en el ?mbito de mis intereses, se convierte en algo a eliminar de la forma que sea, porque ya da igual.
??????????? Pero no lo podemos eludir, para creer en nosotros a pesar de nosotros mismos, es vital el creer en ti. T? te has presentando como el hombre, que desde Dios, has sido para los otros. Has sido y eres el Dios con nosotros y para nosotros. Por eso has llevado las consecuencias del amor hasta su m?xima expresi?n. Dios nos descubre que la historia, para hacerla humana, s?lo se puede asumir desde el amor. Y t?, Se?or, trabajaste, pusiste tu empe?o, no ahorraste ni el m?nimo gesto para manifestarlo, por eso diste la vida y por eso vives.
??????????? Necesitamos creer, necesito creer en ti. Necesitamos, necesito creer en el amor, es lo ?nico que nos puede salvar del absurdo. Pero decimos que no necesitamos ser salvados, y decir eso es negar toda posibilidad de esperanza humana. S?lvanos, Se?or de esa desesperanza, s?lvanos de nuestros intereses y cortedad humana, s?lvanos para que construyamos vida, generemos vida que pueda culminar contigo en la Vida.
ORACI?N:??????????????Que trabaje?
??????????? No nos impones las cosas por buenas que sean, nos las ofreces como don y como tarea. Se?or, que trabaje mis sue?os, que son tus sue?os, con todas mis fuerzas.??
??????????? Que trabaje, Se?or, mi cabeza y mi coraz?n, que trabaje mis actitudes, que trabaje mi fe, que busque con fuerza e ilusi?n aquello que anhelo.
??????????? Se?or, que no me justifique, sabes de mis posibilidades y mis limitaciones, que trabaje todo lo que me has dado, lo soy y lo que tengo, que me trabaje para mi bien y el de mis hermanos, contigo, Se?or.??
CONTEMPLACI?N:??????????????Mi alimento?
Me sobra la comida
y, sin embargo, tengo hambre,
me muero de hambre.
Tengo hambre de paz,
de amor y libertad.
Tengo hambre de verdad,
de misericordia y de ternura.
Tengo hambre de humanidad.
Tengo hambre de fe y de esperanza;
tengo hambre de ti.
Y t? te me ofreces
como mi alimento,
el ?nico capaz de saciarme
desde lo m?s profundo de mi ser:
Eres mi ?nico pan de vida.
ZENIT publica el discurso que dirigi? Benedicto XVI el viernes 8 de Abril de 2011 a los participantes en la asamblea plenaria de la Comisi?n Pontificia para Am?rica Latina.
Criterios de Benedicto XVI para discernir la piedad popular
Se?ores Cardenales,
Queridos hermanos en el Episcopado
1. Saludo con afecto a los Consejeros y Miembros de la Comisi?n Pontificia para Am?rica Latina, que se han reunido en Roma para su Asamblea Plenaria. Saludo de manera especial al Se?or Cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregaci?n para los Obispos y Presidente de dicha Comisi?n Pontificia, agradeci?ndole vivamente las palabras que me ha dirigido en nombre de todos para presentarme los resultados de estos d?as de estudio y reflexi?n.
2. El tema elegido para este encuentro, ?Incidencia de la piedad popular en el proceso de evangelizaci?n de Am?rica Latina?, aborda directamente uno de los aspectos de mayor importancia para la tarea misionera en la que est?n empe?adas las Iglesias particulares de ese gran continente latinoamericano. Los Obispos que se reunieron en Aparecida para la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, que tuve el gusto de inaugurar en mi viaje a Brasil, en mayo de 2007, presentan la piedad popular como un espacio de encuentro con Jesucristo y una forma de expresar la fe de la Iglesia. Por tanto, no puede ser considerada como algo secundario de la vida cristiana, pues eso ?ser?a olvidar el primado de la acci?n del Esp?ritu y la iniciativa gratuita del amor de Dios? (Documento conclusivo, n. 263).
Esta expresi?n sencilla de la fe tiene sus ra?ces en el comienzo mismo de la evangelizaci?n de aquellas tierras. En efecto, a medida que el mensaje salvador de Cristo fue iluminando y animando las culturas de all?, se fue tejiendo paulatinamente la rica y profunda religiosidad popular que caracteriza la vivencia de fe de los pueblos latinoamericanos, la cual, como dije en el Discurso de inauguraci?n de la Conferencia de Aparecida, constituye ?el precioso tesoro de la Iglesia cat?lica en Am?rica Latina, y que ella debe proteger, promover y, en lo que fuera necesario, tambi?n purificar? (n. 1).
3. Para llevar a cabo la nueva evangelizaci?n en Latinoam?rica, dentro de un proceso que impregne todo el ser y quehacer del cristiano, no se pueden dejar de lado las m?ltiples demostraciones de la piedad popular. Todas ellas, bien encauzadas y debidamente acompa?adas, propician un fruct?fero encuentro con Dios, una intensa veneraci?n del Sant?simo Sacramento, una entra?able devoci?n a la Virgen Mar?a, un cultivo del afecto al Sucesor de Pedro y una toma de conciencia de pertenencia a la Iglesia. Que todo ello sirva tambi?n para evangelizar, para comunicar la fe, para acercar a los fieles a los sacramentos, para fortalecer los lazos de amistad y de uni?n familiar y comunitaria, as? como para incrementar la solidaridad y el ejercicio de la caridad.
Por consiguiente, la fe tiene que ser la fuente principal de la piedad popular, para que ?sta no se reduzca a una simple expresi?n cultural de una determinada regi?n. M?s a?n, tiene que estar en estrecha relaci?n con la sagrada Liturgia, la cual no puede ser sustituida por ninguna otra expresi?n religiosa. A este respecto, no se puede olvidar, como afirma el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, publicado por la Congregaci?n para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que ?liturgia y piedad popular son dos expresiones cultuales que se deben poner en relaci?n mutua y fecunda: en cualquier caso, la Liturgia deber? constituir el punto de referencia para "encauzar con lucidez y prudencia los anhelos de oraci?n y de vida carism?tica" que aparecen en la piedad popular; por su parte la piedad popular, con sus valores simb?licos y expresivos, podr? aportar a la Liturgia algunas referencias para una verdadera inculturaci?n, y est?mulos para un dinamismo creador eficaz? (n. 58).
4. En la piedad popular se encuentran muchas expresiones de fe vinculadas a las grandes celebraciones del a?o lit?rgico, en las que el pueblo sencillo de Am?rica Latina reafirma el amor que siente por Jesucristo, en quien encuentra la manifestaci?n de la cercan?a de Dios, de su compasi?n y misericordia. Son incontables los santuarios que est?n dedicados a la contemplaci?n de los misterios de la infancia, pasi?n, muerte y resurrecci?n del Se?or, y a ellos concurren multitudes de personas para poner en sus divinas manos sus penas y alegr?as, pidiendo al mismo tiempo copiosas gracias e implorando el perd?n de sus pecados. ?ntimamente unida a Jes?s, est? tambi?n la devoci?n de los pueblos de Latinoam?rica y el Caribe a la Sant?sima Virgen Mar?a. Ella, desde los albores de la evangelizaci?n, acompa?a a los hijos de ese continente y es para ellos manantial inagotable de esperanza. Por eso, se recurre a Ella como Madre del Salvador, para sentir constantemente su protecci?n amorosa bajo diferentes advocaciones. De igual modo, los santos son tenidos como estrellas luminosas que constelan el coraz?n de numerosos fieles de aquellos pa?ses, edific?ndolos con su ejemplo y protegi?ndolos con su intercesi?n.
5. No se puede negar, sin embargo, que existen ciertas formas desviadas de religiosidad popular que, lejos de fomentar una participaci?n activa en la Iglesia, crean m?s bien confusi?n y pueden favorecer una pr?ctica religiosa meramente exterior y desvinculada de una fe bien arraigada e interiormente viva. A este respecto, quisiera recordar aqu? lo que escrib? a los seminaristas el a?o pasado: ?La piedad popular puede derivar hacia lo irracional y quiz?s tambi?n quedarse en lo externo. Sin embargo, excluirla es completamente err?neo. A trav?s de ella, la fe ha entrado en el coraz?n de los hombres, formando parte de sus sentimientos, costumbres, sentir y vivir com?n. Por eso, la piedad popular es un gran patrimonio de la Iglesia. La fe se ha hecho carne y sangre. Ciertamente, la piedad popular tiene siempre que purificarse y apuntar al centro, pero merece todo nuestro aprecio, y hace que nosotros mismos nos integremos plenamente en el "Pueblo de Dios"? (Carta a los seminaristas, 18 octubre 2010, n. 4).
6. Durante los encuentros que he tenido en estos ?ltimos a?os, con ocasi?n de sus visitas ad limina, los Obispos de Am?rica Latina y del Caribe me han hecho siempre referencia a lo que est?n realizando en sus respectivas circunscripciones eclesi?sticas para poner en marcha y alentar la Misi?n continental, con la que el episcopado latinoamericano ha querido relanzar el proceso de nueva evangelizaci?n despu?s de Aparecida, invitando a todos los miembros de la Iglesia a ponerse en un estado permanente de misi?n. Se trata de una opci?n de gran trascendencia, pues se quiere con ella volver a un aspecto fundamental de la labor de la Iglesia, es decir, dar primac?a a la Palabra de Dios para que sea el alimento permanente de la vida cristiana y el eje de toda acci?n pastoral.
Este encuentro con la divina Palabra debe llevar a un profundo cambio de vida, a una identificaci?n radical con el Se?or y su Evangelio, a tomar plena conciencia de que es necesario estar s?lidamente cimentado en Cristo, reconociendo que ?no se comienza a ser cristiano por una decisi?n ?tica o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida, y, con ello, una orientaci?n decisiva? (Carta enc. Deus caritas est, n. 1).
En este sentido, me complace saber que en Am?rica Latina ha ido creciendo la pr?ctica de la lectio divina en las parroquias y en las peque?as comunidades eclesiales, como una forma ordinaria para alimentar la oraci?n y, de esa manera, dar solidez a la vida espiritual de los fieles, ya que ?en las palabras de la Biblia, la piedad popular encontrar? una fuente inagotable de inspiraci?n, modelos insuperables de oraci?n y fecundas propuestas de diversos temas? (Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, n. 87).
7. Queridos hermanos, les agradezco sus valiosos aportes encaminados a proteger, promover y purificar todo lo relacionado con las expresiones de la religiosidad popular en Am?rica Latina. Para alcanzar este objetivo, ser? de gran valor continuar impulsando la Misi?n continental, en la cual ha de tener particular espacio todo lo que se refiere a este ?mbito pastoral, que constituye una manera privilegiada para que la fe sea acogida en el coraz?n del pueblo, toque los sentimientos m?s profundos de las personas y se manifieste vigorosa y operante por medio de la caridad (cf. Ga 5, 6).
8. Al concluir este gozoso encuentro, a la vez que invoco el dulce Nombre de Mar?a Sant?sima, perfecta disc?pula y pedagoga de la evangelizaci?n, les imparto de coraz?n la Bendici?n Apost?lica, prenda de la benevolencia divina.
[Texto original en espa?ol
?Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT? publica la segunda meditaci?n de Cuaresma 2011 que predic? este viernes el padre Raniero Cantalamessa OFM cap, predicador de la Casa Pontificia, ante Benedicto XVI y la Curia Romana, sobre ?Que la caridad sea sin fingimiento?
Predicador del Papa: ?La caridad, sin fingimiento?
Tercera meditaci?n del padre Raniero Cantalamessa ante el Papa y la Curia Romana
P. Raniero Cantalamessa
QUE LA CARIDAD SEA SIN FINGIMIENTO
?1. Amar?s al, pr?jimo como a ti mismo
Se ha observado un hecho. El r?o Jord?n, en su curso, forma dos mares: el mar de Galilea y el mar Muerto, pero mientras que el mar de Galilea es un mar bullente de vida, entre las aguas con m?s pesca de la tierra, el mar Muerto es precisamente un mar ?muerto?, no hay traza de vida en ?l ni a su alrededor, s?lo salinas. Y sin embargo se trata de la misma agua del Jord?n. La explicaci?n, al menos en parte, es esta: el mar de Galilea recibe las aguas del Jord?n, pero no las retiene para s?, las hace volver a fluir de manera que puedan irrigar todo el valle del Jord?n.
El mar Muerto recibe las aguas y las retiene para s?, no tiene desaguaderos, de ?l no sale una gota de agua. Es un s?mbolo. Para recibir amor de Dios, debemos darlo a los hermanos, y cuanto m?s lo damos, m?s lo recibimos. Sobre esto queremos reflexionar en esta meditaci?n.
Tras haber reflexionado en las primeras dos meditaciones sobre el amor de Dios como don, ha llegado el momento de meditar tambi?n sobre el deber de amar, y en particular en el deber de amar al pr?jimo. El v?nculo entre los dos amores se expresa de forma program?tica por la palabra de Dios: ?Si Dios nos am? tanto, tambi?n nosotros debemos amarnos los unos a los otros. ? (1 Jn 4,11).
?Amar?s a tu pr?jimo como a ti mismo? era un mandamiento antiguo, escrito en la ley de Mois?s (Lv 19,18) y Jes?s mismo lo cita como tal (Lc 10, 27). ?C?mo entonces Jes?s lo llama ?su? mandamiento y el mandamiento ?nuevo?? La respuesta es que con ?l han cambiado el objeto, el sujeto y el motivo del amor al pr?jimo.
Ha cambiado ante todo el objeto, es decir, el pr?jimo a quien amar. Este ya no es s?lo el compatriota, o como mucho el hu?sped que vive con el pueblo, sino todo hombre, incluso el extranjero (?el Samaritano!), incluso el enemigo. Es verdad que la segunda parte de la frase ?Amar?s a tu pr?jimo y odiar?s a tu enemigo? no se encuentra literalmente en el Antiguo Testamento, pero resume su orientaci?n general, expresada en la ley del tali?n: ?ojo por ojo, diente por diente? (Lv 24,20), sobre todo si se compara con lo que Jes?s exige de los suyos:
?Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, rogad por sus perseguidores; as? ser?is hijos del Padre que est? en el cielo, porque ?l hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si am?is solamente a quienes os aman, ?qu? recompensa merec?is? ?No hacen lo mismo los publicanos? Y si salud?is solamente a vuestros hermanos, ?qu? hac?is de extraordinario? ?No hacen lo mismo los paganos?? (Mt 5, 44-47).
Ha cambiado tambi?n el sujeto del amor al pr?jimo, es decir, el significado de la palabra pr?jimo. Este no es el otro; soy yo, no es el que est? cercano, sino el que se hace cercano. Con la par?bola del buen samaritano Jes?s demuestra que no hay que esperar pasivamente a que el pr?jimo aparezca en mi camino, con muchas se?ales luminosas, con las sirenas desplegadas. El pr?jimo eres tu, es decir, el que tu puedes llegar a ser. El pr?jimo no existe de partida, sino que se tendr? un pr?jimo s?lo el que se haga pr?ximo a alguien.
Ha cambiado sobre todo el modelo o la medida del amor al pr?jimo. Hasta Jes?s, el modelo era el amor de uno mismo: ?como a ti mismo?. Se dijo que Dios no pod?a asegurar el amor al pr?jimo a un ?perno? m?s seguro que este; no habr?a obtenido el mismo objetivo ni siquiera su hubiese dicho: ??Amar?s a tu pr?jimo como a tu Dios!?, porque sobre el amor a Dios ? es decir, sobre qu? es amar a Dios ? el hombre todav?a puede hacer trampa , pero sobre el amor a s? mismo no. El hombre sabe muy bien qu? significa, en toda circunstancia, amarse a s? mismo; es un espejo que tiene siempre ante s?, no tiene escapatoria1.
Y sin embargo deja una escapatoria, y es por ello que Jes?s lo sustituye por otro modelo y otra medida: ?Este es mi mandamiento: que os am?is unos a otros, como yo os he amado? (Jn 15,12). El hombre puede amarse a s? mismo de forma equivocada, es decir, desear el mal, no el bien, amar el vicio, no la virtud. Si un hombre semejante ama a los dem?s como a s? mismo, ?pobrecita la persona que sea amada as?! Sabemos en cambio a d?nde nos lleva el amor de Jes?s: a la verdad, al bien, al Padre. Quien le sigue ?no camina en las tinieblas?. ?l nos am? dando la vida por nosotros, cuando ?ramos pecadores, es decir, enemigos (Rm 5, 6 ss).
Se entiende de este modo qu? quiere decir el evangelista Juan con su afirmaci?n aparentemente contradictoria: ?Queridos m?os, no os doy un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, el que aprendisteis desde el principio: este mandamiento antiguo es la palabra que o?steis. Sin embargo, el mandamiento que os doy es nuevo? (1 Jn 2, 7-8). El mandamiento del amor al pr?jimo es ?antiguo? en la letra, pero ?nuevo? por la novedad misma del evangelio. Nuevo ? explica el Papa en un cap?tulo de su nuevo libro sobre Jes?s ? porque no es ya solo ?ley?, sino tambi?n, e incluso antes, ?gracia?. Se funda en la comuni?n con Cristo, hecha posible por el don del Esp?ritu.2
Con Jes?s se pasa de la ley del contrapeso, o entre dos actores: ?Lo que el otro te hace, h?zselo tu a ?l?, a la ley del traspaso, o a tres actores: ?Lo que Dios te ha hecho a ti, hazlo tu al otro?, o, partiendo de la direcci?n opuesta: ?Lo que tu hayas hecho al otro, es lo que Dios har? contigo?. Son incontables las palabras de Jes?s y de los ap?stoles que repiten este concepto: ?Como Dios os ha perdonado, perdonaos unos a otros?: ?Si no perdon?is de coraz?n a vuestros enemigos, tampoco vuestro padre os perdonar?. Se corta la excusa de ra?z: ?Pero ?l no me ama, me ofende...?. Esto le compete a ?l, no a ti. A ti te tiene que importar s?lo lo que haces al otro y c?mo te comportas frente a lo que el otro te hace a ti.
Queda pendiente la pregunta principal: ?por qu? este singular cambio de rumbo del amor de Dios al pr?jimo? ?No ser?a m?s l?gico esperarse: ?Como yo os he amado, amadme as? a mi??, en lugar de: ?Como yo os he amado, amaos as? unos a otros?? Aqu? est? la diferencia entre el amor puramente de eros y el amor de eros y agape unidos. El amor puramente er?tico es de circuito cerrado: ??mame, Alfredo, ?mame como yo te amo?: as? canta Violeta en la Traviata de Verdi: yo te amo, tu me amas. El amor de agape es de circuito abierto: viene de Dios y vuelve a ?l, pero pasando por el pr?jimo. Jes?s inaugur? ?l mismo este nuevo tipo de amor: ?Como el Padre me ha amado, as? tambi?n os he amado yo? (Jn 15, 9).
Santa Catalina de Siena dio, del motivo de ello, la explicaci?n m?s sencilla y convincente. Ella hace decir a Dios:
?Yo os pido que me am?is con el mismo amor con que yo os amo. Esto no me lo pod?is hacer a mi, porque yo os am? sin ser amado. Todo el amor que ten?is por m? es un amor de deuda, no de gracia, porque est?is obligados a hacerlo, mientras que yo os amo con un amor de gracia, no de deuda. Por ello, vosotros no pod?is darme el amor que yo requiero. Por esto os he puesto al lado a vuestro pr?jimo: para que hag?is a este lo que no pod?is hacerme a mi, es decir, amarlo sin consideraciones de m?rito y sin esperaron utilidad alguna. Y yo considero que me hac?is a mi lo que le hac?is a ?l?3.
2. Amaos de verdadero coraz?n
Tras estas reflexiones generales sobre el mandamiento del amor al pr?jimo, ha llegado el momento de hablar de la cualidad que debe revestir este amor. ?stas son fundamentalmente dos: debe ser un amor sincero y un amor de los hechos, un amor del coraz?n y un amor, por as? decirlo, de las manos. Esta vez nos detendremos en la primera cualidad, y lo hacemos dej?ndonos guiar por el gran cantor de la caridad que es Pablo.
La segunda parte de la Carta a los Romanos es toda una sucesi?n de recomendaciones sobre el amor mutuo dentro de la comunidad cristiana: ?Que vuestra caridad sea sin fingimiento[...]; amaos unos a otros con afecto fraterno, competid en estimaros mutuamente...? (Rm 12, 9 ss). ?Que la ?nica deuda con los dem?s sea la del amor mutuo: el que ama al pr?jimo ya cumpli? toda la Ley? (Rm 13, 8).
Para captar el esp?ritu que unifica todas estas recomendaciones, la idea de fondo, o mejor, el ?sentimiento? que Pablo tiene de la caridad, debe partirse de esa palabra inicial: ?Que la caridad sea sin fingimiento?. Esta no es una de las muchas exhortaciones, sino la matriz de la que deriva todas las dem?s. Contiene el secreto de la caridad. Intentemos captar, con la ayuda del Esp?ritu, este secreto.
El t?rmino original usado por san Pablo y que se traduce como ?sin fingimiento?, es anhyp?kritos, es decir, sin hipocres?a. Este t?rmino es una especie de ?chivato?; es, de hecho, un t?rmino raro que encontramos empleado, en el Nuevo Testamento, casi exclusivamente para definir el amor cristiano. La expresi?n ?amor sincero? (anhyp?kritos) vuelve ahora en 2 Corintios 6, 6 y en 1 Pedro 1, 22. Este ?ltimo texto permite captar, con toda certeza, el significado del t?rmino en cuesti?n, porque lo explica con una per?frasis; el amor sincero ? dice ? consiste en amarse intensamente ?de verdadero coraz?n?.
San Pablo, por tanto, con esa sencilla afirmaci?n: ?que la caridad sea sin fingimiento?, lleva el discurso a la ra?z misma de la caridad, al coraz?n. Lo que se exige del amor es que sea verdadero, aut?ntico, no fingido. Como el vino, para ser ?sincero?, debe ser exprimido de la uva, as? el amor del coraz?n. Tambi?n en ello el Ap?stol es el eco fiel del pensamiento de Jes?s; ?l, de hecho, hab?a indicado, repetidamente y con fuerza, al coraz?n, como el ?lugar? en el que se decide el valor de lo que el hombre hace, lo que es puro, o impuro, en la vida de una persona (Mt 15, 19).
Podemos hablar de una intuici?n paulina, respecto de la caridad; ?sta consiste en revelar, tras el universo visible y exterior de la caridad, hecho de obras y de palabras, otro universo totalmente interior, que es, respecto al primero, lo que el alma es para el cuerpo. Volvemos a encontrar esta intuici?n en el otro gran texto sobre la caridad que es 1 Corintios 13. Lo que san Pablo dice all?, bien mirado, se refiere totalmente a esta caridad interior, a las disposiciones y a los sentimientos de caridad: la caridad es paciente, es benigna, no es envidiosa, no se irrita, todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera... No hay nada que se refiera, directamente de por s?, a hacer el bien, u obras de caridad, sino que todo se reconduce a la ra?z del querer bien. La benevolencia viene antes que la beneficencia.
Es el Ap?stol mismo el que explicita la diferencia entre las dos esferas de la caridad, diciendo que el mayor acto de caridad exterior ? el distribuir a los pobres todos los bienes ? no servir?a de nada sin la caridad interior (cf. 1 Cor 13, 3). Ser?a lo opuesto de la caridad ?sincera?. La caridad hip?crita, de hecho, es precisamente la que hace el bien, sin querer bien, que muestra exteriormente algo que no tiene una correspondencia en el coraz?n. En este caso, se tiene una falta de caridad, que puede, incluso, esconder ego?smo, b?squeda de s?, instrumentalizaci?n del hermano, o incluso simple remordimiento de conciencia.
Ser?a un error fatal contraponer entre s? caridad del coraz?n y caridad de los hechos, o refugiarse en la caridad interior, para encontrar en ella una especie de coartada a la falta de caridad de los hechos. Por lo dem?s, decir que, sin la caridad, ?de nada me aprovecha? siquiera el dar todo a los pobres, no significa decir que esto no le sirve a nadie y que es in?til; significa m?s bien decir que no me aprovecha ?a m?, mientras que puede aprovechar al pobre que la recibe. No se trata, por tanto, de atenuar la importancia de las obras de caridad (lo veremos, dec?a, la pr?xima vez), sino de asegurarles un fundamento seguro contra el ego?smo y sus infinitas astucias. San Pablo quiere que los cristianos est?n ?arraigados y fundados en la caridad? (Ef 3, 17), es decir, que el amor sea la ra?z y el fundamento de todo.
Amar sinceramente significa amar a esta profundidad, all? donde no se puede mentir, porque est?s solo ante ti mismo, solo ante el espejo de tu conciencia, bajo la mirada de Dios. ?Ama a su hermano ? escribe Agust?n ? el que, ante Dios, all? donde ?l solo ve, afirma su coraz?n y se pregunta ?ntimamente si verdaderamente act?a as? por amor al hermano; y ese ojo que penetra en el coraz?n, all? adonde el hombre no puede llegar, le da testimonio?4. Era amor sincero por ello el de Pablo por los jud?os si pod?a decir: ??Digo la verdad en Cristo, no miento, y mi conciencia me lo atestigua en el Esp?ritu Santo. Siento una gran tristeza y un dolor constante en mi coraz?n. Yo mismo desear?a ser maldito, separado de Cristo, en favor de mis hermanos, los de mi propia raza? (Rom 9,1-3).
Para ser genuina, la caridad cristiana debe, por tanto, partir desde el interior, desde el coraz?n; las obras de misericordia de las ?entra?as de misericordia? (Col 3, 12). Con todo, debemos precisar en seguida que aqu? se trata de algo mucho m?s radical que la simple ?interiorizaci?n?, es decir, de un poner el acento de la pr?ctica exterior de la caridad a la pr?ctica interior. Este es solo el primer paso. ?La interiorizaci?n apunta a la divinizaci?n! El cristiano ? dec?a san Pedro ? es aquel que ama ?de verdadero coraz?n?: ?pero con qu? coraz?n? ?Con ?el coraz?n nuevo y el Esp?ritu nuevo? recibido en el bautismo!
Cuando un cristiano ama as?, es Dios el que ama a trav?s de ?l; ?l se convierte en un canal del amor de Dios. Sucede como con el consuelo, que no es otra cosa sino una modalidad del amor: ?Dios nos consuela en cada una de nuestras tribulaciones para que podamos tambi?n nosotros consolar a quienes se encuentran en todo tipo de aflicci?n con el consuelo con el que nosotros mismos somos consolados por Dios? (2 Cor 1, 4). Nosotros consolamos con el consuelo con el que somos consolados por Dios, amamos con el amor con el que somos amados por Dios. No con uno diverso. Esto explica el eco, aparentemente desproporcionado, que tiene a veces un sencill?simo acto de amor, a menudo escondido, la esperanza y la luz que crea alrededor.
3. La caridad edifica
Cuando se habla de la caridad en los escritos apost?licos, no se habla de ella nunca en abstracto, de modo gen?rico. El trasfondo es siempre la edificaci?n de la comunidad cristiana. En otras palabras, el primer ?mbito de ejercicio de la caridad debe ser la Iglesia, y m?s concretamente a?n la comunidad en la que se vive, las personas con las que se mantienen relaciones cotidianas. As? debe suceder tambi?n hoy, en particular en el coraz?n de la Iglesia, entre aquellos que trabajan en estrecho contacto con el Sumo Pont?fice.
