Catequesis Adviento 2011, ofrecida por la Delegación de Juventud de la diócesis de Tenerife paraq su celebración sobre todo con jóvenes.
La vida, compartida, es más
Introducción
La catequesis que este año os proponemos parte del lema que los Dehonianos en España estamos trabajando: Quiero darme +. Si no lo conoces puedes visitar la página web www.jovenesdehonianos.org/lemas2012.html.
Estamos convencidos de que el primer paso que tenemos que dar los cristianos para nuestra entrega, para darnos, para ofrecer nuestra vida es ver con el corazón el camino seguido por el mismo Dios. Él ha querido compartir nuestra vida, caminar nuestros caminos, sentir con corazón de hombre, amar como ama la humanidad. Él, con Jesús, comparte nuestra vida y da sentido a nuestro día a día: nos enseña cómo tenemos que amar y dar la vida… hasta las últimas consecuencias. Por eso nuestra vida, si es compartida como la suya, es más. De ahí el lema: la vida, compartida, es más.
Hemos utilizado la estética de una conocida empresa para reforzar el mensaje de la comunicación: Dios se comunica a nosotros, nos habla al corazón, se dirige a nuestra vida, y lo hace con nuestras palabras. Eso significa que Dios se encarne, se haga uno de nosotros en el nacimiento de Jesús.
La catequesis estará dividida en tres partes:
Primera parte: “la vida, compartida, es más: escuchar, contemplar, navegar y movilizar”. Se trata de una breve introducción que centra los diferentes pasos que se pueden realizar a lo largo de las cuatro semanas.
Segunda parte: “recarga tu vida”, donde se profundizará enla Palabraque poco a poco nos acompañará a lo largo de todo el adviento. Se utilizará un pequeño folleto que comprende los cuatro domingos y la festividad dela Inmaculada.
Tercera parte: “plan estrella”, donde se hará una pequeña propuesta de oración para terminar la catequesis o el camino de adviento.
Animamos a que sea cada catequista, responsable de pastoral o monitor del grupo el que adapte el material, pudiendo utilizarlo en una única sesión o a lo largo del adviento, como pequeños pasos.
Para mayor información, descarga de carteles y otros materiales puedes hacerlo en www.jovenesdehonianos.org/adviento.html. También encontrarás un enlace directo para la presente catequesis y los materiales necesarios para ella.
1. La vida, compartida, es más: escuchar, contemplar, navegar, movilizar.
Siempre andamos de acá para allá... como si nos fuera la vida en todo lo que hacemos, hasta lo más insignificante, y no nos damos cuenta de que es la propia prisa la que se lleva nuestra vida... Sí, vamos con prisa a todos los lados… y lo peor es que con las prisas no somos capaces de disfrutar de la vida, incluso de compartirla con los otros. A eso que nos distrae, que nos impide a veces vivir la vida al 100%, que nos entretiene en mil cosas y que nos hace olvidarnos de lo fundamental podemos llamarlo “ruido”.
Dinámica
En la sala, después de la pequeña introducción, se les sugiere que cierren los ojos y que, en silencio, escuchen.
Una vez cerrados los ojos se les pone el mp3 “ruido” que podéis descargar en el enlace de la página. Terminado el mp3, y dejados unos segundos en silencio y con los ojos cerrados, se les invita a abrir los ojos. Se puede preguntar y compartir:
¿Qué ruidos habéis podido identificar? ¿Habéis tenido que poner atención a los ruidos para identificarlos?
¿Encontráis ruidos así en vuestra vida: en la ciudad, en vuestra casa, cuando paseáis?
¿Qué habéis sentido cuando el ruido se ha ido haciendo cada vez más lejano? ¿Habéis descubierto otro tipo de “ruidos” (pensamientos, historias en las que estáis metidos, vuestra propia palabra en la cabeza…)
¿Se necesitará este tipo de silencio para encontrarse a uno mismo y a Dios?
Reflexión
La escucha es importante. Nuestro mundo y nuestro día a día están llenos de ruido que nos distraen de lo fundamental y, en ocasiones, despistan lo que somos y lo que de verdad nos afecta. Lo mismo sucede con Dios: Él no entiende de ruidos, sino de susurros, de silencios, de momentos “para ti”. Eso no quiere decir que tenemos que buscar la ausencia de ruidos o refugiarnos de la sociedad porque en ocasiones nos molesta, pero sí que nos habla de cuál debe ser nuestra actitud: la de la escucha atenta, para después contemplar (mirar a nuestro alrededor), navegar (profundizar en nuestra vida, enla Palabrade Dios para nosotros) y movilizarnos (comprometernos para mejorar este mundo y hacer que los ruidos no tengan la última palabra).
En este momento se puede abrir el folleto por la hoja en la que aparece explicitado el plan para este adviento (o bien el cartel explicativo de todo el adviento) con las palabras que nos acompañarán: escucha, contempla, navega, movilízate, y leer a qué se refieren estas palabras.
2. Recarga tu vida: Dios nos invita a afrontar la vida al 100%.
A partir de este momento se puede profundizar en los diferentes carteles y “planes” de Dios para nosotros en este adviento. Utilizando el folleto con todos los domingos se pueden seguir las pistas de reflexión que aparecen en el mismo. Cada domingo sigue la misma dinámica: escucha dela Palabra(escucha), pequeña reflexión (contempla), profundización y preguntas sobrela Palabray la vida (navega) y compromiso (movilízate). Puede hacerse todo en una misma sesión o dividirlo en diferentes etapas a lo largo del adviento.
3. Plan estrella: dinámica y oración.
Se puede tener este breve momento de oración en el mismo lugar de la catequesis o en la capilla. En todo caso sería conveniente tener un espacio para poder sentarse en el suelo, con música de ambiente y algún icono o imagen que centre nuestra mirada (una Biblia abierta, por ejemplo).
Introducción
A lo largo de todo el adviento se nos ha invitado / se nos invita a compartir nuestra vida como lo hace el mismo Dios, comprometiéndonos con la vida de los otros, especialmente con aquellos que más lo necesitan y que no siempre están en países lejanos: a nuestro lado hay chicos y chicas que necesitan una palabra, una mirada, un silencio que comprende o un abrazo, una sonrisa. Es lo que hace Dios con nosotros: nos da su palabra, nos mira, nos comprende en el silencio en muchas ocasiones, nos abraza cuando nos sentimos mal, se alegra y divierte con nosotros.
Hoy te proponemos un plan: que seas capaz de darte de alta en el plan estrella que nos propone Dios, “Da tu vida más”.
Empezábamos el adviento con muchos ruidos, ¿recuerdas? Vamos a dejar ahora a Dios ser Dios, a que su Palabra sea la que resuene en nuestro corazón y no la nuestra.
Puede cantarse una antífona o canto suave para introducir calma en el grupo y poder dejar a Dios hablar. Se puede sugerir que, en un momento del canto, cierren los ojos y se dejen llevar por lo que la canción dice, terminando con música suave de fondo.
Después de un momento de silencio, echándole un poco de teatro y rompiendo el clima –Dios irrumpe en nuestra vida y la llena de vida-, entra en escena un joven bien arreglado con un pequeño maletín.
- ¡Planazo! Tengo un planazo para ustedes. Sí, señora, sí caballero, un planazo. Hay oportunidades que no se pueden dejar pasar… y esta oferta… ¡es increíble! Nadie da tanto por tan poco… ¡diga usted que sí y lo tendrá! (invita a los presentes a decir sí, aunque todavía no saben muy bien a qué están diciendo sí).
- Pues el planazo lo tengo aquí (señala al maletín o la bolsa). Es… ¡increíble! Tan sólo por un sí un planazo para toda la vida… y lo que es mejor… ¡gratis! ¿No os parece increíble? ¡Gratis! ¿Pero quién será el atrevido? ¿A que a usted le gustaría: fíjese… toda la vida, y gratis? ¡Diga usted que sí y lo tendrá! (de nuevo invita a los presentes a decir sí, sin saber a qué están diciendo).
- Pues me voy a atrever a más, fíjese. Escuche, escuche, que esto le interesa… no sólo es un planazo para toda la vida, gratis, sino que, además, le va a cambiar la vida por completo, y ¡a mejor! ¿No es emocionante! ¡Un cambio de vida, gratis, para todos los días! Y es más… ¡con tarifa allana! ¿Le interesa? ¡¡¡es el planazo “estrella”!!! (y se acerca a alguno de los presentes y le entrega una estrella en cartulina –encontraréis, al final de la presente catequesis, una plantilla con diferentes estrellas-) ¿A qué es un planazo? ¿No te lo esperabas eh?
- (Se reparten entre los presentes diferentes estrellas en cartulina) Pues se trata de un planazo. Pero… ¡habrá que escuchar cuál es el planazo no? Porque muchos habéis dicho que sí sin pensar en las consecuencias. ¿Quién dijo que sí? Ya no vale arrepentirse…
- Y, acercándose a la Biblia, la toma… y lee:
Mateo 19, 16-22 (puede utilizarse el texto de cualquier Biblia para este momento. En cualquier caso se puede explicar brevemente qué significa eso de “vender y entregar tu dinero a los pobres” y centrarlo en la entrega a los otros, lo mejor que uno tiene y aquello que considera propio en su vida, tal y como se sugiere en el texto que aparece a continuación).
“En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Él le preguntó: ¿Cuáles? Jesús le contestó: “No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama al prójimo como a ti mismo”. El muchacho le dijo: Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta? Jesús, mirándole a los ojos, sonriendo, le contestó: Si quieres llegar hasta el final, entrega lo mejor que tienes a los otros, tu tesoro –así tendrás un tesoro en el cielo- y luego vente conmigo”.
Después, se les invita a coger su estrella. Dios tiene un plan, te lo ha mostrado a lo largo de este adviento. El plan es “entregar la vida, darse más”. Un planazo que no está hecho para temerosos o miedosos, sino para gente a la que le gusta arriesgar. Es el plan estrella que celebraremos en Navidad: que Dios arriesga su vida y se hace uno de nosotros. En tu estrella puedes escribir la respuesta a alguna de las preguntas sugeridas a continuación.
- ¿Qué debo hacer con mi vida? ¿Huir de ella o aprovecharla? El joven del evangelio sentía una inquietud en el fondo de su alma. Quería llegar a la vida eterna, y por eso se acercó a Jesús para preguntarle qué debía hacer.
- ¿Alguna vez te has hecho esa pregunta? ¿Y cuál ha sido la respuesta? ¿Ha sido una respuesta de amor?
- Seguir a Jesús exige esfuerzo, desprenderse de lo que uno más ama. Significa sacrificio, pero también alegría y realización humana. No hay que tener miedo a lo que nos exija… porque no estamos solos. ¿Acaso Jesús nos va a abandonar? ¿No nos va a consolar cada vez que le hablemos en la oración? Seguirle es entregarse… asumir su vida: una vida de entrega y amor, sobre todo amor.
Después de escribir sus respuestas pueden compartir aquello que les ha dichola Palabrao lo que han escrito en las estrellas y pueden colocarlas en torno ala Bibliao la imagen que preside la celebración. También, si la celebración está ya cerca de Navidad, se puede decorar un árbol con las estrellas que han escrito o invitarles a llevarla a casa y decorar su árbol de Navidad.
Una vez terminado este momento de oración se les invita de nuevo a entrar en el silencio y a dejarse llevar por la música y el canto. Se puede cantar la misma canción que al inicio y después terminar con la siguiente oración (que se encuentra, además, al final del folleto para la catequesis):
Señor, este adviento he querido escucharte, también en aquellos que me rodean, pero no siempre mi línea estaba disponible, sino con sobrecarga, caída o fuera de cobertura.
Ayúdame a contemplar los signos que me has ido dejando, como dejaste a los Magos la estrella. Ayúdame a saber y aprender a verte en las más pequeñas cosas y en los más pequeños gestos.
Enséñame, Señor, a navegar, como navega el marinero confiando en las estrellas… a navegar en alta mar, sabiendo que al final estarás tú, saliendo a nuestro encuentro porque sabes que nosotros, con nuestras solas fuerzas, no siempre te encontramos.
Dame, Señor, la capacidad de movilizar mi vida, a comprometerme, porque una vida parada no conduce a nada.
Y todo, Señor, porque te haces pequeño, te entregas en pequeño, para que podamos comprender la grandeza de la pequeñez, y el tremendo regalo de la pequeñez de tu grandeza.
¿Qué debo hacer con mi vida? ¿Huir de ella o aprovecharla? El joven del evangelio sentía una inquietud en el fondo de su alma. Quería llegar a la vida eterna, y por eso se acercó a Jesús para preguntarle qué debía hacer.
¿Alguna vez te has hecho esa pregunta? ¿Y cuál ha sido la respuesta? ¿Ha sido una respuesta de amor?
Seguir a Jesús exige esfuerzo, desprenderse de lo que uno más ama. Significa sacrificio, pero también alegría y realización humana. No hay que tener miedo a lo que nos exija… porque no estamos solos. ¿Acaso Jesús nos va a abandonar? ¿No nos va a consolar cada vez que le hablemos en la oración? Seguirle es entregarse… asumir su vida: una vida de entrega y amor, sobre todo amor.
¿Qué debo hacer con mi vida? ¿Huir de ella o aprovecharla? El joven del evangelio sentía una inquietud en el fondo de su alma. Quería llegar a la vida eterna, y por eso se acercó a Jesús para preguntarle qué debía hacer.
¿Alguna vez te has hecho esa pregunta? ¿Y cuál ha sido la respuesta? ¿Ha sido una respuesta de amor?
Seguir a Jesús exige esfuerzo, desprenderse de lo que uno más ama. Significa sacrificio, pero también alegría y realización humana. No hay que tener miedo a lo que nos exija… porque no estamos solos. ¿Acaso Jesús nos va a abandonar? ¿No nos va a consolar cada vez que le hablemos en la oración? Seguirle es entregarse… asumir su vida: una vida de entrega y amor, sobre todo amor.
Homilía de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, para el 33º domingo durante el año (13 de noviembre de 2011) (AICA)
El texto del Evangelio de este domingo (Mt. 25, 14-30) habla sobre la parábola de los talentos, presentándonos el tema de la segunda venida del Señor, y la necesidad de multiplicar los “talentos” o “dones” que Él nos da. Durante el tiempo de Adviento que iniciaremos en pocas semanas profundizaremos sobre esta segunda venida del Señor, “La Parusía”, presentada enla Liturgiaen relación a la preparación ala Navidad.
Escuchamos habitualmente que muchos hablan sobre “el fin del mundo”, y cada tanto aparecen fechas y días pronosticados, generando en algunos miedos e incertidumbres sin entender bien de que se trata. Es cierto que a veces los cristianos no reflexionamos suficientemente sobre este tema, ya que no es lo mismo si al final del camino no hay nada, ni nadie que nos espera o si en la meta de la existencia hay una presencia y un abrazo: “Peregrinar la vida, engendrar y educar hijos, construir historia, aportar al amor y forjar futuro, no tienen los mismos motivos si el vacio lo ha de devorar todo o si al final nos espera Alguien” (Jesucristo Señor dela Historia Nº 15).
En el texto para el año jubilar de 2000 “Jesucristo Señor dela Historia” se hace una referencia directa a este tema subrayando que nuestra vida está cargada de sentido: “La cercanía del tercer milenio ha puesto en primer plano la cuestión del futuro de la humanidad y ha favorecido la difusión de una gran variedad de ideas sobre lo que vendrá. Para algunos, el mundo está cerca de su final catastrófico, la destrucción estaría a las puertas y hasta tendría fecha precisa. Extrañas predicciones, antiguas y nuevas, asegurarían que el fin está cerca. Para otros, el universo está en su infancia, recién ha concluido su primera etapa de vida; ha comenzado una nueva era. Hay quienes piensan que simplemente no hay futuro, el porvenir posee tan poco significado como lo tiene el presente y lo tuvo el pasado. Otros viven como si todo se redujera al instante, al hoy y aquí, para alcanzar el mayor bienestar posible. El tiempo se contrae en el hoy, sin memoria del ayer y sin apertura al mañana; el futuro sería una ilusión que distrae del presente e impide vivirlo a fondo. La falsa idea de la reencarnación, la afirmación de que tenemos varias vidas sucesivas, lamentablemente gana hoy adeptos, incluso entre los cristianos”. (15)
Por todo esto es fundamental que los cristianos renovemos nuestra fe y comprensión sobre el sentido de la historia y la causa de nuestra esperanza, que es Jesucristo, el Señor: “La situación cultural actual, crecientemente plural, nos invita a redescubrir la originalidad del mensaje judeo-cristiano sobre la historia: un camino personal y comunitario con origen, sentido y plenitud final en Dios”. (15)
Si leemos la parábola de este domingo sobre la necesidad de multiplicar “los talentos” o “dones” en la vida presente comprenderemos que la espera del encuentro definitivo con Dios no es pasiva, ni alienante, sino con una esperanza activa y comprometida con el hoy de nuestra historia: “Los creyentes encontramos en nuestra fe un nuevo motivo para trabajar en la edificación de un mundo más humano”. (16)
Es bueno que lo clarifiquemos este tema del fin del mundo que hoy escuchamos, junto a sus predicciones y fechas La segunda venida del Señor para los cristianos es una espera gozosa, y nos llevará en el Adviento a pedir en la liturgia: “Ven Señor Jesús”. En cuanto a estos anuncios debemos ser claros y no dejarnos engañar con aquellos que afirman mesiánicamente “soy yo”, y también “el tiempo está cerca”. San Lucas va a decir: “No los sigan” (Lc, 21, 8). En nuestro camino deberemos ser sinceros y señalar que tendremos una larga espera, cruces y persecuciones, así como gozos y el ciento por uno pascual. Todo esto es parte de un peregrinar cargado de sentido y que nos lleva a un encuentro donde nos espera una “Presencia y un Abrazo”.
Les envío un saludo cercano y hasta el próximo domingo.
Mons. Juan R. Martínez, obispo de Posadas
Desdela Deelgación de Juventud de la Diócesis de Tenerife nos comparten la siguinete Vigilia de la Inmaculada que lleva por título SIETE PALABRAS DE MARÍA.
SIETE PALABRAS DE MARÍA
Vigilia de la Inmaculada
PREPARATIVOS:
Desde el comienzo se debe crear un clima de recogimiento y silencio que facilite la ORACIÓN PERSONAL Y COMUNITARIA. Los participantes en la Vigilia deben estar previamente motivados para orar. Tener preparado:
7 trozos en puzles de una imagen de María.
Panel grande y visible donde ir colocando las puzles hasta que aparezca la imagen completa de la Virgen.
7 carteles con las siete palabras de María.
7 símbolos: 1. Interrogante y vela. 2. La Biblia. 3. Mochila, bastón y sandalias. 4. Corazón y Sol. 5. Periódico con noticia trágica. 6. Jarra con Vino. 7. Pan en trocitos.
INTRODUCCIÓN
Tras un momento breve de MÚSICA DE FONDO, un monitor se dirige así a la asamblea:
MONICIÓN (Lector 1)
En esta Vigilia de oración nos convoca María Inmaculada. Nos disponemos a orar juntos, contemplando a la llena de gracia y madre nuestra. Cuando el tiempo de Dios llegó a su plenitud, visitó la tierra y llamó a la puerta del corazón de una mujer, una puerta que siempre estaba abierta. Habló con ella, traía una Buena Nueva para la humanidad.
Dios siempre escoge un lugar sencillo y pobre para entrar en el mundo, entra en la historia delicadamente, saludando, pidiendo acogida. Se acerca a la humanidad invitando a la alegría, generando vida y esperanza. María está a la espera. Su corazón pobre y sus manos vacías, abiertas y libres, acogen los planes de Dios, que traen la dicha y la paz para la humanidad. Ella es nuestro modelo y nuestra inspiración.
CANTO
MOTIVACIÓN (Lector 2) Invita a todos a sentarse
Queremos esta noche sentarnos a los pies de María para dejar que ella nos hable. Es verdad que prefiere escuchar. Su especialidad fue ser oyente de la Palabra. ¡Cómo acogió la Palabra y la guardó en sus entrañas como un tesoro! María nos transmite más con su silencio contemplativo. Y es que las cosas más importantes son inefables, las experiencias más profundas son indecibles.
Pero tenemos la suerte de conservar siete palabras suyas, recogidas en el Evangelio. En esta Vigilia las vamos a recordar y meditar. Expresan el núcleo vivo de su vocación. Las guardaremos en nuestro corazón para que no se nos olviden. Y para que, con María, nosotros también podamos aprender a decir “Fiat” y “Amén” a lo que el Señor nos revele en las sencillas palabras de nuestra Madre.
(Aconsejamos este orden para la lectura de cada frase o palabras: Lectura de la frase; colocación de la silueta en el panel; silencio breve con música de fondo; colocación del símbolo y reflexión leída en tono meditativo. Tras otro breve silencio se entona un canto repetitivo a modo de canon. Todo de una manera pausada y lenta...)
PRIMERA PALABRA
“Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto?, pues no conozco varón.” (Lc 1, 34)
Silueta
Música
Símbolo: INTERROGANTE Y LUZ
MEDITACIÓN
María, dialogando, responde al ángel con una pregunta. Ella está hablando con Dios. Se ha sentido sobresaltada porque el anuncio que ha recibido. Tal anuncio le ha resultado extremadamente sorprendente e imprevisto. No encajaba en absoluto en sus planes. Ella, antes de decir “sí” a Dios, había dicho “sí” al amor humano. Según el mensaje del ángel, debía romper con su proyecto de vida, causando un daño irremediable e “injusto” a José. Por eso, María pide una explicación, no una prueba. No duda. Lo que busca es entender a Dios. Su pregunta no supone una falta de fe, sino el deseo de superar su ignorancia.
María, según la costumbre de Israel, era virgen, aunque estaba desposada, comprometida con José. Para concebir cómo le decía el ángel, ¿Qué debería hacer? ¿Casarse cuanto antes con José, aunque el hijo no fuera suyo? ¿Dejarle para siempre? María está realmente desconcertada. Cualquier solución acarreaba una complicación. Sabe que Dios es muy grande y muy sabio, pero ¿cómo comprender sus planes? ¿Y por qué se fijó precisamente en ella, si es una nada?
También cada uno de nosotros en un momento de la vida le preguntamos a Dios: ¿Qué quieres que haga? El nos coloca en situaciones de riesgo. Hay que fiarse, sin comprender. La fe es la capacidad de confiar en Él cuando aún las cosas no están resueltas. Toda vocación cristiana se vive en riesgo y confianza. El paso del cálculo humano al abandono es el primer peldaño de la vocación.
El ángel le responde: Nada, sólo tienes que dejarte hacer. Es cosa de Dios y de su amor, es cosa del Espíritu. Para él nada hay imposible. La pregunta de María nace de su fe, de su humildad, de su docilidad a Dios, de la limpieza de su corazón. Hay mucho que aprender en esta primera palabra.
MOMENTO DE SILENCIO Y CANTO (canon que se repite)
SEGUNDA PALABRA
“Dijo María: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38)
Silueta.
Música.
Símbolo: LA BIBLIA
MEDITACIÓN
Hágase es la palabra bendita que no nos cansaremos de agradecer. Con ella termina el largo Adviento del mundo y de la historia. María ha confesado su pequeñez después de escuchar las más grandes alabanzas que una mujer puede oír. Ella vive en la verdad. Comprende la distancia que existe entre Dios y ella. Se sabe pequeña, débil, nacida para servir. Ella se entiende a sí misma sólo esclava de Dios y de su voluntad. Nunca como esclava de José.
Hágase es el Sí que hizo posible el descenso de Dios a la humanidad. No dice “Haré o cumpliré tu palabra”, porque se siente débil y sabe que sin Dios nada es posible. Dice “hágase”: abre las puertas de su libertad, para que Dios tome posesión de ella y la habite desde dentro. Esa libertad coincide con la más profunda docilidad y entrega total. Supone un acto de fe inmenso, más que Abraham. Supone un abandono radical, para colocar su vida radicalmente en las manos de Dios.
María había sido preparada misteriosamente por el Espíritu para esta hora, para decir este “sí”. María es toda una historia afirmativa. Es el “sí” confiado y entregado de la hija: Sí, Padre, sí a tu Palabra, sí a Jesús, sí a tus exigencias, sí a tu amor, sí a servir,… desde ahora siempre dijo “sí”. Su vocación se condensa en un “sí”.
Madre enséñanos a decir Sí. Enséñanos a vivir el “sí” en clave vocacional.
MOMENTO DE SILENCIO Y CANTO (canon que se repite)
TERCERA PALABRA
“María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel” (Lc 1,39-40)
Silueta.
Música
Símbolo: BASTÓN y SANDALIAS.
MEDITACIÓN
Es la Virgen caminante que, con su secreto en el corazón y con el Hijo en el seno, camina hacia el encuentro de Isabel. Ella es icono perfecto de la Iglesia peregrina, solidaria y servidora que sale al encuentro del otro. Ante Dios se sintió hija, ante Isabel se va a sentir amiga y hermana. Ante ambos, siempre servidora. Ella no vive para sí. Vive descentrada. Su vocación es poner su centro fuera de sí: En Dios, en el otro.
Saludó a Isabel: Es el tercer verbo de acción que aparece en esta frase de María. Aunque no se precisa el contenido concreto del saludo, no podía ser otro que el de la paz: Shalom. María saluda deseando la paz y, a la medida de sus fuerzas, creándola. Es un deseo que se cumple. Incluye todo tipo de gracia, de bendición y de salvación. No se reduce a la ausencia de guerras y conflictos; la paz incluye todos los bienes que plenifican a los hombres. ¡Qué bien suena la palabra de la paz en labios de María! Ella es la Reina de la Paz, peregrina de la paz, que la ofrece a manos llenas y la transmite profundamente.
Toda vocación está destinada a crear paz. ¡Cómo seguimos necesitados de esa paz¡ Cuando María nos visita, su presencia es transmisora de paz: para cada uno, para nuestras familias, para nuestros ambientes, para todos los pueblos. Ella, madre y portadora de la Paz, que es Cristo.
Pero no nos conformemos con recibir su saludo. Hemos de continuarlo. Lo hacemos si nos convertimos en eco de su mensaje y colaboramos con todas nuestras fuerzas a crear la paz. Que corra de boca en boca este saludo y llegue a todos los que más lo necesitan. Que diluvie nuestro saludo sobre tantas personas y pueblos que sucumben destrozados por el azote de la violencia y de la guerra fratricida.
MOMENTO DE SILENCIO Y CANTO (canon que se repite)
CUARTA PALABRA
“Y María dijo al ángel: Proclama mi alma la grandeza del Señor...” (Lc 1, 46-55)
Silueta.
Música:
Símbolo: CORAZÓN Y SOL GRANDE.
MEDITACIÓN
Estas palabras de María constituyen su discurso más largo. También el más revolucionario. Nos detenemos ahora en este himno suyo y subrayamos lo siguiente:
Es alabanza gozosa y agradecida. María mira a Dios, se mira a sí misma y no puede contener su agradecimiento. Bendice a Dios porque Él también se ha entregado como siervo, se ha hecho realidad palpitante en sus entrañas.
Es memorial agradecido: Porque las promesas de Dios han empezado a cumplirse. Es el Dios que se ha volcado sobre su pueblo, sobre su elegida, sobre todos sus hijos descendientes de Abraham por la fe.
Es profecía esperanzada: Ha llegado la hora en que todo va a cambiar. Dios ha hecho opción por los pobres y los pequeños. Ellos pueden ya abrirse a la esperanza más grande. María es la Virgen de los pobres y se solidariza con ellos. Les dice que Dios les prefiere y los colmará de bienes como ha hecho con ella.
Nuestra vocación está llamada a ser primero agradecimiento a Dios… Después, esperanza en que todo se transformará a mejor… Finalmente predilección por los más necesitados…
MOMENTO DE SILENCIO Y CANTO (canon que se repite)
QUINTA PALABRA
“Y su madre le dijo: Hijo, ¿Por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando” (Lc 2,48)
Silueta.
Música.
Símbolo: PERIÓDICO CON NOTICIA TRÁGICA ACTUAL.
MEDITACIÓN
María, como madre que se dirige al hijo de sus entrañas, expresa a Jesús su inmenso dolor, su congoja: “Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros, sin avisarnos, sin explicarnos nada?”.
Menciona también al padre: “¡Mira con qué angustia te buscábamos tu padre y yo! y ¡qué tortura interior sentíamos!”. El término “angustia” es muy fuerte e indica un gran tormento. Lucas lo usará en el relato de Lázaro y el rico epulón para explicar la situación de éste en el infierno (cf. Lc 16,24). Es una palabra que expresa un elemento afectivo que expresa un sufrimiento muy agudo.
Esta reacción de María, que habla también en nombre de José, es muy compleja: en primer lugar, es asombro y estupor ante manifestación de Jesús que les desborda y desconcierta; en segundo lugar, contiene una intensa carga de afectividad con un doble valor: un amor entrañable al hijo y un inconsolable sufrimiento por haberlo perdido; finalmente es temor de haber sido indignos, por no haber cuidado suficientemente y con responsabilidad De Jesús. Se trata de un sufrimiento muy grande de María y de José al sentirse padres incapaces, ineptos para responder a su deber. A la confianza que Dios había depositado en ellos.
La vocación tiene también su momento de angustia por la aparente pérdida de Jesús, de búsqueda, de vacío y de dolor, de incomprensión por la forma de ser de Dios. Perder a Jesús significa el más inmenso dolor y vacío. Jesús era para María y José su absoluto. Ellos sólo vivían para Jesús. Ahora se pierde; mejor, se ausenta libremente. Es la noche oscura de la vocación. Algo de esto sufre el alma cuando Dios se ausenta. Dios se hace buscar, se esconde para eso, para que le busquemos, calla para que le llamemos, se disfraza para que le adivinemos. La búsqueda capacita para el encuentro. Se busca desde la fe y la purifica. Se busca con esperanza y la fortalece.
MOMENTO DE SILENCIO Y CANTO (canon que se repite)
SEXTA PALABRA
“Y como faltaba el vino, le dice a Jesús su madre: No tienen vino” (Jn 2, 3)
Silueta.
Música.
Símbolo: JARRA CON VINO.
MEDITACIÓN
Esta palabra manifiesta una actitud fundamental de María como madre: la de velar e interceder por sus hijos necesitados. María es la mujer de la atención y de la cercanía. Capta enseguida la necesidad del otro. No está distraída ni ausente. No está pendiente de sí misma. No es una mujer insensible o indiferente. Y cuando percibe una necesidad, inmediatamente se dispara su sentido de responsabilidad, su sentido de amor solícito. Ella nunca dirá: “Allá ellos, es su problema. No el mío”. Su solicitud nace de un corazón bien dispuesto, de la advertencia de su amor entrañable.
María pone de su parte todo lo que puede para solucionar el problema de los novios. Se complica la vida. No se contenta con sentirlo y lamentarse, a distancia. Se dirige a Jesús y le muestra la necesidad. La suya es una oración magistral. No le dice a Jesús lo que debe hacer, sino que le expone una carencia. No es ella la que resuelve las cosas. Es Dios quien hace lo imposible. A ella le toca estar cerca del necesitado y hacer de puente con Jesús.
María sigue diciendo a su Hijo:
No tienen vino, no tienen fe,
no tienen Espíritu, no tienen amor,
no tienen alegría, no tienen dignidad,
no tienen salud, no tienen trabajo,
no tienen vida, no tienen paz,
no tienen ilusión, no tienen libertad,
no tienen suerte, no tienen fuerza,
no tienen... porque el ser humano es por esencia indigente.
Escasea el vino de la vida en nuestras bodegas. Nos sobra el vinagre de la muerte. Tantas familias sin amor, tantas personas sin ilusión, tantos grupos sin empuje, tantos pueblos sin paz y sin justicia, tantas iglesias sin Espíritu.... Porque el vino de Caná es eso, ya se sabe, el Espíritu Santo, el Amor de Dios.
MOMENTO DE SILENCIO Y CANTO (canon que se repite)
SEPTIMA PALABRA
“Dice su madre a los sirvientes: Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5)
Silueta.
Música.
Símbolo: CESTAS CON TROCITOS DE PAN QUE SE REPARTEN CON RAPIDEZ.
MEDITACIÓN
Estas palabras recogen el testamento espiritual de María. Son sus últimas palabras. Tras ellas, regresó a la patria del silencio. Nos pide lo que ella misma vivió como lema de su vida, como clave de su propia vocación: No hacer nuestra voluntad, ni siquiera la de María, sino la de su Hijo, o lo que lo mismo, la voluntad de Dios.
Esta intervención de María resultó ser un “golpe de gracia” por su efecto transformador. Tras ellas, se ponen movimiento los sirvientes –iconos del buen discípulo- y acontece la hora de manifestación de Jesús como Mesías. La figura de María aparece así bajo la luz del único que puede saciar el hambre de vida de todo el pueblo. María es aquella por medio de la cual la potencia de Jesús se manifiesta sobre la tierra en favor de toda la humanidad. Ella está segura de su Hijo, porque es el Hijo de Dios.
Sus palabras son rotundas: “Haced lo que Él os diga”. No obedezcáis a nadie más que a Él. Si hacéis lo que el os dice vuestra vida será una fiesta continua. Si os alimentáis de su palabra no tendréis más hambre ni sed.
Dice “haced”, no “pensad”… Se trata de actuar, de comprometerse, de trabajar según Jesús indique. Hacer lo que diga Jesús, todo lo que diga…, porque ha hablado y seguirá hablando; su Palabra no ha terminado. Vendrá para crear cielos, purificar el corazón, llenar las ánforas vacías de la vida y el coraje de nuestras casas. Viene y habla mediante el rostro de las personas más cercanas.
Hacer todo lo que Él ha dicho. Practicar el evangelio entero. Esa es nuestra vocación. Ese es el camino para volver a introducir el amor en el mundo, incluso cuando parezca imposible. María, la mujer que no se resigna en Caná, nos muestra que hay una ley fundamental por la cual las cosas pueden ir de lo pequeño a lo grande, de lo débil a lo fuerte, del agua al vino, en todas las situaciones. Es la ley de la esperanza.
MOMENTO DE SILENCIO Y CANTO (canon que se repite)
No adoréis a nadie más que a Él (tres veces).
ORACIÓN DE LOS FIELES (hecha entre dos personas o varias)
Señor, sabemos que nada podemos si nos ocultas tu rostro, que somos arcilla y tienes que estar continuamente rehaciendo nuestro ser. Por intercesión de María te pedimos que atiendas nuestra oración y que no permitas que jamás nos separemos de Ti
Por la Iglesia para que purificada de todo mal y de todo pecado sea, como María, santa e inmaculada. Roguemos al Señor.
Por los pobres, por los que sufren y lloran para que sean solidariamente consolados. Roguemos al Señor.
Por las víctimas de la violencia y de la injusticia para que sean liberadas de sus sufrimientos. Roguemos al Señor.
Que los niños y jóvenes crezcan en la fe y en el amor, respondan generosamente a la llamada que Tú les haces y no se dejen seducir por las llamadas del mundo. Roguemos al Señor.
Por las mujeres marginadas y explotadas, para que consigan alcanzar su dignidad y sus derechos. Roguemos al Señor.
Por los pueblos que sufren la guerra, para que se les conceda la paz. Roguemos al Señor.
Por nosotros para que imitemos a María en la lucha contra el mal y crezcamos en santidad, verdad y justicia. Roguemos al Señor.
Por nuestra Congregación misionera, especialmente por los jóvenes a los que anuncia el evangelio, para que no se alejen de Jesús, sino que como María se acerquen a Él, le escuchen, le amen y le sigan. Roguemos al Señor.
Para que a imitación de María seamos capaces de salir de nosotros mismos y solidarizarnos con los más desfavorecidos de la tierra como ella que se puso en camino a la montaña para ayudar a su prima Isabel. Roguemos al Señor.
Escucha, Padre, nuestra oración, y concédenos por intercesión de nuestra Madre el gozo de poder gozar un día con todos nuestros hermanos de la plenitud de los bienes que nos prometes y que han sido ofrecidos por el sí de María. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
PADRENUESTRO
ORACIÓN FINAL
Tu Palabra, Señor, nos estimula en la respuesta a nuestra vocación. El modo de vivirla de María nos orienta hacia Ti y nos pone al servicio de nuestros hermanos. Ayúdanos a desterrar todo lo que cierra nuestros oídos, limita nuestra libertad, mancha nuestro corazón para que nuestro amor sea cada día más sincero y coherente. Por Jesucristo Nuestro Señor.
SALVE REGINA (cantada)
SÉ DE QUIEN ME HE FIADO… ¡¡¡ADELANTE!!!
Acción de gracias y exhortación después de la JMJ DE LA CEE, aprobada en la XCVIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española.
1. En nuestra Asamblea Plenaria del otoño, los obispos nos hemos reunido por primera vez después de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que tuvo lugar en Madrid el pasado mes de agosto. Hemos dado gracias a Dios, porque nos ha permitido celebrar ese gran acontecimiento de gracia, y hemos reflexionado acerca de su significado para la pastoral juvenil del futuro e incluso para toda la obra de la nueva evangelización. Con este motivo, dirigimos estas palabras a los hijos de la Iglesia que peregrina en España, a quienes el Señor ha encomendado a nuestro cuidado pastoral, con el deseo de alentar y sostener a todos en la alegría de la fe y en el trabajo apostólico.
2. Como ha dicho el Papa, la JMJ ha sido “una verdadera cascada de luz”. No cabe duda de que los días previos, llamados “días en las diócesis”, constituyeron ya una experiencia formidable de intercambio de dones que contribuyeron mucho a que así fuera. Lo mismo se puede decir de la generosa acogida dispensada a todos por la ciudad de Madrid y los municipios vecinos. También fue importantísimo el esfuerzo de organización de un acontecimiento de tanta complejidad, para el que fueron decisivos la aportación personal de miles de voluntarios, el trabajo de los técnicos y la cooperación ejemplar y multidireccional de muy diversas instancias de la Iglesia, del Estado, y de la sociedad. Pero lo verdaderamente decisivo para que la JMJ haya sido una auténtica “cascada de luz” ha sido el caudaloso río de jóvenes de todos los rincones de la tierra que desbordó físicamente Madrid y sus alrededores de serena y contagiosa alegría, convirtiendo espacios públicos y privados en lugares de confraternización y convivencia de alcance universal. Las imágenes de aquellos días están todavía frescas en la mente y en el corazón de todos y no se olvidarán fácilmente.
3. Damos gracias a quienes han hecho posible la JMJ. No podemos enumerar a tantísimas personas que han prestado su inapreciable colaboración, en nuestras diócesis, en Madrid, y en muchas otras partes del mundo. Pero hemos de nombrar con profundo reconocimiento al Santo Padre, el papa Benedicto XVI; y también al arzobispo de Madrid, el cardenal Rouco, junto con los colaboradores de ambos. Tampoco podemos dejar de evocar al beato Juan Pablo II, el “Papa de los jóvenes”, que puso en marcha esta formidable experiencia de apostolado.
4. ¿Qué nos dice la JMJ para alentarnos en la fe personal y en el apostolado? Es lo que muy sencilla y brevemente queremos compartir con los católicos de nuestras diócesis –sacerdotes, consagrados y fieles laicos– para exhortarlos a proseguir y, si fuera necesario, reemprender con ánimo y confianza los arduos y hermosos trabajos del Evangelio.
5. En primer lugar, la JMJ nos dice que la Iglesia es joven. Es cierto que hay entre nosotros muchos jóvenes que no han sido iniciados en la fe o que lo han sido de modo muy deficiente. No pocos se han apartado de la fe de sus padres. Es mucho lo que queda por hacer. Urge la nueva evangelización. Pero la Iglesia está viva y es joven. No solo porque ella es el Nuevo Pueblo de Dios, en el que vive el Señor resucitado que opera, por la fuerza del Espíritu, la renovación continua de la creación y la redención de la humanidad, liberada de la vieja esclavitud del pecado. La Iglesia también es joven porque hay muchos, muchísimos jóvenes, que son Iglesia con toda el alma; y que lo son de manera muy consciente: llenos de amor a Jesucristo, sin miedo a manifestarlo públicamente; llenos de entusiasmo apostólico para llevar a sus amigos y a toda la sociedad la salvación que solo se encuentra en Él; cultos y bien formados, porque han cultivado bien sus capacidades humanas; sensibles al sufrimiento material y espiritual de los hombres; liberados de los prejuicios propios del humanismo inmanentista y de la cultura de la muerte; abiertos a la diversidad de culturas y a la nueva unidad de todos los hombres en una Tierra cada vez más pequeña. La Iglesia es joven, porque es de Cristo. La Iglesia es joven, porque el Señor le da el inmenso regalo de una juventud excepcional, que ha escuchado su llamada y que lo prefiere a Él a todas las promesas del mundo. Lo ha podido ver, con inmensa alegría, la sociedad española en los días de la JMJ. ¡La Iglesia es joven en su comunión apostólica y católica!
6. En segundo lugar, la JMJ nos dice que es posible la transmisión de la fe a los jóvenes. No es fácil, pero ¡claro que es posible! No es fácil, porque hay mucho ruido ambiental producido por potentes altavoces que siguen propalando la falacia de la supuesta libertad sin límites: sin Dios, sin Iglesia, sin padres, sin hermanos, sin patria, sin responsabilidad. No es fácil, porque muchas familias están heridas; porque la escuela atraviesa por dificultades de todo tipo; porque en no pocos casos los mismos ambientes eclesiales se encuentran mortecinos a causa de la secularización interna padecida. No es fácil, pero la transmisión de la fe a los jóvenes es posible cuando no se les escamotea el Evangelio en toda su fuerza y su belleza; cuando se les abre el camino hacia Jesucristo, el Hijo de Dios vivo, sin adulteraciones ni recortes según la pobre medida de ideas humanas, por interesantes que sean; cuando se les hace realmente posible desplegar su capacidad de amar, en primer lugar al Dios que es Amor, y luego al prójimo, preparándolos para el sacrificio que el amor implica con una pedagogía realista y, por tanto, exigente; cuando se les orienta en la comprensión de su vida como elección y vocación divina a la que responder; cuando para todo ello –valiéndose del Catecismo de la Iglesia Católica, al que el Youcat ofrece un acceso en lenguaje juvenil–, se les ayuda con una catequesis clara y sistemática, verdaderamente acorde con la doctrina católica, y se les invita a vivir en una compañía que les permita hacer el camino de la fe sin sucumbir a las falsas promesas del mundo: en asociaciones y grupos parroquiales o diocesanos, movimientos, etc. Entonces –nos los dice también la JMJ– no solo es posible la transmisión de la fe a los jóvenes, sino que ellos mismos se convierten en evangelizadores.
7. Efectivamente, en tercer lugar, la JMJ nos ha mostrado que los jóvenes constituyen un potencial de primer orden para la nueva evangelización. Es necesaria una nueva evangelización, porque dramáticamente nueva es también la llamada cultura secularista, ese modo de vida público sin Dios, difundido en occidente, y también ya en otras partes del mundo. Es necesaria una nueva evangelización, porque, ante ese modo de vida, la Iglesia ha de renovar su ardor, su coraje y su clarividencia, que hoy no pueden ser menores que los de los primeros cristianos. Pues bien, la Iglesia necesita especialmente a los jóvenes para esa inmensa obra del Evangelio. Ellos han crecido en un mundo que lleva las marcas dolorosas del pecado de una existencia concebida al margen de Dios y de su amor. Conocen ese mundo, saben lo que, en realidad, da de sí y por eso –como los primeros cristianos, que, abandonando los ídolos, abrazaron la fe del Dios vivo– son capaces del entusiasmo necesario para la nueva evangelización. Ellos, también, como jóvenes, son fuertes, con la fortaleza de una fe límpida, de un amor ardiente y de una esperanza grande. Ellos ya están ahí, dispuestos para la tarea: se los ha visto en la JMJ de modo llamativo; pero los vemos también en la vida ordinaria de nuestras iglesias, cuando, en nombre de Cristo, les pedimos respuesta, les encargamos misión y les otorgamos confianza.
8. Aunque para muchos constituyera una sorpresa –agradable para la inmensa mayoría de nuestra sociedad– la JMJ no fue algo inesperado. Fue el fruto del trabajo callado y constante de muchos evangelizadores, en particular, de muchos sacerdotes y consagrados, que, en sus diócesis, parroquias, colegios, asociaciones, movimientos, grupos, etc., secundando la gracia de Dios, siguiendo las orientaciones de la Iglesia y asumiendo el sacrificio personal que ello comporta, han tomado en serio el apostolado con los jóvenes y les han dado el protagonismo necesario. Son muchos los lugares donde se trabaja así. Por eso, no podía ser inesperada la gozosa experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud. Quienes hacen ese trabajo diario, cuidado y poco visible, nos estimulan en el camino de la evangelización. Es el fruto de su labor el que sale a la luz en las Jornadas Mundiales de la Juventud. Que Dios les siga ayudando y bendiciendo para el bien de los jóvenes, de la Iglesia y de toda la sociedad. Que bendiga también a todos los que con su oración constante y con la ofrenda de sus vidas –en especial, las comunidades monásticas– son el corazón espiritual de todo apostolado, como lo fueron de la JMJ.
9. La Iglesia es joven. La transmisión de la fe a los jóvenes es un hecho. Ellos son grandes evangelizadores en esta nueva hora de la Iglesia y del mundo. Damos gracias a Dios de corazón por la Jornada Mundial de Madrid. Que el Señor bendiga a esta juventud, a sus guías y sacerdotes. Que todos, bajo la mirada llena de amor de la Madre del Señor, causa de nuestra alegría, recorramos con buen ánimo el camino de la santidad, que es el de la verdadera libertad: “arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” (cf. Col 2, 7).
Madrid, 25 de noviembre de 2011
Homilía de monseñor José Luis Mollaghan, arzobispo de Rosario en el Día del Enfermo (Parroquia Nuestra Señora dela Salud, 13 de noviembre de 2011) (AICA)
Celebramos las fiestas Patronales, en el día de Nuestra Señora dela Salud. Aella, como Patrona dela Parroquia queremos ofrecerle nuestras súplicas y nuestra alegría. A ella, le pedimos por toda esta gran comunidad parroquial, presidida por su párroco, el Padre Gustavo; contando con la ayuda del Padre Silvio, Vicario Parroquial.
Hoy también esla Jornadadedicada a los enfermos, que tiene una gran importancia, sobre todo por la dimensión de solidaridad y atención que debe suscitar el enfermo en la sociedad de hoy; refiriéndome también a los médicos, enfermeras, familias, voluntarios, así como a las instituciones y responsables de esta área; y por ello, pedimos por esta intención desde esta querida Parroquia de Nuestra Señora dela Salud, advocación mariana tan cercana a los enfermos.
Hicieron fructificar los talentos
En la parábola de los talentos, que acabamos de proclamar, Jesús nos habla de tres hombres a los que su patrón, al partir para un viaje, les confía sus bienes. Dos de ellos, los hacen fructificar; mientras que el otro, en cambio, esconde lo recibido en un pozo. Al regresar a su casa, el patrón les pide cuenta de lo que les había entregado y, mientras felicita a los primeros, reprocha al tercero, por su temor, y en el fondo por su egoísmo que no hizo dar fruto a lo recibido.
Esos bienes que significan los dones de Dios, no podemos tener escondidos, sino hacerlos fructificar. Cada uno debe agradecer a Dios por los que nos ha dado, no solo para nuestra vida personal y familiar, sino al servicio y para acrecentar la vida y la comunidad parroquial. Sobre todo el amor, la caridad, que recibimos para amar y hacer crecer la vida cristiana.
Este amor, estos talentos recibidos, pueden volcarse hacia la solidaridad hacia los que más necesitan, como son los enfermos.
El día del enfermo
Fue en el año 1992 cuando Juan Pablo II instituyóla Jornada Mundialde Enfermo. Desde aquel momento, el Papa anualmente ha enviado su Mensaje, y han sido muchos los motivos escogidos para reflexionar acerca en la enfermedad a la luz de Cristo.
Enla Arquidiócesiscolaboramos en esta dimensión de cercanía y atención al enfermo, sobre todo en las parroquias, las capillas, los hospitales, y las familias, a través de la Pastoraldela Salud, para motivar nuestra inquietud el sentido positivo frente a la enfermedad y al dolor humano.
¿Acaso no son los enfermos, los débiles y los que sufren caminos vivientes por donde debe pasar necesariamente la respuesta a la invitación del Evangelio?. Por eso, la inquietud porla Pastoralde la salud, que debe animar el Obispo, no puede faltar en el corazón de los sacerdotes, de los diáconos, de los religiosos y religiosas, de los seminaristas y de los laicos.
“Por sus llagas han sido curados” (1Pe 2, 24)
Este año, al celebrarla XIX JornadaMundial, el Papa ha querido tomar la frase dela Primera Cartade Pedro “Por sus llagas han sido curados” (1Pe 2, 24) para orientar el Mensaje de este día, el cual se dirige especialmente a las personas enfermas, para encontrar en “las llagas de Cristo” la esperanza dela Salvación; así como también a los jóvenes; ante todo a los que sobrellevan alguna enfermedad, y a los que pueden acercarse al sufrimiento de sus hermanos desde el servicio fraterno (cfr. n.3).
Sabemos que llevar la Cruzde Jesús frecuentemente nos atemoriza, porque parece ser algo que supera nuestras fuerzas, y es como la negación de la vida. “¡En realidad, es exactamente al contrario!La Cruzes el “sí” de Dios al hombre, la expresión más intensa de su amor y la fuente de la que brota la vida eterna “(ibidem). Y este mensaje de esperanza debe llegar a todos los enfermos.
Asimismo, quienes tienen salud, pueden encontrar a Jesús enla Eucaristía, donde está presente de modo real por nosotros, pero también lo podemos encontrar y reconocer en los enfermos, en los que sufren y en los que están en dificultad, que necesitan nuestra ayuda. Por eso debemos “crear puentes de amor y de solidaridad, para que nadie se sienta solo, sino cercano a Dios y parte de la gran familia de sus hijos” (cfr.ibidem).
A quienes están al servicio de los enfermos, y cerca de ellos, estas palabras nos deben alentar a renovar con entusiasmo nuestra tarea. A creer y confiar que en todas las parroquias se consoliden las Comisiones de Pastoral de la salud, con una orientación y animación espiritual específica; promoviendo que los adultos y jóvenes colaboren y estén cerca de los enfermos del barrio, de un hospital, etc. con una entrega solidaria y con un compromiso de fe y caridad .
También confiamos que las autoridades puedan hacer mucho por los enfermos y ancianos, con estructuras sanitarias que sirvan de ayuda y apoyo a los que sufren, sobre todo a los más pobres y necesitados, y a los ancianos; con lugares que los reciban con disponibilidad y afecto, para brindar los cuidados debidos a una persona enferma.
Virgen María, Salud de los enfermos, protección y alivio de los que te invocan, en la alegría de tu fiesta, queremos expresarte nuestra confianza, y una vez más te pedimos por los enfermos, por los débiles y los que sufren cualquier mal. Concédenos el bien de la salud.
Nuestra Señora dela Salud, ruega por nosotros.
Mons. José Luis Mollaghan, arzobispo de Rosario
Reflexión semanal de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, en el programa «Claves para un mundo mejor» (22 de de octubre de 2011). (AICA)
¿Qué relación podría establecerse entre los libros y la libertad? Más allá del juego de palabras es importante advertir que la libertad no es una fuerza ciega, no es una elección indeterminada de la voluntad abierta a posibilidades infinitas, pero sin orientación.
La libertad es orientada por la inteligencia, por la razón. Entonces, en la estructura del acto libre hay un juego muy delicado, muy bello, entre la razón y la voluntad.
De modo que es importante saber qué ideas se ha forjado la razón acerca de la realidad, qué sentido ha adquirido de la vida, qué horizonte propone para las elecciones que una persona tiene que hacer. Es la inteligencia la que ofrece el contenido objetivo a la libertad: lo que hay que elegir, y las razones por las cuales hay que elegir o no, hay que elegir esto o aquello.
Una concepción correcta de la libertad valoriza aquellos medios o instrumentos que le permiten a la inteligencia humana conocer mejor la realidad del hombre y la realidad de las circunstancias en las cuales el hombre tiene que obrar.
Tradicionalmente, en occidente, y sobre todo en los siglos modernos, se ha pensado mucho en esto. Se ha advertido que es importante, por ejemplo, una cultura, una concepción del mundo para poder obrar con sentido, para poder ser más libre.
Hoy día, por ejemplo, los expertos en las cuestiones cognitivas y en la pedagogía suelen observar que los chicos, actualmente, utilizan un bagaje muy restringido de palabras. Usan pocas palabras. No saben cómo expresarse. Si tienen pocas palabras para emplear o para designar las cosas quiere decir que tienen pocas ideas en su cabeza y quiere decir que también se basan en una relación también restringida con la realidad. Sólo abarcan un sector muy restringido de la realidad, y eso significa también una limitación de la propia libertad.
Como decía, la tradición moderna de occidente insiste mucho en la necesidad de la instrucción, del conocimiento. ¿Para qué? Para ser libres. De allí vamos a la cuestión de los libros. Es fundamental leer.
¿Por qué los chicos usan pocas palabras? Lo hacen porque leen poco. Entonces no saben cómo nombrar las cosas.
Por lo tanto, el conocimiento que proporcionan los libros es importante para el crecimiento personal y para el horizonte que puede abrirse al ejercicio de la propia libertad.
Podríamos reducir esta reflexión a una especie de slogan: “Libros para ser libres”. Estoy obviamente refiriéndome a los buenos libros, a los libros que tienen un contenido edificante, a aquellos que representan para el hombre un verdadero crecimiento espiritual y pienso, desde la perspectiva cristiana, a libros de formación en la vida cristiana. Por empezar pienso enla Sagrada Escrituray toda la tradición literaria que constituye un “corpus” sapiencial iluminado por la fe cristiana.
Valga esto para animar a la lectura y para la elección de buenos libros. Esa elección de los buenos libros está íntimamente, aunque de un modo un poco secreto y misterioso, vinculada a la buena elección de las cosas que debemos decidir en la vida.
Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata
(ZENIT) Como todos los domingos, esta mañana, a las doce de mediodía, se celebró el tradicional rezo mariano del Ángelus con Benedicto XVI, que se asomó a la ventana de su despacho, en el Palacio Apostólico Vaticano, para orar con los fieles y peregrinos llegados a la plaza de San Pedro.
Antes del Ángelus
¡Queridos hermanos y hermanas!
La Palabrade Dios de este domingo --el penúltimo del año litúrgico- nos advierte de la fugacidad de la existencia terrenal y nos invita a vivirla como una peregrinación, manteniendo la mirada en la meta, en aquél Dios que nos ha creado y, porque nos ha hecho para sí (cfr San Agustín, Conf. 1,1), es nuestro destino último y el sentido de nuestro vivir. Paso obligado para llegar a tal realidad definitiva es la muerte, seguida del juicio final. El apóstol Pablo recuerda que “el día del Señor vendrá como un ladrón de noche” (1 Ts 5,2), es decir sin previo aviso. La conciencia del retorno glorioso del Señor Jesús nos impulsa a vivir en una actitud de vigilancia, esperando su manifestación en la constante memoria de su primera venida.
En la conocida parábola de los talentos –que narra el evangelista Mateo (cfr 25,14-30)--, Jesús relata la historia de tres siervos a los que el amo, en el momento de partir para un largo viaje, les confía sus fondos. Dos de ellos se comportan bien, porque hacen fructificar los bienes recibidos el doble. El tercero, en cambio, esconde el dinero recibido en un agujero. Al volver a casa, el amo pide cuentas a los servidores de lo que les había confiado y, mientras se complace con los dos primeros, se queda desilusionado con el tercero. Aquél servidor, en efecto, que mantuvo escondido el talento sin revalorizarlo, hizo mal sus cálculos: se comportó como si su amo ya no fuera a regresar, como si no hubiera un día en el que le pediría cuentas de su actuación. Con esta parábola, Jesús quiere enseñar a los discípulos a usar bien sus dones: Dios llama a cada hombre a la vida y le entre talentos, confiándole al mismo tiempo una misión que cumplir. Sería de tontos pensar que estos dones se nos deben, así como renunciar a emplearlos sería menoscabar el fin de la propia existencia. Comentando esta página evangélica, san Gregorio Magno nota que a nadie el Señor le hace falta el don de su caridad, del amor. Escribe: “Por esto es necesario, hermanos míos, que pongáis todo cuidado en la custodia de la caridad, en toda acción que tengáis que realizar” (Homilías sobre los Evangelios9,6). Y tras precisar que la verdadera caridad consiste en amar tanto a los amigos como a los enemigos, añade: “Si uno adolece de esta virtud, pierde todo bien que tiene, es privado del talento recibido y es arrojado fuera, a las tinieblas” (ibidem).
¡Queridos hermanos, acojamos la invitación a la vigilancia, a la que tantas veces nos llaman las Escrituras! Es la actitud de quien sabe que el Señor volverá y querrá ver en nosotros los frutos de su amor. La caridad es el bien fundamental que nadie puede dejar de hacer fructificar y sin el cual todo otro don es vano (cfr 1 Cor13,3). Si Jesús nos ha amado hasta el punto de dar su vida por nosotros (cfr 1 Jn 3,16), ¿cómo podríamos no amar a Dios con todas nuestras fuerzas y amarnos de verdadero corazón los unos a los otros? (cfr 1 Jn 4,11) Sólo practicando la caridad, también nostros podremos participar en la alegría del Señor. Quela Virgen Maríasea nuestra maestra de laboriosa y alegre vigilancia en el camino hacia el encuentro con Dios.
Después del Ángelus
Queridos amigos,
Se celebra hoy la Jornada Mundial de la Diabetes, enfermedad crónica que aflige a muchas personas, incluso jóvenes. Ruego por todos estos hermanos y hermanas, y por cuantos comparten cada día su fatiga; como también los profesionales de la salud y los voluntarios que les asisten.
Hoyla Iglesiaitaliana celebrala Jornadade Acción de Gracias. Mirando a los frutos de la tierra que también este año el Señor nos ha donado, reconocemos que el trabajo del hombre sería vano si Él no lo hiciera fecundo. “Sólo con Dios hay futuro en nuestros campos”. Mientras damos gracias, comprometámonos a respetar la tierra que Dios nos ha confiado.
*****
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que han participado en esta oración mariana del Ángelus. En la liturgia de hoy,la Palabrade Dios nos exhorta a la sobriedad, a la vigilancia y a una vida cristiana activa y diligente. Los dones que el Señor ha depositado en nosotros son un tesoro que hemos de enriquecer cada día, como tierra fértil que da buenos frutos, y contribuir así a la edificación dela Iglesiay de la sociedad. Quela Virgen Maríanos acompañe en este servicio a la obra salvadora de Cristo. Muchas gracias y feliz domingo.
[Traducción del italiano por Nieves San Martín]
ZENIT publica el artículo de monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, México, con el título Iglesia y emergencia educativa.
Iglesia y emergencia educativa
VER
Estamos reunidos 120 obispos del país en la asamblea ordinaria de otoño, con sacerdotes y laicos expertos en educación, pues éste es el tema central, con el objetivo de “que todos los miembros dela Iglesia en México asumamos, como responsabilidad propia y prioridad pastoral, colaborar de manera efectiva, desde nuestra misión, en la respuesta a la emergencia educativa por la que nuestra Nación y la Iglesia se encuentran transitando”. El lema es: Educar evangelizando y evangelizar educando.
Abordamos la educación no sólo escolar formal, sino también la llamada informal, que toma en cuenta la que se recibe en la familia, en la comunidad, en las tradiciones, en los medios de comunicación, en los grupos eclesiales.Por emergencia educativa entendemos los retos que, en las escuelas, en la cultura y en la vida, se plantean a la formación de personas maduras, libres, solidarias, justas y fraternas, debido al cambio de época que vivimos, la pobreza, la desigualdad social, el desempleo, la migración, la violencia, el crimen organizado, las nuevas tecnologías, la desintegración familiar, la secularización, el relativismo, la deserción religiosa, etc.
No faltan quienes todavía siguen criticando que los obispos abordemos el tema de la educación, como si esto lesionara el laicismo oficial. Su aversión ala Iglesiales motivaría a que ésta desapareciera de la historia. ¡Qué mente tan obtusa y reducida! Quisieran un mayor totalitarismo educativo de Estado. Conozcan otras experiencias y legislaciones de países más democráticos, y verán que nos falta aquí mucha más libertad religiosa.
JUZGAR
En Aparecida, los obispos dijimos: “América Latina y El Caribe viven una particular y delicada emergencia educativa. En efecto, las nuevas reformas educacionales de nuestro Continente, impulsadas para adaptarse a las nuevas exigencias que se van creando con el cambio global, aparecen centradas prevalentemente en la adquisición de conocimientos y habilidades, y denotan un claro reduccionismo antropológico, ya que conciben la educación preponderantemente en función de la producción, la competitividad y el mercado. Por otra parte, con frecuencia propician la inclusión de factores contrarios a la vida, a la familia y a una sana sexualidad”(328).
“La educación humaniza y personaliza al ser humano cuando logra que éste desarrolle plenamente su pensamiento y su libertad, haciéndolo fructificar en hábitos de comprensión y en iniciativas de comunión con la totalidad del orden real. De esta manera, el ser humano humaniza su mundo, produce cultura, transforma la sociedad y construye la historia” (330).
