Domingo, 20 de noviembre de 2011

Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (23 de octubre de 2011). (AICA)

EL HOMBRE TIENDE A DIVIDIR Y DIOS A UNIR             

Evangelio según San Mateo 22, 34-40 (ciclo A)

Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en ese lugar, y uno de ellos, que era doctor dela Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande dela Ley?".

Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento.

El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

De estos dos mandamientos dependen todala Leyy los Profetas". 

“El hombre tiende a dividir y Dios tiende a unir.”

A veces uno pensaba “para estar cerca de Dios, tengo que amar a Dios y despreciar a los hombres”; o “para amar bien a los hombres tengo que acercarme a ellos y separarme o negar a Dios”. Sin embargo, nuestra vida es una vida de síntesis, donde amabas realidades están anticipadas en Jesucristo, el verdadero Dios y verdadero Hombre. Su Persona Divina, donde esta incorporado lo humano, nos enseña a vivir esta doble realidad como si fuera una única realidad.

Mirando a Cristo, uno se da cuenta que tiene que abrirse a Dios. Y abriéndose a Dios encuentra a los hermanos. Y amando a los hermanos, está encontrando el amor de Dios. ¿Por qué?, porque nos falta síntesis.

Vivimos una sociedad atomizad

Vivimos una sociedad individualista,

Vivimos una sociedad relativista y subliminal en todo.

¡Todo es relativo!, ¡todo es lo que uno siente!, ¡todo sólo por hoy, donde el futuro no tiene demasiada implicancia!, ¡no hay cosas para más tiempo o para más adelante!

¡Por eso, es importante darnos cuenta que tenemos que retomar el sentido unitivo de nuestra vida: lo divino y lo humano; Dios y los hombres!

Tenemos que vivir de esta forma: lo interno tiene que expresarse en lo externo; lo teórico tiene que meterse en la práctica; la oración tiene que insertarse en la vida; la fe tiene que expresarse en obras y que Dios tiene que llevarnos -siempre- a nuestro hermano, al prójimo, a todos.

La respuesta en este mandamiento, amar a Dios con todo el corazón, con toda la vida, con toda el alma y amar al prójimo como a sí mismo, de estos dos mandamientos depende todala Leyy los Profetas; de estos dos mandamientos depende si nosotros vivimos una vida sabia o si queremos vivirla vacía y superficial.

Pidamos al Señor tener luz, para poder vivir como corresponde: amando a Dios y amando en serio a nuestros hermanos; amando en verdad y no usando a nuestros hermanos; sirviendo a Dios y dando a nuestros hermanos. Pero todo esto en espíritu y en verdad.

Les dejo mi bendición, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús 


Publicado por verdenaranja @ 19:50  | Hablan los obispos
 | Enviar