Durante un cierto tiempo en la antig?edad se quiso designar con el t?rmino caridad, agape, no s?lo la comida fraterna que los cristianos tomaban juntos, sino tambi?n a toda la Iglesia5. El m?rtir san Ignacio de Antioqu?a saluda a la Iglesia de Roma como la que ?preside en la caridad (agape)?, es decir, en la ?fraternidad cristiana?, el conjunto de todas las iglesias6. Esta frase no afirma s?lo el hecho del primado, sino tambi?n su naturaleza, o el modo de ejercerlo: es decir, en la caridad.
La Iglesia tiene necesidad urgente de una llamarada de caridad que cure sus fracturas. En un discurso suyo, Pablo VI dec?a: ?La Iglesia necesita sentir refluir por todas sus facultades humanas la ola del amor, de ese amor que se llama caridad, y que precisamente ha sido difundida en nuestros corazones precisamente por el Esp?ritu Santo que se nos ha dado? 7. S?lo el amor cura. Es el ?leo del samaritano. Oleo tambi?n porque debe flotar por encima de todo, como hace precisamente el aceite respecto a los l?quidos. ?Que por encima de todo est? la caridad, que es el v?nculo de la perfecci?n? (Col 3, 14). Por encima de todo, super omnia! Por tanto tambi?n de la fe y de la esperanza, de la disciplina, de la autoridad, aunque, evidentemente, la propia disciplina y autoridad puede ser una expresi?n de la caridad. No hay unidad sin la caridad y, si la hubiese, ser?a s?lo una unidad de poco valor para Dios.
Un ?mbito importante sobre el que trabajar es el de los juicios rec?procos. Pablo escrib?a a los Romanos: ?Entonces, ?Con qu? derecho juzgas a tu hermano? ?Por qu? lo desprecias? ... Dejemos entonces de juzgarnos mutuamente? (Rm 14, 10.13). Antes de ?l Jes?s hab?a dicho: ?No juzgu?is y no ser?is juzgados [...] ?Por qu? te fijas en la paja que est? en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que est? en el tuyo?? (Mt 7, 1-3). Compara el pecado del pr?jimo (el pecado juzgado), cualquiera que sea, con una pajita, frente al pecado de quien juzga (el pecado de juzgar) que es una viga. La viga es el hecho mismo de juzgar, tan grave es eso a los ojos de Dios.
El discurso sobre los juicios es ciertamente delicado y complejo y no se puede dejar a medias, sin que aparezca en seguida poco realista. ?C?mo se puede, de hecho, vivir del todo sin juzgar? El juicio est? dentro de nosotros incluso en una mirada. No podemos observar, escuchar, vivir, sin dar valoraciones, es decir, sin juzgar. Un padre, un superior, un confesor, un juez, quien tenga una responsabilidad sobre los dem?s, debe juzgar. Es m?s, a veces, como es el caso de muchos aqu? en la Curia, el juzgar es, precisamente, el tipo de servicio que uno est? llamado a prestar a la sociedad o a la Iglesia.
De hecho, no es tanto el juicio el que se debe quitar de nuestro coraz?n, ?sino m?s bien el veneno de nuestro juicio! Es decir, el hast?o, la condena. En el relato de Lucas, el mandato de Jes?s: ?No juzgu?is y no ser?is juzgados? es seguido inmediatamente, como para explicitar el sentido de estas palabras, por el mandato: ?No conden?is y no ser?is condenados? (Lc 6, 37). De por s?, el juzgar es una acci?n neutral, el juicio puede terminar tanto en condena como en absoluci?n y justificaci?n. Son los prejuicios negativos los que son recogidos y prohibidos por la palabra de Dios, los que junto con el pecado condenan tambi?n al pecador, los que miran m?s al castigo que a la correcci?n del hermano.
Otro punto cualificador de la caridad sincera es la estima: ?competid en estimaros mutuamente? (Rm 12, 10). Para estimar al hermano, es necesario no estimarse uno mismo demasiado; es necesario ? dice el Ap?stol ? ?no hacerse una idea demasiado alta de s? mismos? (Rm 12, 3). Quien tiene una idea demasiado alta de s? mismo es como un hombre que, de noche, tiene ante los ojos una fuente de luz intensa: no consigue ver otra cosa m?s all? de ella; no consigue ver las luces de los hermanos, sus virtudes y sus valores.
?Minimizar? debe ser nuestro verbo preferido, en las relaciones con los dem?s: minimizar nuestras virtudes y los defectos de los dem?s. ?No minimizar nuestros defectos y las virtudes de los dem?s, como en cambio hacemos a menudo, que es la cosa diametralmente opuesta! Hay una f?bula de Esopo al respecto; en la reelaboraci?n que hace de ella La Fontaine suena as?:
?Cuando viene a este valle
cada uno lleva encima
una doble alforja.
Dentro de la parte de delante
de buen grado todos
echamos los defectos ajenos,
y en la de atr?s, los propios?8.
Deber?amos sencillamente dar la vuelta a las cosas: poner nuestros defectos en la parte de delante y los defectos ajenos en la de detr?s. Santiago advierte: ?No habl?is mal unos de otros? (St 4,11). El chisme ha cambiado de nombre, se llama comentario [gossip, n.d.t.] y parece haberse convertido en algo inocente, en cambio es una de las cosas que m?s contaminan el vivir juntos. No basta con no hablar mal de los dem?s; es necesario adem?s impedir que otros lo hagan en nuestra presencia, hacerles entender, quiz?s silenciosamente, que no se est? de acuerdo. ?Qu? aire distinto se respira en un ambiente de trabajo y en una comunidad cuando se toma en serio la advertencia de Santiago! En muchos locales p?blicos una vez se pon?a: ?Aqu? no se fuma?, o tambi?n, ?Aqu? no se blasfema?. No estar?a mal sustituirlas, en algunos casos, con el escrito: ??Aqu? no se hacen chismes!?
Terminemos escuchando como dirigida a nosotros la exhortaci?n del Ap?stol a la comunidad de Filipos, tan querida por ?l: ?Os ruego que hagais perfecta mi alegr?a, permaneciendo bien unidos. Tened un mismo amor, un mismo coraz?n, un mismo pensamiento. No hag?is nada por esp?ritu de discordia o de vanidad, y que la humildad os lleve a estimar a los otros como superiores a vosotros mismos. Que cada uno busque no solamente su propio inter?s, sino tambi?n el de los dem?s? (Fil 2, 2-5).
1 Cf. S. Kierkegaard, Gli atti dell?amore, Mil?n, Rusconi, 1983, p. 163.
2 Benedicto XVI, Ges? di Nazaret, II Parte, Libreria Editrice Vaticana 2011, pp. 76 s.
3 S. Catalina de Siena, Dialogo 64.
4 S. Agust?n, Comentario a la primera carta de Juan, 6,2 (PL 35, 2020).
5 Lampe, A Patristic Greek Lexicon, Oxford 1961, p. 8
6 S. Ignacio de Antioqu?a, Carta a los Romanos, saludo inicial.
7 Discurso en la audiencia general del 29 de noviembre de 1972 (Insegnamenti di Paolo VI, Tipografia Poliglotta Vaticana, X, pp. 1210s.).
8 J. de La Fontaine, F?bulas, I, 7
[Traducci?n del italiano por Inma ?lvarez]
ZENIT? nos?ofrece el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigi? a los obispos de la Iglesia siro-malabar de la India, al recibirlos en audiencia con motivo de su visita ad Limina Apostolorum, abril de 2011.
Os ofrezco mi c?lida y fraternal bienvenida en la ocasi?n de vuestra visita ad Limina Apostolorum en un momento marcado tristemente por la muerte del cardenal Varkey Vithayathil. Antes de todo, deseo dar gracias a Dios por su capaz y dispuesto servicio durante muchos a?os a toda la Iglesia de la India. Que nuestro amado Salvador acoja su noble alma en el para?so, y que descanse en paz en comuni?n con todos los santos.
Os agradezco los sentimientos de respeto y estima ofrecidos por Mar Bosco Puthur en vuestro nombre y en el de todos a los que est?n bajo vuestro cuidado. Vuestra presencia es una expresi?n elocuente de los profundos lazos espirituales que unen a la Iglesia Siro-Malabar con la Iglesia Universal, en fidelidad a la oraci?n de Cristo por sus disc?pulos (cf. Jn 17,21). Tra?is a las tumbas de los Ap?stoles Pedro y Pablo, las alegr?as y las esperanzas de toda la Iglesia Siro-Malabar, a la que mi predecesor el Venerable Juan Pablo II felizmente elev? a la categor?a de Iglesia Arzobispal Mayor en 1992. Mis saludos a los sacerdotes, hombres y mujeres religiosos, miembros de movimientos laicos, familias y en particular, a la gente joven que son la esperanza de la Iglesia.
El Concilio Vaticano II ense?a que los ?Obispos, por su parte, puestos por el Esp?ritu Santo, ocupan el lugar de los Ap?stoles como pastores de las almas, y juntamente con el Sumo Pont?fice y bajo su autoridad, son enviados a actualizar perennemente la obra de Cristo, Pastor eterno?.? (Christus Dominus, 1). El encuentro de hoy que forma parte esencial de su peregrinaci?n ad Limina Apostolorum, es tambi?n una ocasi?n para intensificar la conciencia del don divino y la responsabilidad recibidos en la ordenaci?n por la que os convertisteis en miembros del Colegio de los Obispos. Me uno a vosotros en la petici?n de intercesi?n de los Ap?stoles para vuestro ministerio. Ellos, que fueron los primeros en recibir la orden de cuidar a la grey de Cristo, contin?an guiando y cuidando a la Iglesia desde el Cielo y constituyen el modelo y la inspiraci?n para todos los Obispos por su santidad de vida, ense?anza y ejemplo.
Vuestra visita tambi?n nos da una preciosa oportunidad para dar gracias a Dios por el regalo de la comuni?n en la fe apost?lica y en la vida del Esp?ritu que os une entre vosotros y con vuestra gente. Con divina inspiraci?n y gracia por un lado, y con las humildes oraciones y esfuerzos por la otra, este precioso don de la comuni?n con el Dios Trino y con el pr?jimo crece, cada vez, m?s rico y profundo. Cada obispo, por su parte, est? llamado a ser ministro de unidad (cf. ibid., 6) en su iglesia particular y dentro de la Iglesia Universal. Esta responsabilidad es de especial importancia en un pa?s como la India, donde la unidad de la Iglesia se refleja en la rica diversidad de sus ritos y tradiciones. Os animo a hacer todo lo que pod?is en la promoci?n de la comuni?n entre vosotros y con todos los obispo cat?licos de todo el mundo, y a ser expresi?n viva de la comuni?n entre vuestros sacerdotes y fieles.
Dejad que el mandamiento suave de San Pablo contin?e guiando vuestros corazones y vuestros esfuerzos apost?licos: ?Amad con sinceridad. Tened horror al mal y pasi?n por el bien. Amaos cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como m?s dignos. Vivid en armon?a unos con otros?. (Rom 12, 9-10,16). Para que la unidad de Dios Trino sea proclamada y vivida en el mundo, y as? nuestra nueva vida en Cristo sea experimentada cada vez m?s profundamente, para beneficio de toda la Iglesia cat?lica.
Dentro de este misterio de amorosa comuni?n, una expresi?n privilegiada de comuni?n en esta vida divina es a trav?s del matrimonio sacramental y de la vida familiar. Los cambios r?pidos y dram?ticos que forman parte de la sociedad contempor?nea de todo el mundo traen con ellos no s?lo retos muy serios, sino que tambi?n nuevas posibilidades de proclamar la verdad liberadora del mensaje del Evangelio para transformar y elevar todas las relaciones humanas. Vuestro apoyo, queridos hermanos obispos, y el de vuestros sacerdotes y comunidades, para la educaci?n s?lida e integral de los j?venes en los caminos de la castidad y la responsabilidad, no s?lo les permitir? a abrazar la verdadera naturaleza del matrimonio, sino que tambi?n beneficiar? a la cultura india en su conjunto. Desgraciadamente, la Iglesia ya no puede contar con el apoyo de la sociedad para promover el sentido cristiano del matrimonio de uni?n permanente e indisoluble dirigida a la procreaci?n y santificaci?n de los esposos. Que sus familias miren al Se?or y a su palabra salv?fica para tener una visi?n verdaderamente positiva de la vida y las relaciones maritales, tan necesarias para el bien de toda familia humana. Que vuestra predicaci?n y catequesis en este ?mbito sea paciente y constante.
En el coraz?n de muchos de los trabajos de educaci?n y de caridad realizados en vuestras Eparqu?as est?n diversas comunidades de religiosos y religiosas que se dedican al servicio de Dios y del pr?jimo. Quiero expresarle la consideraci?n de la Iglesia por la caridad, la fe y el duro trabajo de estos religiosos, quienes en su profesi?n y vida de los votos evang?licos de pobreza, castidad y obediencia ofrecen un ejemplo de completa devoci?n al Divino Maestro y as? ayudan considerablemente a proveer a los fieles de toda obra buena. (cf. 2 Tim 3,17). La vocaci?n a la vida religiosa y el objetivo de la caridad perfecta es atractiva en todas las edades, pero debe ser alimentada por una renovaci?n constante del esp?ritu, que debe ser fomentada por sus superiores quienes dedican una gran atenci?n a la formaci?n humana intelectual y espiritual de sus compa?eros religiosos (cf. Perfectae Caritatis, 11). La Iglesia insiste en que la preparaci?n para la profesi?n religiosa debe estar se?alada por un largo y cuidadoso discernimiento, con el objetivo de asegurar, antes de que se hagan los votos finales, que cada candidato esta firmemente arraigado en Cristo, firme en su capacidad de un compromiso genuino y lleno de alegr?a en la donaci?n de s? mismo a Jesucristo y a su Iglesia. Adem?s, por su naturaleza, la formaci?n no se termina nunca, sino que contin?a y debe ser parte integrante de la vida diaria de cada uno y de la comunidad. Hay mucho que hacer en este ?mbito, usando todos los recursos disponibles en vuestra Iglesia, sobre todo a trav?s de la pr?ctica profunda de la oraci?n, y las tradiciones lit?rgicas y espirituales del rito Siro-Malabar, y las exigencias intelectuales de una pr?ctica pastoral s?lida. Os animo, en colaboraci?n estrecha con vuestros religiosos superiores, planificar efectivamente una s?lida formaci?n continuada, de manera que los religiosos y religiosas contin?en dando un testimonio poderoso de la presencia de Dios en el mundo y para nuestro destino eterno, de manera que el don completo de s? mismos a Dios a trav?s de la vida religiosa, brille con toda su belleza y pureza ante los hombres.
Con estos pensamientos, queridos hermanos obispos, quiero de nuevo expresar mi afecto fraternal y estima. Os encomiendo a la intercesi?n de santo Tom?s, Ap?stol de la India, os aseguro mis oraciones a vosotros y a todos los que est?n confiados a vuestro cuidado pastoral. A todos vosotros os imparto mi Bendici?n Apost?lica como prenda de la gracia y paz en el Se?or.
[Traducci?n del original ingl?s por Carmen ?lvarez
?Libreria Editrice Vaticana]
Lectio divina para el domingo tercero de Pascua - A - 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:????????????????Lucas 24, 13‑35?
Dos disc?pulos de Jes?s iban andando aquel mismo d?a, el primero de la semana, a una aldea llamada Ema?s, distante unas dos leguas de Jerusal?n; iban comentando todo lo que hab?a sucedido. Mientras conversaban y discut?an, Jes?s en persona se acerc? y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. ?l les dijo: ?Qu? conversaci?n es esa que tra?is mientras vais de camino?
Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleof?s, le replic?: ?Eres t? el ?nico forastero en Jerusal?n que no sabes lo que ha pasado all? estos d?as? ?l les pregunt?: ?Qu??
Ellos le contestaron: Lo de Jes?s el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y todo el pueblo; c?mo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esper?bamos que ?l fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves, hace dos d?as que sucedi? esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues fueron muy de ma?ana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que hab?an visto una aparici?n de ?ngeles, que les hab?an dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron tambi?n al sepulcro y lo encontraron como hab?an dicho las mujeres; pero a ?l no le vieron.
Entonces Jes?s les dijo: ?Qu? necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ?No era necesario que el Mes?as padeciera esto para entrar en su gloria? Y comenzando por Mois?s y siguiendo por los profetas les explic? lo que se refer?a a ?l en toda la Escritura.
Ya cerca de la aldea donde iban, ?l hizo adem?n de seguir adelante, pero ellos le apremiaron diciendo: Qu?date con nosotros porque atardece y el d?a va de ca?da. Y entr? para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos tom? el pan, pronunci? la bendici?n, lo parti? y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero ?l desapareci?.
Ellos comentaron: ?No ard?a nuestro coraz?n mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras? Y levant?ndose al momento, se volvieron a Jerusal?n, donde encontraron reunidos a los once con sus compa?eros, que estaban diciendo: Era verdad, ha resucitado el Se?or y se ha aparecido a Sim?n. Y ellos contaron lo que les hab?a pasado por el camino y c?mo lo hab?an reconocido al partir el pan.
MEDITACI?N:?????????????Ard?a nuestro coraz?n?
??????????? Me gusta esta afirmaci?n. Creo que refleja algo clave. No es mero sentimentalismo, es manifestaci?n de algo que pasa en lo m?s profundo de nosotros cuando algo toca nuestras fibras m?s profundas. Es parte de esas experiencias, que tal vez no sentimos en muchos momentos, pero que nos dejan la certeza de algo que afecta a nuestro ser, a nuestro yo m?s aut?ntico.
??????????? Y no era en este caso s?lo el mensaje. Conoc?an las Escrituras, no era novedad. Fue el penetrar en ellas y, sobre todo, el modo, el c?mo de la explicaci?n, y el desde d?nde, desde el coraz?n, desde el centro del mismo Dios resonando en ellos. Algo que s?lo se puede expresar as?, ?ard?a nuestro coraz?n?, porque las Escrituras pasaron de ser palabra, de ser doctrina, a convertirse en vida, y cuando tu palabra se convierte en vida es capaz de hacer arder, de calentar e iluminar el sentido de nuestra existencia.
??????????? ?He venido a prender fuego al mundo y ojal? estuviera ardiendo? dijiste en una ocasi?n. Tu resurrecci?n es como la llama definitiva que puede hacerlo posible, y aquellos hombres lo experimentaron. Y a esa experiencia me llamas a m?, Se?or, cuando me invitas a descubrir en la Palabra no s?lo un mensaje, sino a descubrirte a ti que le das sentido. Porque s?lo desde ti adquiere sentido todo lo que lleva a la vida, aunque haya que pasar por la muerte. Ya todo, contigo, ha quedado atravesado de vida. D?jame que sienta arder mi coraz?n contigo.
ORACI?N:?????????????Que arda, Se?or?
??????????? Qu? fuerza tiene esta expresi?n, Se?or. Abre mi coraz?n a tu palabra y a tu presencia hasta que sienta que arde dentro de m?, me calienta, me ilumina y me transfigura.
??????????? Que arda, Se?or, en deseos de sentirte, de experimentarte, de escucharte y acogerte, para convertirme en testigo de que vives.
??????????? Que arda, Se?or, mi coraz?n, como la de aquellos hombres, al partir el pan de la eucarist?a, y encuentre en ella el n?cleo de tu fuego, de tu amor.
CONTEMPLACI?N:???????????????Te quedas?
Muchas veces siento
mi coraz?n vac?o,
y un dolor intenso
se aposenta en mis entra?as
y me arrastra con v?rtigo
hacia el fondo gris del pozo
de mi impotencia y mi misterio.
Entonces apareces t?,
suave y sereno,
como una luz y una palabra,
sin luz y sin palabras,
que calientan mis entra?as.
Y s? que, en ese momento, est?s t?,
y que te quedas.
Y quiero reprimir mis l?grimas,
pero ellas llenan mi pozo
de paz, de ti, de vida.
ZENIT??publica el comentario al Evangelio del tercer domingo de Pascua (Juan 24,13-35), 8 de mayo, redactado por monse?or Jes?s Sanz Montes, ofm arzobispo de Oviedo.
Evangelio del domingo: Con luz en los ojos y lumbre en el coraz?n
Es uno de los evangelios pascuales m?s hermosos, y en el que m?s f?cilmente nos podemos reconocer. Ema?s es un nombre que aparece en nuestro mapa biogr?fico. Dos disc?pulos desencantados y abrumados por los acontecimientos de los ?ltimos d?as, deciden fugarse de aquella in?tragable realidad. Ema?s no era Jerusal?n, estaban en direcciones diversas y con diverso significado. En ese camino fugitivo y huidizo, les esperaba el Se?or. ?l va reuniendo su comunidad tan dispersa y asustada. A cada uno lo encontrar? en su drama y en su evasi?n: llorando a la puerta del sepulcro, a Mar?a Magdalena; en el cen?culo escondidos por miedo a los jud?os, a la mayor?a de los disc??pulos; y camino de Ema?s, a nuestros dos protagonistas de este domingo.
La maravillosa narraci?n de Lucas nos pone ante uno de los di?logos m?s bellos e impresionantes de Jes?s con los hombres. Efectivamente, ?l se encuentra con dos per?sonas que acaso hab?an cre?do y apostado por tan afamado Maestro... pero a su modo, con sus pretensiones y con sus expectativas liberacionistas para Israel, como deja en?trever el Evangelio de hoy. Pero el Hijo del hombre no se dejaba encasillar por nada ni por nadie, y actu? con la radical libertad de quien solo se alimenta del querer del Padre y vive para el cumplimiento de su Hora.
Y entonces interviene Jes?s en una ejemplar actitud de acompa?ar y ense?ar a esta pareja de "alejados": les explicar? la Escritura y les partir? el pan, narrando la tra?dici?n de todo el Antiguo Testamento que confluye en su Persona, en quien vino como pan partido para todas las hambres del coraz?n humano.
Finalmente se les abrieron los ojos a los dos fugitivos hospederos de Jes?s en el atar?decer de su escapada, y pudieron reconocerlo. Es interesante el apunte cargado de sin?ceridad: "?no ard?a nuestro coraz?n mientras nos hablaba?". Les ard?a, pero no le reco?noc?an; les ocurr?a algo extra?o ante tan extra?o viajero, pero no le reconoc?an. Bast? que se les abrieran los ojos para descubrir a quien buscaban, sin que jam?s se hubiera ido de su lado. Y bast? simplemente esto para escuchar a quien deseaban o?r, sin que jam?s hubiera dejado de hablarles. Dios estaba all?, ?l hablaba all?. Eran sus ojos los que no le ve?an y sus o?dos los que no le escuchaban.
Volvieron a Jerusal?n, en viaje de vuelta, no para huir de lo que no entend?an, sino para anunciar lo que hab?an reconocido y comunic?rselo a los dem?s, que en un cen?culo cerrado a cal y canto hab?an encontrado su particular Ema?s. Entonces como ahora, en aquellos como en nosotros. Desandar nuestras fugas, abrirse nuestros ojos, y ser misioneros de lo que hemos encontrado.
Reflexi?n a las lecturas del domingo tercero de Pascua - A ofrecida por el sacerdote Don Juan manuel P?rez Pi?ero bajo el ep?grafe "ECOS DEL DIA DEL SE?OR".
ECOS DEL DIA DEL SE?OR
Domingo III de Pascua A??
Queridos amigos y amigas. El encuentro de Jes?s con los disc?pulos de Ema?s es una de las apariciones de Jesucristo resucitado m?s hermosas. Los dos eran disc?pulos de Jes?s, aunque no eran de los Doce.
Cre?an que Jes?s era el Mes?as? Que, por fin, hab?a llegado la liberaci?n de Israel. Se hab?an entusiasmado con ?l. Ten?an tantas ilusiones en aquel Reino que Jes?s anunciaba? Aunque lo entend?an a su manera como los ap?stoles. Pero lleg? la detenci?n de Jes?s en el Huerto, la marcha de los disc?pulos, la pasi?n y la muerte terrible de la cruz. Por tanto, se hab?an equivocado. ?Qui?n iba a creerse que el Mes?as iba a ser derrotado, humillado, crucificado?
Iban ?de vuelta? a Ema?s. Todo hab?a quedado en una ilusi?n?
?Nosotros esper?bamos? Pero ya ves, hace dos d?as que sucedi? esto??
Por el camino del sufrimiento, de la desilusi?n, Jes?s se hace el encontradizo? ?Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo?. Es nuestro problema fundamental: Cristo va siempre con nosotros, especialmente, cuando atravesamos la ?noche del dolor?, el sufrimiento y el mal?? Y ?cu?ntas veces no somos capaces de reconocerlo!
Y les reprocha algo que les hab?a ense?ado tantas veces: ??Que necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ?No era necesario que el Mes?as padeciera esto para entrar en su gloria?
De este modo, Jes?s les recuerda algo fundamental, que hab?a llenado de gloria el Monte de la Transfiguraci?n: ?De acuerdo con la Ley y los profetas la pasi?n es camino de la resurrecci?n?. Es decir que el sufrimiento, el mal, la muerte no tienen la ?ltima palabra. Es s?lo camino, paso, pascua.
A veces los cristianos no le damos mucha importancia a nuestra formaci?n religiosa y desconocemos cosas fundamentales. ?Cu?nto desconocimiento, cu?nta ignorancia tantas veces! ?Y no le damos importancia?! Luego vienen las consecuencias?
Cleof?s ?as? se llamaba uno- y su compa?ero tienen la dicha inmensa de que Jes?s, ?comenzando por Mois?s y siguiendo por los profetas? les explicara ?lo que se refer?a a ?l en toda la Escritura?, en todo el Antiguo Testamento.
Ellos no acaban de entender, pero ?sienten arder sus corazones?. M?s todav?a, lo invitan a quedarse con ellos: ?Qu?date con nosotros porque atardece y el d?a va de ca?da?. ?Y entr? para quedarse con ellos?.
?Qu? impresionante es todo esto! Cu?ntas veces lo decimos y lo cantamos en nuestras celebraciones.
?Y viene la Eucarist?a!
Sea lo que fuera, lo que Jes?s hizo sentado a la mesa, sus palabras y sus gestos evocan la ?fracci?n del pan? que as? llamaban a la Eucarist?a.
?Pero no fue eucarist?a todo el camino?
?No se parece a una Liturgia de la Palabra lo que acontece por el camino?
Viene ahora la lit?rgica eucar?stica que garantiza la presencia del Se?or resucitado. Y Jes?s, en persona, ya no puede seguir con ellos?
?Entonces se le abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero ?l desapareci?.
Y los? de Ema?s, enseguida, hacen lo que se acostumbra a hacer siempre, en todas las apariciones: Anunciarlo a los dem?s?
Parece como si S. Lucas quisiese ense?arnos que en la ausencia visible de Cristo, le encontramos vivo y realmente presente en la Eucarist?a, es decir, en su Palabra viva y en su Cuerpo y Sangre?
Y entonces, las consecuencias pr?cticas no tienen fin.
?Qu? importante es la celebraci?n de la Santa Misa, es decir, la santa Mesa, especialmente, la del domingo, que se hace en virtud de una tradici?n que se remonta al mismo d?a de la Resurrecci?n!
?Cu?nto desconocimiento y abandono de la presencia de Cristo resucitado en la Eucarist?a! Tambi?n fuera de la Misa, en el Sagrario, donde vive con nosotros, por nosotros y para nosotros siempre? hasta su vuelta gloriosa.
Precisamente, esta semana, en la celebraci?n de cada d?a, iremos escuchando, en fragmentos, el Serm?n del Pan de Vida, que recoge el cap?tulo sexto de S. Juan.