“La Iglesiacree que los niños y los adolescentes tienen derecho a que se les estimule a apreciar con recta conciencia los valores morales y a prestarles su adhesión personal” (482).
ACTUAR
¿Quieres que en el país no haya violencia, inseguridad, consumo y tráfico de drogas, asesinatos, extorsiones y secuestros? Edúcate y educa. ¿Quieres que haya justicia y armonía social, equidad y paz, respeto, amor y esperanza? Edúcate y educa.
¿Quieres que tus hijos no sean violentos, agresivos, irresponsables, mentirosos, flojos, ladrones? Edúcate y educa. ¿Quieres que sean amables, obedientes, respetuosos, colaboradores, generosos, y que aprendan a ser auténticamente libres? Edúcate y educa.
¿Quieres que los niños, adolescentes y jóvenes, desde la escuela aprendan valores integrales que les señalen caminos y les formen como los ciudadanos que el país requiere para vivir mejor, para una profunda calidad de vida? Enriquezcamos la educación formal escolar con una mayor apertura a la formación cívica, ética, social, familiar y trascendente.
¿Quieres que los medios de comunicación no sean deformadores de los buenos principios que la familia y las iglesias nos esforzamos en transmitir? No seas pasivo, sino interactúa con esos medios, expresa tu opinión, rechaza programas erotizados y violentos.
Por fidelidad al Evangelio, estamos llamados a evangelizar educando, y a educar evangelizando. ¡Haz lo que te corresponde!
(ZENIT) Los obispos de Paraguay han escrito un mensaje dedicado a la familia, en el contexto dela Misión Permanente y dentro del Año dela Fe promulgado por el papa. Ofrecemos a los lectores el texto completo del mensaje.
Los Obispos dela Iglesia en el Paraguay queremos compartir con nuestro pueblo una reflexión pastoral sobre la familia desde la fe en la persona de Jesucristo, Hijo de Dios y Único Salvador, Señor de la historia. Lo hacemos en el contexto dela Misión Permanentey dentro del Año dela Fepromulgado por el Santo Padre que comenzará el 11 de octubre del 2012, en el 50º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará el 24 de noviembre del 2013
1 - La realidad de nuestras familias
Haciéndonos eco de las palabras del venerable Beato Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, al referirse a la vida matrimonial y familiar, nos decía que "no raras veces al hombre y a la mujer de hoy día, que están en búsqueda sincera y profunda de una respuesta a los problemas cotidianos y graves de su vida matrimonial y familiar, se les ofrecen perspectivas y propuestas seductoras, pero que en diversa medida comprometen la verdad y la dignidad de la persona humana" (FC, 4).
La vocación de familia se está desvirtuando y deteriorando con una rapidez inusual no experimentada en otros tiempos.
1.1. Bendiciones recibidas
Podemos constatar la alegría de las familias cristianas en la vivencia de su vocación matrimonial. Señalamos algunos de los aspectos positivos testimoniados en las familias y que son plenamente rescatados a pesar de los embates que reciben a diario. Como ejemplo digno se pueden mencionar el testimonio de jóvenes que piden el sacramento luego de una buena, sistemática y consciente preparación prematrimonial.
Estos matrimonios asumen: la convicción y la defensa inclaudicable del sacramento del matrimonio; cuidan de la vida en todas sus etapas, desde su concepción hasta la muerte natural; mantienen el valor y la práctica de la paternidad/maternidad responsables; dan testimonio de vida cristiana cotidiana; cumplen con los roles familiares a pesar de la presión existente como consecuencia de la ajetreada vida actual o de las asechanzas de nuevas ideologías. Estas familias evangelizadas y que viven la fe cristiana en su hogar, como pequeña Iglesia Doméstica, se abren a la experiencia familiar de la oración, de la lectura dela Palabrade Dios, la participación en la vida sacramental de su comunidad. Se convierten así, a su vez en evangelizadoras.
1.2. Amenazas a las familias
Como dice Aparecida "En nuestra condición de discípulos y misioneros de Jesucristo, estamos llamados a trabajar para que las amenazas contra la institución familiar sean transformadas y la familia asuma su ser y su misión en el ámbito de la sociedad y dela Iglesia" (DA, 432).
Algunos medios de comunicación banalizan o relativizan el rol de las familias. Insisten en su imagen desdibujada del tipo de familia: proponen la infidelidad matrimonial, la homosexualidad, y la violencia intrafamiliar. Se constata un número cada vez mayor de separaciones y divorcios. Persiste la mentalidad abortista, el feminismo exacerbado, el relativismo moral. Lamentamos la ausencia prolongada por la migración del padre o de la madre, o de ambos, por razones económicas principalmente, porque los niños, adolescentes y jóvenes con frecuencia son criados por otros familiares o viven abandonados a su suerte. Deploramos todo tipo de violencia y las agresiones físicas, psicológicas y hasta víctimas fatales que se cometen dentro del hogar porque no son expresión de amor sino de egoísmo y hasta de perturbaciones psíquicas.
Nos preocupan las familias incompletas, la situación de madres solteras y las consecuencias de la pobreza, de la falta o insuficiente educación debido a la marginalidad. Qué bueno sería que tanto el Estado como la misma Iglesia se ocupen más de acompañar estas situaciones. Las familias descompuestas y particularmente los jóvenes, son víctimas de una sociedad de desencanto y de desorientación. Todo eso se traduce en muchos hechos concretos: relaciones sexuales precoces, embarazos de adolescentes, personas manipuladas por la ideología del género, el deseo de conseguir dinero fácil sin mayores esfuerzos.
2. La realidad de la mujer
Un capítulo muy especial merece la reflexión sobre la situación de la mujer en la actualidad. El Documento de Aparecida, al referirse a la dignidad y participación de las mujeres resalta: "El misterio dela Trinidadnos invita a vivir una comunidad de iguales en la diferencia" (DA, 451).La mujer llamada a ser madre está inclinada naturalmente a vivir la maternidad con sus cualidades indispensables, como bondad, paciencia, ternura, proximidad. Entre ellas, el testimonio de las religiosas consagradas desempeña un papel de importancia para el bien común y la mejora de la sociedad. Ellas se han dedicado con pasión a la educación cristiana en parroquias y escuelas de todo el país, muchas ofrecieron y ofrecen su entrega generosa en el cuidado de los enfermos, de los pobres, indígenas y campesinos.
Con tenacidad y amor perseverante, las mujeres han merecido en el conjunto de la vida eclesial y social un respeto que no siempre recibieron, y un espacio adecuado que no siempre obtuvieron. Fueron y son educadoras de la fe. En momentos difíciles han sido portadoras de justicia y libertad. Muchas de ellas llevaron socorro a los presos, otras ofrecieron sus vidas por un Paraguay mejor, y tantas mujeres de hoy, como ayer y siempre, siguen luchando, incluso desde la convicción de su fe cristiana, por un Paraguay fraterno y justo".
3. La realidad del varón
Siguiendo con el diagnóstico de la realidad en cuanto al matrimonio y la familia, es de suma importancia reflexionar sobre la responsabilidad del varón y padre de Familia. Los niños aprenden la bondad y misericordia de Dios Padre a través de la experiencia concreta que sus propios papás les ofrecen. Entonces, podemos decir que "el varón, desde su especificidad, está llamado por el Dios de la vida a ocupar un lugar original y necesario en la construcción de la sociedad, en la generación de cultura y en la realización de la historia". (DA, 459). No siempre esa imagen, lamentablemente, ha sido la característica de muchos varones que llevados por el alcohol se han manifestado agresores de su familia y de sus hijos.
Sin embargo, "ellos (los varones) se han mantenido más bien al margen de la Iglesia y del compromiso que en ella están llamados a realizar. En un número considerable de ellos se abre paso a la tentación de ceder a la violencia, infidelidad, abuso de poder, drogadicción, alcoholismo, machismo, corrupción y abandono de su papel de padres" (DA, 461).
4. La realidad de la vida humana
Los Obispos en Aparecida advierten sobre los "retos nuevos que nos piden ser voz de los que no tienen voz. El niño que está creciendo en el seno materno y las personas que se encuentran en el ocaso de sus vidas, son un reclamo de vida que grita al cielo y que no puede dejar de estremecernos. La liberalización y banalización de las prácticas abortivas son crímenes abominables, al igual que la eutanasia, la manipulación genética y embrionaria, ensayos médicos contrarios a la ética, pena capital, y tantas otras maneras de atentar contra la dignidad y la vida del ser humano". . . "la vida humana debe ser defendida siempre, desde el momento mismo de la fecundación" (DA, 467).
5. El proyecto de Dios sobre el Matrimonio y la Familia
El amor conyugal, además de esa donación mutua y exclusiva es fiel, total e indisoluble hasta la muerte (Mt 19, 6) y también fecundo, abierto a la vida y a la educación de los hijos, semejándose al amor fecundo dela Santísima Trinidad(Cfr. DA, 434)
En una visión que nos alegra y alienta, muchos varones y mujeres asumen el amor conyugal en el sacramento del matrimonio significando esa unión de Cristo con su Iglesia (Ef 5, 25). Una de las mejores contribuciones del matrimonio y la familia es el de edificarla Iglesiay el de dar solidez a la sociedad. Cuando el matrimonio y la familia están sanos la sociedad también estará sana yla Iglesiaigual.
6. Misión de la Iglesia
Ante toda la realidad que vivimos y teniendo en cuenta nuestro punto de llegada, se impone como necesaria una pastoral familiar que comience a formar a sus agentes en la doctrina dela Iglesia, les facilite la experiencia dela Lectio Divina(lectura orante) en el acercamiento ala Palabrade Dios, y les acompañe a la vivencia de los sacramentos dela Iglesia.
Los Obispos del Paraguay, junto con todas las unidades eclesiales, invitamos a asumir el proyecto pastoral sobre la familia para los próximos tres años. De acuerdo al Plan Pastoral el año 2012 estará dedicado ala Familiay Matrimonio, el2013 aFamilia y Personas y el2014 aFamilia y Vida, abierta ala Sociedad. Enesta tarea pastoral el laicado tiene su protagonismo. Ellos son los primeros en evangelizar y en ser evangelizados: padres, madres e hijos. En tal sentido "no poca ayuda podrán prestar a las familias los laicos especializados (médicos, juristas, psicólogos, asistentes sociales, consejeros, etc.) que, tanto individualmente como por medio de diversas asociaciones e iniciativas, ofrecen su obra de iluminación, de consejo, de orientación y de apoyo" (FC, 75).
7. Conclusiones
En el trienio dedicado a la familia, esta Conferencia propone:
1. Al Estado Paraguayo:
a. Difundir y proteger el matrimonio civil entre varón y mujer.
b. Proteger la familia desde las leyes nacionales, que promuevan su bienestar a nivel de educación, salud, vivienda, trabajo, y todo tipo de servicio a su favor, en especial de los pobres, campesinos, e indígenas.
c. Mantener los valores referentes a la cultura paraguaya en relación a la familia como también el derecho que tienen las familias de de educación sexual de sus hijos.
2. A las Diócesis y parroquias del país: Que la evangelización de la familia sea transversal a toda la pastoral eclesial, con una antropología cristiana basada en Jesucristo, Hombre perfecto y con el enfoque teológico a partir del misterio infinito del Amor Trinitario. La familia es sujeto y protagonista de la evangelización.
3. Al Departamento de la familia:
a. Animar y colaborar para la realización de la Misión Continental Permanente, centrando su servicio en la y a la familia cristiana "Nueva Evangelización para el Nuevo Paraguay", fundados en la Palabrade Dios, en los contenidos y la espiritualidad del Documento de Aparecida (DA Cap. IX, 421´469) y de "Habla Señor que tu Iglesia escucha".
b. Ofrecer servicios de reflexión, estudio y publicaciones, sobre la evangelización de la familia, personas y los criterios dela Doctrina Socialdela Iglesiaen relación a la cultura de la vida.
c. Animar la pastoral de la familia a nivel nacional, de las diócesis y parroquias.
Asunción, 11 de noviembre de 2011.
ZENIT El Consejo de Líderes Religiosos de Israel, con motivo de su encuentro con el papa Benedicto XVI, hicieron pública una declaración de la que ofrecemos a nuestros lectores en español el texto completo.
Con ocasión del encuentro con su santidad el papa Benedicto XVI, el 10 de noviembre de 2011, nosotros los líderes religiosos del Estado de Israel afirmamos nuestra creencia en el Creador del Universo que rige Su mundo con amorosa gentileza y compasión y que nos llama, a los seres humanos, a vivir con el otro en paz y con dignidad.
El Consejo de los Líderes Religiosos expresa gratitud a su santidad por este encuentro excepcional, y tiene en gran estima su actividad para unir los corazones y traer la paz a todo el mundo.
En primer lugar, reiteramos nuestro compromiso con la santidad de la vida humana y rechazamos todo tipo de violencia, especialmente cuando se hace en nombre de la religión, una profanación de lo sagrado.
Para mantener la paz y el respeto mutuo entre las diferentes comunidades religiosas en nuestro estado, debemos educar a nuestros hijos y congregaciones de una manera adecuada y prevenir toda ofensa contra los sentimientos o creencias de los demás.
Hemos heredado los Santos Lugares de nuestros antepasados y estamos obligados a preservar su santidad religiosa y su importancia cultural. Hacemos esto, en nombre de la ley israelí relacionada con la protección de los Santos Lugares. La unidad y el especial carácter de los Sitios Sagrados debe ser protegida de toda violencia y profanación. Es la responsabilidad de los líderes religiosos reforzar este enfoque y hacer un llamamiento a sus comunidades para asegurar que los Lugares Sagrados de otras comunidades religiosas no se vean perjudicados.
De acuerdo con lo anterior y con los mandamientos y prohibiciones de cada religión, se debe proveer a los creyentes el libre acceso a sus respectivos lugares sagrados y las autoridades civiles deben garantizar esto.
Nuestra herencia religiosa nos enseña que la paz, practicar la justicia y la rectitud son los mandamientos del Único Santo, Bendito Sea, y como líderes religiosos tenemos el especial deber de estar atentos al clamor de los débiles de en medio de nosotros y trabajar unidos por una sociedad más justa y equitativa.
Reiteramos nuestro compromiso para hacer todo lo que esté en nuestra mano para llevar a cabo esta importante tarea, especialmente en Tierra Santa, que tan querida es por nosotros.
Ofreciendo nuestras oraciones al cielo, demos gracias al Creador, que nos ha permitido reunirnos este día para trabajar unidos y traer una bendición para todos.
Traducción del original inglés de Carmen Álvarez
ZENIT nos ofrece el discurso que el Santo Padre Benedicto XVI dirigió el jueves 10 de Noviembre de 2011 a la delegación del Consejo de los Jefes Religiosos de Israel, al recibirlos en audiencia enla Sala de los Papas del Palacio Apostólico.
Su Beatitud,
sus excelencias,
queridos amigos,
Es un gran placer para mí daros la bienvenida, miembros del Israeli Religious Council, que representáis a las comunidades religiosas presentes en Tierra Santa, y os doy las gracias por las amables palabras dirigidas a mí en nombre de todos los presentes.
En estos tiempos de tribulación, el diálogo entre las diferentes religiones se está convirtiendo en algo cada vez más importante en la generación de una atmósfera de comprensión mutua y de respeto que puede conducir a la amistad y a una confianza sólida entre nosotros. Esto urge a la los líderes de Tierra Santa que, a la vez que viven en un lugar lleno de recuerdos sagrados de nuestras tradiciones, sufren diariamente las dificultades de vivir juntos en armonía.
Como ya destaqué en mi reciente encuentro con los líderes religiosos en Asís, hoy nos encontramos a nosotros mismos enfrentándonos a dos tipos de violencia: por un lado, el uso de la violencia en nombre de la religión y, por el otro, la violencia que es consecuencia del rechazo a Dios que caracteriza a menudo la vida en la sociedad moderna. En esta situación, como líderes religiosos estamos llamados a reafirmar que la relación correctamente vivida del hombre con Dios es una fuerza de paz. Esta es una verdad que debe ser cada vez más visible en el modo en el que vivimos con los demás en la cotidianidad. Por esta razón, deseo animaros a fomentar un clima de confianza y de diálogo entre los líderes y miembros de todas las tradiciones religiosas presentes en Tierra Santa.
Compartimos la grave responsabilidad de educar a los miembros de nuestras respectivas comunidades religiosas con el fin de fomentar un entendimiento más profundo de cada uno y desarrollar una apertura hacia la cooperación con las personas de tradiciones religiosas distintas a las nuestras. Desgraciadamente, la realidad de nuestro mundo está, a menudo, fragmentada y es defectuosa, incluso en Tierra Santa. Todos nosotros estamos llamados a comprometernos de nuevo con la promoción de una mayor justicia y dignidad, para enriquecer nuestro mundo y darle una dimensión humana total. La justicia, junto con la verdad, el amor y la libertad es un exigencia fundamental para una paz duradera y segura en el mundo. El movimiento hacia la reconciliación exige valentía y visión, así como la confianza en que Dios mismo nos mostrará el camino. No podemos conseguir nuestros objetivos si Dios no nos da la fuerza para llevarlos a cabo.
Cuando visité Jerusalén en mayo de 2009, estuve ante el Muro Occidental y coloqué mi oración escrita entre las piedras del Muro, le pedí a Dios por la paz en Tierra Santa. Escribí: “Dios de todas las épocas, en mi visita a Jerusalén, 'Ciudad dela Paz',hogar espiritual de judíos, cristianos y musulmanes, traigo ante ti las alegrías, las esperanzas, las inspiraciones, los desafíos, los sufrimientos y el dolor de todas las personas del mundo. Dios de Abraham, Isaac y Jacob, escucha el grito de los afligidos, los temerosos, los despojados; manda tu paz sobre esta Tierra Santa, sobre Oriente Medio, sobre toda la familia humana; mueve los corazones de todos aquellos que invocan tu nombre para caminar con humildad en el sendero de la justicia y de la compasión. “El Señor es bondadoso con los que esperan en él, con aquellos que lo buscan” (Lam 3,25).
Que el Señor escuche mi oración por Jerusalén hoy y llene vuestros corazones con alegría durante vuestra visita a Roma. Que escuche las oraciones de todos los hombres y mujeres que le piden por la paz en Jerusalén.
Ciertamente, no dejemos nunca de rezar por la paz en Tierra Santa, con la confianza en Dios quien es Él mismo nuestra paz y nuestro consuelo. Confiándoos a vosotros y a los que representáis al cuidado misericordioso de Dios Todopoderoso, con alegría invoco sobre vosotros bendiciones divinas de alegría y de paz.
[Traducción del original inglés por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece a nuestros lectores el mensaje que el prefecto de la Congregación para el Clero, cardenal Piacenza ha dirigido a los sacerdotes al inicio del tiempo litúrgico de Adviento. Una virtud, descata el purpurado, brilló en María en este tiempo de espera, la vigilancia.
Reverendos y queridos Sacerdotes:
En este especial Tiempo de gracia, María Santísima, Icono y Modelo dela Iglesia, quiere introducirnos en la actitud permanente de su Corazón Inmaculado: la vigilancia.
La Santísima Virgenvivió constantemente en vigilancia orante. En vigilia recibió el Anuncio que ha cambiado la historia de la humanidad. En vigilia cuidó y contempló, más y antes que cualquier otro, al Altísimo que se hacía Hijo suyo. Vigilante y llena de asombro amoroso y agradecido, dio a luz a la misma Luz y, junto a San José, se hizo discípula de Aquel que de Ella había nacido; que había sido adorado por los pastores y los sabios; que fue acogido por el anciano Simeón exultante y por la profetisa Ana; temido por los doctores del Templo, amado y seguido por los discípulos, hostigado y condenado por su pueblo. Vigilando en su Corazón materno, María siguió a Jesucristo hasta el pie dela Cruzy, con el inmenso dolor de Corazón traspasado, nos acogió como sus nuevos hijos. Velando,la Virgenesperó con certezala Resurreccióny fue llevada al Cielo.
Amigos muy queridos: ¡Cristo vela incesantemente sobre su Iglesia y sobre cada uno de nosotros! Y la vigilancia en la cual nos llama a entrar, es la apasionada mirada de la realidad, que se mueve entre dos directrices fundamentales: la memoria de todo lo sucedido en nuestra vida al encontrarnos con Cristo y con el gran misterio de ser sus sacerdotes, y la apertura a la “categoría de la posibilidad”.
La Virgen María“hacía memoria”, es decir, revivía continuamente en su corazón todo lo que Dios había obrado en Ella y, teniendo certeza de esta realidad, realizaba su tarea de serla Madredel Altísimo. El Corazón Inmaculado dela Virgenestaba constantemente disponible y abierto a “lo posible”, es decir, a concretar la amorosa Voluntad de Dios tanto en las circunstancias cotidianas como en las más inesperadas. También hoy, desde el Cielo, María Santísima nos custodia en la memoria viva de Cristo y nos abre continuamente a la posibilidad de la divina Misericordia.
Pidámosle a Ella, queridos Hermanos y Amigos, un corazón capaz de revivir el Adviento de Cristo en nuestra vida; capaz de contemplar el modo en el cual el Hijo de Dios, el día de nuestra Ordenación, marcó radical y definitivamente toda nuestra existencia sumergiéndola en su Corazón sacerdotal. Que Él nos renueve cada día enla Celebración Eucarística, que es transfiguración de nuestra misma vida en el Adviento de Cristo por la humanidad. Pidamos, en fin, un corazón atento para reconocer los signos del Adviento de Jersús en la vida de cada hombre y, en particular, entre los jóvenes que se nos confían: que sepamos discernir los signos de ese especialísimo Adviento, que esla Vocaciónal sacerdocio.
La Santísima VirgenMaría, Madre de los sacerdotes y Reina de los Apóstoles, nos obtenga, a cuantos humildemente la pidamos, la paternidad espiritual, la única capaz de “acompañar” a los jóvenes en el alegre y entusiasmante camino del seguimiento.
En el “sí” dela Anunciación, somos animados a vivir en coherencia con el “sí” de nuestra ordenación; enla Visitacióna Santa Isabel, somos animados a vivir en la intimidad divina para llevar su presencia a otros y para traducirla en un gozoso servicio, sin límites de tiempo y de lugar. Contemplando ala Santísima Madreadorando al Niño Jesús envuelto en pañales, aprendemos a tratar con amor inefablela Santísima Eucaristía.Conservando todo acontecimiento en el propio corazón, aprendemos de María a concentrarnos en torno al Único Necesario.
Con estos sentimientos les aseguro a todos, queridos sacerdotes esparcidos por el mundo, un especial recuerdo en la celebración de los Santos Misterios y pido a cada uno sostenerme en su oración para cumplir el ministerio que se me ha confiado. ¡Pidamos, delante del pesebre, que cada día podamos ser aquello que somos!
Lectio divina para el domingo primero de Adviento - B, ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia de la Diócesis de Tenerife.
Lectura:
“Marcos 13, 3337”
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡velad!
Meditación:
“¡Velad!”
Comenzamos el adviento, tiempo que denominamos de esperanza. Y ¡cómo la necesitamos! Pero la esperanza no es algo que nos viene encima, sin más. La esperanza se gana, se cuida, se trabaja, se desea, se espera… activamente, como el que vela atento. No se puede velar dormido, ni sentado en un sofá leyendo un libro. Se vela activo, expectante, incluso, en ocasiones, ilusionado; siempre preparado para poder responder a lo que está por venir.
Y ahí entiendo tu llamada, tu mandato ¡velad! No es una palabra que entendamos como actitud de vida. La entendemos como situación especial, ante momentos o circunstancias concretas, y así nos va.
Tu llamada es apremiante porque apremiante es la realidad que vivimos, aunque la queramos superficializar. En el mundo y en los corazones todavía hay demasiado dolor y a veces lo queremos olvidar viviendo superficialmente, sin darnos cuenta de que con ello no arreglamos, ni escondemos, sólo nos engañamos y dejamos que las cosas se degraden.
No me quiero poner trágico ante este tiempo que nos regalas y que, precisamente, quiere ofrecernos lo contrario, sentido. Sentido de la vida, de la existencia, de nosotros mismos, de nuestras actitudes. Sentido del presente y del futuro. Sentido de nuestra historia, que a veces parece absurda y sin horizonte. Un sentido que no nos podemos dar nosotros, que sólo nos puedes dar tú, y en el que nos invitas a colaborar. Tú venida, la que ya hiciste y queremos actualizar; y la próxima, la última, cuando quieras culminar la historia, no son anuncios de tragedia, sino de vida y de plenitud, y a eso quieres ayudarnos a vivir, ya desde ahora con nuestra vela activa, ilusionada, preparando, de la mejor manera posible, nuestra casa, mi casa, nuestro mundo, nuestra vida, mi vida. Ayúdame.
Oración:
“En vela”
Sí, Señor, ayúdame a estar en vela. No parado sino dando lo mejor de mí. Ayúdame a embellecer mi vida, mis gestos. Ayúdame a encontrar sentido en la búsqueda de todo lo que construye humanidad. Vivimos tiempos complejos. Palpamos las consecuencias de nuestros egoísmos. Que aprenda, Señor, contigo y desde ti, a salir de mí, a mirar a mi alrededor y descubrir que juntos podemos construir un mundo mejor para todos. Sé que tengo que trabajar mucho en mí, pero merece la pena y, si tú me ayudas, todo es posible. Gracias, Señor.
Contemplación:
“Tú, velas”
Sigues viniendo,
sigues estando,
sigues esperando
y amando.
Duermo y tú velas.
Velas para que despierte,
abra los ojos y los sentidos,
y me abra a la vida,
a tu vida,
Para que contigo, Señor,
vele.
Homilía de monseñor Domingo Salvador Castagna, arzobispo emérito de Corrientes, para el 32º domingo durante el año (6 de noviembre de 2011) (AICA)
PELIGROSO DESABASTECIMIENTO
Mateo 25, 1-13
Peligroso desabastecimiento. La vida necesita un alimento nutritivo apropiado. Se cuida con particular esmero un aspecto de la misma, que ciertamente tiene su importancia, pero, subordinado a otros. ¡Cuánto nos preocupamos en resguardar nuestra supervivencia biológica en desmedro, con frecuencia, de los valores superiores del espíritu! Aún, presumiblemente asistidos por la fe, adoptamos los criterios de la incredulidad y nos dejamos regir por ellos. Advertimos que se produce un peligroso desabastecimiento de la energía que alimenta los valores del espíritu. La parábola de Jesús, relatada por San Mateo, posee una incomparable actualidad. La lámpara de nuestra vida dejará de arder e iluminar sin el aceite espiritual que la alimente. El Papa Benedicto XVI, al decidir la celebración del Año de la fe afirma: “Habrá que intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo” (“Porta fidei” nº 8).
Descuido del alimento genuino. Si permanecemos en la superficie, que recibe su estímulo de un nocivo comportamiento general, perdemos el aprecio por los valores que Dios ha depositado en nuestra naturaleza humana. El materialismo, en sus diversas y múltiples vertientes, domina los espacios principales de nuestro desarrollo. Me refiero a las edades del hombre, desde su concepción a su extinción natural; a las expresiones de su interioridad y de su cultura, de sus relaciones personales y de su religiosidad. Quizás no se nieguen abiertamente esos valores; se los enfría en contacto con las manifestaciones en boga de algunos contaminantes culturales o se los arrincona entre trastos considerados inservibles y desechables. El Evangelio sale al encuentro y les devuelve su original esplendor. Las jóvenes imprudentes de la parábola constituyen el estado actual de una gran parte de la sociedad. Pocas son las prudentes. El descuido generalizado del alimento genuino de los valores espirituales pone en peligro la buena disposición para el encuentro con Dios y con la verdad necesaria que Él ofrece.
Sin valores no se llega a la verdad. No se llega a la verdad sin los valores fundamentales, debidamente robustecidos con los genuinos alimentos del espíritu y, para quienes se profesan cristianos, con los de su fe. A raíz de un forzado debate, sobre la despenalización del aborto, se escuchan contradicciones espantosas por parte de varios autocalificados “católicos”. Tales afirmaciones equivalen al absurdo de negar la existencia de Dios y pretender reivindicarse como “fervientes creyentes”. ¿Dónde está la falla? En una fe raquítica o absolutamente muerta. Se ha producido cierta desconexión entre la profesión de fe y su necesaria alimentación. Es fácil comprobarlo con un examen honesto de la desproporción existente entre lo formal y lo real. El porcentaje ínfimo de católicos, que nutre su fe en las fuentes auténticas dela Palabrade Dios y de los Sacramentos, indica el desfasaje producido, entre la fe y la vida, en la mayoría restante. Los responsables de la evangelización debemos autoexaminarnos.
El valor de la fe y su alimento. Volviendo al simbolismo de la parábola advertimos que, llegada la hora de la verdad, muchos “seres imprudentes” no están preparados para encender sus lámparas y disipar las densas tinieblas. Más aún, son devorados por el error y la incoherencia y, obviamente, convertidos en sus naturales personeros. La orientación profética de Benedicto XVI aparece oportunamente: “es preciso intensificar la reflexión sobre la fe”. Para ello se requiere que se la anuncie en público y se la muestre, con todo su esplendor, en el “testimonio de santidad” de todos y cada uno de los cristianos.
Mons. Domingo Salvador Castagna, arzobispo emérito de Corrientes
DOMINGO 1 DE ADVIENTO
27 de Noviembre de 2011
Celebramos con alegría, hermanas y hermanos, el primer domingo de Adviento, el tiempo que nos prepara para la venida del Señor. Su gracia, su amor, su paz, estén con todos vosotros.
- De nuevo escuchamos hoy la llamada: "iVelad, permaneced atentos!". El Señor viene a nosotros, día tras día, de muchas maneras, y nosotros debemos estar siempre preparados para acogerlo, porque él es nuestra vida, nuestra esperanza, nuestra alegría.
- Abramos nuestro espíritu a las llamadas de los profetas y de Juan el Bautista, y dispongámonos a responder como María respondió a la llamada del ángel para ser la madre del Hijo de Dios. Para experimentar así la
presencia de Jesús que nos transforma en hombres y mujeres nuevos.
Corona de Adviento: Ahora, como todos los años en este tiempo, encenderemos el primer cirio de la corona de Adviento, que nos marca el camino de la espera del Señor.
Ahora se enciende el primer cirio de la corona, mientras se cantan nuevas estrofas del canto de entrada, o lo que sea costumbre en cada lugar.
- Tú, consuelo de tu pueblo. SEÑOR, TEN PIEDAD.
- Tú, buena noticia para los que sufren. CRISTO, TEN PIEDAD.
- Tú, Jesús, Mesías, Hijo de Dios. SEÑOR, TEN PIEDAD.
1. lectura (lsaías63, 7 6b-7 7.7 Síb;64,2b-7):Cuando el pueblo de Israel volvió del exilio de Babilonia, se encontró con un país devastado. El pueblo se siente débil e impotente, y pide la ayuda y la misericordia de Dios. También nosotros podemos unirnos a esta súplica y pedir a Dios que venga a renovar nuestro mundo dolorido.
2. lectura (7 Corintios 7,3-9): Escuchemos, en esta segunda lectura, una invitación a la fe y a la confianza, mientras esperamos la venida de Jesucristo el Señor.
Oración universal: A Jesús, la luz del mundo, el camino de la vida, orémosle diciendo: EN, SEÑOR
Por todos los pueblos de la tierra, y especialmente por los que sufren a causa del hambre y de la guerra. OREMOS:
Por las vocaciones al sacerdocio, al diaconado y a la vida religiosa. OREMOS:
Por las familias rotas, por los ancianos abandonados, por los niños que no conocen el cariño de unos padres. OREMOS:
Por nosotros y por todos los cristianos, que queremos abrir un camino al Señor en nuestras vidas y preparar la llegada de su Reino. OREMOS:
Ven a nosotros, Señor Jesús, para dar tu consuelo a los afligidos, tu fortaleza a los que te queremos seguir, tu luz a los que no te conocen, y un corazón nuevo a los que viven encerrados en 'el egoísmo. Tú, que vives y
reinas por los siglos de los siglos.
Padrenuestro: Mientras esperamos la venida de su Hijo Jesucristo, y la venida definitiva del Reino que él mismo nos anunció, nos dirigimos al Padre del cielo diciendo:
CPL
Reflexión a las lecturas del domingo primero de Adviento - B, ofrecida por el sacerdote Don Juan Manuel Pérez Piñero bajo el epígrafe "ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR"
ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR
Domingo 1º de Adviento B
Queridos amigos y amigas:
Este Domingo se hace necesario un esfuerzo de adaptación a la Vida Litúrgica de la Iglesia… Porque estos días, en medio del acontecer normal de nuestra vida, se produce un acontecimiento importante: Termina un Año Litúrgico y comienza uno nuevo, el que llamamos II o B. Dejamos al Evangelista S. Mateo que nos ha acompañado en nuestras celebraciones de este año, y acogemos con veneración y afecto, el Evangelio de S. Marcos. No tenemos tiempo de detenernos aquí…
Un nuevo recorrido por las distintas celebraciones de la Iglesia constituye un gran don que Dios nos hace. Y hemos acogerlo con ilusión y gratitud.
Y comenzamos por nuestra preparación para la Navidad. Porque la Navidad hay que prepararla intensamente. Toda fiesta que no se prepara, sale mal. Y la Navidad es la segunda fiesta en importancia después de la Pascua.
El Tiempo de preparación se llama “Adviento”.
La palabra latina “adventus” significa llegada, venida, advenimien-to… Y decimos Tiempo de Adviento…, de preparación para celebrar en la Navidad, la venida del Señor. En este Tiempo se nos van ofreciendo cada día, los medios oportunos para que lleguemos a la Navidad bien preparados, bien dispuestos. La Navidad es “fiesta de gozo y salvación” y hemos de celebrarla “con alegría desbordante”, dice la oración colecta del Domingo III.
Y comenzamos a prepararnos para la Navidad recordando que siempre, de algún modo, estamos en un continuo adviento, porque siempre estamos a la espera de la Vuelta gloriosa del Señor, como lo hemos recordado y celebrado las tres últimas semanas del Tiempo Ordinario. Y continuaremos haciéndolo las dos primeras semanas de Adviento, concretamente, hasta el día 17 de Diciembre, en que comienzan “las ferias mayores”, la preparación inmediata para la Navidad.
En el Evangelio de este Domingo, Jesucristo nos advierte que tenemos que vivir siempre a la espera, porque no sabemos cuándo vendrá… Y porque, entonces, hemos de tener acabada la tarea, que nos ha señalado.
Y Jesús se vale de una comparación sencilla: Un hombre se va de viaje y deja a cada uno de los criados su tarea y le encarga al portero que permanezca en vela. De igual modo, Jesucristo nos previene de que puede venir inesperadamente, y encontrarnos dormidos.
Y es que los acontecimientos importantes e, incluso, muchas cosas menos importantes, tienen fecha: día y hora. Sin embargo, el Acontecimiento más importante de todos no la tiene
De este modo, todas las generaciones cristianas están esperándole…
La llegada imprevista del Señor puede ser mañana o puede ser dentro de un millón de años. No lo sabemos.
Y hay tanta gente despistada, que no sabe nada de esto ni le interesa… ¡Hay tanta gente dormida!
“¿Simón duermes?” Dijo el Señor a Simón Pedro, en el Huerto, cuando los discípulos en lugar de velar en oración, dormían…
Y lo mismo podría decir hoy y, de hecho, lo dice a tantos cristianos, que son, por naturaleza, “discípulos y misioneros” del Reino de Dios, como señala El Plan Pastoral de la Diócesis.
Al comenzar este Tiempo, podemos hacer nuestra la súplica de aquellos israelitas en el destierro (1ª Lect.): “Ojalá rasgases el Cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia…”
Y también lo que proclamamos en el Salmo Responsorial de este Domingo: “Señor, Dios nuestro, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve”.
Pero, para poder decir eso, ¡tenemos que estar bien centrados en la vida espiritual, en la vida cristiana!
De todos modos, S. Pablo nos advierte este Domingo (2ª Lect.) que no carecemos de ningún los que aguardamos “la manifestación de nuestro Señor Jesucristo”.
¡Feliz Domingo! Feliz Día del Señor! ¡Con mis mejores deseos!
Homilía del Cardenal Jorge Mario Bergolgio SJ. en la Misade inicio de la 103 Asamblea Plenaria dela Conferencia Episcopal. (AICA)
“Pero cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos. Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo: ¡Abba!, es decir, ¡Padre! Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios”. (Gal.4: 4-7)
“Ozías, por su parte, dijo a Judit:
“Que el Dios Altísimo te bendiga, hija mía,
más que a todas las mujeres de la tierra; y bendito sea el Señor Dios,
creador del cielo y de la tierra,
que te ha guiado para cortar la cabeza del jefe de nuestros enemigos.
Nunca olvidarán los hombres
la confianza que has demostrado
y siempre recordarán el poder de Dios.
Que Dios te exalte para siempre, favoreciéndote con sus bienes.
Porque no vacilaste en exponer tu vida,
al ver la humillación de nuestro pueblo,
sino que has conjurado nuestra ruina,
procediendo resueltamente delante de nuestro Dios”. (Jdt. 13: 18-20)
“Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino”. Jesús le respondió: “Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía”. Pero su madre dijo a los sirvientes: “Hagan todo lo que él les diga”. Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: “Llenen de agua estas tinajas”. Y las llenaron hasta el borde. “Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete”. Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: “Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento”.
Este fue el primero de los signos de jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él. (Jn. 2: 1-11)
La liturgia de hoy tiene un decidido acento temporal: el tiempo establecido, la plenitud de los tiempos, tres días, la hora… Nos lleva desde el “eterno tiempo” de Dios hasta el momento más pequeño de los hombres; es el estilo propio de Dios o, dicho con un poco de lenguaje ilustrado, el “eterno-temporal divino” que, a lo largo de nuestra historia, plasma el “eterno-temporal católico”: “non coerceri a maximo contineri tamen a mimimo divinum est” (Cfr. S.Th. III, q.1, art.1, obj.4). Estas lecturas que hemos escuchado configuran un compendio de historia de salvación, desde lo más grande a lo más pequeño, en la que aparecen las maravillas de la redención: el envío del Hijo eterno pero nacido de mujer y en la pequeña Belén (Cfr. Miq. 5: 4), el tiempo en plenitud pero contenido en ese momento, aquellas tinajas que eran usadas para los ritos de purificación pasan a contener el vino nuevo, realidad y, a la vez, promesa del otro vino; litros de agua que, como dice el poeta, al contemplar el rostro de su Dios enrojecieron de pudor.
A la vez todo es concreto: desde el Verbo, eterno como el Padre, concebido en el seno de una Virgen, hasta la fiesta de casamiento con el primer signo de Jesús, cambiar el agua en vino. No hay lugar para ningún tipo de gnosticismo ni de pelagianismos “heroicos”. Todo es gracia, gracia tangible derramada por amor. Todo es concreto: hay una madre, está el Hijo eterno nacido de mujer, hay amigos y discípulos. La madre indica, intercede y finalmente dispone pero en referencia al Hijo: “hagan lo que Él les diga”. Deja lugar a que, en el espacio de Caná, la Palabra eterna pronuncie la palabra del momento. Y aquella Palabra en la que fueron creadas todas las cosas (cfr. Colos. 1: 16), en la que todo subsiste (id. 17), se ocupa de seis tinajas, y confiere entidad de colaboradores del signo de salvación a los sirvientes del banquete. Lo grande y lo pequeño junto… y la mediación de esa mujer madre que posibilita el diálogo entre ambos, lo eterno y lo temporal, para que Dios continúe involuncrándose en nuestro andar.
Porque Dios tenía una carencia para poder meterse humanamente en nuestra historia: necesitaba madre, y nos la pidió a nosotros. Esa es la Madre a quién miramos hoy, la hija de nuestro pueblo, la servidora, la pura, la sola de Dios; la discreta que hace el espacio para que el Hijo realice el signo, la que siempre está posibilitando esta realidad pero no como dueña ni incluso como protagonista, sino como servidora; la estrella que sabe apagarse para que el Sol se manifieste. Así es la mediación de María a la que nos referimos hoy. Mediación de mujer que no reniega de su maternidad, la asume desde el principio; maternidad con doble parto, uno en Belén y otro en el Calvario; maternidad que contiene y acompaña a los amigos de su Hijo el cual es la única referencia hasta el fin de los días.
Y así María sigue entre nosotros, “situada en el centro mismo de esa ‘enemistad’ del protoevangelio, de aquella lucha que acompaña la historia de la humanidad” (Cfr. Redempt: Mater 11). Madre que posibilita espacios para que llegue la Gracia. Esa Gracia que revoluciona y transforma nuestra existencia y nuestra identidad: el Espíritu Santo que nos hace hijos adoptivos, nos libera de toda esclavitud y, en una posesión real y mística, nos entrega el don de la libertad y clama, desde dentro de nosotros, la invocación de la nueva pertenencia: ¡Padre!
A ella hoy la veneramos como Madre y Servidora, la que precede a Cristo en el horizonte de la historia de la salvación (Cfr. Redempt. Mater, 3), la que acompaña a la Iglesia que, confortada por la presencia de Cristo, camina en el tiempo hacia la consumación de los siglos, hacia el encuentro del Señor y, en este camino, procede recorriendo de nuevo el itinerario recorrido por la Virgen María, que avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión de su Hijo hasta la cruz (cfr. id, 2). A ella le pedimos que, como buena Madre que sabe componer las cosas, haga espacios en nuestro corazón para que, en medio de la abundancia de pecado, sobreabunde la gracia del Espíritu que nos hace libres e hijos.
Reflexionando y contemplando estas realidades que nos fortalecen y consuelan, en este día en que comenzamos el mes dedicado a Ella, la Causa de nuestra alegría, permitámosnos, con audacia y familiaridad propia de hijos, piropearla tomando las palabras de la Escritura: “Que el Dios Altísimo te bendiga más que a todas las mujeres de la tierra. Nunca olvidarán los hombres la confianza que has demostrado y siempre recordarán el poder de Dios. Que Dios te exalte para siempre. Porque no vacilaste en exponer tu vida, al ver la humillación de nuestro pueblo, sino que has conjurado nuestra ruina, procediendo resueltamente delante de nuestro Dios” (Cfr. Judith 13: 18-20).
Pilar, 7 de noviembre de 2011
Card. Jorge Mario Bergoglio s.j.+
ZENIT nos ofrece las palabras pronunciadas por el papa Benedicto XVI en la oración mariana del Angelus, el domingo, 6 de Noviembre de 2011, desde el balcón que se asoma a la plaza de San Pedro, en las que hace un comentario a la parábola de las vírgenes necias y prudentes del Evangelio.
¡Queridos hermanos y hermanas!
Las lecturas bíblicas de la liturgia dominical de hoy nos invitan a prolongar la reflexión sobre la vida eterna, iniciada con motivo de la conmemoración de todos los fieles difuntos. Sobre este punto, es neta la diferencia entre quien cree y quien no cree, o, se podría igualmente decir, entre quien espera y quien no espera. San Pablo escribe a los tesalonicenses: “No queremos dejaros en la ignorancia sobre aquellos que murieron, para que no estéis tristes como quienes no tienen esperanza” (1 Ts 4,13). La fe en la muerte y la resurrección de Jesucristo marca, también en este campo, un antes y un después decisivo. También san Pablo recuerda a los cristianos de Éfeso que, antes de acogerla Buena Noticia, estaban “en el mundo sin esperanza y sin Dios” (Ef 2,12). De hecho, la religión de los griegos, los cultos y los mitos paganos, no podían iluminar el misterio de la muerte, tanto que una antigua inscripción decía: “In nihil ab nihilo quam cito recidimus”, que significa: “¡Qué pronto recaemos de la nada a la nada!”. Si quitamos a Dios, si quitamos a Cristo, el mundo recae en el vacío y en la oscuridad. Y esto encuentra eco también en las expresiones del nihilismo contemporáneo, un nihilismo a menudo inconsciente que contagia lamentablemente a muchos jóvenes.
El Evangelio de hoy es una célebre palabra, que habla de diez jóvenes invitadas a una fiesta de bodas, símbolo del Reino de los cielos, de la vida eterna (Mt 25,1-13). Es una imagen feliz, con la que sin embargo Jesús enseña una verdad que nos hace cuestionarnos; de hecho, de aquellas diez chicas: cinco entran en la fiesta, porque, a la llegada del esposo, tienen aceite para encender sus lámparas; mientras que las otras cinco se quedan fuera, porque, tontas, no han llevado aceite. ¿Qué representa este 'aceite', indispensable para ser admitidos al banquete nupcial? San Agustín (cfr Discursos 93, 4) y otros autores antiguos leen en él un símbolo del amor, que no se puede comprar, pero se recibe como regalo, se conserva en la intimidad y se practica en las obras. Verdadera sabiduría es aprovechar la vida mortal para realizar obras de misericordia, porque, tras la muerte, eso ya no será posible. Cuando nos despierten para el juicio final, este se basará en el amor practicado en la vida terrena (cfr Mt 25,31-46). Y este amor es don de Cristo, infundido en nosotros por el Espíritu Santo. Quien cree en Dios-Amor lleva en sí una esperanza invencible, como una lámpara con la que atravesar la noche más allá de la muerte, y llegar a la gran fiesta de la vida.
A María, Sedes Sapientiae, pidamos que nos enseñe la verdadera sabiduría, la que se ha hecho carne en Jesús. Él es el Camino que conduce de esta vida a Dios, al Eterno. Él nos ha hecho conocer el rostro del Padre, y así nos ha donado una esperanza plena de amor. Por esto,la Iglesiadirige estas palabras ala Madredel Señor: Vita, dulcedo, et spes nostra. Aprendamos de ella a vivir y morir en la esperanza che no defrauda.
[Traducción del italiano de Nieves San Martín]
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Boletín 457
LAS NOTICIAS AMPLIADAS PUEDEN VERLAS ENTRANDO EN NUESTRO BLOG. Textos, sonidos, e imágenes los tienen en: http://www.comunicacionobispadodetenerife.blogspot.com/
Para consultar on line el PDP 2011-2015, el tríptico informativo, etc. se puede hacer entrando en la página web: www.obispadodetenerife.es
Como es tradicional, al comienzo de un nuevo tiempo litúrgico con el Adviento, el Obispo, Bernardo Álvarez, dirigirá el próximo sábado 26 de noviembre, de 10 a 12.30 del mediodía, un retiro para todos aquellos que deseen asistir. La cita será en la Parroquia de la Concepción de La Laguna (sede provisional de la Catedral).
El Encuentro Diocesano de Familias tendrá lugar este domingo, 27 de noviembre, en la parroquia de Santa Isabel de Portugal, en El Fraile, Arona. La acogida y bienvenida tendrá lugar a las 10:00 horas. Posteriormente, en torno a las 11:00 horas, Víctor González, padre de familia, licenciado en Ciencias Religiosas y Máster en Catequética, impartirá la charla: “De excursión a Emaús…en Familia” (El asfalto, los semáforos y las rotondas de la “Nueva Evangelización”). Cabe señalar, que tras el trabajo de la mañana y la parte lúdica de la tarde, el obispo, presidirá la Eucaristía a las 16:00 horas.
Por cierto que en el blog de comunicación del Obispado, se encuentran las imágenes aéreas con las indicaciones oportunas para facilitar la llegada al encuentro.
La Universidad de La Laguna (ULL) y el Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (ISTIC), han venido desarrollando esta semana sus jornadas “Jóvenes y Teología: nuevos lenguajes en la Pastoral de Jóvenes”. Una iniciativa enmarcada en la XXVI Semana de Teología que fue inaugurada con la ponencia de Alejandro Abrante, profesor de Teología Pastoral Juvenil en el ISCR Juan Pablo II, el cual aportó 10 claves para la pastoral de jóvenes.
Por su parte, Francisco Javier Marrero Valiente, Salesiano, Licenciado en Ciencias de la Comunicación y en Ciencias eclesiásticas, se ha centrado en el papel de la evangelización en la nueva cultura digital. Además, Roberto Calvo Pérez, Catedrático de Teología de la Facultad de Teología de Burgos, ha insistido en el “autotestimonio” que debe dar la Iglesia para transmitir su mensaje de forma atractiva a los jóvenes.
Organizado por la Delegación de Familia y Vida, con la colaboración de la Fundación Desarrollo y Persona, este viernes 25 y sábado 26 de noviembre, tendrá lugar la segunda entrega del curso para monitores de educación afectiva y sexual en el que participan unas quince personas. Con él se pretende capacitar a los matriculados para que, conociendo y comprendiendo las diversas etapas del desarrollo psicosexual, puedan acompañar la educación para el amor, tanto en la familia como en la escuela.
Este sábado 26 de noviembre, se desarrollará nuevamente la “Noche en Blanco” en La Laguna. Tal y como ha ocurrido en otras ediciones, la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción abrirá sus puestas para ofrecer un espacio de fe y belleza artística. El templo se abrirá a las 21:00 horas y permanecerá abierto hasta la 1:00 horas. Cabe señalar que a las 23:30 horas habrá un espacio de oración contemplativa con proyecciones en torno al Adviento.
Ese mismo día en la Casa Cultural Pedro García Cabrera, en Vallehermoso, La Gomera, se desarrollará un encuentro formativo para catequistas bajo el título: "Discípulos y misioneros, aquí y ahora". El mismo estará dirigido por María José Cabrera, delegada de Apostolado Seglar y tendrá lugar desde las 9:00 hasta las 19:00 horas.
Por otro lado, Víctor González, diácono permanente impartirá una nueva sesión del Aula Virgen de Los Reyes, este viernes, 25 de noviembre, en Valverde, El Hierro. Será a partir de las 19:00 horas bajo el título: “Anuncio de Jesucristo desde la doble finalidad Dios y hombre”.
Además, los próximos días 28 y 29 de noviembre, en la ermita de San Sebastián, en La Gomera, la delegación para la Nueva Evangelización, a través del sacerdote Eduardo Rodríguez, llevará a cabo el taller “Evangelizar en tiempos revueltos”. Se trata de una nueva iniciativa en el marco del Aula Padre Torres Padilla que dará comienzo, cada día, a las 19:45 horas.
El pasado lunes comenzó a impartirse en el arciprestazgo de La Salud, el primero de los tres cursillos que se celebrarán en torno a la Lectio Divina en dicha zona pastoral. Este curso tiene una duración de dos jornadas de hora y media que pretenden llevarnos de la mano a adentrarnos en el protocolo de dicho método: lectura, meditación, oración contemplación y acción.
Los días 10 y 11 de diciembre, en el Seminario, tendrá lugar el curso: "Emaús. Para gustar la Palabra de Dios", dirigido por Enrique Vilar y Carmen Abate. Se trata de una iniciativa propuesta por la delegación para la Nueva Evangelización que consistirá en propiciar el encuentro personal con Jesús en la Palabra. Dicho curso está destinado a agentes de pastoral y a cuantos se sientan invitados a recorrer el camino de Jerusalén con Jesús Resucitado. Para poder matricularse, se ha facilitado el número de teléfono: 619 035 290 y el correo electrónico: [email protected].
El próximo sábado 3 de diciembre, a las 20:30 horas, en la iglesia de la Centinela, de Icod de los Vinos, tendrá lugar un concierto religioso. Será el III Concierto Benéfico "San Felipe Neri". En este caso, con la finalidad de recaudar fondos para la Construcción de la Iglesia de San Isidro Labrador. Jesús Cabello, cantautor religioso cordobés, será el artista invitado. La venta de entradas es en la misma iglesia de San Andrés, al precio de 5 €.
La “Frater en Tenerife” ha previsto para el domingo, 27 de noviembre, en los salones parroquiales del Cristo de Tacoronte, un día de encuentro. A las 11:00 h. será la acogida de los participantes y a las 12 h. tendrá lugar la charla: “La Imagen del Cristo de Tacoronte 350 años con nosotros”, a cargo del historiador Nicolás Pérez. La Eucaristía está prevista para las 16:00 h., tras el almuerzo compartido.
Por otro lado, cabe señalar que toda la información que genera Frater Tenerife se puede seguir en Internet, a través de Facebook.
La delegación de Pastoral Vocacional ha publicado las fechas de las próximas convivencias vocacionales en el Seminario Diocesano para chicos, a partir de 5º de Primaria, que presenten inquietud en este tema. La primera será el 3 de diciembre, a partir de las 10:00 horas y durará hasta después de almuerzo. Cuantos lo deseen han de ponerse en contacto con el seminario llamando al 922 25 25 40.
Cáritas Arciprestal de La Orotava invita a compartir una comida canaria a beneficio del proyecto de Cáritas Diocesana "Casa de Acogida María Blanca", del Puerto de la Cruz que atiende a los hermanos "sin techo". El almuerzo solidario, con precio de 15 euros, tendrá lugar el domingo 27 de noviembre, en el Centro de Convenciones del Parque Tahoro, a partir de las 14 horas. Las entradas se pueden adquirir en las parroquias del Arciprestazgo de la Orotava. Hay fila cero.
Siguiendo con Cáritas Diocesana, apuntar que esta institución, a través de su proyecto El Surco de Comercio Justo ha convocado al 4º Concurso de Postales de Navidad bajo el título: “Creemos en la Navidad”. La postal que resulte ganadora será con la que Cáritas felicite la Navidad2011 asus socios, instituciones, amigos, etc.
Asimismo, Cáritas Diocesana ha organizado un concurso de elaboración de carteles para la campaña de sensibilización "Vive con sencillez: Los mejores regalos se hacen con las manos". El cartel seleccionado estará colgado en todas las parroquias y centros de Cáritas en torno a la festividad del Corpus. También se elaborarán trípticos de sensibilización para toda la sociedad.
A las 12 del mediodía del jueves, 24 de noviembre, las plazas y calles de una treintena de ciudades de toda España (en Canarias, tendrá lugar en Las Palmas) acogerán de forma simultánea un acto público de solidaridad con las personas sin hogar. Estos actos han sido convocados, entre otras organizaciones, por Cáritas, en el marco de la Campaña de las Personas sin hogar, que este año se celebra el 27 de noviembre de 2011 bajo el lema “Todos somos ciudadanos. nadie sin hogar”.
Nuestro obispo emérito Felipe Fernández García cumplirá 35 años de su ordenación episcopal el próximo lunes 28 de noviembre. Ordenación que tuvo lugar un 28 de noviembre de 1976 en la catedral de Ávila.
El movimiento de Cursillos de Cristiandad llevará a cabo sus próximos cursillos: del viernes al domingo en La Palma y del 27 al 29 de enero en Tenerife.
La campaña de la Luz de la Paz de Belén comenzó a organizarse originalmente en Austria como parte de una iniciativa benéfica dedicada a niños y niñas necesitadas. Desde 1990 comenzaron a cooperar los Scouts de muchos países. Este año, en nuestra Diócesis, la celebración va a tener lugar en la Parroquia de Nuestra Señora de Las Nieves, en Finca España, el sábado 10 de Diciembre a las 19:00 horas, presidida por el Obispo.
Los Chicos del Coro de Saint-Marc bajo la batuta de Nicolás Porte, fundador y director de la Coral, harán vibrar a todos los espectadores del Teatro Guimerá, el 16 de diciembre, a las 20:30 horas. Se trata de un concierto solidario a favor de Cáritas Diocesana. El repertorio de esta Coral irá desde la música sacra, del Gregoriano hasta el Siglo XX, pasando por clásicos de la canción española, villancicos navideños, etc. También habrá un espacio especial para recordar los temas que les hicieron populares en la película “Los Chicos del Coro”.
El 22 de noviembre la iglesia celebró la festividad de Santa Cecilia Mártir. La imagen de esta Santa saldrá en procesión el próximo domingo 27 de noviembre, después de la Eucaristía en la Parroquia de la Concepción del Realejo Bajo. Procesión que acompañará la Banda de música "La Filarmónica" del municipio.
La Congregación de Marta y María clausuró los ejercicios espirituales anuales con una Eucaristía en la Parroquia del Perpetuo Socorro, en Finca España (La Laguna). En esta Misa han renovado los votos perpetuos 27 hermanas y ha ingresado en la Congregación como postulante una hermana siciliana (Sor Lucía).
Con motivo del 396 aniversario del nacimiento de Fray Juan de Jesús (20 de diciembre de 1615), tendrá lugar la primera peregrinación de la ciudad de Icod de los Vinos al sepulcro de este Siervo de Dios que se encuentra en la Ermita de San Diego del Monte, en La Laguna. A las 12.30 del mediodía del domingo 18 de diciembre, a la llegada de la peregrinación, se celebrará la Santa Misa y a continuación se hará una ofrenda floral.
Los jóvenes del arciprestazgo de La Orotava desarrollaron en la tarde noche del pasado sábado una vigilia de oración en lo alto del Teide, concretamente en el interior y las inmediaciones de la ermita de Las Nieves. Así hubo momentos para orar, compartir e incluso calentar un poco el estómago.
Tras el descendimiento de la imagen del Santísimo Cristo de La Laguna, y el besapié por todos los fieles, esta imagen se ha retirado del culto para iniciar el proceso de restauración. El mismo podría durar unos tres meses y lo realizarán expertos en arte Flamenco. La mitad del coste de la restauración saldrá de una campaña de donación voluntaria que lleva por título: “Él te necesita”.
El periódico "Diario de Avisos" publicó el lunes 21 de noviembre, en su sección "El Megáfono" un reportaje sobre el pueblo de Cabo Blanco, en el sur de Tenerife. Este espacio recoge un apartado titulado "La iglesia de sobrevivientes a la guerra", en donde señala la historia de la parroquia de San Martín de Porres, a través de las palabras de María de los Ángeles Reverón: "La gente de Buzanada y Cabo Blanco prometió que construiría una iglesia si no moría ninguno de los jóvenes que se llevaron para la guerra, y así fue".
ZENIT nos ofrece la carta pastoral del obispo de Córdoba, España, monseñor Demetrio Fernández, con ocasión de la celebración, el próximo domingo, de la memoria de los mártires españoles de los años 30 del siglo XX.
El domingo 6 de noviembrela Iglesiacatólica celebra la memoria de los mártires de la persecución religiosa en España en la década de los años 30. Se cumple en este año el 75 aniversario del cruento martirio de miles y miles de españoles que dieron su vida por Jesucristo, confesando abiertamente su fe y rubricándola con su sangre. No hay amor más grande. En torno a un millar ya han sido beatificados y varios miles de ellos están en proceso de ser declarados mártires de Cristo.La Iglesiasigue con cada uno de ellos un minucioso proceso de análisis de su muerte, de los motivos de su muerte y de cómo afrontaron ellos ese trance supremo.
Los mártires no son simplemente caídos de uno o de otro bando. Los mártires están por encima de esas banderías o partidismos. Los mártires no cayeron en el frente, en la línea de batalla, donde las balas se entrecruzan, sino que fueron buscados en sus casas, fueron arrestados y llevados a la cárcel y fueron ejecutados simplemente por ser cristianos, por ser curas o monjas, por ser de Acción Católica o dela Iglesia. Fueronejecutados por odio de la fe. Esa rabia y ese odio contra Dios y contra la fe católica se convirtió en una ocasión de expresar un amor más grande, un amor que muere perdonando a los verdugos, un amor que muere cantando lo más bonito del corazón humano. Una vez más, el odio no es la última palabra. La última palabra es el amor, porque Dios es amor.
La Iglesiano celebra la crueldad de las torturas, ni trae a la memoria la impiedad de los verdugos, y menos aún la ideología que sustenta ese odio.La Iglesiacelebra el amor más grande que cada uno de sus hijos ha sido capaz de expresar. “Ellos vencieron en virtud de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio que dieron y no amaron tanto su vida que temieran la muerte; por eso, estad alegres cielos y los que allí habitáis” (Ap 12,11). En cada uno de ellos se ha cumplido el contraste del odio de quienes les mataron con el amor que había en su corazón, y ha vencido el amor.La Iglesiacelebra ese amor, que sólo puede habitar en el corazón humano como un regalo de Dios, que los ha fortalecido en el momento supremo.
En nuestra diócesis de Córdoba, enla Iglesiasanta que camina en nuestra tierra, ha brotado ese amor con abundantes frutos. Nuestra diócesis es una diócesis de mártires, también en el siglo XX. Muchos de ellos ya han sido beatificados, ya han sido propuestos porla Iglesiacomo ejemplo de amor y de entrega. Baste recordar al beato Bartolomé Blanco, de Pozoblanco, patrono de la juventud católica de nuestra diócesis. Otros muchos (sacerdotes, religiosos/as y seglares) están en proceso de ser declarados un día mártires de Cristo. A todos los recordamos llenos de gratitud y de emoción. A los ya beatificados, con el culto solemne quela Iglesiatributa a sus santos. A los que están todavía en proceso, con el culto privado y la certeza contenida hasta quela Iglesialos declare mártires. A todos, los miramos con admiración y nos sentimos impulsados por su valentía y entrega a vivir cada uno de nosotros nuestra vida cristiana en esa estela de amor en la que han vivido tantísimos santos a lo largo de la historia.
