Reflexión a las lecturas de la fiesta de Santa María, Madre de Dios, ofrecida por el sacerdote Don Juan Manuel Pérez Piñero bajo el epígrafe "ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR"
ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR
Santa María Madre de Dios
Queridos amigos y amigas:
Hoy todo se centra en el Año Nuevo… Sin embargo, además de eso, hoy son muchas las cosas que llaman nuestra atención en la celebración de este domingo… El Nacimiento del Señor es una fiesta muy grande y no cabe en un solo día. Por eso lo hemos venido celebrando todos los días de la semana hasta llegar a este día… Hoy es la Octava de la Navidad.
Y “a los ocho días, tocaba circuncidar al Niño. Y le pusieron por nombre Jesús” que quiere decir: “Dios salva” o “Salvador”. Así lo había advertido el ángel.
Aunque la Santísima Virgen está presente en toda la Navidad, los cristianos, desde los primeros siglos, han dedicado el día octavo a honrar a la Santísima Virgen María con el título de Madre de Dios. Es la fiesta más importante de la Virgen.
Se instituyó esta fiesta allá por el siglo V al hacer la Dedicación de la Basílica de Santa María la Nueva, en el Foro Romano, un 1 de Enero. Ahora se llama Santa María, la Mayor. Es la primera Iglesia dedicada en Occidente, a la Madre de Dios después del Concilio de Éfeso, año 431.
Enseguida alguien preguntará: “¿Madre de Dios? ¿Qué significa eso? ¿Cómo puede ser una criatura, por grande que sea, Madre de Dios?
El texto de la segunda lectura puede llamarse “el Evangelio de María”, según S. Pablo. Nos dice así: “Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción”.
No significa, por supuesto, que la Virgen es una “diosa”, que existía antes que Dios…,
Se trata de que el Hijo de Dios ha nacido de una Mujer. Lo que se forma en su seno y da a luz es el Hijo de Dios hecho hombre…
Este es el sentido que le damos al término “Madre de Dios” en la doctrina y en la vida de la Iglesia.
Este es el título más grande e importante que podemos dar a la Virgen. Y en torno a su Maternidad divina se sitúan y se entienden todos los privilegios y gracias singulares que Dios le otorga y que están expresados en estas verdades de fe acerca de la Madre de Dios: La Concepción Inmaculada, la Virginidad perfecta y perpetua, la Asunción en cuerpo y alma al Cielo.
Y S. Pablo nos ayuda a situar a la Virgen María en el proyecto y en la realización de la obra de la salvación de Dios Padre sobre toda la humanidad. Por añade: “… Para rescatar a los que estaban bajo la Ley… para que recibiéramos el ser hijos por adopción…”
De este modo, se nos presenta la Maternidad divina de María como una realidad fundamental en la llegada de la salvación. Ella es como el “puente” por donde llegó a nosotros el Salvador.
A este misterio se han acercado también los poetas que han dicho, por ejemplo: "Sol del más dichoso día; vaso de Dios puro y fiel. ¡Por ti pasó Dios, María! ¡Cuán pura el Señor te haría para hacerte digna de Él!” (Gabriel y Galán).
Y la cooperación singular a la obra de la salvación, hace que sea también Madre de la Iglesia, Madre espiritual de todos y cada uno de los cristianos.
De este modo, Ella ocupa, al mismo tiempo, el lugar más alto y más próximo a nosotros: Más alto, como Madre de Dios; más próximo como Madre nuestra…
Eso ha hecho que en los momentos más importantes o más difíciles de la Historia, los cristianos hayan acudido a ella solicitando su intercesión materna.
Eso hace que los cristianos nos acojamos siempre a su intercesión… Y que tratemos de amarla, imitarla, conocerla más y más…
Así, el Concilio Vaticano II ha dedicado el capítulo VIII de la Constitución sobre la Iglesia a “la Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en el Misterio de Cristo y de la Iglesia”.
Hoy comienza un Nuevo Año ¿Cuántos interrogantes? Año de crisis y, por tanto de esfuerzo y de trabajo… Como nunca… Año también de ilusiones y esperanzas. Y lo comenzamos poniendo nuestra confianza en la intercesión y la protección materna de la Madre de Dios…. Implorando, sobre todo, el don de la paz…
El primero de Enero, desde hace mucho tiempo, es para la Iglesia La Jornada de la Paz… Y ésta no es sólo ausencia de conflictos o de guerra… Los judíos entienden la paz como el conjunto de las bendiciones divinas. Y así también los cristianos.
Se ha dicho que la paz del corazón es el fundamento de toda otra paz, y es el don más grande que podemos recibir de Dios.
Esta fiesta de la Virgen, colocada en el primer día del año, constituye también una llamada a revisar nuestra relación con la Virgen, a acrecentar nuestra devoción hacia Ella… Y a pedirle, en el Rosario de cada día, que Ella, Madre de Dios, ruegue al Señor por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
¡Feliz Navidad! ¡Lo mejor para el Año 2012! Feliz Día del Señor!
ZENIT nos ofrece la segunda predicación del padre Raniero Cantalamessa, predicador dela Casa Pontificia, en este Adviento 2011, realizada el viernes 9 de diciembre en el Vaticano.
Ya no hay más ni griego o judío, bárbaro o escita
La segunda gran ola evangelizadora tras las invasiones bárbaras
En esta meditación querría hablar de la segunda gran ola de evangelización en la historia dela Iglesia, la que siguió a la caída del imperio romano y a la mezcla de los pueblos provocada por las invasiones bárbaras, siempre con el objetivo práctico de ver qué podemos aprender de esto hoy. Dada la amplitud del periodo histórico examinado y la brevedad impuesta a una predicación, no podrá tratarse más que de una reconstrucción “a vuelo de pájaro”.
1. Época de decisiones
En el momento del fin oficial del imperio romano en el 476, Europa presenta, ya desde hacía tiempo, un rostro nuevo. En lugar del imperio único hay muchos reinos llamados romano-bárbaros. A grandes rasgos, partiendo desde el norte, la situación es la siguiente: en lugar de la provincia romana de Britania, están los anglos y los sajones; en las antiguas provincias de las Galias, los francos; al este del Rin, los frisones y alemanes; en la península ibérica, los visigodos; en Italia, los ostrogodos y más tarde los lombardos; en África septentrional, los vándalos. En oriente resiste todavía el imperio bizantino.
La Iglesiase encuentra ante una decisión que hará época: ¿Qué actitud tomar frente a esta nueva situación? No se llegó enseguida y sin heridas a la determinación que abrió la Iglesiaal futuro. Se repetía, en parte, lo que sucedió en el momento de la separación del judaísmo para acoger a los gentiles en la Iglesia. Laconfusión general de los cristianos alcanzó su culmen con el saqueo de Roma del 410 por parte de Alarico rey de los godos. Se pensó que había llegado el fin del mundo, ya que este se identificaba con el mundo romano y el mundo romano con el cristianismo. San Jerónimo es la voz más representativa de esta confusión general. “¿Quién habría creído, escribió, que esta Roma, construida con las victorias conseguidas sobre en el universo entero, tuviera que derrumbarse un día?”i
Quién contribuyó más, desde el punto de vista intelectual, a llevar la fe al nuevo mundo fue Agustín con la obra De Civitate Dei. En su visión, que marca el comienzo de una filosofía de la historia, distingue la ciudad de Dios de la ciudad terrena, identificada a grandes rasgos (forzando un poco su mismo pensamiento), con la ciudad de Satanás. Por ciudad terrena entiende toda realización política, incluída la de Roma. Por tanto, ningún fin del mundo, sino ¡sólo el fin de un mundo!
En la práctica, el papel determinante en la apertura de la fe a la nueva realidad y en la coordinación de las iniciativas fue del pontífice romano. San León Magno tiene la clara conciencia de que la Romacristiana sobrevivirá a la Romapagana e incluso “presidirá con su religión divina más ampliamente de cuanto lo hubiera hecho esta con su dominación terrena”ii.
Poco a poco la actitud de los cristianos hacia los pueblos bárbaros cambia; de seres inferiores, incapaces de civilización, comienzan a ser considerados como posibles hermanos en la fe. De amenaza permanente, el mundo bárbaro comienza a parecer a los cristianos un nuevo, extenso campo de misión. Pablo había proclamado abolidas con Cristo las distinciones de raza, de religión, de cultura y de clase social con las palabras: “Ya no hay pagano ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos” (Col 3,11); ¡Pero cuánto costó traducir esta revolución a la realidad de la historia! ¡Y no sólo entonces!
2. La reevangelización de Europa
Ante los pueblos bárbaros,la Iglesiase encontró combatiendo dos batallas. La primera fue contra la herejía arriana. Muchas tribus bárbaras, sobre todo los godos, antes de penetrar como conquistadores en el corazón del Imperio, en oriente habían tenido contacto con el cristianismo y lo habían acogido en la versión arriana, entonces en auge, también por la obra realizada por el obispo Ulfila (311-383), traductor dela Bibliaal godo. Una vez introducidos en el territorio occidental, habían llevado consigo esta versión herética del cristianismo.
El arrianismo no tenía una organización unitaria, ni siquiera una cultura y una teología comparable a la de los católicos. En el transcurso del siglo VI, uno tras otro, los reinos bárbaros abandonaron el arrianismo para adherirse a la fe católica, gracias a la gran obra de algunos obispos y escritores católicos y, también, a veces, por cálculos políticos. Un momento decisivo fue el Concilio de Toledo de 589, animado por Leandro de Sevilla que marcó el final del arrianismo visigodo en España y prácticamente en todo occidente.
La batalla contra el arrianismo no era algo nuevo, ya comenzó en el lejano 325. La verdadera empresa nueva llevada a cabo porla Iglesiatras la caída del imperio romano, fue la evangelización de los paganos. Esta se dió en dos direcciones, por así decir, ad intra y ad extra, en los pueblos del antiguo imperio y en los que habían aparecido hacía poco en escena. En los territorios del antiguo imperio, Italia y provincias,la Iglesiahasta entonces se había implantado sólo en las ciudades. Se trataba de extender su presencia al medio rural y a los pueblos. El término “pagano” viene, como se sabe, de “pagus”, pueblo, y tomó el significado que tiene ahora del hecho de que la evangelización del campo se dió, en general, mucho después que en las ciudades. Sería ciertamente interesante seguir el filón de esta evangelización que llevó al nacimiento y al desarrollo del sistema de las parroquias, como subdivisiones de la diócesis, pero por el objetivo que me he fijado debo limitarme a otra dirección de la evangelización, la ad extra, destinada a llevar el Evangelio a los pueblos bárbaros asentados enla Europainsular y central, es decir, en la actual Inglaterra, Holanda, Francia y Alemania.
Un momento decisivo en esta empresa fue la conversión del rey merovingio Clodoveo que en la Nochede Navidad de 498 o 499 se hizo bautizar por el obispo de Reims, san Remigio. Decidía así, según la costumbre de la época, no solo el futuro religioso del pueblo franco, sino también el de otros pueblos más acá y más allá del Rin, conquistados por él. Es célebre la frase que el obispo Remigio pronunció en el momento de bautizar a Clodoveo: Mitis depone colla, Sigamber; adora quod incendisti, incende quod adorasti: “Inclina humildemente la nuca, fiero Sicambro, adora lo que incendiaste, quema lo que adoraste”iii. A este hecho de Francia su título de “hija primogénita dela Iglesia”
La cristianización del continente culminó en el siglo IX con la conversión, obra de los santos Cirilo y Metodio, de los pueblos eslavos que llegaron a ocupar, enla Europaoriental, los territorios dejados libres por las precedentes olas migratorias que se desplazaron a occidente.
La evangelización de los bárbaros presentaba una condición nueva, respecto a la anterior del mundo grecorromano. Allí, el cristianismo tenía ante sí un mundo culto, organizado, con un orden, leyes, lenguas comunes; tenía, en resumen, una cultura con la que dialogar y con la que compararse. Ahora se encuentra, con tener que hacer, al mismo tiempo, una obra de civilización y de evangelización; debe enseñar a leer y a escribir, mientras enseña la doctrina cristiana. La inculturación se presentaba bajo una forma totalmente nueva.
3. La epopeya monástica
La obra gigantesca de la que sólo he podido trazar aquí las grandes líneas, fue llevada a cabo con la participación de todos los integrantes de la Iglesia. Enprimer lugar del papa, a cuya iniciativa directa se debe la evangelización de los anglos y que tuvo una parte activa en la evangelización de Alemania por obra de san Bonifacio y de los pueblos eslavos por obra de los santos Cirilo y Metodio; después, por los obispos, los párrocos, a medida que se iban formando comunidades locales estables. Un papel silencioso, pero decisivo, fue ejercido por algunas mujeres. Detrás de las grandes conversiones de los reyes bárbaros, a menudo nos encontramos con la creciente influencia ejercida por sus respectivas mujeres; santa Clotilde en el caso de Clodoveo, santa Teodolinda en el del rey lombardo Autari, la esposa católica del rey Edvino, que introdujo el cristianismo en el norte de Inglaterra.
Pero los verdaderos protagonistas de la reevangelización de Europa, después de las invasiones bárbaras, fueron los monjes. En Occidente el monaquismo, comenzado en el siglo IV, se difundió rápidamente en dos tiempos y direcciones distintas. La primera ola parte dela Galia meridional y central, especialmente de Lerín (410) y de Auxerre (418), y gracias a san Patricio, que se formó en aquellos dos centros, llegó a Irlanda cuya entera vida religiosa fecundará. Desde aquí, en un primer tiempo, pasa a Escocia y a Inglaterra y después vuelve al continente.
La segunda ola monástica, destinada a asumir y unificar las distintas formas de monaquismo occidental, tuvo su origen en Italia por parte de san Benito (+547). Del siglo V al VIII Europa se cubre literalmente de monasterios, muchos de los cuales desarrollarán una tarea primaria en la formación de Europa, no sólo de su fe, sino también de su arte, cultura y agricultura. Por esta razón san Benito fue proclamado patrono de Europa y el santo padre, en 2005, eligió Subiaco para su lección magistral sobre las raíces cristianas de Europa.
Las grandes figuras de monjes evangelizadores pertenecen, casi todas, a la primera de las dos corrientes recordadas, la que vuelve al continente desde Irlanda e Inglaterra. Los nombres más representativos son los de san Columbano y san Bonifacio. El primero, partiendo de Luxeuil, evangelizó numerosas regiones del norte dela Galiay las tribus alemanas meridionales, llegando hasta Bobio, en Italia; el segundo, considerado el evangelizador de Alemania, desde Fulda extendió su acción misionera hasta Frisia, la actual Holanda. A él, el santo padre Benedicto XVI dedicó una de sus catequesis del miércoles 11 de marzo de 2009, destacando su estrecha colaboración con el pontífice romano y la acción civilizadora en los pueblos evangelizados por él.
Leyendo sus vidas se tiene la impresión de revivir la aventura misionera del apóstol Pablo: el mismo anhelo de llevar el evangelio a toda criatura, el mismo coraje al afrontar todo tipo de peligros e inconvenientes y, para san Bonifacio y muchos otros, también la misma suerte final del martirio. Las lagunas de esta evangelización de amplio espectro son conocidas, y la comparación con san Pablo destaca la principal. El apóstol, junto a la evangelización, procuraba, en todas partes, la fundación de una Iglesia que asegurase la continuidad y su desarrollo. A menudo, por la escasez de medios y la dificultad de moverse en una sociedad todavía en estado de magma, estos pioneros no eran capaces de asegurar un seguimiento de su obra.
Del programa indicado por san Remigio a Clodoveo, los pueblos bárbaros tendían a poner en práctica sólo una parte: adoraban lo que habían quemado, pero no quemaban lo que habían adorado. Mucha parte de su bagaje idólatra y pagano permanecía y surgía a la primera ocasión. Sucedía como con ciertos caminos trazados en el bosque: al no ser mantenidos, son recuperados y borrados por la naturaleza circundante. La obra más duradera de estos grandes evangelizadores fue justo la fundación de una red de monasterios y, con Agustín en Inglaterra y san Bonifacio en Alemania, la erección de diócesis y la celebración de sínodos que asegurarán luego la reanudación de una evangelización más duradera y más en profundidad.
4. Misión y contemplación
Ahora ha llegado el momento de extraer alguna indicación para el hoy del marco histórico trazado. Notamos, antes que nada, una cierta analogía entre la época que hemos recordado y la situación actual. Entonces el movimiento de los pueblos era de este a oeste, ahora es de sur a norte.La Iglesia, con su magisterio, ha hecho, también en este caso, su elección de campo que es la de apertura hacia lo nuevo y de acogida a los nuevos pueblos.
La diferencia es que hoy no llegan a Europa pueblos paganos o herejes cristianos, sino, a menudo, pueblos en posesión de una religión bien constituida y consciente de sí misma. El hecho nuevo es, por tanto, el diálogo que no se opone a la evangelización, sino determina su estilo. El beato Juan Pablo II, en la encíclica Redemptoris Missio, sobre la perenne validez del mandato misionero, se expresó con claridad a este respecto: “El diálogo interreligioso forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia. Entendidocomo método y medio para un conocimiento y un enriquecimiento recíproco, no está en contraposición con la misión ad gentes, más bien tiene un especial vínculo con ella y es expresión de la misma... A la luz de la economía de la salvación, la Iglesiano ve un enfrentamiento entre el anuncio del Cristo y el diálogo interreligioso; siente, sin embargo, la necesidad de integrarlos en el ámbito de su misión ad gentes. Es necesario, en efecto, que estos dos elementos mantengan su vínculo íntimo y, al mismo tiempo, su distinción, por lo que no hay que confundirlos, ni instrumentalizarlos, ni juzgarlos equivalentes, como si fuesen intercambiables”iv.
Lo que sucedió en Europa tras las invasiones bárbaras nos muestra, sobre todo, la importancia de la vida contemplativa en vista de la evangelización. El decreto conciliar Ad Gentes, sobre la actividad misionera de la Iglesia, dice a este respecto: “Merecen especial consideración las distintas iniciativas destinadas a establecer la vida contemplativa. Ciertos institutos, manteniendo los elementos esenciales de la institución monástica, tienden a implantar la riquísima tradición de la propia orden; otros buscan volver a la simplicidad de las formas del monaquismo primitivo. Todos, sin embargo, deben buscar una adaptación real a las condiciones locales. Dado que la vida contemplativa supone la presencia eclesial en su forma más plena, es necesario que esta se constituya en todas partes en las jóvenes Iglesias”v.
Esta invitación a buscar nuevas formas de monaquismo pensando en la evangelización, incluso inspirándose en el monaquismo antiguo, no ha sido ignorada.
Una de las formas en que se ha realizado son las “Fraternidades monásticas de Jerusalén”, conocidas como los monjes y las monjas de ciudad. Su fundador, el padre Pierre-Marie Delfieux, tras haber pasado dos años en el desierto del Sáhara, en compañía solo dela Eucaristíay la biblia, entendió que el verdadero desierto son hoy las grandes ciudades secularizadas. Iniciadas en París en la fiesta de Todos los Santos de 1975, estas fraternidades están presentes ya en varias grandes ciudades de Europa, incluída Roma, donde han asumido la iglesia dela Trinitàdei Monti. Su carisma es evangelizar a través de la belleza del arte y de la liturgia. Su hábito es monástico, el estilo de vida sencillo y austero, el entrelazamiento entre trabajo y oración; pero es nueva la situación en el centro de las ciudades, generalmente en iglesias antiguas de gran atractivo artístico, así como la colaboración entre monjas y monjes en el ámbito litúrgico, incluso en la total independencia recíproca en cuanto a vivienda y autoridad.
No pocas conversiones de alejados y retornos a la fe de cristianos sólo de nombre se han dado en torno a estos lugares.
De distinto tipo, pero que forma parte también de este florecimiento de nuevas formas monásticas, es el monasterio de Bose en Italia. En el ámbito ecuménico, el monasterio de Taizé en Francia es un ejemplo de una vida contemplativa directamente comprometida también con el frente de la evangelización.
El 1 de noviembre de 1982, en Ávila, acogiendo a una amplia representación de la vida contemplativa femenina, Juan Pablo II expuso la posibilidad, también en la vida de clausura femenina, de un compromiso más directo en la obra de evangelización. “Vuestros monasterios --dijo- son comunidades de oración en medio de las comunidades cristianas, a las que dais ayuda, alimento y esperanza. Son lugares consagrados y podrán ser también centros de acogida cristiana para aquellas personas, sobre todo jóvenes, que a menudo buscan una vida sencilla y transparente, en contraste con la que se les ofrece desde las sociedad de consumo”.
El llamamiento no fue ignorado y se está traduciendo en iniciativas originales de vida contemplativa femenina abierta a la evangelización. Una de estas pudo darse a conocer en el reciente Congreso promovido, aquí en el Vaticano, por el Consejo Pontificio parala Nueva Evangelización.Todas estas formas nuevas no sustituyen las realidades monásticas tradicionales, muchas de las cuales centros también de irradiación espiritual y de evangelización, pero las acompañan y las enriquecen.
No basta que en la Iglesiahaya quien se dedique a la contemplación y quien se dedique a la misión; es necesario que la síntesis entre estas dos cosas se dé en la misma vida de todo misionero. No basta, en otras palabras, la oración “por los” misioneros, hace falta la oración “de los” misioneros. Los grandes monjes que reevangelizaron Europa tras las invasiones bárbaras eran hombres salidos del silencio de la contemplación y que volvían a ella apenas se lo permitían las circunstancias. Es más, con el corazón no salían nunca del todo del monasterio. Ponían en práctica, anticipándose, el consejo que Francisco de Asís daba a sus hermanos antes de enviarlos por las calles del mundo: “Nosotros, tenemos un eremitorio siempre con nosotros allá donde vamos, y cada vez que queremos podemos, como eremitas, regresar a esta ermita. El hermano cuerpo es la ermita y el alma el ermitaño que habita dentro de ella para rezar a Dios y meditar”vi.
De esto tenemos un ejemplo mucho más autorizado. La jornada de Jesús era un entrelazamiento admirable de oración y predicación. No oraba solo antes de predicar, oraba para saber qué predicar, para extraer de la oración las cosas que anunciar al mundo. “Las palabras que digo --afirmaba--, las digo como el Padre me las ha dicho” (Jn 12, 50). De allí venía aquella “autoridad” de Jesús que tanto impresionaba en su hablar.
El esfuerzo por una nueva evangelización está expuesto a dos peligros. Uno es la inercia, la pereza, el no hacer nada y dejar que los demás lo hagan todo. El otro es lanzarse a un activismo humano febril y vacío, con el resultado de perder, poco a poco, el contacto con la fuente de la palabra y de su eficacia. Se dice: ¿pero cómo estar tranquilos rezando cuando tantas exigencias reclaman nuestra presencia, cómo no correr cuando la casa se quema? Es verdad, pero imaginemos a un grupo de bomberos que corriese a apagar a un incendio y que se diera cuenta de que no tenía en las reservas ni una gota de agua. Así estamos nosotros cuando corremos a predicar sin rezar. La oración es fundamental para la evangelización porque “la predicación cristiana no es en primer lugar una comunicación de la doctrina sino de la existencia”. Evangeliza más quien ora sin hablar que quien habla sin orar.
5. María, estrella de la evangelización
Terminamos con un pensamiento sugerido por el tiempo litúrgico que estamos viviendo y por la solemnidad dela Inmaculada que celebramos ayer.
Una vez, en un diálogo ecuménico, un hermano protestante me preguntó, sin hacer polémica, sólo para poder entenderlo: “¿Por qué vosotros, los católicos, decís que María es 'la estrella de la evangelización'? ¿Qué ha hecho María para merecer este título?”Y para mí fue la ocasión para reflexionar sobre el tema y no tardé en descubrir la razón profunda. María es la estrella de la evangelización porque ha llevado en síla Palabra, no a tal o tal pueblo ¡sino al mundo entero!
Y no solo por esto. Llevaba la Palabraen el seno, no en la boca. Estaba plena, físicamente, de Cristo y lo irradiaba con su sola presencia. Jesús se le salía por los ojos, el rostro, por toda su persona. Cuando uno se perfuma, no necesita decirlo, basta estar cercano a él para darse cuenta, y María, sobre todo en la época en la que lo llevaba en su seno, era plena del perfume de Cristo. Se puede decir que María fue la primera claustral de la Iglesia. Despuésde Pentecostés, entró como en clausura. A través de las cartas de los apóstoles, conocemos a innumerables personajes y también muchas mujeres de la primitiva comunidad cristiana. Una vez encontramos mencionada a una tal María (cf Rm 16, 6), pero no es ella. De María, la madre de Jesús, nada. Desaparece en el silencio más profundo. ¡Pero qué significó para Juan tenerla a su lado mientras escribía el Evangelio y qué pudo significar para nosotros tenerla cerca mientras proclamamos el Evangelio! “Primicia de los Evangelios --escribe Orígenes- es el de Juan, cuyo sentido profundo no puede captar quien no haya apoyado la cabeza sobre el pecho de Jesús y no haya recibido de Él a María, como su propia madre”vii.
María ha inaugurado enla Iglesiaaquella segunda alma, o vocación, que es el alma escondida y orante, junto al alma apostólica o activa. Lo expresa de maravilla el tradicional icono dela Ascensión, del que tenemos una representación a la derecha de esta capilla. María está en pie, con los brazos abiertos, en actitud orante. En torno a ella los apóstoles, todos con un pie o una mano alzada, es decir en movimiento, representan ala Iglesiaactiva, que va a la misión, que habla y actúa. María está inmóvil bajo Jesús, en el punto exacto desde donde Él asciende, casi como para mantener viva su memoria y la espera su retorno.
Terminamos escuchando las palabras finales dela Evangelii Nuntiandide Pablo VI, en la que, por primera vez en los documentos pontificios, María recibe el título de Estrella dela Evangelización: “En la mañana de Pentecostés, presidió con su oración, el inicio de la evangelización bajo la acción del Espíritu Santo. ¡Que ella seala Estrelladela Evangelizaciónsiempre renovada enla Iglesia, dócil al mandato de su Señor, que debe promover y adecuar, sobre todo en estos tiempos difíciles pero llenos de esperanza!”
i San Jerónimo, Comentario a Ezequiel, III, 25, pref.; cf. Epistole LX,18; CXXIII,15-16; CXXVI,2.
ii San León Magno, Sermón 82,
iii Gregorio de Tours, Historia Francorum, II, 31.
iv Juan Pablo II, Redemptoris Missio, 55.
v L.G., 18.
vi Legenda Perugina, 80 (FF, 1636)
vii Orígenes, Comentario al Evangelio de Juan, I, 6,23 (SCh, 120, p. 70)
Reflexión de José Antonio Pagola al evangelio del domingo de la fiesta de Santa María, Madre de Dios, ofrecida por la Delegación Diocesana de Enseñanza de la diócesis de Tenerife.
HOY
Lucas concluye su relato del nacimiento de Jesús indicando a los lectores que «María guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón». No conserva lo sucedido como un recuerdo del pasado, sino como una experiencia que actualizará y revivirá a lo largo de su vida.
No es una observación gratuita. María es modelo de fe. Según este evangelista, creer en Jesús Salvador no es recordar acontecimientos de otros tiempos, sino experimentar hoy su fuerza salvadora, capaz de hacer más humana nuestra vida.
Por eso, Lucas utiliza un recurso literario muy original. Jesús no pertenece al pasado. Intencionadamente va repitiendo que la salvación de Jesús resucitado se nos está ofreciendo "HOY", ahora mismo, siempre que nos encontramos con él. Veamos algunos ejemplos.
Así se nos anuncia el nacimiento de Jesús: "Os ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador". Hoy puede nacer Jesús para nosotros. Hoy puede entrar en nuestra vida y cambiarla para siempre. Con él podemos nacer a una existencia nueva.
En una aldea de Galilea traen ante Jesús a un paralítico. Jesús se conmueve al verlo bloqueado por su pecado y lo sana ofreciéndole el perdón: "Tus pecados quedan perdonados". La gente reacciona alabando a Dios: "Hoy hemos visto cosas admirables". También nosotros podemos experimentar hoy el perdón, la paz de Dios y la alegría interior si nos dejamos sanar por Jesús.
En la ciudad de Jericó, Jesús se aloja en casa de Zaqueo, rico y poderoso recaudador de impuestos. El encuentro con Jesús lo transforma: devolverá lo robado a tanta gente y compartirá sus bienes con los pobres. Jesús le dice: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa". Si dejamos entrar a Jesús en nuestra vida, hoy mismo podemos empezar una vida más digna, fraterna y solidaria.
Jesús está agonizando en la cruz en medio de dos malhechores. Uno de ellos se confía a Jesús: "Jesús, acuérdate de mí cuando estés en tu reino". Jesús reacciona inmediatamente: "Hoy estarás conmigo en el paraíso". También el día de nuestra muerte será un día de salvación. Por fin escucharemos de Jesús esas palabras tan esperadas: descansa, confía en mí, hoy estarás conmigo para siempre.
Hoy comenzamos un año nuevo. Pero, ¿qué puede ser para nosotros algo realmente nuevo y bueno? ¿Quién hará nacer en nosotros una alegría nueva? ¿Qué psicólogo nos enseñará a ser más humanos? De poco sirven los buenos deseos. Lo decisivo es estar más atentos a lo mejor que se despierta en nosotros. La salvación se nos ofrece cada día. No hay que esperar a nada. Hoy mismo puede ser para mí un día de salvación.
José Antonio Pagola
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
1 de enero de 2012
Santa María Madre de Dios
Lucas 2, 16-21
Nota de los obispos de la Subcomisión de Familia y Vida de la CEE sobre la Jornada de la Familia 2011 –30 de diciembre de 2011- que este año tiene por lema "Familia cristiana, arraigada en Cristo".
Permanece en nuestra mente y corazón la reciente visita de Su Santidad Benedicto XVI con motivo dela Jornada Mundial de la Juventud, Madrid 2011, «Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe».
En la inolvidable vigilia de oración en Cuatro Vientos nos dejó este claro mensaje a modo de clarificación de la vocación al amor que todo hombre está llamado a vivir: «A muchos el Señor los llama al matrimonio, en el que un hombre y una mujer, formando una sola carne (cf. Gén 2, 24), se realizan en una profunda vida de comunión. Por eso, reconocer la belleza y bondad del matrimonio significa ser conscientes de que solo un ámbito de fidelidad e indisolubilidad, así como de apertura al don divino de la vida, es el adecuado a la grandeza y dignidad del amor matrimonial» .
Es preciso que los hombres de nuestro tiempo sean capaces de reconocer esta belleza para que puedan vivir la grandeza de su vocación. Por ello, en el marco de la próxima jornada que celebraremos el viernes 30 de diciembre con el lema «Familia cristiana arraigada en Cristo», los obispos queremos invitar a todas las comunidades cristianas, movimientos y asociaciones a ser testigos y portavoces del mensaje y la misión que el Santo Padre nos ha dejado: la familia, el hogar, fundado en el don que Cristo Esposo hace a la comunión esponsal indisoluble y abierta a la vida, forma parte de la esperanza de los hombres. De esta manera, el futuro de la humanidad y dela Iglesiase fragua en la familia.
La familia, arraigada en Cristo
La familia es la comunidad de personas nacida de la unión conyugal del hombre y la mujer, llamada a existir y a vivir en comunión de amor . Los esposos cristianos han de ser conscientes de que su amor nace de otro amor primero (Ap 2, 4) que lo genera, lo nutre y lo fortalece. Su unión se arraiga en la verdad de Jesucristo crucificado que se entrega por amor a su Iglesia (Ef 5, 25) y «el Espíritu Santo, que infunde el Señor, renueva el corazón y hace al hombre y a la mujer capaces de amarse como Cristo nos amó» .
Sobre esta raíz que nos descubre la fe se edifica la familia fuertemente arraigada en Cristo, la roca de la salvación, como aquel hombre que edificó su casa sobre una roca firme de modo que resista a los embates de la lluvia y las crecidas de los ríos (cf. Mt 7, 24-25). La familia es el lugar donde Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, nació, vivió, creció y murió: «el niño iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él» (Lc 2, 40). La familia es el reflejo en la tierra del misterio de Comunión eterna que Él vive en el seno dela Santísima Trinidad. La familia, a imagen dela Trinidad, es origen de la vida y casa de la comunión donde se descubre, acoge, custodia, revela y se comunica el amor .
La familia tiene también la misión específica del servicio a la vida . Los esposos en su amor conyugal se hacen aptos para recibir el don de la vida. En esta comunión de amor el hombre puede ser recibido y apreciado por sí mismo y se descubre que toda vida humana es un bien y se la protege de tantas amenazas. Por eso mismo, los padres son también los primeros responsables de la educación de sus hijos para introducirlos progresivamente dentro de la familia humana.
Igualmente, mediante la regeneración por el bautismo, el hijo es introducido en la familia de Dios , que esla Iglesia, y recibe un corazón nuevo para vivir el amor y el perdón.
Así, la familia colabora con Cristo yla Iglesiaen la transmisión de la fe y la iniciación cristiana y es signo y recuerdo permanente parala Iglesiade que es esencialmente familia de hijos de Dios, llamada a establecer auténticas relaciones familiares.
También la familia recibe la fuerza del Espíritu para poder vivir su vocación de comunión en medio de las dificultades y problemas del momento como una misión recibida de Dios. Tiene por ello la especial capacidad de sanar con su cariño, acogida, amor y perdón los corazones a menudo con tantas heridas afectivas, morales, sociales y psicológicas. Igualmente tiene el cometido de aportar su ayuda en esta crisis económica, ante la falta de trabajo, ante las enfermedades,… protegiendo, sosteniendo y animando a cuantos lo precisen.
La familia, sujeto de la Nueva Evangelización
En el contexto de la nueva evangelización a la que nos convoca Benedicto XVI, conscientes de vivir en una sociedad con claros signos de esperanza como se ha puesto de manifiesto enla Jornada Mundialdela Juventud, pero al mismo tiempo convulsa, con temores y momentos de desesperanza, la familia tiene un papel muy especial. La primera manifestación de la misión de la familia cristiana como Iglesia doméstica es la transmisión de la fe10. La familia nos descubre que formamos parte de una historia de amor que nos precede, no solo por parte de los padres y abuelos sino, de un modo más fundamental, por parte de Dios, según se ha manifestado en la historia de la salvación11.
Somos eslabones de una cadena. Hemos recibido la fe y nos corresponde transmitirla con las palabras y hacerla creíble con el testimonio de nuestra vida.
Por ello, además de ser objeto de una urgente Evangelización, como evidencia la situación de crisis planteada, a la familia le corresponde responsabilizarse de la enorme y trascendente misión de participar como sujeto activo enla Nueva Evangelización.
El mundo actual desarraigado de la casa de la fe, deja a muchas personas confundidas por mensajes falsos y manipuladores, heridas por experiencias negativas y engaños. Está por ello tan necesitado de esta Evangelización para construir una vida y requiere entonces de modo especial el testimonio de la familia cristiana y la vida dela Iglesia. Estavida lleva la impronta de aquello que distingue y diferencia a la familia: origen de la vida, imagen dela Trinidady casa de comunión. La verdad de un amor misericordioso regenera a la persona y la capacita para vivir el amor verdadero.
Al igual que en otros tiempos difíciles la evangelización fue llevada a cabo por las comunidades cristianas y el monacato, hoy corresponde a las familias cristianas, fieles ala Iglesia, ser sujetos activos dela Nueva Evangelización.
En estos momentos las familias, con su capacidad de organización y asociación, deben ser impulsoras de una justa política familiar que responda a sus derechos, necesidades e ilusiones y que responda así a los deseos de la inmensa mayoría de nuestra sociedad en sus problemas de vivienda, educación, conciliación laboral, etc. Se trata de una tarea urgente e inaplazable.
Europa necesita de la familia y no es posible la regeneración de Europa si no pasa por la realidad de la familia tal y como Dios la pensó. Como recordó Benedicto XVI en una de sus audiencias de este año: «Enla Europade hoy, las naciones de sólida tradición cristiana tienen una especial responsabilidad en la defensa y promoción del valor de la familia fundada en el matrimonio que, por lo demás, es decisiva tanto en el ámbito educativo como en el social»12.
En estas Navidades, pedimos ala Sagrada Familiaque nos haga profundizar en nuestra conciencia recordando en nuestras oraciones y ayudando en la medida de nuestras posibilidades de manera especial a cuantos sufren las consecuencias de la crisis. Igualmente pedimos por crecer en la responsabilidad de nuestra misión como familia cristiana con la vista puesta en el próximo Encuentro Mundial de Familias con el Santo Padre Benedicto XVI (Milán 2012). Para ello proponemos la inestimable ayuda que supone trabajar en nuestros respectivos ámbitos las catequesis elaboradas a tal fin con el sugestivo y oportuno título de «La Familia: el trabajo y la fiesta» encomendándonos a María Santísima Reina de las Familias.
@ Mons. J. Antonio Reig Plá,
Obispo de Alcalá de Henares, presidente de la Subcomisión
@ Mons. Carlos Osoro Sierra,
Arzobispo de Valencia
@ Mons. Francisco Gil Hellín,
Arzobispo de Burgos
@ Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa,
Obispo de Bilbao
@ Mons. Gerardo Melgar Viciosa,
Obispo de Osma–Soria
@ Mons. José Mazuelos Pérez,
Obispo de Jerez de la Frontera
@ Mons. Carlos Manuel Escribano Subías,
Obispo de Teruel y Albarracín
1. Benedicto XVI, Vigilia de oración en Cuatro Vientos, Madrid, 20.08.2011.
2. Cf. Juan Pablo II, Familiaris consortio, 86.
3. Directorio dela Pastoral Familiardela Iglesiaen España, 37.
4. Cf. Juan Pablo II, Familiaris consortio, 13.
5. Nota de los Obispos dela Subcomisiónparala Familiayla Defensadela Vidacon motivo de la Jornadade Familia (29 de diciembre de 2008).
6. Cf. Juan Pablo II, Familiaris consortio, 17.
7. Juan Pablo II, Familiaris consortio, 28.
8. Cf. Juan Pablo II, Familiaris consortio, 15.
9. Cf. LXXVI Asamblea Plenaria dela Conferencia EpiscopalEspañola, Instrucción pastoral: La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad (27-04-2001), 96.
10 Cf. Conferencia Episcopal Española, Directorio de la pastoral familiar dela Iglesia en España, 66.
11 Cf. Nota de los Obispos dela Subcomisiónparala Familiayla Defensadela Vidacon motivo dela Jornadade Familia (29 de diciembre de 2008).
12 Benedicto XVI, Audiencia general (8 de junio de 2011 ).
Guión litúrgico para la celebración de la Fiesta de la Sagrada Familia 2011 oferecido por la Comisión Episcopal Familia y Vida de la CEE, a celebrar el viernes 30 de Diciembre.
RITOS INICIALES
CANTO DE ENTRADA
Reunido el pueblo, el sacerdote con los ministros va al altar, mientras se entona el canto de entrada: Hoy la paz bajó del cielo (CNL, A 11); o bien: En medio del silencio (CLN, 52); Ha nacido el Salvador (CLN, 68); Gloria a Dios en las alturas (CLN, 65); Nace el Niño en un portal (CLN, 64).
Si no hay canto de entrada, los fieles o algunos de ellos o un lector recitarán la antífona de entrada (Lc 2, 16): Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre.
SIGNACIÓN Y SALUDO AL PUEBLO CONGREGADO
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan, mientras el sacerdote dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
El sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo diciendo:
La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra salvación, estén con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
MONICIÓN DE ENTRADA
El sacerdote, el diácono, u otro ministro idóneo, hace la siguiente monición sobre el sentido de esta fiesta y de la jornada:
Coincidiendo con la fiesta dela Sagrada Familia, el Hogar santo donde José, María y el Niño nos han enseñado con su vida silenciosa y humilde, la dignidad y el valor de la familia,la Iglesiarecuerda cada añola Jornadadela Familiaque este año tiene por lema: «Familia cristiana, arraigada en Cristo». …/…
Hagamos nuestro este lema e invoquemos en nuestra celebración al Espíritu Santo para que cada familia, arraigada en Cristo, sea fuente de vida, signo vivo del amor de Dios y germen fecundo dela Nueva Evangelizaciónen este mundo, que necesita, con urgencia, la esperanza de Dios.
ACTO PENITENCIAL
El sacerdote invita a los fieles al arrepentimiento:
Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados. Se hace una breve pausa en silencio.
Después el sacerdote, u otro ministro idóneo, dice las siguientes invocaciones:
. Hijo de Dios, que, nacido de María, te hiciste nuestro hermano: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
. Hijo del hombre, que conoces y comprendes nuestra debilidad: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
. Hijo primogénito del Padre, que haces de nosotros una sola familia: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdonenuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
GLORIA
A continuación, se canta (cf. CLN, cantos que van precedidos de la letra C) o se dice el himno:
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios, Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque solo tú eres Santo, solo tú Señor, solo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
ORACIÓN COLECTA
Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta propia dela Misade la fiesta:
Dios, Padre nuestro, que has propuesto ala Sagrada Familiacomo maravilloso ejemplo a los ojos de tu pueblo, concédenos, te rogamos que, imitando sus virtudes domésticas y su unión en el amor, lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
LITURGIA DELA PALABRA
LECCIONARIO: volumen II. 1ª lectura y salmo responsorial: Este año se lee una sola lectura antes del Evangelio. Eclo 3, 2-6. 12-14 o bien Col 3, 12-21; Sal 127. En el presente año B también puede utilizarse una de las siguientes lecturas: Gén 15, 1-6; 21, 1-3 o bien Heb 11, 8. 11-12. 17-19; Sal 104. Evangelio: Lc 2, 22-40.
No se dice Credo.
ORACIÓN UNIVERSAL
El sacerdote, con las manos juntas, invita a los fieles a orar diciendo:
Unidos ala Sagrada Familiade Nazaret, modelo e imagen de la humanidad nueva, elevemos a Dios, Padre de la gran familia humana, nuestra oración y digámosle:
R. Renueva nuestras familias, Señor.
Las intenciones son propuestas por un diácono o, en su defecto, por un lector o por otra persona idónea.
Por la santa Iglesia de Dios: para que en su interior y en las relaciones con el mundo dé la imagen de una verdadera familia que sabe amar, perdonar y valorar a cada persona. Oremos.
R. Renueva nuestras familias, Señor.
Por los gobernantes: para que protejan a la familia y procuren la solución de los graves problemas que, en estos tiempos de dificultades económicas, afectan a las familias. Oremos.
R. Renueva nuestras familias, Señor.
Por todos los hogares cristianos: para que sean imágenes vivas dela Sagrada Familiade Nazaret, testigos del abrazo de Dios a los hombres y portadoras de esperanza y germen de vocaciones religiosas y sacerdotales. Oremos.
R. Renueva nuestras familias, Señor.
Por los padres, para que movidos por el Espíritu Santo guíen a sus hijos en el camino del amor y de la santidad. Oremos.
R. Renueva nuestras familias, Señor.
Por los novios: para que Jesucristo esté presente en su noviazgo y se formen para vivir el amor generoso e indisoluble según el proyecto de Dios.
R. Renueva nuestras familias, Señor.
Por nuestra sociedad: para que valore, acoja y defienda la vida humana como sagrada e inviolable desde el momento de la concepción hasta su término natural. Oremos.
R. Renueva nuestras familias, Señor.
Por los ancianos: para que en los últimos años de su vida no les falte el cariño familiar, y por los miembros difuntos de nuestras familias: para que el Señor les conceda el descanso eterno. Oremos.
R. Renueva nuestras familias, Señor.
El sacerdote, con las manos extendidas, termina la plegaria común diciendo:
Escucha Señor la plegaria de tu Iglesia, que pone su confianza en tu amor y su mirada en el hogar de Nazaret. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA
MISAL: La oración sobre las ofrendas propia de la fiesta; prefacio de Navidad;
Plegarias eucarísticas con embolismos propios dela Octava(no se puede decirla Plegaria EucarísticaIV).
CANTO DE COMUNIÓN
Cuando el sacerdote comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión: Donde hay caridad (CLN, O 26); o bien: Una nueva vida (CLN, 426); Como brotes de olivo (CLN, 528); Que sea tu Palabra (CLN, 733).
Después de distribuir la comunión, el sacerdote puede ir a la sede. Si se juzga oportuno, se pueden guardar unos momentos de silencio o cantar un salmo o cántico de alabanza.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Luego, de pie en la sede o en el altar, el sacerdote dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se haya hecho antes.
Después, el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunión propia dela Misade la fiesta: Padre nuestro, que nos amas y nos perdonas, concede a cuantos has renovado con estos divinos sacramentos imitar fielmente los ejemplos dela Sagrada Familia, para que, después de las pruebas de esta vida, podamos gozar en el cielo de su eterna compañía. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
En este momento se hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.
BENDICIÓN
El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice:
El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu
Santo, descienda sobre vosotros.
R. Amén.
O bien, se puede hacer la
BENDICIÓN SOBRE LOS MATRIMONIOS
El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice:
El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Entonces el sacerdote continúa, con las manos juntas:
Invoquemos, hermanos, sobre los esposos de nuestra comunidad la bendición de Dios, para que proteja con su auxilio a quienes ha unido en el sacramento del Matrimonio.
Todos, durante un especio de tiempo, oran en silencio. Luego, el sacerdote, con las manos extendidas sobre los matrimonios, continúa:
Padre santo, autor del universo, que creaste al hombre y a la mujer a tu imagen, y has bendecido la unión matrimonial; te rogamos humildemente por estos hijos tuyos unidos en alianza esponsal. Descienda, Señor, sobre estos esposos, tu abundante bendición, que la gracia del Espíritu Santo inflame desde el cielo sus corazones, y renueve su caridad conyugal. Que en la alegría te alaben, Señor, y en la tristeza te busquen; en el trabajo encuentren el gozo de tu ayuda y en la necesidad sientan cercano tu consuelo. Que participen en la oración de tu Iglesia, y den testimonio de ti entre los hombres. Que sus hogares sean auténticas iglesias domésticas, y que un día participen en la alegría del banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN
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Tfno. 922-25 86 40 / Extensión 8
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Boletín 462
LAS NOTICIAS AMPLIADAS PUEDEN VERLAS ENTRANDO EN NUESTRO BLOG. Textos, sonidos, e imágenes los tienen en: http://www.comunicacionobispadodetenerife.blogspot.com/
El obispo, Bernardo Álvarez presidirá la Eucaristía de la Familia, en la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción, sede provisional de la S. I. Catedral, el viernes 30 de diciembre a las 19:00 horas.
Por cierto, que ese día, 13tv ofrecerá en directo, desde la Plaza de Colón de Madrid, la celebración del Día de las Familias y la Santa Misa que presidirá el Arzobispo de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela.
“Educar a los jóvenes en la justicia y la paz” es el título del mensaje para la Jornada Mundial de Oración por la Paz a celebrar el próximo uno de enero. "El comienzo de un Año nuevo, don de Dios a la humanidad, es una invitación a desear a todos, con mucha confianza y afecto, que este tiempo que tenemos por delante esté marcado por la justicia y la paz”, señala el Santo Padre.
Como cada año en enerola Iglesia celebra la Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado. Este año con el lema: "Nueva Evangelización y Migraciones. Salgamos al encuentro… abramos puertas”.La Delegaciónde Migraciones con la colaboración del Arciprestazgo dela Salud, ha organizado dos momentos celebrativos en torno a este día: una Vigilia de Oración el viernes 13 de enero a las 20:00 h. yla Eucaristíadela Jornadade Migraciones el domingo 15 de enero a las 13:00 h. Ambas actividades tendrán lugar en la parroquia deLa Cruzdel Señor.
La Iglesia celebra en el mes de enero la Jornada de la Infancia Misionera con el lema: "Con los niños de América hablamos de Jesús". Un lema en la línea de la Nueva Evangelización comenzada desde hace tiempo en América y en concordancia con el Plan Diocesano de Pastoral: "Discípulos y misioneros, aquí y ahora". Como es tradicional en la Diócesis, el sábado 21 de enero de 2012, en la Villa de Candelaria, celebraremos el Día de la Marcha Misionera.
Los grupos juveniles parroquiales "Savia Nueva" de Tenerife y de La Palma están convocados a un encuentro de Navidad el jueves 29 de diciembre. La cita dará comienzo a las 10 de la mañana en las instalaciones del Seminario Diocesano de La Laguna.
La ermita de Machado acogerá el viernes 30 de diciembre, a las 19:00 horas, el VI Festival de Navidad, en el que actuará el coro de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de El Tablero.
Esta semana tuvo lugar un desfile de moda en el Casino de la capital tinerfeña con el fin de recaudar fondos para la misión Salesiana de Zway, en Etiopía, donde se atiende cada día a más de 5000 personas en sus diferentes proyectos de cooperación que abarcan desde ayuda básica en alimentación y asistencia sanitaria, a educación desde sus grados más elementales, hasta el nivel universitario. Las colecciones que se presentaron en el desfile de moda están diseñadas y creadas en Etiopía por alumnos y profesores de la escuela superior de moda “Mary Help” de la misión Salesiana de Zway, utilizando materiales y tejidos propios del país africano.
El concejal de Asuntos Sociales de S/C de Tenerife, José Manuel Arocha, ha firmado un convenio de colaboración con la presidenta de Ataretaco (Fundación canaria para la formación integral e inserción socio-laboral), Carmen Luisa González, con el objetivo de lograr la inserción de personas perceptoras de la renta canaria de inserción en el municipio, ante la evidencia de la insuficiente o inadecuada oferta de recursos existentes.
La campaña que promueve Cáritas Diocesana para garantizar los Reyes Magos a los niños y niñas acogidos en los tres centros de la Institución dedicados a madres en dificultades, está siendo un éxito. Todos los niños y niñas que escribieron sus cartas a los Reyes Magos desde el "Proyecto Atacaite", "Proyecto Dácil" y "Proyecto Fayna" tienen su "Rey Mago" para la noche más mágica, excepto uno que pertenece al proyecto Atacaite. Quien se decida a secundar esta iniciativa puede dirigirse al correo [email protected] o al teléfono 673720750.
El pasado lunes, en la parroquia de Breña Alta, en La Palma, se celebró el 25 Festival de Navidad y segundo memorial de Luis Manuel González León, antiguo director de la rondalla de Breña Alta, profesor de Religión, catequista, etc. En este recital de música participaron diez grupos de la comarca. El colofón lo puso la rondalla parroquial de San Pedro, de Breña Alta, para completar así dos horas de concierto.
El Palacio Salazar, en la capital palmera, alberga hasta el próximo 6 de enero, la exposición: "Un niño os ha nacido". Dicha muestra recoge la iconografía de Navidad en la isla de La Palma, procedentes de fondos públicos, parroquias y colecciones privadas. El ciclo de la Navidad cuenta en La Palma con un patrimonio etnográfico, literario y artístico de primer orden. La exposición está accesible al público de lunes a viernes, de 10:00 a 14:00 h. y de 16:00 a 21:00 h. Los sábados, de 10:00 a 13:00 horas.
El Liceo Taoro de La Orotava acoge el jueves, 29 de diciembre, a las 20:30 horas, un concierto del Cuarteto Orfeo a beneficio de la Fundación Proyecto Don Bosco.
El pasado miércoles, en la Capilla de la Orden Franciscana Seglar, en el Convento de San Francisco de Asís, en Santa Cruz de La Palma, (antigua V.O.T), tuvo lugar un recital de música a beneficio de Cáritas Parroquial de San Francisco. El concierto nació a iniciativa de la referida Orden Franciscana Seglar y contó con el concertista Juan Antonio Nogueira, acompañado de piano y flauta.
En Valle de Guerra, se desarrolló, por segundo año consecutivo, un Maratón Solidario a beneficio de Cáritas Parroquial. La colaboración del pueblo hizo posible que se recogiera una furgoneta llena de alimentos, además de diversas donaciones económicas. En dicho maratón participaron diferentes grupos musicales, entre ellos “Ministerio de Música”, integrado por seminaristas.
Por otro lado, el pasado 22 de diciembre, en El Pinar, se llevó a cabo un Belén viviente cuyos fondos recaudados (alrededor de 650 €) fueron destinados a Cáritas Arciprestal de El Hierro. En torno a 21 personas de diferentes comunidades parroquiales de la isla del meridiano participaron en este Belén, que contó también con la presencia de la agrupación cultural “Taicares”, compuesta por 35 personas.
El grupo vencedor del Concurso Carnavalero de la Canción de la Risa ha donado su premio (1.000 €) al comedor social de las Hermanas de la Caridad, en la calle de la Noria de Santa Cruz de Tenerife.
“La Navidad de los que hoy no tienen” es como tituló la contraportada de Diario de Avisos el martes, 27 de diciembre, un reportaje sobre cómo se vive la Navidad en el barrio de San Matías. “Doscientas familias son las que comen gracias a la ayuda que se les da desde Cáritas en San Matías y a la colaboración de muchos vecinos” señala para este rotativo el sacerdote Quino Guerra, párroco de San Matías y Las Moraditas.
La Parroquia de Santiago Apóstol en Los Realejos celebró el recuperado encuentro Parroquial de Coros en el que actuaron: los "alumnos del Colegio Nazareth", "coro parroquial de la Santa Cruz" (de la Cruz Santa), "Grupo Familia" de San Benito y el Coro de la Parroquia de Santiago Apóstol. El encuentro finalizó con unas palabras de agradecimiento vía telefónica por parte del párroco Antonio Oliva, que debido a su operación no pudo estar presente en el acto.
Hasta el próximo día 8 de enero, la parroquia matriz de Ntra. Sra. de la Concepción, en la Villa de La Orotava ha organizado en las dependencias parroquiales una exposición escultórica de tallas del Divino Infante, tanto de la Parroquia como de las Iglesias y Ermitas colindantes, como así de múltiples casas privadas de la Villa. Un largo y variado catálogo de piezas que comprenden desde el s. XVII hasta la actualidad.
El Cristo de La Laguna ha sido colocado en la hornacina del altar mayor de su santuario hasta el día 7 de enero de 2012. Los trabajos de limpieza están siendo realizados por parte de técnicos del Instituto Real de Patrimonio de Bruselas.
El Cabildo de La Palma, a través de su Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico y el Taller de Restauración de Pintura y Escultura de la Institución, y con la colaboración de la propia parroquia, ha concluido las tareas de limpieza y rehabilitación del tabernáculo de la iglesia matriz de El Salvador, en la capital insular.
VATICANO - "Para que el empeño de los cristianos a favor de la paz sea ocasión para dar testimonio del nombre de Cristo a todas las personas de buena voluntad". - Comentario a la Intención Misionera de Enero 2012
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Junto al amor, quizá sea la paz una de las palabras más usadas y desvirtuadas en nuestro lenguaje. En una cultura que pretende dejar a Dios fuera de lugar, la paz se presenta como un logro humano, olvidando que se trata de un don de Dios, fruto de la Redenciónrealizada por Cristo.
Es verdad que, aún siendo don de Dios, los hombres deben buscar la paz, deben preparar el camino a la paz. Por eso, el Santo Padre ha puesto como lema de la Jornada Mundial para la Paz en el año 2012: Educar a los jóvenes en la justicia y la paz, porque está convencido de que ellos, con su entusiasmo y su impulso hacia los ideales, pueden ofrecer al mundo una nueva esperanza.
Benedicto XVI ha señalado que se ha de transmitir a los jóvenes el aprecio por el valor positivo de la vida, suscitando en ellos el deseo de gastarla al servicio del bien.
Uno de los aspectos más necesitados de reforma en la situación actual, es el de la educación. Una antropología centrada sobre sí misma, y que olvida la dimensión sobrenatural del hombre, no puede realizar una labor de educación completa. Esta visión parcial produce una educación que olvida los aspectos más esenciales del ser humano, provenientes de su llamada a la unión con Dios. El Santo Padre ha recordado la grandeza y el sentido de la verdadera educación: La educación es la aventura más fascinante y difícil de la vida. Educar -que viene de educere en latín- significa conducir fuera de sí mismos para introducirlos en la realidad, hacia una plenitud que hace crecer a la persona. Ese proceso se nutre del encuentro de dos libertades, la del adulto y la del joven. Requiere la responsabilidad del discípulo, que ha de estar abierto a dejarse guiar al conocimiento de la realidad, y la del educador, que debe de estar dispuesto a darse a sí mismo. Por eso, los testigos auténticos, y no simp les dispensadores de reglas o informaciones, son más necesarios que nunca; testigos que sepan ver más lejos que los demás, porque su vida abarca espacios más amplios. El testigo es el primero en vivir el camino que propone.
Un marco educativo de primera importancia es la familia. Debe ser la primera escuela donde se recibe la educación para la justicia y la paz. Los padres deben exhortar a los hijos con el ejemplo de su vida para que pongan la esperanza ante todo en Dios, el único del que mana justicia y paz auténticas.
Los creyentes en Cristo deben ser testigos verdaderos de la paz de Cristo, una paz que brota de sus heridas gloriosas. El que vive en Cristo se convierte en un hombre de paz, una persona que lleva por doquier la paz que sobreabunda en su corazón por la misericordia de Dios.
Cristo ha nacido en el mundo como un Niño pequeño. No ha querido venir a nosotros imponiendo la fuerza de su poder. Ha manifestado su gloria a través de la pequeñez y la humildad, de la debilidad de su carne. Él viene como Dios guerrero, pero es al mismo tiempo, el Príncipe dela Paz. Cristo es nuestra paz. La misión es el anuncio de Cristo, de su persona, de su obra salvadora. Presentarle a Él, es ofrecer al mundo el don más sublime, el don de la paz.
01 de enero 2012
¡FELIZ AÑO NUEVO!
Primer Domingo de mes
Tú Señor, nos das, nos prestas los bienes, para administrados en beneficio de los demás. Yo no quiero usados para crear mi propio paraíso egoísta en esta vida, despreciando a quienes pasan
penalidades en este valle de lágrimas y esperan una mano amiga abierta a la generosidad.
Contribuir a las necesidades de nuestros hermanos, es practicar la CARIDAD.
NOTICIAS
15/01/2012: Día de las Migraciones.
17/01/2012: Reunión Consejo Diocesano Zona Norte.
18/01/2012: Reunión Consejo Diocesano Zona Sur.
31/01/2012: Reunión Permanente de Cáritas Arciprestal.
/01/2012: Iniciación Curso de Bisutería.
/01/2012: Iniciación Curso de Riesgos Laborales para la Construcción.
/01/2012: Visita de Cáritas Arciprestal a la parroquia de Sto. Domingo de Guzmán (La Guancha).
TRABAJAMOS POR LA JUSTICIA
TeléfonojFax [email protected] Plaza la Candelaria 6, Icod de los Vinos.
(ZENIT.org).- Benedicto XVI anunció oficialmente su próximo segundo viaje a América –México y Cuba- para antes dela Pascua de 2012. Lo hizo en el contexto de la misa solemne que presidió el lunes, 12 de Dicembre de 2011, festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, en la basílica de San Pedro. La misa fue también una celebración del bicentenario de la independencia de un buen número de países latinoamericanos. Ofrecemos a los lectores las palabras pronunciadas en español por el santo padre en la homilía.
Queridos hermanos y hermanas:
«La tierra ha dado su fruto» (Sal 66,7). En esta imagen del salmo que hemos escuchado, en el que se invita a todos los pueblos y naciones a alabar con júbilo al Señor que nos salva, los Padres dela Iglesiahan sabido reconocer ala Virgen Maríay a Cristo, su Hijo: «La tierra es santa María, la cual viene de nuestra tierra, de nuestro linaje, de este barro, de este fango, de Adán […]. La tierra ha dado su fruto: primero produjo una flor [...]; luego esa flor se convirtió en fruto, para que pudiéramos comerlo, para que comiéramos su carne. ¿Queréis saber cuál es ese fruto? Es el Virgen que procede dela Virgen; el Señor, de la esclava; Dios, del hombre; el Hijo, dela Madre; el fruto, de la tierra» (S. Jerónimo, Breviarum in Psalm. 66: PL 26,1010-1011). También nosotros hoy, exultando por el fruto de esta tierra, decimos: «Que te alaben, Señor, todos los pueblos» (Sal 66,4. 6). Proclamamos el don de la redención alcanzada por Cristo, y en Cristo, reconocemos su poder y majestad divina.
Animado por estos sentimientos, saludo con afecto fraterno a los señores cardenales y obispos que nos acompañan, a las diversas representaciones diplomáticas, a los sacerdotes, religiosos y religiosas, así como a los grupos de fieles congregados en esta Basílica de San Pedro para celebrar con gozo la solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, Madre y Estrella dela Evangelizaciónde América. Tengo igualmente presentes a todos los que se unen espiritualmente y oran a Dios con nosotros por los diversos países latinoamericanos y del Caribe, muchos de los cuales durante este tiempo festejan el Bicentenario de su independencia, y que, más allá de los aspectos históricos, sociales y políticos de los hechos, renuevan al Altísimo la gratitud por el gran don de la fe recibida, una fe que anuncia el Misterio redentor de la muerte y resurrección de Jesucristo, para que todos los pueblos de la tierra en Él tengan vida. El Sucesor de Pedro no podía dejar pasar esta efeméride sin hacer presente la alegría dela Iglesiapor los copiosos dones que Dios en su infinita bondad ha derramado durante estos años en esas amadísimas naciones, que tan entrañablemente invocan a María Santísima.
La venerada imagen dela Morenitadel Tepeyac, de rostro dulce y sereno, impresa en la tilma del indio san Juan Diego, se presenta como «la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios por quien se vive» (De la lectura del Oficio. Nicán Monohua, 12ª ed., México, D.F., 1971, 3-19). Ella evoca a la «mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza, que está encinta» (Ap 12,1-2) y señala la presencia del Salvador a su población indígena y mestiza. Ella nos conduce siempre a su divino Hijo, el cual se revela como fundamento de la dignidad de todos los seres humanos, como un amor más fuerte que las potencias del mal y la muerte, siendo también fuente de gozo, confianza filial, consuelo y esperanza.