En la Pascua no recordamos y renovamos s?lo el Bautismo, sino tambi?n la Confirmaci?n y la Eucarist?a que reciben, la Noche santa de Pascua, los adultos que son bautizados. Es tiempo privilegiado para todos los sacramentos, porque todos nacieron del costado de Cristo muerto en la Cruz. A ?l todo honor y toda gloria ahora y por los siglos. Am?n.
Con estos pensamientos y sentimientos, te deseo de coraz?n un feliz Domingo, el D?a del Se?or.?
Ponencia de monse?or H?ctor Aguer, arzobispo de La Plata, en la Asamblea Plenaria de la Pontificia Comisi?n para Am?rica Latina (Roma, 7 de abril de 2011). (AICA)
LA EVANGELIZACI?N DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR???????????
En la exhortaci?n apost?lica Evangelii nuntiandi, Pablo VI recomendaba orientar la religiosidad popular mediante una pedagog?a de evangelizaci?n (n. 48). Teniendo en cuenta sus valores la llamaba gustosamente ?piedad popular?, es decir, religi?n del pueblo, m?s bien que religiosidad. Es ese nombre, piedad popular, el que se ha tornado preponderante en el magisterio reciente de la Iglesia. En el Directorio sobre piedad popular y liturgia, publicado en 2001 por la Congregaci?n para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, se expresa con claridad la distinci?n. Por piedad popular se entiende las diversas manifestaciones culturales, de car?cter privado o comunitario, que en el ?mbito de la fe cristiana se expresan principalmente, no con los modos de la sagrada liturgia, sino con las formas peculiares derivadas del genio de un pueblo o de una etnia y de su cultura (n. 9). Siguiendo a Juan Pablo II se la reconoce como un verdadero tesoro del pueblo de Dios. En cambio, la religiosidad popular es descrita como una experiencia universal: en el coraz?n de toda persona, como en la cultura de todo pueblo y en sus manifestaciones colectivas, est? siempre presente una dimensi?n religiosa. Se afirma, adem?s, que no tiene relaci?n, necesariamente, con la revelaci?n cristiana, aunque en las regiones en que la sociedad est? impregnada de algunos valores cristianos, da lugar a una especie de ?catolicismo popular? en el cual coexisten, m?s o menos arm?nicamente, elementos provenientes del sentido religioso de la vida, de la cultura propia de un pueblo, de la revelaci?n cristiana (n. 10). La distinci?n entre piedad popular y religiosidad popular es clara en el orden conceptual, pero el discernimiento de la vivencia de ambas realidades no carece de dificultades, y sin embargo resulta fundamental para poder ofrecer criterios y orientaciones pastorales ?tiles para la evangelizaci?n.
El encargo que se me ha asignado es precisamente proponer Criterios y orientaciones pastorales para reforzar la fe de los fieles cat?licos y la aut?ntica vivencia sacramental ante la irrupci?n de expresiones desviadas de religiosidad popular.??
La dial?ctica fe - religi?n
Notemos, ante todo, que la piedad popular ?seg?n el texto citado anteriormente? se verifica en el ?mbito de la fe cristiana; en cambio, la religiosidad popular no implica, de suyo, una relaci?n necesaria con la revelaci?n. Aqu? surge una problem?tica de car?cter teol?gico y pastoral: la vinculaci?n entre fe y religi?n. Las relaciones entre fe y religi?n constituyen una cuesti?n muy delicada y con larga historia en Occidente. En el siglo XX se han sucedido la vigencia de un fuerte secularismo y una nueva aparici?n de lo sagrado, manifestada en la difusi?n de sectas y diversos movimientos espiritualistas y pseudorreligiosos. As?, en los hechos, en los vaivenes culturales y sociales, se confirma una relaci?n dial?ctica entre fe y religi?n. La filosof?a iluminista del progreso con el prop?sito de edificar el Regnum hominis como si fuera el Reino de Dios en la tierra, proporcion? el aliento ideol?gico del secularismo; bajo su influjo la actitud religiosa queda sofocada o resulta absorbida en la indiferencia. La cultura secularista invita a organizar la vida personal, familiar y social como si Dios no existiera; bajo su imperio desaparecen los signos de la trascendencia. Pero hay que reconocer tambi?n que la mentalidad propia de la Ilustraci?n, caracter?stica de la cultura moderna, ha ido penetrando progresivamente en la Iglesia y ha conducido a una reducci?n de la dimensi?n sobrenatural del cristianismo, a un vaciamiento de su realidad mist?rica. Se difundi? ampliamente, hace unas d?cadas, la reducci?n ?tica y social de la salvaci?n cristiana, en clave horizontalista. En ?mbito anglosaj?n y protestante floreci? una teolog?a de la ciudad secular y de la muerte de Dios que propon?a un cristianismo sin religi?n; en esta postura pod?a reconocerse la elaboraci?n extrema de una dial?ctica de tipo luterano entre fe y religi?n y la afirmaci?n de una dependencia de la interpretaci?n del cristianismo respecto de los fen?menos culturales.
Cuando parec?a que, en la segunda mitad del siglo XX, los signos de lo sagrado se eclipsaban completamente en las conciencias y en las manifestaciones m?s imponentes de la cultura occidental, la naturaleza religiosa del hombre volvi? por sus fueros con la irrupci?n de una ola de espiritualismo que abrevaba en las fuentes m?s diversas: reminiscencia de antiguos paganismos, fascinaci?n ante las religiones del lejano oriente y una explosi?n de movimientos religiosos libres que ofrec?an una fuerte valoraci?n del contacto ?ntimo y directo con lo divino, su vivencia vibrante, emocional. En las grandes ciudades se extiende la mentalidad t?pica de la Nueva Era, movimiento cultural inclasificable, conglomerado de actitudes espirituales que incluye desde una nueva concepci?n del hombre y su relaci?n con el cosmos hasta los viejos errores del gnosticismo y del ocultismo, m?s los aportes orientales con sus t?cnicas de meditaci?n, las artes adivinatorias, elementos de la magia, la brujer?a y el esoterismo. En grupos minoritarios circula el inter?s por remedos de revelaci?n siempre al alcance de la industria humana como el channeling o canalizaci?n y otros estados alterados de conciencia, el espiritismo y el recurso supersticioso a la comunicaci?n con los ?ngeles. La nueva religiosidad, como se la llam? hace algunas d?cadas, est? fuertemente marcada por el subjetivismo; la relaci?n con Dios se reduce a la experiencia de sentirse salvado, y esta se identifica, muchas veces, con el mero ?sentirse bien?. Se configura as? una religi?n vaga, que responde a una especie de fe inmanentista sin contenidos precisos; de all? la posibilidad de combinaciones sincr?ticas que incorporan elementos propios de la fe y de la espiritualidad cristiana.?
El problema teol?gico y pastoral de la religi?n
En la teolog?a cat?lica del siglo XX se han desarrollado interesantes discusiones acerca de la virtud de religi?n. Algunos autores han reprochado a la tradici?n escol?stica haber recluido estrechamente a la religi?n en el esquema aristot?lico de las virtudes cardinales, haciendo de ella una parte potencial de la justicia y asimil?ndola a las otras actitudes morales que dicen una relaci?n ad alterum. Se propuso entonces considerarla una virtud moral distinta de las cuatro cardinales, cuyos actos ser?an sobrenaturalizados por el influjo permanente de la virtudes teologales. No falt? quien hiciera de la religi?n una cuarta virtud teologal, muy cercana a la fe. La doctrina de Santo Tom?s revaloriza el car?cter humano de la religi?n como la actitud que corresponde a la creatura en relaci?n con el creador; en r?gimen cristiano, la religi?n se muestra como el lugar humano en que se asienta la fe cristiana, como el sitio espiritual en el que se conectan el orden de la creaci?n y el de la redenci?n. Es impensable un cristianismo sin religi?n, pero la religi?n debe ajustarse a la fe y expresar en sus manifestaciones la vida teologal de comuni?n con Dios. Se puede afirmar que esta virtud constituye el v?rtice de la moral cristiana. Santo Tom?s le atribuye la nobleza que corresponde a una virtud general, que ejerce su influjo sobre la conducta total del cristiano: impera los actos de todas las virtudes y las orienta a la glorificaci?n de Dios. Pero al mismo tiempo requiere el ejercicio de las dem?s virtudes morales, que tutelan el aut?ntico bien humano; mediante esa interacci?n puede cumplirse la vocaci?n del hombre a la adoraci?n de Dios, seg?n la exhortaci?n del Ap?stol: ofrecerse ustedes mismos como una v?ctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer (Rom. 12, 1).
Desde la perspectiva que acabo de exponer puede advertirse el significado de un deslizamiento de la piedad popular del catolicismo hacia las formas m?s gen?ricas y ambiguas de religiosidad popular, como tambi?n el de la mezcla de ambas realidades en expresiones que ponen a prueba la agudeza del discernimiento pastoral. Se?alo brevemente las posibles deficiencias que enturbian la autenticidad de la actitud religiosa y de las pr?cticas consiguientes; ellas pueden verificarse respectivamente en relaci?n a la fe y en relaci?n a la vida moral. El verdadero culto de Dios tiene por alma la fe; cuando esta no reluce con la nitidez que corresponde, las expresiones religiosas penetran en el cono de penumbra de la superstici?n. Este concepto no se reduce al caso de la idolatr?a; tambi?n designa el falso culto del Dios verdadero, o el de sus santos, especialmente cuando se desplaza la centralidad salv?fica de Jesucristo y la dimensi?n escatol?gica de la salvaci?n cristiana. En la medida en que las expresiones religiosas adquieren un matiz supersticioso, o caen groseramente en la superstici?n, se ensombrece la fe; la superstici?n es una caricatura o un suced?neo de la verdadera fe. En el ?mbito de la religiosidad popular se registra, con frecuencia, la mezcla de formas tradicionales de piedad cat?lica con el recurso a la astrolog?a, la vana observancia, la adivinaci?n y otras alteraciones pseudorreligiosas. El credere Deo del cristiano queda afectado cuando el sentimiento religioso no es orientado por los misterios de la fe sino por el gusto individual, la inclinaci?n a lo maravilloso, las revelaciones privadas y las apariciones dudosas. La religiosidad popular, y sus expresiones perif?ricas, en cuanto se constituye en pr?ctica alternativa del culto lit?rgico y de la vida sacramental, implica un menoscabo del credere Deum. La desviaci?n de las expresiones religiosas hacia la b?squeda preponderante y aun exclusiva del bienestar temporal y de favores materiales coarta objetivamente el dinamismo del credere in Deum por el cual la fe crece como entrega al Se?or y aspiraci?n a la santidad y a la vida eterna.
En relaci?n a la vida moral, puede observarse que, sobre todo por la falta de arraigo vital en la oraci?n lit?rgica, la piedad popular pierde identidad y fuerza y no solo se expone m?s f?cilmente a la contaminaci?n supersticiosa, sino que tambi?n se desglosa de la totalidad de la existencia cristiana para dar cabida a la incoherencia entre la fe y la conducta. Puede as? convertirse en un campo religioso-cultural ambiguo que cubre la decadencia moral. El subjetivismo religioso, inclinaci?n preponderante en nuestra ?poca, hace posible un tipo de vivencia espiritual compatible con el secularismo. Este reina en los criterios de vida de aquellas personas que practican formas sincr?ticas de religiosidad o de los bautizados que conservan vestigios de la piedad popular del catolicismo. Hay que reconocer que muchas personas que se consideran cat?licas tienen aletargada su conciencia de la relaci?n con Dios y viven sumergidos en el materialismo y hasta en el ate?smo pr?ctico. No han elaborado, a pesar de su participaci?n en algunas pr?cticas devocionales peri?dicas, su sentido de Dios; su fe es quiz? una lejana referencia te?rica a algunas verdades cat?licas, pero la falta de una experiencia vivida del Esp?ritu y de la gracia sacramental hace de su religiosidad la cobertura de una manera secularista de enfocar la vida.
Antes de trazar algunas orientaciones pastorales me permito deslizar una observaci?n general. Actualmente nadie desconoce el valor de la religiosidad popular. Estimo que en Am?rica Latina hemos superado aquellos planteos reticentes de origen franco-belga que se difundieron ampliamente a fines de los a?os cincuenta y a lo largo de la d?cada de los sesenta del siglo pasado y que gozaron de considerable aceptaci?n en el clero cat?lico. Sin embargo, me pregunto si nos hemos hecho cargo seriamente de la exhortaci?n de Pablo VI a orientar la piedad popular mediante una pedagog?a de evangelizaci?n. Ser?a penoso que despu?s de haber superado el error por defecto vayamos a caer ahora en el error por exceso. Si prevalece una inspiraci?n populista de la pastoral, se puede promover imprudentemente la devoci?n a algunos santos con criterio exitista y multiplicar los santuarios en los que se les rinde culto sin la debida iluminaci?n de la fe; asimismo, la divergencia entre religiosidad popular e inserci?n en la vida lit?rgica puede inducir la tentaci?n de superarla alentando la recepci?n ocasional de los sacramentos en situaciones irregulares y contrariando la disciplina de la Iglesia. Una especie de ?hegelianismo pastoral? invita a reconocer en ciertas devociones masivas, a veces suscitadas artificialmente, una manifestaci?n del Esp?ritu divino; este error de juicio, aun siendo desinteresado ?ojal? siempre lo sea, y no ideol?gico? puede hacer de la religi?n del pueblo, siquiera inadvertidamente, objeto de manipulaci?n.?
La formaci?n integral de los fieles
Para presentar algunas sugerencias pastorales asumo como referencia la descripci?n que los Hechos de los Ap?stoles nos ofrecen de la primera comunidad cristiana: los fieles perseveraban asiduamente en la ense?anza de los ap?stoles, en la comuni?n, en la fracci?n del pan y en las oraciones (Hech. 2, 42).
En la perspectiva de la nueva evangelizaci?n, la piedad popular es una riqueza de la tradici?n cat?lica que puede seguir representando un medio adecuado para la transmisi?n del cristianismo; para que este prop?sito se cumpla es preciso reconocer como condici?n la revitalizaci?n de la fe en su identidad y fervor y su arraigo en la cultura de los pueblos. La afirmaci?n de la fe, fundamento de la inteligencia cristiana y de su cosmovisi?n, proporciona una respuesta al problema de la verdad y a la b?squeda de sentido que angustian al hombre posmoderno. A la vez, la afirmaci?n de la fe es el fundamento objetivo de la experiencia cristiana, de una triple experiencia: experiencia de la gracia, que plasma la personalidad cristiana y acrecienta la santidad de la Iglesia en la vida lit?rgica y sacramental; en ella se manifiesta la dimensi?n sobrenatural del cristianismo; experiencia de la praxis cristiana, a saber, el ejercicio de la libertad como obediencia de amor a la voluntad de Dios y respuesta a su amor primero seg?n el doble precepto de la caridad; en la praxis cristiana son rescatados y cobran solidez y relieve los valores propios de la naturaleza humana; experiencia de la intimidad con Dios, de la relaci?n personal con el Dios Trino, sin pante?smos pseudom?sticos ni quietismos alienantes, verdadera coronaci?n de la aspiraci?n religiosa del hombre.
Esta propuesta evoca la estructura del Catecismo de la Iglesia Cat?lica, en la que se reflejan las dimensiones de la fe, de la vida cristiana y de la espiritualidad concebidas como una totalidad, m?s all? de cualquier posible reduccionismo. La profesi?n de fe tiene, indudablemente, una dimensi?n dogm?tica, doctrinal; ofrece el fundamento firme de la verdad. El cristianismo es, por cierto, una doctrina, aunque no se puede reducir exclusivamente a ella, a una teor?a, a un conjunto armonioso y coherente de ideas verdaderas. Pero es necesario, superando un cierto desprecio de lo nocional en el conocimiento de fe, reforzar la formaci?n de nuestros fieles en los contenidos de la fe, para que puedan distinguir lo que pertenece a la religi?n cat?lica y lo que no pertenece a ella, para que adquieran una serena seguridad en la fe que profesan y sepan dar raz?n de la esperanza que la acompa?a.
La fuente de la gracia es la liturgia sacramental como celebraci?n del misterio de Cristo; en ella es asumida toda la realidad simb?lica de lo humano y se la pone en contacto con la vida de Dios seg?n el misterio te?ndrico del Verbo hecho hombre. La piedad popular es otra expresi?n leg?tima del culto cristiano, pero no es homologable a la liturgia y no se debe oponer ni equiparar a ella. Aqu? conviene recordar que el cristianismo es una religi?n, pero no una mera pr?ctica de ritos religiosos.
Asimismo hay que decir que el cristianismo no es primeramente una moral, pero incluye sin duda una dimensi?n moral. Los criterios de vida que necesita el hombre desconcertado de nuestro tiempo, sus reclamos ?ticos muchas veces parcializados, fragmentarios, han de encontrar respuesta en el Dec?logo y en el Serm?n de la Monta?a. La ley de Dios muestra el camino para obtener la satisfacci?n de las leg?timas apetencias de justicia y rectitud que suelen expresarse de modo inconcreto en nuestra sociedad.
Por fin, hay que decir que el cristianismo no es primera o exclusivamente una m?stica, pero que ciertamente tambi?n lo es. Ense?ar a orar, introducir a los fieles en la intimidad del Dios viviente, proponer la genuina m?stica cat?lica, es parte fundamental de la misi?n de la Iglesia y grave incumbencia suya hoy d?a, cuando pululan tantas espiritualidades subalternas y descaminadas. Nuestras parroquias, por ejemplo, deber?an ser escuelas de oraci?n.
La afirmaci?n de la fe y la triple experiencia de la gracia, de la praxis cristiana y de la intimidad con Dios; la totalidad cat?lica expresada en la estructura cuatripartita del Catecismo, subrayan el car?cter sapiencial del cristianismo. El cristianismo que presenta la Iglesia en la nueva evangelizaci?n es una sabidur?a, el Evangelio del cual somos disc?pulos y maestros es una sabidur?a, el Cristo que predicamos, nuestro amor y nuestro gozo, es la sabidur?a: Ipse sapientia Christus.?
Religiosidad popular y Eucarist?a
A partir de las orientaciones conciliares (cf. Sacrosanctum Concilium, 12 s.) la Iglesia ha procurado que entre el culto lit?rgico y las pr?cticas de piedad del pueblo cristiano se establezca una mutua y fecunda relaci?n. El Directorio sobre piedad popular y liturgia ha encarado ampliamente ese problema. Ahora me ocupo del mismo desde un ?ngulo espec?fico: la escasa participaci?n eucar?stica y la deserci?n de la misa dominical de multitudes de fieles que expresan su fe con la pr?ctica m?s o menos frecuente de diversas formas de religiosidad popular. Este fen?meno es bastante com?n en toda Am?rica Latina. Nuestra Pontificia Comisi?n dedic? la Reuni?n Plenaria de 2005 a La misa dominical, centro de la vida cristiana. En la vig?simosexta de las recomendaciones pastorales publicadas como conclusi?n de aquella asamblea, se dec?a discretamente: Es necesario valorar la pr?ctica de tantos fieles que asisten a las grandes fiestas y peregrinaciones, y procurar que la Sagrada Eucarist?a ocupe en ellas un lugar central, as? como aprovechar dichas ocasiones para fomentar una mayor y m?s viva participaci?n en las misas dominicales. Por mi parte, me baso en lo que ocurre en el extremo sur del continente, pero considero que el fen?meno se verifica pr?cticamente, aunque en diverso grado, en todas las naciones latinoamericanas. Yo suelo proponer una definici?n extravagante de la Argentina. El m?o es un pa?s en el que los bautizados en la Iglesia Cat?lica no van a misa. No se trata de un defecto reciente provocado por la ola de secularizaci?n que nos ha sumergido, sino que tiene ra?ces muy antiguas. Una cuesti?n de m?ximo inter?s es la relativa al origen de esta situaci?n; las causas probablemente son m?ltiples, pero sugiero una hip?tesis a indagar: desde la primera evangelizaci?n no cobr? vigencia entre nosotros una cultura coral, una cultura lit?rgica, lo cual se manifiesta tambi?n en la dificultad de arraigo que encontraron siempre en nuestras tierras las experiencias de vida mon?stica. Lo cierto es que en la mentalidad religiosa del argentino no aparece reflejada la centralidad de la Eucarist?a y la vivencia del domingo; actualmente se lo ha tragado el fin de semana, el week-end, y cuando es largo, peor.
Lo que se?alo no es el incumplimiento de un precepto eclesi?stico, sino un vac?o cultural que se une en relaci?n causal con una percepci?n incorrecta de la realidad de la Iglesia. A causa de esta carencia, de este vac?o, de la deserci?n eucar?stica, la Iglesia no es entendida y vivida plenamente como ?mbito de una creaci?n integral y de una transmisi?n de cultura cristiana. Dicho en otros t?rminos: no funciona el v?nculo entre el culto y la cultura, o funciona de un modo imperfecto, parcial, limitado a peque?os sectores o a tiempos hist?ricos acotados; no se verifica como un fen?meno popular. Algunos momentos importantes de renovaci?n eclesial con proyecciones culturales significativas han estado se?alados por el redescubrimiento del valor operativo de la simbolog?a lit?rgica en orden a la configuraci?n de la personalidad cristiana. Esta constataci?n confirma el diagn?stico.
Sin una referencia neta e intensa a la liturgia como despliegue operativo, contemplativo y est?tico del orden sacramental, la piedad popular tiende a perder su identidad m?s propiamente cat?lica y a deslizarse al nivel de una religiosidad popular no exenta de ambig?edades. En este campo queda mucho por hacer: reforzar la catequesis lit?rgica de modo que los fieles puedan descubrir y vivir las celebraciones como aut?nticos momentos de vida religiosa; destacar la realidad sacrificial de la misa, para que no cedan a la seducci?n de plegarse a otros sacrificios, como los ofrecidos en los cultos umbanda o en ritos de impronta sat?nica; mostrarles c?mo todas las devociones deben conducir a Cristo, nuestro ?nico Salvador presente en la Eucarist?a, e inducirlos a la frecuente adoraci?n de ese inefable misterio. Podemos alegar que la ausencia de una cultura lit?rgica y eucar?stica ha sido y es llenada por la pr?ctica generalizada, en nuestro pueblo, de formas m?s o menos tradicionales de piedad popular. Pero me parece que este ser?a un magro y enga?oso consuelo.
El Directorio citado anteriormente establece que la liturgia y la piedad popular no deben sustituirse entre s?, ni mezclarse. No se favorece la arm?nica y fecunda relaci?n entre ambas realidades eclesiales cuando la liturgia menoscaba su dignidad ritual y se banaliza asumiendo la fenomenolog?a de lo cotidiano, cuando se torna un hecho de entrecasa; la celebraci?n eucar?stica ?sobre todo esta cumbre del culto cristiano? no puede asemejarse a un tumultoso encuentro pentecostal, a una funci?n de circo para ni?os o a una divertida sesi?n de adolescentes floggers. La fidelidad a las fuentes de la renovaci?n lit?rgica posconciliar reclama que se ayude a los fieles, mediante un adecuado itinerario mistag?gico, para que puedan incorporarse a las celebraciones y participar de ellas consciente, activa y fructuosamente (Sacrosanctum Concilium, 11).
Por otra parte, en Am?rica Latina existe una valiosa tradici?n de expresiones populares de la fe que deben ser rescatadas y fomentadas: procesiones, bendiciones, autos sacramentales, pesebres vivientes y teatralizaciones del Camino de la Cruz. Hay que cuidarse de no menospreciar la dimensi?n sensible, corporal, simb?lica de la espiritualidad cat?lica, precisamente cuando incluso algunas sectas adoptan varios de nuestros sacramentales.?
La pertenencia a la Iglesia
Uno de los valores de la piedad popular subrayado por la reflexi?n pastoral de los ?ltimos a?os es su espont?nea identificaci?n con la Iglesia. Es esta una constataci?n correcta; sin embargo, la deficiente vinculaci?n con la Eucarist?a y la misa dominical, en la medida en que se verifica realmente, menoscaba la conciencia eclesial del pueblo de Dios. La pr?ctica de las formas m?s difundidas de piedad popular es una manera de expresar la pertenencia cat?lica, pero hay que procurar que esos fieles lleguen a sentirse m?s plenamente unidos a la Iglesia, que la amen m?s y le brinden toda su confianza para aceptar y acoger sin reservas toda la verdad que ella nos transmite de parte del Se?or.
Muchas veces los miembros de la Iglesia no experimentan que efectivamente lo son. No se trata de encarecer el simple ?sentirse? miembros de ella con una percepci?n superficial; parece, no obstante, que en muchos casos esa pertenencia a la Iglesia es vivida de un modo muy d?bil y gen?rico. En realidad, podr?amos establecer c?rculos conc?ntricos que se?alen distintos grados de pertenecer, de experimentar y expresar esa pertenencia; grados que van desde la conciencia clara y el compromiso m?s cercano, hasta la marginalidad o la casi marginalidad. Sin embargo, corresponde a la esencia de la Iglesia que ella se represente y sea percibida como casa de todos, como morada y familia que acoge cordialmente a todos sus hijos, como madre que puede ocuparse sol?citamente de ellos. A este prop?sito hemos de reconocer como fundamental el testimonio de la unidad en el amor, la fraternidad del agape; en definitiva ese valor testimonial ser? el que permita a todos los miembros de la Iglesia, m?s cercanos a m?s lejanos, experimentar la maternidad de la Catholica. El prop?sito de hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comuni?n (Novo millennio ineunte, 43) se concreta en tareas precisas para fortalecer la vida comunitaria de las parroquias, que son la ?ltima localizaci?n de la Iglesia, para que puedan incorporar a esa misma vida a los que llegan ocasionalmente y a los bautizados que habitan en la respectiva jurisdicci?n, de manera que no se sientan necesitados de buscar otras pertenencias socio-religiosas, como por ejemplo la adhesi?n a las sectas y a sus caricaturas de la aut?ntica comunidad cristiana.
Una ?ltima indicaci?n. Ser? muy oportuno reflexionar sobre un dato en el que se refleja una de las caracter?sticas m?s notorias de la cultura vigente: la tendencia al individualismo que invade tambi?n la dimensi?n religiosa de la existencia. La cr?tica dirigida a la instituci?n eclesial por sectores determinados de la sociedad, de la que se hacen eco los medios de comunicaci?n para incentivarla, viene a reforzar una cierta problematicidad de la mediaci?n de la Iglesia en la relaci?n del hombre ?del cristiano? con Dios. La religiosidad en su impostaci?n moderna ?herencia protestante, de la Ilustraci?n y del romanticismo? y tambi?n en el contexto de atomizaci?n cultural propio de la posmodernidad, es reacia a la institucionalizaci?n de la experiencia de Dios. La experiencia religiosa libre no acepta ajustarse a moldes comunitarios; el protagonista es el yo solitario en busca de la divinidad y de la identificaci?n con ella. Estos sentimientos pueden colorear tambi?n el ?nimo de los fieles y disminuir en ellos el afecto de la comuni?n eclesial. La Iglesia no debe hablar demasiado de s? misma, pero s? mostrar, con el testimonio de la verdad y la vivencia de la caridad, la continuidad real de ella con Cristo, como Cuerpo misterioso suyo. Uno de los principales desaf?os que se impone a los pastores de la Iglesia en la nueva evangelizaci?n es recuperar para la plena y activa vida eclesial a una multitud de bautizados que por la gracia de la iniciaci?n cristiana est?n llamados a ser disc?pulos y misioneros de Jesucristo.?