Los santos son nuestros hermanos mayores, los que van delante de nosotros y nos ayudan a recorrer el camino de la vida. Ellos nos dicen que sólo el amor vencerá, el amor que disipa todo egoísmo, el amor que nos lleva a entregarnos y a gastar nuestra vida en el servicio de Dios y del prójimo, el amor que nos hará crecer hasta llegar a la plenitud de la santidad que Dios nos tiene preparada a la medida de Cristo. Los santos son los que han cambiado el rumbo de la historia. Los santos son los mejores hijos dela Iglesiay de la humanidad.
La memoria de nuestros mártires –tantísimos mártires de nuestro tiempo– es un nuevo estímulo para seguir a Jesucristo en nuestros días. También hoy encontramos dificultades internas y externas, también hoy topamos con el odio a la fe y el desprecio de Dios. Por eso, también hoy –y más que nunca– estamos llamados a vivir un amor que supera las fuerzas humanas y que nos viene de Dios como les vino a los mártires a quienes hoy recordamos.
Recibid mi afecto y mi bendición:
Demetrio Fernández, obispo de Córdoba
ZENIT nos ofrece la homilía que el Santo Padre Benedicto XVI ha pronunciado el jueves 3 de noviembre de 2011, en la misa celebrada en sufragio de los cardenales y obispos fallecidos el año pasado.
¡Venerados hermanos,
queridos hermanos y hermanas!
Al día siguiente de la conmemoración litúrgica de todos los fieles difuntos, nos hemos reunido alrededor del altar del Señor para ofrecer su Sacrificio en sufragio de los cardenales y de los obispos que, en el transcurso del año pasado, han concluido su peregrinaje terreno. Con gran afecto recordamos a los venerados hermanos del colegio cardenalicio que nos han dejado: Urbano Navarrete, SI, Michele Giordano, Varkey Vithayathil, CSSR, Giovanni Saldarini, Agustín García-Gasco Vicente, Georg Maximilian Sterzinsky, Kazimierz Świątek, Virgilio Noè, Aloysius Matthew Ambrozic, Andrzej Maria Deskur. Junto a ellos presentamos al trono del Altísimo las almas de los hermanos en el Episcopado. Por todos y por cada uno de ellos elevamos nuestra oración, animados por la fe en la vida eterna y en el misterio de la comunión de los santos. Una fe llena de esperanza, iluminada también porla Palabrade Dios que hemos escuchado.
La cita tomada del Libro del Profeta Oseas nos hace pensar inmediatamente en la resurrección de Jesús, en el misterio de su muerte y en su despertar a la vida inmortal. Este paso de Oseas --la primera mitad del capítulo VI- estaba profundamente impreso en el corazón y en la mente de Jesús. Él, de hecho --en los Evangelios- retoma más de una vez el versículo 6: “Porque yo quiero amor y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos”. Sin embargo Jesús no cita el versículo 2, pero lo hace suyo y lo lleva a cumplimiento en el misterio pascual: “Después de dos días nos hará revivir, al tercer día nos levantará, y viviremos en su presencia”. A la luz de esta palabra, el Señor Jesús fue al encuentro de la Pasión, tomó con decisión el camino dela Cruz; hablaba abiertamente a sus discípulos de lo que debía sucederle en Jerusalén, y el oráculo del profeta Oseas resonaba en sus mismas palabras “porque enseñaba y les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará”(Mc 9,31).
El evangelista señala que los discípulos “no comprendían esto y temían hacerle preguntas” (v. 32). También nosotros, frente a la muerte, no podemos dejar de sentir los sentimientos y los pensamientos debidos a nuestra condición humana. Y siempre nos sorprende y nos supera un Dios que se hace tan cercano a nosotros hasta el punto de no detenerse ante el abismo de la muerte, que incluso atraviesa, permaneciendo durante dos días en el sepulcro. Pero aquí se habla del misterio del “tercer día”. Cristo asume hasta el fondo nuestra carne mortal para que esta sea revestida de la gloriosa potencia de Dios, del viento del Espíritu vivificante, que la transforma y la regenera. Y el bautismo de la pasión (cfr Lc 12,50), que Jesús ha recibido por nosotros y del que escribe San Pablo enla Cartaa los Romanos. La expresión que el Apóstol utiliza --“bautizados en su muerte” (Rm 6,3)- no deja de asombrarnos, tal es la concisión con la que reasume el vertiginoso misterio. La muerte de Cristo es fuente de vida, porque en ella Dios ha vertido todo su amor, como una inmensa cascada, que hace pensar en la imagen contenida en el Salmo 41: “Un abismo llama a otro abismo, con el estruendo de tus cataratas; tus torrentes y tus olas pasaron sobre mí” (v.8). El abismo de la muerte se llena con otro abismo, todavía más grande, que es el del amor de Dios, de manera que la muerte no tiene ningún poder sobre Jesucristo (cfr Rm 8,9), ni sobre los que, por la fe y el Bautismo, se asocian con Él: “Si hemos muerto con Cristo – dice san Pablo – creemos que también viviremos con Él”(Rm 8,8). Este “vivir con Jesús” es el cumplimiento de la esperanza profetizada por Oseas “… y nosotros viviremos en su presencia” (6,2).
En realidad es sólo en Cristo donde esta esperanza encuentra su base real. Primero esta podía reducirse a una ilusión, a un símbolo tomado del ritmo de las estaciones “como la lluvia de otoño, como la lluvia de primavera” (Os 6,3). En la época del profeta Oseas, la fe de los israelitas estaba amenazada con contaminarse con las religiones naturalistas de la tierra de Canaán, pero esta fe no es capaz de salvar a nadie de la muerte. Sin embargo, la intervención de Dios en el drama de la historia humana no obedece a ningún ciclo natural, obedece solamente a su gracia y a su fidelidad. La vida nueva y eterna es fruto del árbol dela Cruz, un árbol que florece y que fructifica por la luz y la fuerza que provienen del sol de Dios. Sinla Cruzde Cristo, toda la energía de la naturaleza permanece impotente frente a la fuerza negativa del pecado. Era necesaria una fuerza benéfica más grande que la que lleva hacia adelante los ciclos de la naturaleza, un Bien más grande que aquel de la misma creación: un Amor que procede del “corazón” mismo de Dios y que, mientras revela el sentido último de lo creado, lo renueva y lo orienta a su meta originaria y última.
Todo esto sucede en aquellos “tres días”, cuando “el grano de trigo” cae en la tierra, permanece allí el tiempo necesario para colmar la medida de la justicia y de la misericordia de Dios, y finalmente produce “mucho fruto”, no permaneciendo solo, sino como primicia de una multitud de hermanos (cfr Jn 12,24; Rm 8,29). Ahora sí, gracias a la obra realizada en Él porla Santísima Trinidad, las imágenes tomadas de la naturaleza no son ya sólo símbolos, mitos ilusorios, sino que nos hablan de una realidad. Como base de la esperanza está la voluntad del Padre y del Hijo, que hemos escuchado en el Evangelio de esta Liturgia: “Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté” (Jn 17,24). Y entre estos, que el Padre ha dado a Jesús, están también los venerados Hermanos por los que ofrecemos esta Eucaristía: estos “han conocido” a Dios mediante Jesús, han conocido su nombre y el amor del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo, ha morado en ellos (cfr Jn 12,25-26), abriendo su vida al Cielo, a la eternidad. Demos gracias a Dios por este don inestimable. Y, por intercesión de María Santísima, oremos para que este misterio de comunión, que ha llenado toda su existencia, se realice plenamente en cada uno de ellos.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece las palabras que el papa Benedicto XVI pronunció antes y después del rezo del Angelus durante la solemnidad de Todos los Santos de 2011, dirigiéndose a los peregrinos y fieles congregados en la Plaza de San Pedro.
[Antes del Angelus]
¡Queridos hermanos y hermanas!
La Solemnidadde Todos los Santos es una ocasión propicia para elevar la mirada desde las realidades terrenas, marcadas por el tiempo, a la dimensión de Dios, la dimensión de la eternidad y de la santidad.La Liturgianos recuerda hoy que la santidad es la vocación original de todo bautizado (cfr Lumen gentium, 40). Cristo, de hecho, que con el Padre y el Espíritu Santo es el único Santo (cfr Ap 15,4), ha amado ala Iglesiacomo a su esposa y se ha dado a sí mismo por ella, con el fin de santificarla (cfr Ef 5,25-26). Por esta razón, todos los miembros del Pueblo de Dios están llamados a convertirse en santos, según la afirmación del apóstol Pablo: “Esta es, de hecho, la voluntad de Dios, vuestra santificación” (1 Ts 4,3). Estamos invitados a considerar ala Iglesiano sólo en su aspecto temporal y humano, marcado por la fragilidad, sino como Cristo la ha querido, es decir “la comunión de los santos”(Catecismo dela Iglesia Católica, 946). En el Credo profesamos quela Iglesiaes “santa”, santa porque es el Cuerpo de Cristo, es instrumento de participación en los Santos Misterios --en primer lugarla Eucaristía-y familia de los Santos, a cuya protección se nos confía en el día del Bautismo.
Hoy veneramos a esta innumerable comunidad de Todos los Santos, los que, a través de sus distintos itinerarios de vida, nos señalan distintos caminos de santidad, reunidos bajo un común denominador: seguir a Cristo y conformar en Él hasta el último de nuestro asuntos humanos. Todos los estados de vida, de hecho, se pueden convertir, con la acción de la gracia y con el compromiso y la perseverancia de cada uno, en vías de santificación.
La conmemoración de los fieles difuntos, a la que se dedicará la jornada de mañana, 2 de noviembre, nos ayuda a recordar a nuestros seres queridos que nos han dejado, y a todas las almas en camino a la plenitud de la vida, en el horizonte dela Iglesiaceleste, a dondela Solemnidadde hoy nos ha elevado. Desde los primeros tiempos de la fe cristiana,la Iglesiaterrena, reconociendo la comunión de todo el cuerpo místico de Jesucristo, ha cultivado con gran piedad la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios por ellos. Nuestra oración por los muertos es, por tanto, no sólo útil sino que también es necesaria, ya que ésta no sólo les puede ayudar, sino que al mismo tiempo hace eficaz su intercesión en nuestro favor (cfr Catecismo dela Iglesia Católica, 958). También la visita a los cementerios, a la vez que custodia los lazos de afecto con quien nos ha amado en nuestra vida, nos recuerda que todos vamos hacia otra vida, más allá de la muerte. Que el llanto, debido al distanciamiento terreno, no prevalezca sobre la certeza de la resurrección, sobre la esperanza de alcanzar la beatitud de la eternidad, “momento supremo de satisfacción, en el que la totalidad nos abraza y nos abrazamos a la totalidad” (Spe salvi, 12). El objeto de nuestra esperanza es el disfrute de la presencia de Dios en la eternidad. Lo ha prometido Jesús a sus discípulos, diciendo:“Yo os volveré a ver, y tendréis una alegría que nadie os podrá quitar” (Jn 16,22).
Ala Virgen María, Reina de Todos los Santos, confiamos nuestra peregrinación hacia la patria celeste, mientras invocamos para los hermanos y las hermanas difuntos, su intercesión maternal.
A los peregrinos de habla hispana
Al final, el papa se dirigió a los peregrinos que hablan castellano con estas palabras:
“Saludo con afecto a los fieles de lengua española presentes en esta oración mariana. En la solemnidad de Todos los Santos,la Liturgianos invita a contemplar el amor infinito de Dios, que se refleja en la victoria de los que ya gozan de su gloria en el cielo. Es el amor del Padre que nos llama a ser hijos suyos, nos entrega a su propio Hijo para redimirnos con su sangre purificadora. Por eso nos proclama dichosos aun cuando sufrimos tribulación, porque en Él tenemos nuestra esperanza. Respondamos con generosidad y coherencia a ese don, que ha sido derramado en nuestros corazones, siendo Santos como Dios es Santo, para que también en nosotros se manifieste su gloria. Que Dios os bendiga”.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece la catequesis que el Santo Padre Benedicto XVI ha dirigido a los fieles y peregrinos congregados de Italia y de todas las partes del mundo para la tradicional Audiencia el miércoles 2 de Noviembre de 2011.
¡Queridos hermanos y hermanas!
Después de haber celebrado la solemnidad de Todos los Santos,la Iglesiahoy nos invita a conmemorar a todos los fieles difuntos, a dirigir nuestra mirada a tantos rostros que nos han precedido y han concluido su camino terrenal. Enla Audienciade este día, por tanto, quisiera proponeros algunos pensamientos sencillos sobre la realidad de la muerte, que para nosotros los cristianos está iluminada porla Resurrecciónde Cristo, y para renovar nuestra fe en la vida eterna.
Como ya dije ayer en el Angelus, en estos días vamos al cementerio para rezar por las personas queridas que nos han dejado, casi una visita para expresar, una vez más, nuestro afecto, para sentirlos cercanos, recordando también, de este modo, un artículo del Credo: en la comunión de los santos hay un vínculo estrecho entre los que caminamos todavía en esta tierra y los muchos hermanos y hermanas que ya han alcanzado la eternidad.
Desde siempre, el hombre se ha preocupado por sus muertos y ha intentado darles una especie de segunda vida a través de la atención, el cuidado, el afecto. En un cierto sentido, se quiere conservar su experiencia de vida; y, paradójicamente, el modo en que vivieron, lo que amaron, lo que temieron, lo que esperaron y lo que detestaron, lo descubrimos precisamente por sus tumbas, ante las cuales se agolpan los recuerdos. Son casi como un espejo de su mundo.
¿Por qué es así? Porque, a pesar de que la muerte sea un tema casi prohibido en nuestra sociedad, y se pretenda continuamente quitar de nuestra mente el solo pensamiento de la muerte, ésta nos afecta a cada uno de nosotros, afecta al hombre de todo tiempo y de todo lugar. Y ante este misterio todos, incluso inconscientemente, buscamos algo que nos invite a esperar, una señal que nos dé consuelo, que se abra algún horizonte, que ofrezca aún un futuro. El camino de la muerte, en realidad, es un camino de esperanza, y recorrer nuestros cementerios, como también leer las inscripciones sobre las tumbas, es llevar a cabo un camino marcado por la esperanza de eternidad.
Pero nos preguntamos, ¿por qué tememos la muerte? ¿Por qué la humanidad, en su mayoría, nunca se ha resignado a creer que más allá de ella no haya simplemente nada? Diría que las respuestas son muchas: tememos la muerte porque tenemos miedo de la nada, de este partir hacia algo que no conocemos, que nos es desconocido. Y entonces hay en nosotros un sentimiento de rechazo porque no podemos aceptar que todo lo que de bello y de grande ha sido realizado durante toda una existencia sea eliminado de repente, caiga en el abismo de la nada. Sobre todo, sentimos que el amor reclama y pide eternidad, y no es posible que sea destruido por la muerte en un solo momento.
También tenemos temor ante la muerte porque, cuando nos encontramos al final de la existencia, existe la percepción de que hay un juicio sobre nuestras acciones, sobre cómo hemos llevado nuestra vida, sobre todo en esos puntos sombríos que, con habilidad, sabemos a menudo quitar o intentamos quitar de nuestra conciencia. Diría que precisamente la cuestión del juicio está a menudo implícita en el cuidado del hombre de todos los tiempos por los difuntos, en la atención hacia las personas que fueron significativas para él y que ya no están junto a él en el camino de la vida terrena. En un cierto sentido, los gestos de afecto, de amor que rodean al difunto, son una forma de protegerlo en la convicción de que no quedarán sin efecto en el juicio. Esto lo podemos captar en la mayor parte de las culturas que caracterizan la historia del hombre.
Hoy el mundo se ha convertido, al menos aparentemente, en mucho más racional, o mejor, se ha difundido la tendencia a pensar que toda realidad debe ser afrontada con los criterios de la ciencia experimental, y que también la cuestión de la muerte se debe responder, no tanto desde la fe, sino partiendo de conocimientos experimentales, empíricos. No nos damos suficientemente cuenta que, de este modo, caemos en formas de espiritismo, en la pretensión de tener algún contacto con el mundo más allá de la muerte, casi imaginando que haya una realidad, que finalmente, sería una copia de la presente.
Queridos amigos, la solemnidad de Todos los Santos yla Conmemoraciónde los Fieles Difuntos nos dicen que solamente quien puede reconocer una gran esperanza en la muerte, puede también vivir una vida a partir de la esperanza. Si reducimos al hombre exclusivamente a su dimensión horizontal, a lo que se puede percibir empíricamente, la propia vida pierde su sentido profundo. El hombre necesita de la eternidad, y cualquier otra esperanza para él es demasiado breve, demasiado limitada. El hombre puede explicarse sólo si existe un Amor que supera todo aislamiento, también el de la muerte, en una totalidad que trascienda también el espacio y el tiempo. El hombre se puede explicar, encuentra su sentido más profundo, sólo si existe Dios. Y nosotros sabemos que Dios ha salido de su lejanía y se ha hecho cercano, ha entrado en nuestra vida y nos dice: ‘Yo soyla Resurrecciónyla Vida. Elque cree en mí, aunque muera, vivirá: y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás’ (Jn 11,25-26)”.
Pensemos un momento en la escena del Calvario y volvamos a escuchar las palabras de Jesús, desde los alto dela Cruz, dirigidas al malhechor crucificado a su derecha: “En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23,43). Pensemos en los dos discípulos camino de Emaús, cuando después de haber recorrido un tramo con Jesús Resucitado, lo reconocen y parten sin dudar hacia Jerusalén, para anunciarla Resurreccióndel Señor (cfr Lc 24,13-35). Nos vuelven a la mente las palabras del Maestro con renovada claridad: “No se turbe vuestro corazón, tened fe en Dios y tened fe en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Si no, no os habría dicho: 'Voy a prepararos un sitio'” (Jn 14, 1-2). Dios se ha mostrado verdaderamente, se ha hecho accesible, ha amado tanto al mundo que “nos ha dado a su hijo Unigénito, para que quien cree en Él no se pierda sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16), y en el supremo acto de amor de la cruz, sumergiéndose en el abismo de la muerte, la ha vencido, ha resucitado y nos ha abierto también a nosotros las puertas de la eternidad. Cristo nos sostiene a través de la noche de la muerte que Él mismo ha atravesado; es el buen Pastor, bajo cuya guía nos podemos confiar sin temor, ya que Él conoce bien el camino, ha atravesado también la oscuridad.
Cada domingo, recitando el Credo, reafirmamos esta verdad. Y al acudir a los cementerios para rezar con afecto y con amor por nuestros difuntos, se nos invita, una vez más, a renovar con valor y con fuerza nuestra fe en la vida eterna, es más, a vivir con esta gran esperanza y a dar testimonio de ella al mundo: después del presente no está la nada. Y precisamente, la fe en la vida eterna da al cristiano el valor para amar aún más intensamente esta tierra nuestra y trabajar para construirle un futuro, para darle una esperanza verdadera y segura.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (30 de octubre de 2011). (AICA)
DAR TESTIMONIO: TESTIGOS Y DISCÍPULOS
Evangelio según San Mateo 23, 1-12 (ciclo A)
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: "los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen.
Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar 'mi maestro' por la gente.
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro', porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco 'doctores', porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
Dar testimonio: testigos y discípulos
Esta lectura nos habla de la autenticidad cristiana frente a la hipocresía; frente a la división de decir una cosa y hacer otra. Eso era ostentar el legalismo farisaico de aquel entonces, que tenía sus actitudes y una tentación corrosiva con todas sus consecuencias; ese legalismo de aquella época también puede estar instalado en nosotros.
Pero ¿cuál sería el formalismo que divide, que separa, que hace tanto daño, como decir una cosa y hacer otra? Una cosa es cuando uno finge, queriendo convencer a los demás de algunas cosas, que uno no las vive o no las cree, donde finge y tiene un actitud hipócrita. Eso realmente está mal.
Hay verdades que son muy grandes y que nos superan a cada uno de nosotros, pero que también nosotros -como todos los demás- somos frágiles y tenemos que decir la verdad, aunque uno por fragilidad todavía no lo pueda vivir. Por ejemplo, si digo “hay que amar al adversario, al enemigo”, es una verdad; pero si no amo a mi adversario, a mi enemigo, ¡qué lástima!, porque está mal. Pero sigue siendo verdad que hay que amar al adversario, al enemigo.
Esa verdad no puede quedar reducida a mis actitudes o comportamientos, ¿por qué? Porque la verdad, el precepto, el mandato, es superior a mi internalización y a la obra que tengo que hacer.
Hay otro elemento para destacar: esa actitud de fingimiento, a veces hace que a uno le guste que lo llamen “maestro”, o esto o lo otro. ¿Qué significa? Uno tiene que dar testimonio porque tiene que vivir lo que realmente cree; y lo que cree lo aplica y lo hace carne, lo internaliza. Y porque es testigo puede enseñar; y no creyendo que porque enseña es testigo. Hay una distancia, una diferencia. ¡Soy testigo!, y porque soy testigo del Señor, enseño; y no porque enseño, necesariamente soy testigo.
¿A que nos lleva esto?, a que somos testigos pero siempre tenemos que seguir siendo discípulos. El discípulo se prepara para seguir siendo maestro; y el maestro no puede perder -en sí mismo- la dimensión de discípulo. Simultáneamente somos ambas realidades: discípulo y maestro, o discípulo y testigo. Y soy testigo porque no me olvidé de ser discípulo.
Les dejo mi bendición, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús
Texto del micro radial de monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe dela Vera Cruz, emitido por LT 9 (30 de octubre de 2011). (AICA)
SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS
El próximo 1 de noviembre celebramosla Solemnidadde Todos los Santos. Es una Fiesta que tiene un profundo significado para la vida del hombre. Ella nos recuerda que somos peregrinos en este mundo y que hemos sido creados con destino de eternidad. Celebrar hoy a los santos como hermanos nuestros que ya gozan de la plenitud del encuentro con Dios es reconocer que nosotros, como ellos, estamos en camino hacia un destino trascendente.
No somos parte de un mundo cerrado, nuestra condición espiritual reclama, diría, un estado de vida que no esté sujeto a una muerte sin horizontes. Esta certeza sobre la trascendencia del hombre es compartida, incluso, por pensadores ateos que afirman la espiritualidad del hombre. Los cristianos celebramos con gozo esta verdad de fe que da razón a nuestra esperanza.
La vida eterna, como vida definitiva del hombre, no es algo ajeno a nuestra vida presente. Cuando Jesucristo nos habla de ella lo hace en términos del Reino de Dios, como una realidad ya presente pero que se la vive a la espera de su plenitud. Es decir, hoy participamos de esa vida definitiva a la que estamos llamados y que es una vocación personal y universal a todo hombre.
Este es el centro del mensaje de Jesucristo, y es Él quién ha venido a inaugurarlo. Su persona es la referencia y el camino de este Reino. En el encuentro actual con Cristo ya vivimos la vida del Reino de Dios como presencia y esperanza de plenitud hacia la cual estamos en camino.
Cuando Jesucristo quiere definir al Reino de Dios nos habla del Amor a Dios y al prójimo, y cuando nos quiere mostrar su carta o estilo de vida nos enseña las Bienaventuranzas. Este es, precisamente, el evangelio que leemos enla Misade este día: “Bienaventurados los que tienen alma de pobres, porque a ellos le pertenece el Reino de los Cielos. Bienaventurados los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Bienaventurados los afligidos, porque serán consolados.
Bienaventurados lo que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Bienaventurados los que tienen un corazón puro, porque verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos” (Mt. 5, 1-12).
Cuandola Iglesiacomprueba que una persona ha vivido de acuerdo a este espíritu y en grado superior la declara Santa, es decir, afirma que ya participa en la vida plena del Reino de Dios. Ellos son nuestros amigos que hoy gozan definitivamente junto a Dios del camino y la vida que nos ha comunicado Jesucristo.
A ellos los recordamos, los veneramos y los tenemos como ejemplo. Por ellola Iglesiapermite tenerlos como Santos Patronos de nuestras comunidades, parroquias y pueblos. Ellos son para nosotros el testimonio de que han vivido de acuerdo al Evangelio.
Reciban de su Obispo junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en Nuestro Señor Jesucristo.
Mons. José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe dela Vera Cruz
Artículo de monseñor Antonio Marino, obispo de Mar del Plata, publicado el 29 de octubre en el diarioLa Capital de Mar del Plata. (AICA)
LEY DE DIOS Y LEY DE LOS HOMBRES
Dos visiones contrapuestas
¿Existe una moral natural universalmente válida? ¿Las normas morales son construcciones culturales esencialmente cambiantes? La respuesta positiva o negativa a estas preguntas ponen en confrontación dos visiones antropológicas.
Según la primera, existe una “ley natural” que consiste en el orden puesto por Dios en su creación y que descubrimos mediante nuestra inteligencia. Expresa la dignidad de la persona y determina la base de sus derechos y sus deberes fundamentales. La ley “divina y natural”, en cuanto a sus principales preceptos, está expresada en “los diez mandamientos de la ley de Dios”. Sus normas tienen validez universal. Allí se contiene la base para la conducta moral del individuo y para el bien común de la sociedad. Las leyes civiles, dictadas por los hombres, deben fundarse sobre ella y no pueden contradecirla. Las leyes positivas, en efecto, extraen consecuencias o añaden determinaciones, siempre en el respeto de la ley natural. Esta doctrina se identifica con la enseñanza cristiana y es aceptada por muchos que no pertenecen ala Iglesia Católica.
Radicalmente enfrentada a esta visión, encontramos la segunda, según la cual, las normas morales son esencialmente cambiantes según las épocas y son resultado de una “construcción cultural”. Son siempre relativas a un determinado contexto histórico y su fundamento no está en la “naturaleza” del hombre, entendida como una estructura fija y estable, previa a sus decisiones, sino en el consenso social. No existe, en efecto, según esta visión, un “hombre natural” o una “mujer natural”. La moral queda librada a la decisión del individuo, el cual “se inventa a sí mismo”, y en esto está su verdadera naturaleza. Lo permitido y lo prohibido no puede fundarse en una objetividad anterior a su decisión o al consenso social. Por tanto, leyes sobre fecundación artificial con donante anónimo, cambio de sexo, alquiler de vientres, aborto, matrimonio homosexual y otras por el estilo, encuentran aquí su apoyo conceptual.
La perspectiva de género
En estrecha relación con la visión anterior, avanza la llamada “perspectiva de género”. Se trata de un sistema ideológico por el cual se concibe que el ser humano nace sexualmente neutro y luego es socializado como hombre o mujer según estereotipos culturales. La propuesta consiste en “de-construir” dichos estereotipos a fin de que cada niño, que biológicamente puede ser varón o mujer, pueda “construir” su propia sexualidad. En otras palabras, queda totalmente desvinculado el “sexo” en cuanto anatomía respecto del “género” en cuanto orientación sexual autoconstruida sin presiones de esos estereotipos. Varón o mujer no son una expresión “natural” con fundamento genético, sino construcción cultural que es preciso liberar de los roles tradicionalmente impuestos a los sexos. Es aquí donde debemos buscar la verdadera “naturaleza” de cualquier individuo.
Esta ideología es afirmada e impuesta con activa propaganda y programación de organismos estatales. Se expresa, por ejemplo en la revista editada por el Ministerio de Educación dela Nación: “Educación sexual integral. Para charlar en familia”, de distribución masiva y con pretensión de obligatoria. Se expresa también en el “Plan para incorporar la perspectiva de género enla Justicia”, impulsado por la “Oficina dela Mujer”, que depende directamente de la jueza Carmen Argibay.
La jueza correntina Dra. María Eugenia Sierra de Desimoni, acaba de poner plantear objeción de conciencia ante la exigencia de asistir a los Talleres para Magistrados, como parte del adoctrinamiento previsto en dicho Plan.
Ley natural, libertad de conciencia
Debemos distinguir entre la condición histórica del hombre, que cambia sin cesar, y su misma naturaleza que permanece inmutable. En otras palabras, reconocer la condición histórica de la vida del hombre no equivale a hablar de una historicidad de su naturaleza. En este caso, el hombre sería siempre resultado de su propio proyecto. La naturaleza tendría el significado que el hombre le daría en forma autónoma. De este modo también, variarían siempre las normas morales, lo bueno y lo malo.
Pero vemos que en el universo las leyes físicas o biológicas no son resultado de cambios históricos, introducidos por el hombre. El hombre progresa en el conocimiento de esas leyes, y este mayor conocimiento le sirve para perfeccionar sus recursos técnicos y así resolver diversos problemas.
Este progreso técnico, no obstante, ni cambia las leyes físicas o biológicas, ni lo exime de respetar las leyes morales. El cuerpo humano está diseñado en previsión de determinado tipo de uniones y no de otras. Tiene un sentido esponsal. Y si en una sociedad se generaliza un cambio en la conducta moral fundada en la ley natural, eso no significa que no exista una ley natural inmutable, sino que esa sociedad ha entrado en fase de oscurecimiento moral.
Todo hombre tiene el derecho y el deber de actuar según su conciencia y con plena libertad en sus decisiones morales. Esto hace a su dignidad. Por eso, todo adoctrinamiento estatal obligatorio en este ámbito, resulta un intolerable atropello a la libertad de conciencia.
Pero la conciencia, desde donde surgen los juicios morales, se va educando y formando a lo largo del tiempo. Se trata de una tarea de toda la vida. Los seres humanos estamos sometidos a muchas influencias negativas del ambiente y de la propaganda, y al mismo tiempo nos sentimos tironeados por nuestro desorden interno; por eso mismo, corremos el riesgo de identificar nuestros sentimientos subjetivos con la verdad de las cosas. La moral cristiana no es un camino de opresión sino de libertad. Pero la libertad interior es una noble meta a la cual se llega por un camino estrecho.
Mons. Antonio Marino, obispo de Mar del Plata
ZENIT nos ofrece el artículo escrito por el obispo de San Cristóbal de Las Casas, México, Felipe Arizmendi Esquivel, en el que habla de una Iglesia en proceso de conversión.
VER
En el encuentro que tuvimos sacerdotes, religiosas y laicos de nuestra diócesis para analizar los cambios que viven los pueblos y los retos que plantean a la pastoral, subrayamos lo siguiente, que compartimos porque puede servir en otras latitudes:
Chiapas ha disminuido un poco su pobreza extrema, pero seguimos en los últimos lugares en desarrollo, educación, vivienda, salud y seguridad social. Los jóvenes han cambiado mucho y no los atendemos adecuadamente. Hay otros modelos de familia, distintos al tradicional. Sigue decreciendo el número de católicos, fenómeno que se repite en toda la nación y el continente. Muchas personas se sienten atraídas por ofertas religiosas, también católicas, distintas a las nuestras, lo que genera divisiones y desgastes internos dolorosos. Nos sentimos rebasados, interpelados, dispersos, cuestionados, pequeños, ante cambios que amenazan con arrollarnos. Hemos idealizado algunas cosas y necesitamos ser autocríticos.
Sin embargo, vivimos un momento de gracia, porque Dios permite que reconozcamos tanto nuestras limitaciones como nuestras riquezas que nos animan. Experimentamos paz, porque hay mucha vida y muchos laicos comprometidos. Percibimos que surgirá una nueva semilla y nos sentimos muy motivados a trabajar en esperanza, pues hay directrices diocesanas claras.
JUZGAR
Alguien podrá pensar que, al analizar la realidad actual y esforzarnos, desde el Evangelio yla Doctrina Socialdela Iglesia, por responder a los retos que plantea, nos estamos saliendo de nuestra identidad y misión. Como una persona de Saltillo que envió una carta anónima a todos los Obispos del país y ala Congregaciónpara los Obispos en Roma, en que, desinformado y malinterpretando lo que hacemos o decimos, acusa a varios de nosotros de diversas cosas. ¡Lo que tenemos que soportar! Todo sea por el Reino de Dios y su justicia.
Ante estas situaciones, decimos en Aparecida: “Nos encontramos ante el desafío de revitalizar nuestro modo de ser católico y nuestras opciones personales por el Señor, para que la fe cristiana arraigue más profundamente en el corazón de las personas y los pueblos. Esto requiere una evangelización mucho más misionera” (DA 13).
“Las condiciones de vida de muchos abandonados, excluidos e ignorados en su miseria y su dolor, contradicen el proyecto del Padre e interpelan a los creyentes a un mayor compromiso a favor de la cultura de la vida. El Reino de vida que Cristo vino a traer es incompatible con esas situaciones inhumanas. Si pretendemos cerrar los ojos ante estas realidades no somos defensores de la vida del Reino y nos situamos en el camino de la muerte: ‘Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte’ (1 Jn 3,14)”. (DA 358).
ACTUAR
¿Qué hacer? Nos propusimos: Salir al encuentro de las personas, acompañarlas. Conocer la realidad. No sólo ver la paja en el otro sino la viga que llevamos. Abrirnos con creatividad y lenguaje nuevo a la gente que no llega ala Iglesia. Confiaren que somos luz y levadura; algo pequeño, pero eficaz. Desinstalarnos para llevar la buena nueva de Jesús; romper la inercia y la monotonía pastoral. Necesitamos conversión personal y pastoral. Es tiempo de despojarnos, para dejarnos conducir por el Espíritu. Renovar nuestra espiritualidad. Volver a las fuentes. Ser testimonio vivo y creíble. Tener espíritu misionero y un trato amable con todos, dentro y fuera; tolerancia. Ser hombres y mujeres de fe; animarnos unos a otros y ser agentes de esperanza.
Fortalecer el trabajo con los niños. Atención a los jóvenes, desde la adolescencia. Elaborar un plan de pastoral familiar. Incrementar la pastoral penitenciaria. Consolidar la pastoral de migrantes. Apoyar de manera más decidida la participación de las mujeres. Pastoral de la comunicación. Prepararnos para manejar la violencia y hacer procesos de reconciliación. Que nos dejemos ayudar por los laicos y darles más responsabilidad. Formar servidores que impulsen la labor evangelizadora. Permanecer fieles como María.
+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas
Publicamos la carta dominical para el 30 de octubre del cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona, con el título “La comunión de los santos”.
En nuestra cultura y en nuestras tradiciones están muy presentes dos fiestas cristianas que celebramos muy unidas. Se trata de Todos los Santos y los Difuntos. Son dos solemnidades riquísimas de contenido teológico y espiritual. Se trata dela Iglesiade los santos y dela Iglesiaque se purifica, respectivamente.
La solemnidad de Todos los Santos da el tono de entrada a todas las demás fiestas. Es la solemnidad de la asamblea celestial. Martimort, experto en liturgia, decía quela Iglesiano tiene una edad de oro histórica, como por ejemplo en las literaturas, a la cual sea normal referirse como clásica. La edad de oro dela Iglesiaes celestial. En cualquier época de la historia,la Iglesiaterrenal lleva en ella la presencia del Reino de Dios.
Desde el siglo V se hace memoria de los santos en las plegarias eucarísticas y su culto se desarrolla de forma progresiva. Comenzó haciendo memoria de los mártires de cada iglesia diocesana y de los mártires más famosos de las otras diócesis. Una fiesta de Todos los Santos ya es conocida en el siglo V en unas cuantas Iglesias de Oriente, desde donde pasó a Roma. El 13 de marzo de 610, el Papa Bonifacio IV transformó en iglesia el Panteón romano y lo dedicó a María y a los mártires, e hizo de este día la fiesta de Todos los Santos, que el año 835 el papa Gregorio IV pasó al día 1 de noviembre.
La fiesta de Todos los Santos pone de relieve la vocación universal de los cristianos a la santidad. Esta es la primera y fundamental vocación de los bautizados y es expresión de su gran dignidad.
La plegaria por los difuntos es una de las prácticas cristianas que nos viene desde los mismos orígenes, y de alguna manera podemos decir que es una práctica con unas raíces religiosas profundas, aunque en la fe cristiana adquiera una nueva dimensión totalmente propia. El sentido cristiano de esta plegaria por los difuntos se fundamenta en la comunión con los que han muerto y en la experiencia de la condición pecadora que nos corresponde. Con esta plegaria encomendamos a los difuntos a la misericordia de Dios. El fundamento de esta plegaria de intercesión es la fe y la comunión cristianas en la fuerza de la muerte y de la resurrección de Cristo.
La comunión de los santos consiste en que entre todos los cristianos que integranla Iglesiaen cualquiera de sus tres etapas -peregrina, purgante y triunfante- existe una verdadera comunicación espiritual de bienes, como consecuencia de la unión de todos los creyentes con Jesús y enla Iglesia, que es su Cuerpo. Los cristianos gozamos de un patrimonio común formado por los méritos de Cristo y las buenas obras y la plegaria dela Virgen Santísimay de los santos.
Nuestra fe cristiana es culto ala Viday proclamación de que la muerte no tiene la última palabra en la historia humana, porque nuestro Dios es un Dios de vivos y, por el Espíritu Santo, nos dala Vidaen Jesucristo resucitado. Estas fiestas dan su sentido auténtico a la muerte, una realidad profundamente humana. Resulta evidente lo que afirma el Concilio Vaticano II cuando dice que la muerte "es el mayor enigma de la vida humana". Sin embargo, Jesús ilumina este enigma con sus palabras: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá." La muerte, para un creyente en Cristo, es ciertamente el punto final de la vida terrenal, pero es también la aurora de una vida nueva y feliz en la posesión de Dios por toda la eternidad.
+ Lluís Martínez Sistach
Cardenal arzobispo de Barcelona
ZENIT nos ofrece el discurso que Benedicto XVI dirigió a las delegaciones que participaron en la Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo, celebrada el 27 de octubrede 2011, en Asís, Italia.
Distinguidos huéspedes, queridos amigos,
Os doy la bienvenida al Palacio Apostólico y os agradezco una vez más vuestra voluntad de tomar parte en el día de reflexión, diálogo y oración por la justicia y la paz en el mundo mantenida ayer en Asís, veinticinco años después de la reunión histórica.
En cierto sentido, esta reunión representa a centenares de miles de millones de hombres y de mujeres a través de nuestro mundo que están comprometidos activamente con la promoción de la justicia y de la paz. Es, también, un signo de amistad y de fraternidad que ha florecido como fruto de los esfuerzos de muchos pioneros en este tipo de diálogo. Que esta amistad continúe creciendo entre los seguidores de las religiones del mundo y con los hombres y mujeres de buena voluntad de todas las partes del mundo.
Quiero agradecer a mis hermanos y hermanas cristianas por su presencia fraternal, quiero agradecer también a los representantes del pueblo judío, que están especialmente cercanos a nosotros, y a todos vosotros, distinguidos representantes de las religiones del mundo. Soy consciente de que muchos habéis venido de lejos y habéis realizado un largo y arduo viaje. Expreso mi gratitud también a aquellos que representan a las personas de buena voluntad que no siguen ninguna tradición religiosa pero que están comprometidas con la búsqueda de la verdad. Están dispuestas a compartir esta peregrinación con nosotros como signo de su deseo de trabajar juntos y de construir un mundo mejor.
Mirando hacia atrás, podemos apreciar la visión del último papa Juan Pablo II en la convocatoria de la primera reunión de Asís, y en la necesidad continua de hombres y mujeres de distintas religiones de testificar juntos que el viaje del espíritu es siempre un viaje de paz.
Reuniones de este tipo son necesariamente excepcionales y poco frecuentes, sin embargo son una vívida expresión del hecho de que cada día, a través de nuestro mundo, personas de diferentes tradiciones religiosas viven y trabajan juntas en armonía. Es ciertamente importante para la causa de la paz que muchos hombres y mujeres, inspirados por sus profundas convicciones, estén comprometidas con el trabajo por el bien de la familia humana.
En este sentido, estoy seguro de que la reunión de ayer nos dió el sentido de cuán genuino es nuestro deseo de contribuir al bien de nuestros semejantes y de cuánto tenemos para compartir con el otro.
A medida que vamos por caminos separados, extraigamos de esta experiencia las fuerzas y, donde quiera que estemos, continuemos renovando este viaje que nos conduce a la verdad, la peregrinación que conduce a la paz. ¡Os doy las gracias de todo corazón!
[Traducción del original inglés por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece el discurso que el papa Padre Benedicto XVI dirigió a los participantes en el interreligioso y ecuménico Encuentro porla Paz yla Justicia en el mundo, el jueves, 27 de octubre de 2011.
Queridos hermanos y hermanas,
Distinguidos Jefes y representantes de las Iglesias y Comunidades eclesiales y de las Religiones del mundo,
queridos amigos
Han pasado veinticinco años desde que el beato papa Juan Pablo II invitó por vez primera a los representantes de las religiones del mundo a Asís para una oración por la paz. ¿Qué ha ocurrido desde entonces? ¿A qué punto está hoy la causa de la paz? En aquel entonces, la gran amenaza para la paz en el mundo provenía de la división del planeta en dos bloques contrastantes entre sí. El símbolo llamativo de esta división era el muro de Berlín que, pasando por el medio de la ciudad, trazaba la frontera entre dos mundos. En 1989, tres años después de Asís, el muro cayó sin derramamiento de sangre. De repente, los enormes arsenales que había tras el muro dejaron de tener sentido alguno. Perdieron su capacidad de aterrorizar. El deseo de los pueblos de ser libres era más fuerte que los armamentos de la violencia. La cuestión sobre las causas de este derrumbe es compleja y no puede encontrar una respuesta con fórmulas simples. Pero, junto a los factores económicos y políticos, la causa más profunda de dicho acontecimiento es de carácter espiritual: detrás del poder material ya no había ninguna convicción espiritual. Al final, la voluntad de ser libres fue más fuerte que el miedo ante la violencia, que ya no contaba con ningún respaldo espiritual. Apreciamos esta victoria de la libertad, que fue sobre todo también una victoria de la paz. Y es preciso añadir en este contexto que, aunque no se tratara sólo, y quizás ni siquiera en primer lugar, de la libertad de creer, también se trataba de ella. Por eso podemos relacionar también todo esto en cierto modo con la oración por la paz.
Pero, ¿qué ha sucedido después? Desgraciadamente, no podemos decir que desde entonces la situación se haya caracterizado por la libertad y la paz. Aunque no haya a la vista amenazas de una gran guerra, el mundo está desafortunadamente lleno de discordia. No se trata sólo de que haya guerras frecuentemente aquí o allá; es que la violencia en cuanto tal siempre está potencialmente presente, y caracteriza la condición de nuestro mundo. La libertad es un gran bien. Pero el mundo de la libertad se ha mostrado en buena parte carente de orientación, y muchos tergiversan la libertad entendiéndola como libertad también para la violencia. La discordia asume formas nuevas y espantosas, y la lucha por la paz nos debe estimular a todos nosotros de modo nuevo.
Tratemos de identificar más de cerca los nuevos rostros de la violencia y la discordia. A grandes líneas –según mi parecer– se pueden identificar dos tipologías diferentes de nuevas formas de violencia, diametralmente opuestas por su motivación, y que manifiestan luego muchas variantes en sus particularidades. Tenemos ante todo el terrorismo, en el cual, en lugar de una gran guerra, se emplean ataques muy precisos, que deben golpear destructivamente en puntos importantes al adversario, sin ningún respeto por las vidas humanas inocentes que de este modo resultan cruelmente heridas o muertas. A los ojos de los responsables, la gran causa de perjudicar al enemigo justifica toda forma de crueldad. Se deja de lado todo lo que en el derecho internacional ha sido comúnmente reconocido y sancionado como límite a la violencia. Sabemos que el terrorismo es a menudo motivado religiosamente y que, precisamente el carácter religioso de los ataques sirve como justificación para una crueldad despiadada, que cree poder relegar las normas del derecho en razón del «bien» pretendido. Aquí, la religión no está al servicio de la paz, sino de la justificación de la violencia.
A partir dela Ilustración, la crítica de la religión ha sostenido reiteradamente que la religión era causa de violencia, y con eso ha fomentado la hostilidad contra las religiones. En este punto, que la religión motive de hecho la violencia es algo que, como personas religiosas, nos debe preocupar profundamente. De una forma más sutil, pero siempre cruel, vemos la religión como causa de violencia también allí donde se practica la violencia por parte de defensores de una religión contra los otros. Los representantes de las religiones reunidos en Asís en 1986 quisieron decir –y nosotros lo repetimos con vigor y gran firmeza– que esta no es la verdadera naturaleza de la religión. Es más bien su deformación y contribuye a su destrucción. Contra eso, se objeta: Pero, ¿cómo sabéis cuál es la verdadera naturaleza de la religión? Vuestra pretensión, ¿no se deriva quizás de que la fuerza de la religión se ha apagado entre vosotros? Y otros dirán: ¿Acaso existe realmente una naturaleza común de la religión, que se manifiesta en todas las religiones y que, por tanto, es válida para todas? Debemos afrontar estas preguntas si queremos contrastar de manera realista y creíble el recurso a la violencia por motivos religiosos. Aquí se coloca una tarea fundamental del diálogo interreligioso, una tarea que se ha de subrayar de nuevo en este encuentro. A este punto, quisiera decir como cristiano: Sí, también en nombre de la fe cristiana se ha recurrido a la violencia en la historia. Lo reconocemos llenos de vergüenza. Pero es absolutamente claro que éste ha sido un uso abusivo de la fe cristiana, en claro contraste con su verdadera naturaleza. El Dios en que nosotros los cristianos creemos es el Creador y Padre de todos los hombres, por el cual todos son entre sí hermanos y hermanas y forman una única familia.La Cruzde Cristo es para nosotros el signo del Dios que, en el puesto de la violencia, pone el sufrir con el otro y el amar con el otro. Su nombre es «Dios del amor y de la paz» (2 Co 13,11). Es tarea de todos los que tienen alguna responsabilidad de la fe cristiana el purificar constantemente la religión de los cristianos partiendo de su centro interior, para que – no obstante la debilidad del hombre – sea realmente instrumento de la paz de Dios en el mundo.
Si bien una tipología fundamental de la violencia se funda hoy religiosamente, poniendo con ello a las religiones frente a la cuestión sobre su naturaleza, y obligándonos todos a una purificación, una segunda tipología de violencia de aspecto multiforme tiene una motivación exactamente opuesta: es la consecuencia de la ausencia de Dios, de su negación, que va a la par con la pérdida de humanidad. Los enemigos de la religión –como hemos dicho– ven en ella una fuente primaria de violencia en la historia de la humanidad, y pretenden por tanto la desaparición de la religión. Pero el «no» a Dios ha producido una crueldad y una violencia sin medida, que ha sido posible sólo porque el hombre ya no reconocía norma alguna ni juez alguno por encima de sí, sino que tomaba como norma solamente a sí mismo. Los horrores de los campos de concentración muestran con toda claridad las consecuencias de la ausencia de Dios.
Pero no quisiera detenerme aquí sobre el ateísmo impuesto por el Estado; quisiera hablar más bien de la «decadencia» del hombre, como consecuencia de la cual se produce de manera silenciosa, y por tanto más peligrosa, un cambio del clima espiritual. La adoración de Mamón, del tener y del poder, se revela una anti-religión, en la cual ya no cuenta el hombre, sino únicamente el beneficio personal. El deseo de felicidad degenera, por ejemplo, en un afán desenfrenado e inhumano, como se manifiesta en el sometimiento a la droga en sus diversas formas. Hay algunos poderosos que hacen con ella sus negocios, y después muchos otros seducidos y arruinados por ella, tanto en el cuerpo como en el ánimo. La violencia se convierte en algo normal y amenaza con destruir nuestra juventud en algunas partes del mundo. Puesto que la violencia llega a hacerse normal, se destruye la paz y, en esta falta de paz, el hombre se destruye a sí mismo.
La ausencia de Dios lleva al decaimiento del hombre y del humanismo. Pero, ¿dónde está Dios? ¿Lo conocemos y lo podemos mostrar de nuevo a la humanidad para fundar una verdadera paz? Resumamos ante todo brevemente las reflexiones que hemos hecho hasta ahora. He dicho que hay una concepción y un uso de la religión por la que esta se convierte en fuente de violencia, mientras que la orientación del hombre hacia Dios, vivido rectamente, es una fuerza de paz. En este contexto me he referido a la necesidad del diálogo, y he hablado de la purificación, siempre necesaria, de la religión vivida. Por otro lado, he afirmado que la negación de Dios corrompe al hombre, le priva de medidas y le lleva a la violencia.
Junto a estas dos formas de religión y anti-religión, existe también en el mundo en expansión del agnosticismo otra orientación de fondo: personas a las que no les ha sido dado el don de poder creer y que, sin embargo, buscan la verdad, están en la búsqueda de Dios. Personas como éstas no afirman simplemente: «No existe ningún Dios». Sufren a causa de su ausencia y, buscando lo auténtico y lo bueno, están interiormente en camino hacia Él. Son «peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz». Plantean preguntas tanto a una como a la otra parte. Despojan a los ateos combativos de su falsa certeza, con la cual pretenden saber que no hay un Dios, y los invitan a que, en vez de polémicos, se conviertan en personas en búsqueda, que no pierden la esperanza de que la verdad exista y que nosotros podemos y debemos vivir en función de ella. Pero también llaman en causa a los seguidores de las religiones, para que no consideren a Dios como una propiedad que les pertenece a ellos hasta el punto de sentirse autorizados a la violencia respecto a los demás. Estas personas buscan la verdad, buscan al verdadero Dios, cuya imagen en las religiones, por el modo en que muchas veces se practican, queda frecuentemente oculta. Que ellos no logren encontrar a Dios, depende también de los creyentes, con su imagen reducida o deformada de Dios. Así, su lucha interior y su interrogarse es también una llamada a a nosotros creyentes, a todos los creyentes, a purificar su propia fe, para que Dios –el verdadero Dios– se haga accesible. Por eso he invitado de propósito a representantes de este tercer grupo a nuestro encuentro en Asís, que no sólo reúne representantes de instituciones religiosas. Se trata más bien del estar juntos en camino hacia la verdad, del compromiso decidido por la dignidad del hombre y de hacerse cargo en común de la causa de la paz, contra toda especie de violencia destructora del derecho. Para concluir, quisiera aseguraros quela Iglesiacatólica no cejará en la lucha contra la violencia, en su compromiso por la paz en el mundo. Estamos animados por el deseo común de ser «peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz».
Os doy las gracias
[© Copyright 2011 - Libreria Editrice Vaticana]
Columna de opinión de monseñor Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú y miembro dela Comisión Episcopal de Pastoral Social, publicada el 23 de octubre de 2011. (AICA)
Cuando nos despedimos por un tiempo de alguien que queremos mucho, solemos elegir con sumo cuidado las palabras y los silencios. El Evangelio de san Mateo nos relata ese momento tan importante en los últimos renglones que escribió. Nos cuenta que después de su Resurrección Jesús citó a sus Apóstoles en la montaña y les dijo: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” (Mateo 28, 19-20). Es importante ver que Jesús manda a predicar y bautizar, a decir una enseñanza y a celebrar un sacramento. La fe no es transmitir un mensaje, sino recibir la misma vida de Jesús resucitado por medio del bautismo.
Y gracias a que los Apóstoles cumplieron este mandato, hoy tenemos fe. Somos hijos de Dios.
La misión que Dios Padre encomendó a Jesús no terminaba en enseñarnos cosas muy importantes para la vida, sino en hacernos familia suya. Hacerse cristiano no es aceptar ideas, sino encontrarse con Alguien que nos llena de alegría. La fe nos hace caer en la cuenta de que es el mismo Jesús el que camina a nuestro lado.
Hace unos cuantos años enla Iglesiadedicamos el mes de octubre a rezar por las misiones. Especialmente por aquellos varones y mujeres de diversas vocaciones que dedican su vida a anunciarla Buena Noticiade Jesús a quienes no lo conocen. Sacerdotes, religiosas, religiosos, laicos y hasta familias enteras. Ellos siembranla Palabrasin ver frutos. Padecen dificultades, sufren persecuciones y algunos mueren mártires. Dan la vida para comunicar la alegría de la fe.
Nuestro compromiso es rezar por ellos, para que Dios los sostenga con la fuerza del Espíritu Santo. Sin la asistencia especial del Espíritu es imposible su tarea. Muchas veces leo o me cuentan historias concretas de lo que estos hermanos nuestros realizan y me quedo maravillado dando gracias a Dios. También hemos realizado una colecta para sostener algunas obras de servicio a los más pobres –escuelas, salas de salud, leprosarios, asilos– que son un signo del Amor de Dios por los que más sufren.
Pero también debemos aprovechar este tiempo para revisar el modo en que cada uno y nuestras comunidades estamos viviendo y comunicando la fe. ¿Somos misioneros en el barrio con los vecinos? ¿Tenemos una vida coherente, un testimonio concreto? Misión implica envío, salida hacia algún lugar, poner en palabras un contenido de fe. Para los cristianos la misión es una actitud de vida.
En el año 2007, enla Asambleade obispos que hubo en Aparecida-Brasil, se destacó que la misión es responsabilidad de cada bautizado. Todos somos llamados a ser misioneros. En esa oportunidad el Papa Benedicto XVI dijo que “ser discípulos y misioneros son las dos caras de una misma medalla”.
Un canto, que a veces rezamos en las misas, dice: “¡Qué misión tan bella es ser Apóstol! / Seguir a Jesús por donde vaya / Anunciar con gozo su Evangelio / Ser para los hombres portadores de su Paz”. Demos gracias a Dios por el sacerdote que nos bautizó, por los catequistas que nos ayudaron a crecer en la fe, y recemos por quienes dan la vida en tierras de Misión.
Por último, el pasaje del evangelio de san Mateo citado al principio, terminaba con una promesa de Jesús: “Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo”. Confiando en esta presencia de Jesús, demos testimonio de su amor.
Mons. Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú
Texto del micro radial de monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe dela Vera Cruz, emitido por LT 9 (23 de octubre de 2011). (AICA)
LA FE EN DIOS PURIFICA LO RELIGIOSO
En el mundo actual es común confundir lo auténticamente religioso, como relación libre y confiada del hombre en Dios, con una serie de formas con las que se pretende manejar lo que se nos presenta como incierto. Parecería que lo religioso se identifica con lo irracional y con ese mundo de fuerzas que no manejamos. Se recurre a lo religioso, además, para obtener beneficios y resultados, hay como un retroceso en esto al mundo mágico del paganismo.
La verdadera fe en Dios no es garantía de un éxito inmediato, sino una mirada que ilumina y da sentido a nuestra vida, incluso frente a lo adverso, incluida la misma muerte, porque ella, la fe, nos introduce en la verdad de nuestra condición de criaturas.
La fe sabe aceptar, además, la autonomía de lo humano con sus propias leyes. La fe no vive buscando milagros, tampoco es un recetario de respuestas, sino el encuentro con un Dios que nos abre el camino a la vida con un horizonte más amplio que lo inmediato. La fe nos habla de la grandeza y de los límites del hombre como ser creado, pero nos dice que vivimos bajo la mirada providente de Dios y con un destino trascendente. La fe da sentido y esperanza a nuestro peregrinar por este mundo.
Es importante recuperar el sentido de Dios para recrear una auténtica relación religiosa en el hombre. Cuando le preguntan a Jesús cuál es mandamiento mayor él responde diciendo: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás al prójimo como a ti mismo” (Mt. 22, 37-39). Cuando Dios es verdaderamente Dios, cuando es alguien a quién no podemos manejar o disponer, entonces se inicia un auténtico camino de relación con él. Cuando Dios ocupa su lugar, lo religioso se purifica y el hombre crece en la madurez de su fe.
A esto se opone lo que se conoce con el nombre de superstición que: “es la desviación del sentimiento religioso”, y lleva a utilizar, incluso, las mismas prácticas e imágenes religiosas en un sentido mágico, en el que se atribuye “su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o signos religiosos, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen” (Catecismo dela Iglesia Católican. 2110-2011). Este peligro siempre está presente cuando Dios deja de ser Dios, y se convierte en un instrumento del hombre al servicio de sus necesidades.
Creo que es necesario retomar una catequesis sobre el verdadero sentido de Dios para purificar y elevar la salud religiosa del hombre. Volver la mirada a Dios de la mano y dela Palabrade Jesucristo, es la mejor catequesis para conocerlo y amarlo sobre todas las cosas. Cuando uno de los apóstoles le dice: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”, Jesús le responde: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto ha visto al Padre” (Jn. 14, 8-9). Jesucristo es, para el hombre, la garantía de un conocimiento de Dios y de un verdadero espíritu religioso.
Él, el Hijo de Dios, se ha hecho hombre para que el hombre encuentre el camino hacia Dios. Ha llegado la hora, nos dirá: “en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad... Dios es espíritu, concluye, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad” (Jn. 4, 23-24). Esto nos aleja de todo intento de disponer o manejar a Dios, por el contrario, pone las bases de una auténtica vida religiosa que da sentido y confianza al hombre.
Reciban de su Obispo, junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor Jesús.
Mons. José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe dela Vera Cruz
Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (23 de octubre de 2011). (AICA)
EL HOMBRE TIENDE A DIVIDIR Y DIOS A UNIR
Evangelio según San Mateo 22, 34-40 (ciclo A)
Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en ese lugar, y uno de ellos, que era doctor dela Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande dela Ley?".
Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento.
El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos dependen todala Leyy los Profetas".
“El hombre tiende a dividir y Dios tiende a unir.”
A veces uno pensaba “para estar cerca de Dios, tengo que amar a Dios y despreciar a los hombres”; o “para amar bien a los hombres tengo que acercarme a ellos y separarme o negar a Dios”. Sin embargo, nuestra vida es una vida de síntesis, donde amabas realidades están anticipadas en Jesucristo, el verdadero Dios y verdadero Hombre. Su Persona Divina, donde esta incorporado lo humano, nos enseña a vivir esta doble realidad como si fuera una única realidad.
Mirando a Cristo, uno se da cuenta que tiene que abrirse a Dios. Y abriéndose a Dios encuentra a los hermanos. Y amando a los hermanos, está encontrando el amor de Dios. ¿Por qué?, porque nos falta síntesis.
Vivimos una sociedad atomizad
Vivimos una sociedad individualista,
Vivimos una sociedad relativista y subliminal en todo.
¡Todo es relativo!, ¡todo es lo que uno siente!, ¡todo sólo por hoy, donde el futuro no tiene demasiada implicancia!, ¡no hay cosas para más tiempo o para más adelante!
¡Por eso, es importante darnos cuenta que tenemos que retomar el sentido unitivo de nuestra vida: lo divino y lo humano; Dios y los hombres!
Tenemos que vivir de esta forma: lo interno tiene que expresarse en lo externo; lo teórico tiene que meterse en la práctica; la oración tiene que insertarse en la vida; la fe tiene que expresarse en obras y que Dios tiene que llevarnos -siempre- a nuestro hermano, al prójimo, a todos.
La respuesta en este mandamiento, amar a Dios con todo el corazón, con toda la vida, con toda el alma y amar al prójimo como a sí mismo, de estos dos mandamientos depende todala Leyy los Profetas; de estos dos mandamientos depende si nosotros vivimos una vida sabia o si queremos vivirla vacía y superficial.
Pidamos al Señor tener luz, para poder vivir como corresponde: amando a Dios y amando en serio a nuestros hermanos; amando en verdad y no usando a nuestros hermanos; sirviendo a Dios y dando a nuestros hermanos. Pero todo esto en espíritu y en verdad.
Les dejo mi bendición, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús
ZENIT nos ofrece el mensaje del Papa, con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que fue presentado el martes 25 de Octubre de 2011 en el Aula Juan Pablo II de la Sala de Prensa de la Santa Sede.
Queridos hermanos y hermanas:
Anunciar a Jesucristo, único Salvador del mundo, «constituye la misión esencial de la Iglesia; una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes» (Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, 14). Más aún, hoy notamos la urgencia de promover, con nueva fuerza y modalidades renovadas, la obra de evangelización en un mundo en el que la desaparición de las fronteras y los nuevos procesos de globalización acercan aún más las personas y los pueblos, tanto por el desarrollo de los medios de comunicación como por la frecuencia y la facilidad con que se llevan a cabo los desplazamientos de individuos y de grupos. En esta nueva situación debemos despertar en cada uno de nosotros el entusiasmo y la valentía que impulsaron a las primeras comunidades cristianas a anunciar con ardor la novedad evangélica, haciendo resonar en nuestro corazón las palabras de san Pablo: «El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1 Co 9,16).
El tema que he elegido este año para la Jornada mundial del emigrante y del refugiado – Migraciones y nueva evangelización – nace de esta realidad. En efecto, el momento actual llama a la Iglesia a emprender una nueva evangelización también en el vasto y complejo fenómeno de la movilidad humana, intensificando la acción misionera, tanto en las regiones de primer anuncio como en los países de tradición cristiana.
El beato Juan Pablo II nos invitaba a «alimentarnos de la Palabra para ser "servidores de la Palabra" en el compromiso de la evangelización…, [en una situación] que cada vez es más variada y comprometedora, en el contexto de la globalización y de la nueva y cambiante mezcla de pueblos y culturas que la caracteriza» (Carta apostólica Novo millennio ineunte, 40). En efecto, las migraciones internas o internacionales realizadas en busca de mejores condiciones de vida o para escapar de la amenaza de persecuciones, guerras, violencia, hambre y catástrofes naturales, han producido una mezcla de personas y de pueblos sin precedentes, con problemáticas nuevas no solo desde un punto de vista humano, sino también ético, religioso y espiritual. Como escribí en el Mensaje del año pasado para esta Jornada mundial, las consecuencias actuales y evidentes de la secularización, la aparición de nuevos movimientos sectarios, una insensibilidad generalizada con respecto a la fe cristiana y una marcada tendencia a la fragmentación hacen difícil encontrar una referencia unificadora que estimule la formación de «una sola familia de hermanos y hermanas en sociedades que son cada vez más multiétnicas e interculturales, donde también las personas de diversas religiones se ven impulsadas al diálogo, para que se pueda encontrar una convivencia serena y provechosa en el respeto de las legítimas diferencias». Nuestro tiempo está marcado por intentos de borrar a Dios y la enseñanza de la Iglesia del horizonte de la vida, mientras crece la duda, el escepticismo y la indiferencia, que querrían eliminar incluso toda visibilidad social y simbólica de la fe cristiana.
