DOMINGO 27º DEL T. ORDINARIO B
MONICIONES
Con el estilo característico de los primeros capítulos del Génesis, la Palabra de Dios nos enseña, en la primera lectura, que Dios creó al hombre y a la mujer para que formasen, en el matrimonio, una unión tan íntima y tan grande que nadie la pueda romper.
La vida en familia, los hijos y el trabajo son bendición de Dios. Con el salmista pidamos al Señor que nos bendiga todos los días de nuestra vida.
Desde hoy hasta el final de año litúrgico, leeremos, como segunda lectura, fragmentos de la Carta a los Hebreos. Es la exposición más bella y profunda sobre Jesucristo de todo el Nuevo Testamento. Escuchemos con atención la lectura de este día.
La pregunta que los fariseos, con mala intención, le hacen a Jesús, le da pie para exponer la verdadera doctrina sobre la estabilidad del matrimonio cristiano.
Pero antes de escuchar el Evangelio, cantemos de pie, el aleluya.
En la Comunión experimentamos la grandeza del amor de Dios para con nosotros, y le pedimos que todos los esposos cristianos sepan amarse mutuamente como Él nos ama.