«Mira que tu Rey viene hacia ti; Él es justo y victorioso, es humilde y está montado sobre un asno» (Zc 9,9), hemos escuchado en la primera lectura. Desde la encarnación del Verbo, el Misterio divino se revela en el acontecimiento de Jesucristo, que es contemporáneo a toda persona humana en cualquier tiempo y lugar por medio dela Iglesia, de la que María es Madre y modelo. Por eso, nosotros podemos hoy continuar alabando a Dios por las maravillas que ha obrado en la vida de los pueblos latinoamericanos y del mundo entero, manifestando su presencia en el Hijo y la efusión de su Espíritu como novedad de vida personal y comunitaria. Dios ha ocultado estas cosas a «sabios y entendidos», dándolas a conocer a los pequeños, a los humildes, a los sencillos de corazón (cf. Mt 11,25).
Por su «sí» a la llamada de Dios,la Virgen Maríamanifiesta entre los hombres el amor divino. En este sentido, Ella, con sencillez y corazón de madre, sigue indicando la única Luz y la única Verdad: su Hijo Jesucristo, que «es la respuesta definitiva a la pregunta sobre el sentido de la vida y a los interrogantes fundamentales que asedian también hoy a tantos hombres y mujeres del continente americano» (Exhort. Ap. postsinodal Ecclesia in America, 10). Asimismo, Ella «continúa alcanzándonos por su constante intercesión los dones de la eterna salvación. Con amor maternal cuida de los hermanos de su Hijo que todavía peregrinan y se debaten entre peligros y angustias hasta que sean llevados a la patria feliz» (Lumen gentium, 62).
Actualmente, mientras se conmemora en diversos lugares de América Latina el Bicentenario de su independencia, el camino de la integración en ese querido continente avanza, a la vez que se advierte su nuevo protagonismo emergente en el concierto mundial. En estas circunstancias, es importante que sus diversos pueblos salvaguarden su rico tesoro de fe y su dinamismo histórico-cultural, siendo siempre defensores de la vida humana desde su concepción hasta su ocaso natural y promotores de la paz; han de tutelar igualmente la familia en su genuina naturaleza y misión, intensificando al mismo tiempo una vasta y capilar tarea educativa que prepare rectamente a las personas y las haga conscientes de sus capacidades, de modo que afronten digna y responsablemente su destino. Están llamados asimismo a fomentar cada vez más iniciativas acertadas y programas efectivos que propicien la reconciliación y la fraternidad, incrementen la solidaridad y el cuidado del medio ambiente, vigorizando a la vez los esfuerzos para superar la miseria, el analfabetismo y la corrupción y erradicar toda injusticia, violencia, criminalidad, inseguridad ciudadana, narcotráfico y extorsión.
Cuandola Iglesiase preparaba para recordar el quinto centenario de la plantatio dela Cruzde Cristo en la buena tierra del continente americano, el beato Juan Pablo II formuló en su suelo, por primera vez, el programa de una evangelización nueva «en su ardor, en sus métodos, en su expresión» (cf. Discurso ala Asambleadel CELAM, 9 marzo 1983, III: AAS 75, 1983, 778). Desde mi responsabilidad de confirmar en la fe, también yo deseo animar el afán apostólico que actualmente impulsa y pretende la «misión continental» promovida en Aparecida, para que «la fe cristiana arraigue más profundamente en el corazón de las personas y los pueblos latinoamericanos como acontecimiento fundante y encuentro vivificante con Cristo» (V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento conclusivo, 13). Así se multiplicarán los auténticos discípulos y misioneros del Señor y se renovará la vocación de Latinoamérica y el Caribe a la esperanza. Que la luz de Dios brille, pues, cada vez más en la faz de cada uno de los hijos de esa amada tierra y que su gracia redentora oriente sus decisiones, para que continúen avanzando sin desfallecer en la construcción de una sociedad cimentada en el desarrollo del bien, el triunfo del amor y la difusión de la justicia. Con estos vivos deseos, y sostenido por el auxilio de la providencia divina, tengo la intención de emprender un Viaje apostólico antes de la santa Pascua a México y Cuba, para proclamar allíla Palabrade Cristo y se afiance la convicción de que éste es un tiempo precioso para evangelizar con una fe recia, una esperanza viva y una caridad ardiente.
Encomiendo todos estos propósitos a la amorosa mediación de Santa María de Guadalupe, nuestra Madre del cielo, así como los actuales destinos de las naciones latinoamericanas y caribeñas y el camino que están recorriendo hacia un mañana mejor. Invoco igualmente sobre ellas la intercesión de tantos santos y beatos que el Espíritu ha suscitado a lo largo y ancho de la historia de ese continente, ofreciendo modelos heroicos de virtudes cristianas en la diversidad de estados de vida y de ambientes sociales, para que su ejemplo favorezca cada vez más una nueva evangelización bajo la mirada de Cristo, Salvador del hombre y fuerza de su vida.
(ZENIT.org).- El obispo de San Cristóbal de las Casas comenta en este artículo la inuguración de la gigantesta escultura del llamado “Cristo de Chiapas” y llama a descubrir también a los otros cristos, los últimos, los pequeños, los que sufren.
México: Los cristos de Chiapas
+ Felipe Arizmendi Esquivel
VER
Se ha inaugurado la estatua monumental del llamado Cristo de Chiapas.Mide64 metrosy está ubicado en la comunidad de Copoya, en una montaña desde donde se contempla la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Dicen que es uno de los más altos del mundo. Es un diseño muy bien logrado, porque integra en una cruz grandiosa a Cristo Resucitado, como un Buen Pastor que cuida no sólo a la ciudad capital, sino a todo nuestro Estado. Tendrá una capilla en que estará expuesto en forma permanente el Santísimo Sacramento, presencia viva del Señor Jesús, fuente de toda bendición.
Hay otros Cristos. Estuve dos días en Chapultepec, pequeña población de la selva de Ocosingo, enla Región AmadorHernández, con indígenas de unas veinte comunidades tseltales, todas ellas sin luz eléctrica. Para llegar, tuvieron que caminar entre dos y cinco horas, porque no hay carreteras. Es una misión atendida por dominicos. Para trasladarme allá, desde Ocosingo, tardé veinticinco minutos en avioneta; para el regreso, hice ocho horas, más dos a San Cristóbal. Son poblaciones en que se disfrutan las noches estrelladas y la sencillez de los pobres, pero duele comprobar su persistente marginación, a pesar de los esfuerzos por disminuirla.
Gocé mucho con otros Cristos en la misión jesuita de Bachajón. Unos cuatrocientos tseltales recibieron o renovaron diferentes cargos, como lectores y acólitos, ministras y ministros extraordinarios dela Comunión, “principales” que acompañan a diversos servidores, coordinadores de zonas pastorales, arregladores de problemas, y sobre todo una buena cantidad de jóvenes de ambos sexos, responsables de proclamar en tseltalla Palabrade Dios en las celebraciones de sus comunidades. ¡Con qué amor y disponibilidad se sacrifican por la vida del pueblo!
JUZGAR
No faltará quien critique la construcción del monumental Cristo de Chiapas, exigiendo que el dinero invertido mejor se destinara a los pobres. En efecto, sería una inversión sólo con fines de atraer turismo, si no nos proyectara a los demás, como indica el mismo signo de la cruz: tiene una dimensión vertical, que es la relación con Dios; pero también la horizontal, que es el amor al prójimo. Sin ésta, no sería la cruz de Cristo.
Dice el papa Benedicto XVI:“Gracias al encuentro con Cristo, a la comunión con él, la comunidad cristiana puede testimoniar la comunión, abriéndose al servicio, acogiendo a los pobres y a los últimos, reconociendo el rostro de Dios en los enfermos y en todos los necesitados, Os invito, por tanto, partiendo del contacto con el Señor en la oración cotidiana y sobre todo enla Eucaristía, a formar personas solidarias, abiertas y atentas a las situaciones de malestar espiritual y material”(2-VII-2011).
“En la comunión eucarística está incluido a la vez el ser amados y el amar a los otros; por lo cual, una Eucaristía que no comporte un ejercicio concreto del amor es fragmentaria en sí misma. Precisamente desde la comunión con el Señor, desdela Eucaristía, nace una nueva e intensa asunción de responsabilidades a todos los niveles de la vida comunitaria; nace, por lo tanto, un desarrollo social positivo, que sitúa en el centro a la persona pobre, enferma o necesitada. Nutrirse de Cristo es el camino para no permanecer ajenos e indiferentes ante la suerte de los hermanos, sino entrar en la misma lógica de amor y de donación del sacrificio en la cruz. Quien sabe arrodillarse antela Eucaristía, quien recibe el cuerpo del Señor, no puede no estar atento a las situaciones indignas del hombre, y sabe inclinarse en primera persona hacia el necesitado, sabe partir el propio pan con el hambriento, compartir el agua con el sediento, vestir a quien está desnudo, visitar al enfermo y al preso. En cada persona sabrá ver al mismo Señor que no ha dudado en darse a sí mismo por nosotros y por nuestra salvación”(11-IX-2011).
ACTUAR
Que la cruz del Cristo de Chiapas nos lleve a abrir el corazón y las manos hacia los Cristos que cargan solitarios sus cruces. Que cada vez que veamos a la distancia su monumento, acortemos distancias con los que sufren. Entonces sí será una cruz resucitadora.
SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS
1 de Enero de 2012
La paz de Jesús, el hijo de María, el Hijo de Dios, esté con todos vosotros.
- Hoy, en este domingo, al empezar un nuevo año, nos reunimos para celebrar al Hijo de Dios hecho hombre. Y lo hacemos contemplándolo en brazos de María, que nos lo ofrece, que nos invita a acercarnos a él como hicieron los pastores allí en Belén.
- Con fe y esperanza, como María, pidámosle a Jesús que su amor y su paz alcancen al mundo entero en este año que hoy empezamos.
A. penitencial: En silencio y con espíritu de oración, preparémonos para la celebración de la Eucaristía.
- Tú, que eres hombre como nosotros. SEÑOR,TEN PIEDAD.
- Tú, que eres el Hijo de Dios. CRISTO,TEN PIEDAD.
- Tú, que eres nuestra paz. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Credo largo
Oración universal: Al empezar este año 2012, presentemos al Padre nuestra oración y pidamos que derrame su amor sobre nosotros y sobre el mundo entero. Oremos diciendo: PADRE, ESCÚCHANOS.
Oremos por el papa Benedicto, por los obispos, sacerdotes y diáconos, y por todos los cristianos y cristianas.
Para que todos sepamos transmitir alegría y confianza y mostremos en nuestras vidas el rostro misericordioso de Dios. OREMOS:
Oremos por todos los pueblos de la tierra, y de un modo especial por los que sufren los horrores del hambre o de la guerra. Para que todo el mundo pueda vivir en paz y prosperidad. OREMOS:
Oremos por los que a lo largo de este año vivirán acontecimientos importantes para sus vidas. Por los niños que nacerán, las parejas que se casarán, los que se consagrarán a la vida sacerdotal o religiosa. Que Dios les bendiga y les acompañe siempre. OREMOS:
Oremos por los trabajadores del campo y del mar, por los que se ganan la vida en las fábricas y en los talleres, por los que están en las oficinas y en los centros de enseñanza. Para que su trabajo les permita una vida digna y tranquila. OREMOS:
Oremos también por los que no tienen empleo o han de trabajar en condiciones precarias y sin seguridad ante el futuro. Para que se terminen estas situaciones dolorosas e injustas. OREMOS:
Oremos finalmente por todos los hombres y mujeres, de cualquier lugar del mundo. Para que a todos llegue el amor, la paz y la vida que Dios nos da. OREMOS:
Escucha, Padre, nuestra oración, y llena el mundo entero con tu luz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Padrenuestro: El Hijo de Dios se hizo hombre para hacer de nosotros hijos e hijas de Dios. Por eso ahora, siguiendo su enseñanza, nos atrevemos a decir:
Bendición solemne:
- El Dios fuente y origen de toda bendición, os conceda su gracia, derrame sobre vosotros la abundancia de sus bendiciones y os proteja durante todo este año que hoy comenzamos.
- Él os mantenga íntegros en la fe, inconmovibles en la esperanza y, en medio de las dificultades, perseverantes hasta el fin en la caridad.
- Él os conceda un feliz y próspero año nuevo, escuche siempre vuestras súplicas y os lleve a la vida eterna.
- y la bendición de Dios todopoderoso ...
CPL
(ZENIT.org) Tras regresar de la visita pastoral a la parroquia romana de Santa María de las Gracias, en Casal Boccone, Benedicto XVI se asomó, el domingo 11 de Dciembre de 2011, a las doce de mediodía, a la ventana de su despacho en el Palacio Apostólico vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y los peregrinos congregados en la plaza de San Pedro.
¡Queridos hermanos y hermanas!
Los textos litúrgicos de este periodo de Adviento nos renuevan la invitación a vivir a la espera de Jesús, a no dejar de esperar su venida, de tal modo que nos mantengamos en una actitud de apertura y disponibilidad al encuentro con Él. La vigilancia del corazón,que el cristiano está llamado a ejercer siempre, en la vida de todos los días, caracteriza en concreto este tiempo en el que nos preparamos con alegría al misterio de Navidad (cfr Prefacio de Adviento II). El ambiente exterior propone los habituales mensajes de tipo comercial, aunque quizá en tono menor a causa de la crisis económica. El cristiano está invitado a vivir el Adviento sin dejarnos distraer por las luces, pero sabiendo dar el justo valor a las cosas, para fijar la mirada interior en Cristo. Si de hecho perseveramos "vigilantes en la oración y exultantes en la alabanza" (ibid.), nuestros ojos serán capaces de reconocer en Él a la verdadera luz del mundo, que viene a iluminar nuestras tinieblas.
En concreto, la liturgia de este domingo, llamada de Gaudete, nos invita a la alegría, a una vigilancia no triste, sino gozosa. Gaudete in Domino semper –escribe san Pablo: "Gozáos siempre en el Señor" (Fil 4,4). La verdadera alegría no es fruto del divertirse, entendido en el sentido etimológico de la palabra di-vertere, es decir desentenderse de los empeños de la vida y de sus responsabilidades. La verdadera alegría está vinculada a algo más profundo. Cierto, en los ritmos diarios, a menudo frenéticos, es importante encontrar tiempo para el reposo, para la distensión, pero la alegría verdadera está ligada a la relación con Dios. Quien ha encontrado a Cristo en la propia vida, experimenta en el corazón una serenidad y una alegría que nadie ni ninguna situación pueden quitar. San Agustín lo había entendido muy bien; en su búsqueda de la verdad, de la paz, de la alegría, tras haber buscado en vano en múltiples cosas, concluye con la célebre frase de que el corazón del hombre está inquieto, no encuentra serenidad y paz hasta que no reposa en Dios (cfr Confesiones, I,1,1). La verdadera alegría no es un simple estado de ánimo pasajero, ni algo que se lograr con el propio esfuerzo, sino que es un don, nace del encuentro con la persona viva de Jesús, del hacerle espacio en nosotros, del acoger al Espíritu Santo que guía nuestra vida. Es la invitación que hace el apóstol Pablo, que dice: "El Dios de la paz os santifique por entero, y toda vuestra persona, espíritu, alma y cuerpo, se conserve irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo" (1 Ts 5,23). En este tiempo de Adviento, reforcemos la certeza de que el Señor ha venido en medio de nosotros y continuamente renueva su presencia de consolación, de amor y de alegría. Confiamos en Él; como también afirma san Agustín, a la luz de la experiencia: el Señor es más íntimo a nosotros que nosotros mismos --interior intimo meo et superior summo meo-- (Confesiones, III,6,11).
Confiemos nuestro camino ala Virgen Inmaculada, cuyo espíritu exultó en Dios Salvador. Sea Ella la que guíe nuestros corazones en la espera alegre de la venida de Jesús, una espera llena de oración y obras buenas.
Traducción del italiano por Nieves San Martín
©Librería Editorial Vaticana
La Habana (Agencia Fides) - Al término de la peregrinación nacional de "Nuestra Señora dela Caridaddel Cobre", los obispos de Cuba emitieron un mensaje en el Año Mariano Jubilar que celebra 400 años del descubrimiento de la imagen de " Nuestra Señora dela Caridaddel Cobre ", titulado" A Jesús por María,la Caridadnos une ", y han confirmado la próxima visita del Papa Benedicto XVI a la isla, que por este motivo se llama " Peregrino dela Caridad".
MENSAJE DE LOS OBISPOS DE CUBA, EN OCASIÓN DE LA CELEBRACIÓN DEL AÑO JUBILAR MARIANO
Miércoles, 07 de Diciembre de 2011 10:46 - Actualizado Miércoles, 07 de Diciembre de 2011 10:57
MENSAJE DE LOS OBISPOS DE CUBA
EN OCASIÓN DELA CELEBRACIÓN DEL IV CENTENARIO
DEL HALLAZGO Y PRESENCIA
DE LA IMAGEN DELA VIRGEN DELA CARIDAD ENNUESTRA PATRIA
“A JESUS POR MARIA,LA CARIDAD NOS UNE”
Queridos hermanos y hermanas:
1. La proximidad del año 2012, en el que celebraremos el Año Jubilar Mariano, por los 400 años del hallazgo y presencia de la imagen dela Virgendela Caridaden nuestra Patria, nos motiva a dirigirles este mensaje de inspiración y convocación para que todos los cubanos vivamos con sentimientos de fe y gratitud a Dios este tiempo de Gracia por el don que nos ha hecho al concedernos como Madre ala Virgendela Caridad.
LA VIRGEN DELA CARIDAD EXPRESIONDEL ALMA CUBANA
2. Todavía resuenan los vivas ala Virgendela Caridady los ardorosos e interminables aplausos. Se conservan la imagen de los rostros de tantos cubanos que han expresado su amor ala Virgen, desde las tiernas edades hasta las arrugas de venerables ancianos, desde los jóvenes hasta los enfermos y débiles, orando delante de esa histórica imagen.
Nuestros ojos han visto y nuestras manos han tocado el sentir del pueblo, hemos recogido sus velas y flores, enjugado sus lágrimas y compartido la alegría porque yala Virgenllegaba. Permanecemos admirados al contemplar la obra de Dios realizada al paso de la virgen. Estamos seguros que Dios quiere trazar un camino de renovación espiritual y de nueva evangelización para todos.
3. Sí,la Virgendela Caridadha sido para el pueblo cubano un mensaje de Dios, escrito no con tinta sino con el espíritu de Dios vivo en el corazón creyente de cada uno de nosotros.
Un mensaje que todos podemos leer y comprender.
LA VIRGEN DELA CARIDAD ESUN REGALO DE DIOS PARA LOS CUBANOS
4. Así lo muestra la larga historia que, a través de cuatro siglos, se ha escrito en el alma de nuestra nación. Virgen dela Caridades su único nombre, significa amor, amor verdadero y ha sido con ese amor como Ella ha dado una forma propia y especial al alma cubana suscitando los mejores sentimientos e ideales de amor a Dios, a la familia y ala Patriaen el corazón de los cubanos.
5. El Santuario donde se venera la bendita imagen dela Virgendela Caridaden las montañas del Cobre, es un elocuente testimonio de lo que Ella ha representado para los cubanos. Quienes peregrinan a él regresan con la paz deseada y el consuelo que buscaban, vuelven con mejores sentimientos y buenos propósitos y, por encima de las dificultades y las pruebas, retornan con un horizonte luminoso para sus vidas gracias a la fe en Dios y al amor quela Virgenofrece desde allí a todos sus hijos.
6. Del mismo modo lo experimentaron Juan y Rodrigo de Hoyos y el pequeño esclavo Juan Moreno que hallaron la imagen y la acogieron con amor y la cuidaron con entrañable devoción, así también lo vivieron los próceres que lucharon en las guerras de independencia y los innumerables cubanos que, hasta nuestros días, la invocan con inquebrantable confianza y sentido cariño.
7.La Virgendela Caridades Madre del pueblo cubano y como madre protege y alivia, anima y consuela, guía y acompaña. Quienes vayan al Cobre pueden comprobarlo en los testimonios y los exvotos que dejan allí sus hijos de forma ininterrumpida: los que regresan de tierras lejanas y situaciones peligrosas, los deportistas triunfadores, los enfermos socorridos, las mujeres embarazadas y los trabajadores y estudiantes, niños, jóvenes y adultos que han colocado sus recuerdos a los pies dela Virgencomo señal de súplica confiada y de gratitud, dando fe de este modo del bien recibido de Dios a través dela Madre.
UNA NUEVA PRIMAVERA DE LA FE PARA CUBA
8. Desde el 8 de Agosto del año 2010 peregrina, de Oriente a Occidente, la imagen dela Virgendela Caridadconocida como "la Mambisa", porque así fue llamada y venerada por los cubanos que lucharon por nuestra libertad y que reconocieron haber sido acompañados por su maternal protección. Ellos la sintieron como "luz disipadora de todo peligro" y como "rocío consolador para el alma", tal como fue expresado por los Veteranos dela Guerrade Independencia en su carta al Papa Benedicto XV solicitando que la proclamara Patrona de Cuba.
9. Como una nueva primavera de la fe se está viviendo el paso dela Virgendela Caridadno solo por los lugares sino por los corazones de los cubanos que espontáneamente se sienten atraídos y experimentan una peculiar sintonía interior con Ella. Como los hijos antela Madreha hablado el alma, con palabras y silencios, con cantos, gestos y ofrendas. En ese lenguaje único, tan entrañable como personal, ha estado presente, entre otras, la familia, tan necesitada de la recuperación de su valor humano y de su significado como comunidad de amor y escuela de virtudes, las necesidades de los enfermos, de los que viven separados de sus seres queridos dentro y fuera de Cuba, de los presos y sus familiares; también ha estado el futuro dela Patria, de sus jóvenes y de sus niños, la preocupación por los ancianos y las necesidades económicas que inquietan y preocupan a tantas personas.
10. Al paso de la imagen dela Virgenha sobresalido, con distintas expresiones, la fe encontrada o renovada, la misma quela Virgendela Caridadha sostenido y conservado en todas las etapas de nuestra historia nacional.La Virgen Mambisanos ha hecho experimentar públicamente que es posible creer y convivir con esperanza.
AÑO JUBILAR MARIANO
11. Es tradición, entre los cristianos, celebrar un Año Jubilar para conmemorar un acontecimiento en el que la gracia de Dios se hace presente y así obtener provecho espiritual. Su origen está enla Bibliaya que el mismo se consideraba un Año de Gracia en el que la tierra y los hombres descansaban y la justicia era restituida para todos (cf. Lev. 25,1 ss.).
12. En este año, Dios nos invita a recordar y a reforzar lo que hemos experimentado con el paso de la imagen dela Virgen. Esun tiempo quela Iglesianos propone para despojarnos de todo lo que impide encontrarnos con Dios y con los hermanos, en la búsqueda de la verdad y del bien.
13. De este modo hemos anticipado, en parte, lo que va a ser el Año Jubilar 2012: una manifestación y profundización de la fe, un reencuentro con nuestras raíces cristianas y una entusiasta y responsable acogida de las enseñanzas de Jesucristo, deseando que ellas nos dispongan para trabajar por un mejor futuro de justicia y de paz, de reconciliación y unidad entre todos.
CUBA NECESITA LA ALEGRÍA DE LA FE
14.La Virgendela Caridadnos está hablando y ofreciendo lo mejor que puede darnos: a su hijo Jesucristo, nuestro único Salvador. Así nos lo enseñala Biblia.Él es la fuente de la paz y de la alegría, el Maestro que nos enseña el bien y el amigo que acompaña en todo momento, el Camino,la Verdadyla Vida, el Hijo de Dios que ha venido al mundo para que conociéramos, no solo que Dios existe, sino que nos ama como el mejor padre ama a un hijo. El que cree en Dios nunca está solo. Jesús nos enseña a confiar en el Padre y nos ayuda a ser buenos y a hacer el bien, ese es el único camino para la felicidad verdadera pues no se puede ser feliz en el mal, en el odio, en la falsedad y en el egoísmo. Así, también, lo expresa nuestro José Martí al afirmar que “ser bueno es el único modo de ser dichoso” (“Maestros ambulantes”, mayo 1884).
15. Cuba necesita la alegría de la fe yla Virgendela Caridadha salido al encuentro de sus hijos para que los que se habían alejado vuelvan a Dios, para que quienes han permanecido firmes acrecienten su compromiso cristiano y para que todos experimentemos el gran amor de Dios por sus hijos y nos esforcemos por construir la unidad en la verdad y en el amor entre todos los que formamos un mismo pueblo, superando e integrando respetuosamente las diferencias y las distancias. El reencuentro y la reconciliación entre cubanos, debería ser un fruto del Año Jubilar como resultado, en cada uno de nosotros, de un cambio de mentalidad y actitud ante nuestro prójimo.
16. Donde está Dios hay futuro. Donde Dios está hay alegría. Se abren nuevos horizontes pero debemos reconocer que Dios está siempre presente y, sobre todo, donde se le deja entrar. Por eso, queridos hermanos y hermanas, abramos los corazones a Dios que, en Jesucristo, nos llama a vivir la fe cristiana que llega a todos los cubanos por medio dela Virgendela Caridad.
CUBA NECESITA LA FUERZA DEL AMOR CRISTIANO
17. Através de su Palabra, en las Sagradas Escrituras, Dios nos educa en el amor verdadero al describir las características del amor cristiano que “es paciente, servicial, no es envidioso ni busca aparentar, no es orgulloso ni actúa con bajeza, no busca el interés ni se irrita, sino que deja atrás las ofensas y las perdona, nunca se alegra con la injusticia y siempre se alegra con la verdad” (1 Cor. 13,4-6).
18. Queremos que este espíritu jubilar sea vivido intensamente por todos los cubanos. Con este fin, hacemos una llamada a realizar cuatro acciones evangelizadoras y significativas en el transcurso del año.
19. Convocamos, en Cuaresma y Semana Santa, a no pasar indiferente ante el sufrimiento del prójimo y a actuar siempre con misericordia.
20. Convocamos, con ocasión de la fiesta dela Virgendela Caridad, para que se acerquen a Dios, escuchen su Palabra y celebren con gozo la fiesta dela Madrede todos los cubanos.
21. Convocamos, en Adviento y Navidad, a la reconciliación que supone el respeto que merece toda persona y dejar atrás las divisiones, los rencores y las enemistades para unirnos todos como hermanos en la familia y en la sociedad.
22. Forma parte de la tradición cristiana que, para celebrar el Jubileo, se peregrine al Santuario Jubilar. Cuánto desearíamos que las comunidades, las familias y todos los que puedan peregrinen hasta el Santuario Nacional Basílica de Nuestra Señora dela Caridaddel Cobre.
CUBA NECESITA LA LUZ DE LA ESPERANZA
23. Como pastores dela Iglesiaen Cuba aspiramos a que, el espíritu y las acciones propuestas para el Año Jubilar, renueven y dinamicen la esperanza cristiana en esta hora presente. Jesucristo, a quienla Virgendela Caridadnos ofrece, esla Luzdel mundo que ilumina a todo hombre que se acerque a Él, disipando las tinieblas de la ignorancia, de la confusión y del miedo.
24. Los Obispos de Cuba, como pastores dela Iglesia Católica, hacemos un llamado a todos los cubanos a vivir con alegría el Año Jubilar Mariano, desde el 7 de Enero de 2012 al 5 de Enero de 2013, y les invitamos a participar en las diversas celebraciones programadas y que oportunamente se darán a conocer.
25. Alo que añadimos el gozoso anuncio de la visita del Santo Padre Benedicto XVI que ha deseado visitar nuestro país como “Peregrino dela Caridad” para acompañarnos y confirmar la fe del pueblo cubano en la conmemoración de los 400 años de la presencia de la bendita imagen dela Virgenentre nosotros.
26. Queridos hermanos y hermanas, recordemos que el amor llama al amor. En nombre de estos dos amores: Jesucristo y María, su santa Madre, es que podemos avanzar en la fraternidad y la prosperidad que merecemos los cubanos de hoy y de mañana. A nuestra Madre dela Caridaddel Cobre encomendamos a toda la familia cubana y, al mismo tiempo, la fecundidad de las iniciativas pastorales que se desarrollarán durante el Año Jubilar; que Ella nos lleve a su Hijo Jesucristo para que en Él tengamos vida verdadera, abundante y eterna.
Con nuestra bendición,
Los Obispos Católicos de Cuba
8 de Diciembre de 2011, Solemnidad dela Inmaculada Concepciónde María
ZENIT nos ofrece la firma del arzobispo castrense de España Juan del Río Martín, quien aborda en este artículo las relaciones entre religión y milicia, cuando se celebra en este mes a la patrona de Artillería, santa Bárbara, y dela Infantería y otros estamentos militares,la Virgen Inmaculada.
Religión y milicia
+ Juan del Río Martín
La investigación sobre las grandes tradiciones militares, cuando es seria y libre de prejuicios ideológicos, constata el nexo de unión entre la Milicia y la Religión. Ello responde a que el verdadero militar necesita una mística, una espiritualidad, muy al contrario del clásico mercenario.
En el siglo XX, una parte importante de Europa se dejó seducir con las filosofías del nacionalsocialismo alemán y el marxismo soviético, que engendraron una sociedad y unos ejércitos donde no tenía cabida la religión. Sus consecuencias fueron perniciosas para la Humanidad, aunque no falten tergiversaciones históricas que intentan dulcificar sus grandes errores y horrores.
Ahora nos encontramos, que algunas corrientes ideológicas actuales presentan la argumentación simplista de que las religiones son las causantes de las guerras. Por otro lado, la pretendida neutralidad laica quiere ignorar, ocultar y minimizar, como en otros campos de la vida social, el significado de las tradiciones religiosas en el mundo castrense. Ello revela no sólo el desprecio de la dimensión trascendente de la persona, e infravalora el aspecto social de la religión, sino que muestra una ignorancia histórica del alma y sentir de los pueblos y de sus ejércitos.
Desde el drama el Calvario, donde, según el relato evangélico, un centurión de las milicias romanas y sus acompañantes confiesan la verdadera identidad de Jesús crucificado,la Iglesia ha tenido una especial solicitud por el cuidado espiritual de los militares, de los que tenemos constancia de su pertenencia a las primeras comunidades cristianas que van surgiendo.
Por lo que se refiere a nuestra Patria, la trayectoria vital de sus Fuerzas Armadas está marcada por la cultura católica que impregna históricamente todo nuestro pueblo, dentro del contexto cristiano que se encuentra en la raíz de Europa. Sin este factor, no se comprende el profundo contenido de los valores castrenses, el alcance de las celebraciones militares, ni se pueden entender adecuadamente los signos y símbolos que representa sus instituciones y con las que sintonizan los ciudadanos de nuestros pueblos y ciudades.
Así, en estos primeros días de diciembre, por sólo citar un ejemplo próximo en el calendario, la familia castrense de nuestra Patria continúa congregando a los artilleros para festejar su patrona santa Bárbara. Infantería recordará el “Milagro de Empel” (1585) invocando entonces la protección de la Virgen Inmaculada y con ello, se adelanta en siglos a la proclamación dogmática de este privilegio mariano que hiciera el Papa Pio IX en 1854. Este patronazgo concepcionista se extenderá también a otros estamentos militares tales como: Estado Mayor, los Cuerpos Jurídico, veterinarios, farmacéuticos, capellanes, oficinas militares y Servicio Geográfico del Ejército. Luego vendrá Nuestra Señora de Loreto que vela por los hombres y mujeres del Ejército del Aire.
Estos patronazgos religiosos y el de otras celebraciones religiosas castrenses a lo largo del año, unidas a momentos especialmente significativos de la vida de los militares, no son una cuestión meramente española, sino que los encontramos en otros ejércitos de nuestro entorno democrático. Estas fiestas humanizan la vida del militar. Han sido y son fuente de cultura castrense y civil en su más genuino sentido. No restan nada a la aconfesionalidad del Estado, ni van contra la sana laicidad de las instituciones modernas. Sus celebraciones, manifiestan el respeto a la singularidad histórica de nuestras Fuerzas Armadas y a los grandes principios de la libertad religiosa.
Dios nunca ha sido ni es un impedimento para la vocación y profesionalidad del militar. Es todo lo contrario, se convierte en la razón suprema que sustenta sus valores éticos y morales que, como ha señalado Benedicto XVI, “le llevan a servir a la sociedad hasta dar la propia vida en defensa de su Patria, favoreciendo la promoción de los derechos humanos fundamentales de los pueblos”.
ZENIT nos ofrece el discurso que Benedicto XVI dirigió el jueves 8 de Diciembre de 2011 a los congregados en la plaza de España de Roma en el tradicional acto de veneración a la Inmaculada, tras la lectura de un pasaje del Apocalipsis de san Juan, y antes del homenaje floral.
¡Queridos hermanos y hermanas!
La gran fiesta de María Inmaculada nos invita cada años a reencontrarnos aquí, en una de las plazas más bellas de Roma, para rendir homenaje a Ella, a la Madre de Cristo y Madre nuestra. Con afecto, saludo a todos vosotros aquí presentes como también a cuántos están unidos a nosotros mediante la radio y la televisión. Y os agradezco vuestra coral participación en este acto mío de oración.
En la cima de la columna en torno a la cual estamos, María está representada por una imagen que en parte recuerda el pasaje del Apocalipsis apenas proclamado: "Apareció en el cielo una señal grande: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y, sobre la cabeza, una corona de doce estrellas" (Ap 12,1). ¿Cuál es el significado de esta imagen? Representa al mismo tiempo a Nuestra Señora y ala Iglesia.
Sobre todo, la “mujer” del Apocalipsis es María misma. Aparece "vestida de sol", es decir vestida de Dios:la Virgen María en efecto está toda rodeada de la luz de Dios y vive en Dios. Este símbolo del vestido luminoso expresa claramente una condición relativa a todo el ser de María: Ella es la "llena de gracia", colmada del amor de Dios. Y "Dio es luz", dice aún san Juan (I Juan,1,5). He aquí entonces que la "llena de gracia", la “Inmaculada” refleja con toda su persona la luz del "sol" que es Dios.
Esta mujer tiene bajo sus pies la luna, símbolo de la muerte y de la mortalidad. María, de hecho, está plenamente asociada a la victoria de Jesucristo, su Hijo, sobre el pecado y la muerte; está libre de toda sombra de muerte y totalmente repleta de vida. Como la muerte no tiene ningún poder sobre Jesús resucitado (cfr Rm 6,9), así, por una gracia y un privilegio singular de Dios Omnipotente, María la ha dejado tras de sí, la ha superado. Y esto se manifiesta en los dos grandes misterios de su existencia: al inicio, el haber sido concebida sin pecado original, que es el misterio que celebramos hoy; y, al final, el haber sido asunta en alma y cuerpo al Cielo, a la gloria de Dios. Pero también toda su vida terrena fue una victoria sobre la muerte, porque fue gastada enteramente en el servicio de Dios, en la oblación plena de sí a Él y al prójimo. Por esto María es en sí misma un himno a la vida: es la criatura en la cual se ha realizado ya la palabra de Cristo: "He venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia" (Juan 10,10).
En la visión del Apocalipsis, hay otro detalle: sobre la cabeza de la mujer vestida de sol hay "una corona de doce estrellas". Este signo simboliza a las doce tribus de Israel y significa que la Virgen Maríaestá en el centro del Pueblo de Dios, de toda la comunión de los santos. Y así esta imagen de la corona de doce estrellas nos introduce en la segunda gran interpretación del signo celeste de la "mujer vestida de sol": además de representar a Nuestra Señora, este signo simboliza a la Iglesia, la comunidad cristiana de todos los tiempos. Está encinta, en el sentido de que lleva en su seno a Cristo y lo debe alumbrar para el mundo: he aquí la fatiga dela Iglesia peregrina en la tierra que, en medio de los consuelos de Dios y las persecuciones del mundo, debe llevar a Jesús a los hombres.
Y justo por esto, porque lleva a Jesús,la Iglesia encuentra la oposición de un feroz adversario, representado en la visión apocalíptica de "un enorme dragón rojo" (Ap 12,3). Este dragón trató en vano de devorar a Jesús –el “hijo varón, destinado a gobernar a todas las naciones" (12,5)–, en vano, porque Jesús, a través de su muerte y resurrección, subió hasta Dios y se sentó en su trono. Por esto, el dragón, vencido de una vez por todas en el cielo, dirige sus ataques contra la mujer –la Iglesia-en el desierto del mundo. Pero en cada época la Iglesia es sostenida por la luz y la fuerza de Dios, que la nutre en el desierto con el pan de su Palabra y de la santa Eucaristía. Y así, en toda tribulación, a través de todas las pruebas que encuentra en el curso de los tiempos y en las diversas partes del mundo,la Iglesiasufre persecución pero resulta vencedora. Y justo de este modola Comunidadcristiana es la presencia, la garantía del amor de Dios contra todas las ideologías del odio y del egoísmo. La única insidia de la que la Iglesia puede y debe tener temor es el pecado de sus miembros. Mientras María es Inmaculada, libre de toda mancha de pecado,la Iglesiaes santa, pero al mismo tiempo, marcada por nuestros pecados. Por esto, el Pueblo de Dios, peregrino en el tiempo, se dirige a su Madre celeste y solicita su ayuda; lo pide para que Ella acompañe el camino de fe, para que anime el compromiso de vida cristiana y para que sostengala Esperanza. Lonecesitamos, sobre todo en este momento tan difícil para Italia, para Europa, para diversas partes del mundo. Que María nos ayude a ver que hay una luz más allá de la manta de niebla que parece envolver la realidad. Por esto también nosotros, especialmente en esta fecha, no cesamos de pedir con confianza filial su ayuda: "Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”. Ora pro nobis, intercede pro nobis ad Dominum Iesum Christum!
[Traducción del original italiano por Nieves San Martín
© Librería Editorial Vaticana]
(ZENIT.org) A las doce del jueves, 8 de Diciembre de 2011, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen María, Benedicto XVI se asomó a la ventana de su despacho en el Palacio Apostólico vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y peregrinos congregados en la plaza de San Pedro. A continuación ofrecemos las palabras que dijo el papa al introducir la oración mariana.
¿Queridos hermanos y hermanas!
Hoyla Iglesia celebra solemnemente la concepción inmaculada de María. Como declaró el beato Pio IX en la carta apostólica Ineffabilis Deus de 1854, Ella “fue preservada, por particular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en previsión de los méritos de Jesucristo salvador del género humano, inmune de toda mancha de pecado original”. Tal verdad de fe está contenida en las palabras del saludo que le dirigió el arcángel Gabriel: “Alégrate, llena de gracia. El Señor está contigo” (Lc1,28). La expresión “llena de gracia” indica la obra maravillosa del amor de Dios, que ha querido devolvernos la vida y la libertad, perdidas con el pecado, mediante su Hijo Unigénito encarnado, muerto y resucitado. Por esto, desde el siglo II, en Oriente y en Occidente,la Iglesiainvoca y celebra ala Virgenque, con su "sí", ha acercado el Cielo a la tierra, convirtiéndose en “engendradora de Dios y nodriza de nuestra vida”, como se expresa san Romano el Himnógrafo, en un antiguo cántico (Canticum XXV in Nativitatem B. Mariae Virginis, en J. B. Pitra, Analecta Sacra t. I, París 1876, 198). En el siglo VII, san Sofronio de Jerusalén elogia la grandeza de María porque en Ella el Espíritu Santo ha hecho su morada: “Tu superas todos los dones de la magnificencia que Dios haya jamás derramado en ninguna persona humana. Más que todos eres rica de la posesión de Dios morador en tí” (Oratio II,25 inSS. Deiparæ Annuntiationem: PG 87, 3, 3248 AB). Y san Beda el Venerable explica: “María es bendita entre las mujeres, porque con el decoro de la virginidad ha gozado de la gracia de ser engendradora de un hijo que es Dios” (Hom I, 3: CCL 122, 16).
También a nosotros se nos regala la “plenitud de la gracia” que debemos hacer resplandecer en nuestra vida, porque “el Padre del nuestro Señor Jesucristo –escribe San Pablo– nos ha bendecido con toda bendición espiritual… y nos ha elegido antes de la creación del mundo para ser natos e inmaculados… predestinándonos a ser por Él hijos adoptivos” (Ef 1,3-5). Esta filiación la recibimos por medio dela Iglesia,en el día del Bautismo. A tal propósito santa Hildegarda de Bingen escribe: “La Iglesiaes, por consiguiente, la virgen madre de todos los cristianos. En la fuerza secreta del Espíritu Santo, los concibe y da a luz, ofreciéndolos a Dios de modo que sean también llamados hijos de Dios” (Scivias, visio III, 12: CCL Continuatio Mediævalis XLIII, 1978, 142). Entre los muchísimos cantores de la belleza espiritual dela Madrede Dios, destaca san Bernardo de Claraval, quien afirma que la invocación “Ave María, llena de gracia” “agrada a Dios, a los ángeles y a los hombres. A los hombres, gracias a la maternidad; a los ángeles, gracias a la virginidad; a Dios, gracias a la humildad” (Sermón XLVII, De Annuntiatione Dominica: SBO VI,1, Roma 1970, 266).
Queridos amigos, en espera de realizar esta tarde, como es costumbre, el homenaje a María Inmaculada, en Plaza de España, dirijamos ahora nuestra ferviente oración a Aquella que intercede ante Dios, para que nos ayude a celebrar con fela Navidaddel Señor ya cercano.
[Traducción del italiano por Nieves San Martín
© Librería Editorial Vaticana]
ZENIT nos ofrece la catequesis que Benedicto XVI ha dirigido a los fieles congregados, provenientes de Italia y de todas las partes del mundo, en la Audiencia del miércoles 7 de Diciembre de 2011. La catequesis continúa el ciclo dedicado a la oración.
Queridos hermanos y hermanas,
los evangelistas Mateo y Lucas (cfr Mt 11,25-30 e Lc 10, 21-22) nos han regalado una “joya” de la oración de Jesús, que frecuentemente recibe el nombre de Himno de júbilo o Himno de júbilo mesiánico. Es una oración de reconocimiento y alabanza, como hemos escuchado. En el griego original de los Evangelios el verbo con el que inicia este himno, y que expresa la actitud de Jesús al dirigirse al Padre, es exomologoumai, traducido a menudo como “doy gracias” (Mt 11,25 e Lc 10,21). Pero en los escritos del Nuevo Testamento este verbo indica principalmente dos cosas; la primera es “reconocer hasta el final”, por ejemplo san Juan Bautista pedía reconocer totalmente los propios pecados a quien quería que él lo bautizase (cfr Mt 3,6), la segunda es “estar de acuerdo”. Por tanto, la expresión con la que Jesús comienza su oración contiene su reconocimiento total de la voluntad de Dios Padre, y junto a esto, su estar completamente de acuerdo, consciente y gozoso con este modo de actuar, el proyecto del Padre. El himno de júbilo es la culminación de un camino de oración en el que surge claramente la profunda e íntima comunión de Jesús con la vida del Padre en el Espíritu Santo, y se manifiesta su filiación divina. Jesús se dirige a Dios llamándole “Padre”. Este término expresa la conciencia y la certeza de Jesús de “ser el Hijo”, en íntima y constante comunión con Él, y este es punto fundamental y la fuente de toda oración de Jesús. Lo vemos claramente en la última parte del Himno, que ilumina todo el texto. Jesús dice: “Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Lc 10, 22).
Jesús afirma, por tanto, que sólo el “Hijo” conoce verdaderamente al Padre. Todo conocimiento entre las personas --lo experimentamos todos en nuestras relaciones humanas- comporta una implicación, un vínculo interior entre quien conoce y quien es conocido, a nivel más o menos profundo. No se puede conocer sin una comunión del ser. En el Himno de júbilo, como en todas sus oraciones, Jesús muestra que el verdadero conocimiento de Dios presupone la comunión con Él. Sólo estando en comunión con el otro, comienzo a conocer; así también con Dios, sólo si tengo un contacto verdadero, si estoy en comunión puedo también conocerlo. Por tanto el verdadero conocimiento está reservado al “Hijo”, el Unigénito que desde siempre está en el seno del Padre (cfr. Jn 1,18), en perfecta unidad con Él. Sólo el Hijo conoce verdaderamente a Dios, estando en comunión íntima del ser; sólo el Hijo nos puede revelar verdaderamente quien es Dios. El nombre “Padre” es seguido por una segundo título, “Señor del Cielo y dela Tierra”. Jesús, con esta expresión, recapitula la fe en la creación y hace resonar las primeras palabras dela Sagrada Escritura: “Al principio Dios creó el cielo y la tierra” (Gen 1,1). Rezando, Él recuerda la gran narración bíblica de la historia de amor de Dios por el hombre, que comienza con el acto creador. Jesús se introduce en esta historia de amor, es el culmen y el cumplimiento. En su experiencia de oración,la Sagrada Escrituraes iluminada y revive en su más completa amplitud: el anuncio del misterio de Dios y respuesta del hombre transformado. Pero, a través de la expresión “Señor del Cielo y dela Tierra” podemos reconocer también como en Jesús, el Revelador del Padre, se reabre al hombre la posibilidad de acceder a Dios.
Planteémonos la pregunta: ¿A quién quiere revelar el Hijo los misterios de Dios? Al principio del Himno, Jesús expresa su alegría porque la voluntad del Padre es la de esconder las cosas a los doctos y a los sabios y revelarlas a los pequeños (cfr Lc10,21).
En esta expresión de su oración, Jesús manifiesta su comunión con la decisión del Padre que abre sus misterios a quien tiene el corazón sencillo: la voluntad del Hijo es una cosa sola con la del Padre. La revelación divina no sucede según la lógica terrena, por la que son los hombres cultos y potentes los que poseen los conocimientos importantes y los transmiten a la gente más sencilla, a los pequeños. Dios tiene otro estilo: los destinatarios de su comunicación son concretamente los “pequeños”. Esta es la voluntad del Padre y el Hijo la comparte con alegría.
Dice el Catecismo dela Iglesia Católica: “Su conmovedor '¡Sí, Padre!' expresa el fondo de su corazón, su adhesión al querer del Padre, de la que fue un eco el 'Fiat' de su Madre en el momento de su concepción y que preludia lo que dirá al Padre en su agonía. Toda la oración de Jesús está en esta adhesión amorosa de su corazón de hombre al “misterio de la voluntad” del Padre (Ef 1, 9)” (2603). De aquí viene la invocación que dirigimos a Dios en el Padrenuestro: “Hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo”: junto a Cristo y en Cristo, también nosotros pedimos entrar en sintonía con la voluntad del Padre, convirtiéndonos también nosotros en hijos. Jesús, por tanto, en este Himno de júbilo expresa la voluntad de implicar en su conocimiento filial de Dios a todos los que el Padre quiere hacer partícipes; y los que acogen este don don los “pequeños”. ¿Pero qué significa “ser pequeños”, sencillos? ¿Cuál es la pequeñez que abre al hombre a la intimidad filial con Dios y a acoger su voluntad? ¿Cuál debe ser la actitud de base de nuestra oración? Observemos el Discurso dela Montañadonde Jesús afirma: “Beatos los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios” (Mt 5,8). Es la pureza del corazón la que permite reconocer el rostro de Dios en Jesucristo; y tener el corazón sencillo como el de los niños, sin la presunción de quien se cierra en sí mismo, pensando que no necesita a nadie, ni siquiera a Dios.
Es interesante destacar la ocasión en la que Jesús realiza este Himno al Padre. En la narración evangélica de Mateo está la alegría porque, no obstante todos los rechazos y las oposiciones, hay “pequeños” que acogen su palabra y se abren al don de la fe en Él. El Himno de júbilo, de hecho, está precedido por el contraste entre el elogio de Juan el Bautista, uno de los “pequeños” que han reconocido la actuación de Dios en Jesucristo (cfr Mt 11,2-19), y la acusación por la incredulidad de las ciudades del lago “en las que se habían producido la mayor parte de sus prodigios” (cfr Mt 11,20-24). Mateo considera este júbilo en relación con las palabras con las que Jesús constata la eficacia de su palabra y de su acción: “Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan yla Buena Noticiaes anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de escándalo!” (Mt 11,4-6).
También san Lucas presente el Himno de júbilo en conexión con un momento de desarrollo del anuncio del Evangelio. Jesús envió a los “setenta y dos discípulos” (Lc 10,1) y estos partieron con una sensación de miedo por el posible fracaso de su misión. También Lucas destaca el rechazo recibido en las ciudades en las que el Señor ha predicado y ha realizado signos prodigiosos. Pero los setenta y dos vuelven llenos de alegría, porque su misión ha tenido éxito; han constatado que, con la potencia de la palabra de Jesús, los males del hombre son vencidos. Y Jesús comparte con ellos su satisfacción: “en aquella hora”, en aquel momento Él exultó de alegría.
Hay, todavía, dos elementos que quisiera destacar. El evangelista Lucas introduce la oración con una anotación: “En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo” (Lc 10, 21). Jesús se alegra en los más íntimo de sí mismo, en lo más profundo: la comunión única de conocimiento y de amor con el Padre, la plenitud del Espíritu Santo. Implicándonos en su filiación, Jesús nos invita, también a nosotros, a abrirnos a la luz del Espíritu Santo, porque --como afirma el apóstol Pablo- “No sabemos... cómo rezar de forma adecuada, pero el Espíritu mismo intercede con gemidos inefables... según los designios de Dios” (Rm 8, 26-27) y nos revela el amor del Padre. En el Evangelio de Mateo, después del Himno de júbilo encontramos uno de los llamamientos más apasionados de Jesús: “Venid a mí todos los que estáis afligidos y agobiados, y yo os aliviaré” (Mt 11,28). Jesús pide que vayamos a Él, que esta es la verdadera sabiduría, a Él que es “manso y humilde de corazón”; propone “su yugo”, el camino de la sabiduría del Evangelio, que no es una doctrina que hay que aprender o una propuesta ética, sino una Persona a la que seguir: Él mismo, el Hijo Unigénito en perfecta comunión con el Padre.
Queridos hermanos y hermanas, hemos gustado la riqueza de esta oración de Jesús. Que también nosotros, con el don de su Espíritu, podamos dirigirnos a Dios en la oración, con confianza de hijos, invocándolo con el nombre de Padre, Abbà.
Pero debemos tener el corazón de los pequeños, de “los pobres en espíritu” (Mt 5,3), para reconocer que no somos auto-suficientes, que no podemos construir nuestra vida solos, que necesitamos de Dios, necesitamos encontrarle, escucharle y hablarle.
La oración nos abre a recibir el don de Dios, su sabiduría, que es Jesús mismo, para llevar a cabo la voluntad del Padre en nuestra vida y encontrar así reposo en las fatigas de nuestro camino. ¡Gracias!.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece la carta pastoral, de fecha 2 de diciembre, del arzobispo de Sevilla sobrela Inmaculada. Andalucía se llama a sí misma “tierra de María Santísima” y sin duda lo es por su historia de defensa del dogma inmaculista que sembró las plazas de esta tierra de “triunfos”, columnas en las que se celebra la victoria de María contra la gran tentadora que sedujo a Eva.
Bendita sea la Inmaculada Concepción
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Queridos hermanos y hermanas: Con estas palabras inician la sabatina muchas iglesias dela Archidiócesis. Conellas inicio yo esta carta semanal dedicada a este título mariano. Estamos comenzando el Adviento.
Lo hacemos de la mano dela Virgen Inmaculada, cuya novena celebra nuestra Archidiócesis con grandísimo esplendor, teniendo como centro el dogma definido por el papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854 al proclamar solemnemente quela Santísima Virgen, “fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano”.
La Concepción Inmaculadade María es obra de toda la Trinidad Santa. Ante el extravío de los hombres, alejados de Dios por el pecado, en la plenitud de los tiempos, el Hijo unigénito de Dios se ofrece al Padre para venir al mundo y llevar a cabo la obra saludable de nuestra salvación. Dios Padre prepara una madre para su Hijo, que se encarna por obra del Espíritu Santo para nuestra salvación. Y elige una madre santa, pura y limpia, no manchada por el pecado original e inmune de pecados personales.
La Concepción Inmaculadade María deriva de su maternidad divina. Por ser Dios, Jesús pudo dibujar el retrato físico y espiritual de su madre y, en consecuencia, pudo hacerla santa, hermosa y “llena de gracia” (Lc 1,18). Este privilegio singular es el primer fruto de su muerte redentora. Mientras los demás hombres y mujeres somos limpiados del pecado original en el bautismo por el misterio pascual de Cristo muerto y resucitado, María es preservada del pecado aplicándosele anticipadamente los méritos de su sacrificio redentor. Por ello, posee la plenitud de gracia y no hay en ella el menor atisbo de pecados personales. Aquí se fundamentan los demás privilegios marianos, entre ellos su Asunción en cuerpo y alma a los cielos.
El sentido de la fe del pueblo cristiano, ya en los primeros siglos dela Iglesia, percibe ala Santísima Virgencomo “la Purísima”, “la sin pecado”, convicción que se traslada a la liturgia y a las enseñanzas de los Padres y de los teólogos. En el camino hacia la definición, pocas naciones han contraído tantos méritos como España. En el siglo XVI son muchas las instituciones, que hacen suyo el “voto dela Inmaculada”. Universidades, gremios y cabildos e incluso ayuntamientos juran solemnemente defender “hasta el derramamiento de su sangre” los privilegios marianos, especialmente el dela Inmaculada Concepción.
La conciencia de que María fue concebida sin pecado crece en la época barroca, en la pluma de nuestros más eximios poetas, en los lienzos de nuestros más inspirados pintores, en las tallas de nuestros más esclarecidos escultores e imagineros y, sobre todo, en la devoción de nuestro pueblo. Por ello, no es extraño que en España se viviera con singular regocijo y alegría la definición dogmática por el papa Pío IX. Destaca entre las diversas regiones Andalucía, la “tierra de María Santísima”. Nuestra Archidiócesis no queda a la zaga en la defensa del privilegio dela Concepción Inmaculadade María.
A partir del Renacimiento, en su honor se erigen cofradías, se celebran fiestas religiosas y salen a la luz numerosas publicaciones que defienden la limpia Concepción. A mediados del siglo XVII, son muchas las instituciones sevillanas, civiles, religiosas y académicas, que se imponen la obligación de jurar la defensa de esta hermosa doctrina en los actos de toma de posesión de sus cargos. Otro tanto hacen desde entonces numerosísimas Hermandades en sus funciones principales. Fruto de este fervor mariano son los cientos y cientos de cuadros y tallas bellísimos dedicados ala Inmaculadaen nuestra Catedral y en todas las iglesias dela Archidiócesis, aspecto éste que llama poderosamente la atención de quienes venimos de otras latitudes geográficas.
La tradición inmaculista no debe perderse entre nosotros. Por ello, en las vísperas de esta solemnidad, invito a todos los cristianos dela Archidiócesis, y muy especialmente a los jóvenes, ala Vigiliadela Inmaculada, que tendrá lugar en la noche del día 7 enla Catedral. Osinvito también a la solemne Misa Pontifical que celebraremos en el mismo templo el día 8. Vivid con toda intensidad la novena dela Inmaculada. Contempladen estos días las maravillas obradas por Dios en nuestra Madre. Alabad ala Santísima Trinidadpor María, la obra más perfecta salida de sus manos. Felicitad y honrad ala Virgeny, sobre todo, imitadla luchando contra el pecado y tratando de vivir siempre en gracia de Dios. Pedid a Dios, con la oración colecta de esta fiesta que Él que preservó a María de todo pecado, “nos conceda por su intercesión llegar a Él limpios de todas nuestras culpas”.
Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición. Feliz día dela Inmaculada.
ZENIT publica el discurso que Benedicto XVI dirigió a los miembros de la Comisión Teológica Internacional el viernes 2 de Diciembre de 2011, en la Sala de los Papas del Palacio Apostólico Vaticano.
Señor cardenal,
venerados hermanos en el Episcopado,
ilustres profesores y profesoras, ¡Queridos colaboradores!
Es una gran alegría para mí poder acoger la conclusión dela Sesiónanual Plenaria dela Comisión TeológicaInternacional. Quisiera expresar, antes que nada, un sentido agradecimiento por las palabras que el señor cardenal William Levada, en calidad de presidente dela Comisión, ha querido dirigirme en vuestro nombre.
Las ponencias de esta Sesión este año han coincidido con la primera semana de Adviento, ocasión que nos recuerda cómo todo teólogo está llamado a ser hombre del adviento, testigo de la espera vigilante, que ilumina las vías de la inteligencia dela Palabraque se ha hecho carne. Podemos decir que el conocimiento del verdadero Dios tiende y se nutre de ese “momento” que nos es desconocido, en que el Señor volverá. Estar vigilantes y vivir la esperanza de la espera, no es, por tanto, un deber secundario para un recto pensamiento teológico, que encuentra su razón en la persona de Aquél que se encuentra con nosotros e ilumina nuestro conocimiento de la salvación.
Hoy tengo el placer de reflexionar brevemente con vosotros sobre tres temas quela Comisión TeológicaInternacional está estudiando en los últimos años. El primero, como se ha dicho, está relacionado con la cuestión fundamental de toda reflexión teológica; la cuestión de Dios y en particular, la comprensión del monoteísmo. A partir de este amplio horizonte doctrinal habéis profundizado también en un tema de carácter eclesial: el significado dela Doctrina Socialdela Iglesia, reservando, además, una atención particular a un tema que hoy es de gran actualidad para el pensamiento teológico sobre Dios: la cuestión del mismo estatus de la teología actual, en sus perspectivas, en sus principios y criterios.
Detrás de la profesión de la fe cristiana en el Dios único, se encuentra la cotidiana profesión de fe del pueblo de Israel: “Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor” (Dt 6,4). El logro sin precedentes de la libre disposición del amor de Dios hacia todos los hombres se ha llevado a cabo en la encarnación del Hijo en Jesucristo. En tal revelación de la intimidad de Dios y de la profundidad de su vínculo de amor con el hombre, el monoteísmo del Dios único se ha iluminado con una luz completamente nueva: la luz trinitaria. Y en el misterio trinitario se ilumina también la hermandad entre los hombres. La teología cristiana, junto con la vida de los creyentes, debe restituir la feliz y cristalina evidencia en el impacto sobre nuestra comunidad de la revelación trinitaria.
Ya que los conflictos étnicos y religiosos del mundo hacen cada vez más difícil acoger la singularidad del pensamiento cristiano de Dios y del humanismo inspirado por esto, los hombres pueden reconocer en el nombre de Jesucristo la verdad de Dios Padre hacia la cual el Espíritu Santo urge cada gemido de la criatura (cfr Rm 8).
La teología, en fecundo diálogo con la filosofía , puede ayudar a los creyentes a tomar conciencia y testificar que el monoteísmo trinitario nos muestra el verdadero Rostro de Dios, y este monoteísmo no es fuente de violencia sino que es fuerza de paz personal y universal.
El punto de partida de toda teología cristiana es la acogida de esta Revelación divina: la acogida personal del Verbo hecho carne, la escucha dela Palabrade Dios enla Escritura. Sobreeste punto de partida, la teología ayuda a la inteligencia creyente de la fe y a su transmisión. Toda la historia dela Iglesiamuestra, sin embargo, que el reconocimiento del punto de partida no basta para alcanzar la unidad en la fe. Cada lectura dela Bibliase coloca necesariamente en un contexto dado, y el único contexto en el que el creyente puede estar en plena comunión con Cristo esla Iglesiay su tradición viva. Debemos vivir nuevamente la experiencia de los primeros discípulos, que “se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones” (Hch 2,42). Desde esta perspectiva,la Comisiónha estudiado los principios y criterios según los cuales una teología puede ser católica, y también ha reflexionado sobre la contribución actual de la teología. Es importante recordar que la teología católica, siempre atenta al vínculo entre fe y razón, ha tenido un papel histórico en el nacimiento dela Universidad. Unateología verdaderamente católica con dos movimientos, intellectus quaerens fidem et fide quaerens intellectum, es hoy más que necesaria para hacer posible una sinfonía de las ciencias para evitar las derivas violentas de una religiosidad que se opone a la razón y de una razón se opone a la religión.
La Comisión Teológicaestudia además la relación entrela Doctrina Socialdela Iglesiay el conjunto dela Doctrinacristiana. El compromiso social dela Iglesiano es sólo algo humano, ni se resuelve en una teoría social. La transformación de la sociedad, realizada por los cristianos a través de los siglos, es una respuesta a la venida al mundo del Hijo de Dios: el esplendor de tal Verdad y Caridad ilumina toda la cultura y sociedad. San Juan afirma: “En esto hemos conocido el amor: en que él entregó su vida por nosotros. Por eso, también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos”(1 Jn 3,16). Los discípulos de Cristo Redentor saben que sin la atención al otro, el perdón, el amor incluso a los enemigos, ninguna comunidad humana puede vivir en paz; y esto comienza en la primera y fundamental sociedad que es la familia. En la necesaria colaboración a favor del bien común también con quien comparte nuestra fe, debemos hacer presente los verdaderos y profundos motivos religiosos de nuestro compromiso social, así como esperamos de los demás que manifiesten sus motivaciones, para que la colaboración se haga en la claridad. Quién haya percibido las bases de la actuación social cristiana, podrá encontrar así un estímulo para tomar en consideración la misma fe en Cristo Jesús.
Queridos amigos, nuestro encuentro confirma de forma significativa quela Iglesianecesita la competencia y fiel reflexión de los teólogos sobre el misterio del Dios, de Jesucristo y de su Iglesia. Sin una sana y vigorosa reflexión teológica,la Iglesiapodría no expresar plenamente la armonía entre fe y razón. Al mismo tiempo, sin la fiel vivencia de la comunión conla Iglesiay la adhesión a su Magisterio, como espacio vital de la propia existencia, la teología no podría dar una razón adecuada del don de la fe.
Animando, a través vuestro, a todos los hermanos y hermanas teólogos que están en los distintos contextos eclesiales, invoco sobre vosotros la intercesión de María, Mujer del Adviento y Madre del Verbo encarnado, que es para nosotros, en su custodia dela Palabraen su corazón, paradigma de la recta teología, el modelo sublime del verdadero conocimiento del Hijo de Dios. Sea Ella,la Estrellade la esperanza, la que guíe y proteja el precioso trabajo que desarrolláis parala Iglesiay por y en nombre dela Iglesia. Conestos sentimientos de gratitud, os renuevo mi Bendición Apostólica. Gracias.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
(ZENIT.org) Siguiendo con nuestro Especial Inmaculada, ofrecemos a los lectores el texto del obispo de Plasencia Amadeo Rodriguez Magro, comentario a la popular oración mariana Bendita sea tu pureza, publicado como carta pastoral el 3 de diciembre.