En este contexto, los inmigrantes que han conocido a Cristo y lo han acogido son inducidos con frecuencia a no considerarlo importante en su propia vida, a perder el sentido de la fe, a no reconocerse como parte de la Iglesia, llevando una vida que a menudo ya no está impregnada de Cristo y de su Evangelio. Crecidos en el seno de pueblos marcados por la fe cristiana, a menudo emigran a países donde los cristianos son una minoría o donde la antigua tradición de fe ya no es una convicción personal ni una confesión comunitaria, sino que se ha visto reducida a un hecho cultural. Aquí la Iglesia afronta el desafío de ayudar a los inmigrantes a mantener firme su fe, aun cuando falte el apoyo cultural que existía en el país de origen, buscando también nuevas estrategias pastorales, así como métodos y lenguajes para una acogida siempre viva de la Palabra de Dios. En algunos casos se trata de una ocasión para proclamar que en Jesucristo la humanidad participa del misterio de Dios y de su vida de amor, se abre a un horizonte de esperanza y paz, incluso a través del diálogo respetuoso y del testimonio concreto de la solidaridad, mientras que en otros casos existe la posibilidad de despertar la conciencia cristiana adormecida a través de un anuncio renovado de la Buena Nueva y de una vida cristiana más coherente, para ayudar a redescubrir la belleza del encuentro con Cristo, que llama al cristiano a la santidad dondequiera que se encuentre, incluso en tierra extranjera.
El actual fenómeno migratorio es también una oportunidad providencial para el anuncio del Evangelio en el mundo contemporáneo. Hombres y mujeres provenientes de diversas regiones de la tierra, que aún no han encontrado a Jesucristo o lo conocen solamente de modo parcial, piden ser acogidos en países de antigua tradición cristiana. Es necesario encontrar modalidades adecuadas para ellos, a fin de que puedan encontrar y conocer a Jesucristo y experimentar el don inestimable de la salvación, fuente de «vida abundante» para todos (cf. Jn 10,10); a este respecto, los propios inmigrantes tienen un valioso papel, puesto que pueden convertirse a su vez en «anunciadores de la Palabra de Dios y testigos de Jesús resucitado, esperanza del mundo» (Exhortación apostólica Verbum Domini, 105).
En el comprometedor itinerario de la nueva evangelización en el ámbito migratorio, desempeñan un papel decisivo los agentes pastorales – sacerdotes, religiosos y laicos –, que trabajan cada vez más en un contexto pluralista: en comunión con sus Ordinarios, inspirándose en el Magisterio de la Iglesia, los invito a buscar caminos de colaboración fraterna y de anuncio respetuoso, superando contraposiciones y nacionalismos. Por su parte, las Iglesias de origen, las de tránsito y las de acogida de los flujos migratorios intensifiquen su cooperación, tanto en beneficio de quien parte como, de quien llega y, en todo caso, de quien necesita encontrar en su camino el rostro misericordioso de Cristo en la acogida del prójimo. Para realizar una provechosa pastoral de comunión puede ser útil actualizar las estructuras tradicionales de atención a los inmigrantes y a los refugiados, asociándolas a modelos que respondan mejor a las nuevas situaciones en que interactúan culturas y pueblos diversos.
Los refugiados que piden asilo, tras escapar de persecuciones, violencias y situaciones que ponen en peligro su propia vida, tienen necesidad de nuestra comprensión y acogida, del respeto de su dignidad humana y de sus derechos, así como del conocimiento de sus deberes. Su sufrimiento reclama de los Estados y de la comunidad internacional que haya actitudes de acogida mutua, superando temores y evitando formas de discriminación, y que se provea a hacer concreta la solidaridad mediante adecuadas estructuras de hospitalidad y programas de reinserción. Todo esto implica una ayuda recíproca entre las regiones que sufren y las que ya desde hace años acogen a un gran número de personas en fuga, así como una mayor participación en las responsabilidades por parte de los Estados.
La prensa y los demás medios de comunicación tienen una importante función al dar a conocer, con exactitud, objetividad y honradez, la situación de quienes han debido dejar forzadamente su patria y sus seres queridos y desean empezar una nueva vida.
Las comunidades cristianas han de prestar una atención particular a los trabajadores inmigrantes y a sus familias, a través del acompañamiento de la oración, de la solidaridad y de la caridad cristiana; la valoración de lo que enriquece recíprocamente, así como la promoción de nuevos programas políticos, económicos y sociales, que favorezcan el respeto de la dignidad de toda persona humana, la tutela de la familia y el acceso a una vivienda digna, al trabajo y a la asistencia.
Los sacerdotes, los religiosos y las religiosas, los laicos y, sobre todo, los hombres y las mujeres jóvenes han de ser sensibles para ofrecer apoyo a tantas hermanas y hermanos que, habiendo huido de la violencia, deben afrontar nuevos estilos de vida y dificultades de integración. El anuncio de la salvación en Jesucristo será fuente de alivio, de esperanza y de «alegría plena» (cf. Jn 15,11).
Por último, deseo recordar la situación de numerosos estudiantes internacionales que afrontan problemas de inserción, dificultades burocráticas, inconvenientes en la búsqueda de vivienda y de estructuras de acogida. De modo particular, las comunidades cristianas han de ser sensibles respecto a tantos muchachos y muchachas que, precisamente por su joven edad, además del crecimiento cultural, necesitan puntos de referencia y cultivan en su corazón una profunda sed de verdad y el deseo de encontrar a Dios. De modo especial, las Universidades de inspiración cristiana han de ser lugares de testimonio y de irradiación de la nueva evangelización, seriamente comprometidas a contribuir en el ambiente académico al progreso social, cultural y humano, además de promover el diálogo entre las culturas, valorizando la aportación que pueden dar los estudiantes internacionales. Estos se sentirán alentados a convertirse ellos mismos en protagonistas de la nueva evangelización si encuentran auténticos testigos del Evangelio y ejemplos de vida cristiana.
Queridos amigos, invoquemos la intercesión de María, Virgen del Camino, para que el anuncio gozoso de salvación de Jesucristo lleve esperanza al corazón de quienes se encuentran en condiciones de movilidad por los caminos del mundo. Aseguro todos mi oración, impartiendo la Bendición Apostólica.
Vaticano, 21 de septiembre de 2011
BENEDICTUS PP. XVI
[Texto original en español
©Libreria Editrice Vaticana]
Reflexión a las lecturas del domingo de la solemnidad de Jesucristio, Rey del Universo, - A, ofrecida por el sacerdote Don Juan Manuel Pérez Piñero bajo el epígrafe ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR.
ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR
Domingo 34º del T. Ordinario A
Queridos amigos y amigas:
La Solemnidad de Cristo Rey Universo es una fiesta muy hermosa
¡Cuántas resonancias, cuantos “ecos” despierta en el corazón de todos nosotros, de todos los cristianos!
No es una fiesta muy antigua. Fue instituida el año 1925 en un contexto social, político y eclesial completamente distinto al nuestro. No podemos detenernos ahora en ello.
La Reforma conciliar la ha colocado en el domingo 34º, el último, del Año Litúrgico.
Hay que situarla, por tanto, en el contexto en que nos encontramos estas últimas semanas: Estamos recordando y celebrando la espera de la Venida gloriosa del Señor.
Resumiendo mucho, podíamos decir que el Año Litúrgico termina como terminará la Historia: con la grandeza y la gloria de Cristo Rey del Universo. En efecto, esta solemnidad viene a señalarnos con fuerza quela Historiahumana no terminará en una destrucción o en un fracaso sino en la manifestación plena y gloriosa de Cristo Rey del Universo, en el gozo de un encuentro eterno. “Y su Reino no tendrá fin”, rezamos en el Credo. Y a Santa Teresa le gustaba repetir: “Por siempre, siempre, siempre.
Al llegar a este domingo, podemos hacer un resumen de lo que nos enseñan estos tres últimos domingos.
El domingo 32º, la parábola de las vírgenes prudentes respondía a la pregunta: “¿Cuándo serála Venidade Jesucristo al mundo?”
Y el mismo Cristo nos respondía en el Evangelio: “Velad, porque no sabías el día ni la hora”.
El domingo pasado, las lecturas respondían a otra pregunta: “¿Y qué hacemos mientras esperamos?”
La parábola de los talentos nos decía: “Nuestra tarea es negociar con los talentos que se nos han confiado con destreza, ilusión, esmero, generosidad…”
Y este domingo de Cristo Rey responde a dos preguntas: “¿Y cómo vendrá el Señor?” “¿Y para qué vendrá?”
Hace ya mucho tiempo, vino pobre y humilde a Belén. Entonces vendrá lleno de gloria para juzgar a vivos y muertos… según haya sido nuestra conducta, especialmente, con los más necesitados: los hambrientos, los sedientos, los forasteros, los que no tienen ropa, los enfermos, los encarcelados…
Nunca reflexionaremos bastante sobre la enseñanza y advertencia que nos hace hoy el Señor: “Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”.
Y a la inversa.
¡Cuántas reflexiones tendríamos que hacer aquí!
Según eso, a unos dirá: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo…” Y a los otros: “Apartaos de mi, malditos; Id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles…”
¡Impresionante! ¡Muy impresionante!
Por tanto, el hecho de que venga a juzgar no quiere decir que viene a condenar…
Juzgar para Dios no es sólo y, ante todo, castigar… Todo lo contrario… Fundamentalmente, viene a traer la recompensa, el salario, el premio a cada uno.
Pero si alguien no quiere seguir el camino señalado por el Evangelio, llegará a donde conduce el otro camino que ha ido eligiendo libremente en cada momento de su existencia.
Y si esto es así, es lógico que deseen que vuelva Jesucristo los que actúan conforme a su voluntad… Y que la ignoren, la menospre-cien, la teman…, los que andan por otros senderos…
Más todavía, son muchos los cristianos que tienen toda su esperanza en la recompensa divina de aquel Día. Escribía S. Pablo: “Os anima esto (su vida de fe y caridad) la esperanza de lo que Dios os tiene reservado en el Cielo…” (Col 1, 3 - 6).
"En el atardecer de la vida, seremos juzgados sobre el amor", decía S. Juan dela Cruz.
¿Quién no será capaz de contemplar y valorar todo el bien que tantos hombres y mujeres hacen cada día a su prójimo? ¡Es tanta la gente consagra tiempo, esfuerzos recursos, incluso, toda su vida a hacer el bien, tantas veces, de un modo anónimo!
Pero cuando abrimos esta página del Evangelio y la proyectamos sobre tanta hambre y tanta miseria, sobre tanto sufrimiento y tanta muerte… Cuando contemplamos al mundo entero convertido en un “valle de lágrimas” nos sentimos desfallecer, nos quedamos sin palabras y nos estremece pensar en lo que será aquel Día para tantos y tantos agentes del mal.
Son muchos los que tratan de suavizar tanto el juicio de Dios, que, a veces, queda casi diluido…
Es verdad que ser cristiano entraña siempre una llamada a la esperanza, a veces, contra toda esperanza. Pero lo cierto es que el Rey del Universo no puede ser insensible, indiferente..., ante tanto bien y tanto mal como se realiza cada día en el mundo…
¡Tiene que haber un desenlace! Y el resultado, ¡¡depende de cada uno!!
¡Feliz Domingo! ¡Feliz Día del Señor!
Homilía pronunciada por monseñor Carlos María Franzini, obispo de Rafaela, en la misa celebrada en la Iglesia catedral con ocasión de la Fiesta Patronal de la ciudad,
24 de octubre de 2011, 130º aniversario de Rafaela. (AICA)
LA «CASA COMÚN» QUE NOS HERMANA
Queridos hermanos:
1. Una vez más nos reunimos en esta iglesia Catedral, “la casa común” que nos cobija y nos hermana, para celebrar al Santo Patrono San Rafael y un nuevo aniversario dela Solemne Dedicaciónde este templo. Además celebramos con todos los rafaelinos un nuevo aniversario de la formación de la ciudad.
2. Este año añadimos a la celebración de nuestro centésimo trigésimo aniversario, el aniversario de los hermanamientos con las ciudades de Sigmaringendorf y Fossano, a las que nos ligan vínculos entrañables desde hace muchos años.
3. La fe, que está en la raíz de nuestra historia y de nuestra cultura, nos aporta su luz para penetrar en el significado profundo de cuanto estamos celebrando.
4. Este hermoso edificio es expresión material y plástica del templo espiritual que formamos los creyentes. Como la casa de la familia expresa el “hogar” que la habita, así también esta iglesia manifiesta la vida, la fe, la pujanza y los valores fundantes de nuestra comunidad rafaelina. Mucho más hoy, finalizada su puesta en valor gracias al esfuerzo de toda la comunidad.
5. Los gringos pioneros, reconociendo que la dimensión religiosa es esencial a las personas y las comunidades, quisieron contar desde los inicios con un espacio material donde celebrar su fe en el Padre de todos, para tejer desde allí vínculos sólidos de fraternidad. Como toda familia tiene derecho a una vivienda digna, en la que puedan crecer cotidianamente los vínculos familiares, así también la familia cristiana necesita su espacio físico donde cobijarse para afianzar vínculos de filiación, fraternidad y servicio.
6. Es un escándalo y un desafío para nuestra ciudad y nuestra patria que todavía hoy haya hermanos nuestros que no puedan acceder al derecho a una vivienda digna. Así también es penoso constatar que en algunos lugares haya hermanos que no puedan contar con el espacio físico y espiritual necesarios para vivir su fe, celebrarla y manifestarla, o –peor aún- que algunos pretendan que los signos religiosos puedan ser ofensivos o discriminatorios en algún sentido.
7. Pero de poco sirve la casa material si en ella no se construye día a día la familia. De poco sirve este hermoso templo, y cuanto se ha hecho para embellecerlo, si no crecen cotidianamente los vínculos comunitarios. De poco sirve festejar nuestro aniversario como ciudad si no sentimos anhelos genuinos de habitar la “casa común” como hermanos, como familia. Por ello esta fecha es una nueva oportunidad, una nueva llamada para renovar nuestra vocación a la fraternidad; a ser y vivir como hermanos; a reconocer que los lazos que nos vinculan son más fuertes que ocasionales diferencias; a hacer una nueva opción por una convivencia fraternal en la ciudad. Opción que se hará concreta y manifiesta en el ejercicio constante y sincero del diálogo; en el respeto mutuo y la capacidad de disenso, que enriquece y complementa. Opción que supone superar la crispación, la agresión verbal y la denuncia ligera o infundada, la descalificación mutua o la sospecha como estilo de convivencia.
8. Hoy nos acompañan estos apreciados hermanos venidos de lejos. El “hermanamiento” no debería ser un mero acto protocolar o folklórico sino una expresión concreta del deseo de crear siempre nuevos vínculos de fraternidad a todo nivel. Los “hermanamientos” con Sigmaringendorff y Fossano nos estimulan a reconocer que la fraternidad nos abre más allá de nosotros mismos: con estas ciudades y estos hermanos que nos visitan; con las ciudades y pueblos vecinos y de la región, abiertos a la provincia, a otras provincias e incluso a países limítrofes. Pero también abiertos y acogedores con los que llegan a nuestra ciudad en búsqueda de trabajo y progreso, sin distinción de raza, color o credo, para construir una ciudad grande, progresista y solidaria.
9. Así también a nuestros hermanos procedentes de Alemania e Italia esta experiencia les invita a llevar este mensaje a sus tierras de origen, para que en ellas se cultive este mismo espíritu de apertura y acogida para con quienes hoy llegan a Europa en búsqueda de nuevos horizontes, como en siglos pasados los europeos fueron acogidos generosamente en estas tierras, ayudándolas a ser lo que hoy son.
10. En definitiva, a cada uno de los que hoy estamos aquí, la celebración que compartimos nos llama volver a optar por la fraternidad allí donde vivimos cotidianamente: la familia, el ámbito de estudio o trabajo, el barrio, la ciudad, la patria. La vocación filial y fraterna anida en el corazón de toda persona; no dejemos que la puedan frustrar la indiferencia, el egoísmo o la comodidad. No dejemos que el localismo, la mirada estrecha, ni mucho menos la discriminación o la xenofobia sean obstáculos en la construcción de un estilo fraterno y solidario de convivencia.
11. San Rafael, a quien la tradición bíblica y espiritual reconoce como “medicina de Dios” y “compañero de camino”, nos cure de toda tendencia individualista y nos acompañe en el camino de la vida para recorrerlo junto a los hermanos, construyendo cotidianamente una auténtica familia.
Mons. Carlos María Franzini, obispo de Rafaela
DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN
38201. La Laguna. Tenerife.
Tfno. 922-25 86 40 / Extensión 8
e-mail: [email protected]
Boletín 456
LAS NOTICIAS AMPLIADAS PUEDEN VERLAS ENTRANDO EN NUESTRO BLOG. Textos, sonidos, e imágenes los tienen en: http://www.comunicacionobispadodetenerife.blogspot.com/
Para consultar on line el PDP 2011-2015, el tríptico informativo, etc. se puede hacer entrando en la página web: www.obispadodetenerife.es
Cáritas Diocesana de Tenerife llevará a cabo su “XV Escuela de Otoño” el próximo sábado 19 de noviembre, en el Seminario Diocesano, a partir de las 9:00 horas. Bajo el lema “¡Tú eres una pieza importante!”, esta escuela de formación social pretende crear un espacio dedicado al encuentro, al acercamiento y al compartir. Por tal motivo, todas aquellas personas que en nuestra provincia colaboran con la labor de Cáritas, especialmente los voluntarios, están invitadas a participar en esta escuela.
Cabe resaltar que en esta cita, se contará con la participación de Vicente Altaba, Delegado Episcopal de Cáritas Española. Además de ofrecer la ponencia: "Retos del voluntariado", a las 11:30 horas, Altaba también desarrollará un taller formativo para sacerdotes, con el tema “El ministerio sacerdotal en Cáritas”, de 12:30 a 14:00 horas.
La Universidad de La Laguna (ULL) y el Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (ISTIC), iniciarán el próximo lunes 21 sus jornadas “Jóvenes y Teología: nuevos lenguajes en la Pastoral de Jóvenes”. Esta convocatoria se desarrolla dentro del XXVI Semana de Teología del ISTIC y congregará a un importante elenco de ponentes.
La semana se abrirá con la ponencia: “Se pusieron a hablar en otras lenguas, según el espíritu les concedía expresarse”, ofrecida por el profesor de Teología Pastoral Juvenil en el ISCR Juan Pablo II, Alejandro Abrante. Ese mismo día, también participará el Catedrático de Teología de la Facultad de Teología de Burgos, Roberto Calvo, quien responderá a la pregunta: “¿En qué escenario juvenil nos movemos?”. Hasta el viernes 25, se contará también con la presencia de otras personalidades de la investigación y la formación vinculadas a este campo, como lo es el periodista y delegado de la Comunicación de la Congregación Salesiana, Francisco Javier Valiente.
El Encuentro Diocesano de Familias tendrá lugar el domingo, 27 de noviembre, en la parroquia de Santa Isabel de Portugal, en El Fraile, Arona. La acogida y bienvenida tendrá lugar a las 10:00 horas. Posteriormente, en torno a las 11:00 horas, Víctor González, padre de familia, licenciado en Ciencias Religiosas y Máster en Catequética, impartirá la charla: “De excursión a Emaús…en Familia” (El asfalto, los semáforos y las rotondas de la “Nueva Evangelización”). Cabe señalar, que tras el trabajo de la mañana y la parte lúdica de la tarde, el obispo, Bernardo Álvarez presidirá la Eucaristía a las 16:00 horas.
Una treintena de sacerdotes han venido realizando esta semana, en la Casa de Espiritualidad de Santa Cruz de Tenerife, una tanda de ejercicios espirituales dirigidos por Juan María Uriarte, obispo emérito de San Sebastián.
La delegación de Pastoral Vocacional ha publicado las fechas de las próximas convivencias vocacionales en el Seminario Diocesano para chicos, a partir de 5º de Primaria, que presenten inquietud en este tema. La primera será el 3 de diciembre, a partir de las 10:00 horas y durará hasta después de almuerzo. Cuantos lo deseen han de ponerse en contacto con el seminario llamando al 922 25 25 40.
En la mañana del pasado martes, Cáritas Diocesana de Tenerife, a través del Proyecto Drago-desintoxicación, desarrolló una jornada de sensibilización con motivo del Día Mundial sin Alcohol. Tras la apertura por parte del director de la institución, Leonardo Luís del Castillo, intervino Pilar Teresa Díaz Luís, directora General de Drogodependencias. La jornada contó con diferentes ponencias relacionadas con el consumo de alcohol y la situación de crisis socio-económica.
Cáritas Arciprestal de La Orotava invita a compartir una comida canaria a beneficio del proyecto de Cáritas Diocesana "Casa de Acogida María Blanca", del Puerto de la Cruz que atiende a los hermanos "sin techo". El almuerzo solidario, con precio de 15 euros, tendrá lugar el domingo 27 de noviembre, en el Centro de Convenciones del Parque Tahoro, a partir de las 14 horas. Las entradas se pueden adquirir en las parroquias del Arciprestazgo de la Orotava. Hay fila cero.
Siguiendo con Cáritas Diocesana de Tenerife, apuntar que esta institución, a través de su proyecto El Surco de Comercio Justo ha convocado al 4º Concurso de Postales de Navidad bajo el título: “Creemos en la Navidad”. La postal que resulte ganadora será con la que Cáritas Diocesana de Tenerife felicite la Navidad2011 asus socios, instituciones, amigos, etc.
Los días 10 y 11 de diciembre, en el Seminario Diocesano, tendrá lugar el curso: "Emaús. Para gustar la Palabra de Dios", dirigido por Enrique Vilar y Carmen Abate. Se trata de una iniciativa propuesta por la delegación para la Nueva Evangelización que consistirá en propiciar el encuentro personal con Jesús en la Palabra. Dicho curso está destinado a agentes de pastoral y a cuantos se sientan invitados a recorrer el camino de Jerusalén con Jesús Resucitado. Para poder matricularse, se ha facilitado el número de teléfono: 619 035 290 y el correo electrónico: [email protected].
Este sábado 19 de noviembre, desde la Coordinadora Arciprestal de Pastoral Juvenil de La Orotava, se ha previsto la celebración, por segundo año consecutivo, de una vigilia de oración, en la Ermita de Nuestra Señora de las Nieves, en Las Cañadas del Teide, que comenzará a las 19.00h. Se trata de un momento de encuentro íntimo con el Señor, en el incomparable marco de este parque natural, que permitirá contemplar los caprichos de la naturaleza y la inmensidad del cielo, dando gracias a Dios por ello.
El movimiento de Cursillos de Cristiandad llevará a cabo sus próximos cursillos: del 25 al 27 de noviembre en La Palma y del 27 al 29 de enero en Tenerife.
La campaña de la Luz de la Paz de Belén comenzó a organizarse originalmente en Austria como parte de una iniciativa benéfica dedicada a niños y niñas necesitadas. Desde 1990 comenzaron a cooperar los Scouts de muchos países. Este año, en nuestra Diócesis, la celebración va a tener lugar en la Parroquia de Nuestra Señora de Las Nieves, en Finca España, el sábado 10 de Diciembre a las 19:00 horas, presidida por el Obispo.
El pasado 12 de noviembre se vivió una jornada inolvidable en las Escuelas Pías, en Santa Cruz de Tenerife, con el Encuentro Diocesano de Jóvenes. Según muchos participantes, una verdadera experiencia de fe. “¡Ojajá!” fue el grito de los jóvenes que cantaban al son de la música y del alegre colorido que marcó la batuta del Señor al final del encuentro 2011.
Los periódicos regionales se hicieron eco de esta jornada y, de hecho, “El Día” abrió su portada del lunes con una foto a tres columnas de parte del grupo de jóvenes junto al obispo, Bernardo Álvarez. "El espíritu de la JMJ continúa vivo" fue como tituló este rotativo la singular cita con los jóvenes de nuestra diócesis acompañado del siguiente texto: "Cerca de un millar de jóvenes de la provincia de Santa Cruz de Tenerife participaron el sábado en el primer encuentro diocesano celebrado tras la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) del pasado mes de agosto. Casi doce horas de talleres, oración y cantos en las que el obispo Bernardo Álvarez los animó a mantener presente el mensaje papal."
El referido Encuentro Diocesano de Jóvenes contó con la presencia de Dominic Kustra, polaco de nacimiento y misionero de la Fundación Iglesia Necesitada. Kustra guió el taller “Iglesia Perseguida” y apuntó diversos datos que cortaron la respiración. Como, por ejemplo, que el número de los cristianos discriminados en el mundo está creciendo, y ya podemos hablar de una cifra que oscila en torno a los 350.000.000 de cristianos perseguidos por su fe.
Por cierto que las Misioneras Eucarísticas de Nazaret de Santa Cruz de Tenerife, han organizado para el viernes, 18 de noviembre, un día de oración con jóvenes. Una iniciativa que se repetirá todos los terceros viernes de cada mes. El lugar escogido para estas citas es la Capilla de San Jorge, en la Plaza de Los Patos, Santa Cruz de Tenerife, a las 20:00 horas.
Tras el Encuentro de Jóvenes, la gran cita diocesana se repartía en todas las comunidades de nuestra diócesis con la celebración del Día de la Iglesia Diocesana. La iglesia de La Concepción, en La Laguna, acogió la principal celebración de este día. El Obispo, en su homilía, invitó a los presentes a vivir “en estado de vigilancia, poniendo los talentos al servicio del bien común y de la construcción de la propia Iglesia”. Por otro lado, el prelado felicitó al grupo de laicos que este año fueron distinguidos como cooperadores insignes de la diócesis.
Aclarando la Historia es un retiro en Radio Ecca que busca profundizar en el tema del Adviento sin ánimo de alcanzar una respuesta definitiva, pero sí de caer, serenamente y poco a poco, en lo trascendental de este tiempo. Dicho retiro se imparte del 21 de noviembre hasta el 31 de diciembre.
Los Chicos del Coro de Saint-Marc bajo la batuta de Nicolás Porte, fundador y director de la Coral, harán vibrar a todos los espectadores del Teatro Guimerá, el 16 de diciembre, a las 20:30 horas. Se trata de un concierto solidario a favor de Cáritas Diocesana. El repertorio de esta Coral irá desde la música sacra, del Gregoriano hasta el Siglo XX, pasando por clásicos de la canción española, villancicos navideños, etc. También habrá un espacio especial para recordar los temas que les hicieron populares en la película “Los Chicos del Coro”.
La conferencia ‘Notas sobre el legado del Convento Agustino de San Juan de Los Realejos’, abrió esta semana un ciclo de charlas dedicado a los 400 años de la llegada de la Orden Agustina al municipio norteño.
El alcalde de Icod de los Vinos, Juan José Dorta (PSC) firmó recientemente una nueva prórroga del convenio de colaboración que existe entre el ayuntamiento icodense y la casa de acogida Jesús de Nazaret. El consistorio seguirá colaborando con un importe de 18.000 euros anuales con este proyecto de acogimiento residencial de mayores en situación de desamparo.
El retablo principal de la iglesia de Nuestra Señora de Candelaria, en el municipio de Tijarafe, ha sido objeto del estudio realizado por el miembro del Departamento de Arte de la Universidad Nacional Autónoma de Méjico, Pablo Vidal, al considerarse un ejemplo único de la escultura novohispana de la época virginal del país centroamericano.
El periódico "Diario de Avisos" recogió el lunes 14 de noviembre, una entrevista a Iván González Riverol, esclavo mayor de la Esclavitud del Cristo de La Laguna en relación a la próxima restauración que se llevará a cabo en la imagen del Cristo.
En orden a la Exposicióndel Santísimo
SABÍA USTED QUE ...
1. En la Instrucción «Eucharisticum Mysterium», del 13 de abril de 1967, en el número 66 «Se prohíbe la Exposición tenida únicamente para dar la bendición después del a Misa». Se recomienda en el mismo número (parágrafo anterior) que «Aun las Exposiciones breves del Santísimo Sacramento, tenidas según las normas del derecho, deben ordenarse de tal manera que antes de la bendición con el Santísimo Sacramento, según la oportunidad, se dedique un tiempo conveniente a la lectura de la Palabra de Dios, a los cánticos, a las preces y a la oración en silencio prolongada durante algún tiempo.
2. Para manifestar con claridad la relación con la Eucaristía celebrada o Misa, la Exposición se hace inmediatamente después de haber distribuidola Comuniónde los fieles. Luego se inciensa el Santísimo, viene la oración después dela Comunióny no se da bendición de ninguna clase ni se despide ala Asambleacon el «Pueden ir en paz». Se podría concluir con el «Bendigamos al Señor», yla Asamblearespondería «Demos gracias a Dios», sin signación alguna, pues se trata de una bendición ascendente.
3. El Rosario en honor dela Santísima Virgen María, «cuando se reza con el sentido Cristológico que le es propio, recitándolo en un clima meditativo-orante, y cuando su rezo ayuda a adquirir una mayor estima del misterio eucarístico, sería inaceptable prohibirlo». Según esto, se puede rezar el Rosario, de vez en cuando, (y no siempre), ante el Santísimo expuesto sobre el altar, con tal que el enunciado de cada misterio se haga en forma más amplia, por ejemplo con alguna lectura bíblica escogida con anticipación. El Rosario, tal como lo conocemos, con un carácter eminentemente Mariano, con el simple enunciado del misterio nada más, no es conveniente recitarlo ni se debería recitar durante una Exposición del Santísimo. Mejor favorecer el silencio y la meditación, pues se trata de un ejercicio de piedad que no se puede integrar dentro de una acción litúrgica; en este caso, de la prolongación de una acción litúrgica. (Para mejor y mayor información, consultar la respuesta dela Congregaciónpara el Culto Divino yla Disciplinade los Sacramentos – Boletín «Actualidad Litúrgica», Nº 39, página 10).
Por la misma razón expuesta no tiene sentido alguno entonar «Salves» ante el Santísimo expuesto, entre misterio y misterio del Rosario, pues no encaja lo uno con lo otro. Eso sería tanto como colocarnos frente a una imagen de Nuestra Señora y decirle: ¡Bendito y alabado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar! Y Ella, seguramente, nos dirá: ¡Hijo, estás en el lugar equivocado!
4. Delante del Santísimo Sacramento, sea que esté en el sagrario como reserva, sea que esté expuesto para la adoración pública, se hará sólo genuflexión simple. (La Sagrada Comunión y el Culto del Misterio Eucarístico fuera dela Misa, del 21 de junio de 1973, Nº 110). De este modo, y desde esa época quedó abolida la genuflexión doble.
5. En la Exposición del Santísimo Sacramento con la custodia, se encenderán cuatro o seis cirios, es decir, cuantos haya enla Misa, y se empleará incienso. Enla Exposicióncon el copón, se encenderán al menos dos cirios y puede usarse incienso (Ibidem, Nº 111).
6. En el Ritual mencionado no aparece por ninguna parte el versículo que tradicionalmente se ha cantado antes de la oración: «Les diste, Señor, el pan del cielo». Por consiguiente está abolido y no hay necesidad de cantarlo ni de rezarlo, como antes de hacía. Según eso, inmediatamente después del canto se entona una de las 10 Oraciones que allí se encuentran.
7.La Exposición del Santísimo concluye con la Bendición del mismo; por consiguiente, resulta ser un duplicado o doblaje de la Exposición, o mejor, con esto se estaría volviendo de nuevo ala Exposiciónque ya ha concluido. Sobra, por lo tanto, arrodillarse ante el Santísimo después dela Bendiciónpara recitar las conocidas preces de alabanza (que tampoco aparecen en el Ritual del «Culto Eucarístico fuera de Misa»).
Lo mejor sería, si se quiere, recitar dichas preces («Bendito sea Dios. Bendito sea su santo nombre», etc.) antes de la oración; enseguida se da la bendición, se retira el viril o píxide y se lleva al lugar de la reserva o sagrario.La Asamblease pone de pie y se entona un canto de acción de gracias o de alabanza. O si se prefiere, esas preces irían muy bien después de la bendición durante el tiempo del traslado del viril con la hostia consagrada al sagrario.
8. El Ritual del cual venimos hablando ofrece diez (10) oraciones para emplear antes de darla Bendicióncon el Santísimo. Se hace urgente corregir la primera de todas, pues contiene un grave error teológico, a tal punto que es una oración Patripasiana, porque no es el Padre Dios quien sufrió voluntariamentela Pasión, sino su Hijo Jesucristo. Tal como está, viene dirigida a Dios Padre. Hay que corregirla de inmediato, así:
1. Señor nuestro Jesucristo,
que en este Sacramento admirable
nos dejaste el Memorial de tu Pasión;
concédenos venerar de tal modo
los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre,
que experimentemos constantemente en nosotros
el fruto de tu redención.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos responden: Amén.
Igualmente se transcriben las otras nueve para conocer su rico contenido y poderlas emplear en su momento y, de este modo, salir siempre de la primera.
2. Dios, Padre omnipotente,
concédenos sacar el efecto
de nuestra perpetua salvación
de esta fuente divina que es Jesucristo,
nacido por nosotros de la Virgen María,
glorificado en la cruz de su Pasión,
a quien creemos y proclamamos realmente presente
en este Sacramento.
Por Cristo nuestro Señor.
3. Padre celestial,
concédenos celebrar con alabanzas a Cristo,
nuestro Cordero Pascual,
muerto por nosotros enla Cruz
y presente en este Sacramento;
para que terminada nuestra peregrinación
en la tierra
merezcamos contemplarlo
cara a cara en la gloria del cielo.
Por Cristo nuestro Señor.
4. Padre celestial,
Tú que nos diste el verdadero Pan bajado del cielo
concédenos que,
fortalecidos por la eficacia
de este Alimento espiritual,
vivamos siempre en ti y para ti
y que al final de nuestra vida
resucitemos para la gloria sin fin.
Por Cristo nuestro Señor.
5. Padre de infinita bondad,
ilumina nuestros corazones con la luz de la fe
y enciende en ellos el fuego del Amor,
para que quienes reconocemos a Cristo,
Dios y Señor nuestro,
realmente presente en este Sacramento,
lo adoremos con fe en espíritu y en verdad.
Por Cristo nuestro Señor.
6. Padre misericordioso,
concédenos que el Sacramento
por el cual te dignaste renovarnos
llene nuestros corazones con la dulzura de tu amor
y nos permita aspirar a poseer
los inefables tesoros de tu Reino.
Por Cristo nuestro Señor.
7. Dios y Señor nuestro,
que por el Misterio Pascual de Cristo
has querido realizar la redención de los hombres;
al venerar este misterio de nuestra salvación,
te pedimos que conserves en nosotros
los dones de tu amor,
y nos concedas participar plenamente
en los frutos de la redención.
Por Cristo nuestro Señor.
8. Padre celestial,
concédenos celebrar con alabanzas
a Cristo, nuestro Cordero Pascual,
muerto por nosotros enla Cruz
y ahora oculto en este Sacramento
bajo la especie de Pan
para que terminada nuestra peregrinación
en la tierra,
merezcamos contemplarlo a Él mismo
cara a cara en la gloria.
Por Cristo nuestro Señor.
9. Padre misericordioso,
concédenos que el Sacramento dela Eucaristía,
Memorial de nuestra Redención,
Llene nuestros corazones con la dulzura de tu Amor
Y nos permita aspirar a poseer
los inefables tesoros de tu Reino.
Por Cristo nuestro Señor.
10. Padre celestial,
en tu designio salvífico
has querido realizar la redención de los hombres
por medio del Misterio Pascual de Cristo;
concede misericordioso
a quienes anunciamosla Muerte
y Resurrección del Señor
bajo estos signos sacramentales,
que experimentemos un aumento constante
de redención.
Por Cristo nuestro Señor.
Desde la Editorial San Pablo nos envíanlas Novedades para el mes de Noviembre 2011.
Libro Religioso
365 DIAS CON TERESA DE JESUS
ROS SALVADOR
Un encuentro y una convivencia diaria con Teresa de Jesús a lo largo de 365 días. "Este libro es una invitación personal que nos dirige Teresa de Jesús para recordar y vivir a lo largo del año lo que ella fue viviendo a lo largo de su existencia, y que aquí hemos dispuesto con una cierta correspondencia cronológica, a manera de un calendario teresiano. Si leer a santa Teresa siempre es útil y gratificante, leerla en sintonía con lo que ella vivió, hizo o escribió en esas fechas determinadas, puede serlo doblemente, pues a las virtualidades de su palabra, siempre seductora y eficaz, se añade la memoria del acontecimiento evocado, la memoria de un aniversario, y con ello el texto se hace aún más rico y oportuno".
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Libro Religioso
PALABRAS PARA VIVIR
MARTINI CARLO MARIA
Un gran maestro de la espiritualidad contemporánea, el cardenal Carlo Maria Martini, nos da testimonio en esta obra, de su pasión incondicional por la Palabra, por la Iglesia, por la humanidad. Cuando pensamos en la multitud de palabras que pronunciamos, escuchamos y leemos cada día, nos damos cuenta de que algunas resuenan de manera especial en nosotros. Son palabras que nos llenan de gozo y alegría, que nos consuelan, que nos mueven a reflexionar sobre el sentido más auténtico de la vida, que nos permiten expresar sentimientos, estados de ánimo, esperanzas, anhelos. De la riqueza de la experiencia espiritual y humana de Carlo Maria Martini brotan estas interesantes páginas, que nos sugieren palabras para vivir.
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Libro Religioso
OYENTES DE LA PALABRA
ESPEJA JESUS
Este libro recoge meditaciones personales sobre el Evangelio de cada domingo. Pueden ayudar no sólo a creyentes cristianos que habitualmente participan en la misa dominical, sino también a otros cristianos que frecuentan poco la Iglesia e incluso a quienes, sin practicar el cristianismo, buscan con sincero corazón. Los comentarios, breves y sugerentes, abren horizontes para despertar la interioridad y participación activa de sus lectores.
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Libro Religioso
365 DIAS CON JUAN XXIII
FERNANDEZ LUCIO J.MARIA
Esta obra nos permite meditar día a día de la mano del papa Roncalli. Recoge los pensamientos y meditaciones del papa sobre diferentes temas, extraídos de encíclicas, cartas a sus familiares, del Diario del alma publicado por SAN PABLO, y de otras fuentes. Es una ocasión única para penetrar en la profunda espiritualidad de Juan XXIII y crecer, con él, en las coordenadas que rigieron su vida, su mensaje y su compromiso: la pobreza, la alegría, la paciencia y la humildad; la apertura, la acogida y la escucha; el amor a la Iglesia y al hombre; la preocupación constante por la paz y la libertad de los pueblos y de las personas; el empeño permanente, en definitiva, por hacer siempre, cada día, en cada momento, el bien. Incluye también una cronología del beato.
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Libro Religioso
PACEM IN TERRIS. LA PAZ EN LA TIERRA
JUAN XXIII
Juan XXIII promulgó Pacem in terris el 11 de abril de 1963, en un contexto mundial dominado por la construcción del muro de Berlín (1961), la creciente hostilidad entre occidente y el bloque comunista, el constante surgimiento de guerras locales y la falta de estabilidad de los pueblos surgidos tras el proceso de descolonización. Circunstancias que no distan demasiado de la época actual. En esta encíclica, el Papa Roncalli insta a respetar y fomentar la convivencia humana y los derechos y deberes del hombre, y propone una ser ie de normas para la acción del cristiano en el mundo. Pacem in terris es, aún hoy, tema de estudio no sólo como documento del magisterio pontificio, sino en el campo de las relaciones internacionales y del derecho de los pueblos.
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Libro Religioso
PORTA FIDEI. LA PUERTA DE LA FE
BENEDICTO XVI
El 11 de octubre de 2012 se cumplen cincuenta años de la inauguración del Concilio Vaticano II y veinte de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica por parte del papa beato Juan Pablo II. Con esta doble conmemoración en mente, el Papa Benedicto XVI ha querido convocar un "Año de la Fe" desde ese día hasta el 24 de noviembre de 2013, solemnidad de Cristo Rey y último día del año litúrgico. Se trata de "una buena ocasión para introducir a todo el cuerpo eclesial en un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe", como lo fue, también, el Año que proclamara en 1967 el papa Pablo VI. La promulgación de este "Año de la Fe" es, pues, una llamada del Santo Padre a todos los cristianos a profundizar y afianzarse en la fe y a "hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó".
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Libro Religioso
MISAS CON NIÑOS
BILBAO ROMAN
Nueva edición ampliada a los tres ciclos litúrgicos (A,B y C) de este manual para padres, catequistas y sacerdotes que desean mejorar la preparación de la misa. Las misas con niños, a las que normalmente asisten también muchos adultos, además de los padres y catequistas, son una ocasión propicia para, de una manera diferente, dinámica y activa, desarrollar no sólo una catequesis sobre la propia Eucaristía, sino también integrar las enseñanzas que los niños reciben en la catequesis en su dimensión celebrativa. A esto obedecen precisamente estas propuestas. No todas responden al mismo boceto o esquema, cada una tiene sus claves, sus aportaciones específicas para ofrecer elementos que nos puedan ayudar a enriquecer la liturgia y a comprender y aplicar mejor el mensaje que Jesús nos dirige en cada Eucaristía.
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Infantil y juvenil
APRENDE CON LA BIBLIA
VV.AA.
Cuatro libritos, presentados en estuche de cartón, con los que los más pequeños aprenderán conocimientos básicos (números, colores, animales...) familiarizándose a la vez con las historias y el mundo de la Biblia: la Creación, el viaje a la Tierra Prometida, la vida en Palestina y la historia de El buen pastor. Libro 1: Cuenta 1, 2 y 3. Aprende con la Biblia los números - Libro 2: La caravana. Aprende con la Biblia los animales - Libro 3: Rubén y el arco iris. Aprende con la Biblia los colores - Libro 4: La oveja perdida. Aprende con la Biblia algunos conceptos espaciales.
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Infantil y juvenil
LA HISTORIA DE LA NAVIDAD
VV.AA.
Este maravilloso libro de la Navidad incluye 4 minilibros de cartón con los momentos más importantes de la primera Nochebuena: La anunciación, La alegría de los pastores, El nacimiento y Los tres Reyes Magos. Los textos sencillos y adaptados están acompañados de fantásticas ilustraciones que llenan de magia estas escenas navideñas.
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Infantil y juvenil
NOCHE DE PAZ
VV.AA.
¿Qué ocurrió la primera Noche de Navidad, hace tantos años? Junto a los protagonistas de este libro, los niños recordarán todos los acontecimientos relacionados con el nacimiento de Jesús y la historia de la Navidad: el largo viaje en burro de María y José, la visita de los pastores, la adoración de los Reyes Magos. Con sus páginas de cartón troqueladas, sus bellas ilustraciones con detalles en purpurina y sus textos sencillos, este libro es ideal para enseñar a los niños el relato bíblico de la Navidad.
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Infantil y juvenil
MI PEQUEÑA BIBLIA
VV.AA.
Esta Biblia con páginas de cartón, tapas acolchadas y 17 relatos bíblicos que incluyen su referencia bíblica para localizarlos con facilidad en la Sagrada Escritura, está especialmente diseñada para las pequeñas manos de los niños. Escrita con un lenguaje sencillo y con tiernas ilustraciones, recoge los relatos más significativos del Antiguo Testamento y la historia de Jesús. Mi pequeña Biblia se convertirá en la mejor introducción para los más pequeños a los textos bíblicos.
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Infantil y juvenil
MI PRIMER LIBRO DE ORACIONES
VV.AA.
Un libro de oraciones con tapas acolchadas y páginas de cartón especialmente diseñado para las pequeñas manos de los niños. En este libro se alternan perfectamente las oraciones tradicionales como el Padrenuestro o el Avemaría y otras menos conocidas como los Salmos. Con atractivas ilustraciones y un lenguaje sencillo, este libro servirá de apoyo para los padres que quieran enseñar a sus hijos las oraciones más importantes de una manera fácil y divertida.
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Infantil y juvenil
HISTORIAS PARA NIÑOS. JESUS
VV.AA.
Este libro de pequeño formato, con tapas acolchadas y páginas de cartón en las que predominan las ilustraciones y las frases cortas, ofrecen a los niños una introducción a la vida de Jesús.
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Infantil y juvenil
MIS PEQUEÑOS RELATOS DE LA BIBLIA
VV.AA.
Este libro de pequeño formato, con tapas acolchadas y páginas de cartón en las que predominan las ilustraciones y las frases cortas, ofrecen a los niños una introducción a los relatos del Antiguo Testamento.
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Infantil y juvenil
ABRE Y LEE LA BIBLIA
WOLF TONY
Un libro de la Biblia y de la vida de Jesús de gran formato que contiene en su interior 12 libritos de cartón duro con los que los niños descubrirán, de una forma divertida y amena, los personajes y relatos bíblicos más importantes: Adán y Eva, El arca de Noé, Abrahán, Isaac, Jacob y Esaú, Moisés y la huida de Egipto, Las tablas de la ley, David y Salomón, La anunciación, El nacimiento de Jesús, El bautismo de Jesús, Los apóstoles, Los milagros y La resurrección.
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Crecimiento personal
MORIR NOS SIENTA FATAL
LOPEZ ROMERO Mª ANGELES
Una conversación sincera, profunda y enriquecedora sobre el antes y el después de la muerte cargada de emoción, reflexión y humor. Curioso, esto que nos pasa a los hombres y mujeres de hoy: más longevos que nunca, más preparados que nunca, no sabemos si más lúcidos sobre nuestro devenir, y sin embargo más reacios a reconocer y mirar de frente la única certeza que tenemos desde el día en que nacemos: que todos y cada uno de nosotros nos vamos a morir. Este es precisamente el motivo de este libro, la razón de esta reflexión sobre el antes y el después de la muerte, de la nuestra y de la de los seres más queridos; sobre la enfermedad, el dolor, las dudas, las creencias o increencias, los rituales y la manera de afrontar el adiós. Precisamente por esta reciente obsesión social por obviar la muerte, por no hablar de ella, el formato de esta obra no podía ser otro que una conversación sincera, profunda y enriquecedora entre, Mª. Angeles López Romero, licenciada en Ciencias de la Información, sección Periodismo y redactora jefe de la revista 21; Marta López Alonso, enfermera-teóloga especializada en cuidados paliativos y sufrimiento y actualmente DUE en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, y Antonio González-Garzón, cirujano militar con años de experiencia profesional y vital.
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MATEU EMILIO VICENTE
En este CD, el autor ha abordado los Cánticos Evangélicos, los Himnos Cristológicos nacidos del corazón apasionado de Pablo y aquellos que en el Apocalipsis nos invitan a la esperanza y a la celebración de nuestra fe. Este trabajo ha supuesto una tarea difícil y arriesgada por la hondura de sus textos y por cuanto representan en la vida de la Iglesia. Ha requerido un trabajo muy largo y sereno durante años, un profundo sentido religioso y un empleo esmerado de la técnica musical acorde con la importancia de su contenido.
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MATEU EMILIO VICENTE
Libreto con las partituras de la música del CD del mismo nombre, el autor ha abordado los Cánticos Evangélicos, los Himnos Cristológicos nacidos del corazón apasionado de Pablo y aquellos que en el Apocalipsis nos invitan a la esperanza y a la celebración de nuestra fe. Este trabajo ha supuesto una tarea difícil y arriesgada por la hondura de sus textos y por cuanto representan en la vida de la Iglesia. Ha requerido un trabajo muy largo y sereno durante años, un profundo sentido religioso y un empleo esmerado de la técnica musical acorde con la importancia de su contenido.
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Música
TU VIDA, UNA ETERNA NAVIDAD
CORO SAN MIGUEL ARCANGEL
La Orden y mandato de San Miguel Arcángel nos ofrece en Tu vida, una eterna Navidad, 13 temas para rezar, cantar e incluso bailar desde el Adviento hasta la Navidad. Son canciones cargadas de mensajes de esperanza e interpretados con una gran dosis de juventud y vitalidad en las voces angelicales de las Hnas. Sandra Lima y Marta Paz.
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Reflexión semanal de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, en el programa «Claves para un mundo mejor» (22 de de octubre de 2011) (AICA)
Queridos amigos, hoy deseo dedicar este encuentro con ustedes a hablarles de un valor importantísimo y olvidado, que es el pudor.
Ante todo quiero decir, abriendo el paraguas, que no hay que confundir el pudor con la mojigatería, con el ocultamiento puritano. Estas son más bien deformaciones hipócritas o enfermizas del pudor.
El pudor es un sentimiento natural, no convencional. Es algo que poseen todas las personas honestas y del cual carecen los descarados, los desvergonzados, los degenerados, que se complacen en ostentar sus vicios y perversiones.
¿Cómo podríamos describir el sentimiento del pudor? Podemos decir que es una especie de impulso a detenerse, a ser discreto, a proteger algo íntimo que no puede ser exhibido indebidamente. Es un sentimiento que resguarda la intimidad personal y que, en ese sentido, favorece el ejercicio correcto de la sexualidad, del eros, del amor. El pudor es un ingrediente imprescindible para una conducta recta en ese ámbito de la vida humana. Implica una cuota de vergüenza honesta y el saludable temor de envilecer algo íntimo, que no se quiere comunicar de cualquier manera.
Se trata de un valor que se ha ido perdiendo en la sociedad contemporánea. El hecho de que la palabra pudor ya no suene y no circule en una conversación social, indica que este valor ha sido puesto entre paréntesis.
Todo lo contrario del pudor es esa especie de banalización de la sexualidad que se encuentra en tantos programas de televisión y en uno especialmente, del cual se ha hablado mucho en las últimas semanas. Es una especie de sex shop donde se ventila desvergonzadamente la intimidad física, donde se trata el cuerpo humano como un objeto; se lo degrada a la categoría de objeto y se hace con él lo que se quiere. Sobre todo, se exhibe como objeto el cuerpo femenino.
En ese programa se acumula la fealdad, la grosería, la indecencia, la pornografía… Es decir, es un signo de la decadencia cultural que estamos viviendo y soportando; especialmente si uno toma en cuenta que, según dicen, tiene 25 o 30 puntos de rating.
Se ha cumplido el sexagésimo aniversario de la televisión argentina en estos días y creo que es una buena ocasión para reflexionar un poco sobre esto. ¿A qué grado de estupidización ha sometido a nuestro pueblo?
Precisamente estos programas que tienen, al parecer tanta aceptación popular son una fuente de ganancias para los empresarios y para todos aquellos que medran con esto. Medran con la degradación cultural del pueblo argentino.
Aquí el problema de si lo ven menores o no lo ven menores me parece en cierto modo secundario, porque esto deshonra a todo el que lo mira. Y lo terrible es que el que lo mira es deshonrado por ello y no se da cuenta. Quiere decir que se produce un adormecimiento de la conciencia.
Quiero subrayar sobre todo esto: lo que significa semejante atentado contra la dignidad humana en cuanto a la noción del amor, del eros, de la sexualidad. Aquí no hay mojigatería ninguna en oponerse a esa desmesura sino que aquí se trata de un valor fundamental de decencia sin el cual no se puede vivir seriamente aquello que es más íntimo en la persona humana.
Este exhibicionismo tiene que tener algún freno, tiene que tener algún límite y me parece que el límite lo tiene que poner, espontáneamente, la opinión general.
Por eso este discurso va dirigido a ustedes, porque es necesario reaccionar. Si no se reacciona y si no se reacciona colectivamente, como una especie de toma de conciencia de “hasta aquí llegamos pero no podemos seguir así”, entonces esta decadencia cultural de nuestro pueblo va a continuar hasta un abismo insondable. Y eso sería una hipoteca de la esperanza que podríamos abrigar para el futuro argentino.
Mons. Héctor Aguer, arzobispo deLa Plata
JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO – A
20 de Noviembre de 2011
El amor, la gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo estén con todos vosotros.
- Celebramos hoy la fiesta de Jesucristo, Rey del uni-verso. Es el último domingo del año litúrgico, la conclusión de lo que hemos ido celebrando, semana a semana, a lo largo de todo el ciclo anual. Hoy, pues, antes de comenzar otra vez el tiempo de Adviento, celebramos que Jesús es nuestro Señor, el que nos trae la salvación, el que nos guía en el camino hacia el Reino de Dios.
A. penitencial: Dispongámonos a celebrar esta fiesta, haciendo un momento de silencio y pidiendo perdón por todas las veces que no hemos sido fieles a los valores del Reino que Jesús nos enseñó. (Silencio).
Tú, Defensor de los pobres. SEÑOR,TEN PIEDAD.
Tú, Señor de la vida, primer resucitado de entre los muertos. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, Rey glorioso, que volverás para darnos posesión de tu Reino. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Gloria: Entonemos el himno de alabanza a nuestro Dios, y a Jesucristo, el Santo, el Señor, el Altísimo.
1. lectura (Ezequiel 34,11-12.15-17): El profeta Ezequiel, en esta lectura que ahora escucharemos, nos presenta a Dios como un pastor bondadoso, una imagen que Jesús recogerá para presentarse a sí mismo como nuestro buen Pastor.
2, lectura (1 Corintios 15,20-26.28): La resurrección de Jesús es el primer paso hacia el Reino de Dios, hacia la plenitud que esperamos vivir también nosotros, cuando Dios lo será todo para todos. Escuchémoslo en palabras de san Pablo.
Oración universal: Dirijamos ahora nuestras peticiones a Dios nuestro Padre, para que su Reino esté cada vez más presente en nuestro mundo. Oremos diciendo: VENGA A NOSOTROSTU REINO.
1. Por nuestra Iglesia. Que dé siempre testimonio de esperanza, de espíritu de concordia, de servicio a los pobres. OREMOS:
2. Por nuestro obispo, por los sacerdotes y diáconos, por los religiosos y religiosas. Que con su vida y su palabra sean estímulo de nuevas vocaciones al servicio dela Iglesia. OREMOS:
3. Por nuestro país, en este día de elecciones. Que cada día avance por los caminos de la justicia, la solidaridad, la paz, el amor. OREMOS:
4. Por los más necesitados. Por los que pasan hambre o sed, por los forasteros, por los enfermos, por los presos. Que puedan experimentar el amor de Dios a través nuestro. OREMOS:
5. Por todos nosotros. Quela Eucaristíaque celebramos V nos ayude a vivir cada día más unidos a Jesucristo, nuestro rey y Señor. OREMOS:
Escucha, Padre, nuestras oraciones, y danos tu gracia, para que se vaya abriendo paso entre nosotros tu Reino de paz, justicia y amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Padrenuestro: Con las mismas palabras que nos enseñó Jesús, pidamos a nuestro Padre del cielo que venga a nosotros su Reino. Unidos en esta esperanza, nos atrevemos a decir:
CPL
(Zenit) Bonifacia Rodríguez Castro (1837-1905) fue una sencilla trabajadora de la que el domingo 23 de Octubre de 2011 Benedicto XVI ha proclamado su santidad y la ha ofrecido como modelo a los cristianos de todo el mundo. El papa ha canonizado a la fundadora de las Siervas de San José, pionera de la promoción laboral y educativa de la mujer en la segunda mitad del siglo XIX.
Santa Bonifacia nació en Salamanca, España, el 6 de junio de 1837, en una familia artesana. La principal preocupación de sus padres, Juan y María Natalia, era la educación en la fe de sus seis hijos, de los cuales Bonifacia era la mayor. Su primera escuela fue el hogar de sus padres, donde Juan, sastre, tenía su taller de costura, por lo que Bonifacia lo primero que vio al nacer fue un taller.
Terminada la enseñanza primaria, aprendió el oficio de cordonera, con el que empezó a ganarse la vida a los quince años, a la muerte de su padre, para ayudar a su familia.
Pasadas las primeras estrecheces, monta su propio taller de “cordonería, pasamanería y demás labores”, en el que trabaja con el mayor recogimiento posible e imita la vida oculta dela Familiade Nazaret.
A partir de 1865, fecha del matrimonio de Agustina, única de sus hermanos que llega a la edad adulta, Bonifacia y su madre se entregan a una vida de intensa piedad, yendo todos los días a la cercana Clerecía, iglesia regentada porla Compañíade Jesús.
Un grupo de chicas de Salamanca, atraídas por su testimonio, acuden a su casa-taller en las fiestas. Buscan en Bonifacia una amiga que las ayude. Deciden formarla Asociación de la Inmaculada y San José, llamada después Asociación Josefina. La santidad se mueve entre costuras, como el Dios de santa Teresa se movía entre los pucheros. El taller de Bonifacia tiene una clara proyección apostólica y social de prevención de la mujer trabajadora.
Bonifacia se siente llamada a la vida religiosa. Piensa en las dominicas pero un acontecimiento cambiará el rumbo de su vida: el encuentro con el jesuita catalán Francisco Javier Butinyà, que llega a Salamanca en 1870, con una gran inquietud los trabajadores manuales.
Atraída por su mensaje de la santificación del trabajo, Bonifacia se pone bajo su dirección espiritual. Butinyà entra en contacto con las chicas que frecuentan su taller. Piensa en la fundación de una nueva congregación femenina, orientada a la prevención de la mujer trabajadora.
Bonifacia le confía su llamada a ser dominica, pero el jesuita le propone fundar con élla Congregaciónde Siervas de san José, a lo que ella accede. Con otras seis mujeres dela Asociación Josefina, entre ellas su madre, inicia en Salamanca, en su propio taller, la vida en comunidad en 1874, en un momento conflictivo en la vida política del país.
Era un novedoso proyecto de vida religiosa femenina, inserta en el mundo del trabajo a la luz de la contemplación dela Sagrada Familia, recreando en las casas de la congregación el Taller de Nazaret. En este taller, las siervas de San José ofrecían trabajo a las mujeres pobres, evitando los peligros que en aquella época suponía para ellas salir a trabajar fuera de casa.
Era una forma de vida religiosa demasiado nueva y arriesgada para no tener oposición. Es combatida por el clero diocesano de Salamanca. Butinyà es desterrado con los jesuitas y en enero de 1875 el obispo Lluch i Garriga, que había apoyado el proyecto, es trasladado a Barcelona. Bonifacia se ve sola al frente del Instituto a tan sólo un año de su nacimiento.
Los nuevos directores de la comunidad, nombrados por el obispo entre los sacerdotes seculares, siembran la desunión entre las hermanas, algunas de las cuales comienzan a oponerse al taller como forma de vida y a la acogida de la mujer trabajadora en él. Bonifacia Rodríguez, fundadora, no consiente cambios en el carisma definido por el padre Butinyà en las constituciones.
El director de la congregación, aprovechando un viaje de Bonifacia a Gerona en 1882, para establecer la unión con otras casas de siervas de San José, que Butinyà había fundado en Cataluña a su vuelta del destierro, promueve su destitución como superiora y orientadora del Instituto. Humillaciones, rechazo, desprecios y calumnias recaen sobre ella para hacerla salir de Salamanca. La única respuesta de Bonifacia es el silencio, la humildad y el perdón.
Como solución al conflicto, Bonifacia propone al obispo de Salamanca Narciso Martínez, la fundación de una nueva comunidad en Zamora. Aceptada por él y por el obispo de Zamora Tomás Belestá, Bonifacia sale acompañada de su madre, el 25 de julio de 1883, llevando en su corazón el Taller de Nazaret. Y en Zamora le da vida con toda fidelidad, mientras en Salamanca comienzan las rectificaciones a un proyecto incomprendido.
Bonifacia, en su taller de Zamora, codo a codo con otras mujeres trabajadoras, niñas, jóvenes y adultas, teje la dignidad de la mujer pobre sin trabajo, “preservándola del peligro de perderse” (Decreto de Erección del Instituto. 7 de enero de 1874); teje la santificación del trabajo hermanándolo con la oración al estilo de Nazaret; teje relaciones humanas de igualdad, fraternidad y respeto en el trabajo.
La casa madre de Salamanca se desentiende de Bonifacia y de la fundación de Zamora, dejándola sola y marginada, y, bajo la guía de los superiores eclesiásticos, lleva a cabo modificaciones en las Constituciones de Butinyà para cambiar los fines del Instituto.
El 1 de julio de 1901 León XIII concede la aprobación pontificia a las siervas de San José, solicitada por la casa madre, quedando excluida la casa de Zamora. Es el momento cumbre de la humillación y despojo de Bonifacia. No recibiendo respuesta del obispo de Salamanca Tomás Cámara, llevada por su fuerza de comunión, se pone en camino hacia Salamanca para hablar con aquellas hermanas. Pero al llegar a la casa de Santa Teresa le dicen: “tenemos órdenes de no recibirla”, y se vuelve a Zamora con el corazón partido. Sólo se desahoga con estas palabras: “No volveré a la tierra que me vio nacer ni a esta querida casa de Santa Teresa”. Y el silencio sella sus labios, de modo que la comunidad de Zamora sólo después de su muerte se entera de lo ocurrido.
