Mi?rcoles, 10 de febrero de 2016

JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO

CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA

14 de febrero de 2016

 

MONICIÓN DE ENTRADA

 

Queridos hermanos:

Celebramos hoy la Jornada Mundial del Enfermo, bajo el lema “María, icono de la confianza y el acompañamiento”, que remite a la figura de María en su relación con quien tiene necesidad o quien sufre y su vivencia del sufrimiento al lado del mismo Cristo camino de la cruz. Con esta celebración, en España se da inicio a la campaña que concluirá con la celebración de la Pascua del Enfermo, el sexto domingo de Pascua.

        María nos invita a actuar desde la discreción, la confianza, la alabanza, la misericordia, y siempre con los ojos fijos en Jesús, Salud de los enfermos.

Que Ella nos impulse a ver quién nos necesita y a comprometernos también nosotros en el mundo del sufrimiento, dando testimonio de nuestra fe y confianza, con el corazón lleno de la misericordia del Padre.

 

 

 

 

 

ENVÍO DE AGENTES DE PASTORAL DE LA SALUD

 

La misión de atender a los enfermos forma parte indispensable de la tarea encomendada por Jesús a su Iglesia, como cauce por el cual llega hasta ellos la Buena Noticia del Evangelio. Para llevar a cabo esta tarea, el Señor elige a miembros de su pueblo y los envía con esta misión a confortar, consolar y acompañar a quienes atraviesan por la circunstancia de la enfermedad propia o de un ser querido.

 

Vamos a proceder a continuación a la presentación y envío de los miembros de nuestra parroquia que se sienten llamados por Dios a desempeñar este valioso servicio.

 

(A continuación se nombra a los miembros del equipo de Pastoral de la Salud y se van colocando delante del altar)

 

Queridos hermanos: el vuestro es un servicio que nos corresponde realizar a todos los discípulos de Jesucristo, que hemos de descubrir la presencia del Señor en toda persona que sufre en su cuerpo o en su espíritu.

Sin embargo, vosotros, como miembros del equipo parroquial de Pastoral de la Salud, asumís este compromiso con una exigencia mayor. Vais a prestar una valiosa colaboración a la misión caritativa de la Iglesia y, en consecuencia, vais a trabajar en su nombre, abriendo a todos los hombres los caminos del amor cristiano y de la fraternidad universal.

Cuando realicéis vuestra tarea, procurad actuar siempre movidos por el Espíritu del Señor, es decir, por un verdadero amor de caridad sobrenatural. De este modo seréis reconocidos como auténticos discípulos de Cristo.

 

(El sacerdote, con las manos extendidas sobre ellos, pronuncia la siguiente oración de bendición)

 

Oremos:

 

Oh Dios, que derramas en nuestros corazones, por el Espíritu Santo, el don de la caridad, bendice + a estos hermanos nuestros, para que, practicando la caridad en la visita y atención de los enfermos, contribuyan a hacer presente a tu Iglesia en el mundo, como un sacramento de unidad y de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

Ahora, queridos hermanos, para mostrar vuestra disponibilidad a prestar este servicio en nuestra comunidad parroquial, os invito a recitar juntos esta oración que tenéis en vuestras manos, pidiendo la ayuda de Dios para llevar a cabo la misión que habéis recibido.

 

(Todos juntos recitan en voz alta la siguiente oración)

 

 

 

Señor, en mi vida me pregunto muchas veces

cómo actuarías Tú.

Te veo junto a los enfermos, cómo les ayudas

y cómo afrontas Tú el sufrimiento.

 

¡Cuánto me falta para parecerme a Ti!

Dame tu Espíritu, Señor.

Dame un corazón misericordioso como el tuyo.

Llénalo de esperanza cuando estoy enfermo

o cuando acompaño a quien lo está.

Ilumina mi mirada

para acercarme a los enfermos y sus familias

descubriendo sus necesidades,

pero también sus riquezas y recursos.

Y tú, María, que guardabas

todos los misterios de la vida en el corazón,

haz que yo guarde en el mío

las preciosas -y a veces dolorosas- experiencias

compartidas en medio del dolor,

y las transforme en vida.

 

(Terminada la oración, se retiran a su lugar y continúa la celebración con el Credo y la oración de los fieles)

 

 

 

 

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

 

Elevemos nuestra oración a Dios, Padre misericordioso, en quien ponemos nuestra confianza al iniciar este tiempo de Cuaresma. Lo hacemos por mediación de María, salud de los enfermos, respondiendo:

 

R. Confiamos en ti, Señor.

 

—   Por la Iglesia: para que todas las personas puedan experimentar en ella la fuerza del corazón misericordioso del Padre. Oremos.

 

—   Por nuestro mundo, marcado por el sufrimiento en sus distintas formas, para que el Padre lo transforme y ponga en su corazón la misericordia y el perdón de su Hijo Jesús. Oremos.

 

—   Por nuestros hermanos enfermos: para que, experimentando el misterio de la cruz, sientan también la presencia cercana y maternal de la Virgen. Oremos.

 

—   Por las familias de los enfermos, los profesionales, los voluntarios y todos aquellos que les atienden y cuidan, para que se conviertan en preciosos iconos de confianza y acompañamiento al lado del que sufre. Oremos.

 

—   Por todos los religiosos y religiosas consagrados al servicio de los enfermos y los pobres: para que, como María en su visita a Isabel, sean imagen de la solicitud de Cristo por los hermanos que nos necesitan. Oremos.

 

—   Por nuestra comunidad cristiana: para que tenga siempre los ojos atentos y el corazón sensible a las necesidades de quien sufre, y se convierta así en oasis de la misericordia del Padre. Oremos.

 

Escucha, Padre, nuestra oración y danos un corazón compasivo como el de María, para que nos mostremos siempre más atentos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren y nos comprometamos, sin miedo, a acompañarles. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


 | Enviar