¡Bendita sea tu pureza!
+ Amadeo Rodríguez Magro
Para honrar a María en su Inmaculada Concepción, quiero comentar una bella oración, que seguramente muchos de vosotros no sólo recordáis sino que rezáis con frecuencia. Toda ella es un elogio ala Madrede Dios y Madre nuestra, pero también es expresión de los deseos de nuestro corazón, al tiempo que una petición filial de protección. Me refiero a Bendita sea tu pureza.
• Empezar diciéndole “bendita” es una buena entrada para llegar al corazón de María. Esa es siempre una ocurrencia espontánea de los que aman a su Hijo: como la mujer del Evangelio, todos le decimos bendita a su Madre. Es natural que lo hagamos así, porque la Santísima Virgen es quien mejor refleja, después del Hijo, las bienaventuranzas. Se dice que éstas son el autorretrato de Jesús; pues bien, también retratan a la perfección la vida de María. Por eso es muy acertado y natural
saludarla como “bendita”.
• “Sea tu pureza y eternamente lo sea”. Entramos así en el alma de María, y con admiración, y quizás también nostalgia por nuestra parte, alabamos la pureza de su corazón en todo el recorrido de su vida. Vemos en Ella a la “llena de gracia” desde su Concepción Inmaculada, también enla Encarnación, junto a la cruz y en su maternidad sobrela Iglesia. Conamor de hijos le decimos como el arcángel Gabriel: “has encontrado gracia ante el Señor”. La admiramos desde la elección eterna de Dios para ser instrumento de la venida a la tierra del Verbo encarnado y la contemplamos en la eternidad, asunta al cielo en cuerpo y alma. Y le agradecemos que todo eso haya sucedido con su “sí” a Dios en favor nuestro.
• “Pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza”. La mirada de Dios se muestra eternamente enamorada de María, y en Ella, su humilde esclava, hace cosas grandes para embellecerla. Porque la belleza de María está en el amor que recibe de Dios. El Padre embellece el corazón y el seno materno dela Palabraque se hizo carne y habitó entre nosotros, para que la belleza del amor de Dios llegara a todos los hombres.
• “A ti celestial princesa”. A “ti”, le decimos mirándola a su rostro bendito, dirigiéndonos ala Virgencon una profunda y filial confianza, mientras le decimos: “Celestial princesa”. Con una gran admiración la asociamos a la familia del Rey: es hija de Dios Padre, madre de Dios Hijo y esposa del Espíritu Santo. Se nos ocurre llamarle princesa, del mismo modo que en otras ocasiones le llamamos reina. Es lo mismo, lo que importa es que sabemos que pertenece a la familia más íntima de Dios, que por su alma corre la “sangre” divina. Ella, la primera entre todos nosotros ha sido divinizada por la encarnación del Hijo, que se hizo hombre para que el hombre se haga hijo de Dios.
• “Virgen Sagrada María”. Su seno es el sagrario bendito de Jesús, el Salvador, así como también lo es su corazón, donde siempre nos encontraremos con su Hijo. El de María es un seno virginal para un parto virgen: “Virgen sagrada”. María es templo bendito de Dios, lugar de su presencia, portadora de amor, espacio sagrado en el que el Señor se muestra amoroso y salvador. “María” es el nombre de la persona humana única e irrepetible. “María” es la mujer que “entre todas las mujeres”, en toda la familia humana, es elegida, es llamada y es preparada por los designios de Dios para una vida íntimamente asociada al misterio redentor de su Hijo.
(ZENIT.org) A las doce del domingo, segundo de Adviento, 4 de Dciembre de 2011, Benedicto XVI, desde la ventana de su despacho, en el Palacio Apostólico, dirigió el rezo de la oración del Ángelus ante los fieles y y peregrinos llegados a la plaza de san Pedro en el Vaticano. Estas son las palabras del papa al introducir la oración mariana.
¡Queridos hermanos y hermanas!
El domingo de hoy marca la segunda etapa del Tiempo de Adviento. Este periodo del año litúrgico pone de relieve a las dos figuras que han tenido un papel preeminente en la preparación de la venida histórica del Señor Jesús:la Virgen Maríay san Juan Bautista. Justo sobre este último se concentra el texto de hoy del Evangelio de Marcos. Describe la personalidad y la misión del Precursor de Cristo (cfr Mc 1,2-8). Empezando por el aspecto exterior, Juan es presentado como una figura muy ascética: vestido de piel de camello, se nutre de langostas y miel silvestre, que encuentra en el desierto de Judea (cfr Mc 1,6). Jesús mismo, una vez, lo contrapone a aquellos que "están en los palacios del rey" y que "visten con lujo" (Mt 11,8). El estilo de Juan Bautista debería llamar a todos los cristianos a optar por la sobriedad como estilo de vida, especialmente en preparación de la fiesta de Navidad, en la que el Señor –como diría san Pablo– "de rico que era, se hizo pobre por vosotros, para que vosotros os hicièrais ricos por medio de su pobreza" (2 Cor 8,9).
Por lo que se refiere a la misión de Juan, fue un llamamiento extraordinario a la conversión: su bautismo "está vinculado a un llamamiento ardiente a una nueva forma de pensar y actuar, está vinculado sobre todo al anuncio del juicio de Dios" (Jesús de Nazaret, I, Madrid 2007, p. 36) y de la inminente aparición del Mesías, definido como "aquél que es más fuerte que yo" y que "bautizará en Espíritu Santo" (Mc 1,7.8). La llamada de Juan va por tanto más allá y más en profundidad respecto a la sobriedad del estilo de vida: llama a un cambio interior, a partir del reconocimiento y de la confesión del propio pecado. Mientras nos preparamos ala Navidad, es importante que entremos en nosotros mismos y hagamos un examen sincero de nuestra vida. Dejémonos iluminar por un rayo de la luz que proviene de Belén, la luz de Aquél que es "el más Grande" y se ha hecho pequeño, "el más Fuerte" y se ha hecho débil.
Los cuatro evangelistas describen la predicación de Juan Bautista refiriéndose a un pasaje del profeta Isaías: "Una voz grita: «En el desierto preparad el camino al Señor, allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios»" (Is 40,3). Marcos inserta también una cita de otro profeta, Malaquías, que dice: "Mira, envío mi mensajero delante de tí, el que ha de preparar tu camino" (Mc 1,2; cfr Mal 3,1). Estas alusiones a las Escrituras del Antiguo Testamento "hablan de la intervención salvadora de Dios, que sale de lo inescrutable para juzgar y salvar; a É hay que abrirle la puerta, prepararle el camino" (Jesús de Nazaret, I, p. 37).
A la materna intercesión de María, Virgen de la espera, confiamos nuestro camino al encuentro del Señor que viene, mientras proseguimos nuestro itinerario de Adviento para preparar en nuestro corazón y en nuestra vida la venida del Emmanuel, el Dios-con-nosotros.
[Traducción del italiano de Nieves San Martín
© Librería Editorial Vaticana]
Reflexión a las lecturas de la solemnidad de la Natividad del Señor, ofrecida por el sacerdote Don Juan Manuel Pérez Piñero bajo el epígrafe "ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR".
ECOS DEL DIA DEL SEÑOR
La Natividad del Señor
Queridos amigos y amigas:
Por el camino del Adviento hemos llegado a la Navidad que, este año, ha caído en domingo. Y aquí van LOS ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR que, en esta ocasión, son ECOS de la Solemnidad de la Natividad del Señor.
Nos disponemos, por tanto, a celebrar el Nacimiento de Jesús y sus primeras manifestaciones hasta llegar a su Bautismo, cuando va a iniciar su Vida Pública.
Por lo tanto, en el Tiempo de Navidad, recordamos y celebramos casi toda la vida del Señor. Sólo queda su Vida Pública que es lo más importante y decisivo.
Y no celebramos estos acontecimientos como un si se tratara de un simple recuerdo, de algo que sucedió hace mucho tiempo y que, por tanto, es irrepetible, como sucede en un cumpleaños, por ejemplo.
En efecto, el Misterio de la Liturgia de la Iglesia –del Año Litúrgico- hace que estos acontecimientos se hacen, de algún modo, presentes, de modo que podamos ponernos en contacto con ellos y llenarlos de la gracia de la salvación (Const. Liturgia, 102).
Es lo que se llama el “hoy” de la Liturgia.
Y esto es muy importante ¡Cambia por completo el sentido de la celebración!
El Papa S. León Magno (S. V), en una homilía de Navidad, decía: “Hoy, queridos hermanos, ha nacido nuestro Salvador. Alegrémonos. No puede haber lugar para la tristeza, cuando acaba de nacer la Vida…” (Hom. Nav. I).
Y en la Misa de Medianoche, por poner otro ejemplo, repetimos en el salmo responsorial: “Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”.
Y lo tomamos tan en serio, que llegamos a felicitarnos unos a otros por la “suerte” que hemos tenido al haber encontrado a Jesucristo en nuestro camino, al haber sido acogidos por la Iglesia, que es Madre y Maestra y al poder celebrar hoy la llegada de la salvación…
¡Que grande, qué maravillosa es nuestra fe! “¡Dichosa tú que has creído!” le dice Isabel a la Virgen María. (Lc 1,45)
¡Cuántas gracias debemos dar a Dios Padre, que nos concede, un año más, celebrar estas fiestas tan grandes y hermosas!
Éstas son fiestas de mucha alegría, como comentaba el Domingo tercero de Adviento, el Domingo de la alegría, porque se acercaba la Navidad, “fiesta de gozo y salvación”. Alegría que, decía, radica en el corazón y que es desbordante en manifestaciones externas, ya tradicionales… Alegría que debe ser mucho mayor que si nos hubiera tocado la lotería...
Para ello, es necesario que cada uno de nosotros acertemos a salir al encuentro del Señor que, de algún modo, nace esta noche, y hacerle sitio en nuestro corazón y en nuestra vida. Y esto se realiza, especialmente, en la Eucaristía de la Navidad en la que el Señor viene a cada uno en la Comunión.
Es lo más parecido que podemos encontrar al Portal de Belén y al mismo Cielo … Aunque es toda la celebración la que hace presente este gran Acontecimiento.
Es tan importante y real todo esto, que la Navidad nos exige un cambio de vida…, y debe marcar un antes y un después en la vida de cada cristiano…
Es lo que nos dice S. Pablo en la segunda lectura de la Misa de Medianoche: “Ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos y a llevar ya, desde ahora, una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: La aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo”.
Y nadie puede decir, por ningún motivo: “Se me estropeó la Navidad.” O también: “¿En estas circunstancias, cómo podemos celebrar la Navidad?”
¿Cómo vamos a felicitar La Navidad a un enfermo?, me decía alguien, en una ocasión.
La Navidad nos encuentra cada año en una situación distinta. Y desde ahí, desde ese “lugar concreto”, tenemos que salir al encuentro del Señor que llega, que quiere llegar a cada uno de nosotros, sin ninguna excepción.
Ya San León Magno, en la homilía que antes comentaba, decía: “Nadie tiene que sentirse alejado de la participación de semejante gozo, a todos es común la razón para el júbilo…”
Se trata de “la alegría espiritual”, que comentaba el Domingo tercero de Adviento. Las expresiones externas son las que pueden variar de un año a otro, de una situación a otra…
En resumen, como los pastores, “vayamos a Belén a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor…”, para que, terminado el Tiempo de Navidad, podamos volver a nuestra vida de cada día, también como los pastores, “dando gloria y alabanza a Dios” por todo lo que hemos visto y oído. (Cfr. Lc 2, 15-20)
¡Feliz Día del Señor! ¡Feliz Navidad!
ZENIT publica el artículo de monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, México, con el título Urge una Nueva Evangelización.
Urge una Nueva Evangelización
+ Felipe Arizmendi Esquivel
VER
El país vive el azote de la violencia y de la inseguridad. Nos culpamos unos a otros y, quien más quien menos, ofrecemos soluciones, más impactantes en el discurso que en una efectividad real. Los enemigos políticos del presidente dela Repúblicalo juzgan único responsable de los miles de muertes ocasionadas por su inderogable y constitucional obligación de combatir a los inhumanos y abusivos narcotraficantes y llevan el caso ante instancias internacionales. Otro ofrece crear millones de empleos para los jóvenes, como si esto fuera tan sencillo. Las familias y los pueblos sufren, y ya no saben qué hacer.
Las Iglesias nos sentimos cuestionadas. La mayoría de los narcos y asesinos son bautizados y dicen ser creyentes, algunos hasta muy devotos, a su manera… Nos preguntamos en qué hemos fallado, y qué debemos hacer.
Juan Pablo II, siguiendo la inspiración del Concilio Vaticano II y de Pablo VI, nos propuso una “nueva evangelización”. Por primera vez usó esta expresión en Polonia, el 9 de junio de 1979. Después, la difundió y urgió por todas partes, sobre todo en sus múltiples viajes y mensajes a América Latina. En Santo Domingo, al inaugurarla V ConferenciaGeneral, nos dijo que debería ser “nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión”.
El papa Benedicto XVI ha convocado el Sínodo de los Obispos, en Roma, del 7 al 28 de octubre de 2012, precisamente sobre “la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”. Ya han sido elegidos los obispos que nos representarán. Y “para quela Iglesiaentera pueda presentar a todos un rostro más bello y creíble, reflejo más claro del rostro del Señor”, nos ha invitado a celebrar un Año dela Fe, del 11 de octubre de 2012, al 24 de noviembre de 2013.
Las tres diócesis de Chiapas nos hemos reunido para estudiar el documento preparatorio al Sínodo, ofrecer un aporte desde nuestra realidad pastoral, cuestionar y renovar la práctica evangelizadora, “pues el Evangelio no ofrece una palabra sólo de consuelo, sino que interpela, que llama a la conversión, que hace accesible el encuentro con El, por el cual florece una humanidad nueva” (29-X-2011).
JUZGAR
El mandato de evangelizar es perentorio, desde que Jesús lo encomendó a sus apóstoles. Evangelizar ha sido siempre y será la misión que da identidad ala Iglesia. Sino lo hiciera, escudándose en restricciones legislativas o amoldándose al relativismo imperante, traicionaría su misión.
El documento para el Sínodo describe algunos escenarios que debemos enfrentar: “Una profunda secularización, que ha perdido la capacidad de escuchar y de comprender la palabra evangélica como un mensaje vivo y vivificador. Una mentalidad en la cual Dios está, de hecho, ausente. La cultura del relativismo. La mentalidad hedonista y consumista. La superficialidad y el egocentrismo, que lleva a un estéril culto al individuo. Una atrofia espiritual y un vacío del corazón. Formas subrogadas de pertenencia religiosa y de vago espiritualismo. Formas de contaminación y de desmoronamiento de los puntos fundamentales de referencia de la vida. Un clima de extrema fluidez y liquidez. Un fundamentalismo que justifica la violencia y elterrorismo. La proliferación de sectas. Se difunde una progresiva alienación de la dimensión ética y política de la vida. La cultura de lo efímero, de lo inmediato, de la apariencia. Desequilibrios económicos en la distribución de recursos. El daño a la creación. La ciencia y la tecnología se presentan como los nuevos ídolos del presente. Nuevos cultos, religiones de la prosperidad y de la gratificación instantánea” A esta descripción, más de corte europeo, agregamos lo más específico de nuestra realidad.
ACTUAR
Seamos humildes y revisemos nuestra vida personal, porque a veces la gente se aleja de Dios y dela Iglesiaporque no somos tan santos como deberíamos. Confrontemos nuestra práctica pastoral y no engañosamente pensemos que todo lo hacemos bien, pues los resultados no confirman nuestras afirmaciones. Apasionémonos más por Jesucristo y contagiemos esta fe, para que muchos otros encuentren en El la fuente de la vida.
ZENIT nos ofrece la primera predicación del padre Raniero Cantalamessa, predicador dela Casa Pontificia, en este Adviento 2011, realizada este viernes 2 de diciembre en el Vaticano.
Id a todo el mundo. La primera ola de evangelización
Adviento 2011 para la Casa Pontificia.Primera Predicación
Raniero Cantalamessa OFM cap
En respuesta al llamamiento del sumo pontífice a un compromiso renovado de evangelización y como preparación al Sínodo de los Obispos de 2012 sobre el mismo argumento, me propongo especificar, en estas meditaciones de Adviento, cuatro olas de evangelización en la historia dela Iglesia, es decir cuatro momentos en los que se asiste a una aceleración o a un retomar el compromiso misionero. Estas son:
1.- La expansión del cristianismo en los tres primeros siglos de vida, hasta la vigilia del edicto de Constantino que tiene como protagonistas a los profetas itinerantes, en primer lugar, y después a los obispos;
2.- Los siglos VI al IX en los que asistimos a la reevangelización de Europa después de las invasiones bárbaras, obra sobre todo de los monjes;
3.- El siglo XVI, con el descubrimiento y la conversión al cristianismo de los pueblos del “nuevo mundo”, obra sobre todo de los frailes:
4.- La época actual que ve ala Iglesiacomprometida con una reevangelización del Occidente secularizado, con la participación determinante de los laicos.
En cada uno de estos momentos intentaré iluminar lo que podemos aprender enla Iglesiade hoy: qué errores hay que evitar y qué ejemplos hay que imitar y qué aportación específica pueden dar a la evangelización los pastores, monjes, los religiosos de vida activa y los laicos.
1. La difusión del cristianismo en los tres primeros siglos
Comenzamos hoy con una reflexión sobre la evangelización cristiana en los tres primeros siglos. Un motivo hace de este periodo un modelo para todos los tiempos. Es el periodo en el que el cristianismo hace camino por su propia fuerza. No hay “ningún brazo secular” que lo apoye; las conversiones no se determinan por ventajas externas, materiales o culturales; ser cristianos no es una costumbre o una moda, sino una elección contra corriente, a menudo a riesgo de la propia vida. En ciertos aspectos es la misma situación que se ha vuelto a dar en muchas partes del mundo.
La fe cristiana nace con una apertura universal. Jesús había dicho a sus apóstoles que vayan a “todo el mundo” (Mc 16,15), que “hagan discípulos a todas las gentes” (Mt 28,19), que sean testigos “hasta los confines de la tierra” (Hch 1,8), que “prediquen a todos los pueblos la conversión y el perdón de los pecados” (Lc 24,47).
La actuación de principio de esta universalidad se da ya en la generación apostólica, no sin dificultades o heridas. El día de Pentecostés se supera la primera barrera, la de la raza (los tres mil convertidos pertenecían a pueblos distintos, pero eran todos creyentes judíos); en casa de Cornelio y en el llamado Concilio de Jerusalén, sobre todo por impulso de Pablo, se supera la barrera más difícil de todas, la religiosa que dividía a los judíos de los gentiles. El evangelio tiene ante sí al mundo entero, aunque momentáneamente este mundo es limitado, en el conocimiento de los hombres, a la cuenca mediterránea y a los confines del Imperio Romano.
Más complejo es seguir la expansión de hecho o geográfica del cristianismo en los primeros tres siglos que, sin embargo, es menos necesario para nuestro objetivo. El estudio más completo y, hasta ahora no superado, a este respecto es el de Adolph Harnack, Misión y expansión del cristianismo en los tres primeros siglos1.
Una fuerte intensificación de la actividad misionera dela Iglesiatuvo lugar bajo el mando del emperador Cómodo (180-192) y después, en la segunda mitad del siglo III, es decir hasta la víspera de la gran persecución de Diocleciano (302). Este, aparte de las esporádicas persecuciones locales, fue un periodo de paz relativa que permitió ala Iglesianaciente el poder consolidarse en su interior, desarrollando una actividad misionera de una forma nueva.
Veamos en qué consiste esta novedad. En los primeros dos siglos la propagación de la fe se confiaba a la iniciativa personal. Se trataba de profetas itinerantes, de los que hablala Didaché, que se trasladaban de sitio a sitio; muchas conversiones se debían al contacto personal, favorecido por el trabajo común ejercitado, de los viajes y de las relaciones comerciales, del servicio militar y de otras circunstancias de la vida. Orígenes nos da una descripción conmovedora del celo de estos primeros misioneros:
“Los cristianos hacen todos los esfuerzos posibles para difundir la fe sobre la tierra, Para este fin algunos de ellos se proponen formalmente como deber de sus vidas, peregrinar de ciudad en ciudad, también de pueblo en pueblo para ganar nuevos fieles al Señor. No se dirá que lo hacen para beneficiarse, porque a menudo rechazan hasta los más necesario para vivir”2.
Ahora, en la segunda mitad del siglo III, estas iniciativas personales se coordinan cada vez más y en parte se sustituyen por las comunidades locales. El obispo, también reaccionando a los impulsos disgregatorios de la herejía gnóstica, adquiere la supremacía sobre los maestros, como director de la vida interna de la comunidad y centro propulsor de su actividad misionera. La comunidad es el sujeto evangelizador, hasta tal punto que un estudioso como Harnack afirma: “Debemos dar por cierto que la sola existencia y trabajo constante de las comunidades individuales fue el principal coeficiente en la propagación del cristianismo”3.
Hacia el final del siglo III, la fe cristiana penetró prácticamente en cada estrato de la sociedad, tiene su literatura en lengua griega y una, aunque en sus comienzos, en lengua latina; posee una sólida organización interna; comienza a construir edificios cada vez más grandes, signo del crecimiento del número de creyentes. La gran persecución de Diocleciano, aparte de las numerosas víctimas, no hizo más que mostrar la fuerza inexpugnable de la fe cristiana. El último enfrentamiento entre el imperio y el cristianismo fue la prueba de esto.
Constantino no hace más que constatar la nueva relación de fuerzas. No fue él quien impuso el cristianismo al pueblo, sino el pueblo quien le impuso a él el cristianismo. Afirmaciones como la de Dan Brown en la novela El Código Da Vinci, y de otros escritores, según las cuales fue Constantino el que, por motivos personales, transformó con su edicto de tolerancia y con el Concilio de Nicea, a una oscura secta religiosa judía en la religión del imperio, se funda en una total ignorancia de lo que precedió a estos sucesos.
2. Las razones del éxito
Un tema que ha apasionado siempre a los historiadores es el de las razones del triunfo del cristianismo. ¡Un mensaje nacido en un oscuro y despreciado rincón del imperio, entre personas sencillas, sin cultura y sin poder, en menos de tres siglos se extiende por todo el mundo conocido, subyugando a la refinadísima cultura de los griegos y la potencia imperial de Roma!
Entre las distintas razones del éxito, alguno insiste en el amor cristiano y en el ejercicio activo de la caridad, hasta hacer de esta “el factor individual más potente del éxito de la fe cristiana”, hasta el punto que indujo, más tarde, al emperador Juliano el Apóstata a dotar al paganismo de análogas obras caritativas para hacer frente a este éxito4.
Harnack, por su parte, da gran importancia a lo que él llama la naturaleza “sincretista” de la fe cristiana, es decir la capacidad de conciliar en sí misma tendencias opuestas y distintos valores presentes en las religiones y en la cultura de la época. El cristianismo se presenta a la vez como la religión del Espíritu y de la potencia, es decir acompañada de signos sobrenaturales, carismas y milagros, y como la religión de la razón y del Logos integral, “la verdadera filosofía”, como decía Justino Mártir. Los autores cristianos son “los racionalistas de lo sobrenatural”5, afirma Harnack citando el dicho de san Pablo sobre la fe “como obsequio racional” (Rom 12,1).
De tal modo el cristianismo reúne en sí mismo, en equilibrio perfecto, lo que el filósofo Nietzsche define como el elemento apolíneo y el elemento dionisíaco de la religión griega, el Logos y el Pneuma, el orden y el entusiasmo, la medida y el exceso. Es lo que, al menos en parte, entendían los Padres dela Iglesiacon el tema de la “sobria ebriedad del Espíritu”.
“La religión cristiana --escribe Harnack al final de su monumental investigación--, desde el principio se presentó con una universalidad que le permitió abocar en sí toda la vida entera, con todas sus funciones, sus alturas y sus profundidades, sentimientos, pensamientos y acciones. Este fue el espíritu de universalidad que le aseguró la victoria. Fue esto lo que le condujo a profesar que el Jesús que anunciaba era el Logos divino... Así se ilumina con una nueva luz y aparece casi como una necesidad incluso la potente atracción con la que llega a absorber y a subordinar en sí el helenismo. Todo lo que era capaz de vida entró como elemento en su construcción... ¿Y esta religión no debía vencer?”6.
La impresión que se tiene al leer esta síntesis es que el éxito del cristianismo se debió a un conjunto de factores. Algunos han ido más allá en la búsqueda de las razones de tal éxito hasta concretar veinte causas a favor de la fe y otras tantas que actuaban en sentido contrario, como si el éxito final dependiera de que prevaleciesen las primeras sobre las segundas.
Ahora quisiera iluminar el límite inherente a tal enfoque histórico, incluso cuando se hace por historiadores creyentes como los que ahora he tenido en cuenta. El límite, debido al mismo método histórico, es el de dar más importancia al sujeto que al objeto de la misión, más a los evangelizadores y a las condiciones en las que esta se desarrolla, que a su contenido.
El motivo que me empuja a hacerlo es que este también es el límite y el peligro inherente a tantos enfoques actuales y mediáticos, cuando se habla de una nueva evangelización. Se olvida una cosa sencillísima: que Jesús había dado él mismo, como anticipo, una explicación de la difusión de su Evangelio y de ella hay que volver a partir cada vez que se asume un nuevo compromiso misionero.
Volvamos a escuchar dos breves parábolas evangélicas, la de la semilla que crece incluso de noche y la de la semilla de mostaza.
“Decía: El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha” (Mc 4, 26-29).
Esta parábola, por sí misma dice que la razón esencial del éxito de la misión cristiana no viene desde el exterior sino del interior, no es obra del sembrador y ni siquiera principalmente del terreno sino de la semilla. La semilla no puede lanzarse a sí misma, y sin embargo, germina por su propia fuerza. Después de haber sembrado la semilla, el sembrador se puede ir a dormir porque la vida de la semilla no depende más de él. Cuando esta semilla es “la semilla que cae en tierra y muere”, es decir Jesucristo, nada podrá impedir que esta “dé mucho fruto”. Se pueden dar, de estos frutos, todas las explicaciones que se quieran, pero estas se quedan siempre en la superficie no llegarán nunca a lo esencial.
Quien percibió con lucidez la prioridad del objeto del anuncio sobre el sujeto es el apóstol Pablo: “Yo planté y Apolo regó, pero el que ha hecho crecer es Dios”. Estas palabras parecen un comentario a la parábola de Jesús. No se trata de tres operaciones de la misma importancia, de hecho el apóstol añade: “Ni el que planta ni el que riega valen algo, sino Dios, que hace crecer” (1 Cor 3, 6-7). La misma distancia cualitativa entre el sujeto y el objeto del anuncio está presente en otro texto del Apóstol: “Pero nosotros llevamos ese tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios” (2 Cor 4,7). Todo esto se traduce en las exclamaciones: “No nos predicamos a nosotros mismos, ¡sino a Cristo Jesús Señor!” y de nuevo “Nosotros predicamos a Cristo crucificado”.
Jesús pronunció una segunda parábola, basada en la imagen de la semilla, que explica el éxito de la misión cristiana y que hoy se tiene que tener en cuenta, frente a la gran tarea de reevangelizar el mundo secularizado.
“También decía: '¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las verduras, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra'” (Mc 4,30-32).
La enseñanza que Cristo nos da con esta parábola es que su Evangelio y su misma persona es lo más pequeño que existe en la tierra porque no hay nada más pequeño y débil que una vida que termina en una muerte de cruz. Sin embargo, esta pequeña “semilla de mostaza” está destinada a convertirse en un árbol inmenso, que es capaz de acoger en sus ramas a todos los pájaros que se refugian en él. Esto significa que toda la creación, absolutamente toda, irá a buscar allí refugio.
¡Qué diferencia respecto a las reconstrucciones históricas mencionadas antes! Allí parecía todo incierto, aleatorio, suspendido entre el éxito y el fracaso; ¡aquí todo estaba decidido y asegurado desde el principio! Como conclusión del episodio de la unción de Betania, Jesús pronunció estas palabras: “Os aseguro que allí donde se proclame esta Buena Noticia, en todo el mundo, se contará también en su memoria lo que ella hizo” (Mt 26,13). La misma tranquila conciencia de que un día su mensaje se difundiría “al mundo entero”. Y no se trata ciertamente de una profecía post eventum, porque en ese momento todo parecía presagiar lo contrario.
También en esta ocasión quien captó “el misterio escondido” fue Pablo. Me llama la atención, siempre, un hecho. El Apóstol predicó en el Aerópago de Atenas y vió el rechazo del mensaje, educadamente expresado con la promesa de escucharlo en otra ocasión. Desde Corinto adonde fue justo después, escribióla Cartaa los Romanos en la que afirmaba haber recibido el deber de llevar a “la obediencia de la fe a todas las gentes” (Rom 1, 5-6).
El fracaso no desanimó su confianza en el mensaje: “Yo no me avergüenzo del Evangelio, porque es el poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos en primer lugar, y después de los que no lo son” (Rom 1,16).
“Cada árbol, dice Jesús, se reconoce por su fruto” (Lc 6,44). Esto vale para todos los árboles, excepto para el que nació de Él, el cristianismo (de hecho él habla aquí de los hombres); este único árbol no se conoce por los frutos, sino por la raíz. En el cristianismo la plenitud no está al final, como en la dialéctica hegeliana del devenir (“verdadero es lo entero”), sino que está al principio; ningún fruto, ni siquiera los más grandes santos, añaden algo a la perfección del modelo. En este sentido tiene razón quien afirma que “el cristianismo no es perfectible”7.
3. Sembrar e … irse a dormir
Lo que los historiadores de los orígenes cristianos no cuentan o dan poca importancia es la certeza indestructible que los cristianos de entonces, al menos los mejores de ellos, tenían sobre la bondad y la victoria final de su causa. “Podéis matarnos pero no podéis herirnos”, decía el mártir Justino al juez romano que lo condenaba a muerte. Al final, fue esta tranquila certeza que les aseguró la victoria y convenció a las autoridades políticas de la inutilidad de sus esfuerzos por suprimir la fe cristiana.
Esto es lo que más necesitamos hoy: despertar en los cristianos, al menos en los que pretenden dedicarse a la obra de la reevangelización, la certeza íntima de la verdad de lo que anuncian. “La Iglesia, dijo una vez Pablo VI, necesita retomar el ansia, el gusto y la certeza de su verdad”8. Debemos creer, nosotros los primeros, en lo que anunciamos; pero creerlo verdaderamente, “con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente”. Debemos poder decir con Pablo: “Pero teniendo ese mismo espíritu de fe, del que dicela Escritura: Creí, y por eso hablé, también nosotros creemos, y por lo tanto, hablamos” (2 Cor 4,13).
La tarea práctica que las dos parábolas de Jesús nos asignan es la de sembrar. Sembrar con generosidad “a tiempo y a destiempo” (2 Tim 4,2). El sembrador de la parábola que sale a sembrar no se preocupa por el hecho de que parte de la semilla termine en el camino o entre las espinas, ¡y pensar que el sembrador, aparte de la metáfora, es el mismo Jesús! El motivo es que en este caso no se puede saber qué terreno será el adecuado, o cuál será duro como el asfalto y asfixiante como un arbusto. Está en medio la libertad humana que el hombre no puede prever y que Dios no puede violar. Cuántas veces entre las personas que han escuchado una cierta predicación o que han leído un cierto libro, se descubre que quien lo ha tomado más en serio o ha cambiado su vida era la persona de quien menos se esperaba, uno que, quizás, estaba allí por casualidad o en contra de su voluntad. Yo mismo podría contar decenas de casos.
Sembrar y ¡después.... irse a dormir! Es decir sembrar y no quedarse allí todo el tiempo a mirar, a ver dónde surge, cuántos centímetros crece al día. El arraigo y el crecimiento no es asunto nuestro, sino de Dios y del que escucha. Un gran humorista inglés del s. XIX, Jerome Klapka Jerome, dice que el mejor modo de retrasar la ebullición del agua en un puchero es mirarlo todo el tiempo y esperar con impaciencia.
Hacer lo contrario es fuente inevitable de inquietud y de impaciencia: todas las cosas que a Jesús no le gustan y que Él no hacía nunca cuando estaba en la tierra. En el evangelio Él no parece tener nunca prisa. “No esté por tanto preocupados por el mañana; el mañana se preocupa de sí mismo. A cada día le basta su afán” (Mt 6,34).
A este respecto, el poeta creyente Charles Péguy pone en boca de Dios palabras que también nos hará bien meditar a nosotros: “Se me dice que hay hombres/que trabajan bien y duermen mal,/que no duermen. Qué falta de fe en mí./Es casi más grave/que no trabajasen pero que durmiesen, porque la pereza/No es un pecado más grave que el ansia.../No hablo, dice Dios, de aquellos hombres/Que no trabajan y que no duermen./Estos son unos pecadores, por supuesto.../Hablo de los que trabajan y no duermen/Los compadezco. No tienen confianza en mí.../Gobiernan muy bien sus asuntos durante el día./Pero no quieren confiarme el gobierno durante la noche.../Quien no duerme es infiel a la Esperanza...”9.
Las reflexiones desarrolladas en esta meditación nos empujan, como conclusión, a poner en la base del compromiso por una nueva evangelización un gran acto de fe y de esperanza que se sacuda todo sentido de impotencia y de resignación. Tenemos ante nosotros, es verdad, un mundo cerrado en su secularismo, embriagado por los éxitos de la técnica y por las posibilidades ofrecidas por la ciencia, que rechaza el anuncio evangélico. Pero ¿era quizás menos seguro de sí mismo y menos refractario al Evangelio el mundo en el que vivían los primeros cristianos, los griegos con su sabiduría y el imperio romano con su potencia?
Si hay una cosa que podemos hacer, después de haber “sembrado” es la de “regar” con la oración la semilla sembrada. Por esto terminamos con la oración que la liturgia nos hace recitar en la misa “por la evangelización de los pueblos”:
“Oh Dios, tú que quieres que todos los hombres se salven,/y lleguen al conocimiento de la verdad;/mira qué grande es la mies y manda a tus obreros,/para que se anuncie el Evangelio a todas las criaturas/y tu pueblo reunido por la palabra de vida/y formado por la fuerza de los sacramentos,/progrese en el camino de la salvación y del amor”.
Por Cristo, nuestro Señor. Amén
1 A. von Harnack, Misión y propagación del cristianismo en los tres primeros siglos, Rist. anast., Cosenza 1986, p.173.
2 Orígenes, C. Cels. III, 9.
3 Op. cit. p. 321- s.
4 H. Chadwick, The early Church, Penguin Books 1967, pp. 56-58.
5 A. von Harnack, Missione e propagazione del cristianesimo nei primi tre secoli, Rist. anast., Cosenza 1986, p. 173.
6 Harnack, op. cit., p. 370.
7 S.Kierkegaard, Diario, X5 A 98 (ed. C. Fabro, Brescia II, 1963, pp.386 ss).
8 Discorso all’udienza generale del 29 Novembre 1972 (Insegnamenti di Paolo VI, Tipografia Poliglotta Vaticana, X, pp. 1210s.).
9 Ch. Péguy, Il portico del mistero della seconda virtù, Jaca Book, Milano 1978, pp. 120 s.
(ZENIT.org) Este viernes, 2 de Diciembre, en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico Vaticano, Benedicto XVI recibió en audiencia a los participantes en el III Congreso Mundial de Pastoral para los estudiantes internacionales, promovido por el Consejo Pontificio de la Pastoral para los Emigrantes y los Itinerantes, sobre el tema: Estudiantes internacionales y encuentro de las culturas (Roma, 30 de noviembre-3 de diciembre). Ofrecemos a continuación el discurso que el papa dirigió a los presentes en la Audiencia.
Señores cardenales,
venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,
queridos estudiantes,
¡Queridos hermanos y hermanas!
Estoy muy contento de acogeros con ocasión del III Congreso Mundial de Pastoral para los estudiantes internacionales, organizado por el Consejo Pontificio dela Pastoralpara los Emigrantes y los Itinerantes. Saludo y agradezco al presidente, monseñor Antonio Maria Vegliò, por las corteses palabras con las que ha presentado este encuentro. Saludo también a los superiores y a los oficiales del dicasterio y a cada uno de vosotros, que habéis venido aquí desde todas las partes del mundo, sobre todo de los países con mayor afluencia de estudiantes internacionales. Deseo expresar mi aprecio por el compromiso asumido en favor de que las jóvenes generaciones sean orientadas y apoyadas para perfeccionar su formación, afrontando los desafíos del mundo gobalizado y secularizado. Dirijo un particular saludo a los estudiantes universitarios aquí presentes, con la esperanza de que, después de ser destinatarios de esta especial atención pastoral, se conviertan en protagonistas de la misión dela Iglesia.
Destaco con gran interés el tema que habéis elegido para el Congreso: Estudiantes internacionales y encuentro de las culturas. El encuentro de las culturas es una realidad fundamental en nuestra época y para el futuro de la humanidad y dela Iglesia. Elhombre y la mujer no pueden alcanzar un nivel de vida verdadera y plenamente humano si no es mediante la cultura (Conc. Ecum. Vat. II, Const. Gaudium et Spes, 53); yla Iglesiaestá atenta a que la centralidad de la persona humana sea artífice de la actividad cultural que es su último destinatario.
Hoy, más que nunca, la apertura recíproca entre las culturas es el terreno privilegiado para el diálogo entre los que están comprometidos en la búsqueda de un humanismo auténtico. El encuentro de las culturas en el ámbito universitario debe ser, por tanto, animado y apoyado, teniendo como base los principios humanos y cristianos, los valores universales, para que ayude a hacer crecer a una nueva generación capaz de diálogo y discernimiento, comprometida a difundir el respeto y la colaboración por la paz y el desarrollo. Los estudiantes internacionales, de hecho, tienen la potencialidad de convertirse, con su formación intelectual, cultural y espiritual, en artífices y protagonistas de un mundo con un rostro más humano. Espero vivamente que haya buenos programas a nivel continental y mundial para ofrecer a muchos jóvenes esta oportunidad.
A causa de la carencia de formación cualificada y de estructuras adecuadas en la propia tierra, como también debido a las tensiones sociales y políticas y, gracias a los apoyos económicos para el estudio en el extranjero, los estudiantes internacionales son una realidad en aumento en el gran fenómeno migratorio. Es importante, por tanto, ofrecerles una sana y equilibrada preparación intelectual, cultural y espiritual, para que no sean presa de la “fuga de cerebros”, sino que formen una categoría social y culturalmente importante desde la perspectiva de su vuelta a casa como futuros responsables en los países de origen, y contribuyan a construir “puentes”, culturales, sociales y espirituales con los países de acogida. Las universidades y las instituciones católicas de educación superior están llamadas a ser “laboratorios de humanidad”, ofreciendo programas y cursos que estimulen a los jóvenes estudiantes en la búsqueda no solo de una cualificación profesional, sino también de la respuesta a la petición de felicidad, de sentido y de plenitud, que habita en el corazón del hombre.
El mundo universitario es parala Iglesiaun campo privilegiado para la evangelización. Como destaqué en el Mensaje parala Jornada Mundialdel Emigrante y del Refugiado del próximo año, los ateneos de inspiración cristiana, cuando se mantienen fieles a su propia identidad, se convierten en lugares de testimonio, donde Jesús puede ser encontrado y conocido, donde se puede experimentar su presencia, que reconcilia, serena e infunde una nueva esperanza. La difusión de ideologías “débiles” en los diversos campos de la sociedad impele a los cristianos a un nuevo empuje en el ámbito intelectual, con el fin de animar a las nuevas generaciones a la búsqueda y el descubrimiento de la verdad sobre el hombre y sobre Dios. La vida del beato John Henry Newman, tan ligada al contexto académico, confirma la importancia y la belleza de promover un ambiente educativo en el que la formación intelectual, la dimensión ética y el compromiso religioso proceden unidos. La pastoral universitaria, por tanto, se ofrece a los jóvenes como apoyo para que la comunión con Cristo les conduzca a percibir el misterio más profundo del hombre y de la historia. El encuentro con los universitarios ayuda a descubrir y a valorar el tesoro escondido en cada estudiante internacional, considerando su presencia como un factor de enriquecimiento humano, cultural y espiritual. Los jóvenes cristianos, proviniendo de culturas distintas, pero perteneciendo a la única Iglesia de Cristo, pueden demostrar que el Evangelio es Palabra de esperanza y de salvación para los hombres de todos los pueblos y culturas, de todas las edades y de todas las épocas, como quise afirmar también en mi reciente Exhortación apostólica postsinodal Africae Munus (nn.134.138).
Queridos jóvenes estudiantes, os animo a aprovechar el tiempo de vuestros estudios para crecer en el conocimiento y en el amor de Cristo, mientras recorréis vuestro itinerario de formación intelectual y cultural. Conservando vuestro patrimonio de sabiduría y de fe, en la experiencia de vuestra formación cultural en el extranjero, podréis tener una valiosa oportunidad de universalidad, de hermandad y también de comunicación del Evangelio. Os auguro todo bien en los trabajos de vuestro Congreso y os aseguro mi oración. Encomiendo a María, Madre de Jesús, el compromiso y los generosos propósitos de todos los que cuidan a los emigrantes, en particular a los estudiantes internacionales, y de corazón os imparto a todosla Bendición Apostólica.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
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Boletín 461
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El Obispo presidirá la celebración de la “Misa del Gallo”, el día 24, a las 12’00 de la noche, en la parroquia deLa Concepción, enLa Laguna. Unacelebración que se iniciará con la tradicional representación del “Auto de Navidad”. El mismo se repetirá, al día siguiente, en la celebración de la Eucaristíaa la 18:30 horas. Bernardo Álvarez también presidirála Eucaristíadela Familia, en este templo, sede provisional dela S. I.Catedral, el viernes 30 de diciembre a las 19:00 horas.
Precisamente la 'Misa del Gallo' fue la protagonista de la contraportada de Diario de Avisos en este martes en un el artículo donde el Obispo lanzó un mensaje de 'esperanza y solidaridad' en estos tiempos. "Esperanza porque en el nacimiento de Jesús se nos muestra que Dios no es indiferente ante en sufrimiento humano, ni nos abandona al poder del mal que siempre nos amenaza y del que son víctimas millones de seres humanos en todo el mundo. Cristo es el verdadero Salvador que viene a nosotros con amor, para curar no para destruir, para liberarnos de lo que oprime y devasta nuestra existencia, para renovarnos por dentro, para servirnos hasta dar la vida no para ser servido.”
Cabe señalar también que la parroquia de La ConcepciónenLa Laguna, acogerá el jueves, 22 de diciembre, el Concierto de Navidad, organizado por la propia parroquia con la intervención del grupo de “Savia Nueva”, el recital de violonchelo de Silvia Díaz Parrilla y el de órgano y violín a cargo de María Armas Díaz y del profesor Luis Mañero. Participará también el grupo polifónico "Homini Corum" con un recital de villancicos.
La Diócesis Nivarienseen el marco de la actual coyuntura económica ha reducido su presupuesto para el ejercicio de 2012, de cara a tratar de ajustar los ingresos y gastos de todos los departamentos dependientes directamente del obispado. En este sentido, se trata de promover una optimización de los recursos y una mayor austeridad, sin que eso suponga una merma en la misión dela Iglesiaen las canarias occidentales.
El Consejo de Gobierno de la Universidad de La Laguna ha aprobado la creación dela Cátedra Culturalde Teología 'Pedro Bencomo Rodríguez', destinada al diálogo Fe-Cultura. La misma se integrará entre las ya existentes, en el Vicerrectorado de Relaciones Universidad y Sociedad.
La Cátedra Culturalde Teología 'Pedro Bencomo Rodríguez' está patrocinada por la sede tinerfeña del Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias, (ISTIC Tenerife), y estará codirigida por el catedrático de Ciencias dela Informacióndela ULL RicardoAcirón y el director del ISTIC, Juan Pedro Rivero.
Con motivo de las fiestas navideñas, el equipo responsable de la restauración dela Sagrada Imagen del Santísimo Cristo de La Laguna realizará una pausa en dichos trabajos hasta el próximo 8 de enero. Por tal motivo, la imagen del Cristo estará de nuevo al culto y veneración a los fieles desde el próximo viernes 23 de diciembre y hasta el día 7 de enero en los horarios habituales de apertura de su Real Santuario.
El próximo lunes 26 de diciembre, los miembros del movimiento juvenil "Hombres Nuevos" organizan una caminata para verse y compartir un día en estas navidades, lejos de luces y de escaparates.La idea es bajar desde Las Mercedes hasta Punta Hidalgo, por la Cruz del Carmen. La salida está prevista para las 9.30 horas (si, de la mañana). Hay que llevar papeo y ropa de abrigo. El camino no es complicado pues es todo en bajada.
Las comunidades parroquiales de Ntra. Sra. deLa Salud y San Gerardo (en el arciprestazgo del Barrio dela Salud) junto con la parroquia dela Santa Cruzde Ifara y los colegios de la zona, han querido realizar una campaña de recogida de alimentos para los más desfavorecidos del barrio. Para ello se ha contado también con la colaboración dela Caixa, desde su oficina del Barrio deLa Salud. Lasolidaridad en esta zona ha hecho posible la asistencia a más de 70 familias, asimismo se pretende educar a los niños y niñas de la misma en la solidaridad.
La campaña de Navidad de las parroquias gomeras irá destinada, en esta ocasión, a apoyar la labor dela Cáritasarciprestal de Taco. De esta manera las comunidades de la isla colombina manifiestan su solidaridad con una de las zonas metropolitanas de la diócesis donde más se hace sentir las actuales dificultades económicas.
La Iglesia celebra en el mes de enero la Jornada de la Infancia Misionera con el lema: "Con los niños de América hablamos de Jesús". Un lema en la línea de la Nueva Evangelización comenzada desde hace tiempo en América y en concordancia con el Plan Diocesano de Pastoral: "Discípulos y misioneros, aquí y ahora". Como es tradicional enla Diócesis, el sábado 21 de enero de 2012, enla Villade Candelaria, celebraremos el Día dela Marcha Misionera.
La emisora dela Cadena Ser, Radio Club Tenerife, hizo entrega de sus premios "Teide de Oro", unos galardones que reconocen la labor de diferentes personalidades y colectivos de la sociedad isleña. Radio Club Tenerife quiso, de manera especial, conceder un premio "Teide de Oro", a título póstumo, al padre Antonio María Hernández, fundador del Hogar Santa Rita, fallecido hace unos meses.
Organizado por el Coro Parroquial dela Parroquiade Santiago Apóstol, de Los Realejos, tendrá lugar, el viernes 23 de diciembre, el encuentro de Villancicos del Arciprestazgo de La Orotava, en el citado templo y a partir de las 20:00 horas.
La ‘Jornada Solidaria’, celebrada el pasado domingo en las puertas del Heliodoro Rodríguez López, resultó un gran éxito de participación, después de que los aficionados del CD Tenerife, en los prolegómenos del partido ante el Marino de Luanco, dieran muestras de su generosidad. La iniciativa organizada por las peñas del CD Tenerife, Cruz Roja, Cáritas y Banco de Alimentos, en colaboración con el representativo, recogió 628 kilos de alimentos, un importante número de juguetes y 618,01 euros.
La Hermana Maríadel Carmen, dela Congregación Martay María, ha fallecido. Pertenecía a la rama más contemplativa de esta Congragación y había desarrollado su vida de religiosa en nuestra isla.La Misa Exequialfue el pasado domingo en la parroquia orotavense de S. Juan.
El pasado viernes,la Comunidad Parroquialde San Francisco de Asís en Santa Cruz deLa Palma, por iniciativa de su Consejo Pastoral, quiso agradecer públicamente el servicio prestado por Rosario Galván, más conocida por Charo Galván, en múltiples tareas parroquiales.
En el primer aniversario de la publicación de La Sagrada Biblia.Versión Oficial dela Conferencia Episcopal Española ve la luz la edición popular o Minor. Al igual que la primera, se publica enla Bibliotecade Autores Cristianos (BAC) y ofrece el mismo texto bíblico, en un formato más accesible y económico.
Continúa la puja por las bolsas de algodón de comercio justo de Bangladesh. Una iniciativa de la tienda de comercio justo "El Surco" de Cáritas Diocesana.
"El guardián de la ermita" es el título del reportaje que dedicó el miércoles "Diario de Avisos", dentro de su sección "El Megáfono" a Máximo González, el encargado de custodiar desde hace decenios la ermita del barrio de San Roque. Según indica este rotativo, "solo un sábado al mes hay misa en San Roque, a cargo de Don Lucio, el párroco de la iglesia de Santo Domingo. Es el único día que se abre la ermita, además de aquellos que, por promesa o similares, Máximo y su esposa atienden de forma excepcional."
Por otro lado, "Vocación al servicio de los más humildes" es como tituló el lunes el periódico Diario de Avisos un reportaje sobre el jesuita David Fagundo. "Licenciado en Derecho porla UniversidaddeLa Laguna(ULL) y sacerdote desde hace tres años, el jesuita tinerfeño David Fagundo Trujillo siempre tuvo clara su vocación de servicio a los demás. Por eso, cada cierto tiempo aparca su labor pastoral en una pequeña parroquia de Gran Canaria y se marcha a algunos de los rincones más desfavorecidos del planeta."
Los grupos juveniles parroquiales "Savia Nueva" de Tenerife y deLa Palma están convocados a un encuentro de Navidad el próximo jueves 29 de diciembre. La cita dará comienzo a las 10 de la mañana en las instalaciones del Seminario Diocesano deLa Laguna.
13tv ofrece en estas fechas una especial cobertura de los actos litúrgicos con conexiones con El Vaticano,la Catedralde Toledo ola Plazade Colón de Madrid. El mensaje de Navidad del presidente dela Conferencia EpiscopalEspañola, el cardenal Antonio María Rouco Varela, el día 24 de diciembre será el inicio del especial seguimiento que se va a realizar a los actos religiosos que se celebran en estas fechas. En 13tv podrás seguir la bendición Urbi et Orbe de Benedicto XVI ola Santa Misadela Nochede Navidad desde el Vaticano, comentada por Paloma Gómez Borrero.
Homilía de monseñor Marcelo Raúl Martorell, obispo de Puerto Iguazú, en el primer domingo de Adviento (27 de noviembre de 2011). (AICA)
“Oh Señor, Tú eres nuestro Padre” (Is. 63,16)
En la primera lectura el Profeta Isaías (Is. 63,16-17.19; 64,2-7) con su oración, pareciera querer apresurar la venida del Salvador: ¡Oh, si rasgaras los cielos y bajaras! (Ib.19). La historia de la salvación nos dice que verdaderamente fue escuchada esa oración y súplica al cumplirse la promesa de Dios: los cielos se rasgaron verdaderamente y vino a la tierra nuestro Salvador Jesucristo. Y el mundo fue redimido de su pecado y encontró en Él a su Salvador. Sin embargo hoy la liturgia -y durante este tiempo especial del Adviento- sigue adentrándonos en el misterio que contiene ese grito: ¡Ven Señor Jesús! El Señor ya ha venido históricamente y con su pasión, muerte y resurrección nos ha traído la salvación. El que nació en un pesebre en Belén nos ha liberado. Antes se clamaba ¡que se rasguen los cielos! para que venga el Salvador en la historia. Hoy clamamos ¡que se rasguen los cielos! para que venga el Salvador enla Gloria. Desdeel corazón de la primitiva comunidad cristiana, tan próxima a la presencia histórica del Señor brota el grito de todos y que perdura hasta hoy: ¡Ven Señor Jesús! Y por eso esta oración de Isaías es actual y la liturgia la hace propia, porque este misterio de la muerte y resurrección ya cumplidos en la historia, debe primero hacerse propio en el corazón de cada uno y debemos prepararnos en el tiempo y en la historia para recibir al Señor Jesús en su Gloria y comulgar con Él eternamente (1 Cor. 1, 9) y mientras esa comunión no sea perfecta como se da durante nuestra vida terrenal, en la gracia y el amor de Dios, esperamos la venida del Señor.
Hoy somos caminantes en la vida y mientras vamos haciendo la historia, nos alimentamos con los sacramentos que nos dan la fuerza necesaria para crecer en la gracia y el amor de Dios. Debemos desear interiormente y a través de nuestras acciones que venga el Señor Jesús. Por esola Iglesiacanta a coro con sus hijos diciendo: ¡Ven, Señor Jesús! (Ap. 22,17-20). El Adviento así nos muestra un doble rostro, que ya vivimos en la gracia por Jesucristo Nuestro Señor y al mismo tiempo, como lo hace el Apóstol San Pablo con los Corintios, nos sentimos exhortados a la espera del Señor en su manifestación definitiva (1 Cor 1, 4-7). Estos son los dos rostros del Adviento cristiano: el recuerdo y la vivencia agradecida por el nacimiento del Salvador y sus dones de gracia y amor, que preparamos durante estas semanas hastala Navidady el de su “manifestación gloriosa al final de los tiempos”.
Debemos vivir en “vigilante espera” y el Adviento es un tiempo fuerte, especial, que en la proximidad dela Navidadnos ayuda a pensar y vivir con la ayuda del Evangelio y de los dones sacramentales -especialmentela Penitenciayla Eucaristía-de una manera distinta en el mundo. Penitentes, porque tenemos la conciencia de ser pecadores. Agradecidos, porque sabemos que el Señor nos ayuda con su gracia a caminar con la esperanza confiada en que Él “nos confirmará hasta el fin para que seamos irreprensibles en el día de Nuestro Señor Jesucristo” (1 Cor. 1, 8).
El Señor nos mandó a velar y orar, pues no sabemos cuándo vendrá de nuevo. Mientras tanto, debemos ser fieles en el servicio y el cumplimiento del propio deber sin rendirnos al cansancio o a la pereza (Mc. 13, 34-37) como lo hace el siervo bueno y diligente que no duerme durante la ausencia del amo, sino que trabaja en las tareas que le han sido encomendadas, de manera que cuando vuela su señor, lo encuentre en su puesto “por la tarde, a medianoche, o al canto del gallo a la madrugada” (Ib. 35), no entregado a la vagancia o al vicio en las cosas de la vida, sino construyendo diligentemente, con toda su vitalidad el campo de su amo, que es la tierra y en ella la tarea que cada uno tenga, con el corazón cargado de alegre esperanza en la fe de saber que Dios es fiel y que al volver lo recibirá con amor y lo entregará en manos de su Señor que es también su Padre.
Que María, nuestra Señora dela Esperanzacristiana nos ayude en este tiempo a esperar al Señor.
Mons. Marcelo Raúl Martorell, obispo de Puerto Iguazú
Se está repartiendo en la parroquia un díptico de la Campaña Institucional de CARITAS 2011-2012 con el lema "Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir".
vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir
Cáritas es la confederación oficial de las entidades de acción caritativa y social dela Iglesiacatólica en España. Integrada en una red internacional, en la que participan Cáritas de 198 países, forma una red nacional constituida por más de 6.000 Cáritas Parroquiales, 68 Cáritas Diocesanas y sus correspondientes Cáritas Regionales o Autonómica. Tiene como principal objetivo la ayuda al desarrollo integral de la dignidad humana de todas las personas que se encuentran en situación de precariedad social.
Gracias al compromiso gratuito de más de 58.000 voluntarios y al trabajo de todas las personas que forman parte de esta amplia red, las acciones que se realizan a través de la denuncia social, la sensibilización y la lucha contra la pobreza son signo y esperanza de una nueva sociedad.
"Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir" es el lema de la nueva campaña de sensibilización de Cáritas que tiene como eje principal la propuesta de caminar juntos hacia un nuevo modelo social más humano, evangélico y justo. Se trata de una invitación a construir una sociedad nueva basada en la humanidad como una gran familia que se interpela y se cuestiona sobre la realidad de pobreza e injusticia que predomina en el mundo.
"Esto exige (...) una honda revisión con amplitud de miras del modelo de desarrollo, para corregir sus disfunciones y desviaciones. Lo exige, en realidad, el estado de salud ecológica del planeta; lo requiere sobre todo la crisis cultural y moral del hombre, cuyos síntomas son evidentes en todas las partes del mundo desde hace tiempo" (Caritas in veritate, n.032).
Estamos invitados a vivir este tiempo de Navidad como una oportunidad para cuestionarnos sobre nuestras elecciones personales y colectivas cotidianas en relación con el consumo, la sostenibilidad y la utilización de los recursos. El efecto de nuestras opciones tiene consecuencias directas sobre el planeta y el resto de personas que habitamos en el mundo, en nuestras ciudades y pueblos.
• Vivirla sencillez es no necesitar tener muchas cosas para ser feliz, no cayendo en el consumismo ni en las modas que nos obligan a comprar lo nuevo, lo último.
• Vivir la sencillez es tener más alegría al dar o al compartir, que al recibir, porque has descubierto el sentido de la gratuidad.
• Vivir la sencillez es vaciar el corazón de todas las cosas innecesarias que lo ocupan, y llenarlo del tesoro de la amistad, de la cercanía y del encuentro humano con los demás.
• Vivir la sencillez es sentir cercanas a miles de personas que viven injustamente en la pobreza, conmoverte por ello y, entonces, te movilizas e implicas porque no quieres vivir mejor que ellos.
• Vivir la sencillez es poner tu confianza y seguridad no en el dinero o en las posesiones, sino en tus bienes espirituales, en tus convicciones y creencias, en tu fe, en tus capacidades, en tu fuerza interior y en la de aquellos que te aman y aprecian.
Para que los niños y jóvenes sean mensajeros del Evangelio y para que su dignidad sea siempre respetada y preservada de toda violencia y explotación. - Comentario ala Intención Misionera de diciembre 2011
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Desde los comienzos, la Iglesiaha tenido siempre una especial sensibilidad hacia los jóvenes y los niños. El Señor exhortaba a los Apóstoles a dejar que los niños se acercaran a Él y exigía a todos sus discípulos ser como ellos para entrar en el Reino de los Cielos. También S. Juan, en sus cartas, se dirige a los jóvenes porque son fuertes, porque la Palabrade Dios permanece en ellos y porque han vencido al Maligno (1 Jn 2, 14).
Esta sensibilidad ha sido puesta en evidencia de una manera especial en los últimos decenios por el Beato Juan Pablo II y por el Pontífice actual a través de la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud. La Iglesia tiene conciencia de que los jóvenes son la esperanza de la Iglesia y de la humanidad. Y a ellos está confiada de una manera especial la tarea de la nueva evangelización. Es claro que los apóstoles de los jóvenes deben ser los jóvenes.
En el mensaje para la última JMJ celebrada en Madrid el pasado mes de agosto, Benedicto XVI decía a los jóvenes: sed testigos de la esperanza cristiana en el mundo entero: son muchos los que desean recibir esta esperanza (6-8-2010).
No raramente, los niños sufren múltiples formas de explotación, dada su precaria situación de debilidad y necesidad. La sociedad debe reconocer su dignidad personal, la dignidad que corresponde a todo hombre en cuanto hijo de Dios. Cuando el Verbo de Dios asumió nuestra naturaleza humana, la elevó a la más alta dignidad. Cada hombre es llamado por Dios a la comunión de vida con Él. Esta dignidad es inalienable y debe ser siempre respetada.
La Iglesia, a pesar de las tristes experiencias que han salido a la luz en los últimos años y que constituyen una excepción, se ha dedicado siempre a la defensa de los más débiles, sobre todo de los niños. Apremiados por la necesidad para satisfacer las necesidades más básicas, muchos niños se ven obligados a tener que realizar trabajos físicos desproporcionados a su edad y en condiciones infrahumanas. Incluso, en algunos lugares del globo, son objeto de explotación sexual y forzados a la prostitución infantil. La Iglesia ha luchado contra estas injusticias en los países de misión, aunque es cierto que con frecuencia son los países más desarrollados los que ejercitan la explotación de los pobres. Juan Pablo II exhortaba con urgencia a todos los que están en una posición de autoridad en la sociedad "a que realicen, como cosa prioritaria, todo lo que está en su poder, para aliviar el dolor de los niños" (Ecclesia in America, 48).
En muchas culturas, se percibe hoy un olvido de Dios y un marcado talante laicista, que tiende a organizar la sociedad como si Dios no existiera. Si no se comprende al hombre como imagen de Dios, la dignidad humana queda reducida a una concesión del estado. Ante esta situación, tan opuesta a los valores evangélicos, y reforzada por los medios de comunicación, es necesario ser valientes y no dejarse vencer por las dificultades. Benedicto XVI decía a los jóvenes de Malta: No tengáis miedo, sino alegraos del amor que (el Señor) os tiene; fiaos de él, responded a su invitación a ser sus discípulos, encontrad alimento y ayuda espiritual en los sacramentos de la Iglesia. (Encuentro con los jóvenes, 18-4-2010).
Dios ha querido manifestar su omnipotencia en la paradoja dela Encarnación. Porque es omnipotente, se ha hecho débil en el Niño de Belén. Que todos los miembros dela Iglesia confiemos en el poder del amor y creamos que la fuerza se manifiesta en la debilidad (2 Cor 12, 9). Quela Iglesia, apoyada sólo en el poder de la debilidad de su Señor, siga defendiendo a los niños y jóvenes, anunciando el amor que Dios les tiene. (Agenzia Fides 30/11/2011)
Homilía de monseñor Marcelo Raúl Martorell, obispo de Puerto Iguazú, en el primer domingo de Adviento (27 de noviembre de 2011). (AICA)
“Oh Señor, Tú eres nuestro Padre” (Is. 63,16)
En la primera lectura el Profeta Isaías (Is. 63,16-17.19; 64,2-7) con su oración, pareciera querer apresurar la venida del Salvador: ¡Oh, si rasgaras los cielos y bajaras! (Ib.19). La historia de la salvación nos dice que verdaderamente fue escuchada esa oración y súplica al cumplirse la promesa de Dios: los cielos se rasgaron verdaderamente y vino a la tierra nuestro Salvador Jesucristo. Y el mundo fue redimido de su pecado y encontró en Él a su Salvador. Sin embargo hoy la liturgia -y durante este tiempo especial del Adviento- sigue adentrándonos en el misterio que contiene ese grito: ¡Ven Señor Jesús! El Señor ya ha venido históricamente y con su pasión, muerte y resurrección nos ha traído la salvación. El que nació en un pesebre en Belén nos ha liberado. Antes se clamaba ¡que se rasguen los cielos! para que venga el Salvador en la historia. Hoy clamamos ¡que se rasguen los cielos! para que venga el Salvador enla Gloria. Desdeel corazón de la primitiva comunidad cristiana, tan próxima a la presencia histórica del Señor brota el grito de todos y que perdura hasta hoy: ¡Ven Señor Jesús! Y por eso esta oración de Isaías es actual y la liturgia la hace propia, porque este misterio de la muerte y resurrección ya cumplidos en la historia, debe primero hacerse propio en el corazón de cada uno y debemos prepararnos en el tiempo y en la historia para recibir al Señor Jesús en su Gloria y comulgar con Él eternamente (1 Cor. 1, 9) y mientras esa comunión no sea perfecta como se da durante nuestra vida terrenal, en la gracia y el amor de Dios, esperamos la venida del Señor.