Llena de confianza en Dios, comienza a decir a las hermanas de Zamora: “cuando yo muera”, segura de que la unión se realizaría entonces. Con esta esperanza, rodeada del cariño de su comunidad y de la gente de Zamora que la veneraba como a una santa, fallece en esta ciudad el 8 de agosto de 1905. El 23 de enero de 1907 la casa de Zamora se incorpora al resto de la congregación.
Cuando su vida se apaga, Bonifacia Rodríguez deja en herencia ala Iglesia: el testimonio de su fiel seguimiento de Jesús en el misterio de su vida oculta en Nazaret; una vida sencillamente evangélica; y un camino de espiritualidad, centrado en la santificación del trabajo hermanado con la oración en la vida cotidiana.
Las Siervas de San José continúan hoy su tarea en doce países: escuelas misioneras enla Amazoniaperuana, hospitales en Congo, talleres de bordado en Filipinas o misiones en Vietnam, entre otras obras en favor de las mujeres trabajadoras y los más desfavorecidos.
El milagro que permitió canonizarla fue la curación repentina de Kasongo Bavon, un comerciante de 33 años que se estaba muriendo en una pequeña clínica de las Siervas de San José en Katanga, República Democrática del Congo.
ZENIT nos ofrece el discurso que el Papa pronunció el miércoles 19 de Octubre de 2011 al inaugurar el centro de acogida para peregrinos australianos Domus Australia de Roma.
Eminencia, queridos hermanos obispos, Excelencias, distinguidos invitados, señoras y señores,
estoy muy contento de estar con vosotros durante estas celebraciones que marcan la apertura dela Domus Australia, el Centro de acogida para peregrinos australianos en Roma. En esta ocasión, recuerdo con especial gratitud la afectuosa hospitalidad que se me dedicó cuando visité el país parala Jornada Mundialdela Juventudde 2008 y que ahora tengo la oportunidad de devolver, acogiéndoos en Roma. Agradezco al cardenal Pell haberme invitado a unirme a vosotros esta noche y por sus corteses palabras.
Agradezco también al coro de la catedral de Saint Mary por los cantos de alabanza elevados a Dios. Además de saludar a mis hermanos obispos, que están aquí por su visita ad limina, deseo saludar a Su Excelencia Timothy Fischer, embajador de Australia antela Santa Sede, y a los demás embajadores presentes.
Estoy contento de saludar al Rector dela Domus, el padre Anthony Denton, al señor Gabriel Griffa y a todo su equipo. Estoy contento de saludar a los habitantes de Australia y de aprender del apoyo y de la asistencia a este proyecto de todas las personas que, junto a la nueva Embajada, han traído un trozo de Australia a la antigua ciudad de Roma. ¡Quela Domussea bendecida por el paso de muchos peregrinos!
Hace casi un año, la primera santa australiana, Mary Mackillop, fue elevada a los honores de los altares y me uno a todos vosotros en la acción de gracias a Dios por las numerosas bendiciones que ya ha dado ala Iglesiaen vuestro país gracias a su ejemplo. Rezo para que ella continúe inspirando a muchos australianos a seguir sus huellas conduciendo una vida de santidad al servicio de Dios y del prójimo.
El Señor ha enviado a sus apóstoles a todos el mundo, para anunciar el Evangelio a todas las criaturas (cfr. Mc 16, 15). El evento de esta tarde habla de un modo elocuente de los frutos de los esfuerzos misioneros, por medio de los que el Evangelio se ha difundido a las regiones más remotas del mundo, allí se ha arraigado y ha dado vida a una comunidad viva y próspera. Como todas las comunidades cristianas,la Iglesiaen Australia es consciente de recorrer un camino cuya meta está más allá de nuestro mundo, como dijo San Pablo: “nosotros somos ciudadanos del cielo”(Fil 3, 20).
Transcurrimos nuestra existencia terrena en viaje hacia esta meta última, donde está “lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman”(1 Cor 2, 9). Aquí en la tierra, la larga peregrinación dela Iglesiaen los lugares santos nos sirve para acordarnos que nos dirigimos hacia el Cielo. Llama nuestra atención su vocación a la santidad que nos lleva cada vez más cerca del Señor y nos refuerza con el alimento espiritual para nuestro viaje.
Muchas generaciones de peregrinos han recorrido este camino hacia Roma por todo el mundo cristiano, para venerar las tumbas de los santos Pedro y Pablo y profundizar de tal modo en su comunión con la única Iglesia de Cristo, fundada en los Apóstoles. Haciendo así, refuerzan las raíces de su fe y las raíces, como sabemos, son la fuente del alimento que da la vida. En este sentido, los peregrinos en Roma deben sentirse siempre en casa, yla Domus Australiadesarrollará un papel importante en la creación de una casa para los peregrinos australianos en la ciudad de los Apóstoles. Sin embargo, las raíces son sólo una parte de la historia. Según una frase atribuida a un gran poeta de mi país, Johann Wolfgang von Goethe, hay dos cosas que los niños deberían recibir de sus propios padres: raíces y alas.
También de nuestra santa madre Iglesia recibimos tanto las raíces como las alas: la fe de los apóstoles, transmitida de generación en generación, y la gracia del Espíritu Santo, transmitida sobre todo a través de los Sacramentos dela Iglesia. Losperegrinos que han estado en esta ciudad vuelven a sus países renovados y reforzados en la fe y elevados por el Espíritu Santo en el viaje hacia adelante y hacia lo alto hasta su casa celeste.
Hoy rezo para que los peregrinos que pasan por esta casa vuelvan a sus propios hogares con una fe más firme, una esperanza más alegre y un amor más ardiente por el Señor, preparados para comprometerse con nuevo celo en la tarea de dar testimonio de Cristo en el mundo en el que viven y actúan. Ruego también para que su visita ala Sedede Pedro haga más profundo su amor porla Iglesia Universaly les una más íntimamente con el Sucesor de Pedro, encargado de alimentar y de reunir en un único rebaño del Señor desde todas las partes del mundo. Confiando a todos ellos y a todos vosotros a la intercesión de Nuestra Señora, Ayuda de los Cristianos y ala Santa MaryMacKillop, os imparto de todo corazón mi Bendición Apostólica como promesa de las alegrías que nos esperan en nuestra morada eterna.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió el viernes 21 de Octubre de 2011 al nuevo embajador de los Países Bajos ante la Santa Sede, Joseph Weterings,al aceptar sus Cartas Credenciales.
Su Excelencia,
Le doy la bienvenida al Vaticano y acepto sus Cartas Credenciales con las que se le designa Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de los Países Bajos en la Santa Sede. Quiero, en primer lugar, expresarle mi gratitud por transmitirme los cordiales saludos de Su Majestad la Reina Beatriz, y quiero pedirle amablemente que le dirija, de mi parte, mis buenos deseos, así como mi aprecio por las cordiales relaciones existentes entre la Santa Sede y su país.
Las relaciones bilaterales entre una nación-Estado y la Santa Sede tienen, claramente, un carácter diferente a las que se establecen entre las naciones y los Estados. La Santa Sede no es un poder económico o militar. Como usted mismo ha indicado, su voz moral ejerce una considerable influencia en todo el mundo. Entre las razones por las que se da esto, está precisamente el hecho de que la posición moral de la Santa Sede no se ve afectada por los intereses políticos o económicos de una nación-Estado o las preocupaciones electorales de un partido político. Su contribución a la diplomacia internacional consiste en articular ampliamente los principios éticos que deben apuntalar el orden social y político, y llamar la atención sobre la necesidad de actuar para remediar las violaciones de tales principios. Evidentemente lo hace desde la perspectiva de la fe cristiana, pero como observé en mi reciente discurso al Parlamento Alemán, el Cristianismo ha señalado siempre la razón y la naturaleza de las fuentes de las leyes sobre las que debe construirse un Estado de derecho (Discurso al Bundestag, 22 de septiembre de 2011). Por lo tanto el diálogo diplomático al que la Santa Sede se compromete no se lleva a cabo por razones confesionales o pragmáticas sino en la base de los principios universalmente aplicables que son tan reales como los elementos físicos del entorno natural.
Al actuar como voz de los que no la tienen y defendiendo los derechos de los débiles, incluyendo los pobres, los enfermos, los no nacidos, los ancianos y los miembros de grupos minoritarios que sufren injusta discriminación, la Iglesia pretende promover siempre la justicia natural así como su derecho y deber de hacerlo. Mientras reconoce con humildad que sus propios miembros no siempre viven en los altos niveles que ella plantea, la Iglesia no puede hacer otra cosa que continuar instando a todo el mundo, sus propios miembros inclusive, a buscar qué se puede hacer de acuerdo con la justicia y la recta razón y oponiéndose a lo que le es contrario.
Sobre esta base, no tengo dudas de que la Santa Sede y el Reino de los Países Bajos tienen muchas áreas de preocupación común. Señor Embajador, usted ha hablado de la necesidad de promover la paz global a través de la resolución de conflictos y a través de la oposición a la proliferación de armas de destrucción masiva. Usted ha subrayado la necesidad de fomentar el desarrollo y de promover la autosuficiencia de los países emergentes. Usted ha mencionado la respuesta humanitaria generosa del pueblo holandés cuando se necesita la ayuda humanitaria en todo el mundo. Y usted ha hablado de la necesidad de defender la dignidad humana. Estas y muchas otras áreas de política internacional continuarán proveyendo oportunidades de intercambios fructíferos entre su país y la Santa Sede.
Me siento alentado también por sus palabras sobre la intención del Gobierno holandés de promover la libertad de religión que, como usted sabe, es un tema de particular preocupación para la Santa Sede en la actualidad. La libertad está amenazada en algunas partes del mundo por las limitaciones legales, pero también por la mentalidad anti-religiosa en el interior de algunas sociedades, incluso donde la libertad religiosa disfruta de la protección de la ley.
Por lo tanto es de esperar que su Gobierno esté vigilante de manera que la libertad de religión y de culto continúe siendo protegida y promovida, tanto en su país como en el extranjero
También me siento alentado por los pasos que el Gobierno holandés ha realizado para evitar el abuso de drogas y prostitución. Mientras que su nación ha defendido siempre la libertad de los individuos a tomar sus propias decisiones, sin embargo las decisiones que pueden hacer que se dañen a sí mismos o a otras personas deben ser desalentadas por el bien de los individuos y de la sociedad en su conjunto. El magisterio social de la Iglesia, como sabe, pone mucho énfasis en el bien común, así como en el bien integral de los individuos, y en la atención necesaria siempre para discernir si los derechos percibidos están verdaderamente de acuerdo con los principios naturales de los que hablé antes.
Con estos sentimientos, Su Excelencia, le ofrezco mis mejores deseos por el éxito de su misión, y le aseguro que los distintos departamentos de la Curia Romana estarán siempre dispuestos para proveerle ayuda y apoyo en el cumplimiento de su misión. Sobre usted, su familia y todos los habitantes de los Países Bajos, cordialmente invoco las abundantes bendiciones de Dios.
[Traducción del original inglés por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece la Nota de orientación moral dela Conferencia Episcopal Española ante las elecciones generales del próximo 20 de noviembre publicada el viernes 21 de Octubre de 2011 tras la reunión de dos días dela Comisión Permanente.
1. El próximo día 20 de noviembre estamos todos convocados a las urnas. Con este motivo, los obispos ofrecemos a los católicos y a cuantos deseen escucharnos algunas consideraciones que ayuden al ejercicio responsable del deber de votar. Es nuestra obligación de pastores dela Iglesiaorientar el discernimiento moral para la justa toma de decisiones que afectan a la realización del bien común y al reconocimiento y la tutela de los derechos fundamentales, como es el caso de las elecciones generales.
2. En su discurso sobre los fundamentos del derecho, pronunciado el mes pasado ante el Parlamento federal de Alemania, el Papa recordaba que “el cristianismo nunca ha impuesto al Estado y a la sociedad un derecho revelado, un ordenamiento jurídico derivado de una revelación. Se ha referido, en cambio, a la naturaleza y a la razón como verdaderas fuentes del derecho [...], la razón abierta al lenguaje del ser”. Nosotros hacemos nuestras consideraciones desde ese horizonte de los fundamentos prepolíticos del derecho, sin entrar en opciones de partido y sin pretender imponer a nadie ningún programa político. Cada uno deberá sopesar, en conciencia, a quién debe votar para obtener, en conjunto, el mayor bien posible en este momento.
3. No se podría hablar de decisiones políticas morales o inmorales, justas o injustas, si el criterio exclusivo o determinante para su calificación fuera el del éxito electoral o el del beneficio material. Esto supondría la subordinación del derecho al poder. Las decisiones políticas deben ser morales y justas, no sólo consensuadas o eficaces; por tanto, deben fundamentarse en la razón acorde con la naturaleza del ser humano. No es cierto que las disposiciones legales sean siempre morales y justas por el mero hecho de que emanen de organismos políticamente legítimos.
4. En concreto, como ha señalado el Papa en agosto, aquí en Madrid, la recta razón reconoce que hemos sido creados libres y para la libertad, pero que no actúan de modo conforme con la verdadera libertad quienes “creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces y cimientos que ellos mismos; desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias; dar a cada instante un paso al azar, sin rumbo fijo, dejándose llevar por el impulso de cada momento”.
5. Por todo ello, hemos de llamar de nuevo la atención sobre el peligro que suponen determinadas opciones legislativas que no tutelan adecuadamente el derecho fundamental a la vida de cada ser humano, desde su concepción hasta su muerte natural, o que incluso llegan a tratar como un derecho lo que en realidad constituye un atentado contra el derecho a la vida. Son también peligrosos y nocivos para el bien común ordenamientos legales que no reconocen al matrimonio en su ser propio y específico, en cuanto unión firme de un varón y una mujer ordenada al bien de los esposos y de los hijos. Es necesario promover nuevas leyes que reconozcan y tutelen mejor el derecho de todos a la vida, así como el derecho de los españoles a ser tratados por la ley específicamente como “esposo” y “esposa”, en un matrimonio estable, que no quede a disposición de la voluntad de las partes ni, menos aún, de una sola de las partes.
6. La grave crisis económica actual reclama políticas sociales y económicas responsables y promotoras de la dignidad de las personas, que propicien el trabajo para todos. Pensamos en tantas familias, carentes de los medios necesarios para subvenir a sus necesidades más básicas. Pensamos también en el altísimo porcentaje de jóvenes que nunca han podido trabajar o que han perdido el trabajo y que, con razón, demandan condiciones más favorables para su presente y su futuro. Son necesarias políticas que favorezcan la libre iniciativa social en la producción y que incentiven el trabajo bien hecho, así como una justa distribución de las rentas; que corrijan los errores y desvíos cometidos en la administración de la hacienda pública y en las finanzas; que atiendan a las necesidades de los más vulnerables, como son los ancianos, los enfermos y los inmigrantes.
7. El ordenamiento jurídico debe facilitar el ejercicio efectivo del derecho que asiste a los niños y jóvenes a ser educados de modo que puedan desarrollar lo más posible todas sus capacidades. Debe evitar imposiciones ideológicas del Estado que lesionen el derecho de los padres a elegir la educación filosófica, moral y religiosa que deseen para sus hijos. En cambio, ha de ser facilitada la justa iniciativa social en este campo. La presencia de la enseñanza de la religión y moral católica en la escuela estatal - como asignatura fundamental opcional - es un modo de asegurar los derechos de la sociedad y de los padres que exige hoy una regulación más adecuada para que esos derechos sean efectivamente tutelados.
8. Recordamos de nuevo que se reconoce la legitimidad moral de los nacionalismos o regionalismos que, por métodos pacíficos, desean una nueva configuración de la unidad del estado español. Y también, que es necesario tutelar el bien común de la nación española en su conjunto, evitando los riesgos de manipulación de la verdad histórica y de la opinión pública por causa de pretensiones separatistas o ideológicas de cualquier tipo.
9. Una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población, dado que el terrorismo es una práctica intrínsecamente perversa, del todo incompatible con una visión justa y razonable de la vida.
10. Ante los desafíos que se presentan a la comunidad internacional, son necesarias políticas guiadas por la búsqueda sincera de la paz, basadas en el respeto al derecho, nacional e internacional, así como en la promoción del entendimiento y de la solidaridad entre los pueblos y las culturas.
Pedimos al Señor de la paz y a su Madre santísima que iluminen a quienes vamos a votar, para que lo hagamos de manera verdaderamente libre y responsable.
En 1986 el entonces obispo de San Nicolás de los Arroyos, monseñor Domingo Salvador Castagna, inició el proceso diocesano de beatificación de la Hermana MaríaCrescencia Pérez, religiosa de la congregación Hijas de María Santísima del Huerto. En 1989, terminado dicho proceso fue presentado en Roma, donde se inició el proceso romano. (AICA)
Tras el estudio de la vida y virtudes de María Crescencia, el papa Juan Pablo II la declaró Venerable.
¿Quién es María Crescencia?
El 17 de agosto de 1897 nacía en San Martín, provincia de Buenos Aires, María Angélica Pérez. 34 años más tarde moría en Vallenar (Chile) un viernes 20 de mayo, la Hermana María Crescencia Pérez.
Vino al mundo de unos padres provenientes de Galicia (España), profundamente enraizados en la fe. Tuvieron siete hijos, y una vida pobre, propia de una familia de inmigrantes.
En 1918 hizo su profesión religiosa en la congregación de la hermanas Hijas de María Santísima del Huerto.
Sufrimientos diversos como la pobreza familiar y la muerte de su padre, la configuraron con el misterio de la cruz. Al consagrarse a Dios nació muy pronto un amor especial a la oración y una extraordinaria capacidad de sufrir.
En su apostolado los más beneficiados fueron los enfermos y los pobres: podemos decir que vivió una auténtica vocación de amor hacia ellos. Hizo propias las esperanzas, las angustias y las tristezas de las personas que trataban con ella. El supremo mandamiento del Señor “ámense los unos a los otros”·arraigó profundamente en esta sencilla monjita durante los años de su consagración.
El amor a la Virgen resplandeció también de un modo elocuente en su vida. La amó y veneró con afecto filial. A ella recurrió en todo momento, especialmente en las situaciones de dificultad y prueba. En sus fatigas y sufrimientos supo esperar y confiar. Y Dios, que no abandona a sus amigos, la recibió bien pronto en su casa del Cielo.
En su incansable actividad a pesar de su corta vida, sembró una semilla que poco después de su muerte dio abundante fruto. El amor a Jesús, ala Virgen María, a su Iglesia y a los pobres y humildes de su tiempo resumen el testimonio de una santidad sencilla y cotidiana, quela Iglesia reconocerá oficialmente muy pronto proclamando a María Crescencia como modelo e intercesora.+
Homilía de monseñor Marcelo Raúl Martorell, obispo Puerto Iguazú, para el XXIX domingo durante el año (16 de octubre de 2011). (AICA)
TÚ, SEÑOR, ERES GRANDE, EN TUS MANOS ESTÁN TODAS LAS COSAS
Los textos de la liturgia de este domingo pone a nuestra consideración el tema de la salvación y de cómo Dios interviene en la historia para lograr que ella se realice conforme a sus planes. San Pablo nos enseña que siempre interviene Dios en la historia para el bien de los que le aman. Quienes amamos y respetamos a Dios hemos de someternos a Él y de Él esperar los momentos y hechos propios de la salvación en el camino de nuestras vidas. Si es el Señor de la historia, frente a los hechos favorables o desfavorables a nuestra fe, El intervendrá en el momento oportuno para nuestra salvación.
En la primera lectura, el profeta Isaías (Is.45.1.4-6) nos relata cómo un pagano, Ciro, rey de Persia, ordena la repatriación de los judíos y la reconstrucción del Templo. Nos muestra cómo interviene Dios siempre en orden a la salvación, aún de manos de un pagano. Si Él es el Señor y creador, dueño de su viña, ¿cómo podrá olvidarse de ella y de los designios que le tiene preparado? Y es por eso que grita por boca de su profeta: “Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí no hay otro Dios”(Ib.5).
Es por eso quela Iglesiafiel ala Palabranos insta siempre, aún frente a los dolores más fuertes, a confiar en los caminos del Señor y a poner en Él toda nuestra esperanza y saber que así como sus caminos no son nuestros caminos, sus tiempos no son nuestros propios tiempos.La Escrituray la propia historia de salvación del pueblo de Israel nos muestran cómo esa confianza no es una confianza ciega, se asienta en la fe, que porque es racional, se transforma en una base de lanzamiento segura del hombre hacia Dios. No hemos puesto nuestra confianza y fe en un Dios de muertos, sino de vivos; en un Dios que es esperanza y aliento en la vida del hombre. Y por eso confiamos, como hombres cristianos, que en que en algún momento, en nuestra historia de fe, tan golpeada y ultrajada, Dios mandará algún Ciro que nos ayude con sus fuerzas a revertir y reconquistar la tierra de amor que cobija la viña del Señor y que hoy nos brinda a todos, pero especialmente a los más jóvenes, un ámbito propicio para vivir los caminos del Señor.
Si creemos que todo poder viene de Dios, y que depende de Él, aún separando los poderes humanos de los sobrenaturales y divinos, teniendo conciencia de que ambos no se confunden, como nos lo enseña el Señor en el evangelio de hoy (Mt. 22, 15-21): “dad al César lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”, enseñándonos así a respetar y distinguir el poder civil del poder sobrenatural, debemos sin embargo los cristianos, porque sabemos que él también viene de Dios, colaborar con el poder civil en la búsqueda de la verdad, la justicia la paz y el trabajo por el bien común; buscando así que todos podamos vivir bajo el influjo dela Verdad. Espor eso quela Iglesianos invita a todos a participar de la política, y en las tareas seculares, siendo para los fieles laicos una omisión grave abstenerse de ser presencia cristiana efectiva en sus ambientes (Ap.279).
Esto no implica que los miembros dela Iglesia, y especialmente la jerarquía, siguiendo siempre la verdad del evangelio, en ocasiones particulares, no haga indispensable la denuncia profética. (Ap.279.a). El seguimiento de Jesucristo implica siempre un compromiso con la verdad y el amor al prójimo, con el anhelo de hacer crecer y transformar la sociedad en la que vivimos en una sociedad más justa y evangélica, hasta que el Señor vuelva. Manteniendo, el cristiano, la defensa de la libertad de todos los hombres de honrar a Dios por encima de toda ley o autoridad política. Convencido de que Dios puede valerse también de las situaciones políticas más adversas e irreligiosas para realizar la historia de la salvación (ID 1392). Tengamos siempre presente esta realidad y esperemos con confianza los designios del Señor de la historia y de la vida que sabe intervenir en el momento oportuno en orden a la salvación.
Roguemos a María Santísima que interceda ante Jesús para que por la luz del Espíritu Santo sepamos leer rectamente la historia presente en nuestras vidas.
Mons. Marcelo Raúl Martorell, obispo Puerto Iguazú
ZENIT nos ofrece la intervención sobre desarme y seguridad internacional pronunciada por el observador permanente dela Santa Sede ante la ONU en Nueva York, el arzobispo Francis Chullikatt, el 11 de octubre de 2011 ante la Primera Comisión de la 66ª sesión de la Asamblea General dela ONU sobre el punto 87.
Señor Presidente,
La paz debe ser construida a través del derecho y el derecho se puede concretar si en cada una de las cuestiones individuales prevalece la razón. El “diálogo razonado” se funda en el reconocimiento de que, con el objetivo de construir una paz duradera, ¡la fuerza de la ley debe prevalecer siempre sobre la ley de la fuerza!
A este respecto, el mensaje dela Santa Sede siempre ha sido fuerte y claro.La Santa Sede está convencida de la necesidad de basar los cimientos de la paz reconociendo la importancia del diálogo y reforzando las relaciones de amistad. Este ha sido también el mensaje propuesto por la Jornada Interreligiosa de Asís de 2011, con el que el Papa Benedicto XVI, junto a una amplia coalición de líderes religiosos, desea poner de relieve la idea de que las religiones no representan un factor de conflicto, sino de pacificación entre los pueblos y que son capaces de realizar una importante contribución a la construcción de un humanismo integral que atribuya un lugar privilegiado a la dignidad trascendente de la persona humana.
En este contexto, la paz es también fruto de la justicia, de la solidaridad y del desarrollo. Existe un vínculo íntimo entre el desarrollo y el desarme; en el marco de una sociedad edificada sobre el derecho, el desarme genera desarrollo, y el desarrollo humano integral tiene repercusiones profundas y benéficas sobre la construcción de la paz y la resolución de las cuestiones relacionadas con la seguridad.
Desde esta perspectiva,la Santa Sede afirma con firmeza su crítica a la carrera armamentística y pretende desarrollar su análisis en la esfera de las relaciones internacionales según el criterio de que la ley debe prevalecer siempre sobre la violencia. Desgraciadamente, el gasto militar en el mundo continua creciendo, según las estadísticas más recientes -las del 2010- giraba en torno a los 1.630.000 millones de dólares americanos, con un crecimiento constante con respecto al año anterior (1.569.000 millones de dólares americanos). Este dato contradice de un modo evidente los Objetivos de Desarrollo del Milenio y, como hemos repetido en diversas ocasiones, contrasta claramente conla Cartade Naciones Unidas, que compromete a los Estados con el mantenimiento “de la paz y de la seguridad internacional con el mínimo dispendio de los recursos humanos y económicos mundiales para el armamento” (Carta de las Naciones Unidas, art. 26).
La comunidad internacional debe, por tanto, confrontarse con la urgente necesidad de poner un freno a esta deplorable carrera armamentística y promover un corte importante a los gastos militares. Claro que este recorte podría ser posible sólo en un clima de menor miedo y mayor confianza. Un recorte a los gastos militares podría dar mayor credibilidad a la prohibición de usar la fuerza en las relaciones internacionales, permitiendo, así, el poder asegurar un mayor respeto del derecho internacional y radicar la paz en la justicia, ya sea en las relaciones entre las naciones, ya sea en el interior de cada nación; además hace posible garantizar la seguridad en condiciones mejores y destinar las enormes sumas de dinero ahorradas a fines pacíficos.
Es, por tanto, necesario además de urgente que la comunidad internacional dedique su atención a estas cuestiones y que, consecuentemente, actúe de acuerdo a los importantes y laudables objetivos que se ha planteado.
Señor Presidente,
Estas reflexiones adquieren mayor importancia si se observa que en 2010, como también en2011, ha habido pocos progresos en el ámbito del desarme, del control de las armas y de la reducción o de la reconversión de los gastos familiares a favor del desarrollo pacífico de los pueblos. Emblemático de esta preocupante situación es el hecho de que, desde hace demasiados años,la Conferencia sobre el Desarme parece atravesar una crisis que impide su actividad y su eficacia.
La situación, sin embargo, no carece de algún signo de esperanza. Un factor positivo revelado en 2010 fue la reducción estratégica real de las armas nucleares. Sin embargo, para ser plenamente eficaz, debe ser apoyada por una perspectiva política clara y positiva. Los recientes desastres, especialmente el dramático episodio de Fukushima en Japón, nos obligan a realizar una reflexión seria y amplia sobre el uso de la energía nuclear tanto en el ámbito civil como en el militar. A este respecto, es necesario retomar el trabajo sobre el Tratado de prohibición del material fisible y al mismo tiempo es necesario poner remedio a la inexistente entrada en vigor del Tratado para la prohibición de las pruebas nucleares: la obligación de abstenerse a realizar estas pruebas, así como el desarme nuclear, son las condiciones necesarias para persuadir a los Estados que todavía no poseen armas nucleares a respetar las normas de la no proliferación.
Hay también algunos aspectos positivos en el ámbito de las armas convencionales. Me refiero en particular a la Convención sobre las armas de racimo, firmemente apoyada por la Santa Sede, además del concepto fundamental, comprendido en la Convención, de la primaria importancia de la asistencia a las víctimas. En este contexto es necesario darle el mérito a la preciosa labor desarrollada, junto a algunos Estados, por algunas ONG. Esta cooperación debería ser valorada cada vez más y considerada un signo alentador de la vitalidad del compromiso de la sociedad civil con los valores de la justicia y de la paz.
Señor Presidente,
Hay otra observación que la Santa Sede desea realizar y es en referencia al proceso del Tratado sobre el comercio de armas, para el que el 2012 será un año importante, ya que la prevista Conferencia debería conducir a la redacción de un texto. En este contexto, las armas ligeras y de pequeño calibre no deben ser consideradas como una mercancía cualquiera que se pone a la venta en los mercados globales, regionales o nacionales. La producción, el comercio y la posesión de las mismas tienen implicaciones éticas y sociales. Deben ser reglamentadas de acuerdo a principios específicos de naturaleza moral y legal. Es necesario realizar todo esfuerzo necesario para prevenir la proliferación de todos los tipos de armas, que alientan las guerras locales y la violencia urbana y cada día asesinan a demasiadas personas en el mundo. De aquí la urgencia de adoptar algún instrumento legal, quela Santa Sede apoya plenamente, con medidas legalmente vinculantes para el control del comercio de armas y municiones convencionales a nivel global, regional y nacional.
La Santa Sedeha reconocido, a menudo, la gran importancia del actual proceso para el Tratado sobre el comercio de armas, ya que afronta de forma especial el grave coste humano producido por el comercio ilícito de armas. Un comercio de armas no reglamentado y no transparente, además de la ausencia de sistemas eficaces de control del comercio de armas a nivel internacional, producen graves consecuencias humanitarias, retrasando un desarrollo humano integral, minando el Estado de derecho, aumentando los conflictos y la inestabilidad en todo el mundo, ponen en peligro los procesos de construcción de la paz en los distintos países y difunden una cultura de violencia y de impunidad. Por esto, debemos tener siempre presentes las graves repercusiones que el comercio ilegítimo de armas tiene sobre la paz, sobre el desarrollo, sobre los derechos humanos y sobre la situación humanitaria, y especialmente, su fuerte impacto sobre las mujeres y los niños. Estas cuestiones pueden ser resueltas de modo eficaz sólo a través del compartir las responsabilidades por parte de todos los miembros de la comunidad internacional.
El resultado del actual proceso para el Tratado sobre el comercio de armas pondrá a prueba la voluntad política de los Estados de asumir sus propias responsabilidades morales y legales, con el fin de reforzar ulteriormente el régimen internacional sobre el comercio de armas no reglamentado que existe actualmente. El hecho de prestar atención al inmenso número de personas afectas y sufrientes a causa de la difusión ilegítima de armas y municiones debería desafiar a la comunidad internacional a llegar a un Tratado para el comercio de las armas eficaz y viable. Su objetivo principal no debe ser sólo la reglamentación del comercio de armas convencionales o frenar el mercado negro de las mismas, sino sobre todo el de proteger la vida humana y construir un mundo más respetuoso con la dignidad humana.
La Santa Sede está convencida de que un Tratado sobre el comercio de armas puede dar una contribución importante a la promoción de una cultura de la paz verdaderamente global, a través de la cooperación responsable de los Estados, en colaboración con la industria de armas y en la solidaridad con la sociedad civil. Desde esta perspectiva, los esfuerzos actuales para adoptar un Tratado para el comercio de armas podría convertirse verdaderamente en un signo propicio de la voluntad política de las naciones y de los Gobiernos, tan necesaria, que asegure más paz, justicia, estabilidad y prosperidad en el mundo.
[Traducción de la versión italiana publicada en L'Osservatore Romano realizada por Carmen Álvarez]
ZENIT nos ofrece el mensaje de, bajo el título de Cristianos e hindúes: unidos en la promoción de la libertad religiosa, el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso ha dirigido a los hindúes con motivo de la fiesta de Deepavali 2011.
"Cristianos e hindúes: unidos en la promoción de la libertad religiosa"
Queridos amigos hindúes,
1. El Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso está encantado de mandaros sus cordiales felicitaciones en la celebración del Deepavali del 26 de octubre de este año. Que Dios, fuente de toda luz, ilumine vuestros corazones, hogares y comunidades para una vida de paz y de prosperidad.
2. Manteniendo nuestra tradición de compartir una reflexión en esta ocasión, proponemos este año el tema dela Libertad Religiosa.Esta cuestión está ocupando el centro de los escenarios de muchos lugares, llamando nuestra atención hacia aquellos miembros de la familia humana que han sido expuestos a prejuicios, propaganda de odio, discriminación y persecución a causa de su confesión religiosa. La libertad religiosa es la respuesta a los conflictos por motivos religiosos en muchas partes del mundo. En medio de la violencia provocada por estos conflictos, muchos anhelan desesperadamente la coexistencia pacífica y el desarrollo integral humano.
3. La libertad religiosa se cuenta entre los derechos humanos fundamentales arraigados en la dignidad de la persona humana. Cuando se pone en peligro o se niega, el resto de derechos humanos está en peligro también. La libertad religiosa incluye necesariamente la inmunidad de la coacción de cualquier individuo, grupo, comunidad o institución. Aunque este derecho implica la libertad de cada persona de profesar, practicar y propagar su religión o creencia, en público o en privado, solo o en comunidad, también implica la seria obligación por parte de las autoridades civiles, individuos o grupos de respetar la libertad de los demás. Más aún, incluye la libertad de cambiar de religión.
4. Cuando es respetada y promovida, la libertad religiosa permite a los creyentes ser más entusiastas en la cooperación con sus conciudadanos en la construcción de un orden social más justo y humano. Pero donde y cuando se la niega, suprime o viola, “la afirmación de una la paz auténtica y estable para toda la familia humana” se ahoga y se frustra (cf. Papa Benedicto XVI, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 2011). Hay muchos ámbitos en los que se puede hacer una contribución específica al bien común, como la defensa de la vida y la dignidad de la familia, la buena educación de los niños, la honestidad en la conducta diaria y la preservación de los recursos naturales por mencionar algunas. Esforcémonos en unir nuestras manos en la promoción de la libertad religiosa como responsabilidad compartida, pidiendo a los líderes de las naciones que no hagan caso omiso de la dimensión religiosa de la persona humana.
5. El mismo día que vosotros celebráis Deepavali este año, muchos líderes religiosos de todo el mundo se unirán al Papa Benedicto XVI en su Peregrinación a Asís, para renovar la promesa hecha hace veinticinco años, bajo el liderazgo del Beato Juan Pablo II, de crear canales religiosos de paz y de armonía. Estaremos unidos espiritualmente con ellos, confiando en que los creyentes sigan siendo una bendición para el mundo entero.
Os deseamos cordialmente una gozosa celebración de Deepavali.
Cardenal Jean-Louis Tauran
Presidente
Arzobispo Pier Luigi Celata
Secretario
ZENIT nos ofrece el discurso que Benedicto XVI dirigió a los obispos de Australia al recibirles el jueves 20 de Octubre de 2011 en el Vaticano con motivo de su visita ad Limina.
Queridos hermanos obispos,
estoy encantado de daros mi cálida bienvenida con ocasión de vuestra visita ad Limina Apostolorum. Esta peregrinación a las tumbas de san Pedro y san Pablo os regala una importante ocasión de reforzar los lazos de comunión en la única Iglesia de Cristo. Este momento es, además, una oportunidad privilegiada de reafirmar nuestra unidad y afecto fraternal que debe siempre caracterizar las relaciones en el Colegio de los Obispos, con y bajo el Sucesor de Pedro. Deseo agradecer a monseñor Wilson sus amables palabras que me ha dirigido en vuestro nombre. Mis cordiales saludos a los sacerdotes, religiosos y religiosas, y a los fieles laicos de Australia. Os pido que les aseguréis mis oraciones por su paz, prosperidad y bienestar espiritual.
Como señalaba en su discurso, la Iglesia en Australia está marcada por dos momentos de gracia de los últimos años. En primer lugar,la Jornada Mundial de la Juventud fue bendecida con un gran éxito y, junto a vosotros, vi como el Espíritu Santo movía a los jóvenes reunidos en vuestra tierra natal, provenientes de todo el mundo. También me enteré por vuestros informes del continuo impacto de esta celebración. No sólo Sydney, también el resto de diócesis del país dieron la bienvenida a los jóvenes católicos de todo el mundo que venían a profundizar su fe en Jesucristo junto a sus hermanos y hermanas de Australia. Vuestros sacerdotes y fieles vieron y experimentaron la vitalidad juvenil dela Iglesiaa la que todos pertenecemos y la importancia perenne dela Buena Noticiaque debe ser proclamada nuevamente a cada generación. Creo que una de las consecuencias a destacar del evento está todavía por verse en los numerosos jóvenes que están discerniendo sus vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa. El Espíritu Santo no cesa de despertar en los corazones jóvenes el deseo de santidad y celo apostólico. Debéis continuar fomentando el acercamiento radical a la persona de Jesucristo, cuya atracción les inspire a dar sus vidas completamente a Él y al servicio del Evangelio enla Iglesia. Asistiéndoles, ayudaréis a otros jóvenes a reflexionar seriamente en la posibilidad de una vida en el sacerdocio o consagrada. También reforzaréis un amor semejante y una fidelidad inquebrantable en los hombres y mujeres que ya han aceptado la llamada del Señor.
La canonización el año pasado de Santa María dela Cruz MacKillopfue otro gran evento en la vida dela Iglesia australiana. Sin duda, ella es un ejemplo de santidad y de dedicación para los australianos y parala Iglesiade todo el mundo, especialmente para las religiosas que trabajan en la educación de los jóvenes. En circunstancias, a menudo muy difíciles, Santa María permaneció firme, una madre espiritual amorosa para las mujeres y los niños a su cuidado, una maestra innovadora para los jóvenes y un modelo de energía para los que están preocupados con la excelencia en la educación. Ella está justamente considerada por sus compatriotas australianos como un ejemplo de bondad personal que vale la pena imitar. Santa María está hoy dentro dela Iglesiapor su disposición a la voluntad del Espíritu Santo y por su celo por el bien de las almas que atrajo a muchos otros a seguir sus pasos. Su fe vigorosa, traducida en una acción dedicada y paciente, fue su regalo a Australia; su vida de santidad es un maravilloso regalo de vuestro país ala Iglesiay a todo el mundo. Que su ejemplo y oraciones inspiren las acciones de padres, religiosos, maestros y demás personas que se preocupan del bien de los niños, de protegerlos de todo daño y de que tengan una educación de calidad para un futuro próspero y feliz.
La respuesta valiente de Santa María MacKillop a las dificultades que tuvo que enfrentar a través de su vida quizás inspire a los católicos a colaborar conla Nueva Evangelizacióny los serios desafíos que plantea la difusión del Evangelio en la sociedad en su conjunto. Todos los miembros dela Iglesianecesitan ser formados en su fe, desde una catequesis de calidad para los niños, y una educación religiosa impartida en sus escuelas católicas hasta los muy necesarios programas de catequesis para adultos. Los sacerdotes y religiosos deben ser asistidos y alentados por una formación continua de los suyos, con una profunda vida espiritual en un mundo donde la rápida secularización nos rodea. Es urgente asegurarse de que todos los que están confiados a su cargo entiendan, acepten y propongan la fe católica de forma inteligente y voluntariosa a los demás. En este sentido, vosotros, vuestros sacerdotes y vuestra gente dará testimonio de su fe con la palabra y el ejemplo de una forma convincente y atractiva. La gente de buena voluntad, viendo vuestro testimonio, responderá con naturalidad a la verdad, a la bondad y a la esperanza que vosotros representáis.
Es cierto que la vuestra es una preocupación pastoral que se ha hecho más pesada por pecados pasados y errores de otros, lamentablemente incluidos sacerdotes y religiosos; pero la tarea que recae ahora en vosotros consiste en reparar los errores del pasado con honestidad y apertura, para construir, con humildad y determinación, un futuro mejor para los afectados. Por lo tanto, os animo a continuar siendo pastores de almas que, junto a vuestros sacerdotes, estén siempre preparados a dar un paso más en al amor y la verdad por el bien de las conciencias del rebaño confiado a vosotros (cf. Mt 5:41), tratando de preservar su santidad, de enseñarles humildemente y conducirlos irreprochablemente por los caminos de la fe católica.
Finalmente, como obispos, sed conscientes de vuestro especial deber de cuidar la celebración de la liturgia. La nueva traducción del Misal Romano, que es el fruto de una destacable cooperación de la Santa Sede, los obispos y expertos de todo el mundo, pretende enriquecer y profundizar el sacrificio de alabanza ofrecido a Dios por su pueblo. Ayudad a vuestro clero a acoger y valorar lo que se ha logrado, para que a su vez ellos puedan asistir a los fieles a acostumbrarse a la nueva traducción. Como sabemos, la sagrada liturgia y sus formas están escritas profundamente en el corazón de cada católico. Haced todo lo que podáis para ayudar a los catequistas y músicos en sus respectivas preparaciones para hacer de la celebración del rito romano en vuestras diócesis un momento de gracia y de belleza, que sea digno del Señor y espiritualmente enriquecedor para todos. En este sentido, así como en vuestros esfuerzos pastorales, conducid ala Iglesiaen Australia hacia su patria celestial bajo el signo dela Cruzdel Sur.
Con estos pensamientos, queridos hermanos obispos, os renuevo mis sentimientos de afecto y de estima, os encomiendo a todos a la intercesión de santa María MacKillop. Asegurándoos mis oraciones por vosotros y por los que se encomiendan a vuestro cuidado, estoy encantado de impartiros mi Bendición Apostólica como prenda de gracia y de paz en el Señor. Gracias.
[Traducción del original inglés por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
VATICANO - Entrevista al padre Fernando Domínguez, Rector del Colegio Pontificio Urbano, "tratamos de cultivar en nuestros seminaristas un fuerte espíritu misionero, que pueda convertirse en un fundamento en su diócesis"
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Cada año un gran número de seminaristas en los territorios misioneros son enviados por sus obispos a Roma para completar sus estudios y volver así a las Iglesias locales de origen con una cultura visible y pastoral. La Agencia Fides ha realizado algunas preguntas al padre Fernando Domínguez, un misionero comboniano, rector del Colegio Pontificio Urbano, sostenido por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos a través de la Fundación Domus Urbaniana.
¿Cuáles son las metas y objetivos para los cuales se estableció el Colegio Urbano?
El Pontificio Colegio Urbano fue fundada en el siglo XVII por el Papa Urbano VIII, con el propósito expreso de la preparación de los sacerdotes que estaban dispuestos a ir a situaciones en las que era necesario anunciar el Evangelio. Por lo tanto, un seminario "misionero", desde sus orígenes. Otro de los objetivos, siempre presente desde los primeros tiempos y aún vigentes hoy en día, es la de cultivar la comunión entre las diversas tradiciones eclesiales, en comunión con el Santo Padre. Por lo que siempre ha sido la presencia de los seminaristas que pertenecen a las Iglesias de rito oriental católico, proveniente tanto de Europa del Este como de Oriente Medio y la India.
Entre los objetivos del Colegio Urbano ha estado siempre la formación de los seminaristas provenientes de las nuevas iglesias misioneras. Por lo tanto, está claro que cada iglesia está llamada a convertirse en misionera desde los primeros días de su vida. Recuerdo a este respecto el ejemplo de San Daniel Comboni, Obispo y fundador de la Iglesia moderna en Sudán, que ya en el momento de la primera evangelización enviaba a este Colegio seminaristas Sudán. Hoy en día tratamos de cultivar en nuestros seminaristas un fuerte espíritu misionero, que podría convertirse en fundamento para su diócesis.
Nos esforzamos en cultivar un fuerte sentido de pertenencia a la Iglesia Católica, respetando y promoviendo las características de las tradiciones eclesiales que provienen de nuestros seminaristas. Por lo tanto, celebramos no sólo la liturgia según el rito romano, pero a menudo también en los otros ritos de la Iglesia Católica, el Caldeo, Antioquía de Siria, Maronitas, Coptos, Siro-malabar y Siro malankar.
¿Quiénes son los invitados del Colegio?
Los seminaristas que, junto con los formadores componen nuestra comunidad, este año proceden de 28 países y 4 continentes. Mientras que en África tenemos pequeños grupos de diferentes países, los grupos de Asia son los más numerosos. El grupo más visible proviene de la India, con una representación importante de los tres ritos (Romano, Malabar y Malankar). El segundo grupo asiático proviene de China. Un número importante también es el de Vietnam y Pakistán. Incluso los 12 formadores que acompañan el viaje de los seminaristas al sacerdocio provienen de 10 países diferentes y 3 continentes. Este año por primera vez tenemos un formador chino.
Todos nuestros seminaristas realizan sus estudios en la Universidad Urbaniana, bien conocida por su propósito misionero. En el año actual curso académico, 103 seminaristas siguen los programas de Licenciatura en Teología, mientras que otros 57 se dedican a diversos programas de especialización en vista de las áreas de licencia canónica de estudio tales como la Misionología, Filosofía, Teología, Derecho Canónico, la Biblia. Todas las habilidades serán de gran beneficio para la vida pastoral de su Iglesia de origen y, especialmente, en los seminarios de formación.
¿Cuáles son los signos que el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos ha dado al Colegio en la apertura de la pastoral?
Durante la celebración que marcó el inicio del año académico-educativo, su excelencia monseñor Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, no dejó de recordar a los formadores y a los seminaristas el privilegio de que todos debemos servir y estudiar en el Colegio Pontificio Urbano. Aquí se puede aprender muchos aspectos de la vida de la Iglesia Católica que se viven en varias partes del mundo. El Arzobispo señaló también como la gran variedad y diversidad que existe entre nosotros no es una amenaza ni una amenaza a nuestra identidad cristiana, sino más bien enriquece y la hace ser verdaderamente católica. El Prefecto del Dicasterio Misionero también nos invitó a sacar el máximo provecho de nuestra cercanía con el Santo Padre y de las tumbas de San Pedro y San Pablo, una oportunidad única para el enriquecimiento espiritual y el conocimiento de la historia de la Iglesia y su vida actual. La Iglesia invierte mucho en nosotros y cuenta con nuestra dedicación generosa, ahora en nuestro futuro.
¿Hay iniciativas concretas que la Comunidad del Colegio promueve con motivo de la Jornada Mundial de las Misiones?
Para celebrar la Jornada Misionera Mundial, el grupo de seminaristas a cargo de la misión en nuestra comunidad ofrece a todos información sobre las varias situaciones misioneras de la Iglesia. Como preparación inmediata, organizamos en la iglesia de San Gregorio VII, en Roma, una vigilia de oración misionera abierta a todos, el sábado 22 de octubre a las 21 horas. Esta vigilia también contará con la participación activa de los Catequistas del Colegio Pontificio Misionero de San José y estará presidida por el arzobispo monseñor Savio Hon, Secretario del Dicasterio Misionero. En este domingo misionero la presencia de los seminaristas en muchas parroquias de Roma sin duda tendrá un significado especial. (SL) (Agencia Fides 19/10/2011)
ZENIT nos ofrece la catequesis perteneciente al ciclo de la oración que el Papa Benedicto XVI pronunció el miércoles 19 de Octubre de 2011 durante la audiencia general con los peregrinos provenientes de Italia y de todas partes del mundo.
Queridos hermanos y hermanas,
Hoy querría meditar con vosotros un Salmo que resume toda la historia de salvación de la que el Antiguo Testamento nos da testimonio. Se trata de un gran himno de alabanza que celebra al Señor en las múltiples, repetidas manifestaciones de su bondad a través de la historia de los hombres: es el Salmo 136, o 135 según la tradición greco-latina.
Solemne oración de acción de gracias, conocido como el “Gran Hallel”, este Salmo se canta tradicionalmente al final de la cena pascual hebrea y Jesús probablemente también lo rezó en la última Pascua celebrada con los discípulos; a eso parece que se refiere la nota de los Evangelistas: “Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos” (cf. Mt 26,30; Mc 14,26). El horizonte de la alabanza ilumina así el difícil camino hacia el Gólgota. Todo el Salmo 136 se desarrolla en forma de letanía con la repetición de la antífona “porque su amor es para siempre”. A través de la composición se enumeran los muchos prodigios de Dios en la historia de los hombres y sus continuas intervenciones a favor de su pueblo; y a cada proclamación de la acción salvífica del Señor responde la antífona con la motivación fundamental de la alabanza: el amor eterno de Dios, un amor que, según el término judío utilizado, implica fidelidad, misericordia, bondad, gracia, ternura. Y este es el motivo que une todo el Salmo, repetido siempre de forma similar, mientras cambian las manifestaciones puntuales y paradigmáticas: la creación, la liberación del éxodo, el don de la tierra, la ayuda providencial y constante del Señor hacia su pueblo y a cada criatura.
Después de una triple invitación al agradecimiento al Dios soberano (vv. 1-3), se celebra al Señor como aquel que hace “grandes maravillas” (v.4), la primera de las cuales es la creación: el cielo, la tierra, los astros (vv. 5-9). El mundo creado no es un simple escenario en el que se inserta la actuación salvífica de Dios, sino que es el inicio de esta actuación maravillosa. Conla Creación, el Señor se manifiesta en toda su bondad y belleza, se compromete con la vida, revelando una voluntad de bien de la que emana toda actuación de salvación. Y en nuestro Salmo, haciéndose eco del primer capítulo del Génesis, el mundo creado se resume es sus elementos principales, insistiendo, especialmente, en los astros, el sol, la luna, las estrellas, criaturas magníficas que gobiernan el día y la noche. No se habla aquí de la creación del ser humano, pero está presente; el sol y la luna son para él -para el hombre-, para calcular el tiempo del hombre, poniéndolo en relación con el Creador, sobre todo a través de la indicación de los tiempos litúrgicos.
Y es la misma fiesta de Pascua la que se evoca poco después, cuando pasando a la manifestación de Dios en la historia, se inicia el gran suceso de la liberación de la esclavitud de los egipcios, del éxodo, marcado con sus elementos más significativos: la liberación de Egipto con la plaga de los primogénitos egipcios, la salida de Egipto, el paso del Mar Rojo, el camino en el desierto hasta la entrada a la tierra prometida (vv.10-20). Estamos en el momento originario de la historia de Israel. Dios ha intervenido potentemente para llevar a su pueblo a la libertad; a través de Moisés, su enviado, se ha impuesto al faraón revelándose en toda su grandeza y, finalmente, ha vencido la resistencia de los egipcios con el terrible flagelo de la muerte de los primogénitos. Así Israel puede dejar el país de la esclavitud, con el oro de sus opresores (cf. Ex 12,35-36), “con la mano alzada” (Ex 14,8), en el signo exultante de la victoria. También en el Mar Rojo, el Señor actúa con poder misericordioso.
Ante un Israel aterrorizado por la visión de los egipcios que los persiguen, hasta el punto de que se lamentan de haber dejado Egipto (cf. Ex 14,10-12), Dios, come dice nuestro Salmo, “el mar de Suf partió en dos […] por medio a Israel hizo pasar […] hundió en él al faraón con sus huestes” (vv. 13-15). La imagen del Mar Rojo “partido” en dos, parece evocar la idea del mar como un gran monstruo que se corta en dos trozos y que resulta inofensivo. El poder del Señor vence la peligrosidad de las fuerzas de la naturaleza y de las militares puestas en juego por los hombres: el mar, que parece bloquear el camino al pueblo de Dios, deja pasar a Israel a pie seco y después se cierra sobre los Egipcios ahogándolos. “Mano potente y tenso brazo” del Señor (cf. Dt 5,15; 7,19; 26,8) se muestran así en toda su fuerza salvífica: el injusto opresor ha sido vencido, ahogado en las aguas, mientras que el pueblo de Dios “pasa por medio” de ellas para continuar su camino hacia la libertad.
A este camino se refiere nuestro Salmo recordando, con una frase brevísima, el largo peregrinar de Israel hacia la tierra prometida: “Guió a su pueblo en el desierto, porque es eterno su amor” (v.16). Estas pocas palabras contienen una experiencia de cuarenta años, un tiempo decisivo para Israel que, dejándose guiar por el Señor, aprende a vivir en la fe, en la obediencia y en la docilidad a la ley de Dios. Son años difíciles, marcados por la dureza de la vida en el desierto, aunque también son años felices, de confianza en el Señor, de confianza filial; es el tiempo de la “juventud”, como lo define el profeta Jeremías hablando a Israel, en nombre del Señor, con expresiones llenas de ternura y de nostalgia: “De ti recuerdo tu cariño juvenil, el amor de tu noviazgo; aquel seguirme tú por el desierto, por la tierra no sembrada (Jr 2,2). El Señor, como el pastor del Salmo 23 que ya hemos visto en otra catequesis, durante cuarenta años guió a su pueblo, lo educó y amó, llevándolo hasta la tierra prometida, venciendo también las resistencias y hostilidades de pueblos enemigos que querían obstaculizar el camino de la salvación (cf. vv. 17-20).
En la descripción de las “grandes maravillas” que nuestro Salmo enumera, se llega al momento del don final, del cumplimiento de la promesa divina hecha a los Padres: “Y dio sus tierras en herencia, porque es eterno su amor; en herencia a su siervo Israel, porque es eterno su amor (vv. 21-22). En la celebración del amor eterno del Señor, se hace ahora memoria del don de la tierra, un don que el pueblo debe recibir pero sin poseer, viviendo continuamente con un comportamiento de acogida consciente y agradecida. Israel recibe el territorio donde habitar como “herencia”, un término que designa de un modo genérico la posesión de un bien recibido de otro, un derecho de propiedad que, de forma específica, hace referencia al patrimonio paterno. Una de las prerrogativas de Dios es la de “dar”; y ahora al final del camino del éxodo, Israel, destinatario del don, como un hijo, entra en el país de la promesa realizada. Ha terminado el tiempo del vagabundeo, bajo las tiendas, en una vida marcada por la precariedad. Ahora ha comenzado el tiempo feliz de la estabilidad, de la alegría de construir casas, de plantar las viñas, de vivir en la seguridad (cf. Dt 8,7-13). Pero es también el tiempo de la tentación de los ídolos, de la contaminación con los paganos, de la autosuficiencia que hace caer en el olvido el Origen del don. Por esto el Salmista menciona la humillación y los enemigos, una realidad de muerte en la que el Señor, de nuevo, se revela como Salvador: “En nuestra humillación se acordó de nosotros, porque es eterno su amor; y nos libró de nuestros adversarios, ¡porque es eterno su amor! (vv. 23-24).
En este punto nace la pregunta: ¿Cómo podemos hacer de este Salmo nuestra oración, cómo podemos apropiarnos, por nuestra oración, de este Salmo? Es muy importante el marco del Salmo, al principio y al final: está la creación. Volveremos a este punto: la creación como el gran don de Dios del que vivimos, en el que Él se revela en su bondad y en su grandeza. Por tanto, tener presente la creación como don de Dios es un punto común para todos nosotros. Después continúa la historia de salvación. Naturalmente podemos decir: esta liberación de Egipto, el tiempo del desierto, la entrada enla Tierra Santay después los demás problemas, están muy lejanos de nosotros, no es nuestra historia. Pero debemos estar atentos a la estructura fundamental de esta oración. La estructura fundamental es que Israel se acuerda de la bondad del Señor. En esta historia hay muchos valles oscuros, muchos momentos de dificultades y de muerte, pero Israel se acuerda de que Dios era bueno y puede sobrevivir en este valle oscuro, en este valle de muerte porque se acuerda. Tiene el recuerdo de la bondad del Señor, de su poder; su misericordia es eterna. Y esto es importante también para nosotros: acordarnos de la bondad del Señor. La memoria se convierte en fuerza de la esperanza. El recuerdo nos dice: Dios está, Dios es bueno, eterna es su misericordia. Y así el recuerdo abre, incluso en la oscuridad de un día, de un momento, el camino hacia el futuro: es la luz y la estrella que nos guía. También nosotros tenemos un recuerdo del bien, del amor misericordioso, eterno de Dios. La historia de Israel ya es un memorial también para nosotros, cómo se muestra Dios, cómo se ha creado un pueblo. Después Dios se ha hecho hombre, uno de nosotros: ha vivido con nosotros, ha sufrido con nosotros, ha muerto por nosotros. Permanece con nosotros en el Sacramento y enla Palabra. Esuna historia, un memorial de la bondad de Dios que nos asegura su bondad: su amor es eterno. Y también en estos dos mil años de historia dela Iglesia, está siempre, la bondad del Señor. Después del periodo oscuro de la persecución nazi y comunista, Dios nos ha liberado, ha mostrado que es bueno, que tiene fuerza, que su misericordia vale para siempre. Y, como en la historia común, colectiva, está presente esta memoria de la bondad de Dios, nos ayuda, se convierte en estrella de esperanza, de manera que cada uno tiene su historia personal de salvación, y debemos hacer un tesoro de esta historia, tener siempre presentes en la memoria las grandes cosas que Dios ha hecho en mi vida, para tener confianza: su misericordia es eterna. Y si hoy estoy en la noche oscura, mañana Él me libera porque su misericordia es eterna.
Volvamos al Salmo, porque, al final, vuelve a la creación. El Señor -dice así- “Él da el pan a toda carne, porque es eterno su amor” (v. 25). La oración del Salmo se concluye con una invitación a la alabanza: “¡Dad gracias al Dios de los cielos, porque es eterno su amor!”. El Señor es el Padre bueno y providente, que da la herencia a sus propios hijos y el alimento para que todos vivan. El Dios que ha creado los cielos y la tierra y las grandes luces celestes, que entra en la historia de los hombres para llevar a la salvación a todos sus hijos, es el Dios que llena el universo con su presencia de bien, cuidando la vida y dando el pan. El invisible poder del Creador y Señor cantado en el Salmo se revela en la pequeña visibilidad del pan que nos da, con el que nos hace vivir. Y así este pan cotidiano simboliza y sintetiza el amor de Dios como Padre, y nos abre al cumplimiento del Nuevo Testamento, a aquel “pan de la vida”,la Eucaristía, que nos acompaña en nuestra existencia de creyentes, anticipando la alegría definitiva del banquete mesiánico en el Cielo.
Hermanos y hermanas, la alabanza del Salmo 136 nos ha hecho recorrer las etapas más importantes de la historia de la salvación, hasta alcanzar el misterio pascual, en el que la acción salvadora de Dios llega a su culmen. Con alegría consciente celebramos, por tanto, al Creador, Salvador y Padre fiel, que “tanto amó al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16). En la plenitud de los tiempos, el Hijo de Dios se hace hombre para dar vida, para salvarnos a cada uno de nosotros, y se da como pan en el misterio eucarístico para hacernos entrar en su alianza que nos convierte en hijos. A todo esto llega la misericordia de Dios y la sublimidad de “su amor eterno”.
Quisiera concluir esta catequesis haciendo mías las palabras que San Juan escribe en su Primera Carta y que debemos tener siempre presentes en nuestra oración “¡Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! (1Jn 3,1). Gracias.
[Después, saludó a los peregrinos en distintas lenguas. En italiano, dijo:]
Queridos hermanos y hermanas, dirijo una bienvenida cordial a los peregrinos de lengua italiana. En especial, un particular saludo a los fieles de Florencia, acompañados por su pastor monseñor Giuseppe Betori, que han venido aquí en ocasión del 25° aniversario de la beatificación de Sor Teresa María dela Cruz; espero que, con el ejemplo de tal discípula fiel de Cristo, todos puedan testificar, con renovado fervor, el Evangelio de la caridad. Saludo a los fieles de Rogliano y les animo a proseguir con generosidad en el camino de la fidelidad ala Iglesia.
Saludo, finalmente, a los enfermos, a los recién casados y a los jóvenes, en especial a los confirmandos de la diócesis de Faenza-Modigliana, dirigidos por monseñor Claudio Stagni. Ayer celebramos la fiesta de San Lucas evangelista. Que su amor por Cristo os sostenga a vosotros, enfermos, y os ayude a aceptar los sufrimientos en unión con el divino Maestro; os animo a vosotros, queridos recién casados, a vivir con plenitud el Sacramento del Matrimonio, y favorezca en vosotros, jóvenes, una adhesión cada vez más convencida ala Palabrade salvación para testimoniarla con alegría a vuestros coetáneos.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece el discurso que Benedicto XVI dirigió el lunes 17 de Octubre de 2011 a una delegación dela Iglesia siro-malabar guiada por Su BeatitudGeorge Alencherry, arzobispo Mayor de Ernakulam-Angamaly de los Siro-Malabares (India).
Su Beatitud,
Estoy encantado de saludarle a usted y a los miembros del Sínodo Permanente dela Iglesia Siro-malabarque habéis viajado a Roma en una expresión de la comunión con el Sucesor de Pedro, y quiero agradecerle las amables palabras que me ha dirigido en su nombre y en el de los demás. Esta visita es importante, ya que se produce poco después de su elección como Arzobispo Mayor. Viniendo aquí, ofrece un signo de comunión jerárquica que usted ya expresó en su reciente carta pidiéndome confirmación de su elección.
Su predecesor, el cardenal Varkey Vithayathil, ha dejado un legado sobre el que usted y sus hermanos obispos querréis seguramente construir. En este contexto, quisiera recordar el ejemplo de dos santos patronos de la iglesia siro-malabar, santa Alfonsa Muttathupadathu y el Beato Kuriakose Elias Chavara, que fueron beatificados por el Beato Juan Pablo II, durante su visita a Kerala hace 25 años. Después se me concedió la gracia de canonizar a santa Alfonsa en 2008. En vuestra patria,la Iglesia Siro-Malabarcontinúa disfrutando del respeto de la comunidad local por su trabajo en la educación y por sus instituciones sociales y caritativas al servicio de toda la comunidad. Sé que la vida para los cristianos ha sido complicada por una desconfianza de naturaleza sectaria e incluso por la violencia pero os animo a continuar trabajando por el bien de todas las religiones en la zona, para mantener la paz y la armonía de la región, por el bien dela Iglesiay de todos los ciudadanos.
