Por gentileza de Mathilde CHESNARD de SORBAY.- Association Hozana et Application Rosario | Commerciale chez Hozana et Responsable du développement de Rosario 07 83 39 89 38
4 versículos para meditar en Adviento
¡Ha llegado el gran tiempo de Adviento !, un período que nos permite preparar nuestros corazones para celebrar la natividad de nuestro Señor Jesús . De hecho, en este tiempo de espera, nosotros como cristianos confiamos en una promesa que creemos cierta, y recordamos todos esos siglos durante los cuales la humanidad también aguardaba por la llegada del Mesías.
Sin duda alguna, el nacimiento de Jesús abre camino a un nuevo tiempo, es decir, a una nueva alianza. Al respecto, en el Antiguo Testamento podemos encontrar diferentes pasajes que nos preparan para entender este gran suceso, como es el caso de los libros proféticos , ricos en textos que anuncian la llegada del gran Salvador que Dios envió al mundo.
El tiempo de Adviento se lleva a cabo durante las cuatro semanas que preceden a la Navidad y marcan un período de preparación espiritual bastante significativo. De hecho, durante estas cuatro semanas proponemos aumentar la llama de nuestra esperanza, y preparar nuestros corazones para acoger mejor al niño Jesús, meditando en un versículo profético . Por ejemplo:
- Durante la primera semana de Adviento, podemos recordar que Dios nos llama a una renovación total. Dejémonos guiar por el profeta Jeremías, para aumentar el deseo de acoger en nuestros corazones lo que está por venir: “Llegarán los días –oráculo del Señor– en que estableceré una nueva Alianza con la casa de Israel y la casa de Judá” (Jeremías 31:31).
- En la segunda semana de Adviento, podemos meditar junto al profeta Miqueas sobre el espíritu de pobreza y humildad que rodea este gran acontecimiento. Recordemos que, para acoger a Jesús en nuestra vida, debemos hacernos muy pequeñitos: “Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial” (Miqueas 5:1).
- Durante la tercera semana de Adviento, podemos rezar a la Virgen María, mientras recordamos que a través de ella fue posible el cumplimiento de la promesa de Dios, un hermoso suceso que fue previamente anunciado por el profeta Isaías: “Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel” (Isaías 7:14).
- Finalmente, durante la última semana de Adviento podemos preparar nuestros corazones para la alegría que representa la noche de Navidad, haciendo resonar en nuestro ser la profecía de Isaías que dice: “El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz: sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz” (Isaías 9:1).
Escrito por: Alice Ollivier de Hozana.org. -Traducido y adaptado del francés por Sharael Sánchez
Por gentileza de Mathilde CHESNARD de SORBAY.- Association Hozana et Application Rosario | Commerciale chez Hozana et Responsable du développement de Rosario 07 83 39 89 38
¿Por qué rezar a la Sagrada Familia?
La Sagrada Familia es el nombre que ha sido dado a la familia formada por Jesús, María y José: se trata de un hogar sencillo y modesto de Nazaret, rebosante de amor infinito, y que, al ver crecer a Cristo, representa a la familia terrenal del hijo de Dios. De hecho, desde hace varios siglos, los católicos de todo el mundo han manifestado una devoción muy especial hacia este lugar sagrado, que acogió y vio crecer a Dios hecho hombre en la persona de Jesús. Esta devoción ha llegado a ser tan grande, que en la actualidad, más concretamente el domingo después de navidad, se rinde homenaje a la Sagrada Familia mediante una gran fiesta.
Sin duda alguna, la Sagrada Familia representa un modelo para todas las familias del mundo, por lo que incluso el propio Papa Francisco nos anima a rezarle y contemplar sus virtudes. A propósito, en su encíclica Amoris Laetitia, el santo padre le dirigió una bella oración, que nos permite confiar nuestras familias al amor infinito de Jesús, María y José, creyendo que las enseñanzas de esta familia judía, que vivió hace más de 20 siglos, son universales y se mantienen vigentes a pesar del tiempo.
A decir verdad, todos sabemos que nuestras familias están llamadas a ser remansos de amor y paz, sin embargo, también sabemos que en nuestra vida cotidiana pueden surgir heridas, tensiones e incomprensiones, al momento de relacionarnos con nuestros padres, hijos, hermanos y demás familiares.
Por esta razón, la Sagrada Familia nos enseña a vivir un amor santo, que no tiene por objetivo controlar ni poseer al otro, sino que busca ver a la otra persona como un ser único y libre, deseado por Dios, permitiéndole desarrollarse como tal.
De este modo, mediante su ejemplo:
- San José nos enseña a abandonarnos plenamente a Dios y a respetar a María, al aceptar tomarla como esposa, aun sabiendo que llevaba en su vientre un hijo que no era suyo.
- María nos muestra la confianza en José y su capacidad de escuchar a Dios, cuando incluso siendo una joven inexperta que acababa de dar a luz, tomó a su bebé recién nacido para acompañar a su marido en la huida a Egipto, y poder escapar así del rey Herodes.
- Juntos, María y José nos enseñan a confiar en Dios, en su hijo, y en lo que se estaba gestando: esta confianza les permitió afrontar situaciones muy difíciles, por ejemplo, cuando, a la edad de 12 años, el Niño Jesús estuvo perdido y fue hallado en el Templo.
- Jesús nos muestra una gran confianza y respeto hacia los conocimientos de José, cuando no escatimó el ser Hijo de Dios, sino que decidió aprender y ejercer el oficio de su padre, incluso antes de comenzar su propio ministerio y vida pública.
- Jesús también nos enseña a tener una gran confianza y respeto por la intuición de María, al llevar a cabo su primer milagro, luego de que su madre se lo pidiera durante las bodas de Caná.
No olvidemos que, junto a la Sagrada Familia, podemos pedir al Señor que nuestras familias también se conviertan en ese lugar donde cada uno de nosotros pueda crecer con confianza y respeto, siendo conscientes de lo que somos y valemos, y buscando cumplir nuestro propósito de vida según la voluntad y el amor de Dios.
Escrito por: Alice Ollivier de Hozana.org. -Traducido y adaptado del francés por Sharael Sánchez