Hoy somos caminantes en la vida y mientras vamos haciendo la historia, nos alimentamos con los sacramentos que nos dan la fuerza necesaria para crecer en la gracia y el amor de Dios. Debemos desear interiormente y a través de nuestras acciones que venga el Señor Jesús. Por esola Iglesiacanta a coro con sus hijos diciendo: ¡Ven, Señor Jesús! (Ap. 22,17-20). El Adviento así nos muestra un doble rostro, que ya vivimos en la gracia por Jesucristo Nuestro Señor y al mismo tiempo, como lo hace el Apóstol San Pablo con los Corintios, nos sentimos exhortados a la espera del Señor en su manifestación definitiva (1 Cor 1, 4-7). Estos son los dos rostros del Adviento cristiano: el recuerdo y la vivencia agradecida por el nacimiento del Salvador y sus dones de gracia y amor, que preparamos durante estas semanas hastala Navidady el de su “manifestación gloriosa al final de los tiempos”.
Debemos vivir en “vigilante espera” y el Adviento es un tiempo fuerte, especial, que en la proximidad dela Navidadnos ayuda a pensar y vivir con la ayuda del Evangelio y de los dones sacramentales -especialmentela Penitenciayla Eucaristía-de una manera distinta en el mundo. Penitentes, porque tenemos la conciencia de ser pecadores. Agradecidos, porque sabemos que el Señor nos ayuda con su gracia a caminar con la esperanza confiada en que Él “nos confirmará hasta el fin para que seamos irreprensibles en el día de Nuestro Señor Jesucristo” (1 Cor. 1, 8).
El Señor nos mandó a velar y orar, pues no sabemos cuándo vendrá de nuevo. Mientras tanto, debemos ser fieles en el servicio y el cumplimiento del propio deber sin rendirnos al cansancio o a la pereza (Mc. 13, 34-37) como lo hace el siervo bueno y diligente que no duerme durante la ausencia del amo, sino que trabaja en las tareas que le han sido encomendadas, de manera que cuando vuela su señor, lo encuentre en su puesto “por la tarde, a medianoche, o al canto del gallo a la madrugada” (Ib. 35), no entregado a la vagancia o al vicio en las cosas de la vida, sino construyendo diligentemente, con toda su vitalidad el campo de su amo, que es la tierra y en ella la tarea que cada uno tenga, con el corazón cargado de alegre esperanza en la fe de saber que Dios es fiel y que al volver lo recibirá con amor y lo entregará en manos de su Señor que es también su Padre.
Que María, nuestra Señora dela Esperanzacristiana nos ayude en este tiempo a esperar al Señor.
Mons. Marcelo Raúl Martorell, obispo de Puerto Iguazú
Artículo del sacerdote Don Juan Manuel Pérez Piñero que nos habla de las actitudes cristianas antela Navidad.
CÓMO CELEBRAR LA NAVIDAD
Cuando llegue la Navidad que ya está muy cerca, nos encontraremos con muchos cristianos que se esfuerzan por celebrarla de verdad.
Algunos, incluso, se preguntarán: “¿Lo que celebra la gente es Navidad? No lo entiendo… En adornos, felicitaciones, regalos…, y algún portal o árbol de Navidad, parece que se queda todo. Y eso solo es Navidad?”
Claro que no. Veamos:
Es el Año Litúrgico, el que, con su dinamismo interno, va colocando delante de nosotros los distintos acontecimientos de la vida del Señor… para que, de algún modo, nos pongamos en contacto con ellos y nos llenemos de la gracia de la salvación, que ellos contienen, nos enseña el Concilio.
Es, por tanto, el Año Litúrgico el que hace posible que estos acontecimientos entrañables de la Navidad puedan celebrarse. Por ello, son fiestas que tienen su centro en las celebraciones de la Iglesia y el corazón de cada cristiano.
De ahí la importancia y la necesidad de prepararnos adecuadamente en el Tiempo de Adviento. Sabemos, por experiencia, que las fiestas del pueblo o del barrio, si no se preparan, salen mal… ¿Cómo podemos celebrar la Navidad, sin aprovechar el tiempo de preparación que es el Adviento?
Y la preparación de Adviento culmina en el Sacramento de la Penitencia o, mejor, de la Reconciliación recibido a lo largo del Tiempo de Adviento o, mejor, unos días antes de la Navidad. Luego la Eucaristía de la Navidad hará de nuestro corazón algo muy parecido a un Portal de Belén”.
De este modo, se realiza en cada uno de nosotros, lo que expresa aquel villancico: “El Niño ha nacido en Belén. Aleluya. Aleluya. Quiere nacer en nosotros también. Aleluya, Aleluya”.
Este es el fundamento último de la alegría desbordante de la Navidad. Lo demás son manifestaciones externas, algunas magníficas, y ya tradicionales entre nosotros. Ellas expresan y alimentan ese gozo profundo del corazón.
Pero si lo reducimos todo a manifestaciones externas, es evidente que no celebramos de verdad la Navidad.
De esta forma, nos damos cuenta enseguida, que todos, sea cual sea la situación en que nos encontremos, podemos y debemos celebrar la Navidad. No podemos caer en la tentación de decirle a los amigos: “este año, se me estropeó la Navidad” o es que “éstas son para mí unas fiestas tristes”. Ya decía el Papa S. León Magno que “nadie queda excluido de la participación en este gran gozo…” (S. de Nav. I).
Para eso, tenemos que salir de nosotros mismos, para encontrarnos con el Señor que llega como Salvador de cada persona y que proyecta una luz nueva sobre cualquier situación adversa.
¡Este es, por tanto, el camino que lleva a Belén; a los distintos acontecimientos que celebramos, a la Navidad auténtica!
¡Dichosos nosotros, que lo hemos encontrarlo!
ZENIT nos ofrece la catequesis que el Santo Padre Benedicto XVI ha realizado al dirigirse a los fieles congregados para la audiencia del miércoles 30 de Noviemb re de 2011, provenientes de Italia y de todas las partes del mundo. La catequesis continúa el ciclo de la oración.
Queridos hermanos y hermanas, en las últimas catequesis hemos reflexionado sobre algunos ejemplos de oración en el Antiguo Testamento, hoy comenzamos a mirar a Jesús, a su oración, que atraviesa toda su vida, como un canal secreto que irriga la existencia, las relaciones, los gestos y que lo guía, con progresiva firmeza, al don total de sí mismo, según el proyecto de amor de Dios Padre. Él es el maestro también de nuestra oración, incluso Él es el apoyo activo y fraternal de nuestro dirigirnos al Padre. Verdaderamente, como resume un título del Compendio del Catecismo dela Iglesia: “la oración se revela y actúa plenamente en Jesús” (541-547). A Él nos vamos a referir en las próximas catequesis. Un momento particularmente significativo de su camino es la oración que sigue al Bautismo al que se somete en el río Jordán. El evangelista Lucas dice que Jesús, después de haber recibido, junto a todo el pueblo, el bautismo por mano de Juan el Bautista, entra en una oración muy personal y prolongada.
Escribe: “Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma” (Lc 3, 21-22). Es este “mientras estaba orando”, en diálogo con el Padre, lo que ilumina la acción que ha realizado junto a tantos otros de su pueblo que habían llegado a la orilla del Jordán. Rezar le da a su gesto, el Bautismo, un trato exclusivo y personal. El Bautista había hecho un fuerte llamamiento a vivir plenamente como “hijos de Abraham”, convirtiéndose al bien y dando frutos dignos de este cambio (cfr Lc 3,7-9). Y un gran número de israelitas se movió, como recuerda el evangelista Marcos, que escribe: “Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados” (Mc 1,5). El Bautista aportaba algo realmente nuevo: someterse al Bautismo debía marcar un cambio determinante, dejar una conducta ligada al pecado e iniciar una vida nueva. También Jesús acepta esta invitación, entre en la gris multitud de los pecadores que esperan en la orilla del Jordán. También a nosotros, como a los primeros cristianos, nos surge esta pregunta: ¿por qué Jesús se somete voluntariamente a este bautismo de penitencia y de conversión? Él no había pecado, no tenía necesidad de convertirse. Entonces ¿por qué realizar este gesto? El Evangelista Mateo describe el estupor del Bautista que afirma: “Juan se resistía, diciéndole: 'Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!'” (Mt 3,14) y la respuesta de Jesús: “Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo” (v.15). El sentido de la palabra “justicia” en el mundo bíblico es aceptar plenamente la voluntad de Dios. Jesús muestra su cercanía a la parte de su pueblo que, siguiendo al Bautista, reconoce como insuficiente el considerarse sencillamente hijos de Abraham, sino que quiere cumplir la voluntad de Dios, quiere comprometerse para que su propio comportamiento sea una respuesta fiel a la alianza ofrecida por Dios en Abraham.
Entrando entonces en el río Jordán, Jesús, sin pecado, hace visible su solidaridad con los que reconocen sus propios pecados, eligen arrepentirse y cambian de vida; hace comprensible que formar parte del pueblo de Dios quiere decir entrar en una óptica de novedad de vida, de vida según Dios. En este gesto, Jesús anticipa la cruz, da comienzo a su actividad tomando el lugar de los pecadores, asumiendo sobre sus hombros el peso de la culpa de la humanidad entera, cumpliendo la voluntad del Padre.
Recogiéndose en oración, Jesús muestra el íntimo vínculo con el Padre que está en los Cielos, experimenta su paternidad, asume la belleza exigente de su amor, y en el coloquio con el Padre recibe la confirmación de su misión. En las palabras que resuenan en el Cielo (cfr Lc 3,22), hay un anticipo del misterio pascual, de la cruz y de la resurrección. La voz divina le define como: “Mi Hijo, el amado”, recordando a Isaac, el amadísimo hijo que el padre Abraham estaba dispuesto a sacrificar, según la orden de Dios (cfr Gen 22,1-14). Jesús no es solo el Hijo de David, descendiente mesiánico real, o el Siervo en el que Dios se complace, sino que es el Hijo unigénito, el amado, igual que Isaac, que Dios Padre entrega para la salvación del mundo. En el momento en que, a través de la oración, Jesús vive en profundidad su filiación y la experiencia dela Paternidadde Dios (cfr Lc 3,22b), desciende el Espíritu Santo (cfr Lc 3,22a), que lo guía en su misión y que Él difundirá después de haber sido levantado en la cruz (cfr Jn 1,32-34; 7,37-39), para que ilumine la obra dela Iglesia. Enla oración, Jesús vive un ininterrumpido contacto con el Padre para realizar hasta el final el proyecto de amor para los hombres. Sobre el trasfondo de esta extraordinaria oración, está la entera existencia de Jesús vivida en una familia profundamente ligada con la tradición religiosa del pueblo de Israel. Lo demuestran las referencias que encontramos en los Evangelios: su circuncisión (cfr Lc 2,21) y la presentación en el templo (cfr Lc 2,22-24), así como la educación y la formación en Nazareth, enla Santa Casa(cfr Lc 2,39-40 y 2,51-52). Se trata de “casi treinta años” (Lc 3, 23), un largo tiempo de vida escondida, aunque con experiencias de participación en momentos de expresión religiosa comunitaria, como las peregrinaciones a Jerusalén (cfr Lc 2,41). Narrándonos el episodio de Jesús que, a los doce años de edad, va al templo y se sienta a enseñar a los maestros (cfr Lc 2,42-52), el evangelista Lucas deja entrever que Jesús, quien reza después del bautismo del Jordán, tiene una larga costumbre de oración íntima con Dios Padre, radicada en las tradiciones, en el estilo de vida de su familia, en las experiencias decisivas vividas en ella. La repuesta del niño de doce años a José y a María indica ya esta filiación divina, que la voz celestial manifiesta después del bautismo: “¿Por qué me buscábais? ¿No sabíais que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?” (Lc 2,49).
Al salir de las aguas del Jordán, Jesús no inaugura su oración, sino que continúa su relación contante, habitual con el Padre; y, en esta unión íntima con Él, da el paso de su vida escondida de Nazaret a su ministerio público. La enseñanza de Jesús sobre la oración viene, seguramente, de su forma de rezar adquirida en familia, pero que tiene su origen profundo y esencial en el hecho de ser el Hijo de Dios, en su relación única con Dios Padre.
El Compendio del Catecismo dela Iglesia Católica--respondiendo a la pregunta: ¿de quién aprendió Jesús a rezar?, dice- “Jesús, según su corazón de hombre, aprendió a rezar de su Madre y de la tradición hebrea. Pero su oración surge de una fuente más secreta, ya que es el Hijo eterno de Dios que, en su santa humanidad, dirige a su Padre la oración filial perfecta” (541). En la narración evangélica, las ambientaciones de la oración de Jesús se colocan siempre en la encrucijada entre la inserción en la tradición de su pueblo, y la novedad de una relación personal y única con Dios. “El lugar desierto” (cfr Mc 1,35; Lc 5,16) al que a menudo se retira, “el monte” donde sube a rezar (cfr Lc 6,12; 9,28), “la noche” que le permite la soledad (cfr Mc 1,35; 6,46-47; Lc 6,12), recuerdan momentos del camino de la revelación de Dios en el Antiguo Testamento, indicando así la continuidad de su proyecto salvífico. Al mismo tiempo, marcan momentos de particular importancia para Jesús, que conscientemente acepta este plan, plenamente fiel a la voluntad del Padre. También en nuestra oración debemos aprender, cada vez más, a entrar en la historia de salvación donde Jesús es el culmen, renovar ante Dios nuestra decisión personal de abrirnos a su voluntad, pedirle a Él la fuerza de conformar nuestra voluntad a la suya, en toda nuestra vida, en obediencia a su proyecto de amor para nosotros. La oración de Jesús toca todas las fases de su ministerio y todas sus jornadas. Las fatigas no la bloquean.
Los Evangelios, incluso, dejan traslucir, una costumbre de Jesús de pasar en oración parte de la noche. El evangelista Marcos relata una de estas noches, después de la pesada jornada de la multiplicación de los panes, y escribe: “En seguida, Jesús obligó a sus discípulos a que subieran a la barca y lo precedieran a la otra orilla, hacia Betsaida, mientras él despedía a la multitud. Una vez que los despidió, se retiró a la montaña para orar. Al caer la tarde, la barca estaba en medio del mar y él permanecía solo en tierra” (Mc 6,45-47). Cuando las decisiones se convierten en algo urgente y complejo, su oración se hace cada vez más larga e intensa. En la inminente elección de los Doce Apóstoles, por ejemplo, Lucas destaca la duración de la oración preparatoria de Jesús: “En esos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles” (Lc 6,12-13).
Observando la oración de Jesús, deben surgirnos diversas preguntas: ¿Cómo rezo yo?¿Cómo rezamos nosotros?¿Qué tiempo dedicamos a la relación con Dios? ¿Es suficiente la educación y formación a la oración actualmente? ¿Quién nos puede enseñar?
En la exhortación apostólica Verbum Domini, hablé de la importancia de la lectura orante de las Sagradas Escrituras. Recogiendo todos los aspectos que surgieron enla Asambleadel Sínodo de los Obispos, destaqué particularmente la forma específica de la lectio divina. Escuchar, meditar, callar ante el Señor que habla, es un arte que se aprende practicándolo con constancia. Ciertamente, la oración es un don que exige, sin embargo, el ser acogido; es una obra de Dios, pero que exige compromiso y continuidad por nuestra parte, sobre todo la continuidad y la constancia son importantes. Justo la experiencia ejemplar de Jesús muestra que su oración, animada por la paternidad de Dios y por la comunión del Espíritu, se profundiza en un prolongado y fiel servicio, hasta el Huerto de los Olivos yla Cruz.
Hoy los cristianos estamos llamados a ser testigos de la oración, porque nuestro mundo está a menudo cerrado al horizonte divino y a la esperanza que lleva el encuentro con Dios. Que en la amistad profunda con Jesús y viviendo en Él y con Él la relación filial con el Padre, a través de nuestra oración fiel y constante, podamos abrir las ventanas hacia el Cielo de Dios. Incluso en el recorrido del camino de la oración, sin consideraciones humanas, que podamos ayudar a otros a recorrerlo: también para la oración cristiana es verdad que, caminando, se abren caminos. Queridos hermanos y hermanas, eduquémonos en una relación intensa con Dios, en una oración que no sea intermitente, sino constante, llena de confianza, capaz de iluminar nuestra vida, como nos enseña Jesús. Y pidámosle que podamos comunicar a las personas que están cerca de nosotros, a los que nos encontramos por las calles, la alegría del encuentro con el Señor, luz de nuestra existencia. Gracias.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
Ideas para la homilía de la Eucaristía de la Navidad 2011 entresacado del Guión litúrgico ofrecido desde Caritas y recibido en la parroquia. Este año la campaña se presenta con el lema “Vive con sencillez para que otros, sencillamente, puedan vivir".
Para la homilía
1. Recuperando la dignidad humana
Cuando uno lucha por la "dignidad" propia o la de los demás, se indigna. Pues he aquí a un Dios "indignado'; por salvar y devolver la dignidad al hombre.
Pero Dios es Amor. ¿Cómo será la indignación del Amor? Un Amor indignado hace locuras. Fue lo que hizo Dios. Para dignificar al hombre se humanizó. Eso sólo se le ocurre a Dios.
Se hizo hombre para que el hombre se hiciera dios. Se hizo siervo para que el hombre llegara a ser señor. Se hizo pobre para que el hombre se enriqueciera.
Se hizo "pecado" (cf. 2 Co 5, 21) para que el hombre se convirtiera en templo del Espíritu Santo.
Se hizo amigo para que el hombre viviera en el amor.
¿En qué está la dignidad humana?
Para esto vino Dios, para enseñarnos que lo que realmente define y eleva al hombre es el amor, porque el hombre está hecho a imagen de Dios. Vino a decirnos con su ejemplo que el hombre se realiza mejor cuando se relaciona con los otros, que se hace más grande cuando acepta su verdad, que es más auténtico cuando sirve, que es más feliz cuando comparte, que es más sabio cuando se abre a la trascendencia, que es más señor cuando valora al otro más que a sí mismo, que es más santo cuando ama al otro más que a su propia vida, como hizo Jesús.
El nacimiento del Hijo de Dios en Belén, Casa del Pan, de María Virgen, supone una revolución universal, un cambio de valores radical. Aquel niño del pesebre era la semilla de un hombre nuevo, que él llamaría Reino de Dios. Entre lágrimas y sonrisas nos gritaba que otro mundo es posible, pero poniendo los medios. Porque:
Y ahora, después de veinte siglos, ¿podemos afirmar que hemos aprendido la lección dela Navidad? Celebramos, sí, las "navidades, pero no vivimosla Navidad. Las"navidades" nos apaciguan, nos conforman, nos adormecen, nos regalan y nos engordan.La Navidadnos interpela, nos despierta, nos alegra, nos ilumina y nos enciende. Las Navidades pasan,la Navidadpermanece. Las Navidades se dan la mano con las ilusiones,la Navidadcon la esperanza. Las Navidades se visten lujosa y escandalosamente.La Navidadse viste de austeridad. Las Naidades nos instalan.La Navidadnos estimula. Las Navidades convierten el misterio en consumo.La Navidadse arrodilla ante el misterio en adoración.
2. En tiempo de crisis oramos al Enmanuel
Fatigados, muy fatigados, llegamos a Belén. La peregrinación fue dura y peligrosa. Pasamos por tierras difíciles. Todas sufrían los efectos de la insolidaridad. Por todas partes se oían críticas y lamentos, con un denominador común: "estamos en crisis”. Pero también se captaban anuncios de superación y de cambio.
Ante el pesebre
No somos Reyes Magos. Somos un grupo de diez personas, heridas por la crisis.
Hemos venido hasta aquí, Jesús, porque creemos en ti. Sabemos que eres el Dios que ama nuestro mundo. Y si tú, Dios niño, nos amas, estamos salvados. Tú eresla Salvacióny el camino para salvarnos.
- Señor Jesús, haznos comprender que siguiendo el camino de Belén seremos en ti renovados y podremos ser constructores del mundo nuevo, de la armonía, la belleza, la convivencia, la felicidad, la solidaridad y el amor.
- Señor Jesús, cuando tú bajaste del cielo, en el silencio de la noche, como si nada hubiera ocurrido, si acaso fue como el clavel que se dejó caer en el huerto de María; pero no, cuando tú bajaste del cielo, se produjo un secreto y gozoso estremecimiento en la tierra. Era el principio de la renovación total. Parecía que nada había acontecido, pero las energías liberadoras empezaron ya a fermentar.
- Señor Jesús, ¿qué tiene tu mirada? Hay mucha fuerza en tus ojos transparentes; nos atraen y nos conmueven. Cuando nos miras, nos sentimos renovados y queridos. No tienes luz, eres Luz; cuando nos miras, nos enciendes. Míranos, Jesús, no se aparte tu mirada de nosotros.
Y volveremos gozosos a nuestras casas. Y seremos testigos de lo que hemos visto. Y daremos a todos buenas noticias. Diremos que las crisis van a ser superadas, pero que tenemos que cambiar; que hay que dejarse iluminar por la luz de Belén. Todo cambiará cuando aprendamos del Niño a ser más sencillos, más desprendidos, más compasivos, más generosos. Porque la verdad es que estamos construyendo torres y torres de Babel, y lo que tenemos que construir son casas y mesas para todos
- Gracias, Jesús. Enhorabuena, María, madre bendita. Enhorabuena, José, padre bueno, admirable carpintero. Dejamos aquí un mapa de nuestro mundo, roto y manchado, para que lo protejáis y nos ayudéis a limpiarlo y recomponerlo.
NAVIDAD
25 de Diciembre de 2011
Hermanos y hermanas: hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Su paz, su gracia, su amor, estén con todos vosotros.
(A continuación, un lector lee la calenda o pregón de Navidad. Este pregón será conveniente proclamarlo en todas las misas. Si no hay un lector adecuado, puede hacerlo el mismo celebrante).
Gloria: Como hicieron aquella noche los ángeles en Belén, también ahora nosotros proclamaremos con alegría la gloria de Dios. La gloria de Dios es aquel Niño que ahora contemplamos en el pesebre, acompañado del amor de María y José. La gloria de Dios es Jesús, hombre como nosotros, carne de nuestra carne. La gloria de Dios es la paz, la vida, la esperanza para la humanidad entera. Porque Dios nos ama con un amor inmenso. (Gloria cantado).
(Las lecturas de las tres misas de esta fiesta son intercambiables: se pueden leer en cualquiera de las misas, incluso mezclándolas, o uniendo, por ejemplo, el evangelio de la noche con el de la aurora. Hoy habría que escoger los lectores mejores.)
Oración universal: Hoy ha aparecido la bondad de Dios, hoy hemos conocido su amor. Por ello, confiadamente, oremos para que todas las personas puedan conocer y sentir este amor. Oremos cantando: VEN, SEÑOR, VEN A SALVARNOS (O bien: Responderemos diciendo: PADRE, ESCÚCHANOS).
Que nuestra mirada alcance hayal mundo entero. Oremos por todos los hombres y mujeres de todas las naciones de la tierra. OREMOS UNIDOS:
De un modo especial, oremos por los que tienen su vida marcada por el dolor y la tristeza, sea cual sea el motivo. OREMOS UNIDOS:
Oremos por los países que están en guerra. Que Jesús, el Príncipe de la Paz, les dé fortaleza para avanzar en el camino de la paz, del respeto, de la justicia, del perdón. OREMOS UNIDOS:
Hoy, las comunidades cristianas de todo el mundo nos reunimos para celebrar al Dios hecho hombre. Oremos para que toda la Iglesia, y cada uno de los cristianos, seamos siempre un signo transparente del amor y la bondad de Dios. OREMOS UNIDOS:
y finalmente, oremos por nosotros mismos, y por nuestras familias, y por nuestros amigos y conocidos. OREMOS UNIDOS:
Escucha, Padre, nuestra oración, y derrama tu amor sobre nosotros y sobre el mundo entero. Por ...
Prefacio I de Navidad, cantando todos los elementos posibles
de la plegaria eucarística.
Padrenuestro: El Hijo de Dios se hizo hombre para que nosotros fuéramos también hijos e hijas de Dios. Por eso ahora, siguiendo su enseñanza, nos atrevemos a decir:
Bendición solemne de Navidad (Misal, pág. 560 o 570).
CPL
Reflexión de José Antonio Pagola al evangelio de la fiesta de la Natividad del Señor, ofrecida por la Delegación Diocesana de Enseñanza de la diócesis de Tenerife.
EN UN PESEBRE
Según el relato de Lucas, es el mensaje del Ángel a los pastores el que nos ofrece las claves para leer desde la fe el misterio que se encierra en un niño nacido en extrañas circunstancias en las afueras de Belén.
Es de noche. Una claridad desconocida ilumina las tinieblas que cubren Belén. La luz no desciende sobre el lugar donde se encuentra el niño, sino que envuelve a los pastores que escuchan el mensaje. El niño queda oculto en la oscuridad, en un lugar desconocido. Es necesario hacer un esfuerzo para descubrirlo.
Estas son las primeras palabras que hemos de escuchar: «No tengáis miedo. Os traigola Buena Noticia: la alegría grande para todo el pueblo». Es algo muy grande lo que ha sucedido. Todos tenemos motivo para alegrarnos. Ese niño no es de María y José. Nos ha nacido a todos. No es solo de unos privilegiados. Es para toda la gente.
Los cristianos no hemos de acaparar estas fiestas. Jesús es de quienes lo siguen con fe y de quienes lo han olvidado, de quienes confían en Dios y de los que dudan de todo. Nadie está solo frente a sus miedos. Nadie está solo en su soledad. Hay Alguien que piensa en nosotros.
Así lo proclama el mensajero: «Hoy os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor». No es el hijo del emperador Augusto, dominador del mundo, celebrado como salvador y portador de la paz gracias al poder de sus legiones. El nacimiento de un poderoso no es buena noticia en un mundo donde los débiles son víctima de toda clase de abusos.
Este niño nace en un pueblo sometido al Imperio. No tiene ciudadanía romana. Nadie espera en Roma su nacimiento. Pero es el Salvador que necesitamos. No estará al servicio de ningún César. No trabajará para ningún imperio. Solo buscará el reino de Dios y su justicia. Vivirá para hacer la vida más humana. En él encontrará este mundo injusto la salvación de Dios.
¿Dónde está este niño? ¿Cómo lo podemos reconocer? Así dice el mensajero: «Aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». El niño ha nacido como un excluido. Sus padres no le han podido encontrar un lugar acogedor. Su madre lo ha dado a luz sin ayuda de nadie. Ella misma se ha valido, como ha podido, para envolverlo en pañales y acostarlo en un pesebre.
En este pesebre comienza Dios su aventura entre los hombres. No lo encontraremos en los poderosos sino en los débiles. No está en lo grande y espectacular sino en lo pobre y pequeño. Hemos de escuchar el mensaje: vayamos a Belén; volvamos a las raíces de nuestra fe. Busquemos a Dios donde se ha encarnado.
José Antonio Pagola
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
25 de diciembre de 2011
Natividad del Señor
Lucas 2, 1-14
Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (27 de octubre de 2011). (AICA)
Evangelio según San Marcos 13, 33-37 (ciclo B)
Jesús dijo a sus discípulos “Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento. Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela. Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos. Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!”.
La actitud de vigilancia.
Estamos viviendo el tiempo definitivo. El Señor ha entrado en la vida de los hombres, en la historia de la humanidad. Lo eterno se ha iniciado y comienza el tiempo y nosotros siempre nos relacionamos con lo eterno en el tiempo. Con lo eterno, que es Dios, en este tiempo presente; y tenemos que acostumbrarnos a vivir este tiempo en la presencia de Dios.
De allí que cada cosa que uno haga, cada cosa que uno realiza, tiene una dimensión de trascendencia y de absoluto. Lo que uno pueda servir: atender un enfermo, visitar a un preso, acercar un vaso de agua, el buen trato en la familia, el buen trato con los demás, los actos de caridad y de misericordia, todo tiene un valor infinito, un valor incalculable y eterno, pero metido en el tiempo, en el “aquí” y en el “ahora”.
Por eso, nosotros que somos administradores, tenemos que estar prevenidos, estar atentos, vigilantes y respondiendo a aquello que el Señor nos pide, a aquello que el Señor nos da.
¡No dejemos para mañana, lo que mañana puede ser nunca!
¡No sabemos cuándo nos podemos encontrar con Dios cara a cara!
La vida no la tenemos comprada.
No pensemos que vamos a vivir siempre.
La vida, que tiene un valor importantísimo, es relativa con el tiempo.
Pero a la vida que Dios nos prestó -El y el amor de nuestros padres- tenemos que rendirle cuentas y las cosas se dan en vida. Presencia, conciencia, responsabilidad, trabajo: ante esto hay tres actitudes para subrayar.
Primero, en este tiempo de Adviento hay que vigilar y rezar para ver qué es lo que quiere Dios y qué nos muestra a cada uno de nosotros.
Segundo, estamos caminando y el caminar es una atención, un movimiento de un lugar a otro, donde tenemos que convertirnos, acercarnos más a Dios porque al hacerlo nos humanizamos más.
La tercera característica es el testimonio, que se tiene que dar aquí y ahora; en el trato, en el servicio, en el trabajo; pero hacerlo con alegría. La alegría de poder servir; la alegría de poder dar; la alegría de poder sacrificarnos; la alegría de poder hacer el bien; la alegría de poder compartir el amor de Dios con todos los hermanos. Una característica propia del Adviento es la esperanza; la alegría de la esperanza
Que este tiempo de Adviento que comenzamos, sea de preparación con el Señor que vino y para el Señor a quien esperamos en su venida definitiva.
Que el Señor los bendiga, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús
Guión litúrgico para Eucaristía de la Navidad 2011 ofrecido desde Caritas y recibido en la parroquia. Este año se presenta con el lema “Vive con sencillez para que otros, sencillamente, puedan vivir.”
GUIÓN LITÚRGICO
Navidad 2011
Introducción
El hombre se arrastraba por las páginas de la historia, manchándolas con barro y con sangre. Llamado a ser un pequeño dios en la tierra, había perdido su dignidad y su belleza. La dignidad del ser humano es el valor que ha entrado en crisis, cuando no es la persona el centro de la vida social, económica, empresarial.
Pero Dios envió su Hijo a la casa humana para restaurarla y devolver al hombre su auténtica dignidad. Por eso na-ció de Santa María Virgen. Quería Dios vestirse de hombre y vivir desde dentro la condición humana para salvarla.
Es éste el gran misterio que nos disponemos a celebrar en esta Eucaristía de Navidad.
Acto penitencial
Tú, Señor, naciste pobre y nos enriquecías con tu amor. Nosotros preferimos acaparar riquezas, aunque hagamos pobres a los demás.
Señor, ten piedad.
Tú, Señor, preferías servir y nos vestías de dignidad. Nosotros queremos que nos sirvan y nos creemos superiores a los demás.
Cristo, ten piedad.
Tú, Señor, nos perdonabas y nos bendecías con la paz. Nosotros nos dividimos, resentidos, y nos enfrentamos con violencia.
Señor, ten piedad.
Lecturas
1s 9,2-7;Tt 2, 11-14;Lc 2, 1-14
La Palabrade Dios que vamos a escuchar es una Buena Noticia capaz de llenar nuestros corazones de alegría y esperanza. Un Niño nos ha nacido, es el Príncipe de la paz,la Graciaque Dios nos da.
Abramos el corazón ala Palabra
demos gloria a Dios por ella y que nuestra vida se llene de paz.
Para la homilía
1. Recuperando la dignidad humana
Cuando uno lucha por la 'dignidad" propia o la de los demás, se indigna. Pues he aquí a un Dios "indignado'; por salvar y devolver la dignidad al hombre.
Pero Dios es Amor. ¿Cómo será la indignación del Amor? Un Amor indignado hace locuras. Fue lo que hizo Dios. Para dignificar al hombre se humanizó. Eso sólo se le ocurre a Dios.
Se hizo hombre para que el hombre se hiciera dios. Se hizo siervo para que el hombre llegara a ser señor. Se hizo pobre para que el hombre se enriqueciera.
Se hizo "pecado" (cf. 2 Co 5, 21) para que el hombre se convirtiera en templo del Espíritu Santo.
Se hizo amigo para que el hombre viviera en el amor.
¿En qué está la dignidad humana?
Para esto vino Dios, para enseñarnos que lo que realmente define y eleva al hombre es el amor, porque el hombre está hecho a imagen de Dios. Vino a decirnos con su ejemplo que el hombre se realiza mejor cuando se relaciona con los otros, que se hace más grande cuando acepta su verdad, que es más auténtico cuando sirve, que es más feliz cuando comparte, que es más sabio cuando se abre a la trascendencia, que es más señor cuando valora al otro más que a sí mismo, que es más santo cuando ama al otro más que a su propia vida, como hizo Jesús.
El nacimiento del Hijo de Dios en Belén, Casa del Pan, de María Virgen, supone una revolución universal, un cambio de valores radical. Aquel niño del pesebre era la semilla de un hombre nuevo, que él llamaría Reino de Dios. Entre lágrimas y sonrisas nos gritaba que otro mundo es posible, pero poniendo los medios. Porque:
Y ahora, después de veinte siglos, ¿podemos afirmar que hemos aprendido la lección dela Navidad? Celebramos, sí, las "navidades, pero no vivimos la Navidad. Las "navidades" nos apaciguan, nos conforman, nos adormecen, nos regalan y nos engordan. La Navidad nos interpela, nos despierta, nos alegra, nos ilumina y nos enciende. Las Navidades pasan, la Navidad permanece. Las Navidades se dan la mano con las ilusiones,la Navidad con la esperanza. Las Navidades se visten lujosa y escandalosamente. La Navidad se viste de austeridad. Las Naidades nos instalan. La Navidad nos estimula. Las Navidades convierten el misterio en consumo. La Navidad se arrodilla ante el misterio en adoración.
2. En tiempo de crisis oramos al Enmanuel
Fatigados, muy fatigados, llegamos a Belén. La peregrinación fue dura y peligrosa. Pasamos por tierras difíciles. Todas sufrían los efectos de la insolidaridad. Por todas partes se oían críticas y lamentos, con un denominador común: "estamos en crisis”. Pero también se captaban anuncios de superación y de cambio.
Ante el pesebre
No somos Reyes Magos. Somos un grupo de diez personas, heridas por la crisis.
Hemos venido hasta aquí, Jesús, porque creemos en ti. Sabemos que eres el Dios que ama nuestro mundo. Y si tú, Dios niño, nos amas, estamos salvados. Tú eres la Salvación y el camino para salvarnos.
- Señor Jesús, haznos comprender que siguiendo el camino de Belén seremos en ti renovados y podremos ser constructores del mundo nuevo, de la armonía, la belleza, la convivencia, la felicidad, la solidaridad y el amor.
- Señor Jesús, cuando tú bajaste del cielo, en el silencio de la noche, como si nada hubiera ocurrido, si acaso fue como el clavel que se dejó caer en el huerto de María; pero no, cuando tú bajaste del cielo, se produjo un secreto y gozoso estremecimiento en la tierra. Era el principio de la renovación total. Parecía que nada había acontecido, pero las energías liberadoras empezaron ya a fermentar.
- Señor Jesús, ¿qué tiene tu mirada? Hay mucha fuerza en tus ojos transparentes; nos atraen y nos conmueven. Cuando nos miras, nos sentimos renovados y queridos. No tienes luz, eres Luz; cuando nos miras, nos enciendes. Míranos, Jesús, no se aparte tu mirada de nosotros.
Y volveremos gozosos a nuestras casas. Y seremos testigos de lo que hemos visto. Y daremos a todos buenas noticias. Diremos que las crisis van a ser superadas, pero que tenemos que cambiar; que hay que dejarse iluminar por la luz de Belén. Todo cambiará cuando aprendamos del Niño a ser más sencillos, más desprendidos, más compasivos, más generosos. Porque la verdad es que estamos construyendo torres y torres de Babel, y lo que tenemos que construir son casas y mesas para todos
- Gracias, Jesús. Enhorabuena, María, madre bendita. Enhorabuena, José, padre bueno, admirable carpintero. Dejamos aquí un mapa de nuestro mundo, roto y manchado, para que lo protejáis y nos ayudéis a limpiarlo y recomponerlo.
Oración de los fieles
Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Es el Salvador del mundo. El Espíritu yla Esposadicen: ¡Ven! También nosotros después de cada petición decimos: Ven, Señor, Jesús.
Oremos: Ven, Señor Jesús, cólmanos de tu gracia salvadora, y haz de nosotros instrumentos de salvación y de paz.
Lectio divina para el 4º domingo de adviento - B, ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia de la diócesis de Tenerife.
Lectura:
“Lucas 1, 2638”
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando a su presencia, dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.
Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
Y María dijo al ángel: ¿Cómo será eso, pues no conozco varón?
El ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.
María contestó: Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.
Meditación:
“Hágase”
A las puertas dela Navidadme gustaría, Señor, que ese “hágase” de María resonase en mi corazón con toda su fuerza, y también en el corazón de los hombres, al menos de los cristianos. Ya sé que es imposible, muchos te siguen rechazando, otros muchos ni te conocen y nosotros, los que decimos seguirte, vivimos muchos con bastante mediocridad nuestra fe y condicionados por muchos miedos y por muchos atractivos.
Llegamos a una Navidad más en medio de un mundo violento, con una gran pérdida de valores, con una cantidad ingente de pobres, con innumerables injusticias, con una gran pérdida de sentido, con grandes vacíos en el corazón que queremos llenar con cosas, que siguen aumentando el vacío.
En medio de esta realidad necesitamos escuchar un “hágase” según tu palabra, es decir, que seamos capaces de abrirnos a tu buena noticia. Que se haga, Señor, el bien; que se haga todo aquello que genera paz y justicia. Que se haga aquello que nos conduzca a hacer un mundo más fraterno, más humano. Que se haga nuestro corazón más humilde, más compasivo, más acogedor, más noble, más honesto, más sincero; sencillamente, más bueno, Señor.
Y que así se hagala Navidad, ahora y todos los días. Que experimentemos tu presencia sanadora y salvadora, y redescubramos el corazón de niño que llevamos todos, abierto a los mejores anhelos, a los mejores sueños que anidan en nuestro ser. Puede parecer un sueño o una utopía expresar esto, pero nuestro “hágase” como el de María, unido a tu querer, puede hacerlo algún día posible. Ayúdame a comenzar por mi propio corazón en esta nueva Navidad que me regalas
Oración:
“Que se haga”
Señor, es tiempo de soñar y es tiempo de realidad. Cada niño que nace es una realidad y un cúmulo de sueños en espera de ser desplegados. Señor, que se haga realidad el anhelo de bondad que todos llevamos dentro. Que tu venida nos ayude a desplegar lo mejor que anida en el corazón humano. Que el espíritu dela Navidad, que sobrevuela por encima de pensamientos y creencias, nos ayude a mantener viva la esperanza. Que se haga, Señor, necesitamos que se haga.
Contemplación:
“Hazlo”
Quieres irrumpir
y fecundar mi vida.
Quieres hacer que estalle
desde dentro
la fuerza del amor escondida
en mis entrañas.
Quieres que la vida brote
e inunde de sueños
y esperanza
mi tierra baldía.
Y ante la fuerza
de mi aparente impotencia
arrancas mi grito
y mi deseo escondido:
Hazlo, Señor, hazlo.
Texto del micro radial de monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, emitido por LT 9 (26 de noviembre de 2011). (AICA)
El tiempo de Adviento nos ayuda a reflexionar sobre la actitud del cristiano en la historia. La fe nos habla de dos acontecimientos que han marcado la historia, la primera venida de Jesús en Belén, con su muerte y resurrección enla Pascua, y su segunda venida al final de los tiempos. Vivimos un hoy enriquecido por su presencia y, al mismo tiempo, a la espera de nuestro encuentro último con él. Esto marca el tiempo cristiano como un tiempo definitivo y de espera. Lo que esperamos ya se hizo presente en la historia.
Lo que esperamos no es una discontinuidad con lo que ya vivimos, sino su plenitud. Por ello la actitud del cristiano en la historia es la esperanza. Caminamos con la certeza de una meta que es el Reino de Dios, que es presencia y camino en nuestra historia. Cuando Tomás, uno de los apóstoles, le dice al Señor: "no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino? Jesús le respondió: Yo soy el Camino,la Verdadyla Vida" (Jn. 14, 5-6).
Adviento es para el cristiano un momento litúrgico de preparación en el marco de esta doble venida del Señor, que ha dado un sentido nuevo y definitivo a la vida del hombre. No es sólo recuerdo del pasado en Belén, sino una presencia en la historia desdela Pascuade Cristo, pero que está en camino hacia la plenitud del Reino. Esta verdad de fe es la que ilumina el sentido de la historia y compromete nuestro trabajo en el mundo. En este contexto de espera se comprende el llamado que nos hace la liturgia desde el Evangelio a estar preparados, como un tiempo de vigilancia confiada por esa presencia.
Creo que este es el mejor marco para presentar la vida y la misión dela Iglesia. Esel mismo Niño de Belén que, como Cristo glorificado en su Pascua: "permanece misteriosamente en la tierra, donde su Reino está ya presente, como germen y comienzo, enla Iglesia" (Compendio Catecismo, 133).La Iglesiaes así, a través dela Palabray de los Sacramentos, la presencia viva de Cristo en la historia.
La esperanza del cristiano en este tiempo no es una espera de que las cosas sucedan o cambien, sino un compromiso desde la fe para iluminarlas y transformarlas desde el Evangelio. No se puede ver ala Iglesiacomo una institución que se agota en este mundo, una fuerza política más, sino la dinámica de una presencia que tiene por horizonte el Reino de Dios.
En este sentido, y siguiendo la doctrina del Concilio Vaticano II, el Compendio dela Doctrina Socialdela Iglesiaafirma con claridad: "A la identidad y misión dela Iglesiaen el mundo, según el proyecto de Dios realizado en Cristo, corresponde una finalidad escatológica y de salvación, que sólo en el siglo futuro podrá alcanzar plenamente" (C.D.S.I. 51).
Esto es lo propio e insustituible del aporte dela Iglesiaa la sociedad que la preserva de todo sueño totalitario, y le muestra al hombre el sentido de una vocación integral y definitiva. Esta esperanza es la que da sentido al cristiano y moviliza su compromiso en la historia.
Que la luz de la fe ilumine nuestro camino en esta historia que es, desde la presencia de Jesucristo, tiempo de gracia y esperanza. Reciban de su Obispo, junto a mi afecto y bendición, el deseo de vivir este Adviento como un tiempo de preparación y conversión.
Mons. José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe dela Vera Cruz
Homilía en el 40º aniversario de la ordenación sacerdotal de monseñor Antonio Marino, obispo de Mar del Plata (Iglesia catedral, 28 de noviembre de 2011). (AICA)
BENDICE AL SEÑOR, ALMA MÍA (Salmo 103,2)
I. “LLAMÓ A LOS QUE ÉL QUISO” (Mc 3,13)
“Bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios” (Sal 103,2). Al volver la mirada hacia atrás, para contemplar el largo camino recorrido, en el curso de cuarenta años desde el día de mi ordenación sacerdotal, asumo estas palabras del libro de los Salmos para expresar de manera adecuada mi gratitud y mi adoración a Dios, junto con la renovación de mi ofrenda.
Iluminados por la luz de la fe, cuanto más avanzamos en el tiempo, más claramente entendemos la verdad de estas palabras de San Pablo: “¿Con qué derecho te distingues de los demás? ¿Y qué tienes que no hayas recibido? Y si todo lo has recibido ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” (1Cor 4,7).
Por esto mismo, la celebración de un aniversario de ordenación, no puede ser otra cosa más que un canto a la bondad de Dios, un reconocimiento del don inmerecido, una alabanza de su infinita misericordia. No celebramos en primer lugar al instrumento, sino al Autor de la obra. No ponemos en primer plano la fidelidad del hombre sino la de Dios. No es el simple ser humano quien ocupa el centro de este aniversario, sino Jesucristo, quien otorga al hombre el poder de representarlo y de actuar en su Nombre.
En lenguaje llano y risueño, así se expresaba uno de los más grandes teólogos del siglo XX, con ocasión de un homenaje a su persona: “No he sido más que el asno, que llevó a Cristo en su entrada en Jerusalén. ¿Qué pensaríamos si a aquel borrico se le hubiera ocurrido que todos aquellos hosannas y palmas estaban dirigidos a él?” (K.Barth).
La vocación al ministerio sacerdotal, es un don surgido de la libre iniciativa de Cristo: “No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto y ese fruto sea duradero” (Jn 15,16). No busquemos el mérito previo del hombre, antes bien recordemos siempre lo que leemos en el Evangelio de San Marcos: “Después subió a la montaña y llamó a su lado a los que él quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a Doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios” (Mc 3,13-15).
“Llamó a los que él quiso” equivale a decir que no llamó a los mejores y más dignos. A lo largo de la historia de Israel y en la historia dela Iglesia, Dios se complace en elegir con lógica de pobreza y desproporción respecto de la obra a la cual convoca. Por eso, San Pablo, al referirse a la gracia del ministerio, afirma: “Pero nosotros llevamos ese tesoro en vasos de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no proviene de nosotros, sino de Dios” (2Cor 4,7). Y ante el don de Dios, el hombre procura esmerarse en corresponder, como dice el apóstol: “Los hombres deben considerarnos simplemente como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios” (1Cor 4,1).
II. ÁMBITOS Y TAREAS
Cuarenta años abarcan un período muy grande de tiempo, y no es fácil resumirlos en el marco de una homilía. Soy testigo de eventos decisivos para el mundo y parala Iglesiade nuestro tiempo. La fecha de ordenación, sin embargo, sería incomprensible sin los años que la prepararon. Debo remontarme más atrás. Ingresé en el Seminario el domingo 4 de marzo de 1962, el año en que el beato Papa Juan XXIII inauguraba el Concilio Vaticano II. Desde entonces hasta hoy, la vida quedó marcada por el estudio de sus documentos y la asimilación del significado de aquel gran acontecimiento.
Pero también quedó marcada por la presencia en el Seminario de grandes figuras sacerdotales, entre las cuales menciono al siervo de Dios Mons. Pironio, primer rector que provenía del clero diocesano, y a Mons. Esteva, quienes vinieron a completar en mí lo mucho que yo había recibido de Mons. Carreras en mi parroquia de origen.
Si en los inicios todo sabía a gloria, poco tiempo después el horizonte se ensombrecía con el fragor de ásperos debates que constituyeron la prueba más dolorosa durante todo el pontificado de Pablo VI y dieron la medida de la grandeza de este Papa. Obligada a avanzar en la historia real de los hombres para predicarles el Evangelio,la Iglesia Católicaexperimentaba fuertes contradicciones entre el peligro de la disolución de la identidad doctrinal y el repliegue que tendía a petrificar el aliento vivificador dela Tradición.
Los años del Seminario y los primeros del ministerio, tuvieron como marco un país en permanente inestabilidad institucional donde fue creciendo el enfrentamiento ideológico, los golpes de Estado y el fenómeno angustiante del terrorismo guerrillero. A nivel internacional, se desarrollaba la llamada “guerra fría” entre las dos grandes potencias que dividían el mundo. Sin enfrentarse directamente, ambas se expresaban en la terrible y prolongada guerra de Vietnam, desde 1959 hasta 1975. Tal ha sido el trasfondo histórico y cultural de aquellos años, al cual era imposible sustraerse.
Mi trayectoria de presbítero en la arquidiócesis de Buenos Aires, transcurrió en tareas y ámbitos diversos, como la parroquia y el aula universitaria; el estudio y la actividad pastoral. Recuerdo con emoción el trabajo con los jóvenes y las misiones en espacios olvidados de nuestra patria. También la promoción de vocaciones y la dirección espiritual de tantos que buscando a Dios se cruzaron en mi camino como ovejas en busca de un pastor, en las cinco parroquias donde fui designado. Más tarde el nuevo arzobispo, cardenal Quarracino, me llamó para integrar el equipo de formadores del Seminario de Buenos Aires, y me confió, además, la formación permanente del clero.
La docencia fue una dimensión transversal que me acompañó a lo largo de este tiempo. Bendigo a Dios por el alimento espiritual y el enriquecimiento pastoral que el estudio me ha brindado. En respuesta al pedido dela Iglesiay a una vocación hondamente sentida, me tocó internarme en los senderos de la teología y entrar en diálogo con las matrices mentales de la cultura contemporánea.
III. “EXHORTO A LOS PRESBÍTEROS QUE ESTÁN ENTRE USTEDES” (1Pe 5,1)
En este tramo de mi homilía, deseo dirigirme en especial a mis hermanos presbíteros, con los cuales comparto la gloria del sacerdocio, y para los cuales hago presente la plenitud del mismo, en virtud de la sagrada ordenación episcopal.
La Iglesia, según la presenta el Apóstol de las gentes, es como un cuerpo cuyos miembros tienen funciones diversas y donde cada miembro contribuye al bien común de todo el cuerpo (Cf. 1Cor 12, 12-26; Rom 12, 3-8).
La vocación al ministerio sacerdotal, tiene rasgos esenciales que la definen. Todo presbítero está llamado a ejercer, dentro del Pueblo de Dios y en comunión con el obispo, la función de maestro, sacerdote y pastor. Pero estas funciones comunes y constitutivas se actúan, sin embargo, según dones o talentos particulares. Lo común puede ser vivido según legítimas acentuaciones, en conformidad con los dones de gracia recibidos. Pero es claro que la negación o ausencia, lisa y llana, de alguna de estas dimensiones, o bien su vivencia desintegrada y autónoma, acarrearía el desastre.
Hoy puedo decir, con la fuerza de una evidencia íntima, que no podemos entender la actividad pastoral como un despliegue de actividades prácticas en orden a cambiar o mejorar las estructuras externas, al margen de la sintonía con el Espíritu que impulsó a Jesús a anunciar el Evangelio, y con olvido de los principios doctrinales del Magisterio dela Iglesia. Ental caso, estaríamos sustituyendo el creer por el hacer, y privilegiando la acción sobre la contemplación, la táctica sobre las convicciones de fe, la creatividad caprichosa sobre la doctrina objetiva. Nos estaríamos apartando así del camino estrecho trazado por Jesús, y reduciendo la fe cristiana a mera praxis o ideología. Étienne Gilson, lúcido filósofo cristiano, afirmaba: “Si admitiéramos que la pastoral, pudiese prescindir impunemente de la dogmática, lo peor ya no habría que temerlo, pues lo tendríamos instalado”.
“Sin la lógica de la santidad, el sacerdocio no pasa de una simple función social”. Esta afirmación neta del Papa Benedicto, fue pronunciada hace pocos días atrás en Benín (19 de nov.). Pero tanto en su pensamiento como en las orientaciones de numerosos documentos dela Iglesia, la santidad sacerdotal está profundamente vinculada con la solidez de la doctrina y tiene como materia la actividad apostólica cotidiana. He aprendido en la experiencia directa que, una espiritualidad sacerdotal aislada de esta doble referencia a la doctrina dela Tradicióny a la caridad pastoral del presbítero, nos estaría exponiendo a una concepción intimista y subjetiva de nuestra unión con Cristo, con el riesgo de caer en una búsqueda autocomplaciente de nosotros mismos donde, en lugar de abrirnos sin reservas a la voluntad de Dios, quedamos centrados en nuestra subjetividad.
Análogas reflexiones hacemos respecto del estudio de la doctrina en la formación permanente del clero. Nos decía el Papa Juan Pablo II: “En realidad, a través del estudio sobre todo de la teología, el futuro sacerdote se adhiere ala Palabrade Dios, crece en su vida espiritual y se dispone a realizar su ministerio pastoral” (PDV 51). De este modo, el Magisterio papal viene a robustecer una certeza que fui adquiriendo con los años: separar la teología de la espiritualidad es dar muerte a ambas.
IV. GRATITUD Y SÚPLICA AL BUEN PASTOR
Queridos hermanos, la ocasión de esta asamblea eucarística es compartir conmigo una acción de gracias a Dios en el cuadragésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal. El número cuarenta, tiene enla Sagrada Escrituranumerosas resonancias. La más notable de ellas es el tiempo que Israel transcurrió en el desierto entre la salida de la esclavitud en Egipto hasta el ingreso en la tierra prometida. Esa fue la pedagogía querida por Dios para su pueblo, a fin de purificarlo en su fe y en su esperanza, y para que experimentase el precio de la libertad. Ésta es regalo de Dios que compromete al hombre en una colaboración de alianza.
El tiempo de la peregrinación por el desierto, quedó marcado por la tensión entre la alegría de la esperanza y las sombras de la tentación. Rebeldía del corazón humano que juzgaba muy caro el precio de la libertad. Perseverancia del amor divino que no cesó de corregir y alentar. Dice el libro del Deuteronomio: “Acuérdate del largo camino que el Señor, tu Dios, te hizo recorrer por el desierto durante esos cuarenta años. Allí él te afligió y te puso a prueba, para conocer el fondo de tu corazón y ver si eres capaz o no de guardar sus mandamientos. Te afligió y te hizo sentir hambre, pero te dio a comer el maná, ese alimento que ni tú ni tus padres conocían, para enseñarte que el hombre no vive solamente de pan, sino de todo lo que sale de la boca del Señor” (Dt 8, 2-3).
Como sacerdote, lo mismo que todo cristiano, puedo aplicarme estas palabras. Sé bien que la prueba es parte inevitable de la vida y condición de ella. Iluminado por la fe y fortalecido por el maná que me ha brindado el sacrificio eucarístico que he ofrecido cada día, me tocó aprender a socorrer a otros con una comprensión surgida de la experiencia y del desierto.
Doy gracias a Dios por todo lo recibido. Le ruego que me regale lo que él mismo me pide y espera de mí para que yo se lo ofrezca como propio. Abarco en mi gratitud a innumerables personas que me acompañaron en mi camino y dejaron en mí una riqueza o una huella de gracia. Mi familia de sangre, junto conla Parroquiade Nuestra Señora de Balvanera donde me formé, han sido los cimientos más firmes sobre los cuales edifiqué el resto de mi vida.
Ala Santísima VirgenMaría, quien me acompaña como madre desde mi infancia, vuelvo a confiar el camino recorrido y el que me falta recorrer. La confieso como educadora por excelencia de los sacerdotes, que como ella estamos llamados a prolongar el adviento del Señor y su nacimiento espiritual en las almas de los fieles.
Al término de esta homilía me dirijo al Buen Pastor. Si para ustedes soy sacerdote y obispo, con ustedes soy cristiano. Si para ustedes represento al Buen Pastor, junto a ustedes formo parte del rebaño. Con ustedes entonces pronuncio esta oración de San Gregorio de Nisa: “¿Dónde pastoreas, pastor bueno, tú que cargas sobre tus hombros a toda la grey?; toda la humanidad, que cargaste sobre tus hombros, es, en efecto, como una sola oveja. Muéstrame el lugar de reposo, guíame hasta el pasto nutritivo, llámame por mi nombre para que yo, oveja tuya, escuche tu voz, y tu voz me dé la vida eterna: Avísame, amor de mi alma, dónde pastoreas” (Sobre el Cantar, cap. 2).
Mons. Antonio Marino, obispo de Mar del Plata
ZENIT nos ofrece el discurso que Benedicto XVI dirigió a los obispos de Estados Unidos con ocasión de su visita ad limina Apostolorum, el sábado 26 de noviembre de 2011.
Queridos hermanos obispos,
Os saludo con afecto en el Señor, y a través de vosotros, a los obispos de Estados Unidos que en el transcurso del próximo años realizarán sus visitas “ad limina Apostolorum”.
Estos encuentros son los primeros después de mi visita pastoral a vuestro país, que pretendía animar a los católicos de América, a raíz del escándalo y la desorientación causada por los abusos sexuales de las últimas décadas. Quise reconocer personalmente el sufrimiento infligido a las víctimas y garantizar honestos esfuerzos para garantizar la seguridad de nuestros niños y atender de modo adecuado y transparente las denuncias presentadas. Es mi esperanza que los esfuerzos de conciencia de la Iglesia, afrontando esta realidad, ayuden a toda la comunidad a reconocer las causas, el alcance real y las devastadoras consecuencias del abuso sexual, y responder con eficacia a este flagelo que afecta a todos los niveles de nuestra sociedad. De la misma manera que la Iglesia justamente mantuvo estos niveles, a este respecto, para otras instituciones, sin excepción debería mantenerlos para sí misma.
Un segundo, aunque igualmente importante, propósito de mi visita pastoral fue hacer un llamamiento a la Iglesia en América a reconocer, a la luz de los dramáticos cambios sociales y del panorama religioso, la urgencia y las exigencias de una nueva evangelización. Continuando con este objetivo, tengo la intención de presentar a vuestra consideración, en los próximos meses, una serie de reflexiones que confío que os ayuden a encontrar el discernimiento al que estáis llamados en vuestra tarea de liderar la Iglesia hacia un futuro que Cristo nos abre ante todos.
Muchos de vosotros habéis compartido conmigo vuestra preocupación por los importantes desafíos que se presentan para un testimonio cristiano consistente en una sociedad cada vez más secularizada. Considero que es importante, sin embargo, también hay una creciente preocupación por parte de muchos hombres y mujeres, independientemente de sus creencias religiosas y políticas, por el futuro de nuestras sociedades democráticas. Estos ven una crisis preocupante en las bases intelectuales, culturales y morales de la vida social y una creciente sensación de desarraigo e inseguridad, especialmente entre los jóvenes, frente a los grandes cambios sociales. A pesar de los intentos de callar la voz de la Iglesia en el ámbito público, mucha gente de bien continuará buscando su sabiduría, su visión y su guía para poder hacer frente a esta crisis. Se puede considerar este momento actual en términos positivos, como un llamamiento para ejercitar la dimensión profética de nuestro ministerio episcopal al hablar con humildad pero con insistencia, en defensa de la verdad moral, ofreciendo una palabra de esperanza, capaz de abrir los corazones y las mentes a la verdad que nos hace libres.
Al mismo tiempo, la seriedad de los desafíos que la Iglesia en América, bajo vuestro liderazgo, está llamada a afrontar en un futuro cercano no debe ser menospreciada. Los obstáculos a la fe y a la práctica cristiana, planteados por una sociedad secularizada, también afectan a las vidas de los creyentes, llevándolos a veces a “la deserción silenciosa” de la Iglesia que se me presentó durante mi Visita Pastoral. Inmersos en esta cultura, los creyentes son acosados diariamente por las objeciones, las preguntas capciosas y el cinismo de una sociedad que parece haber perdido sus raíces, en un mundo en el que el amor de Dios se ha enfriado en muchos corazones. La evangelización no es simplemente una tarea extra que se ha de asumir; nosotros mismos somos los primeros que necesitamos ser reevangelizados. Al igual que en todas las crisis espirituales, ya sea de comunidades o de individuos, sabemos que la respuesta definitiva nace de una búsqueda, crítica y autoevaluación permanente, así como de la conversión a la luz de la verdad de Cristo. Sólo a través de una renovación interior seremos capaces de discernir y de satisfacer las necesidades espirituales de nuestra época con la verdad inmarcesible del Evangelio.
Aquí no puedo dejar de expresar mi aprecio por el progreso real que los obispos americanos han realizado, individualmente y como conferencia, respondiendo a estos temas y trabajando unidos en la articulación de una visión pastoral común. Los frutos que se pueden ver, por ejemplo, en vuestros recientes documentos sobre la ciudadanía responsable y la institución del matrimonio. La importancia de estas expresiones de autoridad de vuestra preocupación compartida por la autenticidad de la vida y testimonio de la Iglesia deberían ser evidentes para todos.
En estos días, la Iglesia en los Estados Unidos está implementando la traducción revisada del Misal Romano. Estoy agradecido por vuestros esfuerzos para asegurar que esta nueva traducción inspire una catequesis continua que enfatice la verdadera naturaleza de la liturgia y, sobre todo, el valor único del sacrificio salvífico de Cristo para redimir al mundo. Un sentido debilitado del significado e importancia del culto cristianos solo puede conducir a un sentido debilitado de la vocación específica y esencial de la vocación de los laicos a impregnar el orden temporal con el espíritu del Evangelio. América tiene una orgullosa tradición de respeto por el sabbath; este legado necesita ser consolidado como un llamamiento al servicio del Reino de Dios y una renovación del tejido social de acuerdo con esta verdad inmutable.
Al final, sin embargo, la renovación del testimonio del Evangelio de la Iglesia en vuestro país, se basa fundamentalmente en la recuperación de una visión compartida, y del sentido de misión de toda la comunidad católica. Sé que esta preocupación está cercana a vuestros corazones, así como se refleja en vuestros esfuerzos por alentar la comunicación, el diálogo y el testimonio consistente a todos los niveles de la vida de vuestras iglesias locales. Pienso, en particular, en la importancia de las universidades católicas y en los signos de un renovado sentido de su misión eclesial, como atestiguan los debates que caracterizaron el décimo aniversario de la constitución apostólica Ex Corde Ecclesiae, y de iniciativas de este tipo, como el simposio celebrado recientemente en la Universidad Católica de América sobre las tareas intelectuales de la nueva evangelización.
La gente joven tiene el derecho de oír claramente el magisterio de la Iglesia y, más importante, ser inspirados por la coherencia y la belleza del mensaje cristiano, para que, a su vez, puedan inculcar a sus compañeros un profundo amor por Cristo y por su Iglesia.