Dentro de la misma Iglesia hay símbolos esperanzadores de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada que os ayudarán a mantener vuestro cuidado pastoral. Tened en cuenta los retos que surjan en la formación de sacerdotes y de religiosos, en la vida familiar cristiana y en el cuidado pastoral a los fieles. Os felicito por vuestros esfuerzos para mantener la fuerza de las estructuras familiares, la calidad de la educación católica y la catequesis a todos los niveles, y vuestro trabajo pastoral con la juventud. Os animo, además a continuar vuestra estupenda labor fomentando las vocaciones entre los jóvenes.
En fidelidad al Evangelio y a la gracia concedida por Cristo Nuestro Señor, usted y sus fieles han prosperado en su patria y en el exterior en unión conla Iglesia Universal.Promoviendo su auténtica tradición litúrgica, sus fieles se han nutrido de la palabra y de los sacramentos de acuerdo con lo que se les ha transmitido de vuestros padres en la fe. También soy consciente de las iniciativas pastorales en favor de los católicos siro-malabares esparcidos por el mundo. Así como hice en su Visita Ad Limina de abril, permitidme, de nuevo, animaros en esta tarea importante de cuidado pastoral a los católicos siro-malabares que viven fuera de su país. Os pido que lo hagáis pensando siempre en la necesidad esencial de cooperación con los obispos católicos y con pastores de otros ritos.
Su Beatitud, queridos hermanos obispos, con estos pensamientos, os encomiendo a la intercesión de Santo Tomás, el gran apóstol deLa India, santa Alfonsa y el Beato Kuriakose. Os aseguro mi afecto y oraciones y con placer os imparto a usted, a sus sacerdotes y religiosos y a todos aquellos encomendados a su cuidado, mi Bendición Apostólica, como prenda de gracia y de paz en el Señor Jesucristo.
[Traducción del original inglés por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece el mensaje que el Papa Benedicto XVI ha enviado al obispo de Essen (Alemania), monseñor Franz-Josef Overbeck, con ocasión del 50º aniversario de la fundación de la obra de ayuda Adveniat.
A mi venerado hermano monseñor Franz-Josef Overbeck, obispo de Essen:
Con alegría me he enterado de que la Obra de Ayuda Adveniat celebra, en estos días, su 50º aniversario y quiero dirigir a todos los que han llegado a Essen para tal ocasión, saludos afectuosos y bendiciones.
Durante el tiempo de Adviento de 1961, los obispos alemanes destinaron, por primera vez, la colecta de Navidad, realizada en el territorio nacional, a los proyectos pastorales de la Iglesia en América Latina.
De esta fiel relación entre la Iglesia alemana y los hermanos y hermanas del sur y de centro América nació la Obra de Ayuda Adveniat. A través de las donaciones generosas y de su compromiso incondicional, los católicos alemanes han llevado a cabo innumerables proyectos de ayuda en los países de América Latina. Esta expresión generosa de caritas cristiana merece un sincero reconocimiento.
El nombre Adveniat es el programa. De hecho, la Acción ha tomado el nombre del ruego del PadrenuestroAdveniat regnum tuum, “Venga a nosotros tu Reino”. El Reino de Dios es introducido entre nosotros por la encarnación de Jesús y de igual manera los cristianos están llamados a colaborar en la edificación de este reino. En este sentido, Adveniat permite al rostro de Cristo, humano y divino, resplandecer cada vez más en América Latina y coopera decididamente en el desarrollo de una sociedad vital y digna de ser vivida en la justicia y en la paz. A través de innumerables proyectos socio-caritativos y de programas de formación, las personas pobres y sin recursos han recibido un gran apoyo. La colaboración con el Reino de Dios tiene una dimensión esencialmente espiritual. En el Padrenuestro, Cristo nos enseña a rezar por la venida del Reino. No lo podemos sencillamente hacer porque es sobre todo un don. El Reino de Dios y la obra de Cristo van a la par. Se despliegan donde, a través del anuncio de la Buena Noticia y la celebración de los sacramentos, se verifica el encuentro con Él, el redentor y salvador de los hombres. Él mismo es la fuente de paz y el dador de salvación. Él no permite que nuestro esfuerzo social permanezca materialmente, de forma exterior y vacía, sino que lo colma con espíritu y vida. La Obra de Ayuda Adveniat pretende dirigirse al hombre siempre en su complejidad, en sus necesidades naturales y sobrenaturales. Entonces el Reino de Dios surge verdaderamente en medio de nosotros. Ya el Beato Papa Juan XXIII, en su carta del 11 de enero de 1961 a los obispo de Alemania, agradecía la sabia decisión de “ayudar a América Latina”. Hoy quiero renovar este agradecimiento y deciros a vosotros y a todos los católicos de Alemania un Vergelt’s Gott con todo el corazón por estos cincuenta años de ayuda fructífera. Con alegría acompaño a la Obra de Adveniat por las personas de América Latina con mis oraciones, en particular a Nuestra Señora de Guadalupe, además de a todos los santos patronos de América Latina.
Desde el Vaticano, 4 de octubre de 2011
[Traducción de la traducción al italiano de L'Osservatore Romano por Carmen Álvarez
© Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece el discurso que Benedicto XVI ofreció a los participantes del congreso anual de la Fundación Centesimus Annus, al recibirles el sábado 17 de Octubre de 2011 en el Vaticano.
Venerados hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio,
queridos hermanos y hermanas,
estoy muy contento de acogeros con ocasión del Congreso anual de la Fundación Centesimus Annus - Pro Pontifice, que os ha reunido para dos jornadas de estudio sobre el tema de la relación entre familia y empresa. Agradezco al presidente, el doctor Domingo Sugranyes Bickel, por las corteses palabras que me ha dirigido, y os saludo cordialmente a todos vosotros. Este año se celebra -como se ha recordado- el 20º aniversario dela Encíclica Centesimusannus, del Beato Juan Pablo II, publicada 100 años después dela Rerum Novarum, así como también el 30º aniversario dela Exhortación ApostólicaFamiliaris consortio. Tal celebración doble hace todavía más actual y oportuno vuestro tema. En estos 120 años de desarrollo de la doctrina social dela Iglesiahan sucedido en el mundo grandes cambios, que ni se podían imaginar en la época de la histórica encíclica del Papa León XIII. Sin embargo, al cambiar las condiciones externas no ha cambiado el patrimonio interno del Magisterio social, que promueve siempre la persona humana y la familia, en su contexto de vida, también el de la empresa.
El Concilio Vaticano II ha hablado de la familia en términos de Iglesia doméstica, de “santuario intocable” donde la persona madura en los afectos, en la solidaridad, en la espiritualidad. También la economía con sus leyes debe considerar siempre el interés y la salvaguarda de tal célula primaria de la sociedad; la misma palabra “economía” en su origen etimológico contiene un reclamo a la importancia de la familia: oikia e nomos, la ley de la casa.
En la Exhortación apostólica Familiaris consortio, el Beato Juan Pablo II indicó para la institución familiar cuatro deberes que quisiera recordar brevemente: la formación de una comunidad de personas; el servicio a la vida; la participación social y la participación eclesial. Todas ellas son funciones en cuya base está el amor, y es a esto a lo que educa y para lo que se forma una familia. “El amor -afirma el venerado Pontífice- entre el hombre y la mujer en el matrimonio, y de forma derivada y ampliada, el amor entre los miembros de una misma familia -entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas, entre parientes y familiares- está animado y sostenido por un dinamismo interior e incesante, que conduce a la familia a una comunión cada vez más profunda e intensa, fundamento y alma de la comunidad conyugal y familiar” (nº 18). Del mismo modo, el amor está en la base del servicio a la vida, fundado en la cooperación que la familia da a la continuidad de la creación, a la procreación del hombre hecho a imagen y semejanza de Dios.
Y es, en primer lugar, en la familia donde se aprende el comportamiento justo para vivir en el ámbito de la sociedad, también en el mundo del trabajo, de la economía, de la empresa, debe ser guiado por la caritas, en la lógica de la gratuidad, de la solidaridad y de la responsabilidad de los unos por los otros. “Las relaciones entre los miembros de la comunidad familiar -escribe el Beato Juan Pablo II- se inspiran y se guían por la ley de la gratuidad que, respetando y favoreciendo en todos y en cada uno la dignidad personal como único título de valor, se convierte en acogida cordial, encuentro y diálogo, disponibilidad desinteresada, servicio generoso, solidaridad profunda” (nº43). Desde esta perspectiva, la familia, de mero objeto, pasa a ser sujeto activo y capaz de recordar el “rostro humano” que debe tener el mundo de la economía. Si esto vale para la sociedad en general, asume todavía más importancia en la comunidad eclesial. También en la evangelización, de hecho, la familia tiene un lugar importante, como recordaba recientemente en Ancona: esta no es, sencillamente, la destinataria de la acción pastoral, sino que es protagonista de ella, llamada a tomar parte en la evangelización de un modo propio y original, poniendo al servicio de la misma Iglesia y de la sociedad el propio ser y la propia actuación, como íntima comunidad de vida y de amor (cf. Exhort. ap. Familiaris consortio, nº 50). La familia y el trabajo son lugares privilegiados para la realización de la vocación del hombre, que colabora en la obra creadora de Dios en el hoy.
Como habéis puesto de manifiesto en vuestras exposiciones, en la difícil situación que estamos viviendo, asistimos, desgraciadamente, a una crisis en el trabajo y en la economía que se acompaña de una crisis en la familia: los conflictos de pareja, los generacionales, los ocasionados entre los tiempos de la familia, y por el trabajo, la crisis ocupacional, crean una compleja situación de malestar que influye en la misma vivencia social.
Es necesaria, por tanto, una nueva síntesis armónica entre la familia y el trabajo, donde la doctrina social de la Iglesiapuede ofrecer una preciosa contribución. En la Encíclica Caritasin veritate he querido destacar que el modelo familiar de la lógica del amor, de la gratuidad y del don va junto a una dimensión universal. La justicia conmutativa -”dar para tener”- y la distributiva -”dar para deber”- no son suficientes en la vivencia social. Para que haya verdadera justicia es necesario llegar a la gratuidad y a la solidaridad. “La solidaridad es en primer lugar que todos se sientan responsables de todos[93]; por tanto no se la puede dejar solamente en manos del Estado. Mientras antes se podía pensar que lo primero era alcanzar la justicia y que la gratuidad venía después como un complemento, hoy es necesario decir que sin la gratuidad no se alcanza ni siquiera la justicia... , caridad en la verdad significa la necesidad de dar forma y organización a las iniciativas económicas que, sin renunciar al beneficio, quieren ir más allá de la lógica del intercambio de cosas equivalentes y del lucro como fin en sí mismo (nº38). “El mercado de la gratuidad no existe y las actitudes gratuitas no se pueden prescribir por ley. Sin embargo, tanto el mercado como la política tienen necesidad de personas abiertas al don recíproco” (nº39). No es deber dela Iglesia definir las vías para afrontar la crisis actual. Sin embargo, los cristianos tienen el deber de denunciar los males, de testificar y tener vivos los valores en los que se fundamenta la dignidad de la persona, y de promover aquellas formas de solidaridad que favorecen el bien común, para que la humanidad se convierta en la familia de Dios.
Queridos amigos, espero que las reflexiones que han surgido en vuestro Congreso os ayuden a asumir, cada vez más activamente, vuestro papel en la difusión y en la aplicación dela Doctrina Socialdela Iglesia, sin olvidar que “El desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia Dios en oración, cristianos conscientes de que el amor lleno de verdad, caritas in veritate, del que procede el auténtico desarrollo, no es el resultado de nuestro esfuerzo sino un don (nº79). Con esta esperanza, mientras os confío a la intercesión dela Virgen María, os imparto de todo corazón a vosotros y a vuestros seres queridos una especial Bendición Apostólica.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece el mensaje del Papa al director general dela FAO, Jacques Diouf, con motivo del Día Mundial dela Alimentación, que fue leído el lunes 17 de Octubre de 2011 por el observador permanente dela Santa Sede enla FAO, monseñor Luigi Travaglino, en la ceremonia celebrada en la sede dela Organización en Roma.
Al Señor Jacques Diouf,
Director General dela F.A.O.
1. La celebración anual dela Jornada Mundialdela Alimentación, a la vez que pretende recordar la fundación dela F.A.O. y su compromiso en favor del desarrollo agrícola para combatir el hambre y la malnutrición, es también una ocasión para subrayar la situación de tantos hermanos y hermanas nuestros que carecen del pan cotidiano.
Las imágenes dolorosas de las numerosas víctimas del hambre en el Cuerno de África han quedado grabadas en nuestros ojos, y cada día se añade un capítulo más de la que es una de las catástrofes humanitarias más graves de los últimos decenios. Ciertamente, ante la muerte de comunidades enteras a causa del hambre y al abandono forzado de sus tierras de origen, es esencial la ayuda inmediata, pero se necesita también intervenir a medio y largo plazo para que la actividad internacional no se limite a responder solamente a las emergencias.
La situación se ha complicado cada vez más por la difícil crisis que afecta en el ámbito mundial a diversos sectores de la economía y que golpea duramente sobre todo a los más necesitados, condicionando a su vez la producción agrícola y la consiguiente posibilidad de acceso a los alimentos. No obstante, el esfuerzo de los Gobiernos y de otros componentes dela Comunidadinternacional debe estar orientado hacia opciones eficaces, conscientes de que la liberación del yugo del hambre es la primera manifestación concreta del derecho a la vida que, a pesar de haber sido proclamado solemnemente, está con frecuencia muy lejos de cumplirse efectivamente.
2. El tema elegido para esta Jornada: «Precios de los alimentos: de la crisis a la estabilidad», invita a reflexionar sobre la importancia de los distintos factores que pueden proporcionar a las personas y comunidades los recursos esenciales, comenzando por el trabajo agrícola, que no se ha de considerar como una actividad secundaria, sino como objetivo de toda estrategia de crecimiento y desarrollo integral. Esto es todavía más importante si tenemos en cuenta que la disponibilidad de alimentos está cada vez más condicionada por la volatilidad de los precios y los repentinos cambios climáticos. Se percibe al mismo tiempo un continuo abandono de las áreas rurales con una disminución global de la producción agrícola y, por tanto, de las reservas alimentarias. Además, parece que se difunde lamentablemente por doquier la idea de que los alimentos son una mercancía más y, por tanto, sometidos también a movimientos especulativos.
No se puede pasar por alto que, no obstante los progresos alcanzados hasta ahora y las esperanzas fundadas en una economía que respete cada vez más la dignidad de cada persona, el futuro de la familia humana tiene necesidad de un nuevo impulso para superar las fragilidades e incertezas actuales. Aunque vivimos en una dimensión global, hay signos evidentes de la profunda división entre los que carecen del sustento cotidiano y los que disponen de ingentes recursos, usándolos a menudo con fines ajenos a la alimentación, e, incluso, destruyéndolos. Se confirma así que la globalización hace que nos sintamos más cercanos pero no hermanos (cf. Caritas in veritate, 19). Por eso, hay que redescubrir aquellos valores inscritos en el corazón de cada persona y que desde siempre han inspirado su acción: el sentimiento de compasión y de humanidad hacia los demás, el deber de la solidaridad y el compromiso por la justicia, han de volver a ser la base de toda actividad, incluidas las que lleva a cabola Comunidadinternacional.
3. Ante la magnitud del drama del hambre, no basta invitar a la reflexión, analizar los problemas y ni siquiera la disponibilidad a intervenir. Con demasiada frecuencia, estos factores quedan baldíos porque se reducen a la esfera de las emociones, sin ser capaces de conmover la conciencia y su búsqueda de la verdad y el bien. Son frecuentes los intentos de justificar los comportamientos y omisiones dictados por el egoísmo y por objetivos e intereses particulares. Por el contrario, el propósito de esta Jornada debería ser el compromiso por modificar conductas y decisiones que aseguren, hoy mejor que mañana, que toda persona tenga acceso a los recursos alimentarios necesarios, y que el sector agrícola disponga de un nivel de inversiones y recursos capaz de dar estabilidad a la producción y, por tanto, al mercado. Es fácil reducir cualquier consideración a la exigencia de alimentos por parte de una población en aumento, sabiendo bien que las causas del hambre tienen otras raíces y que han provocado muchas víctimas entre tantos Lázaros a los que no se les permite sentarse a la mesa del rico Epulón (cf. Pablo VI, Populorum progressio, 47).
Se trata, en definitiva, de asumir una actitud interior de responsabilidad, capaz de inspirar un estilo de vida distinto, con la sobriedad necesaria en el comportamiento y el consumo, para favorecer así el bien de la sociedad. Y que valga también para las generaciones futuras, por su sostenibilidad, tutela de los bienes de la creación, distribución de los recursos y, sobre todo, el compromiso concreto por el desarrollo de pueblos y naciones enteras. Por su parte, los beneficiarios de la cooperación internacional están llamados a utilizar responsablemente cualquier aportación solidaria «en infraestructuras rurales, sistemas de riego, transportes, organización de los mercados, formación y difusión de técnicas agrícolas apropiadas, capaces de utilizar del mejor modo los recursos humanos, naturales y socio-económicos, que se puedan obtener prefe-riblemente en el propio lugar» (Caritas in veritate, 27).
4. Todo esto se podrá realizar si las Instituciones internacionales garantizan también su servicio con imparcialidad y eficacia, pero respetando plenamente las convicciones más profundas del alma humana y las aspiraciones de toda persona. En esta perspectiva,la F.A.O. puede contribuir a garantizar una alimentación adecuada para todos, a reforzar los métodos de cultivo y comercialización y a proteger los derechos fundamentales de los que trabajan la tierra, sin olvidar nunca los valores más auténticos que se custodian en el mundo rural y en los que viven en él.
La Iglesiacatólica se siente cercana a las Instituciones que se comprometen a garantizar la alimentación. Ella, a través de sus estructuras y agencias de desarrollo, seguirá acompañándolas activamente en este esfuerzo para que cada pueblo y comunidad disponga de la seguridad alimentaria necesaria, que ningún compromiso o negociación, por muy acreditado que sea, podrá asegurar sin una solidaridad real y una fraternidad auténtica.
«Lograr esta meta es tan importante que exige tomarla en consideración para comprenderla a fondo y movilizarse concretamente con el "corazón", con el fin de hacer cambiar los procesos económicos y sociales actuales hacia metas plenamente humanas» (Caritas in veritate, 20).
Con estos sentimientos, le deseo, Señor Director General, continuar en el compromiso en favor de los más menesterosos que ha caracterizado estos años de responsabilidad y dedicación, a la vez que invoco sobrela F.A.O., sobre cada uno de los Estados miembros y sobre todo su personal, abundantes bendiciones del Omnipotente.
BENEDICTUS PP. XVI
[Texto original en español
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece la Carta apostólica en forma de Motu proprio titulada Porta fidei del Papa Benedicto XVI con la que se convoca el Año de la fe, publicada el lunes, 17 de Octubre.
1. «La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuandola Palabrade Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo (cf. Rm 6, 4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en él (cf. Jn 17, 22). Profesar la fe enla Trinidad–Padre, Hijo y Espíritu Santo –equivale a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Jn 4, 8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía ala Iglesiaa través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor.
2. Desde el comienzo de mi ministerio como Sucesor de Pedro, he recordado la exigencia de redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo. En la homilía de la santa Misa de inicio del Pontificado decía: «La Iglesiaen su conjunto, y en ella sus pastores, como Cristo han de ponerse en camino para rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios, hacia Aquel que nos da la vida, y la vida en plenitud».1 Sucede hoy con frecuencia que los cristianos se preocupan mucho por las consecuencias sociales, culturales y políticas de su compromiso, al mismo tiempo que siguen considerando la fe como un presupuesto obvio de la vida común. De hecho, este presupuesto no sólo no aparece como tal, sino que incluso con frecuencia es negado.2 Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas.
3. No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf. Mt 5, 13-16). Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn 4, 14). Debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos conla Palabrade Dios, transmitida fielmente porla Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos (cf. Jn 6, 51). En efecto, la enseñanza de Jesús resuena todavía hoy con la misma fuerza: «Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna» (Jn 6, 27). La pregunta planteada por los que lo escuchaban es también hoy la misma para nosotros: «¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?» (Jn 6, 28). Sabemos la respuesta de Jesús: «La obra de Dios es ésta: que creáis en el que él ha enviado» (Jn 6, 29). Creer en Jesucristo es, por tanto, el camino para poder llegar de modo definitivo a la salvación.
4. A la luz de todo esto, he decidido convocar un Año de la fe. Comenzará el 11 de octubre de 2012, en el cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013. En la fecha del 11 de octubre de 2012, se celebrarán también los veinte años de la publicación del Catecismo dela Iglesia Católica, promulgado por mi Predecesor, el beato Papa Juan Pablo II,3 con la intención de ilustrar a todos los fieles la fuerza y belleza de la fe. Este documento, auténtico fruto del Concilio Vaticano II, fue querido por el Sínodo Extraordinario de los Obispos de 1985 como instrumento al servicio de la catequesis,4 realizándose mediante la colaboración de todo el Episcopado dela Iglesiacatólica. Y precisamente he convocadola Asamblea Generaldel Sínodo de los Obispos, en el mes de octubre de 2012, sobre el tema de La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Será una buena ocasión para introducir a todo el cuerpo eclesial en un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe. No es la primera vez quela Iglesiaestá llamada a celebrar un Año de la fe. Mi venerado Predecesor, el Siervo de Dios Pablo VI, proclamó uno parecido en 1967, para conmemorar el martirio de los apóstoles Pedro y Pablo en el décimo noveno centenario de su supremo testimonio. Lo concibió como un momento solemne para que en todala Iglesiase diese «una auténtica y sincera profesión de la misma fe»; además, quiso que ésta fuera confirmada de manera «individual y colectiva, libre y consciente, interior y exterior, humilde y franca».5 Pensaba que de esa manera todala Iglesiapodría adquirir una «exacta conciencia de su fe, para reanimarla, para purificarla, para confirmarla y para confesarla».6 Las grandes transformaciones que tuvieron lugar en aquel Año, hicieron que la necesidad de dicha celebración fuera todavía más evidente. Ésta concluyó conla Profesiónde fe del Pueblo de Dios,7 para testimoniar cómo los contenidos esenciales que desde siglos constituyen el patrimonio de todos los creyentes tienen necesidad de ser confirmados, comprendidos y profundizados de manera siempre nueva, con el fin de dar un testimonio coherente en condiciones históricas distintas a las del pasado.
5. En ciertos aspectos, mi Venerado Predecesor vio ese Año como una «consecuencia y exigencia postconciliar»,8 consciente de las graves dificultades del tiempo, sobre todo con respecto a la profesión de la fe verdadera y a su recta interpretación. He pensado que iniciar el Año de la fe coincidiendo con el cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II puede ser una ocasión propicia para comprender que los textos dejados en herencia por los Padres conciliares, según las palabras del beato Juan Pablo II, «no pierden su valor ni su esplendor. Es necesario leerlos de manera apropiada y que sean conocidos y asimilados como textos cualificados y normativos del Magisterio, dentro dela Tradicióndela Iglesia.[…] Siento más que nunca el deber de indicar el Concilio como la gran gracia de la quela Iglesiase ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza».9 Yo también deseo reafirmar con fuerza lo que dije a propósito del Concilio pocos meses después de mi elección como Sucesor de Pedro: «Si lo leemos y acogemos guiados por una hermenéutica correcta, puede ser y llegar a ser cada vez más una gran fuerza para la renovación siempre necesaria dela Iglesia».10
6. La renovación dela Iglesiapasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los creyentes: con su misma existencia en el mundo, los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecerla Palabrade verdad que el Señor Jesús nos dejó. Precisamente el Concilio, enla Constitucióndogmática Lumen gentium, afirmaba: «Mientras que Cristo, "santo, inocente, sin mancha" (Hb 7, 26), no conoció el pecado (cf. 2 Co 5, 21), sino que vino solamente a expiar los pecados del pueblo (cf. Hb 2, 17),la Iglesia, abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre necesitada de purificación, y busca sin cesar la conversión y la renovación.La Iglesiacontinúa su peregrinación "en medio de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios", anunciando la cruz y la muerte del Señor hasta que vuelva (cf. 1 Co 11, 26). Se siente fortalecida con la fuerza del Señor resucitado para poder superar con paciencia y amor todos los sufrimientos y dificultades, tanto interiores como exteriores, y revelar en el mundo el misterio de Cristo, aunque bajo sombras, sin embargo, con fidelidad hasta que al final se manifieste a plena luz».11
En esta perspectiva, el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados (cf. Hch 5, 31). Para el apóstol Pablo, este Amor lleva al hombre a una nueva vida: «Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva» (Rm 6, 4). Gracias a la fe, esta vida nueva plasma toda la existencia humana en la novedad radical de la resurrección. En la medida de su disponibilidad libre, los pensamientos y los afectos, la mentalidad y el comportamiento del hombre se purifican y transforman lentamente, en un proceso que no termina de cumplirse totalmente en esta vida. La «fe que actúa por el amor» (Ga 5, 6) se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre (cf. Rm 12, 2; Col 3, 9-10; Ef 4, 20-29; 2 Co 5, 17).
7. «Caritas Christi urget nos» (2 Co 5, 14): es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Hoy como ayer, él nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra (cf. Mt 28, 19). Con su amor, Jesucristo atrae hacia sí a los hombres de cada generación: en todo tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo. Por eso, también hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. El compromiso misionero de los creyentes saca fuerza y vigor del descubrimiento cotidiano de su amor, que nunca puede faltar. La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos, porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo: en efecto, abre el corazón y la mente de los que escuchan para acoger la invitación del Señor a aceptar su Palabra para ser sus discípulos. Como afirma san Agustín, los creyentes «se fortalecen creyendo».12 El santo Obispo de Hipona tenía buenos motivos para expresarse de esta manera. Como sabemos, su vida fue una búsqueda continua de la belleza de la fe hasta que su corazón encontró descanso en Dios.13 Sus numerosos escritos, en los que explica la importancia de creer y la verdad de la fe, permanecen aún hoy como un patrimonio de riqueza sin igual, consintiendo todavía a tantas personas que buscan a Dios encontrar el sendero justo para acceder a la «puerta de la fe».
Así, la fe sólo crece y se fortalece creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un in crescendo continuo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios.
8. En esta feliz conmemoración, deseo invitar a los hermanos Obispos de todo el Orbe a que se unan al Sucesor de Pedro en el tiempo de gracia espiritual que el Señor nos ofrece para rememorar el don precioso de la fe. Queremos celebrar este Año de manera digna y fecunda. Habrá que intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo. Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de todo el mundo; en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre. En este Año, las comunidades religiosas, así como las parroquiales, y todas las realidades eclesiales antiguas y nuevas, encontrarán la manera de profesar públicamente el Credo.
9. Deseamos que este Año suscite en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza. Será también una ocasión propicia para intensificar la celebración de la fe en la liturgia, y de modo particular en la Eucaristía, que es «la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y también la fuente de donde mana toda su fuerza».14 Al mismo tiempo, esperamos que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble. Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada,15 y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso que todo creyente debe de hacer propio, sobre todo en este Año.
No por casualidad, los cristianos en los primeros siglos estaban obligados a aprender de memoria el Credo. Esto les servía como oración cotidiana para no olvidar el compromiso asumido con el bautismo. San Agustín lo recuerda con unas palabras de profundo significado, cuando en un sermón sobre la redditio symboli, la entrega del Credo, dice: «El símbolo del sacrosanto misterio que recibisteis todos a la vez y que hoy habéis recitado uno a uno, no es otra cosa que las palabras en las que se apoya sólidamente la fe de la Iglesia, nuestra madre, sobre la base inconmovible que es Cristo el Señor. […] Recibisteis y recitasteis algo que debéis retener siempre en vuestra mente y corazón y repetir en vuestro lecho; algo sobre lo que tenéis que pensar cuando estáis en la calle y que no debéis olvidar ni cuando coméis, de forma que, incluso cuando dormís corporalmente, vigiléis con el corazón».16
10. En este sentido, quisiera esbozar un camino que sea útil para comprender de manera más profunda no sólo los contenidos de la fe sino, juntamente también con eso, el acto con el que decidimos de entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios. En efecto, existe una unidad profunda entre el acto con el que se cree y los contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento. El apóstol Pablo nos ayuda a entrar dentro de esta realidad cuando escribe: «con el corazón se cree y con los labios se profesa» (cf. Rm 10, 10). El corazón indica que el primer acto con el que se llega a la fe es don de Dios y acción de la gracia que actúa y transforma a la persona hasta en lo más íntimo.
A este propósito, el ejemplo de Lidia es muy elocuente. Cuenta san Lucas que Pablo, mientras se encontraba en Filipos, fue un sábado a anunciar el Evangelio a algunas mujeres; entre estas estaba Lidia y el «Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo» (Hch 16, 14). El sentido que encierra la expresión es importante. San Lucas enseña que el conocimiento de los contenidos que se han de creer no es suficiente si después el corazón, auténtico sagrario de la persona, no está abierto por la gracia que permite tener ojos para mirar en profundidad y comprender que lo que se ha anunciado es la Palabra de Dios.
Profesar con la boca indica, a su vez, que la fe implica un testimonio y un compromiso público. El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. Y este «estar con él» nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree. La Iglesia en el día de Pentecostés muestra con toda evidencia esta dimensión pública del creer y del anunciar a todos sin temor la propia fe. Es el don del Espíritu Santo el que capacita para la misión y fortalece nuestro testimonio, haciéndolo franco y valeroso.
La misma profesión de fe es un acto personal y al mismo tiempo comunitario. En efecto, el primer sujeto de la fe es la Iglesia. En la fe de la comunidad cristiana cada uno recibe el bautismo, signo eficaz de la entrada en el pueblo de los creyentes para alcanzar la salvación. Como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica: «"Creo": Es la fe de la Iglesia profesada personalmente por cada creyente, principalmente en su bautismo. "Creemos": Es la fe de la Iglesia confesada por los obispos reunidos en Concilio o, más generalmente, por la asamblea litúrgica de los creyentes. "Creo", es también la Iglesia, nuestra Madre, que responde a Dios por su fe y que nos enseña a decir: "creo", "creemos"».17
Como se puede ver, el conocimiento de los contenidos de la fe es esencial para dar el propio asentimiento, es decir, para adherirse plenamente con la inteligencia y la voluntad a lo que propone la Iglesia. El conocimiento de la fe introduce en la totalidad del misterio salvífico revelado por Dios. El asentimiento que se presta implica por tanto que, cuando se cree, se acepta libremente todo el misterio de la fe, ya que quien garantiza su verdad es Dios mismo que se revela y da a conocer su misterio de amor.18
Por otra parte, no podemos olvidar que muchas personas en nuestro contexto cultural, aún no reconociendo en ellos el don de la fe, buscan con sinceridad el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del mundo. Esta búsqueda es un auténtico «preámbulo» de la fe, porque lleva a las personas por el camino que conduce al misterio de Dios. La misma razón del hombre, en efecto, lleva inscrita la exigencia de «lo que vale y permanece siempre».19 Esta exigencia constituye una invitación permanente, inscrita indeleblemente en el corazón humano, a ponerse en camino para encontrar a Aquel que no buscaríamos si no hubiera ya venido.20 La fe nos invita y nos abre totalmente a este encuentro.
11. Para acceder a un conocimiento sistemático del contenido de la fe, todos pueden encontrar en el Catecismo de la Iglesia Católica un subsidio precioso e indispensable. Es uno de los frutos más importantes del Concilio Vaticano II. En la Constitución apostólica Fidei depositum, firmada precisamente al cumplirse el trigésimo aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, el beato Juan Pablo II escribía: «Este Catecismo es una contribución importantísima a la obra de renovación de la vida eclesial... Lo declaro como regla segura para la enseñanza de la fe y como instrumento válido y legítimo al servicio de la comunión eclesial».21
Precisamente en este horizonte, el Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica. En efecto, en él se pone de manifiesto la riqueza de la enseñanza que la Iglesia ha recibido, custodiado y ofrecido en sus dos mil años de historia. Desde la Sagrada Escritura a los Padres de la Iglesia, de los Maestros de teología a los Santos de todos los siglos, el Catecismo ofrece una memoria permanente de los diferentes modos en que la Iglesia ha meditado sobre la fe y ha progresado en la doctrina, para dar certeza a los creyentes en su vida de fe.
En su misma estructura, el Catecismo de la Iglesia Católica presenta el desarrollo de la fe hasta abordar los grandes temas de la vida cotidiana. A través de sus páginas se descubre que todo lo que se presenta no es una teoría, sino el encuentro con una Persona que vive en la Iglesia. A la profesión de fe, de hecho, sigue la explicación de la vida sacramental, en la que Cristo está presente y actúa, y continúa la construcción de su Iglesia. Sin la liturgia y los sacramentos, la profesión de fe no tendría eficacia, pues carecería de la gracia que sostiene el testimonio de los cristianos. Del mismo modo, la enseñanza del Catecismo sobre la vida moral adquiere su pleno sentido cuando se pone en relación con la fe, la liturgia y la oración.
12. Así, pues, el Catecismo de la Iglesia Católica podrá ser en este Año un verdadero instrumento de apoyo a la fe, especialmente para quienes se preocupan por la formación de los cristianos, tan importante en nuestro contexto cultural. Para ello, he invitado a la Congregación para la Doctrina de la Fe a que, de acuerdo con los Dicasterios competentes de la Santa Sede, redacte una Nota con la que se ofrezca a la Iglesia y a los creyentes algunas indicaciones para vivir este Año de la fe de la manera más eficaz y apropiada, ayudándoles a creer y evangelizar.
En efecto, la fe está sometida más que en el pasado a una serie de interrogantes que provienen de un cambio de mentalidad que, sobre todo hoy, reduce el ámbito de las certezas racionales al de los logros científicos y tecnológicos. Pero la Iglesia nunca ha tenido miedo de mostrar cómo entre la fe y la verdadera ciencia no puede haber conflicto alguno, porque ambas, aunque por caminos distintos, tienden a la verdad.22
13. A lo largo de este Año, será decisivo volver a recorrer la historia de nuestra fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse de la santidad y el pecado. Mientras lo primero pone de relieve la gran contribución que los hombres y las mujeres han ofrecido para el crecimiento y desarrollo de las comunidades a través del testimonio de su vida, lo segundo debe suscitar en cada uno un sincero y constante acto de conversión, con el fin de experimentar la misericordia del Padre que sale al encuentro de todos.
Durante este tiempo, tendremos la mirada fija en Jesucristo, «que inició y completa nuestra fe» (Hb 12, 2): en él encuentra su cumplimiento todo afán y todo anhelo del corazón humano. La alegría del amor, la respuesta al drama del sufrimiento y el dolor, la fuerza del perdón ante la ofensa recibida y la victoria de la vida ante el vacío de la muerte, todo tiene su cumplimiento en el misterio de su Encarnación, de su hacerse hombre, de su compartir con nosotros la debilidad humana para transformarla con el poder de su resurrección. En él, muerto y resucitado por nuestra salvación, se iluminan plenamente los ejemplos de fe que han marcado los últimos dos mil años de nuestra historia de salvación.
Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios en la obediencia de su entrega (cf. Lc 1, 38). En la visita a Isabel entonó su canto de alabanza al Omnipotente por las maravillas que hace en quienes se encomiendan a Él (cf. Lc 1, 46-55). Con gozo y temblor dio a luz a su único hijo, manteniendo intacta su virginidad (cf. Lc 2, 6-7). Confiada en su esposo José, llevó a Jesús a Egipto para salvarlo de la persecución de Herodes (cf. Mt 2, 13-15). Con la misma fe siguió al Señor en su predicación y permaneció con él hasta el Calvario (cf. Jn 19, 25-27). Con fe, María saboreó los frutos de la resurrección de Jesús y, guardando todos los recuerdos en su corazón (cf. Lc 2, 19.51), los transmitió a los Doce, reunidos con ella en el Cenáculo para recibir el Espíritu Santo (cf. Hch 1, 14; 2, 1-4).
Por la fe, los Apóstoles dejaron todo para seguir al Maestro (cf. Mt 10, 28). Creyeron en las palabras con las que anunciaba el Reino de Dios, que está presente y se realiza en su persona (cf. Lc 11, 20). Vivieron en comunión de vida con Jesús, que los instruía con sus enseñanzas, dejándoles una nueva regla de vida por la que serían reconocidos como sus discípulos después de su muerte (cf. Jn 13, 34-35). Por la fe, fueron por el mundo entero, siguiendo el mandato de llevar el Evangelio a toda criatura (cf. Mc 16, 15) y, sin temor alguno, anunciaron a todos la alegría de la resurrección, de la que fueron testigos fieles.
Por la fe, los discípulos formaron la primera comunidad reunida en torno a la enseñanza de los Apóstoles, la oración y la celebración de la Eucaristía, poniendo en común todos sus bienes para atender las necesidades de los hermanos (cf. Hch 2, 42-47).
Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había trasformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor con el perdón de sus perseguidores.
Por la fe, hombres y mujeres han consagrado su vida a Cristo, dejando todo para vivir en la sencillez evangélica la obediencia, la pobreza y la castidad, signos concretos de la espera del Señor que no tarda en llegar. Por la fe, muchos cristianos han promovido acciones en favor de la justicia, para hacer concreta la palabra del Señor, que ha venido a proclamar la liberación de los oprimidos y un año de gracia para todos (cf. Lc 4, 18-19).
Por la fe, hombres y mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida (cf. Ap 7, 9; 13, 8), han confesado a lo largo de los siglos la belleza de seguir al Señor Jesús allí donde se les llamaba a dar testimonio de su ser cristianos: en la familia, la profesión, la vida pública y el desempeño de los carismas y ministerios que se les confiaban.
También nosotros vivimos por la fe: para el reconocimiento vivo del Señor Jesús, presente en nuestras vidas y en la historia.
14. El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad. San Pablo nos recuerda: «Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de ellas es la caridad» (1 Co 13, 13). Con palabras aún más fuertes —que siempre atañen a los cristianos—, el apóstol Santiago dice: «¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos de alimento diario y alguno de vosotros les dice: "Id en paz, abrigaos y saciaos", pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro. Pero alguno dirá: "Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe"» (St 2, 14-18).
La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está solo, marginado o excluido, como el primero a quien hay que atender y el más importante que socorrer, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor el rostro del Señor resucitado. «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25, 40): estas palabras suyas son una advertencia que no se ha de olvidar, y una invitación perenne a devolver ese amor con el que él cuida de nosotros. Es la fe la que nos permite reconocer a Cristo, y es su mismo amor el que impulsa a socorrerlo cada vez que se hace nuestro prójimo en el camino de la vida. Sostenidos por la fe, miramos con esperanza a nuestro compromiso en el mundo, aguardando «unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia» (2 P 3, 13; cf. Ap 21, 1).
15. Llegados sus últimos días, el apóstol Pablo pidió al discípulo Timoteo que «buscara la fe» (cf. 2 Tm 2, 22) con la misma constancia de cuando era niño (cf. 2 Tm 3, 15). Escuchemos esta invitación como dirigida a cada uno de nosotros, para que nadie se vuelva perezoso en la fe. Ella es compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos compromete a cada uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo. Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin.
«Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Ts 3, 1): que este Año de la fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues sólo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero. Las palabras del apóstol Pedro proyectan un último rayo de luz sobre la fe: «Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso padecer un poco en pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe; la salvación de vuestras almas» (1 P 1, 6-9). La vida de los cristianos conoce la experiencia de la alegría y el sufrimiento. Cuántos santos han experimentado la soledad. Cuántos creyentes son probados también en nuestros días por el silencio de Dios, mientras quisieran escuchar su voz consoladora. Las pruebas de la vida, a la vez que permiten comprender el misterio de la Cruz y participar en los sufrimientos de Cristo (cf. Col 1, 24), son preludio de la alegría y la esperanza a la que conduce la fe: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Co 12, 10). Nosotros creemos con firme certeza que el Señor Jesús ha vencido el mal y la muerte. Con esta segura confianza nos encomendamos a él: presente entre nosotros, vence el poder del maligno (cf. Lc 11, 20), y la Iglesia, comunidad visible de su misericordia, permanece en él como signo de la reconciliación definitiva con el Padre.
Confiemos a la Madre de Dios, proclamada «bienaventurada porque ha creído» (Lc 1, 45), este tiempo de gracia.
Dado en Roma, junto a San Pedro, el 11 de octubre del año 2011, séptimo de mi Pontificado.
BENEDICTUS PP. XVI
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1 Homilía en la Misa de inicio de Pontificado (24 abril 2005): AAS 97 (2005), 710.
2 Cf. Benedicto XVI, Homilía en la Misa en Terreiro do Paço, Lisboa (11 mayo 2010), en L’Osservatore Romano ed. en Leng. española (16 mayo 2010), pag. 8-9.
3 Cf. Juan Pablo II, Const. ap. Fidei depositum (11 octubre 1992): AAS 86 (1994), 113-118.
4 Cf. Relación final del Sínodo Extraordinario de los Obispos (7 diciembre 1985), II, B, a, 4, en L’Osservatore Romano ed. en Leng. española (22 diciembre 1985), pag. 12.
5 Pablo VI, Exhort. ap. Petrum et Paulum Apostolos, en el XIX centenario del martirio de los santos apóstoles Pedro y Pablo (22 febrero 1967): AAS 59 (1967), 196.
6 Ibíd., 198.
7 Pablo VI, Solemne profesión de fe, Homilía para la concelebración en el XIX centenario del martirio de los santos apóstoles Pedro y Pablo, en la conclusión del "Año de la fe" (30 junio 1968): AAS 60 (1968), 433-445.
8 Id., Audiencia General (14 junio 1967): Insegnamenti V (1967), 801.
9 Juan Pablo II, Carta ap. Novo millennio ineunte (6 enero 2001), 57: AAS 93 (2001), 308.
10 Discurso a la Curia Romana (22 diciembre 2005): AAS 98 (2006), 52.
11 Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia, 8.
12 De utilitate credendi, 1, 2.
13 Cf. Agustín de Hipona, Confesiones, I, 1.
14 Conc. Ecum. Vat. II, Const. Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, 10.
15 Cf. Juan Pablo II, Const. ap. Fidei depositum (11 octubre 1992): AAS 86 (1994), 116.
16 Sermo 215, 1.
17 Catecismo de la Iglesia Católica, 167.
18 Cf. Conc. Ecum. Vat. I, Const. dogm. Dei Filius, sobre la fe católica, cap. III: DS 3008-3009; Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Dei Verbum, sobre la divina revelación, 5.
19 Discurso en el Collège des Bernardins, París (12 septiembre 2008): AAS 100 (2008), 722.
20 Cf. Agustín de Hipona, Confesiones, XIII, 1.
21 Juan Pablo II, Const. ap. Fidei depositum (11 octubre 1992):AAS 86 (1994), 115 y 117.
22 Cf. Id., Carta enc. Fides et ratio (14 septiembre 1998) 34.106: AAS 91 (1999), 31-32. 86-87.
[Traducción del original en latín proporcionada por la Oficina de Información de la Santa Sede]
Reflexión a las lecturas del domingo treintitres del Tiempo Ordinario - A, ofrecida por el sacerdote Don Juan Manuel Pérez Piñero bajo el epígrafe "ECOS DEL DÍA DE SEÑOR".
ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR
Domingo 33º del T. Ordinario A
Queridos amigos y amigas:
La parábola de los talentos despierta siempre nuestra atención e interés y nos llama al sentido de la responsabilidad personal ante los dones que hemos recibido de Dios.
La parábola está situada en el contexto de la Venida gloriosa del Señor que cada año, por estas fechas, recordamos y celebramos. Y este año la escuchamos en el marco de la Jornada de la Iglesia Diocesana.
El domingo pasado, el Evangelio, con la parábola de las vírgenes prudentes y de las vírgenes necias, respondía a la pregunta: “¿Y cuándo vendrá el Señor? Y la respuesta la daba el mismo Jesucristo: “Por lo tanto, velad porque no sabéis el día ni la hora.”
Es lo que nos advierte S. Pablo en la segunda Lectura de hoy.
La parábola de los talentos de este domingo, responde a otra pregunta: “Y mientras llega el Día del Señor, ¿qué tenemos que hacer?”
“Negociad mientras vuelvo” leemos en S. Lucas en un texto parecido.
El Evangelio nos explica que los empleados que habían recibido cinco y dos talentos, negociaron con ellos y consiguieron otro tanto.
Por eso, cuando, después de mucho tiempo, vuelve su señor, recibieron la alabanza y la recompensa que merecían. Pero el que había recibido uno y no negoció con él, es el que recibe la reproba-ción y el castigo.
Es interesante recordar que un talento equivalía a 6000 denarios. Y un denario era lo que cobraba un obrero por un día de trabajo, de sol a sol. Los cinco talentos, equivalía, por tanto, a unos 50 años de trabajo. Incluso, al que le dieron un talento, recibió lo que correspondía a 6000 días de trabajo.
El día de su Ascensión, Jesús se marchó “visiblemente” al Cielo y dejó sus bienes, los tesoros de la salvación a los apóstoles y por ellos, a toda la Iglesia y por la Iglesia a todos nosotros. “El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para nosotros…”, escribe S. Pablo (Ef 1, 8).
Junto a esos bienes nos ha dado numerosos dones en el orden de la naturaleza y de la gracia…
De esos dones unos son para nosotros y otros son para los demás, para la comunidad, para la Iglesia. Son los llamados “carismas”. Este es un tema muy poco conocido en el pueblo cristiano. Sin embargo, el Papa Juan Pablo II, en la Jornada de la Juventud de Santiago, decía a los jóvenes que era necesario conocer los dones que el Señor les había concedido para los demás, para la Iglesia.
Por eso nos dice San Pedro: “Que cada uno, con el don que ha recibido, se ponga al servicio de los demás, como buenos administradores de la múltiple gracia de Dios…"(1Pe 4, 10).
Jesucristo volverá como nos ha dicho. Y ese Día grande y glorioso tendremos que darle cuenta de la “administración” de los distintos bienes que nos dejó.
Este domingo se nos recuerda esta realidad y se nos urge realizar la tarea que nos ha sido confiada.
Por tanto, desdela Ascensiónhasta la segunda Venida de Cristo, es el tiempo del esfuerzo, del trabajo, de “negociar con los talentos”. Es “el tiempo de la Iglesia”, que ha recibido del Señor aquella misión.
Y hemos de hacerlo con el interés, la ilusión, el sentido de la responsabilidad de “la mujer hacendosa” de la primera lectura.
Lo recordamos, especialmente, este domingo en que celebramos el Día de la Iglesia Diocesana.
En esta Jornada, la Iglesia nos parece como más cercana, más concreta, más familiar… con nombres y números… Sobre todo, de tantos y tantos que “negocian” en bien de esta especie de familia grande que formamos todos y en la que cada uno, de un modo tantas veces espontáneo, va aportando los dones que ha recibido de Dios para ella, como decía antes.
Hay muchas imágenes que tratan de acercarnos al “Misterio de la Iglesia” diocesana y universal. Es hermosa, por ejemplo, la imagen de un edificio en construcción, en el que trabajamos todos. Aquí se comprende mejor que todos nos podemos hacerlo todo… “Cada uno según su capacidad”, es decir, según su vocación y su misión.
Gracias a las necesidades económicas, se celebra cada año este día hermoso que, como sabemos y sentimos todos, tiene que llegar mucho más allá de la preocupación por los recursos que necesitamos.
Para adentrarnos en el “Misterio”, es decir, en lo que, acerca de la Iglesia, ya se nos ha manifestado y lo que todavía permanece oculto hasta la Vuelta gloriosa de Jesucristo.
Ojalá que aquel día pueda decirnos: “Muy bien. Eres un emplea-do fiel y cumplidor... Pasa al Banquete de tu Señor".
¡Feliz Día del Señor! ¡Feliz Día de la Iglesia Diocesana!
DOMINGO 33 DEL TIEMPO ORDINARIO - A
20 de Noviembre de 2011
El Señor, que un domingo más nos invita a participar de su banquete, esté con todos vosotros.
- En estos últimos domingos del año litúrgico somos invitados a reafirmar nuestra esperanza en la vida eterna. El evangelio de hoy nos insistirá en que debemos trabajar los dones que Dios nos ha confiado, para ser así dignos de "pasar al banquete de nuestro Señor".
- Este mensaje lo escuchamos hoy enla Jornadadela Iglesia Diocesana, la que anualmente reclama nuestra colaboración para mantener entre todos nuestra Iglesia.
A. penitencial: En silencio, reconozcamos nuestras infidelidades y pidamos perdón al Señor:
Tú, que levantas al caído. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Tú, que nos guardas de todo mal. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, que has dado la vida para que tengamos vida eterna. SEÑOR, TEN PIEDAD.
1. lectura (Proverbios 31,10-13.19-20.30-31): En esta primera lectura escucharemos el elogio pronunciado por un sabio del Antiguo Testamento a una buena esposa. Elogio basado en la capacidad del trabajo y en la fe confiada en el Señor.
2. lectura (1 Tesalonicenses 5,1-6): Los cristianos deTesalónica estaban preocupados por saber cuándo ocurriría el fin del mundo y qué sucedería aquel día. San Pablo les escribe para tranquilizarles y para exhortarles a estar siempre preparados.
Oración universal: Presentemos nuestras plegarias a Dios, nuestro Padre, diciendo: ESCÚCHANOS, PADRE.
Por el papa Benedicto, por nuestro obispo ................ por nuestros sacerdotes. Para que con su palabra y su vida sean estímulo de fe y de esperanza para el pueblo cristiano. OREMOS:
Por nuestra Iglesia diocesana. Para que disponga de los recursos materiales necesarios para llevara cabo su actividad y mantener sus obras apostólicas. OREMOS:
Por los responsables de la economía dela Iglesia. Paraque ejerzan su responsabilidad con dedicación y acierto. OREMOS:
Por las vocaciones a la vida sacerdotal, diaconal y religiosa. Que el Señor conceda a su Iglesia las personas entregadas que necesita para continuar su misión en el mundo. OREMOS:
Por los que sufren a causa de la soledad, la enferme-dad, el hambre o la pobreza. Para que no les falte la ayuda de los que pueden hacer más llevadera su situación. OREMOS:
Por todos los que estamos aquí. Para que, cuando ter-mine nuestro peregrinar en este mundo, el Padre del amor y de la misericordia nos reciba con nuestros her-manos difuntos en el banquete de su Reino. OREMOS:
Escucha, Señor, las oraciones que te hemos dirigido, y conviértenos en administradores diligentes de los talentos que nos has confiado. PorJesucristo, nuestro Señor.
Padrenuestro: Con Jesucristo, y como Jesucristo nos enseñó, le pedimos al Padre que venga a nosotros su Reino. Confiadamente, nos atrevemos a decir:
CPL
DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN
38201. La Laguna. Tenerife.
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Boletín 455
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Para consultar on line el PDP 2011-2015, el tríptico informativo, etc. se puede hacer entrando en la página web: www.obispadodetenerife.es
La juventud de la Diócesis vivirá una de las citas más esperadas del año el SÁBADO, 12 de noviembre. Se trata de el Encuentro Diocesano de Jóvenes, que en esta ocasión se desarrollará en el colegio de las Escuelas Pías, en Santa Cruz de Tenerife, bajo el lema "Tiempo de discípulos, tiempo de misioneros". A las 10:00 horas, los participantes en el encuentro se reunirán en el patio del colegio La Pureza y, a las 11:00 horas, iniciarán la subida hacia las Escuelas Pías. Se trata de una jornada basada en el Plan Diocesano de Pastoral (PDP). A las 13:00 h, el obispo presidirá la Eucaristía y, a las 15:30 h, darán comienzo los talleres.
Un día más tarde, el 13 de noviembre, se celebrará la jornada más importante para la comunidad eclesial de nuestras islas: “El Día de la Iglesia Diocesana”, es decir, el día de la Iglesia que vive y peregrina, en nuestro caso, en las islas de El Hierro, La Gomera, La Palma y Tenerife. El lema escogido este año para esta singular cita es: “La Iglesia contigo, con todos”.
En este sentido, el obispo celebrará la eucaristía el domingo, 13 de noviembre, a las 12:00 horas, en la sede catedralicia. Posteriormente, a las 13:30 horas, habrá un almuerzo festivo en el Seminario Diocesano de La Laguna. Durante el mismo, serán homenajeados seis “insignes diocesanos”: El matrimonio compuesto por Ramiro Becerra y Carmen Domínguez; las hermanas Nieves Pérez Socas y Onelia Pérez; Carmen Hernández y María Teresa Rodríguez.
Además, con motivo de la celebración del Día de la Iglesia Diocesana el prelado nivariense ha escrito una carta donde invita a los files de nuestra diócesis, a formar parte activa de la Iglesia. “Damos gracias a Dios por tantos fieles que generosamente trabajan en "la viña del Señor". Pero, como ya anunció Jesús, "la mies es mucha y los obreros pocos". En este sentido, el obispo ha expresado que la participación y el compromiso en la vida y misión de la Iglesia por parte de los cristianos, es un tema imprescindible.
Por otro lado, cabe destacar que en el contexto del Día de la Iglesia Diocesana, se ha puesto en marcha, un año más, el Plan de Comunicación XTANTOS, que tiene como objetivo acercar la labor de la Iglesia, dar a conocer el destino de sus fondos a los ciudadanos e incrementar la X a favor de la Iglesia en la Declaración de la Renta.
La delegación de Apostolado Seglar de la Diócesis de Tenerife, ha previsto para el día 12 de noviembre, una ponencia y un posterior coloquio bajo el título: "La hora del laicado". La conferencia correrá a cargo de Antonio Cartagena, director del Secretariado de Apostolado Seglar de la Conferencia Episcopal Española. El lugar donde se desarrollará esta cita será la Casa de la Iglesia, en La Laguna, a partir de las 10:00 horas. Se trata de una iniciativa destinada especialmente a militantes, miembros de grupos, movimientos apostólicos, asociaciones, sacerdotes, etc.
Continúan desarrollándose las Jornadas de Formación Arciprestal en el Arciprestazgo de Los Llanos de Aridane que dieron comienzo el pasado martes 8 de Noviembre y concluirán el próximo viernes 11 de Noviembre. Los inscritos en esta edición superan las 100 personas. Dichos participantes han podido optar entre tres talleres: "Evangelizar en Tiempos Revueltos", "Eucaristía y Biblia" y "La Hora del Laicado". Cabe destacar que en esta ocasión se encuentra colaborando Antonio Cartagena, Director de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar de la Conferencia Episcopal Española.
Por otro lado, “¿Qué es un laico? Identidad, Vocación y Misión” es el título de la charla que impartió Antonio Cartagena, director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, en la parroquia de El Salvador, La Palma.
“Desde la familia, discípulos y misioneros” es el lema escogido para celebrar este año el Encuentro Diocesano de Familias. El mismo tendrá lugar en El Fraile, Arona, el próximo 27 de noviembre. Se trata de un día en donde habrá de todo un poco: formación, reflexión almuerzo compartido, etc. La parte más lúdica vendrá con la tarde. El encuentro finalizará con la celebración de la eucaristía.
Del 21 al 25 de noviembre, el Instituto Superior de las Islas Canarias (ISTIC), en colaboración con la Universidad de La Laguna, llevará a cabo la XXVI Semana de Teología, bajo el título: "Jóvenes y Teología. Nuevos lenguajes en la pastoral con jóvenes".
Por otro lado, el ISTIC ha creado una sugerente iniciativa. Se trata del Premio ISTIC de Periodismo 2012 “Diálogo Fe-Cultura”. El mismo recaerá sobre los trabajos encuadrados en cualquier género periodístico escritos en español que hayan sido publicados en medios de comunicación impresos o digitales, editados en cualquier localidad de nuestra Comunidad Autónoma Canaria. El referido premio se hará entrega el día 26 de abril, dentro de los actos concernientes al XXI Congreso Internacional Diálogo Fe- Cultura.
Las comunidades parroquiales de La Palma han organizado un viaje a El Hierro con el objetivo de mostrar su apoyo y solidaridad por la situación difícil que están pasando los herreños. Domingo Guerra, párroco de El Paso indicó que tienen la intención de realizar un encuentro a los pies de la Virgen de los Reyes, para orar por la isla y sus habitantes.
El movimiento de Cursillos de Cristiandad ha publicado las fechas de los próximos cursillos. Los más cercanos son los siguientes: Del 11 al 13 de noviembre, en Tenerife sur; del 25 al 27 de noviembre en La Palma y del 27 al 29 de enero en Tenerife.
Un año más, Cáritas Diocesana celebra la XV Escuela de Formación Social con el lema "Tú eres una pieza importante", coincidiendo con el Año Europeo del Voluntariado. La Escuela tendrá lugar el 19 de noviembre, en el edifico del Seminario Diocesano, a partir de las 9:00 horas.
Aclarando la Historia es un retiro en Radio Ecca que busca profundizar en el tema del Adviento sin ánimo de alcanzar una respuesta definitiva, pero sí de caer, serenamente y poco a poco, en lo trascendental de este tiempo. Dicho retiro se imparte del 21 de noviembre hasta el 31 de diciembre.
Los Chicos del Coro de Saint-Marc bajo la batuta de Nicolás Porte, fundador y director de la Coral, harán vibrar a todos los espectadores del Teatro Guimerá, el 16 de diciembre, a las 20:30 horas. Se trata de un concierto solidario a favor de Cáritas Diocesana. El repertorio de esta Coral irá desde la música sacra, del Gregoriano hasta el Siglo XX, pasando por clásicos de la canción española, villancicos navideños, etc. También habrá un espacio especial para recordar los temas que les hicieron populares en la película “Los Chicos del Coro”.
Por otro lado, ACADESA-EXPERT, empresa canaria de distribución de electrodomésticos, ha puesto en marcha durante este mes de noviembre una campaña solidaria, coincidiendo con la publicación de su folleto de Miniprecios. Se llama “Con tus compras…le das la mano” y consistirá en la donación de una parte de las ventas de los productos de este folleto a Cáritas Diocesana.
Por su parte, Cáritas Arciprestal de Icod de los Vinos hizo entrega, a Cáritas Diocesana, de un cheque con los ocho mil euros recaudados en la gala benéfica en favor de la situación que se vive en el Cuerno de África.
El alumnado de la Escuela Taller Ecodinamizadores de El Sauzal, con el apoyo de Ábora Producciones, el Ayuntamiento de El Sauzal y otras empresas y entidades, que organizaron la Fiesta del Agua Sauzal Water Fest el pasado mes de octubre, repartieron los fondos recaudados a la Casa de Acogida Madre del Redentor, la Asociación Protectora de Animales ADEPAC y los Servicios Sociales del consistorio.
Las Misioneras Eucarísticas de Nazaret de Santa Cruz de Tenerife, han organizado para el viernes, 18 de noviembre, un día de oración con jóvenes. Una iniciativa que se repetirá todos los terceros viernes de cada mes. El lugar escogido para estas citas es la Capilla de San Jorge, en la Plaza de Los Patos, Santa Cruz de Tenerife, a las 20:00 horas.
“Un lugar entrañable, esa es la expresión de las personas, que desde la apertura de la Ermita de San Diego del Monte, se acercan a este lugar a celebrar la Eucaristía los domingo y festivos, a las doce y treinta de la mañana”. De esta forma abre el sacerdote Jorge Fernández el programa referente a las fiestas de San Diego. El viernes 11 de noviembre, a las 18:30 horas, se llevará a cabo un acto cultural en homenaje al Siervo de Dios Fray Jesús de la Cruz cuya sepultura se encuentra en el interior de la ermita. Asimismo, el día propio de la fiesta del santo, el 13 de noviembre, se celebrará la eucaristía a las 12:30 horas.
El ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma estudia la creación de un Museo dedicado a las Fiestas Lustrales de la Bajada de la Virgen, su historia y tradiciones, en la Quinta Verde, la casona catalogada como Bien de Interés Cultural y uno de los escasos ejemplares de fincas rústicas conservadas en la zona más próxima al casco urbano de Santa Cruz de La Palma.
Recientemente, se realizó el encuentro interdiocesano del Movimiento Scout Católico de Canarias, donde se reunieron las asociaciones de Tenerife y de Gran Canaria. Una asamblea donde se despedía a la antigua directiva y se dio la bienvenida a la nueva, la cual, fue aprobada por todos los asistentes a la asamblea. Además se presentó un proyecto innovador y diferente, una nueva forma de trabajo, en todo lo que engloba el movimiento scout.
Desde las librerías diocesanas se comunica que ya ha llegado el libro "Adviento-Navidad 2011-2012 de Cáritas y cuyo título es "Jesucristo es el Señor: el poder de un nombre y de unas llagas".
Los Esclavos del Santísimo Cristo de La Laguna celebraron su Junta Extraordinaria General, el pasado domingo 6 de noviembre, en la que se concretó que el Cristo de La Laguna será restaurado probablemente después de Semana Santa. Entre las condiciones que expusieron los presentes en la asamblea para realizar los trabajos de limpieza de la imagen figura que la talla conserve su color moreno original una vez finalice la obra.