Mons. H?ctor Aguer, arzobispo de La Plata?
ZENIT? nos?ofrece el discurso que el Santo Padre dirigi? a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, durante la Audiencia General, el mi?rcoles 6 de Abril de 2011, continuando el ciclo de Doctores de la Iglesia.
Queridos hermanos y hermanas,
hoy querr?a hablaros de santa Teresa de Lisieux, Teresa del Ni?o Jes?s y del Rostro Santo, que vivi? en este mundo s?lo 24 a?os, a finales del s.XIX, llevando una vida muy sencilla y oculta, pero que despu?s de su muerte y de la publicaci?n de sus escritos, se convirti? en una de las santas m?s conocidas y amadas. La ?peque?a Teresa? no ha dejado de ayudar a las almas m?s sencillas, los peque?os, los pobres, los que sufren, y que le rezan, pero tambi?n ha iluminado toda la Iglesia, con su profunda doctrina espiritual, hasta tal punto que el Venerable Juan Pablo II, en 1997, quiso darle el t?tulo de Doctora de la Iglesia, a?adi?ndolo el t?tulo de Patrona de las Misiones, que ya le otorg? P?o XI en 1939. Mi amado Predecesor la defini? como ?experta de la scientia amoris" (Novo Millennio ineunte, 27). Esta ciencia, que ve resplandecer en el amor toda la verdad de la fe, Teresa la expresa principalmente en el relato de su vida, publicado un a?o despu?s de su muerte bajo el t?tulo de Historia de un alma. Es un libro que tuvo enseguida un enorme ?xito, fue traducido a muchas lenguas y difundido en todo el mundo. Quisiera invitaros a redescubrir este peque?o-gran tesoro, ?este luminoso comentario del Evangelio plenamente vivido! Historia de un alma, de hecho, ?es una maravillosa historia de Amor, relatada con tal autenticidad, sencillez y frescura ante la que el lector no puede sino quedar fascinado!. Sin embargo, ?cu?l es este Amor que ha colmado toda la vida de Teresa, desde la infancia hasta su muerte? Queridos amigos, este Amor tiene un Rostro, tiene un Nombre, ?es Jes?s!. La santa habla continuamente de Jes?s. Recorramos, entonces, las grandes etapas de su vida, para entrar en el coraz?n de su doctrina.
Teresa naci? el 2 de enero de 1873 en Alen?on, un ciudad de Normand?a, en Francia. Era la ?ltima hija de Luis y Celia Martin, esposos y padres ejemplares, beatificados los dos el 19 de octubre de 2008. Tuvieron nueve hijos, de estos cuatro murieron en edad temprana. Quedaron cinco hijas, que se hicieron religiosas todas. Teresa, a los 4 a?os, qued? profundamente afectada por la muerte de su madre (Ms A, 13r). El padre junto a las hijas, se traslad? entonces a la ciudad de Lisieux, donde se desarroll? toda la vida de la santa. M?s tarde Teresa, sufriendo una enfermedad nerviosa grave, se cur? gracias a una gracia divina, que ella misma defini? como ?la sonrisa de la Virgen? (ibid., 29v-30v). Recibi? la Primera Comuni?n, vivida intensamente (ibid., 35r), y puso a Jes?s Eucarist?a en el centro de su existencia.
La ?Gracia de la Navidad? del 1886 marc? el punto de inflexi?n, lo que ella llam? su ?completa conversi?n? (ibid., 44v-45r). De hecho, se cur? totalmente de su hipersensibilidad infantil e inici? una ?carrera de gigante?. A la edad de 14 a?os, Teresa se acerc? cada vez m?s, con gran fe, a Jes?s Crucificado, y se tom? muy en serio el caso, aparentemente desesperado, de un criminal condenado a muerte e impenitente (ibid., 45v-46v). ?Quer?a a toda costa impedirle que fuese al infierno?, escribi? la Santa, con la certeza de que su oraci?n lo habr?a puesto en contacto con la Sangre redentora de Jes?s. Es su primera y fundamental experiencia de maternidad espiritual: ?Tanta confianza ten?a en la Misericordia Infinita de Jes?s?, escribi?. Con Mar?a Sant?sima, la joven Teresa ama, cree y espera con ?un coraz?n de madre? (cfr PR 6/10r).
En noviembre de 1887, Teresa va de peregrinaci?n a Roma junto a su padre y a su hermana Celina (ibid., 55v-67r). Para ella, el momento culminante es la Audiencia del Papa Le?n XIII, al que pide el permiso de entrar, con apenas 15 a?os, en el Carmelo de Lisieux. Un a?o despu?s, su deseo se realiz?: se hace carmelita, ?para salvar las almas y rezar por los sacerdotes? (ibid., 69v). Al mismo tiempo, comienza la dolorosa y humillante enfermedad mental de su padre. Es un gran sufrimiento que conduce a Teresa a la contemplaci?n del Rostro de Jes?s en su Pasi?n (ibid., 71rv).
De esta manera, Su nombre de religiosa -sor Teresa del Ni?o Jes?s y del Rostro Santo- expresa el programa de toda su vida, en la comuni?n con los Misterios centrales de la Encarnaci?n y de la Redenci?n. Su profesi?n religiosa, en la fiesta de la Natividad de Mar?a, el 8 de septiembre de 1890, es para ella un verdadero matrimonio espiritual en la ?peque?ez? del Evangelio, caracterizada por el s?mbolo de la flor: ??Qu? bella fiesta la Natividad de Mar?a para convertirme en la esposa de Jes?s!? -escribe-. Era la peque?a Virgen Santa de un d?a, que presentaba su peque?a flor al peque?o Jes?s (ibid., 77r). Para Teresa, ser religiosa significa ser esposa de Jes?s y madre de las almas (cfr Ms B, 2v). El mismo d?a, la santa escribi? una oraci?n que indica la orientaci?n de su vida: pide al Jes?s el don de su Amor infinito, de ser la m?s peque?a, y sobre todo pide la salvaci?n de todos los hombres: ?Que ning?n alma se condene hoy? (Pr 2). De gran importancia es su Oferta al Amor Misericordioso, hecha en la fiesta de la Sant?sima Trinidad de 1985 (Ms A, 83v-84r; Pr 6): una ofrenda que Teresa comparte enseguida con sus hermanas siendo ya vicemaestra de novicias.
Diez a?os despu?s de la ?Gracia de Navidad?, en 1896, llega la ?Gracia de Pascua?, que abre el ?ltimo periodo de la vida de Teresa, con el inicio de su pasi?n profundamente unida a la Pasi?n de Jes?s; se trata de la Pasi?n del cuerpo, con la enfermedad que la condujo a la muerte a trav?s de grandes sufrimientos, pero sobre todo se trata de la pasi?n del alma, con una muy dolorosa prueba de la fe (Ms C, 4v-7v). Con Mar?a al lado de la Cruz de Jes?s, Teresa vive ahora la fe m?s heroica, como luz en las tinieblas que le invaden el alma. La Carmelita tiene la conciencia de vivir esta gran prueba para la salvaci?n de todos los ateos del mundo moderno, llamados por ella ?hermanos?. Vivi?, entonces, m?s intensamente el amor fraterno (8r-33v): hacia las hermanas de su comunidad , hacia sus dos hermanos espirituales misioneros, hacia los sacerdotes y todos los hombres, especialmente los m?s alejados. ?Se convierte en una ?hermana universal?!. Su caridad amable y sonriente es la expresi?n de la alegr?a profunda cuyo secreto nos revela: ?Jes?s, mi alegr?a es amarte a Ti? (P 45/7). En este contexto de sufrimiento, viviendo el m?s grande amor en las m?s peque?as cosas de la vida cotidiana, la santa lleva a su total cumplimiento, su vocaci?n de ser el Amor en el Coraz?n de la Iglesia (cfr Ms B, 3v).
Teresa muri? la noche del 30 de septiembre de 1897, pronunciando las sencillas palabras: ?Dios m?o, os amo!?, mirando el crucifijo que apretaba con sus manos. Estas ?ltimas palabras de la santa son la clave de toda su doctrina, de su interpretaci?n del Evangelio. El acto de amor, expresado en su ?ltimo aliento, era como la respiraci?n continua de su alma, como los latidos de su coraz?n. Las sencillas palabras: Jes?s, te amo? son el centro de todos sus escritos. El acto de amor a Jes?s la introduce en la Sant?sima Trinidad. Ella escribi?: ?Ah, t? lo sabes, Divino Jes?s, Te amo,/ El esp?ritu de Amor me inflama con su fuego, /Y am?ndote a Ti, me atraigo al Padre? (P 17/2).
Queridos amigos, tambi?n nosotros con santa Teresa del Ni?o Jes?s, debemos poder repetir cada d?a al Se?or, que queremos vivir de amor a ?l y a los dem?s, aprender en la escuela de los santos a amar de una forma aut?ntica y total. Teresa es uno de los ?peque?os? del Evangelio que se dejan llevar por Dios en la profundidad de su Misterio. Una gu?a para todos, sobre todo para los que, en el Pueblo de Dios, desarrollan el ministerio de te?logos. Con la humildad y la caridad, la fe y la esperanza, Teresa entra continuamente en el coraz?n de las Sagradas Escrituras que contiene el Misterio de Cristo. Y esta lectura de la Biblia, nutrida por la ciencia del amor, no se opone a la ciencia acad?mica. La ciencia de los santos, de hecho, de la que ella habla en la ?ltima p?gina de Historia de un alma, es la ciencia m?s alta: ?Todos los santos la han entendido y en particular, quiz?s, aquellos que llenaron el universo con la irradiaci?n de la doctrina evang?lica. ?No es quiz?s, por la oraci?n que los Santos Pablo, Agust?n, Juan de la Cruz, Tom?s de Aquino, Francisco, Domingo y tantos otros ilustre Amigos de Dios obtuvieron esta ciencia divina que fascina a los genios m?s grandes?? (Ms C, 36r). Inseparable del Evangelio, la Eucarist?a es para Teresa el Sacramento del Amor Divino que desciende hasta el extremo para levantarnos hasta ?l. En su ?ltima Carta, la Santa escribe estas sencillas palabras sobre la imagen que representa Jes?s Ni?o en la Hostia consagrada: ??No puedo temer a un Dios que por m? se ha hecho tan peque?o! (?) ?Yo lo amo! ?De hecho, ?l no es m?s que Amor y Misericordia!?(LT 266).
En el Evangelio, Teresa descubre sobre todo la Misericordia de Jes?s, hasta el punto de afirmar: ???l me ha dado su Misericordia infinita, a trav?s de esta contemplo y adoro las dem?s perfecciones divinas! (?) Y entonces todas me parecen radiantes de amor, la Justicia misma (y quiz?s mucho m?s que cualquier otra), me parece revestida de amor?(Ms A, 84r). As? se expresa tambi?n en las ?ltimas l?neas de la Historia de un alma: ?Apenas hojeo el Santo Evangelio, enseguida respiro el perfume de la vida de Jes?s y s? hacia donde correr... No es al primer lugar, sino al ?ltimo al que me dirijo... S? lo siento, incluso si tuviese sobre la conciencia todos los pecados que se pueden cometer, ir?a con el coraz?n destrozado por el arrepentimiento, a lanzarme en los brazos de Jes?s, porque s? cuanto ama al hijo pr?digo que vuelve a ?l? (Ms C, 36v-37r). ?Confianza y Amor? son por tanto el punto final del relato de su vida, dos palabras que como faros, han iluminado todo su camino de santidad, para poder guiar a otros sobre su mismo ?peque?o camino de confianza y amor?, de la infancia espiritual (cf Ms C, 2v-3r; LT 226). Confianza como la del ni?o que se abandona en las manos de Dios, inseparable por el compromiso fuerte, radical del verdadero amor, que es el don total de s? mismo, para siempre, como dice la santa contemplando a Mar?a: ?Amar es dar todo, y darse a s? mismo? (Perch? ti amo, o Maria, P 54/22). As? teresa nos indica a todos nosotros que la vida cristiana consiste en vivir plenamente la gracia del Bautismo en el don total de s? al Amor del Padre, para vivir como Cristo, en el fuego del Esp?ritu Santo, Su mismo amor por los dem?s.
[En espa?ol dijo:]
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua espa?ola, en particular a los de las di?cesis de Alcal? de Henares y Plasencia, al grupo de Religiosas Siervas de Mar?a, que celebran el cincuenta aniversario de su consagraci?n religiosa, as? como a los dem?s fieles provenientes de Espa?a, Argentina, M?xico y otros pa?ses latinoamericanos. A ejemplo de santa Teresita del Ni?o Jes?s, invito a todos a descubrir en la lectura orante de la Biblia, en participaci?n fructuosa en la Eucarist?a y en la contemplaci?n del Crucificado la ciencia del amor misericordioso que impregna el misterio de Cristo. Muchas gracias.
[Llamamiento final]
Contin?o siguiendo con gran aprensi?n los dram?ticos acontecimientos que las queridas poblaciones de Costa de Marfil y de Libia est?n viviendo en estos d?as. Auguro, adem?s, que el cardenal Turkson, a quien hab?a encargado que se dirigiese a Costa de Marfil para manifestar mi solidaridad, pueda entrar pronto en el pa?s. Rezo por las v?ctimas y por todos aquellos que est?n sufriendo. ?La violencia y el odio son siempre una derrota! Por esto dirijo un nuevo y encarecido llamamiento a todas las partes en causa, para que se ponga en marcha la obra de pacificaci?n y de di?logo y se eviten ulteriores derramamientos de sangre.
[Traducci?n del original italiano por Carmen ?lvarez
?Libreria Editrice Vaticana]
Homil?a de monse?or. Hugo Nicol?s Barbaro, obispo de San Roque de Presidencia Roque S?enz Pe?a para la Solemnidad de la Anunciaci?n de la Virgen (25 de marzo de 2011). (AICA)
SOLEMNIDAD DE LA ANUNCIACI?N DE LA VIRGEN???????????????
Celebramos con gran cari?o esta Solemnidad de la Anunciaci?n de la Sant?sima Virgen. La mirada se vuelca con agradecimiento a Dios Nuestro Se?or por aquella intervenci?n divina que marc? un hito fundamental en la historia de la humanidad: Dios que asumi? en ese momento nuestra naturaleza humana en las entra?as pur?simas de la Santa Mar?a Virgen. El Creador de todas las cosas, Infinito, Omnipotente, se acerc? de un modo sorprendente a nosotros; sin dejar de ser Dios se hizo Hombre para arrancarnos de una vida sujeta a la debilidad y al mal, sin otras perspectivas que lo que puede darnos lo de ac? abajo. Se hizo Hombre para morir por nosotros, de manera que podamos vivir una vida en Dios, una vida con Dios, la propia de hijos del Se?or del Cielo y de la tierra. No somos una pieza m?s en la Creaci?n; hemos sido hechos a imagen y semejanza de Dios, nos ama infinitamente a cada uno, nos llama a una vida santa, a una vida purificada y distinta, empapada del Bien Infinito que es Dios, y nos invita a caminar decididamente hacia nuestro destino eterno en el Cielo.
Nuestra mirada su vuelca con especial agradecimiento en esta Solemnidad a la m?s santa de las criaturas, la Sant?sima Virgen Mar?a. Ella fue preparada por Dios para un papel ?nico en la Historia: ser Madre de Dios hecho Hombre. No conoci? el pecado, jam?s cedi? m?nimamente al mal, y en su alt?sima intimidad con Dios hab?a asumido el prop?sito de guardar perpetuamente su virginidad, opci?n extra?a en una chica de su ?poca y m?s a?n en una descendiente? del Rey David, de cuya familia nacer?a el Redentor. Muchos Padres de la Iglesia y otros Santos, leyendo los Evangelios, consideran que San Jos? fue llamado a compartir y proteger esa llamada de la Virgen Sant?sima.
Una llamada de la envergadura de la Encarnaci?n del Hijo de Dios exigi? un emisario muy especial: el Arc?ngel San Gabriel. Los vers?culos del Evangelio que acabamos de o?r son de una especial belleza y de mucho contenido (cfr. Lc 1, 26-38); nos transmiten con especial fuerza la profunda y maravillosa actitud de sujeci?n a Dios de la Sant?sima Virgen, su disponibilidad y entrega a los planes del Creador. Pregunta lo que no entiende, y su reacci?n es clara y r?pida: Ella es la Esclava del Se?or, ?que se haga en mi seg?n tu Palabra? (Lc 1,38).?? Desde ese momento, sin intervenci?n de var?n, comienza a desarrollarse dentro suyo una Vida nueva, la del Hijo de Dios; una Persona distinta a la suya, la Persona Divina de Jesucristo que viene a salvarnos, a abrirnos el camino del Cielo. Una vez m?s Dios nos pone ante realidades que exceden nuestra experiencia.
Le toca a Ella, con la ayuda de San Jos?, proteger esa Vida, hacerla crecer, custodiarla, dar todo lo suyo por ese Ser tan especial que tiene dentro. Esa Vida, como toda vida, era un don de Dios: Ella, tampoco San Jos?, era merecedora ni due?a del regalo inmenso que ten?a en sus entra?as, no pod?a disponer de ?l, solo agradecerlo y cuidarlo, colaborar a su crecimiento.
Toda vida humana procede y es propiedad de Dios, no solo porque fuimos creados por ?l al principio de la Creaci?n, sino porque en la g?nesis de cada uno hubo una especial intervenci?n del Creador. En el caso de la multiplicaci?n de las plantas o de los animales, hay una virtualidad en la propia naturaleza que conforme a unas reglas da lugar a nuevas plantas o a nuevos animales de la misma especie. En el caso de los seres humanos, Dios cuenta con lo biol?gico porque tenemos cuerpo, pero la materia que los padres aportan no tiene capacidad de dar lugar a un esp?ritu que entiende y ama, propiedades espec?ficas del ser humano que son de otro orden, exceden a las operaciones propias de la materia que aportan los padres. Cada vida humana exige entonces una especial intervenci?n de Dios que aporta lo propio de una existencia humana: el alma, principio de vida que trasciende la materia; ni podemos traerla a la existencia ni la podemos destruir.
Una simple observaci?n nos hace entender que en el caso de las plantas o de los animales estamos frente a simples fen?menos reproductivos; pero cualquier madre o cualquier padre, por m?s sencilla que sea su cultura, advierte que el hijo que se anuncia es en cierto modo un misterio, que en esa vida hay algo que no han aportado ellos, que no se da por divisi?n celular; se anuncia la gestaci?n de una criatura que lleva en potencia la capacidad de entender y amar; ellos no pueden transmitir esas potencialidades propias de la naturaleza espiritual de Dios. La reacci?n natural de quienes reciben la noticia de que ser?n padres es la del respeto, la admiraci?n hacia esa vida que viene.
Toda madre, todo padre, sabe que ese regalo que se anuncia no es una planta o un animal; saben que desde el primer momento de la concepci?n se est? desarrollando un hijo, una hija que les ha sido dado; un ser que ya es humano, que exige cuidado, cari?o y protecci?n, quiz?s m?s que el que necesitar? cuando tenga ya un mes o un a?o de vida. ?C?mo proteger?an la Sant?sima Virgen y San Jos? esa Vida de Dios? ?C?mo manifestar?an amor a ese misterio tan maravilloso?
No quiero prolongarme hablando del contexto de amor que exige el comienzo de la vida humana: amor de los padres, amor a ese fruto que se custodia y se ayuda a crecer.
La Virgen Sant?sima no era due?a de esa Vida. Ninguna madre, ning?n padre es due?o de esa vida distinta a la de ellos y que se les pide amar, custodiar. Lamentablemente vivimos en un contexto cultural en el que se ha ofuscado el entendimiento de muchas personas; la capacidad de colaborar en la transmisi?n de la vida ha sido reducida a un juego gratificante y ego?sta, a pautas reproductivas propias del reino meramente animal; se olvidaron que las vidas humanas reclaman un contexto de amor, de entrega, y por tanto una actitud sincera de maternidad y paternidad que defiende con decisi?n el don que se les concede para amar y custodiar.
Las pautas culturales que desprecian la vida humana suponen una fuerte degradaci?n. Somos testigos de historias tristes, en las que la irresponsabilidad inmadura de quienes destruyen la vida humana o aconsejan destruirla, no solo lleva a pecados abominables a los ojos de Dios; esas madres y esos padres no podr?n arrancar jam?s de sus vidas una herida profunda de remordimiento y de tristeza, con consecuencias psicol?gicas muy graves en especial en las madres. Muchas, quiz?s por desesperaci?n, han permitido que se destruya esa vida incipiente que llevaban dentro. Podr?n tranquilizar moment?neamente sus conciencias ?como con un anest?sico- con los argumentos materialistas faltos de verdad y de humanidad que algunos repiten, pero no dejar?n de aflorar en su interior esos remordimientos y esa tristeza: son la voz de la propia naturaleza que reclama desde lo m?s profundo del alma por la vida de ese hijo que se elimin?.
Con gran coraz?n y comprensi?n, en su Enc?clica Evangelium Vitae (n. 99), el futuro Beato Juan Pablo II se refer?a a estas madres diciendo: Es verdad que lo sucedido fue y sigue siendo profundamente injusto. Sin embargo no os dej?is vencer por el des?nimo y no perd?is la esperanza. Antes bien, comprended lo ocurrido e interpretadlo en su verdad. Si a?n no lo hab?is hecho, abr?os con humildad y confianza al arrepentimiento: el Padre de toda Misericordia os espera para ofreceros su perd?n y su paz en el Sacramento de la Reconciliaci?n. Os dar?is cuenta de que nada est? perdido y pod?is pedir perd?n tambi?n a vuestro hijo que? ahora vive en el Se?or. Con la ayuda del consejo y la cercan?a de personas amigas y competentes podr?is estar con vuestro doloroso testimonio entre los defensores m?s elocuentes del derecho de todos a la vida. Por medio de vuestro compromiso por la vida, coronado posiblemente con el nacimiento de nuevas criaturas y expresado con la acogida y la atenci?n hacia quien est? m?s necesitado de cercan?a, ser?is art?fices de un nuevo modo de mirar la vida del hombre.
La primera Lectura nos muestra a un Rey, Ajaz (cfr. Is 7,10-14 y 8,10), que se cierra al misterio, no le interesa, pero Dios se lo manifiesta igual: una virgen dar? a luz un hijo. Nos toca vivir en un mundo en el que el hombre quiere dominarlo todo, ser autosuficiente, se?alar cu?les son las reglas de juego. Pero existe una naturaleza y una vida que no nos hemos dado a nosotros mismos, que tiene unas reglas sin las cuales no nos es posible ser felices ni alcanzar la plenitud. La realidad no acaba donde llega nuestra experiencia o en lo que se?alan nuestros gustos ego?stas; la realidad nos excede, y ese horizonte m?s amplio abarca lo sobrenatural, a Dios sosteniendo el don inviolable de la vida de los hombres, queriendo arrancar el mal de nuestros corazones, buscando nuestra salvaci?n eterna.
Una sociedad que destruye la vida es una sociedad muy enferma. Vamos a implorar al Se?or en este d?a de modo muy particular a trav?s de la Sant?sima Virgen Mar?a, que cure las mentes y los corazones de tantas mujeres y de tantos hombres para que se supere esta grave corrupci?n que atenta contra la vida: la del a?n no nacido,? la del reci?n nacido, la del ni?o, la del enfermo, la del anciano que necesita amor y protecci?n y tantas veces se busca ego?stamente que no moleste y el modo de destruirlo. Una sociedad que pierde el amor a la vida ha ca?do en un abismo terrible, se autodestruye.
No estamos rogando a Dios por ?un asunto meramente religioso. El respeto a la vida, a la naturaleza, no es un tema religioso, es un tema humano, como es humano el respeto a la libertad, a la dignidad de la mujer, a las diversas razas, etc. El Se?or nos pide ser luz del mundo para intentar que tantas mujeres y tantos hombres recuperen la raz?n perdida, fuertemente oscurecida, y que purifiquen su coraz?n ego?sta e incapaz de amar. Nos pide ser la sal de la tierra para preservar al mundo de tan grave corrupci?n; tenemos que ayudar a superar esa visi?n tan limitada, biol?gica de la vida; somos capaces de un orden de vida m?s elevado, estamos llamados a mucho m?s.
Tenemos que rezar mucho m?s por la conversi?n de tantos corazones; nuestra oraci?n tiene que arrancar milagros de Dios en este a?o dedicado en nuestro pa?s a la vida. Podemos hacer tambi?n mucho m?s: que cada uno procure una s?lida formaci?n en temas de la vida, investigando, estudiando, interes?ndose por lo que dicen tantos Documentos de la Iglesia; necesitamos afianzar principios s?lidos con ?nimo de ser voz que se alza para defender a la humanidad del flagelo que la azota, no podemos quedarnos indiferentes. Tenemos la importante responsabilidad de llevar la verdad y el bien a los dem?s, no solo por nuestra condici?n de cristianos, sino porque somos ciudadanos de este mundo.
Queremos ser eco de la voz de esos ni?os que no han podido defenderse, de todos los que son v?ctima de la avalancha que vivimos en contra de la vida. Que la Virgen Sant?sima, feliz con el don esa Vida recibida en su interior, nos consiga a cada uno y a toda la sociedad un amor m?s profundo y una actitud de respeto delicad?simo por el gran don de la vida que ostentamos. As? sea.??
Mons. Hugo Nicol?s Barbaro, obispo de San Roque de Presidencia Roque S?enz Pe?a?
Saludo al Papa Benedicto XVI pronunciado por el Cardenal Raymundo Damasceno Assis, Arzobispo de Aparecida, Presidente del CELAM, recibido en audiencia con la Presidencia del CELAM el 31 de marzo de 2011.?
Saludo al Santo Padre Benedicto XVI
del Cardenal Dom Raymundo Damasceno Assis, Presidente del CELAM
Vaticano, marzo 31, 2011?
Muy querido Santo Padre,?
Agradecemos enormemente? y es una alegr?a muy especial poder encontrarnos como Presidencia del CELAM con Ud. ahora que concluimos nuestro cuatrienio que asumimos por encargo de nuestros hermanos Cardenales, Arzobispos y Obispos de Am?rica Latina y del Caribe en julio del a?o 2007, inmediatamente despu?s de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida, Brasil (mayo 2007).
?Ud. tuvo a bien convocar, inaugurar? y? enriquecer con su presencia y palabra esa Conferencia realizada junto al Santuario de N. Sra. Aparecida, que nos fueron muy orientadoras en el trabajo all? ?realizado y, posteriormente, en el despliegue de la Misi?n Continental que ha sido el proyecto central del encargo recibido.
?Sus palabras en la entrevista publicada en el libro ?Luz del Mundo? son una confirmaci?n de esta l?nea central: ??Cuando pienso en Brasil, en lo que surgi? all? en el encuentro con los Obispos! Iniciamos una Misi?n Continental que ahora determina realmente los programas de las di?cesis?. Por doquier se sent?a (all?) la consciencia? de que la Iglesia Cat?lica vive y se encuentra vigorosa.? (p.140).
?Efectivamente, este ha sido el encargo central y orientador que ha movido al CELAM en este cuatrienio y que a?n est? lejos de agotarse para alcanzar su objetivo pleno: conmover ?y educar a la Iglesia de nuestra regi?n hacia una consciencia m?s discipular y misionera ?que, en Cristo, lleve a nuestros pueblos a una vida m?s plena y verdadera, m?s justa y fraterna. Una Iglesia de disc?pulos y permanentemente en misi?n. Gracias por esta reciente referencia en la mencionada entrevista, entre otras muchas sobre ?la V Conferencia y la Misi?n Continental.