Queridos hermanos obispos, soy consciente de las muchas presiones y de los aparentemente insolubles problemas de esta época que afrontáis diariamente en el ejercicio de vuestro ministerio. Con la confianza nacida de la fe y con gran afecto, quiero ofreceros estas palabras de ánimo y gustosamente os encomiendo a vosotros, a todos el clero, religiosos y fieles laicos de vuestras diócesis a la intercesión de María Inmaculada, patrona de Estados Unidos. A todos vosotros os imparto mi bendición apostólica como prenda de sabiduría, fuerza y de paz en el Señor.
[Traducción del original inglés por Carmen Álvarez
Reflexión de monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, para el Adviento 2011. (AICA)
REFLEXIONES PARA EL ADVIENTO 2011
Queridos hermanos:
1. Comenzamos un nuevo año litúrgico que se inicia con el tiempo de Adviento. Tiempo de preparación y de gracia, que nos habla de nuestra condición de peregrinos. Estamos en camino, pero con la certeza de la meta y la confianza de que no caminamos solos. La preparación como tiempo de conversión y la gracia como presencia de Dios que nos acompaña, son la clave para vivir el Adviento.
Me gusta recordar, y recordarme, en estos tiempos fuertes de la liturgia la conciencia eclesial con la que debemos iniciarlos. Somos parte viva dela Iglesia. Estosignifica que no ingreso solo, conmigo ingresala Iglesia. Elrostro dela Iglesiava a depender de la vida de gracia y espíritu de conversión de cada uno de nosotros. Hablaría, por ello, de responsabilidad eclesial.
2. La preparación abarca a todo el hombre, su inteligencia, su voluntad y sus sentimientos. Tenemos que saber a qué nos preparamos y, luego, cómo nos preparamos. Nos preparamos a celebrar un acontecimiento histórico único, el nacimiento de Jesús en Belén. La historia y la fe no se oponen, por el contrario, la fe lee en ella el obrar de Dios. Dicho de otro modo, Dios actúa en la historia y conocemos su revelación como Historia dela Salvación. Porello es importante conocer la dinámica dela Palabrade Dios como Historia dela Salvación. Nohay hechos aislados, hay un Plan que tiene su fuente en Dios y su destino salvífico en el corazón del hombre.
3. Será el mismo Jesucristo quién nos enseña el sentido de este camino de Dios, cuando nos dice en el diálogo con Nicodemo: “Si, tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna” (Jn. 3, 16). De este plan de Dios, que se hizo Historia de Salvación, dan testimonio las Sagradas Escrituras. Un modo de prepararnos al nacimiento de Jesús es recordar esta historia a través de los diversos hombres movidos por Dios, para preparar el camino de su Hijo. Pienso en Abrahán, Moisés, los Profetas, Juan el Bautista yla Santísima VirgenMaría. Las lecturas de la liturgia será la mejor pedagogía para conocerla Historiade Dios.
4. Este clima de preparación es un tiempo de gracia. La gracia no es un estado vacío, una suerte de nirvana que me aísla del mundo, sino una presencia que me transforma. La vida de la gracia tiene su fuente en Dios y nos es comunicada por Jesucristo a través del Espíritu Santo. La vida de la gracia es trinitaria. Es, por ello, un acto de fecundidad espiritual acostumbrarnos a dialogar con cada una de las Divinas Personas. La vida de la gracia se traduce en nosotros, en vida de fe, esperanza y caridad. Al elevar y transformar nuestra vida la gracia se hace visible en nuestra conducta cristiana.
5. La gracia tiene su fuente en Dios y nos ha sido comunicada: “a fin de que ustedes lleguen a participar de la naturaleza divina” (2 Ped. 1, 4). Al distinguirla en vida de fe, esperanza y caridad no se la divide, sino que se atiende a nuestra condición de seres creados y redimidos, en camino hacia la plenitud del Reino. Este anclaje de la gracia, como presencia dela Vidade Dios en nuestra temporalidad, nos permite comprender su significado en la historia del hombre, como la supremacía de la caridad: “Ahora existen tres cosas, nos dice san Pablo, la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es la caridad”, (1 Cor. 13, 13). La vida de la gracia, como vemos, no es un salir de la historia sino dar al hombre el sentido de su plena realización como ser creado y redimido en este mundo, pero con destino de eternidad.
6. Este año el Santo Padre nos ha convocado a celebrar el “Año de la Fe”, en recuerdo de los 50 años de la apertura del Concilio Vaticano II y los 20 años de la publicación del Catecismo dela Iglesia Católica. Este hecho nos ayuda a contemplar en esta meditación la virtud de la fe. En el marco dela Nueva Evangelizacióny frente a la realidad cultural del ateísmo, Benedicto XVI asume en esta convocatoria la vitalidad del anuncio dela Palabracomo “puerta de la fe”, que siempre está abierta, retomando el espíritu apostólico de la primitiva comunidad (Hech. 14, 27). Se cruza este umbral, nos dice: “cuandola Palabrade Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone un camino que dura toda la vida”. Nos hace un llamado a recuperar la vitalidad de la fe, y para ello nos exhorta a: “descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos conla Palabrade Dios, trasmitida fielmente porla Iglesia, y el Pan de Vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos” (cfr. n. 1-3).
7. Iniciar este “Año de la fe” en el marco del 50° aniversario del comienzo del Concilio Vaticano, el Santo Padre lo considera como una “ocasión propicia” para valorar este acontecimiento de gracia en la vida dela Iglesia. Sientomás que nunca, dice: “el deber de indicar el Concilio como la gran gracia de la quela Iglesiase ha beneficiado en el siglo XX. Es más, lo define como “una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza”. Esta palabra de Pedro es una clara orientación magisterial del camino quela Iglesia, en una “correcta hermeneútica” de sus textos debe asumir. No duda, incluso, en definirlo como “una gran fuerza para la renovación siempre necesaria dela Iglesia” (cfr. n. 5). Esto nos compromete a ahondar el significado del Concilio Vaticano II en su letra y en su espíritu.
8. La fe como gracia eleva la inteligencia del hombre y le permite conocer el sentido de su vida en el plan de Dios. Esta lectura la hizo san Pablo en su carta a los Efesios: “Bendito seas Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, …que nos ha elegido antes de la creación del mundo para que fuéramos santos… En Él hemos sido redimidos por su sangre… y hemos sido constituidos herederos y destinados … a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria…” (Ef. 1, 3-12). En estas reflexiones nos puede ayudar, el hacer una lectura pausada del cap. 11 de la carta a los Hebreos, que es un testimonio de la fe vivida por el pueblo de Dios. Ella da sentido a la vida del hombre, no es un recetario de respuestas sino una luz que lo introduce en la verdad de lo que es.
9. La fe como virtud teologal es una disposición habitual, infundida como gracia en el hombre que lo capacita y anima a vivir su vida cristiana. Como virtud es operativa, es decir, está orientada al obrar moral del hombre. Por ella creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha revelado, y quela Iglesianos propone creer (cfr. Catecismo dela Iglesia Católica.Compendio, n.384-386). Estamos en el plano de la gracia, por ello, cuando san Pablo hacía esa lectura de la historia de la salvación, concluía con una oración en la que le pedía a Dios, la gracia de la fe, y lo expresaba en estos términos: “Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. Que él ilumine sus corazones para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos” (Ef. 1, 17-19). La fe nos introduce en esta verdad profunda de lo que somos: creados y redimidos por un amor personal, y en camino hacia la plenitud de nuestra herencia en el Reino de Dios.
10. Queridos hermanos, al inicio de este “Año de la fe” y en el marco de preparación del Adviento, he querido compartir estas breves reflexiones que nos pueden ayudar a valorar, agradecer y cuidar el don de la fe que es presencia gratuita de Dios en nosotros, y que nos hace testigos del Evangelio de Jesucristo para nuestros hermanos. Reciban de su Obispo junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor Jesús y María Santísima, nuestra Madre de Guadalupe.
Mons. José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe dela Vera Cruz
Reflexión semanal de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, en el programa «Claves para un mundo mejor» (26 de noviembre de 2011). (AICA)
CUIDAR NUESTRAS MASCOTAS SIN OLVIDAR A NUESTROS HERMANOS
El otro día escuché una noticia que me dejó perplejo. Parece que enla Argentina, el año pasado, se gastaron 645 millones de pesos en compra de productos para mascotas.
Todos sabemos que ahora las atenciones que reciben nuestros perritos y gatitos son múltiples. No solamente para mantenerlos en buen estado de alimentación, de belleza, la necesaria vacunación, medicinas y cirugías cuando es necesario y demás. Todas cosas que antes no existían.
Por supuesto que, en principio, yo no tengo nada contra eso pero la cuestión es: ¿no habrá un desbalance en este presupuesto?.
Entiendo perfectamente la situación de personas solas o personas mayores que tienen en sus mascotas una compañía, depositan en ellas y de ellas reciben cariño; eso me parece perfectamente razonable. Le puede hacer bien a un chico crecer con una mascota cerca, pero será incomparablemente mejor si crece rodeado de hermanitos. El hombre, a lo largo de la historia, ha domesticado a los animales, los ha acercado a él pero no se los puede convertir nunca en humanos.
¿Una mascota puede llenar la vida a una pareja joven? La vida se la llena verdaderamente un hijo, y varios hijos! Y todos sabemos que tener un hijo y poder educarlo bien, hoy día cuesta y cuesta enormemente.
Les decía que quedaba perplejo con aquella cifra porque me parece que hay tantas necesidades fundamentales que no son advertidas en la sociedad argentina y en el mundo entero”…
Basta considerar lo que ocurre en Europa, donde la caída de las tasas de natalidad es un fenómeno terrible. Y eso está proporcionalmente ligado al cuidado de las mascotas y al gasto que se hace en ellas. Esto puede darse por cierto en determinados niveles de la sociedad. Por las calles de las grandes capitales europeas se ven pocos niños, pero muchos perritos elegantes.
Volviendo al asunto: creo que hay un desnivel en el gasto del dinero que la gente tiene cuando uno advierte las necesidades tremendas no satisfechas que perduran hoy día. Tantos chicos nuestros que viven en una situación más precaria que muchísimas mascotas.
¿Hay una sensibilidad respecto de esto? ¿No vivimos, quizás, demasiado encerrados en nuestro pequeño mundo, en nuestras pequeñas satisfacciones?
Ese cariño que se dispensa a las mascotas y que no hay porque cercenar: ¿no tendría que equilibrarse un poco con una inquietud mayor y con algún gesto solidario respecto de tantas personas que padecen necesidades enormes, elementales?
En definitiva yo les dejaría esta inquietud: ¿cómo gastamos nuestro dinero? ¿Lo gastamos razonablemente?, ¿tenemos una idea de cuánto podríamos hacer con aquello que disponemos de más?, ¿no nos creamos “necesidades superfluas”, es decir que no son verdaderamente necesarias?
Este planteo supone una visión moral del uso del dinero y por tanto también una educación de nuestra propia conciencia.
Tengamos en cuenta que no vivimos aislados. Por más solos que estemos participamos de una sociedad de la cual somos miembros vivos y, especialmente, si somos cristianos participamos de la gran comunión dela Iglesia. Lacaridad tendría que brindarse de un modo prioritario allí donde las necesidades son más urgentes. Sin duda podemos querer mucho a nuestras mascotas pero no son estrictamente hablando nuestro prójimo.
A propósito de esto: parece que en algunos ambientes de filosofía jurídica se está hablando del derecho de los animales y es una expresión que no corresponde. Los animales por más que tengamos que cuidarlos, como tenemos que cuidar a toda la creación, no son sujeto de derecho.
Todas estas cosas tienen que ser objeto de un equilibrio superior, y en ello queda implicada la idea que uno se hace del mundo, de la vida, de la relación con los demás.
Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata
Celebración de SEMBRADORES DE ESTRELLAS 2011 enviada por la Delegación de Misiones de la diócesis de Tenerife.
SEMBRADORES DE ESTRELLAS
Celebración del envío
Canto: Con un manojo de estrellas
Saludo: (Lo hace el sacerdote o la persona que preside).
Queridos amigos: '
Hoy queremos llenar el mundo de estrellas. Queremos inundar los corazones de luz. Al igual que la estrella de Belén guió a los Magos al encuentro con el Mesías, así queremos que nuestras estrellas lleven a todos los que las reciban al encuentro con Dios.
En un momento de silencio, y en la presencia del Señor, pedimos la fuerza y la gracia necesarias para que, con nuestra colaboración, la luz de la fe brille en el corazón de todas las personas.
- (Se hace un momento de silencio).
Signo:
Estamos muy próximos a la Navidad. Pero queremos acercamos a ese lugar especial: al nacimiento de Jesús. Allí había muchos personajes. Nadie se lo quiso perder. En aquel lugar tan santo estaba....
(Van saliendo los personajes, ya sean caracterizados o por medio de carteles).
MARÍA Con sencillez, María recibe a Jesús.
Que tú también lleves a todos un mensaje de amor
JOSÉ Siempre entregado a la voluntad de Dios.
Como José, confiemos en lo que el Señor nos tenga preparado
PASTORES Lo mejor que tenían, se lo llevan los pastorcitos a Jesús.
Alaba tú también a Cristo con tu esfuerzo y trabajo
REYES MAGOS Adoran, alaban y le traen a Jesús sus presentes.
Regálale al Señor tus pequeños sacrificios paraqué Él los transforme con su amor
BURRO Llevó a María embarazada a ver a su prima Isabel; luego, a Belén.
Sirve siempre con una sonrisa a quienes te lo pidan.
BUEY Manso y silencioso, presenció la venida de Dios al mundo.
Acoge tú también a Jesús en tu corazón
OVEJAS Van dóciles con los pastores a conocer al Niño Dios.
Sé parte del rebaño de Jesús y déjalo hacer en tu vida
Como veis, solo nos faltan las ESTRELLAS. Cuando miramos el cielo, parece como si las estrellas fueran pequeñas; están muy lejos y, sin embargo, están cargadas de luz, una luz brillante que sirve para orientar el camino a los navegantes y a los que recorren los inmensos desiertos de Asia y África. También una estrella sirvió de guía a los Magos de Oriente y los condujo hasta Jesús.
Hoy las estrellas somos nosotros. Parecemos pequeños, pero dentro de nosotros tenemos una fuerza, una alegría que contagia, una luz potente que puede llevar a los otros hasta Jesús. Y por eso ... ¡vamos a sembrar de estrellas todas las calles!
(Se explica cómo se siembra una estrella).
Peticiones: (A cada petición respondemos: "Te lo pedimos, Señor”.
Queremos llevar las estrellas a todos, pidiendo la paz.
TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
Queremos sembrar estrellas para que crezca el perdón entre los que se han hecho mal.
TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
- Ayúdanos a sembrar las estrellas, poniendo en el mundo alegría.
TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
Danos la fuerza necesaria para entregar las estrellas como un gesto de amor.
TE LO PEDIMOS, SEÑOR
Cuida de todos los niños que no pueden disfrutar de la Navidad.
TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
Envío:
El Señor os pide que seáis sus misioneros anunciando el nacimiento de Jesús a toda la gente que os encontréis .Manifestad ahora vuestro deseo de responder "sí" al Señor, diciendo: "Sí, estoy dispuesto".
¿Estás dispuesto a ser sembrador de estrellas, de amor y de luz?
Sí, ESTOY DISPUESTO.
¿Estás dispuesto a ser misionero de Jesús, anunciando a todos la llegada de la Navidad?
Sí, ESTOY DISPUESTO.
¿Estás dispuesto a comprometerte, con tus palabras y con tu vida, a sembrar el amor de Jesús cada día entre los que te rodean? ...
Sí, ESTOY DISPUESTO.
Id, pues, salid a las calles y plazas. Jesús os bendice y os envía. Llevad la luz a todos los que os encontréis y también a vuestras familias y amigos.
Canto: Un Villancico
Reflexión a las lecturas del domingo cuarto de Adviento - B, ofrecida por el sacerdote Don Juan Manuel Pérez Piñero bajo el epígrafe "ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR".
ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR
Domingo 4º de Adviento B
Queridos amigos y amigas:
El cuarto Domingo de Adviento nos sitúa a las puertas Navidad.
A lo largo de este Tiempo, tres personajes nos han venido ayudando en nuestra preparación para estas fiestas: El profeta Isaías, que es el profeta de la esperanza y del consuelo del pueblo de Dios, desterrado en Babilonia, y, por fin, liberado; Juan el Bautista, el enviado a preparar los caminos para que la salvación llegue a nosotros, a cada uno de nosotros… Y La Virgen Santísima, la Madre del Señor, especialmente, en el misterio de su Concepción Inmaculada, que hemos celebrado esta misma semana… Y en el misterio de su Maternidad divina, que recordamos y celebramos, también cada año, en este cuarto Domingo de Adviento.
En Ella, por tanto, se centran hoy los ojos de toda la Iglesia para aprender de Ella cómo tenemos que celebrar la Navidad. Porque nadie como la Virgen María, ha sido capaz de acoger y vivir los misterios que recordamos y celebramos
Cómo desearíamos volver a ser niños y dejarnos coger de la mano de la Virgen María, Madre de la Iglesia, para que nos vaya acompañando a la hora de acercarnos a los distintos “pasos” de la Navidad… Para aprender de Ella a buscar en nuestro corazón y en nuestra vida, el mejor lugar para el Señor que viene… Y luego, a llevar por todas partes la Buena Noticia de la Navidad…
El Evangelio de este Domingo nos invita a abrir los ojos y el corazón al misterio de la Anunciación.
¡Qué delicadas y escogidas son las palabras…, y los gestos! ¡Qué hermoso y esmerado resulta el conjunto!
El texto de S. Lucas termina con esta sencilla expresión: “Y la dejó el ángel”. Y entonces es cuando “el Verbo de Dios se hizo y carne habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Jn 1,14).
Es el misterio asombroso e inefable de la Encarnación que hace estremecer y palidecer los siglos. Es “el misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora en las Escrituras proféticas…,” como dice S. Pablo en la segunda lectura.
Jesucristo es el descendiente de David, por antonomasia, que construirá el templo del Dios vivo, del que nos habla la primera lectura. Más todavía, El será el templo verdadero y definitivo de Dios… Constructor y templo, al mismo tiempo. Así llegará a su cumplimiento pleno la promesa del Señor a David.
Y por eso, el ángel le dice a María: “… El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”.
Los santos Padres nos enseñan, además, que la Virgen Santa acogió a Jesucristo antes en su corazón -en su mente- que en su cuerpo.
Es como una “doble encarnación”: En su corazón y en su vientre. Espiritual una y corporal, la otra…
La encarnación corporal es un acontecimiento del todo original e irrepetible; la espiritual, en cambio, está al alcance de todos, y se puede alcanzar en mayor o menor grado.
Y de eso se trata en la Navidad: De que el Señor venga más y mejor a nuestro corazón… Es lo que decíamos el otro día recordando un villancico que dice: “El Niño Dios ha nacido en Belén. Aleluya. Aleluya. Quiere nacer en nosotros también. Aleluya. Aleluya.
Y esto se consigue, especialmente, a través de dos sacramentos.
En primer lugar, el sacramento de la Penitencia, o mejor, de la Reconciliación, en el que debe culminar nuestra preparación de Adviento.
Y el otro sacramento es la Eucaristía por el que viene el mismo Dios a nuestro corazón… Realmente presente como en Belén o Nazaret o como en el Cielo.
Pero la celebración de la Navidad no termina en sí misma…, sino que encierra la doble dimensión de la misión de la Iglesia, que es también Madre y Virgen: concebir al Hijo de Dios y darlo a luz al mundo.
Y estas fiestas con su ternura y su encanto, con su alegría y con su asombroso e inefable Misterio, constituyen una ocasión privilegiada para llevar el anuncio de la Venida del Señor a la gente, al mundo entero.
¡Feliz Día del Señor! ¡Feliz Navidad!
(ZENIT.org).- Este primer domingo de Adviento, Benedicto XVI, desde la ventana de su despacho en el Palacio Apostólico vaticano, recitó el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro. Antes de rezar la oración mariana, dijo las siguientes palabras.
¡Queridos hermanos y hermanas!
Hoy iniciamos en todala Iglesiael nuevo Año litúrgico: un nuevo camino de fe, a vivir juntos en las comunidades cristianas, pero también, como siempre, a recorrer dentro de la historia del mundo, para abrirla al misterio de Dios, a la salvación que viene de su amor. El Año litúrgico empieza con el Tiempo de Adviento: tiempo estupendo en el que se despierta en los corazones la espera de la vuelta de Cristo y la memoria de su primera venida, cuando se despojó de su gloria divina para asumir nuestra carne mortal.
“¡Velad!”. Este es el llamamiento de Jesús en el Evangelio de hoy. Lo dirige no sólo a sus discípulos, sino a todos: “¡Velad!” (Mt 13,37). Es una llamada saludable a recordar que la vida no tiene sólo la dimensión terrena, sino que es proyectada hacia un “más allá”, como una plantita que germina de la tierra y se abre hacia el cielo. Una plantita pensante, el hombre, dotada de libertad y responsabilidad,por lo que cada uno de nosotros será llamado a rendir cuentas de cómo ha vivido, de cómo ha usado las propias capacidades: si las ha conservado para sí o las ha hecho fructificar también para el bien de los hermanos.
También Isaías, el profeta del Adviento, nos hace reflexionar hoy con una sentida oración, dirigida a Dios en nombre del pueblo. Reconoce las faltas de su gente, y en un cierto momento dice: “Nadie invocaba tu nombre, nadie salía del letargo para adherirse a tí; porque tu nos escondías tu rostro y nos entregabas a nuestras maldades” (Is 64,6). ¿Cómo no quedar impresionados por esta descripción? Parece reflejar ciertos panoramas del mundo postmoderno: las ciudades donde la vida se hace anónima y horizontal, donde Dios parece ausente y el hombre el único amo, como si fuera él el artífice y el director de todo: construcciones, trabajo, economía, transportes, ciencias, técnica, todo parece depender sólo del hombre. Y a veces, en este mundo que parece casi perfecto, suceden cosas chocantes, o en la naturaleza, o en la sociedad, por las que pensamos que Dios pareciera haberse retirado, que nos hubiera, por así decir, abandonado a nosotros mismos.
En realidad, el verdadero “dueño” del mundo no es el hombre, sino Dios. El Evangelio dice: “Así que velad, porque no sabéis cuándo llegará el dueño de la casa, si al atardecer o a media noche, al canto del gallo o al amanecer. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos” (Mc 13,35-36). El Tiempo de Adviento viene cada año a recordarnos esto para que nuestra vida reencuentre su justa orientación hacia el rostro de Dios. El rostro no de un “amo”, sino de un Padre y de un Amigo. Conla Virgen María, que nos guía en el camino del Adviento, hagamos nuestras las palabras del profeta. "Señor, tu eres nuestro padre; nosotros somos de arcilla y tu el que nos plasma, todos nosotros somos obra de tus manos” (Is 64,7).
[Traducción del original italiano por Nieves San Martín]
(ZENIT) El obispo de San Cristóbal de las Casas aborda en su habitual colaboración un tema fundamental, la educación. Pone como ejemplo a Brasil, un país no confesional católico, en el que hay clases de religión en las escuelas públicas, siendo los padres quienes eligen la de su preferencia. Un asunto de plena actualidad también en Europa, como parte de los derechos humanos fundamentales.
Brasil, un ejemplo en educación
Por una plena libertad religiosa en México
+ Felipe Arizmendi Esquivel
VER
Hace dos semanas, los obispos terminamos nuestra asamblea plenaria sobre la emergencia educativa, tanto la formal, que se imparte en las escuelas, como la informal, que se recibe en la familia, la sociedad, los medios de comunicación y también en instancias eclesiales. Elaboramos un documento que, después de unas afinaciones, se hará público. Ofrecemos unos criterios sobre todo de índole antropológica, para que la educación no se reduzca a una acumulación de conocimientos y habilidades, sino que incluya la formación de actitudes y comportamientos, que haga madurar integralmente a las personas; que eduquemos seres humanos justos, solidarios, responsables, trabajadores, honestos, confiables.
Hay voces inconformes porque abordamos estos puntos. En un programa semanal de radio que tengo, al que llegan mensajes de toda índole, alguien expresó: “¿Por qué el interés de ustedes en intervenir en la educación pública? ¿Por qué, Señor? ¿Por qué tanto oscurantismo? ¿Con qué calidad humana van a transmitir conocimientos, si en ustedes hay pederastia, perversión, etc.?”. Sin negar nuestras deficiencias, tenemos obligación de ofrecer a padres de familia y a autoridades educativas, sin imponerlos, criterios para que tomen decisiones, que en primer lugar corresponden a los padres, antes que al Estado.
JUZGAR
Brasil, que no es un Estado confesional católico, nos da ejemplo en democracia y educación. Hay clases de religión en las escuelas públicas, siendo los papás quienes escogen la de su preferencia, católica o de otro signo. Hay un Acuerdo entre ese país y la Santa Sede, firmado en 2008, en que el Estado reconoce ese derecho para todos.
El 31 de octubre pasado, el Papa Benedicto XVI, al recibir al nuevo embajador, le dijo: “La Iglesia espera que el Estado reconozca que una sana laicidad no debe considerar la religión como un simple sentimiento individual que se puede relegar al ámbito privado, sino como una realidad que, al estar también organizada en estructuras visibles, necesita que se reconozca su presencia comunitaria pública. Por eso, corresponde al Estado garantizar la posibilidad del libre ejercicio de culto de cada confesión religiosa, así como sus actividades culturales, educativas y caritativas, siempre que ello no esté en contraste con el orden moral y público.
Ahora bien, la contribución de la Iglesia no se limita a iniciativas asistenciales, humanitarias y educativas concretas, sino que incluye, sobre todo, el crecimiento ético de la sociedad, impulsado por las múltiples manifestaciones de apertura a lo trascendente y por medio de la formación de las conciencias, sensibles al cumplimiento de los deberes de solidaridad.
El papel de la educación no se puede reducir a una mera transmisión de conocimientos y habilidades que miran a la formación de un profesional, sino que debe abarcar todos los aspectos de la persona, desde su faceta social hasta su anhelo de trascendencia. Por este motivo, es conveniente reafirmar que la enseñanza religiosa confesional en las escuelas públicas, lejos de significar que el Estado asume o impone un credo religioso determinado, indica el reconocimiento de la religión como un valor necesario para la formación integral de la persona. Y esa enseñanza no se puede reducir a una genérica sociología de las religiones, pues no existe una religión genérica, aconfesional. Así, la enseñanza religiosa confesional en las escuelas públicas, además de no herir la laicidad del Estado, garantiza el derecho de los padres a escoger la educación de sus hijos, contribuyendo de ese modo a la promoción del bien común”.
ACTUAR
Legisladores, políticos, líderes de opinión: dialoguemos abiertamente sobre estos asuntos. Reitero mi petición de que comparen legislaciones de otros países, y verán que nuestros artículos 3, 24 y 130 no garantizan el derecho a una plena libertad religiosa. No sigan reiterando que pretendemos imponer el catolicismo a todo mundo; no es así; queremos libertad para todos, también para los no creyentes. Que haya apertura de mentes y de corazones.
Reflexión de José Antonio Pagola al evangelio del domingo cuarto de Adviento - B, ofrecido por la Deelgación Diocesana de Enseñanza de la diócesis de Tenerife.
CON ALEGRÍA Y CONFIANZA
El concilio Vaticano II presenta a María, Madre de Jesucristo, como "prototipo y modelo parala Iglesia", y la describe como mujer humilde que escucha a Dios con confianza y alegría. Desde esa misma actitud hemos de escuchar a Dios enla Iglesiaactual.
«Alégrate». Es lo primero que María escucha de Dios y lo primero que hemos de escuchar también hoy. Entre nosotros falta alegría. Con frecuencia nos dejamos contagiar por la tristeza de una Iglesia envejecida y gastada. ¿Ya no es Jesús Buena Noticia? ¿No sentimos la alegría de ser sus seguidores? Cuando falta la alegría, la fe pierde frescura, la cordialidad desaparece, la amistad entre los creyentes se enfría. Todo se hace más difícil. Es urgente despertar la alegría en nuestras comunidades y recuperar la paz que Jesús nos ha dejado en herencia.
«El Señor está contigo». No es fácil la alegría en la Iglesia de nuestros días. Sólo puede nacer de la confianza en Dios. No estamos huérfanos. Vivimos invocando cada día a un Dios Padre que nos acompaña, nos defiende y busca siempre el bien de todo ser humano.
Esta Iglesia, a veces tan desconcertada y perdida, que no acierta a volver al Evangelio, no está sola. Jesús, el Buen Pastor, nos está buscando. Su Espíritu nos está atrayendo. Contamos con su aliento y comprensión. Jesús no nos ha abandonado. Con él todo es posible.
«No temas». Son muchos los miedos que nos paralizan a los seguidores de Jesús. Miedo al mundo moderno y a la secularización. Miedo a un futuro incierto. Miedo a nuestra debilidad. Miedo a la conversión al Evangelio. El miedo nos está haciendo mucho daño. Nos impide caminar hacia el futuro con esperanza. Nos encierra en la conservación estéril del pasado. Crecen nuestros fantasmas. Desaparece el realismo sano y la sensatez cristiana. Es urgente construir una Iglesia de la confianza. La fortaleza de Dios no se revela en una Iglesia poderosa sino humilde.
«Darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús». También a nosotros, como a María, se nos confía una misión: contribuir a poner luz en medio de la noche. No estamos llamados a juzgar al mundo sino a sembrar esperanza. Nuestra tarea no es apagar la mecha que se extingue sino encender la fe que, en no pocos, está queriendo brotar: Dios es una pregunta que humaniza.
Desde nuestras comunidades, cada vez más pequeñas y humildes, podemos ser levadura de un mundo más sano y fraterno. Estamos en buenas manos. Dios no está en crisis. Somos nosotros los que no nos atrevemos a seguir a Jesús con alegría y confianza.
José Antonio Pagola
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
18 de diciembre de 2011
4 de Adviento(B)
Lucas 1, 26-38
ZENIT nos ofrece el mensaje que el prefecto de la Congregación para el Clero, cardenal Piacenza ha dirigido a los sacerdotes al inicio del tiempo litúrgico de Adviento. Una virtud, descata el purpurado, brilló en María en este tiempo de espera, la vigilancia.
La vigilancia, virtud del Adviento
Cardenal Mauro Piacenza
Reverendos y queridos Sacerdotes:
En este especial Tiempo de gracia, María Santísima, Icono y Modelo dela Iglesia, quiere introducirnos en la actitud permanente de su Corazón Inmaculado: la vigilancia.
La Santísima Virgen vivió constantemente en vigilancia orante. En vigilia recibió el Anuncio que ha cambiado la historia de la humanidad. En vigilia cuidó y contempló, más y antes que cualquier otro, al Altísimo que se hacía Hijo suyo. Vigilante y llena de asombro amoroso y agradecido, dio a luz a la misma Luz y, junto a San José, se hizo discípula de Aquel que de Ella había nacido; que había sido adorado por los pastores y los sabios; que fue acogido por el anciano Simeón exultante y por la profetisa Ana; temido por los doctores del Templo, amado y seguido por los discípulos, hostigado y condenado por su pueblo. Vigilando en su Corazón materno, María siguió a Jesucristo hasta el pie dela Cruzy, con el inmenso dolor de Corazón traspasado, nos acogió como sus nuevos hijos. Velando,la Virgenesperó con certezala Resurreccióny fue llevada al Cielo.
Amigos muy queridos: ¡Cristo vela incesantemente sobre su Iglesia y sobre cada uno de nosotros! Y la vigilancia en la cual nos llama a entrar, es la apasionada mirada de la realidad, que se mueve entre dos directrices fundamentales: la memoria de todo lo sucedido en nuestra vida al encontrarnos con Cristo y con el gran misterio de ser sus sacerdotes, y la apertura a la “categoría de la posibilidad”.
La Virgen María“hacía memoria”, es decir, revivía continuamente en su corazón todo lo que Dios había obrado en Ella y, teniendo certeza de esta realidad, realizaba su tarea de serla Madredel Altísimo. El Corazón Inmaculado dela Virgenestaba constantemente disponible y abierto a “lo posible”, es decir, a concretar la amorosa Voluntad de Dios tanto en las circunstancias cotidianas como en las más inesperadas. También hoy, desde el Cielo, María Santísima nos custodia en la memoria viva de Cristo y nos abre continuamente a la posibilidad de la divina Misericordia.
Pidámosle a Ella, queridos Hermanos y Amigos, un corazón capaz de revivir el Adviento de Cristo en nuestra vida; capaz de contemplar el modo en el cual el Hijo de Dios, el día de nuestra Ordenación, marcó radical y definitivamente toda nuestra existencia sumergiéndola en su Corazón sacerdotal. Que Él nos renueve cada día enla Celebración Eucarística, que es transfiguración de nuestra misma vida en el Adviento de Cristo por la humanidad. Pidamos, en fin, un corazón atento para reconocer los signos del Adviento de Jersús en la vida de cada hombre y, en particular, entre los jóvenes que se nos confían: que sepamos discernir los signos de ese especialísimo Adviento, que esla Vocaciónal sacerdocio.
La Santísima VirgenMaría, Madre de los sacerdotes y Reina de los Apóstoles, nos obtenga, a cuantos humildemente la pidamos, la paternidad espiritual, la única capaz de “acompañar” a los jóvenes en el alegre y entusiasmante camino del seguimiento.
En el “sí” dela Anunciación, somos animados a vivir en coherencia con el “sí” de nuestra ordenación; enla Visitacióna Santa Isabel, somos animados a vivir en la intimidad divina para llevar su presencia a otros y para traducirla en un gozoso servicio, sin límites de tiempo y de lugar. Contemplando ala Santísima Madreadorando al Niño Jesús envuelto en pañales, aprendemos a tratar con amor inefablela Santísima Eucaristía.Conservando todo acontecimiento en el propio corazón, aprendemos de María a concentrarnos en torno al Único Necesario.
Con estos sentimientos les aseguro a todos, queridos sacerdotes esparcidos por el mundo, un especial recuerdo en la celebración de los Santos Misterios y pido a cada uno sostenerme en su oración para cumplir el ministerio que se me ha confiado. ¡Pidamos, delante del pesebre, que cada día podamos ser aquello que somos!
ZENIT nos ofrece la colaboración del profesor Pablo Blanco Sarto, profesor de teología dela Universidad de Navarra, en la que reflexiona sobre el discurso de Benedicto XVI en el Bundestag, el pasado 22 de septiembre, y lo que debería ser en nuestra sociedad una sana “laicidad positiva”.
Democracia y laicidad
Pablo Blanco Sarto
Un papa en el parlamento. Esta ya podría ser una primera pregunta que nos podríamos plantear: ¿qué hace un papa en una institución política? ¿No sería este un gesto poco moderno, más acorde con otras épocas pasadas ya felizmente superadas? Benedicto XVI afirmó que iba allí como sucesor de Pedro y como ciudadano alemán. También el papa puede decir algo interesante en el parlamento más poderoso de Europa.
El Reichtstag es el edificio más emblemático del poder popular en Alemania, reconstruido según el estilo posmoderno tras la unificación alemana. Está situado junto al hermoso e histórico Paseo de los Tilos (Unten den Linden) y no lejos dela Puertade Brandenburgo, en el corazón del Berlín más deslumbrante. En el Reichstag hallan su sede actualmente las dos cámaras del parlamento federal alemán (Bundesrat, la cámara baja, y el Bundestag, la cámara alta).
Allí iba a tener lugar lo que John L. Allen ha llamado "el mejor discurso de su pontificado". Toda una síntesis del pensamiento del papa sobre la democracia en el Estado liberal. Der Spiegel calificó el discurso de "valiente y brillante", el Bild lo tildó de "pieza maestra". También el Frankfurter Allgemeine Zeitung publicó íntegra la intervención papal y el London Guardian publicó un amplio comentario del discurso.
Tal vez esto podría ser ya una pequeña muestra de que la religión tiene un espacio social y mediático, una cierta visibilidad social. Sin embargo, como se sabe, no todo el mundo estaba de acuerdo con esta intervención. Días antes una campaña había movilizado a decenas de diputados en contra de la presencia del papa en el Bundestag, aunque –como observaba con ironía la misma prensa– antes se había visto a los mismos representantes aplaudir en pie el discurso de Vladimir Putin, mientras su aviación y artillería arrasaban Chechenia…
Sabiduría y corrupción
¿Era oportuno por tanto un discurso del papa hablando sobre la libertad y la democracia? El papa se dirigió a la tribuna de oradores. Después de equivocarse de lugar donde había de pronunciar el discurso, hubo de ser conducido por el presidente del parlamento al lugar previsto. Ejerció pues de profesor despistado… Empezó. "Desde mi responsabilidad internacional –afirmó de un modo bastante aséptico, a mi modo de ver–, quisiera proponerles algunas consideraciones sobre los fundamentos del Estado liberal de derecho".
Iba a los fundamentos, por tanto, y no a las soluciones concretas. Iba al fondo de la cuestión. Ejercía allí casi más de profesor alemán que de papa. Acudiendo al relato del rey Salomón, Benedicto XVI extraía lecciones para los políticos en el antiguo testamento, libro inspirado compartido también por los judíos. Era una llamada a la sabiduría y a la anticorrupción, que nunca viene mal, incluso en su querida Alemania.
La sabiduría de Salomón nos podía hablar sobre el sentido de la política actual. "La política debe ser un compromiso por la justicia y crear así las condiciones básicas para la paz, decía allí el papa. Naturalmente, un político buscará el éxito [=la mayoría o ganar las elecciones], que de por sí le abre la posibilidad a la actividad política efectiva. Pero el éxito está subordinado al criterio de la justicia, a la voluntad de aplicar el derecho y a la comprensión del derecho. El éxito puede ser también una seducción y, de esta forma, abre la puerta a la desvirtuación del derecho, a la destrucción de la justicia". El éxito electoral o político no puede estar por encima de la justicia y del sentido del derecho. Cuando estos desaparecen, entonces sobrevienen males para todos.
La "dictadura del relativismo"
La democracia ha de tener en el corazón este concepto de la justicia y del derecho. En contra de toda posible dicotomía o separación, el papa pedía una justicia política y una política que se avenga a los dictámenes de la justicia y por tanto de la ética. Si no, sobrevendría el desastre, preconizaba, casi diagnosticaba. Y continuaba citando a san Agustín: "“Quita el derecho y, entonces, ¿qué distingue el Estado de una panda de ladrones?”. Nosotros, los alemanes, sabemos por experiencia que estas palabras no son una mera quimera".
Una de las primeras medidas que tomó el nacionalsocialismo fue controlar los órganos judiciales (puso a sus jueces-títeres del régimen), a la vez que suprimía toda referencia moral universal. El nazismo se sirvió así del relativismo para hacerse con el poder y eliminar cualquier posible resistencia.
También en aquella ocasión el olvido de Dios llevaba al final al olvido del hombre. "El hombre tiene la capacidad de destruir el mundo", sentenció el papa. El ser humano puede construir o destruir: puede construir un jardín o plantar un bosque, pero también puede provocar un desastre, diseñar un desierto, un lugar inhóspito y poco humano. Y lo que es todavía peor: puede autodestruirse. "Se puede manipular a sí mismo, continuaba diciendo el papa. Puede, por decirlo así, producir seres humanos y privar de su humanidad a otros seres humanos que sean hombres". Puede en definitiva matar y atentar contra la dignidad de las personas, como demuestran la historia y los periódicos uno y otro día.
Por eso hacen falta la ética, la justicia y la sabiduría. "La petición salomónica sigue siendo la cuestión decisiva ante la que se encuentra también hoy el político y la política misma", recordaba Benedicto XVI.
Esto no era una tesis fundamentalista o neoconservadora –seguía argumentando el papa–, sino un diagnóstico empírico, una verdad comprobada en más de una ocasión. El cristianismo deja hacer al político, mientras no entre en el ámbito de la ética, porque –sin ella– todos perdemos. "Contrariamente a otras grandes religiones –seguía Benedicto XVI–, el cristianismo nunca ha impuesto al Estado y a la sociedad un derecho revelado, un ordenamiento jurídico derivado de una revelación". Tan solo remite a la ética, a la justicia, al derecho.
No existe una concreta orientación o partido cristianos o católicos, recuerda el papa, sino que los cristianos han sido animados a dar a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César. Es lo que el papa ha llamado "laicidad positiva", que se opone al "laicismo negativo", que querría sacar a la religión fuera de la esfera pública e meterlo en las sacristías. No se requiere una política confesional para defender los derechos humanos, entre los que se encuentra también la libertad religiosa. Basta con estas instancias comunes. La "laicidad positiva" es una consecuencia directa de los conceptos de libertad y de justicia.
La "laicidad positiva"
Laicidad positiva: no haría falta –en sentido estricto– apelar al nombre de Dios para que la paz, la justicia y la libertad tengan un espacio verdadero y real en la vida social. Esto se puede también lograr, insiste el papa una y otra vez, si tenemos en cuenta las instancias de la verdad y la razón. Pongamos un ejemplo. "Un día después –comentaba un jurista–, con la experiencia de Ratisbona sin duda en la memoria, el papa planteó con suma delicadeza a los representantes musulmanes el reverso su mensaje: la importancia de la laicidad".
El papa alemán había reconocido antes que los musulmanes se han convertido en un "componente" de Alemania, durante un encuentro con representantes del islam. "La presencia de numerosas familias musulmanas –dijo allí, en un Berlín con amplia representación musulmana– desde los años setenta del siglo pasado se ha convertido en una característica creciente de este país". Habría que recordar que en Alemania residen entre 3,8 y 4,3 millones de personas de confesión musulmana. La realidad actual alemana es multicultural, multikulti, como dicen allí. Verdad y laicidad son dos instancias complementarias. La verdad no necesita del fundamentalismo o del pensamiento único para hacerse valer en la sociedad. Ella misma se impone.
El escritor argentino Jorge Luis Borges definió la democracia como la dictadura del número. Esto es cierto cuando no existe un concepto universal de verdad, de justicia, de libertad. El papa criticaba esta apreciación puramente numérica y cuantitativa de la democracia y del bien social. "Para gran parte de la materia que se ha de regular jurídicamente, continuaba el papa su discurso en el Bundestag, el criterio de la mayoría puede ser un criterio suficiente". No basta con la superioridad numérica, sino que se requieren criterios que vayan más allá de la mayoría parlamentaria. Hay que oponerse a toda tiranía, también a la numérica.
Volvió entonces a apelar a la historia del país germano. "Basados en esta convicción, los combatientes de la resistencia han actuado contra el régimen nazi y contra otros regímenes totalitarios, prestando así un servicio al derecho y a toda la humanidad". Los que se opusieron a la opresión de la dictadura nazi –cristianos o no– lo hacían apelando a la razón, a la conciencia, a la justicia, a la condición humana, a la dignidad de la persona.
El cristianismo –continuó diciendo– "se ha referido a la naturaleza y a la razón como verdaderas fuentes del derecho, se ha referido a la armonía entre razón objetiva y subjetiva, una armonía que, sin embargo, presupone que ambas esferas estén fundadas enla Razóncreadora de Dios". Dios es razón, el Logos que ha creado por amor, como recuerda el prólogo del evangelio de san Juan. Por eso cabe apelar a la razón y a la conciencia, a la naturaleza y a la ley natural, que es apelar en última instancia a Dios creador.
Todo esto procede de esa Razón que es amor al mismo tiempo, y que ha creado todas las cosas. Pero también es legítimo apelar a estas instancias intermedias y comunes: la razón, la conciencia, la naturaleza. En ámbito social y político, el papa no remitía de modo directo a la fe, sino que lo hacía sobre todo a la razón. Es una consecuencia de las relaciones abiertas entre la fe y la razón, entre Iglesia y Estado, y del concepto de laicidad positiva, en última instancia. Siendo realidades distintas, no tendrían por qué presentarse distantes. Pueden mirar –desde la diferencia– en la misma dirección.
DOMINGO CUARTO DE ADVIENTO- B
18 de Diciembre
El Señor, que viene a salvarnos, esté con todos vosotros.
- Hemos llegado ya a la cuarta semana de Adviento, en nuestro camino de preparación hacia la Navidad. Y hoy, en este último domingo, nos unimos de todo corazón a María, que espera el nacimiento de su hijo. El anuncio del ángel nos hace conocer que Dios viene en medio de nosotros. Y nosotros nos disponemos a recibirlo, con la misma alegría, esperanza y disponibilidad que vivió la Madre de Dios.
Corona de Adviento: Como María, también nosotros queremos recibir a Jesús y queremos que su venida sea una luz brillante para el mundo entero. Por eso ahora, en este último domingo de Adviento, encendemos ya el último cirio de la corona. La luz de Jesús iluminará toda oscuridad, y hará de nosotros constructores de esperanza, de justicia, de fraternidad, de fe.
Se enciende el cuarto cirio de la corona de Adviento (los otros tres ya estarán encendidos). Entretanto, se puede cantar otra estrofa del canto de entrada, o bien decir las siguientes invocaciones, o lo que sea costumbre en cada lugar.
- Tú, consuelo de tu pueblo. SEÑOR, TEN PIEDAD.
- Tú, buena noticia para los que sufren. CRISTO, TEN PIEDAD.
- Tú, Jesús, Mesías, Hijo de Dios. SEÑOR, TEN PIEDAD.
1. lectura (2 Samuel 7, 1-5.8b-12.14a-16): Escuchemos en esta primera lectura una profecía revelada al rey David cuando se proponía edificar un templo para el Señor:
Dios le promete que tendrá un descendiente, el Mesías, que traerá la salvación a su pueblo.
2. lectura (Romanos 16,25-271): Escuchemos ahora, en esta segunda lectura, la alabanza de san Pablo por la buena noticia de la salvación de Dios que se ha revelado en Jesucristo.
Oración universal: A Jesús, luz y esperanza de la humanidad entera, oremos diciendo: VEN, SEÑOR JESÚS.
Por la Iglesia, por todos tos cristianos. Que vivamos la venida de Jesús con un corazón abierto y disponible, como María. OREMOS:
Por las madres y los padres que esperan el nacimiento de un hijo. Que vivan este momento con ilusión y con el compromiso de educado según los valores del evangelio. OREMOS:
Por todos los países del mundo, especialmente por la tierra donde nació Jesús. Que estas fiestas de Navidad sean ocasión de avanzar por los caminos de la paz, la justicia, la libertad. OREMOS:
Por los pobres y necesitados. Que la preparación de la Navidad nos estimule a intensificar nuestra solidaridad con ellos. OREMOS:
Por todos nosotros. Que esta celebración nos ayude a prepararnos debidamente para el misterio del nacimiento del Hijo de Dios. ¿REMOS:
Escucha, Señor, nuestra oración y ven a salvarnos. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Padrenuestro: Con la misma fe y confianza que María, y como Jesús nos enseñó, nos atrevemos a decir:
CPL
ZENIT nos ofrece el texto íntegro del mensaje, al término su su Asamblea Ordinaria, de los obispos de Centroamérica en el que piden a los fieles que no se oscurezca o debilite su compromiso cristiano, y constatan con alegría que el pueblo centroamericano “no pierde la esperanza” aún viviendo situaciones de dificultad y dolor.
Nuestro pueblo no pierde la esperanza aún con dificultad y dolor
A nuestros sacerdotes, religiosos y religiosas, agentes de pastoral, pueblo católico, hermanos en la fe cristiana, a todos los centroamericanos, hombres y mujeres de buena voluntad:
Introducción
1. «Gracia a ustedes y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo» (Fil 1,2). Los obispos de Centro América nos hemos reunido parala Asamblea OrdinariaAnual del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC), del 21 al 25 de noviembre en Valle de Ángeles, Honduras. Como pastores, «llamados a vivir el amor a Jesucristo y ala Iglesiaen la intimidad de la oración y en la donación de nosotros mismos a los hermanos y hermanas, a quienes presidimos en la caridad»
(Aparecida, 186) en estos días «hemos dado gracias a Dios por todos ustedes, recordándolos sin cesar en nuestras oraciones» (1 Tes 1,2).
2. Hemos vivido en nuestra asamblea una rica experiencia de comunión y de fraternidad, que nos ha hecho gustar el ser Iglesia como «casa y escuela de comunión» (Aparecida, 187) y nos ha impulsado a renovar con alegría nuestro ministerio como «pastores y guías espirituales de las comunidades a nosotros encomendadas» (Aparecida, 188). Hemos orado y reflexionado juntos, hemos compartido el camino dela Iglesiaen los diferentes países y hemos discernido la voluntad de
Dios frente a los retos de la realidad. En este espíritu de oración y de comunión deseamos dirigirles, a la luz de tres parábolas del evangelio, un mensaje de fe y de esperanza que, aun en medio de las oscuridades e incertidumbres de la historia, contribuya a reconocer la presencia del Reino de Dios en nuestros pueblos.
«Dejen que el trigo y la cizaña crezcan juntos hasta la cosecha» (Mt 13,30)
3. Recordemos en primer lugar la parábola del trigo y la cizaña. En ella Jesús nos enseña que el Reino de Dios se abre paso en la historia en medio de la malicia y del pecado humano, creciendo como el trigo en medio de la maleza. De este modo Jesús nos ayuda a ver la realidad con objetividad y esperanza, reconociendo las luces y sombras de la historia pero confiando en la victoria final del proyecto de Dios (cf. Mt 13,24-30).
4. Reconocemos como trigo bueno, signo del Reino, el amor a la vida, arraigado en el corazón de nuestros pueblos y distintivo de nuestra cultura, vivido, sin embargo, en medio de la maleza de una alarmante violencia que reviste diversas formas y tiene diversos agentes: el crimen organizado y el narcotráfico, violencia común y creciente violencia intrafamiliar. Junto a las soluciones sociales y económicas que los Estados y la sociedad deben implementar para frenar y erradicar el crecimiento
de este flagelo, los cristianos debemos empeñarnos en el seguimiento de Cristo Redentor, a través de la oración por la paz y el compromiso por la vida y la justicia, sabiendo que «la radicalidad de la violencia sólo se resuelve con la radicalidad del amor redentor» (Aparecida, 543).
5. En medio de pueblos que aman la verdad y la honestidad y que han luchado siempre por la igualdad y la libertad, paradójicamente persisten todavía situaciones y estructuras adversas tales como la exclusión social de inmensas mayorías pobres, la corrupción en la sociedad y en el Estado, el irrespeto a las leyes y a las instituciones democráticas y la violación a los derechos humanos. Todo ello rompe la armonía social, contribuye al crecimiento de la pobreza de gran parte de nuestra población y provoca la dolorosa migración forzada de muchos centroamericanos. Vemos,
finalmente, como trigo en medio de la maleza, el aprecio por el valor de la familia todavía existente en nuestra sociedad, a pesar de que hoy se ve amenazada por ideologías, leyes y situaciones de inseguridad económica que no la favorecen. Con la conciencia de que el trigo bueno del Reino de Dios sigue creciendo en medio de la maleza, no permitamos que se oscurezca o debilite nuestro compromiso cristiano por vivir y anunciar los valores del Evangelio.
«El Reino es como un grano de mostaza, la más pequeña de todas las semillas» (Mc 4,31)
6. En segundo lugar deseamos recordar la parábola del grano de mostaza, con la que Jesús nos enseña que el Reino de Dios no llega necesariamente a través de acciones o gestos grandiosos, sino discretamente por medio de realizaciones humanas, inicialmente sencillas o limitadas. Estas realidades aparentemente pequeñas son signos a través de las cuales el Señor llega a nuestra historia y nos las ofrece como oportunidades para comprometernos generosamente en la construcción de su reino, descubriendo el valor decisivo del momento presente por insignificante que parezca (cf. Mc 4,30-32).
7. Reconocemos con alegría algunos signos de vida eclesial, que como granitos de mostaza pueden parecer pequeños, pero ya están dando mucho fruto en nuestras comunidades. Entre ellos podemos señalar la profunda «espiritualidad» de nuestro pueblo centroamericano, con la que se aferra al amor de Dios y no pierde la esperanza aún viviendo situaciones dramáticas de dificultad y de dolor; la entrega generosa de tantos sacerdotes, religiosos (as) y laicos (as), que en el campo y la ciudad dan testimonio de Cristo y sirven ala Iglesiaaun en medio de no pocas limitaciones y sacrificios; y, en tercer lugar, el camino de renovación de muchas de nuestras parroquias, que se está abriendo paso a pesar de ciertas resistencias personales y estructurales. Otro signo sumamente esperanzador es la fe entusiasta de muchos jóvenes, «amigos y discípulos de Cristo» (Aparecida, 443), quienes
ciertamente son y seguirán siendo en el futuro fermento de renovación de nuestra sociedad a la luz el Evangelio.La Iglesiadesea ser cercana a los jóvenes, animando sus más nobles ideales, acompañándoles en su vida espiritual y colaborando en la formación de su conciencia social y política a la luz de los valores del Reino de Dios.
«Una vez salió un sembrador a sembrar» (Mc 4,3)
8. Finalmente recordemos la parábola del sembrador, con la que Jesús se presenta a sí mismo anunciando con optimismo el Reino, con sus palabras y sus obras, sin excluir a nadie del proyecto de Dios. Con la parábola Jesús quiere también combatir la desesperanza de quienes no ven resultados inmediatos, exhortándonos a proclamar siemprela Palabracon confianza en su eficacia transformadora, sin desanimarnos por los aparentes fracasos y sin importar que haya corazones duros que no estén dispuestos a recibirla (cf. Mc 4,1-9).
9. Hoy Jesús continúa sembrando la semilla del Evangelio a través de la misión evangelizadora dela Iglesia, «que tiene como misión propia y específica, comunicar la vida de Jesucristo, a todas las personas, anunciando la palabra, celebrando los Sacramentos y predicando la caridad» (Aparecida, 386). Es nuestro mayor deseo como obispos de Centro América que nuestra Iglesia no cese de sembrar con ardor misionero la semilla del Evangelio, convirtiéndose en un «poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo» (Aparecida, 362), comprometida por una vida mejor y más digna para todos, especialmente para los más pobres y marginados de la sociedad.
10. La parábola del sembrador exige la fe de quien lanza la semilla y la fe del terreno que la recibe (Cf. Mc 4,13-20). Por eso exhortamos a todo el pueblo de Dios a que acojamos con renovada gratitud del don de la fe, viviendo sus exigencias con coherencia y radicalidad. Dóciles a la acción de Dios, «quien, por su benevolencia, realiza en nosotros el querer y el obrar» (Fil 2,13), esforcémonos en vivir nuestra fe como camino de discipulado misionero, fruto de un encuentro profundo y continuamente renovado con Jesucristo, vivido en la comunión y participación activa en el seno de la comunidad eclesial y expresada proféticamente en el testimonio significativo y eficaz de los valores del Evangelio en medio de la sociedad.
11. Manifestamos nuestra profunda gratitud a Adveniat, organismo dela Conferencia EpiscopalAlemana, que está cumpliendo en este año cincuenta años de existencia, y a todo el pueblo católico de Alemania. Creada por los obispos alemanes con el propósito de apoyar en modo solidario el camino evangelizador dela Iglesiade América Latina, Adveniat se ha manifestado siempre cercana y generosa a las necesidades de nuestras iglesias centroamericanas. ¡Gracias por su generosidad y solidaridad! ¡Gracias por apoyarnos en nuestro esfuerzo de sembrar la semilla liberadora del Evangelio en nuestros pueblos!
12. Quela Virgen María, «la discípula más perfecta del Señor», quien «con su fe, llega a ser el primer miembro de la comunidad de los creyentes en Cristo» (Aparecida, 266), ilumine con su amor maternal el camino dela Iglesiaen Centro América, para que vivamos nuestra fe como ella, «tanto en la actitud de escucha orante como en la generosidad del compromiso en la misión y el anuncio» (Verbum Domini, 28).
Dado en Tegucigalpa, Honduras, el veintitrés de noviembre de dos mil once.
+ Leopoldo José Brenes Solórzano, arzobispo de Managua, Nicaragua, presidente del SEDOC.
+ Jorge Solórzano Pérez, Obispo de Granada, Nicaragua, secretario general del SEDAC
ZENIT nos ofrece la firma del arzobispo castrense de España Juan del Río Martín, quien aborda el nuevo tiempo litúrgico que comienza este domingo, el Adviento, con una invitación a ser samaritanos con los más golpeados por la crisis.
+ Juan del Río Martín
Se abre el Año Litúrgico con las cuatro semanas que comprende el tiempo de Adviento. En este periodo, la espiritualidad cristiana se centra en la renovación de la esperanza en los fieles. Es verdad que el objeto principal de nuestro esperar no son los bienes de esta vida, que “la herrumbre y la polilla corroen y los ladrones desentierran y roban” (Mt 6,19), sino el mismo Jesucristo como garantía para lograr los bienes prometidos. Pero a la vez, nuestra condición de “espíritu encarnado” requiere satisfacer las necesidades más elementales, de ahí que el Señor Jesús enseñará a sus discípulos a rogar al Padre por “el pan nuestro de cada día”.
Sin embargo, en la actualidad estamos viviendo una crisis globalizada de la “sociedad del bienestar”, que había creado tantas esperanzas humanas en la mayoría de los ciudadanos. ¿Qué es lo que nos ha conducido a este abismo? Han contribuido de manera decisiva el vivir por encima de nuestras posibilidades económicas, la codicia colectiva y la corrupción institucional y personal. Luego vendrán los análisis de los expertos políticos, económicos y financieros, que expondrán concienzudos estudios, que el gran público no entiende, y que los medios de comunicación los despachan en grandes titulares. Lo cierto es que, en estos momentos, el pueblo llano experimenta confusión, incertidumbre y auténtica angustia. Porque ya son muchos los millones de personas que, en un corto espacio de tiempo, se han visto sin trabajo y están viviendo verdaderas tragedias familiares. Esto está originando un clima de agresividad creciente que puede hacer peligrar las bases mismas de las instituciones democráticas.
Ya en 1991, después del fracaso del colectivismo marxista, el beato Juan Pablo II había puesto en guardia contra el peligro de una idolatría del mercado, que ignora la existencia de bienes que, por su naturaleza no son ni pueden ser simples mercancías”. En muchas ocasiones fue tachadala Iglesia Católicade aguafiestas, cuando denunciaba que “la simple Europa de los mercaderes”, que prescindía de sus raíces cristianas, estaba llamada al fracaso ¡Desgraciadamente estamos asistiendo a su cumplimiento!
Benedicto XVI, en su encíclica Caritas in Veritate, ha mostrado cómo la actual crisis no es solamente de naturaleza económica y financiera sino, ante todo, de tipo moral, además de ideológica. La economía, sea personal o corporativa, tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento.
Y no una ética cualquiera, sino de una ética amiga de la persona, que evite tanto el individualismo como el utilitarismo, y la prometeica ideología tecnócrata.
¿Qué puede hacer el cristiano ante esta situación? Si se está en condiciones de aportar iniciativas emprendedoras, hacerlo. Y siempre cumplir estrictamente los deberes ciudadanos, porque éstos se dirigen hacia la solidaridad. Ello no agota el cumplimiento de la esperanza, porque los cristianos están sobre la tierra, pero su ciudadanía es la del cielo (Carta a Diogneto). Además, se someten a las leyes establecidas, pero con su propia vida superan las leyes (Ibid.) porque viven de, por y para la caridad.
La Iglesia, cuidadosa Madre de sus hijos, encauza el caudal samaritano hacia los más necesitados de esta situación como puedan ser: los parados, los sin techos, los desamparados y desesperados…mediante la ayuda personal y de las organizaciones caritativas, que tanto bien están haciendo a la sociedad.
Esta es la respuesta que pide el Adviento, que las exigencias materiales estén presentes también en el ámbito de la esperanza. Ella nos libra del pesimismo inoperante y del desaliento. Incita a la superación, facilita la revisión de nuestro camino personal y comunitario. Estimula a buscar nuevas reglas que eviten los abusos y fomenten la sobriedad. Y por último, dilata el alma en la espera la bienaventuranza eterna. En definitiva, el realismo esperanzador dinamiza las culturas, cambia los corazones y transforma las estructuras.
Guión litúrgico para la fiesta de la Sagrada Familia a celebrar el 30 de Diciembre, remitido por la Delegación Familia y Vida de la diócesis de Tenerife.
30 de diciembre
Celebración Litúrgica dela Sagrada Familia
Ideas para la liturgia
Monición de entrada o ambientación.
Nos sentimos como en casa, estamos en familia. Somos la gran familia de Dios. Y en unos momentos en los que parece que la familia está en crisis, nos parece muy bueno y oportuno que la familia de Nazaret se nos presente como modelo a seguir. Honremos con nuestra voz y nuestro corazón ala Sagrada Familiay que su influjo sirva para fortalecer a todas las familias de la tierra, a las que celebramos este día aquí y a las que lo celebran en cualquier otro templo de nuestra Diócesis.
Monición a las lecturas. (Eclo 3, 3-7.14-178; Sal 127; Col 3,12-21; Lc 2, 22-40)
Las lecturas nos hablan de la familia, de la familia tradicional judía en tiempo de crisis, dela Sagrada Familia, como hecho de salvación, y de las relaciones familiares entre los creyentes, enla Iglesiay con todo el mundo. Escuchemos.
Ideas para la homilía.
1. Jesús nació y vivió en una familia.
a. Su vivencia, su experiencia, su aprendizaje,…
b. No es un espacio idílico, sino que tiene problemas y dificultades.
2. También nosotros hemos empezado en el seno de una familia.
a. Nuestra llamada a la vida, por amor de unos padres.
b. Nuestra primera educación, social y cristiana.
c. Nuestro agradecimiento y atenciones hacia nuestros mayores.
3. Pero todos vivimos en una “gran familia”.
a. Dimensión eclesial
b. La ayuda que recibimos de nuestra comunidad.
4. La familia de Dios en medio del mundo.
a. Anunciar nuestro mensaje, nuestro estilo en el mundo.
b. Estar convencidos de las bondades de la familia cristiana.
5. No olvidarnos de las familias que lo están pasando mal por cualquier motivo o de las que se han roto.
a. No se trata de buscar culpables, se trata de conseguir que recobren la paz y la esperanza y no pierdan la visión de Dios.
b. Que siempre haya otra familia solidaria que esté atenta a sus necesidades.