La revista "Ecclesia", en su número correspondiente a noviembre, hace referencia al recién estrenado Plan Diocesano de Pastoral de nuestra diócesis.
Reflexión de José Antonio Pagola al evangelio del domingo treintitres del Tiempo Ordinario - A, ofrecido por la Delegación Diocesana de Enseñanza de la diócesis de Tenerife.
MIEDO AL RIESGO
La parábola de los talentos es muy conocida entre los cristianos. Según el relato, antes de salir de viaje, un señor confía la gestión de sus bienes a tres empleados. A uno le deja cinco talentos, a otro dos y a un tercero un talento: «a cada cual según su capacidad». De todos espera una respuesta digna.
Los dos primeros se ponen «enseguida» a negociar con sus talentos. Se les ve trabajar con decisión, identificados con el proyecto de su señor. No temen correr riesgos. Cuando llega el señor le entregan con orgullo los frutos: han logrado duplicar los talentos recibidos.
La reacción del tercer empleado es extraña. Lo único que se le ocurre es «esconder bajo tierra» el talento recibido para conservarlo seguro. Cuando vuelve su señor, se justifica con estas palabras: «Señor, sabía que eras exigente y siegas donde no siembras... Por eso, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo». El señor lo condena como empleado «negligente».
En realidad, la raíz de su comportamiento es más profunda. Este empleado tiene una imagen falsa del señor. Lo imagina egoísta, injusto y arbitrario. Es exigente y no admite errores. No se puede uno fiar. Lo mejor es defenderse de él.
Esta idea mezquina de su señor lo paraliza. No se atreve a correr riesgo alguno. El miedo lo tiene bloqueado. No es libre para responder de manera creativa a la responsabilidad que se le ha confiado. Lo más seguro es «conservar» el talento. Con eso basta.
Probablemente, los cristianos de las primeras generaciones captaban mejor que nosotros la fuerza interpeladora de la parábola. Jesús ha dejado en nuestras manos el Proyecto del Padre de hacer un mundo más justo y humano. Nos ha dejado en herencia el mandato del amor. Nos ha confiado la gran Noticia de un Dios amigo del ser humano. ¿Cómo estamos respondiendo hoy los seguidores de Jesús?
Cuando no se vive la fe cristiana desde la confianza sino desde el miedo, todo se desvirtúa. La fe se conserva pero no se contagia. La religión se convierte en deber. El evangelio es sustituido por la observancia. La celebración queda dominada por la preocupación ritual.
Sería un error presentarnos un día ante el Señor con la actitud del tercer empleado: "Aquí tienes lo tuyo. Aquí está tu Evangelio, aquí está el proyecto de tu reino y tu mensaje de amor a los que sufren. Lo hemos conservado fielmente. Lo hemos predicado correctamente. No ha servido mucho para transformar nuestra vida. Tampoco para abrir caminos de justicia a tu reino. Pero aquí lo tienes intacto".
José Antonio Pagola
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
13 de noviembre de 2011
33 Tiempo ordinario (A)
Mateo 25,14-30
Artículo del Director de Caritas Dicoesana de Tenerife enviado a nuestras parroquias para su difusión.
DESDE CARITAS
Diocesana de Tenerife, Octubre 2011
Leonardo Ruiz del Castillo
Hay ocasiones en que me pregunto qué pasa por la mente de una persona o en qué grado de desesperación se encuentra, para llevar a cabo acciones delictivas, como robar. Detrás de ese hecho puede haber hambre; una persona que no tiene nada que comer en casa ni medios para adquirir los productos necesarios para un plato de lentejas, le puede llevar a entrar en un establecimiento especializado y tratar de apoderarse de lo necesario para elaborar esa comida y salir sin ser descubierta. Claro, que lo normal sería acudir a Cáritas o a otra ONG e incluso al ayuntamiento, para poder cubrir esa necesidad sin tener que recurrir al robo. En este caso no se puede hablar de "vergüenza" por ir a pedir, porque peor es lo otro. Ahora bien, el tratar de cometer un atraco para lograr una condena e ir a prisión con el fin de conseguir tener un techo, cama y comida, es algo espeluznante. Esa persona tiene que estar en una situación tan desesperada, tan abandonada que sólo ve la necesidad de obtener por cualquier medio lo que tanto ansía y que, por otro lado, es un derecho de todo ser humano. Cuando hace unos días leí en la prensa que un juez había dejado en libertad y aconsejado que acudiera a los servicios sociales del ayuntamiento para recibir ayuda a quien había intentado cometer un atraco con el fin que co-mento, sentí en mi interior un escalofrío que me vuelve cada vez que lo recuerdo.
No nos debe de extrañar a estas alturas de la situación de crisis que padecemos el que ocurra o se den hechos similares. Quienes carecen de un hogar, de un techo bajo el cual pasar la noche día tras día, llegan a caer en esos grados de desesperación sin parangón hasta hace pocos años en que sólo lo veíamos en personas muy metidas de lleno en la exclusión social y un total desarraigo de la sociedad. Hoy, el desempleo, la falta de medios para dar de comer a los suyos, aboca a algunas personas (generalmente hombres) a convertirse en un "sin techo", cuando les da, por ejemplo, en recurrir al alcohol para olvidarse del problema que tienen, pero sin darse cuenta que se están creando otro mayor, que les llevará irremediablemente al fracaso familiar y, finalmente, a abandonar ese hogar que, aunque sin medios, le está acogiendo.
ción social para acercarlo al porcentaje medio dela UEsobre el PIB". O "impulsar un pacto social sobre la vivienda para mejorar el acceso a una casa entre los más desfavorecidos". Y otras propuestas, hasta un total de seis, sobre empleo, migración, cooperación al desarrollo o financiación y fortalecimiento del tercer sector.
Y no quiero ni puedo finalizar sin mencionarles algo sobre lo que está ocurriendo en otros lugares sin ninguna comparación con lo que aquí estamos pasando; algo impensable y que, ante la gravedad de la situación, hechos como el que un niño de cinco años con un peso no superior a los diez kilos, caiga de bruces, muerto, cuando corría al encuentro de su madre, es normal. Y esto está ocurriendo cerca, en el llamado "Cuerno de África", donde actualmente el número de personas que necesitan ayuda urgente sigue aumentando y suman ya 13,3 millones de afectados, entre los que se encuentran niños, ancianos y mujeres. Hasta el pasado 22 de septiembre, Cáritas Española había enviado fondos por valor de 1.440.660 Euros, obtenidos por la aportación de todos los españoles que han acudido a las entidades bancarias donde se han abierto cuentas para este fin. Debo decir que la gestión de estos fondos la están llevando a cabo las Cáritas de Kenia, Etiopía, Yibuti, Eritrea y Somalia.
No nos olvidemos de los nuestros, los que están a nuestro lado pasándolo muy mal, pero tampoco dejemos en el ostracismo a quienes están muriendo de hambre, sed y otras enfermedades, simplemente porque la sequía los ha abocado a una situación de muerte y desolación. También son nuestros hermanos.
Gracias de nuevo a usted, sí a usted que esto lee. Estoy seguro que cuento con su ayuda, porque Cáritas sin usted y muchas otras personas con una alta sensibilidad, nada podría hacer en beneficio de nuestras familias, nuestros vecinos, y esas otras personas de ese Continente que no sólo nos envía polvo y calor, sino también el grito de angustia y desesperación de los que ni siquiera saben si despertarán mañana. Oigámosles también. Muchas gracias.
Y. como son tantas las familias que ya se encuentran en situaciones críticas sin saber qué hacer o cómo conseguir ingresos, se dan casos como el que conocía hace pocos días relativo a que en Las Palmas, "grupos de personas se dedican a recoger la comida que tiran los supermercados". Noticia que, desgraciadamente, ya no es noticia (valga la redundancia), porque aquí eso viene ocurriendo a diario. Son esos grupos de gentes que, incluso hasta han entablado amistad, y que esperan noche tras noche a las puertas de algunos super-mercados a que saquen los contenedores con los productos que tiran a la basura por caducados del día o que ya no se pueden poner a la venta al día siguiente. Y tengo que decir, ante la incredulidad de algunas personas (que aún las hay), que nadie me lo ha contado, sino que yo lo he podido ver, no una noche, sino varias.
Pero ante estas situaciones a las que creo nadie se puede acostumbrar porque causan en cualquier persona con un mínimo de sensibilidad sentimientos de impotencia, rabia y congoja además de otros, nos produce mucha más rabia, impotencia e indignación, leer en EL DÍA el pasado 28 de septiembre, que "tiran paquetes de alimentos para los necesitados comidos por los ratones". Y esto ocurrió en un lugar como Los Llanos de Aridane, enLa Palma, donde hay un alto porcentaje de gentes que acuden ala Cáritasde la zona, en demanda primordialmente, de eso: comida.
Y también el pasado septiembre, mes en el que comienza un nuevo curso escolar, Cáritas ha tenido que cubrir a muchas familias otra demanda básica: libros de texto y material escolar para que los hijos de esas familias que poco o nada tienen, puedan cumplir con el deber de instruirse y cuando sean adultos, tengan la capacidad y la inteligencia necesarias para que, situaciones como la que estamos viviendo y padeciendo, no se vuelvan a dar.,
Desdéla Confederación Cáritas1spañola clue nos representa a las 68 Cáritas Diocesanas en el Estado, se ha remitido a los grupos polítiéós que se presentan a las próximas elecciones generales un documento de propuestas "ante los retos actuales de la situación social". Hay algunas tan fundamenta-les como la de que "se haga e! esfuerzo necesario en protec-.
*Director de Cáritas Diocesana de Tenerife
El símbolo de Cáritas fue creado por Eduardo Requena y reúne los siguientes atributos de la identidad de Cáritas:
—> Su carácter de trabajo social y solidario, representado por la utilización del corazón como símbolo.
—> Su carácter organizativo y la necesidad de aunar esfuerzos, simbólizado por la unión de los cuatro corazones.
—> La idea de acogida la representa el hecho de que uno de los cuatro corazones sea difrente -más grande-, que entendemos puede tener dos lecturas: representar la acogida de la persona necesitada que demanda los servicios de Cáritas y también la integración de un nuevo miembro, voluntario o colaborador de la organización.
—> Su carácter confesional, se simboliza por la cruz que forma el ensamblaje de los cuatro corazones en su unión.
El Delegado Arciprestal de Caritas de Icod de los Vinos ha enviado a las parroquias su habitual informe mensual pra Octubre 2011.
Es la regla de oro de los cristianos la que nos expone el Evangelio (Mateo22, 34-40). Amar al prójimo y amar a Dios, dos puntos de una balanza que hay que equilibrar. La tensión de la vida cristiana se vive entre estos dos polos importantes que han marcado la historia de la iglesia. Cuando Jesús nos advierte de la importancia de nivelarnos, sabe de los riesgos de hacer un cristianismo excesivamente desencarnado, adormidera o de atarse enormemente a lo terrenal, que perdamos lo trascendente. Amar a todos desde el amor de Dios.
NOTICIAS
07, 09, 11, 15 y 17/11/2011: II Curso de cuidadores para personas mayores en el hogar, de 10:00 a 12:00 en el centro de salud de Icod de los Vinos.
08-09/11/2011: Curso manipulador de Alimentos en la sede arciprestal en horario de 16:00 a 20:00horas.
19/11/2011: Escuela de Otoño - Formación Social.
22/11/2011: Reunión del Consejo General de Cáritas Arciprestal a las 18:00 horas enla Plaza LaCandelaria s/n - Icod.
23-24/11/2011: Curso de formación al voluntariado de Cáritas Arciprestal, de 17:00 a 20:00 horas, en los salones parroquiales de la iglesia de San Andrés (La Centinela- Icod).
27/11/2011: Día de los Sin Techo.
29/11/2011: Reunión dela Permanentede Cáritas Arciprestal a las 19:00 horas.
TRABAJAMOS PORLA JUSTICIA
Teléfono/Fax 922.122401 [email protected] Plazala Candelaria6, Icod de los Vinos.
Homilía de monseñor Carlos María Franzini, obispo de Rafaela, en la misa celebrada durante el Encuentro Diocesano de Jóvenes (9 de octubre de 2011). (AICA)
LA VIDA CRISTIANAES UNA FIESTA PARA CELEBRAR Y COMPARTIR
Mis queridos hermanos,
mis queridos jóvenes de la diócesis:
A menudo enla Biblia aparece el tema de la fiesta, el banquete, las bodas. Jesús en el Evangelio muchas veces recurre a esta figura para hablarnos de su Reino, de esa realidad que viene a proponernos y que con su Pascua nos ha “ganado” para todos. Sí, mis queridos hermanos: ¡la vida cristiana es una fiesta!, es un gran banquete de manjares suculentos y medulosos, de vinos añejados y decantados, como nos anuncia el Profeta en la primera lectura que escuchamos. Y no es para menos: estamos felices de habernos encontrado con Jesús y por eso hacemos fiesta, lo celebramos y lo compartimos.
Como los obispos latinoamericanos en Aparecida, también nosotros decimos: ¡haber encontrado a Jesucristo es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y nuestras obras es nuestro gozo más grande! Este encuentro le ha dado a nuestras vidas un nuevo horizonte y una orientación decisiva. La amistad de Jesús, su cercanía y su presencia, colman nuestros corazones de alegría y dan a nuestras vidas un sentido nuevo y pleno. Se disipan los temores y somos capaces de grandes aspiraciones. Y por eso estamos felices. Como San Pablo les decía a los Filipenses en la segunda lectura, también nosotros también decimos: “…Yo lo puedo todo en aquel que me conforta…” (Flp 4,13)
Partiendo de esta experiencia radical y transformadora el Papa Benedicto les propuso a los millones de jóvenes reunidos en Madrid, y a los jóvenes de todo el mundo, también a ustedes, queridos chicos y chicas: ¡permanezcan firmes en la fe, arraigados y edificados en Cristo! ¡No se dejen robar esta alegría y esta esperanza! No se priven de esta amistad que -como ninguna otra- podrá dar un nuevo horizonte y una orientación decisiva a sus vidas.
La experiencia cotidiana nos confirma que esta amistad con Jesús también podemos perderla, como sucede en cualquier amistad que no es cuidada, cultivada, profundizada. Por eso necesitamos arraigar, es decir, echar raíces, ahondar el vínculo. Por eso necesitamos edificar, es decir, construir día a día sobre sólidos cimientos. Sólo el árbol de raíces profundas se mantiene en pie cuando soplan vientos fuertes y adversos. Sólo la casa sólidamente edificada resiste las tormentas. Mis queridos chicos y chicas: vivimos tiempos adversos para la propuesta del Evangelio; hay tormentas fuertes que desde fuera –y aún desde dentro- dela Iglesiaparecieran querer arrebatarnos la alegría del encuentro con Jesús. Por eso la propuesta del Papa a mantenerse firmes en la fe, arraigados y edificados en Él.
Pero el Papa no sólo los invita a arraigar en Cristo, a edificar sus vidas en Él. También les propone que comuniquen esta hermosa experiencia a los demás, especialmente a los otros jóvenes que encuentren en el camino de la vida. Como todos los dones de Dios son para compartirlos, sería una mezquindad guardarse esta alegría. Cuando de verdad nos hemos encontrado con Jesucristo sentimos el mismo fuego, el mismo deseo, la misma necesidad que vivieron los apóstoles después de Pentecostés: “no podemos callar lo que hemos visto y oído…” (Hch 4,20), respondieron a quienes querían silenciarlos.
La Iglesiadiocesana celebra los 50 años de su creación. Durante este Año Jubilar hemos dado a gracias a Dios por este tiempo de peregrinación en la fe, juntos como “familia de Dios” en esta zona del oeste santafesino. Hemos dado gracias a Dios por todo el bien que Él ha hecho en nosotros y a través nuestro a lo largo de estos años. Hemos reconocido cuánto debemos a tantos hermanos y hermanas que nos han transmitido la fe. Hemos vuelto a tomar conciencia de ser eslabones de una larga cadena de creyentes que se remonta hasta los Apóstoles. En definitiva, hemos constatado una vez más que habernos encontrado con Jesucristo, a través de su Iglesia, es lo mejor que nos ha pasado en la vida y por ello queremos comunicarlo a los demás, especialmente a los niños y a los jóvenes, es decir a los que vendrán después de nosotros. Tampoco nosotros podemos ni queremos callar lo que hemos visto y oído, lo que hemos vivido y seguiremos viviendo: sólo Él tiene palabras de vida eterna; es decir: sólo Él puede darnos vida plena, felicidad perdurable, alegría serena y permanente.
Esta gran fiesta está preparada para todos, aunque no todos quieran aceptar la invitación. No se preocupen, no se desanimen, no se asusten. A nosotros nos toca, como a los servidores del Evangelio, salir a los cruces de los caminos para invitar a todos. Sí, mis queridos jóvenes, la vida cristiana es invitación, propuesta, irradiación, contagio, nunca imposición, costumbre, rutina. A nosotros nos toca vivir de tal forma nuestra amistad con Jesús que al vernos los demás se encuentren con Él y se queden con ganas de conocerlo, amarlo y seguirlo. La respuesta es de cada uno, libre y responsable.
El fin de semana pasado y hoy mismo ustedes han hecho esta sencilla experiencia del gesto misionero. Se ha tratado simplemente de eso: un gesto. Pero un gesto cargado de gratitud y compromiso, como la caricia tierna de la madre a su hijo, el fuerte apretón de manos de los amigos o el abrazo consolador a quien está sufriendo. Estos gestos misioneros no habrán servido para nada si sólo se quedan en ellos. Pero serán muy fecundos, en cambio, si expresan la inmensa gratitud de cada uno por haber experimentado la alegría del encuentro con Jesús y el compromiso misionero, perseverante y abarcativo de toda la vida. También hoy muchos son los invitados, buenos y malos, que están esperando este anuncio de parte nuestra. ¿Seremos tan mezquinos de privarlos de esta posibilidad?
Mis queridos jóvenes: ¡somos la familia de Jesús!, ¡somosla Iglesia!, ¡somos la comunidad de hombres y mujeres que se han encontrado con Jesucristo y en Él le han dado un sentido nuevo a sus vidas! Por eso somos la comunidad misionera y solidaria que aquí, en la diócesis de Rafaela, en los Departamentos 9 de julio, San Cristóbal y Castellanos, quiere salir a los cruces de los caminos para anunciar a todos: ¡hemos encontrado al Mesías: es Jesucristo, el Señor¡ En Él la vida se hace plena y fecunda; sólo Él tiene palabras de Vida Eterna.
Como Iglesia diocesana renovamos nuestro compromiso misionero y solidario:
En comunión conla Iglesiauniversal, junto al Papa y los millones de jóvenes reunidos en Madrid, también nosotros queremos estar arraigados y edificados en Él, firmes en la fe, para anunciarlo a todos los jóvenes.
Junto a los obispos latinoamericanos y todos los jóvenes del continente, queremos ser discípulos-misioneros de Jesucristo, para que en Él todos tengan Vida.
Con todala Iglesiaen Argentina, servidores y promotores de la vida desde el primer instante de la concepción hasta su fin natural, para celebrar el Bicentenario en justicia y solidaridad.
Mons. Carlos María Franzini, obispo de Rafaela
Homilía de monseñor José Luis Mollaghan, arzobispo de Rosario en la misa celebrada en la capilla Sagrada Eucaristía de la comunidad religiosa en formación Adoratrices de dela Eucaristía y en ocasión del Día de la madre (Roldán, 16 de octubre de 2011). (AICA)
La celebración del día dela Madreen este domingo, es una ocasión para el recuerdo agradecido y para la oración por nuestras madres. El solo mencionar este día, suscita en todos nosotros la referencia a la madre de cada uno; que muchos pueden saludar y abrazar con afecto; mientras que otros motivados por la esperanza dirigimos la mirada a Dios, confiando que ellas están junto a Él en el cielo. Todos, no obstante, hacemos por ellas una ferviente oración y las tenemos presente en esta Misa.
La misión de ser madre desde el seno materno
No podríamos evocar ninguna figura materna, si al mismo tiempo no la unimos al don de la vida, de un hijo, que solo Dios nos puede conceder, en dependencia de una madre.
Desde el seno materno la madre alimenta al nuevo ser que tiene en su propio seno; su naturaleza femenina está orientada a esa primera relación de vida, nutriente y personal, de cariño y protección que le da a lo largo de nueve meses. El niño en el seno materno ya comienza a interactuar con ella, y ella es su verdadera madre.
La gestación es maternidad; no es solo prestar un recinto para que un embrión se desarrolle, como si se tratara solamente de un horno o de una probeta, aunque sea el mejor sitio para ello. El seno materno, el vientre de la madre es el lugar querido por la naturaleza para que una persona madure, un hijo crezca, y pueda hacer sentir su presencia, y reconocer adecuadamente con el paso de las semanas que se encuentra protegido y recibido. Ya desde allí, desde el seno materno, desde el vientre materno, comienza a establecerse una verdadera relación filial,
La maternidad y la figura de María Madre
Pensar en la misión de la madre, profundizar en su generosa entrega es también mirar ala Madrede Dios,la Santísima VirgenMaría; y también nos hace evocar al hogar de Nazaret, donde María cuenta con la calidez y protección de José.
En este sentido, desde la casa de Jesús, y desde nuestra propia experiencia en la familia, comprendemos mejor la grandeza de los padres en la vida de cada uno; y de un modo especial en este día, la misión de la madre para concebirnos en su seno, darnos a luz, y hacer partícipe con su propio cuerpo del don de la vida, dada por Dios.
Por ello el día de la madre, como un símbolo, nos invita a valorar la maternidad desde el seno materno, a protegerla en la sociedad, aún en las condiciones más difíciles, y a resaltar la necesidad de la complementariedad del padre, que en el matrimonio asumen el gozo y la misión de concebir y traer un hijo al mundo.
Por eso, queremos mirar a María para agradecerle su maternidad, y la de todas las madres. Fue Ella quien en su seno materno recibió «la Vida» de una manera sobresaliente, fue Ella quien recibió a Jesús, el autor dela Vida. Podemosdecir que María, Virgen y Madre, lo acogió en su vientre en nombre de todos y para bien de todos, por lo cual tiene una relación personal estrechísima con el Evangelio de la vida y con toda la vida humana (Juan Pablo II, Ev. Vitae, Nº 102). María Santísíma tiene una relación privilegiada, por su propia entrega, con todas las madres, y por ello acudimos a en este día particularmente a Ella.
La Iglesias iempre tuvo una consideración de excelencia por la mujer y por la maternidad
Por eso hoy, María Madre, junto a la Iglesia de la que es figura, es madre de todos los que renacen a la vida. Y es madre de aquella Vida por la que todos viven, “pues, al dar a luz esta Vida, regeneró, en cierto modo, a todos los que debían vivir por ella” (ibidem)
Enla Santísima Virgenadmiramos su generosidad y experiencia como madre, modelo incomparable, que se actualiza siempre en todas las vicisitudes que imaginemos, particularmente por su generosidad en ser madre y por el cuidado de la vida.
En la época que sea,la Iglesiasiempre tuvo una consideración de excelencia por la mujer y por la maternidad, representada y enaltecida en la maternidad de María, referida también a todas las madres. Más aún en esa maternidadla Iglesiaquerida por Jesús, encuentra con gozo su propia figura de Madre y su maternidad sobrenatural en relación a todos sus hijos.
Pedimos por todas las madres, y las encomendamos con sus hijos y esposos ala Madrede Dios.
Mons. José Luis Mollaghan, arzobispo de Rosario
Homilía de monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, en la misa de desagravio ala Virgen de Guadalupe (16 de octubre de 2011). (AICA)
MISA EN DESAGRAVIO A LA VIRGEN DE GUADALUPE
Queridos hermanos:
Nos ha convocado en este día dela Madrey en este lugar tan nuestro, un acontecimiento que hace a nuestra fe en Dios, el Padre de Nuestro Señor Jesucristo. En ese camino de Dios hacia el hombre la figura dela Virgen Maríaocupa un lugar único, ella fue la mujer elegida para serla Madrede Jesucristo. La riqueza y el significado de su vida los conocemos por los evangelios que nos dan pequeñas señales de una presencia silenciosa, que nos enseña a escuchar y contemplar a Jesucristo. Será el mismo Jesucristo quién nos la deja como Madre, cuando estando al pie de la cruz le dice: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”, refiriéndose a nosotros en la persona del discípulo amado; y luego a nosotros, contemplando a María: “Ahí tienes a tu Madre” (Jn. 19, 26). Hemos sido dados a ella como hijos y encomendados a su cuidado maternal. Esta conciencia cristiana, que tiene su raíz en la misma Palabra de Dios, es el fundamento de nuestra devoción ala Virgen María.
Desde los primeros siglos y en las diversas culturas en las que se propagó el cristianismo, la figura de María fue despertando en el pueblo la certeza de una cercanía que marcó profundamente su vida y devoción. Las diversas advocaciones a lo largo de la historia son testimonio de esta fe del pueblo cristiano. Entre nosotros, aquí en Santa Fe, fuimos descubriendo esta misión que Jesucristo le había encomendado en aquella simple imagen que fuera venerada por el amor y el testimonio del recordado ermitaño Javier dela Rosa. Eneste lugar fue proclamada Madre y Patrona de Santa Fe. La devoción ala Virgenque tiene su raíz enla Bibliatuvo un anclaje histórico entre nosotros bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe. Ella no ocupa el lugar de Jesucristo, pero en El la reconocemos nuestra Madre.
Este hecho se hizo devoción y cultura en la comunidad santafesina. Una presencia, por otra parte, que nunca fue causa de distancia hacia quién no manifestaba su devoción. Es más, era reconocida con ese noble sentido de respeto que ha caracterizado a nuestra gente. Por ello, con sentimientos de dolor, desconcierto y repudio asistimos al retiro y posible destrucción de la venerada Imagen, que fuera bendecida y entronizada en el Estadio Brigadier López de nuestra ciudad. No dudamos, dijimos en esa ocasión, que Ella como Madre de todos sabrá perdonar el error (o agravio) de quienes lo hayan cometido o permitido. A nosotros, concluíamos, la gravedad objetiva de este hecho nos obliga a reparar el debido respeto que merece su presencia, su historia y devoción. No pretendo juzgar intenciones, pero ante este hecho he sentido el deber como hijo y la responsabilidad como obispo de asumir el deseo de muchos fieles que han vivido con desolación este acontecimiento, ello me lleva a presidir este acto religioso como homenaje y desagravio a su persona.
Creo oportuno en este contexto reflexionar sobre algunos aspectos que hacen a nuestra vida religiosa. En el mundo actual es común confundir lo auténticamente religioso, que es una relación libre y confiada del hombre en Dios, con una serie de formas con las que se pretende manejar lo que se nos presenta como incierto. Parecería que lo religioso se identifica con lo irracional y con ese mundo de fuerzas que no manejamos. Se recurre a lo religioso para obtener beneficios, hay en ello como un retroceso al mundo de lo mágico. La verdadera fe en Dios no es garantía de un éxito inmediato, sino una presencia que ilumina y da sentido a la vida del hombre, incluso en lo adverso incluida la misma muerte, porque ella, la fe, nos introduce en la verdad profunda de nuestra condición de criaturas. La fe sabe aceptar, además, la autonomía de lo humano con sus propias leyes; ella no suple lo humano. La fe no vive buscando milagros, tampoco es un recetario de respuestas, sino el encuentro con un Dios que nos abre el camino a un horizonte más amplio que lo inmediato. La auténtica fe purifica lo religioso. Ella nos habla de la grandeza y de los límites del hombre como ser creado, pero nos dice que vivimos bajo la mirada de un Dios providente y con vocación de eternidad, con un destino trascendente. La fe da sentido y esperanza a nuestra vida y peregrinar por el mundo.
Queridos hermanos, pido al Señor que esta celebración que ha nacido de nuestra fe en Dios y de nuestro amor ala Santísima VirgenMaría, al tiempo que es un justo acto de reparación y testimonio de nuestra devoción, sea también un camino de encuentro que nos permita crecer como hermanos en el respeto y el amor, que son frutos del Evangelio de la verdad y la misericordia que hemos recibido y predicamos. Considero que este es el mejor testimonio de hijos agradecidos ala Santísima VirgenMaría en esta triste circunstancia que nos ha tocado vivir. Estos son los sentimientos que hoy, en el Día dela Madre, hemos querido venir a expresarle ala Madrede Jesucristo que la veneramos en Santa Fe bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe. Amén.
Mons. José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe dela Vera Cruz
Reflexión a las lecturas del domingo treintidos del Tiempo Ordinario - A, ofrecido por el sacerdote Don Juan Manuel Pérez Piñero bajo el epígrafe "ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR"
ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR.
Domingo 32º del T. Ordinario A
Está terminando el Año Litúrgico. Pronto comenzaremos el Tiempo de Adviento, que nos prepara para la Navidad.
Es como el declinar de un día, un atardecer…
Y cada año, por estas fechas, la Iglesia nos invita a recordar y celebrar la espera de la Venida gloriosa del Señor. Y a eso nos invitan las lecturas de estos domingos hasta el último, el Domingo 34º, en el que se nos recuerda que la Historia humana no terminará en la destrucción y el fracaso, sino con el triunfo pleno y definitivo de Cristo, Rey del Universo.
También nos centramos en esta realidad las primeras semanas de Adviento.
Un tiempo, pues, un tanto amplio para recordar y celebrar esta verdad que profesamos en el Credo: “Y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos y su reino no tendrá fin”.
También cada vez que celebramos la Eucaristía profesamos esa fe y esa esperanza…
Por tanto, hemos de tener siempre una conciencia viva de que los cristianos trabajamos, descansamos, ayudamos y compartimos con los demás…, celebramos la Eucaristía, “mientras esperamos la gloriosa Venida de nuestro Salvador Jesucristo”.
Pero, a pesar de todo, hay un gran desconocimiento en el pueblo cristiano de este grandioso acontecimiento, el más importante que esperamos.
En la Liturgia de la Palabra de este domingo, S. Pablo, en la segunda lectura, nos habla de la suerte de los difuntos para que no nos aflijamos como “los hombres sin esperanza”. “Pues si creemos que Jesús ha muerto y ha resucitado, del mismo modo a los que han muerto en Jesús, Dios los llevará con Él”.
Y nos enseña también que, cuando vuelva el Señor, todos resucitaremos…“Y así estaremos siempre con el Señor”.
Son palabras de consuelo y esperanza que dirige el Apóstol a los cristianos de Tesalónica y que nosotros acogemos este domingo como Palabra de Dios.
El Evangelio nos invita a reflexionar sobre este Misterio a la luz de la parábola de “las diez vírgenes”.
Jesús se vale de la forma en que se celebraban las bodas en su tierra, para hablarnos de la realidad de su segunda Venida.
Veamos:
Un tiempo después de los desposorios, llegaba el día de la boda… Entonces iba el novio acompañado de unos amigos a la casa de la novia que esperaba rodeada de sus amigas, y era conducida solemnemente a la casa del novio, donde se celebraba el banquete y comenzaba la vida común.
Ni que decir tiene que todo estaba perfectamente programado…
Pero Jesús se imagina una boda en la que todo falla: el novio tarda en llegar, las amigas de la novia se duermen y algunas, entre ellas, no han llevado suficiente aceite para sus lámparas…
A medianoche, se oye una voz: “Que llega el esposo. Salid a recibirlo”.
Y sólo las que estaban preparadas, con sus lámparas encendidas, entraron al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Las otras, las necias que fueron a comprar el aceite, no pudieron entrar por mucho que insistieron.
La finalidad de la parábola nos la dice Jesucristo expresamente: "Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora".
Y es que todos los acontecimientos importantes tienen un día y una hora, pero Jesucristo ha querido ocultarnos el día y la hora de este acontecimiento decisivo y fundamental: Su Vuelta gloriosa…
Por eso, tenemos que vivir siempre pendientes de su Venida, esperándole, como aquellas jóvenes sensatas…
De esta doctrina surgen muchas consecuencias prácticas…
Los primeros cristianos que esperaban la Venida de Cristo de forma inminente, tenían una forma concreta de vivir a la espera del Señor: “Eran constantes en la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones…”(Hch 2, 42).
Podemos recordar también el Rito de la luz de la Celebración del Bautismo, en el que el Sacerdote dice: “A vosotros, padres y padrinos, se os confía acrecentar esta luz. Que vuestros hijos, iluminados por Cristo, caminen siempre como hijos de la luz y, perseverando en la fe puedan salir con todos los santos encuentro del Señor."
Esto es vivir con la sabiduría de la que nos habla la primera lectura.
S. Antonio Abad aconsejaba a sus monjes vivir cada día como si fuera el último día…
¡Cómo cambiaría nuestra vida si lo hiciésemos así!
También sería una buena manera de vivir continuamente, a la espera del Señor que viene.
¡Feliz Día del Señor!
ZENIT nos ofrece la homilía que Benedicto XVI pronunció el domingo 16 de Octubre de 2011 durante la celebración eucarística de clausura del primer encuentro internacional de nuevos evangelizadores, que presidió enla Basílica vaticana.
Venerados Hermanos,
¡queridos hermanos y hermanas!
Con alegría celebro hoy la Misapara vosotros, que estáis comprometidos en muchas partes del mundo en las fronteras de la nueva evangelización. Esta Liturgia es la conclusión del encuentro que ayer os llamó a confrontaros en los ámbitos de esa misión y a escuchar algunos testimonios significativos. Yo mismo he querido presentaros algunos pensamientos, mientras hoy parto para vosotros el pan dela Palabray dela Eucaristía, en la certeza –compartida por todos nosotros- de que sin Cristo, Palabra y Pan de vida, no podemos hacer nada (cf. Jn 15,5). Estoy contento porque este congreso se sitúa en el contexto del mes de octubre, precisamente una semana antes dela Jornada Mundialde las Misiones: esto pone a la nueva evangelización en su justa dimensión, en armonía con la de la misión ad gentes.
Os dirijo un saludo cordial a todos vosotros, que habéis acogido la invitación del Consejo Pontificio parala Promocióndela Nueva Evangelización.En particular saludo y doy las gracias al Presidente de este Dicasterio de reciente institución, Mons. Salvatore Fisichella, y a sus colaboradores.
Vamos ahora a las lecturas bíblicas en las cuales hoy el Señor nos habla. La primera, extraída del Libro de Isaías, nos dice que Dios es uno, es único; no hay otros dioses fuera del Señor, e incluso el poderoso Ciro, emperador de los persas, forma parte de un plan más grande, que sólo Dios conoce y lleva adelante. Esta lectura nos da el sentido teológico de la historia: los cambios de época, el sucederse de las grandes potencias, están bajo el supremo dominio de Dios; ningún poder terreno puede colocarse en su lugar. La teología de la historia es un aspecto importante, esencial, de la nueva evangelización, porque los hombres de nuestro tiempo, tras el nefasto periodo de los imperios totalitarios del siglo XX, necesitan reencontrar una visión global del mundo y del tiempo, una visión verdaderamente libre, pacífica, esa visión que el Concilio Vaticano II ha transmitido en sus Documentos, y que mis Predecesores, el siervo de Dios Pablo VI y el beato Juan Pablo II, han ilustrado con su Magisterio.
La segunda lectura es el inicio dela Primera Cartaa los Tesalonicenses, y esto ya es muy sugerente, porque se trata de la carta más antigua que nos ha llegado del mayor evangelizador de todos los tiempos, el apóstol Pablo. Él nos dice ante todo que no se evangeliza de manera aislada: también él tenía de hecho como colaboradores a Silvano y Timoteo (cfr 1 Ts 1,1), y a muchos otros. E inmediatamente agrega otra cosa muy importante: que el anuncio debe estar siempre precedido, acompañado y seguido de la oración. Escribe de hecho: “En todo momento damos gracias a Dios por todos vosotros, recordándoos sin cesar en nuestras oraciones” (v. 2). El Apóstol se dice bien consciente del hecho de que los miembros de la comunidad no los ha elegido él, sino Dios: “fueron elegidos por él”, afirma (v. 4). Cada misionero del Evangelio debe siempre tener presente esta verdad: es el Señor quien toca los corazones con su Palabra y su Espíritu, llamando a las personas a la fe y a la comunión enla Iglesia. Finalmente, Pablo nos deja una enseñanza muy preciosa, extraída de su experiencia. Escribe: “Os fue predicado nuestro Evangelio no sólo con palabras sino también con poder y con el Espíritu Santo con plena persuasión” (v. 5). La evangelización para ser eficaz, necesita la fuerza del Espíritu, que anime el anuncio e infunda en quien lo lleva esa “plena persuasión” de la cual nos habla el Apóstol. Este término “persuasión”, “plena persuasión” en el original griego, es pleroforìa: un vocablo que no expresa tanto el aspecto subjetivo, psicológico, sino más bien la plenitud, la fidelidad, lo completo, en este caso del anuncio de Cristo. Anuncio que, para ser completo y fiel, necesita estar acompañado de signos, de gestos, como la predicación de Jesús. Palabra, Espíritu y persuasión -así entendida- son entonces inseparables y concurren a hacer así que el mensaje evangélico se difunda con eficacia.
Nos detenemos ahora en el pasaje del Evangelio. Se trata del texto sobre la legitimidad del tributo que hay que pagar al César, que contiene la célebre respuesta de Jesús: “Lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios” (Mt 22,21). Pero antes de llegar a este punto, éste es un pasaje que se puede referir a cuanto tienen la misión de evangelizar. De hecho, los interlocutores de Jesús –discípulos de los fariseos y herodianos- se dirigen a Él con una apreciación, diciendo: “Sabemos que eres veraz y enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie porque no miras la condición de las personas” (v. 16). Y es precisamente esta afirmación, aun surgida de la hipocresía, la que debe llamar nuestra atención. Los discípulos de los fariseos y los herodianos no creen en lo que dicen. Lo afirman con una captatio benevolentiae para que los escuchen, pero su corazón está bien lejos de esa verdad; más bien quieren ponerle una trampa a Jesús para poderlo acusar. Para nosotros en cambio, esa expresión es preciosa y verdadera: Jesús, en efecto, es verdadero y enseña el camino de Dios según la verdad y no está sujeto por nadie. Él mismo es este “camino de Dios”, que nosotros estamos llamados a recorrer. Podemos recordar las palabras de Jesús, en el Evangelio de Juan: “Yo soy el Camino,la Verdadyla Vida” (14,6). Es iluminador al respecto el comentario de San Agustín: “era necesario que Jesús dijese: Yo soy el camino, la verdad y la vida” porque una vez conocido el camino faltaba conocer la meta. El camino conducía a la verdad, conducía a la vida… y ¿nosotros dónde vamos sino a Él? ¿y por qué camino vamos sino a través de Él? (In Ioh 69, 2). Los nuevos evangelizadores están llamados a caminar los primeros en este Camino que es Cristo, para hacer conocer a los demás la belleza del Evangelio que da la vida. Y en este Camino, no se camina nunca solos, sino en compañía: una experiencia de comunión y de fraternidad que se ofrece a cuantos encontramos, para hacer partícipes a los demás de nuestra experiencia de Cristo y de su Iglesia. Así, el testimonio, junto al anuncio, puede abrir el corazón de los están en busca de la verdad, para que puedan alcanzar el sentido de su propia vida.
Una breve reflexión también sobre la cuestión central del tributo al César. Jesús responde con un sorprendente realismo político, ligado al teocentrismo de la tradición profética. El tributo al César se paga, porque la imagen de la moneda es la suya; pero el hombre, todo hombre, lleva consigo otra imagen, la de Dios, y por tanto es de Él, y sólo de Él de quien cada uno es deudor de su existencia. Los Padres dela Iglesia, inspirándose en el hecho de que Jesús se refiere a la imagen del Emperador acuñada en la moneda del tributo, han interpretado este paso a la luz del concepto fundamental de hombre imagen de Dios, contenido en el primer capítulo del Libro del Génesis.
Un Autor anónimo escribe: “La imagen de Dios no está impresa en el oro sino en el género humano. La moneda del César es oro, la de Dios es la humanidad… por tanto, da tu riqueza al César, pero reserva a Dios la inocencia única de tu conciencia donde Dios es contemplado… El César, en efecto, ha impreso su imagen en cada moneda, pero Dios ha escogido al hombre, que él ha creado, para reflejar su gloria” (Anónimo, Obra incompleta sobre Mateo, Homilía 42). Y San Agustín ha utilizado muchas veces esta referencia en sus homilías: “Si el César reclama su propia imagen impresa en la moneda –afirma-, ¿no exigirá Dios del hombre la imagen divina esculpida en él? (En. in Ps., Salmo 94, 2). Y aún: “Como se devuelve al César la moneda, así se devuelve a Dios el alma iluminada e impresa por la luz de su rostro… Cristo en efecto habita en el interior del hombre” (Ivi, Salmo 4, 8).
Esta palabra de Jesús es rica en contenido antropológico, y no se la puede reducir solamente al ámbito político.La Iglesia, por tanto, no se limita a recordar a los hombres la justa distinción entre la esfera de autoridad del César y la de Dios, entre el ámbito político y el religioso. La misión dela Iglesia, como la de Cristo, es esencialmente hablar de Dios, recordar su soberanía, recordar a todos, especialmente a los cristianos que han perdido su identidad, el derecho de Dios sobre lo que le pertenece, es decir, nuestra vida.
Precisamente para dar renovado impulso a la misión de todala Iglesiade conducir a los hombres fuera del desierto en el que a menudo se encuentran hacia el lugar de la vida, la amistad con Cristo que nos da su vida en plenitud, quisiera anunciar en esta Celebración eucarística que he decidido declarar un “Año de la fe” que ilustraré con una especial Carta apostólica. Este “Año de la fe” empezará el 11 de octubre del 2012, en el 50º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará el 24 de noviembre del 2013, Solemnidad de Cristo Rey del Universo. Será un momento de gracia y de compromiso por una conversión a Dios cada vez más plena, para reforzar nuestra fe en Él y para anunciarLo con alegría al hombre de nuestro tiempo.
Queridos hermanos y hermanas, vosotros estáis entre los protagonistas de la evangelización nueva quela Iglesiaha emprendido y lleva adelante, no sin dificultad, pero con el mismo entusiasmo de los primeros cristianos.
En conclusión, hago mías las expresiones del apóstol Pablo que hemos escuchado: agradezco a Dios por todos vosotros. Y os aseguro que os llevo en mis oraciones, consciente de vuestro compromiso en la fe, vuestra laboriosidad en la caridad y vuestra constante esperanza en Jesucristo nuestro Señor.
Quela Virgen María, que no tuvo miedo a responder “sí” ala Palabradel Señor y, después de haberla concebido en su seno, se puso en camino llena de alegría y esperanza, sea siempre vuestro modelo y vuestra guía. Aprended dela Madredel Señor y Madre nuestra a ser humildes y al mismo tiempo valerosos; sencillos y prudentes; equilibrados y fuertes, no con la fuerza del mundo, sino con la de la verdad. Amén.
[Traducción del original italiano por Patricia Navas
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece las palabras que Benedicto XVI pronunció el domingo 16 dfe Octubre de 2011 desde la ventana de su estudio del Palacio Apostólico Vaticano ante miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro con motivo del rezo del Ángelus, después de la misa conclusiva del primer encuentro internacional de nuevos evangelizadores enla Basílica vaticana.
¡Queridos hermanos y hermanas!
Ayer y hoy ha tenido lugar en el Vaticano un importante encuentro sobre el tema de la nueva evangelización, encuentro que concluyó esta mañana conla Celebración eucarística por mí presidida enla Basílicade San Pedro. La iniciativa, organizada por el Pontificio Consejo parala Promoción de la Nueva Evangelización, tenía el objetivo principal de profundizar en los ámbitos de un renovado anuncio del Evangelio en los Países de antigua tradición cristiana, y al mismo tiempo ha propuesto algunos testimonios y experiencias significativas. A esta invitación han respondido numerosas personas de todas partes del mundo, comprometidas en esta misión, que ya el Beato Juan Pablo II había claramente indicado ala Iglesiacomo un urgente y apasionante desafío. Él, en la huella del Concilio Vaticano II y de aquel que puso en marcha su actuación -el Papa Pablo VI- ha sido de hecho tanto un incansable defensor de la misión ad gentes, o sea a los pueblos y a los territorios donde el Evangelio aún no ha echado raíces, como un heraldo de la nueva evangelización. Son, estos, aspectos de la única misión dela Iglesia, y es por lo tanto significativo considerarlos juntos en este mes de octubre, caracterizado por la celebración dela Jornada MisioneraMundial, precisamente el próximo domingo.
Como he hecho hace poco durante la homilía dela Misa, con gusto aprovecho de esta ocasión para anunciar que he decidido convocar un especial “Año dela Fe”, que comenzará el 11 de octubre de 2012 –50° aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II– y concluirá el 24 de noviembre de 2013, Solemnidad de Cristo Rey del universo. Las motivaciones, las finalidades y las líneas directivas de este “Año”, las he expuesto en una Carta Apostólica que será publicada en los próximos días. El Siervo de Dios Pablo VI convocó un análogo “Año de la fe” en 1967, con ocasión del décimo noveno centenario del martirio de los Apóstoles Pedro y Pablo, durante un periodo de grandes cambios culturales. Considero que, transcurrido medio siglo de la apertura del Concilio, ligada a la feliz memoria del Beato Juan XXIII, sea oportuno recordar la belleza y la centralidad de la fe, la exigencia de reforzarla y profundizarla a nivel personal y comunitario, y hacerlo en perspectiva no tanto celebrativa, sino más bien misionera, en la perspectiva, justamente, de la misión ad gentes y de la nueva evangelización.
Queridos amigos, enla Liturgiade este domingo se lee lo que san Pablo escribió a los Tesalonicenses: “Os fue predicado nuestro Evangelio no sólo con palabras, sino también con poder y con el Espíritu Santo, con plena persuasión”. Que esta palabra del Apóstol de las gentes sea auspicio y programa para los misioneros de hoy –sacerdotes, religiosos y laicos– comprometidos en anunciar a Cristo a quien no lo conoce, o a quien lo ha reducido a simple personaje histórico. Quela Virgen Maríaayude a cada cristiano a ser un válido testimonio del Evangelio.
[Después del Ángelus, saludó a los peregrinos en distintas lenguas. En español, dijo:]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana y a los que se unen a la misma a través de los medios de comunicación social. Invito a todos a identificarse cada día más con Jesucristo, para que, fieles a los compromisos bautismales y con la fuerza del Espíritu Santo, lleven por doquierla Buena Noticiadel Evangelio, con una fe activa, una esperanza firme y una caridad ardiente. Encomendemos esta misión, siempre nueva, a la ayuda y protección dela Madrede Dios, María Santísima. Feliz Domingo.
[En polaco, dijo:]
Queridos hermanos y hermanas polacos. Os saludo cordialmente a todos y especialmente a los participantes del encuentro sobre nueva evangelización. Saludo a todos los que se dedican a ella. Pidamos al Espíritu Santo que la fuerza del Evangelio penetre las familias, los ambientes de trabajo, el mundo de la cultura, la política, la vida social,… Que gracias a nuestro testimonio “la palabra de Dios crezca y se multiplique” (Hch 12,24). Os bendigo de todo corazón.
[Traducción del original italiano por Patricia Navas
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece el discurso que Benedicto XVI dirigió a los prefectos italianos al recibirles en audiencia, el viernes 14 de Octubre de 2011 en la Sala Clementina del Vaticano.
Señor Ministro, Ilustres Prefectos,
Estoy contento de encontrarme con vosotros, en particular este año en el que -como se ha recordado- celebramos los 150 años de la unidad de Italia, y a todos dirijo mi saludo deferente y cordial, muy consciente de la importancia de la función del prefecto en la normativa del Estado Italiano. Dirijo un particular saludo al Señor Ministro del Interior, el honorable Roberto Maroni, agradeciéndole las corteses expresiones que ha querido dirigirme, interpretando los sentimientos comunes. Ustedes provienen de las provincias de toda la Península, donde son innumerables los testimonios de la presencia del Cristianismo, que en el transcurso de los siglos ha fecundado la cultura italiana, suscitando una civilización rica en valores universales. Por todas partes, de hecho, se pueden observar las huellas que la fe cristiana ha impreso en las costumbres del pueblo italiano, dando vida a nobles y arraigadas tradiciones religiosas y culturales y a un patrimonio artístico único en el mundo.
Portadora de un mensaje de salvación válido para el hombre de todos los tiempos, la Iglesia católica está bien arraigada y es muy activa, en el territorio italiano. Es una realidad viva y vivificante, como la levadura de la que habla el Evangelio (cfr. Mt 13, 33); una presencia significativa, caracterizada por la proximidad a la gente, para acoger las necesidades profundas en la lógica de la disponibilidad al servicio. Muchas son las exigencias y las esperanzas a las que deben corresponder el anuncio del Evangelio y las iniciativas de la solidaridad fraterna. Cuanto más urgen las necesidades, tanto más la presencia de la Iglesia se esfuerza por ser solícita y fructífera. Respetuosa de las legítimas autonomías y competencias, la Comunidad eclesial considera su preciso mandato el dirigirse al hombre en todos los contextos: en la vida cultural, laboral, de los servicios, del tiempo libre. Consciente de que “todos dependemos de todos”, como escribía el beato Juan Pablo II (Sollicitudo rei socialis, 38), esta desea construir, junto a los demás sujetos institucionales y las distintas realidades territoriales, una sólida plataforma de virtudes morales, sobre la que edificar una convivencia a medida del hombre. En esta misión suya, la Iglesia sabe que puede contar con la colaboración amable y eficiente de los Prefectos, que desarrollan funciones de impulso y de cohesión social y de garantía de los derechos civiles, constituyendo un importante punto de referencia para los distintos componentes territoriales. A tal respecto, tengo gran placer en destacar las relaciones de estrecha cercanía y de provechosa cooperación que las prefecturas mantienen con las diócesis y las parroquias, deseo animar a cada uno a proseguir en la estela del entendimiento mutuo en el interés de los ciudadanos y del bien común.
Ilustres Prefectos, sé que ustedes se esfuerzan por adecuar su alto y calificado servicio a la nación con sincera dedicación a las Instituciones y, a la vez, con atención a las exigencias de los organismos locales y a las diversas problemáticas empresariales, familiares y personales. De hecho, la figura del Prefecto es percibida cada vez más por la opinión pública como punto de referencia territorial para la solución de los problemas sociales y como instancia de mediación y de garantía de los servicios públicos esenciales. En vuestra responsabilidad, a nivel provincial, respecto al orden y a la seguridad pública, vosotros sois referentes unitarios y principales promotores y garantes del criterio de leal colaboración en un sistema plural. En este sentido, no olviden que “la administración pública, a cualquier nivel, como instrumento del estado, tiene como finalidad servir a los ciudadanos... El papel de quien trabaja en la administración pública no se concibe como algo impersonal o burocrático, sino como una ayuda al ciudadano, ejercitada con espíritu de servicio” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 412).
Vuestro delicado papel institucional constituye, además, una protección para las categorías más débiles, y se ha convertido ahora en algo más complejo y grave dadas las actuales circunstancias de inseguridad social y económica. No os desaniméis frente a las dificultades y a las incomprensiones, sino estad siempre preparados para tratar las cuestiones que se os confían, con gran sentido del deber y con prudencia, sin despreciar el obsequio de la verdad y la valentía de la defensa de los bienes supremos. Con este propósito, me viene espontáneamente a la mente la figura luminosa de San Ambrosio, vuestro celestial patrono, que improvisadamente -como sabéis- fue llamado al episcopado, debiendo abandonar una brillante carrera de alto funcionario público, y ¡no estaba ni bautizado! Este santo obispo admiraba y amaba al Imperio romano al que había servido leal y generosamente hasta los 35 años de edad, antes de ser elegido como Pastor de la Iglesia Ambrosiana. Tal consideración por legítima Autoridad, cultivada desde la juventud, salió reforzada por la gracia del Bautismo, hasta el punto de que amaba apasionadamente a la Iglesia no sólo en la riqueza espiritual de verdad y vida, sino también en lo concreto de sus organismos y de los hombres que la componían, sobre todo a los pobres y a los últimos. Supo, de alguna manera, transferir en el ejercicio del ministerio pastoral los rasgos esenciales de aquel habitus que lo distinguió y causó la admiración de muchos como incorruptible funcionario civil. Por otro lado, ya convertido en obispo, supo indicar a los responsables de las Instituciones civiles los valores cristianos que dan nuevo vigor y nuevo esplendor a la obra de los que están comprometidos en la vida pública.
San Ambrosio, en su comentario al Evangelio de San Lucas, afirma: “La institución del poder civil deriva tanto de Dios, que el que lo ejercita es también ministro de Dios” In Lc. 4, 29). De aquí que la función civil es tan eminente e insigne como para revestir de un carácter casi “sagrado”; por tanto esta exige ser ejercitada con gran dignidad y con una gran sentido de la responsabilidad. Este santo obispo y Doctor de la Iglesia, animado por gran amor y respeto tanto por las Instituciones estatales como por las eclesiásticas, constituyendo un extraordinario ejemplo de rectitud, especialmente por su lealtad a la ley y por la firmeza contra las injusticias y las opresiones, así como por su parresia, con la que llamaba la atención también a los poderosos y a todos enseñaba los principios de auténtica libertad y de servicio. Escribió: “El apóstol [Pablo] me ha enseñado lo que va más allá de la misma libertad, es decir la libertad también en el servir, 'Siendo libre me he hecho siervo de todos' [1 Cor 9, 19]… Para el sabio, por tanto, también servir es libertad” (Ep. 7, 23-24).
También vosotros, como altos representantes del Estado, en el ejercicio de vuestras responsabilidades, estáis llamados a unir la autoridad con la profesionalidad, sobre todo en los momentos de tensión y enfrentamientos. Que el testimonio de San Ambrosio sea para vosotros estímulo y ánimo para que vuestro trabajo pueda estar cada día al servicio de la justicia, de la paz, de la libertad y del bien común. Dios no dejará de secundar vuestros esfuerzos, enriqueciéndolos con frutos abundantes para una civilización del amor cada vez más extendida y amplia. Con estas esperanzas y para confirmarlas invoco sobre todos vosotros la bendición del Todopoderoso. Gracias.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
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Boletín 454
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Para consultar on line el PDP 2011-2015, el tríptico informativo, etc. se puede hacer entrando en la página web: www.obispadodetenerife.es
Organizadas porla Delegaciónde Liturgia y el Instituto de Teología el 4 y 5 de de noviembre, en el Seminario, se desarrollarán las Jornadas de Liturgia. En esta ocasión, bajo el lema "Leer a Dios". Las jornadas estarán dirigidas por el P. José María Jiménez Alonso, monje benedictino del monasterio dela Santísima Trinidaden la isla de Gran Canaria.
Una nueva importante cita para los más jóvenes tendrá lugar el sábado, 12 de noviembre, día en que se celebrará el Encuentro Diocesano de jóvenes. Este año, la convocatoria se desarrollará en el colegio de las Escuelas Pías, en Santa Cruz de Tenerife, de 10:00 a 22:00 horas, con el lema "Tiempo de discípulos, tiempo de misioneros". Una jornada basada en el Plan Diocesano de Pastoral (PDP) y que cuenta con la colaboración de diversos carismas tanto de nuestra diócesis como de otros lugares del territorio nacional. Será un espacio de convivencia y de encuentro, con tiempo para la oración, la formación y la diversión de los jóvenes.
Un día más tarde, el 13 de noviembre, se celebrará el Día dela Iglesia Diocesana.Asimismo, un año más, se ha puesto en marcha la campaña “XTANTOS” que busca suscitar el compromiso de los cristianos, y de todos aquellos que valoran el trabajo dela Iglesia, realizando el gesto de marcarla Xen la declaración de la renta a favor dela Iglesia.
Por tercer año consecutivo, el arciprestazgo de Taco organiza una semana de formación bíblica. Inmaculada Rodríguez Torné, Doctora en filología bíblica y teóloga, propondrá a los participantes una "aproximación al Nuevo Testamento". El curso se impartirá en los salones parroquiales de Santa María de Añaza, del 3 al 6 de noviembre en horario de 17:00 a 21:00 horas.
Este jueves 4 de noviembre comienza el Máster en Orientación y Mediación Familiar. Se trata de un Título Propia dela Universidad Pontificiade Salamanca. Enla Diócesisse necesitan Orientadores Familiares. El COF2000 (Centro de Orientación Familiar) necesita Orientadores Familiares. Se trata de un proceso de formación muy adecuado, válido para todos los agentes de pastoral familiar, cualquiera que sea su dedicación.
Del 6 al 11 de noviembre habrán ejercicios espirituales para sacerdotes dirigidos por el Padre Arana S.J.
Con la celebración dela Eucaristía, presidida por el Rector y concelebrada por el equipo de formadores y el Párroco de Frontera, en el Hierro, Federico Armas Díaz, quien se encargó de dirigirlos, concluyeron los Ejercicios Espirituales del Seminario Menor de este curso.
El domingo, 6 de noviembre, enla Casade Oración "Domus Mariae" de San Pedro de Daute, en Garachico, el abad del monasterio dela Santísima Trinidadde Santa Brígida, Gran Canaria, impartirá un retiro abierto a agentes de pastoral y a todo aquel que desee dedicar una tarde a la oración y a la contemplación. El horario del retiro es de 16:30 a 19:30 horas.
El próximo sábado 5 de noviembre, el espacio de la programación religiosa de COPE TENERIFE y COPELA PALMA se emitirá -de15.05 a16:00 horas- desde la isla de El Hierro. Un especial -con distinto formato al habitual- que ayudará a conocer in situ la iglesia que peregrina en esa porción del pueblo de Dios, y que ahora pasa por unos momentos de especial dificultad e incertidumbre.La COPEemite también el lunes distintos programas desde la isla del meridiano.
El pasado domingo tuvo lugar la reapertura de la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, en Santa Cruz de Tenerife. Las reformas en este templo han tenido un coste de 390.000, dinero que ha sido posible conseguir gracias a la aportación de los feligreses, el Cabildo y el Obispado.
Cáritas Arciprestal de Icod de los Vinos, llevará a cabo los días 7, 9, 11, 15 y 17 de noviembre, el II Curso de Cuidadores para Personas Mayores en el Hogar. El horario del mismo será de 10:00 a 12:00 horas, en el Centro de Salud de Icod de Los Vinos. Para las inscripciones se ha facilitado el número de teléfono: 922 12 24 01.
El 6 de noviembre, a las 14:00 horas, en el restaurante "Casa Manolo", situado en la plaza de la iglesia, en Llano del Moro, tendrá lugar el almuerzo de confraternidad que organiza cada año el movimiento de Familias Cristianas.
“Desde la familia, discípulos y misioneros” es el lema escogido para celebrar este año el Encuentro Diocesano de Familias. El mismo tendrá lugar en El Fraile, Arona, el próximo 27 de noviembre.
El movimiento de Cursillos de Cristiandad ha publicado las fechas de los próximos cursillos. Los más cercanos son los siguientes: Del 11 al 13 de noviembre, en Tenerife sur; del 25 al 27 de noviembre enLa Palmay del 27 al 29 de enero en Tenerife.
La Casa Manresa, en Tacoronte sigue ofertando la posibilidad de realizar retiros ignacianos abiertos a todo el que le interese. Estas son las fechas de los próximos retiros: Sábado 5 de noviembre: En torno a "Todos los Santos" y sábado 3 de diciembre: En torno al Adviento. Los interesados pueden apuntarse llamando a los números de teléfono siguientes: 677911017 Lucas López S.J. 626465910 Javier Hdez. de Miguel (equipo gestor de la casa).
Desde el viernes 28 hasta el domingo 30 de octubre tuvo lugar la convivencia número 107 del movimiento juvenil "Hombres Nuevos", en la que participaran 13 jóvenes de las distintas zonas de la isla. Según lo que ellos mismos comentaron, la experiencia les ha servido de puente para encontrarse, o reencontrarse con El Señor, pero por encima de todo para redescubrir una Iglesia joven y más cercana de lo que habían experimentado o pensaban que era.
Del 8 al 11 de noviembre, el arciprestazgo palmero de los Llanos de Aridane ha organizado las II Jornadas de formación arciprestal. En esta ocasión se ofrecen cuatro talleres para que los participantes puedan elegir. A saber: Evangelizar en tiempos revueltos, la hora de laicado, invitados ala Mesadel Señor: Palabra y Eucaristía, y el titulado, ‘en medio del mundo’.Los cursillos se impartirán en el complejo parroquial de Argual y los Santos Mártires.
“¿Qué es un laico? Identidad, Vocación y Misión” es el título de la charla que impartirá Antonio Cartagena, director del Secretariado dela Comisión Episcopalde Apostolado Seglar, el 7 de noviembre, en la parroquia de El Salvador,La Palma. Dichaconferencia comenzará a partir de las 20:00 horas.
Seguimos enLa Palmapuesto que el Club de Leones organiza para el viernes 4 de noviembre una Cena Solidaria enla Sociedad JuventudEspañola (San Antonio - Breña Baja), a las 21.00 horas, con la finalidad de recaudar fondos para el proyecto "Alfabetización Agadir" de Radio Ecca.
El Auditorio “Infanta Leonor” de Los Cristianos, acogió el festival a beneficio de Cáritas. Al término del espectáculo, el director de Cáritas Diocesana de Tenerife, Leonardo Ruiz del Castillo, agradeció a las personas allí presentes su asistencia y solidaridad.