?No s?lo esto. En su magisterio universal ordinario Ud. ha aportado a la orientaci?n y realizaci?n de esta Misi?n Continental con important?simas contribuciones a la profundidad y enraizamiento de la din?mica central este esfuerzo continental en nuestra situaci?n hist?rica concreta.? S?lo quisiera mencionar algunos de estas especiales contribuciones.
?La proclamaci?n del A?o Sacerdotal sirvi? mucho para abrir la vida de los ministros de Iglesia a la experiencia de la Conferencia de Aparecida y renovar, con nueva lucidez y compromiso, su propio seguimiento al Se?or y orientar su servicio en una direcci?n m?s misionera. Tambi?n ayud? a todos a superar el agresivo ambiente contra la Iglesia provocado por los esc?ndalos de abusos de menores.
?Sus orientaciones en Caritas in Veritate (2009) han sido muy oportunas para ahondar? el ministerio pastoral por ?una? vida plena? en Jesucristo de nuestros pueblos tan necesitados y siempre dram?ticamente presentes en esos rostros de quienes sufren la pobreza por falta de mayor acompa?amiento solidario y hasta? de exclusi?n social (DA 65).
?Su Exhortaci?n Apost?lica Verbum Domini (2010) ha sido un gran impulso a algo que en la Conferencia de Aparecida y en la Misi?n Continental (DA 247-249) ha sido central y ciertamente un punto ya probado y arquim?dico de su din?mica: la lectio divina o lectura orante de la Escritura, como lugar privilegiado de un encuentro vivo con el Se?or. Sus reflexiones han sido muy orientadoras y fortalecedoras del esfuerzo de nuestras Iglesias que est?n en buen camino y que nuestro Centro de Pastoral B?blica ha extendido con mucha fecundidad.
?Al crear ahora un organismo de la Curia Romana para la Nueva Evangelizaci?n, Ud. retoma para la Iglesia Universal un encargo ministerial? que el venerable Juan Pablo II hab?a anunciado para la Iglesia de Latinoam?rica y El Caribe en el tiempo previo a la celebraci?n en 1992 de los 500 a?os de la primera evangelizaci?n de nuestro Continente y de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. La expresi?n ?nueva evangelizaci?n? y sus amplios contenidos son materias muy familiares en nuestras Iglesias y que con el impulso de la Misi?n Continental est? adquiriendo una dimensi?n de responsabilidad misionera m?s clara y decidida. Con gusto podr?amos colaborar m?s de cerca en este proyecto y servicio.
?Estamos aqu? ante Ud. con un gran esp?ritu filial? para expresarle los esfuerzos que desde el CELAM hemos impulsado hacia nuestras Iglesias y c?mo hemos recogido sus m?ltiples empujes personales en ellas. A mediados del mes de mayo pr?ximo tendremos una Asamblea Ordinaria del CELAM para elegir la nueva directiva episcopal que seguir? llevando adelante este servicio especial y ?nico de solidaridad episcopal a la comuni?n y misi?n de la Iglesia. Sin duda que sus orientaciones seguir?n encontrando en nuestra regi?n un o?do atento y una voluntad dispuesta a su realizaci?n. Para nosotros ser?a un inmenso regalo cualquiera orientaci?n de su parte que pueda hacernos llegar a la Asamblea sea personalmente por ?un saludo suyo o sea en palabras del Cardenal Marc Ouellet que estar? en su inauguraci?n.
?Con mucha humildad imploramos ahora su bendici?n apost?lica sobre nuestras Iglesias latinoamericanas y caribe?as,? sobre nosotros y sobre todo el personal del CELAM y de sus familias. Muchas gracias.?
?+ Raymundo Damasceno Assis
Cardenal Arzobispo de Aparecida, Brasil
Presidente del CELAM?
?Roma, 31 de marzo 2011
Lectio divina para el s?bado de la segunda semana de Pascua 2011 ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:?????????????Juan 6, 16‑21?
Al oscurecer, los disc?pulos de Jes?s bajaron al lago, embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarna?n. Era ya noche cerrada, y todav?a Jes?s no los hab?a alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Hab?an remado unos cinco o seis kil?metros, cuando vieron a Jes?s que se acercaba a la barca, caminando sobre el lago, y se asustaron. Pero ?l les dijo: ?Soy yo, no tem?is.?
?Quer?an recogerlo a bordo, pero la barca toc? tierra en seguida, en el sitio a donde iban.
MEDITACI?N:??????????????No tem?is?
??????????? Cu?ntas veces ha resonado esta frase en tus labios. Muchas veces, much?simas, tratamos de disimularlo, pero somos unos seres tremendamente vulnerables y cargados de miedos. Y unas veces lo podemos manifestar con nuestro retraimiento y, otras, al contrario, con nuestra agresividad y una imposici?n que quiere ocultar nuestra vulnerabilidad.
??????????? Creo que es muy bueno que los evangelistas no se empe?asen en esconder todos esos miedos y poner de manifiesto todos los sentimientos que fueron aflorando en su vida. No eras superhombres, ni la cercan?a de Jes?s les libr? de sus sentimientos naturales, porque as? somos todos, as? somos nosotros. Y a esa realidad nuestra te acercas t? como apoyo, fuerza, seguridad. Y qu? importante es, al menos para m?, saber que lejos de tener que apoyarme en mi fuerza tambaleante, o en mi fuerza f?sica, para imponerme a los acontecimientos, me puedo apoyar en la fuerza del amor.
??????????? Es ?sa fuerza la que te permiti? pasar por encima de la muerte. Es la fuerza que te permiti? dar la vida. Es la fuerza que hizo posible que unos hombres cargados de miedos dieran testimonio de ti poniendo en juego su vida con alegr?a, y gritasen que hab?a que obedecer a Dios antes que a los hombres. Es tu palabra y tu presencia, eres t?, quien en medio de mis incertidumbres me estimula en el camino de la vida para seguir poniendo en juego lo mejor de m?. Gracias por estar siempre ah?, Se?or, ayud?ndome a navegar en las aguas, serenas unas veces e inquietantes otras, de la vida.
ORACI?N:?????????????Ven conmigo?
??????????? S? que no hace falta que te lo diga, pero necesito hacerlo, Se?or. Ven conmigo porque son muchos mis miedos, aunque trate de ocultarlos o ni siquiera los descubra.
??????????? Ven conmigo, Se?or. S? t? la luz en la oscuridad de mis noches.
??????????? Se?or, ven conmigo, acomp??ame en? la traves?a del mar de mi vida y, puesto que yo no s? muchas veces como hacerlo, cond?ceme y que me deje conducir, hasta la otra orilla.
CONTEMPLACI?N:??????????????Navegas conmigo?
Muchos son los momentos
en que siento la soledad
de mis noches,
la incertidumbre en el peregrinar
de mi camino,
la inseguridad que tambalea
los pies de mi coraz?n.
Y yo s? que vienes,
que navegas conmigo
en esta traves?a insegura
e incierta del mar de mi vida.
Por eso necesito escuchar tu palabra,
sentir el susurro de tu brisa,
que me repite con tono firme y amoroso:
?No temas, estoy contigo?.
Texto del micro radial de monse?or Jos? Mar?a Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, emitido por LT 9 (2 de abril de 2011). (AICA)
Una imagen com?n en las Sagradas Escrituras para referirse al bien es el tema de la luz como signo de vida nueva. Las tinieblas, por el contrario, pertenecen al mundo del mal y la mentira, que se reflejan en esa otra imagen del ?hombre viejo?. Este tema adquiere en Cuaresma la importancia de un camino hacia la conversi?n. Hemos nacido para vivir en la luz, sin embargo, el mundo de las tinieblas mantiene un poder que debilita nuestra vida.
Este poder, por otra parte, no tiene un dominio absoluto frente al hombre porque ya ha sido vencido por Jesucristo. Esta certeza es la que le permite a san Pablo decir: ?La muerte ha sido vencida, para agregar con cierto aire de desaf?o ?D?nde est? muerte, tu victoria? ?D?nde est? tu aguij?n?, y concluir luego: ?Demos gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por nuestro Se?or Jesucristo! (1 Cor. 15, 55-57). Por ello antes de hablar de las tinieblas, siempre debemos hablar de la luz.
La Palabra de Dios en este domingo de Cuaresma nos presenta la escena de la curaci?n del ciego de nacimiento que nos habla, precisamente, del tema de la luz. San Pablo, en la segunda lectura, record?ndonos nuestra nueva condici?n a partir de la fe en Jesucristo nos dice: ?Vivan como hijos de la luz. Ahora bien, concluye, el fruto de la luz es la bondad, la justicia y la verdad? (Ef. 5, 8-9). Esto significa que la vida cristiana, que nace de un encuentro vivo con Jesucristo, tiene que poder verse y dar frutos.
No se trata de algo interior que me satisface, sino de una Vida que viene a transformar mi conducta. La coherencia entre la palabra y el actuar es, para el cristiano, la consecuencia y exigencia de una fe hecha vida. La fuerza del cristianismo, por lo mismo, no proviene s?lo de una doctrina sino del testimonio de una fe vivida.
El fruto de la luz es, dec?a san Pablo: ?bondad, justicia y verdad?. Creo que en la realidad de estas tres palabras vividas como un todo, encontramos la expresi?n viva de una conducta cristiana. Cuando se las a?sla y se busca justificarlas en s? mismas si referencia a las otras, nos encerramos en sus peque?as razones. La justicia necesita de la verdad y ambas de la bondad, que es expresi?n de un amor que las trasciende en un gesto de misericordia. La bondad, por su parte, necesita de la verdad y de la justicia para no caer en un infantilismo de buenas intenciones; la verdad y la justicia, a si mismo, adquieren su madurez cristiana en la bondad que se convierte en signo de una vida nueva.
Cu?ntas personas se endurecen en sus verdades y no alcanzan a vivir la libertad y la alegr?a del amor, que es signo del ?hombre nuevo?. San Juan, desde la vivencia de su encuentro con Cristo nos dice: ?Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la Vida, porque amamos a nuestros hermanos? (1 Jn. 3, 14).
Como vemos, a la vida cristiana s?lo se la comprende plenamente desde la experiencia de un Evangelio hecho vida como gracia que se nos comunica y capacita para vivir su ideal. La Cuaresma nos predispone a este encuentro con Jesucristo para hacernos hijos de Dios y testigos de su Vida cuyo fruto es la bondad, la justicia y la verdad. Reciban de su Obispo, junto a mi afecto y oraciones, mi bendici?n en el Se?or.?
Mons. Jos? Mar?a Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz?
Homil?a de monse?or Jos? Luis Mollaghan, arzobispo de Rosario, en la misa por el 6? aniversario del fallecimiento de Juan Pablo II (Catedral metropolitana de Rosario, 2 de abril de 2011). (AICA)
MISA EN MEMORA DE JUAN PABLO II??????
La luz de Cristo que irradia nuestro Bautismo
El Evangelio, cargado de simbolismos, va m?s all? de la falta de la visi?n f?sica; y nos habla de la contraposici?n entre la luz y las tinieblas, entre la visi?n y la oscuridad; en el fondo entre la gracia y el pecado. En realidad, dijo el Arzobispo, el s?mbolo del milagro se refiere tambi?n a esa situaci?n interior en la que podemos estar invadidos por las tinieblas, y vivir como si fu?ramos ciegos.
El texto del Evangelio nos relata el encuentro personal de un ciego de nacimiento con la persona de Jes?s; alguien que empieza a ver y reconoce al Se?or; y todos aquellos que dicen ver, pero que por el contrario est?n ciegos y no ven ni reconocen a Jes?s, ni disciernen entre lo bueno y lo malo. Desde el primer momento de este encuentro entre Jes?s y el hombre ciego de nacimiento, hasta su propia confesi?n de fe, que lo lleva a decir: "Creo, Se?or, y se postr? ante ?l"; se manifiesta una verdadera transformaci?n del coraz?n, un crecimiento en la fe, iluminada por la misma luz de quien tiene delante.
Como en nuestra vida, all? hay muchos que observan, y ven frente a ellos la acci?n de Dios, pero no la quieren reconocer; se dividen y se oponen tenazmente a ella. Son incr?dulos y no creen lo que ven, murmuran y discuten por no querer aceptar la acci?n milagrosa de Jes?s. Otros, en cambio, injurian al ciego que recuper? la vista, como si fuera culpable por haber recibido un signo de la misericordia de Dios, inclusive diciendo que no fue curado, o que se trataba de otra persona. Hasta sus propios padres, sienten miedo, y temen ser expulsados de la sinagoga por reconocer que Jes?s es el Mes?as.
La luz de Cristo nos ilumina en nuestro bautismo con la misma intensidad, que solo Dios nos puede ofrecer, y que renovaremos en la pr?xima Pascua. Esta luz se manifiesta en su Palabra, y en los sacramentos; es la luz de la gracia, derramada en los m?ltiples signos de la vida cristiana. Del mismo modo, en este camino resplandece con su luz la presencia luminosa de la Iglesia, de la Sant?sima Virgen Mar?a y de los santos, que son tambi?n una fuente de luz y nos llevan a seguir al mismo Se?or y su presencia salvadora.?
Juan Pablo II, irradia la luz de Cristo
Juan Pablo II, a quien hoy recordamos en esta celebraci?n, tambi?n fue para nosotros una fuente de la luz de Cristo. Precisamente, leyendo una narraci?n de uno de los sacerdotes que acompa?? al Papa en sus ?ltimos momentos antes de sus partida hacia la Casa del Padre, podemos comprender la luz que brotaba de este momento lleno de significado.
Est?bamos de rodillas en torno a la cama de Juan Pablo II, nos dice (cfr. Oss. Romano ,III, 2011). El Papa parec?a descansar en la penumbra. La luz discreta de la lampara iluminaba las paredes.Cuando lleg? la hora de la que, pocos instantes despu?s, todo el mundo habr?a sabido, de improviso el arzobispo Dziwisz se levant?. Encendi? la luz de la habitaci?n, interrumpiendo as? el silencio de la muerte de Juan Pablo II. Con voz conmovida, pero sorprendentemente firme, ... comenz? a cantar: "A Ti, oh Dios, te alabamos, a Ti, Se?or, te confesamos". Parec?a un tono proveniente del cielo. Pero la luz encendida y el canto de las palabras que segu?an - "A Ti, eterno Padre, toda la tierra te venera..." - daban certeza a cada uno de nosotros. He aqu? - pens?bamos - que nos encontramos en una realidad totalmente diversa. Juan Pablo II ha muerto: quiere decir que ?l vive para siempre. Aunque el coraz?n sollozaba y el llanto estrechaba la garganta, comenzamos a cantar. Ante cada palabra nuestra voz se volv?a m?s segura y m?s fuerte.
El canto proclamaba: "Vencedor de la muerte, has abierto a los creyentes el reino de los cielos" (ibidem).
Queridos hermanos: esta es la luz de los santos, que irradia la luz de Cristo. Quien entraba en contacto con Juan Pablo II, encontraba a Jes?s, que tambi?n el Papa representaba. Signo de una realidad invisible, la del amor de Dios, con su vida y con sus obras.
Por eso esta Misa en su memoria, es tambi?n para nosotros una preparaci?n para su beatificaci?n, una luz nueva que ilumina desde el cielo y proyecta la santidad de Dios.
Este momento debe ser un llamado para cada uno de nosotros, que, como nos dice la segunda lectura "en un tiempo ?ramos tinieblas. Ahora sois luz en el Se?or. Caminad como hijos de la luz, buscando lo que agrada al Se?or..."
Unidos a Nuestra Madre del cielo, que la luz de Cristo ilumine nuestras tinieblas y nos ayude a ser luz para los dem?s.?
Mons. Jos? Luis Mollaghan, arzobispo de Rosario?
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Bolet?n 433?
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El pr?ximo domingo, 8 de mayo, se celebrar? el D?a de las Vocaciones Nativas, jornada misionera que promueve la Obra Pontificia San Pedro Ap?stol. Este a?o la jornada tendr? como lema: "Vocaciones Nativas...llamadas a la misi?n". Se trata de un d?a que nos recuerda que, en los Territorios de misi?n, Dios suscita numerosas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. De hecho, es en estos lugares donde est?n surgiendo m?s vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.?
La XLVIII Jornada Mundial de Oraci?n por las Vocaciones que se celebrar? el 15 de mayo de 2011, cuarto Domingo de Pascua, nos invita a reflexionar sobre el tema: ?Proponer las vocaciones en la Iglesia local?. Hace setenta a?os, el Venerable P?o XII instituy? la Obra Pontificia para las Vocaciones Sacerdotales. A continuaci?n, animadas por sacerdotes y laicos, obras semejantes fueron fundadas por obispos en muchas di?cesis como respuesta a la invitaci?n del Buen Pastor.?
?Una experiencia inolvidable? fue como defini? Javier Jos? Jim?nez, sacerdote encargado de la peregrinaci?n diocesana a la beatificaci?n de Juan Pablo II, lo vivido en la ciudad del Vaticano por las casi cuarenta personas desplazadas all? desde Tenerife. ?El ambiente -se?al?- era impresionante, muy festivo. Fue una pasada ver la marea humana en las calles. Me quedo sin palabras al transmitir lo vivido all?. Ha sido todo un regalo que nos ha tocado el coraz?n?. Jim?nez a?adi? que en el d?a de la beatificaci?n, volvieron a resonar con emoci?n honda aquellas palabras de Dios en los labios del hoy ya beato Juan Pablo II: ?No teng?is miedo: abrid las puertas a Cristo?.??
Las parroquias del arciprestazgo de Taco celebrar?n La Pascua en la Isla Baja el pr?ximo domingo. La Eucarist?a se celebrar? en Buenavista. Otro tanto ocurrir? en La Gomera. Las parroquias de esta isla tendr?n su anual Encuentro de Pascua este domingo en la ermita de Las Nieves?
"Un d?a diferente", es el t?tulo del retiro espiritual que dirigir? el Obispo de Coria C?ceres y Director del Instituto Internacional del Coraz?n de Jes?s, Francisco Cerro, el s?bado 7 de mayo en San Pedro Daute, Garachico. La jornada est? organizada por la Fraternidad de Servidores del Coraz?n Sacerdotal de Jes?s y comenzar? a las 10:00 horas. La celebraci?n de la Eucarist?a ser? el broche final en torno a las 19:00 horas.??
La fiesta de la Santa Cruz tiene especial realce en numerosas localidades como la capital tinerfe?a y palmera, los Realejos, el Puerto Cruz, Bre?a Alta y Bre?a Baja, etc.??
El Monasterio del C?ster, en La Palma ha publicado el horario de las oraciones comunitarias previstas para mayo. El pr?ximo d?a 11 a las 19:00 horas,? habr? oraci?n ante el Sant?simo con el Oficio lit?rgico de Completas por: NUESTROS SACERDOTES. Asimismo, el d?a 18, tambi?n a las 19:00 horas habr? oraci?n ante el Sant?simo con el Oficio lit?rgico de Completas por: NUESTRAS VOCACIONES.?
Durante los d?as 6,7, 8 y 13 de mayo se celebrar?n las fiestas en honor a Ntra. Sra. de F?tima y la Santa Cruz, en Tijarafe. El d?a grande tendr? lugar el 13 de mayo, a las 20.30 horas? con la celebraci?n de la solemne eucarist?a cantada por el coro del aula de m?sica de Tijarafe y Villa de Mazo. A continuaci?n procesionar? la imagen de F?tima hasta la plaza acompa?ada por la Banda Municipal de Tijarafe.??
CONFER Y JUSTICIA Y PAZ, como Organizaciones de Iglesia se han dirigido, en un comunicado, a los creyentes, principalmente cat?licos, pero tambi?n de otras religiones o confesiones, y no creyentes, ofreci?ndoles algunos puntos de reflexi?n que ayuden a una participaci?n responsable, desde la fe y desde una perspectiva ?tica. Entre esos puntos de reflexi?n se?alan, por ejemplo, que ?las elecciones son un momento importante para el funcionamiento democr?tico, que la participaci?n es un deber c?vico y un acto de responsabilidad a favor del bien com?n?.?
El 14 de mayo se celebra el D?a del Comercio Justo en Tenerife. Por tal motivo. La tienda ?El Surco? ha organizado un programa de iniciativas que comenzar?n el 10 de mayo con un Cine Forum en la sala multiusos de El Surco, a las 20 horas. Un d?a m?s tarde se desarrollar? el??D?a twitter por el comercio justo?. Un d?a para que los twitteros visiten la tienda, prueben los productos y cuenten en twitter que les parece el comercio justo. Ser? de 10:00 h. a 13:30 h. y de 17:00 a 20.00 h. Por otro lado, el 12 de mayo habr? un nuevo Cine Forum y el s?bado 14, a partir de las 10:30, quienes asistan a la tienda podr?n disfrutar de un bizcocho y caf?. Adem?s se sortear? una cesta de productos de Comercio Justo.?
C?ritas Diocesana y la Fundaci?n Endesa han suscrito un convenio con el objetivo de establecer un marco de colaboraci?n entre ambas instituciones que contribuya a beneficiar principalmente a personas que pertenezcan a colectivos en situaci?n de riesgo o exclusi?n social. As? se pone en marcha un taller de electricidad y electr?nica, en las instalaciones de Los Salesianos, en La Cuesta, dirigido a 10 j?venes pertenecientes a ambientes marginales de esta capital, Santa Cruz de Tenerife, y con edades comprendidas entre los 18 y 25 a?os.??
Con una buena asistencia se inici?, a trav?s de una obra de teatro, el II Encuentro Familia - Escuela Hno. Ram?n, en el colegio La Salle La Laguna. En esta cita se quiso estrechar lazos entre todos los responsables de la educaci?n de los ni?os y j?venes, intentado compartir ilusiones y dificultades que permitan a sus miembros llegar a momentos y espacios de entendimiento y colaboraci?n mutua.??
El peri?dico "El D?a", ha recogido una entrevista a la doctora Mar?a Lourdes Gonz?lez, catedr?tica de Historia del Pensamiento Pedag?gico Latinoamericano de la ULL. Gonz?lez intervino recientemente en el XX Congreso Internacional Di?logo Fe-Cultura con una ponencia titulada "Crisis en los Derechos Humanos". Esta pedagoga y pensadora tinerfe?a se?ala en "El D?a" que "hay que ayudar a provocar conciencias inquietas, insatisfechas. Dise?ar otro "proyecto de mundo". Sentirnos co-responsables de la ruina o resurgir de lo humano."?
Los vecinos de Las Dehesas homenajearon al padre Antonio en un d?a que comenz? con una diana floreada que recorri? las diferentes calles. A continuaci?n, se inaugur? una exposici?n fotogr?fica de todas las capillas del municipio. La misa en acci?n de gracias por el p?rroco se celebr? en el templo de San Pablo. Por ?ltimo, se descubri? la placa homenaje a Antonio Mar?a Hern?ndez. Los vecinos organizaron durante todo el d?a una recogida de alimentos, fundamentalmente no perecederos, que ser?n destinados al hogar de ancianos.?
Esta semana se ha publicado una nueva entrega del Diario de Avisos de ?vidas sacerdotales?. En esta ocasi?n el protagonista fue Miguel P?rez ?lvarez. Su recuerdo y legado sigue presente en muchos que, en torno al aniversario de su fallecimiento, siguen celebrando una eucarist?a y reuni?ndose. As? ocurrir? este seis de mayo en la parroquia lagunera de La Concepci?n. P?rez fue el primer p?rroco de S. Francisco de As?s, en Santa Cruz de La Palma, director espiritual del Seminario y delegado para el Clero.?
El movimiento juvenil Hombres Nuevos llev? a cabo su convivencia n?mero 106 en el Seminario Diocesano. Alrededor de una veintena de convivientes disfrutaron de estos tres d?as en los que pudieron reflexionar y compartir, acerc?ndose m?s a Cristo.?
Canarias solidaria ha publicado siete breves charlas de espiritualidad cristiana del obispo em?rito, Dami?n Iguacen. El dvd contiene siete intervenciones de unos 15 minutos adecuadas para introducir meditaciones personales o reuniones en torno a: Sal de la cueva y ponte de cara a Dios; aqu? estoy para hacer tu voluntad; el plan de Dios; bienaventurados los limpios de coraz?n, etc. Pueden realizar los pedidos contactando con [email protected]?
Entre el ocho de mayo de este a?o y el 22 de abril de 2012 se va a celebrar un ?A?o Jubilar? concedido por el Papa Benedicto XVI al cumplirse el cuarto centenario de la fundaci?n del monasterio lagunero de Santa Catalina de Siena (1611-2011).?
Esta semana se viene desarrollando la Semana de San Telmo organizada por el Apostolado del Mar. Las jornadas finalizar?n el 6 de mayo en el Instituto .P N?utico Pesquero.?
El Gobierno de Canarias, a trav?s de la Agencia Canaria de Investigaci?n, Innovaci?n y Sociedad de la Informaci?n (ACIISI), ha entregado los premios del Concurso Escolar de Fotograf?a Digital: Internet d?a a d?a, a los alumnos de 4? curso de la ESO del colegio Santo Domingo de Guzm?n en Santa Cruz de La Palma, por la fotograf?a denominada ?nos comunicamos?, que muestra a un grupo de alumnos y alumnas haciendo uso de las Tecnolog?as de la Informaci?n.
Sugerencias para la homil?a?de la 48 Jornada Mundial de Oraci?n por las Vocaciones 2011, publicadas en Gui?n lit?rgico recibido en la parroquia con los materiales para su celebraci?n el 15 de Mayo.
Sugerencias para la homil?a??
? Celebramos la Jornada Mundial de Oraci?n por las Vocaciones. Como comunidad (parroquial, colegial, religiosa, etc.) nos unimos a todas las ?personas que hoy rezan para que el Se?or siga suscitando vocaciones para su Iglesia y para que todos nosotros escuchemos con atenci?n su voz y le respondamos de manera comprometida, viviendo nuestra vida vocacionalmente.
? La vocaci?n ?ltima a la que Dios nos llama es a ser sus hijos, hijos en su Hijo Jesucristo. Por eso la primera lectura nos invitaba a con-vertirnos, es decir, a volvernos a Jes?s, a girar todo nuestro ser, nuestra mirada, nuestra mente, nuestros deseos, nuestro pensamiento? a Jes?s. No es un ejercicio solo de mente o de coraz?n, es una actitud, un movimiento f?sico. Convertirnos no es solo ?desear cambiar? sino ponernos en actitud de cambio, acogiendo su gracia y modificando nuestra conducta, nuestros actos, todo aquello que pueda alejarnos de ?l.
? Por eso, vueltos a Jes?s, la segunda lectura nos invitaba a comportarnos como ?l sabiendo que no solo nos ha precedido en el camino sino que nos sigue acompa?ando en ?l como buen pastor y guardi?n.
? Todos los cristianos y cristianas estamos llamados a concretar esta vocaci?n ?ltima de ser hijos en el Hijo en una vocaci?n espec?fica. El Se?or sigue invit?ndonos a ser religiosos, religiosas, sacerdotes, madres y padres cristianos, laicos y laicas comprometidos con la misi?n de la Iglesia (el anuncio de la Buena Noticia de Jes?s) y comprometidos con el mundo, sobre todo con nuestros hermanos m?s necesitados (as? lo hacen los ?buenos pastores? que siempre est?n pendiente de las ovejas m?s d?biles, enfermas o heridas) y en un trabajo concreto a favor de la justicia, la paz, el di?logo, la comuni?n y el cuidado de la Creaci?n.
