S?bado, 03 de septiembre de 2011

Homilía de monseñor Héctor Cardelli, obispo de San Nicolás, en el Santuario dela Virgen del Rosario de San Nicolás (25 de agosto de 2011). (AICA)

AÑO DE LA VIDA        

Contemplamos a María, que inicia su sexto mes de embarazo y crece la comunicación íntima entre Jesús y su Madre. El corazón de Jesús se comunica con el corazón de María. En la vida de este niño que crece en su seno, María escucha y lee la voz yla Palabrade Dios. Ella escucha ese corazón que late en Ella y lo escucha con corazón de madre. Ese corazón de madre, también le habla a ese Corazón divino, todavía pequeño, como lo es el corazón del niño.

Ese diálogo de Dios y su Madre es Oración. Comunica lo más profundo del corazón de la madre con lo más profundo del corazón de Dios.

La relación y el diálogo de Jesús con su madre, son modelo del amor que se hace oración. El fruto de esta oración permanente entre ambos es la adhesión de fe de María. Es Ella quien, por su fe, recibe y sostiene en su seno la vida de su Hijo.

Hoy nos dice: “Feliz el siervo a quien el Señor al venir encuentre tan bien ocupado”.

Este amor vigilante que nutre y sostiene la fe del que espera, es lo que nos mantiene bien ocupados.

También nosotros podemos experimentar en nosotros esa comunicación perfecta de María y Jesús. En Ella lo reconocemos como en grado excelso, pero no obstante, deberá convertirse en estímulo para ayudarnos a vivir en la “presencia de Dios”.

¡Cuántas veces divagamos en ocuparnos de cosas vacías y hasta cercanas muchas veces al pecado, pudiendo revitalizar nuestras vidas, transformándolas en más humanas y plenas de amor!

Caminar en la presencia de Dios es adelantar hoy lo que aspiramos a vivir mañana en la visión beatífica.

Este diálogo íntimo y personal con Dios se transforma en oración, en presencia y correspondencia en las conductas que comenzarán a responder a las propuestas que Dios nos haga. Así comienza a gestarse en nosotros la unidad de vida que nos permite entrar en esa comunión que genera la visión sobrenatural de nuestras vidas.

El ejemplo de María en su relación con Jesús ya desde el período de gestación, nos enseña que la espiritualidad de la presencia de Dios en nuestras vidas nos ayudará a mantenernos “bien ocupados” y hacer de nuestro tiempo una constante oración.

Estaremos despiertos y dispuestos a recibir al Señor el día que Él quiera venir, porque ya no nos inquietará el momento, sino que la continuidad de su presencia nos habilite a recibirlo con alegría cuando Él disponga, porque estaremos atentos y vigilantes para el encuentro del que sabemos viene a nosotros.

Sería lamentable pensar que “Él demora” en venir y entonces nuestro corazón se apegue a lo corruptible y nos tome por sorpresa y sin entrenamiento en el amor; ese día habrá llanto y desesperación.

En este año dela Viday desde el sexto mes de gestación, Jesús y María nos enseñan que la vida es una escuela de oración, de diálogo y de comunión estrecha entre Él y cada uno de nosotros, de tal manera que la propuesta de reproducir su imagen le dé pleno sentido a la vida que nos regala. 

Mons. Héctor Cardelli, obispo de San Nicolás 


Publicado por verdenaranja @ 22:57  | Homil?as
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