Lunes, 04 de agosto de 2014

Homilía de monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz en un encuentro interreligioso por la paz convocado por la Iglesia católica y otros credos (Catedral metropolitana, 31 de julio de 2014) (AICA)

Oración por la paz

Celebro que en Santa Fe haya surgido esta inquietud, este deseo de reunirnos los diversos credos, como hombres y mujeres de buena voluntad, para rezar por la paz. Tenemos un camino recorrido, una experiencia de encuentros y de amistad ecuménica e interreligiosa como de amistad civil que nos llevó a encontrarnos en otras circunstancias. Necesitábamos reunirnos en estos momentos para testimoniar nuestra fe en Dios, y decirnos y decirle al mundo que nunca la fe en Dios, el Padre de todos, puede ser el fundamento de la muerte ni de la guerra. Cuando la fe es auténtica ella ilumina la conciencia de sabernos hermanos. Hoy queremos elevar juntos nuestra plegaria para mantener vivo el sentido y el compromiso por el bien de la Paz. La oración es nuestra fuerza. No podemos, ni debemos acostumbrarnos a vivir en un clima de violencia y de muerte que deteriora la dignidad humana y genera odios que marcan un futuro irreconciliable entre los pueblos. La guerra es siempre un fracaso en el camino de la humanidad. La aparente paz obtenida por la guerra es siempre semilla de nuevas guerras.

San Pablo decía de Jesucristo que “hizo la paz destruyendo en sí mismo la enemistad” que nos separaba (Ef. 2, 14), es decir, destruyendo la enemistad no al enemigo. Los enemigos se destruyen con las armas, la enemistad con el diálogo sincero, con la valoración del otro y en la búsqueda del bien de la paz. Este es el camino seguro de la paz. Cuando el don de la vida y el bien de la paz dejan de ser valores moralmente vinculantes en la sociedad, la humanidad se empobrece y se degrada. Hoy está en crisis la cultura de la paz, esto es grave. Esta realidad nos convoca y queremos ser, desde este, nuestro lugar en el mundo, desde nuestra querida ciudad de Santa Fe, nuestra casa grande, protagonistas de la cultura de paz. Como obispo de Santa Fe de la Vera Cruz, quiero hacer mías las palabras de Juan Pablo II cuando decía con dolor y esperanza, me arrodillo ante ti, Señor, para gritar: “Líbranos del flagelo de la guerra. Venga tu Reino; Reino de justicia, de paz, de perdón y de amor. Tú no amas la violencia ni el odio, tú rechazas la injusticia y el egoísmo. Tú quieres que los hombres sean hermanos entre sí y te reconozcan como a su Padre. Tu voluntad es la paz”.

Que nuestra oración, Señor, nos comprometa a ser testigos y protagonistas de un mundo nuevo, donde todo hombre sea mi hermano. Te pedimos especialmente, por tantas víctimas inocentes que padecen hoy el flagelo de la guerra. Señor, da a la dirigencia de los países en guerra “la sabiduría del diálogo” para que encuentren el camino de una paz duradera.

Los invito a rezar juntos en este marco religioso la oración por la Paz, atribuida a San Francisco de Asís:

¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.   


Mons. José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz


Publicado por verdenaranja @ 21:46  | Homil?as
 | Enviar