Alocución de monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz (27 de septiembre de 2014) (AICA)
El valor del arrepentimiento
El arrepentimiento es una actitud que nos lleva a un auténtico crecimiento humano y espiritual. Ella supone capacidad de autocrítica, humildad para reconocer el error, y decisión para un cambio de vida. Es el comienzo de lo que llamamos la conversión. Sin arrepentimiento sincero no hay conversión. No se trata sólo de un cambio de opinión sino de conducta. El evangelio de este domingo nos presenta en las imágenes de una parábola y con una advertencia del Señor, una aproximación a la realidad y consecuencias del arrepentimiento. En la primera imagen vemos la respuesta del hijo que se niega a obedecer a su padre y luego cambia de actitud, y la del otro que diciéndole que sí primero luego no cumple: “¿Cuál de los dos, concluye, cumplió la voluntad de su padre?” (Mt. 21, 28), la respuesta es obvia. El cambio de actitud no queda en el interior del hijo sino que orienta una conducta, esto es lo propio de un verdadero arrepentimiento.
La segunda imagen que utiliza es más fuerte y se dirige directamente a sus discípulos, que tal vez se sentían muy seguros por el lugar que ocupaban. A ellos les dice: “Les aseguro que los publicanos y las prostitutas pueden llegar antes que ustedes al Reino de Dios” (Mt. 21 31). El Señor no pregunta cuál es “curriculum vitae”, lo que hemos hecho, sino lo que estamos dispuestos a hacer. Es decir, la verdad del hombre siempre está delante, en aquello que vamos a hacer. Esto lo vemos en el caso de los “publicanos y prostitutas”, ellos que no tienen un pasado que presentar, pero sí pueden tener un futuro que pasa por la conversión y el cambio de vida. Esto es lo que él valora en ellos: “Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él (Mt, 21, 32). Es como decirles a sus discípulos, no se crean que por estar hoy conmigo ya tienen asegurado el futuro. Para Jesucristo no existe un “partido o corporación de amigos”, sino todos somo hijos de Dios llamados a vivir el camino del Reino de Dios.
Es importante, para ello, intuir y descubrir que el arrepentimiento nos abre a una vida más plena. No es una vuelta al pasado, que ya fue, sino abrirnos a un futuro siempre nuevo que nos tiene como protagonistas necesarios. Me atrevería a decir que el “arrepentimiento” no es sólo un tema religioso, sino un tema cultural y político en cuanto hace al bien de la sociedad. A veces pienso que todo lo que implique un cambio de conducta moral en la vida de un hombre, parecería que queda relegado al mundo de lo religioso, y deja de ser un valor que compromete a todos. Es cierto que en el cambio de vida Jesucristo no sólo nos señala un camino nuevo a seguir, sino que él mismo se hace camino para nosotros con su palabra y su gracia. El encuentro vivo con Jesucristo es un “plus” que nos enriquece en este camino, pero que nos compromete con una mayor exigencia testimonial ante el mundo.
Reciban de su obispo, junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor.
Mons. José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz