Invocación religiosa de monseñor Alfonos Delgado, arzobispo de San Juan de Cuyo en los 452 años de la Fundación de San Juan (13 de junio de 2014) (AICA)
452 años de la Fundación de San Juan
Un salmo del pueblo judío y del pueblo cristiano dice así:
Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas (Ps 147).
Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Una casa durable, una sociedad que quiere vivir y crecer en paz tiene en cuenta esa dignidad y refleja en su obrar la ley de Dios. También es cierto que si los albañiles no trabajamos y los centinelas no custodiamos, tampoco Dios nos hará merecedores de la casa ni nos ayudará a cuidarla.
Aquel pequeño poblado de San Juan de la Frontera de hace 452 años, hoy es una ciudad y una provincia pujantes. Se hizo con la fe en Dios y el trabajo de los sanjuaninos. Habrán habido épocas en que hemos trabajado bien, y otras en que no tanto. A veces, habremos cuidado mejor la ciudad; y otras, quizá habremos sido negligentes.
Pidamos a Dios que nos acompañe y nos cuide, y que los responsables, que somos todos los sanjuaninos, sigamos poniendo los ladrillos de trabajo, de respeto, de buena vecindad. Que cuidemos nuestro San Juan para que no puedan arraigar la violencia y la injusticia, y procuremos ser hombres y mujeres de paz, solidarios, amantes del respeto y de la convivencia entre todos.
Francisco: “Cuidémonos los unos a los otros; cuídense entre ustedes, no se hagan daño. Cuiden la vida, la familia, la naturaleza, los niños, los viejos. Que no haya odio ni haya peleas. Dejen de lado la envidia; dialoguen, vayan creciendo en el corazón y acérquense a Dios”.
Que esa sea nuestra oración a Dios y nuestro compromiso de hermanos.
Que trabajemos por el bien de todos y sepamos cuidarnos como hermanos. Cuidemos a nuestra gente. Cuidémonos como pueblo. Cuidemos la Provincia. Cuidemos nuestras instituciones sociales y políticas, para que siempre sirvan al bien de todos, y para que sólo tengan como objetivo el bien común.
Cuidemos la calidad de nuestra justicia, para que merezca el respeto y la confianza de todos los habitantes, cuidemos las leyes que hacemos y cumplamos la ley.
Cuidemos las fuentes de trabajo para que todos tengan la oportunidad de llevar a la mesa familiar el pan ganado con un trabajo digno. Cuidemos el esfuerzo de todos los sanjuaninos.
Cuidemos para que no haya niños desnutridos y sin los recursos de salud a los que tiene derecho.
Trabajemos que no quede ninguna familia bajo un techo de plástico, aunque sea una tarea titánica.
Trabajemos en hacer muy bien la agricultura y la minería, cuidando la creación que Dios nos regaló y el ambiente físico y humano en el que vivimos.
Cuidemos nuestros niños y jóvenes, cuidemos que haya protección de la familia y la buena educación que soñó Sarmiento, que nos ayuda a crecer y a vivir en libertad.
Cuidemos que no haya violencia y droga que destruyen a la persona y a la sociedad.
Valoremos la verdad, la honestidad y la honradez. Cuidemos la Patria argentina, que no es de algunos sino de todos y entre todos ayudemos a sacarla adelante, sin que nadie quiera apropiársela ni llevársela puesta. No nos hagamos daño entre nosotros, ni hagamos daño al país, a la Provincia, ni a nuestro pueblo.
Dios quiera que en San Juan brille cada día más fuerte el sol de la alegría de trabajar y de cuidar el bien de todos. Que siga siendo un lugar donde cada vez sea más grato vivir, trabajar y pensar en libertad.
Que Dios nos ayude a edificar nuestra casa y cuide nuestra Provincia. Y que nosotros trabajemos y velemos por el bien de todos. Que así sea.
Mons. Alfonso Delgado, arzobispo de San Juan