Por su parte, bajo el lema “Solidaridad con el Cuerno de África”, se desarrolló enla Plazade América de Icod de los Vinos, el festival musical quela Cáritas Arciprestalde dicha localidad había organizado para recoger fondos con destino a la hambruna que padece esa zona del continente africano.
El próximo domingo 6 de noviembre, en la ermita de Ntra. Sra. del Rosario, en Machado tendrá lugar el homenaje a Álvaro dela Rosa Arocha, quien ha sido mayordomo de dicha ermita durante casi 40 años ininterrumpidos. Después de la celebración dela Eucaristíaque comenzará a las 18.30 horas, se realizará un sencillo homenaje de gratitud por parte de toda la freligresia.
Los Esclavos del Santísimo Cristo deLa Lagunahan sido convocados ala Junta ExtraordinariaGeneral que se celebrará el próximo domingo 6 de noviembre, a las 10.30 horas.
El pasado 2 de noviembre, Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, el Obispo, Bernardo Álvarez celebróla Eucaristíaen el cementerio de San Luis, enLa Laguna. Posteriormente, el prelado hizo lo propio, en el cementerio de Santa Lastenia, en Santa Cruz de Tenerife.
Carta del obispo de Tenerife monseñor Bernardo Álvarez Afonso con motivo del Día de la Iglesia Diocesana 2011.
Somos Iglesia diocesana
La jornada del Día de la Iglesia Diocesana es una ocasión propicia para acrecentar en todos los católicos la conciencia y el sano orgullo de pertenecer a la Iglesia, Pueblo de
Dios extendido por toda la tierra, y que para cada uno esa pertenencia se concreta en una diócesis determinada que es encomendada al cuidado y la atención pastoral de un obispo.
Para nosotros es la diócesis Nivariense, Iglesia de Dios que peregrina en Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro, en la cual el obispo -con la cooperación de los sacerdotes- guía a los fieles católicos, procurando su santificación mediante la predicación de la Palabra de Dios, la celebración de la Eucaristía y los demás sacramentos, y exhortándoles a llevar una vida conforme al mensaje de Jesús, practicando las obras de misericordia, especialmente en favor de los más pobres y necesitados.
Por su parte, todos los fieles cristianos, por el hecho de estar bautizados y cada uno según su carisma, vocación, ministerio o función, constituyen la Iglesia, cuerpo de Cristo en la que habita el Espíritu Santo, que es quien la unifica, la dirige interiormente y enriquece a los fieles con sus dones. Todos constituimos la Iglesia y somos miembros activos en ella. Por eso, podemos afirmar con verdad que, por el vínculo de la caridad, en la variedad de carismas y ministerios, «todos somos Iglesia Diocesana- y de todos nosotros depende lo que la Iglesia es ante Dios y ante el mundo.
Las diócesis son porciones determinadas en las que se hace presente la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Ahora bien, para que los dones de la salvación que Dios ha puesto en su Iglesia alcancen a todos los fieles, dentro de la diócesis y en las zonas donde vive la gente, se constituyen las parroquias para que los cristianos podamos vivir y celebrar nuestra fe de una manera concreta, aunque sin perder la referencia de la propia diócesis y del obispo, así como la comunión con todas las diócesis del mundo, y de modo especial con la de Roma que, con su obispo el papa Benedicto XVI, nos preside a todos en la caridad.
El sentido de pertenencia a la Iglesia debe lIevarnos a implicarnos más en las tareas pastorales y en el sostenimiento económico de la misma: la Iglesia necesita nuestra colaboración personal. La mayoría de las acciones pastorales las llevan a cabo voluntarios, tanto cuando participan como miembros de los consejos de pastoral, de economía, etc., como en la formación de niños y jóvenes a través de las catequesis, en el trabajo a favor de los más desfavorecidos o en otras acciones que hacen posible el buen funcionamiento de las parroquias o diócesis. Todo
ello nos pide a todos nuestro compromiso y el hacernos conscientes de la necesidad de nuestra participación.
La Iglesia necesita, también, de nuestra colaboración económica.
Las aportaciones voluntarias de los católicos es la parte más importante del sostenimiento económico de la Iglesia. La mejor forma de colaborar es con una aportación periódica personal o familiar, abonada por domiciliación bancaria. La cuantía dependerá de la situación económica familiar y de la generosidad de sus miembros.
DOMINGO 32 DEL TIEMPO ORDINARIO - A
6 de noviembre de 2011
La gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor, estén con todos vosotros.
- Estamos aquí porque queremos encontrarnos con Jesús y con la comunidad cristiana. Lo sabemos bien: desde el principio, desde el día de la resurrección, la comunidad cristiana se reúne domingo tras domingo para compartir la fe y la esperanza; para compartir la presencia del Señor.
- Que él, una vez más, fortalezca nuestros corazones y nos dé su gracia, para que seamos buenos seguidores del Evangelio.
A. penitencial: En silencio, pidamos la gracia y el perdón de Dios. (Silencio).
- Tú que eres el camino que conduce al Padre. SEÑOR, TEN PIEDAD.
- Tú que eres la verdad que ilumina los pueblos. CRISTO, TEN PIEDAD.
- Tú que eres la vida que renueva el mundo. SEÑOR, TEN PIEDAD.
1 . lectura (Sabiduría 6, 72-76): La búsqueda de la sabiduría, es decir, la búsqueda del camino de Dios, es el único objetivo importante que podemos tener en la vida. Y el que busca sinceramente ese camino, sin duda lo encuentra.
2. lectura (7 Tesalonicenses 4,73-78): Hoy san Pablo nos hablará de los difuntos, de los que han muerto. Y nos recordará la promesa de Dios.
Oración universal: Oremos ahora por nuestros hermanos y hermanas del mundo entero, y por toda la Iglesia, y por nosotros mismos. Oremos diciendo: ESCÚCHANOS, PADRE.
Por los cristianos de nuestro país. Que seamos ejemplo de atención a los débiles, de acogida a los inmigrantes, de espíritu de servicio hacia todos. OREMOS:
Por las vocaciones a la vida religiosa, a la vida misionera, al ministerio sacerdotal o diaconal. Que haya entre nosotros jóvenes generosos que se sientan llamados por el Señor. OREMOS:
Por los catequistas de nuestra parroquia. Que lleven a cabo su misión con acierto y confianza. OREMOS:
Por los que sufren enfermedades incurables. Que puedan vivir su dolor en la paz y la confianza en Dios. OREMOS:
Por los que estamos aquí reunidos para celebrar la Eucaristía. Que sepamos ser siempre portadores de amabilidad, generosidad y esperanza. OREMOS:
Escucha, Padre, nuestra oración. Y haz que vivamos con mucha alegría nuestra fe cristiana. Por Jesucristo nuestro Señor.
Padrenuestro: Unidos a Jesucristo, en el camino hacia la vida eterna de Dios, nos atrevemos a decir:
CPL
Reflexión de José Antonio Pagola al evangelio del domingo treintidos del Tiempo Ordinario - A, ofrecida por la Delegación Diocesana de Enseñanza de la diócesis de Tenerife.
ENCENDER UNA FE GASTADA
La primera generación cristiana vivió convencida de que Jesús, el Señor resucitado, volvería muy pronto lleno de vida. No fue así. Poco a poco, los seguidores de Jesús se tuvieron que preparar para una larga espera.
No es difícil imaginar las preguntas que se despertaron entre ellos. ¿Cómo mantener vivo el espíritu de los comienzos? ¿Cómo vivir despiertos mientras llega el Señor? ¿Cómo alimentar la fe sin dejar que se apague? Un relato de Jesús sobre lo sucedido en una boda les ayudaba a pensar la respuesta.
Diez jóvenes, amigas de la novia, encienden sus antorchas y se preparan para recibir al esposo. Cuando, al caer el sol, llegue a tomar consigo a la esposa, los acompañarán a ambos en el cortejo que los llevará hasta la casa del esposo donde se celebrará el banquete nupcial.
Hay un detalle que el narrador quiere destacar desde el comienzo. Entre las jóvenes hay cinco «sensatas» y previsoras que toman consigo aceite para impregnar sus antorchas a medida que se vaya consumiendo la llama. Las otras cinco son unas «necias» y descuidadas que se olvidan de tomar aceite con el riesgo de que se les apaguen las antorchas.
Pronto descubrirán su error. El esposo se retrasa y no llega hasta medianoche. Cuando se oye la llamada a recibirlo, las sensatas alimentan con su aceite la llama de sus antorchas y acompañan al esposo hasta entrar con él en la fiesta. Las necias no saben sino lamentarse: «Que se nos apagan las antorchas». Ocupadas en adquirir aceite, llegan al banquete cuando la puerta está cerrada. Demasiado tarde.
Muchos comentaristas tratan de buscar un significado secreto al símbolo del «aceite». ¿Está Jesús hablando del fervor espiritual, del amor, de la gracia bautismal…? Tal vez es más sencillo recordar su gran deseo: «Yo he venido a traer fuego a la tierra, y ¿qué he de querer sino que se encienda?». ¿Hay algo que pueda encender más nuestra fe que el contacto vivo con él?
¿No es una insensatez pretender conservar una fe gastada sin reavivarla con el fuego de Jesús? ¿No es una contradicción creernos cristianos sin conocer su proyecto ni sentirnos atraídos por su estilo de vida?
Necesitamos urgentemente una calidad nueva en nuestra relación con él. Cuidar todo lo que nos ayude a centrar nuestra vida en su persona. No gastar energías en lo que nos distrae o desvía de su Evangelio. Encender cada domingo nuestra fe rumiando sus palabras y comulgando vitalmente con él. Nadie puede transformar nuestras comunidades como Jesús.
José Antonio Pagola
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
6 de noviembre de 2011
32 Tiempo ordinario (A)
Mateo 25,1-13
Desde la oficina de Prensa del obispado de Tenerife nos envían la conferencia pronunciada recientemente en S/C de La Palma por Francisco José Ruíz, provincial en España de la Compañía de Jesús. Su título es: Tiempos complicados para creer en Dios.La Iglesiay su reto en el siglo XXI.
Tiempos complicados para creer en Dios.La Iglesia y su reto en el siglo XXI
Ponencia · Orden Franciscana Seglar
Santa Cruz deLa Palma
28.10.2011
Introducción
Nunca hemos tenido tanta presión de parte del tiempo no vivido, del futuro. Ha dejado de ser predecible. Incluso habría que afirmar que están a la mano todos los síntomas que lo auguran complejo, amenazante.
Tambiénla Iglesiaestá preocupada por el futuro. Dios se ha vuelto difícil de creer para muchas personas de las sociedades tradicionalmente cristianas. Su nombre está dejando de pronunciarse. No es tan celebrado. No interviene en las decisiones. El futuro parece estarse construyendo desde ese silencio.
No es raro, por eso, que se haya iniciado la gran empresa eclesial que hemos venido en llamar nueva evangelización (NE). Esta ponencia no quiere explicar el proyecto en sí dela NE. Sólodesea despertar el ánimo para ella. Necesitamos inspirarnos mutuamente en presentar de un modo distinto el Evangelio. Es el reto de los cristianos del siglo XXI.
1. Nuestro humilde principio de realidad
Cuanto les voy a decir puede tener como marco una cierta profecía de Ratzinger en 1973:
«…De la Iglesiade hoy saldrá una iglesia que ha perdido mucho. Se hará pequeña, deberá empezar completamente de nuevo. No podrá ya llenar muchos de los edificios construidos en la coyuntura más propicia. Al disminuir el número de sus adeptos, perderá muchos de sus privilegios en la sociedad. Se habrá de presentar a sí misma, de forma mucho más acentuada que hasta ahora, como comunidad voluntaria, a la que sólo se llega por una decisión libre. Como comunidad pequeña, habrá de necesitar de modo mucho más acentuado la iniciativa de sus miembros particulares»[1].
La opinión del entonces profesor Ratzinger muestra visos de estarse cumpliendo en algunos de sus pronósticos:
Por una parte, «Dios» efectivamente está dejando de ser un supuesto. Hemos vuelto a un punto en el que (1) el cristianismo ha de mostrar sus credenciales, en el que (2) tales credenciales serán revisadas con mayor o menor benevolencia y en el que (3), no siempre con seguridad, se nos concederá un tiempo para expresar nuestra propuesta. En ello ya partimos con desventaja: porque si la vida se abre a un horizonte liberador en tanto que probablemente Dios no exista –como propone el incidente de temática religiosa de hace un año que fue noticia en algunos países europeos–, es que o lo hemos dicho y hecho rotundamente mal, o la ignorancia sobre lo que es el cristianismo es el peor verdugo que nos ha llegado –ese que ajusticia sobre acusaciones de delitos no cometidos...–, o está abierto un fraude cultural que está usando sus peores artimañas.
Por otra parte, el sentido eclesial está transformándose. Se están produciendo dos desplazamientos de fondo:
Desplazamiento de arriba abajo. Las Iglesias tradicionales pierden terreno y lo religioso prefiere anidar libremente en otros sitios. El Evangelio viene menos de arriba –el arriba de aquellas instancias institucionalizadas dentro dela Iglesia–. Se captan trozos inconexos de su mensaje en el abajo –que se desparraman intermitentemente, sin continuidad, en ocasiones vitales muy puntuales, envueltos en una trama comunicativa social difusa y compleja–.
Desplazamiento de dentro a fuera. Cada vez más gente cree –o sólo se atreve a creer– en los límites dela Iglesia; Dios se les hace posible fuera del credo o, al menos, en algunos aspectos de ese credo.
Visto en su conjunto, al final nos acercamos paulatinamente a una situación muy semejante a la que indicaba Ratzinger:la Iglesiase aproxima cada vez más a esa «comunidad voluntaria, a la que sólo se llega por una decisión libre». Y, por lo tanto, «como comunidad pequeña, habrá de necesitar, de modo mucho más acentuado, la iniciativa de sus miembros particulares».
Es ahí donde quisiera situarme, en esa especie de arranque común hacia una comunidad voluntaria, que podemos imaginar como proceso de eclesiogénesis dela Iglesiaoccidental en las próximas décadas:
En esa comunidad voluntaria, la iniciativa y el protagonismo no podrán ser asumidos sino por todos los agentes eclesiales –¡por todos los bautizados!–.
En esa comunidad voluntaria se desarrollará una conciencia fuerte de misión.
2. Algo se mueve
Concedamos que la humanidad, en el amanecer de este milenio, está viéndose confrontada con situaciones no solucionables según parámetros ya periclitados. La política, la economía, la relación entre la tecnología y el medioambiente, la distribución de recursos naturales, la educación, la moral pública y la bioética, por no agotar todas las temáticas, sufren rupturas sistémicas. Algo les sucede a las sociedades de mayor peso fáctico en el planeta. Carecen de respuestas prontas y certeras para las cuestiones que su propio empeño civilizatorio les está planteando. Carecen de respuestas… y, simultáneamente, sólo se atreven a dar algunas desde claves que esquivan la sabiduría emanada de la experiencia religiosa. El resultado es que se amasa una auténtica emergencia espiritual. Nos hallamos literalmente en el borde de un tiempo, que colinda ya con una época distinta, y avanzamos desorientados en pleno túnel de transición. Sólo registramos cambios, pero no llegamos a adivinar cuáles son fugaces y cuáles, sólidos.
La Iglesia, también en el arranque de este milenio, está viviendo intensamente una moción a retomar su impulso apostólico. Por lo que vemos, no parece incumbir sólo a una sensibilidad eclesial, a un sector o a una institución determinada; más bien, es todala Iglesia, en su impresionante internacionalidad y multiculturalidad, la que se siente invitada a salir “a los caminos” y reunir a cuantos encuentre, “malos y buenos” (Mt 22,10).
Valga como demostración el gesto reciente de Benedicto XVI en su homilía del 21.8.2011 enla JMJ-Madrid, cuando mete ala Iglesiaentera, empezando por sus jóvenes, dentro de una evidente proyección misionera: “De esta amistad con Jesús nacerá también el impulso que lleva a dar testimonio de la fe en los más diversos ambientes, incluso allí donde hay rechazo o indiferencia. No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás. Por tanto, no os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe. El mundo necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a Dios. Pienso que vuestra presencia aquí, jóvenes venidos de los cinco continentes, es una maravillosa prueba de la fecundidad del mandato de Cristo ala Iglesia: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Mc 16,15). También a vosotros os incumbe la extraordinaria tarea de ser discípulos y misioneros de Cristo en otras tierras y países donde hay multitud de jóvenes que aspiran a cosas más grandes y, vislumbrando en sus corazones la posibilidad de valores más auténticos, no se dejan seducir por las falsas promesas de un estilo de vida sin Dios”.
La fuerte moción a proyectarse apostólicamente es, en y parala Iglesia, eco de la coyuntura presente de la humanidad. Su renovado impulso ad gentes es respuesta al mundo y sus circunstancias, no es iniciativa descontextualizada y ajena al ser humano contemporáneo. La intención dela NEbrota de la convicción de que la transformación del mundo que se nos avecina precisa de Espíritu. La época que viene busca un alma si quiere abrazar futuro, porque sabe de sobra que le son insuficientes muchas de las racionalidades que imperan en su presente.
3. Varios caminos transitables
Propongo recorrer algunos momentos de los Evangelios, extraer de ellos impactos significativos y componer así un cuadro. El cuadro debería resaltar la huella de Jesús –lo que es sólo de Él, su huella, y muestra tener un eco inacabado para nosotros dos mil años después–, reconocible por el impulso de vida (evangélica) que esa huella imprime al mundo y su historia. Ese impulso es nuestra aportación eclesial a este momento –y lo será siempre–.
Todo ello lo propongo desde dos supuestos:
a) El cristianismo hoy tiene que confiar como nunca en lo que puede desplegar desde sí, una vez que carece de apoyaturas incuestionables (sociales, políticas, culturales) que lo sostengan sin más. En eso ya no se distingue mucho de aquel momento de arranque que vivieron los apóstoles: el entorno no les concedía nada y tampoco suponía aval alguno el escaso recorrido histórico del naciente cristianismo. Estaríamos, más o menos, en la situación de un san Pedro novel, que es consciente de lo que tiene –a Jesús mismo, sin más oro, sin más plata– y eso es precisamente lo que da a quien le mendiga:
«Pedro y Juan subían al templo para la oración de media tarde. Un hombre paralítico de nacimiento solía ser transportado diariamente y colocado a la puerta del templo llamadala Hermosa, para que pidiese limosna a los que entraban en el templo. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. Pedro, acompañado de Juan, lo miró fijamente y le dijo: -Míranos. Él los observaba esperando recibir algo de ellos. Pero Pedro le dijo: -Plata y oro no tengo, pero lo que tengo te lo doy: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, levántate y camina. Lo agarró de la mano derecha y lo levantó. Al instante pies y tobillos se le robustecieron, se irguió de un salto, comenzó a caminar y entró con ellos en el templo, paseando, saltando y alabando a Dios. Toda la gente lo vio caminar y alabar a Dios; y, al reconocer que era el que pedía limosna sentado a la puerta Hermosa del templo, se llenaron de asombro y estupor ante lo acaecido. Mientras seguía agarrado a Pedro y a Juan, toda la gente corrió asombrada hacia ellos, al pórtico de Salomón. Pedro, al verlos, les dirigió la palabra: -Israelitas, ¿por qué os asombráis y os quedáis mirándonos como si hubiéramos hecho caminar a éste con nuestro propio poder o religiosidad? El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, que sentenciaba su liberación. Vosotros rechazasteis al santo e inocente, pedisteis que os indultasen a un homicida y disteis muerte al Príncipe de la vida. Dios lo ha resucitado de la muerte y nosotros somos testigos de ello. Porque ha creído en su nombre, éste que conocéis y estáis viendo ha recibido de ese nombre vigor, y la fe obtenida de él le ha dado salud completa en presencia de todos vosotros» (Hch 3, 1-16)
b) Pero precisamente por eso, el cristianismo tiene que resultar significativo para nuestros contemporáneos. Si no lo es, ni siquiera merecerá un clic sobre el ratón del mundo internauta. Esa significación precisa de una actitud de escucha (¡cuántas veces la pidió Jesús para él mismo entre sus contemporáneos y no se la concedieron!). Habrá que ver cuándo esa receptividad vuelve a repuntar. Pero mientras tanto, el cristianismo tiene que hacer un enorme esfuerzo comunicativo que supere la sordera voluntaria que en muchos produce sus incongruencias contemporáneas e históricas, un esfuerzo comunicativo que le centrará en el núcleo de su mensaje y en la sencillez básica de su propuesta.
El cuadro que se quiere componer para recoger –muy imperfecta e incompletamente– la huella de Jesucristo dos mil años después tiene los siguientes elementos:
I. El poder transformador del amor. ¿Qué puede conmover –y, por eso, mover– al mundo verdaderamente? Jesús insiste en que sólo existe una palanca, capaz de modificar el estado de las cosas: el amor, pero un amor evangelizado y, en consecuencia, totalmente reformulado en relación a amores parciales, coyunturales, interesados. El Evangelio es tajante en ese punto: además del amor –pasado por el seguimiento a Cristo– no hay otra energía transformadora de la historia.
Este impulso radical de vida viene bien en tiempos de crisis –es decir, en tiempos de descubrimiento paulatino de la vaciedad estructural de varios sistemas conectados entre sí, desde los económicos a los valóricos que los sostienen–. En medio de un escenario que nos invita a preguntarnos por lo que aguanta, por lo que parece que resiste el tiempo y cualquier crisis, el Evangelio vuelve a poner sobre la mesa una propuesta vital.
II. El descubrimiento de la alteridad. La realidad humana está abocada a ser comunidad. Pero sabemos de sobra que los procesos culturales en los que nadamos refuerzan en exceso la individualidad. El resultado es que estamos amenazados de individualismo –es amenaza global, con efectos suprasociales: hasta la mismísima naturaleza se resiente de nuestro autocentramiento personal, cultural, económico, político o étnico–. El cristianismo no es reducto para quien huya de construir comunidad –y para quien no quiera afrontar valientemente vida en común–. No obstante, el tema es entender cordialmente que el otro es distinto de mí; el Evangelio singulariza al prójimo y lo hace persona… Y ahí el Evangelio también ofrece un impulso de vida.
Más o menos como lo muestra una de esas historias constructivas que nos llegan de vez en cuando: “¿Por qué vas a verla?”, pregunta un amigo a otro, refiriéndose a una familiar de éste ya anciana y con Alzheimer. “Ya no sabe quién eres”, añade. El amigo enseguida reacciona: “Pero yo sí sé quién es ella para mí. Por eso la visito”.
III. El descubrimiento de nuestra fraternidad. Una consecuencia de lo anterior es que ¡a quien descubrimos en la alteridad es, ni más ni menos, que a nuestro hermano! Y ese hermano es causa de transformación de la propia vida. La buena alteridad es reconocimiento de la familiaridad, de nuestra fraternidad fundamental.
En resumen, lo que vengo a proponer es lo siguiente:
Precisamente porque el mundo tiene una palanca para cambiar –el amor evangelizado–,
precisamente porque es posible para Dios la alteridad,
precisamente porque la alteridad es descubrimiento del hermano,
el mundo no es un espacio cerrado, vacío: tiene dentro de sí impulsos radicales de vida que invitan a verlo con esperanza.
3.1. Primer impulso de vida: lo que transforma sólo es el amor
Un punto de partida: Jesús dio un primer paso. Si Jesús pasa a ser historia, es porque en su vida venció la inercia de no actuar sobre las cosas para cambiarlas. De dejar que fueran lo que siempre habían sido. La historia y el mundo no están escritos definitivamente ni acabados; son susceptibles de transformación. La historia y el mundo están llamados a una novedad –a un cambio esencial para que la historia y el mundo sean lo que ¡deberían ser!–. Eso supone atrevimiento, osadía, parresía. El Evangelio es noticia de cambio, de transformación, sólo posible desde una voluntad convencida de que la realidad necesita movimiento –movimiento hacia una mayor gloria de Dios; por lo tanto, hacia una mayor justicia entre los hombres–.
En una palabra: Jesús no gusta de los contentamientos. Invita a afrontar la vida en sus propios desafíos. En ese sentido, el cristianismo es inquietante: no es fácil, ni facilita tampoco excesivamente las cosas. Es motor de dinamismo para la realidad, porque nunca se conforma con ella.
El desarrollo de la apuesta por la inconformidad. El Evangelio tiene muchos momentos en los que se rompe el ritmo normal de la realidad y se busca una realidad distinta. Todo el Evangelio es quicio de novedad. Todo es atrevimiento y no sanción de lo que ya es. En la parábola de los talentos se da el primer aviso, todavía como presupuesto de un camino de excelencia: hay que ponerse en juego, hay que jugársela en una actitud de la que quiere alejar el Apocalipsis: «Conozco tus obras, que no eres ni frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente; pero como eres tibio, ni frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca» (3, 15-16).
La cualidad del impulso. El cristianismo quiere cambiar las cosas de un cierto modo, no de cualquier modo. Quiere transformar por la fuerza impulsadora que sólo tiene el amor. El amor propone una praxis muy diferente a la que plantean otros tipos de estrategia de transformación del mundo.
Un primer ejemplo. Donde esto se puede ver más, incluso con un cierto contrapunto, es en la conversación con el joven rico (Mc 10,17-30):
La sorpresa. Esta escena sigue sorprendiendo a cualquiera. Y a cualquiera de todo tiempo, también el nuestro. Continúa llamando la atención la inquietud de aquel rico piadoso. Esa inquietud rompe los esquemas lógicos de ayer y de hoy. Porque también hoy, en una sociedad con valores desfondados, no visibles, nos daríamos con un canto en los dientes si triunfara el estilo de vida que lleva este rico inquieto. A él le sobran valores. Está cargado de ellos. Los vive. Su biografía rezuma coherencia por todos los lados y parece que no es una improvisación de ayer; es una convicción de siempre: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño».
La causa de la sorpresa: un corazón inquieto. Por eso, impresiona su estar inquieto, una inquietud que le hace acercarse a Jesús «corriendo», le impulsa a «arrodillarse» y formularle abiertamente la pregunta por el sentido de las cosas. Esa inquietud asombra a quienes presencian la escena y asombra a quienes asistimos a la escena también hoy. ¿Por qué no es suficiente con no matar, no traicionar el corazón dado, no robar, no dar falso testimonio, no estafar, no abandonar las propias raíces? Firmaríamos ahora mismo si nosotros y nuestra sociedad partiéramos de estos supuestos. ¿Pero por qué no es suficiente para el rico? ¿Y por qué tampoco es suficiente para Jesús?
De judío a cristiano. Ese más, sin embargo, parece esencial. El rico era un buen judío. Pero Jesús le dice que, sobre eso, sea un buen cristiano. No debería quedarse en los mínimos. El joven rico permanece en sus círculos de correspondencia egoísta, sin dar origen a la novedad. No sale propiamente de sí. Vive esencialmente pagado de sí mismo, siempre hasta un de aquí no paso más. Y Jesús le invita a dar precisamente ese paso.
Una tesis constante del Evangelio. Esta tesis de que sólo Dios proporciona la fuerza para dar un paso más –para así superar las medianías que no generan cambio, ni transformación, y ¡así mover el mundo!– está presente en el Evangelio. Sólo destaco dos escenas que lo corroboran:
a) Sermón del monte. “Si queréis a los que os quieren, ¿qué premio merecéis? Y si mostráis afecto sólo a vuestra gente, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen eso mismo también los paganos? Por consiguiente, sed buenos del todo, como es bueno vuestra Padre del cielo” (Mt 5, 46-48).
b) Óbolo de la viuda. “Sentado frente al cepillo del templo, observaba cómo la gente echaba monedillas en el cepillo. Muchos ricos daban en abundancia. Llegó una viuda pobre y echó unas monedillas de muy poco valor. Jesús llamó a los discípulos y les dijo: -Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el cepillo más que todos los demás. Pues todos han dado de lo que les sobra; pero ésta, en su indigencia, ha dado cuanto tenía para vivir” (Mc 12, 41-44).
En síntesis: la transformación de las cosas que impulsa el Reino no es posible sin esos puntos de dejarse afectar más. Un punto de cierta exageración. Por eso:
La misericordia es algo que se encuentra más allá de la justicia
La fraternidad es algo que se encuentra más allá de la igualdad
La vocación cristiana es algo que se encuentra más allá de un proyecto humanista
Ese “algo más” sólo lo puede imaginar el amor evangelizado. Queda así un aviso para nosotros: que esa radicalidad llegue a cada uno, una radicalidad adaptada a este tiempo, que tiene que ver con dejar lo conocido –«vende todo lo que tienes»– para aventurarnos a «seguirlo».
3.2. Segundo impulso de vida: el descubrimiento de la alteridad
El punto de partida. En Jesús está el otro. Por eso, el cristianismo se vuelca: induce movimiento hacia fuera de nosotros. La conciencia cristiana, para tenerla, ha de estar centrada en el otro y ha de descubrirlo, al menos inicialmente, como persona. De eso Jesús es especialista.
El perdón como recuperación de la alteridad. El perdón es una de las vías por la que el Evangelio ayuda a recuperar la alteridad. El hecho es que la historia humana se ve fracturada continuamente por el mal moral –y la comunidad humana con ella por las heridas que nos infligimos unos a otros–. El efecto inmediato es que perdemos alteridad: perdemos espacio para el otro, al que enjuiciamos, condenamos, sentenciamos, aislamos, denigramos. La reconciliación es, por ese motivo, un camino excepcional de recreación del otro. ¿Pero cómo hacer un camino tan difícil?
Un ejemplo. Les propongo detenernos despacio en la escena de la mujer descubierta en adulterio (Jn 8, 1-12):
Jesús se dirigió al monte de los Olivos. Por la mañana volvió al templo. Todo el mundo acudía a él y, sentado, los instruía. Los letrados y fariseos le presentaron una mujer sorprendida en adulterio, la colocaron en el centro, y le dijeron: -Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés ordena que dichas mujeres sean apedreadas; tú, ¿qué dices? -decían esto para ponerlo a prueba, y tener de qué acusarlo. Jesús se agachó y con el dedo se puso a escribir en el suelo. Como insistían en sus preguntas, se incorporó y les dijo: -Quien de vosotros esté sin pecado tire la primera piedra. De nuevo se agachó y seguía escribiendo en el suelo. Los oyentes se fueron retirando uno a uno, empezando por los más ancianos hasta el último. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí de pie en el centro. Jesús se incorporó y le dijo: -Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado? Ella contestó: -Nadie, señor. Jesús le dijo: -Tampoco yo te condeno. Ve y en adelante no peques más.
Valoración. Impresionante escena. Les sugiero que nos detengamos en ese momento –difícil y duro– en que Jesús y la mujer están rodeados de los acusadores con piedras en las manos, llenos de intenciones mezcladas y ahítos de violencia:
Si me lo permitieran, les invitaría a que nos internáramos en el corazón de aquella mujer, que, despavorida, no puede sostener la mirada de quienes la descubrieron y delataron. Para la mujer, quienes están ahí delante forman un muro –insuperable, inamovible– que no tiene salida alguna. La vida para ella finalizaba en aquella pared humana, de violencia contenida, casi a punto de explotar. Para aquellos hombres no tenía dignidad. Ni siquiera derecho a existir. La ley judía les asistía. Por esa razón, nadie había pedido una explicación a la acusada. Lo que es peor: nadie le había concedido la posibilidad de pedir perdón.
Sólo entre los presentes hay Alguien que se sitúa de otro modo. También les invitaría a que se internaran en el corazón de aquella mujer cuando mira cómo reacciona Jesús. Jesús se juega mucho si no toma partido por los acusadores. Se juega su credibilidad. En ese sentido, Jesús está tan en precario como aquella mujer. Sabemos lo que hizo entonces Jesús y cuál fue su veredicto. Jesús seguirá en precario. Pero aquella mujer posiblemente se reencontraría consigo misma y reconstruiría su corazón frágil y extraviado. Porque Jesús deja ver a la mujer que tiene posibilidad de vida después de lo sucedido. Que, por la extraña capacidad del corazón de Dios, el mal nunca puede ser tan grande que cierre la vida. Que el perdón, y nada más que el perdón, es el secreto final del cielo.
Propuesta de recuperación de la alteridad. El cristianismo es experto en propagar este mensaje. Nuestra misión es convencer de vida –convencer de perdón y misericordia– allí donde los puentes están rotos, las ilusiones perdidas y el ánimo truncado. Enla Compañíade Jesús eso se define como ayudar a las ánimas: es decir, ayudar en reconocernos sostenidos por un Dios que siempre pone sorprendentemente misericordia donde nosotros colocamos juicio y condena.
3. 3. Tercer impulso de vida: el descubrimiento del nuestra fraternidad
La misericordia. El Evangelio apunta un tercer impulso de vida, una vez que ha subrayado que el amor es lo que verdaderamente transforma y que ha sugerido que emprendamos un camino de reconocimiento de la alteridad. Ese tercer impulso se concatena con los anteriores: desde la perspectiva del Evangelio, el otro es hermano. Y en ese descubrimiento se inicia la historia amable de la humanidad –o se inicia la tarea de no permitirnos quedarnos ajenos a las desgracias del desamor en el mundo…–.
Una escena. Acudamos a una de las historias más hermosas de Jesús. Y permitámonos dejar vía libre a su capacidad de sugerencia sin reparar en la exégesis rigurosa. Es la historia de aquel robo de unos forajidos, de un hombre malherido en una cuneta, de un sacerdote y un levita que pasan de largo, y de un viajante samaritano (cf. Lc 10, 25-37). Conocemos cuanto pasó para que confluyeran todos aquellos personajes. Jesús lo describe como quien cuenta un hecho cotidiano. Era el incidente normalde uno de losmuchos robos que sucedían en los caminos de Judea y Galilea de entonces, signos de los desequilibrios económicos y sociales de la situación contemporánea a Jesús. Era también el relato habitual de tantos que andan por los caminos sin detenerse a ver la gente de las cunetas. Era todo eso... hasta que Jesús, de pronto, introduce un héroe anónimo, un samaritano. La historia deja de ser una historia cotidiana sobre lo dura que es la vida y de lo dura quela hacemos. Aquelviajante se detiene y se acerca ala cuneta. Yse lleva a alguien que estaba postrado en ella. El cuento ya no es crónica anodina. Es noticia.
La propuesta de Jesús. De una parte, Jesús defiende el principio teológico de que Dios habita en el lado duro de las cosas –y así lo son las cunetas de todos los caminos, habitadas por los desarrapados de la historia–. Dios no se queda sólo en el Templo. Prolonga su presencia hasta los confines de las situaciones humanas trágicas. El sacerdote y el levita parten de un principio teológico distinto, todavía restringido. Por esa razón, no hacen adoración al ver a la víctima del robo. Por otra parte, Jesús discrimina seguimientos y consagra la reacción del samaritano como la que se debiera esperar. A Jesús se le nota su deseo de que no haya vacilaciones en ello. Por eso, frente a la rapidez narrativa que llevaba hasta ahora la parábola, en este momento el relato se vuelve lento, toma imágenes sucesivas en corto, casi con el deseo de no perder nada de cuanto está sucediendo: «Acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y le montó luego sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al posadero...» (Lc 10, 34-35).
La clave. Y, sin embargo, nos deja con una pregunta. ¿Qué ha pasado para que un desconocido se complique la vida con otro desconocido? Rebobinemosla historia. Laverdades que Jesústiene el detalle de explicarnos lo que sucedió. Lo dijo rápidamente, pero lo dijo. Jesús, narrando, se metió en el interior del samaritano. Enfocó y sacó esta foto: «...y al verlo, tuvo compasión» (Lc 10, 33). Que es como decir: el samaritano se sintió impactado, se dejó afectar, su corazón se transformó... Ahí se produce un proceso de insobornabilidad, que parece reflejar algo de la insobornabilidad divina. Desde ese momento, el samaritano quiebra la cotidianidadde lo duro de lascosas. Gasta de lo suyo y lo comparte. Mezcla su vida con la de un necesitado y rompe soledades. Cambia su esquema de vida y se ata ala misericordia. Dichode otra manera: el samaritano empieza a vivir nuevos registros de lo que es la riqueza, el amor yla libertad. Sucorazón tocado le anima a dar lo que tiene, a querer sin retorno y a moldear la vida por los otros.
He ahí el impulso de vida del que es capaz el cristianismo y que lo hace tan genuino en la historia. Su mensaje es claro: expongamos el corazón. No permitamos que se enroque y se blinde. Cuando consentimos en que la realidad apele al corazón y le formule a él directamente preguntas, entonces descubrimos que los otros no sólo son distintos y dignos en sí mismos, sino que son hermanos. Y si eso se produce, nos veremos impelidos a responder totalmente. Sin recortes. Como el samaritano, que está dispuesto a llegar hasta el final de lo que le dictan sus entrañas insobornables: «Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva» (Lc 10, 35).
4. Conclusión
Porque todo lo anterior es efectivamente posibilidad real para nuestra historia, tenemos esperanza, nos debemos a ella. Permítanme que finalice con esta imagen final de Jesús:
«En aquella ocasión se presentaron algunos a informarle acerca de unos galileos cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Él contestó: -¿Pensáis que aquellos galileos, dado que sufrieron aquello, eran más pecadores que los demás galileos? Os digo que no; pero si no os arrepentís, acabaréis como ellos. O aquellos dieciocho sobre los cuales se derrumbó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que el resto de los habitantes de Jerusalén? Os digo que no; pero si no os arrepentís acabaréis como ellos. Y les propuso la siguiente parábola: -Un hombre tenía una higuera plantada en su huerto. Fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo al hortelano: -Llevo tres años viniendo a buscar fruta en esta higuera y no la hallo. Córtala, que encima está esquilmando el terreno. Él le contestó: -Señor, déjala todavía este año; cavaré alrededor y la abonaré, a ver si da fruto. Si no, la cortas el año que viene» (Lc 13,1-9).
Fíjense en ese señor de aquella viña en la que había una higuera. Ese señor, que es capaz de manejarse internamente de manera que deja que la higuera estéril tenga una oportunidad más e insista en la tarea de fructificar.
Jesús no monta esta imagen para que reconozcamos la inmensa paciencia que pende sobre nosotros, higueras poco productivas. Le importa más que nos fijemos en Quien es portador de esa paciencia histórica, sin plazos. Es el Dios que Jesús lleva dentro de sí y que quiere presentar. Es Dios de otro modo: absolutamente distinto a lo que corre entre muchos de sus contemporáneos. Muchos de ellos identificaban a Dios en medio de una extraña ley del premio y del castigo. Lo creían registrador de un particular archivo de deudas no pagadas y transferidas a personas y situaciones no culpables. La muerte era su sentencia inapelable de justicia. Era el Dios difícilmente separable del miedo.
En ese sentido, Jesús libera a Dios de las expectativas de los seres humanos: expectativas tan manipuladoras que acaban confundiendo a Dios con el desamor. Por eso, la higuera se mantendrá en aquel trozo de la viña, rompiendo toda lógica productiva. La parábola no lo dice. Pero es muy probable que el señor hubiese concedido otro año de gracia a una higuera persistente en su pobreza. Así es Dios con la historia y el ser humano.
Propagar ese mensaje es, más o menos, la misión dela Iglesiaen todo siglo. Su misión es repetir la parábola de Jesús: insistir en que el señor de la viña esperará pacientemente a que la higuera dé fruto –sin cortarla, creyendo en su potencialidad–. Porque esa potencialidad está ahí, toda vez que el amor también está ahí, al cabo del corazón humano, como palanca que transforma la realidad como espacio y tiempo para el reconocimiento de los otros y como ocasión de descubrimiento sorprendente de nuestra fraternidad en Dios.
[1] J. Ratzinger, Fe y futuro, Sígueme, Salamanca 1973, p. 76.
ZENIT nos ofrece la catequesis, perteneciente al ciclo sobre la oración, que el Santo Padre Benedicto XVI ofreció el miércoles 12 de Octubre de 2011 en la Audiencia General, en la plaza de San Pedro.
Queridos hermanos y hermanas,
en las anteriores catequesis hemos meditado sobre algunos Salmos de lamento y de fe. Hoy quisiera reflexionar con vosotros sobre un Salmo de tipo festivo, una oración que, en la alegría, habla de las maravillas de Dios. Es el Salmo 126 -según la numeración greco-latina el 125-, que celebra las grandes cosas que el Señor ha realizado en su pueblo y que continuamente realiza en todos los creyentes.
El Salmista, en nombre de todo Israel, comienza su oración recordando la experiencia exultante de la salvación:
“Cuando Yaveh hizo volver a los cautivos de Sión,
como soñando nos quedamos;
entonces se llenó de risa nuestra boca
y nuestros labios de gritos de alegría” (vv. 1-2a).
El Salmo habla de una “suerte restablecida”, es decir restituida a su estado original, en toda su anterior positividad. Es decir, se parte de una situación de sufrimiento y de necesidad a la que Dios responde dando la salvación y llevando al orante a la condición anterior, incluso enriquecida y mejorada. Es lo que le sucede a Job, cuando el Señor le devuelve todo lo que había perdido, redoblándolo y ampliando una bendición todavía mayor (cfr Jb 42,10-13), es lo que experimenta el pueblo de Israel cuando vuelve a su patria tras el exilio en Babilonia. Es justamente la referencia al fin de la deportación en tierra extranjera lo que se interpreta en este Salmo: la expresión “restablecer la suerte de Sión” es leída y comprendida por la tradición como un “hacer volver a los prisioneros de Sión”. En efecto, el retorno del exilio es el paradigma de toda intervención divina de salvación porque la caída de Jerusalén y la deportación a Babilonia han sido unas experiencias devastadoras para el pueblo elegido, no sólo sobre el plano político y social, sino también y sobre todo en el plano religioso y espiritual. La pérdida de la tierra, el final de la monarquía davídica y la destrucción del Templo parecen un desmentido de las promesas divinas, y el pueblo de la alianza, dispersado entre los paganos, se interroga dolorosamente sobre un Dios que parece haberlos abandonado. Por esto, el final de la deportación y el retorno a la patria se experimentan como un maravilloso retorno a la fe, a la confianza, a la comunión con el Señor; es un “restablecimiento de la suerte” que implica también la conversión del corazón, el perdón, la amistad reencontrada con Dios, la conciencia de su misericordia y la renovada posibilidad de alabarlo (cfr Jr 29,12-14; 30,18-20; 33,6-11; Ez 39,25-29). Se trata de una experiencia de alegría abrumadora, de sonrisas y de gritos de júbilo, talmente bella que “nos parece soñar”. Las intervenciones divinas tienen, a menudo, formas inesperadas, que van más allá de lo que el hombre pueda imaginar; de aquí la maravilla y el gozo que se expresan en la alabanza: “El Señor ha hecho cosas grandes”. Es lo que dicen las naciones y es lo que proclama Israel:
“Hasta los mismos paganos decían:
'¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!'.
¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros
y estamos rebosantes de alegría!” (vv. 2b-3).
Dios hace maravillas en la historia de los hombres. Realizando la salvación, se revela a todos como Señor potente y misericordioso, refugio del oprimido, que no se olvida del lamento de los pobres (cfr Sal 9,10.13), que ama la justicia y el derecho y de cuyo amor está llena la tierra (cfr Sal 33,5).
Por esto, ante la liberación del pueblo de Israel, todas las gentes reconocen las cosas grandes y estupendas que Dios realiza para su pueblo y celebran al Señor en su realidad de Salvador. Israel se hace eco de la proclamación de las naciones y la repite, pero como protagonista, como directo destinatario de la acción divina: “Grandes cosas ha hecho el Señor por nosotros”; “por nosotros” o más precisamente “con nosotros”, en hebreo ‘immanû, afirmando así esta relación privilegiada que el Señor tiene con sus elegidos y que encontrará en el nombre Emmanuel, "Dios con nosotros", con el que se conoce a Jesús, su culmen y su plena manifestación (cfr Mt 1,23).
Queridos hermanos y hermanas, en nuestra oración debemos considerar más a menudo como, en los sucesos de nuestra vida, el Señor nos ha protegido, guiado, ayudado y así alabarlo por todo lo que ha hecho por nosotros. Debemos estar atentos a las cosas buenas que el Señor nos da. Estamos siempre pendientes de los problemas, las dificultades y casi no queremos darnos cuentas de las cosas buenas que vienen del Señor. Esta atención, que se convierte en gratitud, es muy importante para nosotros y nos crea un recuerdo del bien que nos ayuda también en las horas de oscuridad. Dios realiza cosas grandes, y quien experimenta esto -atento a la bondad del Señor con la atención del corazón- está lleno de alegría. Con esta nota festiva se concluye la primera parte del Salmo. Ser salvados y volver a la patria del exilio es como volver a la vida: la liberación abre a la risa, pero junto a la esperanza de un cumplimiento que todavía hay que desear y pedir. Esta es la segunda parte del Salmo que dice así:
“¡Cambia, Señor, nuestra suerte
como los torrentes del Négueb!
Los que siembran entre lágrimas
cosecharán entre canciones.
El sembrador va llorando
cuando esparce la semilla,
pero vuelve cantando
cuando trae las gavillas” (vv. 4-6)
Si al comienzo de la oración, el Salmista celebraba la alegría de una suerte restablecida por el Señor, ahora la pide como una cosa que no se ha realizado todavía. Si se aplica este Salmo a la vuelta del exilio, esta aparente contradicción se explicaría con la experiencia histórica, vivida por Israel, de vuelta a una patria difícil, sólo parcial, que induce al orante a solicitar una ulterior intervención divina para llevar a plenitud la restauración del pueblo.
Pero el Salmo va más allá del dato puramente histórico para abrirse a dimensiones más amplias, de tipo teológico. La experiencia consoladora de la liberación de Babilonia está inacabada, “ya” sucedida, pero “aún no” ha llegado a su plenitud. Así, mientras en la alegría se celebra la salvación recibida, la oración se abre a la esperanza de una plena realización. Por esto el Salmo utiliza imágenes particulares que, con su complejidad, remiten a la realidad misteriosa de la redención, en la que se entrelazan el don recibido y el que todavía no ha llegado, vida y muerte, alegría soñadora y lágrimas penosas. La primera imagen hace referencia a los torrentes secos del Négueb, que con las lluvias se colman de aguas impetuosas que devuelven la vida al terreno seco y lo hacen reflorecer. La petición del Salmista es, por tanto, que el restablecimiento de la suerte del pueblo y la vuelta del exilio sean como el agua, abrumadora e imparable, y capaz de transformar el desierto en una inmensa región de hierba verde y flores.
La segunda imagen se desplaza de las colinas áridas y rocosas del Négueb a los campos que los agricultores cultivan para obtener el alimento. Para hablar de salvación, se recuerda aquí la experiencia de cada año que se renueva en el mundo agrícola: el momento difícil y fatigoso de la siembra, y la alegría tremenda de la recogida. Una siembra que se acompaña con las lágrimas, porque se tira lo que todavía se podría convertir en pan, exponiéndose a una espera llena de inseguridades: campesino trabaja, prepara el terreno, esparce la semilla, pero, como tan bien ilustra la parábola del sembrador, no sabe donde acerá esta semilla, si los pájaros se la comerán, si se echará raíces, si se convertirá en espiga (cfr Mt 13,3-9; Mc 4,2-9; Lc 8,4-8). Esparcir la semilla es un gesto de confianza y de esperanza; es necesario el trabajo del hombre, pero luego se entra en una espera impotente, sabiendo que muchos factores serán determinantes para el buen resultado de la recogida y que el riesgo de un fracaso está siempre presente. Pero, año tras año, el campesino repite su gesto y lanza su semilla. Cuando esta se convierte en espiga y los campos se llenan de mies, entonces aparece la alegría de quien está ante un prodigio extraordinario. Jesús conocía bien esta experiencia y hablaba de ella con los suyos: “Decía: 'Así es el Reino de Dios: como un hombre que lanza la semilla en el terreno; duerma o vele, de noche o de día, la semilla germina y crece. Cómo, él mismo no lo sabe” (Mc 4,26-27). Es el misterio escondido de la vida, son las maravillosas “cosas grandes” de la salvación que el Señor realiza en la historia de los hombres y cuyo secreto los hombres ignoran. La intervención divina, cuando se manifiesta en plenitud, muestra una dimensión abrumadora, como los torrentes del Négueb y como el grano de los campos, evocador este último de la desproporción típica de las cosas de Dios: desproporción entre el cansancio de la siembra y la inmensa alegría de la recogida, entre el ansia de la espera y la visión tranquilizadora de los graneros llenos, entre las pequeñas semillas lanzadas a la tierra y la visión de las gavillas doradas por el sol. En la cosecha todo se transforma, el llanto termina, deja su lugar a gritos de alegría exultante.
A todo esto se refiere el Salmista para hablar de la salvación, de la liberación, del restablecimiento de la suerte, del retorno del exilio. La deportación a Babilonia, como toda situación de sufrimiento y de crisis, con su oscuridad dolorosa hecha de dudas y de aparente lejanía de Dios, en realidad, dice nuestro Salmo, es como una siembra. En el Misterio de Cristo, a la luz del Nuevo Testamento, el mensaje se hace más explícito y claro: el creyente que atraviesa esa oscuridad es como el grano de trigo que cae en tierra y muere, pero para dar mucho fruto (cfr Jn 12,24); o bien, retomando otra imagen querida por Jesús, es como la mujer que sufre con los dolores del parto para poder llegar a la gloria de haber dado a la luz una vida nueva (cfr Jn 16,21).
Queridos hermanos y hermanas, este Salmo nos enseña que, en nuestra oración, debemos permanecer siempre abiertos a la esperanza y firmes en la fe en Dios. Nuestra historia, aunque marcada a menudo por el dolor, las inseguridades y momentos de crisis, es una historia de salvación y de “restablecimiento de la suerte”. En Jesús termina nuestro exilio, toda lágrima se enjuga, en el misterio de su Cruz, de la muerte transformada en vida, como el grano de trigo que se destruye en la tierra y se convierte en espiga. También para nosotros este descubrimiento de que Jesús es la gran alegría del “sí”de Dios, del restablecimiento de nuestra suerte. Pero como aquellos que -volviendo de Babilonia llenos de alegría- encontraron una tierra empobrecida, devastada, como también las dificultades de la siembra hacen llorar a los que no saben si al final habrá cosecha. Así también nosotros, después del gran descubrimiento de Jesucristo -nuestra vida, camino y verdad- entrando en el terreno de la fe, en “la tierra dela Fe”, encontramos a menudo una vida oscura, dura difícil, una siembra con lágrimas, pero seguros de que la luz de Cristo, al final, nos da una gran cosecha. Debemos aprender esto también en las noches oscuras; no olvidar que la luz está, que Dios ya está en medio de nuestras vidas y que podemos sembrar con la gran confianza de que el “sí” de Dios es más fuerte que todos nosotros. Es importante no perder este recuerdo de la presencia de Dios en nuestra vida, esta alegría profunda de que Dios ha entrado en nuestra vida, liberándonos: es la gratitud por el descubrimiento de Jesucristo, que ha venido a nosotros. Y esta gratitud se transforma en esperanza, es estrella de la esperanza que nos da la confianza, es la luz porque los dolores de la siembra son el inicio de la nueva vida, de la grande y definitiva alegría de Dios.
[Después, el Papa saludó en diversas lenguas y lanzó el siguiente llamamiento:]
Estoy muy triste por los episodios de violencia que han tenido lugar en El Cairo el pasado domingo. Me uno al dolor de las familias de las víctimas y de todo el pueblo egipcio, herido por los intentos de minar la coexistencia pacífica entre sus comunidades, que es esencial salvaguardar en este momento de transición. Exhorto a los fieles a que recen para que esa sociedad disfrute de una paz verdadera, basada en la justicia, en el respeto a la libertad y a la dignidad de todos los ciudadanos. Además, apoyo los esfuerzos de las autoridades egipcias, civiles y religiosas, a favor de una sociedad en la que se respeten los derechos humanos de todos y, en especial, de las minorías, para el bien de la unidad nacional.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
Homilía de monseñor Francisco Polti, obispo de Santiago del Estero, enla Fiesta de Nuestra Señora del Pilar (12 de octubre de 2011). (AICA)
Según una antiquísima y venerada tradición,la Virgen, cuando aún vivía, se apareció en carne mortal al Apóstol Santiago el Mayor en Zaragoza, acompañada de ángeles que traían una columna o pilar como signo de su presencia.
En la aparición, Nuestra Señora consoló y reconfortó al Apóstol Santiago, a quien prometió su asistencia materna en la evangelización que estaba llevando a cabo en España. Desde entonces, el Pilar es considerado como el símbolo de firmeza en la fe.
En efecto,la Santísima Virgenes el pilar que junto con los Apóstoles, sostuvo los inicios de la cristiandad.
En estos tiempos de tanto relativismo, Nuestra Señora del Pilar nos invita a ser pilares, cimientos firmes, donde se puedan apoyar nuestros familiares y amigos. Y especialmente los hijos. Resistid firmes en la fe, exhortaba San Pedro a los primeros cristianos en un ambiente pagano, parecido al que en algunas ocasiones podemos encontrar nosotros.
Es así como vemos que los cristianos dela Iglesiaprimitiva tenían ideas claras de sus vidas. En medio de un mundo decadente, dominado por el hedonismo, por la moral de placer a cualquier precio, los cristianos entendían el mensaje del Evangelio.
En efecto, de la comprensión total de la vida cristiana influenciados por la terminología griega, asumieron la palabra ascesis.
Ascesis designaba en el griego clásico los ejercicios metódicos que servían para el entrenamiento físico de los atletas y los soldados.
San Pablo la aplica a la vida cristiana y confiere a la ascesis un sentido religioso, que volveremos a encontrar –pasados los años- en los Padres dela Iglesia. Laascesis es todo el esfuerzo de la inteligencia y de la voluntad, es todo el ejercicio metódico y prolongado –ayudado por la gracia divina- que el hombre realiza para alcanzar su perfección personal.
Nuestro mundo educa o mejor dicho mal educa a nuestros jóvenes para no negar nada a su sensibilidad y apetitos.
En consecuencia, desde muy pequeños, lo exigen todo. Una pedagogía que desconoce la necesidad de renuncia y de límites, va colocando ante los hombres y mujeres del mañana un mundo donde todo se puede conseguir; incluso por medios ilícitos y amorales.
Se podría afirmar que el camino para llegar a este estado de confusión moral comenzó cuando se decidió que no era necesario prohibir algo a nuestra sensibilidad, a nuestro deseo de poseer, cuando se resolvió disfrutar de todo lo que la vida nos puede ofrecer.
Ante esta escalada de permisividad y un falso concepto de libertad, urge la necesidad de educar a nuestros niños y adolescentes en el espíritu de renuncia y de esfuerzo, y en la solidaridad con el otro.
En efecto, ¿cómo vamos a adquirir la virtud de la fortaleza, por ejemplo, si no nos ejercitamos regularmente en ella luchando contra la pereza, aceptando las dificultades y las pruebas, renunciando a seguir la pendiente de la facilidad y de la comodidad?
Queridos hermanos y hermanas hoy le suplicamos ala Virgenser firmes en la fe. No ceder en materia de fe o de moral. Ser pilares y, dentro de nuestra fragilidad humana, modelos de referencia para ser esos cimientos sobre los cuales levantar un futuro.
Como al Apóstol Santiago cuando las dudas y las dificultades asomaban a su predicación, también a nosotros, la Virgendel Pilar no nos dejará de sostener y de cuidar. Y seguirá intercediendo por nosotros hasta el final de la vida terrena, como se lo pedimos diariamente en cada Avemaría.
Mons. Francisco Polti, obispo de Santiago del Estero
Texto del micro radial de monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, emitido por LT 9 (8 de octubre de 2011) (AICA)
Cuando trato de comprender cuál es la razón última de quienes sostienen el aborto, llego a la conclusión de que se basan en un concepto del hombre y su libertad como algo absoluto, una suerte de un dios creador que no tiene límites. Parecería que las razones biológicas y científicas, que no dudan en hablar de vida humana desde el embrión, no son suficientes. Les cuesta reconocer esta realidad humana del embrión, es más, tratan de evitar que se presenten sus imágenes por la crudeza que tienen.
El no ver, parecería, tranquiliza la conciencia. Tampoco alcanzan las razones jurídicas, cuando se nos habla del derecho a la vida como el primer derecho del hombre y, por lo mismo, reclama ser tutelado por las leyes. No hay nada superior a la libertad del hombre entendida como un poder absoluto de decisión.
Habría, para esta postura pro aborto, una omnipotencia de la libertad personal que exime de toda referencia ética o jurídica que sea vinculante. Algunos lo justifican diciendo que esa vida aún no tiene voz propia, no es persona como nosotros, agregan. No es suficiente, para ellos, la verdad de un ser que está en camino y que, aún, necesita de ayuda. Lo que importa es la libre decisión de quién engendra y lo lleva, convirtiéndose en creadores, en pequeños dioses de algo que les es propio, y no necesita, ni admite, una tutela legislativa y jurídica. Es una suerte de creación, si es posible la comparación hablaría de una creación sin sentido de providencia o responsabilidad respecto a la vida engendrada.
Puede parecer un tanto simple esta presentación, pero creo que es necesario plantearla en estos términos para comprender el fondo de la cuestión. Estamos ante la gravedad de una cuestión que define no sólo el valor único de una vida, sino el alcance gnoseológico y ético de una cultura. Campea como telón de fondo los principios de una filosofía de corte constructivista que, aunque no se lo exprese claramente, lleva necesariamente al planteo de una moral relativista, donde todo es posible.
No podemos dejar de pensar, ciertamente, en los problemas que puede plantear un embarazo para la mujer. No se trata de una actitud que no tenga en cuenta esta realidad, por el contrario hay que asumirla; lo que si marca una diferencia frente a esa postura es que estamos ante una vida nueva con sus exigencias y derechos. Este hecho requiere una cercanía y acompañamiento a la mujer tanto de la familia como de la sociedad, pero nunca es una actitud humana y responsable resolver el problema quitando una vida. Es importante buscar respuestas educativas y propositivas frente a esta realidad.
¡Cuántos niños hoy están creciendo con la alegría y gratitud de sus madres, porque han tenido la cercanía de personas que han sabido acompañarlas! Pienso en la obra silenciosa de Grávida, que es testimonio de un amor auténtico y responsable. El verdadero concepto de libertad, por otra parte, no es un límite a la grandeza del hombre, sino una condición necesaria que hace de la libertad un signo de su dignidad.
Reciban de su Obispo en este mes dedicado ala Familia, junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor Jesús y María Santísima.
Mons. José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe dela Vera Cruz
CELEBRACIÓN DEL CORAZÓN DE JESÚS
1 de Julio
Un grupo numeroso de fíeles llenaba el templo parroquial en la tarde del día primero de Julio para participar enla Eucaristíade la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Después se tuvo media hora de adoración al Santísimo Sacramento en la que se rezó por la santidad de los sacerdotes, finalizando con procesión dentro del templo y bendición.
Las cofrades repartieron entre los asistentes pan bendecido.
BODA EN SAN JOSÉ
3 de julio
Después de casi dos años sin celebrar matrimonios debido a las obras de restauración, el templo parroquial acogió a los jóvenes Ulises Rodríguez Fuentes y Silvia María Domínguez Luis que contrajeron matrimonio canónico en presencia de sus familiares y amigos. Fueron sus padrinos Martín Rodríguez Fuentes y Dácil Cabrera Alonso.
BODA EN SAN JOSÉ
9 de Julio
Rodeados de sus familiares y amigos contrajeron matrimonio los jóvenes Jesús Manuel Placeres León, natural y vecino deLa Guanchay Yajaira Falcón Socas, natural y vecina de San Juan dela Rambla.Fueronsus padrinos Jesús Benito Rodríguez Rodríguez y Omaira Luis Socas.
FIESTA LITÚRGICA DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN
16 de Julio
La fiesta de Ntra. Sra. del Carmen la celebramos de modo muy sencillo. Al final dela Misade Víspera el sacerdote con los ministros se trasladó hasta el lugar de la imagen donde entonóla Salvey rezó la oración. La imagen data de la primera década del siglo XX.
FIESTA DE SANTA MARÍA MAGDALENA
22 de JULIO
Los miembros dela Cofradíadela SantaPasiónno quisieron que la fiesta litúrgica de Santa María Magdalena pasara desapercibida. Colocaron su imagen a la derecha del presbiterio y anunciaron su fiesta con repiques de campanas.
TABLA POLICROMADA RESCATADA
23 de Julio
Ha sido colocada encima de la ventana de la sacristía una tabla en arco de medio punto dorada y policromada, de finales el siglo XVIII, recientemente rescatada y restaurada. Pertenecía a los objetos de adorno que enmarcaban la imagen deLa Esperanzaen el espacio cuando la mesa de altar y expositor avanzaban hacia delante por las fiestas.
RESTAURACIÓN DE DOS CANDELEROS DE MADERA
23 de julio
Han sido rescatados del trastero dos candeleros de madera de tea dorados y policromados, probablemente de finales el siglo XVIII. Pertenecían a los objetos de adorno y de relleno del espacio resultante del avance hacia delante del expositor y mesa de altar para colocar imagen dela VirgendeLa Esperanzapor las fiestas patronales.