? Cada uno/a est? invitado hoy a revisar su vida y ver cu?ntas cosas se nos ofrecen como ?se?ores?, por cu?ntas puertas pasamos que no nos conducen a la vida plena, a cu?ntos pastores seguimos que no nos ofrecen el amor, la seguridad y la entrega absoluta del Buen Pastor.
? Somos llamados a seguirle ?a trav?s de la vocaci?n espec?fica que cada uno/a reciba de Dios? con la confianza absoluta de que Jes?s es nuestro Buen Pastor y, como tal, ?l nos acompa?a en nuestro camino y en nuestro descanso, en todo tiempo y lugar, cuando estamos alegres o cuando las fuerzas nos flaquean. ?l nos conoce a cada uno y a cada una, nos llama por nuestro nombre, anda por nuestros caminos y nos ofrece siempre un lugar de reposo y un alimento que nos ayude a recobrar la energ?a.
? Las Jornadas de este a?o tienen como eslogan: ?Proponer las vocaciones en la Iglesia local?. Estamos invitados a reconocer la importancia que tiene nuestra comunidad eclesial, nuestra iglesia local, en el favorecimiento y acompa?amiento de la respuesta que cada uno/a de nosotros demos a la vocaci?n recibida.
? Benedicto XVI, en su mensaje, nos anima un a?o m?s a pedir por todas las vocaciones pero, en este d?a, especialmente por las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa. Como ?l mismo dice: ?El Se?or no deja de llamar, en todas las edades de la vida, para compartir su misi?n y servir a la Iglesia en el ministerio ordenado y en la vida consagrada, y la Iglesia est? llamada a custodiar este don, a estimarlo y amarlo?.
? Pid?mosle a Mar?a, ella que acogi? con total apertura el plan divino de la salvaci?n en su vida, que en el interior de nuestra comunidad nos abramos con disponibilidad a la llamada de Dios y sepamos decirle ?s??.?
Lectio divina para el viernes de la segunda semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:???????????????Juan 6, 1‑15?
En aquel tiempo, Jes?s se march? a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiber?ades). Lo segu?a mucha gente, porque hab?an visto los signos que hac?a con los enfermos. Subi? Jes?s entonces a la monta?a y se sent? all? con sus disc?pulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los jud?os. Jes?s entonces levant? los ojos, y al ver que acud?a mucha gente, dice a Felipe: ??Con qu? compraremos panes para que coman estos?? Lo dec?a para tantearlo, pues bien sab?a ?l lo que iba a hacer. Felipe le contest?: ?Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.?
Uno de sus disc?pulos, Andr?s, el hermano de Sim?n Pedro, le dice: ?Aqu? hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ?qu? es eso para tantos?? Jes?s dijo: ?Decid a la gente que se siente en el suelo.?
Hab?a mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; s?lo los hombres eran unos cinco mil. Jes?s tom? los panes, dijo la acci?n de gracias y los reparti? a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus disc?pulos: ?Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.? Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que hab?an comido. La gente entonces, al ver el signo que habla hecho, dec?a: ??ste s? que es el Profeta que ten?a que venir al mundo.?
Jes?s, sabiendo que iban a llev?rselo para proclamarlo rey, se retir? otra vez a la monta?a ?l solo.
MEDITACI?N:????????????Que nada se desperdicie?
??????????? Hay tantas cosas que desperdiciamos en la sociedad del ?usar y tirar? que vamos dejando restos por todas partes. Tenemos abundancia de todo, y nos sobra de todo, cuando hay tantos y tantos que no poseen ni lo imprescindible para sustentarse o vivir con dignidad. Es algo que clama al cielo aunque ya nos estamos acostumbrando como parte de algo normal. Decimos vivir en una aldea global donde todo nos afecta, pero en lugar de mirar al lado donde podemos aportar dignidad, miramos al lado de donde podemos seguir poniendo distancias.
??????????? No, ya s? que no es ?ste el sentido principal de este texto, pero tu sensibilidad hacia los que tienen necesidad y tu respuesta de aportar desde lo que se tiene, desde todo lo que se tiene, como aquel muchacho de los pocos panes y peces, hace que descubramos el valor multiplicador de la solidaridad, y la necesidad o la importancia de ser capaces de mirar m?s all? de nosotros, de mirar por los otros. Si todos fu?semos capaces de mirar as?, en el mundo no habr?a tantas desigualdades, o al menos tan flagrantes y escandalosas.
??????????? Tu llamada es como un toque de atenci?n a mi sensibilidad, en el terreno material y en el humano. Intuyo que me pides que nada de lo que soy y de lo que tengo se desperdicie. Que en mi realidad, en mi persona, nada se desperdicie. Que aproveche al m?ximo mis cualidades, mis talentos, mis bienes, mi tiempo, para que como contigo, todos se beneficien de ello.
ORACI?N:????????????Gracias"
??????????? Te doy gracias, Se?or, por todos los dones que has derramado en m?. Muchas veces lo veo como algo natural, pero s? que todo lo bueno que hay en mi viene de ti.
??????????? Gracias por el don de la vida y de mi capacidad de ser don para los dem?s. S? que cuando entiendo as? la vida todo lo bueno se multiplica.
??????????? Se?or, gracias por tu amor, por tu llamada incansable, por estar siempre ah? alentando mi caminar. Gracias, Se?or.
CONTEMPLACI?N:????????????Multiplicas?
T? vienes a m?
para llenar mis vac?os,
para abrir mis puertas cerradas,
y volver a dibujar
mis horizontes perdidos.
Y al extender mis manos
multiplicas en ellas la vida.
Cuando pongo el coraz?n
haces posible el latido.
Y fecundas hasta el infinito
mi peque?a ofrenda.
Oraci?n por las Vocaciones recibida con los materiales para la celebraci?n de la 48 Jornada Mundial de Oraci?n por las Vocaciones 2011,?el 15 de Mayo, con el lema "Tu Iglesia diocesana, fuente de vocaciones".
Jornada Mundial de Oraci?n por las Vocaciones
15 de mayo de 2011
?
Oraci?n
Jes?s, Pastor bueno,
siguiendo tu ejemplo y tu mandato
nos ponemos en estado de oraci?n insistente y confiada
y rogamos al Se?or de la mies
que env?e trabajadores a tu Iglesia.
Que las Iglesias particulares,
las comunidades parroquiales, las familias cristianas
y los cen?culos vocacionales
se llenen de vitalidad para proponer con valent?a
y promover con esmero
las vocaciones al laicado, a la vida consagrada
y al ministerio presbiteral, para la extensi?n de tu reinado.
T?, Se?or, no dejas de seguir llamando tambi?n hoy
a los que has elegido para la vida de especial consagraci?n.
Da a los llamados la disponibilidad gozosa de decirte ?Sͻ.
Mar?a Virgen, la gran acogedora del plan divino,
s? su modelo e intercesora. Am?n.
XLVIII JORNADA MUNDIAL DE ORACI?N POR LAS VOCACIONES
15 de mayo de 2011
Notas teol?gico-pastorales para la 48 Jornada Mundial de Oraci?n por las Vocaciones 2011 recibidas en la parroquia con los materiales para su celebraci?n el 15 de Mayo.
XLVIII JORNADA MUNDIAL DE ORACI?N POR LAS VOCACIONES
Notas Teol?gico-pastrales
?
Como es sabido por casi todos los que andamos atentos a la realidad vocacional, cada a?o, el cuarto domingo de Pascua, el Papa ofrece un mensaje para la Jornada de Oraci?n por las Vocaciones. Y ya son cuarenta y ocho. L?gicamente, cada papa y en cada a?o intenta ofrecer una motivaci?n, principalmente de acuerdo a aspectos significativos, necesidades, sugerencias o preocupaciones de la realidad vocacional del momento. Por otra parte, hay que decir que estos mensajes son tambi?n un buen term?metro para poder tener una perspectiva hist?rica del devenir de la pastoral vocacional en la Iglesia. Ser? provechoso, por tanto, que en alg?n momento releamos los distintos mensajes.
Y aunque hay una variedad tem?tica en las ideas centrales de los mensajes, si tomamos como referencia inicial el Vaticano II y terminamos en nuestros d?as, se puede percibir o intuir un hilo que va uniendo los diversos aspectos de la preocupaci?n vocacional en cada momento, y aunque no podamos llegar a presentar unos ciclos tem?ticos vocacionales, s? se pueden percibir unos textos descriptiva y funcionalmente bastante homog?neos.?
Y al tratar de percibir y concretar este hilo conductor, evitando por supuesto rigideces de interpretaci?n, podemos decir que en un primer momento posconciliar se hizo m?s hincapi? en la identidad de las distintas vocaciones en la Iglesia. Se intent? ver cu?les eran los ejes, contenidos y ubicaciones teol?gicas y eclesiales de las vocaciones, sobre todo sacerdotales y religiosas. Es verdad que los expertos vocacionales m?s l?cidos nunca dejaron de ver la necesidad de configurar y tomar en serio la vocaci?n laical en la Iglesia.
Sigui? una etapa en la que la pastoral vocacional se centr? m?s en las realidades y dificultades humanas de las personas vocacionadas, sobre todo con sus eventuales disfunciones emocionales. No es momento de explicitar esta realidad, pero tuvo y sigue teniendo su decisiva importancia, sobre todo desde el punto de vista de la maduraci?n humana y del equilibrio en las relaciones interpersonales, desde donde se ha ido vivenciando poco a poco la realidad teol?gica de la comuni?n eclesial y de la fraternidad que iban a adquirir una gran relevancia hermen?utica.
Posteriormente ,y siempre pis?ndoles los talones, aparece m?s visible la realidad de la formaci?n y formaci?n ubicada en las diferentes latitudes y culturas del mundo.
Aqu? entran en juego las dimensiones personales, institucionales y sociales, que van destilando poco a poco lo que es y significa para la Iglesia su realidad constitutiva de la evangelizaci?n. Es verdad que, en contextos cada vez m?s multiculturales, la incertidumbre tendi? y tiende a maximizarse, como es l?gico.
Y ya observando el mensaje de Benedicto XVI para el 2011, vemos que se da un paso m?s para tratar de concienciar a las Iglesias locales (obispos, sacerdotes, religiosos, catequistas, agentes pastorales?. ), si es que no lo estaban ya, de la necesidad y exigencia que les incumbe de proponer ardua y exultantemente las diferentes vocaciones de la Iglesia. Y el Papa lo hace resaltando y remitiendo a tres referencias fundamentales de la vida vocacional: el Se?or Jes?s, la Iglesia y la vitalidad vocacional de la oraci?n, que forman un todo desde el que se vislumbra m?s f?cilmente el aspecto de misterio y de don de la vocaci?n, que tanto y tan certeramente se ha resaltado y se va asumiendo como fundamental.
Situ?ndonos pues en el momento actual, basta decir que, si hemos jalonado la pedagog?a vocacional en la Iglesia en nuestra etapa posconciliar, es sencillamente para ver cu?les ser?an puntos fundamentales a tener en cuenta en la pastoral vocacional, ya que todos los aspectos que hemos se?alado son transversales y tienen que darse expl?citamente en cualquier momento hist?rico. Por supuesto que se podr?an se?alar muchos m?s puntos de referencia, pero una sobrecarga tem?tica puede soslayar los elementos realmente importantes.
Adentr?ndonos en el mensaje, y sin olvidar la trayectoria que acabamos de ver, el Papa trata de rehabilitar y reforzar un nuevo sujeto vocacional: la realidad inexcusable de la Iglesia local en la convocaci?n y el sostenimiento de las vocaciones. Es verdad que siempre ha sido as?. Por eso, el Papa no pod?a dejar de darle toda su importancia, en un lenguaje claro y bien estructurado, ya que la Iglesia local es sujeto activo de llamada, de vivencia y de compromiso con todas las vocaciones y carismas. La vocaci?n nace en la Iglesia, se vive en la Iglesia y se ofrece en la Iglesia.
Permanentemente estar? ah? como b?squeda y exigencia el c?mo actuar de la Iglesia local en lo que se refiere a su compromiso vocacional. Para responder a ese c?mo, hay que empezar por decir que la Iglesia con sus agentes vocacionales ha intentado ir prepar?ndose durante tiempo con una gran avidez pastoral, ha trabajado con diferentes proyectos y actualizaciones pastorales, con sus herramientas, medios y estrategias, para pasar en la actualidad a darle sin reservas y sin ambig?edades la prioridad a Jes?s, a quien el Papa lo presenta con un perfil vocacional concreto y ejemplarizante a trav?s de unos verbos, f?ciles de entender y recordar: llam? a algunos, les mostr? su misi?n mesi?nica, los educ? con la palabra y con la vida, les confi? el memorial de su muerte y resurrecci?n y los envi? a todo al mundo con un mandato claro (Mt 28, 19). Nosotros aprenderemos a entender y a vivir la pastoral vocacional a trav?s de la pedagog?a del ejercicio vocacional de Jes?s, presente en todo momento de su vida y siempre unido a la realidad del Reino.
Asumidos estos puntos fundamentales, el Papa urge para que toda Iglesia local se haga cada vez m?s sensible a la pastoral vocacional, incluso como exigencia constitutiva, educando en los diversos niveles: familiar, parroquial y asociativo. Y esto sin olvidar las dificultades que conlleva, especialmente en el contexto actual, en el que se sufre una par?lisis de la voluntad y de la fidelidad, en el que la voz del Se?or parece ahogada por otras voces y en el que la cultura vocacional queda soslayada y solapada por la cultura profesional. Por eso, en la pastoral vocacional nada puede darse por sentado, ella siempre ser? un desaf?o, una imaginaci?n activa y una audacia, con el contrapunto de que la capacidad de cultivar las vocaciones es un signo muy claro de la vitalidad de una Iglesia local.
Gui?n liturgico para la 48 Jornada Mundial de Oraci?n por las Vocaciones 2011 recibido en la parroquia con los materiales para su celebraci?n el 15 de Mayo.
Monici?n de entrada
Un domingo m?s nos encontramos aqu? para celebrar juntos la Eucarist?a, el sacramento en el que actualizamos la entrega por amor de Jes?s. En este tiempo de Pascua seguimos profundamente alegres sabiendo que, tras esa entrega absoluta, la Vida venci? a la muerte, y celebrando que Jes?s est? Vivo y Resucitado en medio de nuestro mundo.
En el Evangelio de hoy, como veremos, Jes?s se presenta como el Buen Pastor.
Tradicionalmente la Iglesia celebra en este domingo la Jornada Mundial de Oraci?n por las Vocaciones. Por ello, unamos nuestra voz para orar juntos. Nuestra Iglesia y nuestro mundo siguen necesitando cristianos, varones y mujeres, laicos, sacerdotes y consagrados, que respondan con generosidad a la invitaci?n que Jes?s nos hace personalmente a cada uno.
Estemos atentos a lo que vamos a celebrar porque en su Palabra y en su Mesa se nos recordar? el sentido de toda vocaci?n cristiana.?
Monici?n a las lecturas?
1? Lectura (Hch 2, 14a. 36-41)
La primera lectura es parte de uno de los diferentes discursos que podemos encontrar en el libro de los Hechos. En este caso es Pedro el que lo pronuncia y en ?l podemos descubrir los elementos b?sicos de lo que conocemos como kerygma, como n?cleo del mensaje cristiano: la muerte de Jes?s y la certeza de que Dios lo ha resucitado y lo ha constituido Se?or. A quienes escuchaban a Pedro sus palabras les llegaban hasta lo m?s hondo del coraz?n y se sent?an urgidos a convertirse. Escuch?moslas con o?dos atentos para que tambi?n a nosotros estas palabras nos remuevan y nos sintamos llamados a convertirnos, a volvernos a Jes?s con todo nuestro ser.?
2? Lectura (1 Pe 2, 20b-25)
En la segunda lectura el autor de la primera carta de Pedro nos exhorta a perseverar en nuestra confesi?n de fe y a vivir como cristianas y cristianos comprometidos con el bien aunque nuestro seguimiento a Jes?s pueda conllevarnos dificultades y sufrimientos. Todo ello sabiendo que ?l nos ha precedido y nos precede en el camino, que ?l carga con nuestros pecados y nos sana a trav?s de sus heridas porque, como se nos dir? al final, ?es nuestro pastor y guardi?n?, una met?fora que ser? subrayada en el Evangelio que leeremos despu?s.?
Evangelio (Jn 10, 1-10)
En el Evangelio, Jes?s se presenta a trav?s de dos alegor?as: ?l es ?la puerta? que hay que atravesar y es ?el buen pastor? que conoce, cuida y ama a sus ovejas. Este texto sigue a la narraci?n de la curaci?n de un ciego, cuando Jes?s se entera de que los fariseos ?lo hab?an echado fuera? (Jn 9, 34-35). Frente a los fariseos y a los dirigentes que no buscan el bien del pueblo sino su propio inter?s, Jes?s se manifiesta como quien puede ofrecer seguridad y defensa, cuidado y entrega absoluta a quienes le siguen. Porque ?l ha venido ?para dar la vida ?y una vida en plenitud? a todos y todas?.?
Sugerencias para la homil?a??
? Celebramos la Jornada Mundial de Oraci?n por las Vocaciones. Como comunidad (parroquial, colegial, religiosa, etc.) nos unimos a todas las ?personas que hoy rezan para que el Se?or siga suscitando vocaciones para su Iglesia y para que todos nosotros escuchemos con atenci?n su voz y le respondamos de manera comprometida, viviendo nuestra vida vocacionalmente.
? La vocaci?n ?ltima a la que Dios nos llama es a ser sus hijos, hijos en su Hijo Jesucristo. Por eso la primera lectura nos invitaba a con-vertirnos, es decir, a volvernos a Jes?s, a girar todo nuestro ser, nuestra mirada, nuestra mente, nuestros deseos, nuestro pensamiento? a Jes?s. No es un ejercicio solo de mente o de coraz?n, es una actitud, un movimiento f?sico. Convertirnos no es solo ?desear cambiar? sino ponernos en actitud de cambio, acogiendo su gracia y modificando nuestra conducta, nuestros actos, todo aquello que pueda alejarnos de ?l.
? Por eso, vueltos a Jes?s, la segunda lectura nos invitaba a comportarnos como ?l sabiendo que no solo nos ha precedido en el camino sino que nos sigue acompa?ando en ?l como buen pastor y guardi?n.
? Todos los cristianos y cristianas estamos llamados a concretar esta vocaci?n ?ltima de ser hijos en el Hijo en una vocaci?n espec?fica. El Se?or sigue invit?ndonos a ser religiosos, religiosas, sacerdotes, madres y padres cristianos, laicos y laicas comprometidos con la misi?n de la Iglesia (el anuncio de la Buena Noticia de Jes?s) y comprometidos con el mundo, sobre todo con nuestros hermanos m?s necesitados (as? lo hacen los ?buenos pastores? que siempre est?n pendiente de las ovejas m?s d?biles, enfermas o heridas) y en un trabajo concreto a favor de la justicia, la paz, el di?logo, la comuni?n y el cuidado de la Creaci?n.
? Cada uno/a est? invitado hoy a revisar su vida y ver cu?ntas cosas se nos ofrecen como ?se?ores?, por cu?ntas puertas pasamos que no nos conducen a la vida plena, a cu?ntos pastores seguimos que no nos ofrecen el amor, la seguridad y la entrega absoluta del Buen Pastor.
? Somos llamados a seguirle ?a trav?s de la vocaci?n espec?fica que cada uno/a reciba de Dios? con la confianza absoluta de que Jes?s es nuestro Buen Pastor y, como tal, ?l nos acompa?a en nuestro camino y en nuestro descanso, en todo tiempo y lugar, cuando estamos alegres o cuando las fuerzas nos flaquean. ?l nos conoce a cada uno y a cada una, nos llama por nuestro nombre, anda por nuestros caminos y nos ofrece siempre un lugar de reposo y un alimento que nos ayude a recobrar la energ?a.
? Las Jornadas de este a?o tienen como eslogan: ?Proponer las vocaciones en la Iglesia local?. Estamos invitados a reconocer la importancia que tiene nuestra comunidad eclesial, nuestra iglesia local, en el favorecimiento y acompa?amiento de la respuesta que cada uno/a de nosotros demos a la vocaci?n recibida.
? Benedicto XVI, en su mensaje, nos anima un a?o m?s a pedir por todas las vocaciones pero, en este d?a, especialmente por las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa. Como ?l mismo dice: ?El Se?or no deja de llamar, en todas las edades de la vida, para compartir su misi?n y servir a la Iglesia en el ministerio ordenado y en la vida consagrada, y la Iglesia est? llamada a custodiar este don, a estimarlo y amarlo?.
? Pid?mosle a Mar?a, ella que acogi? con total apertura el plan divino de la salvaci?n en su vida, que en el interior de nuestra comunidad nos abramos con disponibilidad a la llamada de Dios y sepamos decirle ?s??.?
Oraci?n de fieles
La mies es mucha? roguemos al Se?or por todas las necesidades de nuestro mundo y de nuestra Iglesia, y en el d?a de hoy oremos unidos especialmente por las vocaciones:
? Te pedimos, Se?or Jes?s, por nuestro papa Benedicto XVI, por todos los obispos, sacerdotes y di?conos, y por todas las personas que tienen una responsabilidad pastoral. Que en su servicio a la Iglesia sean, como t?, verdaderos buenos pastores para tu pueblo. Roguemos al Se?or.
? Te damos gracias, Se?or, y te pedimos por todas las personas que han sabido decir ?s?? a la llamada que han recibido de ti y que, como laicos, religiosos o sacerdotes, entregan su vida al servicio del Evangelio en nuestro mundo. Roguemos al Se?or.
? Mira, Se?or, a tu pueblo. Te pedimos por todas las naciones de nuestra tierra, que sea posible la paz y la justicia, impulsadas a trav?s del ejercicio honrado y comprometido de sus dirigentes y gobernantes. Que ellos tambi?n sean buenos pastores para su pueblo. Roguemos al Se?or.
? La mies es mucha y los obreros pocos. Te rogamos, Se?or Jes?s, por las vocaciones espec?ficas a la vida sacerdotal y religiosa. Sigue suscitando en el coraz?n de muchos j?venes el deseo de seguirte como sacerdotes y religiosos/as y que ellos/a respondan con valent?a y generosidad a tu invitaci?n. Roguemos al Se?or.
? Se?or, aqu? nos tienes. Te pedimos por nuestra comunidad, para que con la oraci?n y el ejemplo de vida promovamos y animemos las vocaciones, y nos ayudemos unos a otros a responder con generosidad a tu llamada. Roguemos al Se?or.
? No hay mayor alegr?a que dar la vida por amor. Te pedimos, Se?or de nuestras vidas, por todos nosotros y nosotras. Que sepamos dar testimonio, en nuestro entorno concreto (escuela, universidad, trabajo, casa, familia, grupo de amigos?) de la alegr?a profunda de saberte caminando con nosotros como Buen Pastor y de seguirte. Roguemos al Se?or.
Monici?n final
Damos gracias a Dios por haber podido celebrar, un domingo m?s, esta Eucarist?a en comunidad. Sabemos que ?l, como Buen Pastor, sigue llamando, acompa?ando nuestro camino cotidiano y ofreci?ndonos su gu?a y su cuidado.
Que lo que aqu? hemos celebrado lo sigamos haciendo vida ahora. Mantengamos nuestros o?dos abiertos a su Palabra y el coraz?n dispuesto a responder ?s?? a su llamada. Su invitaci?n, sea cual sea, siempre ser? para que seamos radicalmente
felices. ?Buena semana!
DOMINGO 3 DE PASCUA / A ??
8 de mayo de 2011
La gracia, el amor y la paz de Jesucristo resucitado est?n con todos vosotros.
- En la alegr?a de este tiempo de Pascua, hoy escucharemos en el evangelio una historia muy conocida, una historia que nos ayuda a entender mejor lo que
hacemos aqu? cada domingo. Es la historia de los disc?pulos de Ema?s.
- Como a aquellos disc?pulos preocupados y desorientados, Jes?s se nos acerca, nos ayuda a descubrir el sentido de nuestra vida, y se sienta con nosotros a la mesa para partimos el pan de la Eucarist?a. Y nuestro coraz?n se llena de esperanza y de ganas de seguirle.??
Aspersi?n: Comencemos nuestra celebraci?n renovando aquel momento en que, por el bautismo, nos unimos para siempre a Jesucristo.
Aspersi?n por toda la iglesia, con un canto bautismal o con nuevas estrofas del canto de entrada (Misal p?g. 1.096).
Que Dios misericordioso nos purifique del pecado y, por la celebraci?n de esta Eucarist?a, nos haga dignos de participar en el banquete de su Reino. Am?n.
Gloria cantado.
1. lectura (Hechos 2, 74.22b-33): Comencemos las lecturas de este domingo con el primer gran anuncio de la resurrecci?n de Jes?s: el anuncio que el ap?stol Pedro hace en Jerusal?n el d?a de Pentecost?s.
2. lectura (7 Pedro 7,77-27): En la segunda lectura de nuevo nos habla el ap?stol Pedro. Y nos recuerda lo que significa nuestra fe en Jesucristo.
Oraci?n universal: A Jes?s resucitado, vida y esperanza de la humanidad entera, or?mosle diciendo: JES?S RESUCITADO, ESC?CHANOS.
Por la Iglesia. Para que sepamos comunicar con sencillez la alegr?a de la Pascua en nuestro entorno cotidiano. OREMOS:
Por todos los ni?os y ni?as que en esta Pascua har?n su Primera Comuni?n. Que puedan reconocer en nuestras Eucarist?as a Jes?s que les ama y acompa?a. OREMOS:??
Por todos aquellos que forman parte de las entidades y asociaciones de nuestros pueblos, barrios y ciudades. Para que vivan con alegr?a su labor y sigan transmitiendo ganas de trabajar por el bien com?n y por la buena convivencia. OREMOS:
Por las personas de cultura gitana que sufren discriminaci?n o persecuci?n. Para que en todas partes sean respetadas, acogidas y tratadas con dignidad. OREMOS:
Por las personas a las que les gustar?a estar hoy en esta asamblea y no pueden por su edad o enfermedad. Para que las tengamos presentes en nuestra oraci?n y sepamos acompa?arlas. OREMOS:
Escucha, Se?or Jes?s, nuestra oraci?n. Y acomp??anos siempre en nuestro camino, como hiciste con los disc?pulos de Ema?s. T?, que vives ...
Prefacio II de Pascua. Aclamaci?n 3 despu?s de la consagraci?n.
Padrenuestro: Unidos a Jesucristo resucitado, como hijos e hijas de Dios, nos atrevemos a decir:
Gesto de paz: En el Esp?ritu de Cristo resucitado, daos fraternalmente la paz.
Bendici?n solemne de Pascua (Misal p?g. 563).
?
CPL
Lectio divina para el jueves de la segunda semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:????? ?Juan 3, 31‑36?
El que viene de lo alto est? por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo est? por encima de todos. De lo que ha visto y ha o?do da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica la veracidad de Dios. El que Dios envi? habla las palabras de Dios, porque no da el Esp?ritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no ver? la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre ?l.
MEDITACI?N:???? ???????Da testimonio?
??????????? Parecer?a de entrada que t?, Se?or, vienes a entregarnos un mensaje de primera mano, que no eres t?, sino nosotros los llamados a ser testigos tuyos. Sin embargo, no es as?. Como nos has repetido ?ltimamente, t? no vienes por tu cuenta, sino enviado por Dios. T? vives en referencia al Padre, y s?lo haces aquello que le has visto y o?do a ?l. Eres el testigo, por antonomasia, de Dios. S?lo t? tienes acceso a ?l y a ?l nos lo has dado a conocer en ti mismo.
