JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA
15 de febrero de 2015
MONICIÓN DE ENTRADA
Queridos hermanos:
Celebramos hoy la Jornada Mundial del Enfermo, bajo el lema “Salud y sabiduría del corazón. Otra mirada es posible con un corazón nuevo”. Con esta celebración, en España se da inicio a la campaña que concluirá con la celebración de la Pascua del Enfermo, el sexto domingo de Pascua.
El tema de este año remite a la recuperación de la mirada hacia la persona que sufre y la necesidad del compromiso de la fe viviendo las actitudes compasivas del corazón del Padre y del mismo Cristo con los enfermos.
También María fue esa mujer que guardaba todo en su corazón. Corazón maternal que sufrió por su Hijo, y vivió personalmente la pasión de Dios por todos los que sufrían. Que ella nos impulse a ver quién nos necesita y a comprometernos también nosotros en el mundo del sufrimiento, dando así testimonio de nuestra fe, con el corazón lleno de la sabiduría del Padre.
ENVÍO DE AGENTES DE PASTORAL DE LA SALUD
La misión de atender a los enfermos forma parte indispensable de la tarea encomendada por Jesús a su Iglesia, como cauce por el cual llega hasta ellos la Buena Noticia del Evangelio. Para llevar a cabo esta tarea, el Señor elige a miembros de su pueblo y los envía con esta misión a confortar, consolar y acompañar a quienes atraviesan por la circunstancia de la enfermedad propia o de un ser querido.
Vamos a proceder a continuación a la presentación y envío de los miembros de nuestra parroquia que se sienten llamados por Dios a desempeñar este valioso servicio.
(A continuación se nombra a los miembros del equipo de Pastoral de la Salud y se van colocando delante del altar)
Queridos hermanos: el vuestro es un servicio que nos corresponde realizar a todos los discípulos de Jesucristo, que hemos de descubrir la presencia del Señor en toda persona que sufre en su cuerpo o en su espíritu.
Sin embargo, vosotros, como miembros del equipo parroquial de Pastoral de la Salud, asumís este compromiso con una exigencia mayor. Vais a prestar una valiosa colaboración a la misión caritativa de la Iglesia y, en consecuencia, vais a trabajar en su nombre, abriendo a todos los hombres los caminos del amor cristiano y de la fraternidad universal.
Cuando realicéis vuestra tarea, procurad actuar siempre movidos por el Espíritu del Señor, es decir, por un verdadero amor de caridad sobrenatural. De este modo seréis reconocidos como auténticos discípulos de Cristo.
(El sacerdote, con las manos extendidas sobre ellos, pronuncia la siguiente oración de bendición)
Oremos:
Oh Dios, que derramas en nuestros corazones, por el Espíritu Santo, el don de la caridad, bendice + a estos hermanos nuestros, para que, practicando la caridad en la visita y atención de los enfermos, contribuyan a hacer presente a tu Iglesia en el mundo, como un sacramento de unidad y de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Ahora, queridos hermanos, para mostrar vuestra disponibilidad a prestar este servicio en nuestra comunidad parroquial, os invito a recitar juntos esta oración que tenéis en vuestras manos, pidiendo la ayuda de Dios para llevar a cabo la misión que habéis recibido.
(Todos juntos recitan en voz alta la siguiente oración)
Señor, en mi vida me pregunto muchas veces
cómo actuarías Tú.
Te veo junto a los enfermos, cómo les ayudas
y cómo afrontas Tú el sufrimiento.
¡Cuánto me falta para parecerme a Ti!
Dame tu Espíritu, Señor.
Dame un corazón misericordioso como el tuyo.
Llénalo de esperanza cuando estoy enfermo
o cuando acompaño a quien lo está.
Ilumina mi mirada
para acercarme a los enfermos y sus familias
descubriendo sus necesidades,
pero también sus riquezas y recursos.
Y tú, María, que guardabas
todos los misterios de la vida en el corazón,
haz que yo guarde en el mío
las preciosas -y a veces dolorosas- experiencias
compartidas en medio del dolor,
y las transforme en vida.
(Terminada la oración, se retiran a su lugar y continúa la celebración con el Credo y la oración de los fieles)
ORACIÓN DE LOS FIELES
Elevemos nuestra oración a Dios, fuente de sabiduría, que revela sus misterios a los pobres y sencillos. Lo hacemos por mediación de María, salud de los enfermos, respondiendo:
R. Danos, Señor, la sabiduría del corazón.
Por la Iglesia: para que todas las personas puedan experimentar en ella la fuerza del corazón misericordioso del Padre. Oremos.
Por nuestro mundo, marcado por el sufrimiento en sus distintas formas, para que Tú, Padre, lo transformes y pongas en su corazón la sabiduría y el Amor de tu Hijo Jesús. Oremos.
Por nuestros hermanos enfermos: para que, experimentando el misterio de la cruz, sientan también la presencia cercana y maternal de la Virgen. Oremos.
Por las familias de los enfermos, los profesionales, los voluntarios y todos aquellos que les atienden y cuidan, tantas veces preciosos iconos de la caridad al lado del que sufre. Oremos.
Por todos los religiosos y religiosas consagrados al servicio de los enfermos y pobres: para que, como María en su visita a Isabel, sean imagen de la solicitud de Cristo por los hermanos que nos necesiten. Oremos.
Por nuestra comunidad cristiana: para que tenga siempre unos ojos atentos y un corazón sensible a las necesidades de quien sufre, y se convierta en encarnación de tu Corazón misericordioso. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra oración y danos un corazón compasivo como el corazón de María, para que nos mostremos siempre atentos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.