Lunes, 28 de mayo de 2012

Homilía de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en la misa de niños (5 de mayo 2012). (AICA)

MISA DE NIÑOS EN CLUB EL PORVENIR             

Queridos sacerdotes; queridas religiosas
Queridos religiosos; querido pueblo fiel
Queridos chicos:

¡Hoy es un día hermoso! Dios nos bendice con una tarde donde no hace calor, no hace frio, el sol nos ilumina y podemos celebrar, podemos festejar nuestra fe. ¡Esto es lo más importante que podemos hacer juntos!, ¡en familia!

Sabemos que por la fe Dios es nuestro Padre, sabemos que tenemos a una Virgen que es la Mamá de Dios y que también es nuestra Madre.La Virgen, con el nombre que le ponemos hoy, Nuestra Señora de Luján, y de tantos nombres hermosos que María como Madre tiene, siendo la misma Madre de Dios y nuestra Madre. Todos nosotros somos hermanos que caminamos, vivimos y celebramos juntos nuestra fe y el don de la vida que Dios nos regala.

Agradezco a las autoridades del Club El Porvenir, que nos presta las instalaciones, en esta cancha donde nosotros hoy podemos festejar. ¡Qué cosa hermosa! Siempre hay alguien que tiene que hacer lugar para que nos podamos reunir. Pero nos reunimos con un motivo, con un sentido y el que nos reúne es Jesús. ¡El nos elige! ¡Él nos llama! ¡Y somos llamados desde pequeños!

El Papa, Benedicto XVI declaró el Año de la Fe, a partir de octubre, donde nos habla de la “Puerta de la fe”, esa puerta es Cristo y quiere que nosotros pasemos por esa puerta, es decir que pasemos por Cristo. También quiere que caminemos, pero ¿peleados, separados, aislados, enemistados? ¡NO! El Padre quiere que caminemos juntos, como hermanos que somos todos nosotros. ¡Nadie puede despreciar al otro! Somos hermanos y caminamos juntos por la puerta, que es Cristo.

Esta fe que Dios nos da, nos da fuerzas para vivir con alegría. El mundo no tiene alegría porque no sabe recibir a Dios. ¡Nosotros queremos tener alegría y recibir a Dios! ¿Y cómo lo recibimos? Haciéndole un lugar. ¿Y qué lugar le vamos a dar a Dios? El mejor lugar, el corazón; nuestra inteligencia, la  voluntad, nuestra vida, nuestras amistades, nuestra familia.  A Jesús lo tenemos que reconocer siempre y lo tenemos que encontrar porque Él nos busca; pero quiere que también nosotros lo busquemos a Él, desde chiquitos. Ustedes, desde chiquito, pueden conocer las grandes cosas.

¿Saben también que ustedes pueden ayudarnos, a nosotros los grandes, a tener un corazón de niño? Porque hay muchos grandes que se olvidaron que alguna vez fueron niños. Por eso no tienen un corazón fresco, un corazón espontaneo, un corazón simple. ¡Y ustedes son simples, son espontáneos! Pero es importante conocer a Jesús desde pequeños.

¿Cómo conocemos a Jesús? Escuchándolo. ¿Y donde lo vamos a escuchar? Enla Palabrade Dios, que nos habla, nos alimenta, nos nutre, nos enseña y que nos ayuda a vivir en el Amor de Dios. Desde chiquitos hay que tener trato conla Palabrade Dios, conla Palabrade Jesús, porque nadie puede amar si no lo conocemos. Y hay que conocerlo para amarlo mucho y mucho más.

Desde chiquitos es importante, a través del catecismo en la parroquia, en la capilla o en casa, poder leer y escucharla Palabrade Dios. ¡Qué hermoso es volver a las cosas simples! ¿Y qué es una cosa simple? ¡Leer en familia! ¡Que en familia mamá nos lea el Evangelio! ¡O yo, chiquito que se leer y leo bien, le pueda leer a mamá el Evangelio! O cuando papá viene cansado de trabajar y, en lugar de aturdirnos con la televisión o cada uno por su lado, nos reunimos un ratito, hacemos silencio y que papá nos lea el Evangelio. ¡Qué cosa hermosa!

¿Saben por qué a veces no se hace?
¡Porque los adultos tienen miedo!
¡Porque los adultos no tienen corazón de niño!

Porque han perdido y matado la espontaneidad y tienen miedo a hacer el ridículo. “No, cómo yo voy a hacer esto”

Las cosas simples son para todos. Para los niños, para los jóvenes, para los grandes, para los sacerdotes, para el Obispo, para las religiosas; ¡para todos! Porque Dios viene para todos.

De nuevo hay que volver a otra cosa importante: a hablar con Dios, a rezar. A pedirle por alguna persona que está enferma, o por alguien que necesita, o alguien que perdió el trabajo, o alguien que está mal de salud. ¡Rezarle con toda confianza! Como quien le dice “mirá, me pasa esto, no puedo.” Comola Virgenque le dijo a aquellos hombres en la boda de Caná: “¡hagan lo que Jesús les diga!” y ellos hicieron, llenaron esas tinajas de agua que luego Jesús convirtió en vino, como recién leímos en el Evangelio.

Rezar es una de las cosas más nobles del ser humano; más dignas. Rezar es algo tan importante como respirar. Si uno no respira se muere y si uno no reza, se aleja de Dios. Seguimos avanzando y nos damos cuenta que Jesús es la persona más importante de nuestra vida. ¡Jesús es amigo nuestro y quiere estar con nosotros!

Él nos dice: “mira yo te elegí, yo te llamo, yo estoy al lado tuyo, no temas, estoy dentro de ti, camino contigo” Y Jesús está a nuestro lado porque es lo más importante que nos puede pasar. Cuando uno lo descubre, le da todo, lo sigue, lo ama y quiere parecerse a Jesús. ¿Y qué nos dice Jesús? ¡Que tenemos que amar! ¡Que tenemos que perdonar! ¡Que tenemos que decir la verdad! ¡Que tenemos que ser justos! ¡Que tenemos que ayudar al que está mal! ¡Que tenemos que ayudar sin ningún interés! ¡Que tenemos que hacer el bien a todos! ¡Esa es la alegría más grande del ser humano! ¡Porque la tristeza más grande de toda persona es que no sepa amar! O que se olvide de lo que significa el amor.

Porque fuimos creados por Dios para amar. Porque fuimos redimidos por Cristo para amar. Y  porque fuimos santificados por el Espíritu Santo para amar. ¡Esa es nuestra vocación humana y cristiana! Nosotros tenemos que vivir así y no queremos vivir de otra manera; no podemos vivir de otra manera; no podemos renunciar a aquello que es lo más profundo de nuestra vida.

Pero ¿cuándo voy a empezar?, ¿cuándo voy a retomar?, ¿cuándo voy a seguir caminando?, ¿lo podré dejar para más adelante?, o podré decir: “ahora tengo tiempo, no me tomo las cosas en serio, pero cuando sea más grande entonces sí voy a cambiar y voy a hacer las cosas en serio” ¡NO! No hay que dejarlas cosas para más adelante porque el “más adelante” puede ser NUNCA.

Hay que tomar decisiones cuando uno ve la luz y no dejar para más adelante; porque si no es un engaño, es una excusa, como cuando en la cancha tiramos la pelota afuera para que pase el tiempo y el partido termine. No es así entre los cristianos. Nosotros, desde chiquitos, tenemos que tomar decisiones que competen a nuestra edad.

¡Los jóvenes tendrán que tomar decisiones según competencia de su edad!
¡Los adultos tendrán que tomar decisiones según su edad y su responsabilidad!
¡Los mayores tendrán que tomar decisiones de acuerdo a su edad!
¡Los sacerdotes tendrán que tomar decisiones de acuerdo a su misión!

¡El Obispo tendrá que tomar decisiones de acuerdo a la tarea que Dios le ha encargado enla Iglesia!

Porque cada uno de nosotros tiene una vocación y tiene una misión que cumplir.

Hoy es un día de fiesta.

Nuestra Iglesia diocesana está de fiesta.

El año pasado celebramos el jubileo dando gracias a Dios por los cincuenta años de nuestra diócesis Avellaneda Lanús.

Hoy damos gracias a Dios por estar reunidos en familia y porque queremos seguir a Jesús.

También este año vamos a festejar los cincuenta años del Concilio Vaticano II y veinte años del Catecismo Católico. ¡Y lo vamos a celebrar en familia!

Ahora todos vamos a repetir lo quela Virgendijo a aquellos servidores en el Evangelio: “hagamos todos juntos lo que Jesús nos diga.” Todo esto es así porque somos su familia, somos sus discípulos y también queremos ser sus testigos, sus misioneros.

Que Dios los bendiga yla Virgennos proteja y nos ayude a hacer la voluntad de Jesús.

Que así sea. 

Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús


Publicado por verdenaranja @ 23:09  | Homil?as
 | Enviar