??????????? Y es que no te has inventado nada. No eres un innovador m?s. Eres la misma imagen de Dios, t? act?as desde Dios, tus palabras son palabras de Dios. En ti descansa la plenitud del amor de Dios, que nos has manifestado hasta la muerte. As? te has convertido en el se?or de la vida, y nos has abierto el sentido de la plenitud, que no est? en otra cosa sino en el amor.
??????????? Y me invitas, una y otra vez, a entrar en esa corriente. A vivir en referencia a ti como t? viviste en referencia a Dios. A mirarte y escucharte, a sentirte latiendo dentro de m?, para convertirme contigo en testigo del amor de Dios, en testigo de la vida realizada en el amor, en testigo de la verdad fundamentada en el amor.
ORACI?N:???? ???????Tu testigo?
??????????? Se?or, ens??ame a entrar en tus entra?as, que son las m?as, y hazme tu testigo, testigo del amor y de la paz que desbordas en m?.
??????????? Que sea tu testigo, Se?or, testigo de lo que has obrado en m?, de tu presencia cercana, de tu palabra que despierta mis deseos de ti.
??????????? Se?or, que en medio de este mundo confuso, en medio de mis contradicciones y limitaciones, nada ni nadie apague mi deseo de ser tu testigo.
CONTEMPLACI?N:?????????????Vida eterna?
Cuando todo o casi todo
lo que me rodea
me habla de muerte.
Cuando es dif?cil encontrar
reductos seguros de vida.
Cuando sobre todo se extiende
el velo gris de la incertidumbre,
y la muerte se cierne como amenaza,
s?lo tu palabra y tu presencia
me hablan de vida.
Y s?lo el amor, t? amor,
me la abre con fuerza de eternidad.
Columna de opini?n de monse?or Jorge Lozano, obispo de Gualeguaych? y miembro de la Comisi?n Episcopal de Pastoral Social, publicada el 3 de abril de 2011. (AICA)
LA VIDA, UNA MARAVILLA DEBILITADA Y MAL JUGADA ?????????
La vida es un don de Dios y ?l quiere que todos seamos felices. Sin embargo, este anhelo no siempre se logra.
Las amenazas y agresiones a la vida pueden venir ?de afuera?, o tambi?n surgir del propio ?interior? del coraz?n humano.
Tenemos que cuidarnos de algunos enga?os con los que a veces nos quieren convencer para hacer cosas que nos da?an, y lastiman tambi?n a nuestras familias.
Alentar falsas ilusiones, por ejemplo, nos puede llevar a continuos fracasos. Poner las expectativas en ?salvarnos? por un golpe de suerte en un sorteo, en el bingo, en las m?quinas tragamonedas, nos puede hacer gustar el sabor amargo de la frustraci?n y hundir en mayor pobreza. Son como pompas de jab?n que atraen por su brillo y movimiento, pero pronto desaparecen. Con dolor y preocupaci?n vemos mujeres con las bolsas para hacer las compras haciendo cola esperando que abra el casino, o el local que sea. Da pena ver tanta gente humilde que se juega lo que tiene para comer. Pero no seamos ingenuos, unos pocos s? que ganan plata a paladas desplumando a los pobres.
En estos d?as estamos realizando en las Parroquias, Capillas, comunidades educativas, una campa?a de concientizaci?n acerca de los riesgos del crecimiento de las ofertas de juego de azar en nuestro pa?s. Quienes quieran acceder a la cartilla que estamos trabajando, pueden buscar en la p?gina www.pastoralsocial.org.ar
Los obispos de la Argentina estamos muy preocupados y ocupados en este tema. Escuchamos a los laicos, sacerdotes y religiosos/as de las parroquias y capillas, movimientos, que conversan e intercambian opiniones sobre lo que pasa en el pa?s, con ellos miramos a la gente en su dimensi?n humana. Como seres humanos con ganas de encontrarle sentido a su vida en busca de la felicidad ?personal, familiar y comunitaria.
En diciembre pasado hemos dado a conocer una Declaraci?n que se titula ?El juego se torna peligroso?. Es que esta preocupaci?n surge porque se expande la oferta de m?quinas tragamonedas y otras propuestas de juegos de apuestas por todos lados. En esa Declaraci?n decimos: ?en esta situaci?n de debilidad, es perjudicial que de diversas maneras se promueva la ilusi?n de ?salvarse? o solucionar todos los problemas econ?micos con un ?golpe de suerte?. Sin embargo, pocas veces se muestra la cantidad de personas que han jugado lo necesario para el sustento familiar para que s?lo algunos pocos obtengan un premio. Persiguiendo una fantas?a irreal de ganar dinero sin esfuerzo se llega al golpe de la desilusi?n. Por lo general se comienza con peque?as sumas que llevan a la peligrosa vor?gine de no saber parar hasta caer en otra ilusi?n: ?recuperar lo perdido?. Somos testigos de hermanas y hermanos que nos han contado de la p?rdida hasta de sus propios hogares por esta adicci?n?.
Tambi?n en la televisi?n hay montones de sorteos y hasta programas a la noche para apostar por tel?fono. Por Internet hay ofertas de juego que buscan tentar a los m?s j?venes. Nadie se salva: j?venes, amas de casa, jubilados, trabajadores o desocupados. Ir?nicamente, como en el juego de la Perinola ?todos ponen?.
Suele hacerse propaganda diciendo que es para ayudar con programas sociales. Pero no se dice que gran parte de lo recaudado es ganancia para unos pocos, y mucho menos de la mitad se dedica luego a fines solidarios.
Se favorecen as? conductas que pueden derivar en una adicci?n al juego. Hay quienes son jugadores compulsivos, y sienten que no pueden parar. Cuentan que se sienten como en un remolino que los absorbe con fuerza y no los larga.
No te gastes la plata en apuestas. Dios te quiere libre de toda atadura que te pueda esclavizar y humillar. La fe, los amigos, la familia, son est?mulos para una vida en alegr?a y plenitud.
Los que trabajan en grupos de recuperaci?n de adictos afirman que un pilar muy importante es la fe. Los obispos de Am?rica escribimos un Documento en el 2007 que afirma: ?no podemos olvidar que la mayor pobreza es la de no reconocer la presencia del misterio de Dios y de su amor en la vida del hombre, que es lo ?nico que verdaderamente sana y libera? (Documento de Aparecida, 405)
Con tu vida y la de tu familia no se juega.??
Mons. Jorge? Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaych??
Lima (Agencia Fides) ? A una semana de las elecciones pol?ticas 2011, que se celebrar?n el 10 de abril, donde los peruanos elegir?n al pr?ximo presidente del Per? y a los representantes del Congreso de la Rep?blica, los Obispos del Per? recuerdan a los fieles la invitaci?n dirigida a los candidatos por la Conferencia Episcopal del Per? durante su 97 Asamblea General Ordinaria, en la que los invit? a promover el desarrollo humano integral y el respeto de la dignidad humana, el matrimonio y la familia.
MENSAJE DE LOS OBISPOS DEL PER?
ANTE LAS PR?XIMAS ELECCIONES GENERALES 2011?
Ante las pr?ximas Elecciones Generales 2011, los Obispos del Per?, atentos a la voz de Jesucristo el Buen Pastor, que dice: ?Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia? (Jn 10, 10), queremos ofrecer a todos los actores del proceso democr?tico -cat?licos y ciudadanos en general- algunas reflexiones que ayuden a ejercer el deber electoral con verdad y responsabilidad.
1.- La dignidad de la persona es el centro de la preocupaci?n social de la Iglesia. Ella ense?a que, para discernir lo que es m?s justo y adecuado en orden al bien com?n, debe tenerse en cuenta la primac?a del ser humano, la promoci?n de sus derechos fundamentales y la inclusi?n de los m?s d?biles en los proyectos de desarrollo. La Iglesia considera el ejercicio de la pol?tica como un servicio a la naci?n. Es fundamental que se analicen las propuestas de los candidatos para garantizar estos principios.?
2.- El desarrollo social debe fundarse en el respeto y la promoci?n de los derechos humanos, el acceso a los servicios b?sicos de salud, nutrici?n, agua, educaci?n, vivienda y seguridad ciudadana, especialmente de los m?s pobres. Las mejores condiciones econ?micas que el pa?s experimenta deben llegar cuanto antes a los que todav?a se encuentran en la pobreza o la marginaci?n.
3.- El ejercicio de la democracia debe respetar los principios ?ticos y morales vinculados a la promoci?n del bien com?n. Por ello, sin expresar preferencia por ninguna de las propuestas electorales, tenemos el deber de orientar a los fieles en aquellos planteamientos que, por sus implicaciones religiosas y morales, contradicen las ense?anzas de la Iglesia (cfr. Compendio de la Doctrina Social de Ia Iglesia, n.424).?
4.- Invitamos a estar alerta ante las propuestas que atentan contra la ley natural, el respeto a la dignidad humana, la verdad y la pr?ctica de la justicia. Ir contra estos principios es desconocer nuestra realidad natural. Intentar cambiarlos traer? graves consecuencias para la sociedad, y los perjudicados siempre ser?n los m?s d?biles. Por ello, el respeto y la defensa de la vida desde el primer instante de su concepci?n hasta su muerte natural es irrenunciable en todo planteamiento. No se pueden aceptar bajo ning?n argumento el aborto, la eutanasia o la manipulaci?n gen?tica.
?5.- El matrimonio es la base de la familia y de la sociedad y tiene una importancia fundamental para el aut?ntico desarrollo. Por su origen divino, posee unas caracter?sticas propias e irrenunciables. ?Cre?, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo cre?; var?n y mujer los cre? (Gen 1,27). El matrimonio no es una uni?n cualquiera entre personas. Es la uni?n estable e indisoluble de un hombre y una mujer que se complementan y se entregan rec?procamente en una relaci?n abierta a la vida. ?Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre? (Mt 19,6). Tambi?n es reconocido as? el matrimonio por las grandes culturas y por la Constituci?n Pol?tica del Per?. Ninguna otra realidad se le puede equiparar. Es responsabilidad de todas las instancias de la sociedad promover cuanto contribuya el bien del matrimonio y de la familia.
6.- El vicio de la corrupci?n contin?a socavando el desarrollo social y pol?tico de nuestro pueblo. Ha faltado la voluntad tenaz y el compromiso ejemplar de nuestras autoridades, la vigilancia y la colaboraci?n eficaz de todos los ciudadanos y sobre todo, nos est? faltando una fuerte conciencia ?tica y moral (cfr. Iglesia en Am?rica, 23). El proceso electoral es una ocasi?n propicia para exigir la presentaci?n de programas que enfrenten con valent?a las diversas formas de corrupci?n, tanto en los poderes del Estado como en los ?mbitos de la actividad p?blica y privada.
7.- Es preciso lograr un saludable equilibrio entre progreso econ?mico y respeto a la naturaleza. Los planes de gobierno han de tener en cuenta la ecolog?a y el uso racional de las riquezas de nuestro pa?s, consultando oportunamente a los pueblos y a las comunidades en cuyo territorio se dan las concesiones de tierras y las licencias de explotaci?n de los recursos naturales. Hay que prevenir as? futuros conflictos y enfrentamientos que tanto dolor nos han causado y combatir abusos como el narcotr?fico y la depredaci?n de costa, sierra y selva.
?8.- Los candidatos deben tener en cuenta que la violencia social no se genera solamente porque exista pobreza, sino porque existe desigualdad. Un reto para las autoridades elegidas es lograr un mayor desarrollo, pero que se vea reflejado en la vida de todos los peruanos, principalmente de los m?s desfavorecidos. Por eso, las propuestas de gobierno deben expresar un compromiso real con los m?s necesitados y as? mantener la esperanza de nuestros pueblos.?
9.- Es tiempo de un di?logo fecundo y alturado que genere espacios de armon?a. La transparencia del proceso electoral exige que los electores sean escuchados por los candidatos y que entre estos haya un sereno intercambio de ideas. As? el elector podr? conocer no s?lo los contenidos de los programas, sino tambi?n la preparaci?n del candidato y la coherencia de su actitud. Por consideraci?n al elector, se han de promover debates que le permitan formarse una opini?n s?lida y as? poder ejercer libre y responsablemente su derecho a votar.
10.-El ciudadano merece respeto e informaci?n veraz. Es indigno tratarlo como un objeto que se puede manipular o enga?ar. La dignidad del votante exige que resplandezca la verdad como elemento esencial para la paz, la convivencia, la democracia y la vida institucional . ?La verdad los har? libres? (Jn 8,32)
11.-Los periodistas y los medios de comunicaci?n social han de participar con la m?xima responsabilidad en el proceso. Los invitamos a ejercer la libertad de expresi?n buscando la verdad unida a la justicia y al bien com?n. Que su informaci?n sea objetiva, imparcial, abierta a todos los candidatos, a fin de que las propuestas sean conocidas de manera ?ntegra y veraz. M?s all? de las l?citas actividades publicitarias de la campa?a electoral y dejando de lado los cambiantes resultados de las encuestas, se debe privilegiar la correcta informaci?n para garantizar una verdadera participaci?n ciudadana.
12.-Los Obispos Latinoamericanos dijimos en Aparecida: ?Urge crear estructuras que consoliden un orden social, econ?mico y pol?tico en el que no haya inequidad y donde haya posibilidades para todos. Igualmente, se requieren nuevas estructuras que promuevan una aut?ntica convivencia humana, que impidan la prepotencia de algunos y faciliten el di?logo constructivo para los necesarios consensos sociales? (Documento de Aparecida, 384)
En esta etapa decisiva para el futuro del pa?s, pidamos a Dios que nos ilumine para elegir a los m?s capaces y con mayor vocaci?n de servicio; que a las autoridades les conceda la sabidur?a necesaria para velar por el bien com?n; y que todos, solidariamente unidos, estemos dispuestos a trabajar por el Per?.
Los Obispos del Per?
Lima, 26 de Enero de 2011
ZENIT? nos ofrece la intervenci?n pronunciada por el Papa Benedicto XVI?el domingo, 3 de ABril de 2011, al introducir la oraci?n mariana del ?ngelus con los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
?Queridos hermanos y hermanas!
El itinerario cuaresmal que estamos viviendo es un tiempo de gracia particular, durante el cual podemos experimentar el don de la benevolencia del Se?or hacia nosotros. La liturgia de este domingo, llamado "Laetare", nos invita a alegrarnos, a gozar, tal y como proclama la ant?fona de entrada de la celebraci?n eucar?stica: ??Alegraos con Jerusal?n y regocij?os por causa de ella, todos los que la am?is! ?Compartid su mismo gozo los que est?bais de duelo por ella, para ser amamantados y saciados en sus pechos consoladores, para gustar las delicias de sus senos gloriosos!" (cfr?Is?66,10-11). ?Cu?l es la raz?n profunda de esta alegr?a? Nos lo dice el Evangelio de hoy, en el que Jes?s cura a un hombre ciego de nacimiento. La pregunta que el Se?or Jes?s dirige a aquel que hab?a sido ciego constituye el culmen del relato: ??Crees en el Hijo del hombre?" (Jn 9,35). Aquel hombre reconoce el signo realizado por Jes?s, y pasa de la luz de los ojos a la luz de la fe: "?Creo, Se?or!" (Jn 9,38). Hay que resaltar c?mo una persona sencilla y sincera, de forma gradual, realiza un camino de fe: en un primer momento se encuentra con Jes?s como un ?hombre? entre los dem?s, despu?s lo considera un "profeta", finalmente, sus ojos se abren y lo proclama "Se?or". En oposici?n a la fe del ciego curado est? el endurecimiento del coraz?n de los fariseos que no quieren aceptar el milagro, porque rechazan acoger a Jes?s como el Mes?as. La muchedumbre, en cambio, se detiene a discutir sobre lo sucedido y permanece distante e indiferente. Los mismos padres del ciego son vencidos por el miedo al juicio de los dem?s.
Y nosotros, ?qu? actitud asumimos frente a Jes?s? Tambi?n nosotros, a causa del pecado de Ad?n, hemos nacido ?ciegos?, pero frente a la fuente bautismal hemos sido iluminados por la gracia de Cristo. El pecado hab?a herido a la humanidad destin?ndola a la oscuridad de la muerte, pero en Cristo resplandece la novedad de la vida y la meta a la que hemos sido llamados. En ?l, revigorizados por el Esp?ritu Santo, recibimos la fuerza para vencer el mal y realizar el bien. De hecho, la vida cristiana es una conformaci?n continua a Cristo, imagen del hombre nuevo, para llegar a la plena comuni?n con Dios. El Se?or Jes?s es ?la luz del mundo" (Jn 8,12), porque en ?l "resplandece el conocimiento de la gloria de Dios" (2 Cor 4,6) que sigue revelando en la compleja trama de la historia cu?l es el sentido de la existencia humana. En el rito del Bautismo, la entrega de la vela, encendida en el gran cirio pascual s?mbolo de Cristo Resucitado, es un signo que ayuda a captar lo que sucede en el Sacramento. Cuando nuestra vida se deja iluminar por el misterio de Cristo, experimenta la alegr?a de ser liberada de todo aquello que amenaza su realizaci?n plena. En estos d?as que nos preparan a la Pascua reavivemos en nosotros el don recibido en el Bautismo, esa llama que a veces corre el riesgo de ser sofocada. Aliment?mosla con la oraci?n y la caridad hacia el pr?jimo.
A la Virgen Mar?a, Madre de la Iglesia, confiamos el camino cuaresmal, para que todos puedan encontrar a Cristo, Salvador del mundo.
[Despu?s del ?ngelus dijo]
Queridos hermanos y hermanas, ayer se celebraba el sexto aniversario de la muerte de mi amado Predecesor, el Venerable Juan Pablo II. Con motivo de su pr?xima beatificaci?n, no he celebrado la tradicional Misa de sufragio por ?l, sino que le he recordado con afecto en la oraci?n, como creo que todos vosotros. Mientras, a trav?s del camino cuaresmal, nos preparamos a la fiesta de Pascua, nos acercamos con alegr?a tambi?n al d?a en el que podremos venerar como beato a este gran Pont?fice y Testigo de Cristo, y confiarnos a?n m?s a su intercesi?n.
[En espa?ol dijo]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua espa?ola presentes en esta oraci?n mariana, as? como a los que se unen a ella a trav?s de los medios de comunicaci?n social. La liturgia de este d?a nos recuerda que Jesucristo es la Luz del mundo. De su mano podemos afrontar la vida y vencer todo lo que oscurece la conciencia y nos impide distinguir el bien del mal. Como hizo el Siervo de Dios Juan Pablo II, del que ayer recordamos el sexto aniversario de su fallecimiento, os invito a identificaros cada vez m?s con el Se?or y de este modo avanzar siempre por el camino de la verdad y de la aut?ntica alegr?a. Feliz domingo.
[Traducci?n del original italiano por Inma ?lvarez
?Libreria Editrice Vaticana]
Lectio divina para el mi?rcoles de la segunda semana de Pascua 2011, ofrecida por la Delegaci?n Diocesana de Liturgia de la di?cesis de Tenerife.
LECTURA:????????????Juan 3, 16‑21?
Tanto am? Dios al mundo que entreg? a su Hijo ?nico para que no perezca ninguno de los que creen en ?l, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mand? su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por ?l. El que cree en ?l no ser? juzgado; el que no cree ya est? juzgado, porque no ha cre?do en el nombre del Hijo ?nico de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras est?n hechas seg?n Dios.
MEDITACI?N:?????????????Tanto am?
??????????? ?sta es la clave que no terminamos de asimilar los que creemos y a la que no son capaces de abrirse los que dicen no creer, y que se fu?semos capaces de acoger con toda la fuerza de su verdad pod?a cambiar definitivamente nuestros corazones y nuestro mundo sufriente.
??????????? Dios, el Dios de Jes?s, no es un ser caprichoso, que se quiere entrometer en todo para manejarlo todo, para poner cotos, para incordiar la vida y negarle el gozar de su belleza.? Es el Dios que ama, que ama hasta el infinito, nos lo ha manifestado suficientemente. Es el Dios que quiere que vivamos abundantemente, que nos ofrece su paz profunda y la posibilidad de aportar luz a tanta oscuridad que arrastramos.
??????????? Es el Dios que abre horizontes a nuestra realidad limitada y nos invita a sentirnos familia y a construir una gran casa donde nos sintamos hermanos. Y no s? por qu?, Se?or,? algo que parece tan hermoso nos resulta tan dif?cil, casi imposible.
??????????? Yo s? que la realidad de ese amor que arranca de ti lo has depositado en m?, y m?s all? de las preguntas sin respuesta, me invitas a volcarlo, a darlo, gratuitamente, como t?.
ORACI?N:????????????Quiero amar?
??????????? Gracias, Se?or, por tu amor. Gracias por tu desbordamiento, por tu gratuidad, gracias por tu amor que me llega a lo m?s ?ntimo de m?.
??????????? Se?or, quiero amar, como t?. S? que no es dif?cil, aunque, es triste decirlo, me cuesta, pero quiero y necesito amar.
??????????? Quiero amar, con la fuerza con que t? lo hiciste, con esa radicalidad que encuentra su gozo en el dar, en el darme. Ay?dame, Se?or.
CONTEMPLACI?N:????????????Como t??
Amor que se desborda
y que me llega
en latidos profundos,
en deseos ardientes.
Amor que nace de ti,
mi fuente,
y ans?a en convertirse en r?o
que corra sereno,
fecundando la tierra por donde pasa,
silenciosamente,
calladamente,
como t?.
ZENIT Publica el art?culo que ha escrito monse?or Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Crist?bal de Las Casas, con el t?tulo "Hambre y sed de Dios".?
Hambre y sed de Dios?
VER
?Qu? buscan quienes cambian de religi?n? Muchos lo hacen porque tienen hambre y sed de Dios. No se alejan de su iglesia en que nacieron porque sean malos, tengan intereses torcidos, o huyan del compromiso social de la fe, sino porque quieren encontrar m?s de cerca a Dios. Tienen ansia de algo o Alguien que cure su dolor que les desespera, que llene el vac?o que sienten, que les ayude a superar su insatisfacci?n, que mitigue su angustia y soledad que les atormenta. Unos, aprisionados por el alcohol y la droga, quieren liberarse y acuden a cualquier centro religioso que le d? consuelo y esperanza, de tinte carism?tico cat?lico o protestante, o a uno de tantos nuevos cultos que han surgido, y que fincan su ?xito en ofrecer salud y prosperidad.
Estamos en un supermercado de religiones. Pululan por todas partes grupos con l?deres de grandes dotes comunicativas y teatrales, como uno originario de Puerto Rico y residente en Miami, que, en forma contradictoria, proclama ser Jesucristo hombre, y al mismo tiempo se dice "anticristo"; pide a sus seguidores que se marquen con el 666, signo apocal?ptico de la "bestia", el gran enemigo de Cristo. Dice que todos, empezando por Pablo y los dem?s ap?stoles, hemos estado equivocados. ?Hasta que ?l lleg?, lleg? la verdad! ?Y hay quienes lo siguen! Alejados e ignorantes de su fe original, o decepcionados por alg?n mal trato, buscan ansiosamente quien les d? ?nimo y seguridad.
Esto indica que la gente busca a Dios. Aumentan los que se declaran sin religi?n, pero son m?s quienes van tras nuevas religiones. Quiz? quieren un Dios a su medida. O su Iglesia los deja insatisfechos. O no hemos sabido ofrecerles los enormes tesoros espirituales que tenemos. Una laica colombiana, universitaria, nos dijo a los obispos en Aparecida que les habl?ramos m?s de Dios... Un sacerdote de Bogot? afirma que muchos obispos, sacerdotes y religiosas no hablamos de Jesucristo... ?Qu? nos dice todo esto?
JUZGAR
Jesucristo nos dej? en su Iglesia una fuente exuberante de vida eterna, que sacia nuestra hambre y sed de eternidad y trascendencia. Si estamos convencidos de que El es el ?nico Camino, el ?nico Salvador, la ?nica Vida, la ?nica Verdad, contagiaremos siempre esta convicci?n que da sentido y plenitud a nuestra vida y vocaci?n. Que no busquen en otras fuentes lo que nosotros tenemos en abundancia.
Dice el Papa Benedicto XVI: "Jes?s es la Palabra viva de Dios. Cuando ense?aba, la gente reconoc?a en sus palabras la misma autoridad divina, sent?a la cercan?a del Se?or, su amor misericordioso, y alababa a Dios. En toda ?poca y en todo lugar, quien tiene la gracia de conocer a Jes?s, especialmente a trav?s de la lectura del santo Evangelio, queda fascinado con ?l, reconociendo que en su predicaci?n, en sus gestos, en su Persona, ?l nos revela el verdadero rostro de Dios, y al mismo tiempo nos revela a nosotros mismos, nos hace sentir la alegr?a de ser hijos del Padre que est? en el cielo, indic?ndonos la base s?lida sobre la cual debemos edificar nuestra vida.
Pero a menudo el hombre no construye su obrar, su existencia, sobre esta identidad, y prefiere las arenas de las ideolog?as, del poder, del ?xito y del dinero, pensando encontrar en ellos estabilidad y la respuesta a s la insuprimible demanda de felicidad y de plenitud que lleva en su alma. ?Cristo es la roca de nuestra vida! El es la Palabra eterna y definitiva que no hace temer ning?n tipo de adversidad, de dificultad, de molestia... Os exhorto a dedicar tiempo cada d?a a la Palabra de Dios, a alimentaros de ella, a meditarla continuamente. Es una ayuda preciosa tambi?n para evitar un activismo superficial, que puede satisfacer por un momento el orgullo, pero que al final nos deja vac?os e insatisfechos" (6-III-2011).
ACTUAR
Apasion?monos m?s por Jesucristo y contagiemos a otros de esta nuestra fe. No le busquemos tantas explicaciones justificatorias a las deserciones de creyentes, para seguir siendo y haciendo lo mismo de siempre, sin convertirnos pastoralmente. No nos hagamos sordos a los signos de los tiempos, en los cuales el Esp?ritu nos puede estar invitando a una renovaci?n personal y eclesial.
Mensaje de monse?or Carlos H. Malfa, obispo de Chascom?s, para la Cuaresma 2011. (AICA)?
"Vengan, volvamos al Se?or" (Oseas 6, 1)?
?Borra mi culpa? crea en m?, Dios m?o, un coraz?n puro? devu?lveme la alegr?a de tu salvaci?n? (Salmo 50).
1. Este Salmo, conocido como el ?miserere? nos pone en la realidad de un pecador que expresa su arrepentimiento, implora con humildad el perd?n de Dios y pide le ayude a hacer nueva su vida.
En su mensaje de Cuaresma el Santo Padre nos dice: ?El per?odo cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger con una sincera revisi?n de vida, la Gracia renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisi?n hacia Cristo? (n? 3).
Les propongo que en esta Cuaresma nos animemos a redescubrir la belleza del Sacramento de la Penitencia, renovar la fe y la pr?ctica frecuente de este Sacramento de la misericordia de Dios.
