ZENIT? publica el discurso que dirigi? Benedicto XVI en la vigilia de oraci?n con los j?venes croatas que presidi? en la Plaza del Bano Josip Jelačić de Zagreb, el s?bado 4 de Junio de 2011.
Queridos j?venes:
Os saludo a todos con gran afecto. Estoy particularmente contento de estar con vosotros en esta hist?rica plaza que representa el coraz?n de la ciudad de Zagreb. Un lugar de encuentro y de comunicaci?n, donde a menudo domina el ruido y el movimiento de la vida cotidiana. Ahora, vuestra presencia la transforma casi en un "templo", cuya b?veda es el cielo mismo, que esta tarde parece inclinarse sobre nosotros. Queremos acoger en el silencio la Palabra de Dios que ha sido proclamada, para que ilumine nuestras mentes e inflame nuestros corazones.
Agradezco vivamente a Monse?or Srakić, Presidente de la Conferencia Episcopal, las palabras con las que ha introducido nuestro encuentro; y en modo particular saludo y agradezco a los dos j?venes que nos han ofrecido sus bellos testimonios. La experiencia vivida por Daniel recuerda la de San Agust?n: es la experiencia de buscar el amor "fuera" y luego descubrir que est? m?s cercano de m? que yo mismo, que me "toca" en lo profundo y me purifica? Mateja, en cambio, nos ha hablado de la belleza de la comunidad, que abre el coraz?n, la mente y el car?cter? Gracias a los dos.
San Pablo ?en la lectura que se ha proclamado? nos ha invitado a estar "siempre alegres en el Se?or" (Fil 4, 4). Es una palabra que hace vibrar el alma, si consideramos que el Ap?stol de los Gentiles escribe esta Carta a los cristianos de Filipos mientras se encontraba en la c?rcel, a la espera de ser juzgado. ?l est? encadenado, pero el anuncio y el testimonio del Evangelio no pueden ser encarcelados. La experiencia de san Pablo revela c?mo es posible mantener la alegr?a en nuestro camino, aun en los momentos oscuros. ?A qu? alegr?a se refiere? Todos sabemos que en el coraz?n de cada uno anida un fuerte deseo de felicidad. Cada acci?n, cada decisi?n, cada intenci?n encierra en s? esta ?ntima y natural exigencia. Pero con frecuencia nos damos cuenta de haber puesto la confianza en realidades que no apagan ese deseo, sino que por el contrario, revelan toda su precariedad. Y estos momentos es cuando se experimenta la necesidad de algo que sea "m?s grande", que d? sentido a la vida cotidiana.
Queridos amigos, vuestra juventud es un tiempo que el Se?or os da para poder descubrir el significado de la existencia. Es el tiempo de los grandes horizontes, de los sentimientos vividos con intensidad, y tambi?n de los miedos ante las opciones comprometidas y duraderas, de las dificultades en el estudio y en el trabajo, de los interrogantes sobre el misterio del dolor y del sufrimiento. M?s a?n, este tiempo estupendo de vuestra vida comporta un anhelo profundo, que no anula todo lo dem?s, sino que lo eleva para darle plenitud. En el Evangelio de Juan, dirigi?ndose a sus primeros disc?pulos, Jes?s pregunta: "?Qu? busc?is?" (Jn 1, 38). Queridos j?venes, estas palabras, esta pregunta interpela a lo largo del tiempo y del espacio a todo hombre y mujer que se abre a la vida y busca el camino justo? Y, esto es lo sorprendente, la voz de Cristo repite tambi?n a vosotros: "?Qu? busc?is?". Jes?s os habla hoy: mediante el Evangelio y el Esp?ritu Santo, ?l se hace contempor?neo vuestro. Es ?l quien os busca, aun antes de que vosotros lo busqu?is. Respetando plenamente vuestra libertad, se acerca a cada uno de vosotros y se presenta como la respuesta aut?ntica y decisiva a ese anhelo que anida en vuestro ser, al deseo de una vida que vale la pena ser vivida. Dejad que os tome de la mano. Dejad que entre cada vez m?s como amigo y compa?ero de camino. Ofrecedle vuestra confianza, nunca os desilusionar?. Jes?s os hace conocer de cerca el amor de Dios Padre, os hace comprender que vuestra felicidad se logra en la amistad con ?l, en la comuni?n con ?l, porque hemos sido creados y salvados por amor, y s?lo en el amor, que quiere y busca el bien del otro, experimentamos verdaderamente el significado de la vida y estamos contentos de vivirla, incluso en las fatigas, en las pruebas, en las desilusiones, incluso caminando contra corriente.