6. Son muchos los interrogantes, los problemas, las tentaciones que se ciernen sobre la familia.
a. Las soluciones no pueden improvisarse, ni generalizarse las respuestas. Cada caso requiere su atención, su discernimiento y tratamiento.
b. La familia es una obra de arte y requiere artistas que la realicen; es un tejido muy sutil, elaborado con hilos finos y preciosos, y requiere manos expertas e inspiradas.
Oración de los fieles
Unidos ala Sagrada Familiade Nazaret, modelo e imagen de la humanidad nueva, elevemos a Dios, Padre de la gran familia humana, nuestra oración y digámosle: R. Renueva nuestras familias, Señor.
- Para que en la Iglesia en general y nuestra Diócesis en particular prevalezca por encima de todo el amor, que es el ceñidor de la unidad. Oremos.
- Para que reine la solidaridad entre los pueblos, que es la garantía de la paz y de la sostenibilidad del desarrollo. Oremos.
- Para que en todas las casas abunde el amor, no falte el pan y desaparezcan las envidias y las rencillas. Oremos.
- Para que en nuestra (s) parroquia (s) cunda la alegría, el buen entendimiento y la colaboración espontánea y gozosa. Oremos.
- Por las familias que se encuentran con problemas graves: las que viven en la pobreza y el abandono, las que sufren tensiones y rupturas, para que encuentren ayuda y fortaleza para salir adelante. Oremos.
Escucha Señor la plegaria de tu Iglesia, que pone su confianza en tu amor y su mirada en el hogar de Nazaret. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amen.
Ofertorio
Símbolos: icono dela Sagrada Familia; alianzas esponsales; brotes de olivo (sal 127); lista de matrimonios y bautizos celebrados en la parroquia durante el año; pequeños bloques de construcción (elemento de familia con construcción sólida), puzle (símbolo de la necesidad de todos sus miembros para la perfecta dimensión de la familia), ofrenda de alimentos destinados a las familias desfavorecidas,…
Rito de conclusión
En este momento se hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.
Bendición
El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice:
El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros
R. Amén.
O bien
Bendición sobre los matrimonios
El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice:
El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Entonces el sacerdote continúa, con las manos juntas:
Invoquemos, hermanos, sobre los esposos de nuestra comunidad la bendición de Dios, para que proteja con su auxilio a quienes ha unido en el sacramento del Matrimonio.
Todos, durante un especio de tiempo, oran en silencio. Luego, el sacerdote, con las manos extendidas sobre los matrimonios, continúa:
Padre santo, autor del universo, que creaste al hombre y a la mujer a tu imagen, y has bendecido la unión matrimonial; te rogamos humildemente por estos hijos tuyos unidos en alianza esponsal.
Descienda, Señor, sobre estos esposos, tu abundante bendición, que la gracia del Espíritu Santo inflame desde el cielo sus corazones, y renueve su caridad conyugal. Que en la alegría te alaben, Señor, y en la tristeza te busquen; en el trabajo encuentren el gozo de tu ayuda y en la necesidad sientan cercano tu consuelo. Que participen en la oración de tu Iglesia, y den testimonio de ti entre los hombres. Que sus hogares sean auténticas iglesias domésticas, y que un día participen en la alegría del banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Y a todos vosotros, cuantos estáis aquí presentes, os bendiga Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Oración por las familias (Oración del VII Encuentro Mundial de las Familias)
Padre de Nuestro Señor Jesucristo, y Padre Nuestro te adoramos, Fuente de toda comunión; protege a nuestras familias con tu bendición para que sean lugar de comunión entre los esposos y de vida plena donada recíprocamente entre padres e hijos.
Te contemplamos, artífice de toda perfección y de toda belleza; concede a toda familia un trabajo justo y digno, para que podamos tener el sustento necesario
y disfruta el privilegio de ser tus colaboradores en la edificación del mundo.
Te glorificamos, motivo de la alegría y de la fiesta; abre también a nuestras familias los caminos de la dicha y el descanso para gustar desde ahora aquel gozo perfecto que nos has donado en Cristo resucitado.
Así nuestros días, laboriosos y fraternos, serán una ventana abierta hacia tu ministerio de amor y luz que Cristo tu hijo nos ha revelado y el Espíritu Vivificante nos ha anticipado.
Y viviremos alegres de ser tu familia, en camino hacia Ti, Dios Bendito por los siglos.
Amén
Monición de despedida
Terminamos nuestra celebración y le pedimos a Dios que guíe los pensamientos y obras de todas y cada una de las familias del mundo, de tal manera que sus miembros trabajen por el beneficio mutuo.
Que el ejemplo dela Familiade Nazaret habite en nuestra mente y en nuestros corazones todos y cada uno de los días del año venidero.
Homilía de monseñor Marcelo Raúl Martorell, obispo de Puerto Iguazú, enla Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo (20 de noviembre de 2011). (AICA)
YO MISMO BUSCARÉ A MIS OVEJAS (Ez. 34,11)
Hemos contemplado a lo largo del año litúrgico los misterios de la vida del Señor a través de los cuales se cumple la obra salvadora del mismo. En este último domingo se recoge en torno a su Señor para celebrar su triunfo final cuando vuelva como Rey glorioso a recoger los frutos de la redención.
La liturgia de la palabra de hoy nos muestra tres aspectos de la realeza del Señor, la 2 lectura (1Cor. 15,20-28) exalta el poder de Cristo Salvador, vencedor del pecado y de la muerte por su Cruz y resurrección, formaremos un reino de conresucitados en Cristo, la obra de Cristo que será entregada al Padre y así “Dios lo será todo en todos”, glorificado para siempre por toda criatura.
En la 1 lectura Ezequiel nos muestra como un día, después de estos reyes de Israel que lo llevaron a la ruina, vendrá un Rey Pastor, que lejos de aprovecharse de su pueblo lo guiará por el buen camino (Ez.34,11-17), establecerá el reino de su Padre no por la fuerza, sino con bondad y mansedumbre “Yo mismo buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro, como un pastor sigue el rastro de su rebaño, cuando se encuentran las ovejas dispersas, así seguiré el rastro de mis ovejas” (Ib11-12) hasta juzgar y separar las buenas de la malas; el Mesías Pastor y Rey será un día Pastor y Juez. Así nos introduce la liturgia dela Palabraen el tercer aspecto y figura del Rey, ampliamente desarrollado en el Evangelio (Mt.25, 31-43) “Cuando venga en su gloria el Hijo del Hombre y todos sus ángeles con él…, serán reunidas ante él todas las naciones. El separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras”. El mismo Hijo del Hombre que vino con humildad y sufrimiento a salvar el rebaño que el Padre le confió, volverá como Rey Glorioso al final de los tiempos para juzgar a los que fueron objetos de su amor y cuidado. Y así como él los cuidó con amor, sobre el amor los juzgará. Y aquello que le enseñara a su pueblo sobre la primacía del amor a Dios y el prójimo, síntesis de su mensaje y la finalidad de toda su obra de la salvación. Quién ama, ha elegido ser parte del Reino, el que no ama se excluye del mismo y en este día, cuando vuelva el Pastor Rey, se confirmará la exclusión “…bien siervo bueno y fiel en lo poco has sido fiel, entra a participar del gozo de tu Señor” y ¿sobre qué versará esta fidelidad? Sobre las obras del amor. “Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber…” (Ib 35). El Rey Glorioso, vino antes y se hizo nuestro amigo y hermano, y en su ejemplo nos mostró esta realidad, y no olvidará lo que nosotros en nuestra situación concreta hagamos o hayamos hecho a nuestro hermano, como hechos a él y en esta realidad fundamentará su juicio, habiéndonos dado la gracia para poder amar y servir al hermano y no solamente el ejemplo. Excluirnos del amor significa excluirnos de la gracia del Señor para amar y servir. Quienes tuvieron el corazón abierto a la gracia de Jesús Rey y Pastor, se entregaron en el amor a construir el reino de Dios, a cambiarlo y transformarlo con moldes inéditos, hicieron suyo el corazón del Pastor y se confundieron con él, decía Pablo “Ya no soy yo quien vive en mi, es Cristo”, y así dirían santos de nuestros tiempos que como Teresa de Calcuta, Juan Pablo II y tantos otros más, que se alegraron de servir a sus hermanos y en el amor, amarlos hasta el extremo. Ellos percibieron en su corazón, sencillo y grande al mismo tiempo, que el amor sería no solo la fuerza de Dios en estos tiempos, sino la condición absoluta para ser admitidos al Reino de Cristo Glorioso, allí al final donde ya no hay lágrimas ni dolor, donde veremos a Dios cara a cara, seremos fundidos en la unidad del amor.
Para sentirnos miembros del Reino de Cristo hagamos todos el esfuerzo de abrir el corazón a su misterio de amor, forjando en la gracia, un mundo nuevo, donde el amor tenga espacio sobre la indiferencia, el relativismo y el egoísmo que hoy parecen reinar en nuestro mundo tan volcado al pragmatismo, y así prepararemos no sólo un mundo mejor, un reino de paz de justicia y de esperanza para todos, sino también una plataforma real en la fe y el amor para esperar al Señor y su Juicio.
Quela Virgen María, sede del amor de Jesús Rey, nos ayude a amar y servir a Dios y a nuestros hermanos.
Mons. Marcelo Raúl Martorell, obispo de Posadas
Homilía de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, para la Solemnidad de Cristo Rey (20 de noviembre de 2011). (AICA)
Con la celebración de este domingo “Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo”, culminamos el año litúrgico y desde el próximo fin de semana empezaremos a prepararnos para celebrar la “Navidad”, el nacimiento de Jesús, en el llamado tiempo de adviento.
El Evangelio de este domingo (Mt. 25,31-46), nos propone un texto que nos habla del juicio final y nos señala quienes son los herederos del Reino y quienes están excluidos de él: “Entonces el Rey, dirá… Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo y me vistieron; enfermo y me visitaron; preso, y me vinieron a ver” (34-36). A los oyentes les asombró esta afirmación y el texto continúa diciendo: “… y el Rey les respondió: Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos lo hicieron conmigo” (40).
No es fácil captar el núcleo del cristianismo. Comprender que la centralidad de la caridad, la justicia y la misericordia son las “credenciales de ingreso” a este Reino que nos propone el Señor. Esta comprensión es indispensable para todo bautizado que se dispone a asumir este camino que queremos intensificar como discípulos y misioneros de Jesucristo. Debemos acentuar que estas “credenciales de ingreso” al Reino que son importantes para todos, lo son especialmente para aquellos que tenemos responsabilidades en la conducción ya sea como pastores, o bien como dirigentes sociales, políticos, económicos. Todos aquellos que debemos dar cuentas del bien o de los daños que provocamos desde nuestras tareas y compromisos.
Considero muy importante en relación a este tema de los dirigentes y del poder como servicio subrayar parte del documento dela Conferencia EpiscopalArgentina, denominado: “Hacia un bicentenario en justicia y solidaridad”, en el mismo se señala que estilo de liderazgos necesitamos hoy: “En este tiempo necesitamos tomar conciencia de que «los cristianos, como discípulos y misioneros de Jesucristo, estamos llamados a contemplar, en los rostros sufrientes de nuestros hermanos, el rostro de Cristo que nos llama a servirlo en ellos». Para nosotros, este es el verdadero fundamento de todo poder y de toda autoridad: servir a Cristo, sirviendo a nuestros hermanos.
En un cambio de época, caracterizado por la carencia de nuevos estilos de liderazgo, tanto sociales y políticos, como religiosos y culturales, es bueno tener presente esta concepción del poder como servicio. Como Iglesia, este déficit nos cuestiona. En un continente de bautizados, advertimos la notable ausencia, en el ámbito político, comunicacional y universitario, de voces e iniciativas de líderes católicos, con fuerte personalidad y abnegada vocación, que sean coherentes con sus convicciones éticas y religiosas.
Por eso, es fundamental generar y alentar un estilo de liderazgo centrado en el servicio al prójimo y al bien común. Todo líder, para llegar a ser un verdadero dirigente ha de ser ante todo un testigo. El testimonio personal, como expresión de coherencia y ejemplaridad hace al crecimiento de una comunidad. Necesitamos generar un liderazgo con capacidad de promover el desarrollo integral de la persona y de la sociedad. No habrá cambios profundos si no renace, en todos los ambientes y sectores, una intensa mística del servicio, que ayude a despertar nuevas vocaciones de compromiso social y político. El verdadero liderazgo supera la omnipotencia del poder y no se conforma con la mera gestión de las urgencias. Recordemos algunos valores propios de los auténticos líderes: la integridad moral, la amplitud de miras, el compromiso concreto por el bien de todos, la capacidad de escucha, el interés por proyectar más allá de lo inmediato, el respeto de la ley, el discernimiento atento de los nuevos signos de los tiempos y, sobre todo, la coherencia de vida.
Alentamos a los líderes de las organizaciones de la sociedad a participar en «la reorientación y consiguiente rehabilitación ética de la política». Les pedimos que se esfuercen por ser nuevos dirigentes, más aptos, más sensibles al bien común, y capacitados para la renovación de nuestras instituciones. Queremos reconocer con gratitud a quienes luchan por vivir con fidelidad a sus principios como así también a los educadores, comunicadores sociales, profesionales, técnicos, científicos y académicos, que se esfuerzan por promover una concepción integral de la persona humana. A todos ellos, les pedimos que no bajen los brazos, que reafirmen su dignidad y su vocación de servicio constructivo. Uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo es recuperar el valor de toda sana militancia” (20-23).
Es cierto que no es fácil esto que el Señor nos enseña este domingo, que la credencial de ingreso al Reino de Dios es la caridad, la justicia y la misericordia. Hoy, los argentinos y los misioneros necesitamos pedir el don de la fe y tener un corazón simple para entender este maravilloso llamado del Señor, invitándonos a todos, sobre todo a los que tenemos más responsabilidades a formar parte de este “Reino de Dios”.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
Homilía de monseñor Domingo S. Castagna, arzobispo emérito de Corrientes, para la Solemnidad de Cristo Rey (20 de noviembre de 2011). (AICA)
Mateo 25, 31-46
El Rey del Universo. Concluye el año litúrgico 2011. Es tradicional que conla Solemnidad: “Jesucristo Rey del Universo” –ilustrada por el texto evangélico de Mateo 25– se corone una sucesión de parábolas de gran simbolismo escatológico. La relatada hoy nos relaciona con el destino final de la vida humana. Después del instante conclusivo de la existencia temporal de todas y cada una de las personas ¿qué ocurrirá? Con motivo de la fecha numéricamente sugerente, 11-11-11, el tema apocalíptico-escatológico ha ocupado algún espacio para la curiosidad de los afectos al tema.La Iglesiano se hace eco del mismo. El juicio personal y final no escapa a la predicación apostólica y, sin descender a la macabra imaginería de algunos medios, incluida la cinematografía, no rehúye su auténtico tratamiento evangélico. Para ello no oculta que el Rey y Juez Universal de los últimos tiempos está por concluir su encuentro redentor con la humanidad.
La incredulidad borra toda esperanza. Ya el Apóstol Pablo afirmaba, con su acostumbrado verismo: “La imagen de este mundo pasa”. El reinado de Cristo constituye un señorío que vence el pecado y la muerte, que conduce lo corruptible a la incorrupción. Necesitamos escuchar la predicación apostólica y considerarla como imprescindible referencia para que la fe rija nuestros pensamientos, regule nuestro comportamiento moral y deje despejada, con su gran realismo, la verdad de nuestro futuro. La incredulidad oscurece el porvenir e invalida toda esperanza. Es el mal que aqueja al mundo. Cristo no es un simple jefe religioso y, por lo mismo, no podrá ser encapsulado en una denominación religiosa entre otras. Es, como lo anunciala Solemnidad: “Rey del Universo”. La gracia dela Redenciónestá destinada a todos, sin excepción alguna, aún a quienes lo niegan, rechazando su amor, y que inexorablemente serán juzgados por Él.
La misericordia, reacción divina contra el pecado. El juicio, celebrado en la parábola, deja de manifiesto que la identificación de Cristo con “el más pequeño de sus hermanos” será la inspiradora de la sentencia final. El más pequeño es todo pobre y necesitado, especialmente por causa del pecado, inconmensurable distancia que separa de Dios Padre y dela Verdad. Elpecado conmueve las entrañas paternales de Dios. La misericordia es la reacción divina contra la insensatez del pecado e inicia una historia asombrosa de recuperación del hijo perdido. Sólo en Dios el pecado, como error y delito, suscita esa misteriosa e inefable acción misericordiosa: “Dios no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y viva”. De todos modos la contumacia - o la voluntaria decisión de no volver a Dios - atrae la condena sobre el culpable.
Juzgados por el amor. Inspirado por este texto San Juan dela Cruzafirmó que “en el atardecer de la vida seremos juzgados por el amor”. Para ello, será preciso adoptar la virtud de identificar “al más pequeño” con Jesús –Dios digno de ser amado con todo el ser– ya que dio la mayor prueba de amor que pueda darse. Queda definitivamente establecido que el daño causado a los demás –por comisión u omisión– ofende a Dios y pone en acción su juicio inmediato e insobornable. El juicio que Jesús describe manifiesta lo que será de verdad el juicio –no obstante alejado de toda revancha o venganza– como expresión indeformable de la verdad y del bien. Nadie podrá eludirlo, aunque haya sido muy poderoso entre sus conciudadanos; no valen las recomendaciones y el prestigio que hubiere alcanzado. Los “benditos del Padre” son quienes han servido a los más humildes, como a Jesús mismo.
Mons. Domingo S. Castagna, arzobispo emérito de Corrientes
Columna de opinión de monseñor Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú y miembro dela Comisión Episcopal de Pastoral Social, publicada el 20 de noviembre de 2011. (AICA)
LA VIDA EN LA RED O VIDA VIRTUAL
Sentados frente a la pantalla de la computadora, se nos aparece un espacio que refleja modos nuevos de expresar la vida en continuado ininterrumpido. Nuevas palabras, para nuevos conceptos, para nuevas tecnologías, pero siempre el hombre en producción y evolución. Y si está el ser humano está la vida.
La vida en la red o la vida virtual nos presentan una personalidad multiforme y multiplural de ser la humanidad en Internet. Que si los mails, los I-phones, o los buscadores, o los blogs, todo soporte y tipo de mensajes sirven para aumentar la interconectividad. Pero, ¿de qué estamos hablando? Ni más ni menos que de personas que se encuentran en una nueva esquina, de un nuevo barrio que se llama Internet. Ese lugar virtual en el que las personas mostramos algo de lo que somos y pensamos en un marco que nos es ofrecido con determinadas coordenadas. Una medianía novedosa y sorprendente. Tan atractiva como desorientadora.
Frente a las nuevas tecnologías pareciera que los jóvenes deberían saberlo todo por el sólo hecho de ser jóvenes. Que su vinculación con lo nuevo es inmediata y siempre positiva. Hace poco, leía a una educadora, que decía que es verdad que tanto niños como jóvenes vencen los temores ante el uso de las nuevas tecnologías con más facilidad que los adultos, pero que ante el desafío de producir contenidos no sucedía lo mismo.
Un amigo, hace un tiempo, me comentó que cuando tomó la decisión de lanzarse al infinito de Internet, sintió que nunca volvería a ser el mismo. Que su ser se impresionó como quizás le sucedió a aquellos que vieron el fuego por primera vez, vieron rodar una piedra e inventaron la rueda, o cuando la imprenta llegó a este mundo para instalar un soporte universal para el conocimiento.
Internet es así: tiene la presencia de un tsunami transformador. Y siempre para adelante. No hay chances de volver. Y creo que estamos ante un tsunami constructor y propositivo. Entiendo que sucede algo similar con las redes sociales. Twitter, Facebook y tantas otras se alzan como una invitación casi irresistible a compartir información, datos personales, vínculos grupales, imágenes de lo que somos o lo que queremos mostrar de lo que somos.
La construcción de la faceta pública –perfil– de cada uno de nosotros en la red es una realidad de la virtualidad. Y, aunque muchos de los usuarios de las redes sociales se quedan en un umbral que va del fisgoneo al ombliguismo, y comparten un perfil público 100% cosmético, hay enormes espacios para construir mensajes verdaderos, desde personas o grupos que quieren darse a conocer tal como son, y a las que lo que más les importa es el contenido de sus mensajes.
Un papá de chicos adolescentes me contó en un mail, lo atento que tenía que estar al uso que le daban sus hijos a las redes sociales: “Por un lado a que los ‘amigos’ con quienes se comunica por estos medios, los conozca físicamente y que haya una correspondencia en los vínculos personales y por la red. El otro tema es el ‘desprestigio’ que adquirió el término ‘amigos’. A quienes aceptamos intercambiar información se los llama ‘amigos’ y uno puede tener 200, 500, hasta un millón, como Roberto Carlos. Hay que resignificar las palabras y valorar la amistad entre los pibes y también entre los grandes”.
Estar conectados no siempre equivale a estar comunicados. Algunos adolescentes se animan a contar su vida, a abrir el corazón solamente chateando, pero tienen pánico de hablar cara a cara con sus más íntimos. Vivimos en una sociedad hipercomunicada –conectada– y, sin embargo, con experiencias de profunda soledad.
La palabra “virtual” proviene de “virtud” que implica fuerza, bondad, integridad en el obrar. Que esta nueva vida virtual que se nos ofrece como humanidad sepamos vivirla en virtud y con alegría cristiana de valorar el producto de la inteligencia del hombre y que nuestra fe participe de nuestros encuentros en la red.
Dios quiere estar siempre cerca de sus hijos y amigos. Compartir nuestra vida cargada de alegrías y soledades. En el corazón de Dios siempre tenemos un “sitio” para encontrarnos con Él y los hermanos. Hagámosle también un “sitio” mayor en nuestra comunicación.
Mons. Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú
ZENIT nos ofrece la catequesis que Benedicto XVI ha dirigido el miércoles 23 de Noviembre de 2011 a los fieles congregados para la tradicional Audiencia de los miércoles, provenientes de Italia y de todo el mundo. La catequesis de hoy se ha centrado en el último viaje apostólico que el papa realizó a Benín.
Queridos hermanos y hermanas, tengo todavía presentes las impresiones que me ha suscitado el reciente Viaje Apostólico a Benín, sobre el que quiero detenerme hoy. Surge de forma espontánea de mi corazón el dar las gracias al Señor, Él ha querido que volviera a África por segunda vez como sucesor de Pedro, con ocasión del 150 aniversario del inicio de la evangelización de Benín y para firmar y entregar oficialmente a las comunidades eclesiales africanasla Exhortación Apostólicapost-sinodal Africae munus.
En este importante documento, después de haber reflexionado sobre los análisis y sobre las propuestas planteadas porla Segunda AsambleaEspecial para África del Sínodo de los Obispos, que tuvo lugar en el Vaticano en octubre de 2009, he querido ofrecer algunas directrices para la acción pastoral en el gran Continente Africano. Al mismo tiempo, he querido rendir homenaje y rezar sobre la tumba de un ilustre hijo de Benín y de África, y un gran hombre dela Iglesia, el inolvidable cardenal Bernardin Gantin, cuya memoria venerada está más viva que nunca en su país, que lo considera un Padre de su patria y de todo el Continente. Deseo hoy repetir mi más vivo agradecimiento a los que han contribuido a la realización de mi peregrinación. Antes que nada estoy muy agradecido al señor presidente dela República, que con gran cortesía me ofreció un cordial saludo en su nombre y en el de todo el país; al arzobispo de Cotonou y a los demás venerados hermanos en el episcopado, que me han acogido con afecto. Agradezco, además, a los sacerdotes, los religiosos y las religiosas, los diáconos, los catequistas y los innumerables hermanos y hermanas, que con tanta fe y calor me han acompañado durante estos días de gracia. Hemos vivido juntos una impresionante experiencia de fe y de renovado encuentro con Jesucristo vivo, en el contexto del 150º aniversario de la evangelización de Benín. He ofrecido los frutos dela Segunda AsambleaEspecial para África del Sínodo de los Obispos a los pies dela Virgen Santa, venerada en Benín especialmente enla Basílicadela Inmaculada Concepciónde Ouidah.
Sobre el modelo de María,la Iglesiaen África ha acogidola Buena Nuevadel Evangelio, generando muchos pueblos a la fe. Ahora las comunidades cristianas de África -como se destaca ya sea del tema del Sínodo así como del lema de mi Viaje Apostólico- están llamadas a renovarse en la fe para estar, cada vez más, al servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz. Se las invita a reconciliarse en su interior para convertirse en instrumentos gozosos de la misericordia divina, cada una aportando sus propias riquezas espirituales y materiales para el compromiso común. Este espíritu de reconciliación es indispensable, naturalmente, también en el plano civil y necesita una apertura a la esperanza que debe animar también la vida socio política y económica del continente, como tuve la oportunidad de destacar en el encuentro con las Instituciones políticas, el Cuerpo Diplomático y los Representantes de las Religiones.
En esta circunstancia, quise poner de relieve sobre todo la esperanza que debe animar el camino del continente, destacando el ardiente deseo de libertad y de justicia que, especialmente en estos últimos meses, anima los corazones de numerosos pueblos africanos. Destaqué también la necesidad de construir una sociedad en la que las relaciones entre etnias y religiones distintas se caractericen por el diálogo y la armonía. Invité a todos a ser sembradores de esperanza en todas las realidad y ambientes. Los cristianos son, en sí mismos, hombres de esperanza que no se pueden despreocupar de sus propios hermanos y hermanas: recordé esta verdad también a la inmensa multitud que vino para la celebración eucarística dominical en el estadio dela Amistaden Cotonú.
Esta Misa del domingo fue un extraordinario momento de oración y de fiesta en la que tomaron parte miles de fieles de Benín y de otros países africanos, desde los más ancianos hasta los más jóvenes: un maravilloso testimonio de cómo la fe consigue unir a las generaciones y sabe responder a los desafíos de todas las épocas de la vida. Durante esta impresionante y solemne celebración, entregué a los presidentes de las Conferencias Episcopales de África la exhortación apostólica postsinodal Africae Munus –que firmé el día anterior en Ouidah- destinada a los obispos, a los sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas, a los catequistas y a los laicos de todo el continente africano. Confiándoles a ellos los frutos dela Segunda AsambleaEspecial para África del Sínodo de los Obispos, les pedí que la meditasen atentamente y que la viviesen en plenitud, para responder eficazmente a la comprometida misión evangelizadora dela Iglesiaperegrina en el África del tercer milenio. En este importante texto, todos los fieles encontrarán las líneas fundamentales que guiarán y animarán el camino dela Iglesiaen África, llamada a ser, cada vez más, la “sal de la tierra” y la “luz del mundo”. A todos ellos dirigí el llamamiento a ser constructores incansables de comunión, de paz y de solidaridad, para cooperar así en la realización del plano de Dios para la salvación de la humanidad. Los africanos respondieron con entusiasmo a la invitación del Papa, y en sus rostros, en su fe ardiente, en su adhesión convencida al Evangelio de la vida, reconocí, de nuevo, los signos consoladores de esperanza para el gran continente africano. Toqué con la mano estos signos, también, en el encuentro con los niños y con el mundo del sufrimiento. En la iglesia parroquial de Santa Rita, pude gustar el gozo de vivir, la alegría y el entusiasmo de las nuevas generaciones que son el futuro de África.
Ante las filas festivas de los niños, uno de los muchos recursos y riquezas del continente, destaqué la figura de san Kizito, un niño de Uganda, asesinado porque quería vivir según el Evangelio, y exhorté a cada uno de ellos a testificar a Jesús ante sus propios coetáneos.
La visita al Foyer “Paz y Alegría”, gestionado por las Misioneras dela Caridaddela Madre Teresa, me hizo vivir un momento de gran conmoción al encontrarme con niños abandonados y enfermos y me consintió ver concretamente cómo el amor y la solidaridad saben hacer presente, en la debilidad, la fuerza y el afecto de Cristo Resucitado. La alegría y el ardor apostólico que he observado en los sacerdotes, los religiosos, las religiosas, los seminaristas y los laicos, congregados en gran número, constituye un signo de segura esperanza para el futuro dela Iglesiaen Benín. En la exhortación a todos a una fe auténtica y viva y a una vida cristiana caracterizada por la práctica de las virtudes, animé a todos a vivir la respectiva misión enla Iglesiacon fidelidad a las enseñanzas del Magisterio, en comunión entre ellos y con los pastores, indicando especialmente a los sacerdotes la vía de la santidad, en la conciencia de que el ministerio no es una simple función social, sino que es el llevar a Dios al hombre y el hombre a Dios.
Momento intenso de comunión fue el encuentro con el episcopado de Benín, para reflexionar en particular sobre el origen del anuncio evangélico en su país, obra de los misioneros que generosamente dieron sus vidas, a veces de forma heroica, para que el amor de Dios fuese anunciado a todos. A los obispos he dirigido la invitación de poner por obra iniciativas pastorales para suscitar en las familias, en las parroquias, en las comunidades y en los movimientos eclesiales un constante redescubrimiento de las Sagradas Escrituras, como fuente de renovación espiritual y ocasión de profundización en la propia fe.
De este renovado enfoque dela Palabrade Dios y del redescubrimiento del propio Bautismo, los fieles laicos encontrarán la fuerza para testificar su fe en Cristo y en su Evangelio en la vida cotidiana.
En esta fase crucial para todo el continente,la Iglesiaen África, con su compromiso al servicio del Evangelio, con el valiente testimonio de solidaridad activa, podrá ser protagonista de una nueva época de esperanza.
En África he visto la frescura del “sí” a la vida, una frescura del sentido religioso y de la esperanza, una percepción de la realidad en su totalidad con Dios y no reducida a un positivismo que, al final, apaga la esperanza. Todo esto nos dice que en aquel continente hay una reserva de vida y de vitalidad para el futuro, sobre la que nosotros podemos contar, sobre la que la Iglesiapuede contar.
Este viaje mío ha constituido un gran llamamiento para África, para que oriente todos sus esfuerzos en anunciar el Evangelio a los que todavía no lo conocen. Se trata de un compromiso renovado para la evangelización, a la que todo bautizado está llamado, promoviendo la reconciliación, la justicia y la paz.
A María, Madre dela Iglesiay Nuestra Señora de África confío a todos con los que me he encontrado en este inolvidable Viaje Apostólico. A Ella le encomiendola Iglesiade África. Que la intercesión maternal de María “cuyo corazón siempre está orientado a la voluntad de Dios, sostenga todo compromiso de conversión, consolide toda iniciativa de reconciliación y haga eficaz todo esfuerzo a favor de la paz en un mundo que tiene hambre y sed de justicia” (Africae munus, 175). Gracias.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
Lectio divina para el 3º domingo de adviento - B, ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia de la diócesis de tenerife.
Lectura: “Juan 1, 6 8. 1928”
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
Los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: ¿Tú quién eres ? Él confesó sin reservas: Yo no soy el Mesías.
Le preguntaron: Entonces ¿qué ? ¿Eres tú Elías ? Él dijo: No lo soy. ¿Eres tú el Profeta?
Respondió: No.
Y le dijeron: ¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?
Él contestó: Yo soy «la voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor» (como dijo el Profeta Isaías).
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?
Juan les respondió: Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, que existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando
Meditación:
“Yo soy la voz”
Me gusta esta respuesta de Juan porque me parece significativa y porque creo que refleja lo que me debe caracterizar a mí también.
Hoy estamos en el tiempo de la palabra, de que todo el mundo hable y diga lo que quiera, pero parece que a los cristianos se nos empieza a quitar ese derecho. Y si hablamos hacerlo en casa, a escondidas, en las sacristías, donde no moleste la palabra, mejor donde no moleste el mensaje, porque como le decías al profeta Samuel, al que rechazan en último extremo es a ti: eres molesto, Señor; tu buena noticia parece haberse convertido en mala para muchos; puede ser que a veces, sí, hasta a mí.
Tal vez yo no sepa ser todo lo coherente que debía, lo sé, Señor, y tú lo sabes mejor que yo; pero necesito saberte, escucharte, buscarte, porque en ti encuentro el sentido y la fuerza de la vida, de mi historia y de la historia. Desde mis incoherencias, que no puedo ocultar, te ansío y ansío un mundo hecho desde el amor, desde el deseo de la vida y de todo lo bueno para todos.
Por eso me estimula la palabra de Juan para ser capaz, como él, de saberme “voz”, voz que proclame tu palabra. No, no me anuncio a mí, tu palabra que pronuncio y que anuncio está dirigida también a mí, primero a mí, y me duele cuando no soy capaz de estar a su altura, y me avergüenza hablar de algo y de alguien que no soy capaz de abrazar con todas mis fuerzas. Pero sigo necesitando tu palabra, necesitamos tu palabra, y yo quiero seguir siendo o aprender a ser, con temor y temblor, y con gozo y esperanza, tu voz.
Oración:
“Tu voz”
Señor, no puedo ponerme hoy ante ti más que con el deseo de ser capaz de ser tu voz. Voz de tu palabra. Tu palabra que implica mi vida y que me incomoda, y que me genera rechazos. Pero sé que tu palabra es la única que mira por nosotros, por los hombres, por mí. Es la única palabra que me empuja, que me alimenta, que me descubre en toda mi riqueza y mi dignidad humana. Que nada ni nadie me frene el ser tu voz. Y dame la fuerza necesaria para ser cada vez más tu palabra hecha vida.
Contemplación:
“Quiero”
En el silencio más profundo
de mi interior,
siento resonar el eco
de tu palabra.
Y mi corazón quiere balbucearla
y mi boca proclamarla
y mi vida vivirla.
Mis miedos y mis incertidumbres
me frenan,
pero quiero, Señor, quiero.
Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (Solemnidad de Cristo Rey, 20 de octubre de 2011). (AICA)
CRISTO NO ES UNA IDEOLOGÍA SINO UNA VERDAD DE FE
Evangelio según San Mateo 25, 31-46 (ciclo A)
Jesús dijo a sus discípulos: “cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'. Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'.
Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'. Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'. Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'. Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'. Estos irán al castigo eterno, y los justos ala Vidaeterna".
Cristo no es una ideología sino una verdad de fe
Este Evangelio es una síntesis extraordinaria de cómo Cristo, el Señor dela Historiay de la vida de los hombres, volverá. Esto es muy importante porque a veces la gente, como no tiene esperanza y no espera, no tiene conducción de cómo tiene que vivir, no sabe cómo prepararse. Pero es elemental tener en cuenta el fin para aplicarse en los medios con sabiduría y con responsabilidad. Quien tiene claro el fin sabe aplicar los medios para lograr ese fin.
Cristo es el resumen de Dios y de los hombres; es el Redentor, que se encarnó y dio la vida por nosotros. Ha muerto y ha resucitado. Está vivo, está presente y se ha identificado con cada una de las personas. Cristo no es una ideología sino que es una real encarnación y es la garantía de cada uno de nuestros hermanos, ¡de todos los hermanos!, buenos y malos, con todas las cosas diferentes que cada uno pueda tener, pero Cristo siempre seguirá siendo la causa y la garantía de las personas. Repito: Cristo no es una ideología sino una verdad de fe, una verdad humana.
En el seguimiento de Cristo, y esperándolo, tenemos que reconocer que somos administradores. Y como todo administrador, debemos rendir cuentas y luego dar explicación. Aquí descubrimos lo que el Señor nos dice con “dar cuentas”: “tuve hambre, tuve sed, era forastero, estaba desnudo, estuve enfermo, estuve preso”; realidades concretas y cada uno, si lo ha hecho, a cualquier persona, lo ha hecho al Señor. Y si lo ha negado, ha negado también al Señor. Vemos cómo el Señor se identifica y cómo nosotros, teniendo fe, viendo estas realidades y sirviéndolas, nos encontramos con el Señor.
Por eso, le pedimos a Cristo, el Señor de la historia y Rey dela Vida, que podamos tener el gozo de que Él reine en nuestro corazón, porque si Él reina en nuestro corazón cumpliremos con estas obras de misericordia.
Que el Señor los bendiga, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús
Texto del micro radial de monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, emitido por LT 9 (19 de noviembre de 2011). (AICA)
EL HOMBRE, CAMINO DEL EVANGELIO Y DE LA IGLESIA
Comenzamos un nuevo año litúrgico que se inicia con el tiempo de Adviento. En el horizonte inmediato la liturgia nos prepara para contemplar el nacimiento de Jesús en Belén. Este acontecimiento no se cierra en el pasado sino que es el inicio de un modo de presencia definitiva de Dios con nosotros. Desde entonces caminamos con la certeza y la confianza de su presencia.
En Adviento nos preparamos a celebrar este acontecimiento histórico único. La historia y la fe no se oponen, por el contrario, la fe lee en ella el obrar de Dios. Dicho de otro modo, Dios actúa en la historia y ella se convierte para el hombre en Historia de Salvación. El centro de esta historia es, precisamente, Jesucristo el Hijo de Dios.
Es el mismo Jesucristo quién nos enseña cuál es el motivo y el sentido de este camino de Dios, cuando nos dice en el diálogo con Nicodemo: “Sí, tanto Dios al mundo (al hombre) que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna” (Jn. 3, 16). El hombre es, por ello, el camino del Evangelio. De este plan de Dios da testimoniola Sagrada Escritura: “Después de haber hablado de diversas maneras a nuestros padres por medio de los Profetas, ahora, en este tiempo, Dios nos habló por medio de su Hijo” (Heb. 1, 1).
A este acontecimiento vamos a celebrar. Un modo de prepararnos es recordar esta historia a través de los diversos testigos movidos por Dios para preparar el camino de su Hijo. Pienso en Abrahán, Moisés, los Profetas, especialmente en Juan el Bautista yla Santísima VirgenMaría. La liturgia de este tiempo será la mejor pedagogía para conocerla Historiade Dios.
Al ser el hombre el camino del Evangelio es, necesariamente, el camino dela Iglesia. Nose puede comprender ala Iglesiasino desde Jesucristo. El centro dela Iglesiano es ella misma, nos decía el Concilio Vaticano II, sino la presencia viva de Cristo que la edifica. Ella es como el reflejo, no tiene luz propia, la luz es Jesucristo. En élla Iglesiareconoce su fundamento y su misión en el mundo; en él encuentra el sentido y la vitalidad de su presencia. Cuando decimos que el hombre es el camino dela Iglesia, significa que es el hombre visto desde la fe, es decir, el hombre en su totalidad, en su condición humana, espiritual y con un destino trascendente.
Un modo de prepararnos al nacimiento de Jesús es examinar nuestra mirada de fe y nuestra actitud frente al hombre concreto para quién vino Jesucristo, especialmente nos diría él, a aquel que sufre, que padece alguna necesidad, el pobre. Ellos, no lo olvidemos, fueron los preferidos del Señor. La fidelidad a Jesucristo pasa por la fidelidad a sus opciones.
Que este tiempo de Adviento sea un tiempo de gracia y conversión, para que la presencia de Jesucristo sea una realidad viva en cada uno de nosotros. Reciban junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor.
Mons. José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe dela Vera Cruz
Reflexión a las lecturas del domingo tercero de Adviento - B, ofrecida por el sacerdote Don Juan Manuel Pérez Piñero bajo el epígrafe "ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR"
ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR
Domingo 3º de Adviento B
El Domingo 3º de Adviento se conoce, desde antiguo, con el nombre de “Domingo Gaudete”.
“Gaudete” es un término latino que significa “alegraos”.
Si hay fiestas alegres, ésas son las Navidades. Aunque la de mayor alegría es la Pascua.
Y ya sabemos que en las Navidades hay muchos motivos de alegría: La familia que se reúne, las comidas, las felicitaciones, los adornos típicamente navideños, los regalos, especialmente, los de reyes… También los villancicos y otros elementos contribuyen a crear un ambiente, un clima de alegría y de fiesta.
¡Hay, pues, muchos motivos de alegría!
Pero a nosotros, los cristianos, nos interesa señalar, recordar…, cuál es “el motivo” de la alegría de estas fiestas.
La oración colecta de la Misa suele recoger y sintetizar el sentido de cada celebración. Y la oración de este Domingo es preciosa: “… Concéde-nos llegar a la Navidad, fiesta de gozo y salvación, y poder celebrarla con alegría desbordante”.
Hay, por tanto, un motivo de alegría característico de esos días: Es “fiesta de salvación”. Y, por eso mismo, de gozo.
¡Y la alegría es un don de Dios! Por eso le pedimos que podamos celebrar la Navidad con “alegría desbordante”.
Y a eso, nos invita S. Pablo en la segunda lectura: Mientras esperamos la Segunda Venida del Señor, hemos de vivir en la alegría: “Estad siempre alegres” nos dice.
¡Alegres, a pesar de las crisis de un tipo o de otro, a pesar de todo..!
Ya la primera lectura nos presenta al profeta Isaías como mensajero de “buenas noticias” que alegran el corazón de todos; una alegría parecida a la de un rey después de una victoria.
El salmo responsorial recoge el Cántico de júbilo de la Virgen María en casa de su prima Isabel. Y todos repetimos: “Me alegro con mi Dios”.
Y, por último, en el Evangelio, contemplamos a Juan el Bautista que dice: “Yo no soy el Mesías…”
“Entonces, ¿quién eres?” Le preguntan los enviados desde Jerusalén. “¿Qué dices de ti mismo? ¿Qué le decimos a los que nos han enviado?”
“Yo soy la voz – responde- que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor…”
Pero él no viene solamente a anunciar y a preparar la llegada del Mesías, sino también a señalarlo…
En el Evangelio de hoy nos dice: “En medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, que existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia…”
Por tanto, Juan el Bautista es “el mensajero de la alegría”, el que nos señala “el motivo” de “la alegría desbordante” de la Navidad: “Ha llegado la plenitud de los tiempos, ha llegado la hora anhelada, el Mesías está ya en medio de vosotros…”
Lo contemplaremos hecho un Niño que nace muy pobre en las afueras de Belén.
Y llegamos a felicitarnos unos a otros por la “suerte” que hemos tenido, por la “lotería” que nos ha tocado, por el terrible “secuestro” del que hemos sido liberados.
¡Las felicitaciones no son “una rutina.” Tienen un motivo concreto!
Queridos amigos y amigas: Como veis, el motivo de la alegría de la Navidad no radica en cuestiones de tipo material o, simplemente, huma-no. Se trata de un motivo de orden espiritual y sobrenatural.., que se expresa a través de todas las realidades gozosas que señalábamos al principio.
Como no tengamos cuidado..., como no lo tengamos en cuenta, no celebraremos de verdad la Navidad: la llegada del Mesías, del Salvador, que todos necesitamos y que, de una manera u otra, cada ser humano busca y anhela desde lo más profundo de su corazón.
Aquí se trata de aquella “la alegría espiritual” que pedimos al Señor en la oración colecta del día de S. Juan. No podemos contentarnos con cualquier tipo de alegría… No. Nos viene señalada expresamente en cada una de las celebraciones del Tiempo de Navidad.
Más en concreto: Si no conocemos a Jesucristo ni la salvación que nos trae, ¿de qué vamos a alegrarnos en las fiestas que se acercan?
¿Cómo va a celebrar con alegría la Navidad, el que anda alejado de Dios, el que se resiste a la luz, que no quiere dejar el mal, el pecado, si Él viene, precisamente, para arrancarnos del pecado y darnos la vida divina?
¿Cómo se va a alegrar estos días uno que no es capaz de valorar nada que no sea material…, o los que sustituyen el Misterio asombroso de la Venida del Señor con unas simples “fiestas sin contenido”?
En estos tiempos de tanta libertad, de tanto pluralismo, ¿no deberíamos respetar un poco más las celebraciones religiosas de los cristianos, de los verdaderos cristianos? ¿O es que se pretenden celebrar unas navidades en paralelo?
¡Es que eso es tan ridículo eso, como “los bautismos por lo civil”!
¡He ahí la necesidad del Adviento que nos ayuda a reflexionar sobre estas cosas, como hacemos ahora! ¡Sin Adviento verdadero no habrá Navidad auténtica!
Lo nuestro es celebrar el Acontecimiento de la Venida del Salvador y sus distintas manifestaciones hasta llegar a la Fiesta de su Bautismo…
Pero no sólo eso. Lo nuestro es compartir… Y no sólo lo material, sino también lo espiritual y sobrenatural. Por eso, tenemos que convertirnos, como Juan el Bautista, en mensajeros de la auténtica alegría de la Navidad.
¡Feliz Día del Señor! ¡Feliz Navidad!
Homilía de monseñor Antonio Marino, obispo de Mar del Plata, en la solemnidad de Santa Cecilia Patrona dela Catedral y dela Diócesis (22 de noviembre de 2011). (AICA)
«CANTEN PARA ÉL UN CÁNTICO NUEVO» (Sal 32,3)
Queridos hermanos:
En esta Catedral y en la ciudad de Mar del Plata, la memoria de Santa Cecilia virgen y mártir, se convierte en solemnidad pues se trata de la patrona de este templo, de esta ciudad y de toda la diócesis.
Celebrar las fiestas patronales es la ocasión para renovar la conciencia de nuestra identidad; también es oportunidad que nos mueve al cambio de lo que necesita reforma, e impulso rejuvenecido para el testimonio misionero.
Me consta que así lo han entendido los diversos cuadros apostólicos de esta comunidad parroquial, pues durante la novena preparatoria he podido encontrarme con ellos y comprobar la seriedad del compromiso evangelizador, así como la calidad de las iniciativas de solidaridad y cercanía, de socorro y de alivio. Doy, por eso, gracias a Dios, pues he hallado un laicado activo y lleno de entusiasmo por servir a la causa del Evangelio y dela Iglesia.
La santa que celebramos es universalmente conocida como patrona de la música. Su nombre quedó desde antiguo incluido enla Plegaria EucarísticaI, o Canon Romano. Las noticias que nos han llegado de ella, fueron redactadas hacia fines del siglo V, y están revestidas de un manto de leyenda, del cual, sin embargo, podremos extraer un sustrato aleccionador para nuestra vida de fe.
Los mejores especialistas datan diversamente su martirio, pues algunos lo ubican hacia fines del siglo II y otros hacia mediados del siglo IV. Intentamos ahora con brevedad narrar la historia.
Nuestra mártir es presentada como una joven educada en la fe cristiana que pertenecía a una de las familias patricias de Roma, y que sintió bien temprano la vocación de consagrase virginalmente a Cristo. Pero otro era el parecer de su padre quien resolvió casarla con el joven pagano Valeriano. El día de las bodas, en medio de la música y la fiesta, ella se retiró a cantar a Dios en su corazón y a pedirle que la ayudase a cumplir el propósito que Él mismo le había inspirado. Logró así convencer a su esposo e inducirlo a convertirse a Cristo recibiendo el bautismo, con el fin de conocer la verdad de su secreto. Vencido por la gracia, Valeriano accede a su deseo y luego de ser instruido en la fe se hace bautizar por el papa Urbano.
Luego del bautismo de Valeriano, seguirá el de su hermano Tiburcio. Ambos serán arrestados por el prefecto Almaquio, acusados de sepultar los cuerpos de los mártires, lo cual estaba prohibido, y fueron condenados por negarse a sacrificar a los dioses. Cecilia sepultó los cadáveres de los mártires y a su vez fue arrestada y juzgada. Al no poder convencerla, Almaquio la sometió a diversos tormentos que ella soportaba cantando, hasta que finalmente el prefecto determinó que fuera decapitada.
El relato de su pasión exalta la fuerza de convicción que lleva a los mártires a adherirse a Cristo, como suprema verdad, antes que a la propia vida. Aun con elementos legendarios, el relato es como una prolongación de las enseñanzas del Evangelio: “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará” (Mt 16,25). También se destaca el triunfo del mismo Cristo quien acompaña al mártir en su combate por la fe. Es como contemplar en ella el cumplimiento de las promesas del Señor: “Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir” (Lc 21,14-15). Con su agudeza habitual afirmaba ambas cosas San Agustín: “¿No son los mártires testigos de Cristo, que dan testimonio de la verdad? Pero si pensamos con más diligencia, cuando los mártires dan testimonio, es el mismo Cristo quien da testimonio de sí, pues él habita en los mártires para que den testimonio de la verdad” (San Agustín, Sermón 128).
Entre los distintos rasgos de su martirio, hay uno que la tradición ha retenido y privilegiado por encima del resto, elevándolo a la categoría de símbolo distintivo de esta santa: la gozosa alabanza y el canto que ella elevaba a Dios en medio de las pruebas y tormentos. ¿No es esto como la concreción de la alegría imperturbable a la cual nos invita el mismo Dios? “Felices ustedes, –dice Jesús– cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo” (Mt 5,10-11). Y en el libro de los Hechos de los Apóstoles leemos: “Los Apóstoles salieron del Sanedrín, dichosos de haber sido considerados dignos de padecer por el nombre de Jesús” (Hch 5,41).
Desde el medioevo Santa Cecilia es considerada patrona de los músicos y se la representa ejecutando el órgano y cantando. Esto nos lleva a otro aspecto que es materia de frecuente reflexión por parte del Magisterio dela Iglesia, sobre todo desde el pontificado de San Pío X hasta nuestros días. Disponemos de abundantes documentos acerca de la intrínseca relación entre el arte y la liturgia, entre la belleza y el misterio que se celebra, sobre todo entre el canto litúrgico y el culto eucarístico. Desde siemprela Iglesiaha sido, y quiere seguir siendo, la casa donde el arte encuentra su mejor e inagotable fuente de inspiración.
“Como la mujer de la unción de Betania –decía el beato Papa Juan Pablo II–,la Iglesiano ha tenido miedo de «derrochar», dedicando sus mejores recursos para expresar su reverente asombro ante el don inconmensurable dela Eucaristía” (Ecclesia de Eucaristía 48). En cuanto a la música sagrada, nos dice el Concilio Vaticano II: “La música sacra será tanto más santa cuanto más íntimamente esté unida a la acción litúrgica, ya sea expresando con mayor delicadeza la oración o fomentando la unanimidad, ya sea enriqueciendo de mayor solemnidad los ritos sagrados” (SC 112). Allí mismo se afirman las normas a las que debe ajustarse el canto popular, y la exigencia de que no se menosprecien ni el venerable canto gregoriano ni la polifonía clásica.
No nos cabe duda de quela Iglesianecesita del arte para expresar el misterio, pero al mismo tiempo el arte necesita dela Iglesiapara encontrar su savia y su meta. El arte en la liturgia encuentra su sentido en la gloria de Dios, y queda por eso íntimamente conectado con la santificación del hombre.
Aun con toda su importancia, la belleza sensible no es un fin en sí misma, sino que nos orienta hacia el asombro ante lo inefable. El arte invita a trascender la belleza creada para encontrarse con la increada. San Paulino de Nola, obispo y poeta eximio que vivió entre los siglos IV y V, decía: “Nuestro único arte es la fe y Cristo nuestro canto” (Carmen 20, 31).
En su Carta a los artistas, al referirse a los músicos, el Papa Juan Pablo II decía: “La Iglesianecesita también de los músicos. ¡Cuántas piezas sacras han compuesto a lo largo de los siglos personas profundamente imbuidas del sentido del misterio! Innumerables creyentes han alimentado su fe con las melodías surgidas del corazón de otros creyentes, que han pasado a formar parte de la liturgia o que, al menos, son de gran ayuda para el decoro de su celebración. En el canto, la fe se experimenta como exuberancia de alegría, de amor, de confiada espera en la intervención salvífica de Dios” (n. 12).
En la exhortación postsinodal Sacramentum caritatis, nuestro Papa Benedicto XVI dedica un parágrafo al canto litúrgico, donde aparecen estas palabras muy claras que vale la pena reproducir: “Ciertamente no podemos decir que en la liturgia sirva cualquier canto. A este respecto se ha de evitar la fácil improvisación o la introducción de géneros musicales no respetuosos del sentido de la liturgia. Como elemento litúrgico, el canto debe estar en consonancia con la identidad propia de la celebración. Por consiguiente, todo –el texto, la melodía, la ejecución– ha de corresponder al sentido del misterio celebrado, a las partes del rito y a los tiempos litúrgicos” (n. 42).
Hacia el final dela Cartaa los artistas ya mencionada (n.16), el Papa Juan Pablo II citaba la conocida frase de Dostoievski, uno de los más grandes literatos de todos los tiempos: “La belleza salvará al mundo”. Sí, estamos seguros. Pero se trata de la belleza trascendente que se identifica con Dios, suma Bondad, y que encontró su rostro humano en nuestro Salvador crucificado y glorioso.
Como obispo de Mar del Plata, imploro sobre esta ciudad y esta diócesis, la abundancia de las gracias del cielo. Sabemos que los cimientos de la sociedad están en crisis en nuestra patria ante ciertas leyes que niegan el orden de la ley divina y natural. Ante esta situación, me complazco en repetir palabras del obispo mártir San Ignacio de Antioquía, quien en los primeros años del siglo II decía: “Lo que necesita el cristianismo, cuando es odiado por el mundo, no son palabras persuasivas, sino grandeza de alma” (Carta a los Romanos, 3).
Quiera el Señor, por la intercesión de la mártir Santa Cecilia, concedernos la fortaleza para el testimonio y la belleza de una vida hecha canto espiritual en el servicio de Dios y en el amor a los hermanos.
Mons. Antonio Marino, obispo de Mar del Plata
Reflexión semanal de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, en el programa «Claves para un mundo mejor» (19 de noviembre de 2011). (AICA)
En el Congreso dela Naciónse están preparando varios proyectos que tendrían que confluir en una ley llamada de “identidad de género”. Me parece oportuno, entonces, para comprender esta situación hacer alguna referencia a los jalones históricos del tema.
Podríamos decir que la ideología de género comienza a manifestarse cuando Simone de Beauvoir, en el año 1949, en su libro “El Segundo Sexo”, se lanza con esta afirmación: “mujer no se nace, se hace”. A partir de allí, sobre todo en la década del ’50 y especialmente en la década del ’60, de un modo intenso en los países anglosajones, comienza a desarrollarse la perspectiva de género que va invadiendo las ciencias sociales.
Es famoso el caso del doctor John Money, (money como dinero), y sobre todo una intervención suya que pretendió dotar de fundamento científico a esta perspectiva. Mejor habría que llamarla ideología de género. Nacieron en Canadá, en 1965, dos mellizos varones con igual patrimonio genético, uno de los cuales tenía una pequeña dificultad en el miembro viril. Al chico se le hace una operación de circuncisión, torpemente ejecutada y le queman el pene. Entonces fue consultado el Dr. Money, que ya era famoso, quien propuso operarlo; le amputó los órganos viriles, prescribió un tratamiento hormonal e impuso a los padres educar a ese chico como una mujer. Lo vistieron de rosa, le dieron juguetes de mujer, como se estilaba entonces y demás.
Pero resulta que el chico crece, y va manifestando actitudes totalmente masculinas. Su vida es un verdadero conflicto consigo mismo. Lo que se quería probar es que en realidad el sexo o el género, (y aquí hay una especie de sustitución subrepticia del sexo por el género), es algo que depende exclusivamente de la educación, del influjo social y cultural, y que no es algo que tenga que ver con la naturaleza, con la biología de la persona.
Resulta que este muchacho, ya crecido y con ese conflicto a cuestas se entera de lo que le había ocurrido, que en realidad era un varón y, entonces, exige volver a ser lo que debía haber seguido siendo siempre, lo que era en realidad. Se sometió ahora voluntariamente a otra operación, se casó, pero no pudo superar el conflicto y acabó suicidándose.
Este es un caso testigo, basado en la perspectiva de género, en la que se afirma que lo que llaman género, y sobre todo los roles del varón y de la mujer, no tienen nada que ver con la biología y que la biología tiene que, en todo caso, acomodarse a los eventuales trastornos de personalidad o a una elección subjetiva.
El concepto mismo de género es una especie de talismán que va produciendo un trasbordo ideológico inadvertido. Lo que se pretende es cambiar el sentido común de la gente. Ya no hablar más de sexo sino de género, y el género como algo que se elije, que se va formando con la educación, pero que en definitiva es decidido por una especie de autopercepción.
Tal es así que el proyecto de ley que se está gestando en el Congreso impone que una persona, un varón, por ejemplo, que se autopercibe a sí mismo como mujer, con sólo esa declaración para que pueda ser anotado en el Registro de las Personas cambiándose el nombre y recibiendo un documento con el sexo que él ha elegido.
Esta es la cuestión que se nos plantea ahora, de tal manera que en virtud de un completo subjetivismo, esta especie de autopercepción va a llevar, a acomodar la biología, la realidad natural de una persona, a sus perturbaciones u ocurrencias.
Tengamos en cuenta esto: la perspectiva de género ha impregnado ampliamente las ciencias sociales y sobre todo ha llegado a los contenidos curriculares de la educación argentina. En realidad es una ideología, que no tiene bases científicas serias. Intenta negar la naturaleza humana y la realidad que encontramos consagrada en las primeras páginas deLa Biblia: Dios creó al hombre a su imagen: varón y mujer los creó. La realidad humana se verifica en esta dualidad, en esta distinción varón-mujer, distintos y al mismo tiempo complementario porque el uno está hecho para la otra. Esa es la realidad natural y la persona no puede negar el sustrato biológico de su ser. Ser varón o ser mujer depende de la biología, de la afectividad, de la psicología y depende también del orden espiritual- Todo eso configura la personalidad de un varón y de una mujer.
No podemos establecer un corte entre la libertad o la elección y la realidad natural, Aquello que hemos recibido como un don, la educación tiene que contribuir a mejorarlo, en orden a afianzar la propia identidad personal.
Al paso que vamos, con ciertas iniciativas parlamentarias, los argentinos saldremos primeros en el campeonato del disparate.
Mons. Héctor Aguer, arzobispo deLa Plata
DOMINGO 2 DE ADVIENTO- B
11 de Diciembre de 2011
El Señor, que viene a salvamos, esté con todos vosotros.
- Sed bienvenidos, hermanas y hermanos, a celebrar la Eucaristía en este tercer domingo de Adviento.
Vamos avanzando en nuestro camino hacia la Navidad, un camino gozoso y esperanzado. Hoy toda la liturgia nos invita a intensificar los sentimientos de alegría y de agradecimiento por ese misterio tan grande de nuestra fe, el nacimiento del Hijo de Dios, para el que nos estamos preparando. Hagamos nuestra esa invitación, vivamos con alegría profunda la celebración de este domingo.
Corona de Adviento: Para anunciar la Buena Noticia de la venida del Señor, encendemos el tercer cirio de la corona de Adviento. Jesús nos ilumina con su luz.
Se enciende el tercer cirio de la corona de Adviento (los dos primeros ya estarán encendidos). Entretanto, se puede cantar otra estrofa del canto de entrada, o bien decir las siguientes
invocaciones, o lo que sea costumbre en cada lugar.
- Tú, consuelo de tu pueblo. SEÑOR, TEN PIEDAD.
- Tú, buena noticia para los que sufren. CRISTO, TEN PIEDAD.
- Tú, Jesús, Mesías, Hijo de Dios. SEÑOR, TEN PIEDAD.
No se dice el Gloria
1. lectura (lsaías 6, 7 -2a. 70-77): El profeta Isaías anuncia en esta primera lectura la venida del Espíritu del Señor sobre su Mesías. Él ha venido a traer la buena noticia a los pobres y la libertad a los cautivos, una buena noticia que nos llena de sentimientos de gozo, de agradecimiento, de felicidad.
2. lectura (7 Tesalonicenses5, 76-24): De nuevo se nos invita a la alegría y al agradecimiento. Ahora es san Pablo quien recomienda estas actitudes como la mejor manera de esperar la venida del Señor.
Oración universal: A Jesús, luz y esperanza de la humanidad entera, oremos diciendo: VEN, SEÑOR JESÚS.
Para que toda la Iglesia, todos los cristianos, sepamos renovarnos para recibir al Señor que viene a nosotros. OREMOS:
Para que los padres y madres cristianos sean siempre para sus hijos ejemplo de amor mutuo, de generosidad con los pobres, y de fe en Jesús. OREMOS:
Para que en el mundo crezca la justicia; para que la riqueza no quede en manos de unos pocos, sino que llegue a todos, como Dios quiere. OREMOS:
Para que en todas las circunstancias de la vida, pase lo que pase, no dejemos nunca de confiar en el Señor. OREMOS:
Ven, Señor, tú que traes la paz y la alegría al mundo. Ven a salvamos, tú que vives y reinas por los siglos ...
Padrenuestro: Mientras esperamos la venida de su Hijo Jesucristo, y la venida definitiva del Reino que él mismo nos anunció, nos dirigimos al Padre del cielo diciendo:
CPL
(ZENIT.org).- Benedicto XVI subrayó, en el breve discurso de entrega a los obispos africanos de la exhortación apostólica Africae Munus, que la misión ad gentes conserva plena vigencia enla Iglesia: “...el anuncio de Jesucristo y su Evangelio ad gentes, es decir, la evangelización de quienes están alejados dela Iglesia de una u otra manera”. Ofrecemos el texto íntegro del discurso. (COTONÚ, domingo 20 noviembre 2011)
Señores cardenales,
venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,
queridos hermanos y hermanas:
Durante esta solemne celebración litúrgica, hemos dado gracias a Dios por el don dela Segunda Asambleaespecial para África del Sínodo de los Obispos, celebrada en octubre de 2009, sobre el temaLa Iglesiaen África al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz: «Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo» (Mt 5,13-14). Agradezco a todos los padres sinodales su contribución a los trabajos de esta Asamblea sinodal. Mi gratitud se extiende también al secretario general del Sínodo de los Obispos, monseñor Nikola Eterović, por la labor desarrollada y por las palabras que me ha dirigido en vuestro nombre.
Después de haber firmado ayerla Exhortaciónapostólica postsinodal Africae Munus, hoy tengo la dicha de entregársela a todas las Iglesias particulares por vuestro medio, presidentes de las Conferencias Episcopales de África –tanto nacionales como regionales– y los presidentes de los Sínodos de las Iglesias orientales católicas. Tras recibir el documento, comienzan las fases locales de asimilación y de aplicación de los contenidos teológicos, eclesiológicos, espirituales y pastorales de esta Exhortación. Es un texto que pretende promover, fomentar y consolidar las diversas iniciativas locales ya existentes. Y desea también inspirar otras más parala Iglesiacatólica en África.