En la carta Apost?lica Novo Millennio Ineunte el siervo de Dios Juan Pablo II dec?a: ?Deseo pedir, adem?s, una renovada valent?a pastoral para que la pedagog?a cotidiana de la comunidad cristiana sepa proponer de manera convincente y eficaz la pr?ctica del Sacramento de la Reconciliaci?n? es necesario que los Pastores tengan mayor confianza, creatividad y perseverancia en presentarlo y valorizarlo. ?No debemos rendirnos, queridos hermanos sacerdotes, ante las crisis contempor?neas! Los dones del Se?or ?y los Sacramentos son de los m?s preciosos- vienen de Aqu?l que conoce bien el coraz?n del hombre y es el Se?or de la historia (n? 37).
Recuerdo y llamo aqu? no solo a los sacerdotes? sino tambi?n a los padres y madres de familia, catequistas, educadores, profesores de religi?n, la importante e ineludible responsabilidad y misi?n hacia ni?os y adolescentes, j?venes y adultos en una catequesis que lleve a conocer, amar y practicar el Sacramento de la Penitencia, una catequesis ?ntegra y sin ambig?edades trasmitiendo la fe de la Iglesia como la recoge el Catecismo de la Iglesia Cat?lica (CEC 1422-1498).
El ritual de la Penitencia en su Introducci?n (nros. 1 y 4) y citando a Lumen Gentium (n? 11) ense?a: ?Jes?s, no solo exhort? a los hombres a la penitencia, para que abandonando la vida de pecado se conviertan de todo coraz?n a Dios, sino que acogi? a los pecadores para reconciliarlos con el Padre? En el Sacramento de la Penitencia los fieles obtienen de la misericordia de Dios el perd?n de las ofensas que han hecho al Se?or y, al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia a la que ofendieron con su pecado y que, con su amor, su ejemplo y su oraci?n, les ayuda en el camino de la propia conversi?n?.
2. Cierto es que para reconocer el pecado y la necesidad de salvaci?n, para experimentar la nostalgia de Dios, necesitamos redescubrir a Dios en el horizonte de nuestra vida. El pecado original nos dej? una tendencia: la ilusoria pretensi?n de ?querer ser como dioses?, el dejarnos seducir y convertirnos en se?ores absolutos de nosotros mismos, de los otros y de la creaci?n, creyendo encontrar la inteligencia del bien y del mal. Al descubrir que no somos dioses, experimentamos la amargura del vac?o y sinsentido de nuestra vida por la ruptura con Dios y, la perturbaci?n de la relaci?n con Dios nos enfrenta con los dem?s. Desde los inicios es as?, en la conversaci?n con Dios luego del pecado original, Ad?n y Eva se lanzan mutuas recriminaciones, culp?ndose el uno al otro, porque quien se enoja con Dios lo hace tambi?n con el hermano. Podemos negar a Dios, olvidarnos de la acci?n de Dios, ser indiferentes hacia ?l para eliminar el concepto de pecado pero no podemos negar las consecuencias del mal presentes en nuestra vida personal, familiar y social. Perder el sentido de Dios eclipsa tambi?n el sentido del pecado, sin embargo el bien siempre ser? bien aunque nadie lo haga y el mal siempre ser? mal aunque todos lo hagamos.
Nos dec?a el Concilio: ?La criatura sin el Creador desaparece? por el olvido de Dios la propia criatura queda oscurecida? (GS, 36).
Nos iluminar?a a todos, pastores y fieles, en el camino de la conversi?n y tambi?n como preparaci?n a su pr?xima beatificaci?n, retomar la Exhortaci?n Apost?lica ?Reconciliatio et Paenitentia? del siervo de Dios Juan Pablo II, cuya lectura y reflexi?n les sugiero de coraz?n.
Podremos comprender en la lectura reflexiva de esta Exhortaci?n la profundizaci?n y actualizaci?n que hace Juan Pablo II de la expresi?n de P?o XII en 1946: ?El pecado del siglo es la p?rdida del sentido de pecado?.
Somos capaces de Dios pero tambi?n somos capaces de oscurecer el sentido de Dios que debilita el sentido del pecado y anestesia y acalla la conciencia, nos vuelve sordos a su voz interior. ?Cu?nto necesitamos trabajar en la formaci?n de la conciencia cuando somos tentados a elegir nuestro propio juicio al proyecto de Dios y a la ley moral donde en verdad encontramos nuestra libertad!
Siempre podemos abrirnos a la voz de Dios ?este es el tiempo favorable, este es el d?a de la salvaci?n?? (2 Cor 6,2).
San Pablo nos recuerda que tenemos una ley escrita por Dios en nuestro coraz?n (Rom. 2, 15-16). El Concilio nos ense?a ?La conciencia es el n?cleo m?s secreto y el sagrario del hombre, en el que ?ste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto m?s ?ntimo de aqu?lla.? (GS, 16). En esta interioridad profunda se da el encuentro personal del hombre con Dios y bajo su mirada decide en libertad. La voz de Dios siempre llama a amar, hacer el bien y evitar el mal, al amor de Dios y del pr?jimo, donde encontramos dignidad y paz.
3. La misericordia de Dios viene a nuestro encuentro en el Sacramento de la Penitencia: ?Dios, Padre Santo, que hizo todas las cosas con sabidur?a y amor, y admirablemente cre? al? hombre, cuando ?ste por desobediencia perdi? su amistad, no lo abandon? al poder de la muerte, sino que compadecido, tendi? la mano a todos para que le encuentre el que lo busca? (Plegaria Eucar?stica IV).
A lo largo de su ministerio Jes?s ejerci? el poder de Dios de perdonar los pecados, es el sentido de su nombre (Mt. 1, 21); la raz?n de su misi?n (Mt. 20, 28); el objetivo de su muerte (Mt. 26, 28). Ser? el gran don de la Pascua cuando se aparece a los ap?stoles: ?Reciban el Esp?ritu Santo. A quienes perdonen los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos? (Jn. 20, 22-23), as? Jes?s extendi? a la Iglesia el poder de comunicar la redenci?n obtenida en la cruz y la autoridad para perdonar los pecados.
Cuando en la fe cat?lica decimos ?creo en el perd?n de los pecados?, es la fe en el Esp?ritu Santo, en la Iglesia y en la comuni?n de los santos.
San Agust?n ense?? que la Iglesia: ?Ha recibido las llaves del Reino de los cielos, de tal manera que en ella los pecados pueden ser perdonados a trav?s de la sangre de Cristo y la acci?n del Esp?ritu Santo. En la Iglesia, el alma muerta por el pecado regresa a la vida para vivir en Cristo, cuya gracia nos ha salvado? (Serm?n 214).
4. En la reciente Exhortaci?n Apost?lica ?Verbum Domini? el Papa Benedicto XVI indica la necesidad de la Sagrada Escritura en el Sacramento de la Penitencia: .. ?nunca se ha de olvidar que la Palabra de Dios es palabra de reconciliaci?n porque en ella Dios reconcilia consigo todas las cosas? (cf. 2Cor 5, 18-20); Ef. 1,10). El perd?n misericordioso de Dios, encarnado en Jes?s, levanta al pecador. ?Por la Palabra de Dios el cristiano es iluminado en el conocimiento de sus pecados y es llamado a la conversi?n y a la confianza en la misericordia de Dios. Para que se ahonde en la fuerza reconciliadora de la Palabra de Dios, se recomienda que cada penitente se prepare a la confesi?n meditando un pasaje adecuado de la Sagrada Escritura?? (Verbum Domini, 61).
?Ojal? escuchen hoy la voz del Se?or, no endurezcan el coraz?n? (Salmo 94).
Les sugiero ahora algunos pasajes evang?licos, conmovedores encuentros salvadores de la vida de Jes?s en los que podemos contemplar y descubrir el rostro de Dios, rico en misericordia que conoce como nadie la fragilidad de nuestra condici?n humana y nos dispone a una buena confesi?n pascual.
La lectura orante de estos textos nos har? ver que en el Sacramento del perd?n la misericordia de Dios es siempre nueva y se encarna en nuestra vida espiritual de pecadores sinceramente arrepentidos: El encuentro con la mujer samaritana (Jn. 4, 1-42); las l?grimas ante la muerte del amigo L?zaro (Jn. 11, 1-44);? el perd?n de la mujer ad?ltera (Jn. 8, 1-11); curaci?n del paral?tico (Jn. 5, 1-18); el pastor que recuper? a la oveja perdida y la alegr?a de la mujer que encontr? la dracma perdida (Lc. 15, 1-10) y la conmovedora par?bola del Padre Misericordioso (Lc. 15, 11-32) con su imperecedero valor religioso. Dios es ese Padre que continuamente mira el horizonte porque siempre espera nuestro retorno? ?estaba a?n distante cuando su padre lo divis? y se estremeci?. Corriendo se le ech? al cuello y lo bes?.? (Lc. 15, 20). Ese hijo es cada uno de nosotros. ?Celebremos un banquete, porque este hijo m?o estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado. Y comenz? la fiesta? (Lc. 15, 24).
La Palabra de Dios despierta en nosotros la memoria del Amor que nos da la confianza y la esperanza de tomar la decisi?n de volver a Dios, preparando serenamente nuestra confesi?n pascual.? El examen de conciencia hecho con la humildad y el coraje del hijo pr?digo nos hace ver no solo el mal que hemos hecho sino tambi?n el bien que dejamos de hacer (?confesamos los pecados de omisi?n?); experimentar el dolor por los pecados, sincero arrepentimiento, la necesidad de reparar, la confesi?n ante el sacerdote y la alegr?a y gratitud de recibir el don renovado: ?Yo te absuelvo? vete en paz y no peques m?s?? (Jn. 8, 11) y queda renovada nuestra santidad bautismal.
La vuelta a la casa del Padre es tambi?n en el Sacramento el encuentro con el Hijo, el Se?or Crucificado y Resucitado que en su Pascua nos da la nueva vida gracias al don del Esp?ritu.
Queridos hermanos y hermanas, pong?monos en camino hacia el confesionario con coraz?n humilde, contrito y lleno de fe para vivir el Sacramento en el que Dios perdona, renueva y transforma la vida y da paz al coraz?n: ?Dej?monos reconciliar con Dios? (2 Cor. 5, 20).
5.- En el camino de nuestra santificaci?n redescubrir la verdad y la belleza del Sacramento de la Penitencia es vital no solo para los fieles sino tambi?n para nosotros los sacerdotes quienes somos a la vez penitentes y ministros de la reconciliaci?n, del perd?n de Dios: ?Todo procede de Dios, que nos reconcili? consigo por medio de Cristo y que nos encarg? el ministerio de la reconciliaci?n? (2 Cor, 5, 18).
No puedo dejar de recordar cuanto dijera el siervo de Dios Juan Pablo II en su Exhortaci?n Apost?lica ?Pastores Dabo Vobis?: ?Quiero dedicar unas palabras al Sacramento de la Penitencia, cuyos ministros son los sacerdotes, pero deben ser tambi?n sus beneficiarios, haci?ndose testigos de la misericordia de Dios por los pecadores. Repito cuanto escrib? en la Exhortaci?n Reconciliatio et Paenitentia: ?La vida espiritual y pastoral del sacerdote, como la de sus hermanos laicos y religiosos, depende, para su calidad y fervor, de la asidua y consciente pr?ctica personal del Sacramento de la Penitencia. La celebraci?n de la Eucarist?a y el ministerio de los otros Sacramentos, el celo pastoral, la relaci?n con los fieles, la comuni?n con los hermanos, la colaboraci?n con el Obispo, la vida de oraci?n, en una palabra, toda la existencia sacerdotal sufre un inevitable decaimiento, si le falta, por negligencia o cualquier otro motivo, el recurso peri?dico e inspirado en una aut?ntica fe y devoci?n al Sacramento de la Penitencia. En un sacerdote que no se confesase o se confesase mal, su ser como sacerdote y su ministerio se resentir?an muy pronto y se dar?a cuenta tambi?n la comunidad de la que es pastor? (Pastores Dabo Vobis, 26).???
El sacerdote es servidor de la unidad de la Iglesia, por el don del ministerio es signo e instrumento de comuni?n, llamado a ser hombre del perd?n, misericordioso y acogedor con todos, artesano de concordia siempre dispuesto a sanar las rupturas entre los hermanos.?
Invito a los sacerdotes a mostrarnos siempre disponibles ?a tiempo y a destiempo- a anunciar y comunicar la misericordia de Dios y celebrar el Sacramento de la Penitencia en cuya administraci?n recibimos de nuestros fieles profundos ejemplos de fe y humildad y se afianza la conciencia de nuestra identidad sacerdotal.
Tambi?n quisiera decirles que? no esperemos a ser llamados, creo que un sacerdote presente en el confesionario del templo es un signo conmovedor de la paciencia de Dios que siempre espera y una invitaci?n a volver a Dios que nos ofrece su perd?n.?
Finalmente, les recuerdo que en el decreto de su nombramiento digo a los p?rrocos: ?Te ruego, adem?s, que no descuides que el ministerio del Sacramento de la Reconciliaci?n sea celebrado en horarios accesibles a todos, de modo que cada uno pueda progresar en su conversi?n y crecer en santidad conforme a su vocaci?n?.?
Queridos hermanos y hermanas: Que cada uno de nosotros sea siempre un evangelizador del perd?n de Cristo y un testigo del esplendor de la misericordia de Dios.
Con estos sentimientos y mi oraci?n por todos, los abrazo y bendigo de coraz?n en Cristo y Mar?a Sant?sima.?
Mons. Carlos H. Malfa, obispo de Chascom?s
9 de marzo, Mi?rcoles de Ceniza.?
Homil?a de monse?or Luis H. Villalba, arzobispo de Tucum?n, en la misa de apertura del a?o lectivo (29 de marzo de 2011). (AICA)
APERTURA DEL A?O LECTIVO 2011?????????
Queridos educadores y educandos de todos los niveles:
1. Todos los a?os, el comienzo del ciclo lectivo coincide con el tiempo de Cuaresma.
La Cuaresma, como su nombre lo indica, abarca cuarenta d?as y nos prepara a celebrar los misterios centrales de nuestra fe: la Pasi?n, la Muerte y la Resurrecci?n del Se?or, que viviremos en la Semana Santa.
La Iglesia le da mucha importancia a este tiempo lit?rgico: es un tiempo de una particular intensidad espiritual.
Entonces, la Cuaresma es un tiempo para renovar nuestra vida cristiana. No se trata de un cambio exterior, sino de cambiar nuestro coraz?n, nuestra vida.
?Qu? tenemos que hacer en Cuaresma?
Entrar en nosotros mismos y reflexionar a la luz del Evangelio si mi vida es conforme a lo que Dios quiere. Tenemos que dedicarnos m?s intensamente a la oraci?n y a la penitencia, como hizo Jes?s en el desierto.
La Iglesia nos pide que oremos.
Que hagamos alguna penitencia.
Que nos ejercitemos en la caridad.?
2. Nuevamente nos encontramos iniciando un a?o lectivo.
Comenzamos un nuevo ciclo lectivo y nos reunimos junto al altar para participar de la Santa Misa y pedir al Se?or que bendiga y acompa?e la tarea que nos espera a lo largo de este a?o.
Saludo a todos los directivos, profesores, maestros y educadores en general, como as? tambi?n a todos los que trabajan en nuestras Escuelas Cat?licas. Una menci?n especial para nuestros ni?os y j?venes y a sus familias.
Reconozco y doy gracias por la gran tarea que realizan los Colegios Cat?licos, tanto parroquiales como congregacionales en bien de los ni?os, de los j?venes y de las familias.
Nuestras Escuelas Cat?licas est?n diseminadas a lo largo y a lo ancho de nuestra Arquidi?cesis, pero principalmente nuestras Escuelas atienden la educaci?n de hijos de empleados, obreros y familias de los barrios pobres.
Quiero expresarles mi agradecimiento y mi reconocimiento por la tarea ardua, dif?cil, pero a la vez hermosa, que realizan.?
3. Sabemos que estamos viviendo un tiempo complicado. Son muchos los problemas que afectan a nuestra sociedad.
Si de verdad queremos renovar nuestra Provincia, debemos ocuparnos de la educaci?n.
Todos los que de alg?n modo forman parte de la comunidad educativa, deben reflexionar sobre la importancia, belleza y trascendencia de la obra que realizan.
La escuela tiene que ser siempre esa fragua donde se colabore eficazmente con los padres en la tarea maravillosa de formar personas. Formaci?n que siempre debe tomar en cuenta la dignidad de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios.
La educaci?n es un servicio al hombre y, a trav?s de ?ste, a la sociedad que el hombre construye con sus semejantes. La educaci?n busca la formaci?n del hombre y la construcci?n de la sociedad.
El objetivo de la educaci?n es humanizar y personalizar al educando.
Para eso no s?lo es necesaria la preparaci?n t?cnico- pedag?gica, no basta s?lo el entusiasmo por la tarea, sino que es indispensable tener ideas claras sobre lo que se quiere realizar.
La escuela, el docente, debe tener en cuenta que est? ayudando a formar buenas personas e hijos de Dios.?
4. El estudio no es un camino f?cil. Hay que desarrollar la constancia y el esfuerzo. Para superar las dificultades hace falta esfuerzo y dedicaci?n. El facilismo en el estudio es un error. No ayuda al alumno, ni construye la sociedad. Con el facilismo no se prepara al ni?o ni al joven para enfrentar la vida.
El orden interior del hombre no es algo que se de espont?neamente.
Los que se dedican a la tarea de la educaci?n deben tener siempre presente la verdadera naturaleza del hombre y de la mujer y, por consiguiente, no ignorar que esa naturaleza humana est? herida por el pecado original y que, por lo tanto, hay que procurar robustecer la voluntad en lo meramente natural, pero principalmente acompa?ar al ni?o y al joven en su relaci?n con Dios, que es el que nos da la ayuda necesaria para alcanzar la perfecci?n.
Hay que formar la voluntad. El que educa su voluntad es m?s libre, pues conduce su vida y no es llevado por la propaganda y la moda. Ser? libre en la medida que sea se?or de s? mismo y en la medida que gu?e, encauce y domine sus pasiones. La educaci?n de la voluntad es un quehacer pedag?gico. Hay que educar a los alumnos a poseer una voluntad formada. El que no tiene formada la voluntad es inconsistente y fr?gil.
Se debe formar no s?lo en los conocimientos, sino tambi?n en las actitudes.
Formar la voluntad es formar personas que se muevan por el bien, personas que amen. La voluntad debe esta polarizada por el bien y el amor.
La educaci?n no se realiza al margen de la sociedad sino, al contrario, est? profundamente influida por los valores que se transmiten a trav?s de los medios de comunicaci?n social y por los que vive la sociedad. El educador tiene que formar a los alumnos en los verdaderos valores y ayudar a rechazar los antivalores que se presentan, en ocasiones, en la sociedad. Esta tarea es indispensable para ayudar al alumno a distinguir entre el bien y el mal, lo est?tico y lo grosero, la verdad y el error.
Una educaci?n sabia ense?a la virtud; preserva o sana del miedo, del ego?smo y del orgullo.
La educaci?n de la conciencia garantiza la libertad y engendra la paz del coraz?n.
A la Escuela le corresponde la tarea de ayudar a sus alumnos a discernir lo verdadero de lo falso, a valorar las verdades objetivas, a internalizar los verdaderos valores.
La Escuela debe ayudar a superar la fragmentaci?n, la adquisici?n de significados particulares y dar una visi?n global, una visi?n de conjunto.
Queridos docentes: a ustedes les toca la maravillosa responsabilidad de formar las conciencias de los alumnos para que sirvan al bien y nunca al mal, para que cultiven la verdad y no la mentira, para que practiquen la generosidad y la solidaridad y no el ego?smo, para que edifiquen el amor y no el odio, para que trabajen por la paz y no para la guerra.
Que Nuestra Se?ora de la Merced acompa?e y asista a todas las comunidades educativas a lo largo del a?o para poder cumplir eficazmente su tarea.?
Mons. Luis H. Villalba, arzobispo de Tucum?n?
Vigilia de oraci?n por la Vocaciones Nativas publicada en la revista ILLUMINARE, n? 382, ABRIL 2011, recibida en la parroquia con los materiales para la celebraci?n de la Jornada.
VIGILIA DE ORACI?N POR LAS VOCACIONES NATIVAS
ENTRADA
. El celebrante entra en procesi?n junto con los ayudantes; estos llevan la cruz, dos candelabros e incienso, si se usa.
. Mientras tanto se canta ?Es la hora de la misi?n?.
. Se coloca la cruz en el lugar preparado y se inciensa. El celebrante saluda al pueblo? y un lector hace la monici?n.
MONICI?N DE ENTRADA?
Nos hemos congregado en esta vigilia de oraci?n por las Vocaciones Nativas, en torno a? Jes?s Sacramentado, para pedir al Se?or, como lo hicieron los disc?pulos de Ema?s: ?Qu?date con nosotros, porque atardece y el d?a ya ha declinado?.
Todos los bautizados estamos llamados a una misi?n espec?fica dentro de la Iglesia; el Se?or adem?s nos pide que ?roguemos al Due?o de la mies que env?e obreros a su mies?, pues quiere llamar a un servicio m?s estable y permanente en la comunidad a unos hombres y mujeres concretos. A estos, como les dijo a los disc?pulos antes de subir al cielo, les sigue diciendo: ?Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creaci?n?. Jes?s sigue llamando a la misi?n, a su misi?n, como lo hizo con aquellos primeros Doce. Les llam? a estar con ?l y les envi? a predicar por todo el mundo.
Esta llamada al servicio de la Iglesia es importante en todo lugar, aunque de manera especial en los pa?ses de misi?n, que dependen de las vocaciones de sus comunidades para crecer, fortalecerse y ser a su vez Iglesias misioneras.
Por eso nos reunimos en la oraci?n, para estar, como nos invita el lema de la Jornada Mundial de la Juventud, ?arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe?, y que as? la misi?n de nuestra Iglesia y de la Iglesia universal d? frutos abundantes de vocaciones para bien de toda la humanidad.
ADORACI?N DE LA CRUZ?
Con poca luz ambiental, manteniendo iluminada la cruz, y m?sica instrumental de fondo, se lee el evangelio de los disc?pulos de Ema?s.?
Evangelio. Lucas 24, 13- 35?
Se guarda un momento de silencio y a continuaci?n se lee el texto siguiente:
Meditaci?n
?Qu?date con nosotros, porque atardece y el d?a va de ca?da?. Esta es la petici?n que los disc?pulos de Ema?s dirigen al Se?or, sin saber que era ?l. Tambi?n nosotros podemos no reconocerlo, podemos mirar a esta cruz y no ver en ella a Cristo, pero contempl?mosla en silencio, busquemos a Jes?s crucificado, sin olvidarnos del Resucitado que acompa?a a estos disc?pulos, que les explica las Escrituras y parte para ellos el pan. De esta manera le descubriremos y veremos tambi?n la urgencia que tiene su Iglesia de corazones generosos y? desprendidos. Roguemos, pues, al Se?or para que haya muchos corazones d?ciles a la llamada? de imitarlo, de seguir sus pasos por el sendero de la vida, para que tambi?n muchos j?venes est?n dispuestos a explicar a otros las Escrituras, a anunciar el Evangelio y a partir y repartir el pan del Se?or.
?Era ?l, el mes?as de Israel! Muchos llegamos a creerlo. Y ?ahora qu?? Ya hace tres d?as que fue sacrificado por el pueblo. Pero ?l respondi? que as? deb?a ser, estaba escrito su tormento, y reaviv? nuestra apagada fe, ?el coraz?n ard?a por dentro!
?Qu?date con nosotros a comer, ven y comparte nuestro techo, para ver con los ojos de la fe, as? te reconoceremos!
?Qu?date con nosotros y, esta vez, resucitado de los muertos!
Se hace un momento m?s de silencio. Poco a poco va cesando la m?sica.
Se trae el cartel de la Jornada de Vocaciones Nativas y se coloca junto a la cruz. Despu?s se lee la explicaci?n del cartel.?
MONICI?N A LA ADORACI?N DE LA CRUZ
El cartel de esta Jornada de Vocaciones Nativas, como vemos, muestra a un grupo de j?venes levantando la ?Cruz de los J?venes?. En esta vigilia de oraci?n, esta imagen cobra un gran significado. En muchos lugares del mundo la Iglesia sufre por necesidades de todo tipo: la pobreza de sus gentes y de sus pa?ses, la falta de formaci?n, la incomprensi?n, los obst?culos a su misi?n o la falta? de libertad religiosa... y, muchas veces, la persecuci?n. Son Iglesias necesitadas de nueva savia que renueve su vigor, para que no decaigan en su labor. La fidelidad del Se?or y su generosidad hacen que en ellas vayan surgiendo las vocaciones al sacerdocio o a la vida consagrada, e incluso haya abundantes vocaciones misioneras.
Al acercarnos a la cruz, pensemos en todos aquellos j?venes a los cuales el Se?or llama a ser obreros de su mies, pero que a?n tienen sus ojos retenidos. Ven la cruz de las dificultades o del sentimiento de no ser dignos o capaces, y no llegan a descubrir al Resucitado, vencedor de la muerte, que les llama a confiar en su palabra. Oremos por todos ellos. Y tambi?n por nosotros, para que descubramos c?mo el Se?or camina a nuestro lado, nos explica el sentido de nuestra historia y del momento actual de la Iglesia y del mundo, y nos invita a que le reconozcamos vivo y presente en la Eucarist?a, para tener el entusiasmo y la alegr?a de ser sus disc?pulos.
A continuaci?n se invita a los participantes a adorar la cruz. Desde sus sitios, van pasando ante la cruz y hacen un gesto de veneraci?n. Mientras, se canta ?Canta y camina?.
EXPOSICI?N DEL SANT?SIMO
Se ilumina el lugar y se expone el Sant?simo.
Canto: ?Pange lingua?.
Despu?s se lee la siguiente oraci?n de Juan Pablo II:
?Mane nobiscum, Domine!?.
Como los dos disc?pulos del Evangelio,
?te imploramos, Se?or Jes?s:
??qu?date con nosotros!
T?, divino Caminante,
experto de nuestras calzadas
y conocedor de nuestro coraz?n,
no nos dejes prisioneros de las sombras de la noche.
Amp?ranos en el cansancio,
perdona nuestros pecados,
orienta nuestros pasos por la v?a del bien.
Bendice a los ni?os, a los j?venes,
a los ancianos, a las familias
y particularmente a los enfermos.
Bendice a los sacerdotes
y a las personas consagradas.
Bendice a toda la humanidad.
En la Eucarist?a te has hecho
?remedio de inmortalidad?:
danos el gusto de una vida plena,
que nos ayude a caminar sobre esta tierra
como peregrinos seguros y alegres,
mirando siempre hacia la meta de la vida sin fin.
?Qu?date con nosotros, Se?or!
?Qu?date con nosotros!
Am?n.
Se hace un momento de adoraci?n en silencio (aproximadamente quince minutos).
Se concluye con la oraci?n en com?n.
PRECES
Invoquemos a Cristo, Pastor y protector, presentando nuestra oraci?n confiada:
Se?or Jesucristo, te pedimos por el Santo Padre Benedicto XVI, para que tu Santo Esp?ritu contin?e ilumin?ndole en la misi?n que T? mismo le encomendaste de guiar tu cuerpo m?stico, que es la Iglesia. Roguemos al Se?or.
Se?or Jesucristo, te pedimos por la Iglesia universal, para que sus ministros ordenados y personas consagradas sean testigos de tu amor y entrega hacia los m?s necesitados. Roguemos al Se?or.
Se?or Jesucristo, te pedimos por la unidad de todos los cristianos, por la paz del mundo entero, por los pobres y m?s necesitados; haz que se fortalezca la confianza en tu amor dentro