Queridos j?venes, arraigados en Cristo, podr?is vivir en plenitud lo que sois. Como sab?is, he planteado sobre este tema mi mensaje para la pr?xima Jornada Mundial de la Juventud, que nos reunir? en agosto en Madrid, y hacia la cual nos encaminamos. He partido de una incisiva expresi?n de san Pablo: ?Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe? (Col 2, 7). Creciendo en la amistad con el Se?or, a trav?s de su Palabra, de la Eucarist?a y de la pertenencia a la Iglesia, con la ayuda de vuestros sacerdotes, podr?is testimoniar a todos la alegr?a de haber encontrado a Aqu?l que siempre os acompa?a y os llama a vivir en la confianza y en la esperanza. El Se?or Jes?s no es un maestro que embauca a sus disc?pulos: nos dice claramente que el camino con ?l requiere esfuerzo y sacrificio personal, pero que vale la pena. Queridos j?venes amigos, no os dej?is desorientar por las promesas atractivas de ?xito f?cil, de estilos de vida que privilegian la apariencia en detrimento de la interioridad. No ced?is a la tentaci?n de poner la confianza absoluta en el tener, en las cosas materiales, renunciando a descubrir la verdad que va m?s all?, como una estrella en lo alto del cielo, donde Cristo quiere llevaros. Dejaos guiar a las alturas de Dios.
En el tiempo de vuestra juventud, os sostiene el testimonio de tantos disc?pulos del Se?or que han vivido su tiempo llevando en el coraz?n la novedad del Evangelio. Pensad en Francisco y Clara de As?s, en Rosa de Viterbo, en Teresita del Ni?o Jes?s, en Domingo Savio; tantos j?venes santos y santas en la gran comunidad de la Iglesia. Pero aqu?, en Croacia, vosotros y yo pensamos en el beato Iv?n Merz. Un joven brillante, metido de lleno en la vida social, que tras la muerte de la joven Greta, su primer amor, inicia el camino universitario. Durante los a?os de la Primera Guerra Mundial se encuentra frente a la destrucci?n y la muerte, y todo eso lo marca y lo forja, haci?ndole superar momentos de crisis y de lucha espiritual. La fe de Iv?n se refuerza hasta tal punto que se dedica al estudio de la Liturgia e inicia un intenso apostolado entre los j?venes. Descubre la belleza de la fe cat?lica y comprende que la vocaci?n de su vida es vivir y hacer vivir la amistad con Cristo. De cu?ntos gestos de caridad, de bondad que sorprenden y conmueven est? lleno su camino. Muere el 10 de mayo de 1928, con tan s?lo treinta y dos a?os, despu?s de algunos meses de enfermedad, ofreciendo su vida por la Iglesia y por la juventud.
Esta vida joven, entregada por amor, lleva el perfume de Cristo, y es para todos una invitaci?n a no tener miedo de encomendarse al Se?or, del mismo modo que lo contemplamos, en modo particular, en la Virgen Mar?a, la Madre de la Iglesia, aqu? venerada y amada con el t?tulo de "Majka Boja od Kamenutih vrata" ["Madre de Dios de la Puerta de Piedra"]. A Ella deseo confiar esta tarde a cada uno de vosotros, para que os acompa?e con su protecci?n y os ayude sobre todo a encontrar al Se?or y, en ?l, a encontrar el significado pleno de vuestra existencia. Mar?a no tuvo miedo de entregarse por completo al proyecto de Dios; en Ella vemos la meta a la que estamos llamados: la plena comuni?n con el Se?or. Toda nuestra vida es un camino hac?a la Unidad y Trinidad de Amor que es Dios; podemos vivir con la certeza de no ser abandonados nunca. Queridos j?venes croatas, os abrazo a todos como a hijos. Os llevo en el coraz?n y os dejo mi bendici?n. "Estad siempre alegres en el Se?or". Su alegr?a, la alegr?a del verdadero amor, sea vuestra fuerza. Am?n. ?Alabados sean Jes?s y Mar?a!
[Traducci?n del original italiano y croata
?Libreria Editrice Vaticana]