Una de las primeras tareas dela Iglesiasigue siendo el anuncio de Jesucristo y su Evangelio ad gentes, es decir, la evangelización de quienes están alejados dela Iglesiade una u otra manera. Deseo que esta Exhortación os guíe en la proclamación dela Buena Nuevade Jesús en África. Esto no es sólo un mensaje o una palabra. Es sobre todo una apertura a una persona: Jesucristo, el Verbo encarnado. Sólo Él tiene palabras de vida eterna (cf. Jn 6,68). Siguiendo el ejemplo de Cristo, todo cristiano está llamado a reflejar la misericordia del Padre y la luz del Espíritu Santo. La evangelización supone e implica también la reconciliación, prometiendo la paz y la justicia.
Querida Iglesia en África, sé cada vez más sal de la tierra en este territorio que Jesucristo ha bendecido con su presencia cuando ha encontrado refugio en él. Sé la sal de la tierra de África, bendecida por la sangre de tantos mártires, hombres, mujeres y niños, testigos de la fe cristiana hasta el don supremo de la vida. Hazte luz del mundo, luz de África, que muchas veces, a través de pruebas, busca el camino de la paz y la justicia para todos sus habitantes. Tu luz es Jesucristo, «luz del mundo» (Jn 8,12). Que Dios te bendiga, querida África.
© Librería Editorial Vaticana
ZENIT nos ofrece el texto íntegro de la homilía pronunciada por Benedicto XVI en la santa misa celebrada en el estadio de la Amistad de Cotonú.
Queridos hermanos en el Episcopado y el sacerdocio,
Queridos hermanos y hermanas
Es una gran alegría para mí visitar por segunda vez este querido continente, a continuación de haberlo hecho mi querido predecesor, el beato papa Juan Pablo II, y volver a vuestra casa, Benín, para dirigiros un mensaje de esperanza y de paz. En primer lugar, deseo agradecer muy cordialmente, a monseñor Antonio Ganyé, arzobispo de Cotonú, sus palabras de bienvenida, y saludar a los obispos de Benín, así como a los cardenales y obispos de numerosos países de África y de otros continentes. Y saludo calurosamente a todos vosotros, queridos hermanos y hermanas, venidos para participar en esta Misa celebrada por el Sucesor de Pedro. Pienso ciertamente en los benineses, pero también en los fieles de los países francófonos vecinos, como Togo, Burkina Faso, Níger y otros más. Nuestra celebración eucarística en la solemnidad de Cristo Rey del universo es una oportunidad para dar gracias a Dios por el ciento cincuenta aniversario del comienzo de la evangelización de Benín, y porla Segunda Asambleaespecial para África del Sínodo de los Obispos celebrado en Roma hace algún tiempo.
El Evangelio que acabamos de escuchar, nos dice que Jesús, el Hijo del hombre, el juez último de nuestra vida, ha querido tomar el rostro de los hambrientos y sedientos, de los extranjeros, los desnudos, enfermos o prisioneros, en definitiva, de todos los que sufren o están marginados; lo que les hagamos a ellos será considerado como si lo hiciéramos a Jesús mismo. No veamos en esto una mera fórmula literaria, una simple imagen. Toda la vida de Jesús es una muestra de ello. Él, el Hijo de Dios, se ha hecho hombre, ha compartido nuestra existencia hasta en los detalles más concretos, haciéndose servidor de sus hermanos más pequeños. Él, que no tenía donde reclinar su cabeza, fue condenado a morir en una cruz. Este es el Rey que celebramos.
Sin duda, esto puede parecernos desconcertante. Aún hoy, como hace 2000 años, acostumbrados a ver los signos de la realeza en el éxito, la potencia, el dinero o el poder, tenemos dificultades para aceptar un rey así, un rey que se hace servidor de los más pequeños, de los más humildes, un rey cuyo trono es la cruz. Sin embargo, dicen las Sagradas Escrituras, así es como se manifiesta la gloria de Cristo; en la humildad de su existencia terrena es donde se encuentra su poder para juzgar al mundo. Para él, reinar es servir. Y lo que nos pide es seguir por este camino para servir, para estar atentos al clamor del pobre, el débil, el marginado. El bautizado sabe que su decisión de seguir a Cristo puede llevarle a grandes sacrificios, incluso el de la propia vida. Pero, como nos recuerda san Pablo, Cristo ha vencido a la muerte y nos lleva consigo en su resurrección. Nos introduce en un mundo nuevo, un mundo de libertad y felicidad. También hoy son tantas las ataduras con el mundo viejo, tantos los miedos que nos tienen prisioneros y nos impiden vivir libres y dichosos. Dejemos que Cristo nos libere de este mundo viejo. Nuestra fe en Él, que vence nuestros miedos, nuestras miserias, nos da acceso a un mundo nuevo, un mundo donde la justicia y la verdad no son una parodia, un mundo de libertad interior y de paz con nosotros mismos, con los otros y con Dios. Este es el don que Dios nos ha dado en nuestro bautismo.
«Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo» (Mt 25,34). Acojamos estas palabras de bendición que el Hijo del hombre dirigirá el Día del Juicio a quienes habrán reconocido su presencia en los más humildes de sus hermanos con un corazón libre y rebosante de amor de Dios. Hermanos y hermanas, este pasaje del Evangelio es verdaderamente una palabra de esperanza, porque el Rey del universo se ha hecho muy cercano a nosotros, servidor de los más pequeños y más humildes. Y quisiera dirigirme con afecto a todos los que sufren, a los enfermos, a los aquejados del sida u otras enfermedades, a todos los olvidados de la sociedad. ¡Tened ánimo! El Papa está cerca de vosotros con el pensamiento y la oración. ¡Tened ánimo! Jesús ha querido identificarse con el pequeño, con el enfermo; ha querido compartir vuestro sufrimiento y reconoceros a vosotros como hermanos y hermanas, para liberaros de todo mal, de toda aflicción. Cada enfermo, cada persona necesitada merece nuestro respeto y amor, porque a través de él Dios nos indica el camino hacia el cielo.
Esta mañana os invito también a que compartáis vuestra alegría conmigo. En efecto, hace 150 años que la cruz de Cristo fue plantada en vuestra tierra, que el Evangelio fue anunciado por primera vez. En este día, damos gracias a Dios por el trabajo realizado por los misioneros, por los «obreros apostólicos» originarios de aquí o venidos de otros lugares, obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, catequistas y todos aquellos que, hoy como ayer, han hecho posible la difusión de la fe en Jesucristo en el continente africano. Deseo honrar aquí la memoria del venerado cardenal Bernardin Gantin, ejemplo de fe y sabiduría para Benín y para todo el continente africano.
Queridos hermanos y hermanas, todos los que han recibido ese don maravilloso de la fe, el don del encuentro con el Señor resucitado, sienten también la necesidad de anunciarlo a los demás.La Iglesiaexiste para anunciar esta Buena Noticia. Y este deber es siempre urgente. Después de 150 años, hay todavía muchos que aún no han escuchado el mensaje de salvación de Cristo. Hay también muchos que se resisten a abrir sus corazones ala Palabrade Dios. Y son numerosos aquellos cuya fe es débil, y su mentalidad, costumbres y estilo de vida ignoran la realidad del Evangelio, pensando que la búsqueda del bienestar egoísta, la ganancia fácil o el poder es el objetivo final de la vida humana. ¡Sed testigos ardientes, con entusiasmo, de la fe que habéis recibido! Haced brillar por doquier el rostro amoroso de Cristo, especialmente ante los jóvenes que buscan razones para vivir y esperar en un mundo difícil.
La Iglesiaen Benín ha recibido mucho de los misioneros: ella debe llevar a su vez este mensaje de esperanza a quienes no conocen o han olvidado al Señor Jesús. Queridos hermanos y hermanas, os invito a que tengáis esta preocupación por la evangelización en vuestro país, en los pueblos de vuestro continente y en el mundo entero. El reciente Sínodo de los Obispos para África lo recuerda con insistencia: el hombre de esperanza, el cristiano, no puede ignorar a sus hermanos y hermanas. Esto estaría en contradicción con el comportamiento de Jesús. El cristiano es un constructor incansable de comunión, de paz y solidaridad, esos dones que Jesús mismo nos ha dado. Al ser fieles a ellos, estamos colaborando en la realización del plan de salvación de Dios para la humanidad.
Queridos hermanos y hermanas, os invito por tanto a fortalecer vuestra fe en Jesucristo mediante una auténtica conversión a su persona. Sólo Él nos da la verdadera vida, y nos libera de nuestros temores y resistencias, de todas nuestras angustias. Buscad las raíces de vuestra existencia en el bautismo que habéis recibido y que os ha hecho hijos de Dios. Que Jesucristo os dé a todos la fuerza para vivir como cristianos y tratar de transmitir con generosidad a las nuevas generaciones lo que habéis recibido de vuestros padres en la fe. (En lengua fon:) Que el Señor os llene de su gracia.
En este día de fiesta, nos alegramos del reino de Cristo Rey en toda la tierra. Él es quien remueve todo lo que obstaculiza la reconciliación, la justicia y la paz. Recordemos que la verdadera realeza no consiste en una ostentación de poder, sino en la humildad del servicio; no en la opresión de los débiles, sino en la capacidad de protegerlos para darles vida en abundancia (cf. Jn 10,10). Cristo reina desde la cruz y con los brazos abiertos, que abarcan a todos los pueblos de la tierra y les atrae a la unidad. Por la cruz, derriba los muros de la división, y nos reconcilia unos con otros y con el Padre. Hoy oramos por los pueblos de África, para que todos puedan vivir en la justicia, la paz y la alegría del Reino de Dios (cf. Rm 14,17). Con estos sentimientos, saludo con afecto a todos los fieles anglófonos, venidos de Ghana, Nigeria y los países limítrofes. ¡Que Dios os bendiga!
Queridos hermanos y hermanas de lengua portuguesa en África que me escucháis, os dirijo mi saludo y os invito a renovar vuestra decisión de pertenecer a Cristo y servir a su reino de reconciliación, de justicia y de paz. Su reino puede estar amenazado en nuestro corazón. En él, Dios se encuentra con nuestra libertad. Nosotros – y sólo nosotros – podemos impedir que reine sobre nosotros y hacer así difícil su señorío sobre la familia, la sociedad y la historia. A causa de Cristo, muchos hombres y mujeres se han opuesto con éxito a las tentaciones del mundo para vivir fielmente su fe, a veces hasta el martirio. Queridos pastores y fieles, sed para ellos ejemplo, sal y luz de Cristo en la tierra africana. Amén.
© Librería Editorial Vaticana
Reflexión de José Antonio Pagola para el tercer domingo de Adviento - B, ofrecida por la Delegación Diocesana de Enseñanza de la diócesis de Tenerife.
TESTIGOS DE LA LUZ
La fe cristiana ha nacido del encuentro sorprendente que ha vivido un grupo de hombres y mujeres con Jesús. Todo comienza cuando estos discípulos y discípulas se ponen en contacto con él y experimentan "la cercanía salvadora de Dios". Esa experiencia liberadora, transformadora y humanizadora que viven con Jesús es la que ha desencadenado todo.
Su fe se despierta en medio de dudas, incertidumbres y malentendidos mientras lo siguen por los caminos de Galilea. Queda herida por la cobardía y la negación cuando es ejecutado en la cruz. Se reafirma y vuelve contagiosa cuando lo experimentan lleno de vida después de su muerte.
Por eso, si a lo largo de los años, no se contagia y se transmite esta experiencia de unas generaciones a otras, se introduce en la historia del cristianismo una ruptura trágica. Los obispos y presbíteros siguen predicando el mensaje cristiano. Los teólogos escriben sus estudios teológicos. Los pastores administran los sacramentos. Pero, si no hay testigos capaces de contagiar algo de lo que se vivió al comienzo con Jesús, falta lo esencial, lo único que puede mantener viva la fe en él.
En nuestras comunidades estamos necesitados de estos testigos de Jesús. La figura del Bautista, abriéndole camino en medio del pueblo judío, nos anima a despertar hoy enla Iglesiaesta vocación tan necesaria. En medio de la oscuridad de nuestros tiempos necesitamos «testigos de la luz».
Creyentes que despierten el deseo de Jesús y hagan creíble su mensaje. Cristianos que, con su experiencia personal, su espíritu y su palabra, faciliten el encuentro con él. Seguidores que lo rescaten del olvido y de la relegación para hacerlo más visible entre nosotros.
Testigos humildes que, al estilo del Bautista, no se atribuyan ninguna función que centre la atención en su persona robándole protagonismo a Jesús. Seguidores que no lo suplanten ni lo eclipsen. Cristianos sostenidos y animados por él, que dejan entrever tras sus gestos y sus palabras la presencia inconfundible de Jesús vivo en medio de nosotros.
Los testigos de Jesús no hablan de sí mismos. Su palabra más importante es siempre la que le dejan decir a Jesús. En realidad el testigo no tiene la palabra. Es solo «una voz» que anima a todos a «allanar» el camino que nos puede llevar a él. La fe de nuestras comunidades se sostiene también hoy en la experiencia de esos testigos humildes y sencillos que en medio de tanto desaliento y desconcierto ponen luz pues nos ayudan con su vida a sentir la cercanía de Jesús.
José Antonio Pagola
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
11 de diciembre de 2011
3 Adviento (B)
Juan 1,5-8.19-28
DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN
38201. La Laguna. Tenerife.
Tfno. 922-25 86 40 / Extensión 8
e-mail: [email protected]
Boletín 459
LAS NOTICIAS AMPLIADAS PUEDEN VERLAS ENTRANDO EN NUESTRO BLOG. Textos, sonidos, e imágenes los tienen en: http://www.comunicacionobispadodetenerife.blogspot.com/
Para consultar on line el PDP 2011-2015, el tríptico informativo, etc. se puede hacer entrando en la página web: www.obispadodetenerife.es
El sábado 10 de diciembre entre las 9.30 y las 14 horas han sido convocados los vicarios, delegados y arciprestes a una reunión conjunta a fin de abordar una primera presentación del Plan de Comunicación elaborado siguiendo una línea de acción del propio Plan Diocesano de Pastoral. Igualmente se ha pedido a los responsables de zona o de los departamentos diocesanos un breve informe sobre la concreción del PDP en cada lugar o ámbito.
Ese mismo día, el sábado 10 de diciembre, a las 10:15, en la Casa de la Iglesia, tendrá lugar la reunión de coordinadores arciprestales de catequesis en la que se presentará la programación cuatrienal del departamento en comunión con el PDP. Asimismo, se analizará la implementación del catecumenado bautismal en la diócesis y las ideas centrales del Encuentro Diocesano de Catequistas previsto para marzo de 2012.
El próximo lunes tendrá lugar un nuevo Consejo Diocesano de Asuntos Económicos. En el mismo, entre otros temas, se abordará el estudio y aprobación de los presupuestos para 2012.
Por otro lado, el próximo miércoles, 14 de diciembre, de 10:00 a 13:30 horas, en el Seminario se desarrollará una nueva sesión de la Formación Permanente para sacerdotes.
El jueves, 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, el obispo presidirá la Eucaristía, a las 11:00 horas, en la iglesia de La Concepción, en La Laguna. Asimismo, el día de la víspera, el 7 de diciembre, a las 21:00 horas, se celebrará la vigilia "María Discípula Fiel", con procesión de antorchas en torno al templo. En La Orotava, Los Realejos, Valverde, las capitales palmera y tinerfeña, etc. se vivirán celebraciones en honor a la Purísima.
Por su parte, bajo el lema "María, mujer de fe" el equipo de Liturgia del Arciprestazgo de Icod de los Vinos, en coordinación con las Monjas Concepcionistas de Garachico han organizado una Solemne Vigilia de la Inmaculada. Tendrá lugar el 7 de Diciembre, a las 21 horas, en la iglesia del monasterio.
El Colegio de los Salesianos de La Orotava acogerá los días 9, 10 y 11 de Diciembre la XIX Asamblea Carismática Católica Canaria. El encargado de las enseñanzas en la Asamblea es Saulo Hidalgo natural de la República Dominicana. El sábado día 10 de diciembre participará el obispo nivariense, Bernardo Álvarez que presidirá la Eucaristía.
Unos 40 miembros de la "Asociación Española de catequetas" se reúnen esta semana en Madrid para reflexionar sobre el tema: “Hacia el Sínodo sobre la Nueva Evangelización: propuesta de la catequesis”. El delegado diocesano de Catequesis de nuestra diócesis, Antonio Pérez está participando en estas jornadas.
Los días 10 y 11 de diciembre, en el Seminario, tendrá lugar el curso: "Emaús. Para gustar la Palabra de Dios", dirigido por Enrique Vilar y Carmen Abate. Se trata de una iniciativa propuesta por la delegación para la Nueva Evangelización que consistirá en propiciar el encuentro personal con Jesús en la Palabra. Dicho curso está destinado a agentes de pastoral y a cuantos se sientan invitados a recorrer el camino de Jerusalén con Jesús Resucitado. Para poder matricularse, se ha facilitado el número de teléfono: 619 035 290 y el correo electrónico: [email protected].
OrAr-T, el ámbito de Arte y Evangelización del Centro Juvenil "Don Bosco" de Salesianos de La Orotava, ha lanzado la campaña "Belén Solidario", una iniciativa cuyo objetivo principal es colaborar con proyectos en favor de los jóvenes más desfavorecidos. Para ello han elaborado un escenario de Belén completamente vacío de figuras. Éstas solo se colocarán una vez que sean apadrinadas, por aquellos que quieran colaborar, por una simbólica cantidad de dinero (a partir de 2€).
En la Sala de Exposiciones de la "Casa Prebendado Pacheco", de la Villa de Tegueste, tuvo lugar la inauguración de la muestra fotográfica titulada “Mauritania… razones para la esperanza”, exposición que recoge, en imágenes, las duras realidades sociales del país africano pero también los proyectos de desarrollo a lo largo de su territorio, ahondando en la necesidad de la ayuda al desarrollo como medio para salir de la miseria.
La campaña de la Luz de la Paz de Belén comenzó a organizarse originalmente en Austria como parte de una iniciativa benéfica dedicada a niños y niñas necesitadas. Desde 1990 comenzaron a cooperar los Scouts de muchos países. Este año, en nuestra Diócesis, la celebración va a tener lugar en la Parroquia de Nuestra Señora de Las Nieves, en Finca España, el sábado 10 de Diciembre a las 19:00 horas, presidida por el Obispo.
Estos días, en Málaga, se ha celebrado el XXXVI Encuentro Nacional del Diácono Permanente. Las jornadas han tenido por lema: Liturgia y Piedad Popular. El Obispo como miembro de la Comisión Episcopal correspondiente participó en esta cita nacional. También estuvieron tres diáconos permanentes de la diócesis y otro que está en el proceso hacia este ministerio. Bernardo Álvarez desarrolló la primera ponencia sobre la Palabra de Dios en la vida del diácono permanente. El prelado nivariense reflexionó sobre: "Alguien habla, alguien escucha y alguien responde".
Catorce chicos participaron en la última convivencia vocacional en el Seminario Diocesano. A lo largo del curso habrán otras ocasiones para poder participar en esta experiencia: 4 de febrero, 28 de abril y 26 de mayo.
"Sembradores de Estrellas" tiene la finalidad de dar un sentido misionero a las fiestas navideñas, por ello, invitamos a todos los niños a felicitar la Navidad por las calles, barrios, colegios etc., en nombre de los misioneros. La delegación de misiones anima a los responsables a que se pongan en contacto para recoger las estrellas y comenzar a sembrarlas en estas próximas fiestas navideñas.
Las fiestas en honor a Santa Lucía en Puntallana, La Palma tendrán lugar durante los días 12 y 13 de diciembre. El lunes 12, la Eucaristía en honor a Santa Lucía se celebrará a las 20:00 h. A su término procesión por los lugares de costumbre y quema de Fuegos Artificiales. Un día más tarde, a las 16:00 horas, Santa Misa y procesión por los lugares de costumbre acompañada por la Banda Municipal de Música de Puntallana.
Recientemente, la comunidad parroquial de Valle de Guerra peregrinó a la Parroquia de San Juan Bautista de Arico para celebrar la Eucaristía ante la imagen de la Santísima Virgen de Abona, Patrona del Sur de Nivaria. Los casi doscientos peregrinos con su párroco Julio Ribot al frente fueron recibidos por los párrocos de Arico, las Hermanas del Verbo Encarnado y algunos feligreses de Arico.
En la tarde noche del pasado sábado, tuvo lugar, en el salón de actos de la casa de la juventud del Sauzal, el testimonio de unos padrinos de la Asociación Canaria de apoyo a la "Fundación Niño Feliz" de Bolivia que dirige el padre Lucas Casaert. Se proyectaron fotos y vídeos apoyados por el relato de la vivencia del viaje de estos padrinos que realizaron a Bolivia este pasado verano.
"Belenes, Tradición y Patrimonio", es la exposición que la Junta de Hermandades y Cofradías de San Cristóbal de La Laguna, ha realizado en colaboración con el Excmo. Ayuntamiento de la ciudad, dentro de los actos por el 12º Aniversario de la elección de La Laguna como Patrimonio de la Humanidad. La exposición se puede contemplar en la Casa de los Capitanes de La Laguna.
CARITAS ARCIPRESTAL DE ICOD DE LOS VINOS
04 de diciembre 2011
Primer Domingo de mes
Estamos en un mundo en el que se hace difícil ser testigos en público, pero en un mundo en el que resulta apasionante el testimonio.
Crece la dificultad como crece la ofensa, y en medio de todos, el sufrimiento, la persecución, la incomprensión... la dificultad nos hace madurar, para sacar el bien. Quiero aprender el camino para ofrecer a mis hermanos todo el amor que soy capaz, partiendo el pan con el hambriento y hospedando a los pobres sin techo.
NOTICIAS
05/12/2011: Día del voluntariado
16/12/2011: Celebración Navidad, de los Servicios Generales.
16-17/12/2011: Campaña de Navidad en la Plaza Luis de León Huerta con la
tradicional venta de flores de Pascua y pasteles de la época.
27/12/2011: Reunión de la Permanente de Cáritas Arciprestal a las 19:00 horas.
TRABAJAMOS POR LA JUSTICIA
TeléfonojFax 922.122401 [email protected] Plaza la Candelaria 6, Icod de los Vinos.
Esta Navidad, Cáritas Arciprestal quiere contribuir a la felicidad de nuestros hermanos de la Isla de El Hierro. Para ello, se pone en marcha la campaña del EUROSOLIDARIO, con el lema No digas NO a El Hierro, necesitan tu Euro de este año va dirigida a ellos.
Adjunto se remiten la carta informativa de esta campaña que iniciamos hoy y finalizaremos el 06 de enero de 2012.
Rogamos la máxima difusión posible, un saludo
Cáritas Arciprestal Icod de los Vinos.
Cáritas Arciprestal de Icod de los Vinos
Acogida Lunes y Miércoles de 10 a 13 horas.
Tel/ Fax: 922/12 24 01
Correo electrónico: [email protected]
MEDALLA DE ORO CEPA DE HONOR
DELA CIUDAD1997 C.I.T. DE ICOD 2007
Diciembre 2011
Estimada
Estimado
Coordinadores/as parroquiales:
La vida está repleta de pequeños detalles que nos hacen sentir bien, que dibujan en nuestras caras una sonrisa. Esta Navidad, Cáritas Arciprestal quiere contribuir a la felicidad de nuestros hermanos dela Islade El Hierro, haciendo lo que mejor sabemos hacer, socorriendo a los últimos y no atendidos.
Por tal motivo, la campaña del EUROSOLIDARIO, con el lema “No digas NO a El Hierro, necesitan tu Euro” de este año va dirigida a ellos.
Adjunto te remito los sobres de dicha campaña que iniciamos hoy y finalizaremos el 06 de enero de 2012.
Una vez más espero de ti tu apoyo, colaboración y compromiso.
Feliz Navidad,
Lorenzo Díaz Acevedo
ZENIT “África, Buena Nueva parala Iglesia, ¡haz que lo sea para todo el mundo!”, concluyó Benedicto XVI sus discurso en la basílica dela Inmaculada de Ouidah, con motivo de la firma de la exhortación Africae Munus.Ofrecemos aquí el texto íntegro de la intervención del pontífice.
Señores Cardenales,
queridos hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,
queridos hermanos y hermanas,
Agradezco vivamente al Secretario General del Sínodo de los Obispos, monseñor Nikola Eterović por sus palabras de bienvenida y presentación, así como a todos los miembros del Consejo Especial para África, que han contribuido a reunir los resultados dela Asambleasinodal con vistas a la publicación dela Exhortaciónapostólica postsinodal.
Hoy, con la firma de la exhortación Africae Munus, se concluye la celebración del acontecimiento sinodal. Este ha movilizado ala Iglesiacatólica en África, que ha rezado, reflexionado y debatido sobre el tema de la reconciliación, la justicia y la paz. En este proceso, ha habido una singular cercanía entre el sucesor de Pedro y las Iglesias particulares en África. Obispos, y también expertos, auditores, invitados especiales y delegados fraternos, llegaron a Roma para celebrar este importante acontecimiento eclesial. Había ido a Yaundé para entregar el instrumentum laboris dela Asambleasinodal a los presidentes de las conferencias episcopales, y manifestar mi solicitud por todos los pueblos del continente africano y sus islas. Ahora tengo la alegría de regresar a África, y particularmente a Benín, para entregar el documento final de los trabajos, en el que se recoge la reflexión de los Padres sinodales, para presentar una visión sintética con diversos aspectos pastorales.
La segunda asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos se benefició de la exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in Africa del beato Juan Pablo II, en la que se subrayó con fuerza la urgencia de la evangelización del continente, que no puede separarse de la promoción humana. Por otra parte, se desarrolló el concepto de Iglesia-Familia de Dios. Este último ha producido muchos frutos espirituales parala Iglesiacatólica y para el trabajo de evangelización y promoción humana que ha puesto en práctica para la sociedad africana en su conjunto. En efecto,la Iglesiaestá llamada a descubrirse cada vez más como una familia. Para los cristianos, se trata de la comunidad de los creyentes que alaba a Dios uno y trino, celebra los grandes misterios de nuestra fe y anima con la caridad la relación entre personas, grupos y naciones, más allá de las diversidades étnicas, culturales y religiosas. En este servicio que presta a cada uno,la Iglesiaestá abierta a la colaboración con todos los sectores de la sociedad, especialmente con los representantes de las Iglesias y comunidades eclesiales que aún no están en plena comunión conla Iglesiacatólica, así como con representantes de las religiones no cristianas, especialmente los de las religiones tradicionales y del islam.La Puertade no retorno y la del Perdón nos recuerdan este deber y nos impulsan a denunciar y combatir toda forma de esclavitud.
Teniendo en cuenta este horizonte eclesial, la segunda asamblea especial para África se centró en el tema de la reconciliación, la justicia y la paz. Estos son puntos importantes para el mundo en general, pero adquieren una actualidad muy especial en África. Baste recordar las tensiones, violencia, guerras, injusticias, abusos de todo tipo, nuevos y viejos, que han marcado este año. El tema principal se refería a la reconciliación con Dios y con el prójimo. Una Iglesia reconciliada en su interior y entre sus miembros puede convertirse en signo profético de reconciliación en el ámbito social, de cada país y de todo el continente. San Pablo dice: «Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y que nos encargó el ministerio de la reconciliación» (2 Co 5,18). El fundamento de esta reconciliación reside en la naturaleza dela Iglesia, que «es en Cristo como un sacramento o señal e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano» (Lumen Gentium, 1). Sobre esta base,la Iglesiaen África está llamada a promover la paz y la justicia.
Jamás se ha de abandonar la búsqueda de caminos para la paz. La paz es uno de los bienes más preciosos. Para lograrla, hay que tener la valentía de la reconciliación que viene del perdón, del deseo de recomenzar la vida en común, de la visión solidaria del futuro, de la perseverancia para superar las dificultades. Reconciliados y en paz con Dios y el prójimo, los hombres pueden trabajar por una mayor justicia en la sociedad. No se ha de olvidar que la primera justicia, según el Evangelio, es hacer la voluntad de Dios. De esta opción de base provienen innumerables iniciativas tendentes a promover la justicia en África, y el bien de todos los habitantes del continente, sobre todo de aquellos más desamparados y que necesitan empleo, escuelas y hospitales.
África, tierra de un nuevo Pentecostés, ¡ten confianza en Dios! Animada por el Espíritu de Jesucristo resucitado, hazte la gran familia de Dios, generosa con todos tus hijos e hijas, artífices de reconciliación, de paz y de justicia. África, Buena Nueva parala Iglesia, ¡haz que lo sea para todo el mundo!
© Libreria Editorial Vaticana
ZENIT nos ofrece el texto íntegro del discurso de Benedicto XVI a los alumnos del Seminario Saint Gall, donde hay en la actualidad más de 140 candidatos al sacerdocio de Benín e de Togo, junto a sacerdotes y religiosos, también asistentes al encuentro.
Señores cardenales,
monseñor N’Koué, responsable de la formación sacerdotal,
queridos hermanos en el episcopado y el sacerdocio,
queridos religiosos y religiosas,
queridos seminaristas y queridos fieles laicos,
Gracias monseñor N’Koué por las hermosas palabras que me ha dirigido, y gracias también, querido seminarista, por las tuyas tan acogedoras y deferentes. Es para mí una gran alegría encontrarme de nuevo, en medio de vosotros, en Ouidah, y particularmente en este seminario puesto bajo la protección de santa Juana de Arco y dedicado a san Galo, hombre de virtudes brillantes, monje deseoso de perfección, pastor lleno de dulzura y humildad. ¿Qué más noble que tener como modelo su figura, así como la de monseñor Louis Parisot, apóstol infatigable de los pobres y promotor del clero local, la del padre Thomas Moulero, primer sacerdote del Dahomey de antaño, y la del cardenal Bernardin Gantin, hijo eminente de vuestra tierra y humilde servidor dela Iglesia?
Nuestro encuentro de esta mañana me ofrece la ocasión para expresaros directamente mi gratitud por vuestro compromiso pastoral. Doy gracias a Dios por vuestro celo, no obstante las condiciones a veces difíciles en las que estáis llamados a testimoniar su amor. Y le doy gracias también por tantos hombres y mujeres que han anunciado el Evangelio en la tierra de Benín, así como en toda África.
Dentro de poco firmaré la exhortación apostólica postsinodal Africae Munus. En ella se aborda el tema de la paz, la justicia y la reconciliación. Estos tres valores se imponen como un ideal evangélico fundamental en la vida bautismal y requieren una sana aceptación de vuestra identidad de sacerdotes, consagrados y fieles laicos.
Queridos sacerdotes, la responsabilidad de promover la paz, la justicia y la reconciliación, os incumbe de una manera muy particular. En efecto, por la sagrada ordenación que recibisteis, y por los sacramentos que celebráis, estáis llamados a ser hombres de comunión. Así como el cristal no retiene la luz, sino que la refleja y la devuelve, de igual modo el sacerdote debe dejar transparentar lo que celebra y lo que recibe. Por tanto os animo a dejar trasparentar a Cristo en vuestra vida con una auténtica comunión con el obispo, con una bondad real hacia vuestros hermanos, una profunda solicitud por cada bautizado y una gran atención hacia cada persona. Dejándoos modelar por Cristo, no cambiéis jamás la belleza de vuestro ser sacerdotes por realidades efímeras, a veces malsanas, que la mentalidad contemporánea intenta imponer a todas las culturas. Os exhorto, queridos sacerdotes, a no subestimar la grandeza insondable de la gracia divina depositada en vosotros y que os capacita a vivir al servicio de la paz, la justicia y la reconciliación.
Queridos religiosos y religiosas, de vida activa y contemplativa, la vida consagrada es una seguimiento radical de Jesús. Que vuestra opción incondicional por Cristo os conduzca a una amor sin fronteras por el prójimo. La pobreza y la castidad os hagan verdaderamente libres para obedecer incondicionalmente al único Amor que, cuando os alcanza, os impulsa a derramarlo por todas partes. Pobreza, obediencia y castidad aumenten en vosotros la sed de Dios y el hambre de su Palabra, que, al crecer, se convierte en hambre y sed para servir al prójimo hambriento de justicia, paz y reconciliación. Fielmente vividos, los consejos evangélicos os trasforman en hermano universal o en hermana de todos, y os ayudan a avanzar con determinación por el camino de la santidad. Llegaréis si estáis convencidos de que para vosotros la vida es Cristo (cf. Flp 1,21), y hacéis de vuestras comunidades reflejo de la gloria de Dios y lugares donde no tenéis otra deuda con nadie, sino la del amor mutuo (cf. Rm 13,8). Con vuestros carismas propios, vividos con un espíritu de apertura a la catolicidad dela Iglesia, podéis contribuir a una expresión armoniosa de la inmensidad de los dones divinos al servicio de toda la humanidad.
Me dirijo ahora a vosotros, queridos seminaristas, os animo a poneros en la escuela de Cristo para adquirir las virtudes que os ayudarán a vivir el sacerdocio ministerial como el lugar de vuestra santificación. Sin la lógica de la santidad, el ministerio no es más que una simple función social. La calidad de vuestra vida futura depende de la calidad de vuestra relación personal con Dios en Jesucristo, de vuestros sacrificios, de la feliz integración de las exigencias de vuestra formación actual. Ante los retos de la existencia humana, el sacerdote de hoy como el de mañana – si quiere ser testigo creíble al servicio de la paz, la justicia y la reconciliación – debe ser un hombre humilde y equilibrado, prudente y magnánimo. Después de 60 años de vida sacerdotal, os puedo asegurar, queridos seminaristas, que no lamentaréis haber acumulado durante vuestra formación tesoros intelectuales, espirituales y pastorales.
En cuanto a vosotros, queridos fieles laicos que, en el corazón de las realidades cotidianas de la vida, estáis llamados a ser sal de la tierra y luz del mundo, os exhorto a renovar también vuestro compromiso por la justicia, la paz y la reconciliación. Esta misión requiere en primer lugar fe en la familia, construida según el designio de Dios, y una fidelidad a la esencia misma del matrimonio cristiano. Exige también que vuestras familias sean verdaderas «iglesias domésticas». Gracias a la fuerza de la oración, «se transforma y se mejora gradualmente la vida personal y familiar, se enriquece el diálogo, se transmite la fe a los hijos, se acrecienta el gusto de estar juntos y el hogar se une y consolida más» (Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI a los participantes en el rezo del santo rosario con ocasión del VI Encuentro Mundial de las Familias en Ciudad de México, 17 de enero de 2009, 3). Haciendo reinar en vuestras familias el amor y el perdón, contribuis a la edificación de una Iglesia fuerte y hermosa, y a que haya más justicia y paz en toda la sociedad. En este sentido, os animo, queridos padres, a tener un respeto profundo por la vida y a testimoniar ante vuestros hijos los valores humanos y espirituales. Y me complace recordar aquí que el papa Juan Pablo II fundó hace 10 años en Cotonou, en un instituto que lleva su nombre, una sección para el África francófona, con el fin de contribuir a la reflexión y pastoral sobre el matrimonio y la familia. Finalmente, exhorto especialmente a los catequistas, estos valientes misioneros en el corazón de las realidades más humildes, a ofrecer siempre, con una esperanza y determinación indefectibles, su ayuda singular y del todo necesaria para la propagación de la fe en fidelidad a las enseñanzas dela Iglesia(cf. Ad Gentes, 17).
Para concluir mi encuentro con vosotros, quisiera exhortaros a una fe auténtica y viva, fundamento inquebrantable de una vida cristiana santa y al servicio de la edificación de un mundo nuevo. El amor por el Dios revelado y por su Palabra, el amor por los sacramentos y porla Iglesia, son un antídoto eficaz contra los sincretismos que extravían. Este amor favorece una justa integración de los valores auténticos de las culturas en la fe cristiana. Libera del ocultismo y vence los espíritus maléficos, porque se mueve por la potencia misma dela Santa Trinidad.Vivido profundamente, este amor es también un fermento de comunión que rompe todas las barreras, favoreciendo así la edificación de una Iglesia en la que no haya segregación entre los bautizados, pues todos son uno en Cristo Jesús (cf. Ga 3, 28). Con gran confianza, cuento con cada uno de vosotros, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y fieles laicos, para hacer vivir esta Iglesia. En prenda de mi cercanía espiritual y paternal, y confiándoos ala Virgen María, invoco sobre todos vosotros, vuestros familiares, los jóvenes y los enfermos, la abundancia de las bendiciones divinas.
(En lengua fon) ¡Que el Señor os colme de sus gracias!
© Libreria Editorial Vaticana
(ZENIT) Durante el encuentro con los líderes políticos, institucionales y religiosos de Benín, tras el discurso del presidente de la República y el saludo de un representante de las instituciones, el papa dirigió a los presentes el siguiente discurso, cuyo texto íntegro ofrecemos a los lectores.
Señor Presidente de la República,
Distinguidas autoridades civiles, políticas y religiosas,
Damas y caballeros Jefes de Misiones Diplomáticas,
Queridos hermanos en el Episcopado,
Señoras y Señores, queridos amigos,
DOO NUMI! (saludo solemne en fon)
Señor Presidente, habéis querido ofrecerme la ocasión de este encuentro ante una prestigiosa asamblea de personalidades. Es un privilegio que aprecio, al mismo tiempo que agradezco de todo corazón las amables palabras que me ha dirigido en nombre de todo el pueblo de Benín. Deseo dar las gracias también al Señor representante de los organismos aquí reunidos por sus palabras de bienvenida. Y expreso mis mejores deseos para todas las personalidades presentes, que son responsables de primer orden de la vida nacional en Benín, cada uno en su respectivo ámbito.
En mis intervenciones anteriores, he unido frecuentemente la palabra África a la de esperanza. Lo hice hace dos años en Luanda, en un contexto sinodal. Por otro lado, la palabra esperanza se encuentra muchas veces en la exhortación apostólica postsinodal Africae Munus que luego firmaré. Cuando digo que África es el continente de la esperanza, no hago retórica fácil, sino expreso simplemente una convicción personal, que es también de la Iglesia. Con demasiada frecuencia nuestra mente se queda en prejuicios o imágenes que dan una visión negativa de la realidad africana, fruto de un análisis pesimista. Es siempre tentador señalar lo que está mal; más aún, es fácil adoptar el tono del moralista o del experto, que impone sus conclusiones y propone, a fin de cuentas, pocas soluciones adecuadas. Existe también la tentación de analizar la realidad africana de manera parecida a la de un antropólogo curioso, o como alguien que no ve en ella más que una enorme reserva de energía, minerales, productos agrícolas y recursos humanos fáciles de explotar para intereses a menudo escasamente nobles. Estas son visiones reduccionistas e irrespetuosas, que llevan a una cosificación nada correcta para África y sus gentes.
Soy consciente de que las palabras no tienen el mismo significado en todas partes. Pero el término esperanza varía poco según las culturas. Hace algunos años dediqué una carta encíclica a la esperanza cristiana. Hablar de la esperanza es hablar del porvenir y, por tanto, de Dios. El futuro enlaza con el pasado y el presente. El pasado lo conocemos bien: lamentamos sus errores y reconocemos sus logros positivos. El presente, lo vivimos como podemos. Lo mejor, lo espero aún y con la ayuda de Dios. En este terreno, compuesto de múltiples elementos contradictorios y complementarios, es donde se trata de construir con la ayuda de Dios.
Queridos amigos, quisiera leer a la luz de esta esperanza que nos debe animar, dos aspectos importantes de África en la actualidad. El primero se refiere a la vida sociopolítica y económica del continente en general; el segundo al diálogo interreligioso. Estos aspectos son interesantes porque nuestro siglo parece haber nacido con el dolor y la dificultad de hacer crecer la esperanza en estos ámbitos específicos.
En los últimos meses, muchos han expresado su deseo de libertad, su necesidad de seguridad material y su deseo de vivir en armonía en la diferencia de etnias y religión. Ha nacido incluso un nuevo Estado en vuestro continente. También ha habido muchos conflictos provocados por la ceguera del hombre, por sus ansias de poder y por intereses político-económicos que ignoran la dignidad de la persona o de la naturaleza. La persona humana aspira a la libertad, quiere vivir dignamente; desea buenas escuelas y alimentación para los niños, hospitales dignos para cuidar a los enfermos; quiere ser respetada y reivindica un gobierno límpido que no confunda el interés privado con el interés general; y, sobre todo, desea la paz y la justicia. En estos momentos hay demasiados escándalos e injusticias, demasiada corrupción y codicia, demasiado desprecio y mentira, excesiva violencia que lleva a la miseria y a la muerte. Estos males afligen ciertamente vuestro continente, pero también al resto del mundo. Toda nación quiere entender las decisiones políticas y económicas que se toman en su nombre. Se da cuenta de la manipulación, y la revancha es a veces violenta. Desea participar en el buen gobierno. Sabemos que ningún régimen político humano es perfecto, y que ninguna decisión económica es neutral. Pero siempre deben servir al bien común. Por tanto, estamos ante una reivindicación legítima, que afecta a todos los países, de una mayor dignidad y, sobre todo, de más humanidad. El hombre quiere que su humanidad sea respetada y promovida. Los responsables políticos y económicos de los países se encuentran ante decisiones determinantes y opciones que no pueden eludir.
Desde esta tribuna, hago un llamamiento a todos los líderes políticos y económicos de los países africanos y del resto del mundo. No privéis a vuestros pueblos de la esperanza. No amputéis su porvenir mutilando su presente. Tened un enfoque ético valiente en vuestras responsabilidades y, si sois creyentes, rogad a Dios que os conceda sabiduría. Esta sabiduría os hará entender que, siendo los promotores del futuro de vuestros pueblos, es necesario que seáis verdaderos servidores de la esperanza. No es fácil vivir en la condición de servidor, de mantenerse íntegro entre las corrientes de opinión y los intereses poderosos. El poder, de cualquier tipo que sea, ciega fácilmente, sobre todo cuando están en juego intereses privados, familiares, étnicos o religiosos. Sólo Dios purifica los corazones y las intenciones.
La Iglesia no ofrece soluciones técnicas ni impone fórmulas políticas. Ella repite: No tengáis miedo. La humanidad no está sola ante los desafíos del mundo. Dios está presente. Y este es un mensaje de esperanza, una esperanza que genera energía, que estimula la inteligencia y da a la voluntad todo su dinamismo. Un antiguo arzobispo de Toulouse, el cardenal Saliège, decía: «Esperar no es abandonar; es redoblar la actividad». La Iglesia acompaña al Estado en su misión; quiere ser como el alma de ese cuerpo, indicando incansablemente lo esencial: Dios y el hombre. Quiere cumplir abiertamente y sin temor esa tarea inmensa de quien educa y cuida y, sobre todo, de quien ora incesantemente (cf. Lc 18,1), que muestra dónde está Dios (cf. Mt 6,21) y dónde está el verdadero hombre (cf. Mt 20,26; Jn 19,5). Desesperar es individualismo. La esperanza es comunión. ¿No es este un camino espléndido que se nos propone? Invito a emprenderlo a todos los responsables políticos, económicos, así como del mundo académico y de la cultura. Sed también vosotros sembradores de esperanza.
Quisiera abordar ahora el segundo punto, el del diálogo interreligioso. No parece necesario recordar los recientes conflictos provocados en nombre de Dios, y las muertes causadas en nombre de Aquel que es la vida. Toda persona sensata comprende la necesidad de promover la cooperación serena y respetuosa entre las diferentes culturas y religiones. El auténtico diálogo interreligioso rechaza la verdad humanamente egocéntrica, porque la sola y única verdad está en Dios. Dios es la Verdad. Por tanto, ninguna religión, ninguna cultura puede justificar que se invoque o se recurra a la intolerancia o a la violencia. La agresividad es una forma de relación bastante arcaica, que se remite a instintos fáciles y poco nobles. Utilizar las palabras reveladas, las Sagradas Escrituras o el nombre de Dios para justificar nuestros intereses, nuestras políticas tan fácilmente complacientes o nuestras violencias, es un delito muy grave.
Sólo puedo conocer al otro si me conozco a mí mismo. Sólo lo puedo amar si me amo a mí mismo (cf. Mt 22,39). Por tanto, el conocimiento, la profundización y la práctica de su propia religión es esencial para un verdadero diálogo. Este sólo puede comenzar con la oración personal sincera de quien quiere dialogar. Que se retire en el secreto de su habitación interior (cf. Mt 6,6) para pedir a Dios la purificación de sus motivos y la bendición para el encuentro deseado. Esta oración pide también a Dios el don de ver en el otro a un hermano que debe amar, y de reconocer en la tradición en que él vive un reflejo de esa Verdad que ilumina a todos los hombres (Nostra Aetate, 2). Por eso conviene que cada uno se sitúe en la verdad ante Dios y ante el otro. Esta verdad no excluye, y no comporta una confusión. El diálogo interreligioso mal entendido conduce a la confusión o al sincretismo. No es este el diálogo que se busca.
No obstante los esfuerzos que se han hecho, sabemos también que a veces el diálogo interreligioso no es fácil, o incluso inviable por diversas razones. Esto no significa un fracaso. Las formas de diálogo interreligioso son múltiples. La cooperación en el ámbito social o cultural pueden ayudar a las personas a comprenderse mejor a sí mismas y a vivir juntos con serenidad. También es bueno saber que no se dialoga por debilidad, sino porque se cree en Dios. El diálogo es una forma más de amar a Dios y al prójimo (cf. Mt 22,37), sin renunciar a lo que se es.
Tener esperanza no es ser ingenuo, sino hacer un acto de fe en un futuro mejor. La Iglesia Católica pone así en práctica una de las intuiciones del Concilio Vaticano II, la promoción de las relaciones amistosas entre ella y los miembros de religiones no cristianas. Durante décadas, el Consejo Pontificio que lo gestiona establece lazos, multiplica las reuniones y publica regularmente documentos, con el fin de favorecer ese diálogo. La Iglesia trata de reparar la confusión de lenguas y la dispersión de los corazones nacida del pecado de Babel (cf. Gn 11). Saludo a todos los líderes religiosos que han tenido la amabilidad de venir aquí para encontrarme. Deseo asegurarles, así como a los de otros países africanos, que el diálogo ofrecido por la Iglesia Católica nace del corazón. Les animo a promover, especialmente entre los jóvenes, una pedagogía del diálogo, de modo que descubran que la conciencia de cada uno es un santuario que se ha de respetar, y que la dimensión espiritual construye la hermandad. La verdadera fe lleva invariablemente al amor. Y en este espíritu os invito a todos a la esperanza.
Estas consideraciones generales se aplican de manera particular a África. En vuestro continente, hay numerosas familias cuyos miembros profesan creencias diferentes, pero siguen permaneciendo unidas. Esta unidad no se debe sólo a la cultura, sino que está cimentada en el afecto fraterno. Hay naturalmente a veces fracasos, pero también muchos éxitos. En este ámbito concreto, África puede ofrecer a todos materia de reflexión y ser así una fuente de esperanza.
Por último, quisiera utilizar la imagen de la mano. Esta compuesta por cinco dedos muy diferentes entre sí. Sin embargo, cada uno de ellos es esencial y su unidad forma la mano. El buen entendimiento entre las culturas, la consideración no altiva de unos hacia otros y el respeto de los derechos de cada uno, son un deber vital. Se ha de enseñar esto a todos los fieles de las diversas religiones. El odio es un fracaso, la indiferencia un callejón sin salida y el diálogo una apertura. ¿No es ese el buen terreno donde sembrar la simiente de la esperanza? Tender la mano significa esperar a llegar, en un segundo momento, a amar. Y, ¿hay acaso algo más bello que una mano tendida? Esta ha sido querida por Dios para dar y recibir. Dios no la ha querido para que mate (cf. Gn 4,1ss) o haga sufrir, sino para que cuide y ayude a vivir. Junto con el corazón y la mente, también la mano puede hacerse un instrumento de diálogo. Puede hacer florecer la esperanza, sobre todo cuando la mente balbucea y el corazón recela.
Según la Sagrada Escritura, hay tres símbolos que describen la esperanza para el cristiano: el casco, que le protege del desaliento (cf. 1 Ts 5,8), el ancla segura y firme, que fija en Dios (cf. Hb 6,19 ), y la lámpara, que le permite esperar el alba de un nuevo día (cf. Lc 12,35-36). Tener miedo, dudar y temer, acomodarse en el presente sin Dios, y también el no tener nada que esperar, son actitudes ajenas a la fe cristiana (cf. S. Juan Crisóstomo, Homilía XIV sobre la Carta a los Romanos, 6: PG 45, 941C) y también, creo yo, a cualquier otra creencia en Dios. La fe vive el presente, pero espera los bienes futuros. Dios está en nuestro presente, pero viene también del futuro, lugar de la esperanza. El ensanchamiento del corazón no es sólo la esperanza en Dios, sino también la apertura al cuidado de las realidades corporales y temporales para dar gloria a Dios. Siguiendo los pasos de Pedro, del que soy sucesor, deseo que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios (cf. 1 P 1,21). Estos son los votos que formulo para toda África, que me es tan querida. ¡Ten confianza, África, y levántate. El Señor te llama! Que Dios os bendiga. Gracias.
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(ZENIT) El presidente del Consejo europeo Herman Van Rompuy participó en la conferencia Vivir juntos enla Europa de hoy, invitado porla Universidad Pontificia Gregoriana. Ofrecemos aquí la segunda parte del texto íntegro de su ponencia.
Solitario-solidario o la esencia de un vivir conjunto europeo (II)
4. Más allá del individuo
Entretanto creo que nuestra época está demasiado obsesionada por la figura del individuo que se construye a sí mismo. Y que la universalización del reino del individuo, sin superestructuras filosóficas o religiosas, deja al hombre solo delante de su destino. O un “solitario no solidario” se vuelve ansioso y considera fácilmente al otro como un enemigo.
Y es según mi opinión el mayor peligro que pueden sufrir nuestras sociedades. Uno constata hoy una falta de trascendencia, de ideas, de ideales que sumergen el individuo. Pues un eje de dirección, un destino son tan necesarios para una sociedad, como para el hombre el sentido que da a su vida.
Marcel Gauchet se preguntó si nuestras democracias pueden aún asegurar “la suprema función de la política que es la de dar a la colectividad el sentimiento de una conducción de su destino”: El riesgo es que “la política se disuelva para dar lugar a “la” política y sus cortejo de intereses y de revindicaciones identitarias particulares, incapaces de satisfacer el interés general.
El peligro es que un nuevo individualismo, que un nuevo nacionalismo, noconquistador sino calculador, quiera salirse con la suya,dictado por un interés puramente material. Un nuevo individualismo que se desarrolle paradójicamente en un mundo occidental con un sector colectivo, público, extremamente desarrollado, organizado e imponiendo incluso, la ‘solidaridad’.
Por ello, no creo que los derechos del individuo o los derechos del hombre puedan en el futuro, por sí mismos, constituir una trascendencia o, como dice Régis Debray, un eje vertical en torno al cual los europeos puedan encontrarse. Esto es reenviar demasiado al hombre a él mismo y por lo tanto, forzarlo, limitarlo, cerrarlo, aislarlo. En una palabra volverlo demasiado “solitario”.
¿Entonces se repropone la pregunta del “aquel eje vertical”?
¿Será el “eso” de Virginia Woolf, “La última realidad” del premio nobel belga Cristian De Duve, el incalificable inefable, el Otro con una “O” mayúscula,“Dios” tal cual, que nos sobrepasa sin cesar revelándonos a nosotros mismos?
Pero la historia nos enseña que no se puede imponer un mito fundador europeo ni una trascendencia en torno a la cual reunirse.
A no ser que se considere la memoria de Auschwitz como el fundamento de la unidad europea, y aquí citoel título del diario Le Monde evocandola Shoah: L'Europe réunie se recueille (La Europareunida se recoge). Bonito titular que yo calificaría de “religioso” en los dos sentidos etimológicos de la palabra, religare para reunir y relegere para recogerse, para releer su pasado.
Europa como proyecto político fue la respuesta a la guerra, al horror. Europa fue construida con la memoria de las tumbas de millones de inocentes. Europa está basada sobre este rechazo y sobre esta opción, en favor del hombre, contra la barbarie y el totalitarismo. Se sabe lo que no se quiere. En nombre de determinados valores que unidos forman una “unión” nuestra “unión”. ¿En que consiste esta “unión de valores”?
Corriendo el riesgo de sorprenderles, diría que reside en el fondo, en… el amor. Puesto que la solidaridad en nuestros días se convirtió en un concepto demasiado institucional.
Concepto que, para no ser estéril, implica una noción de compartir y de amor. De amor que calificaría como gratuito, en el sentido de don. Y si seguramente no es posible imponer el amor, el amor es la mayor fuerza trascendente que exista, de todos modos es posible a cada uno de nosotros, a cada europeo, trabajar por ello, en la esperanza de un futuro mejor.
El amor no es, no más, algo abstracto. El amor necesita de algo concreto. El amor, como la fe, está muerto si no se transforma en actos. Recordemos a san Agustín, el hombre que proclamó: “Ama y haz lo que quieras”; el hombre que declaró: “Nosotros somos los tiempos. Seamos buenos y los tiempos serán buenos”.
¿Entonces señoras y señores, aquí es justamente donde reside la esencia de una Europa en continua construcción? No en un espíritu conquistador a la manera de Carlomagno, o Carlos V o Napoleón, sino en los pequeños pasos emprendidos diariamente, tanto a nivel filosófico, político o económico, pequeños pasos realizados en nombre de esta “unión de valores” cuyo pedestal es el amor. Pequeños pasos que día tras día, año tras año nos muestran, nos demuestran que el camino se hace al andar y que la marcha misma la que determina el sentido del camino.
Pues si nos falta una inspiración, una motivación, una dirección o una ambición no nos falta una utopía.
Esta sería incluso peligrosa pues ella querrá hacer plegar la realidad delante a lo que jamás podrá ser una realidad.
Por lo tanto a despecho de utopías imposibles, intentaremos, dije bien, “intentaremos” cuidar que políticamente, diplomáticamente y económicamente Europa vaya sobre rieles y hacer avanzar por el bien de todos el tren que conduce a un mejor vivir, un vivir mejor en común.
Y sí es así, ¿intentar volver perenne una cierta idea de Europa, una cierta idea del vivir juntos en nuestros países?Es hoy más difícil que hace algunas décadas o algunos años.
Pues el mundo cambia. Se globaliza y al mismo tiempo se individualiza. Y si la economía avanza, el hombre no avanza siempre. Por una parte, el mundo se humaniza pues por todas partes combate la pobreza, notablemente en los países emergentes. Pero por otra, se despersonaliza, pues nuestro destino se vuelve cada vez más dependiente de un sistema financiero capitalista desenfrenado y sin ética. Y el sentimiento de impotencia que ha nacido nos causa miedo.
Gobernar en este clima es mucho más difícil que antes. Y establecer una economía al servicio del hombre a nivel mundial es un nuevo desafío que nos falta alcanzar.
Teniendo como principio un amor por el hombre para esperar una economía que llamaría “socialmente y humanamente” corregida.
Para superar este desafío necesitamos, aquí también, poner cotidianamente en acto acciones concretas, acciones correctivas.
Y de sus efectos acumulados tiene que nacer esta nueva economía que llamo de mis deseos. No tengo aquí tiempo para profundizar todos los aspectos. Lo que sí sé es que necesitamos, para realizar este objetivo, las virtudes de un amor que como dijo Kierkegaard, trasciende en el tiempo. Nosotros debemos por ello, cada uno dentro de nosotros, superar el sentimiento de la inmediatez, sentimiento que consiste en creer que la historia comienza con nuestro nacimiento, y que el pasado y futuroson nociones superadas.
He aquí, señoras y señores, queridos amigos, el contenido del mensaje que quiero entregarles hoy.
Permítanme agradecerles calurosamente, señor Francois Xavier Dumortier, rector dela Universidad PontificiaGregoriana, por su invitación a este templo de pensamiento jesuita en Europa y en el mundo.
Y quien entre ustedes me conoce sabe que personalmente, y como antiguo alumno, tengo apego a la enseñanza de los jesuitas. Les debomucho. Sin ellos, yo no sería hoy día lo que soy, ni como hombre y ni como intelectual. En la filosofía de Pericles la política no era considerada como un vicio sino más bien como una vocación, y la voz de la conciencia nos fue ilustrada por Sócrates y Antígona.
La política era, sí, una expresión de la ética. Además la ética para mí tiene un fundamento cristiano y si soy europeo es gracias a los jesuitas que, en manera concreta, nos ponían en contacto con alumnos de otros colegios de Europa, de Berlín, Nimega, D’Evreux o Genes. Pues “viajar juntos” ¿no es parte de “vivir juntos”?
Entonces sepan que esta mañana estoy contento de vivir algunos instantes junto a ustedes, con los recuerdos de algunos superiores generales flamencos o belgas de la compañía, como Ecerard Lardinois de Marcourt, el primer no español a cargo dela Compañíaen 1574, de Charles de Noyelle, de Piter Jan Beckx y de Jean Baptiste Janssens.
Feliz de vivir algunos instantes junto a ustedes en este aroma y visión de la belleza que evidentemente encontré en Roma, descubriendo a largo de Tíber, con gran sorpresa y alegría, esta magnífica pintada sobre la pared de la orilla derecha ante a la isla tiberina: “Te amo desde aquí… hasta el final del mundo… desde aquí… al infinito”.
Me vuelve al espíritu la frase célebre de un papa romano: “Roma la progenitora, la anunciadora, la tutora de civilización y de eternos valores de vida” (1948)
Muchas gracias.
ZENIT La “doble expresión de la misericordia divina” fue el tema de la meditación de Benedicto XVI en su segundo discurso en Benín, el viernes, 18 de Noviembre de 2011, en la catedral de Cotonou. Ocrecemos el texto a continuación.
Señores Cardenales,
Señor Arzobispo y queridos hermanos en el Episcopado,
Señor Rector de la catedral,
Queridos hermanos y hermanas
El antiguo himno del Te Deum que acabamos de cantar, expresa nuestra alabanza a Dios tres veces santo, que nos reúne en esta hermosa catedral de Nuestra Señora dela Misericordia. Rendimoshomenaje con reconocimiento a los arzobispos precedentes que aquí reposan: Monseñor Christophe Adimou y Monseñor Isidore de Sousa. Fueron valerosos trabajadores en la viña del Señor, y su recuerdo sigue vivo en el corazón de los católicos y de numerosos benineses. Estos dos prelados, cada uno a su manera, fueron pastores llenos de celo y caridad. Se entregaron sin reservas al servicio del Evangelio y del Pueblo de Dios, especialmente de los más desvalidos. Todos ustedes saben que Monseñor de Sousa era un amigo de la verdad y que desempeñó un papel determinante en la transición a la democracia de vuestro país.
Mientras alabamos a Dios por las maravillas con las que sigue colmando a la humanidad, les invito a meditar por un momento en su infinita misericordia. Esta catedral se presta providencialmente a ello. La historia de la salvación, que culmina en la encarnación de Jesús y tiene su pleno cumplimiento en el misterio pascual, es una revelación conmovedora de la misericordia de Dios. En el Hijo se hace visible el «Padre de las misericordias» (2 Co 1,3) que, siempre fiel a su paternidad, «es capaz de inclinarse hacia todo hijo pródigo, toda miseria humana y singularmente hacia toda miseria moral o pecado» (Juan Pablo II, Dives in Misericordia, 6). La misericordia divina no consiste sólo en la remisión de nuestros pecados; consiste también en que Dios, nuestro Padre, a veces con dolor, tristeza o miedo por nuestra parte, nos devuelve al camino de la verdad y de la luz, porque no quiere que nos perdamos (cf. Mt 18,14; Jn 3,16). Esta doble manifestación de la misericordia de Dios muestra lo fiel que es Dios a la alianza sellada con todo cristiano en el bautismo. Al releer la historia personal de cada uno y la de la evangelización de nuestros países, podemos decir con el salmista: «Cantaré eternamente las misericordias del Señor» (Sal 88,2).
La Virgen Maríaexperimentó el misterio del amor divino en su más alto grado: «Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación» (Lc 1,50), exclama en su Magnificat. Por su «sí» a la llamada de Dios, ha contribuido a la manifestación del amor divino entre los hombres. En este sentido, ella es Madre dela Misericordiapor su participación en la misión de su Hijo; y ha recibido el privilegio de socorrernos siempre y en todo lugar. «Por su múltiple intercesión, continúa alcanzándonos los dones de la eterna salvación. Por su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias, y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz» (Lumen gentium, 62). Bajo el amparo de su misericordia, sanan los corazones quebrantados, se vencen las acechanzas del Maligno y los enemigos se reconcilian. En María, no sólo tenemos un modelo de perfección, sino también una ayuda para lograr la comunión con Dios y con nuestros hermanos y hermanas.La Madredela Misericordiaes una guía segura para los discípulos de su Hijo, que quieren servir a la justicia, la reconciliación y la paz. Ella nos indica con sencillez y corazón de madre la única Luz y la única Verdad: su Hijo, Jesucristo, que lleva a la humanidad hacia su plena realización en el Padre. No tengamos miedo de invocar confiadamente a aquella que no cesa de dispensar a sus hijos las gracias divinas:
Madre de la Misericordia,
Salve, Madre del Redentor;
Dios te salve, Virgen gloriosa;
Salve, Reina nuestra.
Reina de la Esperanza,
muéstranos el rostro de tu divino Hijo;
guíanos por el camino de la santidad;
danos la alegría de los que saben decir «sí» a Dios.
Reina de la paz,
colma las más nobles aspiraciones de los jóvenes de África;
sacia los corazones sedientos de justicia, paz y reconciliación;
corona las esperanzas de los niños que sufren el hambre y la guerra.
Reina de la justicia,
alcánzanos el amor filial y fraterno;
haz que seamos amigos de los pobres y pequeños;
consigue para los pueblos de la tierra el espíritu de hermandad.
Nuestra Señora de África,
implora a tu divino Hijo la curación de los enfermos,
el consuelo de los afligidos,
el perdón de los pecadores.
Intercede por África ante tu Hijo,
y consigue para toda la humanidad la salvación y la paz.
Amén
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(ZENIT) Discurso de Benedicto XVI en el aeropuerto de Benín
Señor Presidente dela República,
Señores Cardenales,
Señor Presidente dela Conferencia Episcopalde Benin,
Autoridades civiles, eclesiásticas y religiosas,
Queridos amigos
Le agradezco, Señor Presidente, sus cálidas palabras de bienvenida. Usted sabe el afecto que siento por su continente y su país. Quería volver a África, y son tres los motivos que me han inducido a emprender este viaje apostólico. En primer lugar, Señor Presidente, su amable invitación a visitar el país. Una iniciativa que ha ido a la par con la dela Conferencia Episcopalde Benin. Son iniciativas felices, pues se enmarcan en el año en que Benín celebra el 40 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas conla Santa Sedey el 150 aniversario de su evangelización. Al estar entre ustedes, tendré ocasión de participar en numerosos encuentros. Me alegro por ello. Todos serán diferentes y culminarán enla Eucaristíaque celebraré antes de despedirme.
También se cumple mi deseo de entregar en suelo africano la Exhortaciónapostólica postsinodal Africae Munus. Sus reflexiones guiarán la acción pastoral de numerosas comunidades cristianas en los próximos años. Este documento podrá germinar, crecer y dar fruto, produciendo «el ciento o sesenta o treinta por uno», como dijo Jesucristo (Mt 13,23).
Hay, en fin, un tercer motivo más personal o de sentimiento. Siempre he tenido en alta estima a un hijo de este país, el cardenal Bernardin Gantin. Los dos hemos trabajado durante muchos años, cada uno según sus propias competencias, al servicio de la misma viña. Hemos ayudado lo mejor posible a mi Predecesor, el beato Juan Pablo II, a ejercer su ministerio petrino. Tuvimos ocasión de encontrarnos muchas veces, de conversar en profundidad y de orar juntos. El cardenal Gantin se había ganado el respeto y el afecto de muchos. Por eso me ha parecido justo venir a su país natal, para rezar ante su tumba y para agradecer a Benin el haber dado ala Iglesia a este hijo eminente.
Benin es un país de antiguas y nobles tradiciones. Su historia es reconocida. Quisiera aprovechar esta oportunidad para saludar a los jefes tradicionales. Su contribución es importante para construir el futuro de este país. Quiero animarlos a contribuir con su sabiduría y comprensión de las costumbres a la delicada transición que se está produciendo actualmente de la tradición a la modernidad.
No se ha de temer a la modernidad, pero tampoco se puede construir olvidando el pasado. Debe ir acompañada de la prudencia para el bien de todos, evitando los escollos que hay en el continente africano y en otras partes, como la sumisión incondicional a las fuerzas del mercado o las finanzas, el nacionalismo o tribalismo exacerbado y estéril, que puede llegar a ser funesto, la politización extrema de las tensiones interreligiosas en detrimento del bien común o, finalmente, la erosión de los valores humanos, culturales, éticos y religiosos. La transición a la modernidad debe estar guiada por criterios seguros basados en las virtudes reconocidas, como las citadas en vuestro lema nacional, pero también aquellas enraizadas en la dignidad de la persona, la grandeza de la familia y el respeto de la vida. Todos estos valores son para el bien común, el único que debe primar, y el único que debe ser la mayor preocupación de todo sujeto responsable. Dios confía en el hombre y desea su bien. Nos atañe a nosotros corresponder con una honestidad y justicia que esté a la altura de su confianza.
La Iglesia, por su parte, ofrece su contribución específica. Con su presencia, su oración y sus diversas obras de misericordia, especialmente en el campo de la educación y la sanidad, desea dar lo mejor que tiene. Desea mostrarse cercana de quien está en necesidad, de quien busca a Dios. Quiere hacer comprender que Dios no está ausente, ni es inútil, como se trata de hacer creer, sino que es amigo del hombre. Señor Presidente, vengo a vuestro país con este espíritu de amistad y hermandad.
En lengua fon, ha añadido: ACe MAWU T]N NI K]N DO BENIN TO ] BI JI (¡Dios bendiga a Benin!).
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ZENIT nos ofrece la firma del arzobispo castrense de España Juan del Río Martín, quien aborda un interesante tema escatológico unas veces negado hoy, otras debatido, y otras utilizado por sectas de todo pelaje: el infierno.
El infierno y los infiernos
El misterio de la 'otra orilla'
Algunos se han empeñado en dejar vacío el infierno, movidos por un fuerte sentimentalismo que representa “el buenismo religioso”. Esta postura es falaz porque adolece de un doble error: que el amor divino no puede estar en contradicción con la justicia (cf. Conc. IV de Letrán) y que ignora el papel de la libertad del sujeto. “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti”, dirá san Agustín. En esta misma línea, dice el Papa actual: “puede haber personas que han destruido totalmente en sí mismas el deseo de la verdad y la disponibilidad para el amor. Personas en las que todo se ha convertido en mentira; personas que han vivido para el odio y que han pisoteado el mismo amor. Ésta es una perspectiva terrible, pero en algunos casos de nuestra propia historia podemos distinguir con horror figuras de este tipo. En semejantes individuos no habría ya nada remediable y la destrucción del bien sería irrevocable: esto es lo que se indica con la palabra infierno” (Benedicto XVI, Spe Salvi, 45).
Dios no predestina a nadie a ir al infierno. Su existencia no es un invento dela Iglesia para tener a sus fieles atemorizados. Nunca el miedo nos acerca al Señor, porque estrecha la mente, anquilosa el corazón y nos hace inoperantes. En cambio, el “santo temor de Dios” y el no olvidar que podemos ser merecedores de “las penas del infierno”, es otra cosa muy distinta, porque nos estimula al reconocimiento continuo de la grandeza del amor divino, a la conversión del corazón y a mantener una actitud vigilante en nuestra vida.
Las afirmaciones dela Escritura y las enseñanzas de la Iglesia acerca del infierno no son amenazas, sino llamamientos a la responsabilidad con la que el hombre debe usar su libertad en relación con Dios, con los demás y consigo mismo. Sólo aquellos que mantienen una aversión voluntaria a Dios (pecado mortal) y persisten en él hasta el final de sus días, escucharán la sentencia divina: “apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, que fue destinado para el diablo y sus ángeles” (Mt 25,41). Ese “fuego que nunca se apaga”, que diría Jesús (cf. Mt 5,22.29; 13, 42.50; Mc 9,43-48), representa la separación total y eterna de Dios. En esa situación el pecador sufrirá la infelicidad, se hallará “en tinieblas y en sombras de muerte” para siempre (cf. Vaticano II, LG, 48; CAT 1035).
Si algunos piensan que esto es exagerado y pasado de moda, les remito a que repasen “los infiernos humanos”, fabricados por las ideolologías deshumanizadas y las estructuras sociales injustas, que pisotean la dignidad de los hombres y de los pueblos. Que vean “los infiernos familiares” como consecuencias del desamor, del engaño y que, en muchísimas ocasiones, llegan hasta la violencia de todo tipo. Se pueden continuar analizando tantos “infiernos personales”, que son frutos del egoísmo y del desprecio de lo más elemental, que es el cumplimiento de los Diez Mandamientos. Y contemplando este panorama de “infiernos”, ¿se podrá negar la existencia de un infierno eterno después de la muerte? ¿No son los mismos que hacen aquí estos “infiernos” lo que se ganan a pulso ser miembros del reino del diablo? Porque, como dice san Agustín: “se hizo digno de pena eterna el hombre que aniquiló en sí el bien que pudo ser eterno” (La ciudad de Dios, 11) ¡No olvidemos nunca, que el misterio de la “otra orilla”, se anticipa de alguna manera en esta “otra orilla”!
Homilía de monseñor Marcelo Raúl Martorell, obispo Puerto Iguazú, para el XXXIII domingo durante el año (13 de octubre de 2011). (AICA)
RESPONDISTE FIELMENTE EN LO POCO, TE ENCARGARÉ DE MUCHO MÁS
La liturgia de este domingo nos lleva a la consideración de la vigilancia cristiana. El Señor volverá en su gloria y no sabemos cuándo, pero sabemos que vendrá y debe encontrarnos con un corazón dispuesto a recibirlo, llenos de fe, de amor y con la esperanza puesta en Él. Y vendrá a preguntarnos sobre el amor. Por eso nuestras vidas, fundadas en Cristo como la razón de nuestra existencia, deben esperar al Señor, practicando el amor de Dios y las virtudes cristianas en todos los órdenes de la vida. Sería más fácil para nosotros si supiéramos cuándo vendría el Señor, de este modo Él podría encontrarnos con el corazón preparado y mientras tanto podríamos vivir inmersos solamente en los valores y placeres del mundo.
Si bien no podemos saber en qué momento, cuándo y de qué forma vendrá, tenemos la certeza de que, al final, vendrá (1 Tes. 5, 1-6). El mismo Apóstol San Pablo declara inútil el indagar acerca de cuándo vendrá el “Día del Señor” o sea, cuándo se efectuará el retorno glorioso de Cristo. Llegará de improviso “como un ladrón en la noche”, así lo dice el Señor (Mt. 24, 23). Si bien esto puede aplicarse ala Parusía, también puede decirse del fin de cada una de las personas. Sabemos que vendrá y le corresponde solamente a Dios el cuándo y el cómo. Por lo demás ni siquiera los signos violentos de la naturaleza o de la libertad del hombre, anuncian ni preceden esta llegada del Señor. Todo sucederá en el momento en que el Señor lo disponga según su voluntad. De aquí se sigue la necesidad de orar y vigilar a lo largo de nuestra vida, para que cuando esto suceda nos encuentre el Señor preparados.
¿En que debemos poner nuestra confianza entonces? ¿Cuál debe ser el sustento en nuestras vidas? Debemos confiar en los valores de la vida cristiana y la esperanza de que éstos nos conducirán a la gloria de Dios. El que piensa sólo en gozar de la vida como si nunca fuera a morir y sólo busca la paz y la seguridad humana, verá improvisamente sobrevenirle “la ruina”. Quien ha puesto su confianza en las ideas y fuerzas sólo humanas olvidándose de la presencia de Dios en la vida y en la historia, conocerá que todo su afán fue inútil. El que por el contrario -como hijo de la luz- no olvida en su caminar por la tierra que Dios es el Señor de vivos y de muertos y que debemos conducir nuestra vida con este sencillo y gran argumento: que esta vida es transitoria, es etapa previa de la vida terrena y por eso es necesario vela en espera del Señor viviendo aquí sus mandamientos. Quien así vive, no tendrá nada que temer.
El libro de los Proverbios compara la virtud de los hombres de la tierra a la de una mujer virtuosa que teme al Señor y contrapone a esta mujer con otra llena de hermosura y superficialidad, expuestas a la caducidad, mientras que sólo la virtud es el fundamento de la verdadera felicidad y objeto de alabanza a Dios. El virtuoso merecerá al fin de su vida, oír el elogio de Jesús: “bien siervo fiel, (…), pasa al banquete de tu Señor” (Mt. 25,21).
Este siervo fiel, dice el Evangelio, no derrocha su vida en pasatiempos vanos o en la ociosidad, sino que multiplica con amor inteligente los dones (talentos) recibidos de Dios. Cada uno de nosotros recibe dones que debemos trabajar con inteligencia y -sometidos a la gracia de Dios- multiplicarlos en la vida y hacerlos crecer. Entre ellos el don de la vida, a la que debemos proteger y cuidar, la capacidad de entender y querer, de amar y de obrar, la gracia, la caridad, y las virtudes que vienen de lo alto: la fe, la esperanza y el amor de Dios y el llamado personal de Dios a su servicio. A cada uno Dios otorga lo que necesitamos vivir para construir el mundo y salvarnos. No nos toca medir lo poco o lo mucho que cada uno ha recibido, sino hacerlos fructificar con inteligencia y libertad. Es falsa humildad no reconocer los dones que el Señor nos ha regalado y es pereza y ociosidad el dejarlos inactivos o dejarlos morir.
Es por eso que a quienes trabajan esos talentos -como dones de Dios y en la espera de Dios- el Señor los compensará ya en esta tierra y los invitará a pasar a su banquete eterno, a la comunión en su vida y felicidad eternas. Pidamos a María, nuestra madre, nos asista en una espera fructífera del Señor.
Mons. Marcelo Raúl Martorell, obispo de Puerto Iguazú
Las religiones crecen y el ateismo disminuye en el siglo XXI Madrid (España), 17 Nov. 11 (AICA)
Según el estudio anual "Status of Global Missions", en lo que va de milenio, los no creyentes perdieron 2,7 millones de adherentes, y los ateos 1,37 millones. El catolicismo crece al ritmo de 34.000 personas al día, el islam gana 79.000 fieles diarios y el hinduismo 37.000. En concreto de 2000 a2011, la categoría “no religiosos” perdió 700 adherentes al día; mientras que la categoría “ateos” pierde 300 adherentes diarios.
Los datos del informe –difundidos por la agencia Análisis Digital- da cuenta que si comparamos con 1970 (en plena revolución sexual en Occidente y ateísmo comunista en Europa), vemos que en 41 años el ateísmo perdió 28 millones de adherentes. En cambio, los no-religiosos crecieron en más de cien millones.
Lo que sucedió es que al caer los regímenes comunistas, muchos que se declaraban ateos pasaron a declararse no-religiosos. De igual forma, en China, Vietnam y otros países aún comunistas, muchos prefieren hoy declararse no-religiosos antes que ateos.
En cualquier caso, en pleno siglo XXI, ateos y no-creyentes van a la baja. En algunos casos, se convierten a una religión, aunque sea de forma muy superficial (el caso de millones de europeos del Este, sobre todo rusos). En la mayoría, mueren, ancianos que no dejan casi hijos.
Por el contrario, las religiones crecen en el siglo XXI. Todas ellas. Incluso el pequeño judaísmo, que estaba de capa caída (15,1 millones en 1970; menos de 14 en el 2000) cuenta ahora con 14,9 millones de adherentes.
El cristianismo, que suma en todas sus variantes 2.300 millones de personas, crece al ritmo de 83.000 personas al día. El Islam, con casi 1.580 millones de adherentes, crece al ritmo de 79.000 fieles diarios. El hinduismo cuenta con 952 millones de adherentes, y crece en 37.000 cada día. El budismo cuenta con 468 millones de fieles, y gana 13.800 al día. El taoísmo y confucionismo chinos suman 457 millones, y ganan 9.300 al día. Y las religiones étnicas, con 269 millones de seguidores, crecen al ritmo de 9.000 al día.
Dos mil millones que no conocen nada de Jesús
En total, en el mundo hay 2.000 millones de personas a las que nunca se les explicó el mensaje del evangelio. Otros 2.680 millones lo escucharon alguna vez o lo conocen en cierta medida, pero no son cristianos.
Aunque Jesucristo fundó una sola Iglesia y poco antes de morir oraba “que todos sean uno”, cada vez hay más y más denominaciones cristianas distintas: eran 1.600 al empezar el siglo XX, 34.000 al empezar el siglo XXI y 42.000 en el actual año 2011.
El crecimiento cristiano… sobre todo, pentecostal
La Iglesia Católica suma 1.160 millones de fieles, según este estudio, y gana 34.000 al día. Los protestantes carismáticos o pentecostales suman 612 millones, y ganan 37.000 cada día. Los protestantes “clásicos” suman 426 millones, y crecen al ritmo de 20.000 al día. Las iglesias ortodoxas suman 271 millones de bautizados, y ganan solo 5.000 al día. Los anglicanos, centrados sobre todo en África y Asia, suman 87 millones, con 3.000 más cada día. Los que el estudio llama “cristianos del margen” (Testigos de Jehová, Mormones, los que dudan de la Trinidad o de la divinidad de Jesús, etc…) suman 35 millones, y crecen al ritmo de 2.000 al día.
Por supuesto, la forma más sencilla de crecer es la natalidad: tener muchos hijos y adherirlos a la propia tradición religiosa. Otra forma es la conversión: es mucho más infrecuente pero se da en millones de personas cada año. La conversión más común es la de un cónyuge a la religión del otro.
En 2011, los cristianos de todas las denominaciones habrán hecho circular 71 millones de biblias más por el mundo (ya hay 1.740 millones de biblias dando vueltas por el planeta, algunas de forma clandestina).
Organizados en 4.800 entidades misioneras distintas, este año se enviarán 409.000 cristianos a un país que no es el suyo, a evangelizar.+
ZENIT nos ofrece el texto de la catequesis de Benedicto XVI, en la Audiencia del miércoles, 16 de Noviembre de 2011, dirigiéndose a los fieles congregados provenientes de Italia y de todas partes del mundo. La catequesis cierra el ciclo sobre el Salterio.
Queridos hermanos y hermanas,
Quisiera hoy terminar mis catequesis sobre la oración del Salterio meditando sobre uno de los salmos “reales” más famosos, un salmo que Jesús mismo citó y que los autores del Nuevo Testamento retomaron ampliamente y lo aplicaron al Mesías. Es el salmo 110, según la tradición judía, 109 según la grecolatina; un salmo muy amado porla Iglesiaantigua y por los creyentes de todas las épocas.
Esta oración estaba inicialmente vinculada con la entronización de un rey davídico; sin embargo su sentido va más allá de la específica contingencia del hecho histórico, abriéndose a dimensiones más amplias y convirtiéndose en la celebración del Mesías victorioso, glorificado a la derecha de Dios.
El Salmo inicia con una declaración solemne: “Dijo el Señor a mi Señor: 'Siéntate a mi derecha, mientras yo pongo a tus enemigos como estrado de tus pies'”.(v.1)
Dios mismo entroniza al rey en la gloria, haciéndole sentar a su derecha, un signo de grandísimo honor y de absoluto privilegio. El rey es admitido de este modo, a participar en el señorío divino de quien es mediador hacia el pueblo. Tal señorío del rey se concreta también en la victoria sobre los adversarios, que son colocados a los pies de Dios mismo; la victoria sobre los enemigos es del Señor, pero se hace partícipe al rey y su triunfo se convierte en testimonio y signo del poder divino.
La glorificación real, expresada en este inicio del salmo, ha sido asumida por el Nuevo Testamento como profecía mesiánica; por esto el versículo está entre los más usados de los autores del Nuevo Testamento, o como cita explícita o como alusión. Jesús mismo lo menciona a propósito del Mesías
(cfr Mt 22,41-45; Mc 12,35-37; Lc 20,41-44). Y Pedro lo retoma en su discurso en Pentecostés anunciando que, enla Resurrecciónde Cristo, se realiza esta entronización del rey y que desde entonces Cristo está a la derecha del Padre, participa en el señorío de Dios sobre el mundo (cfr Hch 2,29-35).
Es el Cristo, de hecho, el Señor entronizado, el Hijo del hombre sentado a la derecha de Dios que viene sobre las nubes, como Jesús mismo se define durante el proceso ante el Sanedrín (cfr Mt 26,63-64; Mc 14,61-62; cfr también Lc 22,66-69).
Él es el verdadero rey que con la resurrección ha entrado en la gloria a la derecha del Padre (cfr Rom 8,34; Ef 2,5; Col 3,1; Hb 8,1; 12,2), hecho superior a los ángeles, sentado en los cielos sobre toda potencia y potestad y con todos sus adversarios a sus pies, hasta que el último enemigo, la muerte, sea derrotado por Él (cfr 1 Cor 15,24-26; Ef 1,20-23; Hb 1,3-4.13; 2,5-8; 10,12-13; 1 Pe 3,22). Y se comprende enseguida que este rey, que está a la derecha de Dios y participa de su señorío, no es uno de estos hombres sucesores de David sino el nuevo David, el Hijo de Dios que ha vencido a la muerte y participa realmente en la gloria de Dios. Es nuestro rey, que nos da también la vida eterna.
Entre el rey celebrado en nuestro salmo y Dios existe una relación inseparable; los dos gobiernan juntos en un único gobierno. Hasta el punto de que el salmista puede afirmar que es Dios mismo quien extiende el cetro de soberano dándole el deber de dominar sobre sus adversarios, como dice el versículo 2: “El Señor extenderá el poder de tu cetro: '¡Domina desde Sión, en medio de tus enemigos!'”.
El ejercicio del poder es un encargo que el rey recibe directamente del Señor, una responsabilidad que debe vivir en la dependencia y en la obediencia, convirtiéndose en signo para el pueblo de la presencia potente y providente de Dios. El dominio sobre los enemigos, la gloria y la victoria son dones recibidos; que hacen del soberano un mediador del triunfo divino sobre el mal. Él domina sobre los enemigos transformándoles, los vence con su amor.
Por esto, en el versículo siguiente se celebra la grandeza del rey. El versículo tres presenta algunas dificultades de interpretación. En el texto original hebreo se hace referencia a la convocatoria del ejército a la que el pueblo responde generosamente congregándose alrededor de su soberano en el día de la entronización. La traducción griega de los Setenta que se remonta al III-II s. a.C., hace referencia a la filiación divina del rey, a su nacimiento o generación por parte del Señor, y esta es la interpretación elegida por toda la tradición dela Iglesia, por lo que el versículo queda de la siguiente manera: “Tú eres príncipe desde tu nacimiento, con esplendor de santidad; yo mismo te engendré como rocío, desde el seno de la aurora”.
Este oráculo divino sobre el rey afirmaría, por tanto, una generación divina impregnada de esplendor y de misterio, un origen secreto e inescrutable, ligado a la belleza arcana de la aurora y a la maravilla del rocío que en las primeras luces brilla sobre los campos y los hace fecundos. De esta manera se señala a la figura del rey indisolublemente vinculada con la realidad celeste, que viene realmente de Dios, del Mesías que lleva a su pueblo la vida divina y es mediador de santidad y de salvación. También aquí vemos que todo esto no se hace realidad en la figura de un rey davídico, sino por el Señor Jesucristo, que realmente viene de Dios; Él es la luz que lleva la vida divina al mundo.
Con esta imagen sugestiva y enigmática termina la primera estrofa del salmo, al que le sigue otro oráculo que abre una nueva perspectiva, en la línea de una dimensión sacerdotal conectada con la realeza. Así dice el versículo 4:“El Señor lo ha jurado y no se retractará: 'Tú eres sacerdote para siempre, a la manera de Melquisedec'”.
Melquisedec era el sacerdote del rey de Salem que había bendecido a Abrahám y ofrecido pan y vino después de la victoriosa campaña militar conducida por el patriarca para salvar a su sobrino Lot de las manos manos de los enemigos que lo habían capturado (cfr Gen 14). En la figura de Melquisedec, el poder real y sacerdotal convergen y son proclamados por el Señor en una declaración que promete eternidad: el rey celebrado por el Salmo será sacerdote para siempre, mediador de la presencia divina en medio de su pueblo, a través de la bendición que viene de Dios y que en la acción litúrgica se encuentra con la respuesta del hombre que bendice.La Cartaa los Hebreos hace una referencia explícita a este versículo (cfr. 5,5-6.10; 6,19-20) y sobre este centra todo el capítulo 7, elaborando su reflexión sobre el sacerdocio de Cristo. Jesús es el verdadero y definitivo sacerdote, que lleva a cumplimiento las características del sacerdocio de Melquisedec haciéndolas perfectas.
Melquisedec, como dicela Cartaa los Hebreos, no “tenía padre, ni madre, ni genealogía” (7,3a), sacerdote por tanto no según las reglas dinásticas del sacerdocio levítico. Por esto es “sacerdote para siempre” (7,3c), prefiguración de Cristo, sumo sacerdote perfecto que “no se ha convertido en tal según una ley prescrita por los hombres, sino por la potencia de una vida indestructible” (7,16).
En el Señor Jesús resucitado y ascendido al cielo, donde se sienta a la derecha del Padre, se realiza la profecía de este Salmo y el sacerdocio de Melquisedec es llevado a su cumplimiento, para que sea absoluto y eterno, convertido en una realidad que no conoce el ocaso (cfr 7,24). Y la oferta del pan y del vino, realizada por Melquisedec en los tiempos de Abrahám, encuentra su realización en el gesto eucarístico de Jesús, que en el pan y el vino se ofrece a sí mismo y, vencida la muerte, lleva a la vida a todos los creyentes. Sacerdote eterno, “santo, inocente, sin mácula” (7,26), él, como dice de nuevola Epístolaa los Hebreos, “puede salvar perfectamente a los que por medio de Él se acercan a Dios; Él, de hecho, está siempre preparado para interceder a su favor (7,25).
Después de este oráculo divino del versículo 4, con su solemne juramento, la escena del Salmo cambia y el poeta, dirigiéndose directamente al rey, proclama: “¡El Señor está a tu derecha!” (v.5a),
Si en el versículo uno era el rey el que estaba a la derecha de Dios como signo de sumo prestigio y de honor, ahora es el Señor el que se coloca a la derecha del soberano para protegerlo con el escudo en la batalla y para salvarlo de todo peligro. El rey está protegido, Dios es su defensor y juntos combaten y vencen a todo mal.
Se abren así los versículos finales del Salmo con la visión del soberano triunfante que, apoyado por el Señor, habiendo recibido de Él poder y gloria (cfr v. 2), se opone a los enemigos, derrotando a los adversarios y juzgando a las naciones. La escena se describe con palabras fuertes, para dar a entender lo dramático del combate y la plenitud de la victoria real. El soberano protegido por el Señor, abate todo obstáculo y va seguro hacia la victoria. Nos dice: sí, en el mundo hay mucho mal, hay una lucha permanente entre el bien y el mal, y parece que el mal es cada vez más fuerte. No, más fuerte es el Señor, nuestro verdadero rey y sacerdote Cristo, porque combate con toda la fuerza de Dios y, a pesar de todo lo que nos hace dudar sobre el resultado positivo de la historia, vence Cristo y vence el bien, vence el amor y no el odio.
Aquí se inserta la sugestiva imagen con la que se concluye nuestro Salmo, también aquí con palabras enigmáticas:“En el camino beberá del torrente,por eso erguirá su cabeza”.(v.7)
En medio de la descripción de la batalla, se destaca la figura del rey que, en un momento de tregua y de reposo, bebe de un torrente de agua, encontrando en él reposo y nuevo vigor, para poder reanudar su camino triunfante, con la cabeza alta, como signo de la victoria definitiva.
Es obvio que esta palabra muy enigmática era un reto para los padres dela Iglesiapor las diversas interpretaciones que se podían hacer. Así, por ejemplo, san Agustín dice: este torrente es el ser humano, la humanidad, y Cristo ha bebido de este torrente haciéndose hombre, y así, entrando en la humanidad del ser humano, ha levantado la cabeza y ahora es la cabeza del Cuerpo místico, es nuestra cabeza, el vencedor definitivo (cfr Enarratio in Psalmum CIX, 20: PL 36, 1462).
Queridos amigos, siguiendo la línea interpretativa del Nuevo Testamento, la tradición dela Iglesiaha tomado en gran consideración este salmo como uno de los más significativos textos mesiánicos. Y de modo eminente, los Padres hicieron continuas referencias al mismo en clave cristológica: el rey cantado por el salmista es en definitiva Cristo, el Mesías que instaura el Reino de Dios y que vence a las potencias del mundo, es el verbo generado por el Padre antes de toda criatura, el Hijo encarnado, muerto y resucitado y ascendido a los cielos, el sacerdote eterno que, en el misterio del pan y del vino, da la remisión de los pecados y la reconciliación con Dios, el rey que levanta la cabeza triunfando sobre la muerte con su resurrección.
Bastaría recordar una vez más el comentario de san Agustín a este salmo donde escribe: “Era necesario conocer al único Hijo de Dios, que iba a venir entre los hombres, para asumir al hombre y para convertirse en hombre a través de la naturaleza asumida: murió, resucitó, ascendió al cielo, se sentó a la derecha del Padre y cumplió entre las gentes todo lo que había prometido... Todo esto, por tanto, debía ser profetizado, preanunciado, debía ser señalado como destinado a venir, porque, ocurriendo de improviso, no asustase sino que fuese preanunciado, más aún aceptado con fe, alegría y esperado. En el ámbito de estas promesas entra este salmo, que profetiza, en términos tan seguros y explícitos, a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, que no podemos mínimamente dudar que en este se anuncie realmente a Jesucristo” (Exposiciones sobre los Salmos, III Roma 1976, pp. 951.953).
El evento pascual de Cristo se convierte así en la realidad a la que nos invita a mirar este Salmo, mirar a Cristo para comprender el sentido de la verdadera realeza, de vivir en el servicio y en el don de uno mismo, en una camino de obediencia y de amor “llevado hasta el extremo” (cfr. Jn 13,1 y 19,30). Rezando con este Salmo, pidamos al Señor que podamos actuar también nosotros en sus caminos, siguiendo a Cristo, el rey Mesías, dispuestos a subir con Él sobre el monte de la cruz para alcanzar con Él la gloria, y contemplándolo sentado a la derecha del Padre, rey victorioso y sacerdote misericordioso que da el perdón y la salvación a todos los hombres. Y también nosotros, convertidos, por gracia de Dios, en “estirpe elegida, sacerdocio real, nación santa” (cfr 1 Pe 2,9), podremos acceder con alegría a las fuentes de la salvación (cfr Is 12,3) y proclamar a todo el mundo las maravillas de Aquel que nos “ha llamado de las tinieblas a su luz maravillosa” (cfr 1 Pe 2,9).
Queridos amigos, en estas últimas catequesis he querido presentaros algunos salmos, preciosas oraciones que encontramos enla Bibliay que reflexionan sobre varias situaciones de la vida, los distintos estados de ánimo que podamos tener hacia Dios. Quisiera ahora renovaros a todos la invitación a rezar más con los salmos, quizás acostumbrándonos a utilizarla Liturgiade las Horas dela Iglesia, los Laudes de la mañana, las Vísperas de la tarde, las Completas antes de ir a domir. Nuestra relación con Dios no podrá sino ser enriquecida en el cotidiano camino hacia Él, cumplido con mayor alegría y confianza.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (13 de noviembre de 2011 - 33º domingo durante el año). (AICA)
Evangelio según San Mateo 25, 14-30 (ciclo A)
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “el Reino de los cielos es como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos y uno solo a un tercero; a cada uno según su capacidad y después partió. En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco; de la misma manera el que recibió dos, ganó otros dos; pero el que recibió uno solo hizo un poso y enterró el dinero de su señor. Después de un largo tiempo llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores.
El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco diciéndole “señor, me has confiado cinco talentos, aquí están los otros cinco que he ganado”. “Está bien servidor bueno y fiel -le dijo su señor- ya que respondiste fielmente en lo poco te encargaré mucho más; entra participar del gozo de tu señor”
Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: “señor, me has confiado dos talentos, aquí están los otros dos que he ganado.” “Está bien servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco te encargaré mucho más; entra participar del gozo de tu señor”
Llegó luego el que había recibido un solo talento y le dijo: “señor, se que eres un hombre exigente, cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido; por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento, aquí tienes lo tuyo”, pero el señor le respondió: “servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses; ¡quítenle el talento para dárselo al que tiene diez!, porque a quien tiene se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene; ¡echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil, allí habrá llantos y rechinar de dientes!”
“Por cada don recibido, una respuesta responsable”
Algunas breves consideraciones sobre esta parábola de los talentos, que es extraordinaria por su simpleza, por su contenido, por su mensaje. En primer lugar, saber que todos nosotros somos administradores; en segundo lugar que hemos recibido un don, recibimos unos talentos, según y de acuerdo a nuestra propia capacidad y cada uno debe responder tal como es, con su historia, con su formación, con lo que supo acuñar y trabajar en su vida.
Como somos administradores, y la vida se nos ha dado, tenemos que rendir cuentas y multiplicar lo recibido, en frutos y en obras. Aquí está el esfuerzo, el trabajo, el sacrificio, la responsabilidad. En la vida no se logra nada si no hay responsabilidad, si no hay trabajo y está faltando, en esta sociedad, la cultura del trabajo; la dignidad de cada persona que tiene que trabajar para poder desarrollar su propia personalidad y para que, por medio del trabajo, pueda obtener dignamente su pan.
¡Es muy importante recuperar la dignidad que da la cultura del trabajo, algo que hace tiempo se está debilitando y perdiendo! Y en ella lo que significa el esfuerzo y el sacrificio, dos realidades muy importantes.
Yo tengo que responder por mí, no puedo responder por el otro; pero cada uno sabe lo que ha recibido y cada uno sabe lo que tiene que responder. De ahí que en lo suyo tiene que dar lo mejor, lo máximo: en su vida, con su familia, con su realidad, con sus hijos, con su trabajo, con su esfuerzo, con los valores.
Todas estas cosas son las que construyen una especie de civilización nueva, de una novedad nueva. De la otra manera uno va hacia el deterioro, a la infidelidad, a la negación de su propio crecimiento y de su propio desarrollo.
Cada uno ha recibido y cada uno tiene que responder responsablemente. Escuchemos bien para responder bien
Que el Señor los bendiga, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús
Texto del micro radial de monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, emitido por LT 9 (12 de noviembre de 2011). (AICA)
El próximo domingo 20 de noviembre celebramosla Fiestade Cristo Rey, con la cual concluimos el Tiempo durante el año dela Liturgia, para ingresar al Tiempo de Adviento, como preparación a la celebración de Navidad. ¿Qué significa Cristo Rey? Para ello debemos comenzar por quitar a su persona y a su reinado toda imagen de poder temporal. “Mi realeza no es de este mundo”, nos dice (Jn. 18, 36); por ello sus armas no pertenecen a la lógica de dominio temporal. Esta tentación la tuvieron, incluso, sus mismos discípulos.
El vino a instaurar un Reino que tiene una dinámica propia y un horizonte distinto. Sus armas serán la humildad y la verdad, el amor y el perdón, la justicia y la paz que no son expresiones de deseo o meras utopías, sino una posibilidad real pero que tiene que hacerse vida en el corazón del hombre. No se trata de cambiar el mundo con la fuerza del poder, sino de cambiar el corazón del hombre para que comience a cambiar el mundo.
El Reino de Cristo se hace presencia definitiva en la historia a partir de su Pascua. Esto es lo propio de la fe cristiana y que marca su optimismo, porque lo importante en la historia ya ha acontecido. El Reino de Cristo tiene una dinámica que lo orienta hacia una meta de plenitud, que nos hace peregrinos y constructores de un mundo nuevo. La esperanza de un cristiano no es un alegre esperar de que las cosas cambien, sino un comprometerse con el presente para que las cosas cambien según los valores del Reino de Dios.
¿Cuáles son estos valores? El prefacio dela Misade este domingo nos los presenta así: “Reino de la verdad y la vida, Reino de la santidad y la gracia, Reino de la justicia, el amor y la paz”. Esta Vida Nueva es presencia como don desdela Pascuade Cristo que se convierte en tarea para hacerlo realidad. Este es el significado de la vocación cristiana y el sentido dela Iglesiacomo presencia sacramental de Jesucristo. No puede haber, por ello, un cristiano coherente con su fe que no viva con esperanza su presencia en el mundo.
Cuando desde esta mirada del Reino de Dios que ha inaugurado Jesucristo, vemos la realidad del mundo que nos rodea, no podemos dejar de sentir dolor e impotencia. La pregunta sería, tal vez, qué nos falta, qué hicimos mal o qué armas se necesitan para orientar este mundo en la dinámica del Reno de Dios? Sabemos que su Reino no es de este mundo, que tiene un horizonte de eternidad y siempre será en este mundo objeto de esperanza. Siempre ha habido sueños triunfalistas, debemos recordar “mi Reino no es de este mundo”. Pero sabemos, también, que de ese Reino poseemos la vitalidad de una presencia, que a modo de pequeña semilla o levadura, debe dar fuerza y sentido a la vida de este mundo.
Vivir la realidad de esta Presencia, hacerla vida y trasmitirla en lo concreto de nuestras relaciones, es para el mundo un signo, una semilla del Reino de Dios. Esta tarea está a nuestro alcance. Es cierto, que importante sería que esta Presencia del Reino encuentre espacio en la inteligencia y el corazón de aquellas personas que tiene una responsabilidad mayor en la vida de la sociedad. Es necesario, y siempre así lo ha hechola Iglesia, rezar por quienes ocupan un lugar en el gobierno para que se comprometan con los valores del Reino de Dios. La oración es un arma de este Reino.
El primer lugar del reinado de Cristo es nuestra vida, por aquí debemos comenzar. Este deseo puede ser el compromiso con el cual iniciaremos el Tiempo de Adviento como preparación a Navidad. Reciban de su Obispo, junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor.
Mons. José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe dela Vera Cruz
Reflexión a las lecturas del domingo segundo de Adviento, ofrecida por el sacerdote Don Juan Manuel Pérez Piñero bajo el epígrafe "ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR".
ECOS DEL DIA DEL SEÑOR
Domingo 2º de Adviento B
Queridos amigos y amigas:
Hay un villancico navideño que dice: “El Niño Dios ha nacido en Belén. Aleluya. Aleluya. Quiere nacer en nosotros también. Aleluya. Aleluya”.
Este es el objetivo de este Tiempo de Adviento y de la misma Navidad. El Vaticano II nos enseña que el Año litúrgico realiza en nosotros una obra maravillosa: Nosotros que no vivíamos cuando sucedían aquellas cosas, podemos ponernos ahora, de algún modo, en contacto con ellos y llenarnos de la gracia de la salvación (Const. Liturgia,102). Es lo que se llama “el hoy de la Liturgia”. Por eso, en el salmo responsorial de la Noche de Navidad, por ejemplo, cantamos: “Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”.
Este tema de la Liturgia de la Iglesia es un auténtico descubrimiento que hay que hacer…
A veces pensamos: “Si yo hubiera estado aquella noche en Belén…” “Y si hubiese sido uno de los pastorcitos…”
¡Pues eso, de algún modo, es posible! ¡Lo podemos conseguir ahora, dentro de unas semanas!
Esto es maravilloso y hemos de tomarlo muy en serio… Por eso nos dedicamos las cuatro semanas de Adviento a prepararnos para ese gran acontecimiento, diciendo: “El Señor va a venir…; “el Señor va a nacer”; “necesitamos que venga el Salvador…”; “Ven Señor, no tardes…”
¡Es el “hoy” de la Liturgia!
Y no podemos olvidar que durante las primeras semanas de Adviento nos preparamos para la Navidad recordando y celebrando la esperan-za en la Vuelta gloriosa del Señor de la que nos habla hoy S. Pedro en la segunda Lectura.
Y en este tiempo surgen de medio de la comunidad unos personajes que nos ayudan en la tarea: Uno de ellos es el profeta Isaías, “el profeta de la esperanza…” El que anuncia la gran noticia de que el pueblo de Israel, desterrado en Babilonia, va a ser liberado. Y, por tanto, hace falta preparar los caminos que, podrían estar intrasitables, para que el Pueblo de Dios pudiera llegar a su patria. (1ª Lect.). Es lógico que nosotros, sintiendo una “radical necesidad” de un Libertador, repitamos en el salmo: “Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación”.
En medio de nuestra celebración cristiana del Domingo surge hoy la figura luminosa de Juan, el Bautista, otro personaje importante del Adviento… Viene como mensajero de la “gran liberación”…, que nos trae Jesucristo, el Mesías, el que tenía que venir.
Y, entonces como ahora, no se trata de preparar unos caminos materiales, sino los caminos, tantas veces difíciles, tal vez, incluso, intransitables de nuestro interior, de nuestro corazón.
De este modo, se podrá alcanzar nuestro objetivo: el encuentro con el Señor, su nacimiento espiritual en nosotros, la renovación de nuestra vida, el don de “la alegría espiritual…”, en medio de una sociedad triste, desencantada, en crisis…
Las fiestas cristianas se celebran, fundamentalmente, en el interior de cada uno. Lo externo lo expresa y lo alimenta… O no sirve, estropea, le quita brillo a nuestra Fiesta hasta anularla, en tantos y tantos casos…
Nos dice el Evangelio que “acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán”.
¡Cómo reaccionaba aquella gente a la voz del Bautista!
También es verdad que Juan, el Precursor, -el que corre delante- no sólo predicaba sólo con palabras, sino también, con su ejemplo de vida íntegra y austera con el cumplimiento estricto de su misión: “Preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”.
¡Qué importante es siempre el testimonio de vida, la voz del testigo!
Y eso de confesar los pecados es algo, como vemos, muy antiguo. Para los cristianos es uno de los momentos –no el único- del Sacramento de la Reconciliación.
Este Sacramento es el punto culminante de este tiempo intenso de preparación. A lo largo del Adviento o unos días antes de la Navidad, los buenos cristianos se acercan a este Sacramento para hacer posible y real el Nacimiento de Cristo en nosotros.
“Mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con El, inmaculados e irreprochables” dice hoy S. Pedro hablando de la Segunda Venida de Jesucristo: subrayemos los tres términos: “¡En paz con Él, inmaculados e irreprochables!”
¡¡Impresionante!!.
¡Qué importante es descubrir o redescubrir este sentido, un tanto desconocido de la Navidad!
Y esto no es algo que podemos conseguir sólo con nuestro esfuerzo, con nuestra buena voluntad o con nuestra sensibilidad espiritual, sino que es, sobre todo, don de Dios, que tenemos de pedir en la oración en este Tiempo…
Por eso en la oración colecta de la Misa de este Domingo, rezamos: “…Cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta Él con sabiduría divina para que podamos participar plenamente de su vida” ¡Y eso es la Navidad!
¡Feliz Domingo! ¡Feliz Día del Señor!!
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Boletín 458
LAS NOTICIAS AMPLIADAS PUEDEN VERLAS ENTRANDO EN NUESTRO BLOG. Textos, sonidos, e imágenes los tienen en: http://www.comunicacionobispadodetenerife.blogspot.com/
Para consultar on line el PDP 2011-2015, el tríptico informativo, etc. se puede hacer entrando en la página web: www.obispadodetenerife.es
El próximo día 8 de diciembre, Solemnidad dela Inmaculada Concepcióndela Virgen María, el obispo presidirála Eucaristía, a las 11:00 horas, en la iglesia deLa Concepción, enLa Laguna. Asimismo, el día de la víspera, el 7 de diciembre, a las 21:00 horas, se celebrará la vigilia "María Discípula Fiel", con procesión de antorchas en torno al templo. EnLa Orotava, Los Realejos, Valverde, las capitales palmera y tinerfeña, etc. se vivirán celebraciones en honor ala Purísima.
Por su parte, bajo el lema "María, mujer de fe" el equipo de Liturgia del Arciprestazgo de Icod de los Vinos, en coordinación con las Monjas Concepcionistas de Garachico han organizado una Solemne Vigilia de la Inmaculada. Tendrá lugar el 7 de Diciembre, a las 21 horas, en la iglesia del monasterio.
El jueves, 1 de diciembre, la iglesia parroquial de San Blas, en Villa de Mazo,La Palma, será reabierta. El obispo presidirá la eucaristía a las 17:00 horas. El pasado domingo, la comunidad parroquial agradeció públicamente la generosidad del matrimonio formado por Jesús Pérez e Isabel Pérez, por haber cedido gratuitamente dos de sus locales, los cuales han servido de iglesia provisional y salones parroquiales durante el tiempo que duraron las obras.
En la mañana del lunes 28 de noviembre, tuvo lugar la celebración dela Eucaristíaen acción de gracias por el 35 aniversario de la consagración episcopal de Felipe Fernández García. Dicha celebración tuvo lugar enla Casade Acogida Madre del Redentor, en El Sauzal y estuvo presidida por el delegado para el Clero, Juan Fernando Pérez. Asimismo, fue concelebrada por un grupo de sacerdotes, entre ellos, el vicario general, Domingo Navarro.
El sábado 10 de diciembre entre las 9.30 y las 14 horas han sido convocados los vicarios, delegados y arciprestes a una reunión conjunta a fin de abordar una primera presentación del Plan de Comunicación elaborado siguiendo una línea de acción del propio Plan Diocesano de Pastoral. Igualmente se ha pedido a los responsables de zona o de los departamentos diocesanos un breve informe sobre la concreción del PDP en cada lugar o ámbito.
Edificios emblemáticos de 1400 ciudades del mundo se han iluminado de manera especial enla X JornadaMundial de Ciudades porla Vidapara exigir el fin de la pena de muerte. Así ocurrió con las fachadas de los templos deLa ConcepciónenLa Lagunay el de Candelaria en Frontera. En este sentido, el Papa ha pedido estos días iniciativas para eliminarla Penade Muerte.
Fernando López sj, miembro del equipo itinerante de la Amazonía, llevará a cabo una charla-presentación sobre la realidad actual en la Amazonía. Una iniciativa que tendrá lugar el viernes día 2 de diciembre, a las 18:00 h. en la iglesia de la Cruz del Señor. Es una ocasión en la que se brinda a los asistentes la oportunidad de sentir más cercana la otra orilla para intentar construir juntos un mundo mejor en el que vivir.
La Casa Manresa, en La Caridad de Tacoronte, acogerá un nuevo retiro este sábado, 3 de diciembre, desde las 10:00 h. hasta las 17:00 h. Dicho retiro estará guiado por el jesuita Juan Ramón Colera. Para confirmar la asistencia es preciso llamar al teléfono: 626465910.
El próximo sábado 3 de diciembre, a las 20:30 horas, en la iglesia dela Centinela, de Icod de los Vinos, tendrá lugar un concierto religioso. Será el III Concierto Benéfico "San Felipe Neri". En este caso, con la finalidad de recaudar fondos para la Construcción de la Iglesia de San Isidro Labrador. Jesús Cabello, cantautor religioso cordobés, será el artista invitado. La venta de entradas es en la misma iglesia de San Andrés, al precio de 5 €.
Cáritas Diocesana en coordinación con las cáritas parroquiales dela Zonay la colaboración del Ilustre Ayuntamiento dela Villade Tegueste, ha organizado la exposición fotográfica "MAURITANIA: RAZONES... PARALA ESPERANZA".
Con motivo del Día Mundial contra la enfermedad del VIH-Sida-1 de diciembre- el Proyecto Lázaro, reclama mayor visibilidad de las personas afectadas por esta pandemia y sobre todo de aquéllas en situación de pobreza y exclusión social y apela a responder a esta realidad de forma integral. Entendiendo esta enfermedad como peculiar y necesitada de un tratamiento excepcional. Asimismo, reclamamos un poner más en valor al trabajo comunitario vinculado a profesionales de la salud, científicos y agentes sociales. Lázaro, es una casa de acogida con doce plazas, que abrió sus puertas en el año 1995.
El tres de diciembre se llevará a cabo una nueva convivencia vocacional en el Seminario Diocesano para chicos, a partir de 5º de Primaria, que presenten inquietud en este tema. Será a partir de las 10:00 horas y durará hasta después de almuerzo. Cuantos lo deseen han de ponerse en contacto con el seminario llamando al 922 25 25 40.
Los días 10 y 11 de diciembre, en el Seminario, tendrá lugar el curso: "Emaús. Para gustar la Palabra de Dios", dirigido por Enrique Vilar y Carmen Abate. Se trata de una iniciativa propuesta por la delegación para la Nueva Evangelización que consistirá en propiciar el encuentro personal con Jesús en la Palabra. Dicho curso está destinado a agentes de pastoral y a cuantos se sientan invitados a recorrer el camino de Jerusalén con Jesús Resucitado. Para poder matricularse, se ha facilitado el número de teléfono: 619 035 290 y el correo electrónico: [email protected].
El Colegio de los Salesianos de La Orotava acogerá los días 9, 10 y 11 de Diciembre la XIX Asamblea Carismática Católica Canaria. El encargado de las enseñanzas en la Asamblea es Saulo Hidalgo natural de la República Dominicana. El sábado día 10 de diciembre participará el obispo nivariense, Bernardo Álvarez que presidirá la Eucaristía.
La campaña de la Luz de la Paz de Belén comenzó a organizarse originalmente en Austria como parte de una iniciativa benéfica dedicada a niños y niñas necesitadas. Desde 1990 comenzaron a cooperar los Scouts de muchos países. Este año, en nuestra Diócesis, la celebración va a tener lugar en la Parroquia de Nuestra Señora de Las Nieves, en Finca España, el sábado 10 de Diciembre a las 19:00 horas, presidida por el Obispo.
El pasado Encuentro Diocesano de Familias se caracterizó por la gran variedad de iniciativas y por el ambiente festivo. Tras al almuerzo compartido, hubo tiempo para ver distintas actuaciones de los grupos de la escuela de Baile de la zona, al igual que reír un rato con el televisivo JuanKa. Tras estas actuaciones comenzó la Eucaristía que presidió el Obispo. Álvarez invitó a todos a ser discípulos y misioneros, para lo cual ahora toca vivir adecuadamente el adviento recordando que viene el Señor y nosotros hemos de acogerlo.
El pasado sábado día 26 de noviembre, tuvo lugar un encuentro de adolescentes en el sur de Tenerife. En el encuentro se reunieron unos sesenta chicos y chicas de entre 13 y 16 años, pertenecientes a grupos de confirmación de las diferentes parroquias del Arciprestazgo de Granadilla. El encuentro-convivencia estuvo organizado y animado por los grupos de "Savia Nueva" de las parroquias de Valle San Lorenzo y Buzanada.
Víctor González, diácono permanente impartió una nueva sesión del Aula Virgen de Los Reyes, en Valverde, bajo el título: “Anuncio de Jesucristo desde la doble finalidad Dios y hombre”.
En La Gomera concluyeron este martes las jornadas de formación dentro del Aula Teológica Padre Torres Padilla. Esta iniciativa formativa se desarrolló bajo el titulo: " Evangelizar en tiempos revueltos": Las charlas fueron impartidas por la Delegación para la Nueva Evangelización. Más de una veintena de personas participaron en las mismas en la ermita de S. Sebastián de la capital de la isla colombina.
El pasado sábado 26 de noviembre, tuvo lugar el cursillo anual de profundización de los catequistas de La Gomera. Con más de una treintena de asistentes, este año se contó con la presencia de María José García Cabrera, delegada de Apostolado Seglar quien disertó sobre "Discípulos y misioneros".
Junto al tradicional Belén Navideño que ofrecen a los enfermos y visitantes del Hospital San Juan de Dios, en Santa Cruz de Tenerife, los Hermanos de San Juan de Dios, este año se incorpora la novedad de una exposición de nacimientos de África (uno con imágenes traídas de ese continente). La exposición tendrá fines solidarios para el proyecto del nuevo hospital pediátrico en Douala (Camerún), que están construyendo los hermanos nativos.
Por su parte, el domingo 4 de diciembre, la parroquia de Santa Catalina Mártir, en Tacoronte inaugurará el V mercadillo de juguetes a favor de la Campaña contra el Hambre 2012 de Manos Unidas.
El Hospital San Juan de Dios de Tenerife y la Fundación AstraZeneca han firmado un convenio de colaboración que refleja la donación que esta última entidad ha realizado al centro hospitalario con el objetivo de apoyar e impulsar el proyecto Salud en movimiento. Esta iniciativa, que pretende mejorar la calidad de vida de las personas a través de la práctica segura de deporte y ejercicio físico, se ha visto así reforzada gracias a la implicación en el proyecto de la citada fundación.
Con once comunidades presentes en la Diócesis, la Congregación Religiosa de Marta y María clausuraron en días pasados sus ejercicios espirituales anuales, celebrados en Finca España (La Laguna), en donde 27 hermanas renovaron los votos perpetuos y una hermana siciliana ingresó como postulante.
"Sembradores de Estrellas" tiene la finalidad de dar un sentido misionero a las fiestas navideñas, por ello, invitamos a todos los niños a felicitar la Navidad por las calles, barrios, colegios etc., en nombre de los misioneros. La delegación de misiones anima a los responsables a que se pongan en contacto para recoger las estrellas y comenzar a sembrarlas en estas próximas fiestas navideñas.
La asociación "Niños Especiales de La Palma" ha sido merecedora de la concesión del V Premio Obispo Bernardo Álvarez. Este premio, dotado con 4.500 euros, tiene como objetivo premiar el trabajo solidario de proyectos benéfico – sociales dirigidos a sectores necesitados de la Isla, satisfaciendo carencias básicas a través de acciones sociales, culturales o económicas en el ámbito de la Isla.
Se clausuró el domingo 27, un nuevo cursillo de cristiandad celebrado en el monasterio de El Císter, en la isla de La Palma. Una veintena de personas han participado en esta experiencia de fin de semana. Hay que destacar que ya son más de 300 las que en la isla bonita han llenado 'De Colores' su vida. El próximo Cursillo será en enero, esta vez en Tenerife.
(ZENIT.org) El presidente del Consejo europeo Herman Van Rompuy participó en la conferencia Vivir juntos en la Europa de hoy, invitado por la Universidad Pontificia Gregoriana. Ofrecemos aquí la primera parte del texto íntegro de su ponencia.
Señoras y señores representantes dela Iglesia, del mundo político, diplomático y económico y de las diversas organizaciones. Señoras y señores, profesores y estudiantes.
Europa y el cristianismo
Empiezo con una cita: “No tiene mucha importancia que Europa sea la más pequeña de las cuatro partes del mundo por la dimensión de su territorio, visto que es la más considerable de todas por su comercio, navegación, fertilidad, sus luces y la industria de sus pueblos, por el conocimiento de las artes, de las ciencias, de los oficios, y lo más importante, por el cristianismo cuya moral benefactora sólo tiende al bienestar en la sociedad”.
¿Ustedes me dirán Chateaubriand, el hombre del “genio del cristianismo”?
O quizás Bossuet, el obispo de Meaux, ¿aunque esta cita no se parezca nada a un sermón?
No, simplemente he citado el contenido del artículo Europa en la enciclopedia escrita por Diderot y d’Alambert, que, convengamos, no pasaron a la posteridad por su compromiso cristiano.
Pero no se equivoquen. Al comenzar con esta cita mi conferencia, cuyo título elegido es 'Solitario-solidario' o la esencia de un vivir conjunto europeo, no buscaba polemizar. No está en mi carácter ni en mi temperamento.
Por otra parte, estoy hablando en nombre propio y no en cuanto presidente del Consejo europeo.
Estoy solamente intentando ubicar el concepto “Europa” en la historia.
¿No es el historiador Jacques Pirenne, hijo del discípulo de Henri Pirenne, el más reputado historiador belga quien escribió: “Europa es un verdadero caos, formado por las antiguas poblaciones romanas, en donde la civilización tiene orígenes milenarios, y pueblos nuevos a través de los cuales se encontrarán todos los grados de barbarie y de semibarbarie.La Iglesia reuniéndolos en el cristianismo creará Europa. No será ni una entidad política ni una entidad económica, será exclusivamente una comunidad cristiana”?.
Es el motivo por el cual el monje Benito fue proclamado en 1964 santo patrono de Europa. Porque Europa desde el inicio fue creada por la espiritualidad.
En el siglo XV, Enea Silvio Piccolomini, el papa Pío II, el único papa en ese momento que escribió sus memorias, fue el primero en emplear el nombre “Europa” y el calificativo “europeo” y en escribir, en 1458, una historia y una geografía de Europa, inaugurando así un uso más político de la palabra.
Europa pues, Europa y la formación de la conciencia occidental de la que el cristianismo fue un elemento constitutivo y en la que éste marcó profundamente las estructuras. Otras corrientes de pensamiento se añadieron, a veces complementarias y otras contradictorias. Todo eso ofrece hoy un cuerpo y un alma a esta identidad europea, a pesar de lo vasta y vaga que esta noción pueda ser. Pero aunque una noción no pueda ser definida científicamente no quiere decir que no exista. Pensarlo sería, para mí, un gran error intelectual.
Y si en el futuro la Unión Europea, la comunidad de los pueblos europeos, desea alcanzar, a nivel global, una mayor unidad en el respeto de la libertad de los pueblos, deberá indudablemente apoyarse sobre lo que su genio ha hecho, o sea en una gran solidaridad de todos hacia la integridad de cada persona.
La unidad en torno a la persona
Ustedes conocen mi estima por el pensamiento personalista, pensamiento que puede perfectamente ser resumido por la fórmula del biólogo Jean Rostad: “Solitario, solidario”.
Solitario, pues todo parte del hombre. Del hombre indivisible en su singularidad, su originalidad, en el respeto que se merece, cualquiera que sea su nivel social y su grado de inteligencia. El hombre inscrito en la palma de Dios, como dice el libro de los Salmos, y como se muestra en las grandes tragedias griegas.
Pero también es constitutiva del hombre “más que individuo”, de su propia persona, es decir del individuo consciente, su pertenencia a comunidades.
Todo parte del hombre. Del hombre y de la mujer. Entorno a él o ella se forman círculos concéntricos de comunidades. Mientras que el hombre es el centro.
El hombre, la persona libre y responsable, consciente de sus derechos y de sus deberes. Los deberes se refieren siempre al otro. La persona consciente también de su pertenencia no a “una” comunidad, sino como he dicho a “las” comunidades, a una sociedad plural y siempre cambiante constantemente hacia el porvenir.
Solitario y solidario pues, sí, todo parte del hombre y de su capacidad de aceptar las diferencias y de acoger “lo diferente” y de echar, cada nuevo día un puente hacia ese “otro” radicalmente diferente en su comprensión del mundo pero también radicalmente similar en su humanidad.
No será sino al precio del logro de tal paso como el hombre, en Europa y en otras partes, será capaz de abrazar al mundo globalizado
Personalismo y pluralismo
Pero no será en este lugar, en la Universidad Gregoriana, donde necesite convencerles. Y no es casualidad que la aclimatación del mensaje cristiano a las diferentes civilizaciones, sea desde hace más de cuatrocientos años “la marca de fábrica” de los jesuitas, su manera de concebir la mundialización en el respeto de las culturas particulares.
Una mundialización religiosa por la fe, la esperanza y la caridad, pero una fe conjugada con la razón, pues la contribución de la Compañíade Jesús a las ciencias es realmente prodigiosa.
Un bello ejemplo fue el padre Teilhard de Chardin, este científico visionario para quien la unificación y el amor eran el motor de la evolución.
Otro bello ejemplo son las humanidades “grecolatinas”, base de la enseñanza secundaria de los jesuitas, humanidades que tienen su fundamento en las ciencias, las artes y la retórica de las antiguas Grecia y Roma.
“Solitaria, solidaria” decía, o la esencia de un vivir conjunto europeo.
Y cuando digo “entre europeos” quiero subrayar que no creo inocentemente en el posible surgir de un hombre europeo o de una mujer que tendría como primera identidad o como identidad primera ser europeo o europea.
Aquí también creo en esta diversidad que me es cara, en estas identidades plurales que hacen que un habitante de Roma pueda perfectamente considerarse como romano, italiano y europeo, una identidad que no excluye otra, una identidad que no prima sobre las otras.
Creo además que la formación dela Unióneuropea reside en su aceptación de una identidad europea definida como identidad de espíritu, de sentimientos y no como identidad que se autodefine “nación europea”.
Yo me “siento de Europa”, con mis raícesy mi bagajes nacionales, regionales, antes de ser lo que algunos llaman “un europeo”.
Me “siento de Europa” pero no tengo ningún deseo de entrar en un mundo conceptual indiferenciado.
Concebir al hombre como un ser puramente individualista, racional y cosmopolita es para mí un profundo error. El hombre, o sea hombre y mujer, es un ser multiforme. Basta verlo en lo concreto. No se le respeta obligándole a plegarse a conceptos abstractos.
La riqueza natural y espiritual de Europa son sus varios pueblos, diversas naciones, pluralidad de culturas, pero insisto igualmente, una sola y misma civilización llevada por principios que no es posible derogar y en nombre de los cuales se encuentra la igualdad hombres-mujeres, la democracia política, la separación entre el Estado y las Iglesias.
La integración en nuestras sociedades se hace por la civilización aquí definida bajo la forma de normas e instituciones. Es un factor de unificación en una sociedad pluricultural.
Pero necesitamos más. Necesitamos un “suplemento de alma”.
DOMINGO 2 DE ADVIENTO - B
4 de Diciembre de 2011
El Señor, que viene a salvarnos, esté con todos vosotros.
- Sed bienvenidos, hermanas y hermanos, a celebrar la Eucaristía en este segundo domingo de Adviento. En nuestro camino hacia la Navidad, hoy toma protagonismo en nuestra celebración un personaje importante del evangelio: Juan el Bautista. Él invitaba a la conversión, a preparar el camino del Señor. Juan bautizaba en el Jordán a aquellos que aceptaban el reto de un cambio en el corazón para prepararse a recibir al Mesías, al que tenía que venir, Jesucristo.
Nosotros hoy hacemos nuestra esa invitación de Juan el Bautista.
Corona de Adviento: Comencemos nuestra celebración encendiendo el segundo cirio de la corona de Adviento, en la espera de la venida del Señor.
(Se enciende el segundo cirio de la corona de Adviento (el primero ya estará encendido). Entretanto, se puede cantar otra estrofa del canto de entrada, o bien decir las siguientes invocaciones, o lo que sea costumbre en cada lugar).
- Tú, consuelo de tu pueblo. SEÑOR, TEN PIEDAD.
- Tú, buena noticia para los que sufren. CRISTO, TEN PIEDAD.
- Tú, Jesús, Mesías, Hijo de Dios. SEÑOR,TEN PIEDAD.
1. lectura (Isaías 40, 7 -5,9-77): El profeta Isaías anuncia una buena noticia al pueblo de Israel, una palabra de esperanza de parte de Dios que viene a salvar a su pueblo. Son las palabras proféticas que escuchamos en esta primera lectura, y que Juan el Bautista hará suyas como escucharemos luego en el evangelio.
2. lectura (2 Pedro 3,8-74): San Pedro hace en esta segunda lectura una llamada a la esperanza. Nuestra vida apunta hacia el cielo nuevo y la tierra nueva que esperamos. Y, entretanto, debemos vivir de acuerdo con esa esperanza que tenemos.
Oración universal: A Jesús, luz y esperanza de la humanidad entera, oremos diciendo: VEN, SEÑOR JESÚS.
Por la Iglesia. Que sea portadora de la buena noticia del evangelio a los hombres y mujeres de nuestro mundo. OREMOS:
Por todos los cristianos. Que vivamos nuestra fe con autenticidad, que realmente nuestra vida se corresponda con la esperanza que profesamos. OREMOS:
Por todos los pueblos de la tierra. Que podamos avanzar hacia la paz, la justicia y el bienestar para todos. OREMOS:
Por todos nosotros. Que vivamos este tiempo de Adviento con intensidad y con el sincero compromiso de preparar los caminos del Señor en nuestra vida ya nuestro alrededor. OREMOS:
Escucha, Señor, nuestras oraciones y ven a salvarnos. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos
Padrenuestro: Mientras esperamos la venida de su Hijo Jesucristo, y la venida definitiva del Reino que él mismo nos anunció, nos dirigimos al Padre del cielo diciendo:
CPL